LA DIOSA MÚSICA ARTÍCULOS DE OPINIÓN (con algo de anecdótico)
Óscar Perdomo León Con la colaboración de
Érika Valencia-Perdomo 1
LA DIOSA MÚSICA Derechos Reservados, 2011.
©Óscar Perdomo León.
Diseño de la portada: ©Óscar Perdomo León Sin fines comerciales
Blog personal: LA CASA DE ÓSCAR PERDOMO LEÓN
http://oscarperdomoleon.wordpress.com/ e-mail: operdomo_leon@yahoo.com
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Introducción (Enamorado de la música) Lo primero que tengo que decir es que no soy crítico musical ni tengo estudios que me respalden para hacerlo. Todo lo que digo de uno u otro músico es en carácter de un simple y llano sujeto enamorado de la música. Este pequeño libro contiene, pues, mis opiniones muy personales, como melómano que soy, sobre algún músico o algún álbum que ha llamado mi atención. Muchos músicos se han quedado afuera de este trabajo y no es porque los crea menos importantes, sino porque no se me ha dado, por una u otra razón, el escribir sobre ellos. Todos los artículos que aparecen aquí son una recopilación de algunos ya aparecidos en mi bitácora en línea LA CASA DE ÓSCAR PERDOMO LEÓN o EN LA ESQUINA DE ÉRIKA Y ÓSCAR. Debo mencionar también que 7 de los 34 textos que aparecen aquí («Proyecto acústico», «Brahms, Beethoven y la violencia», «Concierto para George», «Brahms interpretado por Joseph Silverstein y la Orquesta Sinfónica de El Salvador», «Don Bosco, el musical», «Mis canciones favoritas de Serrat» y «La casa desaparecida») los he co-escrito con mi esposa Érika Valencia-Perdomo. Mirando hacia atrás, cuando aún era yo un niño, me doy cuenta de la tremenda influencia que tuvo mi papá y mi mamá sobre mi amor por la música: casi siempre estaba encendido en mi casa un aparato de sonido, de donde salía muy variada música. Otra cosa muy importante que mencionaré como influencia –aunque otros lo encuentren trivial- es que mi papá cantaba en el baño y en las reuniones familiares y de amigos. Y lo hacía tan bien, con tanta pasión y entrega, con verdadera alegría e inspiración, que uno no podía menos que sentirse atraído por esa no sé si medicina o enfermedad que se llama música. Otra influencia fuerte fue mi encuentro con los hermanos Romero, Carlos y Mario. Ellos me mostraron otra música que yo nunca había escuchado en mi provinciana y pequeña ciudad natal. Además me enseñaron lo poco que sé de cómo tocar la guitarra y el bajo. El tocar un instrumento musical, por muy pobre que sea nuestra ejecución, le abre los ojos, o mejor dicho, los oídos a uno de una manera radical. He aquí pues, estos breves artículos de opinión sobre música.
Óscar Perdomo León
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ÍNDICE
Página Beethoven y Marsalis……………………………………………………………………………………….…....5 Un alud inevitable (The Beatles)………………..………………………………………………………….…...9 Tres obras maestras de la música popular (Milanés, Serrat y Páez)………………………………….…..13 Blue in Green, de Miles Davis………………………………………………………………..……………….....19 El otro lado del Abbey Road, de George benson…………………………………………………………..…23 Serrat: un cantautor honesto…………………………………………………………………………………....27 The Steve Howe Album en Santa Ana…………………………………………………………………….…...31 Seguiré mi viaje (Olga Guillot y Marco Antonio Muñiz)…………………………………………………..…..35 Lo mejor de Miles Davis y Gil Evans………………………………………………………………………..….37 Dos voces en el jazz (Sara Vaughan y Ella Fitzgerald)………………………………………………….…..41 Atahualpa Yupanqui, El Payador Perseguido………………………………………………………………...43 All that jazz (programa de radio de Carlos Bautista)………………………………………….…………......51 Zona de promesas (Mercedes Sosa y Gustavo Cerati)………………………………….………..……..….55 Nature boy (George Benson y Natalie Cole)………………………………………………………....….…....61 Proyecto acústico: jazz en El Salvador…………………………………………………………………….…..63 Jicote aguamielero (Gabilondo Soler, Cri-Cri)…………………………………………………..………...….73 Zunca, una búsqueda de la raíz latinoamericana…………………………………………………………....77 Tres canciones de Sting……………………………………………………………………………………..….87 Pancho Lara…………………………………………………………………………………………..…………..91 Concierto en Metrocentro (Guillermo Anderson, Pamela Robin y El Ático)…………………….………...99 Mercurio (Freddie Mercury)………………………………………………………………………………..…...111 Mis discos favortios de Queen (la reina del rock)…...……………………………………………………...121 Tiempos, de Ruben Blades………………………………………………………………………………….…131 Expedición (Silvio Rodríguez)………………………………………………………………………………….135 Concierto para George (George Harrison)…………………………………………………………………..139 Te veré en mis sueños (Joe Bronw)………………………………………………………………………….147 Brahms, Beethoven y la violencia…………………………………………………………………………..…151 Los Guaraguao en El Salvador………………………………………………………………………………..155 Gracias a la vida (Mercedes Sosa)……………………………………………………………………….…...161 Brahms interpretado por Joseph Silverstein y la Orquesta Sinfónica de El Salvador…………………..163 Don Bosco, el musical…………………………………………………………………………………………...169 Artistas nacionales e internacionales en homenaje a Roque Dalton……………………………………..175 Les Luthiers (¡Vengan a El Salvador!)……………………………………………………………………….…183 Mis canciones favoritas de Serrat………………………………………………………………………………187
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BEETHOVEN y MARSALIS
Jorge Luis Borges decía que a veces escribía con música de fondo y que ciertos compositores lo alentaban a escribir y otros lo frenaban. Hay música que estimula y brinda una atmósfera de creatividad. Hay otra que puede deprimir un poco. Algún tipo de música ayuda a escribir o a pensar. Y otra desconcentra y ensucia la tranquilidad. Todo depende del que escucha y sus antecedentes musicales, es decir, sus contactos en el pasado con uno y otro tipo de música. No se puede esperar, por ejemplo, que alguien que nunca ha escuchado ni siquiera dos minutos de música académica, pueda entender o apreciar a J.S. Bach. Es cuestión de educación y de sensibilización del alma y del oído. Es cuestión de tener el oído abierto a una nueva experiencia y mirar la música con otros ojos. Todo lenguaje para ser entendido presupone que los interlocutores conozcan el alfabeto y las palabras que intercambian. La música también es un lenguaje. Si alguien ha escuchado toda su vida sólo música que tiene “únicamente tres palabras” y además están mal escritas, pues claro que ha empezado por muy mal camino. Todo tipo de música es bueno si se analiza y se lo ve desde el punto de vista de su origen histórico, socioeconómico, etc. y de la intencionalidad que tuvo su compositor. Pero también se debe aceptar que hay música más compleja que otra. A veces ese reto de comprender y nadar dentro de su complejidad (y hasta de compararla con la música más sencilla), le da un valor superior. No quiero dejar de mencionar que he oído de algunas personas que no disfrutan de la música para nada, ¡de ningún tipo de música!, y me parece triste e inconcebible 5
que alguien no tenga la sensibilidad para disfrutar de uno de los más grandes artes que ha inventado el ser humano. Yo, por mi lado, digo, como lo hizo el grupo ABBA alguna vez: “I say thank you for the music!” Cuando empezaron a aparecer en El Salvador los primeros discos compactos, el primero que compré fue uno de Ludwig van Beethoven; en realidad adquirí una colección de su música que venía en ocho discos, el último traía la “novena”; pero este disco –que se lo presté a alguien- desapareció para siempre de mis manos. Cuando era adolescente escuché por primera vez la Sinfonía No. 9 en Re menor de Beethoven, por supuesto que en un disco LP. Toda la obra me impresionó mucho; pero creo que el cuarto movimiento, el coral, lo hizo mucho más. Pasé algunos años añorando oírla. Hace un par de semanas en San Salvador nos dispusimos a buscarla, con mi esposa Érika. Volver a oír la “novena” ha sido un gran nutriente para mi espíritu y algo tan gratificante.
Yo tengo el oído abierto a todo tipo de música que tenga cierto nivel de calidad que mi gusto me permita. Me gustan los boleros de Manzanero, las baladas que canta Marco Antonio Muñiz, la trompeta de Miles Davis, el saxofón de John Coltrane, The Beatles, Queen, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Puccini, Beethoven… y la lista es grande.
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Son muchos los músicos; sin embargo Beethoven siempre ha tenido una magia sobre mí. Me gusta su energía, su desesperación, su angustia, sus frases musicales de tristeza, sus pasajes épicos, sus momentos de triunfo o que incitan a luchar por un noble objetivo, la emoción que lo alienta a uno a seguir adelante. Escuchar su música me hace creer en la grandeza de la humanidad. A Beethoven lo admiro mucho. Y más al saber que la “novena” la escribió estando sordo.
El otro músico que me emociona y que me empuja a tener ideas o simplemente me eleva en una burbuja de placer es Branford Marsalis, uno de los mejores músicos de Jazz que he escuchado. Incluso, a más de algunas de mis personas queridas y cercanas les he dicho que –aunque he decidido no morirme nunca- si me muero, que en mi entierro me pongan Cassandra, A thousand autumns, Réquiem, Trieste o cualquiera de los temas que toca Bradford Marsalis. Branford tiene un don increíble para la interpretación; lo he escuchado tocar el saxofón soprano y el tenor. Y también posee una gran destreza para la improvisación, tan característica en el Jazz, es una improvisación muy melódica, me gusta como juega con el tema principal de la composición, lo recrea, lo desarma, lo insinúa, lo eleva a niveles insospechados: viaja hasta el cielo con una melodía diferente pero muy parecida al tema central.
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Beethoven (Bonn 1770 – Viena 1827) yMarsalis (Nueva Orleáns 1960), separados por la geografía y por muchos años en la línea del tiempo, convergen ambos como una flecha lanzada directamente a mi corazón.
Fotografías extraídas de la portada del disco “The best of Beethoven” y de la portada del disco “Requiem” de Branford Marsalis.
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UN ALUD INEVITABLE
Lo que yo no sabía es que después de esas fiebres delirantes que tuve cuando tenía 10 años, me iba a estrellar con fuerza, un par de años después, contra una avalancha inmensa y llena de colores y sonidos, ritmos y contrapuntos, un alud intenso pero suave del que nadie escapa si está a su alcance: Los Beatles. Era 1976 y mis ojos y mis oídos estaban fascinados con su música. Hacía seis años que los Cuatro Fabulosos se habían separado; pero para mí era como si apenas fuera 1967 y una explosión de genialidad y originalidad recién estuviera emergiendo, y yo sentía como si «La banda del club de corazones solitarios del sargento Pimienta» fuera la novedad más grande en el mundo. Yo compartía esa música con amigos y, como me lo hacían ver -o, más bien, escuchar y sentir- los músicos Mario Romero Cárcamo y Carlos Romero Cárcamo, «A day in the life» traía una batería tan novedosa, que Ringo daba cada golpe tan bien pensado o, mejor dicho, tan bien sentido y con tanta intuición y sabiduría que nos lanzaba con toda serenidad en la cara que muchas veces “lo menos es lo más” (algo que deberían aprender los bateristas novatos).
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El álbum «La gira mágica y misteriosa» me gustaba completito y «Strawberry fields forever» y «All you need is love» eran como himnos en mi cabeza. Y aunque yo era prácticamente un niño-adolescente pueblerino que no usaba drogas, que había escuchado relativamente muy poca música popular y académica, sí podía con seguridad apreciar los múltiples colores que traía la música beatle. Sus melodías las veía en mi cabeza danzando en gráficos, como en un plano cartesiano: las negras, las corcheas y las redondas subían y bajaban dentro de una lógica muy bella y casi matemática. Y fue así como de pronto me vi, junto a otros amigos, con una guitarra al hombro y tratando de componer canciones, dejándome crecer el cabello, “mechudo”, como bien lo describió alguien, y exponiéndome ante un público deseoso de escuchar algo nuevo: fundamos un grupo de rock.
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Luego cayó sobre mis oídos Queen, Yes y mucha música popular latinoamericana, como Serrat, algo de marimba guatemalteca, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y otros. Y de ser un grupo de pop-rock, pasando después por un rock progresivo, mis amigos y yo llegamos a ser intérpretes de música sencilla y popular, con un aire folklórico, con un aire de son, pero con canciones originales. Y los tiempos cambiaban en nuestro país, quizás para peor, y mis amigos y yo cambiábamos también (espero que para mejor) y al final terminamos separándonos, caminando cada quien hacia su propio destino. Y los sueños, como cada adolescente ingenuo desde los años ´60, de ser como Los Beatles, se nos rompieron en el camino. Y nuevos descubrimientos reventaron en mi cara. La Medicina me abrazó fuerte y era ella mi novia celosa y absorbente. La vida universitaria, los días y las noches en los hospitales, y nuevas luchas me arrastraron, también como un alud inevitable, por senderos donde, sin darme cuenta, quedó perdida mi juventud musical…
Fotografía de la portada del álbum “Sgt. Pepper´s Lonely Heart club band” extraída de: http://ideasdebabel.files.wordpress.com/2007/09/sargent-peppers.jpg Fotografía
de
la
portada
del
álbum
“Magical
mystery
de:http://beatlesysolistas.blogspot.com/2009/11/los-beatles-portadas-de-albumes-10.html
ARTÍCULOS RELACIONADOS “Honor y fiebres”: http://oscarperdomoleon.wordpress.com/2010/08/12/honor-y-fiebres/
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tour”
extraída
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TRES OBRAS MAESTRAS DE LA MÚSICA POPULAR Hay tres obras maestras de la música popular que me han deslumbrado por muchos años. Me encantan porque su fuerza no se centra en el famoso estribillo de las canciones populares; sino más bien en la fuerza de sus letras corridas, en sus arreglos musicales, en la interpretación de la voz principal y en la extensión de la composición (lo cual siempre complica un poco las cosas a los músicos). Y las tres son interpretadas por tres excelentes cantautores iberoamericanos. La de Pablo Milanés dura 8 minutos, la de Joan Manuel Serrat dura 7 minutos y 36 segundos, y la de Fito Páez dura más de 11 minutos.
1-HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO
Siempre he admirado a los actores que en las películas se posesionan de un personaje tan fuertemente que le hacen creer a uno que ese actor no es un histrión sino un personaje real. Lo mismo pasa con algunos cantantes, que interpretan tan bien sus canciones que lo convencen a uno de que lo que están cantando lo han vivido realmente. Y esto ocurre magistralmente con el cubano Pablo Milanés en esta bellísima composición «Hombre preso que mira a su hijo» (que pertenece a su disco de 1982, «Yo me quedo») y quien interpreta con mucho corazón a través de su voz una singular pieza de arte. Esta composición musical es el poema homónimo escrito por el uruguayo Mario Benedetti y musicado soberbiamente.
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Admiro lo complicado de su melodía y el acompañamiento de la orquesta. Estoy seguro que no fue tarea fácil la realización de esta obra de arte. Dura ocho minutos e inicia con un piano, lento y sobrio, al que se van agregando violines y otros instrumentos de la orquesta. La voz de Pablo Milanés suena emocionada y muy convincente. Sin embargo no sólo la música es algo que vale la pena escuchar, sino que también oír el tema del poema, el cual es muy conmovedor, ya que habla sobre un hombre que sufre prisión por cuestiones políticas y le cuenta a su hijo sus razones y sufrimientos. Aparece la tortura como un macabro fantasma. También la necia y heroica resistencia que la víctima hace para no delatar a sus compañeros de lucha. La crítica a la manera de hacer educación en las escuelas me parece irrefutable. Es una historia muy compleja; pero expresada de una manera admirablemente sencilla. He aquí un fragmento del poema en cuestión, así sin puntuaciones, tal como lo escribió Benedetti: “Cuando era como vos me enseñaron las maestras bondadosas y miopes que libertad o muerte era una redundancia a quien se le ocurría en un país donde los presidentes andaban sin capangas “realmente, botija, no sabían un corno pobrecitos creían que libertad era tan sólo una palabra aguda que muerte era tan sólo grave o llana que cárceles por suerte una palabra esdrújula “olvidaban poner el acento en el hombre “uno no siempre hace lo que quiere pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere
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“llorá nomás botija son macanas que los hombres no lloran aquí lloramos todos gritamos chillamos moqueamos berreamos maldecimos porque es mejor llorar que traicionar porque es mejor llorar que traicionarse llorá pero no olvidés.”
2- Por las paredes (mil años hace…) Esta composición de Joan Manuel Serrat apareció en su disco «1978» y desde el principio su tono es poético y épico. El acompañamiento de la orquesta está muy bien pensado. La sonoridad de la mandolina y los violines correteando una melodía tan bonita, es una combinación muy original. La voz de Serrat parece ser la de un potente juglar que narra con mucha propiedad la historia de España. En «Por las paredes (mil años hace…)» podemos entrever toda una historia de guerras y conquistas, de dictaduras y amores de la madre patria: 15
“Mil años hace que el sol pasa, reconociendo en cada casa el niño que acaba de nacer, que el monte dibuja perfiles suaves de pecho de mujer; que las flores nacen discretas y las bestias y la luz también mil años para nuestro bien. En cada valle una gente y cada cara esconde vientos diferentes. Mil años que el hombre y la guerra dieron lengua y nombre a la tierra y al pueblo que rindió a sus pies; la plata del olivo griego, la llama persa del ciprés. Y el musulmán lo perdió todo, la casa, el sueño y la heredad, en nombre de la cristiandad. Iberos y romanos, fenicios y godos, moros y cristianos. En paz descansen esplendores de amor, cortes y trovadores, dueños del camino del mar, no había pez que se atreviese a transitarlos sin llevar las cuatro barras en el lomo, descansa en paz ancestral grey vendida por tu propio rey. De mártires y traidores enlutaron tus campos los inquisidores…”
3-LA CASA DESAPARECIDA De esta profunda composición ya habíamos escrito algo hace un par de meses mi esposa Érika y yo, así que lo siguiente que reproduzco es lo que ya habíamos escrito juntos. «La casa desaparecida» es una extensa canción de Fito Páez del álbum ABRE, que habla de diversos temas, pero principalmente sobre los sentimientos de 16
frustración de los argentinos, a raíz de la derrota de la Argentina en el conflicto de las islas Malvinas. El álbum ABRE, que vio la luz en 1999, consta de 12 canciones: «Abre», «Al lado del camino», «Dos en la ciudad», «Es sólo cuestión de actitud», «La casa desaparecida», «Tu sonrisa inolvidable», «Desierto, «Torre de cristal», «Habana», «Ahí voy», «La despedida» y «Buena estrella». Fito Páez en la canción “La casa desaparecida”, que dura 11 minutos con 29 segundos, aprovecha la ocasión para retratar la tristeza, la frustración y algo de la personalidad del argentino. Su voz que inicia desgarrada con una denuncia de los horrores de la guerra, plasma los sentimientos de un soldado amputado de ambas piernas. Pero no se detiene ahí. Avanza a través de las encrucijadas de las emociones de un país que ha sido herido en su dignidad y amputado también de su esperanza. No faltan las alusiones a las drogas y el alcohol, al sexo y al fútbol (¿cómo olvidarse del Boca y de la copa del Campeonato Mundial de Fútbol?). “Argentina, Argentina, ¿qué pasó en la Argentina? Es la casa desaparecida”. Fito Páez, con rítmicas palabras que por momentos se atropellan, expresa con una lluvia de ideas mucho de la identidad argentina en un momento determinado de su historia. Lo hace con audacia, con ironía, con mucha creatividad; pero principalmente lo hace con una deliciosa –y acostumbrada en Fito- irreverencia. Se necesita escuchar la canción entera para encontrar toda su grandeza. Pero he aquí un fragmento de la susodicha copla: “Entre rosas y sarmientos, Don Segundo y Martín Fierro, la barbarie y los modales europeos, el país de los inventos, Maradona y los misterios del lenguaje metafísico y el gran resentimiento. Bienvenidos inmigrantes a este paraíso errante. Ya se sabe que el que no arriesga no gana. Y esa casa que dejaron escapando entre las balas era el caldo de cultivo a la nostalgia, en el reino del silencio cavernario de oropeles un concilio de miserias de rodillas en los cuarteles. Y hubo una fiesta de todos, embriagada, delirante. No te metas, algo habrá hecho ese maleante…Madres muy desesperadas cocinaban y planchaban y hoy sus hijos son caníbales fantasmas. Los cadáveres se guardan, no se esconden en el río, en 17
palacios de memoria ensangrentada. Y tenemos pijas grandes, largas como mil facones. Y anacrónicas arengas… La bandera enloquecida, maten a los maricones, que los hombres van de putas para sentirse varones. Siempre el padre omnipresente de mirada contundente que escondía un seductor muy asexuado. Gracias papi por las flores, por las reivindicaciones, vos sabés los hijos nunca te fallamos y si mami aún viviera hoy sería jardinera en el cementerio-club de las pasiones. Yo que nunca anduve en nada, nunca me metí en política, simplemente fui un muchacho hedonista. Y chiquitos y chiquitas inocentes con un arma, por el odio más brutal descuartizadas; el más fuerte penaliza, pega duro, te hace trizas. Nada personal, naturaleza humana… Y seguir comiendo mierda, cada día, cada noche y explicarle al mundo entero nuestra nada de la historia universal, la Argentina ensimismada, que contiene enciclopedia de uno mismo… Es que el mundo es muy cretino, pero puede ser muy divino… ”. No son sólo las ideas abundantes, la melodía y el ritmo lo que cautiva de esta canción al amante de la música, sino el sincero sentimiento de Fito Páez que relumbra en toda su extensión y su extraordinaria interpretación; es el sentido de que lo que uno escucha proviene directamente del corazón, aun cuando haya palabras vulgares, tiernas o sarcásticas. Y, al final de la composición, el bandoneón -que no podía faltar- le pone un sabor rioplatense único. Vale la pena oír todo el álbum, pero en lo personal creo que las otras canciones de belleza notable son «La despedida», «Buena estrella» y «Habana»; en esta última, el amor con que Fito le canta a esa capital latinoamericana es valioso y conmovedor; en cierta parte de esta canción hay un placentero clímax de vientometales que hace que se ericen los vellos del cuerpo. Muy recomendable.
Fotografías extraídas de Google.
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BLUE IN GREEN de Miles Davis
Portada del álbum «Kind of blue»
«Blue in green» es una composición musical del género jazz que ha calado hondamente en mi corazón. Es relativamente corta, ya que dura apenas 5 minutos con 37 segundos. Pertenece al «Kind of blue» de Miles Davis. Mi primer contacto con este álbum fue a finales del año 2001; pero confieso que lo absorbí hasta principios del año 2002, época en que pasé muchas horas de mi vida en Santa Ana, ciudad en la que estuve trabajando y que me gustaba mucho por su mezcla de urbe moderna y pueblón con olor a siglo pasado. De tal manera que cada vez que escucho «Blue in green» no puedo dejar de relacionarla un poco con esa linda ciudad de occidente. El álbum de estudio «Kind of blue” vio la luz en el año de 1959 y es una obra maestra de arte, constituida por cinco números especiales: «So what», «Freddie Freeloader», «Blue in green», « All blues» y «Flamenco sketches». “La grabación tuvo lugar en el 30th Street Studio de la Columbia Records en la ciudad de Nueva York en apenas diez horas repartidas en dos días, el 2 de marzo y el 22 de abril de 1959.” (1) La trompeta es ejecutada por Miles Davis, el saxofón tenor por John Coltrane, el piano por Bill Evans, el contrabajo por Paul Chambers y la batería por Jimmy Cobb. El saxofón alto fue tocado en este álbum por Julian “Cannonball” Adderley.
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Es importante saber que en el folleto adjunto al álbum se menciona que “Cannonball” Adderley tocó en todo el álbum el saxofón alto, excepto en «Blue in green».
De izquierda a derecha: Coltrane, “Cannonball”, Davis y Evans.
Esta composición musical es lenta y empieza con un piano sereno. La entrada de la trompeta con sordina de Miles es alta y limpia, melódica y triste; es una de esas ejecuciones intachablemente perfectas, llenas de vida y de fuerza. Continúa el piano de Bill Evans que suena sobrio, muy bien tocado pero sin querer robarse el show. Le sigue la sublime interpretación de John Coltrane que es algo tan fuera de serie, sin pedantería técnica, con una sensualidad inherente, con una compleja sencillez tan bella que puede dejar a cualquiera estupefacto. Vuelve la trompeta de Miles como con la intención de reafirmar y luego cerrar el ciclo melódico. Baja el telón musical Bill Evans con una nostálgica serie de notas pausadas. Con respecto a la autoría del tema Antonio Martín dice lo siguiente: “Aunque en los créditos solo se atribuya a Miles Davis como compositor de los temas, Bill Evans aportó «Blue In Green» y en «Flamenco Sketches» participó junto a Davis en su composición.” (2) Para quienes no hayan escuchado nunca esta pieza de arte del siglo XX y se sientan interesados en conocerla, pueden seguir este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=r7dnH5lYHFE
«Blue in green» es una auténtica obra maestra. Es una síntesis de todo lo que es el álbum «Kind of blue»: una amalgama de virtuosismo e ingeniosidad musical, una verdadera joya que ya es parte de mi vida. 20
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Kind_of_Blue
(2) TOMAJAZZ, Perfiles: http://www.tomajazz.com/musicos/miles/davis_kindof.htm
Fotografía
de
la
portada
del
álbum
Kind
o
blue
extraída
de http://search.creativecommons.org/?q=blue+in+green&sourceid=Mozilla-search
Fotografía
de
la
grabación
del
Kind
of
blue
de http://search.creativecommons.org/?q=bill+evans+y+miles+davis&sourceid=Mozilla-search
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extraída
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EL OTRO LADO DE ABBEY ROAD, de George Benson.
Portada del álbum «Abbey road», de The Beatles.
Hace poco acaba de pasar el aniversario del nacimiento de John Lennon (09 de octubre de 1940) y estuve escuchando música de él como solista y también de los 4 Fabulosos y así llegué, como en una cadenita, hasta un disco que tenía algún tiempo de no escuchar: «El otro lado de Abbey Road», de George Benson. En 1969 Los Beatles habían grabado y sacado a la luz uno de los más maravillosos discos que hayan hecho juntos: «Abbey Road»; era como si esos cuatro genios de la música quisieran dejar como despedida una verdadera obra de arte. Y es que, aunque el álbum «Let it be» salió en 1970, había sido grabado antes que el «Abbey Road», es decir, que éste fue en verdad la última grabación que hicieron juntos (mientras estaba vivos). El álbum contiene algunas de las más recordadas y bellas composiciones de Los Beatles, como «Something», «Golden slumbers» o «Here comes the sun»; sin embargo creo que todas las canciones de este álbum merecen ser oídas, como el popurrí de ocho canciones unidas de más o menos 16 minutos de duración o como «Come together».
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Lo increíble es que George Benson grabó y editó su propio álbum el mismo año que salió el original de Los Beatles, es decir, en el año de 1969. (El «Abbey Road» fue lanzado el 26 de septiembre y «The other side of Abbey Road» fue grabado entre el 22 de octubre y el 02 de noviembre de 1969). Pero las versiones de Benson, que son un grandioso homenaje a los genios de Liverpool y en un estilo jazzístico muy bien elaborado, también están llenas de mucha originalidad. Se me hace difícil no sentirme extasiado al volver a escuchar cantar a George Benson «Golden slumbers», con ese arreglo tan bien hecho, con esa voz intensa y dulce con la que inicia su álbum, con ese fondo de cuerdas tan elegante. La versión original, cantada por Paul McCartney, es una de mis favoritas del «Abbey Road»; y la versión de ella que hace Benson está a la altura de la calidad y la sensibilidad de la original. También es interesante lo que hace Benson con las otras composiciones, como «Something», que está muy bien construida con una delicada guitarra y numerosos acordes adicionados, después de los cuales se puede apreciar la improvisación de George Benson con la guitarra, con lo cual se siente su fuerza jazzística. Creo que en Jazz, George Benson siempre ha sido un improvisador genial. Sus descargas guitarrísticas tienen un sentido muy melódico, muy musical; lo que
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quiero decir es que el orden de notas en sus improvisaciones parecen ser melodías muy elaboradas, como si no las estuviera inventando en el momento. Me encantan. Participan en la grabación, junto a George Benson, otras grandes figuras del Jazz, como Bob James, Herbie Hancock y Ron Carter, entre otros. Es muy recomendable que todos escuchen «The other side of Abbey Road», especialmente aquellos fanáticos de Los Beatles que ya conozcan previamente esa obra de arte musical llamada «Abbey Road».
Para terminar quiero dejarlos con el enlace del video de la composición de George Harrison «Here comes the sun», interpretada en vivo por George Benson, que aunque no es igual a la grabación de estudio (le faltan los violines, etc.), tiene lo delicioso de la interpretación en vivo y un toque funky al final: http://www.youtube.com/watch?v=A152E46obM0
Fotografía de The Beatles extraída de: http://web.tiscali.it/abbeyroad_experience/
Fotografía de la portada de Abbey Road tomada por Ian MacMillan y extraída de: http://www.coveralia.com/caratulas/The-Beatles-Abbey-Road-Frontal.php
Fotografía de la portada de “The other side of Abbey road” extraída de:http://www.musthear.com/music/wpcontent/uploads/2008/10/other-side-abbey-road.jpg
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SERRAT: UN CANTAUTOR HONESTO
Creo que, entre los cantautores de habla hispana, el que más me gusta y al que más admiro es a Joan Manuel Serrat. Es cierto que hay muchos otros que han hecho cosas bellísimas, pero hay una sinceridad en lo emocional y en lo intelectual en la música de Serrat que siempre me ha conmovido. Recuerdo que los primeros álbumes que oí de él estaban grabados en un cassette que me regaló un amigo de Atiquizaya. En un lado estaba «En tránsito» (de 1981) y en el otro lado estaba «La paloma» (de 1969), dos colecciones equiparadas en calidad, pero alejadas en el tiempo. Sufrí porque las últimas canciones de cada álbum estaban cortadas, debido al espacio de la cinta. Recuerdo que me quedé varios días impresionado escuchando detenidamente todas y cada una de las canciones. Pensé entonces que esa cinta era uno de los mejores regalos que alguna vez me había dado alguien. Y hoy, después de casi 30 años, lo sigo pensando. Con el tiempo, he llegado a coleccionar la mayoría de sus discos compactos originales.
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Una de las canciones que más me gustaba era «En cualquier lugar», del disco «La paloma»*; su letra era nostálgica, triste, llena de amor por lo que se dejaba, pero también había una lucha interna que decía -no con estas palabras textuales- que el horizonte no terminaba frente a nuestra nariz. Su música me cautivó desde el principio: sus arreglos y en especial su melodía no eran nada comunes; de esta canción Serrat cantó un fragmento, sólo él y su guitarra, en una película llamada «Palabras de amor». Pero la versión de estudio tiene un toque tan especial que me sigue gustando mucho. Creo que la trayectoria musical de Serrat ha sido larga y muy creativa. Y durante todo ese tiempo transcurrido siempre ha sabido mantener sus ideales de justicia y libertad. Y de estas grandes premisas habla Serrat en sus canciones; pero sin llegar al panfleto, su calidad artística es indiscutible. Serrat tiene no sólo la vocación de componer y cantar, tiene también la creatividad y la sensibilidad muy grandes para hacerlo. En Latinoamérica se le quiere mucho porque sus letras de alguna manera se identifican con el dolor y las alegrías de nuestros pueblos. En El Salvador, de donde puedo hablar específicamente, Serrat es un artista relativamente poco conocido, porque los programadores de música de la radio y la televisión lo han promovido muy poco; pero eso no quiere decir que no tenga muchos fanáticos en todo el territorio salvadoreño, porque los tiene. Unos con otros nos vamos pasando su música, compartiéndola y recomendándola a quien no la conoce.
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La mayoría de sus canciones originales mantienen el tono de calidad que hace que uno las ame. También no puedo dejar de mencionar su trabajo con los poemas de Mario Benedetti, Antonio Machado y Miguel Hernández. Todos esos discos son maravillosos. De todo esto escribimos hace algún tiempo con mi esposa en LA ESQUINA DE ÉRIKA Y ÓSCAR («Mis canciones favoritas de Serrat» y que en esta ocasión se podrá leer al final de este libro). No está demás decir que él ha sido una influencia poderosa sobre otros cantautores europeos y de América. Con tanta música-basura, superflua y sosa, que se oye en estos días, Joan Manuel Serrat, es un compositor honesto y de mucha fuerza interpretativa que deberían conocer y escuchar las nuevas generaciones.
*«La paloma»: creo que se le llama así para distinguirlo de otros, porque en su portada sólo aparecía el nombre Joan Manuel Serrat; pero la primer canción era La paloma, un poema de Rafael Alberti.
Fotografías extraídas de: http://www.cancioneros.com/cc/10/0/discografia-de-joan-manuel-serrat Recomiendo leer el discurso que Serrat dio al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Complutense de Madrid: http://issuu.com/gentdemarratxi/docs/serrat_-_discurso_complutense__
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THE STEVE HOWE ALBUM en Santa Ana.
Hace muchos años conocí a unos músicos intuitivos y apasionados -como casi todo durante la juventud- en Santa Ana y juntos formamos un efímero grupo musical llamado “Barón Rojo”. En realidad la banda fue bautizada por Bernardo, el vocalista; él era el alma del grupo; era de piel blanca, el cabello rubio oscuro y una voz envidiable. Le encantaba cantar música de Led Zeppelin. Yo tocaba el bajo eléctrico, la segunda guitarra la tocaba Alex Canizales, la batería Carlos… y, bueno, el tiempo se ha encargado ya de borrar los nombres de los demás integrantes de mi memoria. (Ojalá alguno de ellos leyera estas líneas y me los recordaran). Recuerdo que tocábamos «covers» en inglés de los ´70 y los ´80 en fiestas alrededor de varias ciudades del occidente de El Salvador. Una vez -bien lo recuerdo- tocamos en una fiesta de graduación del colegio San Luis junto al Grupo Bossa. Pero vayámonos al meollo del asunto. De todos los miembros del grupo musical, era Bernardo el que tenía más carisma, ya lo había dicho, y además un gusto musical por el pop-rock y el rock progresivo. Eso me gustaba mucho, porque aunque tocaba y cantaba canciones comunes y «comerciales» (como se le solía 31
llamar a la música que salía en los radios hasta hastiarlo a uno y que consumía la mayoría de la población), Bernardo realmente amaba la buena música. Yo lo seguía de vez en cuando hasta su casa para oír un rato los discos que tenía y así fue como escuché por primera vez «The Steve Howe Album». Inmediatamente le pedí que me lo grabara y ya en mi casa lo devoré por días y días. Algo que me gustó mucho fue el arte del álbum, la cubierta del disco era muy bonita y estaba llena de dibujos y de fotografías de las diferentes guitarras y mandolinas de Howe.
Yo sólo había escuchado antes a Steve Howe en el grupo de rock progresivo británico YES; pero este álbum de Howe realmente me tocó profundamente el corazón. Es un álbum muy variado en su contenido, tiene música country, pasando por un rock setentero pero muy bien elaborado, hasta llegar a cerrar con el Segundo Movimiento del Concierto en Re de Vivaldi, en donde el mismo Howe hizo un arreglo para guitarra y para un ensamble de cuerdas bellísimo. Steve Howe toca la guitarra solo, toca mientras canta una joven (Clair Hamill), toca su guitarra acompañado de una orquesta de 59 músicos, y por si fuera poco, lo acompañan también, si mal no recuerdo, dos integrantes del grupo YES: Bill Bruford y Alan White, ambos bateros increíbles.
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Steve Howe no tiene el toque de quien interpreta música académica (aunque la toca), ni tampoco la típica forma de rasgar la guitarra de los roqueros, los que lo han oído antes, saben que su manera de tocar la guitarra es absolutamente original. En fin, por todo lo que les he contado, me gustaría compartir con ustedes este enlace de la composición «All´s chord» que forma parte de «The Steve Howe Album»: http://www.youtube.com/watch?v=Q3hMVdwJVRg
Imágenes del arte de la cubierta del álbum de Steve Howe extraídas de:
http://tralfaz-archives.com/coverart/H/howe.html
POST DATA He aquí el contenido de THE STEVE HOWE ALBUM
Pennants Cactus Boogie All’s a Chord Diary of a Man Who Vanished Look Over Your Shoulder Meadow Rag The Continental Surface Tension Double Rondo Concerto in D
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SEGUIRÉ MI VIAJE
Olga Guillot
Cuando hay un amor no correspondido y el enamorado ha entendido que amar sin ser amado es una cruel quimera y entonces decide marcharse a buscar otro destino amoroso, ha empezado la liberación del amante. Van a sentir que estoy hablando de una telenovela; pero en realidad se trata de una composición musical de Álvaro Carrillo que ha sido interpretada por numerosos cantantes, la cual es «Seguiré mi viaje». Esa añeja canción, como otras similares, me provocan un “deja vu”, unos recuerdos de cosas que nunca he vivido; me veo caminando por las calles empedradas de mi pueblo, junto a muchachas con peinados de los años ´40 del siglo pasado y faldas de paletones, tacones altos y labios bien dibujados. Y la canción suena fuerte en mi cabeza: “No sufriré tu altivez, aunque puedas vivir con el mundo a tus pies, si mi más grande amor tan pequeño lo ves”. Casi puedo ver a mi papá y a mi mamá adolescentes, lado a lado, mirándose, tocándose las manos, coqueteando, sin saber que esos “inocentes” juegos conducirán a la procreación de un sujeto que muchos años después en el futuro estará escribiendo cosas y cosas aquí.
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Marco Antonio Muñiz
Entre los cantantes que en más aprecio tengo por la manera tan sincera de como interpretan “Seguiré mi viaje” están la cubana Olga Guillot y el mexicano Marco Antonio Muñiz. De este último hay dos grabaciones que pongo muy en alto, una que la hizo en vivo en Bellas Artes de México y la otra -mucho más vieja aún- la conseguí en un remoto disco LP, ambas con un bello acompañamiento de orquesta; así, con el típico ruido de los viejos discos de aquella época ida, sin que eso le reste belleza a la canción. Debo decir que me siento cautivado por el sonido de su vieja melodía, por la orquesta y por la voz de estos magníficos cantantes de una época de grandeza. He aquí a Marco Antonio Muñiz con las dos versiones de “Seguiré mi viaje”, de las que les he hablado: http://www.youtube.com/watch?v=4D6JAXmkDhU
Fotografía de Olga Guillot extraída de http://oscarperdomoleon.files.wordpress.com/2010/03/olgaguillot52.jpg Fotografía de Marco Antonio Muñiz extraída de http://latinpop.fiu.edu/discography_photos/jpgM/photo_M_661.jpg
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LO MEJOR DE MILES DAVIS Y GIL EVANS
Gil Evans y, fumando, Miles Davis *
Creo que para los amantes del Jazz el disco de recopilación «The best of Miles Davis/Gil Evans» fue un gran suceso. Para mí fue mi boleto de entrada al mundo de Miles Davis. Desde que lo oí la primera vez me enamoré de las interpretaciones tan originales de Miles Davis y comprendí que tenía que escuchar «toda» su música. Así llegué después al «Kind of blue» y otros discos. Miles Davis es un genio en todas esas grabaciones tocando el bugle y la trompeta. UN POCO DE HISTORIA En agosto de 1948 Miles Davis (1926-91) formó un ensamble de nueve músicos, el cual él mismo describió como un “laboratorio cool de experimentación”. En el experimento participó en los arreglos el canadiense Gil Evans (1912-88). La colaboración de estos dos músicos dio al Jazz uno de los aportes más grandes que ha recibido este género musical. Entre 1949 y 1950, el ensamble de Davis y Evans tuvo varias sesiones que desembocaron en varias grabaciones, las cuales terminaron siendo un álbum que se llamó “El nacimiento del Cool”. Había nacido un nuevo estilo de Jazz, el Cool Jazz.
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Portada del disco “El nacimiento del Cool”
¿QUÉ ES EL COOL JAZZ? “Las sesiones del ensamble de nueve músicos fueron «cool» en el sentido que ellos ponían mucho más énfasis en la pre-composición y mucho menos en la improvisación, una abordaje que demandaba control intelectual y restricción emocional. La tendencia propia de Davis a tocar sin la adición del vibrado expresivo, fue un factor crucial en el nuevo sonido y una forma tangible en la cual su estilo influenció a los trompetistas posteriores”. (1) El Cool Jazz es “una música etérea, flotante que usa cornos franceses, arreglos complejos y solos delicadamente tejidos.”(2) El BeBop, creado principalmente por Dizzy Gillespie, Kenny Clark, Thelonious Monk y Charlie (Bird) Parker era el estilo jazístico revolucionario que había nacido en los años ´40. El Cool Jazz surgió como una respuesta contraria al estilo BeBop. Ron David, refiriéndose a Miles Davis, describe de la siguiente manera el nacimiento del Cool Jazz: “De acuerdo a los apócrifos del Jazz, Miles hizo un inventario de sus propias limitaciones como trompetista y decidió que tratar de tocar más rápido, más agudo y más caliente que todos los demás era una empresa condenada al fracaso. (¿Quién es capaz de tocar más rápido, más agudo y más caliente que Dizzy?) Con la primera audición no puedes más que asombrarte por lo 38
rápido que tocan Diz y Bird. Después de escucharlos unas pocas veces, te das cuenta de que no sólo son ejecutantes rápidos, son pensadores imposiblemente rápidos, especialmente Bird. Miles, a diferencia de Bird y Diz, no es un pensador resplandecientemente rápido. Pero es un pensador profundo. Así que Miles toma el enfoque opuesto: toca más grave, lento y tranquilo que cualquier otro.” (3)
** Más adelante, en 1957, Miles Davis y Gil Evans se vuelven a unir y dan a luz un álbum conocido como «Miles ahead». “Nunca antes el lirismo de Davis había recibido una vitrina tan adecuada”. (4) Luego grabaron «Porgy and Bess» y entre 1959 y 1960 grabaron «Sketches of Spain», en donde sobresale el adagio del Concierto de Aranjuez.
The best of Miles Davis/Gil Evans ***
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Entre mis composiciones favoritas que forman el álbum «The best of Miles Davis/Gil Evans» están «My ship» (Gershwin), «My man´s gone now» (Gershwin), «Summertime» (Gershwin), «Corcovado» (Antonio Carlos Jobim) y «The time of the Barracudas» (Davis-Evans).
En «My man´s gone now» me gusta el contraste del inicio, que es triste, lento y apacible, y el bugle de Miles tiene un acompañamiento muy elaborado; pero ya acercándose al final de la composición, todos los vientos metales, incluyendo a Miles, se van pausadamente a los agudos con una intensidad que me para los pelos del cuerpo. Y luego, todos paulatinamente vuelven a lo sosegado y a la profunda serenidad. «The best of Miles Davis/Gil Evans», un disco necesario.
(1) Mervyn Cooke, “Jazz”, Thames and Hudson Ltd, London, 1998, p. 140 (2) Ron David, “Jazz para principiantes”, Errepar, Buenos Aires, Argentina, 1998, p. 58 (3) Ron David, “Jazz para principiantes”, Errepar, Buenos Aires, Argentina, 1998, p. 58 (4) Bill Kirchner, “Their 40-year friendship”, “The best of Miles Davis/Gil Evans”, 1997, p. 9 Fotografías: * tomada por Vern Smith y ** y *** tomadas por Don Hunstein. Nota: este artículo fue publicado por ContraPunto: http://www.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=1238:jazz-dos-grandes-un-disco&catid=90:elsalvador-cultura-arte-noticias-contrapunto-el-salvador&Itemid=50
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DOS VOCES EN EL JAZZ En la historia del Jazz ha habido -y hay- cantantes muy buenas en este género musical; pero de entre las que yo he escuchado hay dos voces que llenan –y a veces sobrepasan- todas mis exigencias musicales: Sara Vaughan y Ella Fitzgerald. Ambas tienen un registro vocal admirable y un timbre de voz muy bello. Ambas son muy afinadas y con un excelente sentido del ritmo. Simplemente son geniales. Si no las han escuchado se han perdido de todo un acontecimiento. Hay dos composiciones donde ambas hacen un alarde de calidad y de administración de la voz. En ambas canciones las dos cantantes -por separadomuestran su destreza para manejar el “scat”, que no es más que la improvisación de un trozo musical pero sin letra, o, como lo decimos en español, es tararear una melodía inventada en el momento usando sílabas sin sentido en vez de palabras; es decir, que el cantante tiene que hacer un solo de voz como si lo estuviese haciendo con un instrumento musical, como el saxofón o la flauta, por ejemplo. Esto es algo muy difícil de hacer; pero Ella y Sara lo realizan de una manera magistral y lo hacen parecer muy sencillo.
«Lullaby of Birdland» cantada por Sara es una delicia. Entra de golpe con los viento-metales tarareando y luego empieza con la letra, a la cual impregna con su característica vibración de la voz. Hay un breve y sencillo solo de piano que es seguido en forma contrastante por un momentáneo solo de batería y entonces Sara despliega toda su creatividad con su “scat”, intercalándose con diferentes instrumentos musicales, hasta caer nuevamente en la letra y la melodía preestablecida de la canción. Excelente interpretación.
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En «Blue skies», cantada por Ella, inicia con una breve probadita de “scat” que es seguida de la estructura preestablecida de la canción; pero sólo por unos compases, porque la Fitzgerald pronto se sumerge en un destello increíble de “scat”, el cual continúa haciendo la mayor parte de la canción (que dura en total 3 minutos con 45 segundos), lo cual lo convierte en una experiencia musical inolvidable. A medida que su improvisación avanza se va incorporando cada vez con más intensidad la orquesta, que alcanza, la combinación de ambas –la voz y la orquesta-, niveles casi alegremente orgásmicos. (Recuerdo que «Blue skies» me fue revelada por mi amigo Carlos Bautista, en la cabina de radio YSUCA –donde yo dirigía hace algunos años el programa “30 minutos de Jazz”.) Si me preguntan cuál de ellas es la mejor, sería como si tratáramos de decidir entre Lennon y McCartney. Creo que el Jazz no sería lo mismo sin el talento que dejaron afortunadamente grabado Sara Vaughan y Ella Fitzgerald, estas dos féminas asombrosas. Un beso respetuoso para ambas.
Fotografías extraídas de imágenes de Google.
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ATAHUALPA YUPANQUI, EL PAYADOR PERSEGUIDO
Él es considerado uno de los más grandes cantautores de su país. Y sus composiciones han sido interpretadas por numerosos artistas, como Los Chalchaleros, Mercedes Sosa, Alberto Cortez, Víctor Jara y muchos más.
Portada del disco de El payador perseguido
La primera vez que me enfrenté a su música, fue escuchando una de sus más bellas composiciones: «El payador perseguido». El viejo disco Long Play giraba bajo la aguja de diamante, allá a principios de 1980. “¿Quién es?” –pregunté, maravillado y aturdido. “Es el argentino Atahualpa Yupanqui” -me respondieron. Desde entonces su sonido quedó prendido como un rayo en mi memoria.
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Con su voz y su guitarra, Atahualpa Yupanqui (1908-1992) hizo que mis ojos y mi corazón miraran la pampa argentina, desconocida para mí, no develada hasta entonces con tanta fuerza, ni siquiera por Martín Fierro. «El payador perseguido» es un largo poema, en partes cantado y en otras, recitado, con el acompañamiento intermitente y siempre adecuado de una guitarra, tocada por el mismo Yupanqui. Yo sé que muchos dirán que peco de atrevimiento si largo mi pensamiento pal rumbo que ya elegí, pero siempre hei sido ansi; galopiador contra el viento. Eso lo llevo en la sangre dende mi tatarabuelo. Gente de pata en el suelo fueron mis antepasaos; criollos de cuatro provincias y con indios misturaos. Mi agüelo fue carretero, mi tata fue domador; nunca se buscó dotor pues se curaban con yuyos, o escuchando los murmullos de un estilo de mi flor.
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Una cosa que me asombró y que me tocó profundamente desde el primer momento que lo escuché fue que Atahualpa Yupanqui no sonaba para nada falso en cada palabra que decía. Las coplas salidas de sus labios, dichas con un lenguaje sencillo y rural, pampero, eran hondas confesiones dolorosas, pequeñas anécdotas de lo cotidiano o profundas reflexiones filosóficas. Nunca sonaban sus palabras exageradas, teatrales –en el mal sentido de la palabra- o superficiales. Sus versos siempre provenían intensos desde lo más recóndito de su alma. Si alguien me dice señor, agradezco el homenaje; mas, soy gaucho entre gauchaje y soy nada entre los sabios. Y son pa’ mi los agravios que le hagan al paisanaje. El trabajo es cosa buena, es lo mejor da la vida; pero la vida es perdida trabajando en campo ajeno. Unos trabajan de trueno y es para otros la llovida. Cuando sentí una alegría; cuando el dolor me golpió; 45
cuando una duda mordió mi corazón de paisano, desde el fondo de los llanos vino un canto y me curó…
Sus pensamientos mostraban su esencia humilde, trabajadora, pero no sumisa. Ambientalista, respetuoso de su “paisanaje”, ensalzador de la música, libre y denunciador de las injusticias. El cantor debe ser libre pa desarrollar su cencia. Sin buscar la convenencia ni alistarse con padrinos. De esos oscuros caminos yo ya tengo la experiencia. Yo canto, por ser antiguos cantos que ya son eternos; y hasta parecen modernos por lo que en ellos vichamos. Con el canto nos tapamos para entibiar los inviernos… Yo no canto a los tiranos ni por orden del patrón. El pillo y el trapalón que se arreglen por su lado con payadores comprados y cantores de salón. Por la fuerza de mi canto conozco celda y penal. Con fiereza sin igual más de una vez fui golpiao, y al calabozo tirao como tarro al basural. Se puede matar a un hombre. Pueden su rostro manchar, su guitarra chamuscar. 46
¡Pero el ideal de la vida, esa es leñita prendida que naide ha de apagar! Los malos se van alzando todo lo que hallan por ahí; como granitos de maíz siembran los peores ejemplos, y se viene abajo el templo de la decencia del país. Detrás del ruido del oro van los maulas como hacienda; no hay flojo que no se venda por una sucia moneda; mas, siempre en mi tierra queda gauchaje que la defienda. Cantor que cante a los pobres ni muerto se ha de callar pues adonde vaya a parar el canto de ese cristiano no ha de faltar el paisano que lo haga resucitar. El estanciero presume de gauchismo y arrogancia. Él cree que es extravagancia que su peón viva mejor. Mas, no sabe ese señor que por su peón tiene estancia.
La experiencia de escuchar a Atahualpa Yupanqui debe ser algo muy personal, como cuando sentimos por primera vez el sabor de una fruta silvestre o aspiramos el olor fresco del cabello de nuestra primera novia. A Atahualpa Yupanqui, cuando regreso a escucharlo, tengo que hacerlo entre el silencio y la serenidad de una habitación semi oscura. O puedo compartirlo con
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alguien que también, silencioso y con ávidos oídos como yo, se transporte a un mundo gauchesco, de honor, pobreza, dignidad y espíritu de lucha. Amigos voy a dejar esta mi parte cumplida en la forma preferida de una milonga pampeana canté de manera llana ciertas cosas de mi vida.
Siempre hay alguna tapera en la falda de una sierra y mientras siga esta guerra de injusticias para mí yo he de pensar desde allí canciones para mi tierra.
Y aunque me quiten la vida o engrillen mi libertad y aunque chamusquen quizás mi guitarra en los fogones han de vivir mis canciones en el alma de los demás.
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No me nombren que es pecao ni comenten mis trinos yo me voy con mi destino hacia el lado donde el sol se pierde tal vez alguno se acuerde que aquí cantó un argentino.
No puedo evitar sentir cierto paralelismo en los primeros dos versos de este último párrafo, con el poema de nuestro querido poeta nacional Roque Dalton: la fuerza y la sinceridad de la interiorización de saberse el cantor del pueblo, la intencionalidad del tono, la fatalidad de lo clandestino. Me refiero al poema “Alta hora de la noche”: Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre. Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas. Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. No dejes que tus labios hallen mis once letras. Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.
Atahualpa Yupanqui: toda una institución en el arte de mostrar, con la música y la palabra, el mundo externo e interno del ser humano. Coplas de “El payador perseguido” extraídas de: http://www.cancioneros.com/nc/2180/0/coplas-del-payadorperseguido-atahualpa-yupanqui Fotografías y dibujos de Atahualpa Yupanqui extraídas de: http://images.google.com.sv/images?q=atahualpa%20yupanqui&oe=utf-8&rls=org.mozilla:esAR:official&client=firefox-a&um=1&ie=UTF-8&sa=N&hl=es&tab=wi
Fragmento del poema de Roque Dalton “Alta hora de la noche”, tomado dehttp://amediavoz.com/dalton.htm#ALTA%20HORA%20DE%20LA%20NOCHE
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ALL THAT JAZZ
Ricky Loza
El domingo 25 de octubre de 2009 escuché a través de radio Clásica, 103.3 FM, el programa “All that jazz”, que se transmite todos los martes a las 13 horas, con repetición los domingos por las tardes, conducido por Carlos Bautista. Y qué refrescante fue haber escuchado de pronto un poco de jazz interpretado por músicos salvadoreños, como Víctor Tomasino, Chamba Elías, Neto Buitrago, Óscar Alejandro y Ricky Loza, entre otros. «Wave», «Perfidia», «El carbonero» y los otros temas fueron grabaciones de presentaciones en vivo en diferentes lugares de El Salvador.
Carlos Romero Cárcamo tocando el xilófono
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Sabemos muy bien que el jazz es un género musical muy poco cultivado en nuestro país. Las condiciones en general no son muy adecuadas. No hay lugares abundantes donde se les dé espacio a los músicos jazzistas, como tampoco hay muchos programas de radio ni televisión que le abran las puertas a la música de improvisación habilidosa, ni en El Salvador hay un público tan extenso que consuma jazz. Y sin embrago ha habido algunos intentos de formar agrupaciones; pero la mayoría de estos grupos han tenido una vida muy esporádica. Y esa inconsistencia y falta de continuidad en el tiempo de los proyectos jazzísticos ha contribuido al poco desarrollo en la ejecución y la composición de este tipo de arte. Otro factor importante podría ser la falta de un conservatorio de música en nuestro país, lo cual impide la especialización y mejor formación de nuestros músicos; no estoy diciendo con esto que aquí no tengamos músicos buenos, claro que sí los tenemos. Pero también debemos aceptar que otros pueblos en el mundo tienen una cultura musical más elevada que la que tenemos la mayoría de salvadoreños. Pero todo esto no debe servir para hacernos sentir acomplejados o inferiores; sino más bien debe ser un reto para los músicos y el público en general, que nos lleve a tratar de tener un oído con más apertura hacia la música, y también debería ser un estímulo para las nuevas autoridades de la Secretaría de Cultura, quienes podrían crear y promover las condiciones para un progreso más acelerado de la cultura musical en El Salvador. Si alguien no logra disfrutar una pieza de jazz es porque no ha entendido este bello género musical, lo cual no es un pecado; pero se están perdiendo de un grandioso placer.
En primer plano Neto Buitrago
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Felicitaciones para los músicos que contra corriente se sumergen en el maravilloso mundo del jazz. Y felicitaciones también para Carlos Bautista, quien con los varios programas que ha tenido de jazz durante muchos años en diferentes radios de El Salvador, es uno de los mayores promotores de este altísimo y difícil arte.
Fotografías tomadas por Óscar Perdomo León; excepto la primera fotografía en donde aparece Ricky Loza, la cual ha sido extraída de su disco «My Dreams».
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ZONA DE PROMESAS, Mercedes Sosa y Gustavo Cerati.
Mercedes Sosa (1935-2009), la cantora de LatinoamĂŠrica, siempre mantuvo un ideal y un mensaje inalterable: su canto fue siempre dedicado a los excluidos y pobres de nuestro sufrido continente. Y sin embargo, Mercedes tuvo la fortaleza de evolucionar y de cantar con otros artistas, sin perder su esencia.
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Las últimas grabaciones que Mercedes Sosa hizo (Cantora 1 y Cantora 2) antes de morir son un ramillete de colores, un arco iris de voces y ritmos. Una que me estremeció al oírla fue “Aquellas pequeñas cosas”, la cual Mercedes canta con uno de mis cantautores favoritos, Joan Manuela Serrat. Sin embargo hoy quiero hablar de una canción que compuso Gustavo Cerati y que me gusta mucho: «Zona de promesas», que es una composición que salió publicada por primera vez en 1993 en el álbum del mismo nombre, de Soda Stereo, y conformado básicamente por nuevas versiones de algunas de las canciones más representativas del grupo; en ese disco había además una única canción nueva y era precisamente «Zona de promesas». La letra de esta canción es muy bonita. ¿Quién no se refugia en su madre después de un fracaso? Pero también ¿quién no tiene la esperanza que el futuro todo saldrá mejor?
Pues bien, esta nueva versión de «Zona de promesas» grabada por Mercedes y Cerati es una verdadera belleza. Es interesante saber que ella dijo que no pudo dormir dos días antes de la grabación, porque se sentía nerviosa de cantar junto a 56
Cerati; y no de poco interés es también la reacción de él, al enterarse que ella había dicho eso; Cerati expresó que cómo era posible que ella se pusiera nerviosa cuando ella era “LA VOZ”. Lo anterior sólo demuestra la gran sensibilidad y la humildad de Mercedes Sosa. Y esto nos lleva a deducir que era una verdadera amante de la música y que lo que cantaba lo sentía de veras. Y además, que respetaba mucho a los otros artistas, sin importar que fueran más jóvenes o tal vez menos famosos que ella. En el ciberespacio hay un pequeño video que documenta las palabras de Mercedes Sosa y de Gustavo Cerati. Murió la diosa de la libertad, dijo Maradona, y Fito Páez refirió que Mercedes quedaba marcada para la eternidad. Miles de frases de cariño han surgido de gente famosa y también del pueblo común y corriente. Creo que el cariño de todos hacia ella ha sido sincero. Yo, por mi lado, escribí 05 de octubre de 2009 un pequeño comentario sobre Mercedes Sosa (“Gracias a la vida”) en LA ESQUINA DE ÉRIKA Y ÓSCAR:http://laesquinaderikayoscar.blogspot.com/2009/10/gracias-la-vida.html Les dejo aquí abajo la letra de “Zona de promesas” y además las direcciones para que alcancen algunos videos de interés relacionados con esta canción, con Mercedes Sosa y con Gustavo Cerati. ZONA DE PROMESAS Mamá sabe bien, perdí una batalla. Quiero regresar solo a besarla. No está mal ser mi dueño otra vez, ni temer que el río sangre y calme al contarle mis plegarias. Tarda en llegar, y al final al final hay recompensa.
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Mamá sabe bien, pequeña princesa, cuando regresé todo quemaba. No está mal sumergirme otra vez ni temer que el río sangre y calme. Se bucear en silencio. Tarda en llegar y al final al final hay recompensa… Tarda en llegar y al final al final hay recompensa… Tarda en llegar y al final al final hay recompensa… Tarda en llegar y al final al final hay recompensa… en la zona de promesas.
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Fotografías del disco Cantora 1 y Cantora 2 fueron extraídas de Google imágenes. Foto
de
la
portada
del
disco
“Zona
de
promesas,
Mixes
1984
–
1993”
extraída
de:http://zonadepromesasweb.com.ar/soda_stereo/discografia/especiales/Zona_de_Promesas/ Canción “Zona de promesas” completa, con fotografías de Sosa y Cerati en: http://www.youtube.com/watch?v=4APYSwWYEBo Video
documental
de
cuando
Gustavo
Cerati
y
Mercedes
Sosa
grabaron
“Zona
de
promesas”:http://www.taringa.net/posts/videos/3492977/Zona-de-promesas:-Cerati-+-M_-SosaDocumental.html Video de Gustavo Cerati dando declaraciones el 04 de octubre de 2009, durante el velorio de Mercedes Sosa, en donde él da sus impresiones en cuanto a que ella se sintiera nerviosa los días previos a que grabaran juntos; y hace otros comentarios más:http://www.youtube.com/watch?v=FWUvFm7csvU&feature=related En la siguiente dirección pueden oír una versión en vivo de “zona de promesas” con Fito Páez, en un concierto en homenaje a Soda Stereo: http://www.youtube.com/watch?v=W6NKFr2uQWI&feature=related Recomiendo estos dos videos en donde se habla brevemente de la vida de Mercedes Sosa: http://www.youtube.com/watch?v=GecEjNeBSgk http://www.youtube.com/watch?v=nC9ClKdkxDQ&feature=related
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NATURE BOY
“Nature boy” es una de las más bellas canciones que he escuchado en mi vida. Salió al aire por primera vez en 1947 y fue compuesta por Eden Ahbez. He oído muchas versiones de ella, empezando por supuesto con la que canta Nat King Cole y pasando por algunas versiones instrumentales muy buenas, como la del dios del jazz Miles Davis o la del japonés Makoto Ozone. La cantada por la chilena Claudia Acuña me gusta mucho, porque es una interpretación vocal muy bien hecha, con un arreglo muy moderno de jazz y al cual, al final, le imprime un ritmo latino. La hija de Nat King Cole, Natalie Cole, grabó hace unos años un disco homenaje a su padre en donde cantó también “Nature boy”, con el bellísimo acompañamiento de una orquesta. Pero la interpretación que hacen en vivo George Benson y Natalie Cole es una de las más grandiosas: http://www.youtube.com/watch?v=yqNRReLD9CU#watch-mainarea NATURE BOY There was a boy, a very strange enchanted boy. They say he wandered very far, very far over land and sea. A little shy and sad of eye, but very wise was he. And then one day a magic day he passed my way and while we spoke of many things, fools and kings this he said to me: “The greatest thing you’ll ever learn is just to love and be loved in return”. 61
Video de “Nature boy” http://www.youtube.com/watch?v=yqNRReLD9CU#watch-main-area Foto de George Benson extraída de: http://www.allthegigs.com/concert-reviews/images/band_pics/1123.jpg Foto de Natalie Cole extraída de:http://www.unf.edu/35th/founders/images/nataliecole.jpg Letra de “Nature boy”: http://www.sing365.com/music/lyric.nsf/Nature-Boy-lyrics-Nat-KingCole/ADF31EF29958DA5948256AF1000B59DE
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PROYECTO ACÚSTICO: jazz en El Salvador.
Proyecto Acústico. De izquierda a derecha: Juan Carlos Romero Cárcamo (bajo), Neto Buitrago (tumbadoras y batería), Mario Edgardo Romero Cárcamo (guitarra), Chepito Paiz (batería y tumbadoras), Chamba Elías (guitarra) y Carlos Alberto Romero Cárcamo (vibráfono, teclados y dirección musical).
El jazz se originó como un germen de la expresión cultural y musical de los esclavos negros de los Estados Unidos de América, en el siglo XIX, y desde entonces se ha extendido a casi todos los países del mundo, donde ha tenido un desarrollo muy variado, según la fusión que ha tenido este género musical con la cultura musical de cada país. Hay unos pocos músicos que andan por ahí tratando de mantener viva la llama del jazz en El Salvador. Excelente contribución para el desarrollo de una de las artes más bellas, como es la música.
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Pues bien, La Luna, Casa y Arte, en el coraz贸n de San Salvador, tuvo un lleno rotundo ante la presentaci贸n de Proyecto Ac煤stico, el cual fue muy aplaudido por su calidad interpretativa.
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Proyecto Acústico es un grupo musical salvadoreño de jazz y la noche del jueves 13 de enero de 2011 se presentó en un concierto con un par de composiciones ya clásicas en el jazz; pero principalmente interpretaron música original compuesta por Carlos Alberto Romero Cárcamo, Chamba Elías y Mario Edgardo Romero Cárcamo.
Carlos Alberto Romero Cárcamo
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Chamba Elías
Mario Edgardo Romero Cárcamo, con los ojos cerrados, improvisa jazzísticamente con su guitarra.
Todos estos músicos son viejos lobos de mar, ampliamente conocidos en el ámbito musical salvadoreño, que han tenido una trayectoria importante y no sólo en jazz, 66
sino en otros géneros musicales, como la salsa, el rock, la música académica y la música de corte folklórico. Todos son excelentes músicos y saben tocar muy bien. Es de hacer notar la forma tan relajada y limpia en como toca Carlos Romero. También Chamba Elías y Mario Romero, ambos en la guitarra, tuvieron unas improvisaciones jazzísticas muy destacadas.
Neto Buitrago
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Chepito Paiz
La percusión fue hábilmente salvada por Neto Buitrago y Chepito Paiz, quienes en una ocasión, incluso, se intercambiaron los instrumentos. Es importante mencionar la presencia de Juan Carlos Romero Cárcamo, un joven músico con apenas 20 años de edad, que toca el bajo de una manera excepcional, increíble, con un nivel de profesionalismo intachable (no en valde es miembro de la Sinfónica Nacional de El Salvador y ha sido seleccionado también para formar parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Centroamérica).
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Juan Carlos Romero Cรกrcamo
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Las composiciones de Chamba Elías fueron muy bien aceptadas por el público, por su expresividad y variedad. También Mario Romero fue aplaudido al presentar una composición inspirada y dedicada a su pequeña hija Cristina.
Carlos Romero, por su parte, presentó varias composiciones originales que gustaron mucho al público. Es importante resaltar el arreglo musical jazzístico que hizo Carlos Romero a la música folklórica de los Enmascarados de Cuisnahaut, 70
porque nos lleva a nuestras raíces de una manera diferente y especial. El hecho que se retome la música folklórica para desarrollarla en otro género musical, sirve como base para exploraciones y experimentos hacia nuevas expresiones musicales, sin abandonar nuestra identidad cultural.
Al final del concierto musical, subió al escenario el saxofonista Roberto Vargas, quien interpretó “Afro blue”.
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Nos alegra que haya gente tan talentosa como la de Proyecto Acústico que se atreve a ir más allá de la mera interpretación -que no es poco- y se arriesga a componer música de mucha calidad para satisfacer las necesidades del espíritu. Sería fabuloso que en un futuro cercano pudiésemos escuchar en un disco compacto la música original de Proyecto Acústico. Texto y fotografías:
Érika Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Siguiendo estos enlaces podrán escuchar a PROYECTO ACÚSTICO. He aquí «Un nuevo día» (compuesta por Carlos Romero):http://www.youtube.com/watch?v=EdEmg7n4lmM&feature=uploademail y «Pronto te lo diré»(escrita por Chamba Elías):http://www.youtube.com/watch?v=PqACYuxETHI
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JICOTE AGUAMIELERO
Hace un par de años me encontré cerca de la UCA con un mexicano con quien entablé una amena plática. Entre algunas de las cosas que hablamos le pregunté: -¿Quién es el mejor compositor de música popular de México? -Juan Gabriel -me respondió él sin vacilar. -¡No! -le respondí inmediatamente-. El mejor compositor de México se llama Gabilondo Soler. -¡Cri-Cri! -dijo asombrado el mexicano-. ¡Órale, tienes razón! Francisco Gabilondo Soler, nació en México el 06 de octubre de 1907 y falleció el 14 de diciembre de 1990, mejor conocido como Cri Cri, el grillito cantor. Sus composiciones, que supuestamente van dirigidas a un público infantil, en realidad pueden ser disfrutadas por un público adolescente o adulto. Sus letras están cargadas de ingeniosidad y contienen un vocabulario bastante extenso. Me gusta que sus canciones sean muy descriptivas, y aprecio y reconozco que siempre use en ellas la palabra adecuada y la coloque donde debe estar. En este sentido Gabilondo Soler nunca subestimó la inteligencia de los niños; al contrario, creo que con sus composiciones trató de estimular la imaginación y el conocimiento de los 73
pequeños. La temática de sus letras es muy variada y sus canciones tienen la característica de ser muy conmovedoras, puede uno de pronto reír al escuchar la picardía de la letra de «La olla y el comal» o la de «El ropavejero», y pasar a las lágrimas con «Dí por qué» o con «La muñeca fea», y luego pasar a la nostalgia con «El ropero», por ejemplo. Sus palabras suenan muy sinceras, auténticas, salidas de un corazón muy observador y sensible. Las composiciones de Francisco Gabilondo Soler son numerosas, compuso más de 200 piezas y algunas de ellas fueron cantadas también por otros grandes artistas, como Plácido Domingo, Pedro Infante, Eugenia León, Emmanuel, Víctor Manuel, Ana Belén, Miguel Bosé, Mocedades, entre otros. Algunos otros artistas como Alejandro Lora, Pedro Martínez y Roberto Gómez Bolaños han compuesto canciones dedicadas a Cri Cri. Me gustan casi todas; pero tengo algunas favoritas como el tango «Che, araña» o la magnífica fotografía de una ceremonia matrimonial en «Casamiento de los palomos»; también me gusta mucha «Chinescas». La lista es casi infinita, pero mi preferida es sin duda «Jicote aguamielero», en donde los personajes hablan según les corresponde y Gabilondo Soler retrata de una manera espléndida el amor no correspondido, la diferencia de clases sociales y la discriminación racial. JICOTE AGUAMIELERO La reina de las abejas estaba en el panal y le dijeron: «Regia majestad, alguien le quiere hablar». Cortado entró el jicote, humilde de condición, pero ilusionado de pedir… pedirle su corazón. «Parece, parece que no sabe, no sabe con quién trata, igualado bigotón». «Soy la reina, la reina por bonita y un jicote aguamielero 74
no cuadra con mi amor». Silencio quedó el jicote con tanta humillación. A la orgullosa reina del panal así le contestó: «Leí que éramos iguales a según la Constitución. La sociedad sin clases la creí; pero ya vio que no». Y el jicote aguamielero con bigotes de aguacero rezumbando regresó a su maguey. Sin rubores en la frente porque ultimadamente a la sombra de las pencas es el rey. La reina de las abejas estaba libando miel y una de sus obreras le gritó: « ¡Ahí está de nuevo aquel!» Mandando cerrar la puerta la reina se le negó, porque su afán es que se ha de casar con un emperador. «Parece, parece que no sabe, no sabe con quién trata, ese prieto barrigón». «Soy la reina, la reina por bonita y un jicote aguamielero no cuadra con mi amor». Fruncido quedó el jicote arqueándose de dolor. En su pesar cantando el infeliz así se despidió: «Adiós reinecita hermosa que me trató tan mal, pero a según las leyes del país 75
aquí todos son igual». Y el jicote aguamielero con bigotes de aguacero rezumbando regresó a su maguey. Sin rubores en la frente porque ultimadamente a la sombra de las pencas es el rey.
¡Letras perspicaces, divertidas! ¿Y qué decir de su música? Toda está muy bien tocada y elaborada, y siempre muy adecuada al tema de la letra, lo cual es muy difícil de hacer. Muchos ritmos y tipos de música fueron ejecutados por Gabilondo Soler. Y esa combinación de música y letra de una manera tan magistral es un arte no muy abundante. Definitivamente Gabilondo Soler tenía un don admirable.
Fotografía: Óscar Perdomo León
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ZUNCA, una búsqueda de la raíz latinoamericana
José “Chepito” Pineda, una de las voces de Zunca.
Un joven de Atiquizaya, departamento de Ahuachapán, me escribió diciéndome entre otras cosas, lo siguiente: “…es un gusto para mi poderle escribir después de haber visitado su blog y leer sobre el grupo Zunca. Actualmente estoy interesado por conocer más de la historia de Mi Ciudad Atiquizaya, tengo 25 años y nunca escuché de este grupo y me sorprende que estas cosas no se mencionen en la actualidad. Le escribo con el interés de informarme de parte suya sobre de este grupo…”
Smoke en una presentación en 1979. La batería era pequeña. Y nosotros éramos casi unos niños.
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Bueno, trataré de hablar de ZUNCA con la mayor honestidad y de la manera en que tengo alojados mis recuerdos de esa bella etapa de mi vida. El grupo musical ZUNCA nació como una contradicción. ¿Una contradicción? Sí. Para explicar esto debo remontarme en el tiempo, a la época en que unos amigos y yo, entre 1978 y el ´79 hicimos un grupo musical de pop-rock que llamamos SMOKE. Estos amigos eran los hermanos Mario y Carlos Romero.
Mi hermano, Mario Roberto Perdomo, tocó en los inicios del grupo SMOKE.
Tocábamos canciones originales; pero también tocábamos canciones de The Beatles, de Queen y de otros.
El 05 de diciembre de 1980 Smoke realizó un
concierto.
El
local
fue
la
escuela
Menéndez de Atiquizaya. De izquierda a derecha: Óscar Perdomo León en el bajo, Mario Romero en la guitarra eléctrica y Walter
Cárcamo
(ya
fallecido)
en
la
guitarra acústica. Atrás: Carlos Romero en la batería.
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Este grupo fue evolucionando gradualmente y las composiciones originales se fueron haciendo cada vez más largas y complicadas; ya en esta época estábamos muy influenciados por el rock del grupo británico YES. Y la composición musical original que más recuerdo de este período es «Necrópolis», la cual tenía mucho trabajo en arreglos y recuerdo muy bien que el bajo tenía por su lado casi una melodía paralela a la melodía principal; tocar «Necrópolis», con todos sus cambios de ritmo, armonía y melodía era todo un reto. No puedo dejar de mencionar el soporte logístico y moral que nos daban los padres de Mario y Carlos Romero, el Doctor Mario Edgardo Romero y la Licenciada Teresa Cárcamo de Romero.
Aquí estoy tocando el bajo eléctrico en mis días con Smoke.
Smoke en 1981
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En un punto en el que el grupo SMOKE, allá por 1984, se había desarrollado bastante en cuanto a composición y ejecución de sus instrumentos, los miembros del grupo nos encontrábamos en un país en plena guerra civil y nos enfrentábamos cada vez más a menudo con lecturas muy críticas de la situación social y política del país, como la revista ECA o los poemas de Roque Dalton, por ejemplo, todo lo cual nos llevó a tomar partido por el bando que luchaba por conseguir la justicia social y la libertad de expresión que no había en nuestro país. Todos sentimos en nuestro corazón que no podíamos seguir tocando una música tan alejada de nuestras raíces, he ahí la contradicción de la que hablaba al principio; entonces nos embarcamos en un viaje de investigación sobre la música salvadoreña y centroamericana, que luego se extendió a lo caribeño, buscando sus ritmos, su armonía, su idiosincrasia. Tuvimos muy claro desde el inicio que no nos queríamos convertir en un grupo de música panfletaria; debía ser música popular, pero la calidad tenía que imponerse. Aunque teníamos varias cosas en contra, como el hecho de no tener un equipo de sonido excelente ni un estudio de grabación adecuado; sin embargo ensayábamos y componíamos con mucha pasión.
De izquierda a derecha: Mario Romero, David, Gustavo Pineda, Carlos Romero y Juan Carlos Flamenco. Acurrucados: Óscar Perdomo León y Otto Hugo Urrutia. Más tarde se incorporó al grupo José “Chepito” Pineda, que no aparece en esta fotografía.
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Prácticamente el grupo tenía cuatro primeras voces: Otto Hugo, Juan Carlos, Carlos Romero y Chepito Pineda.
Aquí estamos en una presentación en el teatro de Atiquizaya.
En esta foto se puede observar a la izquierda a la actriz del grupo de teatro Hamlet Ofelia Bustos, quien en aquellos días se presentó en varias ocasiones bailando al ritmo de Zunca.
ZUNCA usaba instrumentos musicales -algunos de ellos propios o muy comunes de la región centroamericana y del caribe- como la guitarra, la marimba, el violín, el contrabajo, el cuatro, la chirimía, la caramba, la concertina, la quijada de burro, las congas, las tumbadoras, los timbales, las maracas, etc.
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ZUNCA asistió a numerosos festivales que se organizaban en la Universidad de El Salvador; así como a otros eventos en los que se protestaba contra las injusticias de los gobiernos de turno (recuerdo que uno de los grupos populares musicales más famosos de esos días y que compartió escenario en varias ocasiones con ZUNCA fue GÜINAMA). ZUNCA tocó en numerosos lugares del territorio salvadoreño, así como en Guatemala y Estados Unidos.
Nacido en Atiquizaya, ZUNCA estaba constituido por Mario Romero, Carlos Romero, Juan Carlos Flamenco, Otto Hugo Urrutia, José “Chepito” Pineda, Gustavo Pineda y Óscar Perdomo León, todos estudiantes universitarios de aquellos días (y originarios de Atiquizaya, excepto Gustavo y en la actualidad ya todos son profesionales, entre médicos, ingenieros y licenciados). Otro miembro, que estuvo pocos días, fue David (de cuyo apellido –lo confieso- no me acuerdo), que no tocaba, sino que bailaba en ciertas canciones; otro miembro de la fase final del grupo fue Neto Buitrago. Cuando fuimos a Estados Unidos nos ayudó mucho José Max Portillo, quien no tocaba con el grupo, pero tenía mucha experiencia en aquel país y conocía muy bien Los Ángeles y San Francisco. El nombre ZUNCA se origina del nombre de un cantón perteneciente a la jurisdicción de Atiquizaya. También, cuenta una leyenda popular, que Zunca se llamó un príncipe precolombino, de la estirpe de los pocomames, provenientes de los mayas de la zona occidental de lo que sería después El Salvador; el príncipe Zunca era un líder bondadoso con su pueblo; tuvo un amor frustrado con la princesa Agüijuyo.
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Nos gustaba tanto la música que llevábamos nuestros instrumentos a los ríos y a las caminatas que hacíamos.
Casi a finales de los años ochenta en grupo ZUNCA se desintegró. Hubo varias circunstancias; una de las de mayor peso fue que todos los miembros estábamos adquiriendo más responsabilidades con el estudio o con el trabajo; en mi caso era difícil continuar con la música mientras estudiaba la absorbente carrera de Medicina. He aquí algunas de las composiciones musicales de ZUNCA: El surco de don Simeón, María Blanquita, Danza del requise, El indio Anastasio Aquino, El samangueón, La esperanza, El negro Nayo, Cada vez, Toñito (el cipote de Santiago), Quiero que sepas, corazón, Esa morena, El debercito y La libertad de mi pueblo. He aquí una explicación de cada una: 1-El surco de don Simeón, cuya introducción es un fragmento de una grabación de la “Banda Típica de Ciudad Delgado”; luego inicia la guitarra, el violín, la marimba y el contrabajo de Zunca. La canción habla sobre el problema de la tenencia de la tierra. 2-Punto Guanacasteco es una canción instrumental con un ritmo alegre; es una tonadilla típica de Costa Rica. 83
3-María Blanquita es una cumbia que habla de amor y de la esperanza por una cambio en El Salvador “…mañana voy a darte un vestido color chiltota y la muerte de la opresión…” 4-Danza del requise. Pieza instrumental; es quizá la composición que más se acerca a la visión de rescatar los valores musicales tradicionales del El Salvador. En esta se usa el instrumento folclórico “la caramba” (“la caramba se toca con palito”, escribió Salarrué). El nombre de su composición alude también el requise de armas durante la guerra civil salvadoreña. 5- El indio Anastasio Aquino tiene música original de Zunca; pero su letra fue extraída de un poema anónimo; además en medio de la canción se recita un poema original de Roque Dalton que habla sobre Anastasio Aquino. La canción alude el levantamiento indígena de 1832 dirigido por Aquino, el cual se originó debido a que los indígenas fueron despojados de sus ejidos (terrenos que usaban los indígenas para cultivar de una manera comunitaria). 6-El samangueón es una tierna canción que habla sobre el terrible terremoto que golpeó a El Salvador en 1986. 7-La esperanza es una composición bellísima que habla sobre la ilusión de los hombres que se fueron a la lucha armada por ideales puros de justicia y democracia para El Salvador. Esta composición musical tiene, para mí, casi todas las características de un himno. Hay dos versiones aquí, la original grabada en 1986 y la versión de 2008. 8-El negro Nayo está inspirado en el cuento “El negro”, perteneciente al libro “Cuentos de barro”, de nuestro querido escritor Salarrué. Habla sobre como el aprendiz supera al maestro; Chabelo, quien era un gran pitero, le prestó su pito al negro Nayo y este de una forma autodidacta aprendió a tocar el pito de una manera maravillosa. 9-Cada vez es un romance prohibido entre un hombre y una mujer. 10-Toñito (el cipote de Santiago) habla sobre un niño pobre que “se rebusca” para sobrevivir y que no deja de pensar en la justicia que debería haber en El Salvador. 11-Quiero que sepas, corazón es un bolero que habla sobre el anhelo de tener el pan de cada día en la mesa y de dejar atrás la tristeza y el dolor. Nos invita a pelear por un mundo mejor. 12-Esa morena es una cumbia que habla sobre el amor en la pobreza. 13-El debercito es una cumbia que roza entre la comedia y la denuncia.
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14-La libertad de mi pueblo es una composición que denuncia la falta de libertad de expresión y otras libertades básicas en los años ´80 en El Salvador y la ilusión de que eso tuviera un cambio. ¿Por qué no se oye hablar de Zunca en El Salvador y ni siquiera en la ciudad de Atiquizaya? Pues creo que es porque todos los salvadoreños tenemos una enfermedad de la cual todavía no nos hemos podido curar: la-falta-de-memoriahistórica. Sin embargo, puedo decir hoy con propiedad que ZUNCA fue un grupo es cierto que de vida muy breve, pero que en el poco tiempo que existió, logró dejar un par de grabaciones originales que vale la pena que las conozcan nuestros nietos algún día.
ANEXO
Anexo: 1-En esta fotografía aparezco tocando el contrabajo y vestido con el cotón blanco que todos teníamos en Zunca; pero el adorno de los hombros y el pecho, que era muy vistoso, era una tela que compramos con mi mamá en Nahuizalco, Sonsonate, de la misma que muchas mujeres indígenas de la región usan en sus refajos; mi mamá la cosió cuidadosamente sobre la tela blanca y me gustó mucho como quedó.
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2- Lo siguiente fue escrito por algunos de los integrantes de Zunca: “Bellos recuerdos del grupo Zunca y no sólo por el contenido de su mensaje, siempre de esperanza y paz, sino también por la presencia escénica del grupo, la musicalización y lo sonoro de sus conciertos; dicen que lo bueno viene en frascos pequeños y eso fue Zunca, poco tiempo de vida, gran aporte. Un abrazo Oscar.” JUAN CARLOS FLAMENCO.
“Oscar, lo más valioso del grupo Zunca era su autenticidad; en este sentido se logró una unidad temática entre presencia en los escenarios, en los textos, en la instrumentación y en los arreglos que hacíamos, nada estaba de más. Pero lo más importante y trascendental, pienso, es que todo lo que hacíamos, salía de nuestro joven y rebelde corazón.” CARLOS ROMERO Totalmente de acuerdo con ustedes Carlos y Juan Carlos. Y fíjense que una cosa que recuerdo es que en los días en que andábamos tocando en la universidad y todos esos lugares, andaban otros grupos, pero no tocaban música original, sino de otros grupos musicales centroamericanos o sudamericanos, y nosotros, aunque tocábamos el Torito Pinto y un par más de “covers”, el 95 % de lo que tocábamos era la música original que habíamos compuesto. ÓSCAR PERDOMO LEÓN
Fotografía de la entrega de pasajes extraída de la prensa nacional y el resto en su mayoría fueron tomadas por la familia Romero Cárcamo.
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TRES CANCIONES DE STING
“Dark angels follow me…” (1)
Sting tiene una amplia discografía como solista, que me agrada más que la que hizo con The Police. Esta vez quiero hablar de tres de sus canciones que me gustan por su sentido social. «They dance alone (Gueca solo)» es una canción del disco «…Nothing like the sun» de 1987, escrita e interpretada por Sting. Es una composición musical que me atrajo desde el primer momento. Al ir entendiendo su letra, la canción se volvió aún más querida para mí. Una obra que aguijonea la fatal dictadura de Augusto Pinochet. Y con el agregado que en la grabación participaron, entre otros, tres músicos muy conocidos: en la guitarra Eric Clapton, Bradford Marsalis en el saxofón y Rubén Blades en el fragmento hablado en español. Sting escribió sobre «They dance alone (Gueca solo)» lo siguiente, en el folletito anexo al disco: “En el Tour Amnistía de 1986 los músicos fuimos presentados a prisioneros políticos de todo el mundo, víctimas de tortura y encarcelamiento sin juicio. Estos encuentros tuvieron un fuerte efecto en todos nosotros. Una cosa es leer acerca de la tortura, pero hablar con una víctima te coloca un paso más cerca de la realidad que es tan espantosamente penetrante. Todos estábamos profundamente
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afectados. Miles de personas habían «desaparecido» en Chile, víctimas de los escuadrones de la muerte, de las fuerzas de seguridad, de la policía y la fuerza armada. El encarcelamiento con tortura y sin tener un juicio es una cosa común. La «Gueca» es una danza de cortejo tradicional chilena. La «Gueca solo», o el baile solitario,
es
ejecutado
públicamente
por
las
esposas,
hijas
y
madres
de
«desaparecidos». A menudo ellas bailan con las fotografías de sus amados colgadas de sus ropas. Es un gesto simbólico de protesta y dolor en un país donde la democracia no necesita ser «defendida», sino practicada.”
“¿Por qué están bailando aquí solas estas mujeres? ¿Por qué hay tristeza en sus ojos? ¿Por qué estos soldados aquí están con sus rostros como piedras? No puedo ver lo que ellos desprecian. Ellas bailan con los desaparecidos. Bailan con los muertos. Danzan con los invisibles. Danzan con su silenciosa angustia. Danzan con sus padres. Danzan con sus hijos. Danzan con sus esposos. Ellas danzan solas, danzan solas… “Es la única forma de protesta que les es permitida. Yo he visto sus silenciosos rostros gritar muy fuerte. Y si ellas hablaran, serían desaparecidas también.
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Otra mujer en la mesa de tortura. ¿Qué más pueden ellas hacer? “Hey, señor Pinochet, usted ha sembrado una amarga cosecha. Es el dinero extranjero el que lo sostiene. Un día ya no habrá más dinero, ni salario para los torturadores, ni presupuesto para sus armas. Piense, señor Pinochet, en su propia madre bailando con su hijo invisible…”
«Children´s crusade» es una canción del álbum «The dream of the blue turtles» de 1985 en la que Sting habla acerca de los jóvenes y casi niños que son enviados como carne de cañón a las guerras, “a países que ellos nunca habían visto”. “Un comercio amargo de muerte, todas esas jóvenes vidas traicionadas, todo por una cruzada de niños…”
Además del mensaje de protesta contra la guerra, se puede escuchar un suculento solo de saxofón soprano interpretado por Bradford Marsalis. «Russians» es una canción también del álbum «The dream of the blue turtles» y está enmarcada en la pasada guerra fría. Habla de los temores mundiales y de la ignorancia de muchos ciudadanos estadounidenses al no conocer a fondo a la gente de la extinta Unión Soviética y viceversa. Las dos grandes potencias mentían. En 89
ciertas partes la letra de la canción es irónica. En otras dice verdades espeluznantes. Refiere Sting que una parte de la melodía la tomó prestada del compositor Sergei Prokofiev. “En Europa y en América hay un creciente sentimiento de histeria, condicionado a responder a todas las amenazas de los discursos retóricos de los soviéticos. El señor Krushchev dijo: «Nosotros los enterraremos». Yo no me suscribo a este punto de vista. El señor Reagan dice: «Nosotros los protegeremos». Yo no me suscribo a este punto de vista. Compartimos la misma biología, a pesar de la ideología…”
Las canciones de Sting impactan no sólo por su calidad musical, sino por la profundidad de sus letras.
(1) Fragmento tomado de la canción “Why should I cry for you” de Sting. Fotografías tomadas de los álbumes de Sting: “…Nothing like the sun”, “The dream of the blue turtles” y “Mercury falling”. Traducción de los fragmentos de las letras de las canciones y las palabras de Sting que aparecen aquí: Ó. P. L.
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PANCHO LARA
No recuerdo si fue en el año de 1986 o en el ´87 que conocí, por pura casualidad, a don Francisco Antonio Lara Hernández, conocido popularmente como Pancho Lara, uno de nuestros más fructíferos y conocidos compositores musicales. Fue en la época en que yo tocaba en el grupo musical Zunca y me encontraba esperando la hora del ensayo en la casa del Dr. Mario Edgardo Romero en la colonia Vista Hermosa de San Salvador. Por alguna razón salimos a la calle y en ese preciso momento iba pasando don Pancho Lara. El Dr. Romero lo invitó a pasar e inmediatamente puso un disco LP donde estaba una versión de «Las cortadoras». Recuerdo que don Pancho sonreía complacido.
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Pues bien, en el Museo de Antropología de la Universidad Tecnológica, en San Salvador, se encuentra una sección dedicada al compositor salvadoreño que realmente vale la pena visitar.
Caricatura realizada por el pintor y caricaturista atiquizayense Rigo Guzmán
Pancho Lara nació en la hacienda «La Presa», jurisdicción de Santa Ana, el 03 de diciembre de 1900, pero fue asentado en la ciudad de Armenia, Sonsonate. Se dice que desde la edad de 15 años empezó a componer poemas y siempre fue un esmerado autodidacta. Aprendió a tocar guitarra, marimba, piano y mandolina.
Guitarra de Pancho Lara
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Sus composiciones musicales más conocidas, como «El carbonero», «Jayaque» y «Las cortadoras», nos remiten inmediatamente a nuestra comarca y las amamos casi inconscientemente; esas canciones han hecho además brotar las lágrimas de los salvadoreños que viven en el extranjero, porque las reconocen como propias; sin embargo las canciones de Pancho Lara no se reducen a unas tres o cuatro, sus composiciones son muchas, hasta el momento se han registrado 205 canciones compuestas por su creatividad, así como 24 prosas poéticas. Toda su obra literaria se publicó distribuida en cinco libros.
Pancho Lara durante los días que estuvo en México
Sus canciones han sido interpretadas por muchos artistas nacionales, como Los Hermanos Cárcamo y los Hermanos Flores, así como por artistas extranjeros como los mexicanos Jorge Negrete y Lucha Villa. Se cuenta que Lucha Villa le cambió
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algunas palabras a la grabación que hizo del Carbonero y que Pancho Lara se molestó, por lo que ella le escribió una carta de disculpa.
La máquina de escribir de Pancho Lara
Durante muchos años Pancho Lara publicó artículos de opinión en La Prensa Gráfica; era una columna llamada «Cartas a Bismuto» en la que hacía cierta crítica social, de una manera amena a través de cartas que le escribía a un perro llamado Bismuto. “Muchas de esas cartas contienen muestras inequívocas de su intuitiva sensibilidad social y de la gran sabiduría que adquirió en el transcurso de su vida…” (1)
Salarrué, uno de nuestros más grandes literatos, escribió en el Diario Patria el 10 de abril de 1935 lo siguiente:
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“Pancho Lara es un compositor de canciones nacionales, el más feliz intérprete cancionero que nos ha nacido: sus canción es fiel, nacida del grato dolor de una soledad interna sin más ambiciones que aquella laudable de atrapar las mariposas lindas del terruño, mostrarlas entre dedos trémulos de la emoción y soltarlas entre la gente niña. “Hacer canciones al niño triste, al opacado niño de Cuscatlán, es un milagro que Lara ha hecho sin fama, sin truco, sin querer casi. ¿Se sabe esto aquí en la capital? Bueno, pues que se sepa. “¿Cómo hacemos para que San Salvador, el corazón de Cuscatlán, oiga a Francisco A. Lara con el oído (no con las orejas), sin precio, creyendo en él siquiera a la manera deportiva? Lara sabe lanzar el disco de su canción y cada día bate su propio record.”
El bastón y los lentes de Pancho Lara
Y Claudia Lars, nuestra más elegante poeta, señaló: “Las cualidades de la canción de Pancho Lara son la ternura, diafanidad y sencillez. “Espíritu fino, corazón ingenuo y modesto, temperamento poético y enamorado del terruño, su canción campesina es la más cuzcatleca que El Salvador ha tenido hasta
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nuestros dĂas, y sus rondas infantiles son dignas de ser oĂdas al otro lado de las fronteras.â€? (2)
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Pancho Lara fue un ejemplo de dedicación a lo que él más amaba, la música. Y es ahora un ejemplo para que los jóvenes talentos de nuestro país aprovechen el tiempo y dediquen muchas horas a estudiar y a componer música original, porque eso hará más grande a nuestra patria.
Fotografías tomadas por Óscar Perdomo León en el Museo de Antropología de la Universidad Tecnológica.
(1) Tomado de la página oficial de Pancho Lara:
http://www.pancholara.com/biografia.php?id=1
(2) Palabras de Claudia Lars tomadas del Museo de Antropología de la Universidad Tecnológica. Datos biográficos tomados de la página oficial de Pancho Lara.
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CONCIERTO EN METROCENTRO
El domingo 21 de junio de 2009 se llevó a cabo un concierto de música popular variada, entre rock, reggue y otros, en el parqueo de la octava etapa de Metrocentro, en San Salvador. Llegué tarde, así que me perdí de algunos músicos, por ejemplo no oí a la nicaragüense Katia Cardenal, cuya voz resalta en Guardabarranco. Casi llegué al final de la presentación del hondureño Guillermo Anderson. Hubo también varios grupos salvadoreños, como Adhesivo, Bajo tierra, etc.; pero bueno, me gustaría dar algunos comentarios específicamente sobre tres de los que se presentaron, porque fueron los que más me emocionaron: El Ático, Pamela Robin y Guillermo Anderson. Por supuesto que el escuchar la música en vivo tiene unos beneficios insuperables y su contrapartida irremediable. Empezaré con Guillermo Anderson, con quien me une un lazo sentimental platónico, musicalmente hablando, porque el haber oído ya uno de sus discos ha sido suficiente para rendirle mi admiración. Su singularidad es tan cercana a nosotros y al mismo tiempo tan lejana.
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Su música es una especie de fusión de varios ritmos caribeños, aunque se percibe también influencia de la Nueva Trova Cubana y lejanamente del pop estadounidense. Y en cuanto a sus letras tengo la impresión al oírlas de que son sinceras, auténticas, originales, muy coloridas. Escuchar «Costa y calor», por ejemplo, es prácticamente como ser transportado a la orilla de una playa caribeña y a un trópico tan conocido para nosotros los centroamericanos: Una niña que juega junto al mar, canto de hombres que vienen de pescar, sol que baña de luz el corazón y que llega a la orilla hecha canción, palmerita que baila yacunú, sombra de mazapán, mango y bambú. Piel de coco y ojitos de carey, donde el mar es indiscutible rey, tamborista, maraca, inspiración, noche dulce, calor, tabaco y ron, tierra mía de yuca y caracol, Dios me puso a crecer bajo tu sol. Costa y calor, magia del mar, reino que invitas al pelícano a jugar. Dame tu luz, baña mi ser, dame las fuerzas que me incitan a querer…
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Una sorpresa agradable fue encontrar que el batero que había sido invitado para acompañar a Guillermo Anderson era Carlos Romero Cárcamo, músico muy completo, excelente percusionista, compositor y arreglista; también toca cualquier instrumento que se le ponga enfrente, como piano, charango, marimba, guitarra o lo que sea.
Carlos Romero
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*** Pamela Robin es una mujer con una voz privilegiada. Pero además la pasión que le imprime a las canciones es muy especial, de tal manera que uno siente la intención genuina de su interpretación. También tiene bastante presencia en escena.
Al subir al escenario dijo que cantaría sólo “dos rolas”; pero entre el público estaban los fanáticos de Adhesivo, que se encontraban ya impacientes, y en un arrebato de irrespeto y de intolerancia a la variedad, le gritaron groserías a la fémina artista, antes de que empezara a cantar. Con dignidad, cantó únicamente una canción («Es tan difícil») y bajó de la tarima. Pero la cantó muy bien, a pesar de las malas presiones. Muchos nos quedamos con las ganas de seguirla escuchando. 102
Sé que dormía porque estaba soñando y tú estabas ahí, junto a mí. Yo hacía de todo y me dejé llevar por un miedo, uno tras otro… Nunca fui tan feliz junto a ti. No sé cómo, no sé cuándo, no sé dónde, pregunté cuándo vamos a llegar. Porque es tan difícil, es tan difícil, estar aquí en el aire sin ti. Yo sólo quiero con mi vida no esperar de más, yo sólo quiero que esto sea más fácil para mí…
En la grabación de estudio de «Es tan difícil», en la parte que dice “No sé cómo, no sé cuándo, no sé dónde…” hay un claro ejemplo de la calidad, la dulzura y, al mismo tiempo, de la fuerza que tiene la voz de esta cantante nacional. Y la noche del concierto no fue diferente. Pamela invocó a las diosas del canto y ellas la sostuvieron e hicieron volar por los aires, como a un ángel. Aun cuando hubo un pequeño problema técnico de sonido, Pamela se robó el show.
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La Robin es una de esas artistas que con la voz que tiene no tiene nada que envidiarle a ninguna cantante del mundo. Y aunque sé que le gusta cantar casi sólo sus temas originales, a mí en lo personal (que me encantan las distintas versiones) me gustaría alguna vez oírla cantar un par de baladas que solía interpretar Freddie Mercury, como “Love of my life”, “Dear friends” o “Lily of the valley”; estoy seguro que ella lo haría excelentemente. Pamela Robin: una voz exquisita.
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*** En mi adolescencia empecé a escuchar algo de rock sinfónico y de rock progresivo; uno de los que más me gustaban (y me gusta todavía), por ejemplo, era el grupo británico YES. De verdad que oírlos es un placer extremo. La banda de la que hablaré a continuación me recordó ese tipo de rock. Un rock interesante y bien tocado.
Porque tuve el goce de escuchar a un trío de músicos tocando con verdadera calidad por la tarde (mucho antes de que cantara Pamela Robin), que al instante sentí que había valido la pena estar ahí en el concierto. Y me refiero a El Ático, un grupo de rock progresivo muy bien coordinado. Muy bien ensamblado. Afinados. Con una armonía bien elaborada y unos giros métricos bien enlazados. La base rítmica muy bien asentada.
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El batero no podía ser mejor. Muy entregado, con mucha intuición para dar el golpe adecuado a cada segmento de su instrumento, en cada parte de las composiciones.
Mantener la velocidad apropiada y “dar el platazo” en el momento justo requiere no sólo de entrenamiento continuo, teórico y práctico, sino de un sentido del ritmo que no todos tenemos. Este baterista de “El Ático” era realmente bueno.
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El bajista estaba efectivamente compenetrado con las composiciones musicales y muy bien conectado con la percusi贸n. Se le ve铆a tocar muy suelto y seguro. Ciertamente disfrutaba de su instrumento.
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El guitarrista parecía estar todo el tiempo inspirado. Se observaba tranquilo; positivo en su propósito. Muy hábil. Limpio en su toque. Los acordes siempre bien armados. Rápido al ejecutar escalas, con delicadeza al tocar solos lentos, pero con la fuerza necesaria para las típicas distorsiones del rock.
Las composiciones de este grupo fueron todas instrumentales.
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El público recibió muy bien a la banda El Ático y se mantuvo la mayor parte del tiempo hipnotizado con su música.
El Ático, en pocas palabras, un trío con gran calidad.
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Mi esposa Érika disfrutó de la música
Unos jóvenes de Sensuntepeque acudieron al concierto
La foto del recuerdo. Mi esposa y mis hijas con Guillermo Anderson.
Fotografías: Óscar Perdomo León
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MERCURIO
Empieza a amanecer y los gallos con sus voces raspadas cantan con toda su energía; las gallinas, que sólo saben cacaraquear, me imagino que se asombran al oírlos y quedan extasiadas con ellos y sometidas a su autoridad. No sé si la comparación que voy a hacer es buena (ya que los gallos no son muy elegantes ni cantan tan bien que se diga; mas pensemos relativamente), lo cierto es que creo que de la misma manera también nosotros, los simples humanos que sólo medio podemos tararear una canción, nos maravillamos al escuchar a otro ser humano, mujer u hombre, cantando como sólo lo harían los dioses. Cuando yo era adolescente los hermanos Romero, Mario y Carlos, regresaban de San Salvador con un disco LP nuevo cada fin de semana a su ciudad natal, Atiquizaya, en donde yo vivía. Casi siempre era música académica como Beethoven o Brahms y nos sentábamos frente al tocadiscos horas y horas a escuchar música. Nos la pasábamos muy bien hablando de música y escuchándola. Yo aprendí mucho de ellos, de los discos y de los hermanos. Pero un día los hermanos Romero trajeron un disco diferente, un concierto grabado en vivo, era «Queen live killers», de 1979, en el que había una especie de recopilación de algunas de las mejores canciones del grupo musical británico Queen. Yo quedé verdaderamente fascinado. Un par de semanas después traían otro disco de Queen, el «Jazz», de 1978. Luego mi mamá me compró, con muchas dificultades, «Sheer heart attack», de 1974 y «News of the world», de 1977. No parábamos de oírlos y oírlos. Poco a poco fuimos consiguiendo de una u otra manera todos sus discos. Y empezamos también a tocar 111
e intercalar las canciones de Queen con las canciones originales que hacíamos nosotros; Mario Romero tocaba la guitarra eléctrica, su hermano Carlos la batería; mi hermano Mario la guitarra acústica y yo el bajo eléctrico; pero bueno, esa es otra historia de la que ya hablé en «ZUNCA, una búsqueda de la raíz latinoamericana». .
Lo que hoy quiero decir es que para mí, el mejor cantante de rock que ha habido alguna vez ya murió, y sin embargo está más vivo en sus grabaciones y en mi corazón que ningún otro, su nombre es Freddie Mercury.
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Desde el inicio en que uno lo escucha se da cuenta que su voz no sólo tiene potencia, sino también belleza. Su timbre de voz es inconfundible. Mercury puede con su voz pasar de una melodiosa suavidad, llena de ternura, a una afinada distorsión que le pone los pelos de punta a cualquiera. Su destreza como compositor inspirado en indiscutible. Hay numerosas melodías de gran preciosidad, a las que acompaña con letras interesantes. También es impresionante la manera en cómo Mercury fusiona la música rock con la música académica. Y su más grande ejemplo, que no el único, es «Rhapsody bohemy».
Aunque se sabe que su pareja sentimental lo acompañó hasta fin de sus días, dicen también que nunca fue correspondido con el verdadero amor que se merecía. Esto no podemos saberlo con certeza, pero a veces pienso que algo de verdad debe haber en ello. De cualquier manera todos hemos sufrido alguna vez la soledad o alguna 113
traición de amor y Freddie no pudo haber sido la excepción. Quizás por eso su voz suena tan desgarrada emocionalmente, tan limpia y sincera, en canciones nostálgicas y tristes como «Save me», «Love of my life» o «Somebody to love», canciones que él mismo había compuesto y que al escuchar la letra y combinarla con la música, se da uno cuenta de la calidad y de la honestidad de Mercury al componer e interpretar. Save me, save me, save me. I can´t face this life alone. Save me, save me, save me. I´m naked and I ´m far from home.
Oír ese estribillo y caer después, a los 2:20 minutos de la canción, de pronto como en un abismo en el que se queda uno flotando durante 15 segundos en el fondo de una guitarra acústica, mágicamente tocada por Brian May y escuchar, seguidamente, la característica y majestuosa –royal- guitarra eléctrica de Brian y entonces volver a la voz de Mercury: Each night I cry and still believe the lie I love you ´till I die…
E inmediatamente oír esa guitarra eléctrica distorsionada que toca una melodía que es como un puñado de sal y un chorro de jugo de limón sobre una herida… Les aseguro que es eficacia pura, calidad en su más alto nivel; músicos tocando de verdad; pero también un delicioso masoquismo para el que ha sufrido una decepción de amor.
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Quiero decir con énfasis, antes que nada, que respeto las inclinaciones sexuales de todas las personas. En Freddie Mercury sus inclinaciones sexuales eran obvias, especialmente al verlo cantar; pero también en algunas canciones al escucharlo. Es más, estoy convencido que en algunas ocasiones, en ciertas composiciones, esa circunstancia le favorecía, porque ¿quién cantaría mejor que él «My melancholy blues», del álbum «News Of The World, por ejemplo»?
El verdadero nombre de Freddie Mercury era Farrokh Bommi Bulsara y había nacido el jueves 5 de septiembre de 1946 en la pequeña isla de Zanzíbar, una isla del Océano Índico que ahora es parte de Tanzania.
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Durante su niñez inició sus clases de piano. “… y se esforzaba en cada una de ellas con empeño… Tanto es así que consiguió la nota más alta tanto en la parte práctica como en la teoría”. (1) Casi durante dos décadas dirigió a Queen, uno de los grupos de rock-pop más exitosos de la historia, con canciones que satisfacían a los oyentes más exigentes. Grabó 16 discos originales con Queen, dos discos en solitario («Bad Guy» de 1985 y «The Freddie Mercury Álbum» de 1992); también grabó el álbum «Barcelona», con la diva catalana de la ópera Montserrat Caballé, en 1987. “En noviembre de 1995, el mundo pudo escuchar a Freddie con un nuevo disco, titulado «Made In Heaven». Fue el último trabajo que grabó la estrella con la banda, aunque el álbum tuvieron que terminarlo en solitario, John, Brian y Roger, en memoria del alma inmortal de Freddie Mercury”. (2) En sus últimos días su aspecto físico se había deteriorado mucho. Falleció en Londres el domingo 24 de Noviembre de 1991, de una bronconeumonía, como una severa complicación del SIDA que estaba padeciendo. “Un funeral tranquilo y familiar se organizó tres días después de su muerte. Freddie fue cremado y no hay ninguna tumba para visitar.” (3) “La muerte de Mercury conmocionó el panorama mundial de la música y los homenajes se sucedieron uno tras otro. El 20 de abril de 1992 se celebró uno de los más emotivos en el Wembley Arena de Londres. Estrellas del firmamento pop y rock, como Elton Johnn, Guns N´ Roses, Seal, Metallica, David Bowie, Robert Plant, Roger Daltrey, George Michael y Liza Minnelli, se reunieron para rendir tributo al cantante desaparecido.” (4)
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Freddie Mercury en 1991. Esta fue la última vez que posó para una foto.
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Para los que crecimos con su música, el día de su muerte fue muy triste. Yo sentí algo parecido a lo que experimenté cuando fue asesinado John Lennon: una mezcla de incredulidad y de tristeza. “I don´t wanna die. I sometimes wish I ´d never been born at all”, escribió Mercury en su afamada “Rhapsody bohemy”, como si en un momento de iluminación de presagio hubiese visto su fatídica muerte. Si Mercury nunca hubiese nacido, el mundo se hubiera perdido de uno de los mayores placeres musicales que ha habido en la música popular. A Freddie Mercury me gusta recordarlo así, como se oía y veía a inicios y mediados de los años ´70. Con todo el ímpetu de la juventud. Con toda su creatividad enardecida. 117
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“Freddie Mercury era un gran amante de los gatos y tenía un clan de 7 felinos en su residencia. No obstante, de entre todos ellos, sentía una especial predilección por una hembra a la que llamó Delilah y a la que dedicó una canción con el mismo nombre. Esta canción apareció en el disco Innuendo en 1991”. (5)
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Estatua de Freddie Mercury en Montreux
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Cuando pienso en la música de Queen, siempre pienso en mis años de adolescencia. ¿Cómo olvidar a Carlos Romero Cárcamo, siendo un niño, tocando la batería y cantando “Don´t stop me now”? ¿Cómo no recordar a mis amigos Shamba Góchez, al Viex, a Mario Romero Cárcamo, a mis hermanos Mario y Wendy, que también eran amantes de la música de Queen? ¿Cómo ocultar mi satisfacción al pensar en las sesiones de escuchar y tocar música de las canciones que cantaba Freddie Mercury? «We are the champions» cantó Mercury con mucha emoción. Y tenía razón, porque como cantante, pianista y compositor, como un todo creativo e interpretativo, un verdadero genio de la música y carismático como pocos, Freddie Mercury es el campeón. (1) Wikipedia, la enciclopedia libre, http://es.wikipedia.org/wiki/Freddie_Mercury (2) y (3) Fernando Ibiza Roselló, de su página: http://www.geocities.com/sunsetstrip/palladium/1574/freddie.html (4) Biografías y vidas, http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mercury.htm (5) Wikipedia, la enciclopedia libre, http://es.wikipedia.org/wiki/Freddie_Mercury Todas las fotografías extraídas del disco para computadora de Queen, con la discografía completa del grupo, excepto las fotografías *, ** y ***, las cuales fueron extraídas de Wikipedia, la enciclopedia libre: http://es.wikipedia.org/wiki/Freddie_Mercury
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MIS DISCOS FAVORITOS DE QUEEN, la reina del rock.
Hace unos días escribí «Mercurio», una breve reseña sobre Freddie Mercury y mi amor por su música. Esta vez quiero hablar en general sobre el grupo Queen y sobre mis particulares preferencias musicales que, como todo, tiene por supuesto una gran carga de subjetividad. Muchos de los temas de Queen son, lo que podría llamarse rock-pesado, algunos son baladas rock y otros no tienen nada que ver con el rock; pero esa variedad es lo que me hace amar más su música. Tres de los miembros de la banda cantan la primera voz, el batero Roger Taylor, el guitarrista Brian May y por supuesto Freddie Mercury. La voz de Taylor es muy adecuada para temas rock fuertes, la de Brian May es más dulce y se escucha muy bien en baladas. Sobre Mercury, bueno, él es uno de esos cantantes que pueden hacer con su voz lo que quiera. Este grupo tiene una extensa discografía acumulada durante casi dos décadas; pero mis discos favoritos son seis. Empezaré en orden cronológico.
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El disco «QUEEN» de 1973, el primer disco del grupo, me gusta mucho porque siendo el primero ya muestra la identidad del grupo como tal, ya se escuchan la originalidad y la calidad que caracterizan a la banda. El juego de sus voces, los cambios de ritmo, la guitarra distorsionada tocada adecuadamente y sin caer en la monotonía, el piano y la guitarra acústica, son algunos de los elementos que se disfrutan desde el inicio, pero que al ser escuchados hoy, en retrospectiva, son elementos que de alguna manera fueron perfeccionados a través del tiempo en cada disco que fue grabando Queen y que desembocaron en esa obra maestra de la música que es «A night at the Opera». Sin embargo el disco «Queen» fue su carta de presentación y de él las que más me gustan especialmente son las siguientes composiciones: «Doing alright», «My fairy king», «Liar», «The night comes down» y «Jesús». «My fairy king», con un ritmo rápido, lo transporta a uno a un mundo donde los caballos tienen alas de águila, las abejas han perdido sus aguijones, los dragones vuelan como gorriones a través del aire, los ríos están hechos de vino para fluir eternamente y donde el rey lo ve todo y nunca se equivoca. Pero de pronto toda la fantasía se rompe. El ritmo rápido se detiene y el piano entra con una melodía que lo orienta a uno hacia una especie de cadencia. El mundo ha cambiado y una voz dolorosa canta: “Alguien ha desgastado el color de mis alas, ha roto mi anillo del círculo de hadas y ha deshonrado al rey en su orgullo, cambió los vientos y dañó las
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mareas. Madre Mercurio, ¡mirá lo que me han hecho! ¡No puedo huir ni me puedo ocultar!”. Entonces
entra la guitarra lenta y suavemente y va creciendo poco a poco, hasta que el ritmo se torna rápido y se le une el piano, la percusión y el bajo. Y ritmo, armonía y melodía se vuelven tormenta y tragedia, hasta que la lentitud alcanza el final y la guitarra da un lamento y un adiós entristecido. «Doing alright» es una afirmación de que uno puede tomar la decisión de hacer bien las cosas. Hay un tiempo para esperar la salida del sol. “Ayer mi vida estaba en la derrota. Ahora sé lo que estoy haciendo. Tengo el sentimiento de que debería estar haciendo lo correcto.”
En ésta hay cambios de ritmo y de melodías, hay también
una breve y leve imitación de un tipo de música brasileña. Los cambios de tono de la voz y sus permutaciones en suavización del timbre y luego sacándola con toda la fuerza -la voz de pecho- es algo que enriquece la obra; en todo se ve un trabajo minucioso, en la composición y en la interpretación. El disco «Queen» contiene también canciones que ahora son muy famosas, como «Keep yourself alive» y «Seven seas of Rhye».
El «SHEER HEART ATTACK», que salió al mercado en 1974, es el tercer disco grabado por el grupo y contiene bellísimas composiciones, que si bien es cierto
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nunca alcanzaron la fama de otras canciones de Queen, me parece a mí que reúnen características de calidad que las hacen inolvidables. La canción inicial del disco es un claro ejemplo de los avances de Queen en calidad y evolución: «In the lap of the gods», en ésta demuestran su indiscutible eficacia vocal. «Dear friends», que aunque es verdaderamente corta tiene, desde el punto de vista musical, algo de himno y algo de nostalgia y esperanza, que la hace una pieza inigualable y de gran belleza. «Lily of the valley» es para mí una de las más bellas composiciones de Queen, porque su música es rica en arreglos instrumentales y vocales, que han sido cuidadosamente hechos, y también debido a su rara y original melodía, cantada con una pasión exorbitante. De su letra puedo decir que nos introduce en una atmósfera de fantasía poética –que es reforzada por la música-, donde el cantante nos hace mirar todos los monstruos y demonios internos que lo atormentan: “Neptuno de los mares dame por favor una respuesta, porque el lirio del valle la ignora. Yago en espera con los ojos abiertos, avanzo a través de cielos tormentosos, sigo cada maldición. ¡Mi reino por un caballo! Pero cada vez me vuelvo más viejo. Serpiente del Nilo, dame tu auxilio aunque sea por un momento, quitá de mí tu hechizo y dejá que me vaya. El mensajero de los siete mares ha volado hasta aquí para decir que el rey de Rhye ha perdido su trono. Las guerras nunca cesarán. ¿Hay suficiente tiempo para la paz? El lirio del valle no crece.” Y
entonces escuchamos la guitarra triste de Brian May con una melodía que es una bellísima cadencia, que nos anuncia el final. Realmente «Lily of the valley» es una obra maestra, breve pero sustanciosa. «In the lap of the gods», que no es la misma que mencioné antes, aunque se llame igual, pero en realidad la melodía y la letras son diferentes, me gusta mucho porque tiene una melodía al final con un carácter épico, no la letra, sino musicalmente hablando, que Queen enfatiza con sus voces.
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En este disco también están las famosas «Killer queen», «Now I´m here» y «Brighton rock».
«UNA NOCHE EN LA ÓPERA», sacado al mercado en 1975, es su cuarto disco grabado. Esta colección de composiciones es como la elevación, el perfeccionamiento, la acumulación y la culminación de lo que Queen había venido haciendo desde que sacó a la luz su primer disco en 1973. Iniciando con «The prophet’s song», ya sentimos que estamos ante una banda de rock muy poco convencional. La búsqueda de la perfección y lo grandioso es evidente. «Love of my life», que ya es un clásico, habla sobre un amor no correspondido y de una promesa de amor incondicional. La melodía es bellísima. Mercury la canta con un sentimiento tan genuino y las voces que lo acompañan son tan poderosas, que esta es una de las mejores de todo el disco. Desde el inicio barroco del piano y el arpa tocada con una gran limpieza, uno se siente invitado a flotar con empatía junto la atormentada voz de Mercury. El diálogo entre la guitarra y el piano es una delicia. Hay una obra de arte de este disco que es muy conocida y que merece una mención especial, «Rhapsody bohemy». En ésta los músicos lo van introduciendo a uno en una amalgama de la más refinada, entre el rock y la ópera. Incluye una variedad de 125
ritmos que se van sucediendo de una manera muy atinada. Hay varias melodías rondando en toda la obra. Queen aprovecha todos los avances de la tecnología de aquellos días, principalmente la numerosa cantidad de canales para grabar los diferentes tonos y timbres de voz. Es una obra de gran calidad que ha llegado a ser conocida por un amplio sector del público que gusta de la música. Podría decirse que «Rhapsody bohemy» tiene cinco fragmentos: ya es un clásico su inicio breve casi «a cappella» de varias voces bien acopladas y afinadas; la segunda es una lenta balada de rock, pero siempre sazonada con unos toques de música académica, que está fluidamente unida a la primera parte; la tercera parte es la meramente coral, operística, bastante elaborada, en donde Queen hace un efectivo alarde de su capacidad vocal; la cuarta es la parte más típicamente rock, explosiva, con guitarra distorsionada y batería tocada con fuerza, como una especie de desahogo melódico; y la quinta y parte final es lenta y triste, musicalmente está muy bien construida: es un verdadero desenlace. Sin duda, «Rhapsody bohemy» es la mejor composición hecha y ejecutada por Queen. Todas las grabaciones son muy buenas; pero resaltan también «Your my best friend», «´39» y la instrumental «God save the Queen» que es casi el himno y la etiqueta de este grupo musical.
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«NEWS OF THE WORLD», el sexto disco grabado, quizás es uno de los que tiene más variedad de ritmos y géneros musicales. Una de las canciones que más me gustan es la que lleva un ritmo muy latino: «Who needs you». «All dead, all dead», cantada por Brian May posee una de esas melodías que es imposible de olvidar. «Spread your wings» tiene un mensaje en la letra tan positivo que nos hace reflexionar (y quisiera agregar que en la versión en vivo que se publicó en «Queen Live Killers» me gusta más como canta Mercury que en la grabación que se hizo en estudio; le escucho más alma). Una de las canciones que se podrían considerar como íconos del grupo es «We will rock you». ¿Hay alguien que no la haya oído? Pero a mi entender, la mejor de todo este álbum es «We are the champions». La calidad de ésta es tan alta que si fuera la única canción que Queen hubiese grabado, habría bastado para eternizarlos como uno de los mejores grupos de rock de la historia.
Del «JAZZ», séptimo disco, lanzado en 1978, hay una canción que me gusta mucho y es «Jealousy»; por supuesto que hay otras muy buenas como «Don´t stop me now» o «Bicycle race». En esta última destacan la melodía tan original y las voces muy bien logradas. 127
«THE GAME» es el décimo álbum de Queen y salió en 1980. Su portada plateada es inolvidable. De este disco son tres las que más me gustan: «Save me» (que es una de mis favoritas de Queen), «Sail away sweet sister» y «Crazy little thing called love». Aquí apareció también la tan pegajosa «Another one bites the dust». Este disco tiene una particularidad para mí y es que este es el último de una era maravillosa de Queen. Es tal vez el último disco que tiene algo de la inicial esencia-rock de Queen.
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“El cambio de década supuso también el acercamiento de Queen a la música funk y disco y a un alejamiento del rock propiamente dicho”. (1) No digo que después de «The game» Queen no haya hecho nada bueno o que haya dejado de tocar rock; sino, lo que digo es que yo prefiero al Queen de los años ´70. Lo siento más entregado y brioso, más impresionante en sus composiciones. El Queen de los años setenta tenía por supuesto toda la energía de la juventud y no había estado quizás tan expuesto a las nuevas corrientes musicales “más comerciales”. De cualquier manera, Queen es una de los mejores grupos musicales que he escuchado en toda mi vida. Queen me ha hecho más feliz y me ha hecho soñar. Queen es un grupo que nunca será olvidado. ¡Dios salve a la reina!
-(1) Wikipedia, la enciclopedia libre, http://es.wikipedia.org/wiki/Freddie_Mercury -Todas las fotografías extraídas del disco de Queen para computadora, con la discografía completa del grupo. -Traducción libre de las letras de Queen que aparecen aquí: Óscar Perdomo León.
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TIEMPOS, de Rubén Blades
Hay discos que tocan mi corazón de una manera imborrable. Uno de ellos es «TIEMPOS» de Rubén Blades, que vio la luz en 1999 y en el cual se hizo acompañar de los músicos costarricenses del grupo Editus. El disco, aunque rompe un poco con el particular e intenso estilo musical afro-cubano de Blades, está lleno de una calidad muy importante y una urgente sinceridad. No quiero ser malentendido, sí hay ritmos africanos pero muchas veces son interpretados sutilmente. El disco ganó el Grammy al mejor disco pop latino de 1999. Muchas de las composiciones de Rubén Blades son consubstanciales con su filosofía de la vida. Él es uno de los artistas que más admiro, no sólo por su calidad al componer y cantar; sino por su compromiso con la lucha contra las injusticias del mundo. Un claro ejemplo es su canción «El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés» (del disco «Buscando América») en donde hace una clara alusión al martirio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero. O en la canción «Plástico» (del el disco «Siembra») en donde nos alienta a no perder nuestra identidad latinoamericana.
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La colección de canciones del disco «TIEMPOS» tiene un tono melancólico, nostálgico. En la canción «Tú y mi ciudad» el amor, que fue primero fuente de ilusiones, se vuelve una frustración que se intenta superar con olvido. La voz de Rubén se muestra serena, pero se siente su dolor, su amor agonizante: “…en mis palabras duras deja el sabor que tiene la ilusión cuando no madura… Hoy quiero desaprenderte y no sé cómo empezar… ¿Cómo olvidarte si eres mi calendario? ¿Dónde multiplicarme si no es en ti?… Amor de besos ausentes acábate de apagar. Llegué hasta aquí por quererte y ahora te quiero olvidar.” Otras canciones hablan de temas sociales, como «Aguacero» que recuerda los días en que las ciudades eran más seguras. «Sicarios» que es una especie de monólogo de un asesino a sueldo, que da instrucciones a un aprendiz de verdugo. «Hipocresía» que toca el tema de la desintegración social y la corrupción de los gobiernos. Otras canciones son instrumentales, bellas, muy sentidas, limpiamente ejecutadas. He aquí una de las letras que componen la colección: DÍA A DÍA (Blades/L. Carson Tiempos – 1999) Día a día, me despierto creyendo oír tu voz. Día a día, todavía, me duele nuestro adiós. Quien no se ha equivocado no trató. Quien nunca ha perdonado nunca amó.
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Y quien jamás pecó, jamás vivió. Día a día la nostalgia me impulsa a continuar. Día a día la distancia me aconseja olvidar. Tú y yo, con un pedazo de razón, y compartiendo el mismo corazón, que hemos partido en dos, día a día. (¡Agua!)Aunque lo intente mil veces no puedo ahogar lo que a tu alma pertenece,y así olvidar. Día a día me levanto queriendo ser mejory me acuesto, noche a noche,con me contradicción. Viviendo entre la espada y la paredenfrento al horizonte del ayer, y de él se asoma usted,¡día a día! (Óyeme Mora… me sigue matando) ¡Día a día! ¡Día a día!
“TIEMPOS”, un disco de mucha actualidad, con la calidad de lo que busca hacerse eterno. “TIEMPOS”, un disco que está dibujado con tinta indeleble en mi corazón. Fotografías tomadas de Google imágenes.
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EXPEDICIÓN
«EXPEDICIÓN», un disco de Silvio Rodríguez que vio la luz en 2002, es una de los trabajos artísticos más bellamente realizados por este músico cubano. La poesía está presente en todas las canciones, no sólo en sus letras sino en la música. Muchos están acostumbrados a oír a Silvio (quien nació el 29 de Noviembre de 1946 en San Antonio de los Baños) con el solo acompañamiento de su guitarra, que en sus principios tiene mucha influencia de los años ´60 y que al escucharlo pareciera que no necesita más, él solo lo llena todo; pero al escuchar el disco «EXPEDICIÓN» se enfrentarán con una orquesta acompañándolo. Los arreglos de la instrumentación son muy cubanos y mezclan lo tradicional con lo moderno; aunque pesa –para mi agrado- más lo primero. No estoy en contra de lo moderno; pero tengo en gran estima la vieja manera de hacer música. Algo de lo que se escucha está inspirado en los años ´40 ó ´50. Creo que lo grandioso de este álbum es la fusión entre lo viejo y lo nuevo; este disco engrandece la música cubana. Se escuchan violines, corno francés, arpa, chelos, piano y otros instrumentos, todo en una soberbia conjunción.
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La colección de canciones que forman «EXPEDICIÓN» son todas como honestas piedras preciosas; su belleza es inherente, innegable. La primera canción «Totí», que se refiere a un pájaro negro cubano, es una firme invitación a escuchar todo el disco. Empieza con unas notas de piano que rápidamente son acompañadas por el bajo y una percusión que roza la perfección. La trompeta y los violines, el cuatro cubano y la flauta, toda la orquesta está en su lugar; cada pieza del conjunto está impecablemente pensada y colocada donde debe estar. La voz de Silvio encaja con maestría. Si me preguntaran cómo se debe tocar un bolero, los referiría a escuchar la segunda canción del disco, que se llama «El baile». Es una composición finamente arreglada. «Expedición» tiene un toque que linda lo épico con lo filosófico y todo dentro de un clima lírico. «Ese hombre» que es una advertencia para los hombres que tienen tanto poder, para que no olviden porque están donde están y que no se llenen de arrogancia. Una canción que no podría dejar de mencionar es «Sortilegio», que inicia con una melodía tan peculiar en un violín magníficamente tocado.
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Algunas composiciones tienen tremendos solos instrumentales que apoyan y complementan muy bien el sentido de todo el disco. Las otras canciones del disco son: «Fronteras», «Amanecer», «Hace no sé qué tiempo ya», «Anoche fue la orquesta», «Mancha», «Quédate», «Tiempo de ser fantasma». «EXPEDICIÓN», un disco adherido irreversiblemente «EXPEDICIÓN», poesía en las palabras, poesía musical.
Imágenes extraídas de Google.
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a
mi
corazón.
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CONCIERTO PARA GEORGE
El concierto en homenaje a George Harrison se llevó a cabo en el Albert Hall de Londres el 22 de noviembre de 2002, un año prácticamente después de su muerte. No tuve la dicha de presenciarlo en vivo; pero sí he visto todo el concierto grabado en dos discos DVD.
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El concierto inició con las palabras del director musical del evento Eric Clapton y fue seguido por las ejecuciones musicales de varios músicos hindúes, de la Ravi´s Orchestra. Tocaron una obra bastante compleja compuesta por Ravi Shankar (maestro de cítara de George Harrison) y dirigida por su hija Anoushka Shankar, quien además tocó un solo de cítara. Algo interesante que conocí a través de este video es que en la India se aprende música con un método distinto al solfeo, de hecho fue necesaria la presencia de un «traductor» que pasara las notas musicales hindúes al solfeo conocido universalmente.
Después hubo dos números musicales cómicos interpretados por Monty Python, en uno de los cuales por cierto participó, aunque con un perfil bajo –pero muy adecuado al espectáculo-, el famoso actor Tom Hanks. Luego aparecieron uno tras otro, varios grupos musicales ingleses interpretando las diversas canciones compuestas por George Harrison durante el tiempo que perteneció a The Beatles, y las que él hizo como solista. Muchas de sus canciones tienen una melodía muy bella, incrustada admirablemente en una armonía sencilla; aunque a veces se topa uno con sorpresas muy felices al darse cuenta que algunas armonías de las canciones de Harrison son bastante elaboradas.
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Desde el principio se pudo ver en primera fila a Olivia Harrison, la viuda de George, y a su hijo Dhani. El concierto, que durante todo el tiempo mantuvo una calidad indiscutible de buen sonido, siguió con el grupo dirigido por Eric Clapton y al cual habían llamado George´s band y del cual formaba parte también Dhani, tocando una guitarra y haciendo coros. (Aunque hay que hacer notar que el hijo de George tocó con todos los grupos y solistas que se presentaron, demostrando que conoce a la perfección las composiciones de su “fabuloso” padre). La canción con la que iniciaron fue «I want to Tell you», cantada por Jeff Lynne, ex vocalista de la Orquesta de la Luz Eléctrica. Luego siguieron con «If I needed someone», cantada por Clapton. Luego siguieron «Old brown shoe», «Give me love» y otras más.
Luego se presentó al escenario Joe Brown con la canción «Here comes the sun».
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Cantaron también Jools Holland, Sam Brown y Jim Capaldi.
Tom Petty and The Heartbreakers tocaron un par de canciones, pero la que me gustó mucho por la energía que le impregnaron fue «Taxman». Aunque su interpretación de «I need you» fue muy buena también.
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Unos de los momentos mágicos del concierto fueron las apariciones de Billy Preston, de Ringo Star y de Paul McCartney.
Preston grabó en los años ´60 con The Beatles. Una grabación famosa de Preston es la de los teclados que toca en la canción «Get back». Pero oírlo cantar en este concierto «Isn´t it a pity» (junto a Clapton) y además tocar los teclados, ya más maduro y genial, fue muy placentero. 143
Luego apareció Ringo Starr y el público lo ovacionó de pie. Ringo, como siempre, mostró su simpática personalidad, hizo una broma muy espontáneamente sobre su altura y el micrófono que hizo reír al público.
Después dijo que él y George siempre se habían amado como amigos. Cantó dos canciones, una de ellas la compuso con George, «Photograph». La otra canción fue «Money don´t» de Carl Perkins. Finalizó diciendo: “Quiero presentarles a otro amigo de George”.
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Entonces la aparición de McCartney en el escenario fue explosiva. El público se puso de pie nuevamente; pero con más estruendo. Paul McCartney empezó de golpe cantando «For you blue». Posterior a ésta contó una pequeña anécdota sobre el gusto de George por tocar el ukelele y entonces con este mismo instrumento tocó la bellísima canción «Something», la cual fue reforzada después con las voces de Clapton y Jeff Lynne y de toda la orquesta (violines, violas, etc.); mientras tanto Ringo se había incorporado ya a una batería (en realidad habían tres baterías muy bien coordinadas). Después Paul cantó «All things must pass». En «While my guitar gently weeps» mientras la voz principal era cantada por Clapton, McCartney tocaba el piano.
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Un momento electrizante del concierto fue cuando salió la canción «My sweet Lord», cantada magistralmente por Billy Preston. Al final todo el público terminó cantando la conocida melodía con los músicos. Y una creativa pancarta entre el público decía “My sweet George”. El concierto cerró con la canción «I´ll see you in my dreams» cantada con ukelele por Joe Brown, a quien se le unió después un hermoso arcoiris de violines y todos los músicos antes mencionados. Un manjar para los amantes de la música.
Texto:
Érika Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Fotografías extraídas del DVD del concierto.
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TE VERÉ EN MIS SUEÑOS. Joe Brown.
El viernes 03 de abril de 2009 escribí con mi esposa Érika sobre el concierto que se llevó a cabo en homenaje a George Harrison en el año 2002. En esa ocasión mencionamos que la última canción que se tocó en el concierto fue «I´ll see you in my dreams», interpretada por Joe Brown. Este día me gustaría profundizar un poquito acerca de esta canción. «I´ll see you in my dreams» es una canción compuesta por Isham Jones y Gus Kahn y lanzada al público en 1924, y estuvo 7 semanas en el primer lugar en las carteleras de popularidad y durante 16 semanas en total. Esta bella composición ha sido interpretada por numerosos artistas, entre ellos, por mencionar algunos, están Louis Armstrong, Pat Boone, Doris Day y Ella Fitzgerald. También ha sido usada en una película del mismo nombre. Por su lado, Joe Brown, nacido en 1941, es un cantante británico que desde 1960 hasta la fecha se ha mantenido en los escenarios musicales y ha publicado numerosos discos. Cuando Los Beatles aún no eran famosos fueron teloneros de Joe Brown, fue así como trabaron entre ellos una amistad que perduró con los años.
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Hay que mencionar que George Harrison era un gran compositor y cantaba de una manera muy dulce. La belleza de las melodías que componía es innegable, como por ejemplo «Something», «Isn’t it a pity?» o, la que le dedicó a John Lennon, «All those years ago», para mencionar algunas. Y hay que decir que George era también un gran amante del ukelele, una especie de pequeña guitarra de cuatro cuerdas, instrumento del cual, según ha dicho su hijo Dhani, tenía varios.
Pues bien, esa noche del concierto-homenaje para George Harrison, Joe Brown interpretó de una manera genial una versión de «I´ll see you in my dreams», que creo será recordada por muchos años. Pienso que Brown trató de homenajear a George de dos maneras con esa canción: una, utilizando un ukelele para acompañarse, y dos, agregando unas líneas a la letra original de la canción. He buscado la letra de «I´ll see you in my dreams» y la he escuchado con otros cantantes y lo que he oído y leído es lo siguiente: I’LL SEE YOU IN MY DREAMS I’ll see you in my dreams, hold you in my dreams. Someone took you out of my arms, still I feel the thrill of your charms. Lips that once were mine, tender eyes that shine, they will light my way tonight. I’ll see you in my dreams. I’ll see you in my dreams, hold you in my dreams. Someone took you out of my arms, still I feel the thrill of your charms. Lips that once were mine, tender eyes that shine, they will light my way
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tonight. I’ll see you in my dreams. I’ll see you in my dreams, I’ll see you in my dreams.
Joe Brown le agrega al principio de la canción: “Lonely days are long, twilight sings a song, all the happiness that used to be. Soon my eyes will close, soon I’ll find repose and in dreams you’re always near to me”. Y
luego sigue con la letra original: “I´ll see
you in my dreams, hold you in my dreams…”
Y tomando en cuenta la creencias muy arraigadas de George Harrison sobre la brevedad de la vida en la tierra y sobre la vida en el más allá, me parece que Joe Brown lo que hizo fue una parodia respetuosa y elegante de las composiciones de George Harrison, al introducir ese lindo fragmento de letra. Incluso el arreglo de los violines que lo acompañan me suena muy harrisoniano. Realmente esa versión de «I´ll see you in my dreams» es una joya que vale la pena escuchar. Pueden ustedes ver y escuchar el fragmento del Concierto para George en donde Joe Brown interpreta la bellísima canción de la que he estado hablando siguiendo esta dirección: http://video.aol.co.uk/video-detail/joe-brown-ill-see-you-in-mydreams/2847356105
Letra
de
“I´ll
see
you
in
my
dreams”
extraída
de
MUSICA.COM http://www.musica.com/letras.asp?letra=943426 Fotografía
de
Joe
Brown
extraída
de
Imágenes http://images.google.com.ar/images?q=joe%20brown%20fotos&hl=es&ned=es_ar&tab=ni Fotografía
de
George
Harrison
extraída
de
Imágenes:http://images.google.com.sv/images?hl=es&source=hp&q=george+harrison&btnG=Buscar+im%C3 %A1genes&gbv=2&aq=f&oq=
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BRAHMS, BEETHOVEN Y LA VIOLENCIA
El jueves 29 de octubre de 2009, asistimos, con nuestras cuatro hijas, al Teatro Presidente a escuchar en su decimocuarto concierto a la Orquesta Sinfónica de El Salvador. Se presentaron dos grandes obras musicales, conducidas por Irving Ramírez, director asociado. La primera obra fue la «Sinfonía No. 8 en Fa Op. 93» de Ludwig van Beethoven y la segunda obra fue el «Concierto para violín, cello y orquesta en La Op. 102» de Johannes Brahms; como solistas estuvieron en el violín el salvadoreño René Hernández y en el cello el argentino Juan Ignacio Emme. ¿Qué podemos decir de Beethoven sino que nos causó una considerable emoción oír esa música tan intensa? Su «Sinfonía No. 8» y la «Marcha fúnebre» son piezas llenas de sentimientos a veces serenos y a veces encontrados, de una belleza poderosa. ¿Y Brahms? Bueno, la obra de Brahms fue escrita para dos solistas y fue una grata coincidencia que ambos, el violinista y el cellista, hayan tocado sus instrumentos de una manera admirable. La Orquesta Sinfónica de El Salvador, por su lado, tocó de una manera limpia y nos dejó muy satisfechos. Al final los músicos recibieron de parte del público una merecida ovación de pie, que duró más de un minuto. En el intermedio entre ambas grandes obras se hizo un minuto de silencio en memoria del joven músico de 14 años de edad Ezequiel Cruz, de San Luís Talpa, miembro de la 151
Orquesta Sinfónica Juvenil de El Salvador desde hacía tres años, asesinado hace apenas unos días, víctima de la violencia criminal que abate a nuestro país. Según se dijo, el joven era una verdadera promesa musical, lleno de un talento innato, que incluso había tocado en diciembre pasado, en la tuba que era su instrumento, una obra de gran dificultad y belleza: «El pájaro de fuego» de Igor Stravinski.
En honor a Ezequiel y rompiendo con el programa establecido, la Orquesta Sinfónica interpretó la «Marcha Fúnebre» de Beethoven (la cual es el segundo movimiento de la «Sinfonía No. 3 en Mi bemol mayor, Op. 55», obra conocida como «Heróica»), la cual tocada por nuestra Orquesta Sinfónica y en el contexto en que se hacía, arrancó unas lágrimas a más de alguno de los que asistimos. Esperamos que el gobierno de izquierda tenga la visión que los gobiernos anteriores no tuvieron y se dé cuenta que el problema de maras, la pérdida de valores morales y cívicos y la ola delincuencial son debido a la nula importancia que los gobiernos de derecha le dieron al fomento de las artes y el deporte; también la falta de oportunidades de trabajo que provocó la emigración de miles y miles de salvadoreños creó un desmembramiento de la familia y varias generaciones de niños y jóvenes han crecido sin la guía espiritual y la disciplina de sus padres. En problema de la violencia es muy complejo; sin embargo el gobierno de Mauricio Funes y del FMLN debería dar un paso grande y en serio apoyando debidamente a los jóvenes 152
talentos y creando fuentes de trabajo. Si “el gobierno del cambio” (¿hay cambio en realidad?) no promueve una educación formal en artes en El Salvador e invierte con abundancia en los deportes, en pocos años más seremos una horda de salvajes, similares a los de la época de las cavernas. La música interpretada por la Orquesta Sinfónica nos tocó el alma y nos hizo convencernos una vez más que en este país hay muchos verdaderos talentos. Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Collages elaborados por Óscar Perdomo León
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LOS GUARAGUAO EN EL SALVADOR
Cuando era un joven escuché por primera vez la famosa canción «Las casas de cartón» del grupo venezolano Los Guaraguao. Un par de años después se desató la guerra civil salvadoreña y su música se volvió proscrita. La estructura de su música y las letras que la acompañan son igualmente sencillas; pero muy llenas de emoción. He ahí la clave de su popularidad. Pero además, sus letras tocan una fibra muy sensitiva de la América Latina: la denuncia de la pobreza y de la injusticia social en la que viven las grandes masas. Sus palabras salen del corazón. Por eso su música tiene aún gran actualidad. Algunas de sus canciones ya están un poco desfasadas o son muy panfletarias; pero son las excepciones.
La voz líder
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Su música nos acompañó a los salvadoreños en la Universidad “Nacional” y en la clandestina Radio Venceremos.
El batero
Muchos años después de eso tuvieron que pasar para escucharlos por primera vez en persona. En diciembre de 2008 vinieron a El Salvador y éste se encontraba ya en otro momento coyuntural histórico: en plena contienda electoral.
El tecladista
Fue bien emocionante escucharlos y confieso que derramé un par de lágrimas cuando escuché canciones como «Los estudiantes», «No basta rezar», «Otra vez», «Perdóneme tío Juan», etc., porque recordé que en los años ochenta, cuando la guerra recrudecía aquí en El Salvador, a Los Guaraguao los tenía que escuchar a 156
escondidas y con bajo volumen porque existía el peligro de ser asesinado por los Escuadrones de la Muerte. Afortunadamente ese nefasto período ya quedó en el pasado; aunque algunas de las razones que inspiraron sus canciones aún están tan latentes cómo hace 25 años.
Estuvimos, Érika y yo, abrazando la tarima.
El bajista
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La gente estaba emocionada de oírlos. Se sentía en el ambiente la esperanza de un cambio pacífico, que sentara las bases para la remoción de la injusticia social y estableciera la unión y la tolerancia entre sectores sociales, ideologías políticas, vecinos y hermanos. La gente soñó esa noche al ritmo de las cuerdas y percusiones con que la educación y la salud echaran raíces de una vez por todas en nuestra patria. Yo, por mi parte regresé a mi casa a dormir creyendo que el cambio es algo más que la alternancia de partidos políticos. Es más, el cambio funcionaría mejor sin partidos políticos y sin los actuales líderes.
Una multitud escuchando a Los Guaraguao
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Después del concierto, una foto final con el percusionista.
Texto:
Érika Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Fotografías: Óscar Perdomo León; excepto la última, tomada por José Alfaro.
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GRACIAS A LA VIDA
Aprendí a amar a la Argentina sin conocerla personalmente a través de Jorge Luís Borges y de Julio Cortázar. Nunca he estado en Argentina; pero cuando oigo a AstorPiazzolla casi puedo ver caminando por una calle de Buenos Aires a Facundo Cabral y a Fito Páez, a Alberto Cortez y a AtahualpaYupanqui, a Leonardo Fabio y a Sandro. Todos ellos me han tocado el corazón. Hay alguien que me ha conmovido mucho también y que cantó alguna vez una de las más bellas versiones de la canción tan conocida de la chilena Violeta Parra “Gracias a la vida”: Mercedes Sosa. Ayer por la mañana llamó un amigo desde Alemania para contarles a mis amigas Daniela y Mariana la mala noticia del fallecimiento de “La Negra”, como era conocida en su patria. Al medio día mi esposa Érika y yo nos sentamos juntos frente al iPod para escuchar «María va», «Como la cigarra», «Inconciente colectivo», «Al jardín de la república», «Alfonsina y el mar», etc. No pudimos evitar emocionarnos y tomados de la mano derramamos en silencio unas lágrimas. Con ella se muere una parte de mi pasado. Recuerdo que escuchar a Mercedes Sosa en los años de la guerra civil salvadoreña era de alguna forma un viajar contra corriente y una manera de goce espiritual clandestino.
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No todos los días se nos va una cantante de verdad. Además Mercedes Sosa no era sólo una cantante de la Argentina, ella era ciertamente una cantante de toda Latinoamérica. Nosotros en El Salvador la sentimos como nuestra. Escucharla interpretar «Canción con todos» (que es una canción que me recuerda el «Canto General» de Pablo Neruda y «Las venas abiertas de la América Latina») hace que me eleve a otros niveles de emoción y pensamiento. Me gusta mucho «Detrás del muro de los lamentos», que Mercedes cantó junto a Fito Páez porque es una belleza de mixtura de voces y de ritmos. A Mercedes Sosa la vi cantar en vivo en San Salvador ya hace muchos años, que hasta me parece un sueño lejano. Sin embargo este día salgo con Mercedes Sosa “a caminar por la cintura cósmica del sur… siento al caminar toda la piel de América en mi piel…”
Fotografía extraída de www.pagina12.com.ar
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BRAHMS interpretado por JOSEPH SILVERSTEIN y la ORQUESTA SINFÓNICA de EL SALVADOR
Johannes Brahms
Johannes Brahms (1833-1897), músico alemán quien fue un buen violinista y un excelente pianista, pero principalmente fue compositor, combinando en sus obras el período Clásico con el período del Romanticismo, presentando en su música un rostro muy original y profundo. El 05 de mayo de 2010 recién pasado por la noche los miembros de LA ESQUINA DE ÉRIKA Y ÓSCAR pudimos escuchar en el auditorio de FEPADE a la Orquesta Sinfónica de El Salvador, dirigida magistralmente por German Cáceres, interpretando música de Brahms.
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En realidad esa noche se interpretaron dos grandes obras de la música clásica. La primera fue el “Concierto para violín y orquesta en Re Mayor opus 77”, compuesto por Johannes Brahms. Como invitado especial y ejecutando el violín estuvo el estadounidense Joseph Silverstein. Y la segunda fue la “Sinfonía No. 4 en re menor op. 120”, de Robert Schumann. En esta última ya no participó Silverstein. Joseph Silverstein es un destacado violinista de 78 años de edad, que ha tocado con numerosos músicos alrededor del mundo y que ha sido dirigido por los más prestigiosos directores del planeta; ha sido además director de orquesta y ha ganado muchos reconocimientos. Sus grabaciones han estado nominadas al premio Grammy. Ha interpretado a Mendelssohn, Beethoven, Dvorak, Barber, Schumann, Brahms, Tchaikovsky, Vivaldi, entre otros.
Su interpretación de Brahms en San Salvador fue sólida y dejó sin aliento a los asistentes, quienes aplaudieron espontáneamente tras el primer movimiento del Concierto (rompiendo el protocolo, la concentración de los músicos y la secuencia natural de la composición). Silverstein agradeció con una sonrisa y un gesto de humildad. Silverstein, de estatura media y escaso cabello blanco, tocó totalmente de memoria la obra y lo hizo con mucha concentración. Su destreza tocando el violín fue tremenda, la limpieza y la fluidez de las frases musicales, el tocar dos cuerdas al 164
mismo tiempo y la rapidez de las escalas fueron perfectas. Las dificultades que toda la obra representa fueron superadas con creces por Silverstein.
Al final de la obra musical de Brahms, el público ovacionó de pie a los músicos.
Robert Schumann
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En la segunda parte de la noche la Orquesta Sinfónica interpretó a Robert Schumann (1810-1856), un músico hijo de un librero que desde su juventud tuvo inclinaciones literarias y musicales, dedicándose en su madurez especialmente a la música, tanto como intérprete (era un gran pianista, pero una lesión de la mano derecha le impidió alcanzar la excelencia) así como compositor del período romántico. Estuvo casado con una mujer pianista que interpretó muchas de sus composiciones.
La ejecución de la Orquesta Sinfónica Nacional de El Salvador fue impecable. Bajo la dirección del salvadoreño German Cáceres, quien tiene un doctorado en composición y quien además ha dirigido numerosas orquestas del mundo, como director invitado, la Orquesta Sinfónica Nacional tiene asegurado el triunfo en cada escenario que se presente.
En LA ESQUINA soñamos con que llegue al poder alguna vez algún gobierno con la suficiente sensibilidad para dar un apoyo más decidido y contundente a los músicos salvadoreños, que nos llenan de tanta alegría y orgullo a los que amamos la música.
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Nos encantaría que la difusión de este tipo de eventos musicales fuera cada vez más amplia. Ojalá que con el apoyo de la empresa privada, el MINED volviese a incluir en el sistema de educación la Educación Musical con la seriedad que merece. Creemos fervientemente que con un adecuado apoyo a las artes este país, tan bañado con sangre de inocentes, podría salir adelante. Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Fotografías: Óscar Perdomo León
Imagen de Brahms extraída de http://www.mystfx.ca/academic/modern-languages/German/brahms.jpg Imagen de Shumann extraída dehttp://www.israbox.com/uploads/posts/1177498732_face.jpg
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DON BOSCO, EL MUSICAL
Más allá de las creencias o prácticas religiosas, el mansaje de solidaridad con los jóvenes de Don Bosco del siglo XIX, continúa vigente y es muy necesario para la actual violenta sociedad salvadoreña.
EL 30 de julio de 2010 los miembros de LA ESQUINA tuvimos la oportunidad de presenciar la tercera puesta en escena en El Salvador de DON BOSCO, EL MUSICAL. Hay que hacer notar que este musical sólo se había presentado En Italia y El Salvador tiene el mérito de ser el primer país latinoamericano que tomó el reto de traducir, montar y ejecutar esta pieza artística.
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La obra fue espectacular, contó con alrededor de 80 artistas en escena, entre un gran coro de 49 voces –entre masculinas y femeninas-, 22 bailarines y 7 actores de reparto, más todas las personas tras bastidores que trabajaron arduamente; la obra tuvo un tiempo de preparación de tres meses.
Imponente obra teatro-musical que ostentó vestuario, escenografía, danza, música y las magníficas voces de Samuel Bautista, quien personificó a Don Bosco; Mercedes López, quien actuó como Madre Mazzarelo y María Auxiliadora; Ángel Rivas, como el espíritu maligno. Además se contó con las impresionantes actuaciones de Regina Cañas, como mamá Margarita; Omar Renderos, como el Cardenal; Oscar Guardado, secretario del Cardenal; y Luis Miguel Herrarte, como el párroco. Nos encantó mucho Regina Cañas, quien supo hacer suya la esencia de mamá Margarita; así como también Samuel Bautista hizo lo suyo con Don Bosco.
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Numa Bracamonte
El coro, excelentemente dirigido por Numa Bracamonte, que acompañó a las voces principales, fue un apoyo definitivo y fundamental para el éxito del musical.
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Ovacionada de pie por más de un minuto, el éxito de la obra, se debió en gran parte a Beatriz Nájera, quien fue la productora general (del departamento de Arte y Cultura de la Universidad Don Bosco) y a Rossemberg Rivas, quien fue el director general, el diseñador de vestuario y de escenografía.
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Beatriz Nájera
Rossemberg Rivas
La dirección fue muy acertada, logró que cada personaje fuera creíble, tanto así que logró arrancar en más de una ocasión las lágrimas del público asistente. La escenografía sobria y elegante logró sus objetivos de transportar con la imaginación al público hacia los diferentes lugares en que se desarrolló la historia. El vestuario, de buena confección, llamativo y acorde a la escena respectiva, llenó de colorido y robó las miradas del público. 173
Samuel Bautista
Aplaudimos el apoyo de la empresa privada. Nos alegramos y nos sentimos orgullosos de que una producción de tan alta calidad haya sido hecha por artistas y ciudadanos nacionales, lo que nos confirma que en nuestro país hay un gran talento, el cual muchas veces se encuentra aletargado por falta de oportunidades. Felicitaciones a todos los involucrados en esta magna obra artística.
Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Fotografías: Óscar Perdomo León
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ARTISTAS INTERNACIONALES Y NACIONALES EN HOMENAJE A ROQUE DALTON
Este 17 de julio de 2010 se realizó una presentación artística en homenaje a Roque Dalton en el auditórium «Ignacio Ellacuría» de la Universidad Centroamericana (UCA), en el cual hubo un combinado de narración histórica, poesía y música.
La actriz Mercy Flores y el escritor Roberto Laínez Díaz estuvieron a cargo de la narración y de la lectura de la poesía de Dalton.
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Con una muy buena dirección del evento, a cargo del guionista Modesto López, todos los participantes salieron al escenario de una sola vez para ser ellos también espectadores y partícipes del acto. Los encargados de las luces hicieron un buen trabajo.
El grupo musical salvadoreño Exceso de Equipaje hizo de las suyas iniciando con unos pocos compases del Torito Pinto, para luego interpretar algunas de sus composiciones. Uno a uno los artistas invitados y los nacionales alternaron su presentación con la narración de la vida de Dalton, que con adecuada entonación y sentimiento hacían Mercy Flores y Roberto Laínez.
El público brindó un fuerte aplauso cuando inició la canción dedicada a Farabundo Martí, interpretada magistralmente por el costarricense Adrián Giozueta.
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La gran voz y la calidad de interpretación de Luis Enrique Mejía Godoy, de Nicaragua, hizo que nos erizáramos.
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El colorido y la versatilidad de la voz de Guillermo Anderson, de Honduras, nos dejó impresionados y muy satisfechos.
La capacidad de robarse el escenario de Carlos Porcel “Nahuel”, de México, fue admirable.
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Todos estos hombres formaron un espectáculo digno de oírse, verse y de repetirse. Ellos con sus guitarras y los excelentes músicos que los acompañaban hicieron que este homenaje a Dalton fuera uno de los mejor realizados.
El gran sueño unionista de Morazán se vio materializado durante dos horas en el escenario de la UCA. Eduardo Galeano también se hizo presente en voz de Flores y Laínez cuando leyeron un texto que Galeano escribió acerca de la muerte de Dalton.
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Entre videos, realizados por Ana Valentina López de Cea, con la voz del propio Roque Dalton, la lectura de algunos de sus versos y la música apropiada, hicieron que la poesía del poeta nos envolviera con brazos de amor y solidaridad. Viajamos durante dos horas por los inicios del siglo XX y aterrizamos cuando al final del evento Jorge Dalton, hijo del poeta homenajeado, fue invitado a subir al escenario expresándose de esta manera: “No sé adónde diablos están los restos de mi padre”. Y agregó: “No necesito que ningún Presidente me recuerda que Roque Dalton pertenece a todos ustedes”. Además agradeció a todos los músicos y artistas por el magnífico tributo a su padre.
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Jorge: vos tenés razón, en LA ESQUINA estamos seguros que tu padre es de nosotros los salvadoreños y de toda la humanidad. Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Fotografías: Óscar Perdomo León
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LES LUTHIERS (¡Vengan a El Salvador!)
ÉRIKA: Conocí a Les Luthiers, escuchando radio ”Super Stereo” o también llamada “Doble S”, en mi cama a muy altas horas de la noche. Fue a finales de los años ´80 y si mi memoria no falla fue “La gallinita dijo eureka” la primera de sus creaciones que llegaron a mis oídos, no paré de reír al escucharlos y quedé sedienta de más. Sin embargo el acceso a las producciones en español y de remate de origen distinto a México, eran un tanto difíciles en aquella época, sobre todo para una adolescente de 16 años viviendo en El Salvador. Únicamente sabía que eran argentinos. Cuando les preguntaba a mis compañeras si los conocían me miraban como si era un ser extraño, fue ahí cuando entendí que nunca los habían escuchado, así que lo que me quedaba era seguir esperando que la Doble S -radio vanguardista que programaba también a Soda Stereo cuando muchos aún no los conocían en este país- los sonara eventualmente en algún programa nocturno. *** ÓSCAR: Conocí a Les Luthiers a principios de la década de los años ´80; pero sólo en grabaciones auditivas, a través de unos cassettes que unos amigos habían grabado. 183
Despertaron en mí una admiración hacia ellos, porque abordaban cada tema que se les antojara con una originalidad y una habilidad transgresora, que no había cosa en el mundo de la cual no pudiera uno reírse. Hasta hace poco, relativamente, les he visto actuar a través de vídeos y me parecen aún más geniales. Les Luthiers son una combinación de teatro, comedia, música y crítica social. Hay cuatro actuaciones de Les Luthiers que me parecen magníficas: Felicia y Abelardo, Manuel Darío, El sendero de Warren Sánchez y aquella en donde actúa la Comición Permanente de la Actualización de la Canción Patria (en donde sale el maestro Mangiacaprini). Son comedias finas. Juego de palabras e ideas. Músicos extraordinarios: no hay género musical que ellos no interpreten de manera excelente. Y, como si fuera poco, son actores increíbles.
ÉRIKA Y ÓSCAR: El tiempo pasó y hoy, gracias a la tecnología y a algunos amigos, nuestras hijas y nosotros disfrutamos con Les Luthiers, se han vuelto parte de nuestro «lenguaje familiar», de las bromas entre nosotros.
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Cuando hemos tenido un mal día o hemos visto una película de miedo, recurrimos a Les Luthiers para recuperar el buen humor, ha habido ocaciones en que hemos tenido deprivación colectiva familiar Les Luthierica y después de cena vamos a ver alguno de los capítulos en DVD. Les Luthiers es un grupo que dice la verdad con humor, se ríe de todos, de todo y de ellos mismos. Es admirable la perfección de sus actuaciones, las magníficas interpretaciones de los instrumentos y la entonación de sus voces. La sencillez con la que se desenvuelven solo puede ser el resultado de la disciplina del ensayo, es la práctica la que perfecciona las acciones. Es importante también decir que ellos, a pesar de ser tan cosmopolitas, nunca han abandonado sus raíces argentinas.
No se puede dejar de mencionar que algunos de sus instrumentos musicales son construidos por ellos mismos; como tampoco se puede obviar la importancia que hay de la gente que está detrás, en las luces, por ejemplo, y todas aquellas personas que deben estar implicadas tras bambalinas en todas esas cosas tan necesarias que necesita la presentación en un escenario. A medida crecen en edad y experiencia los Les Luthiers disfrutan más, se plantan cada vez mejor en el escenario y nosotros reímos y reflexionamos más. Mastropiero, Manuel Darío, Escipión, Ortega, Esther Psícore, el Séptimo Regimiento, San Ícticola de los Peces, Felicia y Abelardo, son de nuestros personajes favoritos. Les Luthiers nos lleva por un viaje multicultural, en donde la risa, la ironía, la música y las voces son las estrellas en el escenario. Sin embargo para entender y 185
apreciar la comedia de Les Luthiers se requiere tener un mínimo de conocimientos generales y un poco más de picardía mental, pues ellos nos conducen por una pluraridad de culturas que no siempre son muy conocidas por estas latitudes. Ellos son verdaderos profesionales de las tablas, la música y el canto. Particularmente creemos que el éxito alcanzado es la realización personal de cada uno de sus integrantes en otras esferas de la vida y que termina por enriquecer esa entidad tan completa como es Les Luthiers. Texto:
Érika Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Página oficial de Les Luthiers: http://www.lesluthiers.com/pag1.htm Fotografías extraídas de: http://www.google.com.sv/imgres?imgurl=http://files.myopera.com/paulchanseaud/blog/les_luthiers.jpg&i mgrefurl=http://elojoenlalengua.blogspot.com/2010/03/el-monologo-de-ravinovich-lesluthiers.html&usg=__dNutppK7sROJZTZXIo1q3IXFaZw=&h=325&w=419&sz=19&hl=es&start=0&zoom=1&t bnid=xocApdb3ClcbgM:&tbnh=131&tbnw=169&prev=/images%3Fq%3Dles%2Bluthiers%26um%3D1%26hl%3 Des%26sa%3DN%26rlz%3D1C1AVSX_enSV398SV408%26biw%3D1280%26bih%3D699%26tbs%3Disch:10,3 000,300&um=1&itbs=1&iact=hc&vpx=453&vpy=76&dur=9285&hovh=198&hovw=255&tx=110&ty=127&ei=y 9ojTejcMYydnwfP8oHtDQ&oei=y9ojTejcMYydnwfP8oHtDQ&esq=1&page=1&ndsp=29&ved=1t:429,r:16,s:0& biw=1280&bih=699 http://www.larepublica.com.uy/cultura/237435-les-luthiers-vuelven-a-punta-del-este http://www.google.com.sv/images?rlz=1C1AVSX_enSV398SV408&q=les%20luthiers&um=1&ie=UTF8&source=og&sa=N&hl=es&tab=wi&biw=1280&bih=699
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MIS CANCIONES FAVORITAS DE SERRAT (Sólo para fanáticos de Serrat)
La discografía de Joan Manuel Serrat es extensa y de una calidad incuestionable, por lo tanto al tratar de escoger las mejores de sus composiciones, siempre dejaremos algunas muy buenas afuera. Pero una selección hecha con el corazón y ligada al más apegamiento subjetivo es siempre válida. Es mi derecho como amante de la música. En esta selección no están todos sus discos. Se podría decir que no ha habido tal vez ningún tema que Serrat no haya tocado y en casi todas las canciones él expone su filosofía de la vida, aunque en algunas canciones es más directo en este sentido, como por ejemplo en Fiesta, Pueblo blanco, Soneto a mamá, Por las paredes (mil años hace), A quien corresponda, Esos locos bajitos, Cada loco con su tema, Bienaventurados, Historia de vampiros, La gente va muy bien, Los macarras de la moral y Disculpe el señor, por mencionar sólo algunas. Como bien sabemos Serrat es un compositor muy original y él es prácticamente el autor de todos los temas de cada uno de sus discos. Sin embargo, una excepción a lo anterior es su afortunada incursión en la musicalización de los poemas de tres notables poetas iberoamericanos: Miguel Hernández, Antonio Machado y Mario Benedetti. Del disco homenaje a Miguel Hernández, el gran poeta de la guerra civil española, mis favoritas son «Elegía», «Menos tu vientre», «Nanas de la cebolla» y 187
«El niño yuntero». Este álbum tiene arreglos musicales bastante adheridos a los años ´60 y hay que mencionar que el único poema al que no le hizo la música Serrat fue a «Nanas de la cebolla», cuya música fue compuesta por el argentino Alberto Cortez y escrita por Miguel Hernández para su hijo, al recibir una carta de su esposa, en plena guerra civil española, en donde le decía que casi no tenían dinero y sólo comían pan y cebolla; he aquí un fragmento: “La cebolla es escarcha cerrada y pobre, escarcha de tus días y de mis noches, hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba, con sangre de cebolla se amamantaba, pero tu sangre escarchada de azúcar, cebolla y hambre. Una mujer morena resuelta en lunas se derrama hilo a hilo sobre la cuna, ríete niño que te traigo la luna cuando es preciso… Desperté de ser niño, nunca despiertes, triste llevo la boca, ríete siempre, siempre en la cuna defendiendo la risa pluma por pluma… Vuela niño en la doble luna del pecho, él triste de cebolla, tu satisfecho. No te derrumbes, no sepas lo que pasa ni lo que ocurre”. Del disco de Antonio Machado mis distinguidas, sin lugar a dudas, son «Retrato» y «Del pasado efímero», debido a las letras y a la orquestación muy bien lograda en ambas; he aquí un fragmento de Retrato: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero, mi juventud veinte años en tierras de Castilla, mi historia algunos casos que recordar no quiero. Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido, ya conocéis mi torpe aliño indumentario, mas recibí la flecha que me asignó cupido y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno y más que un hombre al uso que sabe su doctrina soy, en el buen sentido de la palabra, bueno… Converso con el hombre que siempre va conmigo, quien habla solo espera hablar a Dios un día, mi soliloquio es plática con este buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Y a cabo nada os debo, me debéis cuanto he escrito, a mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde llago. Y cuando llegue el día del último viaje y éste al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar.” No puedo obviar mencionar -por lo conocida que es- la canción que inicia con la famosa frase “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…”: «Cantares», que también está en este álbum.
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Del disco El sur también existe, dedicado a los poemas de Mario Benedetti, mis canciones preferidas son «El sur también existe» y «Currículum»; ésta última nos recuerda que cuando dejamos de perseguir un objetivo entonces inconscientemente decidimos morir. De los primero discos de Serrat hay canciones que ya se han convertido en clásicas. Del álbum Joan Manuel Serrat 1969, mis canciones predilectas son «Poco antes de que den las diez», que es una canción llena de erotismo y ternura y que al final le abofetea suavemente el rostro a las madres –o a los padres, en todo caso- con una fina ironía; las otras dos que me gustan mucho de ese disco son «En cualquier lugar» y «Manuel», la primera me transporta a ese deseo urgente del ser humano de ir más allá, y la segunda que es una denuncia de la pobreza. No se puede dejar de mencionar que en este mismo álbum está –aunque no sea de mis preferidas- la conocidísima canción «Tu nombre me sabe a hierba». Es pertinente mencionar que la primera canción de este álbum se llama «La paloma», la cual es un poema del poeta Rafael Alberti. Del álbum Mi niñez todas me gustan mucho, pero resaltan «De cartón-piedra», «Mi niñez», «Como un gorrión», «Fiesta» y «Si la muerte pisa mi huerto»; de este disco no se puede dejar de mencionar la popular canción «Señora», de la cual un grupo salvadoreño realizó una versión en los años ´70, que era interpretada por ellos mismos. «De cartón-piedra» cuenta la tierna historia de un loco solitario que está enamorado de un maniquí. «Como un gorrión» habla de una mujer muy independiente y muy segura de su identidad. El disco Mediterráneo es una obra maestra de Serrat. De sus 10 composiciones todas son obra de Serrat –por supuesto-; pero la última, «Vencido», es un poema del poeta León Felipe. Mi elegidas de este disco son «Mediterráneo», «Pueblo blanco» y «Tío Alberto»; no se puede dejar de mencionar que el este álbum están las notorias canciones «La mujer que yo quiero» y «Lucía» (de esta última la cantante española Rosario consiguió hacer una versión muy buena; así como también está la versión del dúo que hizo Serrat con Mercedes Sosa). «Pueblo blanco» habla acerca de alguien que está hastiado de lo estático, del conservadurismo y a contra parte propone el cambio de lugar, la búsqueda de sus sueños corriendo hacia otra parte, pero también la dicotomía y la contradicción 189
irse-quedarse: “Escapad gente tierna que esta tierra está enferma y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer; toma tu mula, tu hembra y tu arreo y sigue el camino del pueblo hebreo y busca otra luna, tal vez mañana sonría la fortuna. Y si te toca llorar es mejor frente al mar. Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás, juro por lo que fui que me iría de aquí, pero los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio…” Canción infantil, de 1974, es una colección muy buena de canciones; pero mis predilectas son sin duda «Arena y limo», «Soneto a mamá» y «Romance del curro El Palmo». En este álbum está «De parto», una copla muy tierna dedicada a las embarazadas. La melodía del piano que inicia «Arena y limo» es una de las más originales que escuchado. «Soneto a mamá» dice: “No es que no vuelva porque me he olvidado de tu olor a tomillo y a cocina, de lejos dicen que se ve más claro, que no es igual quien anda y quien camina. Y supe que el amor tiene ojos verdes, que cuatro palos tiene la baraja, que nunca vuelve aquello que se pierde y la marea sube y luego baja, supe que lo sencillo no es lo necio, que no hay que confundir valor y precio, que un manjar puede ser cualquier bocado si el horizonte es luz y el rumbo un beso. No es que no vuelva porque me he olvidado, es que perdí el camino de regreso, mamá”. 1978, así se llamó el disco que Serrat publicó ese año y es uno de mis favoritos. Me gusta mucho no sólo por sus canciones en sí, sino debido a los arreglos tan interesantes que se les han hecho a cada uno de los instrumentos musicales que intervienen. Mis preferidas son «Ciudadano», «Irene», «Cenicienta de Porcelana», «Por las paredes (mil años hace)» y «Tordos y caracoles»; no obstante una de las canciones que más tocan mi corazón de esta creatividad serratiana es «Luna de día», la cual muestra un ambiente de exquisita sobriedad al inicio; pero justo antes de llegar al estribillo cantado por Serrat hay una especie de orgasmo musical con la percusión, la flauta y la mandolina. En «Por las paredes (mil años hace)» podemos entrever toda una historia de guerras y conquistas, de dictaduras y amores de la amada España de Serrat: “Mil años hace que el sol pasa, reconociendo en cada casa el niño que acaba de nacer, que el monte dibuja perfiles suaves de pecho de mujer; que las flores nacen 190
discretas y las bestias y la luz también mil años para nuestro bien. En cada valle una gente y cada cara esconde vientos diferentes. Mil años que el hombre y la guerra dieron lengua y nombre a la tierra y al pueblo que rindió a sus pies; la plata del olivo griego, la llama persa del ciprés. Y el musulmán lo perdió todo, la casa, el sueño y la heredad, en nombre de la cristiandad. Iberos y romanos, fenicios y godos, moros y cristianos. En paz descansen esplendores de amor, cortes y trovadores, dueños del camino del mar, no había pez que se atreviese a transitarlos sin llevar las cuatro barras en el lomo, descansa en paz ancestral grey vendida por tu propio rey. De mártires y traidores enlutaron tus campos los inquisidores…” El 1981 Serrat nos regaló uno de sus mejores trabajos discográficos: En tránsito. Este álbum contiene una de las más bellas composiciones que he escuchado en mi vida: «Esos locos bajitos», que es una de las mejores canciones de amor que se hayan hecho; pero también está impregnada de una sutil dosis de crítica a la forma en que educamos a nuestros hijos y de análisis profundo de las relaciones padrehijo. La otra composición de innegable belleza es «A quien corresponda», que es tan peculiar en su letra y en sus arreglos musicales; en esta canción Serrat expone sus opiniones que al principio nos parecen pesimistas, pero al entender bien el tono en que las dice podemos darnos cuenta que es una admirable forma de denunciar los males de este mundo moderno; es verdaderamente una obra de arte. He aquí un fragmento de «A quien corresponda»: “Que las manzanas no huelen, que nadie conoce al vecino, que a los viejos se les aparta después de habernos servido bien. Que el mar está agonizando, que no hay quien confíe en su hermano, que la tierra cayó en manos de unos locos con carné. El mundo es de peaje y de experimentar, que todo es desechable y provisional…” Otra canción que amo con descaro de este disco es «Hoy puede ser un gran día», la cual rebosa de optimismo. «Las malas compañías» y «Una de piratas» son dos canciones que no pueden evadirse. No puedo omitir mencionar que aquí se encuentra la muy famosa canción «No hago otra cosa que pensar en ti» (de la cual Joaquín Sabina hizo una interesante versión en «Eres único… Homenaje a Serrat»).
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En 1985 Serrat publicó un álbum cuya carátula era inconfundible: Cada loco con su tema, que estaba llena de caricaturas de diversos seres humanos en innumerables actividades. Su primera canción, y que es la que le da nombre al álbum, es a mi parecer una extensión a la inversa de la canción «A quien corresponda» del disco «En tránsito», ya que en «Cada loco con su tema» Serrat formula muchas de sus preferencias: “…soy partidario de las voces de la calle, más que del diccionario; me privan más los barrios que el centro de la ciudad; y los artesanos más que las factorías; la razón que la fuerza; el instinto que la urbanidad; y un Siux más que el Séptimo de caballería; prefiero los caminos a las fronteras; y una mariposa al Roquefeller Center y al sabio, por conocer, que a los locos conocidos…Prefiero querer a poder; palpar a pisar; ganar a perder; besar a reñir; bailar a desfilar; y disfrutar a medir; prefiero volar a correr; hacer a pensar; amar a querer; tomar a pedir. Antes que nada soy partidario de vivir…”. Otro tema que vale la pena escuchar en este disco es «De vez en cuando la vida»: “De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por las calles en volandas y nos sentimos en buenas manos; se hace de nuestra medida, toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela. De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla, se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena…”. El final de esta canción tiene una metáfora que siempre me parecido muy cinematográfica: “De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza.” Mi tercera canción favorita de este álbum es «Sinceramente tuyo», la cual está bañada suavemente por una mesura musical que se acopla perfectamente a la voz de Serrat y al tema del cual nos habla: “… no me pidas que no piense en voz alta por mi bien, ni que me suba a un taburete, si quieres probaré a crecer…Cuéntale a tu corazón que siempre hay una razón escondida en cada gesto, del derecho y del revés uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio…”. Bienaventurados, un disco de 1987 contiene otra de las más bellas canciones de Serrat que es «Especialmente en abril»; en ésta otra vez el arreglo musical unido a la letra y a la voz de Serrat nos dejan sin aliento; la unicidad que hacen es tan 192
afortunada que uno se ve inmediatamente imbuido en una atmósfera de ensimismamiento muy intelectual pero rebosando al mismo tiempo de una mansa emoción; he aquí un fragmento: “Especialmente en abril la razón se indisciplina y como una serpentina se enmaraña por ahí. Van buscando los rincones sofocadas las parejas, hacen planes y se dejan llevar por las emociones, sin atender, imprudentes, el consejo de Neruda que las nieves son más crudas en abril especialmente…”. Mis otras canciones mimadas de este disco son «La rana y el príncipe», «Bienaventurados», «Llegar a viejo» y «Los fantasmas del Roxi». «La rana y el príncipe» es una fábula que nos quiere dar a entender de una forma amena que debemos ser humildes y no creer que los animales sean inferiores a los humanos. «Bienaventurados», que es el tema que da nombre al disco, nos dice en otras palabras que uno cosecha en la mayoría de los casos lo que se siembra, es decir que toda causa tiene un efecto; además nos muestra que detrás un evento infortunado siempre hay una oportunidad para mejorar o a veces la vida después de una desgracia nos está preparando para algo mejor. «Los fantasmas del Roxi» es una canción que nos sumerge en el mundo de las viejas estrellas de Hollywood. Y la canción Llegar a viejo que es una denuncia al mal trato que reciben en nuestra sociedad moderna los hombres y mujeres de la tercera edad. En 1994 Serrat divulgó su disco Nadie es perfecto, el cual contiene 3 canciones que me gustan mucho: «Niño silvestre», «Benito» e «Historia de vampiros». La primera es una imputación a la sociedad por los niños abandonados en las calles: “Hijo del cerro, presagio de mala muerte, niño silvestre que acechando la acera viene y va. Niño de nadie, que buscándose la vida luce la avenida y le da mala fama a la ciudad. Recién nacido con la inocencia amputada, que la manada redime su pecado de existir. Niño sin niño, indenfenso y asustado que aprende a fuerza de palos como las bestias a sobrevivir…” «Benito» es la historia de dos indigentes que viven bajo un puente. «Historia de vampiros» es una gran metáfora que nos conduce por la vereda estrecha de la intolerancia hacia las ideas de los demás. Hay que decir que en este disco hay un solo de trompeta sobrio, liso y muy bien tocado, en la canción «Mensajes de amor de curso legal», interpretado por el famoso cantante Dyango. 193
Utopía contiene 4 textos musicalizados que remueven las fibras del corazón: «Juan y José», «El hombre y el agua», «Y el amor» y «Disculpe el señor». «Juan y José» cuenta la historia de dos amigos, un trotamundos y otro que se queda en su país y a través de cartas mantiene una bonita comunicación. «El hombre y el agua» es un llamado a la reflexión sobre el cuidado del vital líquido. «Y el amor» es un renovado abordaje del viejo tema del amor. «Disculpe el señor» nos muestra a un mayordomo hablándole a su patrón y a medida que avanza la canción se ve a un puñado de gente pobre creciendo y creciendo, hasta explotar en una revolución marxista; una historia que se ha repetido numerosas veces en América latina. Además en este disco hay una colaboración muy dichosa en la canción «Pendiente de ti», entre la ex cantante de Presuntos Implicados, Soledad Jiménez, y Joan Manuel Serrat, la cual desde la primera nota envuelve al oyente, lográndolo a través de un perfecto acoplamiento entre sus voces y el argumento de la canción; puedo imaginar que Serrat escribió esta canción pensando en la exquisita voz de Soledad Jiménez; la sencillez de la melodía es engrandecida por la voz de ella. Sombras de la china, de 1998, nos lleva desde el principio a través de unos arreglos musicales que mezclan instrumentos acústicos con instrumentos eléctricos. (Yo por mi parte prefiero cuando prevalecen los instrumentos acústicos). Mis favoritas: «Los macarras de la moral», que es un discurso con ritmo flamenco que delata a los que siempre nos quieren manipular con miedo y mentiras. Y «Fe de vida», que es un canto a la vida. Serrat Sinfónico es una recopilación de algunas de las canciones de Serrat, en español y en catalán, y que han sido enriquecidas con una nueva versión en los arreglos orquestales. Es muy recomendable este disco ya que vale la pena oír, por ejemplo, «Mediterráneo» con la voz ya madura de Serrat junto a una verdadera sinfónica.
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Para terminar hay que decir que los discos Cansiones (con S), y TarresSerrat son algunos de los últimos trabajos de Serrat y que serán citados en otra ocasión. Texto: Érika Valencia-Perdomo Óscar Perdomo León
Fotografía: Óscar Perdomo León
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LA DIOSA MÚSICA Derechos Reservados, 2011.
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