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de estudiantes de Arquitectura electas para Bienal 2023
Entre más de 300 proyectos postulados, las obras diseñadas y construidas por los estudiantes de tercer año de Arquitectura UDD, sede Concepción, fueron elegidas entre los 50 finalistas que estarán presentes en la XXII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile. Se trata de los miradores Coquihuil y Piuche, en Chiloé, así como Dañe y Estación
Mirador Magdalena, en el Valle del Itata, que en conjunto llevarán el nombre de Acupuntura territorial. “Es un tremendo reconocimiento que el trabajo realizado con estudiantes y docentes, desde el mundo de la academia, sea elegido para ser parte de la muestra de la Bienal de Arquitectura de Chile (…) Acá se postuló como una obra de arquitectura construida; por lo tanto, competía contra obras de los más destacados arquitectos del país. Por lo que es un tremendo logro y reconocimiento al trabajo de más de cinco años que se ha venido desarrollando”, comentó Miguel Nazar, director de Arquitectura UDD, sede Concepción. Como parte del aprendizaje experiencial, el plan de estudios considera a lo largo de la carrera diferentes “Experiencias Detonantes” (ED), dentro de las que se enmarcó la construcción de estos miradores. En tercer año, los alumnos viven la segunda ED que tiene foco en el contacto con la materia y en la que viajan, en este caso a San Juan en Chiloé y al Valle del Itata en Ñuble, junto al equipo de la facultad durante varios días para levantar estas obras. Por lo mismo, Miguel Nazar destacó que, además del reconocimiento por la participación en la bienal, los estudiantes “estando en tercer año, ya cuentan con una obra construida, lo que no solo les da un valor desde el punto de vista del aprendizaje, sino que también en términos de currículum”. dictinas de Corella, a saber: Ana María (1714-1786) que profesó en 1723 con el nombre de María Ana de San Benito; María Teresa (1717-1791) que lo hizo como sor Benita de la Purísima Concepción en 1732 y María Josefa (1722-1794) bajo el nombre de María Josefa de San Fermín en 1733.
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Es un tremendo logro y reconocimiento al trabajo de más de cinco años.
Bordura de gules, con las cadenas de Navarra en oro. El escudo combina los lobos de los Erviti, el lobo con los palos del valle de Larráun. Se trata de uno de los numerosos escudos conservados en la ciudad, pese a la desaparición de muchos. Al respecto, recordemos que, hace ocho décadas, un anticuario arrancó, en un solo día, nada menos que dieciséis de otras tantas casas solariegas. Miguel Iriarte nació en Pamplona, era hijo de Miguel de Iriarte y Astiz, que casó en la capital navarra con Ana de Erviti, originaria del palacio de Erviti. La familia paterna procedía de Muguiro.
En julio de 1711, Miguel de Iriarte estaba en Corella al servicio del rey, cuando dio un poder para contraer matrimonio con Graciosa Istúriz, de Pamplona. Si quedó viudo pronto, como supone Arrese, o no se celebró el matrimonio no nos consta, lo cierto es que casó con María Estañán en Corella el 25 de junio de 1713.
Miguel de Iriarte dictó su testamento en Corella el 23 de diciembre de 1748 y falleció poco más tarde, el día de Navidad. Se intentó que recibiese sepultura en el monasterio de San Benito, pero no lo autorizó el obispo, siendo enterrado en el convento de la Merced. En su testamento dejó encargadas 2 mil misas por su alma.
Quedaba como hijo de la casa para llevarla a flote y continuar el linaje José, nacido en 1723, que contrajo matrimonio con María Francisca Garisoain, biznieta del arquitecto José de Iturmendi, e hija primogénita de Juan Francisco Garisoain, uno de los más prósperos comerciantes navarros del momento, con dote de 68 mil reales.
Miguel de Iriarte dictó su testamento en Corella el 23 de diciembre de 1748 y falleció poco más tarde.
José heredó el pingüe negocio de su padre, se enriqueció mucho y mantuvo correspondencia y relaciones con numerosas personas de Cádiz, el Puerto de Santa María y la corte madrileña. Sufragó el dorado del retablo de Santa Gertrudis y del retablo de San José de las Benedictinas de Corella, en donde tenía, como hemos señalado, tres hermanas. José el 11 de mayo de 1803. Su partida de defunción afirma que tenía 81 años y recibió sepultura en la Merced. Tras realizar algunas fundaciones, dejó heredero al citado monasterio, lo que trajo importantes pleitos y desavenencias con los parientes de su mujer. Su mujer, María Francisca Garisoain murió unos meses antes, 11 de marzo de 1803 a los 71 años y también fue enterrada en la Merced, dejando varias mandas pías, entre ellas 100 ducados para el Hospital de Corella.
De la numerosa prole de los IriarteEstañán, algunos murieron muy pronto. Tal fue el caso de Gregorio José, bautizado el 13 de marzo de 1719, fallecido a los cuatro años; María Bernarda, bautizada el 8 de abril de 1725, que murió cuatro meses después y Juan Plácido, bautizado el 30 de marzo de 1727, que apenas vivió diez meses.
Tres varones abrazaron la vida religiosa: Miguel, nacido 1715, que fue fraile mercedario, y Benito Silvestre, bautizado en 1725, que ingresó benedictino en Sahagún en 1743 y llegó a ser definidor, abad de Sahagún, definidor general y general de la Congregación de Valladolid. A los dos añadiremos a Gregorio Leandro, bautizado el 13 de marzo de 1732, supuesto hermano natural del conde de Aranda, del que trataremos al final de este artículo. Tres ingresaron en las Bene-
Sobre la figura del jesuita exclaustrado y chantre de Tarazona, Gregorio Iriarte y Estañán (1732-1774), al que nos hemos referido, se han publicado dos estudios monográficos de los padres Castillo (1895) y Olaechea (1964). Este último hace un apurado y agudo estudio, aunque los datos que aporta de algunos de sus hermanos son totalmente erróneos. Arrese trató de indagar en Corella más, pero sus conclusiones no fueron nada claras, deslizando que todo podría ser una fantasía.
Como hemos visto, Gregorio nació en Corella en 1732, cuando dos de sus hermanas ya eran profesas y la tercera había tomado el hábito, pues profesó en 1733. Su partida de bautismo tiene la “peculiaridad” de que los padres que constan como tales en la misma, actúan también de padrinos, algo nada frecuente.
Habilitan centro para emprender, en La Antigua
Giovanni Pérez Redacción
La Superintendencia de Administración
Tributaria (SAT) resaltó ayer la inversión de Q40 millones en inteligencia artificial (IA) para detectar la defraudación tributaria en aduanas y mejoras en la gestión de riesgo, como parte de la estrategia para el cumplimiento de metas 2023, durante el evento Planes SAT, organizado por la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (AmCham).
De acuerdo con el ente tributario, el sistema informático aduanero incorporará tecnologías disruptivas y nuevas plataformas con una metodología de gestión de procesos, tales como minería de datos y blockchain, lo que ofrecerá a los contribuyentes la eliminación del uso de papel, reducción de tiempos y costos, fortalecimiento de controles, así como la discrecionalidad humana, entre otros.
En tanto, entre las acciones para reforzar la gestión de riesgo
En el evento se informó sobre las normas y regulaciones tributarias.