El 1º de Mayo nació con el sacrificio de obreros mártires por la justicia. En un mundo de opresión y explotación es un deber no traicionar aquella memoria.
Hoy es más necesario que nunca construir una fuerza motora que haga respetar los valores del trabajo: la mayoría de los salarios del mundo son de hambre, hay más de 400 millones de niños esclavos trabajando en condiciones de espanto, las multinacionales modelan un mundo de esclavos, etc.
La estrategia frente al imperialismo no puede ser la del sálvese quien pueda de la concertación de cada trabajador, empresa, comunidad autónoma o país aislado.
El 1 ° de Mayo es el día de la dignidad del trabajo y, como la historia nos ha enseñado, sin luchar esa dignidad va a seguir siendo pisoteada.
La solidaridad es la fuerza de los pobres.