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Boletín InformatIvo 5. Cultura 10. entrevIsta 22. salud y BIenestar

salud y BiEnEstar el pimentón

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y sus beneficios a la salud

también llamado paprika, el pimentón es una especia molida hecha de pimientos (de la familia Capsicum annuum), que se utiliza para agregar sabor a muchos platos, y que además posee numerosos beneficios para nuestra salud por su alto contenido en vitaminas y minerales.

El pimentón es originario de México, Bolivia y Perú. Después del primer viaje de Cristóbal Colón a América fue llevado a España en 1493. A partir del siglo XVI se empezó a cultivar en España, luego en Italia, después en Francia, y llegó más tarde al resto de Europa y el mundo a través de los portugueses.

Con un sabor característico ahumado y ligeramente dulce, el color de este delicioso condimento varía de rojo intenso a rojo anaranjado. Es muy beneficioso para la salud, ya que tiene muchos nutrientes, es rico en vitaminas y minerales, y contiene muchos antioxidantes.

Entre sus vitaminas se destacan: la vitamina C, A, B3, B6 y E. Una cucharada (7 gramos aproximadamente) de pimentón en polvo proporciona la cantidad suficiente de vitamina A como para satisfacer tus necesidades diarias.

• Usarlo todos los días puede aumentar los ácidos del estómago, encargados de digerir los alimentos, al incrementar la saliva y promover una buena digestión.

• Contiene como antioxidantes a los carotenoides: betacaroteno, la betacriptoxantina y la luteína, que ayudan a reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades, combatiendo el estrés oxidativo.

• El pimentón puede mejorar los niveles de colesterol, ya que la capsantina, eleva los niveles de colesterol HDL (bueno) y reduce el colesterol LDL (malo), previniendo enfermedades del corazón y las arterias. • Al contener mucha vitamina A, es bueno para la salud ocular, fortalece el sistema inmunológico, y favorece el buen estado de la piel y las mucosas.

• Por su elevado contenido de hierro y vitamina E, ayuda al cuerpo a producir glóbulos rojos. El hierro es una parte esencial de la hemoglobina, responsable de transportar oxígeno a todo nuestro cuerpo, mientras que la vitamina E es necesaria para crear membranas saludables para los glóbulos rojos del cuerpo. La deficiencia de estos dos nutrientes puede provocar anemia.

• Es rico en calcio, potasio, fósforo, y magnesio, todos vitales para mantener huesos, músculos y tejidos conectivos del cuerpo, fuertes y sanos. El fósforo también ayuda a mantener fuertes nuestros dientes, encías y mandíbulas, ya que controla la absorción de calcio. Y el potasio actúa como vasodilatador, mejorando la circulación sanguínea. • La capsaicina que se encuentra en esta especia ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y controlar la diabetes. Además tiene efecto analgésico, antibiótico, y se agrega a cremas de uso externo para mejorar los casos de herpes y psoriasis.

• Contiene fitoesteroles, que inhiben la absorción del colesterol que puedan tener los alimentos que se coman con el pimentón. Debido a su acción antiinflamatoria, su efecto protector sobre la glándula de la próstata y su cualidad para inhibir la proliferación de células cancerígenas, posee muchos beneficios para nuestra salud.

Puedes añadirlo a variedad de comidas. El pimentón molido dura entre 2 y 3 años, y debe almacenarse en un lugar fresco y seco dentro de un recipiente hermético.

salud y BiEnEstar la importancia de la coherencia

como valor en un mundo cada vez más incoherente

Por: Lic. Jennifer Delgado Suárez www.rinconpsicologia.com

Hubo una vez una reunión de los cangrejos. Llegaron desde todos lados: de aguas tranquilas y océanos agitados e incluso desde los ríos. Nunca se había realizado una convocatoria de aquella magnitud, de manera que todos estaban expectantes por conocer el motivo.

El cangrejo más anciano tomó la palabra:

– Amigos, os he convocado para hablar de una pésima costumbre que arrastramos desde hace siglos y que debemos cambiar urgentemente.

Todos se quedaron asombrados, hasta que un joven cangrejo preguntó:

– ¿Cuál es esa costumbre?

– Caminar hacia atrás – respondió sin rodeos el anciano cangrejo. Todos nos usan como un ejemplo negativo y se han formado una imagen pésima de nosotros. A nosotros nos resultará casi imposible cambiar, pero propongo que las madres enseñen a sus hijos a caminar hacia delante. A la nueva generación le resultará más fácil y así mejoraremos nuestra imagen.

Los presentes estuvieron de acuerdo y cuando volvieron a sus hogares se esforzaron por poner en práctica la recomendación. A partir de ese momento, todos los cangrejos que nacían serían enseñados a caminar hacia delante.

Las madres se esforzaron mucho por guiar a sus vástagos, y los cangrejitos también se esforzaban por mover sus patitas como les indicaban, pero los avances eran mínimos porque les costaba demasiado.

Un día, uno de los cangrejitos se dio cuenta de que sus padres caminaban hacia atrás de manera más rápida y sin esfuerzo.

– ¿Por qué ellos hacen una cosa y nos enseñan otra? – preguntó.

Ni cortos ni perezosos, probaron aquella manera de caminar y se dieron cuenta de que era mucho más sencillo, así que dejaron de intentar caminar hacia delante.

El anciano cangrejo tuvo que reconocer que no podían pedir a los pequeños lo que ellos mismos no eran capaces de hacer. Y todos siguieron caminando hacia atrás, como siempre.

Aunque en realidad los cangrejos no caminan hacia atrás, sino de lado, esta fábula de Félix María de Samaniego aborda la importancia de la coherencia como valor, tanto en el ámbito de la educación como en nuestro día a día. De hecho, la coherencia se ha convertido en uno de los valores más recurrentes y exhibidos de la vida cotidiana. Al menos su concepto, no su práctica.

La coherencia como valor y elemento de juicio

La palabra coherencia proviene del latín cohaerentia, que se utilizaba para indicar una conexión o relación global entre cada una de las partes. Implica una cohesión, no solo al interno de los fenómenos sino también en su expresión. Podemos decir que una persona es coherente cuando cumple dos requisitos básicos: 1. evita decir o sentir una cosa y hacer otra y, 2. cumple sus promesas y compromisos. Por tanto, las personas coherentes son más predecibles y fiables. Sabemos qué esperar de ellas y qué no. Sabemos exactamente a qué atenernos.

La coherencia pone al descubierto la fortaleza o debilidad de nuestro esquema moral y su aplicación en el mundo real. Es lo que nos permite convertirnos en referentes para otras personas, en alguien creíble y fiable que transmite seguridad y consistencia de criterio y acción. Por tanto, actúa como un poderoso pegamento social, mientras su ausencia genera confusión, incertidumbre y desconfianza en las relaciones. Por tanto, la coherencia puede convertirse en un elemento esencial para construir espacios de confianza o, al contrario, crear espacios de suspicacia que detonen conflictos interpersonales.

Por esa razón, a menudo la usamos como vara de medir y elemento de juicio. Evaluamos la coherencia de los demás porque así podemos saber si su voz es fiable. En cambio, la incoherencia resta fuerza moral. De hecho, consideramos que no es recomendable aceptar lecciones de personas incoherentes.

Sin embargo, no debemos olvidar que de la misma manera en que levantamos la ceja ante las incoherencias de los políticos y otros personajes públicos, la coherencia también nos desnuda y expone, como en la fábula de los cangrejos. Nadie está libre de inconsistencias.

La construcción de la coherencia es un proceso que dura toda la vida

La coherencia personal se va construyendo a lo largo de la vida. La aprendemos cuando somos niños, primero en el seno de la familia, luego en la escuela y más tarde en la sociedad. Los padres, por supuesto, tienen un gran peso en la configuración del sentido de la coherencia, así como el sistema educativo.

A lo largo de la vida, aprendemos de diferentes maneras, también viendo lo que hacen los demás. De hecho, el aprendizaje por modelado, también conocido como aprendizaje por observación, imitación o aprendizaje vicario, es uno de los más importantes en la infancia. Los niños aprenden viendo a los adultos, que se convierten en su modelo y ejemplo a seguir. Por eso, enseñar desde la coherencia es la mejor manera para desarrollar este valor.

Sin embargo, el aprendizaje por imitación no es exclusivo de la etapa infantil. De adultos seguimos observando los comportamientos de nuestros congéneres y aprendemos de ellos. Al igual que los niños buscan en sus padres ciertos puntos de referencia cuando se encuentran perdidos en una situación social, también nosotros miramos a los demás cuando no tenemos claro cómo comportarnos.

Ante la duda, es lícito y natural tomar nota de lo que hacen los otros. Es un mecanismo ancestral que nos permite evitar errores innecesarios o situaciones peligrosas. Por tanto, podemos seguir reforzando la coherencia personal en la adultez, tomando nota también del ejemplo que brindan las organizaciones y sistemas. A fin de cuentas, cada sociedad y cultura generan ciertos estándares de coherencia.

Sin embargo, cuando nos vemos imbuidos en sistemas que normalizan la incoherencia, es probable que suframos una disonancia cognitiva y nuestra consistencia se resienta. De hecho, nuestro sentido de la coherencia no es estático sino más bien una formación viva que se mueve y adapta a las circunstancias, pudiendo convertirse en un eje vertebrador de nuestra vida o, al contrario, en una rama colateral.

Cuando nos vemos atrapados en una sociedad en la que se permiten niveles elevados de incoherencia, tenemos básicamente tres opciones, como explica la filósofa Esther Trujillo. La primera consiste en renunciar a nuestras ideas y creencias mientras que la segunda implica adaptarnos para que el sistema nos admita.

En ambos casos nos forzamos a ser incoherentes. Ello implicaría renunciar a hacer lo que querríamos u obligarnos a pensar de otra manera. A largo plazo esa incoherencia nos puede pasar factura, haciendo que nos sintamos como un impostor y perdamos el contacto con nosotros mismos.

La tercera opción consiste en tomar conciencia de que no podemos cambiar la sociedad en su conjunto para que se adapte a nuestro sistema de creencias, por lo que tendríamos que “salir” de ella para preservar nuestra coherencia. Eso, obviamente, tiene un costo. Y a menudo es bastante elevado.

El costo y la trampa de la coherencia

La coherencia está en todas partes. Se manifiesta en nuestro ser, hacer y decir. También se expresa a través de nuestras decisiones, sobre todo cuando elegimos qué conservar y a qué renunciar. Cada decisión coherente siempre implica una renuncia. Por tanto, la práctica de la coherencia implica estar dispuesto a renunciar a determinadas cosas.

No obstante, es importante no caer en la trampa de la coherencia entendiéndola como un concepto absoluto en términos de “todo o nada”. La coherencia puede ser una fuente de motivación e hilo vertebrador para una vida con sentido, pero también puede convertirse en un obstáculo si la aplicamos de manera rígida. La coherencia debe ser una brújula, no una camisa de fuerza. Cuando la aplicamos de forma rígida termina constriñéndonos y quebrándonos, sometiéndonos a su dictadura. Una dictadura que suele resultar dañina a largo plazo.

Todos cambiamos con el paso del tiempo debido a las experiencias que vamos viviendo. Es normal. Mantenernos atados a valores que han perdido su razón de ser y que ya no reflejan quiénes somos o en qué creemos, solo para ser coherentes, es un suicidio psicológico. La coherencia es una herramienta para vivir mejor y ser más auténticos, no un cepo al cual atarnos.

Fuentes: Trujillo, E. (2020) En busca de la coherencia. Ethic. Vonk, R. (1995) Effects of Inconsistent Behaviors on Person Impressions: A Multidimensional Study. Personality and Social Psychology Bulletin; 21(7): 674-685.

dEportE y Famiila la danza clásica

y sus beneficios en la salud integral

Por: Alex López Operativo Silla Móvil Danza

El ballet, o danza clásica, de siempre, ha requerido un esfuerzo muscular, óseo, cardiovascular, mental, emocional, espacial y de voluntad que rebasa al común denominador del cuerpo humano.

En el siglo XV, en la Italia del renacimiento, surge esta forma de expresión del arte corporal como resultado de una profunda simbiosis del quehacer corporal en la escena. Se crearon múltiples y diversas danzas a manera de entretenimiento para la corte que, desde un punto de vista económico, utilizaba el arte como una estrategia de persuasión para las inversiones y los negocios entre reinos así como para, estéticamente, enaltecer el poderío del mismo mediante la exposición de elementos extravagantes producidos desde el arte y como manera de un desarrollo cultural sublime. Pero fue en Francia con Luis XIV “El Rey Sol” que, por allá de 1661, se creó la primera escuela de danza como tal, con una metodología estricta que requería la movilización fina e hipercontrolada del cuerpo: posiciones específicas de brazos, manos, piernas, pies, torso y cabeza, el control del cuerpo en prolongados períodos de tiempo, la actitud noble y la resistencia al dolor.

Durante el siglo XX, el ballet (del italiano balleto, diminutivo de ballo, en español baile)1 se convirtió en una de las formas de arte escénico que generaba grandes expectativas con respecto al entrenamiento exhaustivo del cuerpo y fue, con los años, requiriendo cada vez más atención en el uso del cuerpo y su transformación para lograr las hazañas que los grandes coreógrafos exigían y los estándares que lograban los bailarines del mundo.

Para algunos el ballet puede ser un estereotipo de gracia, belleza y divinidad etérea; para otros, una manera agresiva y, hasta cierto punto, violenta de usar la corporalidad humana. Lo que en mi personal punto de vista es muy cierto es que la danza, específicamente el ballet o danza clásica, aporta a la humanidad una manera de entender el cuerpo, el tiempo y el espacio de una manera única: combina el entrenamiento del cuerpo de una manera integral que requiere de concentración, disciplina, fuerza, elasticidad, presencia, ritmo y una voluntad férrea.

En sí misma la danza clásica puede aportar muchos beneficios al cuerpo, a la mente y a las emociones:

• Favorece el desarrollo físico y emocional. • Contribuye a mantener la condición física. • Corrige anomalías de la postura. • Estimula la creatividad. • Impulsa la expresión corporal. • Da rigor y confianza. • Fomenta la memorización con el aprendizaje de coreografías. • Facilita las relaciones sociales. • Permite combinar aprendizaje y diversión.2 Así, aquí en Playa del Carmen a partir del mes de abril de 2022, estaré impartiendo clases de danza clásica para adultos en nivel inicial o principiante con el objetivo de contribuir a la salud física, mental y emocional de las personas asistentes; disfrutar de un momento agradable con la danza que muchos años ha sido presa de etiquetas tiránicas de entrenamiento y, muy importante, compartir un espacio con la gente adulta que, quizás, algún día quiso aprender a bailar o dedicarse al mundo de la danza.

Creo fielmente que la práctica de la danza es una labor superlativa de empatía y amor que permite que los cuerpos humanos desarrollen al máximo sus potencialidades, descubran territorios nuevos desde su corporalidad, amplíen su perspectiva del mundo desde la respiración y del concepto del tiempo y el espacio, así como la exploración de las emociones desde una perspectiva más humana, más corporal, más cercana a nuestra cotidianeidad.

Los invito, entonces, a las clases de danza clásica que estaré impartiendo en el Centro Cultural Playa del Carmen los días sábado de 9 a 10:30 de la mañana. Si quieres mayores informes contáctame al WhatsApp al (984) 152 4819 o en mis redes sociales:

operativosillamovildanza @sillamovildanza

Fuentes: (1) www.danzaballet.com (2) www.familiaysalud.es

EduCaCión Guiando a pequeñas personas extraordinarias

Por: Natalia A. Alioto Lic. en Educación Especial A lo largo de estos años, en reuniones con distintas familias, he podido ver el impacto que tenemos maestros, médicos, especialistas, terapeutas, en los padres. Impacto del cual, muchas veces, no somos conscientes, y conlleva un gran compromiso y responsabilidad no solo con mamá y papá sino con el propio pequeño.

Siempre los padres cuentan con su pediatra de cabecera, que conoce la historia del niño y sus necesidades. En algunos casos específicos, tenemos niños/as que además acuden a terapeutas y cuentan con especialistas que también forman parte importante en la atención del pequeño.

En nuestro espacio de trabajo, en varias ocasiones, nos encontramos con familias que sus hijos ya han asistido a alguna terapia, o están yendo con algún especialista.

Esto quiere decir que los pequeños empiezan a estar rodeados por adultos que, a lo largo del camino, van viendo cuáles son sus requerimientos, dándoles las herramientas necesarias y, a la vez, guiando a los padres en este andar.

Cuando a veces pregunto a las familias por qué realizan determinada terapia, o qué técnica usan, o qué herramientas llevan adelante en casa con sus hijos, las respuestas lógicas de los padres es que siguen las recomendaciones dadas por los terapeutas/médicos. En donde ponen más énfasis es en mencionar que ellos son desconocedores del tema, y dejan en nuestras manos a sus hijos. Y lo hacen porque somos especialistas que hemos estudiado, y estamos comprometidos en nuestro trabajo.

Ahí es cuando menciono la importancia de ser conscientes del impacto de nuestras palabras con los padres. De la importancia de la guía y sugerencias hacia ellos. ¡Ya que seguirán al pie de la letra lo que les digamos!!

Cuando hay familias que me comentan que su hijo es atendido por más de un terapeuta mi señal de alarma se activa. La lógica diría que cada terapeuta se ocupa de su área y podríamos así trabajar todos de manera armoniosa y en conjunto apoyando al niño.

Me incluyo en el grupo de especialistas que fomentamos el hacer equipo de trabajo, realizar un acompañamiento interdisciplinario, para ayudar más a las familias y obviamente a los niños.

Pero siempre me quedo pensando hasta dónde los especialistas sabemos trabajar en equipo. Cuánto tiempo dedicamos a informarnos con los otros terapeutas/ médicos, y por sobre todo cuánto hay de respeto al espacio y la especialidad de cada quien a la hora de dar indicaciones.

La semana pasada en reunión con una familia, me encontraba dando a los padres un recurso muy valioso de trabajo para su hija, y ellos me mencionaron que su otra terapeuta recomendaba no utilizarlo. En ese momento dediqué tiempo a escuchar a los padres para que pudieran contarme por qué le habían negado este recurso. Y solo pude escuchar contradicciones y explicaciones sin fundamentos dadas por el especialista.

Podrán imaginarse la cara de los padres cuando yo sumaba otro fundamento a esta cuestión. En ese momento, ellos manifestaron su angustia diciendo y yo escuchando una vez más: -Pero ustedes son los especialistas y son los que deberían decirnos qué es lo mejor para nuestros hijos. Ustedes guían nuestros pasos.

Lamentablemente, una vez más, vemos padres desconcertados, confundidos, sin rumbo, y su hijo en el medio en un ir y venir de lugares y terapeutas, buscando la mejor opción.

Me pregunto cómo los padres podrán saber cuál es la mejor opción si ellos, como bien dicen, no saben. ¿Cómo saber hacia dónde dirigir a su hijo, y cual método, técnica o herramienta sería la más indicada, si todas las opciones son dadas por profesionales conocedores del tema?

Y se entra en un camino de ensayos y errores con los pequeños.

Nosotros los especialistas somos los primeros en mencionar la importancia de la atención temprana. Pero no somos conscientes que muchas veces esta atención temprana es brindada por los padres pero a través de la peregrinación incansable de ver especialistas que puedan realmente orientarlos con las necesidades de sus hijos.

Tenemos un gran compromiso con el niño y su familia, y de nosotros dependerá al 100 por ciento su avance o retroceso. Debemos ser muy cautelosos a la hora de informar a los padres para que ellos puedan dar también el 100 por ciento a su niño/a.

Mi sugerencia para todos los profesionales que nos dedicamos al área de la salud y de la educación, es que no nos quedemos en el intento de querer formar equipos de trabajo. Debemos dar nuestro mejor esfuerzo, pensando siempre en el bienestar del pequeño, y ello significa trabajar de manera conjunta con otros especialistas.

Quizás no estemos totalmente de acuerdo en el tratamiento, pero ello se platica entre profesionales, para una conclusión que se transmitirá a los padres de manera clara.

Y seamos respetuosos del rol que ocupa cada profesional, porque todos somos importantes y necesarios en este equipo de trabajo.

¡Recordemos que guiamos a personas, niños/as y adultos en este camino!!! ¡Y debemos ser responsables y éticos a la hora de actuar!

Otra Mirada - Playa del Carmen otramirada.mx Tel: (984) 116 6772

lEtras y palaBras Barlovento

Por: Miguel Ángel García García @letrasypalabras

Tendría que escribir sobre esta oleada que me lleva, la corriente que debajo de la superficie me impulsa; el golpe de timón a barlovento, la fuerza del mástil y la fortuna de tener el viento en popa.

Habría, en todo caso, que hablar también de la tormenta, y lo difícil que es maniobrar a sotavento.

Pero por el momento, los peces voladores escapan a estribor, y los albatros gentiles se emparejan; las gaviotas graznan, y me indican la proximidad de la costa.

No me confundo, el viaje aún no termina, por el contrario, apenas empieza.

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