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Las mejores recomendaciones para optimizar el uso demapas de rendimiento

El mapa de rendimiento es una herramienta de enorme potencial para lograr una gestión optimizada de la agricultura. Algunas recomendaciones para aprovechar mejor la información que brindan.

Por: Verri, L.

ANTES DE LA COSECHA

Ing. Agr. Director del estudio Agronomy Tech(Río Cuarto)Socio AapresidMe gustaría dejarles un consejo, muy importante, a la hora de empezar a mapear. Y es el de designar una persona responsable que se encargará de recolectar la información, ya sea bajando los archivos desde la memoria del monitor o bien controlando/ descargando la información de cosecha de alguna plataforma digital (Fieldview, centro de operaciones JD, etc.). La importancia de esto radica en que significará la solución inmediata de problemas, sin frustraciones, debido a la complejidad de los monitores y se asegurará que la información registrada sea de calidad y confiable. Es muy común advertir al finalizar la campaña que no hay datos de mapeo, o que los datos registrados no condicen con la realidad.

Luego de este consejo clave, avancemos con el tema en cuestión.

MAPAS DE RENDIMIENTO

Las cosechadoras equipadas con monitor de rendimiento y un receptor DGPS permiten obtener una representación gráfica de datos de productividad geoposicionados.

El monitoreo abarca la adquisición, análisis y síntesis de datos de rendimiento de los cultivos. El análisis es la tarea más difícil y es la interpretación de la realidad.

La utilidad principal de los mapas de rendimiento es la evaluación de la variabilidad espacial del rendimiento por unidad de superficie, dentro de un lote. Dicha utilidad aumenta en forma proporcional a la variabilidad. No conozco lote de producción que no tenga variabilidad expresada a través de un mapa de rendimiento, poca o mucha, pero variabilidad al fin.

El mapa de rendimiento se debe procesar y será de utilidad cuando refleje con precisión la variabilidad espacial y la persona que lo analice sea capaz de aislar, con datos reales, todas las posibles influencias de manejo como ayuda para comprender las variaciones de rendimiento. Personalmente le agrego mucha agronomía a los análisis de los mapas con los que trabajo y realizo un exhaustivo chequeo a campo como primera medida. Lo que recomiendo es tomar la información y adaptarla a cada sistema productivo aprovechando que podemos hacer análisis dinámicos de los datos obtenidos. De esta manera, rescatamos el verdadero valor agronómico que existe detrás del mapa de rendimiento.

Para que los mapas de rendimiento sean de utilidad concreta en el diagnóstico agronómico acertado, debe existir un profundo conocimiento de los alcances de la información georreferenciada y de la cuantificación de la variabilidad del rendimiento de un cultivo que posee un lote. Es ahí donde el mapa será de utilidad para extraer conclusiones que puedan ayudar en la toma de decisiones futuras. Para ello, debemos garantizar la calidad de los datos.

En el caso de tener algún lote de escasa variabilidad, demostrada por mapas de rendimiento anteriores, se lo puede utilizar para comparar distintos factores de manejo que inciden en el rendimiento, por ejemplo: fecha de siembra, espaciamiento entre hileras, densidad de siembra, híbridos o variedades, dosis, tipos, localización y momentos de fertilización.

La información del mapa de rendimiento se puede solapar y contrastar con mapas de rendimiento de otros años, y así evaluar la estabilidad del rendimiento en el tiempo. Asimismo, también se pueden realizar correlaciones con otras bases de datos georreferenciadas como son los mapas de elevación, mapas de napas, mapeo de conductividad eléctrica del suelo, mapas de nutrientes, imágenes NDVI, mapas de productividad, etc.

Si se pretende avanzar en el grado de análisis y siguiendo con la agronomía básica, los rindes obtenidos por ambientes se pueden cruzar con datos climáticos de la campaña y calcular la eficiencia de uso del agua y los kg de grano/mm agua, así como analizar cómo impactó la temperatura durante el período crítico del cultivo, entre otros. Además, teniendo el recuento de espigas a cosecha se puede calcular la producción individual/planta, la eficiencia de uso del nitrógeno y fósforo, cerrando el análisis con un mapa de margen bruto de sitio específico.

Debido a que el rendimiento de los cultivos es la base para la recomendación de insumos y un determinante de la rentabilidad, el monitoreo de rendimiento es esencial para el éxito del manejo de sitio específico.

A partir de los mapas de rendimiento también se pueden planificar, ejecutar y evaluar ensayos a gran escala que pueden ser analizados con geoestadística espacial obteniendo, entre otras cosas, las dosis óptimas de insumos para cada ambiente.

Toda esta información, junto con el conocimiento del ingeniero agrónomo, permite tomar decisiones de manejo basadas en datos y plantear con criterio agronómico y coherencia el uso de tecnologías de agricultura de precisión, como son la fertilización y la siembra a dosis variable.

Personalmente considero que el mapa de rendimiento es una herramienta de enorme potencial. Es la puerta de entrada a la agricultura de precisión y nos introduce, como digo siempre, en el campo de la “agronomía optimizada”.

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