El libro es una deliciosa fábula. Por lo demás, tal vez no sea del todo cierto que las fábulas hayan caído en desuso en nuestra época. Por de pronto, para elogiar algo al máximo empleamos el vocablo fabuloso, con lo que implícitamente rendimos homenaje a ese género supuestamente anacrónico. Sin contar con que George Stone ha tenido buen cuidado de ponerlo al día, de usar un lenguaje directo, de suma plasticidad, como corresponde a una cultura como la actual, que se ha visto súbitamente invadida por ese nuevo Cid Campeador que es el Ojo, por esa nueva emperatriz que es la Imagen.