LA FILOSOFIA

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La historia de la Filosofía comienza con el filósofo y matemático griego Tales de Mileto, en el siglo VI a.C. La primera etapa (Filosofía Antigua) abarca desde el siglo VI a.C. hasta la irrupción del cristianismo en el Imperio Romano —la cual, dado que fue gradual y progresiva, no puede ser fechada de modo preciso, pero se ubica entre los siglos II y IV—. Esta etapa se caracterizó por la actitud de asombro de los pensadores ante la Naturaleza. Los antiguos creían que el mundo existía desde siempre y que tanto los dioses (inmortales) como los hombres (mortales) formaban parte de él. Los dos filósofos más destacados de esta época fueron: Platón (427347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.). A ellos deben sumarse los presocráticos (Heráclito, Parménides, Pitágoras, etc.), el propio Sócrates, los sofistas (Protágoras, Gorgias, etc.), los epicúreos y los estoicos, entre otros.

La segunda etapa (Filosofía Medieval) se extiende desde que la cosmovisión cristiana se impone en el ámbito cultural griego y romano hasta la crisis de la humanidad europea en el siglo XVI. Se caracteriza por la fe que, siendo compartida de modo casi unánime, genera una nueva unidad en torno a la temática y a los criterios desde los cuales abordarla. En esta etapa se entiende que el único que existe por derecho propio es Dios y que el mundo y los hombres somos porque Dios nos da el ser. Hace su aparición (en la Filosofía) el concepto de Creación. Los dos filósofos más destacados de este período fueron: Agustín de Hipona (354-430) y Tomás de Aquino (1225-1274). A ellos se suman Boecio, Juan Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury, Buenaventura, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockam. La tercera etapa (Filosofía Moderna) comienza con el intento de superación de la crisis de la cultura europea del siglo XVI, llevada a cabo por Descartes, y culmina

PAG 1 Las antiguas repúblicas soviéticas


La separación de las repúblicas bálticas fue radical, y llevó a su integración en Occidente (OTAN y Unión Europea), mietras que la de las repúblicas del Asia central no lo fue tanto, permaneciendo fuertes vínculos con la reorganizada Federación Rusa. Lo mismo ocurrió en Bielorrusia, donde se estableció un régimen autoritario. Ucrania, sobre todo tras la revolución naranja, se ha mantenido en un difícil equilibrio, no sin conflictos de naturaleza económica, como las denominadas guerras del gas. En la zona del Cáucaso se produjo la independencia de las repúblicas del sur (Georgia, Azerbaiján y Armenia), mientras que el norte permaneció dentro de la Federación Rusa. En ese entorno se han producido los enfrentamientos más violentos, como el de Chechenia, duramente reprimido por los nacionalistas rusos. Ciertos vínculos institucionales entre las antiguas repúblicas soviéticas se han mantenido en una Comunidad de Estados Independientes (CEI), de entidad poco más que simbólica

Guerras yugoslavas[editar]

Artículo principal: Guerras yugoslavas Paradójicamente, fueron los estados menos vinculados a la Unión Soviética los que más violentamente sufrieron la caída del muro. El sistema comunista más aislado del mundo, Albania, se desintegró en medio de la anarquía, mientras que Yugoslavia, ignorando las poco decididas peticiones de mantenimiento de la unidad por parte de la comunidad internacional, se fragmentó en las repúblicas que componían su confederación (el derecho a la secesión estaba reconocido en su constitución). Las más decididamente separatistas fueron Eslovenia y Croacia, católicas y declaradamente pro-occidentales (explícitamente buscando el decisivo apoyo alemán), mientras que Serbia (ortodoxa y pro-rusa) pretendía la continuidad de una República Federal de Yugoslavia (desde 1992) bajo el liderazgo del comunista Milosevich, con una postura cada vez más nacionalista serbia. Los conflictos más graves surgieron en Bosnia-Herzegovina (de composición étnica muy mezclada entre serbio-bosnios, bosnio-croatas y bosnio-musulmanes) y la provincia serbia de Kosovo (mayoritariamente poblada por albaneses). La intervención internacional, liderada por los Estados Unidos, sancionó la derrota serbia en ambos conflictos.

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En 1985 Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, en una renovación generacional de la cúpula dirigente que llevó a la liquidación de la Guerra Fría y a reformas liberalizadoras en el interior del régimen soviético, que recibieron los nombres de perestroika (reestructuración) y glásnost (apertura o transparencia). El tratado de desarme de 1987 significó el final de la carrera armamentista. Entre tanto, aumentaba la agitación interna, desatada tanto por las resistencias de los partidarios del mantenimiento intacto de las prácticas estalinistas (nostálgicos o conservadores) como por la impaciencia de los antiguos disidentes y los oportunistas que vieron llegado el momento de optar por cambios radicales (que para algunos se limitarían al establecimiento de un socialismo democrático y para otros deberían significar la transición a un sistema liberal-capitalista homologable con Occidente). Las tímidas reformas económicas no solucionaron los tradicionales problemas de abastecimiento y aumentaron el descontento de la población, que ya no se ocultaba como en épocas anteriores de mayor penuria. En los países de la órbita comunista, la pérdida de confianza entre los regímenes locales y los nuevos dirigentes soviéticos estimuló los movimientos cada vez más atrevidos de la oposición clandestin

Revolución china

Artículo principal: República de China (1912-1949) La Dinastía Qing fue derrocada en 1911 después de un largo período de guerras civiles que significaron el fin de un Imperio milenario. Sun Yat-Sen emprendió un proceso de modernización occidentalizadora de la República de China, que se vio imposibilitado tanto por la intervención externa (principalmente la japonesa) como por fuertes divisiones internas, con zonas enteras independizadas en la práctica y gobernadas por señores de la guerra locales, y la cada vez mayor presencia comunista entre las masas urbanas y campesinas. La guerra civil china duró de 1927 hasta 1950, incluyendo el periodo de la Segunda Guerra Mundial y la mítica Larga Marcha protagonizada por el líder comunista Mao Tsé Tung, que terminó proclamando la República Popular China en 1949, mientras que el nacionalista Chiang Kai-shek resistía en Taiwan protegido por la flota estadounidense.

El periodo final del Imperio Turco ya estaba gobernado por una élite occidentalizadora (los Jóvenes Turcos). La disolución del imperio se fue diseñando en las conversaciones diplomáticas de la Conferencia de París (1919) que culminaron en el tratado de Sèvres, en medio de un escenario estratégico que amenazaba incluso con hacer inviable la continuidad de ninguna nación turca, o reconocer otros estados que finalmente no se consolidaron (Armenia Wilsoniana, intento de definición de una nación armenia tras los traumáticos hechos que la diezmaron durante la Primera Guerra Mundial, de denominación debatida

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A partir de todo lo anterior, se puede afirmar que el proyecto de aprendizaje de Filosofía Antigua pretende brindar al estudiante los conocimientos primordiales sobre ese pensamiento primigenio, mediante la revisión de los autores más representativos de la época. Por ello a lo largo del curso se analiza el pensamiento de diversos autores clásicos, así como el contexto sociohistórico en que desarrollaron sus ideas, lo que permitirá comprender el inicio formal de la filosofía en occidente.

Competencia Conocer el pensamiento particular de los principales pensadores griegos, considerando las características de cada fase de la filosofía antigua, por medio de un proceso de identificación de los textos claves, lo que le permitirá reflexionar sobre el camino que siguieron para arribar a sus propias ideas, y descubrir el valor del fundamento desde el pensamiento griego. Área de conocimiento: Interpretación y análisis del devenir histórico.

La Filosofía Antigua se origina en el esplendor del mundo grecorromano. Aparece formalmente en la Grecia del siglo VI a.C. y se extiende hasta la decadencia del Imperio Romano en el siglo IV de nuestra era. Es una filosofía que abarca una gran variedad de tesis y argumentaciones, cuyo intento principal fue tratar de encontrar el fundamento último de todas las cosas. A través de un lenguaje crítico y reflexivo los filósofos de este periodo lograron trascender entre las cosmovisiones y mitologías que imperaban en su época.

La reacción nacionalista liderada por Mustafá Kemal (denominado Atatürk o padre de los turcos) expandió militarmente las fronteras del estado residual en que se había convertido la nueva república de Turquía (Guerra de Independencia Turca). El programa occidentalizador que impulsó desde ese momento incluyó la sustitución del alfabeto árabe por el latino y la del traje tradicional por una moda

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Se denomina filosofía el Oriente como

medieval a la filosofia dada en Europaa y Medio durante el período conocido Edad Media, periodo que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V hasta la caída del Imperio romano de oriente1453. La patrística es la fase en la historia

de

la organización y la teología cristiana que abarca desde el fin

del

cristianismo primitivo, con la consolidación del canon neotestamentario,

hasta

alrededor del siglo VIII. Además de la elucidación progresiva del dogma cristiano, la patrística se ocupó sobre todo de la apología o defensa del cristianismo frente a las religiones paganas primero y las sucesivas interpretaciones heterodoxas que darían lugar a las herejías luego.

El cristianismo es difundido masivamente por varios profetas, tomando fuerza entre la población y desplazando a las religiones politeístas. Su nombre deriva de los padres de la Iglesia, los teólogos cuya interpretación dominaría la historia del dogma. La influencia apologética se debió entre otras cosas al ataque hostil, y por penetrar en los datos de la revelación, el de formarse una imagen totalizadora del mundo y de la vida humana a la luz de la fe. El progreso de lo implícito a lo explicito fue un progreso en la ciencia teológica; en el proceso de argumentación y definición se emplearon conceptos y categorías tomados de la filosofía. La filosofía imperante era el platonismo, neoplatonismo (con toque estoico).

La filosofía cristiana será el resultado de un intento de síntesis entre los dos supuestos fundamentales de la tradición filosófica pagana, (la inteligibilidad natural del mundo y la razón como facultad principal del conocimiento), y las verdades reveladas por la nueva religión.

No se debe olvidar que el cristianismo no es una filosofía, porque los conocimientos que aportan provienen de una autoridad fuera de la razón humana.


Además según avanza el Imperio Romano el saber filosófico tradicional se teñía de aptitudes y conceptos religiosos.

PAG.5 Esos primeros cristianos son los llamados Padres de la Iglesia, y así primera filosofía cristiana se llama patrística.

la

La revelación cristiana es la culminación natural del saber filosófico. principio provocará que los filósofos descubran un nuevo campo de reflexión, nuevos temas, por ejemplo la creación, la contingencia del mundo, la espiritualidad del hombre humano.

Este

1- El neoplatonismo, en principio el más atractivo para el cristianismo, por la distinción entre el mundo de las ideas y el mundo sensible, queriéndose identificar lo sobrenatural, lo divino, la salvación eterna con el mundo de las filosofia medieval desperto en muchos filosofos la existencia de algo mas espiritual dando a conocer muchos pensamientos sobre la razon y la fe. El cristianismo ocupo una gran parte de este pensamiento ideologico ya que la iglesia se involucro en todo este tema termiando como la lider de la filosofia mediea Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América,1 o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la singularidad de coincidir con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años. Actualmente los historiadores del periodo prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad Media de manera que entre los siglos III y VIII se suele hablar de Antigüedad Tardía, que habría sido una gran etapa de transición en todos los ámbitos: en lo económico, para la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una dispersión del poder; y en lo


ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica (cada una en su espacio).2

PAG.6 Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o Alta Edad Media (siglo V a siglo X, sin una clara diferenciación con la Antigüedad Tardía); y Baja Edad Media (siglo XI a siglo XV), que a su vez puede dividirse en un periodo de plenitud, la Plena Edad Media (siglo XI al siglo XIII), y los dos últimos siglos que presenciaron la Crisis de la Edad Media o del siglo XIV. , 1688),3 quien la consideraba un tiempo intermedio, sin apenas valor por sí mismo, entre la Edad Antigua identificada con el arte y la cultura de la civilización grecorromana de la Antigüedad clásica y la renovación cultural de la Edad Moderna -en la que él se sitúa- que comienza con el Renacimiento y El. Humanismo. La popularización de este esquema ha perpetuado un preconcepto erróneo: el de considerar a la Edad Media como una época oscura, sumida en el retroceso intelectual y cultural, y un aletargamiento social y económico secular (que a su vez se asocia con el feudalismo en sus rasgos más oscurantistas, tal como se definió por los revolucionarios que combatieron el Antiguo Régimen). Sería un periodo dominado por el aislamiento, la ignorancia, la teocracia, la superstición y el miedo milenarista alimentado por la inseguridad endémica, la violencia y la brutalidad de guerras e invasiones constantes y epidemias apocalípticas.Nota 2 Sin embargo, en este largo período de mil años hubo todo tipo de hechos y procesos muy diferentes entre sí, diferenciados temporal y geográficamente, respondiendo tanto a influencias mutuas con otras civilizaciones y espacios como a dinámicas internas. Muchos de ellos tuvieron una gran proyección hacia el futuro, entre otros los que sentaron las bases del desarrollo de la posterior expansión europea, y el desarrollo de los agentes sociales que desarrollaron una sociedad estamental de base predominantemente rural pero que presenció el nacimiento de una incipiente vida urbana y una burguesía que con el tiempo desarrollarán el capitalismo.4 Lejos de ser una época inmovilista, la Edad Media, que había comenzado con migraciones de pueblos enteros, y continuado con grandes procesos repobladores (Repoblación en la Península Ibérica, Ostsiedlung en Europa Oriental) vio cómo en sus últimos siglos los antiguos caminos (muchos de ellos vías romanas decaídas) se reparaban y modernizaban con airosos puentes, y se llenaban de toda clase de viajeros (guerreros, peregrinos, mercaderes, estudiantes,) encarnando la metáfora espiritual de la vida como un viaje ( También surgieron en la Edad Media formas políticas nuevas, que van desde el califato islámico a los poderes universales de la cristiandad latina (Pontificado e Imperio) o el Imperio bizantino y los reinos eslavos integrados en la cristiandad oriental (aculturación y evangelización de Cirilo y Metodio); y en menor escala, todo tipo de ciudades estado, desde


las pequeñas ciudades episcopales alemanas hasta repúblicas que mantuvieron imperios marítimos como Venecia; dejando en la mitad de la escala a la que tuvo mayor proyección futura: las monarquías feudales, que transformadas en monarquías autoritarias prefiguran el estado moderno

PAG 7. De hecho, todos los conceptos asociados a lo que se ha venido en llamar modernidad aparecen en la Edad Media, en sus aspectos intelectuales con la misma crisis de la escolástica.6 Ninguno de ellos sería entendible sin el propio feudalismo, se entienda éste como modo de producción (basado en las relaciones sociales de producción en torno a la tierra del feudo) o como sistema político (basado en las relaciones personales de poder en torno a la institución del vasallaje), según las distintas interpretaciones historiográficas.Nota 3 El choque de civilizaciones entre cristianismo e islamismo, manifestado en la ruptura de la unidad del Mediterráneo (hito fundamental de la época, según Henri Pirenne, en su clásico Mahoma y Carlomagno7 ), la Reconquista española y las Cruzadas; tuvo también su parte de fértil intercambio cultural (escuela de Traductores de Toledo, Escuela Médica Salernitana) que amplió los horizontes intelectuales de Europa, hasta entonces limitada a los restos de la cultura clásica salvados por el monacato altomedieval y adaptados al cristianismo.

La Edad Media realizó una curiosa combinación entre la diversidad y la unidad. La diversidad fue el nacimiento de las incipientes naciones... La unidad, o una determinada unidad, procedía de la religión cristiana, que se impuso en todas partes... esta religión reconocía la distinción entre clérigos y laicos, de manera que se puede decir que... señaló el nacimiento de una sociedad laica. ... Todo esto significa que la Edad Media fue el período en que apareció y se construyó Europa.8

Esa misma Europa Occidental produjo una impresionante sucesión de estilos artísticos (prerrománico, románico y gótico), que en las zonas fronterizas se mestizaron


también con el arte islámico (mudéjar, arte andalusí, arte árabe-normando) o con el arte bizantino

PAG.8 La ciencia medieval no respondía a una metodología moderna, pero tampoco lo había hecho la de los autores clásicos, que se ocuparon de la naturaleza desde su propia perspectiva; y en ambas edades sin conexión con el mundo de las técnicas, que estaba relegado al trabajo manual de artesanos y campesinos, responsables de un lento pero constante pro greso en las herramientas y procesos productivos. La diferenciación entre oficios viles y mecánicos y profesiones liberales vinculadas al estudio intelectual convivió con una teórica puesta en valor espiritual del trabajo en el entorno de los monasterios benedictinos, cuestión que no pasó de ser un ejercicio piadoso, sobrepasado por la mucho más trascendente valoración de la pobreza, determinada por la estructura económica y social y que se expresó en el pensamiento económico medieval. Medievalismo es tanto la cualidad o carácter de medieval,9 como el interés por la época y los temas medievales y su estudio; y medievalista el especialista en estas materias.Nota 4 El descrédito de la Edad Media fue una constante durante la Edad Moderna, en la que Humanismo, Renacimiento, Racionalismo, Clasicismo e Ilustración se afirman como reacciones contra ella, o más bien contra lo que entienden que significaba, o contra los rasgos de su propio presente que intentan descalificar como pervivencias medievales. No obstante desde fines del siglo XVI se producen interesantes recopilaciones de fuentes documentales medievales que buscan un método crítico para la ciencia histórica. El Romanticismo y el Nacionalismo del siglo XIX revalorizaron la Edad Media como parte de su programa estético y como reacción anti-académica (poesía y drama románticos, novela histórica, nacionalismo musical, ópera), además de como única posibilidad de encontrar base histórica a las emergentes naciones (pintura de historia, arquitectura historicista, sobre todo el neogótico –labor restauradora y recreadora de Eugène Viollet-le-Duc- y el neomudéjar). Los abusos románticos de la ambientación medieval (exotismo), produjeron ya a mediados del siglo XIX la reacción del realismo.11 Otro tipo de abusos son los que dan lugar a una abundante literatura pseudohistórica que llega hasta el presente, y que ha encontrado la fórmula del éxito mediático entremezclando temas esotéricos sacados de partes más o menos oscuras de la Edad Media (Archivo Secreto Vaticano, templarios, rosacruces, masones y el mismísimo Santo Grial).Nota 5 Algunos de ellos se vincularon al nazismo, como el alemán Otto Rahn. Por otro lado, hay abundancia de otros tipos de producciones artísticas de ficción de diversa calidad y orientación inspiradas en la Edad Media (literatura, cine, cómic). También se han desarrollado en el siglo XX otros movimientos medievalistas: un medievalismo historiográfico serio, centrado en la renovación metodológica (fundamentalmente por la incorporación de la


perspectiva económica y social aportada por el materialismo histórico y la Escuela de los Annales) y un medievalismo popular (espectáculos medievales, más o menos genuinos, como actualización del pasado en el que la comunidad se identifica, lo que se ha venido en llamar memoria histórica)

PAG 9 Las grandes migraciones de la época de las invasiones significaron paradójicamente un cierre al contacto de Occidente con el resto del mundo. Muy pocas noticias tenían los europeos del milenio medieval (tanto los de la cristiandad latina como los de la cristiandad oriental) de que, aparte de la civilización islámica, que ejerció de puente pero también de obstáculo entre Europa y el resto del Viejo Mundo,7 se desarrollaban otras civilizaciones. Incluso un vasto reino cristiano como el de Etiopía, al quedar aislado, se convirtió en el imaginario cultural en el mítico reino del Preste Juan, apenas distinguible de las islas atlánticas de San Borondón y del resto de las maravillas dibujadas en los bestiarios y los escasos, rudimentarios e imaginativos mapas. El desarrollo marcadamente autónomo de China, la más desarrollada civilización de la época (aunque volcada hacia su propio interior y ensimismada en sus ciclos dinásticos: Sui, Tang, Song, Yuan y Ming), y la escasez de contactos con ella (el viaje de Marco Polo, o la mucho más importante expedición de Zheng He), que destacan justamente por lo inusuales y por su ausencia de continuidad, no permiten denominar a los siglos V al XV de su historia como historia medieval, aunque a veces se haga, incluso en publicaciones especializadas, más o menos impropiamente.12 La Historia de la India o la del África negra a partir del siglo VII contaron con una mayor o menor influencia musulmana, pero se atuvieron a dinámicas propias bien diferentes (Sultanato de Delhi, Sultanato de Bahmani, Imperio Vijayanagara –en la India– Imperio de Malí, Imperio Songhay –en África negra–). Incluso llegó a producirse una destacada intervención sahariana en el mundo mediterráneo occidental: el Imperio Almorávide. De un modo todavía más claro, la Historia de América (que atravesaba sus periodos clásico y postclásico) no tuvo ningún tipo de contacto con el Viejo Mundo, más allá de la llegada de la denominada Colonización vikinga en América que se limitó a una reducida y efímera presencia en Groenlandia y la enigmática Vinland, o la posibles posteriores expediciones de balleneros vascos en parecidas zonas del Atlántico Norte, aunque este hecho ha de entenderse en el contexto del gran desarrollo de la navegación de los últimos siglos de la Baja Edad media, ya encaminada a la Era de los Descubrimientos. Lo que sí ocurrió, y puede considerarse como una constante del periodo medieval, fue la periódica repetición de puntuales interferencias centroasiáticas en Europa y el Próximo Oriente en forma de invasiones de pueblos del Asia Central, destacadamente los turcos (köktürks, jázaros, otomanos) y los mongoles (unificados por Gengis Kan) y cuya Horda de Oro estuvo presente en Europa Oriental y conformó la personalidad de los estados cristianos que se crearon, a veces vasallos y a veces resistentes, en las estepas rusas y ucranianas. Incluso en una rara ocasión, la primitiva diplomacia de los reinos europeos


bajomedievales vio la posibilidad de utilizar a los segundos como contrapeso a los primeros: la frustrada embajada de Ruy González de Clavijo a la corte de Tamerlán

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Edad Contemporánea es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 225 años, entre 1789 y el presente. La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteadas para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales.1 Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de Revolución industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de clases presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas tradicionales (los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo. Más espectaculares fueron incluso las transformaciones políticas e ideológicas (Revolución liberal, nacionalismo, totalitarismos); así como las mutaciones del mapa político mundial y las mayores guerras conocidas por la humanidad. La ciencia y la cultura entran en un periodo de extraordinario desarrollo y fecundidad; mientras que el arte contemporáneo y la literatura contemporánea (liberados por el romanticismo de las sujeciones académicas y abiertos a un público y un mercado cada vez más amplios) se han visto sometidos al impacto de los nuevos medios de comunicación de masas (tanto los escritos como los audiovisuales), lo que les provocó una verdadera crisis


de identidad que comenzó con el impresionismo y las vanguardias y aún no se ha superado.2

PAG .11 En cada uno de los planos principales del devenir histórico (económico, social y político),3 puede cuestionarse si la Edad Contemporánea es una superación de las fuerzas rectoras de la modernidad o más bien significa el periodo en que triunfan y alcanzan todo su potencial de desarrollo las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacían de forma paralela: la nación y el Estado.En el siglo XIX, estos elementos confluyeron para conformar la formación social histórica del estado liberal europeo clásico, surgido tras la crisis del Antiguo Régimen. El Antiguo Régimen había sido socavado ideológicamente por el ataque intelectual de la Ilustración (L'Encyclopédie, 1751) a todo lo que no se justifique a las luces de la razón por mucho que se sustente en la tradición, como los privilegios contrarios a la igualdad (la de condiciones jurídicas, no la económico-social) o la economía moral4 contraria a la libertad (la de mercado, la propugnada por Adam Smith -La riqueza de las naciones, 1776). Pero, a pesar de lo espectacular de las revoluciones y de lo inspirador de sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad (con la muy significativa adición del término propiedad), un observador perspicaz como Lampedusa pudo entenderlas como la necesidad de que algo cambie para que todo siga igual: el Nuevo Régimen fue regido por una clase dirigente (no homogénea, sino de composición muy variada) que, junto con la vieja aristocracia incluyó por primera vez a la pujante burguesía responsable de la acumulación de capital. Esta, tras su acceso al poder, pasó de revolucionaria a conservadora,5 consciente de la precariedad de su situación en la cúspide de una pirámide cuya base era la gran masa de proletarios, compartimentada por las fronteras de unos estados nacionales de dimensiones compatibles con mercados nacionales que a su vez controlaban un espacio exterior disponible para su expansión colonial. En el siglo XX este equilibrio inestable se fue descomponiendo, en ocasiones mediante violentos cataclismos (comenzando por los terribles años de la Primera Guerra Mundial, 1914-1918), y en otros planos mediante cambios paulatinos (por ejemplo, la promoción económica, social y política de la mujer). Por una parte, en los países más desarrollados, el surgimiento de una poderosa clase media, en buena parte gracias al desarrollo del estado del bienestar o estado social (se entienda este como concesión pactista al desafío de las expresiones más radicales del movimiento obrero, o como convicción propia del reformismo social) tendió a llenar el abismo predicho por Marx y que debería llevar al inevitable enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado. Por la otra,


el capitalismo fue duramente combatido, aunque con éxito bastante limitado, por sus enemigos de clase, enfrentados entre sí: el anarquismo y el marxismo (dividido a su vez entre el comunismo y la socialdemocracia).

PAG.12 En el campo de la ciencia económica, los presupuestos del liberalismo clásico fueron superados (economía neoclásica, keynesianismo -incentivos al consumo e inversiones públicas para frente a la incapacidad del mercado libre para responder a la crisis de 1929- o teoría de juegos -estrategias de cooperación frente al individualismo de la mano invisible-). La democracia liberal fue sometida durante el período de entreguerras al doble desafío de los totalitarismos estalinista y fascista (sobre todo por el expansionismo de la Alemania nazi, que llevó a la Segunda Guerra Mundial).6 En cuanto a los estados nacionales, tras la primavera de los pueblos (denominación que se dio a la revolución de 1848) y el periodo presidido por la unificación alemana e italiana (1848-1871), pasaron a ser el actor predominante en las relaciones internacionales, en un proceso que se generalizó con la caída de los grandes imperios multinacionales (español desde 1808 hasta 1898; ruso, austrohúngaro y turco en 1918, tras su hundimiento en la Primera Guerra Mundial) y la de los imperios coloniales (británico, francés, holandés, belga tras la Segunda). Si bien numerosas naciones accedieron a la independencia durante los siglos XIX y XX, no siempre resultaron viables, y muchos se sumieron en terribles conflictos civiles, religiosos o tribales, a veces provocados por la arbitraria fijación de las fronteras, que reprodujeron las de los anteriores imperios coloniales. En cualquier caso, los estados nacionales, después de la Segunda Guerra Mundial, devinieron en actores cada vez menos relevantes en el mapa político, sustituidos por la política de bloques encabezados por los Estados Unidos y la Unión Soviética. La integración supranacional de Europa (Unión Europea) no se ha reproducido con éxito en otras zonas del mundo, mientras que las organizaciones internacionales, especialmente la ONU, dependen para su funcionamiento de la poco constante voluntad de sus componentes. La desaparición del bloque comunista ha dado paso al mundo actual del siglo XXI, en que las fuerzas rectoras tradicionales presencian el doble desafío que suponen tanto la tendencia a la globalización como el surgimiento o resurgimiento de todo tipo de identidades,7 personales o individuales,8 colectivas o grupales,9 muchas veces competitivas entre sí (religiosas, sexuales, de edad, nacionales, estéticas,10 culturales, deportivas, o generadas por una actitud -pacifismo, ecologismo, altermundialismo- o por cualquier tipo de condición, incluso las problemáticas -minusvalías, En 1989, la acumulación de energías llegó al punto necesario para el estallido revolucionario (la revolución de 1989). En Alemania Oriental, la evidente pérdida de apoyo


soviético a los dirigentes comunistas locales, les enfrentó a una movilización popular que, a diferencia de ocasiones anteriores, no fue reprimida, y cuya fuerza mediática, simbolizada en los martillazos de la multitud festiva derribando el Muro de Berlín llegó a los receptores de televisión de todo el mundo.

PAG.13 Los hechos más violentes tuvieron lugar en Rumania, donde la represión fue más dura por la resistencia a abandonar el poder por parte de Nicolae Ceausescu (el dirigente más autónomo del bloque del este, que hasta entonces gozaba de una especial consideración de mediador ante los occidentales) que fue fusilado sumariamente en lo que igualmente fueron otras imágenes mundialmente difundidas. Las relaciones entre los dos bloques evidenciaron el final de la Guerra fría por la victoria del occidental, con hitos como la Cumbre de Malta (2 y 3 de diciembre de 1989) y la Carta de París (19-21 de noviembre de 1990).88 Disolución de la Unión Soviética[editar]

La propia Unión Soviética se encaminaba hacia su disolución, quedando cada vez más claro que los nuevos espacios de visualización de la disidencia soviética (simbolizada en Andréi Sájarov) no funcionaban como un apoyo de la reforma del sistema, sino como una fuerza disolvente, sobre todo los de las repúblicas soviéticas no rusas; mientras que los partidarios de una vuelta a las prácticas estalinistas. En agosto de 1991, durante un golpe de estado promovido contra Gorbachov, un reformista radical, Borís Yeltsin, consiguió hacerse con el poder y promovió un hondo proceso de reformas liberales, incluyendo la disolución del Partido Comunista de la Unión Soviética. Las repúblicas bálticas ya habían conseguido la independencia de hecho; las demás se apresuraron a declararse independientes, pasando varias de ellas a constituirse en precarias superpotencias nucleares. El régimen comunista terminó así de desplomarse en medio de un caos económico en que la gran mayoría de la población caía en la pobreza y las propiedades y empresas socializadas o construidas desde la Revolución se privatizaban (cada ciudadano recibió una especie de bono que podía vender en el mercado libre), mientras los antiguos dirigentes de la nomenklatura y el KGB formaban grupos económicos formales o informales (algunos incluso delictivos, la denominada mafia rusa) que se


afianzaron con el control económico y político de la nueva Rusia, cuyo nombre institucional pasó a ser Federación de Rusia. Muchos otros rasgos del pasado zarista que el comunismo se había jactado de eliminar, como el nacionalismo y la religión ortodoxa, volvieron a desarrollarse.

PAG 14 Guerras yugoslavas[

Paradójicamente, fueron los estados menos vinculados a la Unión Soviética los que más violentamente sufrieron la caída del muro. El sistema comunista más aislado del mundo, Albania, se desintegró en medio de la anarquía, mientras que Yugoslavia, ignorando las poco decididas peticiones de mantenimiento de la unidad por parte de la comunidad internacional, se fragmentó en las repúblicas que componían su confederación (el derecho a la secesión estaba reconocido en su constitución). Las más decididamente separatistas fueron Eslovenia y Croacia, católicas y declaradamente pro-occidentales (explícitamente buscando el decisivo apoyo alemán), mientras que Serbia (ortodoxa y pro-rusa) pretendía la continuidad de una República Federal de Yugoslavia (desde 1992) bajo el liderazgo del comunista Milosevich, con una postura cada vez más nacionalista serbia. Los conflictos más graves surgieron en BosniaHerzegovina (de composición étnica muy mezclada entre serbio-bosnios, bosnio-croatas y bosnio-musulmanes) y la provincia serbia de Kosovo (mayoritariamente poblada por albaneses). La intervención internacional, liderada por los Estados Unidos, sancionó la derrota serbia en ambos conflictos. Las antiguas repúblicas soviéticas[

La separación de las repúblicas bálticas fue radical, y llevó a su integración en Occidente (OTAN y Unión Europea), mietras que la de las repúblicas del Asia central no lo fue tanto, permaneciendo fuertes vínculos con la reorganizada Federación Rusa. Lo mismo ocurrió en Bielorrusia, donde se estableció un régimen autoritario. Ucrania, sobre todo tras la revolución naranja, se ha mantenido en un difícil equilibrio, no sin conflictos de naturaleza económica, como las denominadas guerras del gas. En la zona del Cáucaso se


produjo la independencia de las repúblicas del sur (Georgia, Azerbaiján y Armenia), mientras que el norte permaneció dentro de la Federación Rusa. En ese entorno se han producido los enfrentamientos más violentos, como el de Chechenia, duramente reprimido por los nacionalistas rusos. Ciertos vínculos institucionales entre las antiguas repúblicas soviéticas se han mantenido en una Comunidad de Estados Independientes (CEI), de entidad poco más que simbólica.

PAG.15 La Edad Moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide tradicionalmente en Occidente la Historia Universal, desde Cristóbal Celarius. En esa perspectiva, la Edad Moderna sería el periodo en que triunfan los valores de la modernidad (el progreso, la comunicación, la razón) frente al periodo anterior, la Edad Media, que el tópico identifica con una Edad Oscura o paréntesis de atraso, aislamiento y oscuraa Edad Moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide tradicionalmente en Occidente la Historia Universal, desde Cristóbal Celarius. En esa perspectiva, la Edad Moderna sería el periodo en que triunfan los valores de la modernidad (el progreso, la comunicación, la razón) frente al periodo anterior, la ntismo. El espíritu de la Edad Moderna buscaría su referente en un pasado anterior, la Edad Antigua identificada como Época Clásica. Al paso del tiempo se ha ido alejando de tal modo esta época de la presente que suele añadirse una cuarta edad, la Edad Contemporánea, que aunque no sólo no se aparta, sino que intensifica extraordinariamente la tendencia a la modernización, lo hace con características sensiblemente diferentes, fundamentalmente porque significa el momento de triunfo y desarrollo espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacen de forma paralela: la nación y el Estado. En la Edad Moderna se integraron los dos mundos humanos que habían permanecido aislados desde la Prehistoria: el


Nuevo Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África). Cuando se descubra el continente australiano se hablará de Novísimo Mundo. La disciplina historiográfica que la estudia se denomina Historia Moderna, y sus historiadores, "modernistas" (aunque no deben confundirse con los seguidores del modernismo, estilo artístico y literario, y movimiento religioso (Modernismo teológico), de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX).

PAG.16 Localización en el espacio En su tiempo se consideró que la Edad Moderna era una división del tiempo histórico de alcance mundial, pero hoy en día suele acusarse a esa perspectiva de eurocéntrica (ver Historia e Historiografía), con lo que su alcance se restringiría a la historia de la Civilización Occidental, o incluso únicamente de Europa. No obstante, hay que tener en cuenta que coincide con la Era de los Descubrimientos y el surgimiento de la primera economía-mundo.1 Desde un punto de vista aún más restrictivo, únicamente en algunas monarquías de Europa Occidental se identificaría con el periodo y la formación social histórica que se denomina Antiguo Régimen.

Localización en el tiempo La fecha de inicio más aceptada es la toma de Constantinopla y caída definitiva de todo vestigio de la antigüedad, cuya ciudad fue destruida y tomada por turcos en el año 1453 -coincidente en el tiempo con la invención de la imprenta y el desarrollo del Humanismo y el Renacimiento, procesos a los que contribuyó por la llegada a Italia de exiliados bizantinos y textos clásicos griegos-. Tradicionalmente también se usa el Descubrimiento de América (1492) porqué está considerado como uno de lo

l carácter más trascendental que trae la Edad Moderna es, sin duda, lo que Ruggiero Romano y Alberto Tenenti denominan «la primera unidad del mundo»: En 1531, al abrirse la nueva Bolsa de Amberes, una inscripción advertía que era in usum negotiatorum cuiuscumque nationis ac linguae: para uso de los hombres de negocios de cualquier nación y lengua. Es en un hecho como éste y en muchos otros de naturaleza semejante, más aún que en los aspectos externos del gigantismo político o económico, donde nos parece que debe buscarse el sentido profundo del período... Ahora se crea una primera unidad del mundo: las técnicas circulan velozmente; los productos y los tipos de alimentación se difunden; la cocina española,


el trigo, el carnero, los bovinos se introducen en América; a más o menos largo plazo, el maíz, la patata, el chocolate, los pavos llegan a Europa. En los Balcanes, las pesadas confituras turcas van penetrando lentamente; las bebidas turcas -o la manera turca de prepararlas- se consolidan. Por todas partes, los paisajes cambian: los templos de las religiones de la América precolombina son sustituidos por iglesias católicas, y en las encrucijadas de los caminos de América se levantan ahora cruces; en los Balcanes, los alminares se alzan al lado de las iglesias ortodoxas.

PAG 17 Intercambios de técnicas, de culturas, de civilizaciones, de formas artísticas: la rueda -desconocida en América- se introduce en el nuevo mundo; los pintores italianos llegan a las cortes de los sultanes (así, Gentile Bellini termina, en 1480, el finísimo retrato de Mohamed el Conquistador)Una vasta economía mundial extiende sus hilos alrededor del globo: el camino de las monedas del Imperio español, los famosos «reales de a ocho», acuñadas en las casas de moneda americanas, se hace cada vez más largo y, tras el viaje tras atlántico, llegan en pequeñas o grandes etapas hasta el Extremo Oriente, para ser cambiadas por especias, sedas, porcelanas, perlas ... El trigo del Báltico llega hasta la región atlántica de la Península Ibérica, y hacia 1590 entrará masivamente hasta el Mediterráneo; el azúcar, de las islas atlánticas o del Brasil, empieza a llegar en grandes cantidades a los mercados europeos; se democratizan algunos productos -como la pimienta- considerados hasta entonces de lujo o, por lo menos, privilegiados. La modernidad de esta época, en torno a la cual generaciones enteras de historiadores han discutido para captar su presencia en mil aspectos, en mil ideas, se afirma, precisamente, en esta primera unidad del mundo. Pero ésta es aún demasiado frágil: si las líneas de navegación enlazan ya con gran regularidad los distintos continentes, la piratería o las dificultades técnicas de la navegación rompen aquella regularidad; si los sueños imperiales -y unificadores- de un Carlos V parecen, por momentos, hacerse realidad a la luz de las victorias, se desvanecen muy fácilmente en la tristeza de las derrotas… y en las grandes escisiones internas que aparecen en Europa en el plano religioso, o en los gérmenes de …la conciencia nacional que ahora empieza a desarrollarse.11 El papel de la burguesía

Los burgueses, nombre que se dio en la edad media europea a los habitantes de los burgos (los barrios nuevos de las ciudades en expansión), tienen una posición ambigua en la Edad Moderna. Una visión lineal, que tome como punto de llegada la Revolución Burguesa, les buscará emplazándose a sí mismos fuera del sistema feudal, como hombres libres que, en Europa, se hicieron poderosos


gracias a la creación de redes comerciales que la abarcaban de norte a sur. Ciudades que habían conseguido una existencia libre entre el imperio y el papado, como Venecia y Génova, crearon verdaderos imperios comerciales. Por su parte, la Hansa dominó la vida económica del Mar Báltico hasta el siglo XVIII.

PAG 18 Las ciudades eran islas en el océano feudal, pero el que la burguesía fuera realmente un disolvente del feudalismo, o más bien un testimonio de su dinamismo, al crecer con el excedente que los señores extraen en sus feudos, es un tema que ha discutido extensamente la historiografía.14 El mismo papel de la ciudad europea durante la Edad Moderna puede considerarse un proceso de larga duración dentro del milenario proceso de urbanización: la creación de una red urbana, preparación necesaria para el cumplimiento de las funciones sociales del mundo industrial moderno. A la línea de meta llegaron con ventaja metrópolis como Londres y París en el siglo XVIII; por el camino quedaron rezagadas, sin capacidad de articular una economía nacional de dimensiones suficientes para el despegue industrial, ciudades relegadas a la condición de semiperiféricas: Lisboa, Sevilla, Madrid, Nápoles, Roma o Viena; o, con otras características funcionales, independientemente de su tamaño, las de la periferia euro-mediterránea: Moscú o San Petersburgo, Estambul, Alejandría o El Cairo; y las de la arena exterior, tanto en espacios ajenos a la colonización europea (Pekín) como las ciudades coloniales.15 El poder de los reyes[editar]

En Europa Occidental, desde finales de la Edad Media algunas monarquías tienden a la formación de lo que a finales de la Edad Moderna podrá identificarse como estados nacionales, en espacios geográficamente definidos y con mercados unificados de una dimensión adecuada para la modernización económica. Sin llegar a los extremos del nacionalismo del siglo XIX y XX, la identificación de algunas monarquías con un carácter nacional se hace evidente, y se buscan y exageran esos rasgos, que pueden ser las leyes y costumbres tradicionales, la religión o la lengua. En ese sentido van la reivindicación de la lengua vernácula para la corte de Inglaterra (que durante toda la Edad Media hablaba el francés) o la argumentación de Nebrija a los Reyes Católicos en su Gramática Castellana de que, deben imitar a Roma y al latín porque la lengua va con el imperio (originándose una serie de orgullosas defensas del español en actos diplomáticos).19El Rey ha muerto, ¡viva el Rey!]Esta fórmula, que garantizaba la continuidad de la monarquía hereditaria, es también un reflejo de los límites del Estado que se pretende construir por una monarquía


con aspiraciones absolutistas.20 En todas las civilizaciones, el momento de la muerte de los reyes (o su agonía, o su falta de sucesión) ha dado históricamente origen a problemas sucesorios, e incluso guerras.Revolución militar.

PAG. 19 También el arte militar experimentó profundos cambios, que fueron correlativos a los cambios políticos que se vivían en ese tiempo. La introducción de las armas de fuego marcó el final de la época de los caballeros feudales, y el inicio del predominio de la infantería. Aunque los primeros usos de la pólvora fueron en China, su empleo militar fue fundamentalmente europeo durante la Edad Moderna. El código del honor del caballero medieval veía las armas de fuego como un insulto a la valentía, que permitía abatir al mejor caballero por el más ruin villano mercenario, pero su aceptación, desarrollo y sofisticación en Europa es una de las claves de su expansión durante la Edad Moderna. Los cambios sociales que produjo en su interior terminaron, paradójicamente, incluyendo su uso en los duelos por honor.La religión[editar] Como probaban las herejías urbanas medievales reprimidas por la Inquisición y la Orden Dominicana, la Iglesia Católica se encuentra en conflicto con la nueva vida urbana, y había mirado sus transformaciones con reticencia, aunque también demostró una gran capacidad de asimilación de los elementos disolventes (Orden Franciscana y devotio moderna de Tomás de Kempis). En el Siglo XIV había vivido la Cautividad de Aviñón y el Cisma de Occidente, y en el XV vivió un proceso de acrecentamiento del poder temporal. Ejemplos de Papas mundanos fueron, por ejemplo, Alejandro VI y Julio II, este último apodado, y no sin razón, el «Papa guerrero». Para financiarse, recurrió de manera cada vez más escandalosa a la venta de indulgencias, lo que excitó las protestas de John Wycliff, Jan Hus y Martín Lutero. Este último, cuando la Iglesia lo llamó a someterse, se rehusó, señalando que la única fuente de autoridad eran las Sagradas Escrituras. Era esta una nueva visión de la relación entre el hombre y Dios, personalista e intimista, más acorde con los valores de la modernidad y muy diferente a la idea social y comunitaria de la religión que tenía el Catolicismo medieval. Entre los numerosos seguidores de Lutero no fue posible la uniformidad (la interpretación libre de la Biblia y la negación de autoridad intermedia entre Dios y el hombre lo hacían imposible), y así Ulrico Zwinglio, Juan Calvino o John Knox, fundaron iglesias reformadas que se expandieron geográficamente convirtiendo a Europa en un mosaico de creencias rivales. Se ha propuesto24 que el calvinismo y la doctrina de la predestinación son posiblemente una contribución esencial a la conformación del espíritu burgués capitalista, al exaltar el trabajo y el triunfo personal. No obstante, no es imposible encontrar una versión católica del mismo espíritu, como fue el jansenismo; lo que abundaría en


la tesis materialista de que más que una determinación ideológica fueron las diferentes condiciones de la estructura económica del norte y el sur de Europa las que influyeron en su divergente historia a lo largo de la Edad Moderna.

PAG 20 La intención de esta revista es para que hoy en día no se pierda nuestras creencias nuestras raíces de nuestro México. Y con esto se den cuenta y sepan que fue de esta filosofía

Espero y allá sido de su agrado,

esta pequeña revista.

Ya que fue elaborado

Por Elizabeth Godínez Trejo

El día 25 de noviembre.


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