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Agradecimientos Staff de traducción: Moderadora: Dani Traductoras: Dani
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Staff de Corrección: Karoru
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Majo2340
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Ángeles Rangel
Vannia
Revisión y recopilación:
Diseño:
Majo2340
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Índice Sinopsis Peligro en la Biblioteca Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20
Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 Capítulo 30 Capítulo 31 Capítulo 32 Capítulo 33 Capítulo 34 Capítulo 35 Capítulo 36 Capítulo 37 Capítulo 38 Capítulo 39 Capítulo 40 A Little Something Sobre la autora
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Sinopsis Traducido por Dani Corregido por majo2340
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iempre suena de una forma más glamorosa de lo que es cuando Susie Shannon les dice a las personas que es de Miami. Pero Miami no es todo sol y personas lindas. Es dónde hay códigos postales interminables y mega institutos, si alguien pierde algo —incluyéndose a sí mismos— simplemente no lo encontrarán de nuevo… No que Susie alguna vez se haya perdido a sí misma. De ningún modo. Desde que su madre murió, se ha asegurado de mantener su mundo a salvo. Sin novio, una mejor amiga cada vez más DEA1, y un padre que no podría identificarla dentro de un grupo de chicas ni para salvar su propia vida, de algún modo se las arregla para seguir bien. Entonces conoce a Danny Díaz. Danny es la vida que está destinada a cambiar. Al menos eso es lo que dice el Sr. Murphy cuando le rogó a Susie para que fuera el tutor de Danny. Duda poder cambiar la vida de nadie, pero ¿qué pasa si el Sr. Murphy tiene razón? O mejor aún, ¿qué pasa si Danny está destinado a cambiar la suya?
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DEA: Desaparecida en acción.
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Peligro en la biblioteca Traducido por Dani Corregido por majo2340
—A
veces, sólo hablo y cosas estúpidas pasan. Como ayer, le estaba contando a Dalia sobre la biblioteca… —¿Le contaste a tu hermana lo de ayer? —Mi corazón saltó como
un cohete. —Bueno… —Se saca su gorro de béisbol—… es un poco difícil esconder esto en la mesa. —Se inclina hacia adelante para mostrarme el chichón en su cabeza. —Wow. Yo hice eso. —Sin pensar, toco el chichón y me siento terriblemente culpable —y ligeramente satisfecha— cuando Danny se estremece. —Sí, ¿tenías que elegir el diccionario completo? ¿No podías haber usado el Webster de bolsillo? —Sus hoyuelos aparecen. Quiero pasar mi dedo en la medialuna. —¿Qué le dijiste a tu hermana? —Estoy curiosa. Mi nombre nunca ha pasado por los labios de la elite social. —No lo sé. Sólo le dije algunas cosas. Entonces ¿por qué me tiraste el libro? Buena pregunta. Demasiado mal que no tenga una buena y racional respuesta. —No lo sé. Tenías esta actitud de “no me importa llegar tarde.” —A veces el entrenador nos retiene hasta tarde. A este punto podría decirme que le gustan los huevos verdes y el jamón. No me importa. Estoy pegada en algún lugar entre la comprensión que nuestras rodillas se están tocando y que él, también, se lava la cara con Neutrogena. Puedo olerlo en él…
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Capítulo 1 La fila para la foto del anuario
Traducido por Paovalera Corregido por majo2340
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star en fila en la escuela es un negocio peligroso.
La peor parte es que he hecho todo lo posible para llevar esta experiencia a su final. Le he dado a Fred, el fotógrafo, la pequeña-sonrisa-con-curva-deun-lado, la sonrisa de boca medio abierta/medio cerrada, y la misteriosa expresión de Mona Lisa, y todo lo que posiblemente pase como una sonrisa, y… nada. Estamos en el cuarto intento, él dice que tomará la foto para mi anuario una y otra y otra vez hasta que sonría —no se lo pierdan— felizmente. El problema es que no he sonreído para una foto del anuario desde cuarto grado, y estoy bastante segura de qué no lo haré ahora. Pero eso no me detendrá de tener un ataque de pánico. Esa es mi especialidad. He tenido de esos desde sexto grado. Y aquí viene… * Falta de aliento. * Dolor en el pecho. * Movimientos corporales incontrolables. —Sólo respira Susie —susurra Marisol desde el otro extremo de la habitación. —Sí, idiota, respira —agrega Billy Wilson detrás de ella—. ¡Y deja de lucir tan estúpida! FORO PURPLE ROSE
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—Dios —Marisol le lanza una mirada a Billy—. ¿Cuál es tu problema? —Ella se voltea hacia mí—. Sólo piensa en… —dice, antes de tomar un terriblemente larga pausa que se sostiene por una eternidad. Eso le da una oportunidad a Billy para hacer caras graciosas, así que me volteo y pienso. Pienso. ¿En qué puedo pensar? Puedo pensar en… canciones estúpidas. ¿Cómo…? ¿Esa canción que dice que una pequeña hormiga puede mover una planta? No. No. No. No me he hundido tan profundamente como para necesitar llenarme de una de esas canciones tontas y alentadoras. ¿Qué más? Supongo que puedo pensar en… ¿Marisol? ¿Qué hay con esa larga pausa? Okey, territorio peligroso. ¿Qué más? ¿Qué más? Puedo pensar en… ¿Mi padre? ¿Pero qué sé sobre mi padre? Claro que lo conozco, pero qué sé aparte de que sólo gastará menos de diez minutos al día hablando conmigo porque ese es suficiente tiempo como para enterarse de cada asunto no importante en mi vida. De nuevo, territorio peligroso. ¿Qué más puede haber? ¿Quién más? ¿Mi abuela? La amo, pero sigue olvidando mi nombre. ¿Qué más? ¿Cuál es el punto de tener un alto coeficiente intelectual si no puedo trabajar bajo presión? Espera. Espera. Algo está viniendo. Algo está… ¡Sí! Puedo pensar en mi siguiente clase. La clase de Sr. Murphy, en otras palabras, la clase de inglés; en otras palabras, mi clase favorita en la secundaria Orange Grove. Y en estos momentos estamos leyendo Orgullo y Prejuicio. Ah, Jane Austen. ¡Sí! ¡Está es una segura! Amo a Jane Austen. Y me agrada el Sr. Murphy. Él siempre es amable. Como la semana pasada cuando Jason Socolone se rió de la manera en la que pronuncié algo, o debo decir, mal-pronuncié. ¡Mier-daaaaa! El Sr. Murphy fue tan amable conmigo la semana pasada que acepté hacer tutorías por él. ¿Hoy? ¡HOY!
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Y aquí viene el tic nervioso —justo donde lo dejé. Y aquí vienen sus palabras—justo donde las dejé—, sólo que ahora son como voces en un túnel de viento. Siento que voy a colapsar por el peso de todo. Todo en cámara lenta y terrible. Marisol dice: —Ciiieeelooos, noooloooseee. Sooolooo sooonriiieee yaaa. Billy dice: —Veees neeerviiiooosaaa…
Daaannyyy,
eeellaaa
eeestaaa
tootaaalmeeenteee
Y después de ese intercambio de palabras yo trato de encontrar algo de lo que agarrarme y no ser llevada por el viento. Pienso, ¿Danny? ¿Ese no es el nombre del tipo al que le haré tutorías? Y lo es, así que comienzo a enlistar los hechos sobre él en mi mente porque a veces hacer listas de las cosas que son concretas me hace calmarme. Y en estos momentos, necesito estar calmada. Así que, aquí están los hechos sobre Danny Díaz. Él es: 1. Es un estudiante de tercer año. 2. Un jugador de fútbol del equipo universitario. 3. Extremadamente popular. 4. Gemelo —su gemela es Dalia Díaz, la única chica de tercer año jamás nombrada como capitana del equipo de baile, las Chicas Besadas por el Sol. La lista es súper corta. Tengo que repasar los hechos varias veces antes de que el túnel desaparezca, y poder mirar a Billy Wilson —y su maniática necesidad de destruir cada capa de confianza que tenga— y al chico que está a su lado. El qué me está mirando. ¿Y me pregunto si podría ser…? (Porque sería demasiada coincidencia) ¿Pero lo será? Y ahí es cuando nuestros ojos se encuentran y el chico que podría ser Danny dice gentilmente: —Sólo sonríe Susie. —Y luego hace esa cosa extraña, lo menos esperado. Él me sonríe. Quiero decir, creo que me sonríe. No puedo estar segura porque todo el mundo está hablando al mismo tiempo. Billy dice: —De eso estoy hablando. Me encanta. —Luego me lanza un beso. Marisol dice: —Sólo sonríe. —Por vigésima vez. El fotógrafo dice: —Espera, justo tengo que cambiar la batería. Para el momento en qué vuelvo mis ojos hasta el chico que podría-ser-Danny, su expresión está tan completamente vacía que ni siquiera estoy segura si me sonrío alguna vez. FORO PURPLE ROSE
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—Okey. —El fotógrafo mete la nueva batería en su sofisticada cámara digital—. Intentémoslo de nuevo. Y eso hacemos. Tratamos una y otra y otra vez. Y nunca lo consigo, porque yo no puedo sonreír.
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Capítulo 2 Danny Díaz Traducido por Dani Corregido por majo2340
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uando estoy nerviosa, me río. Es un hecho. La primera vez que ocurrió fue cuando tenía nueve. Estaba echando un vistazo dentro del ataúd de mi mamá cuando, así como así, me eché a reír.
No es que la muerte de mi madre tenga algo que ver con esto. Sí, me siento nerviosa. Sí, quiero reírme. Pero ahí es donde las similitudes terminan. Como dije, la muerte de mi madre de ninguna forma se iguala a este estúpido encuentro. Sólo me recuerda su funeral, eso es todo. Eso pasa a veces. Mi cerebro hace raras conexiones con eso. Ven, es como si a pesar de que todavía no ha ocurrido, sé cuán mal este encuentro — esta cosa de la tutoría— con Danny Díaz va a resultar. Sé porque lo sé. Eso es todo. Lo sé porque sé cómo son los chicos conmigo. Sé cómo los chicos son conmigo porque… bueno, ¿por dónde comienzo? Marc Sánchez. Marc Sánchez es mi vecino, y odio todo sobre él. Odio cuando sus estúpidos amigos lo recogen en la mañana. Odio cuando pasa el rato bajo las palmeras en frente de su casa con su estúpida novia. Odio cuando lo veo escabulléndose por el costado de su casa para fumar hierba. Pero, ¿quieren saber lo que realmente odio sobre Marc Sánchez? Odio saber todo sobre él. Sé que tiene una mancha de nacimiento con la forma del estado de Texas en la parte de atrás del muslo. Sé que la cicatriz bajo su ceja es de cuando teníamos siete años y se cayó del camión de su padre. (Está bien, lo empujé, pero estábamos jugando.) Sé que las pecas en su rostro —sí, esas veinte mil pecas— no terminan ahí. Están por todas partes.
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Pero ¿quieren saber que de verdad, de verdad odio sobre Marc Sánchez? Qué un día Marc se despertó y pensó algo como esto: “Hoy voy a ignorar a Susie y actuar como si no existiera.” Y eso fue más o menos lo que hizo. Era el final de nuestro cuarto año y, así como así, desaparecí. —Bueno… —El Sr. Murphy aclara su garganta—. Danny, te presento a la Srta. Susie Shannon. Susie —el Sr. Murphy se voltea hacia mí—, te presento al Sr. Danny Díaz. Antes de que comencemos, deberían saber cuatro cosas: 1. Me agrada el Sr. Muphy. Es el único maestro que tengo en OG que no me ve por mí. 2. El Sr. Murphy vive para las presentaciones. 3. El chico de la fila del anuario, el que podría haber sido Danny, de hecho, resultó ser Danny. 4. Si mi vida se convirtiera en una obra Shakesperiana, sería representada como una tragedia. —Danny —continúa el Sr. Murphy informativamente—, se transfirió aquí de Austin, Texas, el año pasado y parecer haber quedado atrás. Ahí es donde entras. —El Sr. Murphy toca mi hombro gentilmente—. Tenemos que volver a encaminar a Danny, así que me gustaría que lo visites por una hora cada semana hasta el final del periodo de evaluaciones. ¿Cómo suena eso? —Está bien —murmuro, porque ¿qué más puedo decir o hacer? Quiero decir, quiero apuntar con mi dedo a Danny y gritar: ¡Me sonreíste! ¡Sé que lo hiciste! Pero esto bastante segura que si hiciera eso, tanto el Sr. Murphy como Danny creerían que estoy loca—lo que tal vez puede ser—, así que en cambio meto las manos dentro de mis bolsillos. —Bien. —El Sr. Murphy se balancea hacia delante y hacia atrás sobre sus talones, y puedo decir que está reflexionando sus siguientes palabras—. Danny… —Se gira hacia Danny con un asentimiento de su cabeza y dice seriamente—, confío en que aprovecharás tu tiempo con Susie con la misma preocupación con la que aprovechas la temporada de fútbol. —Lo prometo —dice Danny solemnemente, asintiendo de regreso hacia el Sr. Murphy. —Bien. ¿Por qué no se toman los primeros quince minutos para conocerse? —Se arregla su corbata rosada para que caiga ordenadamente contra su camisa gris carbón—. La amistad es una parte esencial del proceso de tutoría. Estaré al lado por si me necesitan. —Chaqueó su lengua—. Continúen. FORO PURPLE ROSE
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Sin el Sr. Murphy, no hay mucho para que hagamos excepto hablar entre nosotros, lo que es la última cosa que quiero hacer. Así que, en cambio miro fijamente hacia la alfombra de color café vómito. Cuento los pedazos de goma aplastada. Llego a ser una con la fibra de la alfombra. Básicamente, trato de desaparecer. No está funcionando. Lo que es irónico. Cuando piensas en ello. —Entonces… —dice Danny después de un rato; sus manos también están profundamente enterradas en sus bolsillos—. Eres la chica de la fila del anuario. Eres… —Se detiene para mirarme directamente a los ojos—… la chica que no puede sonreír. Toma tiempo para que siquiera registre las palabras. Entonces, incluso me toma más tiempo entender que pueda ser tan despreciable. Luego, toma otro minuto completo para superar el escozor antes de que responda de manera poco convincente: —Puedo sonreír. —Lo que de hecho es verdad. Puedo sonreír. A veces. Cuando estoy sola con Marisol. Puedo… —No estoy diciendo que no puedas sonreír. —Se encoge de hombros, entonces su camiseta Abercrombie se sube, y vislumbro un pedacito de su abdomen color chocolate con leche—. Sólo estoy diciendo que hoy en la fila del anuario eras la chica que, ya sabes, no podía… —Señala su boca y sus suaves labios rosados—… sonreír. —Pero —digo con mucha más fuerza, porque no estoy segura de lo que espera sacar de esta conversación—, puedo sonreír. —Está bien… —Su rostro cambia un poco, y puedo decir que está comprendiendo mi punto—. Entonces… —Muerde su labio inferior—. ¿En qué grado estás? No respondo. ¿Cuál es el punto? Nunca vamos a ser amigos. ¿No es obvio? —¿Bueno? —dice, pero lo miro inexpresivamente—. ¿Bueno? —Décimo —murmuro. —Entonces eres como una de esas personas inteligente. Estás, como, en honores, ¿cierto? —AP2. Pero no soy tan inteligente, —lo que es una mentira descarada. Más o menos cualquiera en clases de posición avanzada es realmente inteligente, pero eso no es mi culpa. —Bueno, debes ser algo inteligente, o ¿por qué el Sr. Murphy te pidió que me des clases? —Danny levanta sus cejas, y una media sonrisa aletea a través de sus labios. Es como ver la mitad de la sonrisa que me dio en la fila del anuario, y consigo una escena 2
AP: Advanced-placement, en español sería literalmente “posición avanzada”, son clases para estudiantes de un nivel superior al normal.
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retrospectiva de mí de pie allí, mirándolo fijamente con mis brazos colgando sin fuerzas a mis costados. Mi rostro se pone rojo entonces cuando Danny pregunta en qué periodo tengo al Sr. Murphy, no puedo ayudarme sino ladrar. —¿No es suficiente de nosotros tratando de ser amigos? La pregunta hace que Danny retroceda de un salto. Y en vez de sentirme sólo terriblemente avergonzada, como hace dos minutos, ahora me siento increíblemente avergonzada y estúpida. —Um… —Danny golpea la palma de su mano contra su muslo y me da una mirada interrogativa—. Quiero decir, supongo. Sí. Toma unos segundos para que ambos nos recuperemos, pero eventualmente nos sentamos frente a frente en los escritorios más cercanos. Hago mi mayor esfuerzo por calmarme mientras tomo mi mochila. Cuando me siento ligeramente bien, saco un cuaderno y escribo su nombre sobre la parte superior de una página limpia. —Por qué no me dices qué libros estás leyendo en clase y que trabajos tienes que entregar en las próximas dos semanas, y entonces podemos seguir de ahí. —Intento imitar la voz de profesor de mi papá porque mi propia voz parece estar espantando a Danny en este momento. —Eres realmente organizada. ¿No es así? —Danny da golpecitos con su lápiz contra mi cuaderno. Asiento—. ¿Quieres ver mi programa de estudios? —pregunta, jugando con un padrastro en su dedo anular. Otra vez, asiento y me entrega una hoja de papel manchada. Entonces nos sentamos hasta que el silencio se vuelve tan espeso y pegajoso que me obligo a mí misma a decir: —Tienes que entregar un trabajo en dos semanas, ¿correcto? —Sip. —Da golpecitos con sus dedos sobre el escritorio—. Es sobre la Letra Escarlata. —¿Has terminado de leerlo? —Nop. —Hace círculos con su pie repetidamente. —¿Siquiera has empezado a leerlo? —No demasiado —dice entre dientes, y su pie salta para ganar velocidad. —Mira… —Mi propia voz regresa y es resbaladiza—… no puedo ayudarte si no estás dispuesto a hacer el trabajo. También tengo cosas que podría estar haciendo. —Me echo hacia atrás y lo miro fijamente. —¿Si? ¿Cómo qué? —Me devuelve la mirada. FORO PURPLE ROSE
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—Cosas. —¿Qué cosas? —pregunta. —Cosas —repito con firmeza. —¿Cómo…? —¿Podemos simplemente enfocarnos en ti? —pregunto. Se inclina hacia adelante y descansa su cabeza sobre sus antebrazos. Por un segundo, creo que está a punto de ponerse a dormir. Luego, de una forma realmente perezosa, pregunta: —Entonces, ¿qué horario del almuerzo tienes? —¿Qué diferencia hace eso? —Sólo tengo curiosidad. —Se vuelve a sentar bien en su silla, muerde su labio inferior. —Sólo lee el libro, ¿está bien? —No voy a decirle que Marisol y yo prácticamente almorzamos en otro país. Eso no es de su incumbencia. —¿No tienes que decirme un poco sobre eso antes de que empiece a leer? —pregunta Danny, que es cuando me doy cuenta de que me está mirando como si fuera su equipo personal de Cliffs Notes3. —¿Qué? —¿De verdad cree que sólo porque SOY una sabelotodo, bicho raro —lo que sea que quiere pensar de mí— voy a sentarme aquí y resumirle el libro para él como si estuviera en primer grado?— Y… y… yo… —Estoy tan molesta, estoy tartamudeando—. Le… le prometiste al Sr. Murphy. ¡No puedo creer que ni siquiera hayas empezado a leer el libro! Comienzo a recoger mis cosas. Danny mira el reloj sobre la pared y luego de regreso a mí. —¡Hey, sólo han pasado veinte minutos! —¿Y? —Meto mi cuaderno en mi mochila y le doy a la cremallera un fuerte tirón. —Hey… —dice Danny otra vez, pero ya estoy en la puerta—. No dije que no lo he leído. He leído los primeros tres capítulos —murmura, hojeando las páginas. Me vuelvo hacia la puerta. La abro de un empujón. —Hey… —Está vez su voz es suplicante, e incluso aunque sé que no debería, no puedo ayudarme, miro hacia atrás—. ¿Volverás la próxima semana, cierto? —
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Cliffs Notes: Son guías de estudio sobre variados temas. FORO PURPLE ROSE
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pregunta. Me encojo de hombros porque no sé qué diría si realmente hubiera abierto mi boca para hablar. —¿Eres siempre así de dura? —pregunta con una sonrisa torcida. —Tal vez —digo. Pero la verdad es que no lo soy.
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Capítulo 3 Un rápido PTI4 Traducido por Dani Corregido por majo2340
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a lista corta: 1. No tengo un novio. 2. No tengo ningún amigo además de Marisol.
3. Cuando crezca, quiero ser compositora. 4. Marisol cree que estoy obsesionada con mi salud mental. 5. Para la fecha, he tenido dieciséis ataques de pánico. 6. Mi padre dice que no he tenido ninguno. 7. Mi abuela está tan completamente senil, pega tiras de papel higiénico a la entrepierna de su ropa interior. 8. Mi mamá murió en un accidente automovilístico cuando tenía nueve años. 9. Siempre que huelo jabón líquido para cuerpo Caress, pienso en ella. La lista larga: 1. Amo aprender. Odio la escuela. Vivo por las vacaciones de verano. Son en aproximadamente sesenta días, durante ese tiempo haré lo siguiente: a. Días del 1-10: Borrar el ruido en mi cabeza (Muévete, perra; Dios, eres extraña; estoy guardando este asiento, y ese. Si, ese otro también) b. Días del 11-40: Existir en un estado no tóxico semi comatoso. 4
PTI: Para tu información. FORO PURPLE ROSE
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c. Días del 41-60: Dejar que Marisol emplee sus tácticas habituales de manipulación y mentiras para persuadirme de volver al colegio. (Hay personas agradables que viven en este mundo, y una vez que nos graduemos realmente conoceremos a esas personas; Bicho raro es una palabra para describir personas tan intelectualmente y emocionalmente avanzadas que la civilización a menudo las subestima, por lo tanto, es un cumplido; y mi favorita personal: las personas que son imbéciles sólo son imbéciles porque en secreto se odian a sí mismos entonces quieren hacer que te odies a ti misma también, y por esta razón, deberías simplemente ignorarlos de todos modos.) 2. Quiero a Marisol. ¿Es gay decir eso? Bueno, sí lo es, voy a salir en una pieza y ser heterosexualmente gay porque realmente la quiero. Marisol me hace sentir a salvo. Nunca se cansa. Es completamente sólida. Lloro… bueno, simplemente digamos que todavía el agua corre profundamente, como la profundidad del océano. 3. No soy “acomplejada”: Las personas han estado diciendo que tengo un aspecto singular desde que era una niña. Todos todavía lo dicen. Algunos son lo suficientemente amables para decirlo a mis espaldas. Otros lo dicen a mis espaldas, cerca de mi casillero, sobre mi casillero con marcador permanente rojo que dice CHICA BÚHO y W HOOO5. A veces… me lo dicen a la cara.
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W HOOO: Están imitando el ulular de un búho.
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Capítulo 4 Ayudando a Danny Traducido por Paovalera Corregido por majo2340
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l viernes, me forcé a mí misma a hablar con el Sr. Murphy después de la clase de inglés. Me toma ocho estudiantes que me cortan las palabras, además de siete “ums” y suspiros, antes de formar una frase completa.
—Um… ¿Sr. Murphy? —digo. —¿Si, Susie? —El Sr. Murphy me sonríe por ninguna otra razón más porque así es él— . ¿Qué puedo hacer por ti? Sé que esta asignatura no te ha confundido, también. —No… um, la asignatura está bien. Es decir, es genial. Usted sabe que amo a Jane Austen. Um… —Aclaro mi garganta—. Enserio, no tengo ningún problema con la asignatura. —Bien, estoy encantado de escuchar eso. ¿Hay alguna otra razón por la que querías hablarme? —Um… sí. Quería… hablar con usted… sobre, sobre… Um. Quería hablarle sobre… —¿Danny Díaz? —El Sr. Murphy interfiere. Él se acerca y me da una mirada de preocupación. —Yeah, um… ¿Danny le dijo algo a usted? Me tomó días de lucha interna prepararme psicológicamente lo suficiente para hablar con el Sr. Murphy sobre toda esta situación de Danny. Nunca pensé que Danny me ganaría.
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—Bueno, Danny mencionó que él estaba muy poco preparado para su primera sesión y que estabas comprensiblemente molesta. Él me aseguró que no te decepcionaría una segunda vez. ¿Entonces qué? ¿Danny estaba tratando de jugar con el Sr. Murphy también? —La cosa es, Sr. Murphy —hice una pausa para respirar—. No creo que sea la persona adecuada para… ayudar a Danny. —Oh. —El Sr. Murphy parecía sorprendido, lo que me sorprendió a mí porque cualquiera pensaría que él vio venir esto—. ¿Por qué? —Bueno… —La cosa es que cuando practique mi discurso—el discurso de “Voy a renunciar a las tutorías de Danny Díaz”—nunca consideré que el Sr. Murphy convertiría esto en una conversación. Pensé que sólo renunciaría y listo. —Um… —El primer paso es para tomar tiempo—. Um… —El segundo paso es para repetir el primer paso. ¿Y el tercer pasó? Mentir—. Bueno, pienso que… Danny… podría estar más cómodo con alguien de… su propio año. —¿Eso te dijo él? —pregunta el Sr. Murphy. Se quita sus anteojos y los limpia con su pañuelo. —No… no en tantas palabras. Pero el me dio una pista. —¿O no lo hizo? —Bueno Susie, —El Sr. Murphy se desliza sus lentes de vuelta a su lugar—. Definitivamente hablaré con Danny sobre este prejuicio hacia los tutores más jóvenes, pero aún creo que eres la mejor persona para el trabajo. —Pero Sr. Murphy —protesté—, no quiero que Danny se sienta incómodo. ¿No puede tener otro tutor? ¿Qué tal Tamara Cruz? Ella es tutora, ¿no? —Susie —dijo el Sr. Murphy pacientemente—, ella es estudiante de segundo año, también. Y si fuera una de primero, aún diría que eres la tutora ideal para Danny. ¿Hay algo que no me estás diciendo? ¿Alguna razón legitima por la que no puedes hacerle de ¿tutora? —Um… —Y aquí es donde comienzo a considerar lo impensable. Comienzo a pensar que mi única escapatoria es delatar a Danny. Así que respiro profundo para prepararme a mí misma porque si eso es lo que tengo que hacer, eso es lo que haré. —Mire, Sr. Murphy, la verdad es que… la verdad —me aclaré la garganta—, la verdad es que… estoy nerviosa, si hago un mal trabajo y él puede reprobar. Supongo que soy un montón de cosas, menos una chismosa. —Susie —dice el Sr. Murphy—, sólo tendrás que confiar en mí. Sé que eres la tutora correcta para Danny. Lo creo. Y creo en ti. ¿Confiarás en mí? —Sonríe, esa Hermosa sonrisa de él. FORO PURPLE ROSE
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—Sí, Sr. Murphy. —Mis hombros caen por la derrota. —Bueno. —Él se levanta de su escritorio y saca una hoja de papel con un pequeño garabato en la esquina—. Ahora, qué bueno que te quedaras. Quería hablar contigo sobre tu ensayo de Jane Austen. Absolutamente brillante. ¿Cómo lo haces? — pregunta, con un guiño. —No lo sé Sr. Murphy. —Dejé salir un suspiro—, sólo lo hago.
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Capítulo 5 Mi d.e.a.6 p.a.d.r.e. Traducido por TwistedGirl Corregido por majo2340
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na semana después, cerca de medianoche; mi papá y yo cruzamos el camino en la cocina.
—¿Cómo estuvo la escuela? —pregunta su cara medio enterrada en el refrigerador. —Bien. Estoy estudiando para un examen de trigonometría. Aunque papá y yo habíamos compartido tiempo y espacio por quince años, nunca estaba segura de cómo comenzar una conversación con él. Suponía que era porque no había practicado suficiente. —¿Cómo está yendo por allá? —Ladeé la cabeza hacia el estudio. La casa de mi padre lejos de casa. Él pasaba como 90% de su tiempo ahí, cuando no estaba dando clases en la Universidad de Miami. Se encogió de hombros. Sus ojos estaban rojos y caídos. —¿Cómo está Abuela? —pregunté, en parte porque quería saber, y también porque no podía pensar en algo más que decir. —Aún olvidadiza. —Tomó una botella de agua del refrigerador. Papá la llevó a ver a un especialista el viernes. Esperaban que el doctor fuera capaz de darles algunas respuestas. Parecía incómodo. —Bueno, tengo que regresar. 6
d.e.a. = Desaparecido en Acción FORO PURPLE ROSE
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—Sí. —Tomé una manzana de la canasta de fruta—. Yo también. Y así, separamos nuestros caminos. Cuando tenía diez, solía correr a la cama de papá porque estaba demasiado asustada para dormir sola. Y no importaba la hora que fuera, siempre lo encontraba haciendo la misma cosa: Acostado sobre el lado de la cama de mi madre, su cabeza recostaba sobre su almohada. Primero, trataba de hacer que se diera cuenta de que estaba ahí. Lo llamaba por su nombre desde la puerta; pero entonces me daba cuenta de que no importaba si estaba ahí, porque él no podía verme, no realmente. Así que me tiraba en la cama, también, y me recostaba a su lado para que pudiera sentir el calor de su piel. Me ponía lo más cerca de él. Y recostaba también mi cabeza en la almohada de mi madre. Cerraba los ojos e imaginaba que la respiración que oía junto a mí —la respiración de mi padre—, era la de ella. Cada noche, fingía eso. Y lentamente, muy lentamente, aprendí a dormir de nuevo. Pero no mi padre. Él nunca duerme. No en esa habitación, ni en ninguna de la casa. Él nunca duerme. Y pregunto si es porque no sabe mi truco. Me pregunto sí podría enseñarle a fingir.
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Capítulo 6 Dos miércoles más tarde Traducido por Emii_Gregori Corregido por majo2340
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os miércoles más tarde, espero a Danny en la biblioteca. Nos estamos encontrando para nuestro tercer tutorial semanal, y él llega tarde. Treinta minutos tarde para ser exactos. Lo cual es tan poco sorprendente que... estoy molesta conmigo misma por estar sorprendida. No es como si él fuera responsable. Quiero decir, los estudiantes responsables no se atrasan en sus clases. ¿Verdad? Los estudiantes responsables no necesitan tutores. Los estudiantes responsables no me hacen esperar. SOLA. En la escuela. Es como tener a alguien sellando PERDEDORA en tinta al rojo vivo en mi frente. No es como si necesitara el sello. ¿Dónde está? Apoyo mi cabeza el mi puño y pienso una lista de lugares donde posiblemente podría estar. Se me ocurren las siguientes: 1. Ha decidido que no me necesita para pasar su mitad del trimestre, por lo que me está pasando por alto sin siquiera decir por qué. 2. Él es un idiota, justo como pensé que lo era, y está aprovechándose totalmente de mí y de mi tiempo. 3. Él está fuera comprándome un paquete de Combos, porque sabe lo mucho que los amo. El tercer pensamiento inesperadamente surge en mi cabeza. Lo borro de inmediato. —¿Esperaste mucho tiempo? —Huelo el hedor a sudor y a hierba fangosa mucho antes de oír la voz de Danny. —Tú estás… —Consulto mi reloj de nuevo para determinar el grado exacto de su tardanza—… treinta y cinco, no, treinta y seis minutos tarde. FORO PURPLE ROSE
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—Oops. —Danny se encoge y sonríe, como si los hoyuelos estuvieran destinados a sustituir todas las disculpas. —¿Oops? —repito. —Debo haber perdido la noción del tiempo. Acabo de salir de la práctica. —Puedo deducirlo. —Bajo mis ojos de vuelta a mi libro de texto—. Puedo olerte. —¿Huh? —dice con titubeos. —Mírate. —Señalo a su cuerpo empapado de sudor y a sus grasientas y vacías manos. Echa un vistazo abajo a su uniforme. Se adhiere a él. —Una tubería de agua se rompió, de modo que las duchas estaban cerradas. ¿Realmente huelo así de mal? —Él huele un olorcillo de su axila y se echa a reír—. De acuerdo... si el resto de mi cuerpo huele así, estás en problemas. —¿No pudiste olerte antes de entrar? —Cubro mi nariz con la mano. —No... —Él brinca en el asiento frente a mí con un ruido sordo—. Deja todo el drama. —No estoy siendo dramática. ¿De acuerdo? Sólo abre tu libro. ¿Está bien? —Busco mi cuaderno y paso la página. Lo encabezo de la misma manera que he hecho para las últimas tres sesiones: DANNY DIAZ en letras mayúsculas. Debajo escribo: La Letra Escarlata. Entonces espero pacientemente—o impacientemente, si cuentas mis varios suspiros de agravación—para que él busque su libro. —Mierda. Creo que dejé mi libro en mi casillero. —¿Dejaste tu libro en tu casillero? Una cosa era a llegar tarde, pero tenía que llegar tarde. Y oler mal. Y sin arrepentimientos. Y sin preparación. —Lo siento —dice, vertiendo todo el contenido de su mochila en la mesa de la biblioteca—. Pensé que lo había agarrado antes de la práctica. —¿Crees haberlo tomado antes de la práctica? —Sí. —Arrojó a un lado sus zapatillas y rebusca a través de cincuenta papeles sueltos—. No lo tengo. —Pero tenías tu ropa de fútbol. Tus… —Aparto los ofensivos zapatos—… zapatillas. —Sí, ¿y? —¿Entonces estabas preparado para el fútbol, pero no preparado para mí? FORO PURPLE ROSE
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—¿Cuál es tu problema? —contesta bruscamente. —¿Mi problema? —repito sintiendo una cantidad inexplicable de frustración. —Sí —dice, mirándome—. TU PROBLEMA. —Mi problema… —Mi voz se eleva con impaciencia—… eres… TÚ… Y aquí es donde dejo de hablar. Me detuve porque quiero decir: Ni siquiera te disculpas. No estás tomando mi tiempo en serio. No te importa que haya estado aquí como una idiota por los últimos treinta minutos, mientras todos a mí alrededor pensaban que era una perdedora, porque estoy aquí —sola. Pero no puedo decir eso, ¿verdad? Entonces cuando comienzo de nuevo, digo, o más bien grito: —¡Apestas! —Lo que hace cada persona en la biblioteca se gire y me mire a MÍ. Danny también me mira. —Eres tan ruidosa —susurra con una sonrisa. —Y tú eres un tonto —susurro mientras recojo mis cosas. —¿Estás bromeando? ¿Te vas de nuevo? —Tú. —Me obligo a inclinarme hacia adelante—. Realmente apestas… y llegaste tarde y sin preparación. No puedo darte clases bajo estas circunstancias. —“No puedo darte clases bajo estas circunstancias” —repite. —No te burles de mí —siseo. —“No te burlan de mí” —dice con una aguda y quejumbrosa voz. —Yo no sueno así —digo con vehemencia. —Sí, lo haces. —Levanta una ceja hacia mí. —Jódete —exclamé. —Oh, de acuerdo... Su tono es juguetón, pero no me importa. Quiero pegarle con la mano. —¿Bueno…? —Ahora se ríe abiertamente. —Bueno, ¿qué? —Estrecho mis ojos hasta que casi no puedo ver. ¿Por qué no sólo me alejo? —Lo harás o no vas a…
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—¡Sólo cállate! —Tú, cállate —susurra Danny—. El bibliotecario está viniend… Y fue entonces cuando sucedió… mi primer momento superficial de demencia transitoria. No me doy cuenta que he lanzado un diccionario de tapa dura hacia él hasta que veo el libro volando en cámara lenta en la parte superior de su cabeza. Todo lo que siento es la adrenalina que inunda mi cerebro y me anima a inclinarme hacia adelante para susurrar maliciosamente: —Tú apestas —antes de que ande con paso impetuoso más allá del bibliotecario y fuera de las dobles puertas verdes. *** —No puedo creer que lanzaras el diccionario hacia él. Esa noche, llamo Marisol y le doy un detallado. —¡Lo sé! ¡Lo sé! —grito. Nunca he sido tan descarada en mi vida. Estoy, sin lugar a dudas, en lo alto del junco—. Estaba loca. Estaba como: “Cierra tu boca, idiota”. —¿Le llamaste idiota? —No, pero lo pensé. —En realidad, no lo pensé, pero eso sólo hace que mi historia suene mucho más fresca. —Estás loca. —Marisol ríe—. ¿Crees que él te dirigirá la palabra mañana? —Oh, mierda. —Ni siquiera había pensado en el mañana. Para ser honesta, no había pensado más allá de mi conversación con Marisol. —Bueno, no te asustes. No puede luchar contigo. Él es un chico. Bueno, duh... los chicos no se peleen con las chicas. ¿Verdad? El año pasado Piper Blythe entró en una pelea con un chico. Él la llamó perra para cortar la fila del almuerzo. Ella lo llamó idiota por llamarla perra. Él dijo que si el nombre la satisfacía. Ella le arrojó su leche y lo siguiente que supe fue que estaban peleando. —¿Y si trata de luchar conmigo? —le pregunto a Marisol. —¿Danny? De ninguna manera. —Marisol ríe—. En el peor de los casos, conseguirá que Dalia te noquee. —Gracias —digo amargamente. Nos quedamos en silencio durante un par de minutos. Sin el zumbido del teléfono, no tendría ningún indicio de que todavía estábamos conectadas. —¿Marisol? FORO PURPLE ROSE
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—Lo siento, estoy teniendo un maratón de Gilmore Girls. Mi mamá me compró las siete temporadas en DVD. Oye, ¿alguna vez Lorelai lo hará con…? —Su voz se corta como si tuviera otra llamada, lo cual es extraño porque ella tiene su propia línea telefónica y, hasta donde yo sé, soy la única persona aparte de su padre, que tiene su número. Y su padre nunca a llama. —¿Tienes otra llamada? —No —dice, sonando distraída—, mi teléfono está… muriendo… yo…um… tengo que recargar. Nos vemos mañana, ¿de acuerdo? Adiós. —Sí —le digo a la desconexión repentina. Y entonces me pregunto: ¿Cuándo Marisol conseguirá un teléfono inalámbrico? *** Después de colgar con Marisol, estoy en desacuerdo. ¿Danny me confrontará? No parece de ese tipo, pero entonces todo es posible —sólo pregúntenle a Piper. ¿Debo discúlpame con él? De ninguna manera. Él es completamente desagradable. Saco a la luz mi libro de trigonometría, y esta vez trato de estudiar en serio. Pero me encuentro haciendo garabatos —asteroides cayendo a la tierra y pequeñas chicas punk con cabezas que explotan. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que mi subconsciente está hablando. Lanzo mi libro al suelo y ruedo sobre mi espalda. Realmente debería ordenar mi habitación. Está cochina. “¿Eres organizada?” La pregunta de Danny surge a la cabeza. Siempre. Sí, soy una gran charlatana. Estoy demasiado nerviosa para limpiar, por lo que tomo mi guitarra y comienzo a tocarla. Articulo la letra de una canción que estoy trabajando. Es algo parecido a esto: Te veo caminar por la calle Luces algo dulce Me pregunto si me sonreirías y si alguna vez nos encontraremos Hoy es el día en que me gustaría sonreír y decir hola niño Pero hay una cosa que tú realmente necesitas saber Y eso es lo que entiendo. Toco un poco más, pero no puedo pensar en otra cosa. Lo único que puedo pensar es en Danny. ¿Por qué sigue arrastrándose en mi cabeza? FORO PURPLE ROSE
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Guardé mi guitarra con completa frustración y apago la luz de mi habitación. Y así es exactamente cómo mi padre me encuentra —curvada bajo mis sábanas, suspirando tan excepcionalmente fuerte que por una vez no puede evitarme. —¿Todo bien? —Él está de pie torpemente en el extremo de mi cama y le da a uno de mis rizos un ligero tirón. —Detente. —Muevo mi cabeza fuera de su alcance. —¿Cómo está la escuela? —pregunta. —Bien. ¿Y el trabajo? —contesto. Trata de reprimir un bostezo. —Sabes, dormir realmente es una cosa buena —le digo. —Lo haré. Pronto. —Sonríe, pero la sonrisa parece desgastada—. ¿Cómo estuvo la escuela hoy? ¿Cómo estuvo la tutoría? —Bueno, realmente hoy he tenido... —empiezo, pero luego levantó la vista y lo encuentro mirando distraídamente el despertador de peces de colores encaramado en mi mesita de noche—… un gran día —termino con todo el entusiasmo del que soy capaz. —Parece que tienes todo bajo control —dice. —Sí. —Miro su cara flácida. Me recuerdo a mí misma que debería compadecerme de él. Es el Sr. Robótica. No necesita comida. No necesita una conversación. No necesita nada, ni siquiera a mí. —¿Papá? —Lo derribo en mi cama y descanso mi cabeza en su regazo. Mantengo su mano en la mía. Lo observo, las líneas se han asentado como cañones en su cara. Es tan raro para él estar cerca de mí—tan raro tocarme. Es como si estuviera escapando. —¿Sí? —Su aliento huele bien, como menta Listerine. Inhalo profundamente. —¿Crees que podríamos pasar este sábado juntos? Trata de tirar de su mano, pero me aferro. —Susie, sabes que estoy en una fecha límite. Ya casi he terminado, pero hasta entonces, realmente debería dedicarme y terminar el manuscrito. —Está bien. —Enmascaro la decepción en mi voz. Dejo que su mano vaya y se cierne sobre mi oído—. Bueno, ¿tal vez luego? Espero que conteste, que me haga un compromiso, sabiendo que justo como su mano se cierne sobre mi oído, las palabras que quiero oír están allí, cerniéndose de sus labios. FORO PURPLE ROSE
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Pero las palabras no llegan. Y tal vez sea egoísta de mi parte querer oírlas, pero lo hago. Así que permanezco lo más quieta que puedo y espero. Incluso cuando presiona sus labios contra mi mejilla y cierra mi puerta, espero.
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Capítulo 7 Tamara Traducido por Dani Corregido por marzeDoyle
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n las clases de conducción, hay seis personas por cada equipo, y aunque el instructor jure que los equipos eran elegidos al azar, pienso que debe haber alguna intervención divina en el trabajo, porque aproximadamente dos tercios de mi equipo poseen la misma estructura atómica social e intelectual. Pero también hay diferencias. Mi equipo consiste en: 1. Tamara, la presidenta de la clase de segundo año. 2. Bobby, el co-capitán del equipo universitario de tercer año de bolos. 3. Luis, el otro co-capitán del equipo universitario de tercer año de bolos. 4. Jessica, animadora del equipo universitario de tercer año. Popular, linda e inteligente. (Sabes que la odio.) 5. José, no es el tradicional chico popular pero muy querido entre la agotada multitud. (Mi suposición es que no es realmente difícil encontrar amigos si tienes un poco de hierba para compartir.) 6. Yo, fiesta para uno. En este grupo estaré bien. Supongo que podrías decir que a pesar de Jessica, todo son agradables. Eso es realmente más de lo que había esperado. Ahora mismo, estoy esperando mi turno para estacionar en reversa y pasar cada segundo de eso esperando que José, nuestro capitán de equipo designado, me guiara en la experiencia. Veamos, José es como la superestrella de la clase de conducción. Puede cambiar de carril, estacionarse en paralelo, detenerse rápido; lo que sea. Nuestro instructor de la clase de conducción la toma con él, ojos rojos y todo, porque no hay límite para su habilidad al conducir. Después de que José termina, Jessica se desliza en el asiento del conductor y se lo quita con un chillido. Es una conductora alocada, y no sé cómo consiguió ser co-capitana, FORO PURPLE ROSE
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pero apuesto que tiene algo que ver con sus faldas pequeñísimas, sus muslos minúsculos, y su brillante cabello negro. —Luces preocupada. —De vez en cuando a Tamara le gusta tomarse un tiempo de escribir en su cuaderno del gobierno estudiantil para hablarme. —Un poco —admití. Jessica patina en una parada. A través del terreno, el instructor la alienta levantando sus pulgares. —Sí, yo también —dice Tamara. Y estoy desconcertada porque en los diez años que he conocido a Tamara, nunca antes la he escuchado admitir que está nerviosa. —¿Estás nerviosa? —Sí, no sé qué es, pero simplemente no puedo manejar en reversa. Me confundo completamente, ¿sabes? —Niega con su cabeza. Suspiro, de acuerdo con ella. —Entonces —dice—, oí que estás dándole clases a Danny Díaz. —¿Quién te dijo? —No es como si le hubiera contado a alguien aparte de a Marisol. Y no puedo imaginar que Danny Díaz sienta la necesidad de difundir su ineptitud académica con alguien. —Oh, ya sabes, alguien… ¿Alguien? me pregunto. ¿O la mitad de la biblioteca? —Entonces… —Tamara sonríe, y veo los dientes blancos y derechos que tiene. Tamara no es convencionalmente linda, pero cuando sonríe o habla sobre cosas que son interesantes para ella, simplemente no puedes evitar verte envuelto. Supongo que eso la hace una persona inusualmente atractiva. —¿Sabes si tiene novia? —pregunta más bien ligeramente. —¿Qué? —Ni siquiera sabía que conocía a Danny, menos que le gustara. —¿Bien…? —Tamara me da una mirada y ya no está sonriendo ampliamente. —No lo sé. No hablamos sobre nada aparte de inglés. Y apenas eso. Con tres encuentros detrás de nosotros —dos de ellos repletos de mi inestabilidad emocional—, Danny y yo apenas habíamos tenido tiempo para discutir la Letra Escarlata, menos para hablar sobre su estado civil. —Oye —inclina su cabeza hacia un lado—. ¿Crees que le podrías preguntar? Si no te importa… —Otra vez, sonríe.
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—Bueno, realmente no creo que eso sea apropiado. lamentablemente—, una violación a la relación estudiante/tutor.
Sabes
—explico
—Sí, eso es verdad, pero… no es como si te estuvieran pagando. Quiero decir, el puesto es totalmente voluntario, ¿no es así? Y hacer preguntas personales es como llegas a conocer mejor a alguien, lo que es importante para una relación de trabajo. — Tamara cierra el trato como un verdadero político. Le doy una tensa sonrisa y discuto conmigo misma si tengo náuseas. ¿Por qué Jessica acaba de aparcar en el estacionamiento?, o ¿por qué la idea de Danny con Tamara y su sonrisa de mil vatios es nauseabunda? —Susie —grita José, su cuerpo ya medio afuera de la ventana del coche— ¡estás retrasando la fila! El que parece siempre es mi problema, pienso. —Me tengo que ir. —Saltó sobre mis pies y avanzo cinco pasos antes de que Tamara me grite. —Susie —dice—, por favor. Es triste, realmente, porque eso es todo lo que toma. Un simple por favor y me congelo. —Por favor —vuelve a repetir. Me desmorono. —Bien, veré que puedo hacer. —¡Oh! —Tamara avanza apresuradamente y me da un fuerte abrazo. —Gracias, como un millón de veces. En serio. —De nada —digo. Y a pesar de mi misma, no puedo creer cuán agradable se siente escuchar esas palabras, gracias y por favor, de otra persona que no sea Marisol. Es como… —Susie, ¡apúrate! —José me hace señas como si fuera un controlador de tráfico aéreo. Es como… conducir en reversa con tus ojos cerrados.
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Capítulo 8 Tal vez es… una conexión Traducido por Xhessii Corregido por marzeDoyle
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espués de fracasar en el examen de conducir, consigo una C7 en el examen de trigonometría, y debato por enésima vez si Tamara y Danny posiblemente podrían tener un futuro juntos, y caigo en una y sólo una conclusión: no quiero dejar mi cama. Nunca. Es decir, hasta que mi papá decide atacar la puerta de mi habitación con la fuerza bruta de los nudillos. Entonces, quiero salir de la cama con el único propósito de matar. —Vamos, Susie —dice mi papá, seguido por dos golpes fuertes en el cartón prensado de mi puerta—. Susie, levántate. Pregunta: Si la luz de su hija está apagada, la puerta está cerrada y ella se hecho un pedo—y me refiero a echarse uno—hace media hora, y si no ha escuchado ni pío de ella por cinco horas, ¿qué piensas que podría estar haciendo? Respuesta: Dormir. Estoy durmiendo. ¿No es obvio? —¿Susie? —Hay un rasguño, seguido por un irritante golpe, golpe. Al parecer no. —Papá —me quejo—. ¡Estoy cansada!
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Obtener una C: Equivale a sacar un 71 FORO PURPLE ROSE
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—Susie —gruñe mi padre—. Estoy en una llamada. Tienes una visita. —Su tono es corto, lo cual es sorprendente porque no sabía que los papás piloto automático vienen pre programados con únicamente dos opciones. —Está bien. —Lucho para enfocarme en la luz que se resbala por debajo de las grietas de la puerta de mi dormitorio—. Estoy despierta. —Bien —lo escucho irse por el pasillo hasta el estudio. Echo un vistazo a Mr. Swims-A-Lot8, el reloj verde neón de peces de colores que mi mamá me compró para mi noveno cumpleaños. Son las ocho y cuarenta y cinco. El Colegio terminó a las dos y media, y sólo ahora está Marisol responder a mi grito SOS de ayuda —un e-mail, dos mensajes de voz y una nota terriblemente garabateada a mano escrita en marcador morado. —Marisol —murmuro, deteniéndome en el estudio de mi padre para escuchar su llamada telefónica importante. —Sí —le oigo murmurar—. Uh-huh. Esa es una muy buena idea. Entiendo, Leslie. ¿Su llamada importante es de Leslie? Leslie, ¿la mamá de Marisol? —Marisol —digo haciendo estallar una pastilla de menta en la boca mientras camino a través de nuestra casa en forma de U, y paso de vuelta junto a la esquina de la sala y por el hall de entrada—. ¿Por qué tu mamá está hablando con mi papá en la…? —No es Marisol. La visión de Danny Díaz, de pie en mi hall de entrada, junto con el abrumador olor de su colonia, me impide hablar, caminar o hacer cualquier otra cosa. —¿Danny? —Doy un paso atrás deteniéndome junto una estantería—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Me froto los ojos más o menos, con la creencia de que si me froto bastante fuerte va a desaparecer… espera—. ¿Cómo sabes dónde vivo? —Tamara —dice simplemente. —¿Tamara? —Tamara, um, Cruz. Tenemos sexto período de preparación para el SAT juntos… Le doy una mirada en blanco por lo que continúa. —Solías viajar en el mismo autobús privado en la secundaria… Su padre da clases en la UM con tu padre… Ustedes tienen la misma… —La clase de conducción juntas. Sí… lo sé —Pero, ¿cómo lo supo? ¿Estaba hablando con Tamara sobre mí? 8
Mr. Swims-A-Lot: Señor Nada-Mucho FORO PURPLE ROSE
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—Le pregunté dónde vives, porque quería venir aquí. Quería hablar contigo. Me muevo lentamente hacia el sofá de la sala, manteniendo mis ojos en él en todo momento. El ventilador de techo gira por encima de nosotros, difundiendo el aroma de Danny en todas partes y llenando mis oídos con un zumbido. Me estremezco. Mi pijama —un par de calzoncillos y un camisón blanco, y un bra…— de repente parece transparente. Es como si estuviera de pie, desnuda delante de Danny. Yo pego mi cuerpo a la esquina del sofá, ocultando el pecho detrás de un cojín de gran tamaño. —¿Le preguntaste a Tamara donde vivo? —aclaro. Danny asiente con la cabeza, una sonrisa vacilante amenazando la comisura de sus labios—. Pero, ¿por qué? —le pregunto, lo que es una buena pregunta. ¿Por qué? —Um… —Danny sienta frente a mí en el sofá—. Yo quería… um… que… —Se detiene bruscamente y se frota un lado de la boca—. Tú tienes alguna… —¿Qué? —Lo miro fijamente. Se frota el costado de su boca de nuevo, sacude la cabeza y se lame el dedo pulgar. Se inclina hacia adelante, agarra mi barbilla, y frota el dedo suavemente sobre mi piel. —Baba —dice riendo. Tengo diez mil mariposas. Cuando los dedos de Danny se conecta con mi barbilla, diez mil mariposas explotan en mi vientre. Quiero decir, aquí está: Danny, con la cara a seis centímetros de la mía, y todo lo que puedo preguntarme es: ¿mi cerebro está funcionando? —¿Viniste a limpiarme la baba de mi mejilla? —Me esfuerzo por hablar sin abrir la boca. —No. —Él se inclina hacia atrás y me mira con esos ojos. —He venido a decir que lo siento por lo del otro día. Por lo de la biblioteca. —Oh… oh… —Mis ojos se abren y prácticamente puedo sentir que mi ojo se sale—. ¿Es por eso que estás aquí ahora? ¿En mi casa? ¿Aquí? —Me gustaría seguir divagando hasta el final de los tiempos, pero algo, en algún lugar muy dentro de mí, me dice que me calle. —Sí —dice, moviendo la cabeza. ¿Así que eso es? Me siento aliviada, y me siento algo más. ¿Decaída? ¿Decepcionada? —Es sólo que a veces digo lo que pienso, sin pensarlo. Sólo abro la boca y, ya sabes, hablo. —Por supuesto —me encojo de hombros. —No estoy tratando de ser… —Su voz se apaga. FORO PURPLE ROSE
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¿Cómo pude haber pensado alguna vez que podía golpearme? —A veces, simplemente hablo y pasan cosas estúpidas. Al igual que ayer, yo le estaba diciendo a Dalia que la biblioteca… —¿Le dijiste a tu hermana lo de ayer? —Mi corazón estalla como un petardo. La captura. Esta fue la captura. Danny Díaz nunca golpearía a una chica. Él tiene a su hermana para eso. —Bueno —se quita la gorra de béisbol—, fue un poco difícil ocultarlo en la cena. —Se inclina hacia adelante para mostrarme el golpe de la parte superior de su cabeza. —¿La cena? —digo—. ¿Con toda la familia? —Sí… —Danny me da una mirada extraña. Pregunta: ¿Es más impactante saber que has mutilado a uno de los chicos más sexys de la escuela? ¿O que el chico sexy se sienta a cenar con su familia? Respuesta: No estoy segura. —Wow. Lo hice. —Sin pensarlo, le toqué el golpe y me sentí terriblemente culpable— y ligeramente satisfecha—cuando Danny se estremeció. —Sí, ¿has tenido que elegir el diccionario completo? ¿No podrías simplemente haber usado tu diccionario de bolsillo Webster? —Ah, eres un tipo divertido —le susurro. —¿Se supone que debe ser divertido? —Danny vuelve a representar el golpe en cámara lenta. No puedo dejar de reír. —Supongo que sí —Sus hoyuelos aparecen. Quiero frotar mi dedo en el “incidente”. —Tienes suerte. De hecho, me consideré usar la Enciclopedia Británica. —Hago una pausa—. De la letra “A” a la “G”. Se pasa una mano protectora sobre su cráneo. —Eso dolería. —¿Qué le dijiste a tu hermana? —Tengo curiosidad. Nunca ha pasado mi nombre entre los labios de la élite social. —Le conté lo que pasó. Lo que has dicho, y lo que he dicho, y bien… —Danny mira su mano antes de hablar—. No lo sé. Sólo le dije algunas cosas. —Oh. —Entonces, ¿por qué lanzaste el libro? FORO PURPLE ROSE
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Buena pregunta. Lástima que no tenía una buena y racional respuesta que darle. —No sé. Realmente apestabas, me imitabas, y estabas allí con esa actitud de “no me importa haber llegado tarde”… Sólo quería… —Me detuve. Es obvio con el golpe en la cabeza lo que yo quería hacer. —Bueno, no podía dejar de apestar. Las duchas no funcionaban. Y lo de llegar tarde… A veces el entrenador nos hace salir tarde. Y fui un idiota al imitarte, pero sólo estaba jugando. En este punto, él podía decirme que le gustan los huevos verdes con jamón. No me importa. Estoy atascada en algún lugar entre la comprensión de que nuestras rodillas se tocan y que él también se lava la cara con Neutrogena. Lo huelo en él. —Entonces… —dice. —Entonces… —Lo siento —me mira fijamente a los ojos—. Voy a tratar de hacerlo mejor. Voy a tratar de estar preparado y no apestar… —Yo también lo siento —murmuro, mirando a otro lado. —¿Qué? —Se inclina más cerca. —Lo siento —repito, en un tono más claro, pero igualmente bajo. —Hey, no hay problema. Simplemente, si no te importa, quédate allí —me apunta en la pared y coge un libro de la mesa de café—, mientras que te lanzo esto. Sonrío y él sonríe de nuevo… hasta los ojos, con los hoyuelos y con los brillantes dientes blancos. Él vuelve a sonreír y me siento ridícula, porque nunca, en toda mi vida, se siente tan bien ver a alguien sonreír. Lo que podría explicar por qué de repente dejo escapar un… —¿Tienes novia? Él se inclina la cabeza hacia un lado y me mira. Aunque estoy conteniendo la respiración, me digo que realmente hago la pregunta por Tamara. —No, ¿por qué? —Sus ojos parecen retarme para admitir que me gusta. —Um… —Di la verdad, algo muy adentro me susurra—. Um, porque Tamara quiere saber. —Me arrepiento de las palabras tan pronto como salen de mi boca. ¿Por qué señalo que a Tamara le gusta? ¿Quién quiere mil vatios de Tamara sobre mil vatios míos? —¿Tamara? —Él no parecía sorprendido—. Por lo tanto, ¿estamos bien?
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—Estamos bien —le respondo, mirándolo caminar hacia la puerta—. Por lo tanto, ¿nos vemos en la escuela mañana? Su mano se detiene en el pomo de la puerta. —Sí, genial. —Genial —repito. Cuando se va, me alejo de la sala de estar y me siento en la oscuridad. Veo la danza de las sombras mientras las luces del coche inundan la sala. En la oscuridad, todo cambia. Al igual que yo.
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Capítulo 9 Montones y montones de caramelos Traducción por Susanauribe
—¿C
Corregido por marzeDoyle ómo me veo?
La mamá de Marisol, Leslie, es una psicóloga, y ella es usualmente cien por ciento segura, excepto esta noche. Hoy, ella sigue preguntando como se ve. Es realmente molesto porque toda la conversación parece como escuchar a un CD por millonésima vez. Es como esto: MARISOL: Mamá, luces genial. Tiempo pasa. MARISOL: en serio, mamá, luces perfecta. Tiempo pasa. MARISOL: (con un acento francés realmente malo) Mamá, estás tres fabulous. Y es verdad, la mamá de Marisol luce genial. Hoy es Halloween. La noche en que Marisol y yo rentamos todas las películas de Halloween de la tienda, nos acurrucamos en el sofá de la sala y nos comemos todos los dulces que se supone que les debemos dar a los hijos de los vecinos. Incluso sin todo el dulce —bueno, una pequeña exageración—, seguiría divirtiéndome en Halloween. Marisol y yo nos disfrazamos cada año. El año pasado, éramos dos viejos malhumorados de Esperando por Godot. Éste año le estábamos rindiendo tributo a Lewis Carrol. Yo soy Alice y Marisol es el sombrero loco. Muy apropiado, le dije. —¿Crees que éste atuendo es muy cutre? —Leslie preguntó, indicando que nos habíamos movido a la segunda fase de la noche. La parte de “¿soy una zorra o qué?” Desde que los padres de Marisol se habían divorciado, Leslie se había pasado la noche de Halloween preocupándose de que pareciera cachonda, lo que sería equivalente a llamar a una chica Amish puta. FORO PURPLE ROSE
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Mira, Leslie es súper grande en respetarse a sí misma y a su cuerpo. Eso no quiere decir que ella no tiene la mayor parte de su patrimonio. La mujer tiene un trasero de acero. Corre todos los días y hace clases de spinning tres veces a la semana. Ella dice que ejercitarse y comprar son sus formas de terapia. Ella sigue invitándonos a mí y a Marisol a una caminata rápida en el centro comercial. ¿Yo? ¿Caminata rápida en el centro comercial? Soñando. Pero Marisol… bueno, ella está en el camino rápido a convertirse en una pequeña adicta a las compras. Y su trasero luce muy apretado también. —¿Bien? —Leslie dio otra vuelta frente a nosotras, y Marisol y yo tratamos de no reírnos. El año pasado, la mamá de Marisol fue una policía, y este año, un trabajador de construcción. Ambos atuendo eran tremendamente cutres antes de que Leslie pasara doce horas modificándolos. Ahora eran absolutamente puritanos. —Mamá, por favor —Marisol abrió los tres primeros botones de la blusa de Les-lie—. Sólo son pechos. Déjalos respirar. —No lo sé… ¿Susie? —Luces genial. —¿Sí? Gracias. Me preguntó que usara tu papá. Lo que probaba cuán poco Leslie sabía de mi padre. —Usará Dockers y una camisa polo. —¿Dockers y una camisa polo? ¿Tú crees? —Leslie no le preguntó a nadie en particular. Leslie había invitado a mi papá a su amigable fiesta anual de Halloween porque, como Marisol lo ponía, ella está preocupada de que mi papá pase mucho tiempo solo. Ejemplo: ¿él está a punto de quebrarse y no deberíamos hacer una intervención? Lo que sea, de todos modos, la sorpresa real fue que mi papi querido dijera sí. Eso es correcto. Sí. Estoy asumiendo que ésta es su forma de agradecerle a Leslie por ayudarlo a buscar su última novela. Es una trama sobre una psicóloga bla, bla, bla, bla. (Okay, nunca prestó atención a lo que él está escribiendo.) Pero, sin embargo, tengo que darle un punto a Leslie. No puedo recordar la última vez que mi papá salió, incluso conmigo. —Le dijiste a tu padre que estuviera aquí a la siete, ¿cierto? —Leslie preguntó por décimo segunda vez. —Uh-huh. —En realidad, le dije a mi padre siete y quince, porque Leslie es notoria por llegar tarde, y mi padre es notorio por ser demasiado puntual.
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Supuse que si fundía los números, el desequilibrio de sus dos personalidades incluiría las cosas. Claramente, me equivoqué. Ahora eran las siete treinta, y Leslie seguía parada en la ventana esperando verlo. —¿Crees que debería llamar? Oh, espera. Ahí está él. Miré por la ventana, y suficientemente segura, ahí estaba el viejo papá vestido en Dockers beige y una camisa de polo blanca con una avergonzada sonrisa en su rostro. —Lo siento —mi papá se disculpó cuando lo saludé fuera—. Perdí el sentido del tiempo… escribiendo. —Uh-huh. ¿Es eso para mí? —Agarré la bolsa de Godiva que él estaba apretando a su pecho como una sábana. —En verdad. —Él desvió mi mano y plantó un incómodo beso en mi mejilla—.Tuve problemas diciendo que usar. Leslie dijo que usara un sombrero y unos jeans desgastados, pero no tengo vaqueros desgastados. —¿Pero tienes tu propio sombrero de construcción? —De todos. Soy un profesor de universidad. —Él señaló un lapicero detrás de su oreja y una súper delgada edición de Cumbres Borrascosas ubicado casualmente en su bolsillo trasero—. ¿Qué crees? —Muy original. —¿Si? —Él parecía aliviado —No —negué con mi cabeza —Bueno. —Él miró sobre mi hombro mientras la puerta se abría detrás de mí. —Estamos a punto de averiguarlo. —Ahí estás —Leslie se puso detrás de mí y le dio a mi hombro un pequeño apretón—. Eres normalmente tan puntual. Estábamos empezando a preocuparnos. —Lo siento. —No, no lo estés. —Ella pellizcó su brazo juguetonamente—. Estoy bromeando. ¿Qué tienes ahí? —Esto —mi papá le dio la bolsa de Godiva—, es para agradecerte por tu invitación. —Oh, no es nada —Leslie dijo, abriendo la bolsa—. Estoy tan feliz de que hayas podido venir. Wow, Godiva —le sonrió—. Gracias. Eso es muy bonito.
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—Bien —papá se aclaró su garganta de la forma que siempre lo hacía cuando estaba extremadamente nervioso—. Digamos que no me habían invitado a salir en mucho tiempo. Gracias —terminó calladamente. —Estoy agradecida que pudiera hacerlo, Joe —Leslie tocó su manos suavemente—. Y me gusta tu disfraz —dijo sinceramente—. El libro es un buen toque. —¿Está mi mamá flirteando con tu papá? —Marisol me susurró. —No lo creo —susurré de vuelta, mi estómago de repente dando vueltas. ¿Está Marisol loca? —Parece flirteo para mí. Y creo que tu papá está flirteando de vuelta. —Eso no es flirtear. Es ser educado. —No —Marisol dijo dulcemente—, eso es flirtear. Seguí la mirada de Marisol. ¿Qué está viendo ella que yo no esté viendo? Dos adultos pueden salir a una reunión sin que signifique ALGO. Sí, claro, mi papá sigue parando en el vestíbulo con la misma sonriendo con la que había llegado. Y, seguro, la mano de Leslie estaba colgando incómodamente cerca a la mamá de mi padre así que si ellos estornudaban, accidentalmente se tocarían. ¿Pero cuando eso constituía flirteo? ¿OMG, están flirteando? —Bueno, chicas —Leslie besó a Marisol en la frente y me abrazó fuertemente. Lo cual totalmente me enojó. No a Leslie, pero a Marisol. Es decir, ¿cómo Marisol insinuaba que su madre, su maravillosa madre, podría tratar de robar, es decir flirtear, con mi papá? —Okay. Susie —mi papá me palmeó dos veces en la espalda—, sé buena y no comas todo el dulce. —No lo haré —prometí, agarrándolo por la clavícula e inesperadamente hundiendo mi cabeza en su hombro. —Oh, está bien —papá me dio dos más incomodas palmeadas en mi espalda—. Okay. —Recuerden, no dejen entrar a ningún extraño en la casa. No le abran la puerta a nadie que no tenga un hijo, y —Leslie sonrió a ambas— no chicos. —Okay, mamá —Marisol lo llevó hacia la puerta. —Y ponle llave a… —La puerta —Marisol terminó, golpeando fuertemente la puerta—. Finalmente. —Finalmente —repetí. —Chicos —dijo ella. FORO PURPLE ROSE
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—Sí, claro. —Entonces, ¿nuestro padres, huh? —Lo que sea —mascullé, mirando por la ventana. Mi padre ayudando a Leslie en el lado del pasajero de su coche. —Pongamos una película —Marisol gritó desde la sala. —Viniendo —grité, pero no podía… hasta que se fueran.
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Capítulo 10 Una clara conexión Traducido por Littlegirl Corregido por Kolxi
—E
stoy lista para dejarlo. Una hora después, Marisol y yo hemos entregado cerca de tres cuartas partes de los dulces, y estoy pasando el mejor momento de mi vida. Todos los niños pequeños aman mi traje. Me siguen llamando Alice y tirando de mi peluca rubia.
—¿Por qué? —No estoy totalmente dispuesta a renunciar a la diversión. —Porque —Marisol se queja—. No vamos a tener suficientes dulces para todas las películas. Y estoy harta de ver a los niños que conocemos de la escuela. Marisol tiene un punto allí. Hasta ahora hemos visto por lo menos diez niños de OG. Algunos eran realmente del tipo truco o trato, lo cual era ridículo, así que no abría la puerta para ellos. Y había otros que venían con su hermano menor. Lisa, una chica de mi clase de trigonometría, se presentó con su sobrina. —Sí, bueno, no todos han sido tan malos —le digo, ajustándome la peluca—. Lisa estuvo muy bien. Pero tienes razón acerca de los dulces. Se nos están acabando. — Quedarnos sin caramelos era una posibilidad que no había considerado, una, con la que estaba segura no podría vivir—. Bueno, vamos a hacer uno más. —Te estás quedando fuera de esta cosa de Alice, ¿no? —Sólo uno más. ¡Piensa en los niños! —Agarro mi vientre y gimo—. Los pobres, privados de chocolate, hambrientos de azúcar, chicos de clase media. —Estás enloquecida —Marisol dice riendo. —Y tú... —Golpeando su sombrero de gran tamaño de su cabeza—... estás loca. FORO PURPLE ROSE
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—Es curioso —dijo secamente. —Lo intenté —respondo mientras suena el timbre—. ¿Qué? Marisol me está mirando más sospechosamente, y yo sé por qué. Durante la mayoría de la noche, hemos estado discutiendo sobre la distribución de dulces. Gracias a los pies y reflejos rápidos, he hecho el 70 % de la distribución, no es que Marisol no haya hecho una pelea. Tiene un codo derecho rápido, y durante nuestro último encuentro recibí un golpe. Estoy todavía un poco dolorida, pero cuando Marisol grita: —¡Timbre! —Agarra la canasta de dulces de la mesa del comedor, no puedo dejar de entrar en acción. —Me toca a mí otra vez —le grito en tono burlón, arrebatando la canasta de sus manos. Ella me coge de la peluca rubia y me tira hacia atrás, logrando la captura de la canasta en el aire antes de que toque el suelo. Cuando por fin abro la puerta, estoy sin aliento y manteniendo a Marisol acorralada con una sola mano. —Truco o trato —le digo a una animosa fresa-rubia mini-persona envuelta en un traje de tul rosa de bailarina. —Truco o trato —susurra Marisol débilmente detrás de mí. —¿Ese es tu monstruo? —le pregunto a la niña, señalando a un monstruo de ojos verdes de seis pies detrás de ella. La niña asiente con la cabeza solemnemente y luego empuja una canasta de calabaza de plástico hacia mí. —Oh, me recuerdas al algodón de azúcar —le digo, y de verdad lo hace. Desde el moño de color rosa hasta sus zapatillas de baile rosa, parece esponjosa—. Eres muy briosa —le digo, señalando la forma en que salta de un lado a otro—. Buenos movimientos de baile. —Déjame ver —Marisol salta arriba y abajo detrás de mí. —¿Vas a ser buena? —susurro. —Sí —responde de mala gana. —Está bien. —Abro más la puerta, y Marisol se aplasta a mi lado. —¿Cuál es tu nombre? —le pregunto a la bailarina. —Lucy. —¿Cuántos años tienes, Lucy? —Marisol pregunta. —Tengo cinco años. —Ella muestra cinco dedos con una mano.
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—Wow —dice Marisol—. Eres una niña grande. ¿Ese es tu papá? —Marisol le pregunta, señalando el monstruo. —No, ese es mi primo. —Bien, bien, ¿quieres decir algo? —la empuja Marisol. —Uh-uh. —Lucy sacude la cabeza con impaciencia. —Truco o trato —le susurro como un recordatorio. —Truco o trato —dice Lucy—. Tengo que hacer pis. —Oh, irás por el truco —le digo—. Eso es inteligente. Bueno, aquí está tu trato de todos modos. —Le palmeo el moño—. ¿Debemos darle uno de estos a tu primo, Lucy? ¿Quieres uno? —le pregunto al monstruo silencioso—. Esa es una buena elección —le digo cuando coge la barra de mini Snickers. —Yo quiero uno también —Lucy grita—. ¡Tengo que hacer pipí! —Salta más rápido que antes, y aprieta sus piernas juntas. —Es un truco divertido —le digo, moviendo mi cabeza hacia Marisol. —¿Por qué sigue haciendo eso? —Marisol pregunta apuntándola. —No sé. ¿Estás tratando de mostrarnos un nuevo baile? —pregunto. —¿Tal vez esté haciendo estiramientos? —sugiere Marisol. —¿O tal vez pisó un nido de hormigas? —Mi hipótesis. —O tal vez —interviene el monstruo—, realmente tiene que hacer pipí. —¡Aguafiestas! —le gritamos Marisol y yo. —¿Yo…? —Me quedo mirando al monstruo. Algo en su apagada voz de monstruo me parece extrañamente familiar. —Lucy —la reprende el monstruo—, te dije que fueras antes de irnos. —Esa voz —le susurro a Marisol—, es muy familiar. —Realmente tengo que hacer pipí —dice Lucy, poniendo sus manos entre sus piernas. —¿Puede usar el baño? —pregunta el monstruo. —Por supuesto. —Espera. —Marisol pone su mano como un guardia de cruce—. Danos un minuto — dice antes de golpear la puerta cerrada—. ¿Qué pasa si se trata de una emboscada total? FORO PURPLE ROSE
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—La niña tiene que hacer pipí —le digo a Marisol, tratando de tirar la puerta abierta. —¿No crees que ese monstruo parece sospechoso? Y si reconoces su voz, es porque tal vez es uno de los idiotas de la escuela. Miro al monstruo a través de la mirilla. Realmente se ve sospechoso, pero, de nuevo, ¿qué monstruo no? ¿Y por qué reconozco su voz? Me asomo a dar un segundo vistazo. Lucy ya no está saltando frenéticamente, está llorando. —Está llorando —le digo a Marisol—. Realmente creo que debemos dejarle usar el baño. —Hombre... —dice Marisol pareciendo indecisa—. De acuerdo. Abrimos la puerta. El monstruo estaba agachado junto a Lucy, su máscara hacia arriba. —¿No es Danny Díaz? —Marisol pregunta, volviendo la cabeza hacia los lados. Y lo es. Es Danny Díaz, de pie en el umbral de Marisol en un charco de pis. —Wow. Extraño —dice Marisol. —Sí —digo, porque ¿qué otra cosa puedo decir? ¿Cuáles son las probabilidades de que esto le ocurra a alguien aparte de mí?—. Raro. —Realmente lo siento —dice Danny en tono de disculpa—. Eso fue completamente asqueroso. Es verdad, algo tan pequeño como quince minutos puede hacer una gran diferencia en tu vida. Mírame ahora. Aquí estoy sentada en la sala de Marisol con Danny Díaz mirándome y Marisol besándole el trasero a una niña de cinco años en la cocina. Y todo esto sucedió en sólo quince minutos. Y hace dos semanas, yo estaba sentada en mi sala de estar frente a Danny Díaz, en la conversación más íntima de toda mi vida y la experiencia en realidad sólo duró como quince minutos, también. Y todos los miércoles a las tres y media, me siento en un escritorio de la biblioteca y miro a Danny Díaz durante una hora. Y cada quince minutos, no puedo dejar de pensar: ¿Qué pasaría si…? Es sólo una coincidencia extraña, es todo lo que digo. Unas risas llegan de la cocina, donde Marisol y Lucy están bromeando en la lucha por el lugar exacto para meter una barra de Snickers en el sundae de helado enorme que han inventado. Al final siempre resulta, Marisol es la anfitriona ideal. —Mi tía debería estar aquí pronto. —Danny mira su reloj. Su mirada se pasea por encima de su hombro, hacia la cocina—. ¿Crees que están bien, solas y esas cosas? — FORO PURPLE ROSE
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Se ve nervioso. Estoy bastante segura de que él se pregunta qué otros accidentes Lucy está pensando en tener esta noche. —No te preocupes —tranquilizo a Danny—, Marisol se ocupa. Gracias a Dios, la ropa vieja de ballet le cabía a Lucy—.No puedo creer que grite tan fuerte. —Sí, puede ser realmente ruidosa a veces. Es algo Latino —dice con un guiño. —No dejes que Marisol te oiga decir eso —le digo—. Está totalmente en contra a la idea de que los hispanos son ruidosos. —¿Qué es? ¿Cubano-americana? —pregunta. —Doscientos por ciento —le digo. —Yo también. ¿Y tú? —me pregunta. —¿Con un apellido como Shannon? —Le doy un vistazo—. Soy un combo, mitad irlandesa del lado de mi padre, la mitad de Puerto Rico de parte de mi madre. —Es extraño —dice—. Shannon, ¿eh? Tu padre es pálido como Casper. —No, no lo es. —Le lanzo un cojín en señal de protesta. —Sí, lo es. —Danny agarra la almohada y la tira hacia atrás. Pateo la almohada para que no me pegue—. Pero… —Se inclina hacia adelante y se detiene en las características de mi cara—, tú tienes un poco de color. Debes parecerte más a tu… —Entonces, ¿ves a Lucy seguido? —cambio el tema rápidamente. —A veces. —Danny me da una mirada extraña. Mira hacia la cocina. Lucy está haciendo a Marisol mil y una preguntas acerca de nuestros trajes y sobre Alicia en el país de las maravillas—. El padre de Lucy la dejó cuando tenía como dos años, y a mi tía Ana le gusta que ella tenga algunos, ya sabes, modelos masculinos. —Se encoge de hombros como si estuviera avergonzado. —Eso es realmente dulce de tu parte —le digo. Danny inclina la cabeza hacia un lado, y la luz descansa totalmente en su rostro. Me doy cuenta de que se ha afeitado. Su pelo rizado esta apenas ondulado, aplastado por el peso de su máscara. —Esa peluca te hace ver diferente —dice. Automáticamente, tiro de los extremos para enderezarla. Me gusta cómo me veo en esta peluca. Mi cabello no es tan loco, y mi cara se ve menos angular. —No, no lo hace. —Sí, lo hace. —Él me mira, y siento como que casi pudiera ver a través de mí, lo que FORO PURPLE ROSE
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es estúpido, lo sé. Es sólo que a veces siento que podría ser capaz de estar a gusto con él, lo que es un gran paso para mí. Casi ni puedo estar cómoda conmigo misma. Cierra sus ojos, frotándose las sienes. —¿Te importaría apagar las luces un poco? —¿Te duele la cabeza? —Algo así —dice Danny. Apago las luces, y nos sentamos en la oscuridad. Él apoya la cabeza en el cojín. Con los ojos cerrados, me fijo en los contornos de su rostro. Me imagino lo que sería pasar mis dedos por su pelo, inhalar su olor, para ver si sabe cómo Zest, para hacer todas esas cosas que he leído en las revistas Cosmo de Leslie. —No es nada. —Abre los ojos y me coge mirándole fijamente. — ¿Huh? —El dolor de cabeza no es nada, de verdad. —Cierra los ojos otra vez y se masajea las sienes. —¿Es por la tensión? —pregunto—. Porque si lo es, hay un punto entre las cejas aquí. —Señalo a al punto en el centro de las cejas entre mi nariz y mi frente—, llamado el tercer ojo, y si lo presionas justo, la tensión desaparece. —¿Sí? —Mueve la cabeza hacia mí—. ¿Cómo lo sabes? —Se llama digito presión. Es antiguo —le digo, mi confianza en este tema de repente inestable—. Es chino —añado para mayor claridad—. Viene de China. —Eso es como Asia. ¿Al igual que en Asia? —pregunta con una sonrisa Asiento con la cabeza estúpidamente, aunque sé que me está tomando el pelo. —¿Puedes hacerlo? —su voz es baja y resbaladiza. —¿Yo? No... —Muevo la cabeza. ¿En qué me he metido?—. En realidad nunca lo he hecho. Solo he visto hacerlo... a mi padre… —¿Por un médico de verdad? En la sala de estar, Marisol y Lucy se ríen de un especial de Charlie Brown, y me pregunto por qué no estoy con ellas. ¿Por qué estoy aquí? ¿SOLA? ¿Con Danny? —No, por mi mamá. Ella estudió medicina integral en la escuela de enfermería. Solía hacerlo con mi papá. —¿Solía? —Él rueda su cabeza a lo largo del lado de la almohadilla y abre los ojos. El ruido de la televisión llena el espacio entre nosotros, y espero lentamente.
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—¿Crees que podrías hacerlo en mí? —pregunta. —¿Ahora? —susurro. —Sí —dice, su voz capturada en su garganta—. Ahora. —No sé. —Me hundo más en los cojines de mi asiento—. Funciona en mi papá, pero no estoy seguro de si funcionará en ti. —¿Por qué no intentarlo? —Lo veo eliminar el espacio de seguridad entre nosotros. Se sienta en el suelo y, como si fuera la cosa más natural del mundo, apoya su cabeza sobre mi muslo. Nos estamos tocando. —Yo... no creo que pueda... —Aquí. —Toma de nuevo a mis manos. Las coloca en la frente entre sus cejas—. Por favor... —Su voz es tan espesa como la miel. Presiono mi dedo en su tercer ojo y lo mantengo. Mis muslos se juntan. Hay un chico estremeciéndose entre mis muslos, pienso Y, al igual que eso, dejo de respirar. Mi corazón deja de latir. Mi cuerpo tiene una gran pausa. Y me pregunto cómo este tipo de cosas, cosas inesperadas, pueden ocurrir tan rápido y hacerme sentir tan viva. Así es como Marisol nos encuentra. Cinco minutos más tarde, cuando suena el timbre, pasa a través de nuestro momento y se encuentra a Danny todavía sentado en la base de mis pies. Cuando abren la puerta frontal, nos desenredamos. Enciendo las luces. Marisol se hace cargo. Ella habla con la madre de Lucy, hace las presentaciones adecuadas, vuelve la ropa mojada de Lucy y acompaña a Danny hacia la puerta. Entonces hace gestos de apagar la luz y me dice que siga. Pero no puedo. Si me muevo, puedo perder la sensación del cuerpo de Danny estando muy cerca del mío. Así que me siento sola en la oscuridad, y, por primera vez en toda mi vida, experimento lo que es el dolor.
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Capítulo 11 Verdad o Reto Traducido por Emii_Gregori Corregido por Kolxi
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lrededor de la medianoche, Marisol me persuade para jugar verdad o reto. Es un juego que jugamos en una forma regular. Es nuestra forma de ponernos al corriente la una a la otra. Pero esta noche se siente peligroso. Me aseguro de ser la primera. El plan consiste en dirigir la conversación más allá de Danny Díaz, más allá de su cabeza apoyada en mi muslo. —Verdad o reto —comienzo, encendiendo varias velas colocadas delicadamente en el borde de la mesita de noche de Marisol. —Verdad. —¿Crees que a tu mamá le gusta a mi papá? —Sí —responde rápidamente Marisol—. Mi turno. ¿Por qué estaba Dan…? —¿En serio? ¿Tú crees? —La respuesta que me hace sentir incómoda—. ¿Por qué? — Mi papá es un cangrejo ermitaño. ¿Por qué a ella le gusta? —Es mi turno —dice Marisol, ignorando mi pregunta. —Pero es una pregunta rápida de responder. —Las reglas —contesta bruscamente Marisol—. Deja de romper las reglas. —Está bien —digo con una mirada feroz—, pero no me gusta tu tono. —Como sea. ¿Verdad o reto? —Reto. —¿Huh? —Marisol me da una mirada sospechosa—. Nunca has escogido reto antes. FORO PURPLE ROSE
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—Reto —repito. —Está bien, te reto… —Me da una sonrisa malvada—… a beber agua de la taza del inodoro. —¿Qué? —En secreto o no, no iba a beber agua de un inodoro—. Eso es una locura. —No —Marisol se levanta—. Es un reto. Se supone que debe ser atrevido. —Bueno, pero no pegaré mi rostro de la taza del inodoro. —Sí, lo harás. —No —le digo—. ¡No lo haré! No puedes darme algo realmente vulgar como reto. —No es vulgar. Mi perra bebe agua de la taza del inodoro, y los perros tienen la boca más limpia del mundo. —¡Tu perra come su propia mierda! —Y ella se lava con agua del inodoro. —Hace una pausa dramáticamente—. Está bien, te reto a… hacerlo con Danny Díaz. —No puedes desafiarme a eso… —¿Por qué? Porque él es súper feo, ¿verdad? —¡No he dicho eso! —protesto. —Entonces… ¿él es lindo? —Toda la escuela piensa que es lindo. No es mi opinión —exclamo—. ¡Es un hecho! —Bueno —dice Marisol con calma—, según las reglas no puedes dar marcha atrás en un reto que no es vulgar. Así que este miércoles, cuando le des clases, tienes que hacerlo absolutamente con él… —No puedes obligarme a hacerlo con un chico en un reto. —Mi voz se eleva—. Y tú sabes que tenemos una relación profesional. ¡Una relación profesional! —grito tan fuerte que Lola, su perra, empieza a aullar en el exterior. —¿Una relación profesional? ¡Ha! —Marisol señala con reproche en dirección a la sala de estar—. ¿Desde cuándo “la tutoría profesional” implica estar sentada con tu alumno entre sus muslos? —¡Él tenía un dolor de cabeza potencial! Yo estaba aplicando mis dedos en su tercer ojo. —Más bien en su tercera pierna… —¿Qu… qué? —Mi boca cae al suelo—. Eso es simplemente asqueroso. FORO PURPLE ROSE
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—Bueno, oye —dice ella con voz quejumbrosa—, ¿dónde puedo conseguir un jugador de fútbol caliente y tonto con dolor de cabeza potencial? ¡Quiero uno de esos! —¿Entonces admites que está caliente? —Empujé mi dedo acusadoramente en su rostro. —¿Holaaaaa? —Marisol me da un golpecito en la nariz, y la tensión se agrieta. —Eres una súper-puta —le digo. —Lo sé. —Marisol se deja caer sobre la cama, y ambas nos partimos de la risa. —¿De verdad ibas a hacerme beber agua del inodoro? —Sip. —¿Hacerlo con Danny Díaz? —Sip. —¿Por qué crees que cada vez que usamos su primer nombre en una oración, lo seguimos hasta lo último? —Porque suena bien —dice. —Sip. —Entonces, primicia. —Marisol se enrolla como una bola y mete la almohada entre sus muslos—. ¿Qué está pasando entre tú y Danny Díaz? —Nada... —Vamos —insiste. —Nada… Lo digo en serio. —Entonces toma verdad —dice. —De acuerdo… —Mi labio superior tiembla—… verdad. —¿Te… —pregunta en voz baja—… gusta Danny Díaz? Vacilo, que es la confirmación casi verbal de mis sentimientos. Una parte de mí quiere decir que sí, pero los sentimientos son tan nuevos que no estoy muy segura de cómo confesarlos. —Me gusta enseñarle. —Le doy la respuesta más segura que puedo reunir. —Hmm... —Ella fija su mirada en mí—. Está bien, sólo responde sí o no a las siguientes preguntas. ¿De acuerdo?
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Cabeceo un sí. —¿Te gustó tocarlo? —pregunta despacio. ¿Me gustó tocar a Danny Díaz? Pienso en mis manos recorriendo el cabello suave de Danny. Inhalo la palma de mi mano para ver si aún puedo olerlo. Cabeceo un sí. —¿Él te tocó? —Sí. —Alzo la vista hacia el techo. Recuerdo la mano de Danny alcanzando la mía. —Entonces, duh… —Una sonrisa brilló en su rostro—… te gusta. Asiento porque es verdad. Me gusta Danny Díaz. —Ahora —dice con una sonrisa maliciosa—, la pregunta es, ¿te hace sentir hormigueo? —No seas estúpida. —Lanzo un animal de peluche hacia ella, el cual esquiva hábilmente—. La gente no siente hormigueos. Marisol me da una mirada dudosa. —¿Alguna vez sentiste hormigueos? —pregunto. —Esto no es sobre mí. Es sobre ti. —Como sea —digo, debido a que Danny no me hace sentir hormigueos. Pero cuando estoy cerca de él, siento algo más. Supongo que me siento bien, como realmente bien, que ya es decir mucho. —¿Por qué estás tan entusiasmada sobre quién me gusta? —Entierro mi cara en la parte de su edredón que huele como a fresas. —No lo estoy. —Ella frunce sus labios como si estuviera pensando. —¿Estás desprendiéndote de un alto contenido de azúcar? —No… sólo estoy feliz por ti. ¿Hay algo malo en eso? —No, excepto que no hay nada por lo cual ser feliz. —Todavía no… —Me da una sonrisa extraña—… pero pronto lo habrá. En la luz de las velas, Marisol se parece mucho a su mamá. Ambas tienen ojos como platos, narices largas y estrechas, y labios hinchados color rosa. Pero es la simetría de su rostro que lo hace funcionar. Todo simplemente se suma. Y a veces, como ahora, mientras la luz parpadea a través de su rostro, Marisol puede ser impresionante. No como yo.
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—¿Crees que me parezco a mi madre? —le pregunto a Marisol. —¿Huh? —Marisol da una vuelta sobre su cama y me mira—. ¿Qué provocó esto? —Oh… —Miro fijamente mi reflejo en el espejo frente a mí—. No lo sé. ¿Crees que lo hago? —Bueno… —Marisol me mira fijamente durante mucho tiempo—. No lo sé. —Ella inclina una vela de modo que las gotas de cera derretidas goteen sobre su piel—. Ha pasado mucho tiempo, sabes. —Sí —digo en voz baja—. Lo sé. —Cierro mis ojos y trato de evocar una imagen de mi madre. Pero no puedo. No puedo.
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Capítulo 12 Secretos Traducción por aLexiia_Rms. Corregido por Kolxi
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iércoles, 9 de noviembre. Esto sucede. El mundo, en concreto Ryan Rosenbloom, se da cuenta de una cosa que yo ya sabía. Marisol es hermosa.
—Dije que sí —suspira Marisol y sonríe. Está en el cielo. Estamos almorzando en Siberia, lo que, técnicamente es un canal a cinco minutos de la escuela. Su cabeza descansa en su mochila. Su mano se extiende hacia el cielo, trazando una nube que pasa por encima. A nuestro alrededor los patos chillan, buceando después de que el señor les avienta migajas desde su bolsa. —¿Cuál crees que sea su nombre en realidad? —Marisol asiente con la cabeza al señor. —Creo que estuvimos de acuerdo en que era Carlos —le digo con impaciencia. Queriendo volver a nuestra conversación anterior. Quiero saber más. —Dios, ¿qué pasa contigo y tus estereotipos? Su nombre podría ser Bob. ¿Cómo podemos siquiera saber que es hispano? —Ella levanta una ceja inquisitivamente, como si estuviéramos hablando de filosofía o de algún otro gran misterio del universo. —Has visto su forma de vestir. La guayabera, el sombrero de paja… Supongo que podría ser de la Bahamas o Jamaica. —Muevo la cabeza—. Deja de cambiar de tema. —El lago es absolutamente encantador actualmente. —Marisol mira a Siberia. Está casi brillando. —Es un canal hecho por el hombre —le digo—. No hay nada encantador en ello.
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—Sí lo hay. —Sonríe otra vez, y quiero meter mi sub9 en el fondo de su garganta. ¿Qué derecho tiene ella de ser tan feliz? ¿Qué derecho tiene de obtener lo que pidió? Yo no sabía que la cosa existiera hasta hoy, cuando Marisol me dijo que Ryan Rosenbloom la invito. —Deberías ir —me dice casualmente—. Va a ser divertido. Miro su expresión ansiosa y quiero aplastarla. —Ya veré —le digo, mi tono igual de casual—. Voy a seleccionar a un chico, con suerte de mis muchos admiradores, encontrar el vestido perfecto, y obtener un tiempo absolutamente encantador. —No tienes que burlarte de mí —Su voz destila deflación. —Tienes razón, no debo, pero lo hago. —Elijo mis siguientes palabras cuidadosamente—. Marisol, ¿qué nos está pasando? Nosotras no vamos a bailes. —Nosotras —dice ella, su voz ligeramente recortada—, no hacemos nada. Ese es el problema. —¡Eso no es cierto! —digo, pero ¿será así?—. Además, ¿no te llamaba el mejor amigo de Ryan “cara-frenillos” enfrente de todos en séptimo grado? Los ojos de Marisol se estrecharon. —Ryan no ha sido amigo de Jeff Henderson desde el octavo grado. Entonces, ¿cuál es tu punto? —Bueno, Ryan nunca te defendió. Ese es mi punto. En serio —mi voz con una ligera pero falsa preocupación—. ¿Cómo puedes confiar en un chico como ese? —Bueno —Marisol mueve sus cejas—, corrígeme si estoy mal, pero tú nunca me defendiste bien. —Sí. —Muevo mis cejas hacia ella—, pero eso es porque Jeff me llamaba “cara de oruga”. Y… —Me froto el espacio entre las cejas, ahora sin vello—, lo que fue una experiencia muy traumática para mí. —Lo que sea —Marisol sonríe victoriosa—. Eso hace a Ryan y a ti la misma cosa. —Lo que sea. —Hago un puchero en silencio. —¿Cuál es tu problema? —Nada —le digo, aunque es una mentira.
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Sub: Se refiere a un subway, es decir, un sandwich de carne.
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Veo a Carlos. O Bob. O como se llame. Me pregunto si alguna vez fue a un baile de bienvenida. ¿O tal vez es una de las últimas personas en América que no entiende lo que se siente ir a una cita? Pero eso no tiene sentido, recuerdo que él al menos tiene una hija. La hemos visto aquí con él. Así que al menos ha tenido un día exitoso. Así que ahora sé que no hay absolutamente nadie en América que esté de mi lado, que entienda lo que es estar sin una cita, o peor aún, sin la esperanza de salir. Le doy una mirada de reojo a Marisol. Marisol que siempre me comprende en todas las cosas, pero ahora ella quiere que mi padre vaya a una cita con su madre, quiere bailar locamente y sentarse con el grupo Judío, y olvidarme. —¿Estás segura? —pregunta. —¿Segura de qué? —digo con actitud. —De no ir. Creo que el primo de Ryan, Jared no tiene cita —La voz de Marisol contiene esperanza—. O por lo menos eso mencionó antes Ryan. —Eso debe haber sido una larga conversación. —Hoy es el primer día que Marisol menciona haber hablado con Ryan, pero ¿ahora está usando palabras “como antes”? —¿Por qué? —Se ve confundida. —Para que él se sintiera lo suficientemente cómodo para hablar de su medio-retrasado primo. —Veo su cambio incómodo en la hierba—. Solo estoy diciendo que él debió sentirse cómodo contigo. —Bueno… —dice, arrancando una mala hierba. —Bueno… ¿qué? —Ryan me ha estado hablando desde a mediados de Octubre. Ella no levanta los ojos de la hierba. —Eso es hace como un mes —le digo lentamente. —Lo sé. —Así que has estado guardándome esto. ¿Por qué? Miro su rostro en busca de pistas. ¿Cuándo nos convertimos en el tipo de amigas que ocultan cosas una de la otra? ¿Qué ocurrió con las noches de verdad, de saber todo? ¿Por qué los secretos? —No lo sé. —Se encoge de hombros—. No es que no quiera hacer cosas contigo. Solo últimamente, quiero hacer otras cosas. Yo quiero salir. Y tú siempre quieres estar adentro. —Ella levanta su mirada hacia la mía.
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No sé qué decir. Quiero decir, ¿qué puedo decir? Es un poco cierto. Pero no es mi culpa que no quiera salir. Simplemente no me gustan las multitudes. No me gusta la gente. Las personas están… bueno, me dan miedo a veces. —Pero ¿por qué no me dijiste antes? —Mi voz se quiebra, solo un poco. —No lo sé —Marisol pone su dedo debajo de mi barbilla para que la mire—. Quería esperar hasta que… —¿Hasta qué? —la impulso. —Estaba segura que Danny te pediría que fueras con él al baile de bienvenida. Pensé que si Danny te preguntaba, entonces realmente tendrías que ir. Y podríamos hacer algo divertido, por una vez. —Oh —estoy girando. Mi mente está procesando como un centenar de pensamientos, pero uno sobresale: Ella piensa que no hacemos cosas divertidas juntas. Está aburrida conmigo. —Podríamos ir al baile juntas —dice ella. —Oh. —No hay mucho que decir. —Yo solo quería que nosotras perteneciéramos por una vez. —Su voz flanquea. —Oh. —¿Es todo lo que puedes decir? —Ella se rompe. —No —digo en silencio. La verdad es que podría decir muchas más cosas, como: ¿Qué está mal contigo? ¿Cuándo dejaste de quererme y empezaste a mentirme? ¿A dónde vas? ¿A dónde voy? ¿Vamos a dejar de ser…? No, no puedo decir eso. No puedo siquiera pensar en eso. Lo estudio cuidadosamente. Trato de pensar en un momento de mi vida que me haya decepcionado —no hiriendo mis sentimientos, pero en realidad defraudado—, y no puedo. Así que me aguanto. Marisol tiene derecho a ser feliz, aunque me duela aceptarlo. —Creo que es genial —le digo finalmente. —¿En serio? —Ella me da un suave apretón en la mano. Me muerdo en los labios para evitar decirle, no te vayas. No me dejes sola. —Sí, realmente lo creo. —Bien. —Marisol sonríe y sus ojos brillan azules bajo el sol.
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—Estoy súper emocionada —dice. —Sí, es genial. —Asiento con la cabeza y sonrío forzosamente. Pero no creo que sea genial. De hecho, creo que todo el asunto apesta.
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Capítulo 13 ¿Qué pasa conmigo? Traducido por Inthefreedomwings Corregido por karoru
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ás adelante, esa tarde, antes de que me encontrara con Danny para nuestra tutoría, me escondí en el baño de las chicas y me miré fijamente en el espejo. ¿Qué tiene Marisol que no tengo yo? ¿Por qué Marisol consigue novio y yo no? ¿Y cuándo empecé a preocuparme por estas cosas?
Intento recordar que Ryan no es el novio de Marisol, que todo lo que hacen es pasar el rato juntos. Pasar el rato juntos en secreto. Mi mente no comprende el mundo de lo secreto. Y que en algún lugar a lo largo de este punto me convenzo de que Marisol tiene novio, y que la vida como yo la conozco está a punto de cambiar. Odio mi vida. Lo hago. ¿Odio mi vida? Bueno, no todo el tiempo, pero hay ciertos momentos del día, que estoy particularmente enojada con Dios por hacer mi vida del modo en que es. El vestuario está tranquilo. Agradezco el silencio. No es algo común en estos días que pueda escuchar mis propios pensamientos. Y aprovecho ese tiempo para dedicarlo a una de las preguntas más urgentes en mi vida: ¿Qué hace que a alguien, quizás a Danny, le guste yo? Me miró fijamente en el espejo e intento verme a través de los ojos de Danny. La primera cosa que hago es evaluar mis ojos. Sí, parece que mis ojos pertenezcan a un búho, pero el color es bastante lindo, son castaños con pintas verdes. ¿Qué hay de mi nariz? Es larga y estrecha. Mi padre dice que es románica. Nada que sea románico puede ser bueno. Mis labios son llenos, quizás demasiado llenos, como los de un pez.
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Fea. Me tomo mi tiempo bajando las escaleras mientras continúo catalogando mi cuerpo. En el hueco de la escalera, pienso sobre mis caderas. Son demasiado anchas. Probablemente daré a luz gemelos —eso, en caso de que tenga sexo alguna vez. También observo mis pechos. Muy pequeños, aunque es preferible a las sandías que lleva Pamela Anderson. Definitivamente los pechos no deberían ser más grandes que la cabeza. El primer piso está vacío. No oigo el eco de ninguna conversación. Me paro frente a la vitrina y observo mi reflejo en el plexiglás. Miro mis piernas. Soy toda piernas. Son súper largas, tanto que no pueden ser un atributo ahora. A los chicos en pleno crecimiento pueden intimidarles las chicas tan altas, pero en el futuro, definitivamente estarán comiendo de mi mano. Un punto para mí. Miro a ambos lados, levanto mi camiseta y admiro mi vientre. Es tan plano, que es cóncavo. A los chicos les gustan las chicas con vientre plano. Ya van dos puntos. Cuando llego a la parte superior de mis brazos, no me molesto en flexionarlos. Mis bíceps han sido siempre inexistentes. Aunque no creo que pueda castigarme por eso; los bíceps no se llevan en mi familia. Los bíceps de mi abuela siempre han colgado hacia abajo. Pero son delgados, que es mejor que el que sean flácidos, ¿cierto? Ok, me pondré medio punto. Mis ojos siguen por la espalda, hacia abajo. Mi joya, mi gloria —mi culo. En el plexiglás se ve estupendo. Es respingón, en forma de corazón, y lleno. Ocupa completamente la parte trasera de mis jeans. Un culo perfecto debería valer tres puntos. Ahora entiendo hasta donde ha llegado el culo de J. Lo. Debe ser una suerte atraer a la mitad de los maridos potenciales basándome en mi culo respingón. Ok. Hago los cálculos en mi cabeza. Piernas súper largas: 1 punto. Vientre cóncavo: 1 punto. Brazos flacos y sin bíceps: 0,5 puntos. Culo de J. Lo.: 3 puntos. Cinco puntos y medio. Ese es el total. ¿Qué significa eso? En una escala del uno al diez soy un cinco y medio. ¿Cinco y medio? Esto está mal. Está realmente mal. Espera. No, esto no puede estar bien. No he enlistado diez partes de mi cuerpo. La ecuación tiene que ser igual al números de partes del cuerpo examinadas o no será matemáticamente correcto, pero entonces… FORO PURPLE ROSE
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Una sombra se ve en el plexiglás y me asusta. Después de un chillido involuntario, que siento que lamentaré el resto de mi vida, me encuentro en el cristal con la cara de Danny. —¿Cuánto…? —Lucho por mantener la compostura—. ¿Cuánto tiempo llevas ahí parado? ¿Me vio observándome a mí misma? ¿Evaluándome? Deja salir una risa lenta. —Llevo como un minuto aquí—. Golpea el cristal con los dedos—. ¿Qué estás mirando? —fija la vista en el cristal—. ¿Vas a ir al baile de bienvenida? —¿Qué? —trato de mantener la voz firme—. ¿Por qué? —Um… No sé. Estás parada en frente del cartel del baile de bienvenida. Indica hacia el interior de la vitrina, y por primera vez, noto que pone: “Lánzate a la diversión el sábado, 19 de Noviembre”. Debajo de la frase hay una foto de una pareja con ropa formal, posando alegre ante la cámara. Sólo ver la cámara me hace estremecer. —Oh… —recobro la compostura—. Sí, cierto. —¿Así que vas? —¿Qué? —Vas… —¿A dónde? —Al baile de bienvenida. —¿Al baile de bienvenida? —pregunto, evasiva. —Susie… —la sonrisa de Danny se apaga, pero su tono aún es alegre. Deseo que deje ya la conversación. Siento que apenas puedo respirar. ¿Qué le importa? a menos que… pero las probabilidades de que Danny me pida ir al baile de bienvenida son cero. Podría pedírselo a cualquiera. ¿Por qué querría pedírmelo a mí? —No —le digo—. No voy a ir. —¿No vas? —repite. —No. —¿No vas al baile de bienvenida?
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—No —digo por segunda vez—. No voy. —¿Por qué insiste en hacer que lo repita? —Este es el baile de bienvenida —golpea el plexiglás. —Sí —digo muy lento—. No voy a ese baile de bienvenida. —Oh —dice con una sonrisa. —¿Oh? —¿Está feliz de que no vaya? —Tu ojo está temblando —se inclina hacia delante y toca la esquina de mi ojo, donde el temblor ha comenzado. —¿Podemos irnos? —pido impaciente. —Sí —sonríe otra vez, molestándome todavía más. —Bien —camino delante de él hacia la biblioteca. —Espera —pone la mano sobre mi hombro y yo salto—. La biblioteca está cerrada. —¿Qué? —dejo caer mi mochila en el suelo—. Estás de broma. ¿Por qué? Se encoge de hombros. —El cartel dice inventario. Pero no te preocupes, iremos a algún otro sitio. —No tenemos ningún otro sitio al que ir —el tic en mi ojo empeora. —Bien, ¿qué tal la clase del señor Murphy? —sugiere. Le echo una ojeada a mi reloj. Ya son más de las tres y media de la tarde. —No, el señor Murphy sale a las tres a menos que arregles una cita con él. ¿Quizás deberíamos dejarlo para mañana? —Preferiría estar en casa ahora mismo analizando cada palabra a debatir “La letra escarlata”: quiero decir, ¿por qué me habría de llevar al baile de bienvenida? —¿O podríamos ir a tu casa? —replica. Me tomó un segundo para registrar la pregunta. ¿Quiere ir a mi casa? Esta sería su segunda visita en un mes. La verdad es que, desde Halloween, todo en lo que puedo pensar es en Danny viniendo a mi casa. Danny en mi cuarto. Pero tener una fantasía y cumplirla son dos cosas diferentes. —No creo que sea una buena idea —digo después de un infernal debate interno—. Mi padre está trabajando en casa.
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Nos apoyamos en las taquillas. Danny pasa sus dedos por mi pelo, y su movimiento me trae recuerdos de Halloween. Estoy desbordada y pienso en tocarlo. —Bueno, ¿y qué pasa con mi casa? Vivo sólo a dos bloques de tu casa. —Oh, no sé. Hay muchas preguntas rondando mi cabeza ahora mismo. ¿Qué pasa si me invita a su cuarto? ¿Cómo sería ver su cama u oler sus sábanas? ¿Cómo sería saber cómo de confortable parece o ver su armario con su ropa dentro? Esa sola información podía mantenerme despierta toda la noche. No creo que pueda manejar la presión de estar en su casa. Me rompo los sesos pensando una excusa infalible. —No creo que deba ir a casa de un chico si mi padre no lo conoce —fuerzo mi voz a sonar llena de disculpas. ¿Cómo de extraña me sentiría conociendo a Dalia o a sus padres? —Bueno, tu padre y yo nos encontramos el otro día, ¿recuerdas? —Sí —digo sarcástica—, pero eso no es exactamente conocerse —Diablos, llevo encontrándome con Danny desde hace más de un mes, y no puedo decir que lo entienda. —Si mi padre conociera a tus padres probablemente sería una historia diferente, pero no es así. —Oh. —Vuelve a apoyarse en la taquilla y se golpea la cabeza con los dedos. Me pregunto si sus dedos le dan un poder mental extra—. Ok, ya sé. Mi madre vuelve del trabajo a las cuatro de la tarde, yo la llamaré para que le explique a tu madre. —No puedes llamar a mi madre —comienzo a decir, intentando forzar a las palabras a salir. —¿Por qué no? —pregunta Danny. —Porque… —mi mente va a la carrera. Sólo dile la verdad, pienso. Pero no puedo. No aún—. Tú simplemente no puedes —repito. —Ok —Danny parece considerar si debería presionar el asunto, pero no lo hace—. ¿Podemos llamar a tu padre? dijiste que está en casa, ¿cierto? —Sí, puedes llamarlo. —Estamos pisando terreno peligroso, y parece mejor rendirse que obtener más preguntas. —Vamos a estar estudiando, no jugando al doctor —dijo. Y mi corazón va mil veces más rápido.
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—Lo sé-e-e-é. —Paré para controlar mi tartamudeo—. Sólo esta-ta-ta-taba pensando que tengo que estar en casa a las seis. —No hay pro-buh-blema. —Recoge mi mochila del suelo—. Vamos.
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Capítulo 14 La casa Díaz Traducido por kathesweet Corregido por karoru
C
aminamos la primera cuadra en silencio. Lanzo miradas furtivas a él sólo para verlo llevar mi bolso. Me gustó la manera en que él lo recuperó del suelo, sin decir una palabra. La acción era de mucha confianza. Me gustaba eso.
—Es este camino. —Sigo a la derecha donde él hace un giro en la avenida SW 132, y trato de acompasarme sus largos pasos. Las piernas del chico cubren dos veces la cantidad de territorio que las mías. Giramos a la izquierda en la calle 65, y mi estómago se retuerce. El camino que estamos tomando repentinamente empieza a parecer muy familiar para mí. —¿Alguna vez has estado aquí? —pregunta Danny. Apunta hacia un canal artificial. ¡Mi canal artificial! ¡Mi lugar del almuerzo designado! —¿Y bien? —dice. Miro alrededor. Mi Carlos o Bob —o cualquiera que sea su nombre— está sentado en un banco, leyendo. Los patos se amontonan cerca, esperando. —Algo así. —Debato si admitir que este es mi lugar de almuerzo—. A Marisol y a mí nos gusta comer aquí —murmuro en voz baja. Miro hacia Carlos. Él está empezando a alimentar a los patos—. Creo… —digo, señalando hacia el hombre viejo— que todo lo que él hace todo el día es alimentar patos. —¿Huh? —Danny me da una mirada extraña. Pone dos dedos en su boca y silba. El hombre viejo sonríe y levanta la vista. —Hola —Danny ondea su mano—. ¿Qué pasó? —Nada —dice el viejo, estrechando los ojos, antes de desaparecer detrás de los pliegues arrugados de El Nuevo Herald. —¿Qué dijiste?—pregunto. ¿Por qué nunca pensé en saludar? FORO PURPLE ROSE
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—Le pregunté qué pasaba. Y él dijo, “Nada”, lo que significa “nada”. —Sé lo que significa nada. Soy estudiante de tercer año de español. Quiero decir, ¿por qué decirle algo en absoluto? —Nos acercamos a una valla que conduce hacia un patio bien-cuidado que parece familiar. Miro atrás hacia el hombre viejo, a sólo unos metros—. ¿Es tu abuelo? —pregunto incrédulamente, porque si esta no es una señal de Dios entonces no sé qué es. Danny sonríe misteriosamente. —Ya verás. Corta a través del patio y entramos en la casa a través de una puerta de vidrio deslizante desbloqueada. —¿Mami? —grita Danny, pero nadie contesta—. Este es el salón familiar-cocina. Nota que los azulejos son italianos auténticos —dice Danny en una voz nasal—. Es un estilo impresionista posmoderno del Renacimiento Italiano. —Me da una sonrisa ladeada—. ¿No crees que sería un agente inmobiliario realmente bueno? —No. —Pongo los ojos en blanco—. Pero creo que serías un granjero genial porque eres tan malditamente cursi10—digo, lo que hace que Danny ría. Reviso el salón. No es tan grande como mi salón familiar, pero es bonito. Las paredes están pintadas de mango; los azulejos del piso son de un marrón claro. La pared más larga está cubierta con retratos familiares. En el centro hay una pintura grande en aceite, de Danny y Dalia arrodillados en un altar. Dalia lleva puesto un vestido blanco. Danny lleva puesto un traje. Los dos parecen de doce años en la foto. —¿Esa es la foto de tu confirmación? —pregunto. —Sí. —Sonríe—. ¿También eres católica? —Sí, pero realmente nunca hice todo eso de la confirmación —le digo. Le doy la espalda a la pared y estudio algunas de las otras fotos. La pared prácticamente es una historia visual de la vida entera de Danny: Danny sentado en una bañera llena de burbujas; Danny y Dalia en su graduación del jardín infantil; la foto de la boda de sus padres; su mamá riendo hacia la cámara, sosteniéndose el vientre grande. —¿Esta es tu mamá cuando estaba embazada de los dos? Danny camina más cerca para mirar. —Sí, estaba enorme. 10
Cursi: En inglés es corny, que se asemeja bastante a corn, que significa maíz.
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—¿Qué se siente ser un gemelo? —Siento curiosidad. —Es genial —dice—. Las personas creen que eso te hace diferente, pero es como tener otro hermano cualquiera. Supongo que es agradable estar en las mismas clases y copiarse mutuamente la tarea, no es que Dalia alguna vez me dejara copiar cualquiera de las suyas, pero algunas veces tener una hermana puede ser molesto. ¿Eres hija única? —Sí. —¿Desearías haber tenido un hermano o hermana? Considero la pregunta. Por un largo tiempo después de que mi madre murió, me pregunté cómo habría sido tener una hermana mayor. Pensé que quizás ella entendería cómo me estaba sintiendo, o quizás me explicaría por qué sucedían cosas como éstas, por qué nos sucedían a nosotros. Incluso si no habláramos sobre otras cosas, quizás podríamos simplemente jugar juntas. Quizás entonces, yo no estaría tan sola. —Antes sí —le digo—, pero ya no. Miro de las fotos a Danny, luego afuera, a su abuelo leyendo el periódico. Pienso en su pequeña casa con vista al canal artificial, con los patos graznando por todas partes. Me llenó de envidia. Danny agarra una manzana del tazón de frutas cercano y le da un gran mordisco. —¿Quieres un mordisco? —La manzana está tan cerca que puedo olerla. Casi muero de pensar en nuestros labios tocando el mismo lugar. —Está buena —dice, poniéndola más cerca. —Ya sabes —alejo la manzana—, esa es la manera en que Adán metió a Eva en problemas la primera vez. —Creí que había sido al contrario. —Sólo si crees las mentiras de la sociedad patriarcal —respondo suavemente. —Ya veo —sonríe—, por eso es que me gustas. Eres rápida con tus replicas. Parpadeo, y me siento entusiasmada. —Entonces, ¿quieres ver mi habitación? —Danny se mueve hacia el pasillo. No debería estar sorprendida —he leído Seventeen lo suficiente, exactamente dos ediciones, para saber que no importa cómo luce una chica, un chico siempre quiere mostrarle su habitación— pero lo estoy. —¿Por qué?
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—Porque… —Otra vez, Danny me lanza una mirada extraña—. Es donde está mi escritorio. —Oh. —Mis mejillas se tornan rojas. Tonta, tonta. —¿Vienes? —dice Danny desde el pasillo. Tomo un respiro profundo y lo sigo. Una hora después, la mamá de Danny llega a la casa. La escuchamos cantando en la cocina antes de que aparezca su cara en la puerta de la habitación de Danny. Durante los últimos sesenta minutos, hemos estado absorbidos en el final de La Letra Escarlata. Me he estacionado con la novela en el suelo, mientras Danny está tendido en la cama repasando los apuntes. —Odio leer —me dice por enésima vez. —¿De verdad? No podría decirlo. —Doblo la página y dejo a un lado el libro—. Creo que puedo leer sobre cualquier cosa, excepto terror. No puedo soportar esos libros. — Me paro y me estiro. Una hora de lectura en voz alta junto con un análisis profundo son suficientes para hacer que mi cuerpo duela. Me inclino hacia adelante y toco los dedos de mis pies. Cuando me enderezo, noto que Danny me está observando. —Entonces, ¿crees que estás listo para tu examen? —pregunto incómodamente. —¿Huh? —Sacude su cabeza. Puedo decir que lo he cogido desprevenido. —¿Estás listo para tu examen? ¿O crees que necesitamos seguir estudiando? —Oh, lo siento. Sí, eso creo. Sabes —dice de repente—, eres verdaderamente flexible. —Su cara está sonrojada. —Solía hacer gimnasia cuando era pequeña. —Me siento en el borde de su cama y llevo una rodilla a mi pecho. Mi trasero duele por el piso duro. —¿Por qué lo dejaste? —pregunta. —No lo sé. Sólo lo hice. —Lo que es una mentira. La verdad es que lo dejé porque después de que mi mamá murió, mi papá seguía olvidando llevarme. —Así que, ¿te sientes preparado? —pregunto otra vez. —¿Cómo no podría estarlo? —Sacude su cabeza—. Eres intensa cuando estudias. —Bueno. —Hago una cara grave—, no me he ganado mi reputación como rarita por nada. —Sí —agrega, riendo—. Sabía que los raritos eran buenos para algo.
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—Sí —digo, pero no puedo evitar sentir una quemazón. ¿Me insultó o esto se suponía que sería un halago? ¿Debería incluso importarme? Quiero decir, mira dónde estoy. Estoy en su casa. Pero aun así… —¿Crees que soy una rarita? —Me aventuro. La mirada que me da, además de su silencio incómodo, lo dice todo. —No me importa —empiezo. —Vamos, Susie… —No, está bien. Miro las paredes de su habitación, cualquier cosa por evitarlo a él y a su… falta de protesta. Su habitación es típica. Es un pequeño desastre; hay un calendario de edición de trajes de baño colgando de la pared. Un estante que está lleno con las figuras de acción coleccionables de Star Wars, y hay posters de filmes clásicos por todas partes: El Precio del Poder, El Señor de los Anillos, Star Wars, E.T., El Club de los Cinco. —¿Por qué tienes tantos posters? —pretendo estudiar el poster de E.T. Recuerdo la primera vez que mi papá rentó esa película en Blockbuster. Lloré por días. —Quiero ser director —dice con más seriedad. Miro de vuelta a él, sentado en la cama, recogiendo los hilos de su edredón. Nunca pensé en Danny más allá del contexto de ser lindo y popular. Nunca pensé en sus sueños y aspiraciones. Sólo pensaba en cómo estaba empezando a sentirme con respecto a él. Saber esto me hacía verlo un poco diferente. Para ser director, tienes que ser creativo. Ni siquiera creía que ese lado de él existiera. —Marisol quiere ser crítica de cine —le digo. —¿Sabes lo que me gusta de las películas? —dice—. Me gusta que podemos ver estos protagonistas que son torpes y tímidos y algunas veces es como todos nos sentimos en el interior. Pero en lugar de odiarlos como lo hacemos en la vida real, los amamos… Queremos que sean felices. ¿Alguna vez has visto una película de John Hughes? Dirigió El Club de los Cinco y Dieciséis Velas. —Poooor faaavor —le digo—. Blockbuster prácticamente me tiene en su lista VIP. He visto todo lo que John Hughes ha hecho. Y realmente soy una gran fan de Molly Ringwald —confieso —Yo también. —Sacude su cabeza, sus rizos caen. No puedo quitar mis ojos de él.
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—¿Qué quieres ser cuando crezcas? —pregunta. —No sé. —Inclino mi cabeza contra la pared y actúo como si estuviera considerando la pregunta. La verdad es que lo sé. Siempre lo he sabido. Quiero ser una escritora de canciones. Pero nunca he compartido esa información con nadie más que Marisol—. Creo que yo. —Casi cambio de opinión, pero, una vez más, decido tomar la oportunidad—. Creo que quiero ser escritora. —Oh —dice Danny—. Eso es genial. Como tu papá, ¿no? —pregunta. —No, no exactamente… Hey, ¿cómo sabías que mi papá es escritor? —De la misma manera en que parece que sabes mucho sobre mi abuelo. —Arquea sus cejas, rueda fuera de la cama, y se para en el marco de la puerta—. Sería mejor que llamaras a tu papá antes de que empiece a preocuparse. Había olvidado esa mentira y el tiempo. Sonrío ante la idea de que mi padre podría estar remotamente consciente de mi ausencia. —Déjame ir a decirle a mi mamá, ¿de acuerdo? Estaré de vuelta. Cuando se va, camino hacia su cama y levanto su almohada hasta mi nariz. Inhalo profundamente y luego la pongo de vuelta en la posición exacta en la que la encontré. Él huele justo como lo recordaba. A Zest11 y Neutrogena. Camino hacia la pared con posters y me inclino contra ésta. Alcanzo mi camisa y saco la rosa de cuarzo en forma de corazón que Marisol me compró por mi último cumpleaños. Se supone que me trae buena suerte. La pongo entre las palmas de mis manos y pido un deseo. Deseo que Danny fuera capaz algún día de ver mi interior y saber cómo me siento. Luego me deslizo por la pared y espero por su regreso.
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Zest: Marca de detergente. FORO PURPLE ROSE
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Capítulo 15 Una parte de la familia Traducido por Bautiston Corregido por karoru
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usie, esta es mi mamá. Mami, esta es Susie Shannon.
La señora Díaz es una mujer pequeña con pelo largo de color marrón y grandes ojos marrones. La he visto unas cuantas veces antes con el abuelo de Danny, pero en ese momento no tenía idea de quién era, y nunca la había visto de cerca. Ahora veo que es casi de la misma altura y peso de un estudiante de secundaria. Mide quizás un metro y medio y parece que apenas pesa cuarenta y cinco kilogramos. Trato de imaginar cómo llevo a los gemelos a término y apenas puedo imaginarla alguna vez estando embarazada. —¿Susie? Cuando dice mi nombre, me levanto. Soy una torre al lado de ella, haciéndola parecer aún más diminuta. —Señora Díaz—. Extiendo mi mano hacia la de ella, pero tira de mí y me da un beso en la mejilla. —Estoy contenta de conocerte por fin —dice—, Danny nos ha hablado mucho de ti. —Mi corazón salta dos golpes ante la idea de Danny hablando de mí con su madre, antes de darme cuenta de que está siendo educada, y mando mis fantasías lejos. —Estos tacos están matando mis pies. —La señora Díaz sale de sus zapatos y se reduce cinco centímetros. Olvida enana. Esta señora es un hobbit. —¿Dónde trabaja? —pregunto, tratando de no llamar a mi padre durante tanto tiempo como sea posible. —Trabajo para el Departamento de Niños y Familias.
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—Oh… —Decido quedarme un poco más, así que me obligo a hacer otra pregunta—. ¿Le gusta? —Bueno, vamos a ver… —La señora Díaz suspira con cansancio—. Voy a trabajar todos los días y conozco a un montón de niños abusados, y familias desilusionadas. Ah, y en días como hoy tengo que quedarme más de una hora extra. Es muy divertido. —Oh —dije, y luego miro a mis uñas. Es uno de esos momentos incómodos que no me gustan. —Pero —la señora. Díaz pone su mano en mi brazo, y me pregunto si siente mi auto enojo—. No lo cambiaría por nada en el mundo. Gracias por preguntar. Así que, debemos llamar a tu padre. Es agradable ver a un padre tan preocupado. Danny me da su teléfono inalámbrico. Marco mi número, y se lo entregó a la señora Díaz, y digo una pequeña oración para que no le mencione a mi padre “reglas”. —Hola. ¿Mr. Shannon? Esta es la señora Díaz, la madre de Danny Díaz. Danny Díaz, uh-huh, así es, Susie es la tutora de mi hijo… Estoy bien, y ¿usted? Genial. Escucho con atención la conversación, pero trato de parecer indiferente mirando casualmente alrededor del cuarto. A mi lado, Danny empieza a tararear algo, pero apenas escucho el pum, pum, pum de mi corazón. —Oh, él está haciéndolo de maravilla. El Sr. Murphy cree que no necesitara un tutor después de Navidad. Sí, bueno, la razón de mi llamada es que la biblioteca de la escuela fue cerrada hoy y allí es donde Susie y Danny se reúnen normalmente. Danny sugirió que viniera a nuestra casa para estudiar. Sólo quería asegurarme de que usted estaba de acuerdo. Sí, eh, está bien. Sí, bien, gracias. ¿Quiere hablar con ella? Sí, está aquí mismo. Un momento… ¿Susie? —La señora Díaz me pasa el teléfono—. Le gustaría hablar contigo. Después de varias mentiras a mi padre, me uno a Danny y su mamá en la sala de estar. Los encuentro charlando y riendo, y lo extraño es que ella está concentrada en lo que él está diciendo. Hacen un lindo par. Primero, ella no parece demasiado atractiva para ser su madre, pero hay muchas similitudes, también. Comparten la misma cara oval, pómulos definidos, y el mentón angular. Y hay algo más, también. Hay algo en la forma en que me mira, como si pudiera confiar en ella. Es la misma mirada que Danny me da, también. Por encima de ellos, una imagen del padre de Danny cuelga en la pared. Es guapo, como Danny, con el mismo pelo rizado y ojos de color cobre. Me pregunto cómo este hombre guapo se juntó con esta simple, pequeña mujer. Pero quizás es como dice Danny, ¿tal vez todos somos la misma persona en el interior? ¿Tal vez eso es lo que su padre vio en su madre? ¿Tal vez la vio desde adentro hacia afuera?
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Me aclaro la garganta para hacerles saber que estoy allí. Sus sonrisas me invitan a participar, pero escucho en silencio. Siguen hablando en frente mío, y me hace sentir que soy parte de la familia. Rara vez me siento de esa manera, excepto cuando estoy con Marisol y su mamá. —Gracias por llamar a mi padre, señora Díaz —le digo a los pocos minutos. —Oh, eres bienvenida. Danny dice que tienen mucho para hacer y estudiar todo el día, así que estábamos pensando que tal vez podrías quedarte a cenar. Mi corazón salta a la invitación, pero mi instinto me dice que me tome las cosas con calma. Sólo la idea de pedir a Dalia para me pase la sal hace que me repugne, y empiezo a dudar si Danny incluso quiere que me quede. ¿Qué pasa si su madre está siendo educada? Miro su cara. Su expresión es vaga. —Oh, me gustaría, pero —reitero mi excusa antes—, tengo esta cosa de este proyecto, y tengo que estar en casa para las seis. —Oh, sí —dice Danny—. Me olvidé por completo. —Oh. —La señora Díaz suena decepcionada —. Bueno, ¿tal vez en otro momento? Sé que al padre de Danny le encantaría conocerte. ¿Al padre de Danny le gustaría conocerme? Mi estómago dio un vuelco. —¡Ya sé! —dice la señora Díaz con una sonrisa—. Tenemos planes para este fin de semana, pero ¿por qué no cenas con nosotros el próximo domingo? —Um… —Una vez más, mi corazón salta ante la invitación. Una vez más, estoy llena de dudas—. No sé... —Oh —Danny se ríe—, aquí va de nuevo. —¿Qué se supone que significa eso? —La Sra. Díaz pregunta. —Mamá, a Susie no le gusta salir. Prácticamente tuve que arrastrarla aquí para estudiar. Sonrío tímidamente porque es verdad. —Bueno —digo a regañadientes—, el próximo domingo va a estar bien. —Bien. Vamos a cenar a las siete de la tarde —la señora Díaz dice con decisión—, puedes venir a las seis y cuarto. Eso te da a ti y a Danny algo de tiempo para pasar el rato. —La señora Díaz asiente con la cabeza—. ¿Qué te gusta comer? —¿Comida cubana? —disparo en la oscuridad. —Buena respuesta —la señora Díaz se ríe—, porque mi padre no lo haría de otra manera. Por lo tanto, nos vemos el próximo domingo a las seis y quince. FORO PURPLE ROSE
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—Seis quince —repito con voz temblorosa. —Maravilloso. —La señora Díaz aplaude con emoción—. Voy a esperar a escuchar su versión del “baile” .Dalia y Danny siempre tienen opiniones encontradas sobre los eventos escolares. Sería bueno saber por un tercero. —La señora Díaz apretó la mano de Danny con amor. —En realidad. —Miro a mis pies—, no voy a ir. —Oh, yo pensaba que… —Se detiene e intercambia una mirada con Danny—. Quiero decir —se aclara la garganta—, supuse que irías, también. Dalia lo hace parecer como uno de los mayores acontecimientos del año. —Así que, ¿vas al baile? —Le pregunto a Danny. —Um, sí… —Parece avergonzado de admitirlo—. Dalia me convenció. Ella es una princesa del baile y todo. —Oh —le digo. Puedo oír la decepción en mi voz, y me odio por ello. ¿Por qué soy tan estúpida? ¿Por qué me siento como si alguien me golpeara con el enorme palo de la decepción? —Por supuesto, Dalia y Danny compraron sus entradas hace años —explica la señora Díaz—, Dalia estaba preocupada por la velocidad con que se vendían. Tiene toda la cosa planeada, hasta un recorrido minuto a minuto. —Sí —dice Danny—, es ridículo. Siguen hablando, pero no es como si realmente escuchara. Todavía estoy siendo golpeada una y otra vez con un gran y gordo garrote de decepción. Me sorprende todavía estar de pie, pese a los golpes que recibo. —¿Algo está mal? —La señora Díaz pone su mano en mi brazo —. Tus ojos están de color rojo. Genial. —Oh, no. —Es una lucha, pero puedo hacer que mi voz suene tranquila—. Estoy bien… —Si bien significa que quiero vomitar. ¿Por qué me permití sentirme tan aceptada en la casa de Danny, cuando la verdad es que nunca voy a encajar en su vida? —No sé. —La señora Díaz coloca una mano sobre mi frente—. Luces ruborizada. ¿Por qué no te sientas y te traigo una aspirina y agua? Empiezo a protestar, pero la señora Díaz me mete en el sofá antes de que pueda terminar la frase. Entonces se va corriendo, hacia algún lugar en las cercanías de su habitación, dejándonos a Danny y a mí, como en una especie de, a solas.
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—¿Estás segura de que estás bien? —Danny está sentado a mi lado en el sofá. Trata de poner su mano sobre mi frente, pero lo esquivo, dejando a su mano colgar torpemente en el aire antes de que poco a poco la baje al sofá. —Sí —mi voz es concisa—. Estoy bien. ¿Por qué soy tan transparente? Danny me mira, como si no me creyera. Pero supongo que decide cambiar de tema, porque entonces, dice: —Me gusta tú colgante. Miro hacia abajo. Mi colgante está descansando en la parte exterior de la camisa. —Es genial —lo levanta—. Eso es un cristal, ¿verdad? ¿Para qué sirve? Su mano acaricia mi clavícula, y mi corazón no deja de hacer ese loco golpeteo. — ¿Qué quieres decir? —Miro hacia otro lado, enojada conmigo misma por no ser capaz de controlar mi reacción. —Bueno… —Danny se detiene, y luego comienza de nuevo—. Sólo quiero decir, no se supone que los cristales, como que, ¿representan algo? Me encojo de hombros y miro a la cocina. —Marisol me lo dio… así que… — Murmuro, sin convicción. Lo gira entre sus dedos. —Es lindo. —Sí, gracias —respiro profundamente. A pesar de que me niego a mirarlo, puedo sentir el calor que se escapa por los poros de sus dedos. —¿Susie? —Comienza a tirar de la cadena, y no se detiene hasta que por fin lo miro. Deja caer el collar de nuevo en mi pecho—. ¿Estás segura de que estás bien? Su rostro es sincero, y derrite mi frialdad un poco. —Sí —le digo un poco más moderada—, estoy bien. Realmente. —Bien —me da una dulce sonrisa—. Porque quiero preguntarte algo. ¿Preguntarme algo? ¿Preguntarme algo a MÍ? Y ahí es cuando empiezo a rezar con los ojos abiertos. Es ridículo y completamente femenino, pero no puedo evitarlo. Empiezo a orar: Por favor, que me pida ir al baile. Por favor, que me pida ir al baile. Por favor, que me pida ir al baile. —¿Sí? —Es todo lo que puede decir ahora mismo.
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—Bueno —comienza, y de repente parece menos seguro de lo que jamás lo había visto antes. Está mirando hacia abajo en su rodilla y recoge sus pantalones vaqueros. En la cocina, oigo a su madre empezar a hacer todo tipo de ruido, y me pregunto, ¿cuánto tiempo se tarda en encontrar la aspirina y un vaso de agua? ¿Y por qué se fue por ahí? —Yo —continúa, sigue recogiendo sus pantalones de jeans—, yo sólo… Um… ¿Por qué está tan nervioso? Mi estómago se contrae. ¿Podría ser? —Sí —digo, inusualmente audaz. —Um —Él mira hacia arriba, y yo asiento. Finalmente, dice—: Solo quiero saber lo que piensas del baile. —Bueno… —Y a pesar de que quiero más que nada que me pida ir al baile, no puedo dejar la respuesta instintiva salir de mi boca—. Es un poco flojo y elitista, ¿no te parece? ¡Mierda! ¿Por qué dije eso? Quiero decir, creo que es cierto, pero ¿por qué en realidad lo dije en voz alta? ¿Estoy tan acostumbrada a ser excluida de este tipo de eventos que mi auto-protección se ha convertido en la respuesta automática? —Oh. —Empieza a recoger los hilos del sofá. —. Oh —dice otra vez. Y luego simplemente sacude la cabeza, como si todo tuviera sentido. Sólo que no quiero que lo que he dicho tenga ese sentido para él. Quiero que me pregunte otra vez, porque es evidente que respondí totalmente EQUIVOCADA. —Oh —dice—, ¿así que no quieres ir? ¿Verdad? Niego con la cabeza vigorosamente, porque eso no es cierto, quiero ir. Quiero decir, me gustaría ir, si alguien como Danny me invita. Es decir, claro, antes de hoy, ni siquiera sabía realmente sobre el baile. Ni siquiera sabía realmente que los chicos les preguntaban a las chicas. Digo, sabía que los chicos les preguntaban a las chicas. Por supuesto, lo sabía. Pero no sabía que los chicos les preguntaban a las chicas como yo y como Marisol. Pero ahora que sé que las chicas como Marisol —y, por tanto, las chicas como yo— podían ser invitadas a salir a cosas como el baile, definitivamente quiero ir. No puedo articularlo, pero definitivamente quiero ir. —¿Susie? —¿Si, Danny? —Bueno, este es el momento. Este es el momento. Trato de concentrarme, así puedo hacerlo bien esta vez. —Puedes dejar de mover la cabeza. Lo entiendo. —¿Huh?
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Al principio, no entiendo lo que está diciendo. —Tú —dice, y físicamente agarra mi cabeza para mantenerla en su lugar—, puedes dejar de mover tu cabeza. Ya entendí que para ti el baile es un evento estúpido y elitista. ¿De acuerdo? Y entonces me doy cuenta de que todo el tiempo que he estado moviendo la cabeza diciendo no, significaba que sí, pero Danny pensó que yo quería decir no. ¡Acabo de decir no dos veces a la misma pregunta! Soy una retardada. Evidentemente, soy una retardada. En la cocina, la señora Díaz finalmente abre el grifo, y sólo el sonido del agua me hace toser, mi garganta está tan seca. Un poco más lejos, una puerta se abre y se cierra de golpe, y no puedo evitarlo, mi cabeza se dispara automáticamente hacia el sonido, y escuchó a Danny decir: —Dalia llegó a casa. —Entonces se mueve un poco lejos de mí y deja de hablar y levantar los hilos por completo. Y me doy cuenta que todo ha terminado. El momento se ha ido. Lo eche a perder. Miro por encima del hombro. Apenas puedo hablar, mi garganta es como papel de lija. —¿Vendrá aquí? —pregunto, y luego me muevo más que unos pocos espacios de distancia, me mudo a una milla de distancia, porque si me va a rechazar, entonces voy a rechazarlo, también. —Probablemente —Danny sacude la cabeza y me mira de reojo, pero su voz se mantiene bastante neutral—. Pero, primero, se va a cambiar y llamar a su novio. Nunca has conocido a Dalia, ¿verdad? —me pregunta, frotando su barbilla. Sacudo la cabeza, y esta vez significa realmente no. También estoy bastante segura de que ahora no es el momento para presentaciones. Sólo quiero ir a casa. Sólo quiero ir a casa y revolcarme. Danny no va a preguntarme por el baile, eso es obvio. —¿Puedes, puedes alcanzar mis cosas? —Sí —Danny se ve un poco apagado, y me pregunto si tal vez lo juzgué mal OTRA VEZ. Pero entonces, dice, muy toscamente—. Sí, creo que estamos… haciendo… —Y entonces sé que no lo hará. Cuando Danny se va, la señora Díaz FINALMENTE me trae un vaso enorme de agua que tomo de un sorbo. Trato de calmarme viendo su ajetreo en la cocina. No funciona. —Aquí tienes —Danny regresa unos minutos después y me entrega mis cosas—. Oh, y —saca dos discos de la espalda—, grabe estos para ti. —¿Huh? —Muevo la cabeza. —Es de los Beatles —dice, como yo soy lenta, y él está de mal humor. FORO PURPLE ROSE
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¿Me grabo un CD? Si creyera por un segundo que las señales existen, podría decir que esta es una señal, LA SEÑAL. Pero me parece imposible. —¿Recuerdas que hace dos semanas me dijiste que te gustaban? Vuelvo a pensar en hace dos semanas, pero sólo recuerdo vagamente una conversación en la que tal vez —de paso— dije que a Marisol y mi nos gustaba la vieja escuela, cosas como los Beatles. —Hice una para ti y otro para Marisol —Se encoge de hombros—. Mis padres tienen una gran colección de los Beatles, así que…—Se detiene. Entonces murmura el resto, como si fuera una sola palabra grande—. Solo quería darte las gracias por ayudarme en la prueba y otras cosas. —Mete las manos en los bolsillos. —Sí, así es… —Tomo una respiración profunda y voy por ello—. Dulce. —Y cuando me mira y sonríe, siento que, creo que ¿a lo mejor puedo hacerlo? ¿Tal vez pueda cambiar esto? Estoy a punto de poner mi mochila en el suelo de nuevo, cuando dice: —¿Supongo que nos veremos la próxima semana? —Y entonces se vuelve y abre la puerta corredera de cristal. —Oh —dudo, porque ahora no estoy segura. Me acerco a la puerta corrediza de vidrio, no estoy realmente lista para salir, pero no estoy muy segura de que decir para que me pueda quedar. Me gustaría decirle lo mucho que su disco significa para mí; lo especial que me ha hecho sentir; y que estoy absolutamente segura de que si me pidiera que vaya con él al baile, diría que sí. Y ahí es cuando me encuentro a mí misma diciendo su nombre. —¿Danny? —¿Sí? —Sonríe, y sus ojos parecen tan amables y abiertos de nuevo. —Yo…—Me esfuerzo por hablar. Me esfuerzo por llegar más allá de la voz que me hace dudar en la parte de atrás de mi cabeza que dice, ¿cómo puede a Danny gustarle siquiera alguien como yo? ¿Cómo puede gustarle a Danny alguien que no es nada? —¿Sí? —Danny dice otra vez. —Sólo quería decir… En el fondo, escucho hablar a Dalia con la señora Díaz. Sus voces están cada vez más cerca. Mi corazón late más rápido y más rápido. Danny las escucha, también. Mira sobre su hombro y da el más mínimo paso de mí. —¿Sí? —pregunta por tercera vez, y tal vez soy yo, pero creo que suena un poco impaciente.
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Trato de leerlo, pero no puedo. No puedo, y ahí es cuando dejo de tratar porque la respuesta es obviamente clara. Digo: —Oh, nada. Simplemente gracias. Gracias por todo. Y luego me voy, deseando que, a pesar de las consecuencias más vergonzosas, podría haber tenido el coraje de decir más.
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Capítulo 16 Pelea de gatas Traducido por Paaau. Corregido por Angeles Rangel
A
l día siguiente en la clase de conducción, me siento en la línea de mi equipo, y pienso acerca de todo lo que Marisol había dicho el día anterior. Pienso acerca de lo de querer encajar. ¿Qué es lo que hacía eso tan importante para Marisol, o incluso para mí? Siempre me había considerado lo bastante lógica para saber que, después de la secundaria, ninguna de estas personas importaría. Pero porque había pasado la mayoría de los últimos 11 años con ellos, no podía dejar de preguntarme si acaso eso era mentira. ¿Qué pasa si ellos siempre importaban? ¿Qué pasa si después en la vida —justo como ahora— yo no encajaba? ¿Marisol también se sentía de eso forma? —¡Vamos! —Jessica me da un empujón con su zapato. José está ausente así que, por hoy, ella es la líder del escuadrón. Estacionamos en paralelo, lo que, de acuerdo al entrenador Brown, es la octava maravilla del mundo. Sacudo la cabeza. —No me siento bien. —Bueno… —dice ella—. No pedí una explicación. Vamos, Bobby, ¡estás dentro! —Dios —dice Tamara luego de que Jessica se lleva a Bobby lejos—. No puedo creer que ella y yo tengamos que estar en el mismo cortejo de nuevo. Ella es una total perra. No puedo creer que Danny haya salido alguna vez con alguien como ella.
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—¿Qué? —Me giro tan rápido, que casi obtengo el síndrome del latigazo cervical12—. ¿Qué dijiste? —Sí. —Los ojos de Tamara se ampliaron alegremente—. ¿No lo sabías? Tan pronto como Dany llegó aquí el año pasado, ella lo agarró rápidamente. Terminaron en agosto, creo. —¿Cómo sabes? —Me esfuerzo por sonar desinteresada. —Todos saben, y Danny… —baja los ojos disimuladamente—, me lo dijo anoche cuando vino a mi casa. —¿Danny… fue… a tu casa… anoche? —repito lentamente. —Sí. —Su sonrisa es tan brillante, que casi quedo ciega—. Hemos estado estudiando juntos para nuestros SATs desde antes de Halloween. Sabes… —Se inclina hacia adelante, por lo que puedo oler cada resquicio de su aliento de menta—. Desde que le dijiste que yo quería saber si tenía novia. —Oh. —No sé si arrancarle los ojos, o golpear mi cabeza en el cemento por ser tan idiota. ¿Qué había dicho Danny cuando me dio los CD? “Gracias por ayudarme con mi prueba y con otras cosas…” Por “otras cosas”, ¿se refería a juntarlo con Tamara? —Sí. De verdad, de verdad quería agradecértelo. No puedo creerlo. ¡Él es totalmente caliente! ¿No lo crees? Como sea —continúa Tamara—, estoy muriendo por decírselo a Jessica, pero no he tenido la oportunidad. ¡No puedo esperar para ver su cara! El cielo se despeja y el sol destaca los tonos miel de Tamara. Al lado de cabello rizado, el de ella es liso como un hueso. Liso como el de Jennifer Aniston. ¿Qué fue lo que dijo Dany de mi peluca de Alicia en el país de las maravillas? “Te ves tan diferente”… supongo que lo hacía, me veía más como Tamara. —Oh. —Tamara pone los ojos en blanco—. Mira quién viene. Levanto la mirada para ver a Jessica acercándose. Su cabello negro azabache vuela en el viento, mientras se pavonea hacia nosotras como si el mundo entero la estuviera mirando, o al menos, cada chico de nuestra clase. Si a Danny le gustan las perras, chicas hermosas con senos gigantescos, puedo ver por qué Jessica le atrae. —Cuando Jessica llegue —susurra Tamara en mi oído—, pregúntame quién me invito al baile de bienvenida. Será muy divertido. 12
Hiperextensión cervical. Se presenta cuando los tejidos blandos del cuello se lesionan, producto de una sacudida repentina o un “movimiento súbito” de la cabeza.
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—¿Quién te invitó? —mi estómago cae mil pies—. ¿Quién te invitó? —repito. Tamara pone sus ojos en blanco. —Simplemente pregunta… aquí viene. —Vamos. —Jessica empuja a Tamara con el pie—. Es tu turno. —Lo siento —dice Tamara cortésmente—, pero Susie estaba a punto de preguntarme algo, así que tendrás que esperar. —Se gira hacia mí y dice en voz alta—: ¿Cuál era tu pregunta? —¿Qué? —me siento entumecida. —Tu pregunta. —Tamara sonríe tiernamente, pero sus ojos se estrechan lentamente—. ¿Recuerdas? Jessica coloca las manos en su cadera y nos mira. —¿Puedes apurarte? Estás haciendo esperar a todos. Tamara me pellizca. —Vamos —susurra. —Parece que estás lista, así que vamos. —Jessica golpea la parte superior de la cabeza de Tamara como si estuviese golpeando una mesa. Parece imposible que Danny saliera con cualquier de estas dos súper perras. Pero, aparentemente, lo haría. Él saldría con ellas, pero no conmigo, nunca conmigo. —La verdad —digo de pronto—, sí tengo una pregunta—. Me pongo de pie para alzarme sobre las dos—. Tamara, ¿cuándo te convertiste en una total perra? Bajo la mirada hacia Tamara. Su boca se abre y me mira con una expresión atónita. Detrás de mí, Jessica se echa a reír. —¿Crees que esto es gracioso? —Me vuelvo hacia Jessica. Luego veo de vuelta de vuelta a Tamara, que aún me mira, su mandíbula pegada al piso—. Ustedes dos se merecen. —¿Qué? —Jessica para de reír—. ¿Qué dijiste? —Da un paso hacia mi cara como si fuera a pegarme, y realmente me contengo de dar marcha atrás. Adrenalina corre por mis venas. Tiemblo de adentro hacia afuera. Pero es como si no pudiera detenerme. Es como desdoblarme o algo así. Todo en lo que puedo pensar, es en lo perras malvadas que en verdad son Tamara y Jessica. —Jessica. —Instintivamente, doy un paso atrás—. Tamara quiere que sepas algo. Jessica se vuelve hacia Tamara y sisea: —¿Qué? FORO PURPLE ROSE
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Tamara levanta la vista hacia nosotras, temblando. —Tamara, dinos con quién irás al baile de bienvenida —ordeno. Tamara mira a Jessica, luego a mí, y de vuelta a Jessica, completamente consciente de que está siendo saboteada. —¿Con quién vas a ir, Tamara? —Jessica patea el muslo de Tamara. —¡Ouch! —Tamara está atónita, completamente aturdida. —Bueno, ¿quién? —Jessica la golpea de nuevo—. ¿Quién? Es como ver un gato a punto de ser comido por un perro, sólo que peor. —Voy a ir con Danny —tartamudea Tamara—. Danny Diaz. —¿Disculpa? —Jessica se agazapa sobre Tamara—. Disculpa. —Mueve la cabeza como una serpiente—. ¿A dónde irás con Danny? —Ella —digo mis palabras cuidadosamente para que Jessica tenga el impacto—, irá al baile de bienvenida con Danny Diaz. Tu ex novio. —Luego doy 10 pasos hacia atrás, y espero a que vuelen las chispas. Y luego sí que vuelan. Hay pelo brillante por todas partes. Los gritos de Jessica y Tamara, demoran exactamente 30 segundos para atraer la atención de toda la clase. —¿Qué pasa? —Bobby se pone a mi lado, mientras el resto de la clase comienza a ponerse alrededor. —Creo —digo con una sonrisa, que acabo de encender la primera pelea de gatas del año. —Dos princesas del baile se desgarran la ropa la una a la otra—. Se escabulle hacia la acción—. Genial. —Sí. —Me giro para mirar—. Definitivamente genial.
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Capítulo 17 Primeras citas Traducido por loveliilara Corregido por Angeles Rangel
—¿Q
ué estás haciendo aquí? Cerca de las 6 p.m. del viernes, mi padre paseaba fuera de su dormitorio y me encontró echa ovillo en el sofá de la sala familiar. Mi perro Mogley roncaba sonoramente a mis pies.
—Mirando televisión. —Pasé los canales, pero nada llamaba mi atención. —Puedo notar eso —dijo mi papá—. ¿Pero por qué las estás mirando aquí? —Porque vivo aquí. —Sabía que no debía haberlo dicho de esa manera. No debería haber sido sarcástica. Pero era más fácil dedicarle a papá esa actitud que admitir la verdadera razón. La “verdadera razón” era que Marisol apestaba. Tiene un nuevo novio. Y me vendió por su nuevo novio y una entrada de $65 para ver a Coldplay en el American Airlines Arena. —Okey… —Papá se sentó cerca de mí, en el sofá y palmeó mi rodilla—. ¿Qué miras? —¿Por qué? —Me detuve en el canal de surf, sorprendida de encontrarlo instalándose en el sofá un poco cerca de mí—. ¿No vas a escribir ésta noche? —pregunté. —Ya sabes… ―suspiró—. No lo creo. Vengo escribiendo durante los últimos veinte días sin parar, y creo que tengo un bloqueo mental. —Entonces, ¿no vas a escribir esta noche? —repetí. —No, no lo haré. —Acomodó sus pies sobre la mesita de café—. Espera. Golpeó suavemente mi pierna—. Vuelve a Bravo. Eso se ve interesante…
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Cambié la televisión de vuelta al canal Bravo y deje el control remoto a un lado. El sofá sonó cuando mi padre se acomodó más entre los cojines. Lo observé mirando la televisión como si fuese testigo de una invasión alien. Cuando él efectivamente rió entre dientes con el programa, estaba casi convencida de encontrarme en medio de una película de Steven Spielberg. —¿Quieres que vea si hay alguna película comenzando? —pregunté, mi corazón saltando un poco. —Ya sabes. —Sonrió hacia mí—, eso podría ser… El timbre de nuestro teléfono resonó impidiéndole terminar la frase. —Déjame contestar. —Se levantó para contestar el teléfono en su estudio. Cuando se fue, deambule a través del menú de DirecTV. Una película de Alfred Hitchcock comenzaría a las 8 p.m. A mi papá le encanta Alfred Hitchcock. —Los Pájaros13 comenzará a las ocho. —Le dije cuando regresó. Recogí las piernas cerca de mi cuerpo para hacerle espacio—. Siéntate —le dije cuando se quedó parado. —Estoy bien. —Comenzó a bajar la mirada hacia mí—. Era Leslie en el teléfono. —Sí, ¿está todo bien? —La manera en que papá se quedó ahí parado, mirándome, comenzó a ponerme nerviosa. —Oh, sí —permaneció en el borde del sofá—, todo está bien. Leslie llamó porque un amigo le dio entradas para la Sinfonía New World esta noche. Ella quería ver si me gustaría acompañarla. ¿Leslie le preguntó a mi papá para una cita? ¿De nuevo? —¿Qué piensas de la idea? —pregunto en voz neutral. —¿Qué esperas que piense de esa idea? —No estoy segura qué es lo que esperaba que dijera, ¿quiere que le diga que no vaya? Porque eso es lo que pensaba… que no debería ir. —No he ido a la sinfonía en años. No desde que…. El final de la frase colgó en el aire como la ropa lavada que mi abuela extendía para secar. Él no tenía que finalizarla. Yo sé que quería decir. Iba a decir que no iba a la sinfonía desde que mamá había muerto. —¿Quieres ir? —Esa era la pregunta correcta por hacer.
13
Los Pájaros: Película de Alfred Hitchcock de 1963 sobre un romance de dos desconocidos que se conocen en una tienda de aves.
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—Ya sabes —pasó los dedos a través de su pelo de la forma que lo hace cuando está dividido por algo—. Realmente me gustaría escuchar un clarinete esta noche y un bajo, y tal vez incluso un flautín… pero Alfred Hitchcock, bueno ese es un clásico. —Y —le dije—, puedes ver un clásico cuarenta veces y todavía encontrar algo nuevo en él. Mi papá me dio una mirada extraña. —Tu madre solía decir eso. —Se sentó en el sofá y su mirada estaba en blanco hacia el televisor. Su cuerpo recto—. Debería decirle a Leslie que no. —Se paró y se dirigió hacia su estudio. —Espera. —Lo llamé de regreso después de estar segura de lo que quería decir—. Podemos alquilar siempre Los Pájaros. —Oh… —Lucia realmente indeciso—. ¿Entonces debería ir? Hice una pausa. No habría ninguna duda que prefería comerme la uña del dedo grande del pie ante que él saliese con Leslie. Pero no quería que se quedara conmigo por compasión. —Deberías —finalmente dije—, es lo que realmente quieres. —Creo… —pasó los dedos a través de su pelo nuevamente. Lo escuché hacer su llamada telefónica por sobre el ruido del televisor. Y aunque fue doloroso de admitir, sonó emocionado en el teléfono, lo que es genial. Realmente. Debería estar feliz por él, supongo. Su emoción coincide apenas con la que sentí hace un momento cuando por un minuto creí que tal vez, “solo tal vez”, él realmente tendría un lugar para mí en su vida.
**** Esa noche esperé a que Leslie y mi papá regresaran. Un poco aburrida, de una forma terca quería ser testigo del final de su cita. Quería ver si él la besaba. Traté de desocupar mi mente sacando fuera a Leslie. Fue una tarea difícil ya que real, realmente me agrada Leslie, aunque es totalmente diferente de mamá, y no puedo entender por qué papá se siente atraído por ella. Primero, ella es agnóstica. Mi mamá fue una católica devota. Segundo, ella es completamente moderna para mi papá. Él es un intelectual. El lee The New York Times y The Economist. La verdad, Leslie tiene una larga lista de lectura, pero dentro de Allure y Vanity Fair.
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Levanté las persianas verticales y miré fuera sobre nuestra calle. La luna llena estaba hermosa, un círculo blanco perfecto arriba entre las vaporosas nubes grises. A la luz de la luna, nuestra calle lucía tranquila, y pienso que es lo que me ha gustado de vivir aquí por los últimos quince años. Excepto por Marc Sánchez que es un completo idiota, es muy agradable. Cruzando la calle, el señor Middleton sacó a su perro a un paseo nocturno. Miro al reloj. Una y treinta. Espero un poco, y eventualmente luces brillan en la oscuridad calle arriba y lentamente estaciona en el frente de nuestra casa. Son ellos. La silueta del auto Lincoln Town de Leslie es iluminado por la luna. Me muevo a la segunda ventana de mi dormitorio, que da al patio delantero de nuestra casa estilo rancho histórico. Deslizo la ventana para abrirla un poco así puedo apoyar la oreja contra el vidrio de la ventana. Entonces con paciencia espero a que estén dentro de mi alcance auditivo. —Gracias por prestarme ese libro —escucho a Leslie decir, mientras pasa debajo del arco que lleva hacia el jardín delantero. Ella mira arriba hacia mi ventana y me sorprendo de que pueda verme, pero aparentemente no me ve porque dice—: pareciera que Susie podría despertar, odiaría que la despertásemos. ¿Tal vez podría buscarlo después? —Susie duerme como un muerto —le aseguró mi padre—. Así que no hay problema. Leslie dio un pequeño suspiro como si siguiera a mi papá por el camino. —Perdón, no puedo sacar esa aria14 de mi cabeza. Fue tan hermoso. —Sí —dijo papá—, si lo fue. —Sabes —Leslie caminó por el frente del porche —creo que fue realmente dulce que tomaras mi mano cuando lloré. Eso significó mucho para mí. —Leslie inclinó la cabeza hacia él. —Es agradable ver que te puedes conmover tanto. —Mi padre dio un pequeño paso atrás. —Entonces… —Leslie dijo cambiando un poco—, espero aquí. —Correcto. —Papá abrió la puerta y lo escuche entrar a la casa e ir a su estudio. Minutos después volvió con un libro en las manos. Se lo dio a Leslie. —Tarda lo que quieras. —Gracias, siempre quise aprender más sobre música clásica. Esto realmente me ayudará. —Leslie acarició el hombro de papá. Se miraron el uno al otro por un largo tiempo—. Realmente pasé un buen rato. 14
Aria: Un aria es una pieza musical para ser cantada por una voz solista, habitualmente con acompañamiento orquestal y como parte de una ópera o de una zarzuela. FORO PURPLE ROSE
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—Yo también —papá se meció en sus talones. Parecía evitar mirar directamente a Leslie. —¿Crees que te gustaría repetirlo alguna vez? —La voz de Leslie se contrajo en su garganta. —Sí, ya lo creo. —Bueno —Leslie comenzó a alejarse—. Llámame la semana que viene. Hablaremos. —Seguro. —Papá dejó de mecerse. Aunque su cabeza se lanzó hacia abajo pude ver la tensión en su rostro. Sus pies estaban casi tocándose. Leslie se inclinó hacia delante. Apoyó la cabeza en su pecho, y lenta, muy lentamente pasó los brazos por la espalda de él, y acarició su pelo de sal y pimienta. —Joe —dijo ella la palabra muy suavemente—. Joe. —Si… —papá estaba rígido como una estatua. —Está bien Joe. ―Susurró ella. —¿Está bien? —repitió él, sonando confundido. —Sí. —Ella lo sostuvo fuerte—. Está bien. Los miré, insegura de qué pasaba. El cuerpo de él estaba duro, sus manos enterradas en sus bolsillos. Miró lejos en la noche. Yo quería ir con él. Yo quería confortarlo. Quería decirle que no estaba bien. Eso lo sabía. —No. —Dijo él después de un tiempo—. No estoy seguro de que esté bien. —En el minuto en que lo escuché hablar, supe que hablaba por ambos, nosotros. —Oh, claro, lo entiendo. —Leslie se desprendió de él. —Te llamo, Joe. —Sí, está bien. —Papá esperó hasta que Leslie estuviera segura en su auto antes de entrar a casa. Cuando ella se fue, apoyé la cabeza en el antepecho de la ventana y miré en la noche. Miré la luna. Traté de recordar cómo lucía la noche en que mamá murió. Me asombré de que lucía igual.
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Capítulo 18 El centro comercial Traducido por Liseth_Johanna Corregido por Angeles Rangel
Al día siguiente, Marisol se levanta al amanecer y me conduce al centro comercial. Está determinada a encontrar su vestido para el baile de bienvenida y, aparentemente, torturarme en el proceso. La primera hora ambas estamos demasiado somnolientas para conversar. También estoy un poquito molesta porque me vendió por Ryan Rosenbloom. Ocasionalmente, sin embargo, dejo salir una pregunta. —¿Cómo estuvo el concierto de Coldplay? —pregunto en JCPenney15. —La pasé muy bien —empieza con entusiasmo, antes de distraerse repentinamente—. Oh, mira, un vestido bonito. —¿Sólo fueron ustedes dos, o fue alguno de sus otros amigos también? —pregunto dos tiendas y doce vestidos después. —Um… oh, esto está bien —me pasa una bufanda azul de cachemira falsa para que deslice mis dedos sobre ella—. No lo sé. Éramos Ryan y yo. Jesse, el mejor amigo de Ryan y Mónica, su novia. Y otra pareja… no puedo recordar sus nombres. Oh, y su primo Jared, que aún no tiene una cita para el baile de bienvenida. —Bueno, dile que buena suerte con eso —respondo secamente. —Ya sabes. —Me lanza una mirada—. Jared es en realidad muy lindo. —¿Lindo como Ryan? —Suelto una risita bajo mí aliento.
15
J.C. Penney Company, Inc. NYSE: JCP; o comúnmente conocida como JCPenney o simplemente Penneys: es una cadena de tiendas departamentales de Estados Unidos con sede en Plano, Texas, un suburbio en el extremo norte de Dallas. FORO PURPLE ROSE
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—Ryan es lindo. —Me da una fea mirada. —Si ese es tu tipo —murmuro. —Él es mi tipo —dice, arrebatando varias tangas bonitas de una mesa de ropa interior. —Uh-uh —digo en un tono que realmente dice lo que sea, retardada. Y de repente, mi sangre se está precipitando en mi cara, poniendo rojas mis mejillas. Puedo sentirme preparándome para una pelea, para derribar y arrastrar, cuando repentinamente ella dice—: Voy a pagar esto. Si quieres quedarte aquí y vivir en una caja toda tu vida, siéntete libre —se enoja, dejándome molesta y sola al lado de una caja de sostenes acolchados de color rosa con lunares. Y la única cosa que puedo pensar es: hubiera preferido una pelea total. Es mucho más justo que un golpe y corre. —Lo estás haciendo de nuevo —susurra Marisol bajo el aliento. En las escaleras mecánicas en Macy’s, Marisol decide que estamos de vuelta en términos de conversación. —¿Qué? —Odio cuando se refiere a mí como si no pudiera oírla—. ¿Qué estoy haciendo de nuevo? —Ya sabes —Marisol ondea su brazo a través de la baranda de las escaleras—, la cosa rara que haces cuando das dos pasos adelante y uno atrás. La cosa rara a la que se está refiriendo es al juego que hago en las escaleras. Es como un ritual para mí. No puedo subirme a unas escaleras mecánicas sin hacerlo. Marisol jura que es mi versión de un desorden obsesivo-compulsivo. Pero lo he estado pensando mucho últimamente y creo que es más como una afirmación de vida. En la vida, das pasos adelante, pero siempre das unos cuantos hacia atrás. Pero al final, si das más pasos adelante que atrás, estas progresando. También calma mis nervios. Intento explicárselo a Marisol, pero ella no se lo cree. —Suena como la mejor excusa que pudiste pensar desde la última vez que usamos las escaleras mecánicas —me dice. Lo que es cierto. Pero, ¿Y qué? Seguiré usando las escaleras de la forma que yo uso las escaleras. Después de todo, ella tiene sus rarezas. Entonces, ¿Qué sí tengo veinte? —¿Sabes qué? —dice Marisol cuando finalmente alcanza la cima. —¿Qué? —Acabo de darme cuenta de que empezaste a hacer eso cuando teníamos diez años. Y eso —murmura bajo su aliento—, es muy interesante. Mientras caminamos por el pasillo, deslizo mis dedos sobre los distintos tejidos. Las estaciones se supone que cambian y así mismo, las telas. Algunas son geniales, otras son gruesas y peludas, otras sencillas.
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—No puedo creer que casi es día de Acción de Gracias —Marisol señala el aviso de día de fiesta—. Tengo que averiguar qué comprar para Ryan, pronto porque Hanukkah está a tres semanas y es loco… dura como ocho días. ¿Le doy ocho regalos pequeños o le doy uno bueno? —¿Se van a dar regalos el uno al otro? —Bueno… —Me lanza una mirada irritada—. Sí. —Bien… —Para mantener la paz, ajusto mi voz para que no sea tan sarcástica—. A menos que él te vaya a dar ocho regalos para Navidad, estoy bastante segura que deberías darle uno. —Sí, probablemente tienes razón. Alcanzamos el departamento de ropa formal y, como pensé, estamos rodeadas de vestidos feos. Es como caminar hacia el closet de Britney Spears. ¿De esto se trata la emoción? —Entonces —Marisol se agita a través de un perchero de vestidos de baile color marrón vómito—, creo que Ryan va a invitarme a esquiar con su familia. —¿Qué, están a modo híper-veloz? —No… ¿Te gusta esto? —Marisol me muestra un sencillo vestido sin tirantes color burdeos con talle imperio y revestimiento transparente. Y odio decirlo, es realmente hermoso. Instintivamente, toco la tela. Es seda. —Sí, es lindo —digo, con una décima de la emoción que siento. —Creo que me lo voy a probar. —Pone el vestido a un lado y continúa mirando—. De cualquier manera, la razón por la que estoy diciéndote sobre el viaje de esquí es por la misma que el fin de semana. —Hace una pausa, torpemente—, la ceremonia de conmemoración de tu madre. Noviembre veintiséis. El día de murió mi madre. Cada año, mi padre hace una ceremonia de conmemoración para mantener su recuerdo vivo. Y cada año, la lista de invitados se acorta más y más. Se espera eso, supongo. A veces las personas quieren olvidar. ¿Pero Marisol? ¿Es esta otra de sus maneras de decirme que está lista para seguir con su vida? —¿Vas a ir? —pregunto—. Es decir, ¿te irás con Ryan? —No si no quieres que lo haga. Y no quiero que ella vaya, pero no lo voy a decir porque lo peor que hay en el mundo es cuando alguien hace algo por obligación, no por genuino interés. Es como mi padre y la sinfonía una y otra vez. ¿Por qué no puede la gente tomar sus propias decisiones y dejarme sentir de la forma que me siento? FORO PURPLE ROSE
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—Haz lo que quieras. —Es un desafío, pero mantengo mi voz equilibrada, sin emociones. Examino un vestido de tafetán con la esperanza de que detendrá a mis ojos de mirarla. —Supongo —dice Marisol con duda—, que me gustaría ir realmente. —Entonces ve —dijo fríamente. ¿Ella espera que le ruegue que se quede?—. Voy a probarme este. —Me apresuro hacia el vestidor. En el minuto que cierro la puerta, empiezo a llorar. Toma exactamente diez minutos para que una dependienta toque la puerta del compartimiento. No le respondo instantáneamente. No es como si estuviera intentando ser problemática, pero el único sonido que dejará mi boca es el mío respirando entrecortadamente. Así es como sueno cuando lloro duro. —¿Hola? Cariño, ¿Estás bien? —Su gentil golpeteo se torna en uno persistente. Probablemente está desconcertada porque elegí su vestidor para tener una recaída nerviosa. —Señorita. —Su llave abre el seguro—. Si no quieres responder, voy a tener que entrar —y es seguro, dos segundo después, que ella está enfrente de mí, con la preocupación típica de una madre escrita en su bronceado rostro. Sé que para ella probablemente parezco un desastre. Mi cara manchada con el negro de mi máscara no-tan-a-prueba-de-agua. Mi cabello está amontonado en mi rostro en parches de rizos rebeldes. Y para agregarle a eso, estoy sentada en un banco destrozado, usando un terrible vestido de tafetán, que es incluso más terrible porque es muy apretado para mis caderas y muy grande para mis senos. —Oh, cariño. —La dependienta busca en su bolsillo y me da un pañuelo arrugado—. El vestido no es tan malo. Puedo conseguir uno para ti en tu talla. —Estoy bien, en serio —mi voz suena temblorosa. Me aclaro la garganta—. Estoy bien —repito. Pero acepto el pañuelo y lo uso algo ferozmente. —Dime, es el vestido. ¿No es así? —La dependienta se agacha y empuja el cabello lejos de mi rostro. Sacudo la cabeza en negación y procedo a asfixiarme con mis propios mocos. —Oh. —La dependienta sonríe simpáticamente—. ¿Es un chico? Una vez más, sacudo la cabeza. —Bueno… —Parece ponderar sus opciones restantes—. ¿Tuviste una pelea con una amiga?
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Asiento, sonándome la nariz en el pañuelo que ya está empapado. Ella es súper perceptiva, pienso. —¿Quieres hablar de ello? —pregunta gentilmente. ¿Qué habría que hablar? La única cosa que sé con seguridad en que por dentro, me siento como un completo desastre. Y darme cuenta de eso comienza una fresca ola de lágrimas. —Cariño… —La dependienta cierra la puerta detrás de sí y la asegura—. Ahora, espera. Sé que las cosas están mal para ti por el momento, pero tienes que reponerte. Saldrás de esto. Las amistades… —Eleva mi barbilla para que pueda mirar directamente a sus ojos marrones—, son la cosa más importante que puedes tener en la vida. A veces tienen sus subidas y bajadas. A veces es tu culpa y a veces no. Pero la clave para manejar aquellas subidas y bajadas es recordar que las buenas amigas siempre encontraran la forma de volver la una a la otra. ¿Entiendes? Asiento. A través de mis lágrimas, admiro su rostro amable. Cuando ella me sonríe, líneas de risa se pliegan de lado a lado en sus mejillas. —Sólo estoy siendo llorona. —Me limpio la nariz con un nuevo pañuelo que me ofrece. —No hay nada malo con una buena llorada. Pero… ―Toma en consideración mi traje con tanto desdén que no puedo evitar reírme—, hay algo que está terriblemente mal con ese vestido. ¿Qué podemos hacer para arreglarlo? Me encojo de hombros. ¿No sabe ella que no hay nada que se pueda hacer por la forma en la que me veo? —Ya sé. —Se da una palmada en el muslo—. Ya regreso. Treinta minutos después, emerjo del vestuario de damas sin lágrimas y, gracias a Jeanette, la dependienta demasiado perceptiva, usando el par más genial de jeans de Bubblegums que alguna vez que había visto y un simple top negro con pequeñas mariposas bordadas en el lado izquierdo y un cinturón del doble de ancho color verde mar que cuelga perfectamente sobre mis caderas. Luzco… Dios, es imposible de creer, pero luzco tan…. normal. Ahora, si sólo pudiera encontrar a Marisol. No la he visto desde que me fui al vestidor. Y no parece estar en ningún lugar cercano. Esto, pienso en un intento de alejarme del espejo, es por lo que necesito un celular. Y es entonces cuando lo “escucho”. —Imposible. O, ¿debería decir, “ella”? No puede ser… Pero allí esta. Mil vatios de puro estreñimiento congelados en su cara. FORO PURPLE ROSE
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—Hola, Tamara. —Fuerzo una enorme sonrisa. Baile o no, me veo genial, y no voy a dejar que la áspera expresión de Tamara me arruine—. Hola, Señora Cruz. —Doy mi falsa sonrisa a la mamá de Tamara. —¿Qué te pasó? —la voz de Tamara está llena de incredulidad. —Tamara, en serio. —La señora Cruz le da a Tamara una mirada seria—. Te ves elegante, Susie. ¿Te hiciste un cambio de imagen? —No en realidad. —Miro sobre mi hombro para asegurarme de que Jeanette está cerca—. Sólo, ya saben, estaba haciendo algunas compras y encontré esto. Decidí usarlo en casa. Es una mentirita piadosa… lo sé. ¿Pero y entonces? Es obvio que tuve algún tipo de cambio de imagen. Pero no estoy a punto de admitirlo a la madre de la princesa del baile del infierno. Especialmente, después de la PDBDI16 me robó mi… ¿Qué exactamente me robó Tamara? Lo que sea. La mirada de incredulidad en la cara de Tamara… la que dice que posiblemente puedo ser una amenaza para ella y su futura felicidad con Danny, vale tropecientas mentiras, si me lo preguntas. —¿No se ve genial, Tamara? —Sí —Tamara rueda los ojos—. Genial. La señora Cruz me sonríe, ignorante “como siempre” de la actitud de Tamara: —Es gracioso que te encontráramos así. Estaba preguntándole a Tamara cómo te iba. No te he visto desde la ceremonia de conmemoración de tu madre el año pasado. —Correcto, lo recuerdo. —Cada año Tamara y sus padres vienen a la conmemoración de mi madre. Nunca me importó realmente que ellos vinieran. La verdad es que apenas noté que estaban allí, excepto algunas veces cuando pensaba que Tamara tenía suerte de tener todavía a su madre. Pero este año, no estoy segura de poder soportar la idea de Tamara en mi casa, alardeando de su madre bastante viva y su llavero de recuerdo del baile de bienvenida. —Bueno, deberíamos seguir comprando. Tamara está buscando un nuevo vestido para el baile —suspira la señora Cruz—. Aparentemente, el otro no era del color correcto. ¿Ya encontraste tu vestido? —No. —Mis ojos se posan en Tamara. Ella está en total deleite. Casi desearía tener a Jessica aquí para abofetearla—. De hecho. —Mis ojos miran al piso—, no voy a ir.
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PDBDI: Princesa Del Baile Del Infierno.
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—Oh. Bueno, eso es muy malo. Sí, bien, tenemos que encontrar un vestido rojo. Vestido rojo, ¿Puedes creerlo? —La señora Cruz rueda los ojos a Tamara. —Es el color favorito de Danny —dice Tamara—. ¿Lo sabías? Puedo oír el desafío en su voz. —No —digo, lentamente—, no lo sé. Pero… mis palmas se sienten temblorosas y no puedo creer que vaya a decir lo que estoy a punto de decir, pero lo digo de todas formas—, eso podría explicar por qué vi a Jessica aquí más temprano, buscando uno desesperadamente. —¿Qué? —sisea Tamara, sacudiendo la cabeza, revisando entre el público en busca de los grandes pechos de Jessica y su brillante cabello negro—. Estás bromeando, ¿cierto? Es otra mentira piadosa, lo sé. Pero aun así, es muy divertido contrariar a Tamara con que no me interesa responder su pregunta. En su lugar, muestro una sonrisa a la señora Cruz y digo: —Es bueno verla, señora Cruz. —Lo mismo, Susie —dice la señora Cruz, girándose para seguir a Tamara, que está francamente buscando a Jessica, como si ella pudiera estar escondiéndose bajo una mesa, sosteniendo vestidos rojos como rehenes—. Te veremos en unas semanas en la ceremonia de conmemoración. —Correcto. —Unas cuantas semanas para la conmemoración de mi madre… como si pudiera olvidarlo alguna vez.
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Capítulo 19 Interludio Traducido por LizC Corregido por Vannia
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n el viaje a casa desde el centro comercial, hago lo mejor que puedo por ignorar a mi padre. Él es por mucho el número uno en mi lista de mierda, seguido por: 1. Marisol: al parecer, me dejó en el centro comercial.
2. Leslie: al parecer, quiere meterse en los pantalones de mi padre. 3. Danny: al parecer, no soy lo suficientemente buena para él cuando hay súper perras como Tamara y Jessica. 4. Tamara y Jessica: son simplemente malvadas. ¿Qué otra explicación se necesita? Por desgracia, mi padre falla al notar el indicio de que mi hombro está levantado, de que mis labios están en puchero, y que la necesidad de escuchar la radio, más allá de toda comprensión humana, son en realidad parte de un esfuerzo por acallarlo. —¿Pasó algo con Marisol? —pregunta él por quinta vez desde que llegamos a Kendall Drive—. ¿Por qué te dejó atrás? —Todavía no quiero hablar de eso, papá. —Miro por la ventana y veo al mundo pasar. Miami es tan grande y lleno de gente. Recuerdo hace diez años cuando las casas aún tenían patios. Ahora parece que cada casa está a sólo dos soplos de distancia de su vecino. La cercanía puede hacerte sentir claustrofobia. —Susie, ¿es por la noche de ayer...? —La luz se pone en verde, y un segundo después alguien está sonando la bocina. —Nada cambia jamás en Miami —murmuro para mis adentros. —¿Qué dijiste? —Mi padre se inclina hacia mí. —Nada —murmuro otra vez. FORO PURPLE ROSE
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—Susie, mira, yo sé que es raro para ti que Leslie y yo... pasemos el rato. Es extraño para mí también, pero… —¡Papá, no quiero hablar de eso tampoco! —Termino de bajar mi ventana. En este momento, necesito el aire fresco. —Está bien, pero vamos a tener que hablar de eso eventualmente. Cuanto antes, mejor. ¿De acuerdo? Dejo que la pregunta se disipe. Todos los coches a mí alrededor se están moviendo. La gente está viajando hacia su próximo destino, pero en este coche con mi padre, siento que mi próximo destino es la nada. Intento centrarme en contar las señalizaciones que pasamos. Empiezo con el Hospital Bautista a mi izquierda y luego añado el Tony Roma’s a mi derecha. Al lado del Tony Roma’s hay una vieja y destartalada tienda porno. ¿Qué tipo de gente compra allí? Probablemente pervertidos, creo. —¿Qué día es hoy? —pregunto. —Uhm, doce de noviembre. —Regreso a casa la próxima semana —le digo. —¿Te vas? —Nop. Al parecer, no soy lo suficientemente bonita para ser pedida. —¿Qué? Oh, Susie. ¿Estás molesta con tu ropa nueva? Creo que te ves muy bien. Niego con la cabeza hacia él. Él todavía no lo entiende. Incluso con mi nueva apariencia, sigo siendo sólo regular. Sólo que ahora, soy de un aspecto normal promedio. Estoy medio arreglada para ser promedio. —Susie —dice, dándose cuenta de que no me está convenciendo—. No es cierto. Sabes que no es cierto. ¿No? —Sí, papá. —digo con falsa alegría—. Lo sé. —Me asomo por la ventana y cierro los ojos. El viento azota a través de mi rostro y me pica. Las esquinas de mis ojos queman, y mis reprimidas lágrimas comienzan a caer. Pero eso está bien. Porque nadie puede verme llorar.
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Capítulo 20 Soledad Traducido por andre27xl Corregido por Vannia
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o voy a la escuela ni el lunes ni el martes. Le digo a mi papá que estoy enferma. No estoy segura de sí se cree mi pobre actuación de Ferris Bueller17 —tosí hasta que mi garganta estuvo irritada, y mi habitación llena con pañuelos secos y arrugados— o de si todavía estoy montando las olas de su tren de culpa, pero no discute conmigo acerca de mi pronóstico. Cuando le digo que tengo gripe, asiente con la cabeza y me da el control remoto de mi televisión. Durante dos días, me quedo en cama. No me muevo. No me baño. Dejo mi habitación sólo cuando tengo que ir al baño. A parte de eso, me enrollo en mis cobijas, me acuesto sobre un costado, y paso horas viendo televisión. La televisión es un gran escape para mí. Es el único momento en el que puedo estar realmente despierta y mentalmente dormida. El lunes, veo Maury Povich, Montel, incluso viejas repeticiones de Jerry Springer, y me siento un poquito mejor acerca de mí misma y mi situación. Para el final del primer día, me he convencido de que hay un mundo lleno de perdedores que están peor que yo. En la tarde, veo las telenovelas. Veo Días de Nuestras Vidas, El joven y el Inquieto, y Todos mis Hijos. Para mi sorpresa, estoy bastante al corriente con el argumento de las historias. Parece que las tramas no habían progresado mucho desde la última vez que estuve enferma hace tres años. Paso el martes leyendo hasta el punto de caer exhausta. Cuando caigo dormida, sueño que soy una invitada en Tyra. Es uno de esos episodios en los que admites tener un enamoramiento secreto hacia alguien con quien fuiste al colegio, pero yo soy la única invitada de Tyra. Me siento en el escenario rodeada de sillas vacías. Cuando miro la audiencia, todo lo que veo son compañeros de clase y profesores. El Sr. Murphy se 17
Ferris Bueller: Es el protagonista de la película Ferris Bueller’s Day Off, quien actúa como si estuviera enfermo para no ir a la escuela. FORO PURPLE ROSE
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sienta en la línea frontal y me saluda. Me dice “Siéntate derecha. No te encorves.” Jessica y Tamara se sientan atrás con Billy Wilson. Gritan con fuerza “¡Lenta!” cada vez que las cámaras dejan de filmar. Marisol se sienta en la fila frontal, hablando con su madre por el celular. Danny se sienta tras una pantalla verde traslúcida. Observo su silueta, pero nunca sale a verme. Tyra lo llama por su nombre una y otra vez, pero nunca sale de detrás de la pantalla. El martes por la tarde cuando mi papá sale del trabajo, me encuentra mirando la pared. Ya me he quedado sin material para leer, y temo que si me quedo dormida me pueda encontrar en algún universo paralelo de Tyra. —Hey. —Coloca una bandeja sobre la cama, y antes de que me dé la vuelta para mirarlo, ya sé lo que ha traído para mí. Es un ritual que mi papá y yo empezamos después de la muerte de mi madre: sopa caliente wonton y una bolsa color blanco llena de galletas de la fortuna. Cuando era una niña pequeña, cada vez que enfermaba mi mamá solía hacer sopa casera de pollo. Supongo que mi padre pensó que la comida china era la siguiente mejor cosa. —Hey. —Me siento y limpio la lagaña de mis ojos. Mi cabello se siente como una pelota de rizos colocada con precaución sobre mi cabeza. Mi ropa está húmeda contra mi piel. Siento el cosquilleo del vello creciendo debajo de mi axila. Ya es oficial. Apesto. —Te traje sopa, y por supuesto… —Sacude la bolsa blanca frente a mí—, tu fortuna. —Gracias, Papá. —Coloco la bolsa en la bandeja, cerca de la taza de sopa. No como inmediatamente. Gracias a mis nervios, mi apetito es prácticamente nulo. —¿No tienes hambre? —Mi papá abre la sopa, y la mueve con el cubierto de plástico. El aroma se levanta a través del aire y se aferra a mis fosas nasales. —Un poco, supongo. Pero está muy caliente ahora. —Señalo el vapor que se levanta para confirmarlo. —Oh. —Se levanta y camina hacia mi ventana. Jala las cuerdas de las persianas y la luz fluye por la habitación—. Así está un poco mejor. Más alegre. Así que… —Da un aplauso y sonríe. Puedo notar que lo está intentando con mucha fuerza, y eso me rompe el corazón sólo un poco—. ¿Crees que estarás lista para regresar a la escuela mañana? —Hay tanta esperanza en sus ojos que todos mis pensamientos de prolongar mi enfermedad para el final de la semana desaparecen. —Sí, papá, me siento un poco mejor. —La verdad es que estoy bien. A parte de mi cabello rizado y mis axilas apestosas, estoy perfecta por fuera. Pero por dentro, soy un desastre. ¿Pero cómo le dices eso a tu papá?— No, me estoy sintiendo mucho mejor.
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—Ya sabes, Leslie me dijo que Marisol parece un poco deprimida también. ¿Tuvieron una pelea? —¿Qué, Leslie y tú hablan por teléfono ahora? —le pregunto con voz plana. —No todos los días, pero hablamos ocasionalmente. ¿Eso te molesta? —¿Me molesta? No lo sé, papá. ¿Qué crees tú? —Le doy una mirada de muerte. Si no entiende que sus citas con la madre de mi mejor amiga me MOLESTAN, entonces no voy a MOLESTARME en explicárselo. —De acuerdo, uhm… —Se frota sus sienes—. Sabes que no haría nada para herirte intencionalmente. —No, yo sé que no harías nada intencionalmente para herirme. —Eso no es justo. —Bueno, papá, como me has dicho antes, la vida no es siempre justa. Veo su cara sonrojarse, como la piel de un tomate recientemente abierto. Absorbo el aire a mí alrededor. Estoy molesta, no triste. Estoy molesta porque está saliendo con alguien más y porque haya olvidado a mi mamá, la sopa de pollo, y lo de conducir hasta Sears luego de la iglesia cada domingo. Estoy molesta de que él esté listo para seguir adelante y ¿para qué? ¿Para una terapeuta que es tan insegura que tiene que preguntarle constantemente a su hija cómo se ve? —Quizás debamos hablar de esto más tarde. —Mi papá regresa a la puerta. Se ve vencido. Sus hombros están caídos. El espacio alrededor de sus ojos se ve arrugado por la tensión. —Todo es siempre después —le digo con una sonrisa—. ¿Cierto, papá? ¿Cierto? —Susie… —Su voz es peligrosamente fina—. Hablaremos de esto después. Sostiene mi mirada por un segundo antes de cerrar la puerta firmemente tras él. Después de que se ha ido, debato lo que dije, y lo que pude haber dicho para que se quedara. Pienso en gritarle, cualquier cosa para hacerlo que me escuche. Pero al final, no hago nada, porque sé que no tiene sentido. ¿Cuál es el punto en gritar unas palabras que ya han sido dejadas atrás?
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Capítulo 21 Disculpas Traducido por Xhessii y littlegirl Corregido por Vannia
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os próximos días pasan como en una mancha borrosa. Caminaba por los pasillos. Comía mi almuerzo. Asistía a clases. No sonreía. No hablaba. No interactuaba con nadie, pero tal vez nadie se daba cuenta porque para mí eso es bastante normal. El miércoles Danny cancela su sesión de tutoría. Me dice que tiene que verse con Tamara y con un grupo de sus amigos para terminar sus planes de regreso a casa. Me imagino a todos sentados alrededor de Danny debatiéndose entre limosinas y Hummers, una suite en el Sofitel o una habitación en Loews en la playa. Me digo que no me importa. Me digo que no quiero arrancar el cabello recién arreglado de Tamara en la clase de conducir, y que cuando ignoro su estúpida historia del Concejo Estudiantil, podría herir sus sentimientos en verdad. En la noche de su regreso, me escondo en casa, debajo de las sábanas. Mantengo mi teléfono inalámbrico a mi lado. No espero que el teléfono suene. Pero por alguna razón, en el fondo de mi mente, espero que Marisol me llame para decirme algo… o nada. Pero no lo hace. No le he hablado a Marisol desde lo que pasó en el centro comercial. Ni siquiera una palabra cuando me encontré con ella en nuestra taquilla. Para ser honesta, estoy herida pero impresionada. Marisol nunca ha sido capaz de darme la ley de hielo por más de cuatro días. Ella siempre me dice que debo de hablar con ella y expresarle mis sentimientos. Pero esta semana, ella ha sido diferente. Ha sido más difícil. Para sobrevivir a nuestra separación, me digo que soy fuerte. Todo lo que ella pueda hacer, yo puedo hacerlo mejor. Pero tal vez no sea verdad. He marcado su número tres veces esta noche, pero cuelgo el teléfono antes de que pueda timbrar. Y entonces me doy a mí misma unas palabras de ánimo. Me digo que ella merece que esté molesta con ella. ¿Cómo pudo abandonarme… por un chico? ¿Cómo podía querer que nuestros padres salieran? Ella está mal. ¿Qué derecho tiene de estar molesta conmigo? FORO PURPLE ROSE
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Ha sido sorprendentemente fácil enojarme con Marisol, principalmente porque ella está demasiado feliz. Cuando volví a la escuela el miércoles, ella usaba brillo labial y su cabello estaba acomodado en una cola de caballo. Se veía como si hubiera salido de un comercial de Noxzema18; fresca y entusiasmada. Peor aún, estaba comiendo su almuerzo con Ryan. Se sentó en su mesa con SUS amigos. Les sonrió y les habló a todos como si ELLA perteneciera ahí. Con ELLOS. Así que supongo que no debería estar sorprendida de que ella no me hubiera hablado hoy. Y de que no me hubiera hablado ayer o anteayer. Y de que tal vez nunca más me vuelva a hablar. Cuando el reloj marca las ocho, me arrastro fuera de las sábanas y pisoteo hasta la cocina. Mi papá se fue en la noche. No le pregunté a dónde iba, y él no se molestó en decirme. Así que esta noche sólo estamos Mogley y yo. Abro el refrigerador y doy un paso dentro de la luz. Siento como si me pudiera comer el mundo, pero decido tomar un jugo Snapple y un yogurt. Salgo para tomar aire fresco. Amo los finales de noviembre. Miami es hermoso a finales de noviembre. El viento del Atlántico y el sofocante calor finalmente desaparecen y por un minuto el otoño existe. Pero sólo por un minuto. Enciendo una vela e inhalo la esencia de mi patio trasero. Huele como a pasto recién cortado, lo cual es la razón por la que mi patio trasero huele diferente a la mayoría de los patios traseros de Miami. No tiene una piscina o una terraza. Es un simple jardín que mi madre plantó hace diez años. Y lo amo. Lo amo tanto que lo he mantenido yo sola desde que ella murió. Me siento en el columpio y me meso hacia adelante y atrás bajo de la luna. Me siento tranquila. Y eso se siente extraño. Tomo mi Snapple y miro fijamente al cielo. Mi mamá y yo solíamos hacer seguido esto. Recostaba mi cabeza en su estómago. Nos agarrábamos las manos y hablábamos de “los secretos de la tierra”. O al menos ella los llamaba así. Creo que ella trataba de ser misteriosa para beneficio de mis pequeños oídos. —Mami, ¿por qué hay muchas estrellas? —No lo sé, cariño; creo que Dios quería que supiéramos que no estamos solas. —Pero no estamos solas. Tenemos a papi. —Sí, pero algunas veces puedes estar rodeada de mucha gente y aun así sentirte muy sola. ¿Entiendes? —No. —Bueno, algún día lo harás. 18
Noxzema: Es una línea de productos para el cuidado de la piel. FORO PURPLE ROSE
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Cierro mis ojos, y revivo otros momentos con mi mamá, como cuando tenía cinco años, y me oriné en medio del Wal-Mart y ella casi se moría de la vergüenza. O cuando me enfermé en segundo grado y tuve que ser llevada al hospital para que me practicaran unos exámenes. Tenía mucho miedo. Pienso en la graduación de mi mamá de la Facultad de Enfermería. Pienso en la fiesta de cumpleaños que me hicieron cuando cumplí ocho. Me pregunto qué tanto me pudo haber dicho cuando tuve mi primer periodo. ¿Habría sido como mi papá que me arrojó un paquete de toallas sanitarias y luego salió corriendo? ¿O se habría sentado a hablar conmigo? ¿Qué me habría dicho en aquellos días? Y entonces me pregunto si ha pasado un día en el que no piense en ella. Cuando ella murió, me dije que iba a pensar en ella todos los días, pero no lo he hecho, no porque no la quiera, sino porque es muy difícil pensar en ella y vivir. Cuando pienso en ella, pienso cómo se ha de haber sentido en los últimos momentos de su vida. Me pregunto si estaba molesta o si pensó en mi padre y en mí. Me pregunto si sabía que iba a morir o si pensó que iba a sobrevivir. Me pregunto si la gente comprende realmente que tiene que morir algún día. El vecindario está inusualmente silencioso, excepto por el sonido de una guitarra. La melodía suena a través de la distancia y mueve mis pies. Me toma un poco averiguar de dónde viene, pero pronto me doy cuenta que viene de la parte trasera de la casa de Marc. Me levanto y miro hacia su patio trasero. Puedo ver su patio claramente. La luz está encendida y él está sentado, solo, tocando la guitarra. No lo había escuchado tocar la guitarra desde que teníamos nueve años. Nuestros padres hacían que tomáramos lecciones juntos. Él las odiaba. Yo las amaba. No tenía idea de que él siguiera con eso. De hecho suena bastante decente, aunque un poco desentonado en las partes del puente. —Marc, ya nos vamos. —La voz de la Señora Sánchez se desplaza a través de la corta barda que me llega a la cintura. Escucho sus tacones e inconscientemente enderezo mi columna y dejo de respirar. No es que ella no me agrade. Es sólo que ella es realmente intimidante. Es súper alta y su mirada siempre es condescendiente. No sé cómo es que mi mamá era mejor amiga de ella, pero mi mamá tenía el don de estrechar lazos con la gente, incluso si eran adultos snobs. —¿Estás seguro de que vas a estar bien? Porque tu padre y yo nos podemos quedar… —Mamá, está bien. —Su voz es áspera y me recuerda a la manera en que le hablé a mi padre a inicios de semana. La guitarra se detiene. Me inclino en el columpio. Estoy teniendo dificultades para no ver. —Marc, va a tomarte tiempo, pero una vez que el tiempo pase estarás mejor que bien, estarás genial. ¿Sí? —Ella cruza el espacio entre ellos con dos largas zancadas—. Te quiero. FORO PURPLE ROSE
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—Ajá. —Marc. —Suspira, sonando obviamente herida—. Está bien. Sé bueno. —Ella se gira… luego se detiene y mira hacia mi patio, a mi vela encendida en una mesa junto a mí—. Oh. Hola, Susie. —Oh… Hola, Señora Sánchez. —Me deslizo al lado izquierdo de mi vela, tratando de esconderme incluso cuando no tiene sentido esconderme en este momento. —No te vi sentada ahí. ¿Cómo está tu padre? —Yo tampoco —dice Marc sarcásticamente. Se gira en su asiento y me da una mirada. —Marc —lo reprende la Señora Sánchez, lo que sólo me hace sentir peor—. Susie, ¿cómo está tu padre? —Él está bien, Señora Sánchez. —¿Dónde está? ¿Está trabajando en un libro en casa? —Le echa un vistazo a su reloj, impaciente como siempre. —No, salió. —Trato de no desperdiciar su tiempo con respuestas largas. —Bueno, dile que le mando saludos. Y que hablaremos del servicio conmemorativo de tu madre la próxima semana. ¿Sí? —Sí. —Ahora, adiós. Y tú… —Se gira hacia Marc—, sé bueno. —Luego se aleja taconeando. Ahora que se fue la Señora Sánchez, me encuentro en una posición incómoda. Hay un pequeño momento en el que considero decir algo, pero en las situaciones en que eres atrapada espiando a tu vecino, hay mínimas posibilidades de iniciar una conversación. Contemplo a la llama de mi vela extinguiéndose y me deslizo muy lentamente de regreso a mi casa. Pero realmente estoy cansada de dejar que Marc me ahuyente. Estoy cansada de que todos me ahuyenten. —¿Hace cuánto que estás ahí? —pregunta Marc. —¿Qué? —Mi voz suena aguda. —¿Cuánto tiempo me has estado escuchando? —No he estado escuchando nada que sonara como algo en particular. —Es una indirecta. Lo sé. —Sólo estaba tratando algo nuevo —dice pensativo.
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—Bueno, no va así —le digo enfáticamente. —¿Todavía tocas? Dejo la pregunta colgando porque la verdadera pregunta es, ¿por qué Marc siquiera se molesta en hablar conmigo? —Bueno, ¿lo haces? —Sí —digo, pensando en cuán mayor se escucha su voz desde la última vez que tuvimos una conversación real—. Toco. ¿Nunca me has oído? —Es una pregunta capciosa. Cualquier persona que viva en el barrio sabe que puedo tocar. Toco en mi jardín todo el tiempo, sobre todo en las tardes de domingo, cuando Marisol viene a hacer su tarea. En el jardín de mi madre estoy a salvo. Nadie, ni siquiera Marc Sánchez, me lo puede quitar. —Sí, creo que te he escuchado. Te has vuelto muy buena. El cumplido es difícil de tomar porque se trata de Marc. Unas lindas palabras no pueden borrar los últimos seis años. —Mi novia rompió conmigo esta noche. Típico. Marc está teniendo una fiesta de compasión, y por proceso de eliminación y proximidad se me permite ser su único invitado. —Uf, esto apesta, realmente es una mierda. Me gustaba mucho esa chica, ¿sabes? Me quedo en silencio. No me importa que la tonta novia putilla de Marc haya roto con él. No me importa que él esté teniendo una mala noche. Tengo mis propios problemas en los que pensar. Por desgracia, cuanto más tiempo permanezco en silencio, él más tiempo sigue hablando. —Hombre, no sé. Parecía que todo iba muy bien, ¿sabes? Y yo... nos lo pasábamos bien juntos. Ella es bonita, divertida y popular. Simplemente... era genial. Y luego ella se deshace de mí esta noche. Se suponía que íbamos a ir juntos a este tonto baile, y ella me deja. Dice que yo no tenía muchas ganas de ir al baile con ella. Y que hago todas las difíciles. Y que nos gustan cosas diferentes. Y que su mamá dice que la compatibilidad es súper importante... Es por eso que sus padres se divorciaron, ya sabes, por ser incompatibles. Y que… —Su voz se eleva—, por eso cree que nosotros no estamos bien juntos. Y ella, con toda esta maldita mierda, dice que no quiere perder más tiempo con alguien que no es de su tipo. —Levanta una roca y la lanza duro al lado de su casa. —Bueno, ¿no querías? —pregunto, a pesar de que estoy pensando que no debí haber preguntado nada, porque al final de su monologo de mi vida es una mierda, su voz realmente se quiebra, y estoy seriamente asustada de que empiece a llorar.
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—¿Huh? —¿No querías volver a casa? Hace gestos bajo la luz apagada del patio, lo cual me hace pensar que tenía razón sobre lo de llorar. No puedo verlo, pero le oigo suspirar extraordinariamente alto. Entonces escucho el crujido de la hierba al ser pisada. —Hey. —Se detiene a pocos metros de mi silla. —¿Haces seguido eso? —le pregunto, aunque sé que no lo hace. Pero a veces tienes que decir algo sólo porque sí. —¿Qué? —¿Saltar mi cerca? —No. —Oh. —¿Te importa? —Él saca un paquete de cigarrillos y enciende uno con mi vela. Hace un gesto con la cabeza como pidiendo permiso para sentarse frente a mí. Me encojo de hombros y él se sienta. —Esta cosa del baile es una estupidez. ¿Quién va a los bailes? Es tan gay. —Le da una calada a su cigarrillo y lo sostiene frente a mí. —No, gracias. ¿Así que le pusiste las cosas difíciles? —Me enderezo y estudio su silueta en la oscuridad. Me parece que el hecho de que él esté sentado frente a mí después de todos estos años es… incómodo. —Si le hubiera puesto las cosas difíciles, ¿crees que estaría usando este estúpido esmoquin? —¿Eso es un esmoquin? —Todo lo que puedo ver en la oscuridad es una camisa blanca y un par de pantalones oscuros. —Bueno, parte de él. Me quité la corbata y el saco después de que ella se largara. — Tira del cuello de su camisa y se rasca—. Me siento extraño. Es brutal que otras personas hayan usado esta cosa antes que tú. —Sí, bueno, trata de usar una tanga. —¿Qué? —El final de su cigarrillo arde anaranjado—. ¿Eso qué tiene que ver? —¿Una tanga? Un invento diseñado con el puro propósito de poner a las mujeres de nuevo en la esclavitud. Marc me da una mirada en blanco. FORO PURPLE ROSE
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—Olvídalo. —¿Y qué estás haciendo aquí en una noche de sábado? —No sé —murmuro. Prefiero no entrar en cuestiones de mi abandono en este momento. —Normalmente, salgo con Sheila el sábado. A ella le gusta ir al cine y luego le gusta ir al Dairy Queen. —Deja escapar un gemido sordo—. ¡Diablos! —Wow. Actúas como si este fuera el fin del mundo. Sólo es una chica. Oye... —Me detengo de explicar porque mi cabeza parece que está a punto de estallar—. Tu palabra, no la mía. Él toma otra calada de su cigarrillo. Y me pregunto si algún día le va a dar cáncer de pulmón y morirá. Lo sé, es una cosa mala para pensar. Pero como está tirando la ceniza de su cigarrillo en mi jardín, el pensamiento se siente justificado. —¿Así que ahora eres amiga de Danny Díaz? —¿De qué estás hablando? —Los he visto dando vueltas juntos después de la escuela. —Oh. —¿Así que ésta es otra parte de la razón de que pueda soportar hablar conmigo? —¿Conoces a Danny? —Levanto mis cejas. Nunca he visto a Danny hablar con Marc. No puedo imaginarlos siendo amigos. —No lo conozco. Su hermana, Dalia, está en mi clase de biología. Ella es ardiente. ¿Sabes? Bueno, ella... —Bla, bla, bla, bla, y Marc sigue hablando, pero, por alguna razón, dejo de escuchar. Mueve su boca, pero las palabras que salen suenan como papilla. —Entonces, ¿qué te parece? Me encojo de hombros y volteo mi cara. Pienso en toda la mierda que él me puso en medio desde la escuela primaria —la forma en que dejó de hablarme, la forma en que me hizo desaparecer— y cómo, después de todo este tiempo, él puede sentarse frente a mí y parlotear sin ningún sentido y sin sentir que, de alguna forma remota, me debe algún tipo de explicación. ¿Qué clase de persona hace eso? —Lo siento —dice—. Estoy dando vueltas una y otra vez. Lo hago cuando me pongo… raro. —¿Raro? —repito, a pesar de que silenciosamente estoy recordando cada desaire que él me ha dado desde quinto grado. —No raro, no así. —Sacude la cabeza, y da bocanadas al cigarrillo—. Sabes, realmente lo siento. FORO PURPLE ROSE
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Me giro hacia él. Él inhala profundamente y retiene el humo. Su cabeza cae hacia adelante, y su rostro está oculto en las sombras. Es como un chico de algún poster de desamor, y lo que es una mierda es que realmente estoy empezando a sentir pena por él. —Mira, Marc… —Soplo la vela para apagarla y me pongo de pie—. Todos la liamos. Créeme. Habla con Sheila. Discúlpate. Así es el amor. No me importa. Voy adentro. Me doy la vuelta para irme, pero me Marc agarra del brazo y me sostiene en mi lugar. —Espera… —dice, su agarre firme. —Oye… —Trato de liberarme, pero él me sostiene con más fuerza. —No estoy pidiendo disculpas por eso ahora, ¿sabes? —Me mira fijamente como si yo tuviera que entender lo que sea que él esté diciendo. Pero lo único que quiero es que suelte mi brazo. —Marc, déjalo ir. —Lo siento —dice, ignorándome—. Eso es todo. Yo… wow. —Marc se levanta. El cigarrillo cae al suelo. Lo empuja con la punta de su zapato de charol de alquiler. En todo el tiempo, nunca suelta mí brazo—. Nunca pensé que fuéramos a hablar de nuevo. ¿Sabes? Yo me quedo en silencio. Eso es lo mío. —Pensé que íbamos a odiarnos por el resto de nuestras vidas, y entonces, supongo, que esta noche… no sé qué, pero lo siento, ¿de acuerdo? —La última parte sale como un susurro, y recuerdo cuando Marc y yo teníamos siete años y jugábamos en su casa del árbol. Por error me dio un codazo haciéndome caer, y cuando aterricé sobre mi espalda en la hierba más adelante, puso su mano sobre mi boca para ahogar mis gritos mientras él me decía que lo sentía en esa misma voz baja. La única diferencia — además del hecho de que casi me asfixia— era que él también me rogaba para que no le dijera a mi madre. —Marc —aunque preferiría no tener esta conversación, tengo que preguntar—, ¿qué es lo que sientes? —Siento… —Marc hace una pausa, el tiempo suficiente para soltar mi brazo—, todo lo que pasó después de lo de tu madre y esas cosas. —Oh, Marc, no quiero hablar de esto... —No ahora, ni nunca. —Pero yo sí. Susie, si no lo hago, me sentiré como una gallina mañana. Quiero decir, ya soy una gallina. Si no lo fuera, estaría en el estúpido baile con Sheila. Sí, es gay, ¿pero eso qué? —Sacude la cabeza, ve hacia otro lado y pasa su mano libre por su cabello.
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Oh, la ironía. —¿Marc? —Mi voz es inestable. —¿Sí? —Yo también soy una gallina. Pienso en Marisol. Dejé pasar toda la semana sin disculparme con ella. Y ahora ella está teniendo su primera noche de Cenicienta en su vida, y me tengo que quedar aquí como una idiota con mi tonto vecino quien al parecer no es tan malo. Supongo. —Esta semana ha sido difícil para mí también —admito. Caemos en el silencio. Me siento confusa. —Por lo tanto, creo que ambos somos gallinas —dice Marc finalmente. Se sienta a mi lado en el columpio—. Sabes, realmente lamento lo de tu madre y esas cosas. —Marc, por favor… —No. Después de que tu madre murió, realmente no sabía qué decir, o cómo estar cerca de ti, y fui muy mal amigo, y lo siento. Él habla con voz débil, pero esta vez queda atrapada en su garganta y se queda en silencio. Sé que está llorando. Simplemente lo sé. Porque conozco a Marc. Marc es sensible. No sé por qué los últimos seis años me hicieron olvidar eso. —Está bien, Marc. —No sé qué más hacer, así que pongo mi brazo alrededor de su hombro. Poco a poco, mi brazo encuentra su camino hacia su espalda—. Está bien. Es curioso como Marc, mi primer enemigo, debe convertirse en el primer chico que abrazo. Pero la vida, puedo oír a mi madre decir, es divertida así. Miro a hacia el jardín y exhalo. Es la primera vez en toda la semana en que no me siento completamente sola.
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Capítulo 22 Compensación Traducido por LizC Corregido por majo2340
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las dos y cuarto de la mañana llamo a la línea telefónica privada de Marisol. Supongo que para ahora debería estar en casa, metida en la cama, viendo Nick at Nite. Así que estuve a punto de colgar el teléfono cuando responde medio dormida. —¿Marisol? —A pesar de mi charla de dos horas, mi voz es provisional. —¿Sí? ¿Quién es? —Por supuesto, sé que ella sabe que soy yo. Por supuesto, sé que ella está tratando de ser fría. Pero aun así, le doy el beneficio de la duda. —Soy yo, Susie. —Sí —dice Marisol, sonando resignada—. Lo sé. ¿Qué quieres? —Tanto para el beneficio de la duda. —¿Estabas durmiendo? —le pregunto estúpidamente. Obviamente, ella estaba durmiendo. —Uh-huh. —Bien… —los nervios me ganan, y, para mí, las disculpas requieren dosis masivas de controlar los nervios—. Te llamaré mañana. —No, me despertaste. Sólo dime qué es lo que quieres. —El problema con Marisol es que siempre ha sido muy buena para hacer hablar a las personas. Le gusta seguir hasta el final, incluso si esto significa tropezar a través de la peor parte de ello. —Bueno, la cosa es... la-cosa-es-que-lo-siento. —Lo dije en un suspiro, porque estoy honestamente temerosa de que si no lo hago, nunca lo haré. —¿Tú qué? —La voz de Marisol es más suave ahora.
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—Lo siento —le digo de nuevo, sólo que esta vez las palabras no se tropiezan entre sí, y tomo una respiración profunda para continuar con el pensamiento—. Lo siento si te hice sentir mal por tener una cita de bienvenida. No era mi intención. Quiero decir... supongo que, a mi manera, estaba celosa, y un poco insegura, y con miedo de que iba a perderte. Una vez que las palabras comienzan, sólo fluyen. Creo que en algún nivel subconsciente he estado analizando esta pelea por la mayor parte de la semana, especialmente en esos momentos viendo Tyra. —Susie, ¿qué te hizo pensar que me ibas a perder? —Dejé que Marisol llegara al punto. —No perderte por completo —digo rápidamente—, pero perder el hacer cosas contigo. No quiero ser la tercera rueda en un viernes por la noche. No quiero para nosotras el no tener nuestra noche de cine, o pasar el rato en Halloween... no quiero perder eso. — Trato de sollozar en silencio. Estoy llorando. ¿Cuán estúpido es eso? Me sigo diciendo a mí misma que esta semana no debería haber sido tan difícil para mí. Pero así ha sido. —Susie, tal vez… y no estoy diciendo que vaya a pasar con este chico, pero quizás, sólo quizás, no vamos a ser capaces de pasar tanto tiempo juntas cuando seamos mayores, ¿pero eso sería una cosa mala? Piensa en ello. Nos dará más de qué hablar entre sí. ¿Cierto? —Uh-huh. —Froto las lágrimas con el dorso de mi mano. Que se deslizan como charcos por mis mejillas. —Tú eres como mi hermana. Nunca vas a perder eso. Nunca permitiré que ningún hombre se interponga entre eso. ¿Bien? —Sí —susurro en el teléfono—. Pero, ¿qué pasa con el funeral de mi madre? — pregunto. —No voy a ir a esquiar —dice—. Tomé esa decisión antes de que me llamaras. Lo siento si incluso te lo pedí. —Oh. —De alguna manera mi corazón sanó un poco. —Bien. ¿Quieres conseguir un pañuelo o algo así? —pregunta Marisol suavemente. —¿Cómo sabes que estoy llorando? —Medio hipando, medio riendo tontamente en el teléfono. —Porque te conozco. —Nos reímos juntas, y me tome un momento para apreciar cuán correcto se siente. —Espera. —Camino en silencio por el pasillo hasta el baño y deslizo un rollo de papel higiénico. Luego camino de vuelta a mi habitación, me siento en mi cama, y envuelvo mi edredón a mí alrededor—. Está bien, tengo todo un rollo de papel higiénico. FORO PURPLE ROSE
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Cuéntamelo todo. —Meto mis rodillas debajo de mi barbilla y descanso mi cabeza contra la pared—. Y cuando hayas terminado, voy a decirte todo lo que me pasó a mí esta noche, y te daré una pista en este momento… Marc Sánchez. —No —chilla Marisol—. Oye, pero espera, voy primero. —Está bien —le digo, de repente llena de amor por ella—. Tú primero.
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Capítulo 23 La casa Díaz, Parte II Traducido por Paaau y Liseth_ Johanna Corregido por majo2340
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l día siguiente estoy sorprendentemente calmada. Me levanto. Lavo mis dientes. Tomo una ducha. Toco mi guitarra. Hago la tarea. Soy perfectamente normal, hasta que mi padre me deja en frente de la casa de Danny Díaz. Es recién ahí, justo antes de tocar el timbre, que tengo un pequeño ataque de pánico. Todo lo que sé, es que de pronto, me siento insegura de casi todas las partes de mi cuerpo. Siento que mi ropa es demasiado casual, y que mi cabello está fuera de lugar. ¿Y qué pasa si Danny se ha olvidado que estoy invitada a cenar? ¿Qué pasa si aparezco y no hay nadie en casa? Miro su entrada. Hay tres autos en ella. Definitivamente están en casa. Parte del problema es que alisé mi cabello, y estoy usando el conjunto del mall. Me veo mejor, pero no me siento como yo. No me siento como yo en absoluto. Lo que —me dijo Marisol mientras alisaba mi cabello, y limpiaba la sombra de ojos de mis párpados— era el punto. No que ser yo sea malo, pero sentirse como yo —la insegura yo— es definitivamente un problema. Okay, puedo hacer esto. Llevo mi dedo hacía adelante, y lo deslizo por el suave centro del timbre. Un pequeño movimiento, y toda la casa sabrá que estoy aquí. Okay, hazlo. Hazlo. Pero no puedo. Mi mano cae sin fuerzas a mi lado. Si no puedo tocar el timbre, ¿cómo voy a hacerlo en la cena? Doy dos pequeños pasos hacia atrás, y entonces, con la gracia de una bailarina, giro silenciosamente sobre mis talones, y me doy de bruces contra Danny. FORO PURPLE ROSE
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—¿Te vas a algún lado? Su sonrisa me deja saber, que ha estado parado tras de mí por un tiempo. —No —le digo—, no iba a ninguna parte. —Entonces, ¿qué estás haciendo? —pregunta. —Um. —Busco y rebusco una excusa. No es como que pueda decir que dejé mi bolso en el auto. Mi papá me dejó aquí, y mi bolso está colgando de mi hombro—. Um — repetí. —Um —me imita Danny. —Bueno —comienzo—, resulta que… —Y aquí es cuando la mejor de las peores mentiras que puedo pensar sale de mi boca—. Resulta que tengo barro en mis zapatos, y quería quitármelo… en el pasto. —Apunto hacia el pasto como si debiera ser obvio para él, que eso era lo que iba a hacer antes de tropezarme con él. —Tus zapatos se ven bien. —Mira abajo hacia mis sandalias intactas. Son de cuero marrón, sin una mancha de suciedad en ellas. —Es en la parte de abajo. —Me paro a un lado de él y me encamino hacia el pasto, dónde paso mis pies ansiosamente. Puedo decir que él no está comprando mi tonta excusa, pero aun así dice: —Está bien, Susie. Creo que eso es loco, pero está bien. —Y luego jala un lado de mi blusa en broma. No es la primera vez que me toca, pero se siente como si fuera así. Mi piel se siente caliente y hormigueante—. Deberíamos entrar. Camina por el sendero, y lo sigo. Frota su dedo contra el timbre, y se gira para guiñarme. Me está molestando, y me gusta. —Mi mamá estaba realmente emocionada de que vinieras hoy —me dice sobre su hombro—. Hizo que Dalia y yo limpiáramos como por, 4 horas. —De ninguna manera. —Estoy bastante segura de que me está molestando de nuevo. Pero, ¿qué pasa si no? —Está bien. Tenemos que limpiar los fines de semana también. Mi mamá cree que una familia que limpia junta, permanece junta. La verdad, ella nos hace hacer casi toda la limpieza. —Danny se desliza por la puerta y lo sigo. —¿Por qué tienen que hacer todo el trabajo? —pregunto. —Porque sí. —Dani niega con la cabeza hacia mí, como si el concepto de familia fue extraño para mí, lo que, quizás, es—. Ella y mi papá pagan todas las cuentas. Es justo para mí. Además, mi mamá dice que si cree que somos muy grandes para limpiar la casa, entonces, debemos ser lo bastante mayores para obtener un trabajo. Y con las FORO PURPLE ROSE
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prácticas de fútbol, no tengo tiempo para trabajar, así que estoy absolutamente feliz con limpiar mi cuarto, aspirar la sala de estar, lavar la ropa, y desempolvar. —Danny pasa sus dedos por su pelo y mis pies hormiguean. Está desgarradoramente lindo hoy. —Wow, realmente limpiaron. —Trato de no mirar sus labios. Pero mis ojos se sienten atraídos por ellos. Es como si cada vez que me doy permiso para que me guste, no puedo evitar notar todo y nada de él. —¿No lo haces tú? —Entramos en la cocina, y la esencia de Pine-Sol19 y cebolla impregna el aire. Danny toma asiento en uno de las 3 sillas que rodean el mostrador de la cocina. Me paro al lado de él. —No, tenemos una criada que viene 3 veces a la semana. —Esa debe ser la vida para vivir. —No realmente; siempre se olvida de limpiar el baño y entonces yo tengo que hacerlo, lo que apesta. —Deslizo mi mano sobre el mostrador. Me sentía muy, muy extraña. —¿Susie? —La voz de Danny cae un poco. —¿Huh? —Le sonrío sin pensar. —¿Por qué sigues mirando mis labios? —¿Huh? —Mis mejillas se sonrojan. —¿Tengo algo en mis dientes? —Danny sonríe ampliamente, y gira su cabeza hacia un lado. Se inclina realmente cerca. Su aliento huele a naranjas maduras. —No. —Miro hacia abajo, y mi cabello cae sobre mi cara. Desearía que el piso se abriera, y que me succionara. Temo que si levanto la vista, mis ojos vuelvan hacia sus labios… —. No hay nada en tus dientes. —¿Por qué no te sientas aquí? —Danny saca la silla que está junto a la suya y la acerca a él, dejando sólo un pie de espacio entre ellas. Cuando dudo, él palmea la silla expectante. De mala gana, acepto su oferta. Y antes de darme cuenta, estamos sentados rodilla contra rodilla, mirándonos. —¿Dónde están todos? —le pregunto. La casa está tan silenciosa. —Oh, mi mamá olvidó el pan Cubano y Tres leches, así que ella y mi papá fueron a buscarlo. Dalia está en la casa de su novio. Tuvieron una pelea anoche en el baile, así 19
Pine-Sol: Marca de un limpiador de aceite natural de aceite de pino, utilizado para desinfectar y desengrasar distintas partes de la casa.
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que estará allá besándole el trasero por un tiempo. Y “mi abuelo” está afuera hablando con los patos. Así que… —Su voz se apaga. —Así que —repito, mirándolo. Él me mira como si estuviese considerando mi cara. —Me gusta tu cabello así. Liso. —Se acerca adelante, y pasa la punta de sus dedos sobre un mechón de cabello liso, antes de cepillarlo detrás de mí oído—. Es muy suave. Su aliento es cálido en mi cara. Su mirada es inquietante. Le sensación de hormigueo regresa rápidamente, y se desliza por mi vientre, sobre mis muslos, y se instala detrás de mis rodillas. Se sienten débiles, y agradezco tener la silla para apoyar mi cuerpo inestable. Estoy hipnotizada por él, por como un simple toque de él puede hacerme sentir sexy. Nunca me sentí sexy en mi vida. Antes de este momento, nunca habría sabido como describir lo que realmente significa esa palabra. Pero ahora, con los ojos de Danny penetrando a través de mí, me siento sexy. Y se siente raro, extraño, y hermoso, todo al mismo tiempo. —Tengo algo que quiero mostrarte. —Danny se baja de la silla, y hace movimientos con las manos para que lo siga. No tengo que preguntarle donde vamos. Sé que estamos yendo a su cuarto. —Lo tomé prestado hoy de Mike Spitzer. Es uno de los chicos del equipo. Revoloteo en la puerta de entrada, asustada de entrar. Mi pierna está rozando su cama perfectamente hecha, con la almohada cuidadosamente escondida bajo su edredón Tommy Hilfiger a cuadros. Siento un bulto formándose en mi garganta, y ni siquiera estoy segura si puedo hablar. Quiero sentarme en esa cama con Danny. Quiero que me bese. En la esquina, con su espalda hacia mí, Danny está jugando con algo. Cuando se vuelve para mirarme, sostiene una guitarra acústica. —Ve —dice simplemente, como si yo debería saber lo que quiere decir. —¿Cómo sabes que toco? —pregunto, sorprendida. —Marisol me dijo. Hablé con ella anoche en el baile. —Sonríe y me ofrece la guitarra—. Pensé que quizás querías tocar algo para mí. Tocar para él. No sé qué decir a eso. Nunca nadie me ha pedido que toque para ellos, nunca. —¿Tú y Marisol hablaron sobre mí? —pregunto tranquilamente. Asiente con la cabeza—. ¿En el baile? —repito. Asiente con la cabeza de nuevo—. ¿Cómo estuvo? ¿Cómo estuvo el baile? —pregunto. Es algo que quería preguntarle desde que atravesé la puerta. —Bien, supongo. —Presiona la guitarra contra mi mano—. Si te gustan ese tipo de cosas. ¿Lo harás? —pregunta, apuntando la guitarra. FORO PURPLE ROSE
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En mis manos, la guitarra es fría, extraña y cómoda. La rasgueo casualmente, tratando de reunir el coraje para darle lo que quiere de mí. —Realmente quiero escucharte tocar —me dice, más cerca esta vez. Esta sólo a una fibra de alfombra de distancia. —¿Te gusta Marisol? —digo, retrocediendo dos fibras. Está pregunta es urgentemente importante para mí. Cualquier cosa que nos aleje de ESTO. —Marisol es genial. —Golpea ligeramente la pared con su puño. —¿Y? —lo apuro. —¿Y qué? —El golpeteo aumenta. Me mira; sus ojos queman agujeros hacia mi corazón—. Ella está bien. Hablamos anoche en el baile cuando estaba de pie fuera del baño esperando a… Tamara. —Mira hacia abajo, como si fuera consciente de que la mención de su nombre puede arruinar ESTO. —Siéntate. —Me arrastra hacia su cama, luego se aleja de mí como si yo estuviera en llamas. Me mira expectante—. Toca —ordena. Apoyo la guitarra en mi rodilla y despejo mi mente, y luego susurro la melodía de algún lugar lejano que no he visto bastante. La tarareo, así puedo recordarla y dejo que mis dedos sepan lo que les espera tocar, y luego, después de que cierro mis ojos y escucho, comienzo a tocar con confianza. Antes de darme cuenta estoy cantando, mi voz ronca, vacilante y asustada. Pero aun así estoy cantando.
Canté una nana como para calmar tu alma Y la canté en un susurro para que la escucharas a solas Y a la luz de la luna Vi tu hermoso rostro Y me pregunté si me consolarías… O si dejarías que me quedara.
Las palabras fluyen suavemente, como un día soleado en la parte trasera de mi casa, sentada entre las palmeras que rodean mi jardín. En mi mente, me imagino a Marisol ahí, los pies apoyados en el borde de su banco, sus dedos encrespándose hacia dentro y hacia afuera, sus ojos perdidos en el cielo.
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Carmen Rodrigues Estaba perdida dentro de tus ojos Perdida en su profundidad Perdiendo todo, excepto el sonido de tu respiración Y me pregunté dónde irías Me pregunté qué verías Y me pregunté si te dabas cuenta del amor dentro de mí.
Toco los acordes. Los conozco bien. Hace unas pocas semanas, lloré mientras escribía está canción. Me dije a mi misma que no lloraba por nadie en particular, por la belleza de las palabras, su anhelo. Ahora no estaba tan segura. Para el final, toco con los ojos cerrados. Cuando termino, recuesto la guitarra en mi regazo, y tarareo un poco más. Mi cuerpo está lleno de corrientes eléctricas y de incertidumbre. Me siento en carne viva y expuesta, como si le hubiera entregado a Danny las llaves de mi diario y le hubiese pedido que lo leyera en voz alta y lo entendiera. Danny dice algo para acallar el silencio. Un latido de corazón después de que las palabras dejan su boca, ya las he olvidado. No me importa lo que dice, si no como lo dice. Todo mi cuerpo duele por su tono de voz. Lo he hipnotizado. Abro mis ojos, y frunzo el ceño. —Esa canción —es todo lo que dice ahora. —Sí —digo—, esa canción. —Esa canción —repite, como si yo debiera saberlo. —Sí —le digo—. Esa canción. —Y entonces, cuando es inevitable: —Lo sé. La cena no es lo que me temía. No hay un patrón de fantasía china con el que lidiar, Dalia —afortunadamente— no usa su tiara y el padre de Danny no es todo acartonado y no nos aburre hasta la muerte hablando sobre temas adultos como la política extranjera y los intereses propuestos por los Republicanos para el próximo año. Es mucho mejor que eso. Hay platos que no combinan y una mesa comedor astillada. Están sus padres y Dalia. Estamos Danny y yo. Está su gato, Max, y su abuelo que guarda pan bajo la mesa para dárselo a los patos más tarde. Y sonrío todo el tiempo, porque la cena no es nada como esperaba que fuera. —¿Qué hace tu padre? —pregunta el Sr. Díaz desde algún lugar entre el pan Cubano y el arroz y las judías. FORO PURPLE ROSE
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—Es profesor de literatura en UM —le digo. —¿Y tu madre? —Um, ella murió en un accidente automovilístico cuando tenía nueve años. —Oh —dice el Sr. Díaz. —Lo siento, Susie. No lo sabíamos —se disculpa la Sra. Díaz. Y el Sr. Díaz sacude la cabeza simpáticamente, mientras Dalia mira a otra parte. Danny alcanza mi mano bajo la mesa y luego, como en un sueño, rápidamente la aleja. —No lo sabía —dice, mirándome como si fuera nueva para él, como si de alguna forma todo tuviera sentido. —No me gusta hablar de ello. —Recojo mi comida. Esparzo brócoli. Aparentemente, Dalia toma esto como una señal para cambiar de tema. —Mami —dice ella—. ¿Vamos o no a ir a Cuba este año? La conversación se mueve rápido desde allí. Los padres de Danny me hablan sobre sus viajes a Cuba, España y Portugal. He visto el mundo también, le digo a su mamá. Mi papá tiene un set de libros, en la mesa de café, que exploran el viaje internacional. Danny se ríe e incluso Dalia sonríe. Todo vuelve a la normalidad después de eso. Y la mejor parte es qué sé que soy un éxito. En la mesa comedor, soy una estrella. Después de la cena, sigo a la Sra. Díaz a la cocina. La ayudo juntar sobras de arroz y judías negras en contenedores. Luego me ofrezco para ayudarla con los platos. —No me molesta —le aseguro—. En serio. —Gracias —me sonríe, las comisuras de sus labios curvándose—. No sé qué es, pero siempre he preferido lavar los platos a mano. Mi esposo piensa que soy testaruda, y sabes qué, tal vez lo sea. Llena el fregadero con agua jabonosa y me da una larga mirada. —Quería agradecerte por venir a cenar esta noche. De verdad significa mucho para nosotros. Te apreciamos mucho por tomarte tu tiempo para ayudar a Danny a pasar esta clase. —Gracias —digo suavemente. Fue una de las cosas más lindas que alguna vez me dijo un adulto—. Muchas gracias. —Meto mis manos en la espuma y siento el escozor del agua caliente. Mecánicamente, empiezo a lavar. Me gusta lavar platos. Me da tiempo para pensar. Y justo ahora, estoy pensando. ¿Por qué seguí a la Sra. Díaz a la cocina en lugar de sólo sentarme, a quince pies de distancia, en la sala con Danny?
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Hmm… Porque si iba con él, eventualmente podrían haberme dejado sola con Danny, la voz en mi cabeza me responde—eso es, después de que Dalia se cansara de pintar sus uñas y su abuelo terminara de leer El Nuevo Herald, y su padre dejara de dormitar en la silla reclinable. Pero aun así, eventualmente podría haber pasado. ¿Y luego qué? Todavía no sé por qué me invitó Danny. En realidad solo hay dos opciones lógicas: 1. Le gusto. 2. Le gusta Tamara, pero aún quiere agradecerme por ser tan buena tutora. Nada bueno puede salir si me obsesiono con eso ahora, así que lanzo una mirada a la Sra. Díaz. Está enjabonando los platos mientras yo se los paso, poniéndolos en el escurreplatos a su lado. Estamos en total sincronía. Me gusta la Sra. Díaz. Me gusta la forma en que su voz se curva cuando habla. Y la forma en que parece estar al tanto de las necesidades de todo el mundo. Como en la cena, se aseguró que a todos se les sirviera antes de sentarse. Y ahí otras pequeñas cosas. La forma en que frota la mano de Danny cada vez que él la hace reír. La forma en que Dalia, con su reputación como la bruja malvada de OG, se libera a su alrededor. La forma en que yo puedo, repentinamente, decir lo que pienso; admitir las cosas que me duelen; confesarle a Danny que mi madre está muerta; y, después de todo, escuchar esas palabras resonar en mis oídos sin querer llorar. La Sra. Díaz es como un gran ecualizador. Como que, de repente, el mundo es una pequeña línea recta en donde estás de pie al lado de ella. —Sabes, mi madre perdió a la suya a una corta edad. Ni siquiera pude conocerla —me dice, repentinamente. Su voz es pensativa. Me sorprende. Dejo caer un plato en la espuma, enviando burbujas por todos lados. La Sra. Díaz se ríe. El sonido se traba en su garganta y cae en pequeños pedazos. —Solía sentirme triste por mi madre cuando sacaba viejos álbumes fotográficos y se quedaba mirando sus fotos. —La Sra. Díaz sacude la cabeza. Sus ojos están distantes, como si estuviera regresando con su madre, con aquellos álbumes fotográficos—. El amor por una madre es fenomenal —dice, hablando por ambas. —Lo lamento. —Se seca las manos con una toalla de cocina. Se gira hacia mí. Miro hacia abajo, avergonzada. Frota mi hombro con una mano seca—. Me caes muy bien, Susie. Eres una chica increíble. Y, lo creas o no, esas son palabras de Danny, no mías. —Toma un plato en una mano y lo seca—. Que es por lo que quiero compartir contigo algo de mí, algo personal. No sé qué decir. De alguna manera me las arreglo para levantar la barbilla y mirarla directamente. —Aproximadamente hace diez años, cuando Danny y Dalia solo tenían seis años, mi madre murió. Estaba destrozada. Los niños también estaban destrozados. Vivíamos todos juntos en Texas—una grande y feliz familia Cubana unida. Mi padre. —Señala a FORO PURPLE ROSE
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su padre, sentando junto a Danny en el sofá de la sala familiar—, estaba desconectado. Apenas y podía funcionar. Pasé el peor momento intentando conseguir que comiera. Básicamente, él quería morir. Miro hacia el abuelo de Danny—Emmanuel, es su nombre—e intento imaginarlo estando tan deprimido. No parece tener la personalidad para eso, no con la forma en que se sienta allí, silenciosamente, riéndose para sus adentros por las tiras cómicas. —Lo sé. —La Sra. Díaz sigue mis ojos—. Es difícil de creer ahora, pero es cierto. —Entonces, ¿qué hizo? —de repente, es súper importante para mí saber cómo la Sra. Díaz se las arregló para resucitar a su padre de su estado de muerto viviente. Es súper importante porque tal vez conozco a alguien a quien me gustaría resucitar de ese estado. —No hice nada. Es decir, lo intenté. —Hace la señal de la cruz—. Dios sabe que lo intenté. Pero al final, tomó tiempo. —¿Qué tanto tiempo? —pregunto, mi voz llena de decepción. Ella sacude la cabeza tristemente y pone su mano al lado de la mía en el mesón. —Me temo que tomo bastante tiempo. —Oh. —Mi cuerpo se colapsa un poco y pienso en mi papá, en cómo salir con Leslie no lo ha traído de vuelta a la vida —no que quisiera que él volviera a la vida por ella, pero aun así. ¿Qué tanto tiempo más puedo darle? ¿Qué tanto tiempo más tenemos antes de que deje de importarme en absoluto? —¿Quieres ver algo? —la Sra. Díaz camina fuera de la cocina y regresa un minuto después con un álbum fotográfico abierto en la foto de una joven novia y novio. —¿No es hermoso? —Miro la foto y luego de vuelta a la Sra. Díaz. Casi son idénticas, excepto que la Sra. Díaz es como veinte años más vieja que la mujer de la foto. —¿Puedo mirar? —pregunto. —Seguro. —La Sra. Díaz me pasa el álbum fotográfico y se gira hacia la cocina medio arreglada. Me recuesto contra el mesón, la Sra. Díaz revolotea a mí alrededor, y empiezo a pasar las páginas. Hay montones y montones de fotos de amigos, familia, fiestas y vida. Hay tanta vida en estas páginas. —¿Ésta es usted? —pregunto. —Sí. —Se gira hacia mí—. Esa fue mi fiesta de quince. Ya sabes, mis dulces quinces.
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Cierro el álbum y lo acuno en mi brazos. Las páginas están gastadas, como si alguien hubiera pasado mucho tiempo reviviendo estos recuerdos. —¿Éste es su álbum? — pregunto. —Sí —dice sobre su hombro—. Mi madre me lo hizo unos cuantos años antes de morir. Pero… —Su voz se estrecha mientras ella se estira para poner una copa en el gabinete—, mi padre lo guarda en su habitación ahora. Le gusta recordar. —Oh. —Doy vuelta a las páginas hacia el principio y me detengo en una foto a blanco y negro de ocho-por-diez. Es una foto de la Sra. Díaz, aproximadamente a los diez años. Su madre la está sosteniendo en sus brazos. La niña sonríe a la cámara. Me sonríe. Me empuja a sentir cosas dentro de mí, cosas que no he sentido en mucho tiempo. —¿Estás bien? —La Sra. Díaz pone su mano sobre la mía—. Sigues sacudiendo la cabeza. Hay tantas cosas que quiero decirle. Todos estos pensamientos y sentimientos que se han hecho camino hacia la punta de mi lengua por años. Palabras que no puedo ni siquiera decirle a Marisol, palabras que apenas puedo decirme a mí misma pero, por alguna razón ahora, aquí con la Sra. Díaz, quiero decirlas todas. Pero una vez más, no puedo. Simplemente no estoy lista. —Estoy bien. —Saco la foto y se la doy a la Sra. Díaz—. Estoy bien —pero no lo estoy. En menos de una semana será el sexto aniversario de la muerte de mi madre y para mí, aún se siente como ayer. ¿Qué si hay algunas heridas que no pueden sanar? ¿Qué si ciertas personas—personas como mi padre, como yo—pueden vivir toda una vida sin nunca ser capaces de dejar ir el dolor? Espero que no sea cierto pero… ¿Qué si lo es? ¿Siempre va a ser así para mí? Ella aprieta mi mano. —Sabes, Susie, puede que entienda —dice calmadamente. —Oh. —Sacudo la cabeza, avergonzada. Utilizo toda mi energía para hacer que mis ojos encuentren los suyos—, estoy bien… ¿Hay un baño que pueda usar? Creo que bebí demasiada agua. —Claro. —Me sonríe amablemente, la misma sonrisa que Danny me dio en la fila del anuario. Amable. Tranquilizadora. Comprensiva—. Hay uno por el pasillo. —Gracias. —Camino rápidamente al baño e incluso así, a apenas seis zancadas de distancia, lo logro justo antes de que las lágrimas empiecen a caer. Abro el grifo, me siento en el inodoro y escucho el agua correr y correr. Me hago preguntas que ya me he hecho antes. Me hago las preguntas que nunca cambian: ¿Por qué no puedo dejar ir esto? ¿Por qué no puedo seguir adelante? Y luego me doy a mí misma la única respuesta que conozco:
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Porque ella me amó. Y yo la amé. Ella me amó, y yo jamás seré la misma.
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Capítulo 24 Cayendo Traducido por Kirara7 Corregido por majo2340
—¿Q
ué te paso? —Al día siguiente Danny me encuentra en la biblioteca, en el fondo en la sección de referencia. —¿Qué quieres decir? —no lo miro a los ojos, aún estoy muy
avergonzada. —Mi mamá dijo que un minuto ustedes estaban hablando y al segundo tú ya no estabas. —Me atrae así que estamos frente a frente en el pasillo—. Oye —dice él levantando mi barbilla—, te estoy hablando a ti —¿Eso es todo lo que ella dijo? —mi voz tiembla un poco porque su mano aún sigue en mi barbilla. —Sí. —Su mano cae a su lado—, si —repite con su voz un poco ronca. Respira profundamente—. ¿Estás bien? —Sí, estoy bien —le digo, peor, sé que no lo estoy, todo se está deslizando, se está escapando, me vuelvo hacia los libros de referencia y me ocupo buscando algo, aunque no recuerdo que. Tal vez si me mantengo lo suficientemente ocupada, él me dejara sola y volverá con sus amigos. No sé porque él me habla tanto últimamente o porque cuando nadie está viendo él encuentra pequeñas formas de tocarme. No entiendo nada sobre Danny excepto que a veces cuando él me mira es como si el realmente viera a la verdadera YO, por qué eso importa, realmente no lo sé, pero lo hace. Él baja la cremallera de su mochila y saca algo, y luego como si fuera la cosa más natural del mundo. Nuestras salidas sin ningún previo plan, sin ninguna específica razón él se desploma en el piso y se sienta en estilo indio. FORO PURPLE ROSE
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Comienza a leer algo, miro sobre mi hombro para ver que es. Él está leyendo El Retrato De Dorian Gray. Es el siguiente libro en su lista. Él debe estar tomando ventaja. Estudio su rostro mientras él lee, sus gruesas y negras pestañas y su piel color café. Y pienso en la conversación que tuvimos después de que toque la guitarra para él el domingo en su casa. Me había burlado de él por tener tantas figuras de acción de Star Wars. Pero son un clásico, hay una diferencia, me dijo. Le pregunté quien prefería ser Han Solo o Luke Sky-Walker. Han Solo, respondió. ¿Por qué? Estábamos sentados en su cama tan cerca que podía sentir el olor cítrico en su piel. Porque él se queda con la chica. Dijo y me pegó suavemente con un andrajoso oso de peluche. Pero la princesa Leía no era tan bonita, le digo, cogiendo al oso y manteniéndolo fuera de su alcance. Ella lo era para él, dijo, arrebatándome el oso de mis manos, y pegándome en la cabeza con una pata felpuda. ¿Eso es todo lo que importa?, le pregunto, intentado agarrar el oso, pero terminando con mis manos agarradas y jaladas por encima de mi cabeza. ¿Qué? dijo él mientras luchábamos, su cabeza a pulgadas de la mía. Y pude oler la más mínima esencia de menta, sus dientes eran en verdad blancos. Déjame ir, no puedo respirar, estábamos demasiado cerca, puede que haya temblado. De acuerdo, pero primero, él pone mis manos atrás de mi espalda hace que nuestros pechos estén presionados uno contra el otro y podía sentir sus latidos del corazón. Tengo que decirte algo. ¿Qué?, susurro, mi voz atrapada en mi garganta. Que, Danny susurra de regreso. Tú eres bonita para mí. —Estas actuando extraño —la voz real de Danny corta a través de mi recuerdo y me doy cuenta de que él pretendía leer el libro. —No —agarro un libro de referencia y me deslizo hacia abajo en la alfombra al lado de él—. No lo estoy —pero lo estoy, me pregunto si debería decirle sobre el servicio conmemorativo sobre mi mamá, me pregunto si debería compartir eso con él.
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—Sí, lo estás. —Los ojos de Danny caen a mi regazo, el cierra el espacio entre nosotros y levanta el libro de referencia para poder leer el titulo—. La Historia De La Mecánica Automotriz —dice, tratando de no reírse—, extraño. Miro la portada del libro, efectivamente La Historia De La Mecánica Automotriz entonces le doy la vuelta para que no pueda ver el título, no que eso importe. —Solo quería mirar algo aquí —aclaro mi garganta. —Sí —vuelve en busca del libro—. Déjame ver. —No —lo tengo apretado contra mí—. déjalo en paz. —Bien, —su mano se aleja del libro y descansa en mi muslo. —Um. —Miro hacia su mano, esperando que la mueva, pero él solo la deja allí, como si fuera la cosa más normal del mundo dejar descansando su mano en mi muslo. es tan íntimo, lo que está haciendo, tan casual, me calienta. Nunca he sostenido la mano de un chico antes, y me pregunto que se sentiría sentir la mano de Danny envuelta con la mía. ¿Crearía la misma sensación ardiente que estoy sintiendo ahora? Como si mi muslo fuera comido por acido. ¿Se perdería mi mano dentro de la suya? Sus manos son grandes. Las venas sobresalen como gruesas autopistas verdes que desaparecen debajo del borde de su camiseta Abercrombie & Fitch . —¿Susie? —Danny se detiene rápido, y pienso que se siente también escucharlo decir mi nombre. Desearía que dijese mi nombre una y otra vez. —¿Qué? —Siento un cosquilleo enorme en mi estómago que se extiende hasta el suave espacio entre mis muslos. —Susie, siéntate cerca de mí —su voz desaparece como las nubes que desaparecen después de una lluvia de verano. —¿Por qué? —susurro. —Porque —dice él como si fuera una razón suficiente. —No —respondo porque un “porque” no es una razón suficiente para hacer lo que él me pide. —Susie… —Deja de decir mi nombre, estoy aquí —pero por favor nunca dejes de decir mi nombre. —Susie —no mi nombre seguido por una pregunto, solo mi nombre—. Bien. Él recoge su libro y pretende leer de nuevo, yo leo La Historia De La Mecánica Automotriz y me salto a la mitad del libro y empiezo a aprender sobre los sesenta.
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—¿Estás leyendo de verdad? —pregunta unos minutos después. —Si —me asomo sobre mis trecientas páginas del libro, el cual noto varios segundos después es el primer volumen es una serie de tres libros. —No —dice—. No lo estoy. —Bueno —mantengo mi voz suave, incluso si mi corazón está latiendo demasiado rápido—. ¿Qué estás haciendo? —Te observo leer. —Oh oh... —Susie —se escabulle más cerca de mí, sus pantalones hacen ruido al rozar la alfombra, y luego su rostro está al lado del mío, y él está trazando mi rostro con su respiración, absorbiendo mi esencia con sus labios—. Susie —dice porque aparentemente decir mi nombre es suficiente para decirme lo que intenta decirme, y tal vez lo es. Tal vez. —Danny —y luego en la biblioteca con nuestros cuerpos tan cerca cómo es posible, nos besamos. Muy, muy lento. —¡Lo besaste! Acurrucada en la cama de Marisol, le describo cada sabor que sentí cuando la lengua de Danny entro en mi boca. —Era tan dulce como maíz. —Apuesto que lo era —dice Marisol—. Vi a alguien comer maíz en la cafetería hoy. Marisol se sienta boca arriba con sus piernas en la cama, su espalda en el piso y su cola en algún lugar entre estos dos. —¿Entonces qué dijo el después? ¿Y por qué la bibliotecaria no los atrapo? Ella no te habría enviado a la oficina. —No lo sé. Él no dijo mucho y luego Dalia apareció y se lo llevo. Tenían que terminar un proyecto de ciencias en el que trabajaban. —¿Dalia los atrapo besándose? —preguntó Marisol. —Si más o menos y luego él dijo “nos vemos mañana al almuerzo”. ¿Como si tuviera suficiente paciencia para esperar a mañana al almuerzo? —¿Mañana en el almuerzo? ¿Él quiere comer el almuerzo contigo? Bueno eso es grande.
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—Lo sé —chillo y entierro mi cabeza en las almohadas—. Lo sé. —El único problema es que comemos el almuerzo en el canal, no en el colegio — Marisol se encoje de hombros como si estuviera diciendo “oh, bueno” creo que aún sigue algo amargada sobre renunciar a su nueva rutina de almuerzo —comer con Ryan en la cafetería— y unirse a mí en nuestra vieja rutina —comer juntas en el viejo canal. —Bueno, él también puede venir —no me importa si Marisol es inconveniente, yo recuerdo el baile de bienvenida y la miro y ella lo recuerda también. —Bien —Marisol me da una mirada—. Él también puede venir, pero los miércoles o tu comes el almuerzo conmigo y Ryan o almuerzas sola. —Bien —le digo y por primera vez en mucho tiempo estoy feliz.
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Capítulo 25 Relaciones Traducido por Dani Corregido por Majo2340
C
aminando hacia el canal al día siguiente, Danny y yo estamos muy, muy incómodos. Gracias a Dios, Marisol lleva toda la conversación.
—Va a llover a lo grande —dice, señalando las nubes oscuras—. Mejor que no hayan rayos. —Mira a Danny—. Me dan terror los rayos. —¿Si? —dice Danny—. Bueno, ¿Florida no es como la capital de los rayos del mundo? —Lo es —digo, lo que es más o menos toda mi contribución a la conversación. Luego Marisol habla sobre su primer período de clases —química— y hace todo el recorrido hasta su sexto periodo —álgebra II—, y Danny y yo escuchamos, escuchamos y escuchamos. —¿Conoces a la Sra. Morris? —Marisol le pregunta a Danny. Ella camina entre nosotros, intentando conectar la distancia que nos ha dejado a cien millas de distancia en un radio de dos segundos—. Está loca. Ayer nos hizo hacer cincuenta problemas matemáticos en clase sin poder volver a sacarle punta a nuestros lápices. Dice que el ruido la molesta y que nuestros padres pueden costearse lapiceros. Entonces se enfadó cuando toda la clase resolvió sólo veintidós antes de que sus lápices quedaran sin punta. Deberían haber visto su cara… —Espera que nos riamos, pero no lo hacemos— . Fue realmente divertido. Marisol se deja caer sobre el césped y desenvuelve su sándwich. —Supongo que tendrían que haber estado allí. Danny y yo miramos a Marisol. Estoy esperando que Danny se siente antes de que me siente. Y Danny está esperando algo. Qué es, no lo sé.
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—Sabes —dice Danny, escuchando un trueno cayendo a través del canal—, vivo justo por allí. —¿Cuál es? —pregunta Marisol, mirando con nerviosismo hacia el cielo. —La con los tres árboles de mangos. —Señala cinco casas más allá—. Justo ahí. —¿Tienes un microondas? —pregunta Marisol, cuando relámpagos crepitan sobre nuestras cabezas. Levanta su pollo a la parmesana, con nerviosismo—. Está frío. —Tengo. —Responde Danny más bien de forma repetitiva—. Vamos. Hacemos nuestro camino hacia la casa de Danny antes de que la lluvia nos golpee. —Wow —dice Marisol agachándose para pasar a través de la puerta de vidrio—. Esto va a ser malo. Nosotros tres permanecimos en la umbral de la puerta, observando la lluvia caer. Relámpagos zigzagueaban a través del cielo. —Tal vez no deberíamos usar electrodomésticos. —Marisol mira fijamente hacia su sándwich. Puedo decir que se está preguntando si vale ser electrocutada por el sándwich. —Aquí. —Danny lo toma de su mano, lo pone en el microondas, y me da la espalda. Cuando el microondas suena, le regresa el sándwich a Marisol y lo lleva al sofá familiar, dónde ya está leyendo la primera de diez Us magazine20 apiladas en la mesita de café. —Marisol es adicta a las Us —le digo a Danny. —También Dalia. Consiguió una subscripción. Danny y yo comemos en el bar. Sorbe ruidosamente su vaso de agua, pero no me importa. Me gusta saber que de alguna forma es imperfecto, incluso si es un poco molesto. —Eso realmente se ve mal. —Danny asiente con su cabeza hacia la puerta de vidrio. Afuera la lluvia está cayendo lateralmente, con relámpagos cada cinco minutos. Danny mira hacia el reloj del microondas. Nos quedan treinta minutos para almorzar. —No sé si va a parar —dice. —Tal vez deberíamos revisar el Canal del Tiempo —sugiero.
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Us magazine: Importante revista norteamericana.
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—Voto por el Canal del Tiempo —chilla Marisol desde el sofá, salta visiblemente cuando el siguiente rayo golpea—. Definitivamente el Canal del Tiempo. Nos sentamos en frente de la TV. Marisol se hunde tan profundamente en los cojines del sofá como es humanamente posible. —Oh, reloj de tornado —anuncia Marisol por sobre el locutor—. Eso no es bueno. —No, no en esta ciudad —dice Danny, dándole el triunfo a Marisol—. Palm Beach y Broward —lee. —¿Pero hola? —La voz de Marisol está llena de terror—. Relámpagos. ¿Quieren caminar en eso? —Pero podríamos intentarlo. Tenemos veinte minutos para hacerlo —señalo. Y la televisión se pone negra. —Se fue la electricidad —observa Danny. —¿Dónde está tu abuelo? —pregunto—. ¿Tal vez pueda llevarnos? —El día de Tía Ana. —Danny cepilla su cabello con sus dedos—. Deberíamos quedarnos —decide—. Esto es malo. Espero que nada tenga un examen o algo. —Nop —dice Marisol, envolviendo una manta tejida de la punta del sofá alrededor de ella, y poniendo sus Us magazine más cerca—. Estoy bien. —¿Tú? —me pregunta Danny. —Nop —digo—. Pero ¿no nos meteremos en problemas? —De hecho nunca antes me había saltado clases. ¿Qué pasa si mi padre lo descubre? —Tal vez —dice Marisol—, pero mira eso. —Si —digo, mirando la lluvia cayendo de refilón, y el agua en el canal volviéndose un poco agitada—, mira eso. —Supongo que algunas cosas simplemente están fuera de mi control.
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Capítulo 26 Momentos Traducido por Paovalera Corregido por marzeDoyle
—¿C
uánto tiempo? —Danny me mira. Dice que la lluvia siempre lo cansa.
La alfombra en la habitación de Dany es suave. Estamos acostados uno al lado del otro, sin tocarnos, pero compartiendo el espacio del otro. En la habitación familiar, Marisol continúa leyendo, sin ser consciente de todo lo que he aprendido sobre Danny. —Tres semanas, pero apestó. Tenía que meter un lápiz en el yeso porque picaba mucho. Y, luego, una vez, tuve que hacer que Marisol me rascara con una regla pequeña, y la perdimos. Solo se deslizó y no la pudimos sacar. Danny ríe, yo sonrío porque él cree que soy graciosa. —Mira, ahí vas de nuevo, probando que puedes sonreír. —Cállate. —Me volteé para mirarlo—. Te dije que puedo sonreír. —Sí. —Danny me devuelve la sonrisa—. Recuerdo eso. —Él se coloca sobre su lado— . Okey, escucha esto. Una vez, me torcí el tobillo y tuve que usar un yeso, Dalia pensó que sería gracioso meter M&M’s mientras estaba durmiendo. Cuando me desperté pensé que había algo ahí dentro pero no sabía qué. Solo sentí que había pequeñas pelotitas en mi yeso. Entonces —Danny ríe—, cuando fui a buscar a mi Mamá, ella estaba hablando con mi abuelo. Para el momento en que ella fue a mirar mi tobillo, los M&M’s se habían derretido y había chocolate en los dedos de mis pies. —¿Tu y Dalia realmente se agradan, no? —pregunto—. Sí, somos gemelos, así que eso es parte del asunto. —Desearía tener un gemelo —digo.
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—Tú tienes una. —Él sonríe medio dormido—. Marisol. —Dejamos de hablar por un rato, me acuesto, y escucho la lluvia. Pienso en una lista de preguntas que me gustaría hacerle a Danny: 1. ¿Dónde naciste? 2. ¿Qué edad tenías cuando perdiste tu primer diente? 3. ¿Quién fue tu primer beso? 4. ¿Por qué invitaste a Tamara a la fiesta de Bienvenida en vez de a mí? 5. ¿Quieres que sea tu novia? 6. ¿Por qué me besaste en la librería? 7. ¿Sabías que fuiste mi primer beso? 8. ¿Realmente piensas que soy linda? 9. ¿Por qué no tomas mi mano? A mi lado, Danny parece estar inconsciente del desconocido e indispuesto a ceder, ruido de la tormenta. Respira profundamente, y luego, sin advertencia, se mueve. Un rápido movimiento de su mano seguido de otro movimiento de sus hombros. Me apoyo de un lado para mirarlo. Está durmiendo, boca abierta, babeando. Su mano está a un segundo de la mía. Decido dar el salto. Me muevo hacia él hasta que ya no queda más espacio, y luego, muy silenciosamente, me envuelvo en sus brazos. Una hora después, me volteo y me doy un golpe con un objeto sólido. Abro mis ojos y me encuentro a nariz a nariz con Danny. —Oye —dice casualmente. —Mm-hmm —murmuro. —Te quedaste dormida. Son las dos y media. —Su aliento envuelve mi rostro, y quiero acercarme aún más a él. Nunca había estado tan cerca de alguien en mi vida. —Mm-hmm —murmuro. Mis ojos se cierran y estoy peligrosamente cerca de dormirme de nuevo. —Tienes que irte —me insiste—. Ya la escuela terminó. Y mi mamá sale temprano del trabajo hoy. —Oh, mierda. —Me levanto. FORO PURPLE ROSE
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—Cálmate —dice Danny—. Tienes quince minutos. —¿Pero qué pasa si tu mamá nos encuentra aquí? —Corro por la habitación, buscando evidencia de qué he estado aquí. —¿Qué estás buscando? —pregunta Danny perezosamente desde el piso. —Evidencia. —Partes de mí, pienso—. ¿Dónde están mis calcetines? —pregunto, perpleja. —En tus pies. —Me sonríe como si estuviera loca. —Oh. —Miro hacia abajo y encuentro mis calcetines. Me pregunto si volvieron de alguna clase de sistema de protección al testigo. —¿Dónde está Marisol? —En el baño —dice—, la acabo de ver caminar hacia allí hace dos minutos. —Oh, okey. —Camino a un lado de Danny y corro contra el sonido del agua cayendo. —Oye, —Danny se queja desde el piso. Su mano se estira y toma mi tobillo—. Espera —suplica. —Pero tengo que ir a casa antes que llegue tu mamá. —Lo sé —dice gentilmente—. Pero esto sólo tomará un segundo. —¿Qué? —Suelto mi pie de su agarre. —Me gustas —dice rápidamente. Me detengo en seco. —Yo… —Mis palabras fallaron antes de apenas salir. Intento de nuevo, pero no puedo pensar claramente. Las palabras no son parte de esto. —Ella también gusta de ti —dice Marisol desde el pasillo. Y luego con una amplia sonrisa, toma mi mano y me lleva a un lugar seguro.
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Capítulo 27 Elación Traducido por Niii Corregido por marzeDoyle
—T
engo algo que decirte —dice Marisol. Estamos sentadas sobre mi cama, envueltas en colchas separadas, medio hablando, medio yaciendo por ahí y siendo perezosas.
—¿Qué? —Mi voz es ahogada por la almohada. Todavía estoy un poco adormilada. —Bien, cuando tuve esa conversación con Danny durante el baile mientras Tamara estaba en el baño —dice ella—. Puedo haberle dado la impresión de que te gustaba. —Marisol… —Mi voz suena tranquila, pero no lo estoy. Al menos no por dentro—. Dime exactamente qué dijiste. —Nada. —Ella levanta la colcha de forma que sólo uno de sus ojos se asome—. Sólo pensé que era tan obvio que ustedes dos se gustaban y bueno… quería hacer que las cosas avanzaran para ti. ¿Estás enfadada? —Enfadada —resoplo—. Enfadada —repito de forma más desinflada. ¿Por qué debería estarlo? Le gustaba a Danny. No podría haber pedido mejores resultados. —Sólo dime todo lo que le dijiste. —Está bien. —La colcha se desliza fuera de su rostro y ella se empuja hacia arriba, de forma que pueda estar sentada recta. Tira de su cabello mojado en un moño y utiliza una banda de goma de mi velador para asegurarlo. Aclara su garganta—. Muy bien, primero le pregunté si había sido Tamara quien lo había invitado al baile o si había sido él. ¿Era posible que él ni siquiera la hubiera invitado. —Bien, él la había invitado. —Marisol toca mi mano, su manera de suavizar el golpe—. Pero también dijo que era el resultado directo de que tú —Marisol me apunta FORO PURPLE ROSE
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con un dedo acusadoramente—, le dijeras que le gustaba a Tamara. De otra forma, él nunca hubiera pensado en invitarla. Y luego dijo que realmente quería invitar a alguien más. —¿A alguien más? ¿A quién? —No lo dijo, y no pregunté. Sólo quería que hablara… y por cierto, gracias a Dios que Tamara se estaba tomando su buen y dulce tiempo en el baño y que Ryan tenía problemas en arreglar la cremallera de su esmoquin rentado, porque de no haber sido así, la conversación hubiera sido súper-breve, pero —Marisol toma una gran bocanada de aire como si estuviera a punto de develar un gran secreto— dijo que la persona a quien quería invitar dijo que realmente no quería que se lo pidieran, de cualquier forma. —¿Piensas que estaba hablando sobre mí? —pregunté nerviosamente. —¿Qué otra chica en los Estados Unidos le diría a alguien tan caliente como Danny que no quería ir al baile? —Marisol levanta ambas cejas acusadoramente. —¿Pero entonces por qué invitar a Tamara? —Pienso en él bailando lento con Tamara y mi corazón se salta un latido. Entonces pienso en mí misma girando hacia los brazos de Danny. Las dos imágenes colisionan, y repentinamente me siento nauseabunda. —No lo sé. No pregunté. Pero, ¿no dijiste que la Sra. Díaz dijo que Dalia había comprado los boletos mucho antes? ¿Tal vez él ya tenía el boleto extra? Es posible. — Marisol se encoge de hombros. —Wow. Oh, wow. ¿Tú crees? —pregunto. ¿Cuán genial sería si eso fuera verdad? ¡Eso significaría que Tamara fue su cita por DEFECTO! —Tal vez —dice Marisol—. Nunca lo sabrás. —Bien, así que lleguemos a la parte donde le dices a Danny que me gusta. —Dame algo de crédito. —Marisol me da una mirada sucia—. No dije exactamente: “Oh, y por cierto, ¿sabías que le gustas a mi mejor amiga?” Sólo dije que desearía que Susie estuviera aquí, pero que ella es tan tímida con los chicos que probablemente quien fuera que quisiera invitarla hubiera pensado que ella no quería que se lo pidieran, pero que eso no era necesariamente el caso. Y luego le agradecí por el CD de Los Beatles y eso fue todo. Terminada la historia, Marisol se acurruca de nuevo en los cobertores. —¿Eso es todo? —Inclino mi cabeza contra la pared. ¡Eso no estaba ni cerca de ser lo suficiente! Quería más, y más y más. Lo quería todo. —Piensa —le dije a Marisol—, que hiciste bien. —Lo sé —suspira—. Siempre lo hago. FORO PURPLE ROSE
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Capítulo 28 El día de Acción de Gracias
Traducido por Dani Corregido por Majo2340
I
ncluso con Danny en mi vida, los siguientes días pasaron en un borrón. Cuanto más cerca estaba el servicio conmemorativo de mi madre, más difícil era para mí sentirme… normal.
Cuando llegó el día de Acción de Gracias unos días más tardes, éramos sólo mi papá y yo. Todos los otros usuales sospechosos habían desaparecido: 1. El abuelo y la Abuela estaban en Boston con la Tía Emily, a pesar de que apuesto a que la abuela aún cree que está aquí en Miami. 2. Marisol está en algún lugar en South Beach, probablemente tratando de mantener su comida. Va a ser un duro viaje, dado que está pasando Acción de Gracias con su Papá y su Barbie tamaño-real, en otras palabras, su nueva y molesta novia. 3. Leslie está en las Bahamas en unas mini vacaciones de tres días con varias de sus colaboradoras. Imagino que están pintando sus uñas en pacíficos colores pasteles mientras sicoanalizan la mierda de cada una. Y entonces estamos yo y mi papá. Solos. Hacemos la mayor parte del día. Nos sentamos en frente de la TV y miramos el desfile de Macy. No hablamos mucho, pero eso no es inusual. Aun así, de algún modo, las palabras hacen su camino hacia fuera. —Eso es interesante —digo en un momento. FORO PURPLE ROSE
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—Si —dice, un poco más tarde. —¿Puedes creer que usen ese fastidioso tema otra vez? —pregunto. —¿Puedes subirle el volumen? —pregunta—. Me gustaría escuchar lo que está diciendo. Entonces comemos una simple comida: dos cenas precocinadas, dos Capri Suns21. Nada lujoso en nuestra casa. Cuando baja el sol, nos vamos por caminos separados. Como siempre.
21
Capri Suns: marca de jugos. FORO PURPLE ROSE
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Capítulo 29 Sábado Traducido por andre27xl Corregido por majo2340
E
l sábado, veintiséis de noviembre, recuerdo la muerte de mi madre. Sola. Mi padre está fuera por su cuenta. No sé a dónde va. Nunca he preguntado. No quiero saber.
Tengo mis propios rituales, mi propia manera de lidiar con las cosas. Y quizás es lo mejor que no compartamos este día. Quizás sea lo mejor que se mantenga de esta manera. Así que me despierto, me siento en mi jardín, y hablo conmigo misma. Digo: —Hoy es el día que mi madre murió. —No lo digo para ser melodramática. Lo digo para hacerlo real. Porque a veces se siente como si nunca fuera a comprenderlo por completo. Como si mi mente no fuera lo suficientemente grande como para comprender que nunca la veré de nuevo. Entonces recuerdo, porque para eso es este día. Recuerdo cómo cuando era pequeña y asustadiza, solía arrastrarme bajo su camisa y envolvía mis brazos súper fuerte alrededor de su cintura. Ella intentaba que la soltara, pero yo no lo hacía. No podía. Recuerdo la forma en que se reía cuando hacía mi cara de pez. Y que tenía su oreja derecha doblemente perforada, y ella prometió que podría tener la mía doblemente perforada también, en mi veinteavo cumpleaños. Recuerdo que le gustaba leer los libros de Danielle Steel antes de irse a dormir por las noches. Y que ella dejaría recostar mi cabeza en su regazo y limpiaría mis orejas con un copo de algodón mojado. Recuerdo tanto de ella. Y entonces me pregunto por qué recuerdo tanto de ella y tan poco de mi papá. Mis recuerdos específicos de él empiezan el día que ella murió. Él, en el hospital, hablando con los médicos. Yo, tratando de leer sus labios, tratando de ver lo que ellos estaban diciendo. Él, parado alto, entonces de repente sus hombros FORO PURPLE ROSE
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cayendo como si alguien le hubiera succionado la vida. El doctor alejándose, sacudiendo su cabeza, limpiando sus lentes con el borde de su chaqueta blanca inmaculada. Mi papá, aquí, en el suelo, inclinando su cabeza contra la pared. Las horas pasaron y pasaron y pasaron hasta que llamé a la abuela y al abuelo y ellos vinieron a llevarnos a casa. Él, al lado de su ataúd, sosteniendo su fría mano por tanto tiempo que pensé que le daría hipotermia. Yo, al lado de él, viendo la forma en que sus piernas temblaban. Lo recuerdo todo porque tengo que recordarlo. Tengo que dejarle saber a ella que recuerdo. Porque hoy es el día en que mi madre murió. Sábado. Veintiséis de noviembre.
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Capítulo 30 Domingo, el memorial Traducido por Kathesweet Corregido por karoru
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l domingo mi abuelo trae a mi abuela temprano y la deja con mi padre para prepararse para el gran día.
Porque mi abuela tiene problema para recordar últimamente, se supone que tengo que mantener un ojo sobre ella. Así que me siento con ella en la sala, parcialmente observándola, parcialmente tratando de distraerme leyendo un libro. Ella también me está observando. Aunque mi abuela está loca, realmente no está loca. Se encuentra en sus primeras etapas de Alzheimer, lo que es una manera elegante de decir que el 50 por ciento del tiempo no tiene ni absoluta idea de quién soy. Lo que apesta. Supongo. Hoy no es muy diferente. Está al final del sofá hablando de esto y aquello, hablando de toda clase de personas muertas, cuando repentinamente me mira y dice: —Te pareces muchísimo a tu madre. Eso es todo. “Te pareces muchísimo a tu madre”. Y luego se va. Volviendo a la senilidad. Dejando que me pregunte exactamente qué quiere decir. —Tu tío Martin se frotó sobre mí. —Más tarde, sobre la bandeja de fruta, Marisol y yo chismeamos—. Creo que él finalmente está alcanzando la edad donde está senil. —Creo que estaba senil cuando alcanzó los noventa. Ahora es más o menos infantil. —Ambas nos giramos hacia el tío Martin sentado en el sofá en la sala, con baba corriendo por su barbilla. —Quiero irme antes de que tenga ochenta y cinco —dice Marisol—. De esa manera al menos tendré algo de decencia.
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—No te preocupes —le aseguro—. Si llegas a los ochenta y cinco, te tiraré de un puente. —Empiezo a sonreír pero luego termino abruptamente. —¿No encuentras extraño que Marc esté aquí? —Marisol asiente hacia la dirección de Marc. Está sentado con sus padres en la mesa del comedor. —No. —Tomo un largo sorbo de mi té, que estoy bebiendo porque se supone que calme mis nervios—. Es diferente ahora, creo. —Estoy muy segura que una vez que un chico ha llorado en tu hombro, será diferente por el resto de tu vida. —Bueno, ¿qué hay de Tamara? No puedo creer que tuviera el valor de aparecer aquí con sus padres. —Nos giramos para mirar a Tamara, ataviada en su mejor es-domingo-y-estoy-en-elmemorial—. Es una perra —chasquea Marisol—. Te apuesto a que vino sólo porque estaba esperando toparse con Danny. Sabe que ustedes dos están juntos ahora. —¿Cómo sabes eso? sólo han pasado unos días desde eso. —No sé cómo —dice Marisol—, pero lo sabe. Abby, su mejor amiga, me preguntó qué estaba pasando entre ustedes. Ella dijo que le robaste a Danny a su amiga. —¿Que yo qué? —Quiero reír. Si no estuviera en el servicio memorial de mi madre, lo haría—. ¿Estás bromeando? —Nop —Marisol sacude su cabeza y levanta una mano, como si estuviera haciendo un juramento oficial o algo así—. Dios es la pura verdad. —Como sea. —Mierda como esta, parece tan pequeña para mí hoy. —Supongo. Así que, ¿dónde está Danny? —Marisol mira alrededor, como si entre las dos habitaciones continuas de doce-por-trece, pudiera haberlo perdido. Entonces revisa su reloj—. ¿Va a venir, cierto? —No. —¿Por qué no? —Deja la fruta sobre la mesa—. Él lo sabe, ¿cierto? —Nop. —Vuelvo mi cabeza, esperando que mi lenguaje corporal sutil le comunique que esta no es una conversación que quiero tener con ella. Pero por supuesto no es así. —¿Por qué no lo invitaste? Me encojo de hombros. —No me dio la gana. —Pero él sabe de tu madre, ¿cierto? —pregunta, mirando hacia la puerta del frente. —Sí, le dije. Pero esto es diferente. —Miro al tío Martin. Está inclinado de forma ladeada contra el sofá. Su hija, Cecile, está tratando de enderezarlo empujando una
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almohada detrás de su espalda, pero esto no está funcionando—. Si no estoy muerta a los noventa, tírame de un puente. —Seguro —dice Marisol. Luego de algunos segundos, murmura—. Quizás te tiraré un poquito antes. —¿Qué se supone que significa eso? —Le doy una mirada. —Simplemente me pregunto por qué estás evitando mis preguntas. —No lo hago. Nos giramos hacia la bandeja de fruta. La bandeja de fruta es segura. Es la maldita Suiza. No es territorio me-gustaría-matar-a-mi-mejor-amiga. Marisol recoge una uva y la estudia intensamente. —Invité a Ryan. —¿Qué? —Mi boca cae abierta en incredulidad—. Pensé que iba a ir a hacer ski este fin de semana con su familia. —Nop, él lo dejó. No quería ir sin mí —agrega con aire de suficiencia. —¿Por qué harías eso? ¿Por qué lo invitarías aquí? —No lo sé —dice, repentinamente dándose cuenta que ha calculado mal el nivel de cabreo que yo tendría—. Sólo lo hice —Su voz se contrae, y aleja la mirada—. No pensé que sería gran cosa. Pensé que invitarías a Danny. —Toca mi hombro—. Hey, no te molestes. —¡Deberías haber hablado conmigo! —Estaba tan enojada con ella que podía sentir mi interior temblando. Esta era mi pérdida. Mí pérdida. ¿Pensó que el servicio memorial de mi madre era, como una fiesta? —Traté de llamarte anoche, pero no contestarías tu teléfono. No hablarías conmigo… —Era el aniversario de la muerte de mi madre… —Lo sé. —Me interrumpe—, pero todavía podrías haberme hablado. Así que llamé a Ryan. Estaba enojada porque sabía que te estabas cerrando conmigo, y le dije. Y él dijo que vendría. Ya sabes —dice débilmente—, para más apoyo. —No deberías haberlo invitado. Esto es privado. Para mí, esto es privado. —Susie —Marisol deja la uva y agarra mis brazos, así que estoy forzada a girarme hacia ella—. Entiendo lo difícil que es para ti. Pero tienes que empezar a dejarlo ir. Esto no es privado. Esto es algo que te sucedió. Y también a tu padre. Y a tus abuelos. Y a mí. Y a mi mamá. Ya sabes, eran buenas amigas. Es algo que nos sucedió a todos. No sólo a ti. Además, Tamara y Marc también están aquí. FORO PURPLE ROSE
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Miro a Tamara hablándole a su madre, y a Marc sentado incómodamente entre sus padres, tratando de aflojar su corbata negra. Y luego miro a Leslie, frotando el brazo de mi padre consoladoramente. El timbre de la puerta suena. Marisol da un paso hacia adelante y luego me mira. —Probablemente es Ryan. —dice en tono de disculpa. —Voy al jardín. —Dejo mi taza de té sobre la mesa y pongo mi mano sobre mi estómago. Duele terriblemente, como si alguien estuviera amasando mi carne en albóndigas. —Susie —la voz de Marisol vacila—. Esto también es duro para mí algunas veces. —Sí. —Miro a la madre de Marisol todavía frotando el brazo de MI padre—. Puedo ver eso. —Susie… —Empieza Marisol, pero el timbre de la puerta la interrumpe. —Ábrela —le digo, sabiendo que lo hará. Y, cuando se aleja, me odio a mí misma por tener la razón. Sola ahora, miro de nuevo a mi padre, tratando duramente de concentrarse en lo que nuestro vecino, el Sr. Mickles, está diciendo. Entonces veo a Leslie. Está asintiendo en acuerdo, parada tan cerca de mi padre que la esquina de su blusa de seda está tocando la manga izquierda de su chaqueta de algodón. Supongo que está dándole su forma de “apoyo moral”. Luego miro a Marisol, parada en la puerta, sonriéndole a Ryan, su mano protectoramente sosteniendo la de ella. Y trato de averiguar cómo, en algún lugar a lo largo de la línea, todo cambió. Durante un largo tiempo, los tres, mi papá, Marisol y Leslie, fueron todo lo que tuve. Y eso funcionaba para mí. Para todos. Pero ya no. Lo sé porque aquí están, los tres juntos. Y aun así me siento tan sola.
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Capítulo 31 Fragmentos de domingo por la tarde Traducido por Bautiston Corregido por karoru
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e alguna manera me encuentro fuera. Sorprendentemente, nadie está sentado en el jardín. Hoy se ha convertido en uno de esos locos días al final de noviembre que te hacen pensar que todavía es verano. Pero el calor no me molesta. Me siento en mi banco y espero. Y después de un tiempo, trato de ser una de esas chicas que se sienta en un banco en el jardín y lloro, como con fines dramáticos. Pero las lágrimas no llegan, sólo un dolor que comienza en el abdomen y se extiende al pecho, y comienza de verdad, a doler mucho. Trato de controlar el dolor. Cuento mis respiraciones. Doblo mis manos dentro y fuera. Me muerdo el labio. No funciona nada. Estoy atrapada en un perpetuo estado de pánico. Más tarde ese día, recorro la habitación de mis padres. O debería decir la vieja habitación de mis padres. Mi papá no viene por aquí mucho. Su ropa, su trabajo, toda su vida, se ha movido de alguna manera al estudio, y cuando necesita dormir —que en el idioma de papá significa descansar sus ojos por solo cinco segundos—, se acuesta en el sofá del estudio. El antiguo dormitorio de mis padres es más o menos lo mismo. Sólo que ahora, cuando la puerta cruje abierta, huelo el polvo en vez del perfume de Estée Lauder de mi mamá. Un día, cometí el error de preguntarle a mi padre por qué simplemente no vendía la casa. Solo levantarse y moverse. Supongo que lo que estaba diciendo era, ¿Por qué no sigues adelante? De todos modos, la mirada que me dio fue tan extraña, como si alguien le hubiera cosido hilos invisibles en la cara y luego tirara de las cuerdas hacia abajo tan rápido como pudo. Sus ojos, sus mejillas, su boca, todo se dejó caer en un gran charco de dolor. No tiene sentido describirlo. Es una de esas cosas que tiene que ser visto por sí mismo. Lo sé. Pero aun así. Esa mirada. Nunca la olvidaré. FORO PURPLE ROSE
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Cuando murió mi madre, vi a mi padre cada vez menos. Me despierta en la mañana y por la tarde me da las buenas noches, pero lo que pasa entre las dos partes del día, no puedo decirlo. Quiero decir, sé que está en su estudio o en el trabajo, pero aparte de eso, no tengo ni idea. Tal vez tengo parte de la culpa de la distancia. No siempre le digo a mi padre lo sola que me siento, incluso cuando está cerca. Sobre todo cuando está cerca. No le digo cómo la puerta de su habitación parece ser para aquellos que salen y nunca para aquellos que desean ingresar. Una vez cuando tenía once años, me encontraba fuera de su estudio con mi nariz empujando contra la puerta de madera prensada. Mis pies descalzos atrapados debajo de la grieta. Quería ver qué pasaba. Quería ver cuánto tiempo le llevaría notarlo. Era un sábado, creo. Me quedé allí todo el día. Medí el tiempo del latido de mi corazón. Primero pasaron segundos. Luego minutos. Después horas. Y pensé en mi padre, acerca de quién era, y como ya no sabía qué decirle. En el vacío de la muerte de mi madre, había sido abandonada. En la habitación de mis padres, me acuesto sobre el lado de la cama de mi madre. Escucho las voces del exterior. Puedo ver la luz pasas a través de las persianas en parte rotas. Cuento el tiempo. Trato de ser el tipo de chica que llora hasta dormirse en la cama de su madre muerta. Pero esta vez, realmente trato sólo con fines dramáticos. Finalmente me quedo dormida, envuelta en el camisón de mi madre, mi cabeza apoyada en la almohada. Algún tiempo después, me despierto. Marc está sentado a mi lado. Sus piernas colgando sobre el borde de la cama. Su espalda está apoyada en la cabecera. Me está mirando. —¿Qué estás haciendo aquí? —Mi voz es áspera como la lija. —¿Qué más? —Él tiene una botella medio vacía de vino—. Beber. Me siento. Mi cabeza está golpeando. Y me duele el estómago, incluso peor ahora. Mi corazón está rat-tat-encajado a lo largo de mi caja torácica. —¿Por qué estás aquí? —Me limpio el sueño de mis ojos, recordando el día en que Danny limpió la saliva de mi mejilla. —No sé. Te vi venir aquí, y estuve esperando que salieras, pero nunca lo hiciste. Así que entré, ¿puedes creer que todavía están ahí fuera? —Inclina la cabeza y escucha el ruido de las conversaciones que vienen de fuera de la habitación. —¿Qué hora es? —pregunto. Me pica la garganta por el polvo y la sequedad del sueño.
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—No sé —Él toma un sorbo lento del vino y me lo pasa. Tomo un pequeño trago para quitar las telarañas de mi garganta. Su sabor es dulce. Una oleada de calor me llena el abdomen y se extiende sobre el pecho y los labios. —Vamos a emborracharnos —dice un minuto después. —¿Huh? —Me giro para mirarlo. ¿Qué está pensando? —Vamos a emborracharnos —repite y me entrega la botella—, ¿por qué coño no? No quiero estar aquí —dice—. No quieres estar aquí. —Me da la botella y la tomo, no muy segura de lo que estoy haciendo o lo que estoy pensando. O si estoy pensando—. Por lo tanto, vamos a emborracharnos y entonces va a ser como que no estamos aún aquí en absoluto. —Pero, ¿qué pasa si alguien entra? ¿Y si alguien nos descubre? —Parece una preocupación obvia. Aunque el hecho de que estoy haciendo preguntas me hace darme cuenta de que estoy considerando la posibilidad de emborracharme con Marc. Lo estoy considerando. TOTALMENTE. Quiero decir, ¿qué tengo que perder? No quiero estar aquí, no con Leslie frotando el brazo de mi padre, no con Marisol, que probablemente esté haciéndolo en el patio con Ryan, y no con mi abuela loca que no sabe ni quién soy. ¿Y con Marc? ¿Quiero estar aquí con Marc? ¿Por qué no estoy aquí con Danny? —¿Y bien? —Empuja la botella. Poco a poco, la llevo a mi boca y tomo un largo trago. Le paso la botella de nuevo a Marc e hipo de manera consciente. —Disminuye la velocidad —Marc toma su turno. Pone la botella en mis labios, me da un sorbo. —¿Dónde está Marisol? —pregunto. —La última vez que la vi, estaba en el jardín con Ryan. —Oh. —Me lo imaginaba. Cualquier duda de repente se esfumo. —¿Más? —pregunta. —Por supuesto. ¿Por qué no? Cuando se termina, Marc contempla furtivamente otra botella de la sala de estar. —¿Qué piensas? —pregunta. —No. —Inclino mi cabeza contra la cabecera de la cama y veo el cuarto girar a mí alrededor. Excepto los días festivos, no bebo. Y aun así, es normalmente unos pocos sorbos de vino de la copa de vino de mi abuelo.
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—¿Cómo te sientes? —Marc pregunta, y me da un empujón descuidado para que pueda caber todo su cuerpo en la cama. —Medio retardada —le contesto, y nos reímos—. ¿Qué hora es? —Ya me preguntaste eso. No lo sé. —Bueno, averígualo. —Lo empujo duro de modo que casi se cae de la cama. —Hey —Marc me empuja hacia atrás. Entonces se inclina sobre mí para que su pecho se presione contra mis muslos. —¿Qué estás haciendo? —Miro su cuerpo en mi regazo. Me hace reír. —Decirte la hora. —Alcanza un objeto en la mesa de noche—. Siete pm, creo. Poco a poco, Marc se quita. Su rostro está cerca de mí. Esta nadando en mis ojos. —¿Estás bien? —pregunta. —¿Y tú? —¿Por qué hay dos de él? —Sí. ¿Y tú? —Se frota el pelo de los ojos. Se inclina hacia abajo y puedo oler su aliento a escasos centímetros de mi nariz. Huele como ensalada de papas y vino. —Sabes qué… —dice, su cara demasiado cerca—, te pareces mucho a tu madre —. Distraídamente traza el área alrededor de mis ojos y deja sus dedos descansar en mi sien. —Todo el mundo me dice eso —susurro porque está demasiado cerca para hablar en un tono normal. Me mira fijamente. —Pareces diferente esta noche —le digo, para que dejara de mirarme. —Eso es porque no soy un idiota esta noche. —Se aleja de mí, cierra los ojos. Sigo su ejemplo. Se sienten mucho mejor cerrados. —Nunca respondiste a mi pregunta —dice medio dormido. Pone su cabeza en mi hombro, y puedo sentir su latido en mi brazo. —¿Qué estás haciendo? —Abro los ojos. Todo esto es tan raro. —Nada —bosteza—. Pregunta: ¿Te molesta parecerte a tu madre? No pienses — me dice cuando dudo—, solo di lo primero que se te venga a la mente. —No, no si realmente me parezco —le digo. Se da la vuelta sobre su espalda y mete sus brazos por debajo de la cabeza.
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—¿Te acuerdas de aquella noche que tu madre era mi niñera, y me corté la mano con el cuchillo de la cocina? —Su voz sube y baja. Al menos para mí lo hace—. ¿Te acuerdas? —Sí. —Me imagino a Marc en mi cocina, chillando con los ojos desencajados. Se ve tan pequeño en mi mente. Es difícil pensar en él como pequeño. Pero lo era, en un momento dado. Y yo también. —Oh, Dios mío, lloré como una hora. Era parecido a un gatito. —Se ríe, sacude la cama con él—. Y tu mamá era tan agradable. Envolvió mi mano en una toalla y encontró esa venda mariposa que tenía, y limpio mi corte y me sostuvo en su regazo como dos horas. ¿Te acuerdas? —Marc se gira y encuentran nuestros ojos. —Sí —le digo—, recuerdo. —Y ella nos puso en la cama, e hizo algo estúpido como chocolate caliente. Y tú tenías miedo porque había toda esta sangre y se sentó entre nosotros en la cama y puso un brazo alrededor de cada uno de nosotros y nos leyó esa historia que tanto le gustaba. ¿Qué historia era esa? —El árbol generoso —le digo, aunque apenas puedo encontrar mi voz. Se esconde detrás de un muro de lágrimas que se está construyendo en mi garganta. —Mi madre nunca hizo esa mierda. Estaba demasiado ocupada. Ocupada con mi padre. Ocupada con su negocio. Ocupada con el perro. Ni siquiera sé si me quería. —Estoy seguro de que te quiere —le susurro. ¿Qué más puedo decir? —Tal vez…lo que sea…pero ese día lo recuerdo, al igual, que todo el tiempo. No sé por qué. Es como si me enamorara de tu mamá por ese tonto día. —Su voz es débil—. ¿Es eso posible? Trato de hablar, pero es difícil. Las lágrimas hacen muy difícil para mí decirle que creo que es posible tener sentimientos para toda la vida por un único momento. —Oye… —su mano acaricia mi mejilla—. Hey, ahora… —Su respiración es húmeda—. Te ves como tu mamá. Me vuelve loco. —Me mira, a través de mí, dentro de mí. Se aprieta contra mí, y las lágrimas vienen rápidamente ahora. Acaricia sus labios sobre los míos. —No —le digo en voz baja —, no lo hagas. —Pero no escucha. Se acomoda sobre mí. Su cuerpo cubre el mío de pies a cabeza. Me toma los brazos y los envuelve alrededor de su cintura. —Por favor —susurra. Su lengua se empuja en mi boca abierta, se pierde en su calor. Su lengua es suave, tipo tranquilizador—. Tu sabor es dulce —murmura. Sus labios rozan mis ojos, mis oídos, la punta de mi nariz, y luego un sendero en el cuello—. Dulce, como una pastilla para la tos. FORO PURPLE ROSE
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Sus manos se frotan vacilantes a lo largo de los costados. Cierro los ojos. Mis pensamientos son un vago remolino. Pienso en Danny. Pienso en nuestro beso en la biblioteca. Pienso en Halloween, su cuerpo entre mis muslos, mi mano en su cabello. Pienso en Danny y poco a poco me encuentro besando a Marc de regreso. Puede ser segundos o puede ser días antes de escuchar el menor ruido, como el sonido de una puerta que se abre y se cierra. Me pongo rígida. —¿Has oído eso? —pregunto. —¿Qué? —dice Marc, todavía besándome. —La puerta. Marc se gira acomodándose encima, y luego vuelve a besarme. —Está cerrada —dice, y entonces siento la punta de sus dedos acariciar por debajo del dobladillo de la camisa. —Oye —le digo, empujándolos hacia atrás—. Hey. —Oye —susurra, presionando sus labios en los míos. Sus manos están frías a través de mi vientre. Sus caderas empujan en mí. Puedo sentir que está excitado, y me da miedo. Me siento como si no pudiera respirar. Me siento como si estoy empezando a pensar con claridad. Sus dedos se mueven por todas partes, a lo largo de mi caja torácica y por debajo de mi sostén. Sus manos acunan mis pechos. Aprieta las palmas de sus manos en círculos suaves sobre mis montículos. —Para —susurro contra sus labios, no confiando en mí, no confiando en él—. Para. Siento que muevo las caderas, empujando hacia arriba contra las suyas. Su mano levanta la cintura de la falda, deslizándose silenciosamente por debajo. Sus dedos acarician la parte superior de mi ropa interior. —No —me retuerzo debajo de él—, para. Lo digo en serio. —¿Huh? —murmura, y su boca acaricia mi cuello. —Para —le digo, arqueándome hasta darle un beso. —De acuerdo —Suspira, hundiendo el rostro en la almohada, gimiendo—. Está bien —repite y luego se sale de mí. —¿Estás enojado? —le pregunto, con miedo de mirarlo.
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—No. —Agarra mi mano, apoyándola en la curva de su pecho—. No estoy enojado. —Cierra sus ojos. Unos pocos minutos pasan. No estoy segura de qué hacer. Quiero quitar mi mano, acomodar mi ropa, sacar el pelo de mis labios, y luego escabullirme silenciosamente al baño a vomitar. Pero no lo hago. No puedo, porque eso sería ruin. Así que me quedo allí con Marc. Pero pienso en Danny.
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Capítulo 32 Tremenda mentirosa
Traducido por Yre24 e Inthefreedomwings Corregido por Angeles Rangel
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n la escuela al día siguiente, trato de hacer nada más que pensar. Me duele el cuerpo. Me duele la cabeza. No parezco beber lo suficiente de la botella de agua. Soy completamente incapaz de juntar alguna oración. Cuando el Sr. Murphy me aparta para hablar después de clases, apenas puedo mirarlo a los ojos. Siento que si alguien puede ver qué está pasado, ese sería el Sr Murphy. ―Susie, hablé con la mamá de Danny esta mañana, y ella está extremadamente feliz por su progreso. ―El Sr, Murphy se aclara la garganta y se dirige hacia mí―. Así como yo. Has hecho realmente un gran trabajo. ―Gracias ―digo pero mi cabeza hierve. Desde la noche pasada con Marc, todo lo que puedo pensar es acerca de Danny. Me siento tan culpable por Danny. No me merezco las alabanzas del Sr. Murphy. Merezco una buena patada en el trasero―. ¿Eso es todo? ―No quiero ser cortante con el Sr. Murphy. Sólo quiero dejar de hablar de Danny. ―En realidad, no. ―El Sr. Murphy sacude la cabeza, sorprendido por tono mi cortante―. Tuve que hablar con Danny durante nuestra clase más temprano y ambos acordamos que aquellas tutorías ya no son más necesarias. Él piensa que puede con esto por sí solo. ―¿Por sí solo? ―Los tiempos de tutoría eran los únicos momentos que Danny y yo pasábamos solos. Si no quería que yo lo tutorara más, ¿eso significaba que él no me quería ver más? ¿Estaba Danny usando al Sr. Murphy para romper conmigo? ―Lo sé. ―Dijo el Sr. Murphy, confundiendo mi shock con decepción―. Pero has hecho un gran trabajo, estoy seguro que puedo encontrarte a alguien más a quién tutorar. FORO PURPLE ROSE
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―Oh, sí ―me encojo y miro hacia abajo a la alfombra. El mismo pedazo de goma desde principios de octubre debajo de mí. La campana de dos-minutos-de-advertencia suena y los estudiantes de su segundo período comienzan a entrar―. Me tengo que ir ―De acuerdo. ―El Sr. Murphy se mueve a un lado para dejar pasar a dos estudiantes con ridículas mochilas grandes―. Te veré mañana. ―Sí, mañana ―digo, preguntándome cómo incluso iba a pensar en mañana cuando no estaba segura si podía hacerlo por hoy. Esto empeora desde allí. En las clases de conducir, Bobby y Luis estaban ausentes. ―Ellos están en unas semifinales de bowling de cerebritos idiotas ―me dice José sonriéndome, sus ojos están tan rojos que apenas puedo ver sus iris―. Y cuidado con Jessica. Escuché que quiere patear tu trasero― ―¿Huh? ―Instintivamente mi cabeza gira en dirección a Jessica. Ella está parada en el lado opuesto a la zona pavimentada del conductor hablando con Brianna Rivera, otra animadora cabeza de burbuja. No parece feliz. Bate los brazos alrededor, y de repente ambas paran de hablar y me miran. Brianna me apunta con un dedo y Jessica me da la mirada más maliciosa que me han dado en todo el año. ―¿Qué hice? ―le pregunto a José José se ríe en silencio y me mira. ―Mierda. ¿Estás bromeando? ―¿Qué hice? ―repito ―Pregúntale a Tamara ―dice él, alejándose Me siento en nuestra línea de escuadrilla, no realmente segura de qué hacer. Espero a que el Entrenador Brown venga, soplando su silbato. La clase no empieza hasta que él no pise el pavimento. Miro alrededor y veo a Tamara en la esquina hablando con Stan Levys y algunos otros chicos. Ella susurra algo en su oído y luego los chicos me miran. Tamara sonríe, pero su sonrisa dice, jódete, y después de unos pocos minutos ella empieza a hablar con otro grupo de chicos. De nuevo, todos ellos paran para mirarme. Tamara me da su falsa sonrisa. Luego de unos pocos minutos después, ella se aleja y consigue otro grupo. Algo está definitivamente pasando. Cuando las últimas campanadas suenan, el Entrenador Brown aparece en su carro de golf ―Vamos ―grita él. Mira alrededor de la clase y se da cuenta que está medio vacía. ―¿Dónde está todo el mundo? ―le pregunta a Jessica, debido a que ella es la que está más cerca de él.
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―En una convención de nerds ―contesta ella y él ríe en silencio. Ella sacude su cabello negro brillante, y le sonríe―. Los cerebritos de bowling están en una semifinal de bowling o algo que los chicos de E.R.A.G hacen como viaje de estudios. ―Oh ―dice el Entrenador―. Bueno, supongo que sólo nos emparejaremos hoy, y cada grupo tendrá un carro. Entren a sus escuadras. Todos nosotros nos alineamos en nuestras escuadras. José primero, Jessica detrás de él, Tamara detrás de ella, y yo en la parte posterior. Nuestra línea estaba cargada con toneladas de tensión, excepto por José, quien parece encontrar toda aquella situación divertida porque él continuaba riéndose y murmurando. ―Pelea de gatas ―entre dientes. ―Cállate ―siseo Jessica antes de pegarle con la mano en la parte trasera de su cabeza. El entrenador trabajaba haciendo bajar las escuadrillas, dividiendo cada escuadra en grupos de dos. Cuando llega a nosotros, coloca a José con Jessica. Yo consigo quedar con Tamara. ―Gracias a Dios ―dice Jessica bruscamente a ambas y luego corre para alcanzar a José, presionándolo en el brazo cuando consigue ponerse a su lado. Tamara y yo caminamos silenciosamente a nuestro carro. Ella consigue el asiento de conductor y yo el asiento copiloto con un gracioso freno de emergencia. ―Entonces ―dice Tamara, después de empezar a conducir el carro―, algún servicio funerario ―me da una mirada de reojo que hace que mi cuerpo se llene de miedo. Ella sabe. Aun así digo: ―¿Qué se supone que significa eso? Tamara ríe, girando el volante hacia la derecha y parando en una señal falsa de pare. ―Tú sabes lo que eso significa. ―No ―le digo, asegurándome de mantener el nivel de mi voz―. No lo sé. ―Sí ―dice ella, ni siquiera preocupándose por mirarme―. Sí sabes. Nosotras manejamos, después de pasar la falsa señal de pare. Tamara se detiene para el cruce peatonal, la luz amarilla parpadeando, la sé cuidadoso-o-consigue tu intersección. Ella mantiene su perfecta uñas de manicure en diez y dos. En la estación de aparcamiento paralelo, piso el freno de emergencia y el coche se detiene. Tenía que saber. ―¿A quién le has dicho? ―mi voz salió en pequeños jadeos.
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Ella ríe y golpea mi pierna tan fuerte que el freno de emergencia se liberó. ―A todo el mundo. ―¿Incluso Danny? ―pregunto. Pero ella no responde. Me da una sonrisa maliciosa, pero no responde.
En el almuerzo, corro a mi puesto y considero sentarme allí por el resto de día, posiblemente por el resto de mi vida. Hoy Marisol está comiendo su almuerzo con Ryan. Ella ni siquiera me dijo que lo iba a hacer. Me enteré mientras pasaba a la cafetería. Eso no me sorprendía. Nada más puede sorprenderme hoy. Danny me encuentra con la cabeza apoyada profundamente entre mis manos. El contenido no comido de mi almuerzo empaquetado extendido sobre la hierba recién contada. No alzo la mirada para dejarle saber que sé que él está ahí, porque si lo hiciera, entonces estoy segura que él podría ver que he estado llorando. ―¿Estás bien? ―Él se sienta a mi lado ―Sip ―alejo la cara limpiando mis lágrimas con el dorso de mi mano. No podía ser incluso más obvia, lo sé. Pero realmente no tenía opción. ―No pareces estar bien. ―Lo estoy. ―Estás llorando ―señala. ―Lo sé. ―Soy lo suficientemente inteligente para saber que allí no hay un punto para negarlo. ―Está bien. ―¿Lo está? ―Danny ―solté rápidamente―, nosotros somos… ―me detuve. Iba a preguntar, “¿nosotros somos una pareja? Porque si no lo somos, entonces lo que hice la noche pasada con Marc, técnicamente no se podía considerar engaño, ¿cierto? Pero si somos una pareja…” ―¿Nosotros somos qué? ―su voz cayó. Me pregunto si él sabe. ¿Aún puedo tramar algo? Pienso. Luego me pregunto ¿Cuándo me convertí en el tipo de chicas que trama cosas? ―¿Por qué estás aquí? ―cambio de estrategia. ―Pensé que te encontraría aquí ―Agarra un pedazo de hierba y lo parte con los dedos. FORO PURPLE ROSE
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―Pensé que quizás nosotros podíamos volver a mi casa. Tú sabes… ―su voz calmada ―¿Te refieres a no volver a la escuela? ―Si ―dice después de un momento ―Danny ―empujo aire a mis pulmones. Antes de decir que sí a lo de su casa, yo tenía que saber―. ¿Nosotros estamos… juntos? Él coge otro pedazo de hierba, torciéndola en un nudo pero no responde. ―Danny… ―Sí ―dice lentamente. ―Oh. ―¿Quieres volver a mi casa? ―pregunta de nuevo. Él se levanta. Sostiene su mano para mí sin mirarme a los ojos. ―Sí ―tomo su mano y luego sin decir ni una palabra lo sigo a su casa. Mientras entro en casa de Danny, no puedo ayudar pero creo que además de cruzar el umbral de su puerta, he cruzado muchos otros umbrales. En el espacio de tres meses, me he convertido en esta chica que: 1. Se salta las clases. 2. Se emborracha en el servicio en memoria de su madre. 3. Se besa con el marihuanero de al lado. 4. Se pelea con su mejor amiga. Lo extraño es que nunca me había sentido tan normal. —¿Quieres algo de beber? —Danny abre el refrigerador y se vuelve hacia mí con ojos inquisidores. —No. —Saco mi botella de agua—. Estoy bien. —¿Segura? —rebusca a fondo y saca una botella marrón con etiqueta plateada—. Bud light—, dice, sosteniéndola hacia mí—. Toma. —No bebo —digo, mi corazón golpeando mis oídos. —Oh. —Me da una mirada divertida—. De acuerdo.
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Danny pone la cerveza de vuelta en el refrigerador y agarra un Capi Sun22. Se sienta en la encimera y me mira intencionadamente. —Así que… —dice, pateando fuerte los armarios—, ¿qué hiciste anoche? Aunque sé que lo sabe, mi mente me dice que actúe como si él no lo supiera. O al menos, que actúe como si no tuviera ni idea de lo que me está hablando. Sé que es una locura, pero me siento atrapada y no estoy segura de por qué me dejo llevar hacia ahí. Aun así, lucho contra lo que le voy a decir. Por lo menos, debería contarle sobre el servicio en memoria de mi madre. Debería intentar explicarle la historia de modo que trabaje a mi favor y no al de Tamara. Porque es obvio cómo se enteró él, ¿cierto? Aun así, por alguna razón, digo. —Nada. —¿Nada? —repite. —Nada —digo entre dientes—, que yo quiera contar. —De acuerdo. —Se baja del mostrador y agarra mi mano—. Vamos. —¿A dónde? —pregunto, clavando los talones en el azulejo. —A mi cuarto, ¿a dónde si no? —pregunta, meneando la cabeza de forma extraña. —Estás actuando extraño —le digo, pero le dejo tirar de mí. No parece que se detenga. —¿Vas a llamarme extraño cuando no puedes decirme qué hiciste anoche? —me da una mirada que dice tú eres el bicho raro. —¿Sabes qué? —suelto mi mano de la suya. Creo que aún puedo escaparme, mientras digo—, no me siento bien. Me duele la cabeza. Voy a volver a clase. Me doy la vuelta con prisa, recojo mi mochila de la encimera, y voy hacia la puerta corredera de cristal. Danny me sigue de cerca, así que me muevo más rápido. —¿Por qué estás enloqueciendo? —su voz es monótona, un poco disgustada. —No estoy enloqueciendo. —Forcejeo con la cerradura de la puerta corredera—. Sólo tengo un horrible dolor de cabeza. —¿Dolor de cabeza o resaca? —su voz se acelera—. ¿También Marc tiene resaca? La pregunta me golpea por dentro. —¿Qué? —pregunto contra mi mejor criterio—. ¿De qué estás hablando? 22
Capi Sun: bebida de gaseosa que puede ser de naranja u otros sabores. FORO PURPLE ROSE
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—Susie. —Me empuja y coloca sus manos en mis hombros—. No me mientas. Por favor. Me vuelvo hacia él. Está tan cerca. Nuestros pechos se presionan uno contra otro. Puedo sentir cada respiración que él toma. —Retrocede. —Digo despacio. Da varios pasos hacia atrás hasta que se sienta en el sofá de la sala familiar. Espero para hablar, intentando evaluar qué debería decir. Se sienta con la cabeza entre las manos; su pie golpea pacientemente la mesita de café. —¿Puedo preguntarte algo? —El cambio en su tono me coge con la guardia baja. Vuelve a estar bajo control. —¿Estamos… juntos? —pregunta. —¿Qué? —Es una pregunta para la que aparentemente ninguno de los nosotros tiene respuesta. —¿Estamos juntos? —repite—. Me lo preguntaste antes en el canal y quiero saber lo que crees. —Hizo una pausa—. Realmente quiero saber qué crees. —No sé qué creer. —Le digo, golpeando mi cabeza contra la puerta de cristal—. No lo sé. —Tampoco yo. —Rehúye mi mirada. Me pregunto si me volverá a mirar alguna vez. —¿Entonces qué diferencia hay? —digo suavemente. —¿Qué diferencia puede haber? —me suelta—. ¿Y para ti? —Danny. —Suspiro su nombre con suavidad—. Tú… Tú me gustas. Mucho. — Decirle que me gusta es una de las cosas más difíciles que he tenido que decir, pero lo digo de todas formas, porque sé que puede que no tenga la oportunidad de decirlo otra vez. —Pero, Susie, ¿qué diferencia puede hacer que yo te guste si tú no puedes contarme nada? ¿Por qué no me contaste sobre el memorial de tu madre? ¿Por qué no me hablaste al menos de Marc? ¿Cómo podía hablarle de Marc? Si le hablara de Marc, para que entendiera tendría que contarle cómo la mayor parte del tiempo ando como si estuviera cargando con veinte rocas sobre mis hombros. Cómo algunas veces la ansiedad es tan horrible que sólo quiero desaparecer. Qué hasta que lo conocí, era capaz de apartar todos esos sentimientos, esconder tras mi tarjeta de Blockbuster, mi tonta y pequeña vida donde nada cambiaba. ¿Cómo puedo contarle todo eso? Sí yo apenas lo entiendo. FORO PURPLE ROSE
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—No podía. —Me deslizo hacia abajo por la puerta de cristal y escondo mi cabeza en las rodillas para ocultar las lágrimas. —Deberías irte —se acerca y me coge la mano para ayudarme a levantar. La cojo, sabiendo que probablemente es la última vez que nos tocaremos. —De acuerdo. —Me quedo de pie. Lo siento mirarme, pero mantengo la cabeza pegada al cuerpo. No quiero que me mire. Abre la puerta corredera de cristal y espera a que salga. Pero ahora no quiero salir; quiero quedarme. —¿Qué pasa con la tutoría? —pregunto, dejando de lado mi orgullo—. Tienes un examen importante el viernes. —Ya hablé con el señor Murphy de que no te necesito para ser mi tutora —dice—. Pero no te preocupes, ya he encontrado alguien más para ayudarme. —¿Quién? —contengo las lágrimas y levanto la mirada hacia él, pero por alguna razón ya lo sé. Ambos sabemos que lo sé. —Susie… —dice. —No, ¿quién? —vuelvo a preguntar. Quiero oírselo decir. —Tamara. Es Tamara. Al salir de casa de Danny, no me voy a casa. Vago sin rumbo por el canal, pensando en los últimos meses de mi vida. En el otro extremo del canal, quince casas más allá de la de Danny, me siento bajo un árbol. Irónicamente, hoy el clima es fresco. Incluso no tener el sol cayendo a plomo sobre mi cabeza, me hace sentir mejor. La hierba es suave bajo mi cuerpo y me apetece colocarme en posición fetal y llorar… y eso hago. Tendida sobre la hierba con los ojos cerrados, recuerdo cómo era besar a Danny. Y luego pienso en Marc. Pienso en nuestros cuerpos presionados juntos, sintiendo su pecho subir, sintiendo su aliento entrando en mi cuerpo. Y luego pienso en mi padre y cómo nosotros nunca hablamos de mamá. Cómo ella dejó de estar en nuestras conversaciones el día que murió. Lo intenté una vez en sexto grado. Le pregunté si la echaba de menos. Yo la echaba de menos. Creo que quería que alguien realmente, realmente me entendiera. Pero todo lo que hizo fue suspirar. Me miró, sus ojos se veían tan cansados, volvió la cabeza al refrigerador y suspiró. Estuve allí esperando, mis pies fríos sobre el azulejo. Esperé. Y la espera duró semanas, meses y luego años. FORO PURPLE ROSE
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Creo que aĂşn ahora, sigo esperando.
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Capítulo 33 Papá empieza a despertar Traducido por Susanauribe Corregido por Angeles Rangel
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sta noche camino a casa en la oscuridad. Cuando llego allí todas las luces están encendidas, y el coche de Leslie estaba aparcado al lado del de mi padre. Pongo mi llave en el cerrojo y tomo una honda respiración. Lucía como mierda. Solamente espero que nadie lo advierta. Al minuto que abro la puerta, todo el infierno se desata. Papa está gritando. Leslie negando con la cabeza. Marisol sentada en la mesa del comedor mirándome, totalmente confundida. —¿Dónde has estado? —pregunta mi padre, su voz unos cuantos decibeles más alta de lo que lo que había escuchado antes—. ¿Dónde has estado? Casi llamo a la policía. ¡Son las nueves de la noche! —¿Por qué no lo hiciste? —pregunté. Estaba tan cansada, más cansada de lo que había estado en toda mi vida. —¿Dónde estabas? —repitió él. —Vamos, papá, apenas te das cuenta que estoy aquí cuando lo estoy. ¿Qué importa si me retraso unas horas? Estoy en casa. Estoy viva. Supéralo. —Le dirijo una mirada despectiva y trato de pasarlo, lo cual es difícil porque él intencionalmente está bloqueando mi camino. Todo lo que quiero hacer es ir a mi cama y nunca dejarla. —¿A dónde vas? No hemos terminado de hablar. —Él está furioso, no lo culpo. Sólo que no me importa. —Estoy cansada. Quiero irme a dormir. Hablaremos de esto en la mañana. —Mi voz es fría. Adulta y fría.
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—Susie —mi padre pregunta de nuevo, bloqueando mi camino—. ¿Dónde has estado? La escuela llamó. Dijeron que te habías saltado todas las clases después del almuerzo. Dijeron que es la segunda vez que haces esto. —Muévete —le dije calladamente. —No —dice él, el calor de su aliento presionándose contra mi rostro—. Esta es mi casa. Te hice una pregunta. —No tengo que decírtelo. —Me muevo a la derecha, pero él agarra mi brazo y me mantiene en ese lugar. —Sí tienes. Sí quieres vivir aquí tienes que hacerlo. —¿Por qué estás actuando así? ¿Por qué estás haciendo tanto problema? ¡Quiero ir a dormir! —grito. —¿Por qué estoy actuando así? —Él me toma por los hombros y me sacude fuertemente. Por primera vez noto que sus ojos están más rojos de lo usual. Su cabello completamente despeinado—. ¿Por qué? Susie, ¿no sabes lo que puede sucederte allí afuera? —Su voz cortada. Él mira lejos. —No, papá, no sé qué es lo que puede suceder afuera. Solamente puedo saber lo que me puede suceder aquí, ¿qué? —digo, mi voz saliendo de mí sin control alguno en absoluto—, ¡me ignoraste por los últimos seis años y luego enloqueces porque llegué unas cuantas horas después! —¿Dónde estabas? —repite por tercera vez, pero ahora la pregunta es incluso menos importante para mí que hace unos minutos. —No es de tu incumbencia —trato de liberarme de él. —¿Dónde? —Su agarre aumentó. —En. El. Canal. —Prácticamente escupo cada una de las palabras en su rostro. —¿Por qué no llamaste? No sabía dónde estabas. —Aprieta mis hombros tan fuertemente, que aúllo de dolor. —Papá me estás haciendo daño. —De nuevo, trato de liberarme de él, pero no me deja ir—. ¡Papá! —grito desde el fondo de mis pulmones—. ¡Me estás haciendo daño! Ahora yo estaba temblando, mis ojos lloran más por el impacto que por el dolor. Mi padre no me había tocado. Mi padre nunca había puesto sus dedos en mí. Leslie dio un paso hacia adelante, puso la mano encima de la de mi padre hasta que sintió que los dedos se aflojaban. ―Joe —dice, su voz calmada y controlada—, ella nos lo dirá cuando esté lista. ¿De acuerdo? Tal vez… —Leslie da un paso hacia atrás de nuevo, dándonos espacio—. Deberíamos sentarnos y hablar sobre esto. FORO PURPLE ROSE
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—No quiero hablar sobre esto, Leslie. Quiero ir a mi habitación. —Susie —dijo Marisol—. Vamos. —Oh, cállate —le espeté a Marisol. ¿Dónde estaba hoy cuando la necesitaba? ¿Y ahora ella pensaba que podía venir a mi casa y podía ponerse en mi contra?—. ¿Qué te importa? ¿Sabes cuán horrible fue la escuela para mi hoy? ¿Lo sabes? —doy dos pasos más cerca de ella, así puedo mirarla directamente. —¿De qué estás hablando? —Mueve la cabeza—. ¿Por qué siempre tienes que hacer las cosas tan difíciles? —No estoy haciendo esto difícil. Las cosas son difíciles para mí porque así es como son. ¡Pero no lo sabrías porque estás muy ocupada con tu cabeza metida en el culo de tu novio! —Susie. —Esta vez es Leslie tratando de calmarme. No puedo soportar la forma como estas dos creen que pueden hacer que haga lo que quieran porque es cómo había sido por los últimos seis años. —Mira, Leslie —mi voz goteando sarcasmo—. Sólo estoy tratando de dormir. Estoy cansada. No siempre tenemos qué hablar de nuestros sentimientos. —Susie —dice Marisol, su voz advirtiéndome—, no le hables así a mi madre. —Bueno entonces, Marisol —dije en mi voz aburrida—, por favor recuérdale que ella es tu madre y no la mía. —¿Por qué estás siendo una gran perra? —bufa Marisol. —Porque… —dije simplemente—, puedo. —¿Sabes qué? —dice Marisol, poniéndose de pie y caminando hacia la puerta—, no vuelvas a hablarme nunca. Estoy cansada de nunca divertirme por tu culpa, y siempre tengo que lidiar con tus extraños ataques de pánico, y siempre preguntarme sí lo que digo va a herir tus sentimientos. —Su voz se alza y alcanza una meseta que es vacilante e temblorosa. —Sí —mi voz aumenta, también—, bueno, estoy cansada de que me vendas por boletos de Coldplay, y almuerzos con Ryan, y por no entenderme tal vez… sólo tal vez, en el día que mi madre murió, ¡no volveré a hablar contigo! —Sí. —Marisol caminó peligrosamente cerca de mí—, bueno, estoy cansada de tu auto-impuesto drama. “¿Hacerlo con Marc en la cama de tu madre muerta?” ¿Cuán patética puedes ser? —¿Qué ?—dice mi padre—. ¿Qué? —¿Cómo lo sabes? —Mi voz se alza por encima de la de mi padre. FORO PURPLE ROSE
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—Tamara le contó a toda la escuela, ¿bien? —Marisol mueve la cabeza, como si estuviera decepcionada de mí—. ¿Cómo pudiste herir a Danny de esa forma? Pero mi mente está pensando en algo más. —¿Sabías y no trataste de en…? —Incluso Danny trató de buscarme. Pero mi mejor amiga me dejó sola. Marisol mira lejos. No tiene nada que decir, y ella no puede encontrar mis ojos. —Chicas. —Una vez más Leslie toma el control—. Esto se está saliendo de las manos. Susie, no estoy segura de qué está pasando contigo, y tienes razón, tengo que entender cómo eso hace sentir a tu padre. En el futuro, por favor llama, ¿está bien? Alejo mi mirada de Marisol y la vuelvo a Leslie. La miro a través de ojos sesgados. No estaba aquí para recibir órdenes de ella. —¿Está bien? ―repite, ofreciéndome una sonrisa temblante. —¡Sólo cállate! —le digo, las palabras saliendo de mi boca como un tornado—. ¡Cállate con tu mierda de “Está bien”! ¡Nunca estaré bien! —señalo a mi padre—. ¡Él nunca estará bien! ¡Nunca estaremos bien! —paro de gritar, totalmente abatida. Los miro. Miro a cada uno de ellos, pero nadie parece capaz de decir algo. Todo lo que pueden hacer es mirarme, inseguros de qué decir o hacer a continuación—. Sólo quiero ir a mi cama —murmuro. —Susie. —La voz de mi padre repleta de rabia―. ¿Qué está pasando contigo? ¿Cómo te atreves a hablarle a Leslie de esa manera? —Él me da la espalda, y un pequeño gemido pareció estremecer todo su cuerpo—. ¿Qué está pasando contigo? —¿Quieres saber que está pasando conmigo? —le digo a su espalda. La espalda que él había volteado “hacia mí”. Y en todo lo que puedo pensar es en las veces que había tratado de decirle sobre mi vida, mis sentimientos, mis pensamientos, mis miedos, y recuerdo todas las veces que había escuchado decir, “Tal vez después” o “Cuando termine este libro” o “Prometo que será pronto”. Recuerdo todas las promesas vacías que me habían hecho sentir inexistente, y pensar cuán irónico es eso ahora, sólo que ahora teníamos audiencia, él quiere saber qué está pasando conmigo. —Está bien… —Sí él quiere saber la verdad, le daré toda la verdad—. Veamos… En el último mes Danny y yo nos saltamos la escuela, lo hicimos en la librería, y dormimos juntos en el suelo de su habitación. Marc y yo hemos principalmente hablado, pero lo han pillado fumando hierba también. Luego nos emborrachamos y lo hicimos—. Trato de detener las palabras, aferrarme a mi aliento porque lo que estaba a punto de decir nunca podía volver atrás, pero las palabras seguían saliendo. Querían salir—. Oh, vas a amar esta, papá. Deje que me lo hiciera en la cama de mamá. ¿Qué te parece? ―termino, con la sonrisa de una persona loca explayándose por mi rostro. No vi venir la bofetada. Apenas pude ver a Leslie saltando entre nosotros para prevenir el segundo ataque. Pero luego en mi cama, froto mi mandíbula y miro en el espejo el FORO PURPLE ROSE
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círculo rojo que estaba en el lado derecho de mi rostro. De repente siento el ardor una y otra vez. Y entonces, sólo entonces, entiendo qué he ido demasiado lejos.
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Capítulo 34 Las Consecuencias Traducido por Yre24 Corregido por Vannia
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ara ser honesta, realmente no me sorprendí cuando mi papá me castigó por dos meses. Eso parecía lo último que él podía hacer para imponer su control parental.
Y créeme, mi papá está definitivamente imponiendo su control parental. De acuerdo con su lista de instrucciones escritas, voy a ir a la escuela, venir a casa, hacer la tarea e irme a dormir. No voy a hacer ninguna actividad extracurricular. No voy a hablar con Marc. Y, básicamente, sólo me está permitido respirar. Oh, y en buenos días, puedo sonreír. Pero no mucho. A pesar de mi destrozada vida hogareña, el instituto continúa. Como es usual, nadie me habla, especialmente Marisol. En vez de eso, encontramos un modo amistoso de disolver nuestra amistad. Básicamente, Marisol me deja una nota pidiéndome que quite todas mis cosas de SU locker. Luego ella me deja una combinación de cerradura para mi nuevo locker. ¿No es ingenioso? Y luego, escribo algunos adjetivos selectos en el interior de SU locker. Y nuestra amistad, y cualquier lazo de aquella amistad, oficialmente dejan de existir. Y en cuanto a Danny, parece haber desaparecido. Llevo días y días sin siquiera verlo. Pero lo extraño. Extraño la manera en que olía su piel a jabón Zest. Extraño los rizos que caían sobre sus ojos. Extraño lo que casi fuimos y lo que nunca seremos. De todas las partes diferentes de mi vida en las cuales he decidido no pensar más, Danny es el más difícil de borrar. Por extraño que parezca, Marc otra vez se convierte en mi mejor amigo. En los días después de mi rompimiento con Marisol y Danny, pasamos juntos mucho tiempo en la escuela. A veces yo hablo. A veces él habla. A veces yo escucho. A veces él escucha. A veces no hay absolutamente nada que decir, lo cual está bien. En realidad pienso que simplemente no queremos estar solos.
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—Entonces tú papá debe estar súper cabreado —dice Marc, pocos días después del INCIDENTE —así es como me refiero a la cachetada de mi padre en mi cara—, para continuar con tu castigo de esta manera, mi mamá nunca recuerda cuando me castiga. Nosotros estábamos comiendo nuestro almuerzo en una legendaria construcción original de “espacio para fumadores” afuera de una de las puertas que dan a la escalera. —Sí, creo que está muy cabreado. —Más que cabreado. Mi papá está tan molesto conmigo que apenas me ha mirado en los últimos tres días. —¿Le contaste acerca de nosotros? —pregunta Marc. —Sip. —Aw, mierda, tú sabes que irá a contarle a mi mamá. —Marc parecía ligeramente preocupado—. No es que ella se preocupe. La preocupación —dice él—, podría hacer que ella consiga algunas arrugas y ella no está para eso. ¿Alguna palabra acerca de cuándo te quitarán el castigo? —Ninguna. No me preocupa. No tengo a ningún lado a dónde ir después de la escuela. Nadie a quien ver. En caso de que no lo hayas notado, soy del tipo solitaria. —No hay nada malo con ser una solitaria —dice Marc, mirándome. —Sí. —Agarro la orilla de mi pizza—. Excepto tener que estar solo. —Bueno… —Marc saca un cigarrillo y lo huele. Lo coloca en un lado de su boca mientras busca su encendedor—. No sé qué decirte. ¿Fumas? —dice cuando finalmente consigue encenderlo. —Sabes que no fumo. —Lo empujo, alejándolo. —Lo sé. Esperaba que cambiaras de parecer. —Él hace volar el humo a mi cara y sonríe. —Nunca en la vida. ¿Y? —digo porque la conversación se está agotando —¿Y? —dice él, lanzando su cigarrillo lejos—. Ven aquí. —¿Por qué? —Porque. —Agarra mi rodilla y me arrastra más cerca. —¡Hey! —Lo empujo lejos—. Todavía estoy comiendo. —No, no lo estás. —Él agarra mi pizza y la lanza cerca de su cigarrillo. Luego encuentra un punto sobre mi cuerpo, el punto cosquilludo de mi niñez —uno debajo de mi pecho derecho— y aprieta. Me echo a reír.
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—No, juega limpio. ¡Detente! —Me tuerzo y me doy la vuelta, riendo histéricamente—. Da… —Me callo antes de decirlo—. Solo detente. ¿Okay? —¿Qué ibas a decir? —Sus brazos caen a sus costados. —¿Qué? —resoplo, sin aliento—. ¡Dije detente! —No. Tú casi me llamaste Danny. De repente, siento la presión de su mano sobre mi muslo. —Oh. —Está bien. Sé que te gusta Danny. A mí todavía me gusta Sheila. Eso no me importa. —Él aprieta mi muslo—. Supongo que esto es solamente el modo en que es. Interesante, ¿huh? —Marc suspira—. Entonces, se supone no que estás hablando conmigo, ¿eh? —No, yo no. —Un cambio de tema es bueno—. Creo que, técnicamente, al único otro adolescente al que tengo permitido hablarle es a mí misma. —Así que entonces no deberíamos hablar. —Marc descansa sus manos en mis caderas. —¿Qué? ¿Por qué no? —Nosotros deberíamos hacer esto. —Marc roza sus labios con los míos—. ¿Cierto? — susurra Marc en mi oído—. ¿Esto no es hablar, cierto? —No lo es —susurro en respuesta—. Esto es lo opuesto a hablar. —Espero que me bese de nuevo. Todo lo que quiero pensar es en nada, y me parece que besar es la perfecta y única manera de hacer eso. Incluso si es besando a Marc. * * * Aproximadamente una semana después del INCIDENTE, abandono la esperanza de que mi papá vaya a pedirme disculpas. O como preferí imaginarme, caer de rodillas y pedir mi perdón. Incluso sin la disculpa, él me deja saber cómo es que se siente. Para empezar, él: 1. Empieza a vigilarme: Deja la puerta de su estudio abierta todo el tiempo. Comprueba su reloj siempre que voy y vengo. Y ya que principalmente sólo tengo permitido venir y no ir, esto no es muy a menudo. Pero de todos modos, ese es un nuevo hábito. 2. Deja de ver a Leslie: Una semana después del INCIDENTE hubo una tonelada de llamadas entre los dos y luego las llamadas se detuvieron. Así tal cual.
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3. Cierra la puerta del dormitorio de mi madre. Lo noté inmediatamente. Al día siguiente del INCIDENTE, fui a su dormitorio porque quería tomar una siesta sobre su lado de la cama y cuando giré el pomo, la puerta no se movió. Estaba cerrada. Hay otros pequeños cambios. Como que cuando llego a casa de la escuela, él en realidad sale de su estudio para hablar conmigo. Y escucha lo que tengo que decir, la mayor parte. Lo cual es muchísimo. Quizás él está buscando pistas, piezas de mi día donde yo haya desobedecido sus reglas y regulaciones. Como, ¿Estoy aún hablando con Marc? (¿O besándome con él en las áreas de fumadores de la escuela?) ¿Estoy faltando a clases? (¿O tomando un pase para el baño en las clases de conducir y convenientemente los olvido devolver hasta cinco minutos antes de la campana de salida?) Quizás él quiere descubrirme, así que habla conmigo, esperando que me implique a mí misma en tontos escándalos de escuela. ¿O quizás algo más está pasando? No estoy segura. No me importan cuáles son sus razones. Todo lo que sé es que algo ESTÁ pasando. Mi papá finalmente está despertando. Gracias a Dios.
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Capítulo 35 Marc Traducido por Dani Corregido por Vannia
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abes, haces esta pequeña cosa con tu nariz cuando te enfadas. —No lo hago. —Niego con mi cabeza, pero es verdad. —Sí, lo haces —Marc suelta la arena de su mano—. ¿Qué pasa?
—Nada —respondo automáticamente. Ruedo sobre mi espalda y miro fijamente hacia el cielo. Amo la playa durante diciembre. —Estás preocupada por saltarte clases —dice. —No. —Pero la verdad es que estoy parcialmente alterada por faltar, otra vez. Parece que todo lo que hacemos Marc y yo es perder más y más clases. Estoy quedándome sin excusas para decirles a mis maestros. Puedes decir que te ha llegado el periodo sólo unas pocas veces antes de que empiecen a sospechar. Entonces, ¿por qué estoy aquí? —No debería haberme ido. Sólo me quedaban dos clases más. Podría haber aguantado. La cosa es que la escuela se ha vuelto completamente insoportable para mí. Aun así, no puedo permitirme perder más clases. Si Marc fuera un mejor amigo, sabría eso. —Sip —dice Marc—. ¿Pero eso cómo es divertido? —¿Siempre tienes que estar divertido? —pregunto, molesta con él. —No, sólo tengo que ser invisible. No puedo ser invisible si estoy presente. Ese es por qué estoy aquí.
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Y ese es por qué somos amigos. Desde que Marc y Sheila rompieron, Marc quiere ser invisible, al igual que yo. —Soy invisible —le digo sarcásticamente—, aunque de algún modo siempre te las arreglas para encontrarme. —Desde luego. —Se escabulle a mi lado y envuelve la manta de la parte de atrás de su camioneta sobre mi cuerpo. —¿Esa cosa siquiera está limpia? —pregunto de mal humor. —Sip —dice—, tan limpia como la parte de atrás de mi camioneta. Debajo de la manta, él envuelve sus brazos alrededor de mi cintura. Entierra su rostro en mi cuello. Su barba incipiente roza mi mejilla. Duele un poco. Alejo mi cabeza, pero Marc malinterpreta mi movimiento como interés. Sopla una burbuja de aire sobre mi piel. A su modo, supongo que está siendo dulce, pero en todo lo que puedo pensar es que odio el olor a cigarrillos de su aliento. Con la manta envuelta tan firmemente alrededor de nosotros, siento como si estuviera a punto de ahogarme. Y esa sensación me hace querer gritar: ¿Qué estoy haciendo aquí contigo? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Pero por supuesto que no lo hago. En cambio digo: —¿Alguna vez has pretendido que soy Sheila? Su espalda se pone rígida, y siento como que quiero decirle que olvide la pregunta. —No tienes que decirlo, si te hace sentir incómodo. —No pretendo que seas nadie. ¿Finges que soy Danny? —Pero ¿extrañas a Sheila? —pregunto, evitando su pregunta. —Sí, un poco. Pero tú sabes eso. —Se aleja un poco de mí—. Tal vez no deberíamos hablar sobre eso. —¿Por qué no? —Sabes, realmente estás haciendo que me alegre de invitarte aquí. Saca un cigarrillo e intenta encenderlo, pero el viento lo apaga. —Mierda, este viento es una molestia. —Fumas demasiado de todos modos —le digo. —Sip, y te quejas demasiado. —Tira las cobijas sobre su cabeza y segundos más tarde sale con un cigarrillo encendido.
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Lo miro fijamente, y de pronto se hace evidente que en este momento no nos agradamos oficialmente. No es como si siguiéramos tratando de pretender que lo hacemos. —Creo que deberíamos irnos —le digo poniéndome de pie. —Creo que acabamos de llegar aquí —dice sin moverse. —Bueno, quiero irme. Quiero irme, Marc —le digo más fuerte. —Bien —dice, pero no se levanta. No podría importarle menos—. Bueno, vámonos. Te llevaré de regreso a la escuela. Que con el tráfico nos llevará aproximadamente una hora regresar y entonces la escuela habrá acabado. Pero te llevaré de vuelta porque es lo que quieres. ¿Cierto, Susie? —Su voz es monótona. Me vuelvo a sentar. Me frustra cuando tiene razón. —Bien —le digo—. Nos quedaremos. —Bien. Mierda, este cigarrillo se apagó otra vez. —Tira las cobijas sobre su cabeza y otra vez sale con el cigarrillo prendido—. Este viento realmente es una molestia. —Fumas demasiado de todos modos —le vuelvo a decir. —Y tú —dice con un sarcástico asentimiento de cabeza—, te quejas demasiado.
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Capítulo 36 Las otras fiestas Traducido por loveliilara Corregido por Sirg
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l día de navidad, mi oficial de libertad condicional y yo visitamos a mis abuelos. Mi abuelo preparó un jugoso, pero muerto pavo, mucho puré de papas hecho en casa y salsa, patatas cubiertas con caramelo, maíz en mazorca, relleno, y tres tipos de tartas. Mi abuela tuvo también algo de trabajo pesado ese día. Ella hizo Jell-ORama23. Mi padre y yo estábamos un poco temerosos de ver eso, pero ella insistió en que ambos tomáramos una rebanada. —Estoy un poco llena —le dije a mi abuela—. Realmente comí rápido. —Qué coincidencia —mi papá replicó—. Yo también. —Está bien, está bien —mi abuela rió. No tenía idea de quiénes éramos. Ella estuvo haciendo la cosa de veo gente muerta todo el día. —Ellos no quieren Jell-O-Rama. —Le dijo a su padre muerto. Rió de nuevo, y sentí pena por ella. Aunque sin embargo era absolutamente desagradable con el cuerpo verde cojo y pedazos de barra Snickers, caramelo y Reese’s Pieces24, lo que lo hacía parecer que pasó el día entero trabajando. —Tomaré un pedazo, abuela. —Siempre hay lugar para Jell-O-Rama—. ¿Cierto, papá? —Lo pateo fuerte por debajo de la mesa. —Cierto, hija. —Me dirigió una mirada fuerte y por primera vez en aproximadamente un mes, no intercambiamos miradas airadas.
Jell-O-Rama: Tipo de postre de gelatina que puede contener malvaviscos, chocolate. (no encontré referencias directas a jell-o-rama,por lo que tuve que armar la idea en base a varios datos) 24 Snickers / Reese's Pieces: Golosinas 23
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—Bien —se levantó de su silla y saltó al mostrador para recuperar su cuchillo para tortas, lo que fue sorprendente. Creía que alguien en su condición no tenía permitido manejar un cuchillo. Pero como sea. —¿Realmente vas a comer eso? —mi papá me susurró, cuando ella se fue. —Sí, y tú también —le dije con una sonrisa traviesa—. Hasta la última pieza. —Okey. —Se desplomó en su asiento y aflojó su cinturón—. Ya sabes, estoy realmente lleno. —Guárdatelo para alguien a quien le preocupe. Tú comerás esto. —Bien —dijo, aceptando mi reto—. Tú ganas. —Finalmente. —Esperé por una mirada en desaprobación. —Finalmente. —Repitió y entonces bajo su cabeza, la esquina de sus labios se extendió casi considerando una sonrisa. A pesar de la sonrisa, mi oficial de libertad condicional y yo conducimos en silencio a casa. La radio prendida pero el volumen bajo. Las luces detrás de nosotros quemando un agujero en el espejo retrovisor que mi padre no usaba. Esta noche, está conduciendo en piloto automático. No me sorprendió. Sonrío furtivamente al asiento trasero y me maravillo sobre cómo logramos encajar todos mis regalos en el auto. Mi abuelo se tiró al agua este año y probablemente llegó al límite de su tarjeta JCPenny en el proceso. Suelto mi cabello y presiono mi cabeza tan fuerte como puedo en el cabecero. Imaginé que si presionaba realmente fuerte mi cabeza podría desaparecer y no tendría que ver la mirada de derrota salpicada a través del perfil de mi padre. La lluvia relucía bajo el vidrio de mi ventana, y trato de contar todas las cosas acerca de mi abuela que podía recordar. Recuerdo la forma en que llamaba a los adolescentes “chiquillos boppers25”. Cómo una tobillera te hacia encabezar una vida de prostitución. Como ella correteaba a mi abuelo en círculos si no seguía su consejo. Esas son las piezas de mi abuela que deberían ser borradas. Y esas son las piezas que todos extrañamos. Cuando llegamos a casa, me dirijo directo a mi habitación. Mi cabeza estaba palpitando. Necesitaba hablar con alguien, cualquiera además de mi papá. Reflexiono
Boppers: Según un diccionario urbano, se les dice de esta forma a las personas que se quieren juntar con los de un estatus social alto, y de plata, no necesariamente como los gold digger, que lo hacen para vivir del dinero de los demás, si no para dar apariencia. 25
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en llamar a Marc, pero últimamente las cosas han estado bastante incómodas entre nosotros. —Voy a mostrarte algo —mi papá prendió la luz de mi cuarto. —Papá, solo quiero ir a dormir. —Ya sé. —Mi papá miró abajo hacia mí, acurrucada arriba de mi cama—. Yo también estoy cansado. —Hizo una pausa, como para siempre. —Ya sabes, Susie, soy consciente que no te comprendo. Pensé que si me mantenía firme, eso sería suficiente para ti, lo que —dijo él, viendo mi mirada burlona— no tiene ningún sentido. —No estoy seguro si cualquier cosa que hice en los últimos seis años tuvo sentido. No recuerdo la mitad de ellos. Me levantaba. Me vestía. Te despertaba. Trabajaba. Escribía. Esas son las cinco cosas que confiaba podría manejar. Todo lo demás me parecía sin importancia. —Su cuerpo entero suspiró—. Susie, lo siento. Él estaba en la puerta. Su mano nuevamente en la chapa del interruptor de la luz. Respiró profundo. Sus hombros se agitaron, de manera en que un árbol se agita cuando una tormenta se acerca. No estoy segura si quiero soportar esto. Quiero que lo deje, pero no lo hago. Me siento en mi cama y lo miro. Miro cómo él se convierte en un reflejo de lo que siento por dentro. Y es duro como el infierno, ya que tengo miedo. Tengo mucho miedo. —Lo siento —dice, viniendo hacia mí, sentándose conmigo, meciéndome—. Lo siento, realmente, tanto. —No es tu culpa —digo en voz baja, impaciente por perdonarlo. —Pero es así —dice él sobre mi cabello—. Es así. Me quedo en silencio. No estoy segura de qué decir. Por un largo tiempo, me sentí como si mi padre se perdió como mi madre, tan perdido como mi abuela. Pero tal vez todo el tiempo que estuvo perdido ¿estaba tratando de estar bien? Tal vez nunca lo noté. Nunca pude darme cuenta porque estaba perdida, también. Nos sentamos en mi cuarto, abrazados. En la mayor parte, me sentí pequeña y frágil en los brazos de mi padre. Me sentí ingrávida —la ligereza de renacer. Después de un rato, me dejo ir. Mi cabeza se volvía pesadísima y pesadísima. Traté de mantenerme despierta. Hice todo lo que pude. Cuento el número de cabellos que cubrían su antebrazo. Pero a pesar de mi determinación, caigo dormida. Cuando desperté, había luz fuera de mi ventana. Tenía mis zapas puestas, e inmediatamente los pateo fuera. Desaté mi cabello y puse la gomita en la mesita de luz junto a la cama. Y ahí fue que lo encontré —el cuaderno amarillo hecho girones, el diario de mi papá. FORO PURPLE ROSE
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Lo saco de la mesa y lo pongo cerca de mí. Abrí la desvencijada tapa y comencé a leer. Estaba ahí —todo ello. Mi mamá, mi papá, yo. No pude parar de leer. Leo el día entero. Absorbo cada palabra, grabándola en mi memoria para así nunca olvidarlas. Tengo esa sensación como una bruma sobre mi piel. Leo y leo hasta las palabras vacilantes y graciosas dejaron una pequeña torcedura en mi estómago, convirtiéndose en un dolor que no se puede describir.
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Capítulo 37 La pérdida Traducido por KaThErIn Corregido por Sirg
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urante el resto de las vacaciones de Navidad, me siento en mi cuarto, escribo canciones, y pienso en Marisol y Danny. Empiezo a separarme de Marc. No salimos, no porque piense que Marc no tiene un lugar en mi vida, sino porque conozco que el lugar que ocupaba no le pertenece. Un día, le dejaré volver a entrar. Pero por ahora, necesito estar sola. La pérdida no empieza repentinamente. Es probable que siempre haya estado allí. Conozco cómo es extrañar a la gente. Extraño a mi abuela cada vez que la veo. Extraño a mi madre cada vez que camino en medio de los pasillos vacíos de nuestro hogar. La extraño mucho más cuando veo el retrato sobre la repisa de la chimenea de nuestra sala o en la noche cuando recuerdo aquellos momentos cuando nuestra respiración compartía el mismo espacio. Como dije, la pérdida siempre ha estado allí. Solo ahora, estoy lista para enfrentarla. Estoy lista para enfrentar todo. No estar alrededor de Marisol es como ser cortada en la mitad. Ella es la pérdida en persona con quien tengo conversaciones imaginarias. Le cuento cómo mi vecino de al lado el Sr. Godfrey está fuera de control con su loción de bronceado. Le cuento cómo mi jardinero no está a la altura a las expectaciones ahora que está frío. Le cuento porqué corte con Marc y cómo extraño a Danny. Aunque Marisol no está aquí, todavía le cuento todo. Danny es diferente. No quiero hablar con Danny. Supongo que es porque en realidad no quería hablar con él tanto cuando estábamos juntos. Danny es ese chico. Ese chico que casi era mi amigo, casi mi novio, casi todo. En mi mente, ese es el lugar que él ocupará a lo largo de la historia de mi vida-mi casi todo. Todavía, lo extraño. Después del día de Navidad, mi padre empieza a abrirse, él está vacilante, puedo decir. —¿Leíste este libro? —pregunta un día. FORO PURPLE ROSE
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—No. —Buen libro —dice él—. En realidad me gustó. Deberías leerlo. Deja el libro sobre la mesa y se aleja. Y entonces otro día me dice. —No entiendo por qué ellos le ofrecerían ocupación a un profesor que ha escrito siete libros que son ampliamente ignorados por la corriente, debido a su nivel de detalle extremo. Y el siguiente día él dice: —Mi editor está volviéndome loco con estas revisiones. Finalmente, llegamos a algo importante en la Víspera de Nuevo Año. —¿Echas de menos a Marisol? —pregunta él. Estamos sentados en la mesa de desayuno, comiendo tortitas y salchichas. Mi padre ha dejado de comer en frente del computador para efectuar la apariencia de temprano en la mañana. —Si —digo. —Yo, también —responde. Nos miramos entre nosotros sobre nuestro jugo de naranja. —¿Extrañas a Leslie? —le pregunto. —Sí —dice sin rodeos. —Oh —vuelvo a mis tortitas. —¿Te molesta? —pregunta él un par de minutos después. —Yo no...— respondo pausadamente—. Tal vez. —De acuerdo. Tome distraídamente la última de sus salchichas. —No somos tan buenos en esta cosa de la conversación —dice él, riendo. —No —le digo, sonriendo—. No lo somos, pero no apestamos totalmente tampoco. —No, no apestamos —está de acuerdo él, y en ese momento lo amo completamente. —Te amo, Papá —dejo escapar. —Sí. —Él me mira por un largo momento—. Te amo, también. Es una cosa divertida cuando alguien dice algo que has estado esperando escuchar una buena parte de tu vida. Es como si repentinamente no se siente como que tomó tanto tiempo para ellos decirlo, porque en alguna forma tu siempre sabías que ellos querían decirlo y eventualmente un día ellos lo desenvolvieran bien. FORO PURPLE ROSE
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—Bien, mejor volver a aquellas revisiones. —Se levanta, pero duda inseguro de si todavía tenemos más que decirnos. —Puedes llamar a Leslie —le digo. —Sí. ¿Estás segura? —Sí. Estoy segura que a ella le gustaría escuchar de ti en la Víspera del Nuevo Año — le digo. —¿Y tú? ¿Vas a llamar a Marisol? Fuera de combate. —He tratado eso. —Y lo he hecho—. He estado llamándola toda la mañana, pero ella no ha contestado su celular. Maldito identificador de llamadas. —Creo que voy a tener que disculparme en persona. Pero tú ve primero. Él ríe. —De acuerdo, haré eso. Él baja hasta el pasillo, silbando bajo su aliento.
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Capítulo 38 La línea invisible Traducido por loveliilara Corregido por Sirg
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o esperé mucho para ir a la casa de Marisol. Nueve horas y catorce minutos para ser exactos. Bastante tiempo para poner mi cabeza en su lugar y debatir exactamente cómo mi línea de apertura debería ser. Traté de encontrar mil maneras de decir: “Lo siento”. Como con un acento británico: “Vine para disculparme por ser una completa vaca”. Muy bien entonces todo arreglado: “Estoy feliz de tener eso fuera del camino. Continuemos.” Y… Lo que quise decir fue: “Que Dios te bendiga, no te odio”. Claramente puedes ver como pude confundir esas dos frases26. Y… “Claro, cuando tu estas ahí y cierras las puerta de tu casa, tengo la sensación de que no me quieres aquí, pero eso me hace simplemente ser cohibida, ¿cierto?” ¿Cierto? Y esto…. “Lo siento”. Arreglarlo con un simple “Lo siento”. Aun así me toma dos horas de manos crispadas y cuatro de ansiedad de comer e ir al baño, y después forzarme a ir a lo de Marisol. El camino es lento. Cuento cada baldosa del camino. Pienso en Danny besándome en la biblioteca. Pienso sobre cómo me voy a disculparme con él. Por alguna razón, pensar acerca de Danny me hace más fácil llegar al baldosa número trescientos cinco —la que está en el frente de la casa de Marisol. 26
Cuando hace referencia a las frases "...'Dios te bendiga' no 'te odio'..." en el inglés dice "...'God Bless you',no 'I Hate you'..." las cuales suenan levemente similar, por eso la supuesta confusión de frases.
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Bien, respiro profundamente. Toco el timbre, trato de no debilitarme, y digo una pequeña plegaria para que Leslie no conteste en la puerta. Es ella. Por supuesto. —¿Susie? —Hola, Leslie. —Se me hace difícil de mirarla a los ojos. —Hey… —Ella sonríe. Parece bastante genuina—. ¿Cómo has estado? Te extrañamos por aquí. —Estoy bien, gracias. —Me maravillaría si pudiera deslizarme bajo el felpudo y esconderme allí para siempre. Puedo ser la piel del humano invisible que cae al suelo y queda atrapada bajo sus zapatos. Sería más fácil que quedarme de pie aquí. —Entonces… —dice Leslie. —Entonces… Y es obvio que es el momento de la conversación donde explico por qué caminé trescientos cinco baldosas para conseguir llegar a su peldaño. Pero no lo hago. Me quedo allí en una incómoda pausa que se convierte en un incómodo silencio, y me digo que puedo sobrevivir a ella, totalmente olvidando a Leslie que se quedó callada por un rato. —¿Está Marisol en casa? —pregunté finalmente. —No, ella está visitando a su papá hasta mañana. El y su nueva esposa buscaban pasar algún tiempo con ella. —¿Steve volvió a casarse? —Wow. Marisol debe estar volviéndose loca atrapada en un condominio de tres ambientes en la playa con su papá y Barbie la madrastra inflable. —Víspera de Navidad —Leslie sacude la cabeza—. Ya conoces a Steve, todas las fiestas tiene que ser a su alrededor. —Oh… Bueno…. ¿Le puedes decir que pasé? —Sí, lo haré. —Gracias, bueno, debería irme. —Medí vuelta sobre mis talones, lamentando el hecho de que no me puse mis zapatillas de correr. —¿Susie? —¿Si? —Me vuelvo aunque sin embargo quiero irme, irme, irme.
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—¿Te importaría si hablamos por un minutos? —Está bien… —Digo, pero lo único que puedo pensar es, ¿cuántos segundos hay en un minuto? —¿Por qué no vienes adentro y así podemos hablar? —Está bien. —Me muevo a través de la entrada y paso estoicamente el felpudo. —El sofá, ¿tal vez? —Está bien —digo, nuevamente. —Puedes sentarte, en serio. No voy a cambiar de parecer. —Ella me da un codazo hacia abajo hacia el sofá. —Seguro. —Río nerviosamente—. Leslie —Susie. Nos detenemos, ninguna segura sobre quién debería ir primero. —¿Yo primero? —dice Leslie. —Está bien. —Yo sé que amabas a tu madre muchísimo… —Yo amo a mi madre muchísimo —intervengo. —Sí, lo siento. Tu amas a tu madre muchísimo —ella arreglo y luego de asentir continua—.Y sé que amas a tu padre muchísimo, también. —Ella se detiene para considerar sus palabras—. No quiero que nada de eso cambie. —¿Es posible que alguna parte de ti crea que haría eso? Ella espera por mi respuesta, pero no sé qué decir. La obvia respuesta a esa pregunta es no. —No —digo. —Bien, porque no lo haría. —Está bien… —Respondo. —Sé que es duro ver a tu padre interesado en alguien más de forma romántica. Sé que eso puede ser… difícil. ¿Dirías que es verdad? Ella es buena en su trabajo. Obviamente. Ella básicamente me hace estar de acuerdo con todo lo que dice. Sin embargo no voy a ceder en este punto. No sé por qué. Simplemente no lo haré. —No lo sé —le digo—. No me puedo pensar eso por mucho que lo piense FORO PURPLE ROSE
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—Está bien. —Ella se apoya hacia atrás e inclina su cabeza—. Sus ojos van y vienen como si considerara cambiar de táctica—. ¿Sabes lo que es estar enamorado? —Se inclina hacia adelante y sonríe hacia mí. —No lo sé. —Quiero decir me gusta Danny mucho, ¿pero amor? ¿Cómo puedo saber si estoy enamorada si no tengo nada para compararlo? —Bueno, ¿sabes lo que es tener como una burbuja en el estómago cuando estás alrededor de un chico? ¿O sentir cómo puedes reventar en cien risas tontas después que él te hable porque no puedes creer que te compartió cinco minutos de su tiempo? ¿O sabes lo que es pensar sobre la otra persona cada minuto del día y preguntarte: qué está haciendo? O, ¿qué está pensando? O, si él puede, incluso por un segundo, ¿estar pensando sobre ti? —Suspiró profundamente antes de continuar—. Bueno, eso es amor, más o menos. Hay otros elementos que están implicados, como la sinceridad, fidelidad, compromiso, pero esa es la definición concisa de cómo se siente el amor. —Oh. —Es lo único que puedo decir ya que estoy pensando. Pensando acerca de Danny y ese momento después de Halloween. Pensando en Marc y esos minutos en la cama de mi madre. Todo parece muy confuso para mí, para determinar con decisión si cualquiera de las dos experiencias equivale a amor. Sin embargo, con Danny pareciera que esa es una fuerte posibilidad. —Bueno. —La voz de Leslie me trae de vuelta al presente—. Tu padre estaba enamorado de tu madre, realmente muchísimo. Puedo recordar su fiesta de décimo aniversario. El tan bueno con ella, contando la historia de cómo se conocieron, el día de su casamiento… cuando se enteraron que iban a ser padres. Lo podías ver. Lo podías ver en sus ojos. —La voz de Leslie era suave—. Él, la amaba. —Lo sé —le dije—. Lo recuerdo y lo hago. Recuerdo esa fiesta. Tenía solo seis años, pero lo recuerdo. —Bueno. Es importante que nunca lo olvides. —Se toma un momento para juntar sus ideas y entonces comenzó nuevamente—. Pero puedes imaginar sintiendo todo ese… amor… y entonces cuando ese amor es arrebatado abruptamente…teniendo que vivir no solo con la perdida de ese amor, ¿sino también la conciencia que nunca lo sentirás de nuevo? ¿Puedes imaginarlo? Leslie esperó por mi respuesta, pero no puedo porque estaba imaginando qué quería decir. ¿Qué significaría amar a alguien de la manera en que mi padre amaba a mi madre y entonces perderlo? ¿Cómo se debe sentir perder a tu esposa, la persona con quién compartiste los últimos quince años de tu vida? No lo puedo imaginar. De repente, me doy cuenta que no tengo absoluta idea de la profundidad de la tristeza de mi padre. —¿Lo puedes imaginar? —Leslie repite ante mi silencio—. Sé lo que es perder a mi mamá, esa pérdida, ese dolor, esa ira. Todos estos sentimientos, los conozco. Pero tal vez, en algún nivel, ese es un gran dolor. Veía cómo mi padre lucía día tras día. Veía la FORO PURPLE ROSE
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manera que caminaba de yendo y viniendo de su estudio veía como no tenía realmente mucho para hablar. Él es un cuentista, pero nunca quiso contar su historia en voz alta, por lo menos, no a alguien más. Cuando mi mamá estaba viva ella solía suplicarle por un momento de silencio. Ahora todo lo que tenemos es silencio. Bueno, antes de la Víspera de Año Nuevo. ¿Por qué no vi esta gran foto? Mi padre-viudo, padre soltero, una persona sola, con nadie para hablar, sin Marisol para confiar, nadie además de su escritura y yo. Y entonces por lo menos tiene a Leslie, y yo tengo que mantener eso sin parar. —No. —Sacudí mi cabeza, vencida—. No lo puedo imaginar. —No —ella dijo después de unos segundos de silencio—. Dudo mucho que nosotras podamos. —Sé que en mucho niveles desde luego no puedo. —Realmente quiero que él sea feliz —le digo a Leslie. Un penetrante dolor apretándose en mi pecho. No quiero a mi padre noche tras noche en su estudio, escribiendo sobre una vida que él solía tener. Quiero que viva afuera en el mundo real. —Lo sé —ella me dijo—. Su mano se presionó dentro de la mía—. Yo también lo quiero. *** Unas horas más tarde, dejé la casa de Leslie. Tuvimos una honesta-pero-bondadosa charla y yo me quedé callada una parte de ese tiempo y bastante de lágrimas, pero en cuanto emprendí el camino de regreso a casa me alegre de haberla tenido. Estando en la casa de Leslie, de repente comprendí cuánto extrañaba. Extrañaba mis noches de viernes con Marisol, y mis desayunos de los sábados a la mañana como parte de su familia. Extrañaba lo que solíamos tener juntas. Es curioso que no lo extrañara antes, pero supongo que fue porque nunca me había dado cuenta de lo que tenía. Solía pensar que mi vida apestaba, pero, ahora, después de haber sido excluida de la rutina de mi vida, me doy cuenta que mi vida es bastante buena. Tengo a mi padre, tan defectuoso como es él, pero yo también lo soy. Tengo a Leslie, y por un largo tiempo tuve a Marisol. Ella es la mejor amiga que he tenido. —¿Trataste de llamar a Marisol? —preguntó Leslie antes de irme. —Yeah, llamé a Marisol, pero nunca le dejé un mensaje. No sabía que decir. —Probablemente no debería decir esto, pero ha sido muy duro para ella no llamarte… —¿En serio? —Sí. ¿Ahora estás segura que no quieres que te lleve a casa? Está oscuro y tu padre podría preocuparse. FORO PURPLE ROSE
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—Simplemente llámalo y dile que estoy en camino. —Está bien —dice Leslie—. Lo llamaré. Fue una buena sensación empujar a Leslie hacia la dirección de mi papá. Por mucho que se retuerzan mis entrañas al ver a papá con otra persona que no sea mi mamá, yo sé que Leslie es buena para él y para mí. Él tiene que tener una vida adulta también. Sin embargo, el pensamiento de mi papá y Leslie un día convirtiéndose en… y Marisol viviendo en mi casa… tanto como solía fantasear con que se convierta en realidad ocurra en un universo alternativo, quería realmente que nunca se convirtiera en esta realidad. Y tal vez no lo hará… si tengo suerte. —¿Necesitas que te lleve? Escucho el clunkity-clunk27 del auto de mi padre incluso antes de escuchar su voz. Me vuelvo a mirarlo y sonrío en la oscuridad. Es agradable verlo cuidándome, incluso si tardo en venir. —Estoy bien. Es solo una cuadra de distancia. —¿Estás segura? —Sí, papá. Pero me puedes seguir a casa. —Le grito por encima del hombro. —Está bien. —Dice. Y lo hace. El me sigue por la cuadra entera hasta casa.
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Clunkity: Clunky significa torpe FORO PURPLE ROSE
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Capítulo 39 Hermanas para siempre Traducido por Little Rose Corregido por Sirg
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recisamente a las once y cincuenta y cinco pm esa noche, el teléfono comienza a sonar, y no se detiene. No deja de sonar, a pesar del hecho de que nadie contesta. No deja de sonar, a pesar de que intento ignorarlo al subirle el volumen a la TV y hundiéndome más en los almohadones del sofá de mis padres. Sin importar lo que haga, no deja de sonar. —Papá —digo, pero no me oye. Se quedó dormido en el sofá al lado mío con la boca abierta. Mogley está sobre él, lamiéndole las migajas de galletitas de la cara. Ha sido una extraña víspera de Año Nuevo. Después de volver de lo de Leslie, mi padre y yo simplemente tomamos todas las cosas dulces de la cocina y procedimos a comerlas tan rápido como pudimos. Luego caímos en un coma de azúcar en el sofá, medio dormidos, medio mirando la tele, medio atentos a que Mogley se comiera lo que quedaba y desde entonces no nos movimos. Hasta ahora, ha sido una buena noche. —Papá —vuelvo a decir, pero creo que está totalmente ido, porque Mogley lo está besando y ni siquiera se mosquea. —Bien. —Me estiro sobre la mesa ratonera, tomo el teléfono por el cable y vagamente me lo llevo al oído, preparándome para la voz irritante y chillona de la Tía Emily. Pero no recibo el “¡Feliz Año Nuevo!” de la tía Emily. En su lugar, escucho esto: —¿Susie, por qué no me has llamado? ¿Sabes la pesadilla que estoy viviendo? ¿Tienes la más mínima idea? —¿Marisol? —Creo que el azúcar afectó a mi voz, porque es difícil abrir la boca, y cuando logro abrirla, apenas puedo hablar—. ¿Marisol? ¿Eres tú? FORO PURPLE ROSE
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—¿Hola? ¿Quién crees que era? ¿La Tía Emily? —Bueno, sí. —Lucho por sentarme, mi cabeza da vueltas—. ¿Por qué me llamas? —¿Por qué te llamo yo a ti? —sigue gritando, y tengo que alejar el teléfono de mi oreja para no quedar sorda—. ¿Por qué no estás llamándome? —No, eso no es lo que quise decir. Yo… —Sacudo la cabeza para poder recordar todo lo que quiero decirle para arreglar las cosas—. Me toma tanto tiempo que Marisol comienza a recitar. —¿Hola? ¿Hola? —Del otro lado de la línea. —Aquí estoy. —¿Y? —espeta Marisol. —Quería llamarte apenas llegué a casa de hablar con tu mamá, pero no tenía el número de tu papá, y no sabía cómo contactarte, y entonces pensé, bueno, quizás sea mejor que lo hablemos en persona, y sabía que vendrías a casa mañana… —mi voz se corta, aunque no quiero hacerlo. —¿Y? —dice Marisol, aunque ya no está gritando ni nada. —Y —y ahora que comencé, las palabras comienzan a brotar sin control—. Lo que quiero decir es: ¿Por qué habrías de llamarme después de las cosas horribles que te hice? Fui terrible. —Quiero decir, realmente mala. —Sí —dice Marisol en voz muy fuerte—. Lo sé, estaba ahí. —Entonces… —no estoy segura si debería preguntarlo, pero de todas formas lo hago—. ¿Por qué me llamaste? Hay un largo silencio, y me pregunto si Marisol me habrá colgado. Quizás no debería haberlo preguntado, quizás debería haber ido al punto, haberle rogado sin rodeos, quizás debería… —Susie… Oh Dios. Sigue aquí. —Susie, hablé con mi mamá, y me dijo lo que me dijiste, y quiero que sepas que también lo lamento. Yo nunca… —Se detiene un momento—. Nunca supe por lo que estabas pasando, y lamento no haber intentado comprender. ¿Se estaba disculpando? ¿Ella lo sentía? —Pero yo soy la perra —digo sin pensarlo—. ¡Nunca te diviertes por mi culpa!
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—¡Me divierto contigo! —Marisol grita—. Me divierto muchísimo contigo. Me divierto mirando películas y en nuestras tontas fiestas. ¿Qué, estás loca? Pero también quiero tener citas e ir a conciertos y todas esas cosas, afuera de la casa. ¿Tú no quieres probar todo eso también?
Si Marisol me hubiera preguntado eso hace unos meses, habría dicho: No, definitivamente no, JAMÁS. Pero ahora quería intentar cambiar. Quería intentar ser diferente. Quería intentar ser mejor. —Sí, yo también quiero todo eso. —¿Ah sí? —Marisol suena sorprendida—. ¿Enserio? ¿De verdad? Porque quiero hacer esas cosas contigo, pero no quiero que sientas que tienes que hacerlas porque sólo así seremos amigas… —Marisol, enserio. Yo quiero, y no por ti, por mí. No quiero seguir viviendo en una caja. Nos quedamos calladas. Mis ojos vagan sobre mi papá dormido, solo que ya no lo está, y casi dejo caer el teléfono cuando lo veo despierto, mirándome y sonriendo. —¿Entonces puedo llamarte mañana? —le pregunto a Marisol. —No —responde ella, pero no suena cruel. —¿No? —Y aunque sé que no suena con malas intenciones, y creo que está bromeando, mi voz tiembla. —No, no me llames —ríe Marisol—. Ven. Estaré en casa a las tres, y trae tus cosas. Te quedarás a la noche. No podrás creer lo que tengo que contarte. Te daré dos pistas: madrastra infernal, y baile del caño. —Oh Marisol. —No puedo evitar una risita. —No tienes idea. ¿Entonces mañana? —Sí, —sonrío—. Mañana. —Y Susie… —¿Sí? —Feliz Año Nuevo. —Feliz Año Nuevo para ti Marisol. —Después de colgar miro a mi papá y está sonriendo como un tonto—. ¿Qué? —lo miro. ¿Cuánto de la conversación habrá oído?
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—Nada. —Sacude la cabeza. Me pregunto si sabe que Mogley acaba de cenar en su rostro—. Estoy orgulloso de ti. —¿Ah sí? —Sí —dice, abrazándome—. Realmente lo estoy.
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Capítulo 40 Una intervención Traducido por Paaau. Corregido por Sirg
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l primer viernes de vuelta, el Sr. Murphy pide que me pase por su salón después de clase para hablar de una posible tutoría a otro de sus estudiantes, una estudiante de segundo año llamada Rebecca Johnson.
Al comienzo no estoy segura de todo eso, quiero decir, fui la tutora de Danny y mira el desastre total que resultó ser —aunque, quizás no fue un total desastre, porque el Sr. Murphy me dice que Danny lo está haciendo realmente bien, y me niego a darle créditos a Tamara por eso. Eso lo hice yo, incluso aunque Danny no quiera recordar que lo es —pero el Sr. Murphy me da cientos de razones de por qué debería volver a ser tutora, así que no es sorpresa de que me encuentra fuera de su puerta más tarde. Lo que sí es una sorpresa, es que cuando entro a la sala de clases del Sr. Murphy, miro a través de la ventana de vidrio orgánico y veo a Danny sentado en la primera fila, golpeando sus pies contra la silla, escribiendo algo. La cosa es que no puedo creerle a mis ojos… porque están pestañeando tan rápido que mi visión es borrosa… o a mi corazón… porque definitivamente le está dando un ataque al corazón… o a mis oídos… porque están sonando en alamar… o a cualquier parte de mi cuerpo… porque voy cojeando, aunque el único pensamiento en mi cabeza cobarde es: ¡CORRE, CORRE, CORRE! Y eso es exactamente lo que intento hacer, excepto que cuando me voy vuelta, usando el sigilo que sólo un ninja puede ejecutar, me di de bruces contra el pecho del Sr. Murphy, golpeando su difuso sweater de cachemira verde con toda la fuerza de mi cara.
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—Oh. —Es un fuerte golpe, y hace que el Sr. Murphy dé 2 pasos hacia atrás antes de recobrarse—. Susie. —Sin perderse un latido, mira abajo hacia su reloj—. Justo a tiempo. ¿Cómo estuvo tu encuentro de literatura? Encuentro difícil hablar, así que tartamudeo y sale algo como esto: —Er, um, bi-bi-bien. —Maravilloso. —Palmea sus manos y me mira. ¿Por qué siempre es tan alegre? ¿Es qué él es loco —en el buen sentido— o simplemente de verdad, de verdad feliz? Pero, ¿importa esto realmente? Tengo que irme. Tengo que salir de aquí. Tengo que… Y es entonces cuando oído la puerta abrirse tras de mí, y sé que Danny está de pie justo detrás de mí. —Oh —dice Danny, y luego su voz cambia así que no hay sonido de sorpresa en ella—. ¿Sr. Murphy? —Y veo su brazo, su brazo con piel de chocolate, entrar un papel sobre mí. Y veo que está claramente marcado Ensayo: El retrato de Dorian Gray. Él dice—: Terminé. El Sr. Murphay toma el ensayo y nos sonríe a ambos. —Maravilloso —dice él, y luego espera. Creo que espera que me vuelva hacia Danny. Quizás piensa que los dos debemos saludarnos, como amigos largo tiempo perdidos, pero no sucede. Danny ni siquiera reconoce mi existencia. En cambio, pregunta por detrás de mí: —¿Puedo irme? —Por supuesto —responde el Sr. Murphy, sin pestañear. Y aquí es cuando comienzo a sospechar. Comienzo a preguntarme qué tan casual puede ser este encuentro casual, porque el Sr. Murphy nunca deja que nadie se vaya con este nivel de rudeza. —Pero primero… Me toma del hombro y me gira por lo que enfrento a Danny —que está mirando al piso. —¿Por qué no vuelven dentro de mi sala de clases y se ponen al día, por los viejos tiempos? Esto me dará tiempo para ponerle nota a tu ensayo, Danny. Serán sólo unos pocos minutos.
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Luego él confirma mi sospecha al empujarnos a ambos de vuelta en su salón con sus grandes manos de hombre —las cuales hasta este minuto nunca supe que tenía— y cierra la puerta rápidamente tras de nosotros. Es tan obvio para mí lo que trama el Sr. Murphy, y estoy bastante segura de que lo es también para Danny, porque tan pronto como la puerta se cierra tras de nosotros él dice: —¡Ugh! —Real, realmente alto. Todo el asunto es incómodo, y terrible, y mucho más. Ni siquiera sé que decir o por dónde comenzar. Sólo sé que estoy de pie en un cuarto con Danny Díaz, y siento como si alguien me estuviera girando, girando y girando. Y el giro no se detiene hasta que pasa algo que hace que todo se vea menos horrible. Me doy cuenta que por primera vez en mucho tiempo, estoy completamente estresada PERO no siento venir un tic o un ataque de pánico. Sólo tengo un gran dolor de cabeza. —Danny… —Sé que es totalmente tonto de mi parte pensar que diré su nombre y el me mirará, pero lo hago. En cambio, se mueve más lejos de mí, así que está apoyado contra el escritorio del Sr. Murphy, mirando sus uñas. Decido tratar de nuevo. —¿Danny? Pero es peor esta vez, porque esta vez él dice: —No quiero hablarte. —Y aún no levanta su mirada. No se mueve. —¿Danny? —digo nuevo, porque ¿qué tan mal puede ponerse? Pero se pone peor. Se pone mucho peor, porque esta vez, prácticamente grita: —Dios, Susie, ¿puedes dejarme en paz? No puedo… —Y luego me mira, y veo todo el dolor que le causé, cada pedazo de él, justo ahí en sus ojos del color de un centavo. Sostiene mi mirada hasta que la aparto. No sé qué hacer, así que me muevo hacia atrás en el cuarto, hasta que estoy prácticamente en la fila de atrás. Me aseguro con la ayuda de un escritorio, y trato de no llorar —algo que de verdad, de verdad quiero hacer. Todo en lo que puedo pensar es como todo empezó justo aquí en este salón. Pienso en el día en que conocí a Danny, primero en la fila del anuario y luego aquí, en el salón del Sr. Murphy. Luego pienso en todo que me ha pasado desde entonces —levantarme frente a chicas como Tamara y Jessica, hacerme amiga de Marc de nuevo, acercarme cada vez más a Leslie y a Marisol, y, lo más importante, tener a mi papá de vuelta— y me doy cuenta
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que si no fuera por Danny que llegó a mi vida y me hizo sentir algo, cuando estaba acostumbrada a no sentir nada, ninguna de esas cosas buenas habría pasado. —¿Danny? —digo, y esta vez sé que puede ponerse peor. Estoy esperando que él grite y vocifere. Estoy esperando que salga del salón del Sr. Murphy. Estoy esperando algo grande, pero no me importa porque tengo algo importante que decir, algo que él tiene que oír. Es difícil, pero me obligo a acercarme a él. Cuando estamos sólo a unos pies de distancia, comienzo a hablar rápido. Tengo miedo de que me detenga. Quiero decirlo todo antes de que el Sr. Murphy vuelva. —Danny, yo… —Trato de que mi voz deje de temblar, pero no se detiene. Comienzo de nuevo—. Danny, yo, yo, yo lo siento… lo siento… tanto. Lo siento tanto… —Y aquí es cuando comienzo a llorar. Comienzo a llorar fuerte, sólo que no me importa porque las lágrimas son honestas, las lágrimas son yo escondiéndome, y pienso que es tiempo de que Danny tenga la oportunidad de verme, a la verdadera yo. Las palabras salen, pero son confusas y apenas coherentes. Aun así sigo adelante. —Yo… la cosa es… yo no había sido capaz de sentir algo por mucho, mucho tiempo. Y luego llegaste tú, y me hiciste abrirme, y me hiciste sentir mucho más de lo que pensé que podía sentir. Y quería ser de la forma en que tú pensabas que yo podía ser, pero aún no estaba lista. Yo, yo no sabía cómo alejar todas las cosas que me habían estado molestando durante tanto tiempo, así que lo fastidié. ¿Okay? Lo fastidié. Y lo siento tanto, tanto. Es difícil pero me obligo a mirarlo. Me obligo a acercarme, hasta que nos tocamos. Le digo: —¿Danny? —Y levanto la mano para tomar la suya. Quiero que me mire, pero no lo hace. Tiene su mentón pegado a su pecho, pero sé que ha oído todo lo que dije porque su mano está temblando tanto como la mía, y está respirando fuerte, y puedo decir que está tomando todo lo que tiene para no salir de este salón. —¿Danny? —digo de nuevo, y levanto la mano para tomar su mentón, y levantar la cabeza para así poder ver sus ojos. Están tristes, pero abiertos. Me está matando, pero sé que me arrepentiré por el resto de mi vida si no lo digo. —¿Crees que podemos…? Y luego me detengo porque me romperé si lo digo todo. Es demasiado tener todo lo que quiero ahí, expuesto. Pero sé que él sabe lo que quiero decir. ¿Cómo no podría saberlo conmigo de pie aquí, sosteniendo su mano, ahuecando su barbilla, y llorando tan fuerte que mis lágrimas caen en mis brazos? ¿Cómo podría no saber lo que quiero decir? FORO PURPLE ROSE
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Él sabe. Sé que sabe porque lentamente vuelve su mentón hacia su pecho, y se mueve hacia la izquierda, por lo que la única parte de nuestros cuerpos que se están tocando son nuestras manos. Lentamente levanta la mirada hacia mí, y sus ojos del color del centavo se ven vacíos. Él dice: —No puedo… —Pero… —Estoy peleando, ¿puedo ver lo duro que estoy peleando por nosotros? —No, no. No puedo. No lo entiendes. Ya no confío en ti, Susie. Me gustaría hacerlo. No te imaginas lo mucho que quiero… —Se detiene. Mete el mentón de vuelta a su pecho, y sus hombros ceden. Pienso que quizás es un signo de que quizás va a ceder ante mí, pero no lo hace. Un segundo después, sus ojos están cuadrados y me está mirando con ojos muertos. Sus ojos son duros. Y luego se va, dejándome sola y rota en el salón vacío.
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Epílogo Tercer Año: Un Nuevo Comienzo Traducido SOS por LizC y SOS Paaau Corregido por majo2340
—¿T
ienes esa cosa que hace esa cosa? —Marisol me hace gestos frenéticamente. Se está secando el cabello con una mano y plisándolo con la otra.
—¿Esto? —Le tiro mi rizador de pestañas. Tras diez años de ser la mejor amiga de alguien, entiendes lo que quiere decir cuando se refiere a “esa cosa que hace esa cosa”. —Gracias —murmura y abandona su secador de cabello para un combate temporal con el rizador de pestañas. En el transcurso del verano, Leslie nos llevó aparte y dijo que nos había estado descuidando —así comenzó nuestro loco fin de semana de cambio de imagen. Lo primero que hizo fue inscribirnos para una suscripción conjunta a CosmoGIRL!, Teen Vogue, y Seventeen. —No es por los artículos —dijo—, sino porque chicas tienen que aprender a maquillarse. —Y entonces nos dio una conferencia sobre los orígenes de la belleza —la forma en que viene de adentro; como nunca debes conformarte; pero, en el esquema general de las cosas, nada mejor que tener un gran día de peinado/maquillaje/ropa. Después, nos llevó a una juerga de grandes compras. Y te lo juro, ella estaba tratando de conformarse con nosotras, incluso si ella no sabía que lo hacía. Y tal vez éramos conformistas. O tal vez no lo éramos. Incluso con toda la ropa adecuada en mi armario, incluso con el maquillaje adecuado en mi cara y mi cabello recién planchado —no me siento mucho mejor acerca de tomar otra foto del anuario. Todavía me siento tosca. Tal vez siempre me sentiré de esa manera. FORO PURPLE ROSE
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—¿Cómo me veo? —Marisol se da la vuelta y me da la sonrisa de su madre. Es una locura, pero en algún momento durante el último año, Marisol se transformó en una mariposa ardiente. Por desgracia, mi apariencia no ha cambiado mucho. Incluso con mi cabello totalmente recto, sigo siendo una chica de aspecto gracioso con una nariz aguileña, labios carnosos, y extremidades largas. Pero por alguna razón, ya nada de eso realmente me molesta. Bueno, no tanto de todos modos. Es como si en lugar de transformarme en una mariposa, me transformé en mi propia piel. —¿Chicas? —Mi padre se asoma en la habitación y sonríe—. Vaya. —Sus ojos van de Marisol a mí, y su sonrisa se ensancha—. Las dos se ven muy hermosas. —¿Eso crees? —Marisol echa una mirada en mi espejo de cuerpo entero y sonríe. Ella se ve... feliz. Supongo que eso es lo que el amor y un par de jeans Lucky de doscientos dólares hacen por una chica. Durante los últimos once meses ha sido una vara resplandeciente andante. Tengo que decir que su relación con Ryan es bastante maravillosa. Él es amable, considerado, bla, bla, bla —básicamente, todas las cosas que me gustaría tener en un novio. Sin embargo, no estoy celosa. Bueno, no tanto. —¿Las dos están listas? —pregunta mi padre. —Sí, papá, creo que sí. ¿Marc está aquí todavía? Marisol me lanza una mirada. Ella no está muy contenta de que esté celebrando los privilegios de tener mi nuevo/viejo coche —papá finalmente me quitó el viejo Dodge—, por ofrecerle a Marc un aventón a la escuela. Pero, ¿sabes qué? No me importa. A veces tienes que seguir tus instintos. Mi instinto me dice que mi amistad con Marc es algo bueno. Una vez que Marc y yo tuvimos nuestros verdaderos sentimientos el uno por el otro en orden, supe que quería que fuera mi amigo, y que necesitara de mi amistad. REALMENTE. Además, después de que mi padre le dijera a la madre de Marc sobre su uso extracurricular de marihuana, Marc se ha vuelto mucho más divertido para pasar el rato. Aún fuma marihuana —no me malinterpreten— pero no tanto, casi no tanto. —Sí, él ha estado esperando durante los últimos diez minutos. —Mi padre consulta su reloj—. Sabes, vas a llegar tarde.
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—¿En serio? —Este año tenía el período de música en primer lugar, y no me gusta llegar tarde. Agarro mi mochila de mi cama, tiro mi guitarra en su estuche, y jalo a Marisol del espejo. —Vamos, chica dorada. Cuando salimos, estamos exactamente diez minutos tarde, pero mi maestro de música me permite deslizarme en cuenta al hecho de que le gustó mucho. Él dice, y cito textualmente, que mis canciones “tienen un verdadero potencial”. Verdadero potencial. Escuchar cosas como esas me dan ganas de estallar con orgullo. Creo que él sabe eso debido a que desde nuestra conversación, ha sido extra-agradable conmigo y he trabajado extra-duro para hacerlo sentirse orgulloso. La escuela este año no es tan horrible. Mi horario es muy bueno: Primer período: Música, seguida por salón de grupo. Segundo período: Escritura creativa con el Sr. Murphy, todavía lo amo. Tercer período: inglés. Cuarto período: Almuerzo. Gracias a Dios, Marisol y yo todavía compartimos ese espacio de tiempo. Quinto período: Anatomía. Sexto período: Cálculo, que no es tan malo, pero podría ser mejor. Creo que la peor parte de mi horario es que tengo a Tamara mil vatios en mi clase de anatomía, y cada día tengo que sentarme y mirar a su cuaderno de notas que dice: AMO A DANNY como en una docena de lugares. Han sido pareja desde febrero, y tengo que decir que sólo el pensamiento de ello me hace sentir náuseas, pero estoy tratando de estar bien con ello, realmente lo estoy. Quiero decir, he perdido a Danny en buena ley, ¿cierto? En realidad no es culpa de Tamara. Es un oportunista por supuesto, pero nuestra ruptura no era en realidad obra suya. Lo hice por mí misma. Aun así, me pregunto. A veces, tarde en la noche, pienso, ¿tal vez sólo tal vez? Supongo que una chica puede soñar. Una chica siempre puede soñar.
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Durante el salón de grupo nos dirigimos a la biblioteca para que tomen nuestra foto del anuario. Me escapo de mi línea y espero a Marisol junto al cuarto de baño. —¿Por qué tardaste tanto? —le pregunto cuando llega diez minutos más tarde—. Mi clase probablemente ya termino con sus fotos para ahora. —Lo siento, pero Mandy decidió hiperventilar justo antes de que el Sr. Jason nos despidiera. Así que por supuesto, todo el mundo estaba todo preocupado, y no podía ser la única persona en salir corriendo del salón de clases. —Okay. Entonces, ¿estás lista? —Tomo una respiración profunda y trato de no pensar en el año pasado. —Sí, ¿tú? —Incluso Marisol parece un poco nerviosa. —Sip. —Okay, vamos a hacerlo. Caminos hacia la librería, cabezas en alto. Estamos determinadas en tener un set de fotos decentes en el anuario de este año. Parece que eso es por lo que hemos estado trabajando durante todo el verano: yo siendo capaz de sonreír con confianza a la cámara. Y creo que tengo una buena oportunidad, hasta que entro a la biblioteca y lo veo a ÉL. —Oh mi Dios, no crea que pueda hacer esto. —Quiero correr fuera de la librería y esconderme. —¿Qué? ¿Quién es? —Marisol estudia la librería—. Oh mi Dios. Esta tan asombrada como yo. —No creo que esto haya ocurrido antes. Pero está pasando, pienso. Tan segura como que estoy de pie aquí, está pasando. Ahí está él mirándome con su boca arrugada en una mueca, Fred, el fotógrafo de la sacaré hasta que sonrías felizmente. —¿Sabes qué? —Marisol me toma del hombro y me da una sacudida—. Va a estar bien. Vas a ponerte en esa fila, y te pondrás en frente de esa fea pantalla verde que sepa Dios porque la han elegido como fondo, y vas a sonreír. Vas a sonreír de la misma manera en la que practicamos todo el verano. Eso es lo que creo.
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Marisol me mira infundiéndome coraje, y no puedo evitar sentirme como en el primer día del jardín de niños, cuando mi mamá tuvo que prometerme que me visitaría durante la hora de almuerzo, sólo para que yo tuviera el coraje de no llorar cuando se fuera. —¿Lo crees? —susurro. —Sí, lo hago. —Marisol asiente con la cabeza y exhala profundamente—. Lo hago. Me paro en la fila. Trato de no prestarle atención a Fred y a las pobres protestas de los de primer año, a quienes él fastidia para que le den una sonrisa radiante. Pienso en Molly Ringwald en 16 velas. Me digo a mi misma que esta experiencia no va a ser peor que estar en un baile donde nadie decente te pide bailar. Sólo me tomaran una fotografía, eso es todo. No es la gran cosa. Y antes de que me dé cuenta, estoy ahí. Estoy en el precipicio de la fila. Fred me mira ansiosamente, y recuerdo como el año pasado me puso nerviosa, y como Billy Wilson se burló de mí por no ser capaz de sonreír, y como Danny estuvo de pie ahí mirando todo, y diciendo cuando nadie estaba mirando: —Sólo sonríe, Susie. Y de pronto me siento calmada. Extremadamente calmada. —Okay, vil hombre fotógrafo. —Doy un paso hacia adelante y me quedo en el centro de la fea pantalla verde—. Estoy lista. —¿Perdona? —El fotógrafo me mira como si estuviese loca. —Estoy lista. Lo haremos a mi manera este año. La tomaremos una vez, lo haremos rápido. La tomaremos ahora. —Sonrío extensamente y cuenta hasta 10. Y en el momento justo, la cámara hace clic y lanza el flash. Y luego estoy arrastrando los pies en la fila. Miro atrás hacia Fred. Él está mirando detrás de mí con asombro. De vuelta en la fila, Marisol está suprimiendo una risita, pero cuando nuestros ojos se encuentran, me guiña un ojo y articula: —Eso fue asombroso. —Lo sé. —Artículo de vuelta—. Puedes creerlo…
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—Discúlpeme, joven. —Una voz sale detrás de mí—. Pero o suscríbase a un paquete de fotos o vuelva a su clase. —Me giro para encontrar a la Sra. Fingle, la subdirectora, mirándome. —Oh, lo siento —murmuro—. Contradecir a Fred es una cosa, pero tomar a la Sra. Fingle es otra. Tomo mi bolso y busco alrededor por mi hoja de pedido. Mi padre me escribió un cheque esta mañana. Saludo a Marisol antes de girarme hacia la mesa de pedidos, y entonces lo veo a ÉL. El otro ÉL. Sentando justo frente a mí está Danny Díaz. —Hola —dice él. —Hola. —De alguna manera, o en algún nivel, sabía que era inevitable que nos encontráramos. La verdad había fantaseado con esto numerosas veces, pero no hay nada, absolutamente nada para prepararme para la forma en que me siento ahora. Mis palmas están repentinamente sudorosas. Mi cara esta roja, y mi corazón se siente como su hubiese digerido 10 Red Bulls seguidas. —Tu formulario —dice él, extendiendo su mano hacia mí. —Oh, sí. —Débilmente le recibo el formulario. Nuestras manos se tocan brevemente. Ambos las alejamos tan rápido que el formulario cae en la mesa. —¿Danny? Le toma algunos segundos, pero luego dice: —¿Sí? Toma el formulario y pretendo mirarlo. —Tengo que parecer ocupado o la Sra. Fingle me intimidará. —Está bien. —Toma una respiración profunda y trato de pensar en lo que quiero decir, cuando me doy cuenta que la única cosa que queda por decir es la única otra cosa que he estado practicando durante todo el verano, que es esto: —Gracias. Gracias… por todo. —Oh. —Danny deja de juguetear con el formulario y me mira.
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Parece que hemos estado ahí por minutos cuando la voz de la Sra. Fingle resuena tras de mí. —¿Hay algún problema en esta fila? Miro sobre mi hombro. Diez estudiantes están desplazándose con ansiedad, esperando por su turno. —No, no hay ningún problema —dice Danny. Me entrega el comprobante—. No hay ningún problema en absoluto. Aquí está tu comprobante. —Me sonríe, y recuerdo como amaba su sonrisa. —Gracias. —Le sonrío de vuelta. —Oh, y Susie —dice él, mientras me giro para alejarme—, guárdame una fotografía, ¿está bien?
Fin del libro.
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Continúa…
A Little Something Traducido por Paovalera
Después del segundo año de clases, en el cual la dejó su primer novio y superó la muerte de su madre, Susie Shannon está casi segura de que está lista para unirse a la “clase superior”. Pero Susie es miserable al ver a su ex-novio ponerse cariñoso con su nueva chica. Y, después de darse cuenta de que aún lo ama, planea recuperarlo. Luego está su amigo Mark, que justo confesó que la quería. ¿Podrían complicarse las cosas aún más? Sí… Para comenzar, su amiga Marisol le está preguntando si debería explorar nuevos horizontes con su novio. La novia de su papá pasó la noche en su casa por primera vez. Sus abuelos se mudarán con ellos, haciendo de un lugar pequeño, uno aún más chico. Y luego es asignada para hacerle tutorías a Danny. Finalmente, ¡una oportunidad para conseguirlo de regreso! Pero, ¿cómo? Con todo esto, parece que Susie aún tiene que madurar. Y ella pensaba que ya lo había hecho lo suficiente…
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Sobre la Autora
Carmen Rodrigues
Carmen Rodrígues fue criada en los suburbios multi-culturales de Miami. Su obsesión con el amor y otras misteriosas ocurrencias la impulsaron a empezar a escribir a la edad de once años. Reside en Carolina del Norte con sus brillantes (pero holgazanes) gatos, Thumbs y Judy. Not Anything es su primera novela.
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Traducido, Corregido y Diseñado en
Purple Rose ¡Visítanos!
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