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Bubok Publishing S.L., 2013 1ª edición ISBN: Impreso en España / Printed in Spain Editado por Bubok
Para mis dos nietos Gonzalo y Emilio, que pueden no ser los más guapos, simpáticos y cariñosos del mundo, pero a mí me lo parecen. La abuela
Este cuento que aquĂ os cuento y que ahora os voy a relatar no es un cuento de mentira pues ocurriĂł de verdad
T
odo
empezó
extraño toque: ¡¡¡“Toc, toc, toc, toc”!!!…
- se oyó llamar en la puerta de la casa de la abuela. .
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con
aquel
U
n “toc, toc, toc, toc”
reiterado e inquieto sonó en el viejo portón de pino, cuyos clavos ya oxidados por el tiempo y el descuido, se incrustan en la arañada y áspera madera de color descolorido. . . 7 7
L
a primera vez que la abuela oyĂł
aquel tamborileo en la puerta, saliĂł arrastrando pesadamente los pies por el largo pasillo que conduce a la entrada, dispuesta a abrir al impaciente visitante que de modo tan impertinente llamaba. Se trataba de un repiqueteo fuerte y nervioso, que tambiĂŠn a ella inquietaba. . . 8 8
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- ¡¡¡“Toc, toc, toc, toc”!!!… insistía la llamada, siempre con el mismo golpeteo insolente y constante. -
- ¡Ya va!, ¡Ya va!- se decía entre dientes, gruñendo la abuela. . .
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P
ero a la vez ilusionada, pensaba
en la siempre bulliciosa llegada de sus nietos. . . , como una tromba, cuyo remolino alteraba no solo la paz y la quietud de la vieja casona, sino tambiĂŠn el orden de los destartalados enseres incluidos en ella, que por obra del ciclĂłn de su entrada cambiaban de sitio. 11
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Unicamente se recobraba el reposo y la calma, cuando boquiabiertos, casi hipnotizados, los pequeños, allí en el suelo sentados, absortos se sumergían en las historias antiguas que la abuela les contaba, de cuando ella era niña. . . . 12 12
Abriรณ con esfuerzo el pesado portรณn. . . y . . .
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Abrió con esfuerzo el pesado portón. . . y... ¡¡¡Nadie!!! ¡¡¡Nadie en el umbral!!! ¿Quién había llamado, entonces? ¡¡¡El silencio y la ausencia eran sus singulares visitantes!!!.
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A de
l principio pensó en una broma los
chicos
del
barrio…
A nadie extraña ver a rapazuelos golpear las aldabas y picaportes y salir corriendo a esconderse en el callejón más próximo, mientras toda la calle se alborota en una gradual apertura de puertas.
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T
odas ellas con caras, pasmadas
por la sorpresa primero y que, despuĂŠs ya recuperadas, con aire de desaire, vuelven su rostro hacia el interior, mientras las puertas se van cerrando en sonoros y sucesivos portazos. . .
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¡¡¡”bam” “pom”!!!
,“tras”,
“plam”
,“slam”
Hasta dejar la calle, de nuevo, en silencio…
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M
as en nuestra historia, no
aparecĂa nadie corriendo por el callejĂłn, ni siquiera otras caras extraĂąadas en las puertas de las casas colindantes...
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.
! “¡¡¡Toc, toc, to, toc!!!” - se oía desde la
cocina. . . Y, presurosa, la abuela dejaba todo lo que se traía entre manos y salía a abrir. . .
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A
veces, el refrito se quemaba en la cazuela y, refunfuñando, tenía que empezar de nuevo los preparativos de la comida del día!. . ¡¡¡Nadie . . . !!!! ¡¡El caso estaba resultando extraño!! ¡¡¡Verdaderamente misterioso!!! .
extraño
21 21
y
volvía a sonar, cuando menos se lo esperaba y esto… -“¡¡¡Toc, toc, toc, toc!!!”
¡la desesperaba! . . . Pero ¿sabéis?. . . ¡Siempre salía con su paso cansino a abrir el pesado portón. . .! ¿Y si eran sus nietos que llegaban del colegio?
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L
lamaban a su puerta, despuĂŠs de
las clases, para contarle los enredos del dĂa y, escuchar aquellos relatos suyos que, sin ella saberlo, eran siempre los mismos, repetidos una y otra vez, con las mismas palabras, las mismas evocaciones y las mismas emociones de su memoria ya desmemoriada. . .
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¿
Ysi
era una vecina pidiendo un
poquito de sal o de perejil, que le había faltado en su suministro? ¿Y si era el camión ambulante que, de vez en cuando, vendía frutas y verduras por el barrio y así le evitaba tener que ir al supermercado y volver cargada con la compra, pues ya las fuerzas no eran las de antes, cuando joven? 25 25
“¡¡¡Toc, toc, toc, toc!!!”
¡¡¡Nadie en el exterior!!! ¡¡¡Se trataba ciertamente misterio muy misterioso!!!..
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de
un
-¡No volveré a abrir la puerta! - se decía una y otra vez enojada. -¡No volveré a abrir la puerta!- se decía otras veces asustada por aquel repiqueteo que sonaba cual ráfaga de metralleta sobre su puerta y después desaparecía cual fantasma, en cuanto ella asomaba.
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Pero las ansias de encontrar detrás a sus nietos, o. . . la curiosidad, o. . la intriga, le hacían andar con sus pasos lentos el largo pasillo, cada vez que ese terco “toc, toc, toc, toc” sonaba…
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Ysonaba de frente
, ÂĄ toc , toc , toc , toc . . .!
y sonaba de lado, ÂĄ cot , cot, cot , cot . . . !
y sonaba para arriba . . . c
c
c
C
o
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O
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y sonaba para abajo . . . t
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T
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O
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c
c
C
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y...
en la puerta . . .
¡¡¡nadie !!! ...
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El misterio se desvelรณ al cabo de un mes, cuando inexplicablemente, apareciรณ un agujero redondo perfecto en la parte superior del viejo portรณn. . .
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Fue
grande
la
sorpresa
de
la
anciana, al descubrir un pájaro de negro plumaje con una mancha roja en la cabeza, que la miraba con cara descarada. Había confundido la puerta con un árbol y martilleaba sin cesar el portón de la casa de la abuela, con golpes rápidos y rítmicos que sonaban de esa extraña manera… ¡ que todos ya sabéis!. 32 32
E ntonces cayó en la cuenta. . ¡Se trataba de un pájaro carpintero que había elegido el portón de su casa como lugar perfecto para anidar! . . .
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Una vez despejada la incógnita y desenmascarado el fantasmagórico visitante, la abuela encontró en este repiqueteo una estupenda compañía para llenar esos momentos de soledad en los que sus nietos estaban en la escuela. . . 34 34
Y
¡qué decir del pájaro carpintero...!
que, fielmente, año tras año vuelve a la casa de la abuela, en la que entra, sin ningún problema, por el agujero redondo perfecto que la primera vez hizo en la parte superior del viejo portón y que ella, la abuela, nunca reparó ni permitió que nadie lo hiciera Así que. . .¡aunque no lo creáis!. desde entonces. . . . . 35 35
El portón de la casa de la abuela…., el viejo y pesado portón de pino, cuyos clavos ya oxidados por el tiempo y el descuido, se incrustan en la arañada y áspera madera de color descolorido… tiene dos accesos: 36
Una
hoja
se
abre
para
el
recibimiento de las personas y, por allí, entran cada día, los niños, sus nietos; o las vecinas, para de vez en cuando, pedir sal o perejil . . . Y arriba . . . ¡¡¡mirad arriba!!!. . .
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¡¡¡
Hay
que
un agujero redondo perfecto
permite
la
entrada
pájaros!!!... Especialmente amigo, el
de
los
la de su
pájaro carpintero, que la
trajo de cabeza, durante todo este cuento . . .!!!
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Mas como yo nunca miento aquí se acaba este cuento. . . y si juntos soplamos fuerte. . . ffffffffffffffffffffffffffffff ¡se lo lleva el viento. . . ! ¡¡¡ . . . pero vuelve si lo miento. . . !!! 40 40
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