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Tareas de un progresista que sólo es un conservador

Columna Invitada

B Ez

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Normalizar la corrupción, la violencia, la inmoralidad, la pobreza ahora es algo normal. Pinche tristeza.

Sin Mora, Lucas Alamán, Cosío Villegas, Moreno Toscano o quien sea, podemos señalar que, al parecer existen dos México, uno que trata de inventarse después de una triste historia que se construyó a lo largo de los últimos 50 años olvidando a los pobres y marginados, creador del México profundo y, lo peor, un país marcado por ser educado para olvidar a la vuelta de cada proceso electoral; existe otro, que trata de soñar y recuperar su esencia sobre la base de los valores de la triste historia en que nos sumieron, que también sabe que la pobreza no es virtud, pero tampoco es vergüenza, ni mucho menos justificación de las fechorías que en nombre de ella acometen todos los días, los que solo la usan para perpetuar los privilegios que la corrupción les otorgó. Pinche pobreza. Por otra parte, más allá de lo que Bonfil Batalla o Warman o Bartra afirmen, al parecer tampoco comprendemos eso que, eufemísticamente, llamamos mosaico étnico, pluricultural, para unos significa un lastre que debemos eliminar para ser modernos, como si no supiéramos que la verdadera riqueza de este país se encuentra en el reconocimiento de esos saberes y sabores, pero con tristeza ahora vemos que la usan como más- cara para velar la corrupción y la infamia. Pinche máscara.

Poco sabemos, en realidad, lo que es la violencia, menos aún sabemos de lo que significa que, a través de ella, solo pretendan impedir que el país pueda ver un amanecer tranquilo, y que vean en ella una forma de dañar la imagen que se sueña, sin importar el daño que hagan a toda la nación, es triste pero la violencia sabemos la provocan para evitar que veamos el verdadero cambio, pero más aún pretenden invisibilizar que los que procuran la justicia estén en el fondo de esta injusticia, que usen las leyes para quitarnos la esperanza y los sueños justos. Pinche cofradía.

Pero los que presumimos que pensamos y sentimos, ¿qué papel jugamos, cómo reaccionamos?, a veces por impotencia maldecimos todo, inundamos los medios de comunicación y las redes sociales (usando indiscriminadamente lo que en nombre de justificar la “liber- tad” de opinión, expresión y lo que sea que esto signifique), con la intención de ser (parecer, más bien) brillantes, insensibles e instruidos, sacamos de contexto la historia, el pensamiento, buscamos confundir el agua clara, la democracia, la libertad, el liberalismo y todo lo que se atraviese en el camino, guerras o rebeliones, y, lo peor, hablamos de lo intrascendente pero lindo. Pinches artistas e intelectuales.

Los aspiracionistas (más allá de lo que signifique esta palabra y aunque no exista en el diccionario de la RAE), en aras del éxito, también nos volvemos adoradores de la naturaleza, lo verde, la paz, las bicicletas, las vaquitas marinas, las leyes progresistas, la familia y sus mascotas, y damos nombres que desperdicio, no tienen, movilidad, sustentabilidad, igualdad, equidad, géneros y tras géneros, feminismo, y conversiones de toda ideología. Pinches conceptos. En fin, solo deseamos que no olvidemos que hasta hace cinco años éramos felices y no lo sabíamos, nuestros medios, programas, becas, apoyos, viajes, fideicomisos, exigimos vuelvan y nos regresen la libertad de investigación, creación, y no pongan pretextos de utilidad o beneficio social, no limiten los recursos para el arte y la cultura, sabemos y advertimos que un grupo pequeño cuando sabe puede mover una montaña. Pinche montaña.

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