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Alistando la caja de herramientas para encarar un año Niña
Frente a un escenario que no augura mucha oferta de agua, lo mejor es estar bien preparados. Una guía con las herramientas que no te pueden faltar en esta campaña.
La regional Los Surgentes-Inriville lideró en septiembre una jornada virtual dedicada a brindar herramientas de manejo agronómico y económico tomando como base el escenario climático y político actual.
¿Cómo adaptar la agricultura a la oferta de agua? Fue la pregunta disparadora para que el especialista del INTA, Jorge Mercau, comparta las predicciones climáticas para el sudeste de Córdoba y brinde una serie de elementos para poder adaptarnos al escenario que se viene. “Hay entre un 45- 50% de chances de que sea un trimestre relativamente seco. En principio estamos asociados al fenómeno de la Niña, con variabilidad e incertidumbre”, afirmó.
Según apuntó, la clave pasa por ir al lote y verificar cómo está el perfil en cuanto a disponibilidad de agua a los dos metros de suelo, y recomendó utilizar un barreno o monitorear el perfil al tacto “En texturas franca, cuando el suelo está húmedo, nos deja pequeñas marcas, no mojado. El suelo se pega en la mano”, explicó. En cambio, si se identifica que el suelo está moderadamente seco, significa que hay 90 mm menos de agua fáciles de usar.
Otro componente que hay que medir a campo es el nivel de napa freática con freatímetros: “Cuando la napa está lejos, estamos expuestos a la variabilidad climática. Cuando está a menos de 2,7 y hasta el 1.5 metros, el cultivo se acerca al rendimiento potencial y prácticamente se independiza de cuánto llueva en su periodo crítico. Si la napa está mucho más cerca, el cultivo va a tener agua de más, le va a faltar oxígeno y esto conlleva pérdida de rendimiento”, advirtió.
Específicamente sobre el área donde está ubicada la regional, destacó que la zona tiene napa cercana, “no solo en el abastecimiento de tiempo real sino en la situación improbable de tener baja humedad en profundidad. Nos vamos a encontrar muy frecuentemente con el segundo metro del perfil muy recargado”, dijo.
En cuanto a las decisiones a tomar frente a la información anterior, recomendó pensar en “una definición de ajuste”, que tiene que ver con el” nivel de napa y la humedad de suelo a medir en cada una de las unidades de manejo”.
“Con el perfil lleno, en un buen ambiente, tenemos rendimientos mayores en fechas tempranas que tardías”, explicó. Mientras que si el perfil del suelo se encuentra moderadamente seco, los rendimientos son menores sobre todo en fechas tempranas.
Independientemente si es un año Niño o Niña, si el perfil está húmedo, Mercau recomendó sembrar temprano. En años Niña, el atraso de la fecha de siembra aumenta los rendimientos, por lo que recomendó destinar lotes con escaso contenido hídrico a maíces tardíos y distribuir las fechas de siembra: “Esa combinación nos va a dar más estabilidad frente a la seca. Algunos lotes, sembrados tempranos, con buena agua. Otros sembrados quizás temprano, con agua dudosa pero muy buen suelo. Y otros lotes sembrados con fechas tardías”, sugirió.
En años Niña, el atraso de la fecha de siembra aumenta los rendimientos, por lo que recomendó destinar lotes con escaso contenido hídrico a maíces tardíos y distribuir las fechas de siembra.
Manejo de cultivos de servicios en suelos con napa lejana
“Es importante implantar los cultivos de servicios en fechas tempranas. Si es un cereal, asegurarse de que esté bien nutrido y, si es una legumbre, debe estar bien inoculada. Que cumplan con el servicio que esperábamos de ellos y no seguir avanzando, porque eso puede ser a costa del rendimiento del cultivo de soja o maíz. Todo esto en situación de napas lejas”, remarcó Mercau.
“No solo tenemos que manejar el lote o el campo, sino que tenemos que ver en la napa una oportunidad para aumentar los rendimientos, y ver también un riesgo para el deterioro de los campos, para el valor de los mismos o aumento de inundaciones”, concluyó el investigador e invitó a aumentar la cooperación vecinal mediante consorcios e intercambio sobre el tema.
Análisis de campaña: la llave para tomar mejores decisiones
Para hablar sobre análisis de campaña y las decisiones a tomar respecto a los cultivos a sembrar en un año Niña, la regional convocó a su asesor técnico, Franco Bardeggia.
La regional Los Surgentes-Inriville centra su análisis en cultivos de maíz, soja y trigo, en las localidades de Marcos Juárez y Unión. Se distingue por su experiencia en cuatro campañas niñas: “En las campañas niñas, tanto en soja como en maíz, la variabilidad de rendimientos es alta. Por eso debemos ajustar las prácticas de manejo de acuerdo al ambiente en el que nos encontremos. De acuerdo a lo que vimos, el factor napa determina un plus en los rendimientos en años niñas”, explicó.
A la hora de ajustar prácticas de manejo en ambientes con influencia de napa freática, en maíz, Bardeggia recomendó adelantar las fechas de siembra para ganar potenciales de rendimiento: “En campañas niñas, las brechas que existen entre una fecha temprana y tardía es de 1200 kilos por hectárea aproximadamente”, explicó.
Otro factor a considerar es la densidad de siembra: “Independientemente del año, a medida que aumentamos la densidad de siembra, obtenemos mayores potenciales de rendimientos. Particularmente en la campaña niña, cuando hacemos un desglose por ambiente, si tienen o no napa, vemos que en los ambientes con influencia se mantiene esta tendencia”, comentó y recordó que el aumento de densidades se debe acompañar con una correcta fertilización.
Para soja, el asesor regional enfatizó que junto a los productores buscan hacer coincidir el periodo crítico del cultivo con la mayor oferta radiativa. Sin embargo, para años Niña hay una alta probabilidad de estrés hídrico, para lo que sugirió una estrategia de potencial y otra de estabilidad.
En estrategias de alto potencial, la variabilidad de rendimiento se define en un 55% por la fecha de siembra, independientemente del grupo de madurez: “Sembrar lo antes posible, va a impactar en mayor medida en los rendimientos que podremos alcanzar”, apuntó. En ambientes de medios a bajo potenciales, dijo que la interacción que se logre entre la fecha de siembra y el grupo de madurez utilizado, explica en gran parte la variabilidad de rendimientos. Por eso recomendó ubicar el periodo crítico del cultivo en diferentes épocas.
Otro punto a considerar en el cultivo de soja es la densidad de siembra. Según los datos reportados por la regional, a medida que aumenta la densidad de siembra, se ve un impacto negativo sobre el rendimiento.
Con la lupa puesta en los niveles freáticos
Por su parte, Javier Giampaoli gerente técnico de la Chacra Los surgentes-Inriville contó que la chacra se constituyó en el año 2018, impulsada por la búsqueda de soluciones a las problemáticas asociadas a los excedentes hídricos.
“El análisis de evolución temporal de los niveles freáticos se realiza por comparación entre mediciones sucesivas que permiten ver cómo evolucionó la napa”, explicó. Al comparar esta información con datos de precipitaciones del área de la cuenca, se demuestra que los mayores ascensos se producen en los meses de febrero a marzo, y de abril a fines de mayo, momento en que las precipitaciones impactan en mayor magnitud. En los meses de junio, julio y agosto los niveles se estabilizan hasta despertar un descenso desde agosto hasta enero.
Las características topográficas de los sectores de la cuenca en lo que respecta al grado y longitud de las pendientes incide en la distribución de ambientes con mayor o menor influencia freática. “Dichos ambientes no son estáticos, sino altamente dinámicos. La dinámica está determinada no solo por las características topográficas anteriormente mencionadas sino también por la oferta hídrica y distribución estacional de las precipitaciones”, concluyó Giampaoli.
“El análisis de evolución temporal de los niveles freáticos se realiza por comparación entre mediciones sucesivas que permiten ver cómo evolucionó la napa”
Yendo al grano: ¿qué decisiones tomar en este contexto y bajo qué riesgos?
En un contexto definido como incierto, variable y volátil, Alberto Galdeano habló de un proceso de toma de decisiones robustas: “Cuando un empresario toma una decisión, está eligiendo un escenario y descartando otros. El hecho de formalizarlo, hace que en el futuro podamos justificar esas decisiones”, comentó.
¿Qué decisiones se toman en una empresa? Decisiones respecto a sus rutinas, las indispensables para que el negocio evolucione: “La rutina está influenciada o condicionada por la coyuntura. La coyuntura no es solo política-económica, también es de precio, de clima, todas las cuestiones externas a la organización que no puedo controlar como empresario pero que inciden en mis decisiones”, explicó.
¿De qué depende un negocio? De la interacción entre la coyuntura y la rutina: “La eficiencia en la rutina en un negocio tan competitivo como el nuestro es clave”, apuntó.
¿Cuál es el contexto actual? Una condición climática otoño invernal con reservas hídricas escasas y una condición primavero-verano limitada por el evento Niña. “Lo importante es armar un planteo técnico en función del escenario climático que podría ocurrir”, señaló. Y un adicional a tener en cuenta es la existencia de alquileres más caros en quintales con incrementos en superficies que generan mayores rindes de indiferencia.
En cuanto a las estrategias financieras en un contexto de inflación, devaluación y tasas de interés, recomendó ajustar el porcentaje del capital de trabajo a financiar, definir los financiamientos en pesos o dólares así como las fuentes de financiamiento.
“El impacto de la inflación en un negocio estacional relativo al impuesto de las ganancias puede ser muy diferente”, apuntó Galdeano. El punto es hacer un diagnóstico fiscal y analizar las alternativas disponibles.
En cuanto a la estrategia comercial, señaló que los precios de los granos están alcanzando niveles históricos pero la relación insumo/producto está peor que hace un año atrás. Frente a esto, sugirió definir un precio objetivo, un porcentaje de cobertura física y qué avance de compras hay disponible.
Asimismo, recomendó tener en cuenta los forward, los tipos de contratos, el porcentaje de entregas pactadas, el porcentaje de embolsados y el sobrecosto logístico debido a los problemas logísticos que se están viendo.
Finalmente, en cuanto a la incorporación de tecnología, señaló que hay disponibles alternativas de financiamiento. “Es clave analizar cuáles son las inversiones necesarias, definir la escala mínima de inversiones, analizar cambios en la rutina o gerenciamiento, definir posibilidades de contrataciones o asociaciones y evaluar si las inversiones generan externalidades ambientales positivas”, recomendó.
“Formalizar los escenarios y asumir riesgos vinculados a los mismos, nos permite tomar decisiones robustas y auditables en el futuro”, concluyó.
