Pampedia No. 3, Julio 2006-Junio 2007
Segunda Parte: Artículos
Educación, interdisciplinariedad y pedagogía Jorge Chacón Reyes Introducción En este trabajo se plantea el problema de la educación como objeto de estudio interdisciplinario, partiendo de la tesis de que la educación es una realidad compleja sobredeterminada por diversos factores de distinta naturaleza, lo cual impide que su estudio se limite a una sola disciplina que pueda explicar lo educativo desde su complejidad factual. Paralelamente, se plantea la necesidad de abordar la educación desde un enfoque interdisciplinario, así como la potencialidad que éste nos ofrece. De ahí, se discute el lugar que ocupa la pedagogía en el conjunto de las otras ciencias que estudian también lo educativo. Para ello, tomo como punto de partida y de discusión la siguientes interrogantes: ¿En qué consiste la interdisciplinariedad? ¿Por qué es importante abordar el estudio de la educación desde un enfoque interdisciplinario y qué posibilita? ¿El carácter interdisciplinario resta cientificidad al estudio de la educación?, y ¿qué lugar ocupa la pedagogía en el conjunto de disciplinas que estudian lo educativo? Por último, presento algunas conclusiones y la bibliografía consultada. 1. Educación e interdisciplinariedad A lo largo de la historia del pensamiento filosófico occidental, la educación ha sido objeto de reflexión y de preocupación social, pero también de interés público y político por parte de las naciones. Ha pasado a ser una parte medular en la estructura de las sociedades modernas, ya que a través de ella se transmite la herencia cultural y se inculca un sistema de valores, ideas y sentimientos que regula las pautas de comportamiento y de pensar de los individuos en sociedad. La mayor sofisticación que ha alcanzado la educación se expresa en la invención de la escuela, en tanto aparato institucional creado para hacer más eficaz el logro de determinados fines y valores que convienen a una sociedad en particular. Ya Althusser (1974) sostuvo que el aparato ideológico más poderoso del Estado lo constituye, sin duda, la escuela. Se puede decir incluso que la educación no es sólo un producto de la sociedad, sino que la sociedad misma, lo que la sociedad es, es producto de su educación. Al respecto, Hegel decía que el hombre no es otra cosa más que lo que la educación haga de él.
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Pero referirnos a la educación como realidad social es referirnos a una realidad compleja que está constituida por una serie de prácticas, procesos, contextos, instituciones, contenidos culturales, sujetos o agentes, intencionalidades, fundamentos, ámbitos, fines, etcétera, que en conjunto hacen posible y dan forma a eso que llamamos educación como concreción sobredeterminada históricamente por factores políticos, sociales, culturales, ideológicos, geográficos y demográficos. Esto evidencia el carácter multidimensional y multirreferencial de la educación en tanto práctica y objeto de estudio, respectivamente. De ahí que el estudio de la misma debe partir tomando en cuenta su complejidad, entendida ésta como un tejido (complexus: lo que está tejido en conjunto) de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple (Morin, 2003). De ahí que concebir la educación y su estudio desde una visión teórica o disciplinar única es imposible, porque la problemática educativa en su conjunto rebasa lo unidisciplinar, lo uniteórico, ello implicaría una especie de omnisciencia que explique los hechos educativos en su totalidad, la cual también es imposible. Para Adorno, “la totalidad” es la no verdad, porque la totalidad es inabarcable, menos aún por una sola ciencia. Así, son varias las disciplinas que intervienen en el estudio de lo educativo. Cada una centra su atención en aquellas dimensiones que de algún modo les corresponde directamente abordar. Por ejemplo, la biología daría cuenta de la estructura genética y neurofisiológica del individuo a educar; la antropología trataría la relación entre las formas de vida de los pueblos o comunidades y su educación; la historia aportaría información sobre el desarrollo de la educación de una sociedad, de un estado o de un país en épocas determinadas. Lo anterior nos lleva a considerar que el estudio de la educación se caracteriza por ser primordialmente interdisciplinar, ya que la investigación de los fenómenos sociales (en este caso la educación) no es patrimonio de una sola disciplina, sino que requiere del concurso de diversas profesiones que permitan con sus respectivos enfoques y herramientas teóricometodológicas un análisis más completo y consistente