Little things Las cositas

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LITTLE THINGS LAS COSITAS

CASTELLANAS

SORIA Y FRESNO DE CARACENA MAYO 2024. REUNIÓN DE PEDRO

Una vez superado el susto y entendido el contexto, Mar nunca defrauda y su personalidad de ciudadana del mundo le sirve para encajar siempre bien y es capaz incluso de entrar en el “reino de la carne” sin rechistar…Rodeada de torreznos, foie y chuletones, mantenía a buen recaudo su guiso de garbanzos al curry, hasta que llegó el pisto con patatas. No fue fácil la intersección del veganismo, intolerancias y hernias de hiato en la elaboración del menú, pero Rocío y Marillac lograron el equilibrio y que saliéramos de allí con la barriga llena y la sonrisa puesta. Hacía más de cuatro años del último encuentro y, aunque nos faltan algunos desde entonces, fue bonito ver a los asistentes de esa primera generación, sus retoños y los retoños al cuadrado que quisieron también sumarse. Veintiocho es un bonito número. A ver si superamos los cuarenta en el próximo encuentro.

ROAD MOVIE SORIANA

Así, rollo Thelma y Louise, nos embarcábamos Las Glorias, Mar y yo, poniendo rumbo a los orígenes en el ya conocido como “cuchi coche” que es eléctrico de rango extendido y no híbrido. Avisadas estaban de que aquí se viene minimalista, pero las Glorias son coquetas e insistían en su maleta de cabina. Menos mal que Mar lo tiene claro y se desplaza con el mínimo común múltiplo de uno, que cabe incluso delante… La playlist comienza con Camino Soria, como no podía ser de otra forma y así vamos entrando en “modo castellano” porque tenemos poco trabajado nosotras esa faceta y en el encuentro se hace necesario sacarla a relucir…Perdón, encuentro? Qué encuentro? Mar pensaba acudir a un

Y llegamos a Soria, donde los cargadores eléctricos son tan infumables como en el resto del país y tienes que dar nombre y apellido, e mail, tarjeta de crédito y casi estado civil para que te dejen pagar por un poco de energía…Qué práctico resulta cargar siempre. Menos mal que el cuchi coche nos ofrece esa componente contaminadora que nos permite viajar sin que nos suba el cortisol. Y nos fuimos a pasear por la ciudad, llena de trail runners para la ocasión, con sus placitas y sus iglesias románicas y su parque de la Alameda, que en esta provincia el álamo, primo hermano de los chopos de Alpedrete, está presente en cada paseo, en cada parque y que es muy elegante, como la propia provincia y las mujeres que allí nacieron, como Gloria, que parece una actriz o una gran dama española con sus gafas de sol, su melena y ese porte noble que siempre la acompaña.

SAN SATURIO Y SORIA

Y subimos a San Saturio junto al Duero, que no es lo mismo que correr una carrera de trail run con meta en Soria, pero a la abuela se le antojaba parecido. Y preguntaba a la organización sobre los km de la carrera y cuando le decían dieciocho, ponía el grito en el cielo, dándole igual que nosotras hayamos corrido veintitrés hace una semana. Y luego estaba la otra Gloria, que no sabe que no hay que engañar a los corredores con la típica frase de ya no queda nada, cuando sí queda, porque luego te acuerdas de ella, cuando ves que te faltan cinco…Pero aplaudir, mucho, a rabiar, que incluso, a veces, los corredores devolvemos los aplausos en agradecimiento. Y así subimos y bajamos San Saturio antes de continuar hacia Soria.

04.

FRESNO DE CARACENA

Que no fue cara la cena (chiste manido) porque Marillac, Vicenta y Salva nos acogieron y agasajaron en su casa de Fresno de Caracena. Porque allí nos sentimos tan como en casa, que Mar desapareció en un momento dado para hablar por teléfono y nunca más volvió, Gloria madre durmió a pierna suelta y yo me levanté a correr, a llenarme de alergia y alegría con el campo florido del pueblo que las vio nacer. Y hasta conseguimos atascarles el baño…que no sabemos si fue el uso excesivo o la lavadora, pero que se lió parda y ahora toca llamar al gremio de la fontanería. Tras un opíparo desayuno (bed and breakfast cinco estrellas) nos fuimos a visitar a los que hicieron posible que estemos aquí todas, en su condición de padres o de abuelos y más que un cementerio, encontramos un vergel de margaritas y amapolas, que aunque a la abuela no le convencía por su carácter demasiado silvestre, a nosotras nos

moló. El pilón, la iglesia, los huertos, la casa de los abuelos, los zaguanes que ahora son salón, pero algunos conservan las anillas de donde colgaban los cerditos (a los que les había llegado su San Martín), la posada en ruinas que Mar quiere convertir en casa punky cuando la digitalización la retire del mercado y necesite volver a los orígenes de la cosita que fue, el río que ahora es carretera, las cámaras de las casas, que son espacios tan intrigantes, la plaza, la Chata y su bar…y los nombres de nuestros ancestros, que esos dan para un relato aparte, empezando por La Venancia y acabando en la Silvina, un no parar y ahí anda Mar recopilando el listado, que esperamos que lo comparta en forma de escaneo 3D o de cuento soriano, para que pueda Gloria finalmente escribir la crónica de su vida, que se lo pedimos pero se hace la interesante y suelta prenda muy poco a poco.

VOLVER

Y ya toca volver, esta vez por San Esteban de Gormaz y Riaza, y al pasar por La Rasa, miramos para ver si aparece el guarda agujas pelirrojo que seguramente sigue esperando a Gloria tras ese baile, muchos años después. Que ella niega que hubiera nada, pero unos bailes sí hubo, que equivalen a las conversaciones de una hora con Carles…Y paramos en Riaza a comer las chuletillas que la abuela quería haberse comido en la casa del guarda el sábado y no supimos intuirlo, cuando ella dijo que quería lubina. Pero parece que las chuletillas tampoco eran top, según la abuela, aunque yo me zampé una (que no salga de aquí que comí chuletilla y torreznos) y a mi me pareció rica, en esa plaza con soportales. Era un sitio exótico segoviano, que lo mismo te cocinan una hamburguesa vegana, que un guiso afro español o unas salchichas

danesas…Y el viaje continuaba con las llamadas a la nave nodriza para verificar la carga del cuchi coche y una lección práctica sobre cómo dejar de quejarse, para empezar a buscar el lado positivo de la vida, en la medida de lo posible. Y da comienzo una terapia conductual en la que hay que decir “queja o crítica” cuando sea eso lo que digamos y como deberes, hay que darle la vuelta al comentario hasta convertirlo en positivo…Y así llegamos hasta Madrid, casi sin quejarnos, donde desembarcaron tres de las cuatro tripulantes, después de un fin de semana de chicas entre campos de amapolas. Yo ya estoy deseando la siguiente edición, que nos queda Burgo de Osma y la lectura del relato de los nombres de Fresno y completar, de forma conjunta, el árbol genealógico de los Cerezo de Pedro

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