La historia de Blas de Lezo

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HISTORIA DE BLAS DE LEZO


La historia de Don Blas de Lezo y Olabarrieta, el insigne general, es sorprendente. Nació en Pasajes (Guipúzcoa) en el País Vasco el 3 de Febrero de 1687 y murió en Cartagena de Indias (Nueva Granada) Colombia el 7 de Septiembre de 1741. Siendo muy joven con tan solo 12 años en 1701 ingresó en la Armada Francesa aliada de España enrolándose como guardiamarina en el Ejército de Felipe V, de la dinastía de los Borbones. El 24 de Agosto de 1704, reinando todavía Felipe V, participa en la batalla naval más importante de la Guerra de Sucesión; Francia y España contra Inglaterra y Holanda, que se llevó a cabo frente a las costas de Vélez-Málaga. Una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda contando tan solo con 16 años, por su heroicidad fue ascendido por Luís XIV de Francia a Alférez de Navío. Continuó navegando por el Mediterráneo apresando barcos ingleses y holandeses. En 1706 se le ordena asistir a la defensa de Barcelona, acosada por los ingleses. Donde demostró de nuevo, su valentía. Posteriormente se le ordena defender el Castillo de Santa Catalina de Tolón (Francia) donde una bala de cañón impacta muy cerca de él y una astilla de madera se le clava en el ojo izquierdo y pierde el ojo. En 1707 asciende a teniente de Guarda Costa navegando por todo el Mediterráneo. En 1710 apresa 10 barcos ingleses y es herido de nuevo. Por su valor es ascendido a Capitán de Fragata mandando su propio barco al mando de una flotilla. En 1712, siguió navegando por el Mediterráneo y por su valía y arrojo es ascendido a Capitán de Navío. De nuevo le mandan acudir a Barcelona asediada de nuevo por los ingleses y el 11 de Septiembre de 1714 recibió un balazo de mosquete que le deja totalmente inmovilizado el brazo derecho, poco después hubo que amputársele. Teniendo tan solo 25 años el joven Blas de Lezo estaba tuerto, manco y cojo pero siguió mandando su fragata y su flotilla, los ingleses le llamaban el “pata palo o el medio hombre” pero se convirtió en el terror de la Armada Inglesa. Los ingleses decían: “A los españoles por tierra, por mar que San Jorge nos asista”. En 1720 lo envían con una nueva flota y su barco nuevo llamado Nuestra Señora del Pilar, a limpiar de piratas y corsarios los Mares de Sur (el Pacífico) Instalándose en Lima (Perú) donde conoce a una joven criolla de origen español que se llamaba Josefa Pacheco Bustos y se casa con ella. En 1730 regresan a España donde es nombrado Jefe de la escuadra Naval del Mediterráneo, fijando su residencia en Cádiz. En 1732 cambió su residencia a nuestra vecina ciudad del Puerto de Santa María (Cádiz), su mujer y sus hijos vivían en una casa de la calle Larga, 70 que ya no existe (en ese nº hay un bloque de pisos) con un criado afroamericano llamado Antonio Lezo.


Nuestro insigne marino, siendo Jefe de la Escuadra Naval del Mediterráneo, poco tiempo estaría con su familia pero sí que fue tomando cada vez más fama y prestigio por toda Europa. Por entonces la Republica de Génova tenía problemas con España y había dejado de pagar una deuda de 2 millones de pesos que estaban retenidos en el Banco de San Jorge. Lezo se personó en el puerto de Génova con seis barcos, dándoles un plazo a sus dirigentes para que le devolvieran el dinero que pertenecía a la Corona de España y luego le rindieran pleitesía a la bandera de España, advirtiéndoles de que si no lo hacían, al terminar dicho plazo, arrasarían la ciudad a cañonazos. Los genoveses devolvieron el dinero, hicieron el homenaje a la bandera y Lezo salió con sus seis barcos sin haber disparado un solo tiro. El dinero se lo entregó al Rey que, por entonces, preparaba la Conquista de Orán. En 1732 Blas de Lezo mandando una flota de 54 barcos y 30.000 hombres rinde la ciudad de Orán, por lo que es nombrado Teniente General de la Armada Española. En 1734 lo envían a Cartagena de Indias al mando de dos navíos el Fuerte y el Conquistador. Su familia siguió en el Puerto de Santa María hasta que su mujer, que le llamaban “La Gobernaora”, murió el 31 de Marzo de 1743. En 1737 Blas de Lezo, queda como Comandante General de Cartagena de Indias a las órdenes del Virrey Don Sebastián Eslava.

temida en toda Europa.

Por aquel entonces ya era el adversario más temido del Almirante Vermon y por supuesto de la Corona Inglesa, Su fama de gran estratega era conocida y Como consecuencia de la rivalidad comercial entre las dos naciones más poderosas del mundo: España e Inglaterra, por este orden, los ingleses querían tomar a toda consta la ya famosa ciudad de Cartagena de Indias. Después de la facilidad con que tomaron Portobelo y otras ciudades del Caribe, pensaron que Cartagena también sería cosa fácil y enviaron al mar Caribe un buque llamado Rebbeca, al mando de Robert Jenkins, para inspeccionar la zona y los entornos de la ciudad de Cartagena. Los guardacostas españoles lo interceptaron, ambos enarbolaron la bandera de combate, y después de una larga lucha a distancia, fueron abordados y vencidos, casi a las puertas del canal que da paso a la bahía de Cartagena. Al mando de los españoles iba el comandante Juan León Fandiño, otro de nuestros valientes trajinantes, que después de recibir el sable de Jenkins en señal de rendición, lo interrogó y le hizo cortar una oreja que arrojó al mar. Después lo puso en libertad con el insolente mensaje de:

atreve”.

-“Ve y dile a tu Rey, que lo mismo le haré, si a lo mismo se

Cuando llegó Jenkins, al Parlamento Inglés, con la misiva del capitán Fandiño, se enfurecieron tanto que todo el Parlamento votó la declaración de guerra a España, porque lo consideraron, y así fue, un insulto a su Soberano. Desde entonces en Inglaterra, a ésta guerra se la reconoce cómo: “La guerra de la oreja de Jenkins”.


Probablemente por tal insulto se incrementó el odio a España y tal vez las ganas de conquistar y arrebatarnos nuestros territorios insulares de América. Inglaterra comenzó a prepararse contra España y los españoles a fortificarse para defenderse porque sabían que después de Portobelo, la siguiente ciudad sería Cartagena de Indias.

Toma de Portobelo el 21 de Noviembre de 1739 por la flota inglesa .

Tal vez pensaron que Cartagena también sería fácil de tomar, pero estaban muy equivocados, la ciudad estaba recién fortificada y preparada para cualquier asalto; tan es así que dicen, que cuando le presentaron en el Escorial a Felipe II las cuentas de lo que había costado la fortificación de la entrada del canal de Bocachica y de la ciudad de Cartagena, “cincuenta y nueve millones de ducados”, dijo:

- “Préstenme unos catalejos, porque ante ese costo, esas murallas deben verse desde aquí”. En algunas zonas, la muralla que rodea la ciudad tiene hasta doce metros de ancho, al parecer se pasaron un poco y no escatimaron medios ni capital para invertir en la defensa de la ciudad más preciada de la Corona. Aquí en España, a la ciudad de Cartagena se le llamaba, “La reina de las Indias”. Al amanecer del 13 de Marzo de 1741 se llenó de barcos todo el horizonte visible desde la entrada del canal de Bocachica y al entrar el primer barco de línea, comenzó la contienda. Os la voy a relatar porque creo que vale la pena hacerlo en honor de un puñado de héroes que jamás debemos olvidar. Gracias a ellos y a su General Don Blas de Lezo


Olabarríeta, en casi todo el continente Sudamericano, hoy se habla Español y la religión es la católica. Si a los ingleses, nuestro héroe no le hubiera cortado el paso y derrotado en Cartagena, se hubieran apoderado de todo el continente, cómo tenían previsto. La historia fue así: Desde antes de la fecha referida, la ciudad de Cartagena de Indias de Colombia, en las costas del Caribe, era el objetivo de Inglaterra porque además, los ingleses, pretendían hacer del Mar de las Antillas, “ el mar español”; un mar totalmente inglés ya que poseían Belice, Jamaica, Trinidad Tobago y Caimán. Tenían, por tanto, que conquistar las costas de Nueva Castilla o de la Castilla del Oro (Colombia), que estaban bañadas a un lado por aguas del Atlántico y por el otro por el Pacífico y desde allí ir bajando, arrebatándole a España todas las tierras conquistadas; menos Brasil que pertenecía a la Corona Portuguesa. La flota inglesa, concentrada en la isla de Jamaica, estaba compuesta por 186 barcos de guerra de todo tipo al mando del Almirante Sir Edward Vernon. Para que tengáis una referencia debéis saber que la “Flota Invencible” que Felipe II mandó a invadir Inglaterra estaba compuesta por 126 buques. Los ingleses además de la flota que envió a Cartagena, tenían preparado todo un ejército de más de 20.000 hombres para que una vez conquistada Cartagena, seguir arrebatándonos toda Sudamérica. Entre aquel contingente de hombres había de todas las razas y condiciones, soldados, marinos, artilleros, esclavos negros, macheteros de Jamaica y además 4.000 reclutas de Virginia con 2.000 cañones de tierra al mando de Lawrence Washington hermano mayor del Presidente Jorge Washington de los Estados Unidos, que por entonces eran aliados. Los 4.000 reclutas de Virginia, con toda su máquina de guerra, al mando de Lawrence Washington, fueron desembarcados en la costa colombiana cerca de la entrada al Canal de Bocagrande y Vermon con el resto de la flota siguió navegando hacia la entrada de la bahía. Pretendía dividir las fuerzas de la defensa, atacando por mar y por tierra. Por tierra por el flanco más fácil la ciudad, llegaron a avanzar y conquistar la laguna de Tesca y el cerro de la Popa pero fueron interceptados y derrotados por las tropas españolas al mando de un capitán llamado Don Antonio de Mole (otro héroe olvidado), con muchos menos efectivos y menos soldado que los que traía Lawrence Washington, que resultó ser un autentico inútil en el arte de la guerra, pero claro, era el hermano del Presidente de los Estados Unidos. Sabían perfectamente que la ciudad estaba muy bien fortificada y que por sus difíciles accesos, no les sería nada fácil conquistarla, además no contaron con la valentía de un puñado de españoles que les estaban esperando.


El 13 de Marzo de 1741 comienza el asedio de la Bahía de Cartagena de Indias

La bahía de Cartagena está obstaculizada por una isla bastante grande que se llama Isla de Tierra Bomba, ocupando casi la cuarta parte de todo el interior de la bahía y dejando tan solo dos entradas a la misma que se llaman Canal de Boca Chica y el canal de Boca Grande. Por el canal de Boca grande solo pasaban embarcaciones menores con media marea en adelante, pero el de Boca Chica no tenía ni tiene ningún problema de calado. Cómo veis, en el plano adjunto, para llegar hasta la ciudad hay que pasar por este angosto Canal de Boca Chica situado entre la Punta del Cepo y la Punta de Chamba. A ambos lados del canal había dos fortalezas o baluartes que se llamaban Castillo de San Fernando y Castillo de San José, hay otro Castillo, más al fondo, llamado Castillo de San Luis de Boca Chica. Estos castillos o baluartes servían cómo primeras defensas de la bahía, hasta llegar al fondo donde se encuentra la ciudad de Cartagena. A continuación de esos castillos, había otras baterías menores llamadas la Chamba, San Felipe y Santiago y una fortaleza llamada Fuerte de Manzanillo, todos ellos dan cobertura hasta llegar a la gran fortaleza y al recinto amurallado de la ciudad. El fuerte, que todavía se conserva en buen estado, se llama de San Felipe de Barajas. Detrás de tan tremenda fortaleza está la ciudad de Cartagena. La flota española que defendía la ciudad solo estaba compuesta por seis barcos de línea, los demás estaban concentrados en Lisboa con la Armada Invencible, preparándose para la invasión de Inglaterra. Entre los seis barcos, uno de ellos pertenecía a la flota del Cargador de Indias Arizón de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda. En el fuerte de San Felipe de Barajas les estaba esperando nuestro General de la Armada Don Blas de Lezo, a las órdenes del Virrey Don Sebastián Eslava, Teniente General de los reales Ejércitos y Gobernador de toda la provincia a la que llamaban la “Castilla del Oro”. Desde que apareció aquella impresionante flota por Punta Canoa, todo el mundo corría despavoridos ante los atronadores cañones de la artillería pesada de los ingleses, ante tal espanto, les fue fácil vencer a los pocos valientes que se quedaron, en las fortalezas que iban pasando.


A medida que los ingleses se internaban iban tomando posiciones y los españoles iban replegándose hacia el Castillo de San Felipe, donde estaba el heroico Blas de Lezo. El Almirante Vernon de la flota inglesa, creyó que la batalla ya estaba ganada porque todo lo anterior le había sido bastante fácil conquistarlo. Hasta tal extremo creyó en su victoria que mandó volver a una de sus embarcaciones menores a Jamaica para que desde allí, en la primera embarcación que saliese para Inglaterra, fuera una embajada para dar noticias al Parlamento, de la victoria y la toma de Cartagena. Tan convencido estaban los Ingleses, después de las muchas victorias obtenidas por Henry Morgan, Sir Francis Drake y William Parker, que cuando llegaron a Londres los emisarios enviado por Vernon con las noticias de la victoria, cosa que no era cierta, acuñaron unas monedas de cobre de 36 milímetros y unas medallas de oro para los vencedores, que por una de sus caras tenía a su Soberano y por la otra se veía a Blas de Lezo entregando su sable a Vernon, con una rodilla en tierra cómo gesto de rendición y entrega de la ciudad al Almirante; y para que el pueblo inglés no viese que habían vencido a un pobre tullido lo representaron con sus dos piernas y sus dos brazos, rodeado por una célebre frase que circunvalaba la moneda:

-“La arrogancia Española vencida por el Almirante Vernon”. Pero muy lejos de la realidad, porque la ciudad no fue tomada ni vencida. Los ingleses tuvieron que guardar y destruir sus monedas y medallas, cuando llegaron las noticias de la retirada de la flota y la victoria Española.


Tres de los seis barcos españoles, fueron hundidos por su propia tripulación, después de una encar-nizada lucha, para que no fuesen apresados por los ingleses. El cuarto navío, el Galicia, que era la Nave Capitana, cayó en manos de los ingleses porque mal barrenado, hizo explosión pero no se hundió, dándoles tiempo a los ingleses de retirarlo del canal, quedando tan dañado que lo abandonaron por inservible. Los otros dos barcos llamados El Dragón y El Conquistador, iban a ser también barrenados y hundidos en medio del canal de Boca Chica, para que los barcos ingleses no pudieran entrar, pero igualmente, el enemigo inglés, consiguió apartarlos antes de que se hundieran, dejando expedita la entrada de la Bahía. Libre de obstáculos comenzaron a entrar pero Don Blas de Lezo, desde el fuerte de San Felipe arrasaba y hundía cuantos buques pretendían pasar, amontonándose los barcos, totalmente diezmados y destrozados por la pesada artillería de treinta libras que desde el fuerte los masacraba. El asedio comenzó el 13 de Marzo y terminó el 8 de Mayo, cincuenta y siete días aguantando los atronadores cañones del fuerte y las baterías de los navíos de línea de más de sesenta cañones y otros muchos de menor porte. Tan tremendo encuentro, debía ser espantoso, luchado de día y por la noche en vigilia constante para no ser sorpren-didos por el enemigo. A nuestro héroe y General en Jefe, le siguió persiguiendo la mala suerte y en la defensa del fuerte un cañonazo le voló la única pierna que le quedaba, la derecha. Solo contaba con el cuerpo, un ojo, un brazo y la boca para seguir dando órdenes cómo prueba de un coraje y de un valor inigualable. Es gusto reconocer también que las fuerzas de los españoles fueron reforzadas alcanzando un total de 3.000 hombres entre milicianos y tropas, más 600 indios traídos del interior, que solo sabían manejar los arcos y las flechas. A la gran experiencia de nuestro general, adquirida en las 22 batallas y 32 años de heroicos servicios, también habría que añadir que tuvieron otro gran aliado que les ayudó bastante a diezmar al enemigo, fueron los elementos especiales del Trópico; millones de temidos mosquitos contra los que los españoles e indígenas estaban inmunizados pero los ingleses no, transmitiéndoles enfermedades mortales cómo, la fiebre amarilla, el paludismo y la disentería. Desesperados, maltrechos, enfermos y vencidos, el Almirante Vernon y su flota tuvo que dar la vuelta para no quedarse sin barcos ante la fuerte resistencia y el ataque de los españoles.


Blas de Lezo y el Virrey Sebastián Eslava, ante la retirada del último barco de bandera Inglesa que entró en la bahía, enviaron a España una comisión para que comunicara en la corte la gran victoria contra los ingleses. Al mando de ésta comisión iba Don Blas de Barreda y Campuzano, Capitán de Fragata nacido en Santillana del Mar (Cantabria) y héroe de Cartagena. Después de contar y relatar en la corte la gran noticia, el Rey en agradecimiento al cántabro, le confió el mando del buque “El Brillante” que patrullaba por el Mediterráneo y por las costas Francesas. Y lo que son las cosas, el valeroso y heroico general a los dos meses de la retirada de los ingleses murió olvidado y vencido por las infecciones que le produjeron las heridas que recibió en la contienda pero sonriéndole a la muerte y reducido, tan solo, a un muñón de carne. Mientras tanto, el Virrey Don Sebastián de Eslava, recibía el mérito de la victoria, más todos los honores y el reconocimiento del Rey que lo nombró “Marqués de la Real Defensa de Cartagena de Indias.

El pueblo colombiano erigió una estatua en memoria del insigne marino en la explanada que existe delante del Castillo de San Felipe de Barajas. Alfonso Sáez Aguiar y Eduardo Otaolaurruchi Muñoz Patronos de la Fundación Puerta de América


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