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EL TEATRO MESTIZO DE LUIS ALFARO
from MOJADA, edición en español, Yale Repertory Theatre, 2023
by David Geffen School of Drama at Yale | Yale Repertory Theatre
El dramaturgo chicano Luis Alfaro ha adaptado tres tragedias griegas para narrar las experiencias de sus comunidades en Los Angeles, California. La Electra de Sófocles se convirtió en Electricidad (2003), el Edipo Rey del mismo autor se trasformó en Oedipus El Rey (2008), y la Medea de Eurípides fue reescrita para volverse Mojada, A Medea In Los Angeles (2013). Alfaro entiende su trabajo en el teatro como un acto de transformación: “Siempre vuelvo a asuntos políticos, de la vida en comunidad, porque soy chicano, Mexican-American. Mis padres eran agricultores, y yo crecí en lo que ellos llamaban pobreza abyecta. Nosotros no atravesamos la frontera: la frontera nos atravesó. Soy una persona que cree en la justicia social, así que llegué al teatro como una forma de cambiar el mundo”.
Alfaro usa historias sobre los gobernantes de la Grecia antigua como base para analizar el barrio, el sistema carcelario, el patriarcado en las comunidades latinas, la frontera entre los Estados Unidos y México. Él cuenta que “estas obras son intentos no solo de llevar los textos clásicos a mi comunidad, sino de traer a mi comunidad al reino de los clásicos”, así que crea un coro en el que las antiguas voces europeas cantan y gritan junto a los espíritus Nahua de estas tierras, que hoy llamamos las Américas. Las naciones indígenas que floecieron antes de la colonización europea siguen vivas y, a pesar de siglos de opresión, este pasado está presente en todo el continente.
Porque Latinoamérica es mestiza.
Las culturas latinoamericanas nacieron de una herida que aún sangra. Los reinos españoles, ingleses, holandeses y portugueses invadieron las sociedades indígenas y cometieron genocidio, tortura, exterminio, violación y explotación, tratando de eliminar las civilizaciones que encontraron e imponiendo su cultura en quienes sobrevivieron a la invasión. Nosotres, les latinoamericanes y les latines, somos hijes de esta colonización. Pero esta violencia no pudo borrar las sociedades indígenas del continente. De este choque se crearon culturas mestizas y sociedades híbridas, las cuales renacen todos los días de sus raíces indígenas, de la cosmovisión impuesta por los invasores, de la cultura de las personas negras que fueron esclavizadas, y de las personas de herencia asiática, algunos de cuyos ancestros llegaron como migrantes y otros que fueron traídos para explotar su trabajo. Nuestra cultura nació del trauma histórico, combinando múltiples fuentes.
Pero no podemos romantizar este mestizaje, que fue consecuencia una violencia brutal. Incluso hoy, Latinoamérica es indígena, pero el sistema de explotación colonial se sostiene a través de creencias y políticas opresivas con personas racializadas, fundamentalmente indígenas y negras. A través de la historia, las élites de la región han intentado borrar estas raíces para asemejarse a las culturas de los colonizadores. Pero no podemos volver a un pasado perdido, y no podemos volvernos europeos. Al mismo tiempo, las miradas colonizadoras nos siguen viendo como inferiores incluso hoy. Como incivilizados y exóticos. Como sujetos violentos y conflitivos que inician revoluciones absurdas. Como invasores extranjeros que deben ser deportados. Quizás estas miradas aplanan nuestra humanidad por miedo a la furia que tenemos por la violencia que recibimos. Pero podemos reclamar este mestizaje, reconociendonos como sujetos híbridos.
La trilogía griega de Luis Alfaro es un acto intencional de mestizaje intencional. Específicamete, Mojada, A Medea In Los Angeles es una tragedia sobre migración indocumentada, sobre ese viaje de millones que buscan escapar de la violencia o tener un futuro mejor. Es sobre ese trayecto peligrosísimo que transforma a quienes triunfan en criminales sin derechos básicos. Alfaro reta a sus audiencias y cuestiona su complicidad con estos sistemas. Pero aquí hay una inversión importante: la tragedia griega habla sobre cómo todos los seres estamos interconectados, y cómo las acciones de un individuo afectan a toda la comunidad. Para resaltar esto, las obras clásicas de Esquilo, Sófocles y Eurípides centran historias de gobernantes, reyes y reinas, para dramatizar como sus errores dañaban a la sociedad entera. Los personajes de Alfaro están desempoderados, luchando con sistemas opresivos. Deben tomar decisiones para cambiar sus vidas, pero sus elecciones están limitadas y deben luchar por estas pocas opciones que se les presentan. Y quizás, si hubieran elegido algo distinto, igual hubieran encontrado una tragedia.
Las voces antiguas resuenan en la tierra. Los actores las canalizan para que canten en escena. El teatro que heredamos de los griegos es un ritual, y nuestra ceremonia de hoy quiere purgar la violencia arraigada en la carne. Abrazar este mestizaje puede iniciar una reconciliación. Incluso si no basta para encontrar la catarsis que necesitamos desesperadamente.
—Sebastián Eddowes-Vargas, Dramaturgista de la Producción
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