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Los AlfaTips para una siembra de alfalfa exitosa

Especialistas del INTA comparten sugerencias técnicas para la siembra de este cultivo, que incluyen estrategias agronómicas, regulación de maquinaria y otras técnicas de manejo del cultivo.

Por: Scaramuzza, F.M.1; Olivo, S.M.¹; Tourn, S.N.² ¹EEA INTA Manfredi (Córdoba)scaramuzza.fernando@inta.gob.ar¹EEA INTA Manfredi (Córdoba)olivo.silvia@inta.gob.ar²Unidad Integrada Balcarce (FCA-UNMdP-INTA, Buenos Aires)santiago.tourn@inta.gob.ar

Argentina es el segundo país de importancia en la siembra del cultivo de alfalfa, después de Estados Unidos, con una superficie sembrada a nivel nacional de 3,4 millones de hectáreas. Asumiendo una persistencia, en promedio, de 4 años, anualmente se estarían renovando casi 850 mil hectáreas.

La alfalfa, como especie pura o consociada, integra más del 58% del total de las forrajeras de la región pampeana argentina. En esta área se cultiva principalmente en condiciones de secano y es por excelencia la principal especie forrajera del país, así como la base de la producción de carne y leche de la región pampeana.

Además, en la actualidad, existen cada vez más productores que se dedican exclusivamente a la producción de heno, especialmente megafardos de alfalfa, con diferentes destinos, ya sea para consumo interno o exportación.

Las claves de una siembra eficiente de alfalfa: los #alfatips del INTA

1. Fecha de siembra: para la región pampeana, la fecha de siembra óptima es a principios del otoño (marzo-abril), ya que se cuenta con temperaturas medias óptimas para la germinación y emergencia, buena disponibilidad de humedad de suelo, menor presencia de malezas agresivas y se favorece el desarrollo raíz y corona.

2. Stand óptimo de plantas a 90-120 días de la siembra: los productores se deberían encontrar con un stand de alrededor 250- 350 plantas/m2. Esto garantiza el inicio de un cultivo con buena cobertura de plantas/m2, que será potencialmente más productivo, con menor posibilidad de competir con malezas y con una mejor vida útil (Imagen 1).

Imagen 1: El stand óptimo de plantas a 90-120 días de la siembra es de 250-350 plantas/m².

3. Densidad de siembra: para definir la densidad de siembra, se recomienda sembrar entre 360 y 440 semillas viables/m2. De esta manera, si asumimos una eficiencia de implantación o coeficiente de logro del 45%, entre los 90 y 120 días contaremos con el stand óptimo recomendado. Para expresar este valor en kilogramos de semilla/ha, se deberá conocer el Valor Cultural de las semillas (VC) que incluye el poder germinativo (PG) *pureza (P)/100, el peso de mil semillas desnuda en gramos (PMS) y el porcentaje de peleteo o pildorado de las mismas (% P):

Kg de semillas/ha= (N° semillas viables/m² x PMS (g)/ VC) + %P

Se recomienda utilizar semilla fiscalizada para asegurar un poder germinativo y pureza mínima del 85% y 98,5%, respectivamente, y cuantificar el peso de las mil semillas, dado su peso muy variable (1,8 a 3 g). Un dato no menor es considerar que el peleteado incrementa el peso de mil semillas alrededor del 30% o más, con resultados variables conforme a cómo se haya hecho el proceso. En consecuencia, hay que tener en cuenta este hecho para calcular la correcta densidad a sembrar (kg/ha).

4. Elección del cultivar: al momento de definir qué cultivar sembrar, se debe considerar la elección del grado de reposo, características productivas y resistencia a plagas y enfermedades. Para ello, desde INTA Manfredi se conduce la Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Alfalfa donde se evalúan anualmente en diferentes puntos del país los cultivares comerciales con sus características. Esta información está disponible en formato revista (“Avances en Alfalfa”) y se encuentra disponible en la página web del INTA.

5. Fertilización inicial: para definir la fertilización es crucial realizar un muestreo y análisis de suelo para luego determinar los nutrientes o tipos de enmiendas a aportar. El cultivo de alfalfa necesita suelos con pH cercanos a la neutralidad, con buena provisión principalmente de nitrógeno, fósforo, azufre. En el caso del nitrógeno, las grandes cantidades requeridas son provistas a través de la fijación biológica del nitrógeno. En suelos ácidos, la fijación biológica de nitrógeno y la disponibilidad de fósforo se reduce, en consecuencia, el encalado puede ser una alternativa para su corrección. Según estudios realizados por INTA, con valores inferiores a las 20 ppm de fósforo disponible, hay respuesta a la fertilización, y en suelos pobres en materia orgánica y con texturas gruesas es frecuente encontrar respuesta a la aplicación de azufre.

6. Cultivo antecesor: dependiendo el esquema de rotación de cada lote, los mejores cultivos antecesores serán aquellos que aporten un menor volumen de rastrojo al momento de la siembra de la alfalfa y los que liberen el lote en forma temprana. Ejemplo de ellos son: moha para rollos, girasol, trigo, soja ciclo corto, maíz para silaje. Sin embargo, una buena siembra comienza con una buena cosecha, porque más allá de poder cosechar granos o forrajes, también se está cosechando información y se prepara la cama de siembra para el próximo cultivo. Esto incidirá directamente en la distribución y cantidad de ese rastrojo, la fecha en que se libera el lote, controles de malezas previos y, algo no menor, las condiciones de humedad al momento de siembra.

7. Distancia entre hileras a la siembra: los mayores rendimientos se observan con siembras en líneas paralelas entre 15 a 17,5 cm de distancia entre hileras. Sin embargo, debido a la falta de maquinarias, en el sector productivo es habitual encontrarse con siembras en líneas paralelas a 21 cm, que provocan caídas en el rendimiento superiores al 20%. Para salvaguardar esta disminución se suele utilizar la siembra comúnmente llamadas “tipo raviol o cuadriculada” y “sesgada”. De todos modos, estudios llevados a cabo por el INTA en diferentes regiones del país dan cuenta que estos arreglos de siembra, versus la siembra a líneas a 21 cm, no generan beneficios en la producción e incrementan el costo operativo ya que se tiene que realizar una doble pasada de sembradora. Además, en muchos casos, se incrementa la densidad para lograr un mismo stand de plantas. Otro inconveniente por este arreglo que afecta la producción es el aumento de la velocidad de siembra para llegar en tiempo y en forma.

8. Sistema y profundidad de siembra: Debido al pequeño tamaño de la semilla, la profundidad de siembra deberá ser entre 1 a 1,5 cm y se relaciona directamente con el porcentaje de emergencia del cultivo, por lo tanto, es un factor de regulación muy importante (Imagen 2).

Imagen 2: Una siembra eficiente garantiza un buen stand de plantas.

Regulación de la sembradora

Los equipos utilizados para la siembra de pasturas en Argentina, en la mayoría de los casos, son sembradoras de grano fino que presentan el denominado “cajón alfalfero”. Estos equipos, además de no estar diseñados para la siembra de pasturas, tienen como desventaja que la semilla de alfalfa es 13 veces más pequeña que una semilla de trigo. Esto remarca la importancia de conocer y calibrar de modo correcto la sembradora antes de salir a implantar alfalfa.

¿Qué necesitamos de un tren de siembra?

Si miramos la sembradora desde el depósito de semillas hacia el fondo de surcos, hay que empezar a hablar de los dosificadores de semillas. Generalmente tenemos 3 tipos: rodillos acanalados, chevrones y roldanas, todos muy buenos dosificadores que entregan semillas en forma continua. Los problemas más graves ocurren en los tubos de bajadas de semillas que se encargan de la distribución de la semilla. Al no tratarse de sembradoras de pasturas, generalmente tienen un despeje muy alto con respecto al suelo.

Podemos encontrarnos con tubos telescópicos rígidos o bien mangueras de goma corrugada, en este caso deben quedar lo más tensos posible cuando la máquina se encuentra en posición de trabajo. Es importante que los tubos de bajada desde el cajón alfalfero a los trenes de siembra no sean corrugados descubiertos en su interior, ya que allí se pueden acumular semillas que podrían generar irregularidades en su bajada y distribución y, además, que tengan el menor despeje posible. En casos de uso de mangueras goma corrugadas, debemos utilizar las que poseen pliegues internos superpuestos, comúnmente llamados polleras.

En equipos de siembra directa, antes de depositar la semilla en el suelo, la cuchilla de microlabranza es un jugador clave ya que deberá realizar una excelente remoción y corte del rastrojo. La cuchilla deberá trabajar a lo sumo 1 cm por debajo de la profundidad de siembra. Esto evitará la ruptura de la capilaridad a mayor profundidad y permitirá a la semilla disponer de mayor porcentaje de humedad, con lo que podrá embeberse más rápidamente, mejorando así la uniformidad y el porcentaje de emergencia, disminuyendo la competencia y aumentando la producción.

En el mercado argentino existe una gran variedad de modelos de cuchillas. Las más adoptadas son las de ondulaciones tangenciales simétricas (turbo o action), ondulaciones tangenciales asimétricas (directa) y de ondulaciones radiales con filo liso (rippled, bubble o rizadas). Cada una de ellas tiene diferentes números de ondulaciones y diversos diámetros. El objetivo es asegurar es una buena remoción, con corte del rastrojo y limpieza del fondo del surco donde vamos a depositar las semillas.

Luego del trabajo realizado por la cuchilla, le toca el turno al o los discos abridores de surco. Lo más frecuente es encontrarnos con el sistema de abresurco bidiscos. Estos se encargan de formar el fondo del surco en V, y en el caso de la siembra de alfalfa, es muy delicado el trabajo ya que la profundidad de siembra más apropiada es de 1 a 1,5 cm. Este aspecto es clave para lograr una emergencia uniforme y rápida de las pasturas de alfalfa. Por ello es fundamental controlar su desgaste y mirar su punto de encuentro. De lo contrario, podríamos estar mal formando un fondo de surco en forma de W y afectar en alto porcentaje el logro de plantas emergidas por contar con menor humedad disponible para las semillas.

El control de la profundidad en una siembra de pasturas no es fácil. Factores como el control de carga y la velocidad de avance, son puntos importantes para asegurar un alto logro de semillas emergidas. Por ello no solo la maquinaria debe estar bien regulada, sino que el operador debe estar lo más capacitado posible y ser consciente de la labor que llevará adelante. La carga del cuerpo debe ser baja, pero evitando que el cuerpo vaya saltando. Si la carga es elevada, probablemente cambiará la profundidad de siembra, ya que el suelo generalmente se encuentra con alto contenido de humedad para el comienzo de otoño y las ruedas niveladoras tienden a enterrarse, cambiando así la profundidad de siembra.

¿Cerrar o tapar el surco?

Bajo condiciones de humedad adecuadas, la semilla puede depositarse a una menor profundidad aparente para que luego, al ser cubierta por las ruedas tapadoras, alcance una correcta profundidad real, es decir, sólo se debe cerrar el surco evitando colocar tierra por encima o dejar hendiduras. Por otra parte, en situaciones con baja humedad superficial del suelo, una alternativa es retirar las ruedas tapadoras de la sembradora y utilizar sólo las ruedas “aprietasemillas” o la colita afirmadora de semillas. De esta manera se logrará hacer un surco profundo (surco aparente) para ubicar la semilla en una zona con mejor nivel de humedad. La profundidad real quedará definida por la tierra que se desmorone por encima de la semilla. El íntimo contacto de la semilla con el suelo se consigue por la presión que ejerce la rueda “aprietasemillas” o la colita afirmadora de semillas, facilitando así la emergencia de la plántula.

Consejos para la calibración y puesta a punto de la máquina sembradora

Regular la profundidad de labor de la cuchilla, desde el vástago en primera medida, para evitar un trabajo en profundidad o mediante la regulación de los topes de los cilindros hidráulicos delanteros.

Controlar el desgaste de los discos abridores (bidiscos) o la zapata en aquellos equipos con monodisco y la profundidad de los mismos a través de las ruedas limitadoras solidarias a los discos, evitando alta fuerza descendente sobre ellas.

En caso de tener mangueras de gomas, controlar su tensión en la posición de trabajo, observando que queden como un tubo rígido evitando pliegues internos.

Controlar que los dosificadores y cajones porta semilla se encuentren limpios y en buen estado (Imagen 3).

La velocidad de siembra debe elegirse cuidadosamente, ya que el trabajo debe ser muy delicado. Se recomienda no exceder de 5 a 6 km/h.

El éxito de una buena implantación se logrará con una adecuada planificación de la siembra. No se puede cuantificar lo que no se mide, por lo tanto, será necesario evaluar los resultados midiendo la eficiencia de implantación, relación entre la cantidad de plántulas logradas sobre la cantidad de semillas viables sembradas, a los 90-120 días desde la siembra.

Durante la siembra se define el 70% del éxito de las producciones futuras. Sumado a ello, el costo de la siembra e implantación del cultivo es de alrededor 300-350 dólares/ha. Por lo tanto, si se considera también la eficiencia económica como retorno al capital invertido notaremos que una baja eficiencia de implantación no solo repercute en lo productivo, sino también en lo económico.

FUENTE

https://inta.gob.ar/sites/default/files/inta_claves_para_una_siembra_de_alfalfa_eficiente.pdf

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