La ambición del oro

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LA A AMBIICIÓN DEL D ORO Desp pués de qu ue Colón attravesara el e desconoccido Atlántiico Occiden ntal y desccubriera ell Nuevo Mundo, M Esp paña se dio d cuenta de que ttenía una gran oporrtunidad de d quitarle a Portugaal el mono opolio de los descubbrimientos,, que desd de hacía larrgo tiempo o había obttenido porr sus explo oraciones dde las costa as de Áfricca y por el océano o Ind dico. Ellos recorrierron todas eestas costaas y tuviero on los prim meros contactos con O Oriente, deejando aseg gurado la exxclusividad d del comercio en toddos los luga ares y las tiierras que habían h descubierto. Com mo consecu uencia de toodo ello comienza una guerra frría entre las dos poteencias más fuerte de aquella a épooca, Españaa y Portugal, agravadaa también por p la Guerrra de Suceesión(1475 5-1479), qu ue se solucciona cuando Alfonsoo V de Porrtugal renu uncia al tron no de Castiilla y los Reeyes Católiccos renunciian al de Poortugal. Unaa vez resuellto el gravee problemaa de la Suce esión apareece el prob blema del rreparto de tierras t y co omo tampooco se ponían de acuerdo con Juaan I de Porrtugal y II d de Castilla con los Re eyes Católiicos, negocian un trattado que see firma el 8 de Septtiembre de 1479 en la ciudad P Portuguesa de Alcáçovas que seerá conocid do en Espaaña por el Tratado T de Alcazovas. En esste primer tratado intterviene el papa Sixto o IV y porr Bula pappal se acu uerda marccar una línea imagginaria po or el Parallelo 28º Norte. N Toddas las tierras descu ubiertas al Norte de este parale elo le correespondería an a Españña y todas las descu ubiertas al Sur seríann para Porttugal, exclu uyéndose las Islas Canarias que seguiirían sien ndo de E spaña y para Portu ugal ademá ás de la Guiinea las islas de Madeira, Azorees y Cabo Verde, así coomo el Rein no de Fez. Desp pués del prrimer viajee de Colón, España se da cuenta dde que esa línea imagginaria porr el paralelo o 28º-N peerjudica al reparto r de tierras dell Nuevo Mu undo, por llo que el Rey R Católico o pide ayu uda al Papaa Alejandro o VI, conociido por Rodrigo de Borgia para que se firm me un nuevvo tratado ya y que España salía e n desventa aja. El Papaa consigue reunir a las dos poten ncias y se firma f el 7 de d Junio de 1494 un nuevo n trataado que se llamará el “Tratado “ d de Tordesilllas”. El Papa Alejandro VI era pariente diirecto del Rey R Fernanndo. Graciass a él, a Isaabel y Fernaando le aña adieron el ssobrenomb bre de “Los Reyes Catóólicos”. Natu uralmente este pareentesco ay yudó much ho a Espaaña, ya qu ue se conssiguió camb biar la línea horizon ntal del paaralelo 28-N N, por unaa línea verrtical, tamb bién imagin naria, que discurría p por un merridiano situ uado a 1000 millas al oeste de laas islas Azo ores y otrass 100 millaas al oeste de d las islas de Cabo V Verde. Esta línea divid día en dos el e océano Atlántico, A siiendo la paarte occiden ntal para Esspaña y la parte p orien ntal para Portugal, P pero p como los portug gueses salíían perjuddicados, el Papa conssiguió que España E les cediera loss territorioss de Brasil.


Era normal en aquella época, acudir al po ontífice paara que co on su arbittraje se so olucionaran n los confllictos impo ortantes o asuntos tterritoriale es. Su laudo era aceptado por todo el mun ndo cristiano y su de ecisión se rreflejaba en n una ontificia. Po or todo elloo, al papa Alejandro A VI, V le corresspondió haccer el bula papal o po as y todos llos mares que q bañaba an al Nuevoo Mundo. repaarto de todaas las tierra Unaa vez aclara ado el rep parto de tieerras del Nuevo N Conttinente, Esspaña comiienza la ev vangelización y la coolonización de las tierras ya deescubiertass. Los intréépidos y valientes co onquistadoores se dan n cuenta de d que aquuellos indio os se adorrnaban con n piezas de oro y ese afán de co onquista y evangelizac e ción del mundo pagaano se conv virtió en un na ambición n por el dorrado metal, que llevó al conquisttador a perrderse por la maldita atracción d del oro.

Hernán Cortés ess recibido por Moctezuma a II

Se contaban c hiistorias fab bulosas de las l riquezas de estos iindios que no le dabaan ningunaa importan ncia a aqueellos dorad dos adorno os y no enttendían po orque eran n torturados, forzadoss y obligadoos a entreg gárselos y decir d dondee escondían sus tesorros. Tesoro os que la mayoría de l os puebloss no tenían. Antee tales abu usos en 15 511 desde Cuba, el go obierno esspañol man nda a Narvváez, militaar y explorrador a qu ue detengaa a Cortés por las atrrocidades y los desm manes quee estaba co ometiendo,, obligando al pueblo mejicanno para qu ue le entreegaran máss oro. Corttés se entteró de laa misión de d Narváez, va a suu encuentro y, personalmentee, se enfren nta a él en Veracruz. Le saca un n ojo y lo hhace prisionero, cond denándolo a dos año os de pris ión, pero Narváez, al a poco tieempo, consigue escapar y regreesa a Españ ña, le cuentta al rey lo sucedido y como las aarcas del esstado se esstaban llen nando graciias a Cortéss, lejos de enviarle e un na reprime nda, le auttorizó a Naarváez a que organizara una exp pedición, co on cargo a la l Corona y lo mandaron a la co onquista dee La Florida a.


En 1512 1 los españoles e yya estaban establecid dos en La eespañola, Santo S Dom mingo, Jamaaica y Puerrto Rico. N úñez de Baalboa se ad dentró porr el estrech ho de Panaamá y en 1513 1 descu ubre el inm menso Océaano Pacificco al que bbautizó com mo el Mar del Sur. Ese mismo año o otro conq quistador español e llamado Juann Ponce de León de 63 años and daba a la bú úsqueda dee una isla leegendaria y mágica doonde decían n que m qu ue se encon ntraba en ella, e al baja arla los viej os recuperraban subieendo una montaña la juvventud; naturalmente e por much ho que busccó por toda as las islas, nunca enco ontró esa m maravillosaa montaña, porque noo existió. Tod dos los sueñ ños del oroo se hiciero on realidad d cuando, ddespués de e tres añoss, encontraando solo pequeñas p ccantidades,, Hernán Cortés llegaa y conquissta el pueb blo Azteca, allí estaba el oro y la plata con los que había soñado ttoda Españ ña. de el propio Cortés le l narrabaa al Emperrador En un manuscrito dond Carlo os V las excelencias e de las tieerras conq quistadas a los Azteccas (Méjico o), le detallaba y relaacionaba el grandiosoo tesoro qu ue le envia aba, compuuesto de va ajillas de o oro y plata, esmeralldas, brazaaletes de oro con ricas piedraas incrustadas, collaares, anillo os, figuras de animalles de oro macizo, máscaras m y cerbatana as de plataa y oro, arm mas de oro,, ornamentto sagradoss de los tem mplos pagannos, y un siin fin de ob bjetos valio osos entre los que coonstaba hassta el propiio penachoo de Moctezzuma II, el Emperado or del pueblo Azteca. Co ortés, escogió a dos dde sus mejores capitanes, Antonio Quiñones y Alonso o de Ávila, para que lleva aran en los dos barcoss más rápidos qu ue disponía a, el impressionante te esoro al Emperaador. Salieron del puerrto de Vera acruz en 1521 Uno U llevaba el tesoro y el otro le daba escolta. ó sin Caasi todo el viaje ttranscurrió ningún contratiempo o, naveganddo en conserva, con viento os largos por la popa,, aprovechando los alisioss del nortte, Al llegaar a las islas Azores, pusieron p rumbo surr barajand do la costa Porttuguesa y al llegar aal cabo de e San Vicente, cu uando esta aban ya prrácticamentte en casa, fuero on intercep ptados y aboordados po or las naves del temido pirata, Jean Florín que e con patente de corsso, trabajab ba para Fraancisco 1º de d la Coron na Francesaa. Este pirata, se dedicaba a esperar a los barccos Españooles, batien ndo y conttrolando una vasta extensión e de agua comprendid c da entre C Canarias y Las pera, esa ve ez, dio su ffruto y tuv vieron muccha suerte al toparse e con Azorres. La esp estoss dos barco os que tran nsportaban n el fabuloso tesoro o de Moctezzuma. Pero el e oro de loss aztecas soolo fue eel comienzo o. Cortés en nvió a Espaaña solam mente unaa simbólica a muestra d del gran n tesoro de Moctezuma. La faantasía y los sueñ ños creceen tan deprisa, como los rumorres, hastaa tal extrremo que por Nueeva Espaaña se cuen nta y se desscribe con


todo lujo o de detalles que a cu uarenta díaas a caballo o, direcciónn noreste, existe e un reeino llamad do Cíbola, tan t rico, o m más, que el de los Azte ecas o el dee los Incas. El gobernador g r de Nuevaa España, llamado Nuño N Beltráán de Guzzmán, nació ó en Guadaalajara (España) en 1 1490 en el seno de una u familia muy noble, los Guzm manes, em mparentado os con los Duques de d Medina Sidonia dde Sanlúca ar de Barrrameda, se pone a la a cabeza dee una expeedición a la búsquedda del Rein no de Cíbo ola. mado por siete ciud dades, Estee reino de Cíbola, deecían que estaba form o después de d vagar po or aquellas áridas tierrras varios meses, no encontrarron ni pero rastrro de tan maravilloso reino, n i tan siquiiera una de d las sietee ciudades, que decíaan que tenían casas y templos d de oro, callles empedrradas con pperlas y pie edras precciosas, turquesas y pla ata por doq quier, nada encontraron. La expeedición fue e muy diezm mada y tan n solo consiguieron fu undar una ciudad a la a que pusieeron de nombre Culiaacán. Nuñ ño de Guzm mán poco a poco, va tomando t fa ama de hoombre perv verso, hastaa tal extrem mo llegó a ser s uno de los más po olémicos pe ersonajes dde la historria de Méjico. Fray Baartolomé de d las Casa s, el defensor de los indios, lo ccalificó com mo el “Gran Tirano”. Su cruelda ad fue adqu uiriendo tan nta fama qu ue llegó a ooídos del Rey de Espaaña que env vía a investigarlo a D Diego Pérezz de las Torrre con pleenos poderes. El enviaado del rey lo encue entra culpaable y lo en nvía engrillletado a E España parra ser juzgaado. Encon ntrándosele e culpable es encarcelado de por p vida enn el Castillo de Torrrejón de Velasco dond de muere en n 1544. El 17 7 de Junio de 1527, Pánfilo P de Narváez obedeciendo o órdenes reales parrte de Sanlú úcar de Baarrameda con c 5 barccos, 500 ho ombres y 100 1 caballoos pero la mala suerrte hizo qu ue llegando a aguas del Mar Caribe se levantara una trem menda temp pestad que le hizo perrder tres baarcos y más de trescie entos hombbres. Los demás se n negaron a seguir s y Narváez, N jun nto a su hombre h de confianzaa, Álvaro Núñez N Cabeeza de Vacca, tuvo qu ue poner rrumbo a Santo Domiingo, organnizó una nueva n expeedición y paartió con ru umbo a la Bahía de Tampa, T desd de donde ssiguió por tierra t explo orando la Florida. F Cuando o Pánfilo de Narváeez comenzó a organizarr la exped dición a LLa Florida a, en diciembree de 1526 6, el alféreez Alvar Núñez N Cabeza de Vacca, habíaa particiipado valientem mente en la as campañaas española as de Italia y en n otras acciiones militaares por lo o que, solicitó all rey Carlos I un pue sto oficial en la expedició ón. El 17 de d junio de d 1527, C Cabeza de Vaca partió de Sanlúca ar de Barrrameda como c tesorrero y algu uacil mayorr de la armaada de Narrváez. Hicie eron escalaa en la Haba ana y de aallí partiero on haciend do la primeera escala en la Bahíía de Tamppa, para luego, segu uir conquisttar y goberrnar todas las tierrass desde el río de las P Palmas hassta la puntta del cabo de la Florid da. Estaa expedició ón resultó sser un fraccaso total, desde d que salieron fu ueron hostigados porr los indios que con u unos arcos de afiladísimas puntaas eran cap paces de aatravesar las armad duras de los soldaados. Tan solo tem mían y co orrían desp pavoridos cuando c los jinetes j de N Narváez less atacaban.


En uno u de esto os ataques consiguierron atrapar al jefe dee una tribu u, que decíaan llamarse Apalache es, le tortu uraron e in ncreparon para p que lees dijera donde d estab ba la ciudaad dorada. Tan solo p pudieron sacarle s que e esa ciudaad no existtía en todaa esa región n y que máss al norte soolo había pueblos p más pobres quue el suyo. Desessperado de recorrer aaquellas áridaas tierras, sin s encontrrar nada see volvió a la costa y paara colmo de desdich has, no enco ontró las naves n que él había dejado, porq que se hab bían amotin nado y maarchado de vu uelta al Carribe. Con escases de d alimentoos bajó por la costa dee Florida en e busca d de ellos o Narváez y Cabeza de e Vaca habí an sido pero aban ndonados. Mientras tanto o los indioos seguían hostigándolos y elloos como po odían segu uían defend diéndose. La L escasezz de alimeentos cada vez era m más acucia ada y tuvieeron que co omerse los pocos cabaallos que lees quedaban. Narv váez, aburrido y trem mendamen nte desolad do dio ordeen de consstruir unoss cinco barccos que neccesitaba paara transpo ortar los 25 50 hombress que queda aban, pero o por falta de materia ales adecuaados resultaron ser unas u especcie de gaba arras, mal construidaas, poco fia ables y muyy poco o nada navega ables. Todoo el materiial de hierrro lo fundieeron para fabricar f loss clavos, sieerras y hach has con loss que trabajjaron los áárboles de dónde saccaron la m madera. Con n las crines de los caaballos y fibras f vegeetales hicierron los cab bos, la estan nqueidad de d los barco os la consegguían con fibras f de paalma y resiina de pino os. Unaa vez term minados aq uellos cincco gabarro ones, embaarcó a sus 250 hom mbres con su us máquina as de guerrra y pusieron proa a la l mar; máss por el peso de los ccañones y de d sus hom mbres, segú ún cuenta el e propio Narváez, N taan solo había 10 cm. d desde la lín nea de flota ación a la cu ubierta, y así a lo contó:: “Loss gabarron nes estaba an con tan nto peso que q apena as si podía amos movvernos”. Paraa colmo de males, n ninguno dee los que embarcaro e on tenía el más míniimo conociimiento de navegacióón, así es que q encome endándose a toda la corte celesstial, ayudaados por la a corriente y por la pocas p velas que pudieeron arbola ar, se hicieeron a la mar, m bajo la mirada viggilante de unos u indios que les s eguían dessde la orillaa. Com mo los españoles no podían ba ajar a tierrra, pronto se quedaro on sin alim mentos y ag gua y así ccon estas penurias lleg garon a la ddesemboca adura del M Mississippii y el oro se eguía sin apparecer. Pocco tiempo o despuéés pasado o el Misssissippi lleegó la gran trageddia, una fu uerte torm menta tropical alcanzzó la flotillla, mandan ndo y disp persando caada gabarra a a donde D Dios quiso.


En laa que naveggaba Narvá áez y sus hoombres dessapareció y en la que iiba Cabeza de Vacaa apareció por p las costtas meridioonales de laa desolada Texas. Tann solo queda aron ocheenta hombrres, los de más m y las cu uatro gabarrras restan ntes se perddieron para a siem mpre en agu uas del Golffo de Méjicoo. Sin comida ni armas paraa defenderrse, los que e quedaronn, fueron he echos prisiioneros de las tribuss locales y tratados como c escla avos, haciénndolos trabajar hastaa darles muerte m o ca aían rendid dos. Otros que, q pudieron escapaar y cayero on en mano de indio os amistosos, tuvieroon más su uerte. Alvar Núñez C Cabeza de Vaca convvivió cautiv vo en una de d esas trib bus, durantte cinco año os ganándoose la amisstad y la co onfianza dee ellos. De espués de que pudieron escapa ar Cabeza de Vaca y tres hom mbres más, tuvieron que camiinar y lucchar contra montañaas, desierttos y prad deras interm minables hasta h que d destrozado os y harapientos un día de Abrril de 1536 6, fueron encontrad dos por u un destacaamento esp pañol de caballería que qued daron imprresionados del aspectoo de aquelllos cuatro hombres. h El reg greso de Cabeza C de Vaca, lejo os de desanimarr a los esspañoles, produjo más inquietudees y se orrganizaronn nuevas expee diciones por otras ru utas distinttas en buscca del preciado metal m y la esperanza dde encontra ar las Siete Ciudaades del fab buloso Rei no del Norrte de la rica región de Cíbola. Otro conquistad c dor llamadoo Hernand do de Soto, tras haberse en nriquecidoo por las costas del Perú, después d de e regresar a España y de prestar su propio din nero a la Coorona, orga anizó una nuevaa expedició ón que part rtió de San nlúcar de Barrameda con siete naves, n seisccientos hom mbres de los más cualiificados, co on las mejo ores armas y 213 caba allos y una jauría de perros. p Desp pués de ha cer escala en e La Habaana partió para p las costas de la F Florida don nde llegaron n en 1539. Los indios pensaron qu ue De Soto o sería un intruso m más de aqu uellos hom mbres blanccos, que antes habíaan aparecid do por suss costas p ero lejos de d la realiidad, resulttó ser uno de los máss crueles e inhumanos maltrataddores de in ndios, hastaa tal extrem mo que, po or respeto p para aquellas pobres tribus, dejjo de relata ar las barb baridades que q desgracciadamentee he podido o encontrarr por los arrchivos.* Estaa crueldad insaciable, no condujo a tesoro alguno. Dee Soto, por estas tierrras no enco ontró ni el oro o ni la plaata de aqueellos fabulo osos tesoross de la Florrida y de Georgia que según él, Narváez N hab bía descub bierto y callado. Las expedicio ones de N Narváez y Hernando o de Soto terminaron y pusieeron punto o final a los sueños p por encontrrar las gran ndes riqueezas de las Siete Ciud dades de Cíb bola. Por otro lado,, Franciscoo Pizarro en e 1532 co omienza a conquista ar los terriitorios dell Perú descubriendoo mayoress cantidad des de plaata y oro que perteenecían all Imperio Inca. Lo del puebllo azteca era práctticamente nada comp parado con n lo requissado a los incas. El oro o y la pllata de lass minas de e este pueb blo, comenzzaron a vollcarse en Esspaña, tran nsportadas por los galleones.


La noticia n corrrió como la pólvoraa, los carga amentos sse valoraro on en millo ones de dob blones de oro o al año. Pero o la búsque eda del oroo y la plata no n terminó ó con el desscubrimien nto de los aaztecas y de los incass, tan solo ssirvió paraa que se inttensificara y que la nueva n ambición llegarra a niveless desorbitaados. La pasión p que sentían loos españolees por el orro, primeroo desconce ertó y o enfureció ó a los indio os de tal m manera, que en vengan nza cuando podían apresar luego a alggún soldad do de aque ellas desboordadas expediciones le vertíann oro incan ndescente y liquido por su bocca, a la vez q que decían n: “¡Co ome oro, co ome oro, ccristiano in nsaciable!” ntos de con nquistadorees, dándolee vueltas y revueltas r a su imagina ación Cien con sueños dee gloria, poder p y riiqueza, se lanzaron a la conqquista de otros terriitorios situ uados al no orte y al esste de Méjico buscan ndo el origgen, es decir las minaas, de dond de los aztecas y los inccas sacaban n las riquezzas encontrradas. Van pasando los años y los españoles sig guen exploorando aqu uellas maraavillosas tierras, con grandes y caudalosos ríos que adentránddose en ello os les pareecían haberr llegado a las puertaas de algún terrenal paraíso, reepleto de raros anim males y avees exóticass que jamáás habían visto, v pero ni tan siqquiera esa gran belleeza que les regalaba la a naturalezza pudo dessviar ese affán de riqueeza y lucro o muy por eencima de cualquier c ideología. Los aventurerros conquiistadores seguían ex xplotando a esos po obres indíggenas semiidesnudos pero adorrnados con n ricas piezzas de oro , a medida a que iban avanzando o.

E Eduardo Otaolaurruch hi, lo escrib ió A Alfonso Sáez Aguiar, lo o ilustró PA ATRONOS DE LA A FUNDACIÓN PUERTA DE AMÉ RICA


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