Julio César Centeno Mayo 2010
Introducción Recientemente han reavivado múltiples iniciativas por la protección de la cuenca del río Caura, en el sur de Venezuela. Estas iniciativas aparentan fundamentarse en la alarmante destrucción de bosques por parte de la minería ilegal de oro y diamantes. Impactantes imágenes de destrucción de ecosistemas naturales se divulgan reiteradamente en un esfuerzo por concientizar a la población sobre la magnitud y la gravedad de los daños causados. Se multiplican los llamados por medidas correctivas con carácter de urgencia. La cuenca del río Caura se extiende sobre 4,5 millones de hectáreas, en el escudo precámbrico de la Guayana venezolana. El río se extiende desde las serranías de Pacaraima y Parima en la frontera con Brasil, hasta su desembocadura, 723 kilómetros aguas abajo, aportando un promedio de 3.000 metros cúbicos de agua por segundo al Orinoco. La parte alta, al sur, se encuentra habitada principalmente por indígenas Yekuana, Sanema y Hoti. En la parte media y baja, hacia el Norte, mas cerca del Orinoco, se encuentran los Pemón, Guajibo y Kariña. Para el año 2000 se estimaba la presencia de aproximadamente 10.000 indígenas en este territorio. Ese mismo año se estimaba una población adicional de aproximadamente 30.000 criollos, principalmente agricultores de subsistencia y conuqueros en las proximidades de la confluencia del Caura con el Orinoco.
La reserva forestal del Caura La cuenca del río Caura se encuentra cubierta por bosques en cerca del 85% de su extensión, con arbustos y sabanas cubriendo el 15% restante. Los bosques contienen una gran diversidad de especies de plantas y animales, con un índice de endemismo particularmente alto. La biomasa superficial registra un promedio de 300 toneladas por hectárea.