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Cristianos en el punto de mira
“Soy trigo de Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras para llegar a ser pan limpio de Cristo”, escribió San Ignacio de Antioquía antes de ser arrojado a los leones en un foso romano, probablemente en el año 110 d.C. También hoy, aunque de otra manera, unos 350 millones de cristianos en el mundo sufren por su fe.
En África, los perseguidores asaltan a menudo las aldeas con ametralladoras y en motocicletas, y matan o secuestran a la gente, saquean principalmente las instalaciones eclesiales y queman casas y edificios. Los grupos terroristas yihadistas -entre los que hay ramificaciones del Estado Islámico y Al Qaeda- actúan en catorce países al sur del Sáhara. La situación es especialmente dramática en el norte y el este de Burkina Faso, un país de África Occidental donde el 40% del territorio ya está en manos de yihadistas.
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A menudo, un nombre de pila cristiano o un colgante en forma de crucifijo bastan para ser asesinado, y los yihadistas se fijan cada vez más en sacerdotes y religiosos. “Los terroristas hacen todo lo posible para aterrorizar a los cristianos, y tienen sobre todo a la Iglesia Católica en su punto de mira”, nos informa el sacerdote Étienne Bilimbo Tandama de la diócesis de Fada N'Gourma. Desde finales de 2015, dos millones de personas han emprendido la huida a causa del terror.
En la mayoría de las parroquias, los sacerdotes ya no pueden llegar a los fieles porque las carreteras están controladas por los terroristas. Muchos pueblos están aislados del mundo exterior o sus habitantes ya han huido. Allí, la radio es el único medio que permite prestar una atención pastoral. “Los creyentes están abandonados a su suerte. Por eso es necesario consolarlos a través de las ondas de la radio y llevarles la Palabra de Dios y la liturgia”, explica el P. Étienne.
Para, al menos a través de la radio, llevar alimento espiritual a los cristianos perseguidos, nos gustaría destinar 1.541.000 pesos a establecer una emisora católica en la ciudad de Bogandé, especialmente castigada.
Sin embargo, también nos han pedido encarecidamente alimento físico para los perseguidos. En la parroquia de Linonghin, en la archidiócesis de Uagadugú, 1.400 personas han encontrado un refugio del terror.
Entre ellas hay 200 bebés y niños menores de dos años.
Nosotros nos hemos comprometido a ayudar a la parroquia a asegurar la supervivencia de las familias desplazadas, y para ello queremos aportar 1.216.000 pesos para alimentos y atención médica.
Por otra parte, también hemos recibido una llamada de socorro del Obispo de la diócesis de Dori, muy castigada por la violencia, para sus 16 sacerdotes y 13 religiosas, que atraviesan grandes penurias.
A nosotros nos gustaría destinar para su sustento el equivalente a 130 pesos diarios por persona durante un año, para quepuedan seguir llevando el amor de Cristo a los fieles.
¿Queréis contribuir a aligerar algo la cruz que soportan los cristianos perseguidos en Burkina Faso?