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Objetivos estratégicos

Los objetivos estratégicos que orientan el trabajo de la Federación Internacional son cuatro:

Objetivo estratégico Impulsar una EDUCACIÓN DE CALIDAD e inclu-1 yente que atienda a la diversidad; que contribuya al desarrollo integral de las personas y a la promoción social comunitaria; que genere en los y las participantes actitudes, conocimientos, habilidades y valores críticos que les permitan transformar sus realidades de exclusión, pobreza y marginalidad.

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Juan Camilo Olaya Gómez nació el 24 de diciembre de 1996 en Pereira, una ciudad de la República de Colombia, capital del departamento de Risaralda con 464.719 habitantes y ubicada en la región centro-occidente del país en la Cordillera Central de los Andes colombianos. Es hijo único de la familia Olaya Gómez. “Mi padre es conductor y mi madre es ama de casa, ellos dos han sido los encargados de darme muchas de las bases que hacen de mí lo que soy; me educaron con mucho amor, creo que eso ayudó a hacer de mí una persona segura y llena de sueños”.

En el pasado mes de diciembre, este joven de 17 años recibió un extraño correo electrónico. “Yo no lo creía. En el correo me decían que había ganado un premio y que me invitaban a viajar a Bogotá con mi padre; realmente solo creí cuando vi los pasajes de avión”. Juan Camilo, alumno del Colegio Fe y Alegría Santa Juana de Lestotnac, fue condecorado por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia como el mejor en las pruebas SABER 11 en el Departamento de Risaralda.

La prueba Saber 11 es un examen que administra el Estado a los estudiantes que están concluyendo sus estudios de educación me-

dia en grado 11. Los objetivos de la prueba son varios: comprobar el nivel de competencias de los estudiantes, proporcionar elementos al estudiante para su evaluación y el desarrollo de su proyecto de vida, y finalmente, ofrecer a las instituciones educativas información pertinente sobre las competencias de los aspirantes a programas de educación superior.

Juan Camilo pasó gran parte de su vida escolar en el Colegio Santa Juana de Lestotnac, ubicado en el municipio de Dosquebradas anexo a la ciudad de Pereira. Un colegio público tradicionalmente dirigido por las Hermanas de la Compañía de María y que desde hace algunos años es manejado por Fe y Alegría, en su modalidad de colegios en concesión, una figura nueva con la que Fe y Alegría Colombia continúa aportando a la educación pública del país.

“Cuando Fe y Alegría llegó a nosotros, yo estaba en séptimo grado y recuerdo mucho que se preocupaban por ofrecernos cosas que realmente nos ayudaban en todos los aspectos de la vida. Lo pastoral, lo espiritual, lo vocacional, los valores, eran algunos aspectos que siempre nos reforzaban. En mi logro de las Pruebas Saber Fe y Alegría tuvo mucho que ver. Los profesores se preocupaban mucho por prepararnos; yo hice muchos repasos y simulacros casi durante dos años, eso me ayudó bastante porque me permitió familiarizarme con todos los aspectos de la prueba, desde los académicos hasta los externos. El hambre, el cansancio, el estrés, el sueño fueron cosas que pude manejar porque en los simulacros también nos enseñaban a manejarlo”.

Juan Camilo no solo demuestra sus condiciones de buen ser humano y buen estudiante por sus resultados en la prueba SABER. Hoy, cuando cursa primer semestre de Medicina en la Universidad Tecnológica de Pereira (una universidad pública que semestralmente recibe más 3000 solicitudes de jóvenes que aspiran a obtener un cupo para estudiar su carrera profesional, pero que sólo recibe 60 en promedio), deja prever su personalidad solo al conversar con él; conocer sus retos, sus miedos, sus anhelos, oírlo narrar sus días de colegio, su relación con los profesores, permiten intuir que su paso por el colegio lo fue llenando de valores que pronto estará devolviendo con creces a la sociedad.

“Las Pruebas saber han sido mi primer gran logro, pero no quiero conformarme con eso, quiero poder ayudar mucho a la gente que sufre; desde mi profesión, la medicina, puedo devolverle la sonrisa a muchas personas, creo que no puede haber mayor satisfacción que ayudar a los demás. Yo, desde niño, he oído lo importante que es dar la vida por los demás. Primero eran las monjitas de la Compañía de María, ellas tienen dentro de sus carismas integrar a los que más necesitan, tender la mano, apoyar a los que son excluidos; luego llegó Fe y Alegría y me demostró de muchas maneras que realmente vale la pena trabajar por los demás, en esta institución amplié mi espectro de lo que significa ayudar, tender la mano”.

La vida de Juan Camilo transcurre entre los libros, su familia, sus amigos y una flauta traversa que lo acompaña a diario. En sus palabras no falta la gratitud hacia sus profesores, aquellos que lo vieron crecer, que lo ayudaron en su formación y que le permitieron aprender, no sólo lo que sabe, sino lo que lo caracteriza como individuo. “En mi corazón hay muchos profesores y muchos momentos, pero de manera especial esta Nubia Zapata, Sergio Montenegro, el profe de filosofía, a todos ellos los recuerdo con cariño y gratitud y les dedico éste y todos los triunfos que espero obtener”.

“También soy consciente de que haber estudiado en Fe y Alegría es un compromiso grande. Ésta es una institución con un gran prestigio, no sólo en Pereira o en Colombia, sino en el mundo entero; por eso espero mostrar cada día lo mejor de mí, sin miedos, sin temores, y seguro de que todo lo que obtenga debo usarlo para ayudar a los que más lo necesitan”.

Objetivo 2 estratégico

Fortalecer el modelo de Gestión Participativa dentro

de la organización para garantizar la transparencia, la

sostenibilidad y el fortalecimiento económico y social

del movimiento que permita así generar el empode-

ramiento y la participación activa de los diferentes

actores que se involucran en el modelo educativo de

Fe y Alegría.

Nate Radomski, periodista, actualmente está terminando su maestría en trabajo social internacional en Boston College, desdeenero del presente año hace parte de la Oficina de la Federación Internacional de Fe y Alegría, con sede en Bogotá, como pasante en las áreas de Gestión, Proyectos y Comunicación.

Era mi tercer día de trabajo en la Federación y Enrique, Coordinador del Programa de gestión, me encargó empezar a escribir a los participantes de inmediato. “Tenemos que reservar los vuelos lo antes posible”, dijo él. Yo había estado en la oficina de la Federación menos de una semana y ya estaba escribiendo a los Directores Nacionales y los equipos de procuración de los países para informarles sobre un encuentro de 4 días que se celebraría en Colombia, específicamente en un pueblito ubicado a una hora de Bogotá que se llama Choachí. Nunca pensé que entre todos los correos electrónicos enviados y las logísticas planificadas, encontraría mi primera experiencia y empezaría a entender qué es Fe y Alegría:

colaboración y pasión compartida.

Llegué a la Oficina de la Federación a través de un proyecto conjunto con Boston College: “Fortalecer el presente para asegurar el mañana”. En el momento en que terminaba mis clases de la maestría, la Universidad decidió iniciar un proceso de colaboración con la Federación Internacional. Así que me inscribí y aquí estoy, trabajando y aprendiendo de las tres áreas en las que me pidieron colaborar. En el poco tiempo que llevo trabajando, escasos dos meses, he logrado entender realmente la razón de ser de Fe y Alegría.

Desde el momento en que todos llegamos a Choachí estaba bien claro que se trataba de un verdadero equipo. Aunque éramos 23 participantes de 11 oficinas de Fe y Alegría, con la representación de 10 países, me sentí como miembro de un equipo trabajando en la misma dirección. Era la primera vez que lograba dimensionar que Fe y Alegría es un movimiento muy grande, difícil de comprender desde la Oficina de la Federación. Cada persona llegó al encuentro con un entusiasmo y vigor especial, dispuestos a contribuir y avanzar hacia un objetivo común:

la sostenibilidad de Fe y Alegría.

Esta actitud, presente en cada uno de los participantes, fue realmente la que hizo que el encuentro fuera un éxito. Nuestra líder de la Fundación Claritas, Diana García, se unió a nuestro entusiasmo colectivo y cada día pasábamos ocho horas aprendiendo, discutiendo, compartiendo e intercambiando las ideas y las prácticas de lo que significa la sostenibilidad.

Las actividades, para mí, fueron el mejor componente del encuentro. Con demasiada frecuencia se habla de la sostenibilidad como una gran idea y lo que se pierde en la discusión es el sentido práctico de lo que realmente significa. El proceso de intercambio de ideas, prácticas y visiones entre los países fue una fuente muy importante de información. ¿De qué otra manera podría haber entendido las actividades de recaudación de fondos de Guatemala o aprender sobre las alianzas y convenios que se están desarrollando en Uruguay, si no hubiera sido por el compartir de experiencia de los participantes? El impacto de hacerlo en persona, cara a cara, hizo la diferencia. Aunque la primera y tercera fases del proyecto “Fortalecimiento de hoy para asegurar el futuro” se llevan a cabo de manera virtual, esta segunda fase debía realizarse de manera presencial. Creo que ese encuentro presencial en Choachí fue vital para el avance de los aprendizajes y del proceso.

En general, la semana fue un gran éxito. Volviendo a Bogotá desde Choachí, estaba claro que cada equipo estaba listo para regresar a sus respectivos países y poner sus planes en marcha. Personalmente, he disfrutado de ser parte de este proyecto, ya que se alinea con el segundo objetivo estratégico de la Federación: “fortalecer el modelo de gestión participativa dentro de la organización…”. Me encanta esa palabra: participativa. Me recuerda, como el encuentro en Choachí, que no estamos solos en este trabajo. Somos una red de personas, cada uno aportando algo para cumplir nuestra misión y visión. El objetivo del encuentro no era reunirse durante unos días, plantear algunas ideas, llegar a un plan y dejarlo así. Éste fue sólo el comienzo. Nuestro objetivo se realizará en un año, en dos, en cinco años, en 59 años. El objetivo es la sostenibilidad. ¿Para qué la sostenibilidad? Para “generar el empoderamiento y la participación activa de las y los diversos participantes que se involucran en el modelo educativo de Fe y Alegría”.

Objetivo estratégico3

Consolidar la capacidad del Movimiento de INCIDIR en POLÍTICAS PÚBLICAS y en programas que pro-

muevan la educación de calidad para todos y todas, la

formación de docentes, la superación de la pobreza y

la inclusión social.

“Vamos todos a invadir pacíficamente los medios de comunicación de Venezuela”: mandato que anualmente se da desde hace 17 años a toda la población educativa de Fe y Alegría Venezuela

No es un hecho aislado, mucho menos improvisado, tampoco una actividad que simplemente se realiza anualmente. La invasión de los medios es para Fe y Alegría Venezuela el momento cumbre, a partir del cual, la sociedad en general, gobierno, empresarios, educadores y sociedad civil, reconoce, valora, admira y decide unirse al trabajo que lleva a cabo Fe y Alegría. Es el momento para posicionar la importancia de asumir la educación popular desde todos los actores de la sociedad.

“Todo comenzó en 1997 cuando Roberto “Bobby” Coimbra, un abogado brasileño que se radicó en Venezuela y se convirtió en un exitoso publicista, calificado como “el rey midas de la publicidad”, nos dijo la siguiente expresión al intentar definir la campaña que debíamos hacer para Fe y Alegría: “Top of mind”. Un término publicitario que traduce: posicionar algo en la mente de la gente.

Cuando Sylvia de Oteiza, colaboradora de Fe y Alegría desde hace más de 20 años, recuerda aquellos momentos, evoca la necesidad que tenía la organización de establecerse en la mente de diferentes sectores de la sociedad. “Realmente eso era lo que queríamos, no nos interesaba que la gente solo escuchara lo que era Fe y Alegría, lo que realmente queríamos era que reconocieran lo que se hacía, que admiraran la labor y que se pudiera incidir públicamente en las diferentes instancias. Sin embargo, sabíamos

que no iba a ser fácil, el P. Jesús Orbegozo, Director Nacional en aquel momento, y yo nos preguntábamos: ¿cómo vamos a lograr semejante tarea?”.

“El primer año fue difícil, nos tocaba explicar mucho cuál era la misión de Fe y Alegría, pero poco a poco todos los medios de comunicación se fueron abriendo a nosotros.

La invasión nació como una actividad anual que se desarrolla en los primeros meses del año, generalmente como preámbulo al aniversario de fundación que es el 5 de marzo. Durante un día, toda la familia de Fe y Alegría deja la rutina para salir a la calle con un cúmulo de vivencias y experiencias que quieren compartir con la sociedad. “Literalmente nos tomábamos la radio. Padres, madres, representantes, alumnas, alumnos, maestras, maestros, personal directivo, administrativo y obrero eran los protagonistas en distintos puntos de Venezuela. En ese día todos y todas alzaban su voz para dar testimonio de lo que vivían y hacían en el seno de Fe y Alegría”.

Año tras año esta actividad fue tomando más fuerza, echando más raíces, ya no bastaba con la radio, poco a poco se fue convirtiendo en la invasión educativa de los medios de comunicación. “Actualmente visitamos radios, periódicos, canales de televisión, radios comunitarias; somos más de 600 personas en todo el país presentes en todos los espacios que nos abren, en donde además de hablar de lo que hacemos, buscamos promover un debate público acerca de la importancia de la educación desde la experiencia del Movimiento de Educación Popular de Fe y Alegría”.

“La invasión tuvo su punto de partida hace 17 años, anualmente lo que se hace es renovar el lema, aquel tema con el que consideramos podemos incidir en la sociedad. Todos los años, en el mes de junio, se hace una reunión en la que participan las diferentes áreas de la Oficina nacional, claro precedidas por el Director Nacional; allí se elige el lema, este año por ejemplo, es Escuela para la vida, a partir de ahí se inicia un trabajo de construcción en donde se definen objetivos, documento base, actores, plan de medios, capacitadores, cobertura, evaluación, monitoreo y demás instancias que deben involucrarse”. Según palabras de Erika Briceño, “la preparación de la invasión es la que nos va marcando la pauta de muchas de las demás actividades de comunicación que se llevan a cabo en la Oficina Nacional”.

Después de 17 años de llevar a cabo esta actividad se pueden hacer muchos balances, pero quizá el más acertado es el del actual Director Nacional, P. Manuel Aristorena, más conocido como el Padre Piedra: “la invasión tiene para mi dos momentos claves. El primero, la invasión se convierte en el instante de mayor presencia de Fe y Alegría en la sociedad, es el momento de recordarle a la gente nuestra misión, nuestro carisma, es el momento de levantar nuevamente nuestras banderas por la educación popular de calidad, es el momento en que le decimos a la sociedad y a los interesados que el modelo de educación de Fe y Alegría es tan pertinente que lleva 59 años transformando la vida de nuestras sociedades. Pero tiene un segundo momento, que para mí es importante, es el momento en que todos los que formamos parte del movimiento renovamos nuestra identidad, algo así como la renovación de votos. Es un momento en que nos volvemos a comprometer, es muy bello ver a todo el personal leyendo los materiales preparatorios, alistándose para responder las preguntas de los periodistas; creo que esta actividad es un gran momento para que todos y todas recordemos cual es nuestra misión en Fe y Alegría”.

Objetivo estratégico4

Fortalecer las nuevas fronteras, para que el modelo de

educación de Fe y Alegría sea una opción para enfrentar

las nuevas formas de exclusión social, cultural y geográ-

fica planteadas por la sociedad actual. A Fe y Alegría le interesa especialmente llegar al continente Africano, el

cual representa el mayor desafío.

El pasado 21 de noviembre arribó a Antananarivo, Madagascar, el P. Joaquin Ciervide, S.J, ex director de Fe y Alegría Chad, designado por el Coordinador de la Federación como Asesor para los asuntos de África y Madagascar de la Federación Internacional de Fe y Alegría.

Con la llegada a Masdagascar del P. Ciervide, la Federación inició el proceso que le permitirá a Fe y Alegría iniciar acciones en las escuelas rurales pertenecientes a los distritos de Ikalavony y Solila que en la actualidad anima el P. Emile Ranaivoarisoa S.J.

Dos meses en Madagascar

“En estos dos primeros meses hemos podido dar una vuelta somera por diferentes rincones de los distritos de Ikalamavony y Solila y hacer también una cortísima experiencia de formación de maestros.

Este es, ciertamente, un bello país: suaves colinas muy verdes, con valles que descienden en terrazas inundadas donde se cultiva el arroz y ríos envalentonados en este tiempo de lluvias diarias. Hay poco bosque. Donde no hay arroz, hay campos de maíz, yuca y maní, pero también, grandes extensiones con sólo hierba. A medio valle se dejan ver con frecuencia pueblecitos pintorescos de entre 10 y 20 casas, todas construidas según el modelo tradicional: tres pisos de ladrillos de adobe sin cemento, pequeñas ventanas que dejan pasar muy poca luz y techos de paja espesa que protegen de la lluvia y el calor mejor que la chapa ondulada. A la salida de ciertos pueblos un poco mayores

se distingue un edificio sin pisos. Es la escuela, y en el oscuro interior se pueden ver unos pocos pupitres ya viejos y una pizarra accidentada que se traga la tiza.

En contraste con ese entorno rural existe lo que podemos llamar ‘centros urbanos’: el mayor, Ikalamavony que cuenta con oficinas de la provincia, de la alcaldía, de los gendarmes y del ejército, un hospital, iglesias y algunas tiendas; el mediano, Solila, y el más pequeño, Mangidy. Como en otras partes del mundo, las escuelas de los centros están mejor equipadas y cuentan con maestros más jóvenes. Son las escuelas de los pueblecitos las que más abandono dejan notar.

Globalmente, domina la pobreza y el apartamiento del mundo, favorecido por el horrible estado de las carreteras y vías por donde se transita. Sólo hay electricidad en Ikalamavony (4 horas diarias). También allí hay teléfonos móviles pero el internet y la televisión son todavía un sueño irrealizable en toda la región.

Para desarrollar sus acciones Fe y Alegría ha seleccionado 22 escuelas: dos en Ikalamavony, una católica y otra pública, al igual que en Solila y Mangidy; las 16 restantes son escuelitas dispersas por los pueblos, la mayoría católicas. De las 22, la mayor cuenta con 563 alumnos, la más pequeña con 27.

Está claro que las más necesitadas son las pequeñas escuelas de los pueblos. La escuela católica de Ikalamavony y la de Solila están dirigidas por Hermanas especializadas en la enseñanza y salta a los ojos que sus alumnos reciben una educación más cuidada que la de los pueblos.

Pero vamos a ir ‘creando red’ y apoyando para que esas 22 escuelas se ayuden unas a otras. En Solila, el fin de semana del 25 y 26 de enero, 37 maestros y maestras de 10 escuelas respondieron a nuestra invitación para pasar dos días enteros considerando temas como el empleo de la pizarra, los alumnos que emplean la mano izquierda, el trabajo en grupos, el dictado, etc. El fin de semana siguiente hicimos lo mismo en Mangidy para 26 maestros de 6 escuelas. En marzo (¡cuando pasen los ciclones!), haremos una experiencia parecida para los 44 maestros de la región de Ikalamavony.

Los educadores están manifestando que quieren ser formados: piden clases de francés por las tardes y desean que se intensifique la formación en lengua malgache. Muestran muy buena disposición para ayudarse entre ellos y esperamos que progresivamente irá creciendo entre ellos un espíritu de solidaridad que merezca el nombre de

espíritu Fe y Alegría.

Dos meses son demasiado pronto para formular juicios pero todo nos hace pensar que esto promete.”

La Federación

Internacional de Fe y Alegría

Desarrolla sus acciones desde 8 programas federativos, una red de homólogos y tres comisiones.

Mejora de la calidad educativa. Formación para el trabajo. Programa de informática educativa. Formación de educadores. Promoción social. Gestión y fortalecimiento. Educación en valores humano cristianos. Acción pública. Red de Institutos Radiofónicos de Fe y Alegría IRFA Comisiones: migraciones, nuevas fronteras e indigenas.

En la presente edición de la memoria institucional presentamos a nuestros lectores testimonios de los proyectos que se desarrollan desde los programas federativos.

Programa de educación en valores humano-cristianos

Fe y Alegría desarrolla un modelo educativo en el que se articula la educación en valores humano cristianos y la acción evangelizadora para fortalecer la identidad institucional e incentivar en los y las participantes actitudes humanas y ciudadanas de respeto, amor, tolerancia y paz que les permitan convertirse en un agente transformador de la sociedad.

Mediante la formación de equipos pastorales y de la estrategia evangelizadora se trabaja con diferentes públicos (niños y niñas, jóvenes, directivos, docentes, padres y madres de familia) para el fortalecimiento de la identidad y los valores que Fe y Alegría brindan a todos sus agregados.

Proyectos: Actualmente el programa ejecuta el proyecto “Fortalecimiento de la pastoral en Fe y Alegría”, financiado por Provincia de Castilla y Entreculturas - Fe y Alegría España, con el cual se busca:

- Insertar funcionalmente la propuesta pastoral en la propuesta educativa de cada uno de los países. - Ofrecer a docentes un programa de formación en 6 módulos que los capacite para encarar los desafíos pastorales de hoy. - Organizar estrategias de participación infantil y juvenil en cada uno de los países, a través de los cuales se exprese el aprendizaje de los valores generados.

El proyecto se está llevando a cabo en 14 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Haití, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Se espera llegar a 60 centros educativos, 600 educadores y 300 jóvenes.

Raymundo Paul Lara Ventura, un joven peruano influenciado por la Pastoral de Fe y Alegría

“Llegué a Fe y Alegría por circunstancias de la vida. Con la muerte de mi abuela tuvimos que mudarnos de barrio. Llegamos a un sector que se llama Mi Perú, una barriada a las afueras de Lima, muy cerca de la cárcel de Lurigancho, una de las más peligrosas del país.

Estando allí mi madre inició la tarea de buscar colegio para mi hermana y para mí. Yo entraba al cuarto grado, tenía nueve o diez años. Después de buscar mucho una vecina nos dijo que había un colegio de Fe y Alegría en el sector, exactamente el Centro Educativo Fe y Alegría número 33, dijo que era muy bueno, que los profesores eran muy dedicados, y que además, no costaba nada. Inmediatamente mi mama nos inscribió a mi hermana y a mí. Allí estuve hasta terminar mi secundaria.”

Para ti, ¿qué representa Fe y Alegría?

“Fe y Alegría es para mí y para mi familia el lugar en el que aprendimos muchas cosas, no sólo lo académico, aprendimos especialmente los valores. Nos formaron como personas, como seres humanos dignos. Uno siente esto cuando ve a un estudiante de Fe y Alegría

hablando con un chico de otro colegio. Fácilmente se nota la diferencia.

Lo que yo aprendí en Fe y Alegría realmente lo he puesto en práctica ahora, en mi vida cotidiana; por ejemplo, en el trabajo, en el trato con tu pareja, con tu familia, con las demás personas, en la forma de convivir con personas diferentes a ti. Creo que lo que me enseñaron en Fe y Alegría me ha hecho asumir la vida de una manera diferente, con más respeto y con más compromiso.

Creo que también Fe y Alegría ha sido el lugar en el que he construido una comunidad. Hoy mis amigos son mis compañeros de colegio, mis profesores, todos nos seguimos viendo y nos seguimos ayudando, creo que todos sentimos que somos una familia. Otra cosa importante que nos dejó a todos Fe y Alegría es que nos enseñó que vale la pena ayudar y apoyar a otros. El sentido de construcción de comunidad que fuimos aprendiendo en la cotidianidad del colegio nos motiva hoy a ser mejores ciudadanos, a querer trabajar por nuestro país, no podemos conformarnos con ser uno más dentro de la multitud, tenemos que destacarnos y luchar por nuestros sueños y por ayudar a construir un mundo mejor.”

¿Cuál fue tu experiencia en el área pastoral en el colegio?

“Inicié al año siguiente de ingresar al colegio, es decir, cuando estaba en quinto año, y lo hice como invitado. Algunos compañeros me motivaban a participar en jornadas de pastoral con las que buscaban que conociéramos a Jesús.

Un tiempo después ingresé al Movimiento Eucarístico Juvenil más conocido como MEJ. Ahí aprendí muchas cosas y conocí muchas personas que hoy en día aún son mis amigos. Nos enseñaban cosas que nos ayudaban a ser mejores personas. Allí estuve hasta tercero de secundaria. Luego me inscribí en el pre-CVX (Comunidades de Vida Cristiana) y formé parte del grupo de jóvenes que catequizábamos en otros distritos de la ciudad. A mí me correspondió ir a Pachacutec, otra provincia ubicada en las afueras de Lima en el distrito de Ventanilla. Allí pasé por todos los roles, desde alumno hasta coordinador. Después de terminar el colegio seguí haciendo parte de las comunidades de CVX en mi calidad de ex-alumno.”

¿Quisieras decirles algunas palabras a las personas que pueden apoyar a Fe y Alegría?

“Yo les diría que siempre he escuchado que la juventud es el futuro de la nación y que si nosotros queremos que nuestra nación sea mejor tenemos que empezar con los chicos. Por eso instituciones como Fe y Alegría necesitan muchos recursos, porque “en esta vida nada es gratis”; todo cuesta y los recursos que aporten a esta Institución van a ser aprovechados para un montón de niños. No solamente hablo de Perú, hablo de todos los países donde está Fe y Alegría, de lugares en donde quizás nadie nunca quiso poner una piedra para formar un colegio y Fe y Alegría lo hizo, y creo que esa es una muestra de la labor social y del pensamiento de inclusión que tiene Fe y Alegría. Todos sabemos que en nuestra institución el Estado aporta para pagar a los profesores, por lo que ellos son funcionarios estatales y ellos siempre se ponen la camiseta de Fe y Alegría, esto es una muestra que ellos se sienten parte de esta gran familia. Entonces, a todas las personas que puedan apoyar: instituciones, Estado, no sé qué podría decir, salvo que sepan que en Fe y Alegría la inversión va a ser retribuida. Eso es lo importante”.

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