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Combate de plagas y enfermedades en cultivos de cosecha

Existen varias formas de controlar las plagas y enfermedades en soja y maíz. La Regional Venado Tuerto analizó diversas opciones en la jornada UPA.

De la mano de la regional Venado Tuerto, el pasado 18 de diciembre se llevó adelante una jornada a salón en la Sociedad Rural de dicha localidad. Cerca de 50 personas participaron de las exposiciones de actualización técnica sobre plagas y enfermedades en soja y maíz. Ariel De Loredo, de Agromonitoreo, fue el primero en hablar sobre plagas en cultivos y repasó la cantidad de aplicaciones de insecticidas por zonas para el cultivo de soja en la región de Venado Tuerto, donde el promedio no llega a una aplicación por lote. En dicha zona, la plaga que más predominó fue isoca medidora seguida del complejo de chinches, isoca bolillera y arañuela. También hubo en menor medida, aplicaciones destinadas a trips. Es importante mencionar la aparición de barrenador del brote que sorprendió en esta campaña, luego de varios años que no se veía. El especialista explicó que hay diferentes plagas que atacan en distintas zonas.“Hay años que son más problemáticos respecto a defoliadoras; y otros en los que aparecen chinches o arañuela. A nivel general, se observa que las orugas vienen disminuyendo la presión al contrario de las chinches que crecen año a año. Esta situación es preocupante por los daños importantes que causan”, detalló. Los productos que más se aplicaron para defoliadoras fueron los piretroides, seguidos de las bisamidas, y para chinches los neonicotinoides y piretroides. En lo que respecta a maíz, las aplicaciones fueron exclusivamente para cogollero y el producto utilizado en todos los casos fue bisamidas. El promedio de aplicaciones para la zona fue de 0.3 por lote, mientras que el maíz tardío aumentó el porcentaje de aplicaciones para cogollero con respecto al temprano. Con relación a cómo se deben manejar las plagas, De Loredo sostiene que lo primero que se debe hacer es dejar de lado el paradigma del umbral de daño económico, ya que varios umbrales están tomados por plagas aisladas y muchas veces se suman más de una en un mismo momento. Asimismo, aconsejó tomar decisiones racionales basadas en tres patas: lógica, variables medibles e información. Para ello, dividió a las plagas en dos grandes grupos: las que afectan en forma directa al rendimiento, es decir, al número y peso de granos, como el complejo de

Según remarcó, antes de realizar un tratamiento, primero hay que identificarlas, conocer aspectos básicos relacionados a su ciclo biológico, cuantificarlas y recién ahí plantear estrategias de control. “Las mejores decisiones parten de un buen diagnóstico y este parte de un buen monitoreo”, sostuvo. Dentro de las plagas que afectan la distribución de las plantas, aparece el bicho bolita. En la parte del lote donde hay manchones con esta plaga, no quedan plantas de soja en pie y estas no se recuperan. Se trata de una plaga específica de soja y girasol, por lo que no ataca al maíz. Los daños de la plaga empiezan a ser importantes después de 4 o 5 años, ya que al principio están aislados pero luego empiezan a formar colonias. Con más de 100 bichos bolitas por m 2 , seguramente habrá daños. chinches, Anticarsia, Heliotis, etc.; y las que afectan en forma indirecta, es decir, ya sea la distribución de las plantas o el área foliar, como las orugas defoliadoras, trips, arañuelas, entre otras.

Según remarcó, antes de realizar un tratamiento, primero hay que identificarlas, conocer aspectos básicos relacionados a su ciclo biológico, cuantificarlas y recién ahí plantear estrategias de control. “Las mejores decisiones parten de un buen diagnóstico y este parte de un buen monitoreo”, sostuvo. Dentro de las plagas que afectan la distribución de las plantas, aparece el bicho bolita. En la parte del lote donde hay manchones con esta plaga, no quedan plantas de soja en pie y estas no se recuperan. Se trata de una plaga específica de soja y girasol, por lo que no ataca al maíz. Los daños de la plaga empiezan a ser importantes después de 4 o 5 años, ya que al principio están aislados pero luego empiezan a formar colonias. Con más de 100 bichos bolitas por m 2 , seguramente habrá daños.

Otras de las plagas de soja es Heliothis, conocida como bolillera, que al nacer hacen un daño muy pequeño en hojas, formando una telita para luego ir al brote, donde encuentra la proteína que necesita. “Al comer el brote, corta la dominancia apical y la soja empieza a emitir brotes laterales, con tallos gruesos. Es una plaga que saca muchos kg y no te das cuenta porque no es sencillo monitorearla, sobre todo porque no está pareja en el lote. Cuando el promedio da cerca de 1 por m 2 , ya tenemos daño”, manifestó el especialista. Respecto a Cogollero, en maíz toma cada vez más importancia. “En el comienzo del ataque, forma ventanitas en las hojas y al final se observa un aserrín. Si logro observar a la oruga recién nacida y hago una aplicación, voy a lograr un control del 60%, si ya algunas se empezaron a meter en el cogollo, baja a un 30% la eficiencia de control. Una vez dentro del mismo, con cualquier producto que aplique la eficiencia no va a llegar al 5%. Lo ideal es no hacer monitoreo al azar, sino hacer monitoreo dirigido, es decir, ir directamente al daño”, detalló. Existen plagas, como la isoca medidora, que incide fundamentalmente en la estética de la planta de soja, y que se alimentan de hojas (Anticarsia también come granos). Cosmioides es una oruga que tomó relevancia en el último tiempo ya que es la única que come INTACTA. Este complejo de defoliadoras vive entre 15 y 25 días, y consumen el 85% en los últimos estadios larvales, ya que al principio están pero no consumen. En el caso de arañuelas y trips que afectan el área fotosintética, lo que se hace primero es ver si están abajo, en el medio o arriba del estrato de cultivo, y qué porcentaje del área foliar afectó. Dentro de las plagas que afectan el rendimiento en forma directa, están Anticarsia, Heliothis y Cosmioides. El daño de éstas es mayor cuando atacan temprano, por ejemplo en R3 - R4, ya que comen la chaucha entera, mientras que en R6 comen solo algún grano. Para cerrar, De Loredo dijo que en el caso de manejo de chinches, hay dos cuestiones: saber identificarlas, ya que no todas son iguales de peligrosas; y otra es que de acuerdo al momento en que piquen, el daño será distinto. Cuando más daño causan es en el tiempo de formación de vainas, ya que estas se retuercen, se secan y caen. Franco Petrelli, de Agroconsultor, habló sobre protección profesional en maíz y compartió algunos criterios para la toma de decisiones. “En nuestra zona, la elección del híbrido a sembrar se piensa para maximizar rendimientos y, de la misma manera, la fertilización. El maíz se suele hacer en su mayoría con fecha temprana, es decir, con fechas de siembra tentativas entre el 15 de septiembre y 10 de octubre. Para esto, previamente se realiza un análisis de agua útil, lo que determina si hay que hacer un maíz temprano o hay que ir a un tardío por falta de agua”, comentó. En la región en la que trabaja (sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires) se siembra un 80% de temprano y un 20% de tardío. Respecto a las enfermedades más importantes de la zona, la más importante es Roya, y en segundo lugar estaría Tizón, que es más excepcional y está vinculada a maíces tardíos. Después aparecen otras como bacteriosis, que empezó a verse con más frecuencia en estas últimas campañas, así como todo el complejo de podredumbres de raíz y tallo. Según contó Petrelli, le dan mucho valor a crear protocolos comunes para monitoreo. Esto les permite generar una homogeneización de los datos que recaudan, para así crear una red de datos que permitan generar conocimiento, y luego difundirlos. Para enfermedades de hoja en maíz, dijo que toman puntos de monitoreo que dependen de la superficie y homogeneidad de los lotes. Para lotes de menos de 40 has, son 3 puntos; entre 40 y 80 has, 6 puntos; y para más de 80 has 9 puntos. En cada uno de estos puntos, se eligen 10 plantas al azar. Roya se evalúa desde V6-V7 hasta Vt-R1, y Tizón desde V6-V7 hasta R2, tentativamente, aunque en un maíz tardío, se puede estirar hasta R4. La frecuencia del monitoreo es una vez por semana, que dependerá también de la presión de la enfermedad y del tipo de híbrido, si es más o menos susceptible a la misma. Respecto a las metodologías, las divide en dos de acuerdo a la fenología del cultivo: hasta V12, se evalúan todas las hojas verdes y después de V12, se evalúan la hoja de la espiga más/menos una. Para Roya, se cuentan pústulas y se llevan el dato promedio por hoja del lote. Mientras que en Tizón, se cuentan las manchas; y se tiene en cuenta que lo más importante es el aumento del tamaño de una mancha, más que el número, por lo que se mide centímetros de manchas por hoja. Una vez recolectada la cantidad de pústulas por hoja en el caso de Roya, hay que transformar en severidad para estimar el porcentaje de la hoja que tengo afectada. “Hasta V8, 5 pústulas promedio por hoja, representa un 1% de severidad, y después de V8, 10 pústulas representan un 1% de severidad, debido a la mayor cantidad de área foliar que tiene el cultivo en estadios posteriores”, aclaró el ingeniero. En Roya, por cada porcentaje de severidad que se tenga, se pierde casi 10 kg de maíz para una tonelada de rendimiento, y en Tizón, por cada porcentaje de severidad, se pierde 20 kg de maíz por tonelada de rendimiento. Con respecto a los umbrales de daño económico, dijo que son dinámicos y prácticamente se tiene un umbral de daño por lote. Esto se debe principalmente al monitoreo y a la información que brinda. En segundo lugar, al tipo de cultivo, es decir, conocer su perfil sanitario y las condiciones climáticas, si predisponen o no para la enfermedad, y fundamentalmente, predecir el rendimiento potencial que puede llegar a tener el híbrido en ese momento, aunque después lo alcance o no, y el precio. Otro factor a considerar en el umbral de daño económico es el precio del producto fitosanitario que voy a aplicar. Al finalizar, el ingeniero remarcó la necesidad de conocer el perfil sanitario del híbrido que tengo en el lote porque la respuesta a la aplicación de fungicida es mayor cuando la enfermedad se detecta temprano. Para cerrar la jornada, la Ing. Agr. Analía Curti, de CBAgro, expuso sobre enfermedades en el cultivo de soja. “Venimos de una campaña muy seca y con temporales en madurez fisiológica que afectaron la calidad de la semilla, principalmente, por hongos en los lotes cosechados post temporal. Ante esto, era recomendable llevar muestras de semillas a laboratorio para hacer análisis de carga fúngica, además de conocer el PG y el vigor de la misma. Muchos semilleros vendieron semillas con PG menor a otros años y con presencia de patógenos, como cercospora o Fusarium. En consecuencia, se descartaron muchos lotes de semillas, pero otros se usaron. Por ello es clave usar la herramienta de diagnóstico de análisis de semilla para iniciar un cultivo conociendo lo que puede llegar a pasar”, explicó Curti. La ingeniera contó que en lotes que ella asesoró, el 12 de noviembre llovieron 130 mm. Esto sucedió luego de haber avanzado con la siembra de soja de primera, por lo que tuvieron muchos problemas de muerte de plántulas por damping-off, y fallas en la germinación por planchado. Como consecuencia, se resembró el 10% de los lotes y algunos quedaron con bajo stand de plantas. Es clave que el cultivo inicie con una buena calidad y sanidad de semillas, no solo para evitar problemas en la implantación, sino también para evitar el ingreso de patógenos a los lotes. Específicamente sobre patógenos del suelo, que pueden generar podredumbres de semillas, o tizón de plántulas, causado principalmente por Fusarium, Rhizoctonia, Phytophthora, entre otras, recomendó estar muy atentos a los diagnósticos. Al ser un momento de mucha utilización de herbicidas PPO, y ante la presencia de daños, principalmente en hipocotilo, puede llegar a generar confusión, ya que los daños pueden estar relacionados al mal manejo de los PPO. Respecto al monitoreo de enfermedades, detalló que utilizan protocolos de monitoreo y trabajan dentro de un programa de manejo integrado de enfermedades. El monitoreo no es solo dentro del lote, sino que comienza antes, al considerar la calidad y sanidad de la semilla, el tratamiento, las condiciones climáticas de los pronósticos que determinarán los distintos avances de las enfermedades, el cultivo antecesor, entre otros. En monocultivo de soja, se observa mayor avance de enfermedades (ya que el rastrojo es uno de los inóculos principales de las enfermedades necro tróficas), distintos grupos de madurez y fechas de siembra, por lo tanto es fundamental tener todos estos datos antes de llegar al lote. Según contó, la frecuencia del monitoreo es semanal, desde emergencia hasta R7, con estaciones de muestreo, para tratar de determinar incidencia y severidad de las enfermedades que se puedan observar. La ingeniera considera importante corroborar el diagnóstico de campo en el laboratorio. “Tomar foliolos que consideremos que poseen los síntomas para confirmar si lo que uno ve a campo, tiene los mismos síntomas en laboratorio, ya que hay muchas enfermedades que generan confusión”, detalló. En enfermedades de mayor prevalencia y que requieren un considerable número de aplicaciones, como Septoria Glycines, el inóculo está en el rastrojo y se disemina por salpicado, empezando por el estrato inferior de la planta. Para esto, se debe tomar el porcentaje de altura de la planta afectada por esta enfermedad. Otra opción es ver qué porcentaje de nudos afectados por la enfermedad hay en el tallo principal, en relación a la cantidad total. En relación a Cercospora kikuchii (tizón morado de la hoja), se trata de una enfermedad que suele explotar en los últimos estadios del cultivo, a partir de R5, manifestándose en el estrato superior, por lo que se evalúa la incidencia en altura de planta. Esta enfermedad además ocasiona manchas púrpuras en la semillas. Otra de las enfermedades es Cercospora sojina (mancha ojo de rana), que suele generar confusiones en el diagnóstico. Se trata de una mancha circular con un halo violáceo oscuro alrededor sin halo clorótico, lo que ayuda a reconocerla a campo. Hay manchas en hojas que generan confusión, ya que en muchos casos suelen ser síntomas de aceites que causan fitotoxicidad en la soja y pueden confundir el diagnóstico. Las enfermedades de raíz y tallo están siendo más frecuentes. El año pasado se vio bastante lo que es Cancro y hay especialistas que hablan del resurgimiento de Sclerotinia sclerotiorum, y síndrome de muerte repentina. Se trata de enfermedades en las que no se puede actuar con aplicaciones de fungicida, lo que demuestra que las enfermedades deben manejarse de manera integrada, con variedades resistentes, semillas libres de esclerocios, etc. A modo de conclusión, la especialista dijo que el manejo de enfermedades en soja comienza con la planificación de la campaña, y es clave tener un diagnóstico de calidad y sanidad de la semilla para saber desde dónde partimos. Para no realizar diagnósticos errados, es importante el trabajo interdisciplinario, hablar con especialistas, ir a la bibliografía y que haya intercambio entre colegas, para así facilitar la toma de decisiones.

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