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“La inoculación es central para potenciar el aporte de la fijación biológica de N en leguminosas”

Especialistas del INTA y miembros de la Mesa de Nutrición Biológica compartieron este taller sobre FBN y los aportes de leguminosas en la región pampeana.

FBN: aportes de leguminosas en región pampeana y claves de manejo

DISERTANTES F. Salvagiotti; A. Perticari.

Bajo el título “FBN: aportes de leguminosas en región pampeana y claves de manejo”, compartieron su mirada los especialistas del INTA Alejandro Perticari y Fernando Salvagiotti durante el último día del Congreso Aapresid. Ambos son miembros activos de la Mesa de Nutrición Biológica, la iniciativa que reúne a investigadores de instituciones públicas y privadas, facultades y empresas para compartir y promover conocimientos sobre microbiología aplicada al manejo de los cultivos.

El primero en tomar la palabra fue Perticari, del INTA AER Concarán, quien comenzó su presentación haciendo foco en la inoculación. “Un inoculante es aquel formulado que se realizó con bacterias fijadores de N seleccionadas para favorecer la fijación biológica de Nitrógeno (FBN). La primera etapa de cualquier proceso de inoculación es contar con las cepas eficientes. Las cepas se seleccionan por su capacidad de formar nódulos (INFECTIVIDAD) y para fijar N (efectividad)”, explicó.

En este sentido, remarcó la importancia del tratamiento de semilla para lograr efectividad: “Podemos contar con un perfecto inoculante, pero si el tratamiento de semilla no fue el adecuado, los resultados no serán los esperados”.

Seguidamente, Perticari compartió algunos resultados de ensayos realizados en ambientes sojeros de Argentina, en el marco de un convenio de Asistencia Técnica entre INTA y 25 empresas fabricantes de inoculantes, para evaluar la respuesta en rendimiento y FBN con la inoculación.

“Hasta hoy vemos que la respuesta a la inoculación está a niveles cercanos al 8 %, con una respuesta promedio de 200-228 kg/ha el rendimiento”, expresó. “Si vemos la contribución de la inoculación de soja sobre aportes de N, la inoculación estaría en un aportando un extra de 25 kg de N promedio por hectárea desde la FBN”, afirmó.

A modo de cierre, enumeró las tres “B” claves en materia de recomendaciones para el uso de inoculantes: “El primer aspecto a considerar es la buena elección del inoculante, que debe contener los rizobios fijadores adecuados a la leguminosa que vamos a inocular. La segunda condición es que haya una buena elección del proceso de aplicación (inoculación), que mayormente se realiza a través del tratamiento de semillas y se debe lograr que todas las semillas reciban cantidades equivalentes del inoculante sin afectar su calidad ni calidad. Y la tercera B apunta a las buenas condiciones de crecimiento de los cultivos”, expresó.

A su turno, Fernando Salvagiotti, del área de Manejo de cultivos, suelo y agua de la EEA INTA Oliveros compartió un resumen de lo que vienen investigando en esta región en materia de FBN y el aporte de las leguminosas.

Específicamente en soja, señaló que en promedio el cultivo necesita 80 kg de N para producir 1 tonelada de rendimiento. “Realizamos ensayos en diferentes suelos para cuantificar la FBN. En promedio vemos que la soja podría estar aportando casi el 60 % del N del total absorbido”, afirmó.

Cuando quisieron explicar esa fijación biológica, los investigadores observaron que estaba muy ligada a las precipitaciones (sobre todo en implantación), el contenido de fósforo o el ph. “Todos factores de suelo que nos dicen que podemos mejorar la nutrición nitrogenada del cultivo indirectamente a través de la mejora en el ambiente de otros nutrientes del suelo”, advirtió Salvagiotti.

Respecto a otros cultivos, compartió algunos datos de arveja y vicia. Según señaló, el cultivo de arveja puede fijar en promedio un 64% y la vicia un 61%, pero al analizar la cantidad de N fijado en kg por hectárea, la vicia aporta mucho más que la arveja: 151 kg vs. 84 kg. “Esto es porque la vicia es un cultivo que no se cosecha”, explicó.

Mientras que cuando se realiza la inoculación en alfalfa, los mayores efectos sobre la fijación biológica acumulada se observan durante los primeros años. “En promedio general, el aporte de N en alfalfa fue del 53% para un ensayo de 4 años”, agregó.

A modo de conclusión, recordó que en la medida en que el cultivo tenga mayor biomasa, mayor será la cantidad de fijación biológica. “La inoculación es la práctica central para potenciar el aporte de la fijación biológica de N. Una mejora en la nutrición de las plantas, a través de la fertilización con otros nutrientes (fósforo, pH del suelo, azufre, etc.), también afecta indirectamente la acción de la fijación biológica de N”, cerró.

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