El mensaje del alfabeto cirĂlico Prof. Dra. Axinia Dzurova
Instituto Estatal de Cultura Ministerio de Exteriores De la RepĂşblica de Bulgaria
El mensaje del alfabeto cirĂlico Prof. Dra. Axinia Dzurova
San Prohoros
San Cirilo y San Metodio
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Para la identidad cultural de Europa , que siempre ha estado por encima de la política y la economía, la incorporación de Bulgaria a la Unión Europea con su alfabeto cirílico es un acto, cuyas dimensiones podemos conmensurar con aquellos grandiosos eventos que han tenido lugar en el continente mil años atrás. El surgimiento y la reafirmación en el siglo IX, en el territorio del joven reino búlgaro, del nuevo alfabeto eslavo – el cirílico – y la creación de la literatura nacional en lengua eslava, conocida también como antigua búlgara, traen un mensaje polisignificante en cuya base está la idea de la igualdad con los demás pueblos. Esta idea ha llenado de sentido la existencia del mayor grupo étnico que en los siglos posteriores iba a determinar el destino del continente europeo. Los pueblos eslavos adquirieron el derecho a adorar a Dios en su propio idioma, tal como lo hacían los pueblos griego y latinohablantes. El éxito de este mensaje dependía en aquel entonces de la clarividencia del príncipe Boris, quien recibió en su capital Pliska, y más tarde Preslav, a los discípulos de Cirilo y Metodio después de su fracaso en Gran Moravia y así logró salvar del olvido su misión ilustradora entre los eslavos. El príncipe Boris fue ayudado en su empresa también por circunstancias históricas: los eslavos y los protobulgaros que se habían establecido ya en los Balcanes en los siglos V y VI, intentaban adaptar el alfabeto griego a las particularidades de su habla, y además, había similitud entre las lenguas eslavas, similitud, que más tarde iba a hacer posible que el conjunto de libros traducidos del griego al búlgaro y creado en Bulgaria, se convirtiera en un fondo común de todos los pueblos eslavos. Mas volvamos un poco atrás, hacia aquel tumultuoso siglo IX, marcado por intensas luchas por ganar nuevas áreas de influencia religiosa. Las raíces de la cultura de la Europa eslava no son otras que las del Viejo Continente: Grecia y Roma. Si nos retraemos aún más, hacia la patria de las tribus nómadas que iban a formar más tarde los Estados eslavos, a esas raíces europeas deberíamos añadir también la cultura de las estepas euroasiáticas. Así la colisión, la fusión, la interpenetración entre las diferentes tradiciones culturales llegaron a ser decisivas para la cultura de la Europa eslava.
La conversi贸n de los b煤lgaros. Cr贸nica de Manac茅s
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El príncipe Boris de Bulgaria
La mayor parte de los pueblos eslavos llegaron a ser parte de la familia de los pueblos europeos cristianos en la época de la temprana Edad Media, cuando las tradiciones de ambos centros culturales, Grecia y Roma, se identificaban de una parte con el Bizancio y de otra, con el área de influencia romana donde emergían ya los francos y los germanos. La cultura misma de la Europa Central, Meridional y del Este, así como también del Bizancio no es un fenómeno monolítico. Pero los eslavos tenían la ventaja, gracias a su cultura linguistica, de poseer una base literaria que en cierta medida podía reducirse a un denominador común. Lo cual define la cultura eslava ante todo como una cultura del verbo. Es precisamente Bulgaria, el más antiguo de los Estados eslavos (fundado en el 681) al que le tocó jugar un rol importante en el período de la formación en Europa de la nueva Civilización Eslava del Verbo que recibió, guardó y transmitió a través de los siglos la escritura y los libros eslavos, y en la época del heredero del príncipe Boris I, el zar Simeon, delineó el primer modelo de Estado cristiano eslavo, al convertir la literatura búlgara, la más antigua en el mundo eslavo, en una literatura modelo para los demás Estados eslavos. Esta responsable misión nos induce a recordar las circunstancias históricas, las posibilidades y los líderes políticos que supieron aceptar y dar vida a lo que la suerte les ofreció. A fines del primer milenio, la comunidad cristiana europea estaba sometida al dualismo linguistico latino-griego, una secuela natural de la herencia de la época clásica. Durante este período en Europa había dos extensas zonas de influencia lingüística – la latina y la griega – divisándose ya los aspectos separatistas en la dogmática cristiana que abrían paso a la escisión (el shisma) de la Iglesia Occidental y Oriental. La decadencia de Antioquía y Jerusalém, las invasiones árabes y el florecimiento de Constantinopla condicionaron la expansión al Este del cristianismo griego.
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¿Cuál es la situación en el Oeste? Entre godos, visigodos y vándalos desaparece, poco a poco, la herejía ariana al tiempo que se consolidaba la hegemonía del cristianismo latino – los francos se latinizan y surge el Reino de Carlomagno –. La penetración de los pueblos germánicos en la civilización del mundo occidental no llegó a romper, hasta el siglo XII, el equilibrio entre las comunidades latina y griega a favor de ésta última. La rebelión alemana del protestantismo se produciría cinco siglos más tarde. A comienzos del segundo milenio de nuestra época se consolidó definitivamente la mayor comunidad etno-cultural, unida también por una lengua común que ponía en peligro el sistema dualista cristiano en Europa: la Slavia Orthodoxa, llamada así hace algunas décadas por el científico italiano Riccardo Picchio. Con el correr del tiempo, esta comunidad se extiende sobre territorios desde las tierras griegas hasta los límites al este del mundo civilizado europeo. En este contexto, no debemos olvidar la creación de una Iglesia y una fe en lengua eslava, precisamente en la época del Primer Estado búlgaro, junto con el florecimiento en sus límites de una lengua y literatura diferentes de las griegas y las latinas. Esto se hizo posible con la cristianización de la población búlgara en los años 863-64, durante el reinado del príncipe Boris I. Sus guerras victoriosas conllevaron una expansión territorial, en resultado de la cual el Estado búlgaro se vio en el centro entre dos diócesis – la de Constantinopla y la romana. El príncipe búlgaro, quien fuera un excelente diplomático, supo encontrar el equilibrio entre los intereses de Roma y
Los Siete Santos: discípulos de San Cirilo y San Metodio
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C贸dex Assemani
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Constantinopla y logró convencer a las dos instituciones religiosas que hicieran retrocesos que, con el tiempo, iban a resultar de gran importancia para la diócesis y el estatuto del arzobispado búlgaro recién instituido que se quedó en el ámbito de la Orthodoxia y en la estrecha órbita de Constantinopla. Desde aquel momento el Estado búlgaro se orientó hacia la adaptación del modelo bizantino de Estado, política y cultura y uno de los instrumentos básicos de esta adaptación resultó ser la escritura uncial griega, por cuanto los eslavos y los protobulgaros que llegaron a la Peninsula Balcánica, no traían una cultura escrita propia. Se sabe que se servían de una suerte de runas primitivas: ¨líneas y barras¨ con los cuales, en palabras de Chernorizets Hrabar, un escritor búlgaro del siglo X, ¨escribían y contaban como paganos¨. Así que, si hasta el año 864–65 la escritura uncial griega se usaba sobre todo en la epigrafía protobúlgara, en la cancillería de los gobernadores búlgaros y entre la población griega cristiana, a partir del año 870 la misma se propagó por esos lares también gracias a los manuscritos de los textos religiosos importados del Bizancio a Bulgaria, para las necesidades del culto religioso. Las inscripciones en la piedra que han sobrevivido en tierras búlgaras, están en griego y son un testimonio del establecimiento duradero de la tradición escrita de la escritura uncial bizantina. La misma se relacionaba con el cristianismo y se consideraba una escritura sagrada hasta que en Bulgaria no se abriera una nueva página: la creación del alfabeto eslavo, obra de los santos hermanos Cirilo y Metodio. Aquel era un intento de unir las enormes masas de las tribus eslavas que tal una poderosa onda inundaban no sólo la Península Balcánica, sino también la
Eucologías de Sinaí
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Inscripci贸n copta: el Codex Zographensis Codex Marianus
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Europa Central, llegando al Oeste al Adriático y al sur, casi a la línea Salónica-Epiro. Con la conversión al cristianismo en 863–64, el Estado búlgaro tuvo que enfrentar un nuevo reto: la nueva religión era incomprensible. Ni el griego, divulgado por los religiosos bizantinos, que habían llegado al país tan pronto como Boris aceptó el santo bautismo de manos del patriarca de Constantinopla, ni el latín, predicado por un pequeño grupo de prelados con Formosa de Portuendo a la cabeza, quien más tarde iba a ser Papa de la Iglesia Católica romana y quien estuvo en Bulgaria del año 866 hasta el año 869, lograron unificar la población tan variada del Primer Reino búlgaro. Se hizo claro, que el Estado recién convertitdo al cristianismo, debía buscar un lenguaje propio y escritura propia que las incorporasen de hecho a la gran familia de los pueblos cristianos. En aquella misma época el Bizancio ya tenía concebida una política de expansión cultural y espiritual cuya finalidad era dominar los extensos territorios poblados de eslavos dándoles la posibilidad de practicar su fe en idioma propio, siempre y cuando se reconociera la primacía del patriarca y la incorporación a su diócesis religiosa. Para un imperio multiétnico y miltilinguistico como el Bizancio, esto no era ninguna novedad. El uso de los llamados alfabetos y lenguas de misioneros ya se había comprobado en las provincias armenias y georgianas. Las Santas Escrituras habían sido traducidas al idioma de los godos por el obispo Vulfila, en el Estado confederativo de los ostgodos que en aquel entonces existía en el territorio de la Bulgaria de Nordeste. Todas estas experiencias traían resultados positivos para las ambiciones expansionistas del Imperio, debido a lo cual, en el siglo IX, el patriarca Focio volvió a motivar la creación del alfabeto para los pueblos eslavos y su incorporación a la diócesis de Constantinopla. Así llegamos al alfabeto de misioneros de Cirilo y Metodio.
Triodo de Bitolja
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Evangelio de Ostromir Ap贸stol de Slepcha
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A los dos hermanos, nacidos en Salónica que en el siglo IX era una ciudad de población mixta griegohablante y eslava y un importante centro de Bizancio, les incumbió el honor de crear la escritura de los eslavos. Desde temprana edad, ambos hermanos hablaban tanto el griego, como la lengua de los eslavos locales, es decir el dialecto de Salónica. Su educación y la afinidad a la filología aseguraron al menor de los hermanos, Constantino, una brillante carrera en la corte bizantina. El parentesco de su familia con el logoteto Teoctist, regente del emperador bizantino Miguel III el Beodo, le aseguraron un rápido ascenso y en dos ocasiones él estuvo encargado a participar en importantes misiones: con los saracenos, es decir los árabes, y los házaros, en la región del Herson bizantino. El no sólo defendía el cristianismo, sino también enriquecía sus propios conocimientos sobre las lenguas de la periferie: el hebreo, el samaritano, el sirio, había podido ver ejemplos de la vieja escritura rúnica de los vikingos (o variagos, como le llamaban los eslavos). Pero la obra maestra de su vida es la creación del alfabeto eslavo. Así, a mediados del siglo IX, en los Balcanes surge una nueva tradición escrita: la eslava. Ambos hermanos crearon primero el alfabeto glagolítico, en el cual efectuaron las primeras traducciones de los libros sagrados al idioma hablado por los eslavos. Enviados a la Gran Moravia, adonde el príncipe Rostislav, ellos sentaron las bases del servicio religioso en idioma eslavo, y más tarde, después de disputas con el clero latín y con la bendición del Papa, los libros eslavos fueron solemnemente santificados en Roma, en la iglesia Santa María Maggiore. Evangelio Mstislavy El Palimpsesto de Vaticano
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A Constantino Cirilo le incumbió la tarea de sustituir lo transitorio de la tradición oral de los eslavos con letras que sellan la verdad y combatir así un anacronismo que perdudraba durante siglos en el continente europeo y que lo consagraba al estanqueismo y el conservadurismo: el dogma trilingüe. En su largo camino apostólico, Constantino Cirilo debía luchar con lo que había escrito el arzobispo Isidoro de Sevilla (570–636) en sus Etimologías (libro IX) ¨Tres son las lenguas sagradas: la Hebrea, la Griega y la Latina que sobresalen mayormente en todo el orbe. En efecto, en estas tres lenguas fue escrita por Pilatos la acusación sobre la cruz del Señor¨ (en traducción de Mariano Arnal, Nota del Traductor). Dicho en otras palabras, Cirilo debía combatir un postulado inapelable que los libros cristianos y el rito cristiano sólo se podían profesar en esas tres lenguas. Sirios, etíopes, armenios, georgianos habían creado su escritura en su propio idioma antes del siglo VI, cuando lo dicho por Isidoro de Sevilla era un postulado intangible. Prácticamente, éste es el mensaje más importante de la obra de Cirilo: el mensaje de la igualdad para alabar a Dios, como los demás pueblos, en su propio idioma. Las palabras de Cirilo no han perdido su actualidad ni siquiera en nuestros días: ¿Y cómo no os avergonzais cuando reconozcais sólo tres lenguas, dejando que todos los demás pueblos y tribus permanezcan ciegos y sordos? Evangelio de Londres
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La lucha ganada contra el dogma trilingüe abre el camino para la creación de una tercera lengua después del griego y el latín, y la cuarta lengua clásica, después del hebreo, para la Nueva Europa de los siglos IX y X. Una lengua que cumpliría las funciones de una lengua y literatura supranacionales, internacionales. (R. Picchio). Así, pues, llegamos a la conversión de la obra de los dos hermanos en realidad gracias precisamente a la perspicacia del príncipe búlgaro Boris. Después del fracaso de la misión de Cirilo y Metodio en La Gran Moravia y Panonia (los eslavos occidentales), es decir después del fallecimiento de Metodio el 6 de abril de 885, los discípulos de los dos apóstoles eslavos vuelven la mirada y encuentran asilo en una de las formaciones estatales eslavas más antiguas, Bulgaria. Bajo el reinado del Príncipe Boris Michail (852–889) y el zar Simeon (893–925) los discípulos encontraron un ambiente favorable y buenas condiciones de trabajo, por cuanto “Bulgaria les ha dado sosiego” y “...tenía ansia de hombres como ellos”, en palabras del escritor Teofilacto de Bulgaria (de Ohrida). Así, aceptando a los discípulos de Cirilo y Metodio, Bulgaria contribuye a la evolución de su obra y viene a ser la patria de la escritura eslava. Por qué, entonces, pese al respeto que los discípulos de Cirilo y Metodio tenían para con sus profesores y su obra – la creación del alfabeto glagolítico, el primer alfabeto eslavo que incluso hoy es considerado uno de los mayores descubrimientos filológicos del continente – en Bulgaria fue creado un segundo alfabeto, el cirílico, el que se convertiría en alfabeto de los eslavos y sería uno de los tres alfabetos de la Comunidad Europea? Por qué, después que los dos ilustradores eslavos y sus discípulos se hayan servido del alfabeto glagolítico durante sus misiones en Gran Apóstol de Enina
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Ap贸stol de Enina
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Moravia y Panonia y en Croacia – este alfabeto se usaría hasta mediados del siglo XVII –, en Bulgaria el mismo se concebía como una escritura esotérica? La respuesta está en el hecho que en las regiones mencionadas el alfabeto glagolítico se interpretaba como una posibilidad de identificación étnica y como un obstáculo ante las influencias linguisticas extranjeras, y en las tierras búlgaras se conocía la escritura griega, muy alejada de los paralelos que el glagolítico tenía con los desconocidos alfabetos de hebreos, coptos, etíopes, samaritanos. Por esta razón, el uso del glagolítico llega apenas hasta fines del siglo XII, bien documentada mediante monumentos epigráficos y manuscritos conservados como el Evangelio de Asemaní, el Evangelio de Zograf, el Evangelio de María, Los Salmos de Sinai y el Eucologio de Sinai, de los siglos X y XI. En el límite de los siglos IX y X en Bulgaria, probablemente en Preslav, aparece el nuevo alfabeto búlgaro, el cirílico, con el cual se realiza la continuidad en la divulgación anterior de la escritura uncial griega en el territorio de Bulgaria el cual se usaba, como ya lo hemos dicho, en la cancillería de la corte búlgara y para los mansucritos que la población cristiana en las tierras búlgaras usaba en la Iglesia. Los monumentos cirílicos más tempranos son epigráficos y se remontan al siglo X. (las inscripciones en el pueblo de Krepcha, año 921 y las inscripciones en lapidas de Preslav, año 931), y de los manuscritos: Codex Suprasliensis de Suprasí de la segunda mitad del siglo X y el Palimpsesto del Vaticano de fines del siglo X y comienzos del siglo XI, el Apostol de Enina del siglo XI, el Triodo de Bitolja del siglo XII, el Evangelio de Rila
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La manuscrito del Pope Guerasim
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Palimpsesto de Kiustendil del siglo XII, el Apostol de Slepcha del siglo XII.). De los manuscritos cirílicos posteriores mencionaríamos el Evangelio de Rila del siglo XIII, la colección de salmos de Ivan Alexander de 1337, la Cronica de Manasí de 1344–45 de la Biblioteca apostólica del Vaticano, el Evangelio de Ivan Alexander de 1356, el Salmero de Tomic del año 1360, el Evangelio de Jakov Serski, el Salmero de Kiev, entre otros. La base gráfica del cirílico es la escritura uncial griega (del tipo eslavo). En su esencia, el alfabeto cirílico representa una combinación de letras del alfabeto griego y signos para los fonemos búlgaros específicos a los cuales se agregan letras glagolíticas (compárese: evangelio Duichev 106, 387 y las lozas cerámicas de Preslav de los siglos IX–Х, o la colección de Suprasí con el Evangelio griego № 2 de Prinston, del siglo Х). De ahí que la causa que motivó esta rápida sustitución del glagolítico por el cirílico en el centro literario de Preslav era la existencia de una larga tradición de uso de la escritura uncial griega para las necesidades administrativas, religiosas y culturales en la capital del Primer Reino búlgaro, testimonio particular de lo cual son las inscripciones búlgaras. Desde Bulgaria del Serbia y del Este hacia Rusia penetra sin excepción, la escritura cirílica (ver por ejemplo, el Evangelio de Ostromir y Mstislavy el evangelio de Miroslav de los siglos XI–XII). Todos estos datos, en su conjunto, apuntan hacia Preslav como el centro donde con mayor probabiLibro de salmos del zar Iván Aleksandar Evangelio de Jakov Serski
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Neofit Rilski. Manual de enseĂąanza mutua
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lidad se haya creado y formado el cirílico. Esto ocurrió, quizás, en el año 893, cuando en el Concilio Ecuménico de Preslav la lengua eslava se aceptó oficialmente, mientras que el glagolítico esotérico, que recordaba un tipo de escitura copta, iba a ser sustituido paulatinamente. Varios historiadores de la civilización europea, como el profesor Riccardo Picchio, por ejemplo, escriben en sus investigaciones, que el origen de la Europa moderna se está buscando las más de las veces en épocas posteriores o tan sólo en el Occidente latino-griego. Así se reduce la importancia vital del mundo ortodoxo eslavo en la época anterior a la Reforma, anterior a la Contrarreforma y la época de la creación del Estado ruso bajo la égide de Moscú (El lugar de la literatura protobúlgara en la cultura de la Europa medieval, Литературна мисъл, 1981, 20). El profesor Arnold Toynbee vincula la creación en Bulgaria de un alfabeto y de una escritura en idioma materno con “las iluminaciones del genio creador de la sociedad ortodoxa”, y califica a Bulgaria como un “segundo centro” (después del Bizancio) de la civilización ortodoxa (A. Toynbee, A Study of History, London 1972, 185). Según él, si Cirilo y Metodio no hubiesen nacido en Salónica sino en Constantinopla, por ejemplo, pese a su alta erudición, no hubieran llegado a la idea de crear un alfabeto para el pueblo eslavo (A. Toynbee, Constantin Porphyrogenetus, London 1973, 519), o sea, su actividad de misioneros no hubiera sido tan importante. El célebre historiador francés Alfred Rambaud compara al hijo del príncipe Boris, el zar búlgaro Simeón, conocido como un mecena de la literatura, con Carlomagno: “Simeón fue el Carlomagno de Bulgaria, más erudito que nuestro Carlomagno y más feliz que él, porque sentó las bases de una literatura nacional ”. (A. Rambaud, L’Empire grec au Xe siècle, Paris 1870, p. 331 – Histoire du développement cutlurel et scientifique de l’humanité, III, Paris 1969, p. 166.). Según A. Toynbee: la misión de Bulgaria era la de ser “puente”, “traductor” y “mediador” de la cultura cristiana para los eslavos. De este modo, como resultado de la mediación cultural de Bulgaria, se había formado un tercer centro de la cultura ortodoxa, “acto de creación último y quizás el más grandioso de la civilización ortodoxa: Rusia”. (A. Toynbee, A Study of History, II, р. 80; V, p. 290.). En tal que una expresión de la salvada obra de Cirilo y Metodio y sus dis-
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cípulos, que culminó con la creación de la escritura eslava y de la alta literatura de los eslavos, el Siglo de Oro del zar búlgaro Simeón se compara con fenómenos de la talla del Humanismo bizantino, el Renacentismo carolingio y el Renacentismo musulmán, pero difiere de ellos por la forma en que los eslavos se familiarizaron con la civilización bizatina, algo que tuvo lugar primero en Bulgaria, gracias a una actividad misionera y el fuerte vínculo entre profesores y discípulos. Según Fr. Dvornik, sirviéndose del universalismo y el afán de omnipotencia de la Iglesia Romana, Boris logró conseguir la independencia de la Iglesia búlgara y, aceptando a los discípulos de Cirilo y Metodio en Bulgaria, convirtió el país en patria, “en cuna de la cultura eslava.” Consiguió, dicho en otra forma, una unidad espiritual dentro del Estado sobre la base de la unión de lengua y fe y con mensaje de unidad de los demás pueblos eslavos, sobre la base de su comunidad lingüística. Y si volvemos al tema principal de nuestra exposición, a saber, el mensaje del cirílico, deberíamos repetir que este mensaje se expresa mediante la idea de la igualdad de todos los pueblos. Y es así, porque desde el punto de vista de la doctrina reinante en aquel entonces, Cirilo y Metodio consideraban su actividad como una actividad apostólica, como un deber y una necesidad. En este punto, los documentos que se conservan, de origen eslavo, griego y latín, reposan sobre la doctrina del apóstol Pablo: Dios quiere que todos los hombres se salven de la ignorancia espiritual y material y la vía a la salvación es la que nos señala Nuestro Señor, mediante la inspirada actividad de la Iglesia, el poder imperial, y la intervención de la Providencia. La vía de la salvación de los paganos ha pasado por la Iglesia y el libro. El Estado romano y el Estado griego, en su calidad de primeros, a quienes les ha sido dada la fe de la Anunciación se han reservado el derecho a ser mentores de los que recién acuden al seno de los pueblos cristianos. Así, en relación con la concepción de los estados sagrados se abre camino la doctrina de las lenguas sagradas, a las cuales se añade también el hebrero, como la lengua primaria que es el vínculo entre el Viejo y el Nuevo Testamento. Cirilo y Metodio, con su obra, se enfrentan precisamente contra esta interpretación de la Providencia divina. “Obispos, sacerdotes, monjes y ensotanados de toda laya se lanzaron en su contra, cuando el Filósofo visitaba Venecia, cual curracas contra un halcón y le
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esgrimieron la herejía trilingúe: “Anda, dinos, buen hombre ¿cómo es que tú ahora escribes libros para los eslavos y en ellos enseñas? ¿Cómo es que no se les ocurrió a otros antes que tú: ni a los apóstoles, ni al papa romano ni a Grigorio Buenaventura, ni a Jeremías, ni a Agustín? ¡Nosotros conocemos solo tres idiomas en los que es digno alabar a Dios en los libros: en hebreo, en griego y en latín!” Y el Filósofo les contestó: “¿Es que no manda Dios llover para todos por igual? ¿No es que el sol brilla por igual también para todos? ¿No respiramos acaso todos el mismo aire? ¿Y cómo es que no os avergozais de reconocer solo tres lenguas y condenais a todos los demás pueblos a la sordera y la ceguez? Explicadme ¿es que considerais que Dios no es poderoso, que no puede darnos todo aquello o que por vanidad no lo quiere? Por lo demás, conocemos muchos pueblos que escriben libros y alaban a Dios en su lengua. Conocidos son los armenios, persas, avazgos, iberos, sugdios, godos, avaros, tirsos, házaros, árabes, egipcios, sirios y muchos otros. Con esas y otras muchas palabras el Filósofo los increpó, los dejó y se retiró.” (En: Пространното житие на св. Кирил от Климент Охридски, IХ в.). El ambiente religioso, social y político en que nace la lengua de Cirilo y Metodio recuerda en mucho el que la iglesia romana había utilizado para profesar entre el pueblo las primeras lenguas románicas y germánicas ¨vulgares¨. Después de terminar la misión de Cirilo y Metodio, esta lengua deja de tener el carácter de “dialecto apostólico” para convertirse, en la época del príncipe Boris y del zar Simeon en Bulgaria, en una lengua oficial de la Iglesia. Este es el aporte más decisivo y el mensaje propio de los discípulos de Cirilo y Metodio. Ellos son quienes lograron desarrollar la actitud hacia la nueva lengua y convertir el dialecto apostólico en idioma literario de toda la eslavinidad, que, en su madre patria, Bulgaria, adquiere la responsable misión de “modelo literario”. Pero en este orden de ideas surge una cuestión: el uso de la lengua eslava durante el siglo IX, concebida como una naturaleza lingüística homogénea, ¿no refleja tradiciones típicas del cristianismo latino? Es un hecho archiconocido que la Iglesia Romana, igual que la Bizantina, apoyaba el uso de hablas populares, mas no para los misterios litúrgicos, es decir existía una delimitación y se sabía qué parte del servicio religioso se leía en latín y qué parte se leía en idioma popular ¨vulgar¨.
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El problema linguistico entre el cristianismo latino es de gran importancia en los siglos VIII–IX, y la actitud para con él se ve demostrada en la autorización que el papa Adriano da a Constantino Cirilo a predicar en Roma en lengua eslava. Este acto no es casual. Es resultado de la gran meta de la Iglesia Latina de dirigir las hablas romanicas y germánicas nacientes, y también las eslavas. Pero las autorizaciones no llegaban más allá de las predicaciones, de las actividades de misioneros y no abarcaban los misterios litúrgicos. Hasta la llegada de los discípulos de Cirilo y Metodio en Bulgaria después de la muerte de Metodio en 885, o sea durante veinte años de su existencia, la lengua eslava tenía solo los derechos de un dialecto apostólico. Así fue legalizada en el mundo latino-germánico. En Bulgaria, sin embargo, se convirtió en idioma oficial litúrgico y literario. La sustitución del alfabeto, del extraño glagolítico con el cirílico que por sus unciales recordaba el griego, es testimonio de esta reforma linguistica que lo distancia de lo que la Iglesia romana había autorizado. En los centros literarios de Preslav y Ohrida, o sea los centros legislativos del Primer Reino búlgaro, los literatos búlgaros no estaban limitados en el uso de la lengua eslava para los misterios litúrgicos. Ellos debían crear y creaban literatura religiosa y original de alta calidad destinada al pueblo, a la Iglesia, y a la jerarquía estatal. Así se hizo de hecho la legalización de la cuarta lengua sagrada, la lengua eslava. En el siglo IX, con el alfabeto cirílico creado por los discípulos de Cirilo y Metodio en la capital del Primer Reino búlgaro, se ha realizado un importante mensaje de incorporarse a la gran familia de los pueblos cristianos y ocupar su digno lugar entre ellos. Es un hecho que se hizo posible también gracias al conjunto literario creado precisamente en Bulgaria, que ha desempeñado un rol paradigmático no sólo para los demás pueblos eslavos, pero que la igualó también con las adquisiciones espirituales del continente europeo. Por eso no es una casualidad que Bulgaria se haya convertido y se llamara la patria del segundo alfabeto eslavo – el cirílico – y de la escritura eslava. En el siglo IX la divulgación de la escritura eslava marcó las fronteras del mundo eslavo-bizantino, mientras que hoy Bulgaria, al incorporarse a la Unión Europea con su alfabeto cirílico encaja perfectamente en las extensas áreas culturales de Europa – un continente con muchos Estados y con tres alfabetos principales: el latín, el griego y el cirílico búlgaro.
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Y, si a título de conclusión, nos preguntáramos qué es Europa para nosotros, la respuesta sería tal vez ésta: es el Viejo continente, cruzado por muchas fronteras, pero su variedad específica, su imagen atractiva forjada a través de los siglos son la Antigüedad greco-romana, la cultura cristiana y los tres alfabetos – el latíno, el griego y el cirílico –, mediante los cuales esta herencia ha guardado y sigue guardando su memoria.
El mensaje del alfabeto cirílico Prof. Dra. Axinia Dzurova Primera edición Instituto Estatal de Cultura Ministerio de Exteriores De la República de Bulgaria 2008 Todos los derechos reservados Traducción al español: Nina Veleva, Agencia de Traducciones Polyglotos S.r.l. Diseño y maquetación: Kiril Gogov, Ars Millenium MMM Tipo de letra: Viol, creado por Vassil y Olga Yonchev, 1985 Tirada: 500 ejemplares Impreso por Dedrax, Bulgaria ISBN 978-954-91824-6-0
La Dra. A x i n i a D z u r o v a es profesor titular de Arte Medieval de la Universidad San Clemente de Ojrid de Sofia (desde 1984) y Director del Centro de Investigaciones Eslavo-Bizantinas Ivan Duichev, anexo a la Universidad San Clemente de Ojrid. Es Doctor Honoris Causa de la Universidad de Tokio (2006) y Miembro Extranjero de la Academia Serbia de Ciencias y Artes (2006). Además es miembro: – del Comité Ejecutico de la Asociasión Internacional de Cientistas de Arte (AICA), con sede en París (1984–1996); del Comité Ejecutivo del Centro Inter-universitario de Posgrados Universitarios de Dubrovnik (1987–1996); Vicepresidente de la Asociación Internacional de Estudios y Divulgación de las Culturas Eslavas (1986–1996); Secretario General de la Asociación Internacional de Estudios y Divulgación de las Culturas Eslavas, UNESCO (1997–2000); Es miembro de de las Juntas de Directores – de la Sala de Jilendar de la Universidad de Columbus, Ohaio (1998); del Instituto Bibliográfico de Washington (1999); del Centro de Estudios Balcánicos anexo a la Univeridad Ca’ Foscari de Venecia (2005); – del Colegio de Redacción del Instituto Harward de Investigaciones Ucranianas (1989–2007); de los Anexos Arqueográficos (2004); de Scripta. An International Journal of Paleography and Codicology de la Universidad de Bari (2006); de Bizantinoslavica, Praga (2006); – asesor de la Junta de Investigaciones de los Asesores del Instituto Americano de Biografía, Carolina del Norte (2002); Profesor invitado: – en el Vaticano: en la Escuela de Paleografía y de Dimplomacia anexa al Archivo Sercreto del Vaticano, 1979; – en Japón: en la Universidad de Tokio, 1981; – en EE,UU.: en la Universidad de Yale, 1989 ; – en Francia: en el C.N.R.S., la Sorbonne, París, 1992; – en Israel: en la Universidad de Jerusalén, 1992; – en Italia: en la Universidad de Nápoles y Nice, 1993; y en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia (1995, 1997, 2005). Es autora de más de 30 monografías sobre arte medieval y moderno. Il Vangelo Assemani, monumento paleobulgaro glagoliticо del X secolo (studio artistico storico). Introduzione : prof. Ivan Dujčev. I, II, Sofia, 1981 (con V. Ivanova–Mavrodinova). Mil años de manuscritos búlgaros: Ornamentos y Miniaturas; Sofia, Septiembre, 1981; (en búlgaro). El Salmero de Tomic. Edición monográfica bibiófila en dos volúmenes, Monumenta Slavico-Byzantina et Mediaevalia Europaensia, VII, Sofia, 1990. Introduction à la codicologie slave. Le codex byzantin et sa réception chez les Slaves. Sofia, 1997. Studia Slavico-Byzantina et Mediaevalia Europaensia, vol. VII. Sofia, 1997. Byzantinische Miniaturen. Schätze der Buchmalerei vom 4. bis 19. Jahrhundert. Mit einem Vorwortzur deutschen Übersetzung von Peter Schreiner. Schnell + Stiener, Regensburg, 2002. L’Enluminure du palimpseste cyrillique du Vatican Vat. gr. 2502, Sofia 2002. Répertoire des manuscrits grecs enluminés (IXe–Xe siècles). Centre Ivan Dujčev, Université de Sofia «St. Clément d’Ohrid». Vol. I. Sofia, 2006 El mundo de los manuscritos; Sofia; 2007 (en búlgaro) Constantine Manasses, Synopsis Chroniki. Codex Vaticano Slavo 2, 1344–45, Аtenas, 2007 (con Vasia Velinova).