jamás la humanidad ha estado tan expuesta a esta amenaza como ahora. Las causas del hambre, el paro, la explotación y la esclavitud son las mismas en España y en Europa que en los países empobrecidos.
La riqueza de las 3 fortunas más grandes del mundo equivale al PIB de los 48 países más pobres. Hay 190 veces más gasto en armas que en luchar contra el hambre.
Cada día mueren por hambre más de 100.000 personas, la mitad niños. Incluso en la enriquecida Europa hay personas que la padecen: como el inmigrante polaco que murió en Sevilla con 30 kilos de peso, o los niños hospitalizados en Alicante por tuberculosis producida por el hambre.
Y sin embargo, solo en nuestro país son hasta ocho millones las toneladas de comida que se desechan al año a causa del consumismo y el despilfarro. Tirar comida es como robar de la mesa del pobre.
Y esta miseria comparte las mismas causas con los países empobrecidos: los precios de los recursos energéticos y minerales que se producen en África llegan a tri