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Siembra aérea de cultivos de servicio: ¿Para qué y cómo implementarla?

Esta modalidad de siembra demostró ser una alternativa con múltiples ventajas para la siembra de grandes superficies.

Autores Zaiser, E. Gerente Técnico de Desarrollo de la Chacra Bandera - Aapresid. Accame, F. Asistente de coordinación técnica zonal de Sistema Chacras - Aapresid.

Introducción

Los cultivos de servicio (CS) pueden ser una buena alternativa para mantener o atenuar la pérdida de carbono de los suelos, prevenir la erosión, aumentar la infiltración, capturar nutrientes reduciendo las pérdidas por lixiviación y contribuir al control de malezas (Unger y Vigil, 1998). Desde los inicios de la Chacra Bandera, se ha demostrado en forma fehaciente que los CS contribuyen en el control de malezas por competencia directa en el uso de recursos (luz, agua, nutrientes) y por inhibición de nacimientos de nuevos individuos.

A la hora de hablar de métodos de siembra disponibles y cuáles se adaptan mejor a los sistemas agrícolas extensivos, surgen dos muy contrastantes: terrestres (incorporada o al voleo) y aéreos. Desde la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FeArCa), subrayan que la siembra aérea demostró ser una alternativa con múltiples ventajas para la siembra de grandes superficies por varios motivos: simplicidad operativa, rapidez y versatilidad de implementación y bajos costos relativos, sobre todo cuando se la emplea en sistemas mixtos sobre cultivos de verano.

Este método de siembra aporta también beneficios en la implantación temprana de los CS, precisamente en precosecha de cultivos de estivales y sobre los de mayor porte que dificultan la entrada de maquinarias terrestres de siembra al voleo. En épocas con grandes excesos hídricos, la siembra de estos cultivos permite aumentar el consumo de agua, lo que facilita la cosecha.

La razón fundamental en la siembra temprana o en precosecha de cultivos de verano se centra en la posibilidad de capturar en forma temprana recursos como agua, luz y nutrientes por parte de los CS. Además, al tener otro cultivo fotosintética- mente activo estamos capturando una mayor cantidad de carbono, lo que aumenta la eficiencia hídrica durante el barbecho químico y permite competir precozmente con malezas que se encuentran creciendo con un cultivo en pie, impidiendo un control mediante el uso de herbicidas.

La densidad de siembra se define en función del número de plantas objetivo que se quiera lograr para el servicio agroecostistemico y su relación con el costo del servicio de siembra (a mayor densidad de siembra, mayor cantidad de vuelos de la pista al lote para recargar). En forma general, para CS gramíneas y bajo este método de siembra, el productor con su vasta experiencia busca como objetivo obtener al menos unas 60 pl.m-2. Para ello, se deben conocer los valores de pureza, poder germinativo y peso de 1000 semillas con el fin de establecer con anterioridad cuántas semillas viables estamos depositando en el suelo (Vela F., 2015).

El productor define el momento de la siembra y la densidad según antecesor, siendo para el caso de soja previo a la defoliación y 30-40 días luego de la floración en maíz. A su vez, se debe contemplar el momento en función de las probabilidades de ocurrencia de precipitaciones de consideración en los días posteriores a la siembra que aseguren una buena implantación.

En base a lo expuesto, una empresa agrícola-ganadera perteneciente a la Chacra Bandera, al norte de la ciudad de Bandera y al sudeste de Santiago del Estero, implementó el uso de CS gramíneas en sus rotaciones hace casi una década, sembrados en forma aérea en un 40 a 60% de la superficie total del establecimiento.

El objetivo del presente trabajo fue evaluar el impacto de la inclusión de centeno, triticale y trigo como CS, en precosecha de soja y maíz tardío, sobre la eficiencia de implantación, cobertura del suelo, producción de biomasa aérea y control de malezas.

Tabla 1 Identificación de los lotes con CS según antecesor, fecha de cosecha y rendimiento. *Diferencia expresada en días entre la fecha de cosecha del cultivo antecesor y la fecha de secado del CS.

Metodología

Para el análisis se seleccionaron diferentes lotes del mismo establecimiento agropecuario sembrados en forma aérea, en distintas fechas, sobre distintos cultivos estivales antecesores en la campaña 2017/18. En forma general, para las fechas de siembra analizadas, coinciden con el estadio R7-R8 en soja y unos 30-40 días post floración en el cultivo de maíz tardío. Los CS evaluados fueron centeno, triticale y trigo (Tabla 1).

En cuanto a la calidad de la semilla, el poder germinativo fue de 92% para centeno y trigo, y superior al 95% para el caso de triticale. El peso de 1000 semillas para los primeros dos CS mencionados anteriormente, rondaron los 30-32 gr y 36 gr para el último.

Luego de la siembra de los CS y posterior cosecha de los cultivos estivales de grano, se realizó una aplicación terrestre de Metsulfuron (4 g.pf.ha-1) más 2.4 D amina (500 cc.pf.ha-1) como estrategia complementaria para el control de malezas de ciclo otoño-invernal, en la etapa fenológica de macollaje de los CS. La interrupción del ciclo de estos fue mediante secado químico, con el uso de Glifosato (48%) a dosis de 2 l.ha-1. Para el caso de centeno, el secado se realizó aproximadamente a fines del mes de agosto, mientras que en triticale y trigo, se hizo a fines de septiembre. Para todos los casos el secado coincidió con la fase de antesis-comienzo de formación de granos.

Las evaluaciones a campo fueron: a) plantas logradas a los 60-75 días después de la siembra (DDS); b) porcentaje de cobertura del suelo de los CS en el momento de liberación del lote (cosecha de soja/maíz) y al secado de los mismos; c) producción de biomasa aérea; y d) control de malezas. En cada evaluación, se realizó un análisis estadístico para establecer diferencias significativas entre los diferentes cultivos antecesores y CS, tomando como unidades experimentales lotes individuales.

Resultados

Para el sistema de producción analizado, en la campaña 2017/18 las precipitaciones fueron levemente inferiores al promedio histórico (732 mm vs 790 mm), pero con un marcado déficit hídrico durante fines de primavera y los meses de verano (Gráfico 1). A pesar de ello, la siembra de los CS durante el mes de abril y la posterior lluvia durante el mes de mayo aseguraron la implantación de cultivos.

Si hablamos de siembra aérea, sabemos que las semillas quedan expuestas en su- perficie y sufren grandes alternancias de temperatura y humedad, lo que repercute directamente en las plantas efectivamente logradas y con ello, la eficiencia de implantación.

Gráfico 1 Precipitaciones históricas promedio en el Guaycurú (Serie 1996-2017) y el registro anual desde el mes de noviembre (2017) a octubre (2018).

En la Tabla 2, se puede observar que el número promedio de plantas logradas fue de 45 pl.m-2, por debajo de lo esperado por el productor con 60 pl.m-2. Para el antecesor soja, no hubo diferencias entre especies de CS. Para el caso del maíz, el trigo sí mostró un mayor número de plantas logradas.

Por el método de siembra, es de esperar una distribución heterogénea de semillas en el suelo, observándose en el lote pequeños claros con alta y baja densidad de plántulas reflejado en el alto coeficiente de variación (CV). El uso de herramientas de mayor presión disponibles en el mercado como la Altina, permite una mejora en la distribución espacial de semillas.

La eficiencia de implantación fluctuó entre el 27% y 52% según antecesor y CS (Tabla 2). Pinto (2018) encontró valores similares en la siembra al voleo de Brachiaria con coeficientes de logro del 79% y 38% cuando la semilla es con y sin tapado (cobertura), respectivamente. Estos resultados están fuertemente ligados a las características propias de las semillas (PMS, PG, Pureza) y las condiciones de la cama de siembra. Es necesario contemplar el volumen de rastrojo que nos puede proporcionar el cultivo antecesor luego de su cosecha, con el fin de generar una especie de “mulching” que favorezca la imbibición y germinación de las semillas. Ojuez et al. (2008) reportan que bajo siembras al vo- leo de especies gramíneas, la cobertura del suelo aumenta el stand de plantas hasta casi igualar la siembra en surco.

Tabla 2 Número de plantas logradas a la siembra por m-2 según tratamiento. Letras distintas indican diferencias significativas según la prueba de Duncan (p≤0,05).

Para optimizar la siembra y favorecer la llegada de semillas al suelo, Lanfranconi et al. (2017) proponen el peleteado de semillas con el agregado de materiales inertes en siembras aéreas de centeno en pre cosecha de maíz.

El porcentaje de cobertura de la superficie del suelo nos permite cuantificar y caracterizar la velocidad de crecimiento de las especies evaluadas. Por el método de siembra y distribución heterogénea de semillas, en ninguno de los casos los CS superaron en promedio el 50% de cobertura del suelo (Gráfico 2). Desde el mes de junio al momento del secado, el centeno fue la especie más precoz cubriendo rápidamente el suelo. Dentro de ello, en la secuencia soja-centeno, los mayores valores de cobertura se relacionan con la liberación temprana del lote posibilitando la entrada de luz y la expansión de crecimiento del cultivo. Este es un aspecto a considerar cuando se requiere un secado en fechas tempranas del CS para un menor consumo de agua y posterior recarga hídrica del perfil (Figura 1).

Triticale y trigo fueron las especies de ciclo intermedio y largo, respectivamente. En el momento del secado (fines de septiembre para ambos), la cobertura del suelo rondó en promedio 38% y 27% para triticale y trigo. Aunque ambas especies entregan su potencial de producción de biomasa tardíamente, pueden ser especies a contemplar cuando se desea aumentar los consumos de agua y deprimir la profundidad de la napa freática o establecer una competencia más prolongada para el control de malezas.

Gráfico 2 Porcentaje de cobertura del suelo en dos momentos de evaluación (junio y secado) según CS y antecesor. Letras distintas entre columnas para un mismo momento indican diferencias significativas según la prueba de Duncan (p≤0,05)

La biomasa aérea varió aproximadamente entre 3050 Kg MS.ha-1 y 5250 Kg MS.ha-1 para las secuencias Maíz-Trigo y Soja-Triticale, respectivamente (Gráfico 3). Al comparar el crecimiento del CS según antecesor, la biomasa obtenida en promedio es superior cuando el cultivo antecesor fue soja, con respecto a maíz para la mencionada campaña de análisis. Al contrastar la biomasa generada en estos casos con los obtenidos por Morla et al. (2015) utilizando una densidad similar para centeno en precosecha de maní y una producción acumulada de biomasa cercana a los 8000 Kg MS.ha-1, inferimos que aún nos queda mucho potencial por explorar.

Las fechas de siembra de los CS repercuten en la producción de biomasa, siendo las fechas tempranas e intermedias las que posibilitan una mayor productividad de los verdeos, tal como lo reporta Pérez (2013). A pesar del bajo número de plantas logradas en comparación con otros méto- dos más eficientes de siembra, la biomasa generada estuvo próxima a los encontrados en otras experimentaciones llevadas a cabo por la Chacra Bandera con SD de verdeos de invierno como CS.

Figura 1 a) Cargado de semillas en el avión próximo a la siembra; b) detalles de la distribución de plántulas de trigo con antecesor soja a los 60 DDS; c) centeno con antecesor soja previo al secado; d) trigo con antecesor maíz 14 días posteriores al secado.

Gráfico 3 Producción de MS al momento del secado según CS. Letras distintas entre columnas indican diferencias significativas según la prueba de Duncan (p≤0,05).

Por último, el control de malezas fue excelente en todos los tratamientos, con valores superiores al 96% con respecto a los tratamientos testigos sin CS ni herbicidas residuales (Figura 2). La complementación que nos brinda utilizar CS más la aplicación en postemergencia de un residual en las etapas iniciales de crecimiento de los cultivos, resulta en una sinergia en el control de malezas de ciclo otoño – invernal como Parietaria debilis (Ocucha), Gamochaeta spicata (Peludilla), Conyza bonariensis (Rama negra) y Sphaeralcea bonariensis (Malva). Estos resultados coinciden con los obtenidos en campañas anteriores con gramíneas y leguminosas como CS (Coyos y Cosci, 2017). Posterior al momento del secado y en forma particular para las especies de CS que fueron secados tardíamente, se evidenció una fuerte supresión de nacimientos de malezas de ciclo primavero – estival hasta los 20 a 30 días posteriores al secado, sin necesidad de controles de malezas con el uso de herbicidas.

Conclusión

Los resultados mostrados en este trabajo afirman los beneficios de la inclusión de CS en los sistemas agrícolas actuales, adicionando las múltiples ventajas de incorporar el método de siembras aéreas en precosecha de soja y maíz. Sin embargo, es de esperar una distribución heterogénea de semillas pero con eficiencias de logros cercanos al 50% siempre y cuando las precipitaciones posteriores nos permitan la germinación y crecimiento de esos CS. En estos casos, los CS aportaron interesantes volúmenes de biomasa, superiores a los 3000 Kg MS.ha-1, lo que repercute positivamente en el control de malezas y a su vez sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos.

Figura 2 Malezas presentes O-I presentes en los tratamientos testigo al momento del secado de Triticale.

BIBLIOGRAFÍA

Coyos, T.; Cosci, F. 2017. Estudio del impacto de la intensificación invernal sobre la emergencia de las malezas en los sistemas productivos de la Chacra Bandera. Capítulo II: Estrategias de control cultural.

Lanfranconi, L.; Aldrey, C.; Remondino, L. & Oliva, J. 2017. Cultivo de cobertura: uso de centeno peletado y sin peletear. Resultado de dos años de ensayos en lotes de maíz para control de malezas. INTA AER Río Primero.

Morla, F. D., Giayetto, O., Girardi, D. M., Fernández, E. M., Cerioni, G. A., Kearney, M. I. T. & Rosso, M. B. 2015. Efecto de un cultivo de cobertura, sembrado durante la cosecha de maní, sobre el agua del suelo y rendimiento de un cultivo de soja. Jornada Nacional de Maní. 30. 2015 09 17, 17 de septiembre 2015. General Cabrera, Córdoba.

Ojuez, I. A. C., Siolotto, R., Lauric, A., & Scheneiter, O. 2008. Efecto de dos sistemas de siembra y distintos niveles de cobertura sobre la implantación de Agropiro alargado en Bolívar. Revista técnica de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa.

Pérez, G. 2013. Evaluación de diferentes verdeos de invierno, tres fechas de siembra y 2 niveles de fertilización nitrogenada. EEA INTA Pergamino.

Pinto, J. J. 2018. Coeficiente de logro en la siembra al voleo de pasturas megatérmicas. EEA INTA Ingeniero Juarez – Formosa.

Unger P y M Vigil. 1998. Cover crop effects on soil water relationships. Soil and Water Cons. 53: 200- 207

Vela F. 2015. Factores que influyen en la implantación de semilla de alfalfa. Boletín Todoagro.

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