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ARIÑO

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CASA NICOLASA

CASA NICOLASA

Ariño Jatetxea

El Frontín, 26 - LABASTIDA (Álava) - Tf: 945 331 024

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Aprovecho que hoy en el Facebook de Ondojan.com hablamos de Villa Lucía, el impresionante espacio gastronómico de Laguardia recogiendo las declaraciones de Juanma Lavín, para traer a esta portada otro tesoro gastronómico de Rioja Alavesa, un modesto restaurante que conocimos, justo a principios de enero del año pasado, dos meses antes del desastre, de la mano de dos buenos amigos, los hermanos Aitor e Iñaki Mata Pérez, de Bodega y Viñedos Aimarez. Ariño es uno de los restaurantes más veteranos (si no el que más) de Labastida. Situada en pleno centro, esta acogedora casa de comidas lleva 35 años dando de comer al hambriento mediante una oferta de marcado carácter casero, sencilla pero bien trabajada y elaborada con cariño. En Ariño no encontraremos moderneces ni adornos superficiales, sino buena manduca sabrosa y suculenta entre la que destaca su oferta de casquería (manitas de cerdo y de cordero, callos…), sus alubias rojas con chorizo y tocino, su chuletón o sus postres caseros. A día de hoy este pequeño y encantador restaurante está dirigido por los hermanos Garbiñe y Gaizka Ariño, siguiendo la labor emprendida por sus padres, Valentín y Miren cuando decidieron dar el paso de dirigir el pequeño bar de enfrente (espacio hoy ocupado por el bar Tomollo) y estrenaron este local, completamente vacío, en el que volvieron a empezar de cero. Sin ser cocinero profesional, la cocina de Valentín ha ido encandilando a diferentes generaciones y hoy sigue siendo una de las mejores valoradas de esta villa y sus alrededores. El trato en Ariño es cálido y familiar. Garbiñe lee la carta a los clientes, a pesar de dejarla físicamente luego en la mesa, comentando uno a uno los platos más interesantes y aclarando dudas. Es un detalle que se agradece mucho, sobre todo en una primera visita, y que aporta un valor añadido al servicio. A continuación Gaizka se ocupa de la comanda y el servicio de vinos. Ambos hermanos se complementan de maravilla y hacen sentirse al comensal como en su casa. Lo dicho, uno de esos pequeños y humildes tesoros gastronómicos que cada vez proliferan menos en su entorno, un establecimiento más que está resistiendo como buenamente puede ante las actuales circunstancias, un restaurante excelente que espero volver a visitar una vez se despeje este enrarecido panorama.

(*) Texto publicado el 12-02-2021 Fotografía de Josema Azpeitia

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