Benito J Ángel Alb Por el Mtro. Virgilio A. Arias Ramírez-C. Secretario General del Club Primera Plana y Vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística
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Mtro. Virgilio A. Arias Ramírez-C. 94 MACROECONOMÍA 10 DE ABRIL DE 2021
ntre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Benito Juárez. El presidente Benito Juárez, que nació el 21 de marzo (1806—1872) fue abogado y exgobernador del estado de Oaxaca, se convierte en presidente de la República el 21 de enero de 1858. Él tiene que enfrentar dos grandes conflictos contra fuerzas extranjeras y en ambas con la ayuda de los conservadores y la iglesia católica. A estas alturas estaban cerrando las heridas y los hondos resentimientos contra los Estados Unidos, por la injusta invasión de 1847 cuando le arrebató el 51% de su territorio con los Tratados de Guadalupe Hidalgo, es cuando nace el nacionalismo mexicano. Al respecto, don Ignacio Ramírez el “Nigromante”, vaticinó: “México en un par de siglos recuperara sus territorios perdidos de Arizona, Texas, California y Nuevo México por problemas demográficos a la inversa…Ahora serán nuestros connacionales de esas tierras que llegará ser mayoría de nuevo”1 Juárez, encabezo a un amplio grupo de mexicanos civiles y hombres de letras que se convirtieron en estrategas militares, pero todos ellos de espíritu nacionalista, que se alzaron con el triunfo primero, con las Leyes de Reforma y después venciendo al famoso ejército de los “Zuavos” que mando Napoleón III en la
segunda de dos intervenciones de Francia a México, por la suspensión por dos años de una deuda que hicieron Agustín de Iturbide, Santa Anna y Miguel Miramón; no el gobierno de Juárez. Y en aquellos tiempos la historia también registra que detuvo al Vaticano donde directamente designaban a los altos dignatarios de la iglesia católica en México; en esa época ellos eran entre otros: Francisco Javier Miranda y Morfi, Francisco Orozco y Jiménez (obispo de San Cristóbal, Chis.), Pelagio Antonio Labastida y Dávalos (obispo de Puebla) y Clemente de Jesús Murguía (obispo de Michoacán) y Carlos Ma. Y Rubio (obispo de Colima). Además, José Ma. Gutiérrez de Estrada, Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, Juan Nepomuceno Almonte, José Manuel Hidalgo, Antonio de Haro y Tamariz, fueron quienes buscaron en el Vaticano2 y ante Napoleón III un príncipe que viniera a gobernar a México como si les perteneciera; esa era la voz de los altares porque vivían los negros tiempos de la “Santa Inquisición”. Aún en Europa, por ejemplo, Vesalio científico y médico de Carlos V, por sus ideas lo arruinó el clero, esto porque nunca han existido buenas relaciones entre la ciencia y la religión; otro de los escándalos religiosos, fue por la inoculación contra la viruela y en los púlpitos de Europa se llegó a decir que: “se estaba tratando de desafiar al juicio divino y que era un insolente desafío a los