CUENTOS DE NOSTALGIAS y glosario para sonrisas
(versión preliminar)
Beatriz Bascopé Aragón
Primera edición digital, 29 de enero de 2023
Depósito Legal:
Tapa: Fotografía de la autora, cuando dictaba clases en los primeros años de servicio en el magisterio nacional.
@ autora: Beatriz Bascopé Aragón
Editor: Roberto Ágreda Maldonado, paspresidente de la Unión de Poetas y Escritores de Quillacollo (UPEQ (diagramación y estilo). Biblioteca Prof. Celestino Ágreda Chacón.
Está permitida la reproducción parcial o total para su lectura, investigación y realizar exposiciones culturales siempre y cuando se citen a la autora y al editor, y no se lucre con ello. Para otros fines, quedan reservados los derechos de autor y propiedad intelectual de la autora del presente libro y bajo las sanciones establecidas por las leyes penales correspondientes.
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DEDICADO: A mi familia. A mis colegas docentes y escritores del mundo.
AGRADECIMIENTOS:
A las personas que lean y difundan mis libros.
PRÓLOGO
Uno rara vez tiene el privilegio de leer un gran libro, este que tiene el lector es uno de ellos, reúne nueve cuentos espléndidos por su técnica, el manejo argumental, la descripción de los espacios y el retrato psicológico, social y cultural de los personajes.
Beatriz Bascopé Aragón sin duda es una de las mejores escritoras de Bolivia, esta obra lo demuestra en toda su plenitud. No corresponde al prologuista, hacer la explicación de cada uno de los cuentos, para evitar la curiosidad y el placer de leer a los lectores que van a descubrir en cada página la maestría con que narra la autora cada relato, en forma poética, juguetona y subyugante.
La sonrisa irrumpirá con más fuerza en los trabajos finales, que reflejan a la autora como a una adolescente que se desliza en el escenario cultural, con coplas y ocurrencias para mayores que son pinceladas de humor, ironía y juego verbal para los escritores que son citados, como se ha dicho, en la parte final de este trabajo literario.
Agradezco a la escritora Beatriz Bascopé Aragón por haber escrito y publicado este libro como un regalo bibliográfico a la literatura del mundo. Al mismo tiempo a los lectores y a la autora, les deseo larga vida de lectura y realización
Roberto Ágreda Maldonado Paspresidente UPEQ“BAT” (Suicida)
En la década de los 70, “Peña Colorado” era pequeña población sobre la antigua carretera a Santa Cruz distante a 100 km de la ciudad; sus escasos habitantes se dedicaban al cultivo de cítricos, mangos, paltas, plátanos, además de hortalizas y flores; la crianza de animales: vacas, caballos, cerdos y variedad de aves de corral.
El comercio se realizaba en camiones o carretone tirados por bueyes. Sus habitantes, laboriosos, tranquilos y amables trabajan en ese pequeño paraíso donde el aire era purísimo, las aguas limpiadas.
Destacaba en el poblado una simpática familia de cuatro miembros: don Arsenio Álvarez, su esposa Aurora Aguilar, sus hijos Arturo, agrónomo y Alonso veterinario.
Los interesados en adquirir sus productos solo preguntaban por la familia “A”. Todos vivían en armonía junto con el personal que trabajaba a su servicio en el cuidado de animales y plantas.
Compañera cariñosa, fiel guardiana de la casa,estaba Kalisi, una enorme perra,mezcla
detodaslasrazas,peroactivayeficientecomo ninguna.
Junto a ella, su eterno compañero, un hermoso gato negro y blanco, colores combinados de tal forma que era el retrato viviente del legendario superhéroe famoso e invencible: Batman, por eso su nombre.
Estaban siempre juntos, jugando, retozando, comiendo o durmiendo en la casita de madera. Él dormía en la barriga de Kalesi.
Cuando Bat trepaba a algún árbol persiguiendo a los pájaros, Kalesi armaba tal alboroto, que Bat saltaba sobre ella y emprendían una carrera como jinete y cabalgadura ante la divertida mirada de todos, admirados viendo aquella amistad. De la misma manera, al escuchar el motor del autor que anunciaba la llegada de los muchachos, corrían a su encuentro entre ladridos y maullidos de alegría. Jamás cruzaron el portón principal, aunque entonces la presencia de motorizados no era abundante existía siempre el peligro de algún percance fatal.
—Mamá, mamá, milá alá, alá, era el pequeño Andresito de apenas cuatro años, hijo de Aurelia, excelente cocinera, que en su media
lengua señalaba la rama de un enorme mango, donde parecía que algo se movía.
—Mamá, mamá, repetía el niño.
Aurelia se desocupó y miró hacia donde indicaba Andresito, su asombro fue grande cuando vio a un gatito de tres colores: blanco, plomo y amarillo.
Alonso llegó en ese momento y Aurelia le dijo: en una rama del mango está un gatito.Alonso acudió y dijo: es una gatita, solo las hembras tienen tres colores.
Trabajo una escalera, tomó al animalito que estaba muy asustando, trató de calmarlo acariciándolo y hablándole en tono suave.
—Traje un poco de leche con pan, dijo a Aurelia, ella salió volando y volvió con el pedido.
Con mucho cuidado, Alonso, puso a la gatita junto al plato de leche, al principio no aceptó, pero más pudo el hambre y comió, comió…
Kalesi y Bat observaban a prudente distancia. Acérquense, dijo Alonso. Ellos se acercaron con cautela, Kalesi se revolcaba en el suelo, haciendo piruetas y tocándole con sus patas delanteras, mientras que Bat le daba suaves moquetes entre cariñosos ronroneos. Al
principioellaerizóunpoco,perodespuéseran ya amigos.
Durante el almuerzo, Alonso anunció a su familia que un hermoso miembro llegó a la casa. Todos celebramos la noticia.
—Hay que buscarle un nombre, vacunarla y operarla. Ocúpate Alonso. dijo don Arsenio.
—Claro que sí —respondió el muchacho y en los días siguientes ya todo estaba en orden.
—Se llamará Trinidad —opinó la señora Aurora, ¿de acuerdo? Sí, sí, es como para ella, gritaron todos. Kalesi, Bat y Trinidad formaron un inseparable trío de amigos; juntos dormían, jugaban, descansaban en los amplios parajes de la propiedad, construyeron un sólido bloque de amistad y unión sincera, los parientes y amigos y que llegaban durante las vacaciones quedaban admirados e impresionados ante semejante caso.
Transcurría el tiempo, la felicidad era absoluta, cada uno en sus ocupaciones, sin nubes. Pero Arturo decidió casarse, un buen día llegó en compañía de una linda muchacha, buen porte; sin embargo, su actitud era falsa, Aurora captó al momento que la señorita no se adaptaría a la familia.
—Papá, mamá —dijo Arturo— Les presentó a la señorita Sofía Suárez Vidal, mi novia. Ella está en el último semestre de la carrea de Idiomas y pensamos formalizar nuestra relación.
Con gran asombro, la familia, aceptó la situación, Arturo era adulto. Después de todo fue un remolino con los preparativos de la boda, padrinos, iglesia, invitados, contratos, etc.
La fiesta fue maravillosa, ambas familias trataron de confraternizar de la mejor manera que era posible, pero había mucha diferencia.
El viaje de bodas, por los compromisos laborales de Arturo, fue breve, solo una semana.
Don Arsenio hizo decorar una alcoba matrimonial con cortinajes de raso, muebles tallados en roble, todo de un exquisito gusto.
La expresión de Sofía no disimulaba su disgusto.
Me parece estar en un museo dijo fastidiada.
Pero si todo es de un delicado gusto, no sé qué es lo que te molesta tanto dijo Arturo.
—A mí me gusta lo moderno, colores vivos, adornos finos, no estos mamotretos.
—Veremosmásadelante.Ahorateconformas.
Muy a su pesar, Arturo sentía haber cometido un error enorme y la convivencia sería difícil.
Sofía miraba con desprecio a su cuñado, siempre vestido con su pantalón vaquero, vacunando, ordeñando, clasificando, etc. Ella hacía gustos de asco cuando pasaba a su lado,el muchacho disimulaba,pero se notaba la antipatía que sentía, no quería poner a su hermano ante un incómodo dilema. La tormenta estalló cuando Sofía increpó a Aurelia de muy mala manera durante un almuerzo frente a todos.
¡Oye bruta! Ya te dije que no acepto las porquerías que cocinas y te pedí un asado término medio. Esto parece un cartón.
Tráeme algo mejor ¡Estúpida! Aurelio recogió el plato. Estaba a punto de llorar.
Aurora intervino: puedes escoger Sofía, o comes o no comes, aquí no he derrocha nada.
Sofía no respondió y comió con asco.
Alonso se levantó tomando su plato, dijo:
—Disculpen todos, pero desde hoy tendré mejor compañía en la cocina mientras almuerzo.
Nada era el agrado de Sofía, se quejaba de los mosquitosdelas floresporqueatraíanbichos, el alboroto de las gallinas, el olor de los establos y chiqueros, el suelo pedregoso, la corta provisión de luz solo hasta las 11: pm, el silencio de las noches, ella quería ira a los cines, salones de baile, fiestas universitarias, hasta el viejo auto de Arturo que le avergonzaba, etc.
El motor es excelente decía Arturo los caminos son muy accidentados, es cuanto necesito.
Algo ya imposible de tolerar fue el golpe despiadado que propinó a Trinidad con un grueso madero, el animalito se escogió dando un alarido y se metió debajo de un mueble arrastrándose Aurelia vio todo y no aguantó.
¡Maldita bruja! Le increpó.
Sofía se dirigió hacia ella con el madero, pero Aurelia se irguió amenazadora en toda su colosal estatura:
¡Tóqueme y la revuelco!
Sofía se retiró profiriendo groserías.
Aurora llegó en ese momento, había ido a despachar un cargamento de cítricos, notó el rostro descompuesto de Aurelia y preguntó:
¿Qué ocurre Aurelia?
Esta le relató lo ocurrido y pese al cansancio ambas se fueron a buscar a Trinidad que agonizaba en unos matorrales.
Fue el almuerzo más triste, Alonso lloraba en la cocina sosteniendo a Trinidad hasta su último esténtor.
Arturo, debo hablar contigo dijo don Arsenio. Vamos al despacho. Hijo, la vida es ya insoportable, la presencia de tu esposa es un verdadero calvario, ya nadie vive, come o duerme con tranquilidad; eres mi hijo mayor y te adoro, pero, ante la situación, hablé con tu madre y esta es la decisión: tienes dos caminos o te divorcias o van a vivir a otra parte. Ve pues lo conveniente.
Arturo escuchó en silencio, entendía perfectamente las razones de su padre y respondió:
Estoy plenamente de acuerdo, ya lo pensé y esta noche plantearé el divorcio.
La alegría de Sofía no tenía límites. Se sentía feliz y satisfecha.
—Claro que acepto encantado, me libro de la porqueríayelaislamiento,lucirémiropafina, frecuentarémisamistades,viajaréyvivireeé…
Puesprepárateylárgatemañanatemprano. Esa noche, Arturo durmió como un niño en el cuarto de huéspedes, sin sobresaltos, hasta se puso a cantar.
Al amanecer llamaron a la puerta, él preguntó:
—¿Quién es?
La desagradable voz de Sofia respondió: Ya estoy lista, llévame a la ciudad.
Pues, toma un transporte público, un camión o una carreta. Ya no quiero oír destemplada voz te enviaré la demanda de divorcio.
Arturo observó desde la ventana cómo ella cruzó el portón y Bernabé el portero le ayudó con sus maletas, puso los seguros y acabó la tensión familiar.
La calma volvió, había tranquilidad, pero, la herida seguía sangrando. Ya nadie tocaba el tema, trataban de olvidar la tragedia.
Pero, ¿Kalesi y Bat) Permanecían quietos y callados, comían muy poco especialmente
Bat, en las hermosas esmeraldas de sus ojos, había lágrimas.
Un día llegó un enorme camión cargando de semillas, plantines, alimentos y unos ejemplares de gansos.
Los empleados entraban y salían con las cargas;esto esprolongó hasta el mediodía y el camión se retiró.
¿En qué momento Bat salió a la calle? El caso es que desapareció. Después del almuerzo
Aurelia dijo: —No encuentro a Bat por ninguna parte.
El movimiento fue general buscaron en la casa, los jardines, establos, chiqueros, gallineros. Bat había desparecido, Kalesi gruñía con dolor.
Pasaron dos días, sufrimientos profundos, Kalesi languidecía.
Alonso tomó su bicicleta, debía atender a una vaca que tendría cría por primera vez en una granja próxima a la casa.
Entonces lo vio, estaba sentado debajo de un enorme árbol al otro lado de la calle.
¡Bat! ¡Bat! gritó el muchacho. Dejó la bicicleta, cruzó la calle y se acercó. El gato no
escapó, pero tampoco dejó que Alonso lo agarre.
Un enorme camión avanzado hacia ellos a gran velocidad por la carretera.
—No te muevas Bat, espérame, voy por ti.
Elgatomirabafijamentealcamiónqueestaba cadavezmáscerca,entoncescalculóbien,dio un salto y el camión lo arrolló. Murió al instante.
Alonso lo recogió, estrechándolo contra su pecho.
Sollozaba. Llamó a gritos:
¡Papá! ¡Mamá! ¡Arturo! ¡Bernabé!
Todos acudieron ante tal alboroto, no podían creer cuanto veían.
Él se lanzó al camión! ¡Fue un suicidio!, repetía Alonso.
Qué mala huella dejó la abominable Sofía, su crueldad y arrogancia no tenían límites. Nunca más se supo de ella. Fue una suerte que no llegaran “hijitos” ¿Cómo serían ¿Sofíos o Sofias.
La vida retornó a la normalidad, los muchachos aprendieron la lección y pensarían mejor en el futuro.
Kalesi sola, triste, algo cansada, con muchas añoranzas, pero, siempre fiel y cariñosa.
Una hermosa mañana, Kalesi encontró en su casita de madera un pequeño gatito, era la réplica exacta de Bat, solo que en su pech blanco estaba dibujado un perfecto corazón negro. Junto con él llegó el consuelo para todos Kalesi rejuveneció. Él se llamó “corazón”.
La vida continua, ¿aparecerá otra Trinidad?
Narraciones de nostalgias y glosario para sonrisasAMOR REDENTOR
El ambiente político era efervescente, la tensión era tal, que ya no había tranquilidad ni en el trabajo, ni en las casas, todos desconfiaban de todos, cualquier conversación era intervenida, los esbirros del gobierno estaban camuflados en los puntos estratégicos; un asesino era mejor tratado y más considerado que un político.
El antropólogo Abelardo Fuentes de Vargas brillante profesional, además de pertenecer al más fuerte partido opositor, vivía en constante zozobra, pues sufrió dos atentados contra su vida, en una ocasión, una bomba colocada en su auto, por alguna rara circunstancia, no estalló y fue retirada por el mecánico cuando se sintió un extraño ruido en el motor.
Tenga cuidado señor dijo el mecánico esto no es ninguna broma.
Claro que sí, pero no desconozco a los autores, temo más por mi familia.
En otra ocasión, el jardinero y su esposa regresaban a la casa bastante tarde, pues habían asistido a una reunión de amigos; al llegar al portón sorprendieron a unos
individuos enmascarados, provistos de gasolina, al verse descubiertos huyeron dejando tras si las evidencias.
Presentada la denuncia, la policía hizo el alboroto correspondiente, inspecciones, evidencias (se apropiaron de la gasolina) y todo quedó en el archivo del olvido. También la policía ostentaba grilletes gubernamentales.
El grupo selecto del partido reunido muy en privadoresolvióauspiciarlasalidadelpaísdel gran amigo, bajo las más firmes precauciones y condiciones de seguridad.
Empezó con la venta de su hermosa residencia construido con el más exquisito gusto, reunía todo lo necesario para una vida cómoda, apacible; se encontraba a una distancia de dos cuadras al norte de una carretera interdepartamental.
La casa y el hermoso Sedán azul fueron adquiridos por uno de los amigos más cercanos a un precio muy conveniente para ambos. Del total, Abelardo asignó el 5 % para la manutención de su perro Hitler (pastor alemán) y su gata Fedra (persa), ella tenía dos gatitos de solo cinco días.
La salida del país fue minuciosamente planificada, fueron trasladando el equipaje
durante tres días hasta un depósito alquilado en otra ciudad desde donde emprenderían el viaje él, su esposa Griselda (experta en informática) y sus hijos Ronald y Anahí de doce y ocho años respectivamente. Concluidas las labores escolares, partieron.
La vida en la residencia cambió de una manera violenta, Dulce, la esposa del amigo de Abelardo, era la mujer más repulsiva, con un carácter “agrio”, dominante, siempre criticando, y rechazando la presencia del personal de servicio, los empleados callaban, más que todo por conservar el trabajo.
Una tarde al retornar del trabajo Renato escuchó a su esposa insultando a Dora, la cocinera y múltiple servidora de la casa desde mucho tiempo atrás.
¡Floja! ¡Desaseada! ¡desordenada! No mereces el salario que se te paga…
¿Qué sucede?, era Renato, quien captó al momento cuanto ocurría. Retírate Dora.
Una vez alejada la empleada, Renato estalló:
¡Basta ya de tus histerias! ¡Eres abominable!
Sabes muy bien que te soporto solo por Fabricio (hijo único “estudiando” en el exterior) de otra manera ya hubiera planteado el divorcio.
—Eso ¡jamás! Repitió Dulce.
—Pues entonces controla tu veneno, ¿qué pretendes?
Tienes esta hermosa casa, rodeada de jardines, de frutales; nada te falta, ¡vive tranquila y deja vivir!
¡Dulce! Salió dando un portazo. No almorzó, llegó pasada medianoche.
¿Por qué tan tarde?, preguntó.
Porque me siento mucho mejor en compañía de sapos y culebras. Fue la fulminante respuesta.
Amaneció. El sol salía esplendoroso, todos en la casa reanudaron sus labores, cada uno en lo suyo; Renato llamó a Dora y le entregó cierta suma de dinero para los gastos semanales, de acuerdo a lo acostumbrado. Se fue a trabajar sin despedirse de Dulce, ésta, temblaba de ira.
¡Dora! Entrégame el dinero.
Pero… señora, yo…
Yo haré las compras. Ustedes a trabajar, haraganes. Te enseñaré a cocinar.
Pasaron las horas, Dulce correteaba entre cacerolas dando órdenes a la aturdida Dora
que obedecía en silencio, soportando los insultos.
—¡Hola! —Renato llegó del trabajo. Buenas tardes.
—Pronto, a servir el almuerzo. —dijo Dulce. ¡Muévete! Dora trabajo platos, fuentes, vasos, etc.
El gesto de Renato era de fastidio, al primer bocado se sentía quemado, exceso de sal, carne, papas, arroces duros, en fin…
¿Qué pasó Dora? Señor, respondió ella yo no preparé nada hoy.
Llama a tu marido, que traiga su bicicleta.
¿No dices nada? Preguntó Dulce. Renato fue al encuentro de Sebastián a darle algo de dinero con el encargo de traer un pollo o una pizza para todos.
Dora, dijoRenato ¿Tienesalgodedinero de la semana?
No señor, le entregué todo a la señora.
¿Por qué hiciste eso?
Ella me lo pidió.
—¿Qué eslo que te pasa? —Increpó a Dulce— ,túnotienesnila másmínimahabilidadpara lascosasdelacasa,niparanada¡Parásito!Ni tus padres te soportan, tu mundo es el vinagre.
Entonces llegó Sebastián y sirvieron el pollo, Renato dijo: vengan todos a la mesa, hoy comeremos juntos.
Señor, dijo Sebastián hoy llegó Rosita por el fin de semana y no sé…
—Pues llámala, quiero conocerla.
Rosita entró era una graciosa jovencita de unos veinte años, trabajaba en una clínica de la ciudad como enfermera. Saludó muy cortésmente: señor, señora, soy hija de Sebastián y Dora.
—Pues seas bienvenida.
La comida transcurrió casi en silencio y al término Renato dijo:
Echa esta comida a Hitler y Fedra.
Señor, Fedra ya no está con nosotros, anoche la señora Dulce la lanzó a la calle.
Renato quedó mudo, no tenía palabras, ¿no había límites para la maldad de “Dulce”, nombre que resultaba ridículo en ella.
—¿Y sus gatitos?
—Solo está uno, casi muerto.
La noche anterior comenzó el calvario de Fedra, tenía una patita trasera lastimada, había recibido muchos escobazos antes de llegar a la calle; espero que oscureciera, trepó a un árbol que se encontraba entre el portón principal y la pequeña puerta de emergencia sobre la que había un estrecho espacio entre el techo y la madera, por allá entró en la casa, Hitler la saludó, entonces ella comió cuanto pudo del plato de él, entró al cuarto donde estaban sus gatitos y tomándolo por el cuello, emprendió su dolorosa retirada.
La carretera estaba silenciosa, ella caminó hacia el este, cuidándose de perros y otros peligros. Ya muy cansada se metió a unos matorrales para descansar. Amaneció, tenía mucha sed y hambre, en esas horas había desmejoradotanto,noasíelgatitoquetodavía tenía algo de alimento. ¿Cuánto tiempo?
¿Cómo podrían sobrevivir?
El sol caía con toda su fuerza,eran ya las diez deunamañanaradiante;deprontoeltránsito se detuvo, sonaban las bocinas, imprecaciones y demás.
NuevamenteFedrasetendióbajounamatade hierba, esta vez para morir.
Una joven pareja de casados se dirigía a un pueblo cercano en busca de provisiones para su hotel en el borde de la carretera unos dos kilómetros atrás. Era un hermoso paraje heredado de los padres de ella. Matrimonio feliz, todavía sin hijos, trabajaban con gran entusiasmo y esperanzas.
Quedaron detenidos a unos dos metros de donde se encontraba Fedra; los minutos pasaban, el calor era sofocante, Sergio el esposo bajó de la furgoneta para averiguar lo que pasaba, Gabrielita también bajó, caminó unos pasos; entonces la vio, llegó hasta el matorral, comprobó que todavía estaban vivos.
Sin dudar para nada, tomó primero a Fedra y colocó al gatito sobre ella, regresó a la furgoneta, Sergio volvía en ese momento y su asombro fue grande.
Abre el furgón dijo Gabriela y colocado algo para que descansen estos animalitos.
Así lo hizo. La gata ni se movió, tampoco el otro.
Están deshidratados dijo Gabrielita. Entonces la columna comenzó a moverse.
Compraremos agua, pan y leche en los quioscos de adelante.
Llegaron al primer quiosco, Sergio estacionó la furgoneta e hicieron las compras más un platito desechable.
Fedra no reaccionaba, entonces Gabriela hizo deslizar el agua con sus dedos, Freda Abrió sus hermosos ojos.
Bebe por favor suplicaba Gabriela y, Fedra empezó a beber y beber sin parar.
Luego Gabriela echó el agua sobrante, desmenuzó un pedazo de pan,le agregó leche, mientras Fedra lamía y relamía a su hijo.
Comió con avidez y se tendió a dormir profundamente. Los esposos realizaron sus compras, cargándolas, y retornaron al hotel. Era ya media tarde.
Ya en casa, colocaron a los gatitos en una cesta redonda con unas poleras viejas en el cuarto de implementos de limpieza y ropa para lavar.
En el hotel trabajaban tres garzones y tres cocineras además del jardinero. Todos ayudaron a acomodar la mercadería y se retiraron a descansar.
Amaneció. El cielo era azul sin nubes.
Gabriela se dirigió hacia el cuarto de aseo, entonces la vio, estaba sentada “lavándose” la cara, al sentir la presencia de Gabriela fue a
su encuentro entre contoneos y ronroneos cariñosos; le levantó, estrechándola, con cariño; entonces sintió algo extraño alrededor del cuello, se trataba de una pequeña medalla en la que leía: FEDRA.
¡Fedra! Llamó Gabriela, la gata acudió presta. El doloroso sufrimiento quedó atrás. Había llegado la felicidad. El gatito ya caminaba y comía del plato, era uno combinación entre blanco, amarillo y negro. Sobre su cuerpo blanco presentaba unas pinceladas amarillas en el lomo, una patita delantera y otra trasera y una oreja negra. Bello como el sol. “Tritón” el enorme perro amarillo con abundante pelaje era amigo de ellos, bastante viejo solo comía, bebía y dormía; pero si daba un ladrido,temblabatodalaextensióndelacasa. Si algún malhechor osaba ingresar con malas intenciones, la sola presencia de Tritón lo ponía en plan de fuga.
Renato Carvajal, exitoso empresario dedicado al negocio de bienes raíces soportó estoicamente un matrimonio errado, todo por Fabricio, su único hijo, que estudiaba en Europa.
Dulce Ríos,su esposa,mujer muy bonita,hija de ganaderos benianos, no quiso estudiar
nada, era voluntariosa, agresiva, siempre buscando pleitos, con sus hermanos, compañeros de colegio, vecinos, desconocidos, etc. Era la menor de tres hermanos, un hombre y una mujer.
Se embarazó a los diez y seis años, el matrimonio se efectuó en tiempo récord. A tiempo de felicitarlo, su cuñado le susurró al oído: “Dios se apiade de ti”. Sus padres sintieron un gran alivio.
El resto de la historia ya se la conoce. Renata y Dulce llevaron una existencia espantosa, colmó un poco cuando nació Fabricio y durante cuatro años de su infancia, después llovían golpes, sonaban gritos, llanto. Las discusiones eran continuas, Renato lo llevaba a una guardería mientras trabajaba. Pero hoy todo acabó, “Dulce” fue recluida en un Instituto Psiquiátrico después de agredir a Rosita con un cuchillo. Fue una buena fortuna,laheridaenelbrazonoeraprofunda, Renato la atendió solícitamente durante su curación tanto afectiva como económica. 38 y 24 años, 14 de diferencia. Pero Cupido y Eros preparaban sus flechas ¿Darán en el blanco?
AÑORANZAS
“Cuan presto se va el placer, como después de acordado, da dolor, como a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor.” (Jorge Manrique, poeta español)
¿Quién podrá responder?
¿Dónde está el aire que daba vida oxigenando la naturaleza?
¿Dónde está el agua cristalina que trabajaba cantando desde las majestuosas cumbres andinasenespumosascascadasocaudalosos ríos?
¿Dónde quedó el noble adobe que hasta hoy permanece de pie en los antiguos caserones y templos?
¿Dónde están las esbeltas vicuñas que en centenares habitaban en el frío altiplano?
¿Dónde está la diáfana superficie del sagrado lago Titicaca y el Poopó? Uno un basurero y el otro agoniza.
¿Dónde está la jadeante locomotora que imponente avanzaba entre planicies, valles,
serranías de la accidentada superficie nacional? Mientras arrastraba vagones y vagones con pasajeros y carga.
Imponente avanzaba como una gigantesca serpiente a través de valles y montañas, echando humo porque funcionaba con carbón. Detrás de la locomotora, el carbón se encontraba acumulado y dos obreros iban alimentando el fuego constantemente.
Era tan placentero viajar en tren,era cómodo, se podía caminar, pasar de un coche a otro, había un coche comedor y servicio higiénico.
Dos formas de viajar: en tren directo o en tren local. En el viaje directo en el tramo Cochabamba-La Paz y viceversa, el tren no entraba a Oruro, centro ferroviario nacional, tomaba un desvío hacia La Paz, con muy pocas paradas, solo las necesarias.
Encambio,elviajelocaleramáslento,porque se detenía en todas las estaciones a lo largo de la vía férrea, cada una con sus características.
El recorrido era: partida Cochabamba, Quillacollo, Vinto, Suticollo, Parotani, Buen Retiro, Charamoco, Higuerani, Aguas
Calientes, Arque Changollo, Cona-Cona, Tacopaya, Banderani, Tola palca, Irpa Irpa, Oruro. Hacia La Paz: Soledad, Eucaliptos, AyoAyo, Panduro, Chijmuni Patacmaya, Viacha, El Alto La Paz. Todas estas poblaciones vivían del comercio en tren, ofrecían sus productos de acuerdo al clima y época.EratípicaenBuenRetirolach`angade gallina: pupa, chuño, cebolla verde, habas, llajua, ofrecían unas preciosas cholitas en unos papeles sábana, más un buena presa sabrosa, (no el plastoformo actual), Arque, con sus sabrosos panes y empanadas despedían una característico aroma desde una considerable distancia, Cona Cona provista de enormes tanques para renovar el agua de la locomotora, y en las demás abundante fruta, legumbres, verdura hasta llegar al altiplano donde ofrecían queso de oveja (después de Changolla, Irpa – Irpa) y corderosdesollados,cuerosyalgunasbebidas calientes. La noche caía al llegar a El Alto. El espectáculo era maravilloso, parecía que las estrellas del cielo habían descendido e iluminaban la hoyada con múltiples colores. Lucían como estrellas.
Luegovinoeldesastre,lostreneshaciaelvalle desaparecieron, hasta se robaron las rieles, los pueblos antesflorecientes languidecían en
su angustia. Su gente emigró hacia las ciudades, otros se quedaron sin esperanzas de un mejor mañana.
Han transcurrido 133 años, más de un siglo, desde el 30 de octubre de 1889 cuando llegó la primera locomotora a la localidadde Uyuni, durante el gobierno del doctor Aniceto Arce.
Las generaciones actuales no conocer en toda su magnitud un verdadero tren y se maravillan con el actual “Metropolitano”, en fin diremos: “algo es algo” y “peor es nada” ¡Amén! Pero el recuerdo es eterno.
AMORES INMORTALES
Don Leonardo Jáuregui Araoz, coronel retirado, viudo desde hacía 20 años, dos hijos ya mayores, casados, Adolfo mayor, con un hijo y una hija, Ricardo con una sola niña, todos eran muy queridos por el abuelo “Olaldo”.
Ambos hijos visitaban muy poco al viejo “Olaldo” debido a sus obligaciones tanto familiares como laborales, pero en época de frutas, cosechas de papas, choclos, habas y otros productos, acudían con bastante frecuencia.
El viejo coronel vivía dedicado a trabajar en sus tierras rodeado de colaboradores muy satisfechosconelbuentrato,sesentabajunto al estanque con su pipa y recordaba los años felices cuando Raquel, su esposa vivía llenando de luz la vida familiar.
Ella murió a causa de un cáncer fulminante y el cielo se oscureció para siempre.
Aunque sus hijos insistían en convencerle buscar una nueva compañera que consuele
su soledad; jamáspasó por su mente tal cosa. Sería un sacrilegio.
Todas las tardes cuando el sol declina, ante el estanque hay una asamblea que preside Olaldo, a ella acuden: su perro samoyedo Goliat,sugatagris,plebeya,ademásdepatos, pavos, gallinas, palomas y algunas especies silvestres, Olaldo reparte comida a todos y cada uno de los presentes; luego se sume en sus recuerdos, a veces sonríe y a veces llora. El perro y la gata Titina aguardaban a su amo y todos se retiraron a descansar en la habitación de Olaldo.
Entre sus recuerdos están algunos relatos verídicos difundidos en la revista”
Selecciones”de USA, he aquí algunosde ellos:
1. “La guerra llegó a su fin, tres soldados polacos retornaban a su pueblo iban al paso lento de sus caballos, atravesaban un bosque poco arbolado, uno de ellos, estaba muy agotado, casi dormía, entonces resbaló y cayó en una ciénega, los compañeros partieron en busca de ayuda y recomendaron:
¡No te muevas o te hundirás más! Al regresar con la ayuda necesaria (dos muchachos muy bien equipados) el asombro era enorme, el amigo y compañero estaba de pie en el borde de la ciénega guitándose el
barro con unas ramas, junto a él su fiel caballo ¿Qué pasó? Pues el caballo trajo del bosque una larga rama con ramificaciones, la lanzó hacia el soldado, éste la tomó y con sus dientes y con mucho esfuerzo rescató a su amo”.
2. “En un pueblo de USA Grace, una anciana de 76 años vivía en su casita con la sola compañía de los esposos Daniel y Rosaura (mejicanos), él trabajaba atendiendo las reparaciones de techos, paredes, pisos; cuidaba el jardín y conducía la vieja camioneta cuando realizada las compras semanales o levaba a Grace (la anciana) a su consulta médica o a recibir su renta de vejez.
Rosaura se ocupaba de las labores domésticas. Pero la “reina” de la casa era Wendy, una chanchita (“chanchota”) mascota amada dócil,limpia y cariñosa,ella compartía la habitación de Grace y la seguía a donde fuera que vaya.
Una mañana Rosaura lavaba ropa detrás de la casa y Daniel había salido al mercado.
Grace puso a hervir agua en una caldera y de pronto perdió el sentido y cayó al piso de la cocina, Wendy se acercó, la empujó con su hocico y se espantó, salió a la verja de la calle
dando agudos gritos, los vecinos que la conocían trataron de entrar, imposible, el segundo estaba puesto, Wendy corría de la verja a la puerta como avisando lo que ocurría.
Uno de los vecinos trajo herramientas y logró abrir la verja, cuando llegaron a la cocina, el pito de la caldera sonaba con fuerza mientras Grace yacía inmóvil en el piso. Wendy gruñía. La llevaron a una posta cercana y la doctora de turno luego de observarla le aplicó una inyección y dijo:
—“No es nada grave, pero debe guardar absoluto reposo durante una semana y alimentarse bien”.
Wendy aguardaba afuera, había corrido tras la camioneta hasta la posta y retornó de la misma manera. Siguieron siempre juntas” (Selección USA).
Arthur Mayer, biólogo, profesor de la Universidad de Yale, emprendió un viaje al África, con la misión de realizar investigaciones sobre la flora y fauna de la región; diferentes condiciones de vida, utilidades, peligros, ventajas, etc. Emprendieron el viaje en compañía de un ayudante y muy bien equipados abordaron el vuelo hasta Kenia desde allá continuarían en
helicóptero hasta el lugar previamente elegido para instalar el campamento: una tienda ampliaconelpisoprotegidoimpermeabilizado en caso de lluvia, cama, un rifle por precaución, agua y una buena dotación de alimentos para 10 días, al cabo de los cuales se renovaría el suministro por medio de los cuales se renovaría el suministro por medio del helicóptero; en este caso de emergencia Mayer llamaría mediante radio. La misión duraría 3 meses.
Era el día claro, Arthur decidió recorrer el lugar, escuchó ruido de agua, entonces avanzóyvioquedesdeunaserraníabaja,caía el agua entre blancas espumas hasta una barranca que formaba una poza natural donde una infinidad de animales entre grandesychicos,avescérvidos,felinos yotros retozaban en armonía ¡Cómo se notaba que allá todavía no llegó el hombre! Protegidos por un repelente contra mosquitos, prosiguió su marcha, entonces sintió unos bugidos o bramidosdesesperadosavanzómás,entonces lo vio, era un hermoso caribú, adulto, de buena alzada, había quedado enredado en una alambrada de púas y en su afán de escapar se laceraba mássu pierna derecha; al ver a Arthur, bramó más y pataleaba con desesperación.
—Calma amiguito —dijo Arthur—, luego te libero. El caribú lo miró con esos enormes y hermosos ojos, se calmó, parecía entender.
Arthur trajo del campamento algunas herramientas, con los alicates cortó los alambres hasta liberar la pierda herida, una vez libre caribú salió corriendo, pero a los pocos pasos cayó, con dificultad se puso de pie y fue alejándose poco a poco.
Arthur se internó en el bosque a recoger algo de leña para preparar café al llegar a la tienda el caribú estaba muy cómodo en la cama desde donde observaba los movimientos del Arthur, este le ofreció una galleta que al animal le pareció sabroso.
¿Podría curarte tus heridas? le preguntó. Después de tomar su café y darle más galletas, Arthur trajo del botiquín alcohol y algodón el animal acepto todo sin protestar.
Esa noche Arthur durmió casi sobre el caribú alquellamócariñosamente“miel”porsucolor y carácter.Fue una maravillosa amistad,pero el tiempo pasaba, Arthur mediante argumentosvalederosconsiguió una prórroga de un mes más, trataba de estar más a su lado, compartían todo, pero llegó el momento de la partida, él abordó el helicóptero y Miel
corrió tras su silueta hasta que solo fue un punto en el horizonte.
“Fue la despedida más dolorosa de mi vida”, comentaría más adelante” (Selecciones USA).
El viejo coronel Ollado presentía el final de su complicada vida, salpicada de momentos felices junto a sus colaboradores, pero sobre todo a sus animales. Contaba ya con 89 años está sería su última primavera, pues no hay farmacia que pueda surtir recetas para el alma.
“Debe guardar reposo, estar tranquilo”, es la letanía ridículo de los médicos ¿Dónde está ese oasis?
La blanca y húmeda casaca que cubría los montes y laderas anunciaba la llegada del invierno, su prólogo otoño, había desvestido árboles y matorrales formando una gruesa alfombra de hojarasca amarillenta sobre las praderas y senderos.
Las diferentes especies de animales tomaron susprecauciones,algunasensuscuevaspara invernar, otras para hacer frente al helado invierno y otras para emigrar. Las aves migratorias fueron desapareciendo del vallecito, la gama de colores y trinos se redujo considerablemente, entre ellas un grupo de negro y brillante plumaje también emprendió
el viaje, ¡eran realmente hermosas! En una enorme tapa de tanque de agua posada sobre un turril, las avecitas acudían a comer frangollo y residuos que los empleados les brindaban cada amanecer. El espectáculo era maravilloso.
Transcurrido un mes despuésde la migración apareció una de las aves negras que por alguna razón no partió con sus compañeras de viaje. ¿Qué ocurrió? Observándola se notaba que ella engullía gran cantidad de comida a gran velocidad, luego partía rauda hacia una enorme palmera, por lo menos unas cinco veces al día, de la misma manera de la lana de un viejo colchón abandonado.
Una mañana, todavía fría, apareció en compañía de otra más pequeña hermosa como ella, había luchado y vencido contra el rigor del invierno, tal vez fueron más pichones, pero solo uno sobrevivió, sano y bello como su madre que no abandonó la nidada, que por alguna razón imprevista alteró su cielo. La palmera contribuyó en el milagro.
Es un caso real que demuestra y enseña lo queeselamor,elvalor,elsacrificiosinlímites de una verdadera madre.
Flores y trinos. Sinfonía primaveral, retorno de los viajeros, despertar del prolongado letargo. ¡Naturaleza viva! ¡Adiós a Olaldo! Entre los más deliciosos aromas y musicales arpegios.
Adolfo y Ricardo, sus hijos, aparecieron días después de los servicios fúnebres a cargo de sus empleados y vecinos, lo que les valió serias críticas del pueblo, pues Olaldo era muy apreciado en el lugar.
Casi de inmediato los dos junto a sus esposas se reunieron para establecer el derecho propietario de los bienes dejados por el “viejo” Olaldo, para lo cual fue convocado el Dr. Martín Gálvez Notario y abogado familiar.
Lo más destacado del testamento (redactado 8 años atrás y refrendado después de la muerte) dice: (textual) “Dejó el 50 % de todos mis bienes a mis hijos Adolfo y Ricardo y sus familias, lado Este incluida la casa, el otro 50 % a mis fieles trabajadores: Félix Bustamante y familia,Romualdo Crespo y familia,Carmen Ayala soltera y Ausberto Colque soltero; además al Oeste el campamento de viviendas”.
“Con toda la claridad de pensamiento y sin presión alguna firmo en presencia de muchos testigos que avalan el documento rubricándolo”.
Imposible describir las expresiones de disgusto y asombro que se notaron en los rostros de los dos hijos, se retiraron violentamente. Lo que harán en el futuro es otra historia. Tal vez se despanzurren o se batan a duelo. Hoy Olaldo (como lo llamaban susnietos) reposa en la cripta familiar junto a Raquel su amada esposa y eterno AMOR.