Bolivia, que acaba de enviar un satélite al espacio, cuenta con una de las tasas más altas de esclavitud infantil. Es una gran metáfora de este siglo XXI: medios tecnológicos que nos ponen en la órbita del "progreso", conviviendo con situaciones de explotación que nos retrotraen al siglo XIX. Allí, su presidente, ha pasado a la actualidad informativa por declararse partidario del "trabajo infantil" y bloquear una tímida reforma que ampliaría a los 14 años la edad a la que estaría permitido incorporarse al "mercado laboral". Para tomar dicha decisión y hacer tales declaraciones ha contado con el respaldo de una poderosa asociación de "niños trabajadores" bolivianos, que reclaman unas "justas" condiciones para un trabajo que consideran necesario para colaborar a acabar con la miseria en la que viven sus familias.
Señores gobernantes, si no quiere que sus hijos prescindan del juego y la educación, no lo quiera para ningún niño de la Tierra.
ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD INFANTIL YA