Ana Silvia Canto Reyes Comunicóloga y editora
¿A dónde van los papers rechazados? O publicar —aunque sea en otro género— antes que perecer
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urante mis años de experiencia como editora de textos académicos de diferente índole, he sido testigo de una problemática que, considero, vale la pena poner sobre la mesa: espacios de comunicación académica cuyos objetivos difieren de los de un artículo de investigación se vuelven un blanco fácil para aquellos trabajos que han sido rechazados —o no cumplen con los parámetros para ser publicados— en revistas especializadas. Así, artículos derivados de investigaciones con problemas en su diseño metodológico (sea porque la muestra es insuficiente, el método inadecuado, las variables incompatibles, entre un sinfín de razones más), poco novedosos, sumamente descriptivos o cuyas hipótesis no fueron comprobadas, incluso aquellos descalificados por plagio, terminan siendo publicados —o por lo menos intentando serlo— en la modalidad de artículo de divulgación, esto es, en un formato cuyo propósito esencial es promover el interés de la sociedad hacia temas científicos. Este fenómeno de búsqueda de refugio a como dé lugar afecta también, aunque en mucha menor medida, a otros géneros discursivos como, por ejemplo, la carta al editor o el cartel de investigación, que, al igual que el artículo de divulgación, tienen sus propias razones de existir: crear espacios de discusión entre pares y orientar las prioridades editoriales de una revista, en el primer caso, o presentar avances de investigaciones en curso, en el segundo. Sucede, por otro lado, que ante el poco reconocimiento que reciben estos materiales por parte de las instancias
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Artículos derivados de investigaciones con problemas en su diseño metodológico terminan siendo publicados en la modalidad de artículo de divulgación.
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