Mario Vicens
“Vemos un panorama de gradual recuperación del sector” Con una mejora sustancial de la liquidez, la recuperación de las líneas de crédito para consumo y capital de trabajo y una perspectiva de rentabilidad, el sector bancario inició un camino de recuperación. Mario Vicens, presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), opina que la mejora se acelerará si se crean herramientas que impulsen la demanda de créditos de largo plazo. Y se refiere al papel que le cabe a la banca en ese sentido.
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uál es la situación actual de los activos y los pasivos bancarios? Debemos dividir la cuestión en dos grandes aspectos. El primero es el de la liquidez, que para un sistema financiero es algo absolutamente indispensable. Desde
ese punto de vista, la situación ha mejorado mucho porque después de la corrida de depósitos, a partir de la segunda mitad del 2002 éstos se estabilizan y comienzan a recuperarse ya mucho más francamente en el 2003. Esto ha hecho que los bancos mejoraran su
situación de liquidez. Hoy tienen, en forma generalizada, exceso de reservas líquidas en relación a las que son exigidas por el Banco Central lo que da una enorme tranquilidad desde el punto de vista de la evolución en el corto plazo. Los depósitos siguieron crecien-
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do aún cuando las tasas de interés bajaron dramáticamente. Esto es muy importante porque puede ser interpretado como que ha comenzado un proceso de reparación de la relación de los bancos con sus depositantes, que fue muy afectada por la crisis y por las medidas tomadas por el Gobierno, cuando convirtió compulsivamente los depósitos en dólares en depósitos en pesos y cuando al mismo tiempo reprogramó el vencimiento de esos depósitos. En tanto, desde el punto de vista de la solvencia, las cosas empiezan a mejorar. En primer lugar, porque parecería que ya está muy cercana la fecha en la que cual se va a terminar todo el proceso de restitución a los bancos del quebranto que les provocaron las medidas de política económica. No es una restitución completa, pero es importante y nos hace pensar que, en el curso del año, ese tema va a quedar atrás. El otro aspecto importante que afecta a la solvencia es la rentabilidad. Los bancos tuvieron fuertes pérdidas durante el año 2002 como consecuencia de la crisis y de las medidas tomadas por el Gobierno. Aun tomando en cuenta la parte que fue compensada de ese quebranto, hubo una descapitalización notoria. Durante la pri-
mera mitad de 2003, esa descapitalización prosiguió todavía en magnitudes muy significativas. Hacia fines de 2003 esto se ha estabilizado. Como consecuencia de la caída de las tasas de interés, y por lo tanto del costo de financiamiento de los bancos, y dado que algunas líneas de crédito comienzan a recuperarse, la cuenta de resultados se ha estabilizado y existe la perspectiva de cierta rentabilidad de aquí en adelante. Pero el no tener dónde aplicar esa liquidez, ¿no se convierte con el tiempo en un problema para la banca? Es, por supuesto, un problema, que hoy está muy atenuado porque las tasas de interés son muy bajas. Pero si eventualmente subieran las tasas de interés… Esperamos que para cuando eso suceda la economía argentina haya mejorado lo suficiente como para que esté consolidada esta recuperación del crédito que tenemos en algunas líneas. Hoy es muy débil la demanda del crédito en términos generales. Haciendo una diferenciación entre sectores, vemos que hay muy buena respuesta en el crédito de consumo y para capital de trabajo, en el corto plazo. En el crédito de largo plazo, con garantía hipotecaria o prendario, todavía hay cancelaciones netas, es decir: los deudores están cancelando en montos mayores que lo que demandan. Por lo tanto, la cuenta aún no da un franco crecimiento del crédito. Es un problema de tiempo. En la medida en que la economía se vaya consolidando, siga creciendo, la necesidad de financiar más capital de trabajo va a llevar a más productores a solicitar crédito porque se van a ir agotando las posibilidades de autofinanciar el esfuerzo productivo. Por otro lado, en la medida que se consolida una visión más optimista de la economía, los propios individuos y los consumidores van a solicitar más crédito para satisfacer sus necesidades de consumo, y esperamos que en la medida en que la econo-
mía vaya dejando atrás ciertas incertidumbres respecto del futuro, se restablezca la inversión. Eso debería llevar a un fuerte crecimiento de la inversión neta y así esperamos que se restaure el crédito para inversiones, el crédito de largo plazo. Entendemos que en la medida en que se vaya consolidando la estabilidad, se van a dar las condiciones para que esto vaya resolviéndose. Vemos un panorama de gradual recuperación. Hay que tener en cuenta que venimos de una crisis devastadora en todo sentido y que en el sistema financiero el impacto crisis fue muy superior porque fue utilizado para transferir y para canalizar subsidios a otros sectores de la economía. Esto se manifestó en pérdidas para los depositantes algunas veces, pero para los bancos en gran medida. Así que una perspectiva de recuperación es una muy buena noticia. Usted mencionaba los elementos que ayudarían a una mayor demanda de crédito, vinculados todos a la macroeconomía. ¿Hay algo que se pueda hacer en el sistema bancario que ayude a esta recuperación del crédito? Un aspecto sería que se ampliaran las posibilidades de hacer intermediación financiera de largo plazo, por ejemplo ampliando las posibilidades de que se utilicen ajustes por inflación u otras unidades de cuenta, como puede ser el dólar, para créditos de lar-
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go plazo. Hay actividades que no necesariamente son directamente exportadoras, que tienen sus precios vinculados con el valor del dólar –porque son sustitutos de importaciones o porque son comerciables internacionalmente–, que podrían endeudarse a largo plazo en moneda extranjera. Hay, por otro lado, una cierta oferta de depósitos en moneda extranjera. Respetando y manteniendo los requisitos prudenciales que eviten un descalce importante entre lo que es la fuente de repago de los créditos y la moneda en la cual se denomina el crédito, podrían ampliarse esas posibilidades. Por otra parte, no hay que dejar de hacer ningún esfuerzo por reconstruir instituciones crediticias que, en su momento, fueron muy útiles para masificar el crédito. Estoy hablando, por ejemplo, de la garantía hipotecaria o prendaria. Esto permitiría que muchos sectores de la economía que no pueden exhibir con claridad su capacidad de repago accedieran nuevamente al crédito. De cara al futuro, ¿cómo cree que puede la banca colaborar con un proceso de crecimiento como el que se está dando en estos momentos? Haciendo bien su trabajo. Obviamente, no depende solamente de las decisiones de los banqueros, ni de su actitud y voluntad. Depende de un conjunto de factores, pero creo que, en ese sentido, estamos bien
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encaminados. Hoy hay una actitud muy proactiva, comercialmente hablando, de parte de los bancos extranjeros. Veo que hay un fuerte compromiso de estas instituciones para con el país. Son inversores estratégicos en el país. No son especuladores ni oportunistas. Desde ese punto de vista están haciendo lo mejor que pueden hacer para contribuir con el crecimiento. La segunda cuestión tiene que ver con una búsqueda permanente de resolver las dificultades que se presentan a los efectos de poder expandir la actividad de intermediación financiera. Vale decir, la banca debe volver a convertirse en un canal apropiado y confiable para canalizar los ahorros de los argentinos y al mismo tiempo para financiar las necesidades de inversión y de consumo de la población. Creo que estamos en un camino correcto. La tarea más importante que tienen los bancos es apostar y afianzar la complementariedad con el mundo productivo, para que el país se desarrolle. ¿Cuál sería el mensaje que usted transmitiría a las personalidades que se van a hacer presentes en la reunión del BID? Nosotros venimos de una crisis muy dura. El conocer cabalmente la naturaleza de la crisis, lo que dio lugar a la crisis, es bueno porque de ese modo se pueden entender algunas actitudes que ha tomado la Argentina y que, en otro contexto, serían muy difíciles de justificar. En segundo lugar, creo que es importante que se sepa que estamos en franco proceso de recuperación. Al menos eso es lo que podemos decir desde el sector privado. Por supuesto, tenemos la expectativa de que ese proceso de recuperación prosiga. Entendemos que también hay muchas asignaturas pendientes, pero me parece importante destacar que se ha comenzado ese proceso de recuperación. Todo lo que pueda aportar la comunidad financiera internacional y que pueda contribuir en ese sentido, va a ser reconocido y bien aprovechado por la Argentina.