El curso político que abrimos ahora tendrá como punto de inflexión el chantaje ya casi eterno del nacionalismo al conjunto de la sociedad. A estas alturas del siglo XXI cuesta creer que el nacionalismo tenga hueco todavía en la vida política, pero desde la solidaridad tocará seguir denunciándolo.
Circula por las redes sociales un mapa de España en el que aparece consignado el apellido más frecuente en cada provincia.
El resultado es muy interesante, en un país en el que algunos se empeñan en hablar de identidad propia, de cultura propia, de lengua propia... basta con consultar la página web del Instituto Nacional de Estadística para comprobar, por ejemplo, que el apellido más frecuentes en Navarra es García. ¿Y en Guipúzcoa? García.
¿Y en Barcelona? También García. Podría decirse que España es una gran familia de García, que aquí todos somos hermanos desde diversos puntos de vista como el histórico y el cultural, además de las evidentes coincidencias onomásticas.