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Será esta otra demostración de la
Comisión de la Verdad El ejemplo de verdad, convivencia, reconciliación y no repetición comienza por casa
POR: JEAN CARLO MEJÍA AZUERO
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Una comisión que busca la convivencia y la no repetición de la guerra debe ser respetada por todo el pueblo, así se piense por algunos actores que está haciendo un trabajo parcializado y que no representa a toda la sociedad.
Ese es el pensamiento que debe inspirar a cualquier verdadero demócrata en un estado social de derecho. Pero igualmente la Comisión no puede ser, como lo indica su presidente, sacralizada; primero están los seres humanos y en eso estamos de acuerdo con el Padre De Roux.
Pero es claro, ningún órgano del Sistema puede defenderse desde el corporativismo que tanto le critican a ciertos sectores. En esa línea argumentativa la Comisión debe resistir críticas respetuosas, recomendaciones y aplicar criterios de discriminación positiva frente a minorías tan evidentes, como la del sector militar y policial dentro de un contexto antimilitarista como el nuestro.
Eso es dar buen ejemplo de inclusión, por ende convivencia y no repetición. Durante décadas se ha usado el argumento de la exclusión política, en el cual creo, como causa de la violencia estructural, llamada conflicto armado.
No puede el Sistema, menos la CEV dejar el hálito en el ambiente de que hace lo mismo. Guardo fe en que el informe final no sea una repetición del publicitado Basta Ya, a todas luces excluyente, endogámico, citador de las mismas fuentes de los mismos autores, de los mismos sectores, por años y generador por tanto de todo tipo de discordias.
No obstante respetamos dicho ejercicio pero quedará para la historia como un producto parcializado. Ahora bien, es un hecho notorio a leguas que el comisionado Ospina es una minoría absoluta en la CEV, como lo son las víctimas miembros de la FF. AA. en todo el Sistema; el caso de la amnistía a Marilú Ramírez lo corrobora, como también lo expresado en algún momento desde la Unidad de Búsqueda de personas desaparecidas cuando su representante sostenía en un evento en la a universidad Externado que en el derecho internacional el único que desaparecía personas era el Estado y sus agentes. Toda una expresión revictimizante contraria a la Constitución política y al DIH. A diferencia de otros generadores de opinión, no considero que lo que prime en el Sistema sean concepciones meramente de izquierda, con diferentes matices, desde los más radicales; jamás he sido gregario, sino libre en mis opiniones y argumentos.
Creo y así se lo he expresado directamente a la CEV, que lo que prima en el actual contexto es el típico y decimonónico antimilitarismo colombiano, confundido con el guerrerismo una y otra vez; conceptos además no discernidos, pero que son usuales en los argumentos de izquierda, centro y derecha a nivel político en el país. Toda una paradoja en un estado en donde militares y policías históricamente han contribuido a la paz, mucho más que sectores civiles.
Jamás estaré de acuerdo con la forma en que me vetaron para ser coordinador de una macro región, sólo por el hecho de ser propuesto por un comisionado como Ospina y ser cercano a las FF. AA.; no obstante el uso del término «sobrecalificado» usado por el Presidente de la CEV en un diario de circulación nacional, en una entrevista para una columna de opinión en 2019.
Conozco personas con muchos más estudios y experiencia trabajando en la CEV, pero claro está afines a las mayorías que la integran. Aclaro que jamás he hecho un drama de esa singular circunstancia y he colaborado con cariño y actitud constructiva; y debo decir, he sido tratado con sumo respeto por los pro
fesionales entrevistadores. No obstante creo que imperó en la CEV el prejuicio por lo que represento para todo un sector desde hace lustros. El mejor ejemplo de exclusión consiste en la falsa creencia de que todos los cercanos a las FF. AA. representan lo mismo, de acuerdo con experiencias, historias de vida y casos específicos.
Demasiadas participaciones en comisiones de la verdad en otras, latitudes pueden «empelicular», como dicen los muchachos hoy día. Hay muchas personas de diferente ideología y posturas cercanos a las instituciones castrenses y policiales y deben ser respetados desde sus visiones. Aclaro que nuestros valores y principios jamás se han negociado y hemos señalado con autoridad moral lo que creemos que ha estado mal en esta infame guerra por parte de miembros de
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las FF. AA. Nuestra cercanía con el sector que tanto repudian las elites y contra elites de poder en Colombia, proviene de casa, de familia y uno a la familia no la niega, y en mi caso tampoco se le tapa con un «amor» mal entendido.
Son seis generaciones que desde la honestidad y la decencia han defendido al pueblo colombiano portando con honor el uniforme, como la gran mayoría de soldados, marinos, pilotos y policías.
Igualmente tampoco estoy de acuerdo con que ataquen a ciertos comisionados por sus ideas. O por su pasado en ONG y otras entidades. Específicamente con un comisionado tuve la oportunidad de trabajar académicamente desde orillas lejanas, pero con respeto; además luego de ser contraparte en escenarios judiciales internacionales.
Para mí simplemente fue un ejercicio profesional, sin rencores. Tengo amigos en todos los órganos del Sistema, además de exalumnos y personas que respeto; aclaro públicamente que he expresado mis críticas desde la máxima consideración, como lo hago frente a todos los temas.
Sigo considerando que el principal órgano del Sistema es la CEV; de ella se espera demasiado; pero no pueden aplicar lo que hemos venido conceptualizando como la teoría del hijo pródigo reforzada; es decir, tratar con especial y a veces exacerbada benevolencia, las actuaciones de los desmovilizados de FARC, y con suma dureza y radicalismo las de los agentes del Estado.
En nuestras asesorías durante el proceso fuimos insistentes en señalar que la justicia para la transición en Colombia debía partir de coordenadas diferentes a la de otras instancias y experiencias , verbigracia las de las de dictaduras, regímenes totalitarios y guerras civiles. Aquí a pesar de todo somos una democracia. Pero reconozco que muchos siguen considerando que la fuente de todas las desgracias en la guerra es el estado, la religión y un partido político.
Veremos cómo se valoran en la CEV las múltiples evidencias históricas que hemos encontrado durante años de investigación, que demuestran otras verdades poco tratadas, por ejemplo las relacionadas con las intenciones violentas importadas y que incluso se encuentran ya desclasificadas por organismos internacionales de inteligencia. Desde los años veinte del siglo anterior existió una pretensión violenta en Colombia patrocinada desde afuera.
No tengo duda, el informe final nos revelará más verdades que las relacionadas con el conflicto armado. Ojalá no se aplique una vez más la famosa frase de Foucault cuando indica que la política es la continuación de la guerra por otros medios.
La CEV debe estar por encima de todo aquello que divida en la práctica a la Nación o su tarea será en vano.