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El expreso bíblico

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Curiosidatos

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¡Nueva sección! Desde aquí, viajaremos por las grandes “estaciones de la Biblia”.

¡Bienvenidos a la sección de los mellis Silva! ¿Listo para subirte a este tren? ¡Dale! A lo largo del viaje nos dentendremos en diferentes “estaciones” para descubrir lecciones importantes basadas en grandes pasajes de la Biblia. En esta oportunidad reflexionaremos sobre propósito y salvación para nuestra vida según la Palabra de Dios.

ESTACIÓN: PREDESTINACIÓN

Una vez, viajando en un autobús de larga distancia, me di cuenta de que llegaba la hora de la cena porque empezaron a repartir unas bandejas de plástico y cubiertos descartables a los pasajeros. Enseguida llegó la esperada comida. No comí mucho ni tuve necesidad de usar los cubiertos. Luego, llegó el momento de recoger los residuos de los comensales. El asistente se acercó para tirar todo en una bolsa y le hice notar que mis cubiertos no habían sido usados. De hecho, aún se conservaban empaquetados. Entonces, señalándolos, pregunté: –¿Qué hacemos con estos cubiertos? –Tiramos todo –contestó el asistente, para luego tomarlos y arrojarlos sin ningún problema a la bolsa de basura.

Esto me hizo pensar que esos cubiertos fueron creados para cumplir un propósito; sin embargo, estaban siendo desechados por la gente. No pudieron lograr su misión. ¿Cuantas veces te preguntaste cuál es el sentido o el propósito de tu vida? Me imagino que muchas. Yo también me lo pregunté. Todos alguna vez pasamos por esta incógnita. Pero, al abrir en nuestras Biblias el libro de Romanos, precisamente en Romanos 8:28 al 32, encontramos la respuesta:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra

nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

Dicen las Escrituras que somos “predestinados”. Sí. Y aquí el texto no se refiere a que todos se salvarán solo por eso ya que, lamentablemente, muchos elegirán el camino incorrecto (aunque Dios no quiere que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento, según 2 Ped. 3:9).

Lo que me llama la atención es que la palabra “predestinados” literalmente significa “poner un blanco” en frente de nosotros. Es como una banderita blanca y negra que indica la llegada para los automovilistas.

Nosotros somos esos conductores. ¿Y la banderita? Bueno, la bandera (el blanco, objetivo o como quieras llamarlo) es “ser semejantes al Hijo de Dios”. Esto dice el versículo, claramente. Es decir, recuperar la imagen que una vez tuvimos y se desfiguró por el pecado.

UN LLAMADO ESPECIAL

Romanos 8:28 al 32 es un texto que debería hacernos reflexionar en lo siguiente: ¿Estoy tratando de ser semejante a esa santa imagen de Dios en cada cosa que hago en el día? Hace falta nacer de nuevo, con la ayuda del Espíritu Santo. Ya nacimos corpóreamente con una naturaleza inclinada hacia el mal. Sí, es lo que heredamos de nuestros antepasados. Cuando Adán pecó, la raza humana comenzó a degenerarse. Pero, gracias a Jesús (a quien en el libro de Romanos se llama “el segundo Adán”), tenemos una nueva oportunidad (Rom. 5:1221). Él quiere renovar cada día nuestra vida con el “nacimiento espiritual”. ¿Te has sentido especial alguna vez porque alguien te llamó? Un profesor, para darte una buena nota; tus padres, para felicitarte por algo; o esa señorita que te gusta, para contarte alguna cosa. Es lindo que nos llamen, que nos elijan, que nos tengan en cuenta.

Así sucede con Dios según el texto de Romanos 8:28 al 32. Él nos llama para salvarnos. Al responder a ese llamado cada día, iniciamos un cambio en nuestra vida, un proceso que la Biblia llama santificación y que es algo constante (1 Cor. 15:1, 2).

Sí, es un desafío. Pero no te olvides de que tendrás la gracia de Dios, estarás justificado y estarás en el camino a la “glorificación”. ¿No es emocionante?

Levanta tu mirada y apúntale a la banderita. La banderita de Pablo, y también la mía y la tuya.

Hoy es otro día para ver este objetivo. Fuiste creado para cumplir propósitos muy elevados, y no para ser desechado como los cubiertos descartables de un transporte de pasajeros. ¡Nos vemos en la próxima estación! ¡Nuestro viaje sigue en marcha!

Por Lautaro e Isaías Silva, creadores de “Twins Ministry” en YouVersion Bible App. Lautaro es capellán en el Instituto Adventista de Los Polvorines (Bs. As., Argentina) e Isaías estudia Teología en la Universidad Adventista del Plata.

@losmellissilva

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