Revista Edición 105 Julio 2000

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REVISTA

ACORE

Oficinas Calle 70 No. 4-24 PBX 3450511 A.A. 77172 Bogotá, D.C. Resolución No. 001167 (Septiembre n3) Míngobiemo Resoluctón No. 0286 (Febrero /82) Tarifa Postal Reducida Res. No. 866 Vence en diciembre 2000-ISSN 0124-022

ORGANO DE LA ASOCIACION COW,tBI.Al'\A DE OFICIALFS EN RETIRO DE LAS FF. M~L

CONTENIDO

Director

EDITORIAL - Corea: De la Guerra a la Paz.................................... .3

MG. José Roberto lbáñez Sánchez Junta Directiva Presidente

GR. Rafael Samudio Molina Primer Vicepresidente

GR. Jose Manuel Belalcázar Segundo Vicepresidente

BGIM. Eduardo León Pedraza Neira Secretario General Ejecutivo

COLOMBIA- COREA 1950- 2000 - Alucución del señor presidente de Corea del sur .......................................................7 - Palabras de S.E. Embajador de Corea Kim Seung,Young .................................................. 12 - Palabras del Señor General Comandante General Fernando Tapias.................. .14

CO. Carlos Escobar Pilonieta

- Discurso pronunciado por el Señor General Alberto Ruíz Novoa ............................................... 16

Vocales

- Operación Nómada Brigadier General Raúl Martínez Espinosa............20

CO. Luts Ernesto Cortés Ahumada CO. José Antonio Romero Velasco CO. Gustavo Enrique Rosales Ariza TC. Víctor Fabio Robayo Cortés CO. Rodrigo Arenas Pinilla MY. José Joaquín Avila Mora MY. Carlos H. Espinosa Arguello MY. Roberto Femández Guzmán CF. Luis Vugilio Avella Díaz CF. Gustavo Malagón Londoño CO. Pastor Duarte Hemández CO. José Plutarco Gómez García

- Asalto al cerro Chamizo Sangyang-Ni Coronel Francisco Caícedo Montúa.......................25 - Ataque al cerro 400 ''Operación Climber'' Coronel Mario N. Bernal Avella.............................29 - Yo era el asta Brigadier General Gabriel Puyana G..................... 36

Revisor Fiscal

CO. Guillermo Rodríguez Guzmán Consejo Editorial

GR. Alberto Ruiz Novoa MG. José Roberto Ibáñez Sánchez MG. Lisandro Barrera Rey BG. Gabriel Puyana García

- La Patrulla final que pudo haber sido la última patrulla Capitán de Navío Julio C. Reyes Canal................. .39 - Acción Bárbula cerro 180 Sargento Segundo Isaac Vargas C ........................ .42

Director Editorial

Jaime A. Cubillos C.

- Defensa del puesto avanzado ''DALE'' Mayor Alvaro Perdomo Pujo................................. .47

Diseño e Impresión

Editorial Marbella Ltda. Telefax: 293 8955 Las ideas y tesis expuestas por los autores de los artículos publicados son de exclusiva responsabilidad de estos y no reflejan necesariamente el criterio de la Asociación.

- Testimonio de ''Oid Baldy" Sl. Veterano Ricardo Silva .................................... .49

JUUODEL2000

EDICION JOS


UN ITINERARIO DE GUERRA


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EDITORIAL

COREA: DE LA GUERRA A LA PAZ

Señalada con el lánguido calificativo de "Guerra Olvidada", la reciente conmemoración de los 50 años del inicio del conflicto de Corea, invita a formular una serena reflexión acerca de este país situado en la región noreste del continente asiático a fin de conocer sus vicisitudes vividas a lo largo del siglo pasado, para poder avalar su proyección actual en los destinos de los pueblos que allí participaron y en el entorno mismo de su propio porvenir, dentro del ámbito mundial. En tal sentido creemos que resulta necesario precisar que si bien es cierto que esta guerra no termina aún, pues la paz no se ha ftrmado todavía con las exigencias que demanda el protocolo universal, ofrece consideraciones de mucha significación para los 20 paises extrarJjeros en ella involucrados, para Colombia tiene interés muy especial por la circunstancia particular de su presencia militar, en operaciones terrestres y navales cumplidas en aquellas lejanas latitudes orientales, como único país latinoamericano que contestó al llamado de la Organización de las Naciones Unidas para atender aquellos compromisos de ayuda y defensa de la libertad y soberanía de los paises que la integran, dentro de los cuales Corea del Sur al igual que nuestro país lo siguen siendo.


En igual forma conviene anticipar que pese a tratarse de una guerra, en toda la extensión que lo demandan sus exigencias de combate, en estas cortas líneas editoriales solo haremos referencia a sus motivaciones político estratégicas sin entrar al detaUe de operaciones cumplidas por los .Ejércitos movilizados, dado que solamente esta Revista somete a consideración algunos episodios de armas en que participaron nuestro BataUón de Infantería No. 1 Colombia y las fragatas Almirante Padilla, Almirante Brión y capitán 1bno, en los respectivos teatros de guerra del lejano oriente.

Bajo esta premisa o condición, pues, haremos un brevísimo resumen acerca de las duras experiencias sufridas por el pueblo coreano durante el siglo XX para tratar de comprender su penosa realidad actual al verse dividido absurdamente por unas coordenadas intangibles que desmembraron sus espacios terrestre, marítimo y aéreo a la vez que, y esto es lo más grave y ominoso, encontrarse enfrentado entre si por causa de un equivocado tratamiento político gestado por las propias potencias vencedoras al término de la segunda guerra mundial (1939-1945), cuando se buscaba y se ofrecía su nueva independencia a este pueblo. De origen milenario, como quiera que su historia hunde raíces en los periodos paleolítico, neolítico y edades geológicas del bronce y el hierro, el siglo XX sorprendió a Corea en una coyuntura muy particular que lo hizo caer ingenuamente en garras del Japón luego de la guerra Ruso-Japonesa, a cuyo término como vencedor (1904-1905) y bajo el astuto artificio de buscar defenderla de las ambiciones de dominio por parte de Rusia y de la China Comunista, logra convencerla para fzrmar un protocolo en agosto de 1910, que condujo luego al1tatado de Anexión a fin de '1'\segurar el bienestar y prosperidad del pueblo coreano y proteger las personas y propiedades extraryeras" quedando con ello hipotecada su soberanía y convertida en colonia Japonesa durante 36 años de férreo dominio y explotación que suscitó, el1ro. de marzo de 1919, un conato de liberación que fue duramente reprimido por Japón. Años estos de difíciles pruebas para el pueblo coreano, creyóse que habrían de terminar al fmalizar la segunda guerra mundial con la rendición incondicional del Japón. Pero no fue así, infortunadamente, por el error inexcusable de haber señalado, en "una noche de fatiga y por aquellas decisiones de debilidad", el paralelo 38° N. como línea divisoria a fin de permitir que Rusia controlara dicha rendición al norte y .Estados Unidos al sur de la península, tal como se venía haciendo al este y


oeste de Alemania, en una equivocada muestra de con[tanza que anunciaba su futw"a unificación, la cual no se cumplió por la discrepancia de criterios de Estado entre las potencias comprometidas en este propósito. Hábiles políticos los rusos a nada se opusieron inicialmente, para después mostrar sus verdaderos proyectos de dominio que condt{jeron a la construcción del muro de la infamia en Berlín y al sarpazo invasor sobre Corea del Sur el25 de junio de 1950 el cual mantiene, quien sabe aún por cuantos años más, dividida a Corea y con una zona desmilitarizada en sus fronteras, a partir de la fuma del armisticio de Pan Mun Jon el mes de julio de 1953. Lo expuesto a este respecto, permite constatar la diferencia de actitudes adoptadas por los aliados vencedores, la cual significó para Corea un nuevo e ingrato capítulo en su historia al ver rota su unidad territorial, tan celosamente custodiada a través de sus muchos siglos de existencia, por causa de un desbalance de poder establecido entre las partes, pese a haberse constituido desde un principio una comisión mixta, a título de gobierno provisional para facilitar el tránsito a su propio gobierno a Corea, lo cual fue desconocido por Rusia precipitando la confrontación norte sur sobre la vertical del paralelo 38°/"f. Contribuyó, sin darse cuenta a ello el gobierno de los Estados Unidos al retirar del teatro de guerra la mayor parte de sus tropas, en tanto que el gobierno Ruso hizo lo contrario reforzando sus efectivos en el norte, hecho que le permitió establecer un poder de combate superior para tomar la iniciativa, como en efecto sucedió cuando menos se esperaba. En igual forma contribuyó la equivocada apreciación de los Estados Unidos al declarar que para su seguridad no tenía mayor significación esta península, lo cual fue sabiamente explotado por Rusia al crear una alianza con Corea del Norte, para ganar con ello el dominio de Asia restando, en cambio, su valiosa influencia allí los Estados Unidos, por falta de visión geopolítica y criterio estratégico.

Frente hoy a una realidad aquilatada a lo largo de 50 años, permite analizar el contraste de dos principios de gobierno y dos formas de vida perfectamente opuestas y de[midas por los sistemas Democrático y Comunista, muy evidentes en las dos Coreas, al igual que lo fueron en Alemania hoy unificada, pues mientras Corea del Sur ha logrado establecer un régimen de libertad y de progreso que la coloca a


la cabeza de los países Asiáticos e industrializados del mundo, Corea dell'forte ha vivido situaciones de recesión y de pobreza y solo ha fortalecido su aparato militar, con capacidad nuclear, como muestra de amenaza latente para los países democráticos. Pueblo de grandes virtudes el coreano, no ha olvidado sus valores ancestrales y su mandato a consolidar los más altos destinos. Se yergue hoy por ello Corea del Sur como uno de los tigres del Asia en busca de unificación a través de acercamientos que han permitido renacer vínculos familiares e intercambios que, poco a poco, habrán de fructificar positivamente para concretar esta justa aspiración. Para quienes tuvimos ocasión de luchar a favor de Corea del Sur y vemos con sincero afecto su desarrollo alcanzado, ojalá ello sea así para la mayor grandeza de este país de la "calma matutina". Esta ligera apreciación acerca de los {actores político estratégicos que precipitaron la guerra en la península, permite concluir que no habrá paz estable en este mundo mientras prevalezcan las ansias de poder y de dominio a ultranza entre los pueblos por la ambición desmedida de sus gobernantes y por la imposición de sus credos políticos, contra toda consideración o conveniencia colectiva. Al cerrar estas notas no es ajeno a nuestro sentimiento de buenos colombianos establecer, así sea por ejercicio, un ligero paralelo entre lo vivido por Corea del Norte en la segunda mitad del siglo XX y lo que estamos presenciando y soportando aquí, ante una creciente y azarosa situación de inseguridad, desempleo, corrupción y pobreza y ante tantos engaños repetidos por una subversión izquierdista y prepotente que busca el poder, utilizando todas las formas de lucha, contra una sociedad indefensa y atemorizada .... Iremos, con el paso del tiempo, a vivir bajo la férula que nos viene amenazando?.... Seremos capaces de restablecer, algún día, la autoridad y el orden social hoy afectados?... Podremos devolver a nuestros hijos la "Colombia grande, respetada y libre" que conocimos y seguimos anhelando? .....El Dios de los .Ejércitos nos ampare y permita consolidar el bien común, indispensable a todo Estado que busque el mejor destino y beneficio de su pueblo.

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.(r)JoséJ~ esidente (e) ''ASOVECOR''


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ALOCUCION DEL SENOR PRESIDENTE DE COREA DEL SUR CONMEMORACION NACIONAL DEL 50 ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA GUERRA DE COREA

En esta ocasión del 50 Aniversario del inicio de la Guerra de Corea, me gustaría primero y ante todo orar por aquellos que dieron sus vidas por la defensa de nuestra tierra y humildemente rendirles el mayor tributo. Mis más sentidas condolencias van para todos aquellos que fueron heridos física y espiritualmente en la guerra. También oro por las almas de otros ciudadanos inocentes que fueron victimados por la guerra, pero mi oración especial va para aquellos muertos en acción. Me siento profundamente en deuda con todos los hombres y mujeres valientes que participaron en la Guerra. El motivo de la Guerra de Corea no fue simplemente introducir el comunismo en Corea del Sur; era un complot stalinista para llevar el comunismo a la región del Asia-Pacífico incluyendo a Japón. En concordancia, la

razón por la que nos hemos reunido aquí hoy y elogiamos a los compatriotas caídos es clara. Ellos jugaron un papel decisivo protegiendo esta tierra y conteniendo la expansión del comunismo alrededor del mundo. En este momento, nuestras Fuerzas Armadas están llevando a cabo diligentemente su misión de salvaguardar la nación. Razón por la cual el país goza de estabilidad y la gente vive con un sentido de seguridad. Conjuntamente con ustedes me gustaría animar a nuestras Fuerzas Armadas y aplaudir con entusiasmo su gran esfuerzo y dedicación.

Compañeros Coreanos, Atravesamos la trágica y fratricida Guerra de Corea. Incontables personas murieron y la tierra fue devastada. Porqué tenía que ocurrir la Guerra?

La razón fue, ante todo, que nuestra tierra había sido dividida en Norte y Sur y ambas partes se confrontaban mutuamente con armas y espadas.

Cuál fue la causa de la división? La causa fue el imperialismo japonés. Cuando los japoneses fueron derrotados, los Ejércitos de la Unión Soviética y de los Estados Unidos ocuparon las partes norte y sur respectivamente; este fue simplemente el periodo subsiguiente al imperialismo japonés. Y de nuevo, porqué estábamos sometidos al dominio japonés? Por supuesto, deploramos a los japoneses por su agresión. Sin embargo, una causa fundamental se enlaza con nosotros. A finales del siglo XIX. cuando la corriente de la civilización occidental se dirigió hacia el este, lo que se requería de nosotros era mantener la unidad nacional y abrimos al


mundo de la modernización. Los japoneses siguieron la tendencia de los tiempos y triunfaron. Pero nuestros ancestros ignoraron el llamado del tiempo. Ese fue el comienzo de los 100 años que se caracterizaron por nuestro debilitamiento del poder nacional, la subsecuente sumisión al dominio japonés, la división de la tierra, la guerra fratricida y el interminable estado del cese al fuego. Debemos damos cuenta de que la causa raíz de la Guerra de Corea, también, fue la actitud equívoca de nuestros ancestros en el siglo XIX. Me gustaría que se unieran a mí en una firme promesa hoy. No nos permitamos nunca más ir en contra del curso de la historia, especialmente ahora en el siglo XXI cuando los cambios más radicales están tomando lugar en la historia humana. Cuál es entonces el llamado histórico de los tiempos hoy? Primero que todo, la historia nos exige que nos adaptemos agresivamente al siglo XXI; hoy, la época industrial está dando paso a una era de conocimiento e información. En el futuro, el conocimiento intangible, la información y la creatividad cultural formarán el núcleo de la actividad económica global más que los elementos tangibles tradicionales de capital, trabajo y tierra. Nuestra adaptabilidad a la nueva era y el desarrollo resultante decidirán nuestro futuro. Nosotros los coreanos tenemos los estándares más altos de educación y creatMdad cultural, algo raro de ser encontrado en la historia de la humanidad. Estos son valiosos puntos a favor para crear una nación de primer orden en esta época de conocimiento e información. Debemos concentrar nuestras fuerzas para desarrollar este potencial nacional completamente. Como segunda parte, la historia requiere que nosotros promovamos la paz, la reconciliación y la cooperación entre toda la nación coreana. No debe haber otra guerra entre el pueblo coreano, en cambio debemos perseguir la coexistencia y la coprosperidad a través de la armonía y la cooperación.

Eventualmente, debemos lograr la unificación pacífica. Este es el llamado de la historia para nosotros. Hasta que la unificación sea de hecho lograda completamente y una garantía firme de paz sea concertada, no podemos damos posibilidad de descansar. La paz firme debe ser sostenida; la paz puede ser garantizada solamente a través de una estricta postura de defensa. Enfatizo que no debemos permitir la más mínima brecha en nuestra posición de seguridad. Cuando continuemos desarrollando la democracia, construyendo un país fuerte en conocimiento e información, y persigamos la reconciliación y la cooperación Sur-Norte con una firme determinación de alcanzar la unificación, habremos hecho algo para conservar el espíritu de sacrificio de nuestros héroes caídos. Honorables ciudadanos, En este 50 Aniversario de la Guerra de Corea, estoy conmovido con emoción, principalmente porque recientemente visité Pyongyang para la importante Cumbre Sur-Norte. Por primera vez desde que el país fue dividido hace 55 años los líderes del Sur y del Norte se encontraron y compartieron la idea de que las dos partes deberían trabajar en el camino de la reconciliación y la cooperación y establecer el asunto de la unificación pacíficamente. Los resultados de la Cumbre fueron proclamados a los 70 millones de coreanos y al mundo entero. Mi visita a Pyongyang es sólo el comienzo. Me siento orgulloso del hecho de que los dos líderes demostraron al mundo que son capaces de discutir formas de promover la estabilidad y la prosperidad de los 70 millones de coreanos, trascendiendo las diferencias en ideología y formas de pensar, y que continuaremos cooperando y actuando. Mi vista a Pyongyang fue un evento histórico que atrajo los ojos detallistas de los coreanos y de otros pueblos alrededor del mundo. Fue afortunado para mi tener tan significativo nivel de logros.


El Sei'lor prc~i<lente de Corea del Sur 1\im Dac-Jung ~e <lil igc a la muchedumbre con motivo del 50 aniversario del inicio de la Guerra de Corea. A ella solicita vivir con seguridad y en prosperidad aún si la unificación se retraza.

Cuando me embarqué en la visita a Pyongyang, reafirmé que mi deseo del viaje era para detener otra guerra en la península coreana, instituir la paz permanente aquí y promover el intercambio y la cooperación entre las dos partes para que sus gentes puedan vivir con seguridad y en prosperidad aún si la unificación se retrasa. Tan pronto como salí del avión, tomé un tiempo para mirar alrededor. Pensé para mí •esta es la misma tierra donde nuestros ancestros están sepultados y la gente son nuestros propios hermanos y hermanas». Luego,

me encontré haciendo una gran reverencia en mi corazón. De la Cumbre de Pyonyang, las relaciones intercoreanas comenzaron a mostrar una actitud de cooperación y un entendimiento significativo mutuo. El Presidente K.im Jong-il y yo alcanzamos un acuerdo substancial al efecto de que los dos cooperaríamos constantemente para lograr la coexistencia pacífica, los intercambios pacíficos y la unificación. El Sur y el Norte también acordaron establecer los asuntos de la Nación Coreana inde-

pendientemente. «Independientemente• aquí no es el mismo término que Corea del Norte ha estado usando tradicionalmente para significar «excluir a las fuerzas extranjeras». •Independientemente• significa que las dos parte decidirán nuestro destino mientras mantienen las relaciones amistosas y de cooperación con el mundo, especialmente las cuatro potencias vecinas, incluyendo a los Estados Unidos, Japón, China y Rusia. Pienso que ambos compartimos un entendimiento y sentimientos en el significado de •independientemente• que de nuevo implica mantener la independencia dentro del marco de la co-


operación con la comunidad internacional. En concordancia, continuaremos manteniendo la c<X>rdinación firme con los Estados Unidos y Japón. Al mismo tiempo, mantendremos relaciones cercanas con China y Rusia. En este contexto, le dije al Presidente Kim Jong-il que así como Corea del Sur se lleva muy bien con China y Rusia mientras mantiene relaciones cercanas con los Estados Unidos y Japón, no hay razón por la cual Corea del Norte no pueda llegar a ser amigo de los cuatro. Expliqué que era la única forma de que la península alcanzara la paz sin necesidad de preocuparse de las superpotencias mientras la cooperación SurNorte permanezca siendo el núcleo de la paz. Ambos también encontramos ideas convergentes en la fórmula para la reunificación. Hasta ahora, el Norte ha insistido en inicialmente formar un sistema federal entre las partes. Sin embargo, su propuesta más reciente nombrada como una forma relajada de federación, representa un cambio mayor y permite a cada parte controlar su propia defensa nacional y extranjera y asuntos internos. En el pasado, el Norte ha sostenido que el gobierno federal debe controlar la defensa nacional y las relaciones exteriores de la península coreana entera. Ahora, eso ha cambiado. Bajo la propuesta de federación relajada del Norte, el gobierno federal será simbólico y no tendrá poder real.

La nueva propuesta de Pyongyang es muy similar a la del Plan de confederación Sur-Norte del Sur para inicialmente formar «una nación, dos gobiernos independientes y dos sistemas». Nuestro plan de confederación estipula que los gobiernos actuales en ambas partes mantendrán los mismos derechos pero formarán nuevas organizaciones consultivas para manejar el proceso de unificación. Es decir, ambas partes instituirían una conferencia Norte-sur de líderes máximos, una conferencia ministerial Norte-sur y una conferencia parlamentaria Norte- Sur para implementar paso a paso solamente aquellas provisiones que fueron acordadas completamente por ambas partes. El plan de confederación ha sido mantenido consistentemente por nuestro gobierno desde 1989.

En este contexto, le dije al Presidente Kim Jongil que así como Corea del Sur se lleva muy bien con China y Rusia mientras mantiene relaciones cercanas con los Estados Unidos y Japón, no hay razón por la cual Corea del Norte no pueda llegar a ser amigo de los cuatro. Expliqué que era la única forma de que la península alcanzara la paz sin necesidad de preocuparse de las superpotencias mientras la cooperación Sur-Norte permanezca siendo el núcleo de la paz. Ambos también encontramos ideas convergentes en la fórmula para la reunificación. Hasta ahora, el Norte ha insistido en inicialmente formar un sistema federal entre las partes. Sin embargo, su propuesta más reciente nombrada como una forma relajada de federación, representa un cambio mayor y permite a cada parte controlar su propia defensa nacional y extranjera y asuntos internos. En el pasado, el Norte ha sostenido que el gobierno federal debe controlar la defensa nacional y las relaciones exteriores de la península coreana entera. Ahora, eso ha cambiado. Bajo la propuesta de federación relajada del Norte, el gobierno federal será simbólico y no tendrá poder real. La nueva propuesta de Pyongyang es muy similar a la del Plan de confederación Sur-Norte del Sur para inicialmente formar «una nación, dos gobiernos independientes y dos sistemas». Nuestro plan de confederación estipula que los gobiernos actuales en ambas partes mantendrán los mismos derechos pero formarán nuevas organizaciones consultivas para manejar el proceso de unificación. Es decir, ambas partes instituirían una conferencia Norte-Sur de líderes máximos, una conferencia ministerial Norte-Sur y una conferencia parlamentaria Norte-Sur para implementar paso a paso solamente aquellas provisiones que fueron acordadas completamente por ambas partes. El plan de confederación ha sido mantenido consistentemente por nuestro gobierno desde 1989. Imaginen que el Sur y el Norte reconectan solamente 20 O .30 kilómetros de las vías férreas faltantes entre ellos. Eso significaría que ustedes podrían abordar el tren en Pusan o Mokpo, viajar


a través de la China o la Provincia Marítima de Siberia y alcanzar el camino hacia el Asia Central y así hasta París. Significaría que una nueva vía férrea había sido creada entre Asia y Europa. No solo eso, habría un drástico incremento en los intercambios culturales, artísticos y científicos, deportivos y turísticos. Cuando eso ocurra, las dos partes podrán caminar en la misma dirección para recuperar la identidad nacional, apoyarse y ayudarse mutuamente como una nación con un destino. Sobre el asunto de tropas norteamericanas asentadas en Corea, establecí mi posición claramente. Expliqué al Norte que las fuerzas armadas de los Estados Unidos permanecerán hasta que un completo sistema de paz sea dispuesto en la península coreana. 'También le dije a Pyongyang que las tropas de los Estados Unidos serán necesarias en la península aún después de la unificación con el fin de mantener el balance de poder en el noreste de Asia. El Norte mostró un substancial entendimiento de mi explicación de la necesidad de tropas americanas. Estoy reportándoles esto como el mayor logro durante mi visita a Pyongyang. Si los 100.000 hombres norteamericanos en Corea y Japón se retiran, la seguridad y la balanza de poder en la Península Coreana y Asia del Este y el Pacífico se verán seriamente afectados. Tengo que decirles que la presencia continuada de tropas norteamericanas de los Es-

tados Unidos es compatible con nuestro interés nacional. A través de mi estadía en Pyongyang, siempre enfaticé a los líderes del Norte la importancia de la implementación. Esto es porque nada substancial ha ocurrido en el camino de llevar a cabo acuerdos previos desde el Comunicado conjunto del 4 de Julio, que fue anunciado hace 28 años y el Acuerdo Básico Sur-Norte que se forjó hace 8 años. 'También anoté la necesidad de en realidad poner en práctica las reuniones familiares y los intercambios culturales, deportivos, económicos y otros, lo cual será relativamente más fácil de hacer. Le düe a las autoridades de Pyongyang que el asunto de suma importancia es abstenerse de la confrontación armada y reducir los actos hostiles recíprocamente. El Presidente Kún Jong-il apoyó de corazón mi posición en este asunto y ordenó el cese inmediato de una emisión difamatoria en contra del Sur que ha sido continua en primera línea. Nosotros tomamos actitudes similares. Cuando un Comité Militar Bilateral se forme en el futuro, las dos partes discutirán la reducción de la tensión, la no-agresión y otros aspectos considerando la paz. Debemos permitir que los 70 millones de coreanos vivan libres del temor de la guerra. En Pyongyang, enfaticé que si otra guerra estallara sería diferente de la que ya tuvimos. Si

eso ocurriera, la nación entera sería diezmada por el uso de armas de destrucción masiva extremadamente avanzadas. No debemos soñar nunca con la unificación por medio de la absorción del otro. El único camino para la supervivencia nacional es a través de la coexistencia pacífica, el intercambio pacífico y la unificación pacífica. El Norte expresó sus sentimientos compartidos en este asunto. Queridos ciudadanos, veteranos del país y el exterior y miembros de las familias afligidas, El Junio trágico que dejó una marca indeleble en nuestra historia, está cambiando lentamente en un Junio de esperanza.

Está cambiando en un tiempo donde la noble causa de las víctimas de la guerra será llevada a cabo. La lección preciosa que estamos aprendiendo de la Guerra de Corea es que tenemos que garantizar que nunca levantaremos armas ni espadas de nuevo en contra del otro, pero si, en cambio, trabajaremos juntos, haremos intercambios amistosos, cooperaremos y trataremos de entender al otro. Cuando hagamos eso, confío en que eventualmente habremos reclamado los 1300 años de historia de vivir como un pueblo unificado.

De mi parte, me esforzaré por conducir el camino hacia la paz, la cooperación y la unificación con todo mi corazón y esfuerzo. Espero ser bendecido en este proceso con su apoyo activo y participación.


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COLOMBIA - COREA 1950-2000

PALABRAS DE S.E. EL EMBAJADOR DE COREA, KIM SEUNG,YOUNG CEREMONIA DE CONMEMORACION DEL 50 ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA GUERRA DE COREA

Como representante de mi gobierno ante Colombia, es un gran honor para mí asistir a este solemne acto para conmemorar los 50 Años del inicio de la guerra de Corea con la presencia del Sr. Presidente Andrés Pastrana Arango, en esta prestigiosa Escuela Militar de Cadetes de larga historia y contribución al país. El 25 de Junio de 1950, las tropas norcoreanas invadieron el territorio de Corea del Sur, cruzando el paralelo 38. Esta invasión generó la reacción mundial porque amenazaba la paz y la democracia, no solo de la región, sino también del resto del mundo. Respondiendo al llamado de las Naciones Unidas, 20 países acudieron desde 5 continentes del mundo para defender la libertad y la democracia de Corea. Colombia era uno de ellos. Durante los tres años de la guerra sangrienta, casi 5 millones de vidas de ambas partes fueron cegadas entre civiles y combatientes. De ellos, 105.000 soldados pertenecientes a la fuerza de las Naciones Unidas resultaron muertos, desaparecidos o heridos. Colombia fue el único representante de Latinoamérica en este conflicto, sufriendo el sacrificio de más de 200 fallecidos o desaparecidos y casi 600 heridos. El pueblo coreano no olvida

las acciones heroicas del Batallón Colombia en la Batalla del Old Baldy, en la Operación Nómada y en la Batalla de Kumsong, donde se destacaron por la valentía y la fuerza de un Ejército organizado. Los coreanos tampoco se olvidan que detrás de la democracia y la prosperidad que la República de Corea está gozando hoy, yace el sacrificio de los hijos del pueblo colombiano. Después de 50 años de la guerra, importantes cambios están ocurriendo en la Península Coreana. La semana pasada se realizó una histórica cumbre entre el Presidente Kim Dae, jung de la República de Corea y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-il, la primera desde la división de la Nación hace 55 años.

El camino hacia la reunificación de Corea aún parece largo y dificil, pero la cumbre ha dado un gran paso adelante. Las ayudas y los sacrificios que han brindado los países amigos como Colombia, para defender la paz y la democracia de Corea, ya han comenzado a fructificar. Colombia se encuentra, en este momento, en una dificil situación y al igual que Colombia sintió nuestro dolor, los coreanos sentimos el de los colombianos. Ambas naciones nos encontramos


ción para dejamos ver el valor y sacrificio de los soldados colombianos en los campos de batalla coreanos. Esta exhibición fotográfica se presentará durante el resto del año en las ciudades de Bogotá, Cali, Cartagena, Medellín y lblemaida, donde esperamos la visita de sus familiares y amigos.

El Capellan del Batallón de Infantería Colombia en la línea de combate cumpliendo su misión.

una vez más unidas en ideales comunes como los de la paz y la convivencia pacífica. Ahora, quiero pedir a Dios la bendición para todos los colombianos que cayeron en el campo de batalla durante la Guerra de Corea y rendirles mi más sentido homenaje. Finalmente, agradezco al Excmo. Señor Presidente de la República de Colombia, a las autoridades militares y civiles por darme esta oportunidad de expresar un sentimiento que no solo es mio sino también de todo mi pueblo.

Quiero agradecer a la Escuela Militar de Cadetes la oportunidad que nos ha brindado para llevar a cabo esta exhibición. Al mismo tiempo agradezco a los veteranos colombianos de la Guerra de Corea que han aportado ma terial adecuado para hacer posible una muestra más completa y a todos ustedes por estar presentes aquí. Ahora, quiero invítarlos para que observen con atención estos testigos mudos de lo vivido hace cincuenta años. !Gr<.lCÍ<lS!

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PALABRAS DE S. E. EL SBÑOR,EMBAJADOJ5 DE COREA DURANTE LA BXPOSICION F'OTOORAFICA.

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CAAflllAMOS PARA SERVIRLE MEJOil A

COlOMBIA Y AL t.IU'IDO

Es para mi un gran honor poder inaugurar esta muestra fotográfica con motivo de la conmemoración del 50 Aniversario de la Guerra de Corea. A través de esta exhibición podremos recordar los momentos más conmovedores de la Guerra que dejó un saldo de cinco millones de muertos y diez millones de miembros de familias separadas. Además podremos observar el resurgimiento de una nación que en poco tiempo, y a pesar de sus penas, logró un alto nivel económico. Colombia fue uno de los 20 países que participó en la contienda militar y la muestra de ello también se encuentra en esta exhibí-

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COLOMBIA- COREA 1950-2000

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PALABRAS DEL SENOK GENERAL COMANDANTE GENERAL, CON MOTIVO DEL QUINCUAGESIMO ANIVEKSAR.IO DEL INICIO DE LA GUERRA DE COREA

Con profundo beneplácito me corresponde el honor de interpretar el sentimiento un ánime de las Fuerzas Militares de Colombia, para rememorar una de las gestas más importantes de la historia contemporánea como lo fue el conflicto coreano, al cual estaremos asociados por siempre, ya que la decidida como reconocida participacion de G.:>lombia en este episodio bélico de la postguerra, continúa hoy bajo el escrutinio riguroso de los historiadores, sociológos y analistas políticos que siguen explorando las causas y consecuencias del mismo, buscando registrar de la manera más serena y objetiva la crónica de la humanidad en el pasado milenio.

Respetemos pues los diversos estudios y opiniones que sobre el tema se han bosquejado y se continuan proyectando, para destacar, como hoy nos corresponde hacerlo, la participación de las tropas colombianas dentro del mismo, las que escribieron indudablemente una de las más beLlas páginas en su itinerario castrense, y que hicieron, con su sangre y con su espíritu que el nombre de Colombia resonara en esas lejanas latitudes, siendo pronunciado con el máximo respeto y la más cálida deferencia. Remontar así el quincuagésimo aniversario del inicio de la guerra de Corea, conflicto que com-

General Fernando 'Japias Comandante Oeneral de las fuerzas Militares


prometió nuestro esfuerzo, ya que nuestras tropas, por decisión del gobierno de la época se encaminaron a esas nobles tierras que la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos sólo habían escuchado entonces de los labio de los catedráticos y novelistas, para cumplir serios compromisos internacionales que implicaban la defensa del muy caro principio universal de la autodeterminacion de los pueblos, el cual, había sufrido notoria violación frente al sentimiento y al concierto de todas las naciones civilizadas del orbe.

De allá regresaron curtidos , plenos en esperanzas y ensueños para desempeñarse como los eficientes oficiales e instructores que fueron, como también los líderes naturales de nuestra estructura militar que de hecho los reconoció como tales.

Allá se encaminaron nuestras tropas, atravesando el océano Pacífico, formando una decidida cohorte de soldados y de marinos, los que bajo el estandarte y las banderas de las Naciones Unidas lograron con ingentes sacrificios y valor supremo galvanizar los inveterados conceptos de la gloria y el heroísmo.

Qué no hablar de los bizarros soldados y marinos que despertaron la admiracion de propios y de extraños, y cuyas hazañas por todos destacadas quedaron registradas por siempre en las mejores y las más gloriosas páginas del valor y de la gloria humanas.

Los nombres de sus jefes y comandantes permanecen y permanecerán siempre vivos en nuestro recuerdo, como son los del señor Coronel Jaime Polanía Puyo, y de su reemplazo el señor Coronel Alberto Ruiz Novoa, del Capitán Reyes Canal, comandante de la fragata Almirante Padilla, nave insignia de nuestra Armada que junto al batallón Colombia cumplieron un papel tan destacado en esas lejanas áreas. Allí recibieron el bautismo de fuego noveles oficiales de nuestro ejército nacional, los que acrisolaron su talante militar y se hicieron veteranos eximios de la guerra como de la paz.

Ello mismo puedo predicar de los suboficiales, marinos y técnicos de las distintas especialidades cuyas experiencias fructificaron tan decididamente en los consecuentes progresos que después alcanzarían las Fuerzas Militares en su futuro itinerario.

Por ellos, por todo ello estamos hoy aquí en este campo glorioso de paradas de la Escuela Militar de Cadetes «General José María Córdova• para honrar esa comentada hazaña, cantada por exceltas plumas de todos los continentes, como una verdadera epopeya que marcó un hito en la historia de la humanidad. Loor pues a esa gesta heroica y descanso y paz por siempre en las tumbas de nuestros valientes soldados, cuyos sucesores hoy también jalonan gloriosamente el camino de la paz y de la libertad en Colombia. Mil Gracias,

" HE COMBATIDO EN TRES GUERRAS: f'ENSE QUE MDA ME QUEDARIA POR VER EN EL CAMPO DEL HEROISMO Y DE LA SUFERACIO" HUMA.M; PERO CUAn EQUIVOCADO ESTABA ••.1 ME FALTABA VER COMBATIR AL "BATALLON COLOMBIA"

Oeneral BIACJ{SifflAR BRYANT,

Comandante División 24 de lnfanter(a Ejército I!stados Unidos


s"c· ~:_

COWMBIA - COREA 1950-2000

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SENOR GENERAL ALBERTO KUIZ NOVOA ,_

... CONMEMORACION DE WS 50 ANOS DE LA INICIACION DE LA GUERRA DE COREA

CEREMONIA QUE TUVO WGAR EN lA ESCUElA MILITAR DE CADETES , , , "JOSE MARIA CORDOVA" EL 22 DE JUNIO DEL 2000 El 25 de junio de 1950 las fuerzas Armadas Nortecoreanas invadieron a la República de Corea, al cruzar el Paralelo 38, límite artificial fijado en cumplimiento de la Conferencia de Yalta para dar a la Unión Soviética una zona de influencia comunista, tal como sucedió con la partición de Alemania. Así la milenaria nación coreana fue víctima de una de las "decisiones de la debilidad", como las denominó el General Mark Clark, al referirse a las concesiones hechas a la Unión Soviética por las potencias occidentales, especialmente por la influencia del Presidente Roosevelt ante la presión de José Stalin. La República de Corea ha querido darle una dimensión global a esta conmemoración que en estos días se está cumpliendo en todos los veintiún países que formaron el Ejército de las Naciones Unidas, que lle-

vó a cabo la campaña de Corea. La decisión de conformar este Ejército, la primera y más importante en la historia de las Naciones Unidas, fue tomada por el Consejo de Seguridad a petición del Presidente Truman, quién solicitó se pidiera a los miembros de la Organización prestar su apoyo a la República de Corea.

La invasión por parte de Corea del Norte, fue aparentemente provocada por el retiro de las fuerzas Militares norteamericanas que aún quedaban en Corea y por la declaración del Secretario de Estado, Dean Acheson, quién en Diciembre de 1949, declaró que la República de Corea no tenía importancia para la defensa de los Estados Unidos. Esta declaración parece estimuló al gobierno nortecoreano a invadir la parte Sur de la Península con el objeto de unificar la nación

bajo el régimen comunista. La consideración de los acontecimientos políticos sucedidos en los últimos cincuenta años del Siglo XX, muestran la decisión de enfrentar al comunismo , rechazando la invasión por parte de Corea del Norte, como la más importante resolución de tipo internacional tomada por parte de las potencias occidentales después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial. Mucho más importante que el involucramiento que llevó a la derrota en Vietnam o la guerra del Golfo Pérsico. Hoy está claro que la intervención en la guerra del Vietnam se basó en la falsa apreciación de que la caída de lndochina en manos de los comunistas reduciría lo que los estrategas del Departamento de Estado de los Estados Unidos denominaban ce) efecto dominó», en los países del Sudeste Asiático, pensando que inclusi-


ve podría extenderse hasta influir en la India. Apreciación que se basaba en la creencia que la Unión Soviética y China apoyaban a los comunistas vietnamitas.

La verdad revelada como resultado de los estudios de los últimos años, es que ya se había producido una fuerte rivalidad entre las dos potencias comunistas que impedía esta colaboración y que China no contemplaba dentro de su política una expansión hacia el Sudeste Asiático. Esta realidad se comprobó cuando después del triunfo de Jos comunistas en Vietnam, no se produjo el efecto «dominó». La Guerra del Golfo, aunque fue una decisión de las Naciones Unidas, obedeció a la convocatoria que los Estados Unidos hicieron a sus aliados para defender su supremacía en el Medio Oriente, que como ya lo había advertido claramente el Presidente Carter, es una región que es considerada por su país como de primera importancia para su seguridad nacional y sus intereses vitales.

La invasión de Surcorea por su vecino del Norte, se cumplió con el propósito de imponer el comunismo por la fuerza, en desarrollo de la política mundial de la Unión Soviética, en ese momento en la cima de su poderío. La intervención de las Naciones Unidas, liderada por la potencia norteamericana, señaló claramente la determinación de las potencias occidentales de

Los Tenientes Coroneles Polania Puyo y Ruiz Novoa, saludan al Comandante del 31 o Regimiento de Infantería Coronel Lloyd R. Moses, el4 de Julio de 1952.

impedir la imposición del comunismo por la fuerza y fue una notificación definitiva para la potencia soviética,. Puede decirse que con el fracaso de la invasión de la República de Corea comenzó la decadencia de la influencia comunista en el mundo que culminó con la disolución de la Unión Soviética. Esa importancia fue comprendida por COlombia, única nación latinoamericana que atendió el llamado de las Naciones Unidas , con la participación del Batallón COlombia y la Fragata Almirante Padilla. Cincuenta años después de esa determinación histórica, podemos sentimos orgullosos de haber contribuido al mantenimiento de la paz y la seguridad mundiales como lo expresó el Embajador de Colombia en los Estados Unidos, Cipriano Restrepo Jaramillo al Ministro de Guerra, Roberto Urdaneta Arbeláez al apoyar esta decisión.

La actuación de los oficiales, suboficiales, soldados y marineros del Batallón «Colombia» y de las Fragatas Padilla, Brion y 1bno mereció los más altos elogios por parte del COmando del Thatro de Operaciones del ~ano Oriente y del COmando del 8° Ejército al servicio de las Naciones Unidas. El Batallón Colombia recibió sendas citaciones presidenciales de los gobiernos de los Estados Unidos y de la República de Corea. Por el valor mostrado en la ofensiva de Kumsong, en Octubre de 1951, el Brigadier General Blackhear Bryan, Cdte. de la 24° División de Infantería, a la cuál estaba asignada nuestra unidad,


le dedicó las siguientes palabras:

"lfe peleado en tres guerras, he comandado y visto luchar a los mejores soldados del mundo. Yo creía que nada me faltaba por ver en el campo del heroísmo y la intrepidez humana, pero después de ver combatir al Batallón Colombia he visto a los más grandiosos y más soberbios de toda mi vida". La situación durante los dos años de permanencia en Corea fué de una intensa actividad de combate. En los patrullajes diurnos y nocturnos que eran numerosos se sufrían considerables bajas en los encuentros con el enemigo. Se cumplieron además actividades especiales como la toma del Cerro 400, la Operación Bárbula y la defensa del cerro «Old Baldy» o •Viejo Calvo•, que son dignas de especial recordación. El combate de uOld Baldy» fue el más destacado tanto por la intensidad de la lucha como por el número de bajas que sostuvo la unidad en la heroica resistencia ofrecida durante la preparación del ataque enemigo, que duró del 10 al 2.3 de marzo de 195.3, como en la defensa de la posidón durante toda la noche del día 2.3 cuando el enemigo se lanzó al asalto con fuerzas varias veces superiores a los defensores, sin importarle sus pérdidas. La heroica actuación del Batallón mereció los más altos elogios del Ministro de Guerra y de los Altos Mandos militares colombianos quiénes en mensaje especial «expresaron su compla-

cencia por la actuación del Batallón, que confirma la tradición de heroísmo, valor y abnegación de los soldados colombianos• , según las palabras textuales del Ministro de Guerra. El Batallón experimentó 1.31 muertos en combate y 10 más en accidentes con motivo y ocasión del servicio. A esta cifra se agregan 69 desaparecidos entre oficiales, suboficiales y soldados que quedaron enterrados defendiendo heroicamente la posición de «Oid Baldy». Se produjeron además 448 heridos en combate, muchos de los cuales quedaron inválidos y 162 más heridos en accidentes por causa y con ocasión del servicio. Las cifras anteriores indican que sobre un total de .3.089 combatientes que actuaron en el Batallón <!urante el período de guerra, 648 fueron muertos o heridos en combate, lo que muestra un 21 % de bajas, cifra altamente significativa. A este registro se pueden agregar 172 muertos y heridos en accidentes por causa y con ocasión del servicio, lo que aumenta el porcentaje de bajas al 26.55 % entre el personal que integró el Batallón durante la guerra. Aparte de las citaciones presidenciales ya mencionadas, integrantes del Batallón recibieron las siguientes condecoraciones individuales, del gobierno norteamericano: 18 estrellas de plata. Esta condecoración es la segunda en su categoría que se otorga en época de guerra.

25 estrellas de bronce con V, por valor, con el significado de •heroísmo•, condecoración que sigue en categoría a la estrella de plata. 9 estrenas de bronce por servicios meritorios. El gobierno de Colombia otorgó a todos los participantes en la guerra de Corea, la condecoración Estrella de Bronce. Las Fuerzas Militares de Colombia pueden estar orgullosas de quienes las representaron hace medio siglo en una guerra en la que el país participó en cumplimiento a claros compromisos internacionales, demostrando para el mundo la importancia de la recién fundada Organización de las Naciones Unidas, que en ese momento estelar organizó un Ejército con la participación de 21 naciones, que cumplió magníficamente su misión de defender una pequeña nación agredida por razones políticas. Al conmemorar los 50 años de esta «guerra olvidada» , como se la ha llamado en los Estados Unidos, la intervención en Corea ha recobrado vigencia por la comprensión de la importancia que tuvo en el marco de la defensa de la democracia contra el entonces pujante imperio de la Unión SOviética. La República de Corea es hoy una floreciente nación, ejemplo para el mundo por su renacimiento después de la postración en que la dejó la guerra, lo cuál no solamente debe enorgullecer al pueblo coreano y


a sus dirigentes sino también a los países que participamos en su defensa cuando fue atacada injustamente, porque ha quedado demostrado que el esfuerzo hecho en nombre de la libertad y la democracia no fue en vano. En esta reconstrucción de la nación coreana para alcanzar el nivel de importancia política y económica que hoy ostenta merece especial mención la actuación de las Fuerzas Mi litares de Corea , que hasta muy recientemente contribu yeron con miembros sobresalientes de la Institución en la dirección económica, política y militar del país. Quienes somos testigos de la desolación a que fue sometida Corea por la acción de la guerra podemos afirmar con autoridad que la reconstrucción de la nación no hubiera sido posible sin el marco institucional que le imprimieron los presidentes de origen militar que gobernaron a Corea hasta muy recientemente. Señor General, Cdte. General de las ff.MM., señores generales comandantes del Ejército y de la fuerza Aérea, Señor Almirante Comandante de la Armada Nacional, señores Generales y Almirantes, oficiales, suboficiales, soldados y civiles, que hoy integran la institución militar.

La gloriosa conmemoración que estamos celebrando es algo que os pertenece como integrantes de esta generación mi-

El General James Van Fleet, Comandante del SO Ejército y el Teniente Coronel Alberto Ruiz Novoa, con un grupo de soldados del Batallón "Colombia"

litar. La campaña de Corea es el legado que os dejamos quienes hace 50 años luchamos como miembros de las fuerzas Militares de Colombia en representación de la patria. Presentamos al señor General, Cdte. General de las ff.MM. y a los Altos Mandos, nuestro agradecimiento por el apoyo dado a esta conmemoración. Los que aún sobrevivimos contemplamos con admiración la dificil campaña que hoy libran ustedes, en medio de graves limitaciones de todo orden, para dominar la subversión contra el gobierno legitimo y contra la mayoría del pueblo colombiano agobiado por una situación que clama por una efectiva e integral acción del Estado para que se resuelva a usar su capacidad total, con voluntad política decisiva, para ganar la guerra y conquistar la paz que todos deseamos. Estamos convencidos que las fuerzas Militares, como lo han hecho en otras memorables ocasiones a lo largo de la historia nacional, serán la base para que Colombia supere las graves dificultades en que actualmente se encuentra. Los veteranos de Corea creemos interpretar con estas palabras los sentimientos de nuestro pueblo.


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COLOMBIA - COREA 1950-2000

PERACION NOMADA ASALTO Y CAPTURA OBJETIVOS ENEMIGOS Brigadier General RAUL MARTI!'ff:.Z ESPINOSA

INTRODUCCION Han corrido casi cincuenta años y aún en nuestra memoria cobran vida las vivencias de aquel lejano 13 de Octubre de 1951. Están tan distantes en el tiempo pero tan cerca en nuestros recuerdos que nos hemos atrevido a describir lo que quedó grabado en nuestra mente como la experiencia militar más impactante de nuestra vida.

ORDEN DE OPERACIONES Como parte de la orden de operaciones No. 5 para el batallón de Infantería COLOMBIA en Sanyangni, Corea, la compañia «C» comandada por ei'Jeniente Miguel Sandoval Solano (q.e.p .d .) recibió la misión de capturar los objetivos 23 (LA TETA) y 24 (DON POLO) en el área general de Sonbyok. se asignó esta tarea al primer pelotón comandado por el Subteniente Raúl Martínez Espinosa. En cumplimiento de la orden, el peloton inició su desplazamiento desde la línea de partida (LDP) a las H 00:00 del 1.3 de octubre de 1951. La marcha se efectuó a lo largo de una cresta, única ruta de aproximación, casi intransitable, sembrada de cadáveres enemigos semienterrados y en

captura del Cerro "La Teta"


estado de descomposicion, defendida con alambradas y campos minados que nos obligaban al caminar en hilera. Con las primeras horas del alba alcanzamos la posición de apresto sobre una explanada que nos permitió armar el dispositivo para iniciar, a orden, el asalto previsto. En la bruma de aquel amanecer, la silueta de LA TETA apareció como el objetivo esperado por quien en representación de la patria l~ana anhelaba luchar hasta ofrendar su vida si fuere necesario, para defender, aún en tierra extraña, los principios de libertad, paz y libre determinacion de los pueblos. Desde las primeras horas de la mañana y por fuera de la visual del enemigo, dada la conformacion del terreno, nos acompañaron cadáveres de los chinos calcinados por efecto de las bombas de NAPALM arrojadas por aviones propios. El hedor a carne humana achicharrada penetró en lo más recóndito de nuestro ser. Su recuerdo es una pesadilla que dificilmente podremos olvidar.

CAPTURA DE LA TETA. EL ASALTO. Hacia las H 08:00 la voz pausada y firme del Comandante de la Compañia ordenó la captura del primer objetivo, LA TETA. Un frio de muerte recorrió nuestro cuerpo y a nuestra mente llegaron las imágenes de la patria remota y de los seres queridos. Pero con la embriaguez de un líder, en un impulso sobrehumano para vencer el temor, el

espíritu de cuerpo, la mística militar y la altivez del soldado profesional, se fundieron en un bravo espíritu de combate y ordenarnos •AL ASALTO». Nuestros hombres pegados a la tierra, aferrados a los esqueletos de arbustos deshojados por el fuego de artillería o a cubierto en los cráteres dejados por ésta, hubieran querido con angustia, defender su vida y escapar a la muerte. Pero la voz de mando del Comandante del Pelotón, con la energía propia de la juventud y unas cuantas interjecciones apropiadas para la ocasión, fue un verdadero latigazo que despertó del letargo a los combatientes entumecidos ante la dificil alternativa de «vencer o morir». Entonces como fieras desbordaron su instinto de conservacion y en la alocada carrera se lanzaron al asalto. Fue una sorpresa para el enemigo. Las dos escuadras de la vanguardia y los elementos de mando del Pelotón, recibieron una verdadera andanaba de granadas de mano. Cayeron los primeros heridos, el Cabo Primero Jorge R. Vallejo Cevallos, Comandante de la Primera Escuadra, el radioperador y 4 soldados más. El Comandante del Felotón desde un cráter formado por el fuego de artillería, pudo observar cómo sus hombres se desmadejaban con las esquirlas que penetraban en su carne joven. Una nueva orden de asalto electrizó el ánimo de los colombianos y el ataque culmino en las zanjas de arrastre que abandonó el enemigo. Serían las H 08:.30 cuando el comandante del Pelotón informó aJ de la Compañia la captura de

LA TETA. En la foto que aparece en este artículo el comandante del Pelotón da parte de la captura del objetivo 2.3. Nos cabe el honor de haber sido los primeros en tomar uno de los objetivos asignados al Batallón en una demostración de hombría y coraje, con un puñado de subalternos valientes y atrevidos. En esta fase de la operacion reorganizamos el dispositivo distribuyendo los elementos de maniobra y de apoyo de fuego con 2 Escuadras en primera linea, una en reserva a órdenes del reemplazante del Pelotón Sargento Segundo Víctor Olegario vargas Porras (q.e.p.d.) las ametralladoras pesada y liviana cumpliendo misiones de apoyo de fuego sobre el Objetivo DON POLO y sobre las casamatas que a nuestro naneo izquierdo, a unas 600 yardas, eran atacadas por el segundo Pelotón de la Compañia «C» comandado por el Subteniente Bernardo Lema Henao (q.e.p.d.). Nuestro campo de fuego era privilegiado por que LA TETA estaba conformada por una altura desde la cual se dominaba casi todo el escenario de esta acción. Cuando el Comandante del Pelotón impartía las órdenes de fuego y las misiones de apoyo por cumplir, desde DON POLO empezamos, a recibir disparos de ametralladora y fusiles, amén de proyectiles de Artillería y de morteros, colocados sobre nuestro objetivo con especial precisión. De pronto y muy cerca de nosotros escuchamos un ruido sordo, como cuando se destapa una botella de champagna y al observar advertimos que el apuntador de la


ametralladora pesada ..30 agregada a nuestro Pelotón, había recibido un tiro en la cabeza y yacía muerto, bañado en sangre y abrazado al arma que tan eficazmente había neutralizado a nuestros contrarios. Ordenamos cubrirlo con su poncho y en una corta pero encendida arenga, exhortamos a nuestros soldados a vengar a este colombiano que como otros, había empapado con su sangre la tierra coreana. Si antes habían combatido con heroísmo para desalojar al enemigo de su posición, ahora enardecidos por la muerte del compañero, continuaron disparando contra los soldados chinos que a nuestra izquierda huían de las posiciones que atacaba el segundo Pelotón en la cañada de los cerros. Estamos en lo cierto que en esta acción causamos serias bajas al enemigo. Al quedar momentáneamente neutralizada la ametralladora pesada, ordenamos al cabo Segundo Alberto Giraldo cardona, apuntador de la ametralladora liviana ..30, cubrir los blancos dejados por la pesada. Giraldo se encontraba justo a nuestro lado derecho. De pronto sentimos una ráfaga de ametralladora enemiga que barría nuestra posición de derecha a izquierda. Nuestro instinto de conservación, el entrenamiento y nuestra juventud nos hicieron reaccionar automáticamente para agachamos en el preciso instante que Giraldo era cruzado a la altura del estómago por esta ráfaga. lendido en el piso de la zanja nos pidió seguir combatiendo, para lo cual desenfundó y cargó su pistola de 45 milímetros. Este acto de heroísmo, de arrojo, de mística, de espíritu de combate demostrado por un colombiano en esta cruenta guerra, debe quedar registrado en la galería de los héroes y su memoria no podrá ser sepultada en los anales de la guena olvidada. A quien esto escribe y a quien milagrosamente se salvó en tal oportunidad, solo les queda el sabor amargo de la ingratitud. La única presea para Giraldo, fue el haber regresado con vida a su querida patria, COLOMBIA. Por espacio de varias horas nuestro Pelotón, apuntalado sobre el objetivo de LA TETA, apoyó con fuego las acciones del Segundo Pelotón de la Compañía "C" que avanzaba lentamente y neutralizó a DON POLO, distrayendo al enemigo para ablandar su defensa y aliviar la presión sobre los Pelotones de la Compañía "A" comandados por los Subtenientes Francisco caycedo Montúa y Ra-

fael Serrano Gómez (q.e.p.d.) quienes a brazo partido y en combate cuerpo a cuerpo asaltaban el objetivo EL CHAMIZO.

CAPTURA DE DON POLO. EL ASALTO. Alrededor de las H 15:00 la voz metálica del comandante de la Compañía nos ordenó "CAPTURAR DON POLO", nuestro segundo objetivo ubicado al frente de LA TETA, distante por lo menos quinientos metros de ésta. Se apreciaba constituido por varias casamatas que se asomaban en el horizonte como pequeñas cúpulas rodeadas de zanjas de arrastre. Concebimos nuestro dispositivo en una forma sencilla y elemental: "La Primera Escuadra se desprende de LA TETA por su izquierda, avanza por la hondonada y captura la primera casamata". "La Segunda Escuadra se desplaza por la derecha, avanza y captura la casamata número dos. Puesto de Mando (PDM) con la Primera Escuadra. lercera Escuadra ocupa y mantiene las posiciones dejadas por las anteriores Escuadras. Las ametralladoras continúan apoyando con fuego y cubriendo el avance con el Pelotón desde su actual posición". Iniciamos el avance pegados a la tierra, aprovechando el terreno como en las mejores épocas de la Escuela Militar. Sobre el área yacían los cadáveres de los chinos dados de baja por nuestro Pelotón desde el cerro de LA TETA. Una vez sobrepasada ésta y ya en la vaguardia del cerro, recibimos fuego desde este objetivo. En una apreciación rápida el Comandante del Pelotón concluyó que las zanjas de arrastre se comunicaban con refugios subterráneos construidos en la contrapendiente de LA TETA. Para neutralizar el fuego destacamos una patrulla al mando del cabo Segundo Jorge Gutiérrez Gómez quien con creces cumplió la misión. Continuamos el avance en medio de una tenaz lluvia de fuego de armas pesadas y livianas. Thn pronto se silenciaron los fuegos defensivos de las armas pesadas, iniciamos el asalto final con los hombres que quedaban del Pelotón, diezmado hasta entonces con varios heridos entre otros el


Soldado Misael Ayala quien antes del asalto, y en un comentario premonitorio, sentenció que de tal infierno solo saldría en helicóptero. Así ocurrió en la realidad al ser herido en una pierna que por su insistente y alevoso rechazo no le fue amputada en el hospital de Tokio. En este asalto a DON POLO ocurrió lo inesperado. El enemigo desapareció.Sospecham os que se había replegado hacia el valle d e KUMSONG. Cual sería nuestra sorpresa cuando soldados del PELOTON en su malicia indígena sorprendieron a varios soldados chinos refugiados en profundos túneles desde donde, con la ayuda de granadas de fragmentación y de cable telefónico abandonado por otras tropas, fueron sacados a la fuerza. Como testimonio fehaciente de esta tarea, es la foto de un enemigo chino herido en su cueva que ilustra esta reseña. Nos causó curiosidad que este y o tros soldados enemigos mostraran signos de estar dopados y señales de haber evacuado en su desteñido y maloliente uniforme. Sobre las H 16:00 el Comandante de Pelotón daba el parte: Aquí Cota 1, capturado el objetivo DON FOLO. Novedades: un soldado muerto, tres Suboficiales y once soldados heridos. Algunas armas capturadas, entre ellas un mortero de 60 milímetros de fabricación americana. 'Tenemos la certeza que durante la noche del trece al catorce de octubre fueron evacuados soldados chinos heridos que

Prisionero del cerro ".El Chamizo"

se hicieron los muertos. Lo afirmamos basándonos en el informe de un número muy superior de bajas que la patrulla al mando del cabo Primero Emilio de Jesús cano Vinazco {q.e.p .d.) encargado del conteo de pérdidas enemigas, había reportado la tarde anterior.

OKGANIZACION DEFENSA PEKIMETKICA Una vez capturado el objetivo DON POLO procedimos a organizar la posición defensiva para lo cual fueron instalados los puestos de centinela en los refugios y trincheras abandonadas por el enemigo previa una limpieza cuidadosa que incluyó las evacuaciones de quienes acorralados por la presión de los colombianos, se vieron obligados a obrar en sus cuevas hechizas. En las primeras horas de la noche llegó a nuestro Puesto de Mando el señor capitán Numaél Parra (q.e.p.d.) acompañado por el 'Teniente Miguel Sandoval Solano {q .e.p.d.) Comandante de la Compañía "C", quien a su tumo instaló su propio PDM en la cueva abovedada que nos servía de refugio. Desde antes de iniciar la organización de la defensa perimétrica recibimos intenso fuego de artillería y mortero de varios calibres, situación que se prolongó durante toda la noche. Para nuestra fortuna, los refugiados subterráneos enemigos se constituyeron en verdaderos paraguas que nos guarecieron del fuego enemigo.


CONCWSIONES

dinarlo, la destacada eficiencia combativa y el espíritu de cuerpo demostrado por

Esta operación, Objetivo Principal del Batallón, que podernos describir como un triángulo en cuyos vértices aparecen respectivamente los dos Pelotones de la Compañía •"A" comandado por los Subtenientes Serrano y caycedo, el Primer Pelotón de la Compañía "C' comandados por el Subteniente Martínez y el Segundo Pelotón de •Ja misma Compañía comandado por el Subteniente Lema, fue el súmmum de la combinación de factores que van desde una profunda inspiración para concebir las acciones de mando y conducción con el fin de alcanzar el éxito y de intangibles como la moral, la mística, el espíritu de cuerpo, el espíritu de combate y otras tantas virtudes militares que conforman la personalidad del combatiente.

los miembros de este Batallón nos honra y en esta armonía por las más preciadas tradiciones de la profesión militar.

La misión del Batallón fue cumplida con lujos de detalles y antes de la hora prevista por el mando superior. La importancia y trascendencia de la Operación NOMADA u OFENSNA DE OTOÑO DE 1.951 ha quedado como referencia histórica en las siguientes distinciones: El Señor Presidente de los Estados Unidos Harry S. 'Iiuman concedió la Pimera Citación Presidencial al Batallón Colombia, impuesta a la Bandera de la Guerra de la Unidad por el Comandante del VIII fjército Señor General James Van Fleet. Esta citación en algunos de sus apartes dice: El Presidente de los ~sta­ dos Unidos de América ha conferido la Ci·

tación Presidencial de UNIDAD DISTINGUIDA al BataUón COlombia, por el extraordinario heroísmo en operaciones militares, contra enemigo armado del doce de octubre al veintidós de octubre de mil novecientos cincuenta y uno en Sonbyok. ~~ Batallón COlombia demostró tan Insuperable valor y tan sobresaliente espíritu agresivo en el cumplimiento de su peligrosa misión ~e se ha distinguido y ba superado a otras unidades que tomaron parte en acciones similares. EL heroísmo extraor-

Igualmente el Presidente de 1a República de Corea Doctor Syngman Rhee, concedió una citación presidencial al Batallón de Infantería Colombia al término de la operación. A su turno el Señor General James Van Fleet Comandante del VIII Ejército Aliado, en el periódico "STAK MD STR.tr.t.s de circulación en el Lejano Oriente, publicó el siguiente comunicado". Como Comandante General de las Fuerzas de las Naciones Unidas, felicito al Batallón Colombia por su sobresaliente actuación en el combate. Es interesante subrayar que el Batallón Colombia primero y único aliado de Sur América en Corea, fue también el primer elemento de las Naciones Unidas en alcanzar el objetivo vital de K.umsong. Este éxito vasta por si solo para colocar al Batallón Colombia como unidad de la más alta importancia en nuestro esfuerzo para contener la agresión comunista. El Señor General Blakshear Bryan Comandante de la 24a División de los Estados Unidos, a la cual se encontraba agregado el Bata.llón Colombia, en unas frases que le dieron la vuelta al mundo se expresó así sobre esta operación: He combatido en tres guerras, he comandado y visto luchar a los m~ores soldados del mundo, pensé que nada me

quedaba por ver en el campo del valor y de la intrepidez humana, pero viendo combatir al Batallón Colombia he presenciado lo más grande, lo más soberbio de mi vida. (las anteriores citaciones fueron tomadas del artículo LA CAPTURA DE KUMSONG, COREA.; GLORIA D~L EJERCITO Y lAS A&MAS DE COLOMBIA del señor Coronel francisco caycedo Montúa.)


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COLOMBIA- COREA 1950-2000

SALTO AL CERRO CHAMIZO SANGYANG-NI CORONEL f'RAI'fCISCO CA/CEDO MOIYTUA

La madrugada del 1.3 de octubre titilaba en continuos resplandores de la incesante artillería, cuyas explosiones delataban las siluetas de las montañas en el valle de Sangyang Ni, de nuestras trincheras que abandonamos a las tres de la mañana, y las que nos retaban en el horizonte para el cumplimiento de nuestra misión. El sendero al ascender por la pedregosa topografía, estaba en sus bonkers y refugios enemigos llenos de cadáveres chinos por doquier.

Próximos a nuestro objetivo el "A", la patrulla de exploración al mando del Sargento 2do. Rafael Hemández con sus hombres doblegados por la fatiga y la aguda pendiente avanzaban a unas 40 yardas delante de nosotros. EL silencio expectante del avance se rompió de repente por el estallido de granadas de

mano, lanzadas desde sus ocultas posiciones, que cayeron atrás de sus espaldas y el lugar por donde avanzábamos y dos de sus ametralladoras que disparaban iracundas en una hilera de cocuyos rojos que desgajaban los pinos de otoño; ellas, nos hicieron lanzamos a un refugio solitario que nos cubrió con dos de mis hombres. La antena del radio a mi lado, nos había delatado. Con toda la fuerza de mis pulmones le grité a Hernández: Repliéguese .. .! con la esperanza de verlos mover, mientras los proyectiles desmoronaban el borde del hoyo que nos protegía. Un F.A. de una de mis escuadras y sus fusileros disparaban con certeza eficacia sobre los nidos enemigos, que interrumpían su fuego momentáneamente. El duelo de las armas se incrementaba y el olor de las plantas resinosas tronchadas, se mezclaban raramente

con el de las explosiones y las venas abiertas; mi ametralladora ya había entrado en posición cercana a nuestro encierro y con el apoyo de sus metálicas cananas, saltamos a otra posición. Vigilando la cañada que habíamos atravesado al amanecer, había dejado la escuadra de Bozookas que el Batallón me había asignado, como defensa antitanque del valle Sanyang-ni en una altura dominante que acabábamos de cruzar. Uno de los proyectiles de morteros enemigos, con una pasmosa precisión cayó destrozándolos inmisericordemente, dos murieron y siete hombres quedaron mortalmente heridos. La ametralladora de mi Pelotón despedía una leve cortina de humo gris al compás de sus disparos sobre la cima enemiga, la disparaban los soldados Carlos Bravo y Alberto Belmonte a .30


Teniente Francisco A. Caicedo M., Cabo Carvajalino, Soldados Oómez y Danilo Or tiz y prisionero herido, en el asalto "El Chamizo".

yardas de nuestro nuevo abrigo; pero un chillido veloz que se intensificó ensordecedoramente al aproximarse un proyectil de los cañones chinos explotó sobre la pieza, despidiendo en los aires a sus sirvientes y partiéndola como si fuera un frágil juguete de navidad. Los guijarros de las piedras destrozadas los sentimos rebotar en los propios cascos de acero. Simultáneamente en comunicación con el Comandante de la Compañía, quien hablaba por su radio desde nuestras trincheras, a 1.600 metros atrás de nuestra área de avance, insistía o no entendía porque se demoraba en tomamos el objetivo; y recibió mi requerimiento, fruto del análisis de la calidad y cantidad de enemigo que estábamos enfrentando, que me enviara refuerzos,

pues la magnitud de contendores y sus fortificaciones, no era objetivo para la misión de un solo Pelotón. Entonces apoyados por nuestras armas automáticas y el fuego intenso de los fusiles salimos disparando y capturamos el primer objetivo, donde rindieron sus vidas nueve hombres y el resto se sentía por el moviento desesperado, arrastrándose por entre las zanjas hacia la cumbre. La tierra se humedecía de rojo, solo había un intenso olor a pólvora y el diálogo incomprensible de los camilleros coreanos evacuando hacia la retaguardia a los heridos y los muertos.

Momentos antes, varios centenares de yardas a mi derecha el Subteniente Raúl Martínez vale-


rosa e intrépidamente con su Pelotón se había tomado el objetivo de su unidad LA TETA destrozando la posición enemiga.

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A su izquierda y sobre la pendiente, un emplazamiento sólidamente fortificado había sido también aniquilado por el ataque del pelotón del Subteniente Bemardo Lema. De pronto un tropel de hombres ascendía hacia el objetivo A, que acabábamos de capturar, rompiendo las ramas muertas que había desgajado la furia de las armas; jadeante y casi as-flXiado llegó el Subteniente Rafael Serrano, en mi apoyo, quien distante a la izquierda de mi sector de ataque, no había encontrado enemigo en el objetivo que tenía por misión atacar. Y continuamos nuestro avance hacia la cumbre inhóspita y de apariencia desértica del "Chamizo" desnuda absolutamente de vegetación, tierra cárdena, piedras grandes y cráteres de bombas coronaban en franjas de 200 y más metros, la cima donde serpenteábamos como reptites, hacia su captura; únicamente un tronco con sus raíces casi desnudas estaba enhiesto sobre el horizonte. Próximos ya sobre la cumbre nos detuvo de improviso una lluvia increíble, fantástica de granadas de mano que salían a millares y explotaban salvajemente entre nubes enceguecedoras de polvo, sus ametralladoras desde varios ángulos tronaban también, apoyadas por el fuego de los fusiles orientales invisibles que hicieron rodar a varios de nuestros hombres. El poder de su defensa a lo largo de la cima parecía multiplicarse ante la respuesta nues-

tra en ese duelo de granadas soberbio e infernal sobre sus fortificaciones invisibles en la cresta; pero el volumen de explosiones pavoroso y continuo se incrementó con tal magnitud, que instintivamente, sin haber emitido ni pronunciado ninguna orden, fuimos serpenteando entre el fuego y cediendo terreno ante el castigo increíble del enemigo. Pedí fuego de artillería y de las armas pesadas del batallón argumentando la fortaleza de la posición enemiga: Hay que ablandar el objetivo.... está muy duro... transmití. Casi instantáneamente la enorme cresta de las alturas, que albergaba en mi área , la compañía reforzada china que se debatía como un coloso herido parecía convulsionarse con la furia de las armas pesadas y la artillería, al arrugar y desarrugar la colina con sus soberbias explosiones. Algunas caían casi a 50 yardas desde donde abrigados tras las piedras, sentíamos como en la mañana el choque de los guijarros sobre el acero de los cascos, que me hizo pedirle a la Santísima Virgen, que le diera a los poderosos artilleros suerte y precisión, pues tenían en sus manos nuestras vidas. Uno de ellos hizo blanco en el "Chamizo", que voló hecho astillas, quedando un muñón como recuerdo. En las pausas de fuego intermitente sus ametralladoras revivían su cortina de fuego implacable y tenaz, como si una coraza invulnerable los protegiera e hiciera caso omiso del aplastante bombardeo aliado. Como una rara paradoja del

destino, un soberbio espectáculo se apreciaba desde esas alturas sobre el valle de Sanyang-ni que corría circundando la base de la montaña donde atacábamos. Tres inmensos tanques Norcoreanos de escandalosas y sordas orugas avanzaban hacia nuestras áreas, obedeciendo las curvas del valle, con destino hacia el lugar donde los bazookas del Batallón Colombia, acababan de desaparecer. Otros tres tanques americanos con la estrella blanca, aparecieron disparando ardientemente sus cañones, entablándose un duelo pintoresco y potente de máquinas y fuerza. Con el apoyo de aviones F-4 7 que en ese teatro de terror y de sonido, clavaban desde el aire en intrépidas picadas dignas del cine, sobre los grises tanques enemigos, que en su pesado zig-zag con todo el poder de sus máquinas y gruesas estelas de tierra, trataban de evadir las rojas llamaradas de los cohetes que caían desde el aire y erizaban el valle de Sanyang-ni. Ya casi declinaba la tarde, en todo ese día de cruento combate, y seguimos aferrados a la altura, próximos a las aún deseonocidas fortificaciones chinas; nuestros heridos y los agonizantes, palpitaban en su angustia, ante nuestros ojos y el vigoroso intento de terminar con la captura del objetivo el "Chamizo". Entonces le dije a Serrano, es la hora de lanzamos al Asaltot y su respuesta sonriente fue, es la hora de la bayoneta herrnanito!. Y con la fuerza de mis pulmones después de haber distribuido y fijado las áreas de asal-


to a mis escuadras, di la orden de ataque: En nombre de la Virgen ... y por Colombia .. al Asalto! Y los hombres arremetiendo con el vigor de sus almas y el poder de los peines de los M-1 y cananas respondieron Viva Colombia .... ! avanzando fieramente con el temor de dejar la vida en cada paso. Gritándoles voces de empuje, de reto y de coraje, ascendimos ganando velozmente tres hombres la cumbre con el cabo Nolasco Espinal y el soldado Jorge Wilches.

La lluvia de granadas se hizo más débil ante la mágica furia de las nuestras y caímos a bayoneta sobre sus trincheras, en duelo cruento e inenarrable de los aceros que herían y desgarraban corazones, cada hombre estaba viviendo su propio drama con un ímpetu y fuerza incontenible, con un grito de bravura en las trincheras enemigas que se escuchaba en todas las zanjas, Viva Colombia, en ese carnaval de sangre y de victoria. cantidades de chinos con vestidos color tierra corrían deslizándose por las curvas y trincheras y caían también por nuestras armas electrizadas de triunfo, en las sólidas cadenas de sus abrigos. Una sub ametralladora Thompson seguía loca de ira y la calle con los proyectiles de mi exhausta carabina. Al saltar sobre otra posición, escuché el grito del cabo carvajalino, tiéndase mi 'Teniente que lo matan ... r La granada soviética a pocos metros no daba tiempo de correr y al lanzarme a tierra, alcancé a apretar con amor y fe infinita un cuadrito que llevé siempre en el bolsillo del pecho, y a decir iVirgencita del Socorro sálvame...! La explosión me arrojó despedido por el aire con la cara azotada dolorosamente por la arena, ante los ojos incrédulos de mis hombres, solo un hilo de sangre me mojó la media. Algunos desde sus compactas casamatas aún lanzaban granadas y empecinados con sus armas automáticas tratando de sostener sus posiciones ya en nuestras manos. Dos de sus ametralladoras rusas arrebatadas, las disparaban Los Tigres, cuyas municiones se habían agotado. Una de ellas al derrumbarse sus dos hombres con mis últimos cartuchos, la tome haciendo a un lado los cuerpos inertes, dentro de la ansiedad de esos

crucientes instantes y a pesar de que era una arma extraña, con un proveedor horizontal negro circular, ensayé dispararla hacia los chinos que aún lo hacían desde las cuevas contiguas, respondiéndome con su mortífero poder que hacía unos instantes, trataba de detenemos. Con la fatiga y la íntima satisfacción de soldado colombiano, tomé el radio y ebrio del triunfo le transmití al batallón: capturado el objetivo y Viva Colombia .. .! Eran las 4:15 de la tarde. casi escuchamos los gritos de júbilo, que desde la cima de nuestras lejanas trincheras, los colombianos lanzaban batiendo mantas, paineles y banderas. Entonces sobre un tronco enhiesto solitario que se erguía maltrecho de la hecatombe, coloqué con lágrimas de dicha el cuadrito de la Santísima Virgen del Socorro en ese escenario macabro y humeante, donde algunas venas rotas seguían tiñendo las breñas del Asia y algunos de mis hombres, se acercaron y le dieron un beso de amor y gratitud con el resplandor de una lágrima furtiva. lteinta y ocho cadáveres chinos tendidos en la lid, cuatro prisioneros, dos heridos, fueron testigos del abrazo emocionado y mudo que nos dimos con Serrano, uno de ellos corpulento y absorto de nuestro júbilo y su tristeza, era el Comandante de la Compañía China, que había peleado hasta el último instante. La unidad enemiga había sido destruida, se habían capturado cinco ametralladoras pesadas, nueve ametralladoras tipo Thompson, cincuenta y siete fusiles rusos de bayonetas de tres filos, un teléfono de campaña alemán, un mortero chino, material bélico innumerable, las posiciones, que en su enjambre de bonkers, zanjas y abrigos estaban repletos de multitud de municiones de todos los calibres. Nuestro saldo de sangre tenía ocho hombres muertos y treinta y dos heridos. La misión, cumplida una hora antes de lo previsto por el Comando de la 248 División había capturado con honor un baluarte táctico invalorable para el enemigo que constituía una pérdida y debilitamiento en su fuerte escalón de defensa y una aureola de gloria para el Batallón Colombia, que tenía como reto la toma y captura de Kumsong.


TAQUE AL CERRO 400 ''OPERACION CLIMBER'' CORONEL. MARIO N. BERNAL AVELLA

ANTECEDENTES El16 de noviembre de 1.951, la compañía de reemplazos del primer contingente del Batallón " Colombia " , a bordo del transporte • General W.F. Hase", de la marina norteamericana, zarpó de Buenaventura con destino a Corea. Durante tres meses, la unidad había recibido entrenamiento en el Centro de Reemplazos de la Escuela de Infantería de Bogotá, bajo la dirección del señor Mayor Guillermo Pinzón caicedo y la asesoría del Mayor William T. Gordon del Ejército de los f'.stados Unidos. La compañía, al mando del señor teniente Luis M. Galindo Vargas ~ba integrada por 7 oficiales, 20 suboficiales y 120 soldados: como subalternos llevaba, a 1~ tenientes Jaime Garzón Garavito, Bernardo González Quiroz y a los subtenientes enri-

que Sarmiento López , Vactor H. Salguero flores, Alvaro Arenas Suárez y Mario N. Bemal Avella . Después de hacer escalas en HaWdi y en Yokoharna, se trasladó por tren a Sasebo para continuar por mar y desembarcar en Pusán el16 de diciembre, donde fue redbida por el Señor Mayor Alfonso Novoa, segundo Comandante del Batallón y una delegación del Ején::ito norteamericano.

Una vez cumplido el periodo final de instrucción de combate en el Centro de Reemplazos de las Naciones Unidas en 'IOnmg NI, en cercanías de Pusán, el 18 de enero la compañía se integra al Batallón que se enconbaba con dos compañías en primera línea, pero que al día siguiente se concentrara en área de retaguardia, como reserva táctica del Regimiento 21. Después de seis meses en el

teatro de guerra y más, cuando

1!1 OR. Joseph Lawton CoUins, Jefe del I!stado Mayor del ~ército de los E.E.U.U., impone la I!strella de Plata al Sub'lenlente Mario ffel Bemal Avella. Bogotá el L3 de Mayo de 195.3


acababa de tomar parte exitosam ente en la Operadón "Nómada" u ofensiva de Otoño, que tan sobresaliente prestigio diera a los soldados colombianos, la llegada de los primeros reemplazos, tuvo un alto significado para la moral de las tropas, pues además de permitir llenar las vacantes causadas por las bajas en combate y administrativas, restauraba la capacidad operacional del batallón, con el entusiasmo del nuevo contingente de compatr iotas que estaba dispuesto a no resultar inferior a quienes ya habían vivido la realidad de la guerra y lo habían p recedido en honrosas realizaciones y ejecutorias. El día 27 del mism o m es en cumplimiento a lo ordenado p or el Com ando d el VIII Ejército, e l Batalló n Colombia fue segregado d el Regimi ento 2 1 que co m o unidad o rgánica d e la División 24 había sid o trasladad o al Japón . Debido a ello, la unidad colo mbiana fue agregada al Regimiento 3 1 d e la VII Divisi ón, que se encontraba en situación d e reserva . El Bata lló n después de una larga marcha motorizada estableció sus instalaciones de campaña en el valle de INJE, donde continuó su entrenamiento de combate. El 10 de Mayo, una vez más la unidad entra a la primera línea de combate en el sector de "KUNHWA", a relevar al Primer Batallón del Regimiento 31 y un mes después, pasa nuevamente como reserva táctica del Regimiento en un área de retaguardia a 16 kilómetros del frente.

SITUACION GENERAL El 10 de Junio de 1.952, el batallón, recibió la orden de preparar una incursión sobre un puesto avanzado del enemigo, situado a un kilómetro de la línea principal del combate, conocido como "Cerro 400" altura ubicada en las vecindades de la población llamada " Mando " de Corea del Norte. Desde hacía varios meses nuestras propias tropas no habían capturado prisioneros, que se requerían con urgencia para enriquecer la inteligencia de combate. La misión se asignó a la Compañía A, comandada por el capitán Luis M. Galindo Vargas, con sus oficiales subalternos Tenientes

Carlos E. Leañ o Gómez, Jaim e Garzón Garavito, Bernardo González Quiroz y subtenientes Víctor H. Salguero Flores y Mario N. Bemal Avena . Bajo el mando del Señor Mayor Luis Etilio Leyva, comandante encargado del Batallón, la operación se planeó cuidadosamente hasta el más mínimo detalle, llegando incluso a ejecutar diez ensayos, de día y de noche , en un terreno muy similar al cerro 400, que se seleccionó para tal efecto, hasta alcanzar un grado óptimo de coordinación y de trabaj o en equipo. El tercer pelotón del señor Subteniente Mario Bemal Avella fué desig nado para el asalto a la posición enem iga.

SITUACION PARTICULAR La orden de o peraciones No 10 " CLIMBER " (Trepador), fue em itida el 19 1550 Junio de 1.952 . En este documento se consignó todo lo relacionado al Enemigo y a las Propias Tropas , especificando los apoyos de fuegos con los cuales se contaría para la operación. El enemigo fue estimado en una compañía en el cerro 419, dos escuadras en el cerro 400 y dos escuadras en Skoshi Ridge CT614441.

En el Plan de Ataque para los últimos trescientos metros próximos al objetivo, fueron establecidas cinco líneas de fase para facilitar la coordinación del apoyo de fuegos.

MISIO N Atacar Colina 400, para capturar prisioneros, material y documentos. Obtener identificación de unidades enemigas, y destruir obras de fortificación. Cumplida la misión, replegarse a las posiciones iniciales. Especial atención debe darse a la evacuación de los prisioneros.

DESARROLW DE LA OPERACION Aproximación a la línea de partida. Entre el 200330 y el 201200 la compañía "!\' se movió al área de reunión adelantada en cercanías de la posición de primera línea del primer Batallón del regimiento 31. En este sitio, el capellán


padre Julio Salas, ofició una misa, para el pelotón de asalto. El 210410 de Junio /52 la compañía A cruzó la línea de partida.

Los tres pelotones de fusileros avanzaron sigilosamente por las posiciones propias, ocupadas por tropas estadounidenses, con la tensión emocional que genera una misión de combate, ante el riesgo del choque violento contra un enemigo fanático y avezado. Los pelotones primero y segundo alcanzaron sus posiciones de apoyo, localizadas a trescientos y cien metros respectivamente, de la línea de partida. El pelotón que estaba a 50 metros del objetivo, fue descubierto por el enemigo, que reaccionó de inmediato con fuego de armas automáticas y granadas de mano.

EL ASALTO A lA POSICION. El subteniente Berna! solicitó el apoyo de fuego preplaneado y con sus hombres se lanzó al asalto a bayoneta calada en combate cuerpo a cuerpo. El avance antes de ocupar el objetivo fue todo un infierno ensordecedor producido por las armas de apoyo propias y enemigas, entre las explosiones de artillería, los morteros, los tanques y los cohetes y ametralladoras de los aviones F86 que daban su apoyo hasta muy pocos metros antes de caer sobre las trincheras enemigas, llenas de sangre, de polvo y de los gritos de rabia y de dolor de quienes tienen en sus mentes, la idea de vencer o morir.

El comandante del pelotón iba con la primera escuadra comandada por el cabo segundo Jesús M. Campos, atacando de frente el objetivo. La segunda, con el Cabo Segundo Miguel L. Barros y el reemplazante del pelotón, Sargento Segundo Alfredo Delgadillo por el flanco izquierdo, y por el costado derecho el cabo segundo Baudilio Ospina L. rodeaba el cerro. La cuarta escuadra de armas y sus zapadores, con el cabo primero Luis M. Delgado, seguía la primera escuadra. El enemigo incrementó la defensa con sus armas automáticas y granadas de mano y con todos sus fuegos de apoyo de artillería y morteros. Sin duda alguna fue sorprendido, pero en el primer momento causó siete bajas al pelotón. En la primera escuadra, el cabo Jesús M. Campos y los soldados Adolfo Cárdenas y Antonio Barrera, en la segunda escuadra, los soldados Ignacio J. Orber, Rafael R.

Quiroga y Gustavo Poveda. En la tercera escuadra, el cabo segundo Baudilio Ospina. Nuevamente el subteniente Bernal reanudó el ímpetu del asalto, seguido por los cabos Campos y Ospina, quienes a pesar de estar heridos en la cara y en Jos brazos, continuaron avanzando en forma rápida con intrepidez sorprendente, lo mismo que el resto del pelotón. Aquí es cuando surgen los héroes de la guerra : los soldados Antonio Barrera Galvis, herido con esquirlas de granada, Helí Rey y Miguel Piamba, quienes con sus fusiles ametralladoras, continuaron el avance disparando sin cesar, tal como había sido ensayado. En la lucha cuerpo a cuerpo resultaron heridos los soldados Jorge R. Fandiño. Hernando Galvis, Adriano T. AJvarez y José R. Rincón; el soldado Juan de Dios Gómez fue muerto a bayoneta por un soldado chino (Mon-

Bl Tercer Pelotón al regreso del Cerro 400


gol) quien resultó herido y hecho prisionero. Los soldados Alfredo A. García, José D. Martínez y Jorge M. Zambrano, de la cuarta escuadra, fueron también heridos. Igual suerte corrió el soldado Pedro Alcántar Pira, quien después de la toma del objetivo, saltaba en la cima del cerro ondeando una pequeña banderita de Colombia, que había llevado consigo, cuando una esquirla le destrozó el vientre; fue entonces cuando el cabo primero Delgado, tomó esta banderita y continuó agitándola bajo el fuego, mientras Alcántar Pira era retirado por los camilleros. Dos operadores de los lanzallamas fueron heridos por esquirlas y por las armas automáticas.

CONSOLIDACION DEL OBJETIVO Y EVACUACIONES Las zanjas de comunicación eran muy angostas y tenían más de tres metros de profundidad, lo cual sumado a la resistencia enemiga, dificultó la captura de dos prisioneros más que resultaron también heridos. Los tres capturados fueron los primeros evacuados al Puesto de Mando adelantado del batallón y entregados al Capitán Hernando Faccini, S-2 del batallón, pero dos de éstos fallecieron posteriormente, y solo sobrevivió el tercero. La consolidación del objetivo, el conteo de las propias tropas, el reconocimiento de las bajas enemigas, la evacuación de los quince heridos graves y del cadáver del soldado Gómez, obligó a pedir camilleros adiciona-

les y a permanecer en el objetivo bajo el fuego enemigo, lo cual pudo hacerse gracias a los fuegos de apoyo propios que aislaron el cerro 400 sin que el enemigo pudiera recibir refuerzos. Antes de abandonar el objetivo, la escuadra de zapadores destruyó con explosivos el puesto de observación principal. El repliegue se hizo en el fragor del combate.

A las seis de la mañana el subteniente Berna! con el radioperador soldado Leonardo Hemández, llegaron de últimos al puesto de mando y el comandante del pelotón dio el parte correspondiente, al comandante de la compañía Capitán Galindo, con el grito emocionado de: 1 Viva Colombia !

RESULTADOS DE lA OPERACION. Cumplimiento de la misión. En el desarrollo del plan previsto, la misión se cumplió exactamente en un tiempo mínimo, gracias a la explotación de la sorpresa y a la excelente coordinación de la maniobra con los fuegos de apoyo. La rapidez del ataque produjo gran desconcierto en el adversario, que solo se dió cuenta del avance, cuando ya los colombianos se lanzaban al asalto. El eficaz liderazgo del Comandante del pelotón, subteniente Berna!, ejercido mediante su temerario ejemplo personal, constituyó la inspira-

ción y el estímulo para que todos sus hombres procedieron en la forma resuelta como supieron hacerlo. 'Ires prisioneros fueron capturados heridos, pero solo uno de estos sobrevivió, pues los otros dos murieron más tarde a causa de sus heridas. El efecto de los fuegos de apoyo y el oportuno empleo de la Escuadra de Zapadores con el uso de sus cargas explosivas, causó la destrucción del puesto de observación que estaba instalado en el objetivo asignado.

Bajas propias El total de bajas en el pelotón de asalto, fue de 1 muerto, y 15 heridos. En el pelotón del teniente González, el cabo segundo Miguel Sierra Suárez y el soldado Gilberto Melgarejo Pinzón resultaron muertos por la artillería, pero por haber sido llevados sus cuerpos por el enemigo, se declararon como "desaparecidos en acción". En el pelotón del subteniente Salgueri, el soldado Francisco Sanín Romero, murió por esquirlas de mortero. Dos oficiales norteamericanos, observadores de artillería, quienes dirigían los fuegos a bordo de una avioneta, tipo L-15, perecieron al ser derribados por el enemigo. 'También ocho combatientes, entre ellos el comandante del pelotón y el soldado radioperador recibieron impactos de esquirlas, pero fueron protegidos los chalecos y los

cascos.


Bajas enemigas

Las bajas enemigas confirmadas, fueron de 25 muertos y las estimadas de 45 heridos y 15 muertos. En cuanto a material, se capturaron 21 subametralladoras chinas, cuatro fusiles ametralladoras rusos, documentos varios, dinero en billetes y equipos de intendencia.

ANALISIS CRITICO MILITAR. El éxito de la operación, reafirmó la importancia del planteamiento minucioso que se hizo para su preparación, especialmente mediante la ejecución de los ensayos que fueron realizados sobre un modelo de terreno similar, práctica esta muy aconsejable cuando las circunstancias operativas y el desarrollo de la situación táctica permite que pueda ser efectuada. Se puso en evidencia la excelente coordinación de la maniobra con el apoyo de los fuegos, hasta el momento mismo de pasar al asalto. Las medidas de contrainteligencia fueron muy eficaces, pues permitieron la aproximación sigilosa de una unidad que estaba en la retaguardia, hasta una posición de apresto adelantada, sin que el enemigo pudiera percibirlo, lo cual fue decisivo para lograr la sorpresa. El apoyo logístico se prestó con prontitud y eficiencia, facilitando la rápida evacuación de los heridos, de los prisioneros y de los muertos. El dominio del aire demostró una vez más, ser un factor esencial en el combate ofensivo contra una posición fortificada.

RECONOCIMIENTO Y DISTINCIONES. Desde el comienzo de la operación, el Puesto de Mando del primer Batallón del Regimiento 31 se convirtió en un verdadero palco de honor para observar el desarrollo de la acción. Allí se reunieron con este propósito, los Comandantes de la VII División, del Regimiento 31, algunos miembros de su Estado Mayor, el Comandante encargado del Batallón Colombia, Mayor Leyva, y parte de su Plana mayor.

Algunos de los que acompañaban a quienes sorprendidos admiraban esta demostración de destreza y valor, cuentan que durante el asalto continuamente se oía la exclamación : "They are crazy", por cuanto el arrojo temerario de los colombianos, daba la impresión de que los hombres actuaban fuera de sí. El 25 de Junio, cuatro días después de la operación, el comandante de la División, Mayor General Lyman L, Lemnitzer presidió una parada con tropas de esta unidad operativa, incluido el Batallón Colombia, que continuaba en reserva y entregó citaciones escritas por valor en acción, al subteniente Mario Bemal y a los soldados Antonio Barrera, Helí Rey y Miguel A. Piamba.

La dtación para el subteniente Bemal expresaba: "El subteniente Mario Bernal Avella, de la compañía 'N del Batallón de infantería Colombia, es CITADO por valerosa y gallarda acción, cerca de 'Mando', Corea del Norte, el 21 de Junio de 1952, durante el asalto al cerro 400.

Aproximadamente a las cuatro treinta de la madrugada del 21 de Junio de 1952, el subteniente Bernal condujo su pelotón al asalto, moviéndose con éxito completo frente a la posición enemiga, hasta llegar a cincuenta yardas sin ser descubierto. Thn pronto como la primera escuadra se lanzó al asalto, el enemigo descubrió su posición e inmediatamente comenzó el fuego de sus armas automáticas y de sus granadas de mano contra el asalto de la escuadra. Como resultado de este fuego, seis hombres de esta escuadra fueron heridos. Dándose cuenta el subteniente Berna! de la necesidad de una acción inmediata, con el fin de explotar el elemento sorpresa, reorganizó los hombres que le quedaban de su pelotón y los dirigió hasta la cima sobrepasando la posición enemiga. Procediendo en esta forma estuvo expuesto al fuego enemigo y el éxito del asalto se debió a su valor y excelente conducción. Después de que el puesto más fuerte del enemigo fue tomado, el subteniente Bemal reorganizó su pelotón y corajudamente los


condujo a limpiar las casamatas enemigas, evacuando los heridos, no obstante estar recibiendo fuego de morteros y artillería enemigos. El permaneció en el objetivo hasta que estuvo seguro de que todos los heridos fueran evacuados y la misión cumplida. La gallardía y la acción heroica mostradas por el subteniente Bemal reflejan un gran crédito para su persona, su patria y las fuerzas armadas de las Naciones Unidas. Firmado : L.L. Lemnitzer. Mayor General del Ejército de los Estados Unidos".

oe

MENSAJES CONGRATULACION. En reconocimiento de la heroica acción del pelotón, se recibieron las siguientes comunicaciones: Del general Van Fleet, comandante del VIII Ejército, enviada por conducto del IX Cuerpo y del comando de la VIl División.

"11e registrado con gran satisfacción el éxito de la incursión llevada a cabo por el Batallón Colombia el 21 de Junio de 1952, contra un pelotón enemigo reforzado y atrincherado en el cerro 400. Gracias a un detallado y cuidadoso planeamiento de la operación y al máximo empleo del fuego, la unidad encargada del avance pudo copar el objetivo, apabullar al enemigo y prácticamente aniquilarlo en sus propias posiciones. Me permito pues, expresarles mi felicitación por la

agresividad y el valor demostrados por su unidad y deseo recomendar de manera especial a los que participaron en la mencionada operación. Firmado general Van Fleet".

4. Envío para usted, para los oficiales y personal de tropa de su batallón, mis sinceras felicitaciones por la agresividad y arrojo desplegados en esta exitosa operación.

Del comandante de la VIl División Mayor General L.L. Lemnitzer por intermedio del Comando del Regimiento 21:

Con personal orgullo me adhiero a las felicitaciones del Comandante del Ejército. L.L. Lernnitzer. Mayor General del Ejército de los Estados Unidos. Cdte. VII División.

'Junio 24 de 1952 Cuartel General VII División de infantería.

Al comandante del Batallón Colombia l . Con el más sincero placer y su profundo orgullo, envío a usted este mensaje de congratulación del General Van Fleet, comandante del Octavo ejército de los Estados Unidos.

2 . La habilidad del personal del Batallón Colombia que participó en la toma del cerro 400 hasta copar la posición y aniquilar completamente al enemigo que la ocupaba, está demostrando la perfecta cohesión de la unidad, su buen entrenamiento, su resistencia y su magnífica disciplina. .3. Las acciones del batallón Colombia en esta operación están demostrando una vez más la valiosa contribución del Batallón en el éxito de las misiones de combate de esta División para empeñarse en combate estrecho y descubrir al enemigo. Además, esta clase de trabajo en equipo ayuda materialmente a la unificación de las Fuerzas de las Naciones Unidas, aumentando su capacidad y facilitando su conducción.

Del comandante del IX Cuerpo del Ejército al señor Mayor Luis Etilio Leyva, comandante encargado de la unidad.

Mayor Leyva Quiero confirmarle por escrito las felicitaciones que le expresé ayer, al seguir de cerca su recorrido de la mañana del 21 de Junio. Describió usted en forma perfecta el concepto de su operación como parte de las Naciones Unidas, en la conferencia de Estado Mayor del Ejército Griego. '~preciado

Particularmente me gustó su propia descripción, por el significado que usted supo imprimirle en conexión con nuestro mundo libre. No obstante su generosidad al hablar de dicha acción como típica de las Naciones Unidas a nadie puede ocultarse que el fruto de toda la operación se debió a su meticulosa concepción, y al valeroso cumplimiento del deber por parte del Batallón mismo. Quisiera ser más efusivo en mis felicitaciones para usted y para su unidad por la magnífica tarea llevada a cabo, pero no hallo palabras con que expresarlas. Cordialmente :


W.O. Wyman. 'Ieniente Gral. del Estados Unidos, Comandante.

~ército

de los

Del Comandante del Regimiento 31, Coronel Lloyd R. Moses

Estados Unidos, distinguió a diez miembros del pelotón de asalto, con las preseas más altas que se otorgan a tropas extrarüeras por acciones sobresalientes de valor, así :

· Estrella de plata, 4 l. Me siento altamente satisfecho por la nota de reconocimiento que por recomendación del Mayor General Lemnitzer, me ha dirigido el general Van Fleet.

Subteniente Mario Berna! Avena, Cabo 2o Jesús Campos Mancera, Soldado Antonio Barrera Galvis y Soldado Helí Rey.

2. La capacidad combativa y el arrojo demostrados por el personal del Batallón Colombia en el avance sobre el cerro 400, son dignos de especial reconocimiento. Los resultados obtenidos ponen muy en alto el nombre, no solamente del Batallón Colombia, sino también de todo el regimiento 31 de infantería. Lloyd R. Moses. Coronel de infantería. Comandante"

Cabo 1 ro. Luis Delgado A, Cabo 2° Baudilio Muñoz, Soldado Juan de Dios Gómez (póstuma) Soldado Leonardo Hemández Ballesteros, Soldado Miguel Angel Piamba y Soldado Pedro Alcántara Pira.

Años más tarde, en 1991, cuando el coronel Moses, retirado ya del servicio en el grado de Mayor General, escribió su autobiografía en la universidad de Dakota del Sur, en la página 197 de la obra escribió :

La Operación CLIMBER, conocida más como el ataque al Cerro 400, puso muy alto el nombre de Colombia y de su Ejército, reafirmando el sentimiento del honor militar y del orgullo nacional por la brillante imagen que proyectaron los soldados de la patria.

· Estrella de Bronce, 6

"La primera acción ofensiva después de mi llegada, fue un ataque inesperado del Batallón Colombia el 21 de junio de 1952 contra el Cerro 400 con el propósito de capturar prisioneros. Ellos ensayaron cuidadosamente la acción en el área de reserva del regimiento".

El Brigadier General (r), Paul Peabody, como corresponsal especial de Visión presenció la acción y registró sus impresiones así: "Los colombianos soltaron su ataque sorpresa contra el enemigo a las 0410, y después de solo 25 minutos de ataque mano a mano, los colombianos escaparon con un prisionero, dejando 25 enemigos muertos. El General Lemnitzer, al hacer el reconocimiento del asalto, se re{~rió a este diciendo que era '1..A MEJOR ACCION COORDINADA QUE; 11ABÍA VISTO t;N DOS OUt;RRAS".

CONDECORACIONES El 22 de Noviembre de 1952, el gobierno de

CONCLUSION

La circunstancia de haber sido observada durante todo su desarrollo, por los diferentes escalones inmediatos del mando superior, contribuyó a enaltecer el prestigio del Batallón Colombia, que ya se había acreditado en la Ofensiva de otoño de 1951, llamada "Operación Nómada" en la cual sobresalió entre los contingentes de las Naciones Unidas por su coraje y eficiencia de combate. La admiración y los elogiosos conceptos de los distintos niveles jerárquicos, hizo que la misión fuera calificada por el propio comandante de la VII División, General Lemnitzer, "como la acción mtiior coordinada que había visto en dos guerras". fbr sus excelentes resultados, la operación dtiió un tiiemplo digno de seguir por los contingentes de reemplazos que llegarían después, a prolongar el historial de las armas colombianas en la cruenta campaña de Corea.


~

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COREA- COLOMBIA 1950-2000

O ERA EL ASTA!

BRIGADIER OE!'fERAL OABRIEL PUYA!'fA OARCÍA

Eran los días de junio. El calor sofocante del verano empezaba a apoderarse de la ciudad y sus inmensas muchedumbres a volcarse sobre las calles de aquel lbkio inolvidable, hacían patente la necesidad de un espacio mayor, contribuyendo a hacemos sentir más desesperantes los rayos del sol. Aquella mañana los oficiales representantes de los paises combatientes de las naciones unidas asistíamos a una sencilla, pero imponente ceremonia de condecoración; en la plaza de armas del comando general de Pershing Heigts, un alto oficial del ejército thailandés, recibía la distinción que el gobierno americano le otorgaba por la excelente conducción de su unidad en una acción de combate. La ceremonia fue corta; los americanos con su sentido práctico, omiten los discursos que a nosotros nos sobran y, a pesar de lo breve, en todos los asistentes se dejaba notar el deseo porque aque-

llo terminara lo más pronto posible, para poder eludir la sofocación de la hora. Veinte minutos más tarde, al entrar de regreso en mi oficina, el timbre del teléfono acentuaba su llamada intermitente. Me apresuré a contestar; era una llamada urgente del comando del Hospital Central. Uno de los soldados colombianos, decía el informante, estaba dando serias dificultades y se requería la presencia inmediata del oficial de enlace. Dejé el auricular y salí a continuación. "El calor, al aumentar en forma progresiva, iba indisponiendo mi animo contra aquel que había motivado la llamada. Pasados pocos minutos llegué al hospital. La enfermera jefe del pabellón me explico lo sucedido: uno de los soldados colombianos estaba presentando problemas, pues no se dE1iaba ope-

rar, ni accedía a las indicaciones de los médicos y, como hubiesen tratado de presionarlo, se había vuelto contra los enfermeros que tuvieron necesidad de reducirlo por la fuerza, lo que era perjudicial para su estado de obstrucción. Como lo habían sacado de su pieza, demoramos algún tiempo en encontrarlo. Sentí un acceso de cólera cuando lo hallé en pijama sentado en el suelo de uno de los corredores principales, con los ojos llorosos e inyectados de furia, la cabeza en las manos, apoyando los codos en las rodillas y mirando desafiante en actitud altanera, sin la más mínima muestra de cortesía militar. Mi primera reacción fue violenta, la del superior ante el desenfado del subalterno: Párese de ahí y pase a su cuarto, le grite, no siente vergüenza, al pensar que esta desacreditando a Colombia con esa


conducta descomedida y grosera?. Y levantándose de mala gana, lentamente como si necesitara de un gran esfuerzo pero modifican do un poco su actitud, exclamó con ironía y desconsuelo: -Ah ......Y esto era lo que faltaba, que llegara usted mi Thniente a vaciarme... Y luego mirándome fijamente y abriéndose la blusa con un movimiento brusco para dejar al descubierto dos largas cicatrices que le atravesaban el vientre, gritó en medio del llanto: -Mire ... ... ·· usted sabe lo que es sentir diez cuchillos adentro? ... Pues eso es lo que tengo... Ya que me han abierto dos veces y ahora quieren rajarme por tercera... Pero no me dejo. Y haga conmigo lo que se le de la gana, pégueme, enciérreme, hágame volver al frente ... O si quiere, máteme de una vez, que eso es lo que quiero. Y ahogado en sollozo de furia se tiro al suelo. Las enfermeras que nos rodeaban, aunque no comprendían el idioma, podrían fácilmente entender el significado del diálogo. La superiora se acercó y me düo al oído: -Tiene un shock nervioso, trátenlo con paciencia quizás Ud. logre convencerlo. No hallaba qué hacer. Cerré con fuerza mis manos para que clavándome las uñas pudiera reprimir mis instintos y, tomándole de un brazo, trate de levantarlo: -Oye, viejo- le düe-; No quiero tener ningún pleito contigo. Se que eres un buen soldado y que tú fuiste el que llevaste la bandera en el ataque del cerro 400 y que allí fue donde te hirieron ... Así pues, no es justo que te portes de esta manera tonta, como si fueras un niño... Me cortó la frase en seco: -Ah, ··con que otra vez el cuentecito de que yo fui héroe?. No. Eso no fue cierto... Pura paja, yo no hice nada, el de la bandera fue otro, yo no hice sino esconderme de miedo. ··no ve que hasta en la prensa ya han escrito eso? ...Si en la prensa ... Claro, como yo no se leer y no me düeron... Pero mire, aquí tengo el pedacito y léalo para que se convenza ... A mi ya me lo leyó un

1'1 i~ione1 o llc1i<lo en el Cerro 400

puertorriqueño. Y sacando del bolsillo de la püama un recorte de periódico arrugado y casi ilegible, me lo alargó estrujándolo en los dedos... Y leí en silencio. Era una relación del ataque al cerro 400, de esas que se escriben, no tanto por relatar la acción ni por hacer sobresalir a los que en ella se han destacado, sino por la vanidad de que aparezca la firma de quien relata el hecho. Efectivamente hablaba de la bandera llevaba por los colombianos, sin citar a nadie, y agregaba luego que una vez destrozada el asta por un tiro de mortero, el cabo N, la había tomado y paseado por la posición, en símbolo de triunfo y de reto. No mencionaba el nombre del soldado, era cier-

to. Comprendí que este detalle de apariencia insignificante podría ser una de las causas de esta postración nerviosa y empecé a devanarme la ca-


beza pensando qué debía hacer para cambiar este sentimiento. El soldado quedó en silencio como si se hubiese arrepentido de haberme confiado su secreto. Bien sabia yo que efectivamente era el quien se había ofrecido y había llevado la banderita al cerro, pero no importaba el que yo supiera, sino hacerle comprender que todo el mundo había de enterarse de eso... A todas estas, yo había logrado convencerlo de que se levantara y lo había conducido a su cama. Mientras uno de los enfermeros le suministraba un sedante, ensaye una conversación. - Hombre mira, esto es una bobada, no vale la pena darle importancia. Lo que pasó fue que el estúpido que lo escribió no cayó en cuenta del error, pero te prometo que esta semana yo escribiré en "El Tiempo" y lo relataré tal como me consta que sucedió. -No mi Teniente, no; Yo no es que quiera que me publiquen lo que hice ... Yo no lo hice por eso... Me provocó llevar la banderita, pues pensé como se vería de linda en el cerro... Y cuando le pedí permiso a mi Thniente Berna!, él me dijo que si y por eso la lleve ... Y a pesar de lo fregado que estoy no me arrepiento... Me hirieron pero fue después de que la puse en el cerro... Eso si no sé que pasó luego, porque sentí que todo se me nublaba, como si me quedara ciego, mire mi 'Ieniente, yo es cierto que no se leer ni escribir, pero no crea que soy un majadero... Esto de la guerra, ya lo va uno comprendien-

do. A uno de soldado le toca meter el cuerpo, .. para que?

dicción en ello, .. no te parece?.

... Pues para que vean que uno no es flojo y que los colombianos no corremos... Pero eso de condecoraciones, me da risa ... Eso es para los jefes, mientras que a uno le atraviesan el cuero.

Me miró un instante; volvió los ojos hacia el frente como si quisiera mirar a lo l~os. En su boca se dibujó la mueca de una sonrisa amarga y con la mirada perdida, como tratando de precisar un recuerdo que se perdía en el humo de la pólvora, en el estruendo de las explosiones, la gritería ensordecedora de las automáticas y los destellos de las granadas que coronaban de luces y de suerte la cima de la posición enemiga, murmuró:

Se acomodó en el catre y después de un largo suspiro se quedó en silencio. No se por que en ese instante, volvió a mi imaginación la ceremonia de aquella mañana luminosa cuando se imponía la condecoración al jefe que había dirigido la unidad con acierto... Nada tenia que ver con el soldado nuestro, pero la vida se mostraba en ellos con todas sus injusticias y dolores.

« Un tiro de mortero destruyó el asta de la bandera que había sido llevada hasta allí por los colombianos y entonces el cabo N., la tomó en las manos, y la paseó por la posición capturada ... ».

-Si es cierto... Pero fue que se les olvidó una cosa ... - Que yo era el asta !-y mordiéndose los labios cortó la frase con el más profundo de los silencios mientras seguía con mirada vaga, mirando a lo lejos, hacía el perfil lejano que dibujaba el cerro sobre el fondo nítido del cielo, en aquella mañana de junio, cuando, sintiendo golpear sobre su pecho los pliegues de la insignia sagrada que llevaba en sus manos, vivía la máxima emoción de la patria, al hacerla ondear sobre la cumbre del adversario, hecho un asta viviente para sostenerla aunque fuera por breves instantes, porque bajo la esquirla asesina, como una rama que se quiebra al viento, se doblegó poco a poco su cuerpo, para mezclar su sangre a la tierra que agradecida se la bebió, sedienta, sin atreverse a reclamar su vida que vacilaba como lumbre al viento.

-- 'le das cuenta? ... Esto es lo único que dice del cabo y no afirma que la hubiera llevado ... Así pues no hay contra-

1bmado del libro: "l'br la libertad en tierra extraña" del autor

Sin darme cuenta volví a abrir el recorte de prensa arrugado para leerlo de nuevo, al recorrer las líneas por segunda vez, sentí con emoción, que podría darle al soldado una aclaración que le sirviera de consuelo. -Mira muchacho, fijate que aquí no dice que fuera el cabo quien llevaba la bandera... Esta bien claro, oye ... Y leí despacio:


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COLOMBIA- COREA 1950-2000

A PATRULLA FINAL QUE PUDO HABER SIDO LA ULTIMA PATRULLA CAP/TAN DE NAV/0 JULIO C. REYBS CAlYAL

El domingo 6 de enero, día de los Santos Reyes, después de oír la misa en compañía del comandante y varios oficiales de la fragata USS «Burlington» que estaba a nuestro lado, nos hicimos nuevamente a la mar con las siguientes instrucciones: Presentarse para control operacional del USS «Thluga» (A062 ) y proceder a navegar hacia el área de aprovisionamiento en las cercanías de la isla de UllongDo como escolta de éste. Al terminar proceder con o sin convoy hacia un •rendez-vous• con el comandante del Elemento de Threa 92.12 y quedar bajo su control operacional como releva de la fragata USS •Newport» (PF-27). El frío era otra vez atroz. No había posibilidad de prestar guardia a la intemperie. Regresamos al puente bajo y a los ranchos, y preparamos el ánimo para dos o tres semanas de dureza invernal.

El área de encuentro fue ftiada a 40 millas al Este de Wonsan y el Elemento estaba compuesto por el aprovisionador USS «Virgo» como insignia, el petrolero •Mis pillion», y la «Newport», que se fue tan pronto llegamos nosotros. Navegamos hacia el punto Bambline y por última vez vimos el formidable espectáculo de un gran crucero, el "Rochester", disparando salvas completas de su batería principal en bombardeo de apoyo a larga distancia a las tropas de tierra. Pensé con inquietud en cómo sería la vida de nuestros oficiales, suboficiales y soldados que a esa hora tal vez combatían fieramente por un páis que no era el suyo, en esas l~anas montañas cubiertas de nieve y azotadas por la ventisca, y sentí admiración por todos esos Quijotes y Sancho Panzas que desdeñaban la vida, desafiaban la muerte y se les enfrentaban a la naturaleza hostil y a un extraño enemigo que no odiaban, sólo

para dar brillo y gloria al nombre de Colombia, esa patria irreal que llevaban en el fondo de su corazón, no la patria real, la nación superficial, indiferente, voluble y mal informada que habría de ignorar sus sacrificios y su heroísmo.

La guerra siguió para nosotros sin variaciones y con la misma intensidad y frío de las semanas anteriores. De Bombline nos fuimos solos a Songjin a relevar al «Endicott>> y a conocer a la fragata neozelandesa «Thupo», pero al día siguiente ya estábamos otra vez bombardeando a Wonsan y efectuando la patrulla nocturna entre ese puerto y Songjin. En esos tres días hubo tiempo para maniobrar con el USS «virgo» y recibir provisiones de boca, con el USS "chara" (AIIA-58) por el correo y con el USS «Chemung» (A0-38) para tanquear. El 10 de enero en la noche recibimos la orden de escoltar al amunicionador eChara•, que


Una Tripulación para la Historia

llevaba el comando Táctico, y al petrolero hacia Songjin. Faltó muy poco, muy poco en realidad, para que esa hubiera sido la última misión en la vida de la ARC «Almirante Padilla». El comandante del Elemento dispuso que los buques logísticos navegaran en línea con una separación de 2.000 yardas, y no en columna como era lo usual, "Chemung" a la izquierda y "Chara" a la derecha. Había mucha niebla y el centro de información de combate erró y los colocó al revés en sus tableros de maniobra. Nosotros debíamos establecer adelante un patrullaje en zigzag, cruzándoles la proa a lado y lado para protegerles el camino a ambos. Así navegamos toda la noche en medio de una gran nevada que

redujo la visibilidad a 50 yardas. El 11 antes de las 7 de la mañana, cuando la formación estaba llegando a su destino y yo desayunaba, el oficial de Guardia llamó para informarme que se acababa de recibir un mensaje del "Chara" previniéndonos para un cambio de estación 1.000 yardas detrás del "Chemung" como guardia para un traspaso de personal. Preguntó el Oficial que como ahora recorríamos la pierna derecha del zigzag, el quería saber si al llegar al punto de viraje hacia la pierna izquierda, debía realizarlo o prolongar el rumbo actual dos o tres minutos ya que el CIC le había advertido que la maniobra debía hacerse por la derecha. Le respondí que debía continuar

aferrado estrictamente al plan de zigzag que traíamos desde la víspera mientras no recibiéramos ordenes específicas de alterarlo. En ese momento no había mucha premura, pero como yo sabía que la visibilidad era prácticamente nula, sentí un vago temor, tal vez una extraña premonición; interrumpí el desayuno y subí directamente al puente superior a observar la condición real de la neblina antes de ir abajo al puente de gobierno, donde ahora actuaba la guardia, a dirigir las maniobras que se aproximaban. El puente superior estaba solitario y cubierto de nieve pero me permitió vislumbrar entre la espesa bruma una gran sombra ominosa y negruzca


ARC. Alrnirante Padilla, Long B each Nauy Yard, California -Marzo 2 de 1951

que se nos venía encima. Logré destapar el tubo de voz y emitir una ráfaga de órdenes angustiosas: iSoy el comandante!, iEmergencia! Todo el timón a babor; para máquina de babor,estribor toda avante; babor toda atrás y me quedé esperando una colisión inminente. La fragata viró en un radio mínimo y se le escapó casi de debajo a la gran mole gris que se deslizó a 12 nudos por nuestra aleta de estribor con tranquilidad pasmosa. Era otro buque logístico que ya estaba en Songjin, que se dirigía al "Chemung" a transbordarle un personal, y qué sabe Dios por qué razón no se percató de que había estado a punto de estrellarse.

Perplejo, ordené tomar el rumbo seguro del zigzag a la izquierda y bajé al puente de gobierno a tratar de aclarar la situación. Los Oficiales de Guardia en el CIC y en el puente, quienes se habían salido de sus recintos cerrados alarmados por mis órdenes abruptas, se dieron cuenta del extremo peligro que acabábamos de sortear y desconcertados trataban de explicarse lo que estaba pasando. Yo esperaba varias señales de alarma del buque desconocido y de los barcos escoltados, pero nada llegó. Sólo recibimos con la naturalidad habitual la orden de ejecutar la maniobra para que nos habían prevenido unos minutos antes. Entonces, haciéndome el desentendido de lo que acababa de suceder, llamé al "Chemung", a

cuya p o pa debía dirigirme, y con voz casual le pedí que para un chequeo del radar m e diera la marcación, es decir la dirección en que él nos veía en su pantalla. Quedé pasmado. La marcación inversa en que yo debía tenerlo no le correspondía a él sino al "Chara". La noche, la neblina y la nieve nos habían impedido durante 9 horas damos cuenta de que el CIC había trocado las posiciones, y que desde luego nosotros ahora estábamos maniobrando al revés, aún cuando siempre bajo la protección de Dios. No era ese el momento en la historia para que la ARC "1\lmirante Padilla" se hundiera, y si ello hubiera sucedido la causa principal tal vez no se hubiera podido descubrir.


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COLOMBIA- COREA 1950-2000

CCION BAKBULA CERRO 180 Marzo 10 de 195.3- Corea

SARGENTO SEGUNDO ISAAC VARGAS C.

En patriótica proclama el comandante nos infomó que la compañia Cota o e había sido escogida para tomar parte de la misión del cerro 180, una altura de 180 mts sobre el nivel del mar, las acciones se denominaban por su elevación topografica. La consigna: toma de prisioneros el dia X, a la hora cero. Nos dedicamos a entrenar en sitios con las mismas características de las fortificaciones chinas. Las instrucciones se recibían en un cajón de arena: una maqueta en alto relieve de la zona, destacando hasta los mismos a<r cidentes del terreno, árboles, caminos por donde debíamos trepar, zarúas de arrastre ocultas del enemigo, nidos de ametralladoras, y todo lo fotografiado por los aviones espías. La imagen y la explicación eran tan claras que veíamos el suelo perfectamente. Las prácticas se efectuaban en una region muy semejante en

accidentes geográficos llamada «Cerros de los tres dedos», las mismas tropas colombianas actuaban como adversarios y se llevaban a cabo a la misma hora nocturna del asalto y disparando las armas tal como debia efectuarse el ataque. La única diferencia era que regresábamos ilesos. Aprendimos las estrategias sin creer en la muerte o heridas, era algo hipotético que nos correspondía ejercitar y nada más ... Nadie se imaginaba quien podía morir. Yo pensaba ... ·· caeré herido? luego recapacitaba: Nooo, no pasara nada, saldré ileso, llegaremos indemnes, victoriosos, la destreza de Jos camilleros es pura simulación. -Qué risa! al llegar al puesto de primeros auxilios salíamos intactos. Volveremos a Colombia a narrar lo sucedido. 1bdo era optimismo y seguridad en la victoria. Era la inocentada de un grupo juvenil que va a la guerra de verdad, sin

sospechar la pérdida de piernas, brazos o de la misma vida. Nos considerábamos infantes Colombianos fuertes y valientes. Ibamos a la ofensiva con suficientes armas de apoyo: aviación y artillería pesada. Los chinos responderían con fortaleza suicida y decisión de triunfo porque era un ejército diestro, bien entrenado, ubicado en su mundo, su clima, y no eran cobardes. Vivíamos convencidos de poder superarlos. Estaríamos excedidos de recursos bélicos y orgullosos de ser colombianos. Saldríamos todos salvos del combate... -Gloria a Colombia! estábamos forgados para el heroísmo y el honor; nunca para abrir una tumba en tierra extranjera. La tarde anterior al combate practicamos como siempre en el polígono, entrando en las anillas de los blancos, «quemando munición sin lástima•, porque no estaba restringida. Me retiré del campo de tiro


con otros compañeros por entre los pinares cargados de nieve; recogimos propaganda disparada por la artillería china, volantes en los que se veian tropas extranjeras invadiendo el pueblo de Corea. La aviación americana lanzaba la suya, para que los campesinos o soldados la encontraran, caminábamos por la colinas alfombradas de nieve, buscando un refugio para disparar desde alli a nuestro antojo; no pensábamos que el eco de los disparos llegara hasta la zona de vivac; gastamos pertrechos contra las ramas de los pinos, levantando la nieve apelmazada y haciendo volar el hielo. - QUE BUENA PUNTERIAI. Regresamos al campamento donde nos esperaban para reprendernos, la proximidad de la batalla nos evitó una sanción disciplinaria. El cabo Hemando Lamilla, comandante de la escuadra, revisó mi fusil y benévolo no informó al comandante de la compañia el desperdicio de mi provisión de cartuchos, que me reemplazó inmediatamente. Era Lamilla, por su decencia, más un seminarista, pero su valor y ánimo militar siempre estaban presentes. Esto le acredita respeto, noble afecto y prestigio como vedadero comandante de tropa. Practicantes de nuestras costumbres cristianas, convecidos de la existencia de un Ser supremo que conduce a sus hijos y los protege, depositábamos nuestra esperanza de éxito en Dios. Nos exigieron dejar billeteras, dinero, escapularios, medallas y estampas de santos, que a nadie le faltaban. Entre mi corazón escondí a mi adorada Fernanda. Nuestro equipo consistía en un pantaloncillo corto, uno largo de algodón, cal dedo gordo del pie», un pantalon de paño y un pantalón de nylon para que adhiriera nieve; botas y medias de lana, una camiseta de algodón de manga larga, una camiseta de paño, chaleco a prueba de balas, dos bandoleras repletas de proyectiles, cuatro granadas de mano, cinturón cartuchera con munición, gorra de pelo hasta cubrir la barbilla, casco de acero, fusil, bayoneta y guante de cuero de tres dedos. Embarcamos en caminones ya de noche. Hicimos este movimiento sin luces y nos acostábamos sin desvestimos; oíamos la resonancia de las ametralladoras y las explosiciones de artillería.

Era la operación de ablandamiento contra los chinos. Posiblemente nadie durmió. cada uno permanecía absorto en funestas meditaciones o cavilando en la cita con la muerte. Cuando nos levantamos, a la una o dos de la mañana, el frío quemaba, la noche muy oscura, la atmósfera incierta. Salíamos en silencio hasta el combate. El entrenamiento había sido tan intenso que conocíamos aquel sitio en la oscuridad. Eramos nictálopes. El comandante del batallón y su segundo nos despedían con efusivos abrazos deseándonos buena suerte, y el capellán nos distribuía la comunión. Ninguno captaba la magnitud de su destino; marchábamos a combatir, a capturar prisioneros. El signo de sangre no entraba en nuestra mente; teníamos la convicción de que aquel azar nos era favorable.En el alma se filtraba un presentimiento trágico. El paso debía ser largo, suave para evitar ruidos; se debía aprovechar la huella que dejaba el que iba adelante, reteniendo el fruto de la nieve. A pesar de las sombras, escudriñábamos los alrededores con el fusil bien agarrado entre las manos. Nacía del corazón la necesidad de elevar plegarias silenciosas al Altísimo, para que nos otorgara la fortuna de volver al hogar. Me seguía un muchacho tolimense de apellido Marroquín, muy amigo mío, pedía con rendida fe a Dios, le concediera la gracia de "volver a ver a su viejita". Nos contagíamos de piadosa decisión de entregarnos al Creador. La nieve enmarcaba las sombras de los que iban adelante introduciéndose en la blanca topografía. Iniciamos el ascenso en total silencio, lo que vino a constituir un presagio de muerte; la distancia de unos a otros aumentó; la decisión de someternos al sacrificio por la patria nos dio valor. Había que luchar sin cobardía. Algunas sombras se vieron con la respiración entrecortada por la ansiedad. Al llegar a la altura de 180 una sorpresiva bengala iluminó el cielo. Esta resplandeciente luz, lanzada por aviones para descubrir movi-


mientos enemigos nocturnos, cubrió varios kilómetros; como esto no se nos había anticipado nos tendimos sorpresivamentc con estruendo, de inmediato quienes no habían alcanzado la cúspide corrieron a tomar posiciones en la cresta del cerro. catamos bayonetas. En los entrenamientos, cuando el comandante del pelotón ordenaba ial asalto !, gritábamos iViva Colombia ! y nos lanzábamos en ademán de traspasar a los adversarios con el arma blanca. iNo hubo tiempo Reventó nítido un primer disparo, al que siguieron centenares, miles, quien sabe cuántos; el tablero de la metralla se sumó a este cataclismo pavoroso ... icayó! El humo blanco que haría columnas para camuflarnos y nos envolvió en su espesura, saltó la confusión, se trabó el combate, las explosiones tronaban; las humaradas, el polvo, los gritos de angustia se confundían en tremenda e imprevista hecatombe. Era otra dimensión; la sorpresa de la verdad, el relampaguéo intermitente de los metrallazos, la descarga de la artillería; todo era fuego, fulguración, turbulencia, el frenesí de la contienda en toda su extensión. La pequeña bandera colombiana ondeó en la cima iQué linda! iQué altiva! Tremolaba desafiante. Fue una visión fugaz. Luego desapareció en el fragor del combate, se inclinó hacia el lado chino. Por unos segundos fulguró en el vértice del 180. Es

I:t •d<.:U<I<.ión ele 1Jericlos. la visión más hermosa que tengo de la guerra. El abanderado cayó despedazado por la descarga enemiga. Se respiraba tierra, olor a pólvora, muerte, sangre. El comandante del pelotón, teniente Andrade, me hizo señas de atravesar las zanjas de arrastre; tomé posición de tendido junto a un vi~o árbol, reseco por el fuego de la artillería; un tronco que alcancé a ver entre las espesas nubes tétricas de salitre, carbón y azufre que nos enceguecían. Al frente vi un hueco desde donde nos disparaban ráfagas de ametralladora a una distancia aproximada de unos diez metros. Distinguí las caras de los soldados chinos y sus cabezas cubiertas por las cachuchas verdes de visera corta; el ejército rojo no usaba casco de guerra. Les veía sus ojitos como pequeños rasguños en sus imberbes caritas aovadas,

como si quisiera cerrarlos encandilados por los fogonazos. Contra ellos me enfrenté y empecé a lanzarles las granadas de mano... Siempre se lanzan primero.. . Vi un corpulento soldado costeño portador de bazuka, correr por la zanja de arrastre. En un instante el enemigo se había corrido a posiciones ubicadas un poco más atrás; caímos en una trampa... Los chinos sin dejarse observar por la aviación, habían construido refugios muy profundos comunicados con los que ahora ocupaban a mínima distancia ... quizá nos vieron cuando salimos del sitio de despedida, cruzar las alambradas o caminando por la tierra de nadie.

Se oían gritos aterradores. A veces eran más fuertes que las explosiones de los obuses; la desesperación cundía; las voces pedían auxilio; a la Virgen; era


un turbión de acero balas tma tronazón infernal . D isparé contra el grupo de chinos que movían una ametralladora punto cincuenta y sobresalían unos sobre otros. Como si quisieran los de atrás superar a los de adelante. Afiné la puntería de mi fusil... y ... disparé incesante contra ellos.

gre, la cabeza desgonzada, los

La mañana ya no era tan fría debido al golpear de la acción batalladora. "iMataron a Díaz!" ... Reconocí el grito desgarrador .. . Me movilicé hasta el sitio donde se hallaba mi amigo Zamora; parte de la cabeza de Díaz había sido cercenada. El estado nervioso de Zamora era inquietante; traté de calmarlo, le hice tomar su arma antes que se le disparara. Díaz era apuntador de ametralladora punto treinta y como arma personal portaba pistola. Zamora era su ayudante, encargado de transportar las pesadas cajas de cananas. Además llevaba carabina, Zamora se enfrentó al grupo de chinos visibles en el nido de ametralladora.

Continué enfrentando aquel diluvio de balas. Cuando el M1 botaba el proveedor vacío, cargaba otros ocho cartuchos y volvía a apretar el disparador en tiro continuo. Disparaba ... Disparaba ... Y disparaba. Vi pasar velozmente al joven teniente Andrade. Dirigiendo la acción como Córdoba en Pichincha.

Volví a donde antes me encontraba, me ubiqué en un mampuesto. Mi fusil derretía el hielo, el cañón estaba recalentado... Indicándole el grupo de chinos dije a Marroquín : "Disparemos desde aquí. Cuando usted cargue el fusil yo disparo; y cuando yo cargue, usted dispara". "Está bien", me respondió. Así lo hicimos no sé cuánto tiempo. De pronto, Marroquín se quedó quieto; lo moví de un empujón; su boca llena de san-

brazos en cruz. iMarroquín ya no vivía! Había subido a la cima pidiéndole a Dios que le concediera el privilegio de volver a ver a su viejecita ... A su madre ... Pero Marroquín había muerto. La eternidad era suya.

La voz del cabo Lamilla llegó a mis oídos: "iEstoy herido!" . "iMe mataron!". No sé si fue su voz terrena o la comunicación sensorial del entrañable compañero; trate de llegar a él pero de pronto sentí que el mundo terminaba; me hundí en un mar turquí de estrellas espectrales de fondo rojizo y centelleante. Penetré en un vacío desconocido, absoluto, me pareció desintegrarme en el cosmos; deambulaba insensible por el infinito; mi cabeza giraba ... giraba.... y giraba con desprendimiento incontenible.

Volví en mi; estaba con mi fusil en las manos; vi todo excesivamente rojo, la confusión me atolondraba; regresaba a seguir combatiendo; nada más que a seguir en la lucha. No sentía dolor; únicamente alboroto en mi cabeza. Me sentí extraño ; experimentaba la pesadilla del fin. Solté el fusil; rodé, me senté. Me quite los guantes, sentí la cabeza excesivamente caliente; la cara congestionada; me quité el casco, lo vi reventado... Solté la gorra, estaba rota y manchada de sangre; toqué la cabeza, manaba como un surtidor. No lo creía; pasé repetidamente las manos por la frente, por las sienes, las veía rojas, pegajosas, la respiración se me dificultaba y el calor era insoportable. Rasgué el paquete sanitario, me lo puse sobre la cabeza y lo amarré por debajo de la barba. Repentinamente... recibí un violento golpe... rodé por la nieve. "iAgáchese!", me dijo un enfermero, "itiéndasel". Pensaba que las cosas no eran conmigo. -¿Qué me pasó? - le pregunté. -Está herido en la cara - me respondió y me tapó la nariz.

Mi pensamiento voló a mi casa, a los míos... no volveré a mi hogar, no los veré más, me dijo el subconsciente.

Los camilleros surcorenaos corrieron a cargarme, los rechacé.

No se cuánto tiempo estuve en aquel interregno, suspendido entre la tierra y el cielo, entre la llamada de la muerte y la claridad de la existencia.

-iDe pie!- Les indiqué. La boca me sabía amarga, espesa; estaba tragando mi propia sangre; mi rostro se hinchaba y la sangre se congelaba en mis labios.


Me levanté. Los orientales me tomaron de los brazos y corrimos cerro abajo. Entre una cortina de humo blanco daban vueltas algunos tanques recogiendo heridos machacando la nieve que se solidificaba en una masa vítrea. En el primero que pasó... Los coreanos me lanzaron como si fuera un liviano fardo, un enfermero me tumbó sobre alguien ya muerto. Las balas chinas podrían sorprendemos. Me sentí fatigado, no podía ubicarme, todo lo veía de rojo blanco. De pronto, el mundo voló en pedazos; la oruga fue alcanzada por un disparo antitanque. Caí de pie amortiguado por el espesor de la nieve. Cerca había movimiento, distinguí el puesto de primeros auxilios. Me dirigí corriendo; llegué extenuado. La sangre perdida y la dificultad para respirar me agotaban. El teniente José Jaime Rodríguez, abrazándome, düo : "iOh, hermano mío!", y caí en sus brazos. La camilla; sentí el frío de las tüeras recorrer mi cuerpo cortando mis prendas; el chaleco a prueba de balas me fue quitado sin maltratarme.

Los gritos de los heridos se confundían entre voces que pedían socorro; otras maldecían, llamaban a las esposas, los hüos, las madres; y otros rogaban a Dios para que nos dejara morir. Aquel lugar era peor que el del combate. Era la exteriorización de la desesperación.

Yo me controlaba, pedía a Dios sin desesperarme que no me dejara morir; deprecaba con toda mi capacidad mental en favor de la vida. Me descargaron presurosamente en un lugar abrigado. Distinguí una hermosa teniente americana. Me hizo las primeras curaciones en la cabeza y en la cara. Retiraba solícita los coágulos de sangre de mis ojos. Me envolvió y me despachó. De repente oí el ruido y sentí el movimiento de un helicóptero, me percaté que volaba, no podía tocarme ni verme. Descendimos, los camilleros andaban de prisa; escuché gritos de colombianos pidiendo que los acabaran de matar, puertorriqueños quejumbrosos a quienes distinguí por su acento. Alguien palpó mi pecho, apretó mis manos. - iHüo! - me düo. ¿Me oyes? - Sí conteste con la cabeza. - Soy el capellán del batallón. Reza el Yo Pecador porque te voy a dar la absolución - agregó grave. Oí orar por mi alma; me entregué al 1bdopoderoso con la sublimidad que daba la trascendencia de aquel momento. Me sentí vencido; la hora suprema llegaba y no había remedio. Estaba derribado. La respiración me faltaba. Ya no pertenecía a este mundo.. Caí en un sopor indecible.

Nada alteraba mi resignación y mi silencio; me impuse serenidad. - Herida desgarrante- oí decir al médico y me voltearon boca abajo. -iEvacuación inmediata! - fue la orden. Sentí el bamboleo del campero ambulancia, completamente vendado, respiraba por la boca, me ahogaba. Disimuladamente retiré los vendajes de los ojos, descubrí a mi lado al cabo 1brres, quien le imploraba a Dios le permitiera volver a ver a su mujer.

Acepté mi ingreso al cementerio de Pusán. Sentí correr la camilla, destaparme la cabeza, la cara, unas luces encendieron mis ojos en púrpura. Dos punzadas en mi cuello y la vida se opaco, mi existencia terminó. Mi conciencia se ocultó en los alares del sueño eterno. Pertenecía. a la medicina y a la misericordia de Dios. Después ... Nada.


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COLOMBIA - COREA 1950-2000

EFENSA DEL PUESTO AVANZADO <<DALE>> MAYOR ALVARO PERDOf10 PUYO

El 12 de marzo de 195:3 el batallón Colombia ocupó posiciones de primera línea en el cerro del Old Baldy con las compañías «B» y «C». La compañía «A» protegía el flanco izquierdo del batallón, asumiendo la responsabilidad del puesto avanzado «DALE». El referido puesto estaba ubicado 400 mts delante de la línea principal de combate y a tiro de fusil desde el cerro 180, teatro de la operación Bárbula cumplida el 10 de marzo del mismo año por la compañía •C•, con un saldo de 54 bétias propias entre muertos, heridos y desaparecidos. Contándose entre heridos los subtenientes comandantes de los pelotones de asalto Miguel Piñeres G. y Alberto Andrade A.

La posición del puesto avanzado era mucho más baja que el cerro 180; sus fortificaciones anillaban una trinchera en forma de eclipse suficientemente

ancha, con cambios de dirección cada 6 mts y una profundidad promedio de 2 mts. La trinchera comunicaba 12 casamatas incluyendo el puesto de mando ubicado en el centro de la misma. Cada casamata tenia una superficie aproximada de 4 mts, su cubierta construida con madera rolliza, tela impermeable y sacos de tierra hasta alcanzar un espesor de 1.20 mts, que favorecían de los fuegos de la artillería y morteros enemigos cuyos bombardeos apenas permitían reparar los daños causados aprovechando la oscuridad, tarea esta que cumplían auxiliares surcoreanos enviados por el comando de la compañía. En la pendiente de la colina, además de alambradas, se habían sembrado minas antitanque y antipersonal. La defensa del puesto avanzado lo reforzaba una ametralladora punto :30 de tres cañones y un lanzallamas fijo con capacidad de 30 galones de napalm. Cada combatien-

te, además de su carga básica de municiones y granadas, disponía de otra carga adicional en su puesto de combate. A principios del mes de marzo las operaciones ofensivas cobraron especial actividad, pues el propósito chino-norcoreano era presionar ventajosamente sus puntos de vista en las negociaciones que se adelantaban en Panmunyon, para lograr ganancias territoriales con puntos estratégicos antes del armisticio. Durante los días 12 y 22 de marzo, las posiciones de cOld Baldy» y el puesto avanzado "Dale" fueron sometidos a un intenso fuego de mortero y artillería enemiga, con un castigo recibido que sobrepasó ese ultimo día las 2000 granadas de diferentes calibres según registro que se llevaba en el batallón. El SubtenienteAieymdro Bemal Baquero, infortunadamente des-


apareció en el combate de Old Baldy. Mi vecino por el flanco derecho del puesto avanzado, llamó muy preocupado el día 22 pues desde su posición podía observar la gran cantidad de fuego de artillería y de mortero que caía sobre nuestra posición y suponía que las bajas eran muy numerosas. Le comenté que desde hacia 10 días ocupábamos dicho puesto avanzado recibiendo un promedio diario de 270 granadas, solamente teníamos 3 bajas como producto del impacto de un proyectil de fusil sin retroceso de 57 mm que exploto la ventana de la casamata ocupada por la ametralladora punto 30 de 3 cañones. Le manifesté que yo me había salvado milagrosamente pues en el momento de la explosión, pasaba revista a esa casamata. Con el personal del pelotón procedí a prestarle los primeros auxilios a un soldado gravemente herido y a evacuar los cuerpos sin vida de otros dos. Estos tres hombres eran los responsables de la ametralladora. Durante estos diez días en el puesto avanzado, se nos comunicó que según los servicios de inteligencia de la división el ataque era inminente, fueron diez días de tensión llenos de confianza y seguridad en nuestra capacidad de combate; eso fue lo que demostraron mis soldados. El 23 de marzo a las 20:15 horas llegó el ataque anunciado precedido de una carga de artillería y morteros para que la infantería enemiga cubierta por la oscuridad recorriera la muy corta distancia que nos separaba. Las comunicaciones telefónicas y por radio con el puesto de mando de la compañía se perdieron. Antes de dos horas, el puesto avanzado fue atacado en todas las direcciones y aislado del resto de la compañía; nuestras armas de apoyo de la compañía, batallón y el regimiento descargaron sus fuegos sobres las posiciones enemigas y las faldas del puesto avanzado tratando de cortar el avance enemigo; un gigantesco reflector ubicado detrás de nuestras líneas de combate dirigió su luz a nuestras posiciones; las bengalas de la propia artillería iluminaron el puesto como en pleno día, para minutos más tarde quedar en tinieblas. Apareció un avión tomó fotografías y lanzó bengalas de mayor duración que iluminaron el sector varios kilómetros a la redonda.

Reconstrucción de los principios de Old Boldy

Aproximadamente a las 23:00 horas el enemigo penetró nuestras trincheras y se inició el combate cuerpo a cuerpo. Seria la media noche cuando el mando regimenta! dio por copadas nuestras posiciones y ordenó colocar sobre ellas los fuegos finales de protección y por ello sobre «Old Baldy• y el puesto avanzado «Dale• cayó una tempestad de fuego procedente de todas las armas divisionarias y orgánicas del batallón. El enemigo se retiró del puesto avanzado «Dale• pues su permanencia resultaba insostenible. En las primeras horas del día 24 de marzo y silenciados Jos fuegos, un pelotón de la compañía» A» al mando del Subteniente Gustavo Rodríguez Monrroy, ocupó el puesto e inició su reconstrucción. El cuadro era verdaderamente aterrador; cuerpos destrozados e incinerados y heridos propios que rápidamente fueron evacuados a los puestos de socorro. Aún persiste en mi la imagen de ese puesto avanzado «Dale» cubierto por cadáveres. De ese heroico pelotón solamente resultamos 9 ilesos. La misión se cumplió ya que el enemigo halló tal resistencia que le fue imposible atacar la línea principal de combate de la compañía cA•. Cada soldado defendió su puesto de combate y la mayoría entregó su vida cumpliendo valerosamente su deber. Ningúno cayo prisionero.


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COLOMBIA- COREA 1950-2000

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ESTIMONIO DE OLDBALDY SL. VETERA!'fO RICARDO SILVA

El 23 de marzo en la mañana se nos comunicó que la compañía «B» iba a ser relevada del puesto de Old Baldy, por la compañía "C" de nuestro batallón. En esa posición avanzada nos encontrábamos desde la madrugada del día 13, en que relevamos al ler. batallón del regimiento 31. Era un cerro que partiendo del valle iba elevándose paralelamente a otro muy cercano y a igual altura, separados por una pequeña hondonada y las alambradas que habían junto a nuestras trincheras. En el otro cerro estaban los chinos, a quienes podíamos ver furtivamente cuando caminaban por sus zanjas. Ese relevo lo ordenó el comando del regimiento con el fin de darle un respiro a la compañía •B•, en vista de que los últimos 5 días de fuego de morteros y artillería enemigo no habían dado tregua para dormir, recibir alimentos calientes, agua y el combustible para las estufas que nos daban calefacción,

Primera Línea de Combate.

sosteniéndonos con alimentos enlatados congelados sin poder salir a las duchas a bañamos y a cambiar de ropas. Sumándole a esto dos enemigos más, muy peligrosos: uno, el intenso frío de más de 20 grados bajo cero en las noches, aunque ya se sen-

tía el calor de la primavera en el día, derritiendo la nieve formando barrizales. El otro el sueño traicionero. Además de la devastación de las posiciones, casamatas, zangas y alambradas, destruidas por acción de la artillería. En esta situación nos en-


contrábamos y a la espera de coronar el andado relevo, en medio del esporádico pero contundente fuego de mortero que durante ese día había hecho imposible la llegada de algunos y la salida de otros, cuando a eso de las 9 de la noche arreció el ataque enemigo con artillería pesada sobre nuestras posiciones, cortando la comunicación entre CP del primer pelotón y una patrulla de escucha de tres hombres destacada a unas 80 yardas a la derecha y muy cerca del lugar donde últimamente se escuchaba a los chinos trabajar subterráneamente. Esa patrulla informaba en ese momento que veía movimiento de tropas enemigas por el valle hacia nuestras posiciones. En forma inmediata el Te. Pedro Caicedo Yacut, comandante de mi pelotón, el primero de la compañía «B», me ordenó ir con el otro radioperador de nombre José Dolores Salamanca Díaz, a restablecer la comunicación llevando un carretel de alambre telefónico, pero solamente alcanzamos a aproximamos a la patrulla a unas 20 yardas porque ya estaba el cielo completamente iluminado con las bengalas que descendían bamboleándose en paracaídas iluminando el terreno de combate con sus luces verdes, rojas y amarillas, en medio de atronadoras explosiones y el humo de toda clase de obuses que caían sobres las posiciones chinas y las nuestras. Pues la artillería norteamericana y la enemiga se habían trenzado en otro gran duelo, mientras frente a nosotros salían chinos como hormigas del túnel que ellos habían estado cavando y los condujo hasta nuestras trincheras, disparando a diestra y siniestra en medio de una fanfarria de pitos, cometas y tambores y que se yo otros instrumentos y, como si estuvieran drogados. Con su gran superioridad numérica nos invadieron sin detenerse ante nada, pasando por encima de sus muertos y heridos que caían y caían por la tenaz resistencia de nuestros hombres y de los norteamericanos que operaban los tanques que reforzaban su línea con sus cañones y ametralladoras múltiples. En medio de este caos, de estallidos, ráfagas, humo, barro, olor a pólvora, gritos, ordenes, "mire a su derecha y dispare a su izquierda, los chinos se nos están metiendo por ese lado", maldiciones, y energúmenos desafios al enemigo con frases como éstas, Chinos Hps, soy Colombiano, estoy herido, vengan y me matan si son tan verracos»; me parapeté en la zanja de arrastre y accioné mi

carabina M2, hasta agotar los cuatro proveedores. Luego me moví de ese lugar en busca de municiones y encontré una caja de granadas de mano recién abierta, a un lado de una casamata desde la cual los colombianos disparaban como locos desde una ametralladora punto 30. Comencé a lanzar las granadas para apoyar a los compañeros de la ametralladora pero notardó un certero impacto como tiro de bazuca, en silenciarla. Entonces llegó un soldado colombiano quien se situó un poco adelante de mi y se puso a apoyarme disparando su fusil Ml ... Pero nuestra llavería no duró mucho rato ya que una nueva explosión nos levantó del piso arrojándonos como a tres mts de distancia. A pesar del estallido alcancé a oír cuando este düo Virgen ... Y se fue de bruces sin terminar la frase. El obús exploto en la zanja frente a mi compañero, sacándonos de combate a los dos. Sentí en ese momento como si me hubieran cercenado la parte anterior del pie izquierdo con una hacha sin filo, un golpe seco muy duro. Al tratar de levantarme la cabeza me daba vueltas, la sentí muy grande y pesada, me fui de bruces, no pude apoyarme en el pie, escupí sangre y partes de mi dentadura. Entonces me di cuenta que había sido herido en la mandíbula inferior y cerca a la sien derecha de donde emanaba sangre y había perdido el casco. El combate continuaba sobrepasando el cerro y arrastrándome logré llegar a la casamata de la ametralladora. Ahí encontré a mi compañero salamanca y otros dos colombianos, uno de ellos con un ojo afuera y gritando del dolor. Como pude me senté en el improvisado camastro y me quité la bota. Me puse el apósito sanitario para contener la sangre y me di cuenta que había sido herido en el índice izquierdo, en el brazo derecho y las piernas. Estaba embarrado hasta la cabeza. La sed era tremenda y no había agua. A corta distancia se oía el fragor del combate y el estallido de las armas pesadas ya no era propiamente sobre el lugar en que nos encontrábamos. Pero el movimiento de tropas chinas se sentía por encima y en contorno a nuestra posición. Eran las «Patrullas de Escoba» enemigas, que an-


daban en labores de rescate y hacer prisioneros. Apenas habían transcurrido algunos minutos cuando llegaron a la entrada de la casamata y nos llamaban diciéndonos "Colombian, come an". Al no tener respuesta arrojaron granadas de humo e hicieron ráfagas de armas cortas hacia adentro con lo cual obligaron a mis compañeros a rendirse. Eramos cuatro individuos desarmados, dos de ellos heridos. Se llevaron prisioneros a los tres que salieron, yo no queria entregarme. Pero para sorpresa mia, unos minutos más tarde regreso Salamanca con dos chinos y me sacaron cargado. El me dijo que era mejor que fueramos prisioneros y no que muriera ahi. Afuera había mucho movimiento de tropas enemigas buscando sobrevivientes y cargándose cuanto podían. El combate continuaba y nosotros íbamos por la cima hacia el túnel que debía conducimos al cerro chino. Por momentos arreciaba el fuego, y en uno de esos mis captores me tiraron al piso y salieron corriendo llevándose a Salamanca y dE;jándome tendido en la interperie. Tan pronto cesó la andanada apareció una patrulla de cinco chinos, y cuando ví que se acercaban entrecerré los ojos fingiendo estar muerto, pero uno de ellos, que tenía la estrella roja en la gorra, apuntándome a la cabeza con una sub-ametralladora me dió un puntapie en la pierna izquierda que me hizo gritar, entonces me dijo en inglés, que por fortuna le entendí, que si quería que él me mataba. Era tan lamentable mi estado que

Distintivo Guerra Internacional Colombia 1952

apenas pude mover la cabeza y decirle no mientras rogaba a Dios y la Virgen me protegieran. Entonces hablaron y se fueron alejando sin dejar de apuntarme con sus armas, temí que el tiro de gracia me lo dieran en la corona, pero nada sucedió. Dios estaba conmigo. Reuniendo fuerzas de flaqueza me rodé hasta una zanja, haciendo gran ruido con unas vainillas de proyectiles de artilleria que se rodaron y atrajeron la atencion de otros chinos, quienes se acercaron y dispararon ráfagas pero no avanzaron hacia la parte curva de la zanja y por consiguiente no me localizaron. Seguía mi suerte! A medida que senlia que no había enemigos cerca me arrastraba hacia la casamata de donde me habían sacado por ser la más proxima y alli me refugié quedándome dormido, a pesar de la sed que me abrasaba y de los estallidos que se oian por todas partes. Estaba agotado.

A eso de las dos de la madrugada me desperté con la luz de una linterna en los ojos y me encontré en presencia de dos chinos que me decían «Colombian» .. les respondi, Yes. hablaron en su idioma y me apuntaban con sus armas. Seguramente ya habían inspecdonado el lugar y se habían llevado lo que quedó de la ametralladora. Con gran esfuerzo me senté

y como pude les pedí agua en mi ininteligible inglés, pero me entendieron y uno de ellos me arrojó su cantimplora con agua aún tibia, la cual la devolví vacia. Me quitaron el reloj y se sentaron en la entrada de la casamata donde los oía hablar hasta el amanecer cuando se fueron con otros que pasaban por el sitio. Después que estos me despertaron sentí cómo todavia se cambatía más aJla del cerro. Asi transcurrió esa noche y al día siguiente muy temprano llegó la


aviacion americana a bombardear el cerro enemigo. cada explosión de las bombas, hacía entremecer nuestra posicion y yo clamaba al cielo por que los pilotos no se equivocaran de objetivo. Asi pasó el primer día en esa casamata. Los otros no serían distintos. Al anochecer regresaron los chinos, sin entrar a inspeccionar donde me encontraba, a pesar de oirlos conversar en la puerta. La sed y el frio de la noche eran los que me mortificaban. Asi transcurrieron los días 24 y 25 hasta la madrugda del 26 en que hubo dos sucesos que no sé como calificarlos: el primero fue cuando un tiro de artillería cayó en la entrada de la casamata que estaba semidestruida, llenándola de tierra y humo y silenciando a los chinos. Ahora había quedado prácticamente enterrado vivo en un espacio de 2X2 M2 y 1.70 de alto, bajo un techo de gruesos troncos de madera protegidos por sacos de tierra. Quedé en tinieblas, muriéndome de frio y sed, agotado y oliendo a podedumbre, por la gangrena que comenzaba en el pie y el dedo indice. En mi desesperacion grité intentando que me oyeran los chinos, que a esa hora de la madrugada se estaban replegando a sus posiciones, pero nada. Luego me puse a rezar pidiéndole a Dios me sacara de esta situación, cuando otro potente tiro de artilleria cayó sobre el techo con gran estruendo, quebrando los troncos y llenando el recinto de olor a pólvora, tierra y humo que al eVaporarse me permitió ver la clari-

dad del amanecer y apreciar que habia quedado un espacio por el cual podia salir de mi sepultura. Sacando fuerzas que solamente el deseo de vivir me daban logré salir y arrastrándome ir descendiendo en momentos en que la aviacion norteamericana y unos tanques bombardeaban ambos cerros. Pasando junto a pedazos de humanidad, cascos y equipos destrozados pude llegar a un puesto de descanso donde encontré al cabo primero Juvenal Sendoya, quien estaba herido en la cara; ahi tambien estaba el soldado Luis Peña Aguasaque, herido en un glúteo. La sed me consumía y no tenia fuerzas. Ante el peligro los animé para que ellos que podían caminar continuaran bajando en busca de auxilio y comunicaran que aún habia sobrevivientes en el cerro. Tcm pronto se alejaron los aviones que bombardeaban haciendo estremecer los cerros con fuertes explosiones, mis compañeros salieron corriendo hacia la carretera por donde nos llegaban los abastecimientos, mientras yo trataba de continuar bajando apoyándome en los codos y rodillas y sentándome como para gatear en medio del lodazal y las alambradas destrozadas. Los aviones se alejaron pero los tanques que se encontraban como a unos 500 mts continuaban cañoneando nuestra posicion. Igualmente en forma esporádica caían tiros de mortero. Asi, gracias a la misericordia divina, logré alcanzar la carretera y después de muchas dificultades traspasar el mayor peligro, hasta llegar a un sitio donde me recogió una patrulla norteamericana; con ellos estaba el cabo Sendoya; a Peña ya lo habian evacuado para el puesto de primeros auxilios y yo recibí como premio el agua que tanto deseaba y necesitaba.

Cementerio del Batallón en Pusan.


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Mro.,a de Honor en la cena ofrecida por la Junta Directiva de ACORE a los presidentes entrante y saliente de la institución.

Aspecto de la Reunión de Develación de la fotografüt del Contraalmirante Juan Pablo Rairán Hernández en la galería de e'-J>residentes

El General Rafael Samudio Molina hace entrega de la condecoración "Rafael Reyes" al Contraalmirante Juan Pablo Rairán Hernández. Al fondo el General José Manuel Sandoval Belalcázar.


I~L!L:\'0 SL:C"L:l'A I\.10 GL:l~L:lv.;L IJII\.L:CCIOI~ IJL: "L:L/.;CIOI~L:S 11 ~ l 'L:l \.11~ Sl'll'L! Cl O l~ALL:S

E NALE Mayor General Manuel Sanmiguel Buenaventura

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COh'tl! l~IC/.;CIOI~ 'CIOI~

IJL: ASL!l~TCS

STll'L!CICI~ALL:S

IJL: SOCIAL


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