Con el 1 % del rescate bancario global se hubiera terminado con el hambre en el mundo. La movilización financiera reciente demuestra que es posible acabar con el hambre de forma definitiva pero no hay voluntad política. No sólo eso sino que crece Ia desigualdad: el 1% de Ia población mundial tiene una renta anual equiparable al 57% de Ia humanidad. La riqueza de las 3 fortunas más grandes del mundo equivale al PIB de los 48 países más pobres. Hay 190 veces más de gasto en armas que en luchar contra el hambre.
Millones de seres humanos son tratados como ganado: se les confisca el pasaporte, se les hacina en las bodegas de los barcos y tugurios donde trabajan; sus cadenas son las deudas; viven bajo Ia amenaza del paro; se les abandona en el desierto; son deportados, mueren ahogados...
Esta humanidad convertida en sierva tiene su vida a disposición de su amo que puede ser una empresa transnacional, un fondo de capital o un gobierno títere.