Edición 92 marzo 1997

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ACTUAL MANDO l\IILITAR


RE

ORGANO DE LA ASOCIACION COLOMBIANA DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS FUERZAS MIUTARES Oficinas: Calle 70 No. .4 - 2.4 • PBX: 3.45 051 1 Áf'Onodo A«eo No. 171.49 Sonlofé de Bogotá, D.C.

Resolución No. 001167, (Sept./73) • Mingobiemo Resolución No. 0286 (Feb./82) • Permiso No. 318 Adpostal

CONTENIDO

Director MG. JOSE ROBERTO IBAÑEZ SANCHEZ

Póg.

Subdirector CN. CARLOS A. PRIETO AVILA

EDITORIAL - Otra vez los derechos humanos y el fuero militar ... .. . . . ......

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JUNTA DIRECTIVA

DEFENSA NACIONAL - Hacia uno política integral de seguridad y defensa nocional General Horold Bedoyo Pizarra . ........... .................. ...... ...

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POLITICA - Otro fallido estrategia de paz General Luis A. Mejío Valenzuela . .. . ......... .. . .. . .. ............. ...

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CONDECORACIONES - O rden de la Democracia Capitón Guillermo M ortínezguerra Zomb rano .... .. . .... .......

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Secretario General Ejecutivo CO. Gustavo Gordo Acosto

IN MEM ORIAM - El General Osear Botero Restrepo ...... .............. ... ...... ......

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Vocales CO. Armando Castañedo N. TC. Jorge A Sónchez M. CO. Ernesto Cortés A. TC. Hemondo lazado G . CO. Gabriel Morales H. CO. Daniel H. Riveras C.

GEOPOLITICA - Geopolítico y seg uridad hacia el siglo XXI Mayor General Juan Salcedo loro ...... .................. ........... - lo política exterior colombiano frente al desafío del Pacífico Coronel Fancisco Gómez loverde ....... ............................

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TEMAS M ILITARES - los Generales retirados General Alberto Ruiz N ovoa ........ ....... .................... ...... ...

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H ISTORIA - El General José de los Santos Gutiérrez (Continuación) Mayor General José Roberto lbóñez Sónchez ....... .............

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Presidente CO. Luis Alfonso Rincón Aldono Primer Vicepre side nte CA. Juan Pablo Roirón H. Segundo Vicepresidente BG. Luis A. Morillo A

Revisor Fiscal CO. Guillermo Rodríguez Guzmón C ONSEJO EDITORIAL GR. Alberto Ruiz Novoo MG. José Roberto lbóñez Sónchez MG. lisondro Barrero Rey BG. Gabriel Puyono Gordo CN Carlos A. Prieto Avilo MY Osear Forero Rocines

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Director Edito rial Jaime A. Cubillos C. los ideos y tesis expuestos por los autores de los articulas publicados son de lo exclusivo responsobilidod de éstos y no reflejan necesariamente el criterio de lo Asociación

N o. 92

MARZO D E 1996

SANTAFE DE BOGOTA, D. C.

NUESTRA CARATULA Mosóico fotográfico del mondo militar colombiano

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OTRA VEZ LOS DERECHOS HUMANOS Y EL FUERO MILITAR Frente a situaciones críticas, los colombianos solemos abordar su análisis con criterio apasionado antes que con objetividad, mesura y realismo. Tal ocurre hoy, una vez más, con el Fuero Militar, a raíz de haber sido tachado el país, según organizaciones europeas no gubernamentales, como uno de los diez Estados más violadores de los Derechos Humanos. Tal circunstancia está sirviendo de argumento a quienes ingenua o deliberadamente promueven la desestabilización institucional militar, para sostener que la principal causa de violación de los Derechos Humanos en Colombia se debe al Fuero Militar, consagrado por la Constitución Nacional para los miembros de la Fuerza Pública. Argumento que es tan valedero como el decir que la Constitución Nacional es la responsable de la violencia que se enseñorea en los campos y ciudades del país, o que el Código Penal es germen de la impunidad rampante. Desde hace tiempo, se viene diciendo que en Colombia existe un desfase entre la normatividad jurídica con la realidad social, que aquí hay dos países, uno político y otro nacional. De ser verdad esta afirmación, como parece que lo es, hay una razón de más para desvirtuar tales presuntas relaciones de causalidad ~ntre el ejercicio y protección de los Derechos Humanos con el Fuero Militar. Estas consideraciones, nos llevan a plantear realidades concretas. La primera es que nuestra patria está profundamente afectada por un conflicto interno cada vez más cruento y radical, que se desarrolla en un medio político y social degradado, circunstancia que hace si no imposible, muy difícil el respeto y protección de los derechos humanos; empezando por el derecho a la vida que es el más trascendental, como quiera que es presupuesto sine quanon de los demás derechos. Razón le sobra al Señor General Comandante del Ejército cuando plantea que lo primero que hay que acabar es con el conflicto armado que padecemos para que los Derechos Humanos se puedan concretar en la práctica de nuestra vida social. La segunda realidad hace relación a la politización de estos Derechos Humanos por parte de la subversión y sus corifeos. Situación que ha llegado al punto de hacer creer que ellos sólo deben ser respetados por el Estado pero no por sus implacables enemigos que quieren destruirlo sin impor-

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tar Los medios que utilizan. De tal manera pretenden tomar Los Derechos Humanos como bandera de lucha, buscan emplearlos como arma sicológica para confundir, desmoralizar y socavar Lamoral de la Fuerza Pública, con miras a lograr por este medio lo que no han podido ni podrán por la vía armada. Todo al amparo de la protección de los delitos políticos establecida en el propio Código Penal Militar, Qué ironía!. Porque en Colombia no hay insurgencia armada, sino una serie de cuadrillas de malhechores que dicen llamarse guerrilleros, dedicados con igual ferocidad y crueldad a destruir al Estado y a martirizar a la sociedad. El francés Jaques Vergés en su notable obra« Estrategias Judiciales en los procesos políticos» escrita hace cerca de tres décadas, la cual se convirtió desde entonces en «Biblia» de la subversión colombiana, afirmó que en los países con estructuras sociopolíticas y económicas débiles, es decir en los países subdesarrollados, quienes subvierten el orden público establecido cuentan con la posibilidad de invertir el sistema de valores y pueden convertirse fácilmente de acusados en acusadores. Es Lo que está pasando en Colombia con La tremenda debilidad que padece el Estado, fruto de la acumulación de toda una serie de factores de descomposición que no es del caso traer, porque son bien conocidos de todos los compatriotas. Sin que ello quiera decir, que miembros de la Fuerza Pública, efectivamente y en algunas circunstancias no hayan violado los derechos humanos. Porque a pesar de que los militares hemos tenido una formación espiritual altruista, patriótica y ética, profunda y bien cimentada, difícilmente podemos sustraemos totalmente del ambiente que nos rodea, y que además nos martiriza, nos denigra y asesina, sin que las organizaciones de derechos humanos se pronuncien en nuestra defensa. Pero estas circunstancias excepcionales dan argumentos a la subversión para generalizarlas, para mostramos como lo que no somos y beneficiar sus protervos propósitos. Lo grave es que el Estado no sea consciente de esta situación, que la sociedad permanezca indiferente y pasiva frente a tamaño problema y que organizaciones altruistas y románticas, pero del todo utópicas frente a la realidad del conflicto, terminen por barrer con el Fuero Militar. Por que tal situación implicará necesariamente la quiebra de la voluntad de lucha de los miembros de la Fuerza Pública, que es lo que están buscando la subversión y el narcotráfico para apoderarse de esta querida patria, que tanto nos duele hoy por todos los males que padece. Lo lograrán?. El Estado y la sociedad tienen la palabra.

NOTA DE PESAR Al concluir esta edición, nos hemos enterado de la muerte del General Osear Botero Restrepo, exministro de Defensa Nacional y distinguido soldado de Colombia. Lamentamos de verdad este insuceso que enluta no sólo a su familia, a la cual hacemos llegar nuestro sentimiento de pesar, sino a la Institución Militar y a la Patria. Porque el General Botero Restrepo fue buen hijo de familia, excelente padre y esposo, inigualable hijo y paradigma del buen ciudadano.

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HACIA UNA POLITICA INTEGRAL DE SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL INAUGURACION DE LA CATEDRA COWMBIA EL lo. DE ABRIL DE 1997

General HAROLD BEDOYA PIZARRO MINISTRO DE DEFENSA NACIONAL ENCARGADO

INTRODUCCION :

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roseguimos en la tarde de hoy un esfuerzo intelectual de vasta resonancia, en buena hora iniciado por el señor Mayor General MANUEL JOSE BONEJT LOCARNO como Director de la Escuela Superior de Guerra el año pasado, con el claro propósito de facilitar un foro donde los estamentos civiles y armados de la nación puedan encontrarse para reflexionar conjuntamente sobre todo aquello que interese a la Patria, a su devenir histórico y a cuanto contribuya a su salud, la armonía de sus gentes, la claridad de su futuro y la solución de los complejos problemas que la agobian. Para el Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, encargado transitoriamente del Ministerio de Defensa, es altamente

honroso ocupar este sitial, desde donde se han dirigido a un prestante auditorio altas personalidades del Estado, de las letras, del pensamiento en los diferentes sectores del quehacer nacional. Deseo en esta oportunidad resaltar la importancia de este foro abierto, que aproxima los ámbitos castrense y civil, y nos lleva a un mejor conocimiento recíproco y brinda oportunidades excepcionales para intercambiar criterios y discutir opiniones en los más variados campos de la actividad nacional. Aquí se ha escuchado con respeto y atención a personas desafectas con las instituciones militares. A periodistas de las más variadas posturas ideológicas. A maestros de la pluma como nuestro Premio Nóbel Gabriel García Márquez, quien en un acto de espontánea franqueza- muy suyo por

otra parte - nos declaró después de aceptar que su imagen preconcebida del Ejército era la que su abuelo le había configurado con el trágico relato de las Bananeras : «... nunca he tenido la oportunidad de conversar con más de media docena de militares en cincuenta años, y con muy pocos logré ser espontáneo y desprevenido. La impresión de incertidumbres recíprocas entorpeció siempre nuestros encuentros, nunca pude superar la idea de que las palabras no significaban lo mismo para ellos que para mí, y que a fm de cuenta no teníamos nada de qué hablar>>.

Otra cosa pensó el admirado maestro al término de su intervención y de la lluvia de preguntas salidas de su audiencia militar, sobre sus libros que no imaginó hubiesen penetrado los muros de nuestros cuarteles. 1ACORE

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Para allanar esas barreras, desvanecer las incertidumbres reciprocas de que habló Gabriel García Márquez y para que a fin de cuenta si tengamos de qué hablar militares y civiles en el mismo suelo donde vimos la luz, la Cátedra de Colombia abre sin prevenciones, ni distancias, ni cortapisas la diafanidad de sus intenciones y propósitos. El tema de mi exposición se refiere a la necesidad imperiosa que tiene Colombia de definir y orientar su esfuerzo para lograr una efectiva seguridad del Estado y de los ciudadanos. Porque ellos, lo primero que están reclamando hoy es el derecho a su vida, a su honra, a sus bienes y a la paz, dentro de un Estado de derecho que sea capaz de enfrentar con decisión la escalada criminal que busca destruirlo llevando al martirio a la propia comunidad. Todos somos conscientes que las amenazas contra la Nación son cada vez más insolentes y feroces. Especialmente la probada y macabra alianza entre el narcotráfico y la subversión que está cobrando un poder bárbaro e inusitada crueldad, mediante el terrorismo indiscriminado con el cual pretende nuevamente intimidar al Estado, atemorizar y desmoralizar a la sociedad.

Esta circunstancia demanda todo el valor y decisión de los colombianos para enfrentarla. Tenemos que dejar de lado el egoísmo y la lamentación. Los recursos espirituales, humanos y materiales de la Nación, no se han puesto en pie de lucha, per-

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manecen latentes a la espera de que los saquemos a flote. Tenemos que dedicamos al esfuerzo colectivo de defender la patria y sus instituciones y de asegurar el pleno ejercicio de los Derechos Humanos para todos los colombianos sin distinción alguna La sociedad y el Estado colombianos se debaten en una crisis profunda, producto de la concurrencia de muchos factores de descompOsición. No podemos continuar en el simplismo y las interpretaciones apasionadas. Menos de caer sobre la Fuerza Pública, como hacen algunos, para endilgarle carencia de profesionalismo, de capacidad para enfrentar la narcoguerrilla, de estrategia militar adecuada, o de calificar a sus miembros como los principales violadores de los Derechos Humanos y exigir por ello una reforma militar que corrija tamaños entuertos.

Las Fuerzas Militares y de Policía son Instituciones respetables, dedicadas con abnegación y valor a la dura tarea de enfrentar a los violentos de todo tipo y características. Su labor es reconocida no sólo por los buenos colombianos, sino en el ámbito internacional, donde son considerados héroes de esta lucha Efectivamente, no hay un país en el mundo que muestre los resultados de Colombia en esta confrontación contra las cuadrillas narcoguerrilleras y terroristas y contra la delincuencia organizada Sus hombres han ofrendado sus vidas por el bienestar de la Patria. Desde luego, se pueden optimizar resultados y corregir fallas que se consideran normales. Porque esta lucha es una obra humana y como

tal, susceptible del error. Pero tales fallas y errores no provienen tanto de la Fuerza Pública, como de la forma como se plantea esta guerra larvada y multiforme, muchos de los cuales provienen del Estado en su conjunto y sobre todo de la sociedad. Por consiguiente, están fuera de las posibilidades de solución militar. Nuestra primera gran falla es la falta de conciencia ciudadana por la situación que se vive. Si lapoblación carece de solidaridad social, de identidad con los intereses del Estado a pesar de sufrir de manera directa, intensa e indiscriminada la inseguridad, no podremos encontrar fácilmente el horizonte de la paz. Por no ser conscientes los ciudadanos de la situación de inseguridad, hasta cuando no viven en carne propia el problema, es que la colaboración con las autoridades es escasa y muy poca la participación de la comunidad en las decisiones que la afectan. Situación que obliga al Estado a emprender una amplia tarea educativa en la esfera de la seguridad, hasta que el común de la ciudadanía se integre a esta magna tarea. Incluyendo personas, cargos y organizaciones que por su razón de ser, estarían obligadas a conocerlo en profundidad, sin que escapen de ello las propias Fuerzas Armadas. Baste con señalar cómo muchos de nuestros críticos no conocen a las Instituciones Armadas por dentro, porque ni siquiera han prestado el servicio militar obligatorio,


como no ocurre en países desarrollados que tienen una conciencia bien definida de la seguridad. Aún más, creen que esta obligación es de los estratos socioeconómicos más bajos, dándole a este deber patriótico carácter clasista. Menuda colaboración prestan a la patria, quienes pretenden dejar su defensa en manos exclusivas de los campesinos y de los colombianos desheredados de la fortuna. Por ello, causan desasosiego las tutelas proferidas contra el servicio militar de bachilleres en lugares de riesgo, porque ellas fomentan la indefensión de Colombia. El servicio militar es obligatorio para todos los jóvenes en edad y condición de prestarlo y deben hacerlo donde la Nación lo requiera. Los jueces de la República están para facilitar a los ciudadanos el cumplimiento de sus deberes y obligaciones y no para ayudar a eludirlo con argumentaciones clasistas y repugnantes. El príncipe de Inglaterra, fue un combatiente más en la guerra de las Malvinas, sin que la Corona hiciera nada para evitarlo. Es así, como se promueve la participación de la comunidad en la solución de sus problemas de seguridad, que es la característica esencial y real de la democracia participativa, para que tal postulado no sea un simple enunciado constitucional, sin mayor concreción en la realidad, como algunos creen que debe ser en Colombia. De esta reflexión podemos sacar una primera conclusión: mientras la sociedad no participe acti-

va y decididamente en ayudar a contrarrestar la inseguridad imperante, el Estado con sus esfuerzos difícilmente podrá derrotar las amenazas contra su existencia y contra la vida, honra y bienes de sus habitantes. Tenemos que dedicarnos al esfuerzo colectivo de construir una sociedad civil, para que la comunidad logre la unidad, consciencia y valor y para que el esfuerzo del Estado o de sus instituciones no resulte estéril. Por fortuna cada vez son más fuertes las voces de este llamado al que los colombianos debemos responder de inmediato con coraje y decisión. Un segundo aspecto del tema de exposición se relaciona con la política de seguridad que todo Estado debe elaborar y desarrollar, tal como ocurre en la generalidad de los países del mundo. Como lo consagra en el nivel formal nuestra Constitución Nacional en su preámbulo y artículo 2, son fines esenciales del Estado: «Defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo». Si estos son fines esenciales del Estado, todos los órganos del Poder Público, deben colaborar armónicamente para su realización. Así lo expresa también el artículo 113 de la Constitución Nacional. Yo no entiendo cómo se ignora esto en la práctica del Estado colombiano. Nosotros hemos carecido de políticas de seguridad de carácter permanente e integral,

razón por la cual los diferentes ' gobiernos han tenido que atender los graves problemas de alteración del orden público interno o las amenazas externas, con medidas coyunturales a veces descoordinadas entre las ramas del Poder Público. En este momento, por ejemplo, a pesar de que Colombia es uno de los países del mundo más afectado por los factores de inseguridad, no hay una ley actualizada y realista de defensa nacional. Porque hay tantos prejuicios y criterios al interior del mismo Estado, que han sido infructuosos los intentos para hacer realidad una ley marco que defina y oriente la actuación de todos los órganos del Estado con responsabilidades en la seguridad. La ley vigente es de 1964 y ustedes saben cuánto ha cambiado el país en los últimos 33 años. A pesar de esta circunstancia, todos los gobiernos han realizado enormes esfuerzos por contener la escalada terrorista y criminal, desatada por la narcosubversión con el fm protervo de corromper a la sociedad y apoderarse del poder político nacional. Pero a la larga tales esfuerzos han resultado inútiles, cuando no inconvenientes, por falta de propósitos defmidos, de coherencia e integridad en la acción. Nos surge entonces otra conclusión. El Estado colombiano debe establecer una ley rigurosa de seguridad y defensa, que desarrolle de manera inequívoca la Constitución Nacional en este campo, que fije objetivos y prioridades, que 1 ACORE

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señale rumbos a cada Institución que tenga responsabilidad en el tema, que proporcione los recursos legales y materiales para enfrentar la inseguridad imperante. Mientras los poderes públicos no se pongan de acuerdo en ello, será muy difícil contrarrestar las amenazas contra la seguridad del Estado y menos aún asegurar que los ciudadanos de este país convivan de manera civilizada y tranquila, como suele suceder en la mayoría de países de la tierra. Los colombianos de bien nos aterramos de que frente a una situación tan grave de violencia e inseguridad como la que vivimos y que ahora vuelve por el terrorismo indiscriminado y cruel, no tengamos leyes drásticas y efectivas para proteger al Estado y a la comunidad.

orden, para lograr que se ejecuten obras fundamentales para su seguridad y desarrollo o se solucionen problemas reales y sentidos al interior de dichas comunidades. De acentuarse esta costumbre, las alteraciones del orden público van a ser cada vez más graves y recurrentes y mejor aprovechadas por los narcoterroristas para pescar en el río revuelto de la anarquía, el pillaje y el desorden. Otro tema capital y prioritario de la seguridad es la Justicia. Porque mientras los criminales, llámense, narcodelincuencia organizada, o delincuentes comunes, no vean la posibilidad inminente de ser sancionados, la impunidad los llevará a incrementar su actividad delictiva.

Lo anterior para no hablar del nivel regional y local de la administración, donde gobernadores y alcaldes creían hasta hace poco tiempo, que los problemas de seguridad eran asuntos que debía dirimir la Fuerza Pública y dejaban en sus manos la solución. Así muchos problemas que tenían origen en errores o fallas del propio gobierno municipal o departamental, adquirieron carácter de perturbación grave del orden público, cuando fácilmente hubieran podido evitarse con acciones administrativas.

Tal como acontece en Colombia, donde la Fuerza Pública en su lucha tenaz contra los violentos, dan de baja a muchos subversivos en operaciones de combate y entrega a diario a la justicia sinnúmero de delincuentes, varios de ellos capturados en flagrancia. Pero como pareciera que nuestro sistema probatorio estuviera diseñado más para proteger a los criminales, éstos por falta de pruebas son puestos en libertad. Así es como las diferentes cuadrillas suplen con creces las bajas que sufren en las operaciones militares.

Hoy hemos llegado al extremo de que por falta de acción, de voluntad y de capacidad administrativa de varias autoridades, la comunidad apela a situaciones de hecho, a actos perturbadores del

Recordemos lo que decía Bolívar: «El ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad>>. Mientras no vayan a la cárcel los criminales, llámense narcoguerrilla o delincuentes comunes, la acción de

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la Fuerza Pública será estéril. Mientras no derrotemos la impunidad, que también como lo afrrmaba el Libertador: «es la madre de todos los delitos», no será posible alcanzar la paz, la concordia y la seguridad individual o colectivamente considerada. Yo creo que la Justicia es el fundamento de la democracia y uno de los grandes objetos del contrato social. Una sociedad es más democrática en tanto los individuos gozan de libertad en función del derecho de los demás. De lo cual se deriva la convivencia y la tranquilidad. Democracia no es libertinaje ni anarquía, es libertad y orden como lo consagra nuestro escudo nacional. Un Estado que tenga justicia es un Estado democrático y fuerte contra el cual se estrellan todos los factores que tiendan a perturbarlo. Un Estado sin justicia es el imperio del caos, de la violencia, de la tiranía del más fuerte; como acontece en Colombia, según estadísticas que a diario nos señalan como uno de los países con mayores índices delictivos y violencia en el mundo. El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, como lo afirmaba Lincoln, es ante todo fruto de la justicia. Esto no quiere decir que Colombia carezca de investigadores y jueces capaces de administrar justicia. Los hay y han existido muchos que precisamente han ofrendado con heroísmo sus vidas en el cumplimiento de su deber; pero la impunidad se enseñorea rampante, porque también hay jueces e investigadores venales y


malintencionados que son presa fácil de la corrupción o de la coacción. Y la acción de un juez o investigador malvado deshace la acción de diez jueces probos, laboriosos y honestos. En Colombia hay narcodelincuentes porque hay impunidad, hay criminales de todos los pelambres porque hay impunidad, hay corrupción en la administración pública porque hay impunidad. El Estado y la sociedad están en mora de emprender una gran cruzada contra la impunidad, mediante una política criminal que establezca una lucha integrada y tenaz; que empiece por llevar a las cárceles comunes a los delincuentes de cuello blanco, que se pasean orondos en sitios de detención privilegiados, generándose con ello una <<justicia clasista>>, a todas luces detestable. Por otra parte, también es necesario quitarle a la justicia el ambiente politizado que logró infiltrarse en algunos estrados, mediante estrategias judiciales destinadas a socabar lo que en épocas pasadas del orden bipolar, los comunistas llamaban «justicia burguesa»; cuyo claro propósito era el de desestabilizar al Estado a través de la deslegitimación de la justicia. Estrategia que ha desarrollado la narcosubversión en Colombia con claridad en su objetivo e iniciativa para plantearle la guerra más conveniente al Estado; aprovechando el medio social violento y los poderosos recursos finan-

cieros del secuestro, de la extorsión y del narcotráfico. Así, el año pasado la narcosubversión desató una crisis política, jurídica, social y militar a raíz de las órdenes dadas por el Comandante del Ejército para contener los desmanes de las marchas narcosubversivas en el sur del país y en este año la vuelve a plantear para barrer con el fuero militar. Tamaña estrategia traída de otras latitudes, plantea el hecho de que la justicia no puede resistir un asalto general contra el Estado, por ser el instrumento regulador de las relaciones sociales, de las violaciones individuales a la ley. Porque la justicia es una razón de Estado cuando es fuerte; pero si al Estado le sobreviene una crisis, es ante la justicia que debe rendir cuentas. Por tanto, quienes luchan contra un Estado débil deben aplicar las estrategias judiciales de ruptura, poniendo el orden público establecido en entredicho. Porque, de tal forma quienes lo subvierten cuentan con la posibilidad de invertir el sistema de valores y de esta forma se pueden convertir fácilmente de acusados en acusadores. Se trata pues, de quebrar la autoridad del Estado y de cambiar radicalmente las reglas del juego judicial, para que los hechos y circunstancias de la acción criminal pasen a segundo plano y emerga como objetivo central la impugnación tenue a brusca, total o parcialmente del orden público establecido. Sus primeras víctimas deben ser sus defensores.

Es así como los narcoterroristas colombiaqos han podido convertirse de acusados en acusadores, logrando en el pasado evadir la justicia penal militar que les era aplicada con rigor; y en el presente, pretenden acabar el fuero militar y tomar la bandera de los Derechos Humanos para poner en la picota pública a los uniformados que han defendido al Estado y la sociedad con valor. Engaño que la opinión pública ya ha captado, pero que en el ambiente internacional ha surtido efectos en los países europeos y en los Estados Unidos, donde los corifeos de siempre no cesan en pedir sanciones para nuestro país. Lo grave es que algunos funcionarios judiciales, influidos por dichas estrategias, por coacción, por interés personal, por ingenuidad o por desconocimiento de la situación, han puesto en libertad a los delincuentes narcosubversi vos, mientras cohetáneamente detienen y buscan condenar a los miembros de la Fuerza Pública. Estrategia que llegó hasta consagrar en el propio Código Penal la causal de impunidad contemplada en el artículo 127 del Código Penal que fue demandado ante la honorable Corte Constitucional por ser contrario a la Carta Fundamental. Ante tamaña ofensiva de la delincuencia en el terreno judicial, la Fuerza Pública está completamente indefensa. Tal como acontece con el desconocimiento que se quiere hacer del fuero militar y la desnaturalización del principio universal de la obediencia debida, 1ACORE

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dándoles a los dos distinto alcance, a pesar de tener el mismo origen y pretender el mismo fin. El fuero militar tiene como fin esencial, dar al Estado una organización armada legítima, monolítica, disciplinada y eficaz, como garantía de su propia existencia. Puesto que la vida militar moldea la personalidad del soldado en una constante predisposición al sacrificio, a mandar y a obedecer bajo la más estricta disciplina, esta disciplina cobra carácter de bien jurídico supremo. El conocimiento de estas condiciones de la vida castrense, ignoradas en el medio ciudadano, es fundamental para poder juzgar a los militares que cometen delitos por causa del servicio que prestan; especialmente en un Estado como Colombia, martirizado por la guerra interna permanente y feroz que le ha declarado la narcosubversión. El fuero militar es así una institución universal, destinada a preservar lajusticia, cuya esencia ~1á dada por el juzgamiento de militares por Tribunales Militares. Así lo consagra el artículo 221 de la Constitución Nacional, bajo la condición de que el delito sea cometido por un militar en servicio activo y que dicho delito tenga relación de causalidad con el servicio, con arreglo a las prescripciones del Código Penal Militar. Norma que da al fuero militar carácter institucional, no personal; por eso los civiles no están cobijados por él y los militares al retirarse del servicio activo lo pierden y quedan como cualquier ciudadano, sometidos a la jurisdicción ordinaria j10

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A pesar de tales razones, en Colombia además se ha quebrantado la integridad del fuero militar al desconocerse en el campo disciplinario y reconocerse apenas en el campo penal. Desconocimiento ocurrido al otorgarle a la Procuraduría General de la Nación esta atribución. Los efectos de tal medida han sido del todo nocivos para la capacidad operacional de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, en la medida en que los funcionarios civiles de dicho ente fiscalizador, ignorando el ambiente y disciplina castrenses o llevados del antimilitarismo y afán de sentar precedentes con oficiales de alto rango, actúan en las investigaciones de manera parcial izada. Lo anterior no significa que esternos proponiendo la desaparición del control del Estado sobre las acciones militares; se trata simplemente de que se respeten las atribuciones disciplinarias de los comandantes. Tampoco implica el que se pretenda desconocer la jurisdicción penal ordinaria, cuando los delitos cometidos por los miembros de la Fuerza Pública nada tengan que ver con el servicio; menos que los militares que violen la ley no sean sancionados con todo rigor; corno deben serlo en su calidad de agentes del Estado encargados de dar ejemplo. Pero estos casos han sido excepcionales y la propia justicia penal militar ha actuado con la debida severidad. Es indispensable para la Institución Armada, recuperar su líber-

tad de acción, mediante el respeto por su fuero disciplinario y el sostenimiento del fuero militar. Sin que ello signifique que dicho fuero no pueda ser objeto de revisión para adecuarlo a nuestra realidad nacional. Los militares sabernos que para someter a las cuadrillas armadas es necesario su aislamiento de la población civil, lo cual demanda el buen trato a la comunidad y a los propios criminales, una vez han depuesto las armas o han sido capturados. Esta situación ha sido probada con el sinnúmero de capturas que día a día realiza la Fuerza Pública, a sabiendas que los narcosubversivos serán puestos en libertad, Vivimos en un sistema democrático, si no perfecto, al menos con todos sus presupuestos. Donde las normas están encaminadas a proteger los Derechos Humanos de los habitantes de Colombia por parte de las autoridades civiles y militares. Deber que nos es ineludible. Por eso, cuando alguien investido de autoridad viola esos derechos, lo hace de manera aislada, por cuenta propia, sin que medien políticas estatales, gubernamentales o militares. Pero los protectores o simpatizantes de la narcosubversión aftrman lo contrario y se valen de cualquier hecho aislado para generalizarlo. Es insólito que las denuncias y notificaciones de autoridades judiciales a los comandantes militares, en las cuales solicitan las disposiciones


operacionales proferidas, las órdenes de allanamiento de los jueces y los pormenores de ley, hayan sido filtradas a la subversión y aprovechadas por ella para armar expedientes infames contra militares y policías. Tal ocurrió con el libro publicado en Bélgica denominado «terrorismo de Estado». Las instituciones protectoras de los Derechos Humanos deberían dedicar mayores esfuerzos a prevenir, evitar y solucionar los conflictos, haciendo entrar en razón a la subversión. Con la misma vehemencia con que afirman su interés sólo en la conducta del Estado, por ser sujeto del derecho internacional, detentar la legitimidad de la fuerza y ser garante del ejercicio de los Derechos Humanos. Planteamiento moral y jurídico relevante, pero sin el debido sustento en la realidad del conflicto, en el que una de las partes pareciera tener justificados los medios más ilícitos y los mecanismos sicológicos más oprobiosos, mientras la otra, la que defiende el Estado, debe rendir cuenta detallada de sus actuaciones. Las situaciones anteriores, están como ya lo advertí fuera de las posibilidades de control y acción de las Fuerzas Armadas, pero son indispensables para alcanzar mayor eficacia en el cumplimiento de su misión constitucional. Otro aspecto prioritario en materia de seguridad es el de mejorar la inteligencia del Estado para localizar y someter a los criminales

encuadrillados u organizados militarmente. Para ello, es necesario que el Departamento Administrativo de Seguridad reoriente su función hacia la actividad específica de inteligencia, con el fin de que pueda incrementar el esfuerzo de búsqueda y localización de los distintos agentes de violencia y de perturbación. Labor a la cual también deben dedicarse prioritariamente los instrumentos de inteligencia de la Fuerza Pública, mejorando su tecnificación y profesionalismo. Con instrumentos de inteligencia capacitados, técnicos y altamente eficientes se puede atacar la infraestructura financiera de la narcosubversión que debe ser otro de los grandes propósitos del Estado en materia de seguridad. De lo contrario, esta amenaza hará invivible el país. Porque, como ya lo advertimos, los recursos de la subversión en contubernio con el narcotráfico, son inmensos. Sostienen una infraestructura financiera al amparo de leyes inocuas, y permisivas con penas irrisorias que apenas sirven para que los criminales se burlen del Estado, chantajeen a sus jueces o condicionen con ventajas su situación. Por lo anterior, fácilmente estos enemigos de la patria pueden comprar armas, explosivos y municiones de todo calibre en el exterior, adquirir material de campaña, hacer propaganda internacional, sostener una «justicia paralela» y adquirir equipos de comunicación altamente fieles y eficientes, a través de los cuales circulan

las órdenes de sus cabecillas de manera segura y oportuna. Es indispensable que los comités de seguimiento y control a las finanzas de la narcoguerrilla tengan toda la efectividad posible, para ello debe proyectarse una legislación apropiada que permita detectar, seguir y retener fondos financieros y bancarios, bienes inmuebles o muebles, que la subversión maneja a través de testaferros. En relación con el tema de los efectivos de la Fuerza Pública, ante la imposibilidad presupuesta! de incrementarlos al doble de los actuales como fuera lo ideal, las Fuerzas Militares y de Policía deben hacer un esfuerzo grande para incrementar al máximo su profesionalismo y capacidad operacional. Pero como no es posible la presencia simultánea de la Fuerza Pública en todo el territorio nacional, la comunidad debe colaborar con ella, especialmente allí donde sea agredida. Las CONVIVIR, son organizaciones apropiadas para suplir la información del Estado y para garantizar la propia vida de la comunidad, donde no haya otro medio legal de hacerlo. Pero el comportamiento de las CONVIVIR debe ser exclusivamente defensivo. La experiencia de otros países nos muestra de una manera inobjetable, que donde la población civil se organiza defensivarnente, las cuadrillas armadas no pueden agredirla y terminan por someterse a la ley o 1 ACORE

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entrar en el campo del diálogo y de la convivencia. Por eso las CONVIVIR colombianas son atacadas con tanta virulencia terrorista en el presente. El Estado colombiano está siendo agredido de manera permanente e injusta y la sociedad colombiana está sometida a toda suerte de atropellos y crueldades sin compasión ni reato moral. Las organizaciones de Derechos Humanos no pueden exigirle a la comunidad que se deje asesinar impúnemente. Si la legítima defensa individual está fundamentada en el derecho natural, con mayor razón lo está la legítima defensa colectiva, aún cuando los narcosubversivos y sus corifeos la combatan, Por ello, es conveniente que el legislador contemple la posibilidad de volver a establecer en la Constitución las milicias nacionales. Ellas son la expresión más democrática de la comunidad política, pues son organizaciones de la propia sociedad para su defensa, en la cual sus integrantes, sin perder su calidad civil, se constituyen en colaboradores de la Fuerza Pública en tareas puramente preventivas y defensivas como alarma temprana, control y vigilancia de áreas o puntos críticos vitales para la comunidad, e inel u si ve obras de desarrollo socioeconómico. Este fue su origen en la antigua Grecia, en los Estados Unidos y en varios países socialistas como Cuba y China que es donde hoy tienen la mayor importancia ..

Pero en Colombia donde los prejuicios políticos están en la orden del día, los constituyentes del año noventa y uno resolvieron sin mayor fundamento abolir las milicias nacionales. Como herramienta apropiada y efectiva para garantizar la seguridad y la paz pública en algunas regiones apartadas de la Geografía Nacional.

Cada día resulta más evidente la crimininalización de la que en otra época fue guerrilla ideológica, con el fenómeno del narcotráfico, constituye esta alianza un factor de alta peligrosidad para la supervivencia del Estado que debemos defender y de la república que fundaron nuestros mayores y que a nosotros nos corresponde preservar.

EL NARCOTRAFICO :

Dentro de la distribución funcional correspondiente a Fuerzas Militares y Policía Nacional, compete a esta última la responsabilidad primaria de combatir este cáncer mortal del mundo contemporáneo. Sinembargo, la dimensión delictiva del problema, sus repercusiones internacionales y la amenaza que configura contra el ser mismo de la nación, compromete de lleno a las Fuerzas Militares. El negocio mundial de los narcóticos adquiere tal magnitud que no es posible desentenderse de la obligación de combatirlo con todos los medios del Estado. Por otra parte, el poder corruptor del narcotráfico ha invadido con fuerza inocultable los di versos estratos de la vida colombiana hasta presentar a nuestro país como el epicentro del tráfico mundial de estupefacientes. Contra este estigma que ensombrece el nombre de Colombia ante la comunidad internacional, debemos combatir unificadamente, compartiendo con la Policía Nacional el esfuerzo que ella por sí sola no podría desarrollar con éxito.

Las marchas de protesta escenificadas en la región amazónica en 1996, permiten apreciar la dimensión social de un problema que desborda el ámbito puramente delictivo, pero que señala, al mismo tiempo, la capacidad de manipulación que han logrado los subversivos, de la angustia campesina trasladada de la labor honrada del campo a la siniestra de los cultivos de coca y amapola. Infortunadamente, la posición geopolítica de Colombia determina la utilización de nuestro territorio como base ideal para el procesamiento y distribución de los estupefacientes. Del sur nos llega materia prima en abundancia. Del norte, insumos químicos para su transformación en drogas heróicas. Somos así, por mandato de la geografía el campo de una batalla de dimensiones mundiales pero que debemos librar en forma solitaria, sujetos a decertificaciones, incomprensión, desprecio y ostracismo. Recomendamos la acción continuada y dinámica del Estado, para llevar a la conciencia universal lo que se sostuvo en la Asamblea General de las Naciones Uni-


das en torno a la internacionalización de un problema en el cual somos víctimas y en ninguna manera usufructuarios del gigantesco negocio del narcotráfico. Será ésta la única forma de liberarnos del estigma deshonroso y a la vez de comprometer a las naciones poderosas creadoras de la demanda, en una lucha en la que su papel no es señalarnos con dedo acusador sino compartir dentro de un concepto de alianza política y militar los imperativos de esfuerzo por liberar al mundo del tremendo flagelo. Empeñarse en combatir la producción de las drogas, sin atacar simultáneamente la demanda surgida de un consumo en acelerado crecimiento, es ignorar la naturaleza dual del problema que demanda someter simultáneamente sus dos términos de oferta y demanda. Con tales medidas podemos defender a Colombia con inteligencia, decisión y valor. Si todas estas ideas expuestas de manera razonada y sincera, aún cuando desordenada, por parte del soldado más veterano en filas, toman cuerpo en la voluntad de la sociedad y del Estado, la patria encontrará el camino de recuperación espiritual y material y de dignificación nacional, y con ellos de la paz, del bienestar y del desarrollo social de todos los colombianos.

LASFUERZASA~AS

ANTE LA PAZ: Nadie como el militar padece los sufrimientos de la guerra y por ello comprende el beneficio inmenso de la paz. La deseamos ardientemente, no tan sólo para poner fin a la fatiga de una lucha extenuante, sino porque quienes servimos en las instituciones militares ansiamos la posibilidad de una reconciliación entre los colombianos que restablezca la armonía nacional perdida durante medio siglo. Esta actitud nos mueve a apoyar todo esfuerzo razonable por alcanzar una paz, que ponga fm a la confrontación y permita dirigir todas las energías nacionales al desarrollo socioeconómico de una colectividad aquejada de profundos desajustes internos sobre la base de dos premisas insustituibles encuadradas dentro del marco de la Constitución Política de Colombia : Primera : La preservación de los principios y valores fundamentales de nuestra democracia histórica, adoptada por la nación colombiana como sistema político, y del Estado que la rige. Se&nnda : La obligación constitucional de combatir y reducir a la impotencia o colocar ante lajus-

ticia, a grupos y personas que observen comportamientos criminales o persistan en levantarse en armas contra el Estado legítimo. Esta actitud no puede de ninguna manera interpretarse como un pretendido guerrerismo, es apenas, la ejecución de un mandato prescrito para la Fuerza Pública por la Carta Fundamental de la República. Mandato irrenunciable porque nos lo impone la Carta que hemos jurado defender, respetar y hacer cumplir. A la luz de este mandato, mal podrían las Fuerzas Armadas abandonar por imposición subversiva parcelas del territorio sujeto a la soberanía del Estado, o suspender operaciones en áreas donde agrupaciones en armas prosigan su accionar delictivo. Si lo hicieran, desobedecerían a la ley de Leyes y faltarían al más fundamental de sus deberes. Por fortuna, las Fuerzas Militares siempre han estado frente a los grandes procesos de paz, siempre dentro del marco de la Constitución y las Leyes que enmarcan nuestro Estado Social de Derecho, así las cosas por ningun motivo dejaremos de cumplir con los principios sometidos al imperio de la Constitución y las Leyes de la República.


..

OTRA FALLIDA ESTRATEGIA DE PAZ General LUIS A. MEJIA VALENZUELA

l. Un objetivo equivocado:

E

l legado de violencia que venía del año 1990 no pudo evitarse en el nuevo año. La Asamblea Nacional Constituyente había sido concebida y aceptada con el anhelo popular de que pudiera abrir un espacio político para buscar soluciones al problema del orden público cada día más fuera de control. El nuevo gobierno, presidido por el doctor César Gaviria Trujillo, quien al igual que los anteriores mandatarios de la Nación manifestaba hallarse interesado por conseguir la reconciliación entre los colombianos, elaboró el correspondiente «Plan Estratégico Nacional contra la Violencia», plan que tampoco consiguió el objetivo de alcanzar la paz, debido a las mismas razones que persistentemente han hecho fracasar todos los intentos he-

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chos en ese sentido, razones que no son otras que el errado planteamiento del problema de la subversión y la creencia en que tal problema se puede resolver por la fuerza. Una primera salida en falso por lo inoportuna y dudosamente necesaria fue el empleo del Instrumento Militar para atacar el Secretariado de las FARC en «Casa Verde». No es este el momento y lugar para analizar la conveniencia en la elección de tal objetivo político y estratégico, así como para cuantificar los costos económicos que implicó la acción militar frente a los rendimientos obtenidos en el balance de la lucha contra la subversión armada. Tampoco pretendemos calificar la acción militar cuyo exitoso desarrollo operacional y táctico para conquistar un objetivo geográfico en poder de

guerrilleros, cuya estrategia es ceder el terreno a cambio de prolongar la guerra, nunca sería lógico poner en duda. Pero si es oportuno afirmar que tanto la toma de «Casa Verde» y sus aledaños, como la posiblemente deseada captura de los miembros del Secretariado de las FARC, no eran los objetivos políticos y estratégicos más apropiados para establecer condiciones propicias en un intento de reconciliación nacional y aún de sometimiento de la subversión. Vislumbrar cómo se presentaría el problema del orden público en Colombia, al finalizar el año 1990, no era demasiado difícil si se recuerdan algunos datos respecto a lo sucedido durante el citado funesto año en lo relativo al descomunal número de masacres y de víctimas, cuyos totales según el Boletín de Prensa No 7 de Febrero


de 1991 del Comité de los Derechos Humanos, fueron setenta y seis (76) y quinientos cincuenta y siete (557) respectivamente. En el mismo boletín de prensa la cantidad de asesinatos se eleva a dos mil cuatrocientos setenta y nueve (2.479) dentro de los cuales, trescientos cincuenta y siete (357) tuvieron motivación política.• Con tales antecedentes y las implicaciones políticas de la ocupación militar de «Casa Verde» era fácil, como ya se insinuó, predecir cómo se iniciaría el año 1991. El pronóstico era factible para cualquier persona enterada del problema de la subversión y por tanto, es justo aceptar la validez de los comentarios sobre la política de paz del gobierno, hechos por «IY Artagnan» e incluidos en el boletín de prensa antes citado. En los apartes directamente pertinentes, dice D' Artagnan. «... En

cierta forma, lo que se montó fue un despliegue de fuerzas que inevitablemente, nos va a costar a todos mucho dolor y mucha sangre... » «Con este bombardeo inesperado, lo que el gobierno ha hecho es fortalecer las relaciones entre las FARC y el ELN» «. .. Se ha encendido una hoguera... cuyos resultados finales desde ahora se preveen: toma de pueblos, incremento de emboscadas, secuestros a granel y otros actos de violencia sorpresivos, que no se reducirán, apenas, a los sectores rurales, sino también tocarán zonas urbanas» <<. •• La guerra con la subversión está pues, formalmente declarada... »2

2. Pronóstico acertado: El año 1991 inicia su sangrienta escalada con la muerte de cinco policías, asesinados por las FARC y el ELN durante un acto terrorista contra el oleoducto en aledaños de Buenaventura, acto criminal que no será el único puesto que le seguirá la muerte aleve de seis policías en Antioquia y de cinco en Santander y Huila, así como con la pérdida de cinco soldados que perecieron emboscados por guerrilleros en Boyacá y Norte de Santander. Con fecha 2 de Enero, guerrilleros del XIX Frente de las FARC que operan en la Sierra Nevada de Santa Marta emboscaron una patrulla de la Policía Nacional, dejando un saldo de doce muertos 4• Y tres días después se registrará la ocurrencia, en los departamentos de Antioquia y del Tolirna, de dos masacres con saldo de nueve muertess. El día 1Odel mismo Enero, los hechos sangrientos, registrados en la prensa, corresponden a los departamentos del Meta y de Santander y son el resultado de enfrentamientos armados entre patrullas del Ejército Nacional y la guerrilla con saldo de cinco soldados muertos y nueve heridos, incluyendo un Oficial.6 Hacia el día 13, el escenario criminal incluye la región de Pitalito en el Huila donde fue emboscada una patrulla del Batallón Magdalena de la cual perecieron un oficial, dos suboficiales y dos soldados. 7 Con fecha 20 de Marzo el Espectador informa sobre la lucha armada en el Cauca, Cundinamarca y Santander donde son abatidos catorce sediciosos, mueren tres

militares y sufren heridas siete. Informa así mismo del asesinato en Ciénaga y en Puerto Libertador, departamento de Córdoba, de seis civiles.8 Con respecto a las acciones previamente recordadas y a otras semejantes que sin duda ocurrieron pero que no tuvieron mucha difusión, son válidos los comentarios hechos en El Espectador de Enero 6 de 1991 por el escritor Ramón Jimeno, cuando en alguno de los apartes de su artículo titulado «Guerra a las FARC», dice: « ... el supuesto de la incapacidad de los cinco mil (5.000) guerrilleros para crear una situación de desestabilización similar a la generada por los narcos durante 1989-1990, es un punto no solo discutible sino preocupante. Parece que al gobierno, como en la guerra de los narcos, no le pesaran suficientemente los muertos de uniforme, ni el costo de los daños a la infraestructura nacional. Este desconocimiento, como en el caso de los doscientos veinte (220) policías asesinados en tres meses en Medellín el año pasado, puede provocar una escalada en la que las guerrillas toquen puntos sensibles de la clase dirigente y de los centros urbanos... » «... Reducir la capacidad del enemigo para efectos publicitarios puede traer como consecuencia una escalada de la guerra que volvería a las ciudades, único sitio donde la dirigencia colombiana la siente. Correr el riesgo de que las FARC y el ELN no tengan capa-


cidad urbana es una apuesta boomerang, porque los costos los paga la población civil, la que deben defender las Fuerzas Armadas. Y la defensa incluye una política que no la coloque en posición de vulnerabilidad... » 9

3. El plan estratégico del gobierno Gaviria: Para confrontar ese largo y creciente problema de orden público que sin tregua martiriza al país, el Gobierno del Presidente Gaviria concibió su Plan Estratégico Nacional contra la Violencia, plan que incluyó cinco líneas de acción con las cuales se buscaba, en primer lugar, estimular y ayudar la iniciativa de las autoridades tanto regionales como locales, y así mismo asegurar la coordinación entre las diferentes instituciones. El segundo objetivo aspiraba a ponerle fin a la impunidad. El tercero presentaba los principios y criterios que debían orientar la política de paz, así como los procedimientos que podrían utilizarse en la negociación con la guerrilla para lograr el término del alzamiento bélico. La cuarta línea de acción incluyó los planes y procedimientos necesarios para robustecer la capacidad del Estado en su accionar contra los distintos agentes que intervienen en la violencia. Y en el quinto y último objetivo estratégico del mentado plan, se ofreció atención especial a la protección y promoción de los derechos humanos. 10 Es pertinente reconocer que en el citado Plan Gaviria se incluyeron apreciaciones y conceptos que

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consideramos juiciosos y ajustados a la realidad colombiana, tales como los siguientes: «... La superación de la violen-

cia provocada por los grupos alzados en armas es posible mediante una política de diálogo y negociación orientada a buscarfórmulas y lograr acuerdos para la terminación definitiva del conflicto armado... » «... Una verdadera política de paz involucra en su definición, además del diálogo con la guerrilla como recurso para la terminación definitiva de La confrontación armada acciones específicas y permanentes en los campos social, económico, político, jurídicoy por supuesto militar; liderados por el gobierno en su carácter de representante genuino de los colombianos, pero en cuya ejecución deben comprometerse todos los sectores sociales, como premisa de garantía para obtener resultados tangibles que beneficien al conjunto de la sociedad... » 11

han querido comprometerse todos los sectores sociales, políticos y económicos del país, ni se ha logrado motivar un sincero propósito nacional para hacerla viable y exitosa. Entre los años transcurridos desde el gobierno Betancur y el momento en que registramos estas notas, finales de 1996, están incluidos los periodos presidenciales de los doctores Virgilio Barco Vargas, César Gaviria Trujillo y más de la mitad del periodo presidencial del doctor Ernesto S amper Pizano, quien, al igual que sus antecesores, se ha preocupado por el complejo problema de la persistente subversión armada, y con el llamado «Salto Social» ha empleado la misma idea estratégica que ya por consenso nacional se acepta como la apropiada para quitarle apoyo a los rebeldes, pero la cual es incompleta, si no incluye suficiente alcance y seriedad en su desarrollo, así como credibilidad en la justicia y en todas las demás instituciones responsables de hacer cumplir la ley.

4. Carencia de Propósito Nacional de paz:

S. El problema del narcotráfico:

De los nulos resultados obtenidos durante el Gobierno Gaviria y durante los años vividos hasta el momento, especialmente desde el gobierno del Presidente Belisario Betancur Cuartas, puede concluirse que en la ejecución de esa sana política, considerada como justa y conveniente, especialmente desde el gobierno del Presidente Belisario Betancur Cuartas, y reconocida como necesaria para conseguir la paz en Colombia por los gobernantes que le siguieron, no

En relación con el narcotráfico también son válidos la apreciación y conceptos consignados en el plan estratégico del Gobierno Gaviria, sobre una situación que en la actualidad (1996) propició un escándalo y rasgar de vestiduras que comprometió y amenazó la estabilidad de las instituciones y que todavía daña la imagen del pueblo colombiano en el ámbito internacional, como si esa situación fuese cosa nueva en el mundo terráqueo y nunca los colombianos


hubiéramos sido capaces de detectarla y de calificarla como funesta y perniciosa. Desde 1991 en el citado plan, quedó consignada la siguiente afmnación: «... En ninguna otra nación la

manifestación del fenómeno hallegado a constituirse en una amenaza tan grave para la estabilidad democrática, la seguridad y los derechos de los colombianos. Los carteles que monopolizan los mercados de la droga en Colombia cuentan con un poder económico y bélico sin precedentes que ha generado -en defensa de su lucrativa posición- una avalancha de violencia y corrupción de los valores éticos, dejando secuelas en la seguridad ciudadana, la tranquilidad y la salubridad pública, y en la economía. .. » 12 Aceptadas como urgentes y necesarias todas aquellas providencias concebidas para combatir muchos eslabones de la cadena del narcotráfico, consideramos sin embargo que todas ellas, aunque parezcan útiles para combatirlo, resultarán inocuas para terminarlo, mientras no se controle el consumo de la droga, se disminuyan así mismo los descomunales márgenes de ganancia de tan lucrativo negocio, y se deslegitime y sancione, debidamente, el enriquecimiento ilícito. 6. Una política desacertada: La política concebida por el Gobierno Gaviria en el documento denominado «Estrategia Nacional Contra la Violencia», como la

concebida y practicada por otros gobiernos para terminar con la subversión armada y específicamente batir con éxito a la guerrilla, parece desconocer o querer ignorar la magnitud y las causas de esa subversión, así como el crecimiento continuo del descontento y del conflicto bélico. La gran estrategia del Estado parece no tener en cuenta que la organización guerrillera es apenas el brazo armado de un movimiento subversivo que incluye varios millones de colombianos descontentos con el régimen y establecimiento político que por muchos años los ha desilusionado, y que esos descontentos son quienes de forma diversa le dan apoyo a los rebeldes. En la estrategia estatal no se ha concebido y considerado que la guerrilla como el pez, necesita de un medio ambiente propicio para subsistir. Que así como el pez requiere del agua para vivir y desplazarse, el guerrillero necesita del apoyo de la población civil, partidaria de sus banderas, para lograr el éxito en sus actividades militares. En el problema que se plantea el Estado con respecto a la subversión armada, p~ece que no se tiene en cuenta el factor relativo a que esa población civil que le da apoyo logístico y de inteligencia a los grupos armados subversivos para sus ágiles desplazamientos tácticos y exitosas sorpresas militares, es la población descontenta con la capacidad del Estado y de su régimen político para suministrarle trabajo, servicios, vivienda y en general atención a sus necesidades básicas. No se tiene en cuenta que

la población campesina que se aglutina bajo las banderas de las FARC, lo hace con la ilusión relativa a que esa organización guerrillera le pueda resolver los problemas agrarios que ningún gobierno legítimo, hasta el momento, ha logrado solucionarle. 7. La creciente delincuencia y la violación de los derechos humanos: En relación con los problemas relativos a la delincuencia común y a la delincuencia organizada, cuyo crecimiento también ha desbordado la capacidad de su control por parte del Estado, en apartes del citado documento se afirma que «...es especialmente preocupante el aumento de los delitos contra la vida y la integridad personal, siendo el homicidio el de mayor incidencia: de 19.809 casos registrados en 1986, se pasó a 28.475 en 1990... » 13· Se proyectan medidas preventivas y de reconciliación, restricción en el porte de armas y medidas de atención a la comunidad .Y en lo atinente a los delitos de extorsión y secuestro se acepta que ellos, « ... se han constituido en la última década en dos de los delitos posiblemente de mayor impacto social...» 14 Así mismo se informa que entre 1988 y 1989, se produjo en el delito del secuestro, un incremento anual del 78.9% En referencia a la defensa y protección de los derechos humanos, tema cuyo alcance, incidencia y gravedad dentro del problema general del orden público, todos los 1 ACORE

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involucrados y aún los observadores lo consideran importante y exigen su observancia. Sin embargo la exigen, cuando la violación proviene del adversario. Cuando la violación se utiliza en beneficio de la causa propia merece justificación, sin querer reconocer la doble moral con la cual se está juzgando tal delito, ni las consecuencias de esa doble moral en el crecimiento de una guerra cada día más sucia, más cruel y con menos esperanzas de término. Una guerra dentro de la cual esas violaciones se vuelven rutinarias y son ejercitadas por los «Grupos de Limpieza», por los «Guerrilleros», por los «Paramilitares», por algunos funcionarios o por algunos miembros de la fuerza pública. El problema fue reconocido por el gobierno en su plan estratégico de 1991, de la siguiente forma: « ... En

la actualidad, la violación del derecho a la vida constituye el problema central de la vigencia de los Derechos Humanos... » « ...Algunos funcionarios públicos o miembros de los organismos de seguridad, en desacato a las normas y políticas que orientan la promoción de los Derechos Humanos en el país, han incurrido, bajo su propia responsabilidad, en hechos violatorios de estos derechos... » 1s

8. De una situación difícil hacia otra peor: Se vieron transcurrir varios meses durante los cuales la situación se agravó sin que el gobierno, responsable del orden público

y de la seguridad de los colombianos, se preocupara por el estudio, análisis y reconocimiento de las fallas o vacíos de su Idea Estratégica, o por las debilidades, inconstancia o falta de seriedad en su implementación. Es decir, el intento del Gobierno Gaviria de buscar la paz, siguió el mismo derrotero de los intentos hechos durante los mandatos de Belisario Betancur y Vrrgilio Barco. Al comenzar el año 1992 pudo apreciarse su fracaso, como puede deducirse de lo escrito en el editorial de El Espectador, correspondiente al 23 de abril, cuyo contenido se ajusta con tanta precisión a las inquietudes que deseamos presentar, que nos sirve como «anillo al dedo», si transcribimos el siguiente aparte: « ... Vive Colombia una de las épocas más difíciles de su historia. Ac;aso la más dificil de la segunda mitad de esta centuria. Los partidos políticos aniquilados, convertidos en tiendas de campañas electorales. El orden público anarquizado por la prepotencia del terrorismo en una cualquiera de sus formas de intimidación, ya se trate de la guerrilla, del narcotráfico y de las secuencias de la delincuencia común. El orden social seriamente comprometido por el enriquecimiento indebido de unos pocos y el creciente pauperismo de las clases media y baja. Los servicios públicos al garete y manga por hombro, víctimas de la incapacidad de sus administradores, los contratos leoninos y el enriquecimiento sin causa de sus gestores. Corrompido el orden moral por el mal ejemplo que vie-

ne de arriba y se extiende como una mancha de oprobio por la Nación contaminada... ». 16 Con base en el triste panorama nacional descrito por el serio y respetable editorialista de El Espectador, más los deplorables cruentos sucesos que sufrió Colombia en los meses siguientes, tenemos que aceptar que la estrategia diseñada, no fue siquiera suficiente para contrarrestar en mínima parte la vocación colombiana por la violencia. En la Revista CIEN DÍAS VISTOS POR CINEP, correspondiente al lapso Abril - Junio de 1992, pudo leerse otra confmnación de nuestra lamentable realidad: La violencia en Colombia no da señales de ceder. Durante Marzo y Abril se presentaron 152 asesinatos políticos, y en los cuatro primeros meses del año el número de víctimas llegó a 236. El reactivamiento de los grupos paramilitares se refleja en la cantidad de asesinatos de los que se les sindica: el 30% del total... » 11

En alguno de los recuadros del mismo informe, al clasificar las acciones sangrientas ocurridas durante el mencionado lapso, las discrirrúna del siguiente modo: asaltos nueve (9), combates ciento trece (113), emboscadas diez (10) y acciones de sabotaje cuarenta y ocho (48). Y en el periódico El Espectador delll de Agosto de 1992, Pag. 3-A-, el Dr. Alfredo Vásquez Carrizosa en su artículo titulado, «DOS AÑOS DE VIOLENCIA», con respecto a la descrita lamentable situación, se expresó así :


teoría de los Derechos Humanos está suspendida en el aire como una imagen poética, falta de realidad. Los que prevalecen en la Nación son el asalto de los grupos guerrilleros contra el oleoducto de Caño Limón a Coveñas, el secuestro extorsivo, el asesinato en una ola de impunidad... »18 «...La

Como un ejemplo más de nuestra manera violenta de vivir, en la edición correspondiente al 25 del mismo mes de agosto, se consignó la siguiente afrrmación: «... En Colombia existe la pena de muerte. Si bien oficialmente se desconoce esa realidad el deceso violento de 430 personas como resultado de 84 masacres, en apenas los primeros seis meses de este año, demuestra que en la justicia privada si tiene aplicaci6n... »19 No constituye una sorpresa el que se llegase al último trimestre del año noventa y dos nadando en un mar de sangre, cuyas dimensiones pueden deducirse de los comentarios que se publicaron en El Espectador con fecha 14 de Octubre: «... 820 asesinatos y ni un responsable... » «La impunidad es el único resultado que arrojan las investigaciones por los asesinatos de miembros de la Unión Patriótica y el Movimiento Esperanza, Paz y Libertad» «... Los grupos paramilitares son los principales responsables de los muertos. Le siguen los agentes del Estado y sicarios» «... Entre los asesinados cabe mencionar a Jaime Pardo Leal y a Bernardo Jaramillo Ossa, líderes ambos de la Unión Patri6tica... »20

Es además necesario recordar que los agentes generadores de violencia,

no eran solamente los señalados en los datos precedentes. Mientras que el gobierno intentaba garantizar el tránsito vehicular por las carreteras y mantener en lo posible normal el orden público, los grupos rebeldes continuaban especialmente empeñados en el saboteo del transporte y otros servicios, mediante acciones que se extendieron a los departamentos de Antioquia, Boyacá, Casanare, Cauca, Cundinamarca y Meta, principalmente. 21 Para cerrar el año con la masacre en Orito, Putumayo, de veintiséis (26) agentes de la Policía Nacional, quienes fueron asesinados por la Coordinadora Nacional Guerrillera,22 la que demostraba con semejante desafío, que el Estado con su plan estratégico entonces en vigencia, era incapaz de ponerle freno a sus desmanes sangrientos. 9. Un fallido final previsible:

Con un legado de violencia como el procedente de 1990, y con un saludo de guerra como aquel con que se recibió el año de 1991, no podía en sana lógica esperarse que cualquier intención de paz sugerida por el gobierno, en ese momento, fuera creíble. El objetivo político-estratégico perseguido por el Presidente Gaviria al disponer la ocupación de «Casa Verde» no cumplió la característica esencial de un objetivo a tal nivel de mando, pues no obstante el buen desempeño operacional y táctico de las Fuerzas Militares en la conquista del territorio, no se logró disminución en el poder político y de combate del Secretariado de las FARC ni merma alguna en el correspondiente a sus diferentes frentes a lo largo y ancho del país. La evolución siguiente del citado movimien-

to subversivo, demostró y ha seguido señalando crecimiento en lugar de merma. A la precedente negativa situación cabe agregar, que la idea estratégica concebida para conquistar la paz, cuyo fundamento más sólido debiera haber sido una constante y firme política social, no aportó el esfuerzo necesario, y el gobierno careció del liderazgo adecuado para motivar en aquellos estratos altos de la sociedad civil, donde más debiera interesar el orden público, un real y sincero propósito de alcanzar la reconciliación nacional. No escapa al más somero análisis sobre la situación del orden público en el país, la incidencia corruptora del narcotráfico. Su crecimiento, debido a los muchos factores que lo alimentan nacional e internacionalmente, ha tenido ambiente propicio para su desenvolvimiento en el ámbito subversivo donde, los campesinos sin empleo y víctimas del éxodo forzoso derivado de la guerra, sufren la permisividad del Estado ante muchos evidentes abusos de los grupos armados de los narcoterratenientes, sufren también la presión política o armada de la guerrilla, o son víctimas de la incomprensión de la Fuerza Pública por razón de su situación de campesinos civiles comprometidos sin quererlo entre dos fuegos y a quienes sólo queda la engañosa ilusión de la riqueza fácil o la esperanza de sobrevivir dentro del movimiento guerrillero. No podía esperarse la paz en un ambiente donde, además, crecen la delincuencia común y la organizada, donde se continúan violando los Derechos Humanos y donde con una política equivocada se intenta cambiar una situación difícil por otra peor.


El fmal resultado negativo no podía tomarse como un imprevisto. Desde comienzos de 1985, don Guillenno Cano a través de su periódico, El Espectador, se había pronunciado con sincera inquietud sobre el estado de la subversión en el país, cuyas estrategias se consideraban exitosas en la obtención de simpatías políticas que antes eran propiedad exclusiva de los dos partidos llamados «tradicionales». Señalaba Don Guillermo, que la «Subversión o la guerrilla o como quiera llamársela», ejercfa su presencia en pueblos y caseríos para acercarse a las gentes necesitadas y aparecer como sus redentores. Tales rebeldes les construían las más esenciales vías de romunicación y algunos pequeños acueductos, y en muchos casos se encargaban del control de los ~atones de pueblo».n En el mismo artículo, titulado «Las Nuevas Estrategias», se expresó sobre la situación de la siguiente forma: «... Entre tanto,

en los encopetados salones de las grandes capitales se mira con una indiferencia irresponsable y temeraria el estado de atraso, miseria e indefensión en que se encuentran cuando menos la mitad, por no decir las tres cuartas partes de la población colombiana. Pero, eso si, en esos mismos salones con sofás abollonados se habla -y no se acaba de los peligros de la subversión y del boleteo. Muy cómodo ciertamente, pero muy imbécil posición la de una clase dirigente que exige para si todos los privilegios, mientras que se olvida de que millones de sus compatriotas no tienen agua potable, no tienen puestos de salud, no tienen escue-

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las, no tienen luz. carecen de vasos comunicantes para irrigar lo que con el sudor de su trabajo producen, quepadecen la indefensión oprobiosa de quien carece de todo derecho a la justicia».

En las palabras de don Guillermo Cano, cuya claridad e interpretación de la realidad colombiana compartimos, se expresa la causa principal del fracaso de todas las estrategias de paz concebidas y desarrolladas, a medias, por distintos gobiernos de Colombia durante los últimos años. Y sin duda se puede agregar: durante estos años, que incluyen los períodos presidenciales de los doctores BetancurCuartas, Barco Vargas, Gaviria Trujillo y Samper Pizano, quienes han alcanzado a reconocer que hay causas de tipo social que han generado y sostienen la subversión y la violencia, pero DO han querido reconocer que sus gobiernos Do han logrado disminuir el crecimiento de esas causas y por tanto el crecimiento de la protesta armada y en general de la delincuencia que se aprovecha del desorden, de la corrupción generalizada, de la ausencia de autoridad y de la falta de justicia. Salta a la vista que tampoco han logrado concebir e implementar una estrategia capaz de contrarrestar la acción política que los subversivos ejercen sobre la población civil que sufre el desamparo del Estado. Además es ostensible, que los partidos políticos, llamados «tradicionales», han sido y son incapaces de convencer y a su alrededor aglutinar esa población descontenta, y también incapaces de motivar un Propósito Nacional que permita mantener el esfuerzo necesario en la búsqueda de la paz y por consi-

guiente, en la extinción de las causas que generan violencia y que alimentan una guerra sin término y de impredecibles dimensiones. NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 1 - Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos - Boletín No 7, Febrero de 1991

2- Ibídem (La Políticade Paz- D'Artagnan) 3 - EL ESPECTADOR 1 JUDICIAL Enero 2 1991 , Pag, 11-A 4- Ibídem, Enero 3, Pag. 10-A

5 - Ibídem, Enero 5, Pag, 11 -A 6- Ibídem, Enero 10, Pag. 11 -A 7- Ibídem, Mayo 13, Pag. ll-A 8 -Ibídem, Mano 20, Pag. lO-A

9 - EL ESPECTADOR. Enero 6 de 1991 («Guerra a las FARC: Vieja Política Militar» Ramón Jimeno) ,

10- PLAN ESTRATÉGICO NACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA (Presidencia de la República- 1991) 11- íbídem 12- Ibídem

13 - Ibídem 14 - Ibídem 15 -Ibídem 16 -EL ESPECTADOR (Editorial del 23 de Abril de 1992) 17 -CIEN DIAS VISTOS POR ClNEP Vol. 5, No 18, Pag. 26, Abril-Junio de 1992. 18 - EL ESPECTADOR. Agosto 11 de 1992, Pag. 3-A («Dos años de violencia» Alfredo Vásquez Carrizosa)

19 -Ibídem. Agosto 25 de 1992. Pag. 1O-A

20- Ibídem. Octubre 14 1992, Pag. 10-A 21 - Ibídem. Octubre 23 de 1992, Sec. Judi-

cial. Pag. 2-A 22- Ibídem. Noviembre 8 1992, Pag.1-A 23 -EL ESPECTADOR. Diciembre 17 de 1996, «Libretas. Pensamientos. Lecciones. Las

Nuevas Estrategias•.


ORDEN DE LA DEMOCRACIA Capitán GUILLERMO MARTINEZGUERRA ZAMBRANO (Representante a la Cámara) PALABRAS PRONUNCIADAS EN LA CEREMONIA DE CLAUSURA DEL PRIMER ENCUENTRO GRANCOLOMBIANO DE OFICIALES «AGOR», EN EL PUENTE DE BOYACA

D

octor José Benigno Perilla Piñeros, Gobernador de Boyacá; Señor Coronel Luis Alfonso Rincón Aldana, Presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro «ACORE»; Señor Coronel Roberto Pizarro Martínez Comandante t• Brigada; Señor Teniente Coronel Néstor Rodríguez Portilla Jefe Estado Mayor 1aBrigada; Señor Almirante Víctor Hugo Garcés, Presidente del Círculo Militar de las Fuerzas Armadas del Ecuador; Señor Capitán de Navío José Mimbelo Leiva, Delegado de la Asociación de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú «ADORFAIP»; apreciadas compañeras y compañeros de armas de Colombia, Ecuador y Perú: En nombre del Congreso de la República de Colombia, tengo el

honor de imponer la condecoración «Orden de la Democracia» en la categoría de Comendador, a las banderas de las Asociaciones mencionadas de los países hermanos. Por una feliz coincidencia, este Capitán de la Fuerza Aérea Colombiana representa a sus compañeros de armas en el Parlamento Colombiano a través de la Alianza de Reservas Nacionales y Acción Cívica «ARENA», y eso ha producido este benéfico entendimiento entre quienes hacemos las leyes con la pluma, y quienes las defendemos con la espada. Y entre unos y otros, con nuestros compañeros boli varían os. Al hacerlo, quiero creer, con toda la firmeza de mi espíritu, que estamos reconstruyendo los pilares de lo que fue una sola gran familia unida por todos los elementos del alma y la sangre,

y separada por uno solo, desafortunadamente predominante en el género humano, y que nunca pudo entender el Libertador Simón Bolívar en medio de la tremenda amargura que le causaban sus hermanos disidentes: la ingrata, desmedida ambición personalista. Hoy, nos observa desde aquella colina, en donde le hicimos una estatua a través de la cual lo veneramos, y estoy seguro de que le estamos haciendo palpitar una vez más su corazón de Padre de la Patria, al comprobar que los oficiales de la reserva, herederos legítimos y eternos de su espada fulgurante, no hemos olvidado su sueño. Por eso estamos reunidos bajo su sombra aquí en el Puente de Boyacá, templo sagrado de nuestra nacionalidad, donde nos dio la primera libertad, para luego continuar en Carabobo, 1ACORE

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En el Puente de Boyocá, durante lo celebración del Primer Encuentro Groncolombiono de Oficiales '~GOR" , aparecen de izquierdo o derecho: Coronel GUSTAVO GARCIA ACOSTA, secretorio ejecutivo general de ACORE; Brigadier General UBALDO FRANCO ARISTIZABAL, Presidente Secciono! ACORE - Boyocó; Brigadier General RAUL MARTINEZ ESPINOSA, Expresidente ACORE; Brigadier General LUIS A MORILLO ALVAREZ, 2o. Vicepresidente ACORE; Capitán de Novio JOSE MIMBELA LEYVA, Presidente Asociación de Oficiales en Retiro de Fuerzo Armado y Policía Nocional "APORFAIP" de Perú, y el Representante o lo Cámara Capitán GUILLERMO MARTINEZGUERRA ZAMBRANO.

Pichincha, Junín y Ayacucho, completando su gesta emancipadora. Y en su presencia, nos integramos en un gran abrazo premonitorio de lo que tendrá que llegar en un futuro ojalá no muy lejano: Colombia, Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia reconstruidas en una sola gran Nación capaz de enfrentar los retos del mundo moderno, y que llevaría su nombre.

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Los militares retirados de Colombia y Ecuador hemos puesto la primera firma indeleble . Esperamos que nuestros demás hermanos se unan a ella, con la misma firmeza desinteresada y noble, respaldada por nuestro honor. Que la sangre derramada en estos campos de Boyacá por nuestros Libertadores, que ha fe-

condado durante casi dos siglos, no solo sus entrañas sino nuestro espíritu, sea el símbolo de nuestra unión, sincera e inquebrantable. Será sólo un sueño? Puede ser. Pero fue el sueño del General Simón Bolívar, Libertador de las cinco Naciones.


EL GENERAL OSCAR BOTERO RESTREPO

E

l General Osear Botero Restrepo fue uno de los oficiales más destacados que ha tenido el Ejército Nacional en los últimos tiempos. Paradigma de toda esa gama de virtudes militares que hacen de la profesión de las armas la más bella forma de servir a la Patria. Fue un hombre en el sentido integral de la palabra. Hijo respetuoso y amable, esposo cariñoso y leal, padre responsable y tierno con sus hijos; el Señor le arrebató prematuramente gran parte de esa felicidad, para probar el temple de su alma que la sufrió con estoicismo y resignación admirable. El general Osear Botero nació en la ciudad de Armenia el 1o. de mayo de 1.933, del matrimonio antioqueño de Jaime Botero y Felisa Restrepo. Educado en las más recias tradiciones de los suyos, supo cultivar en su espíritu desde temprana edad vocación por el estudio y deseo de supera-

sirvió como instructor y comandante de Pelotón y Batería en la Escuela Militar de Cadetes, en la Escuela de Artillería, en el Batallón San Mateo y en algunos cargos de Plana Mayor, para lo cual se especializó en la actividad de inteligenica en Colombia y en Inglaterra.

GENERAL OSCAR BOTERO RESTREPO

ción. No había cumplido los 17 años cuando entró al Ejército Nacional como Cadete de la Escuela Militar, donde bien pronto brilló su inteligencia hasta colocarse como el primer puesto de su promoción. Egresó como subteniente de Artillería el 9 de diciembre de 1953 y como Oficial Subalterno

Como Oficial Superior sirvió en la Sexta Brigada, fue Comandante del Batallón de Inteligencia del Ejército, Jefe de la Casa Militar de Palacio, Agregado Militar, Naval y Aéreo a la Embajada de Colombia en España, y Comandante de la Octava Brigada, cargo desde el cual fue seleccionado para realizar el curso de altos estudios militares. Obtuvo el grado de Brigadier General el 5 de diciembre de 1980 siendo nombrado Comandante de la Quinta Brigada, posteriormente Jefe de la Casa Militar de Palacio y Director de Instrucción y en1ACORE

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trenamiento del Ejército. Como Mayor General fue Comandante de la Quinta División, Inspector del Ejército, Segundo Comandante y Comandante del mismo. Ascendido a General de tres soles ocupó el cargo de Comandante General de las Fuerzas Militares y luego el de Ministro de Defensa Nacional, siendo el último militar en ocuparlo, bajo el mandato de los presidentes Virgilio Barco y César Gaviria. El General Botero consideraba que era éste un cargo político que debía desempeñarlo un civil, máxime cuando la Constitución del año 1991 señalaba la censura para los Ministros. El General Botero estuvo casado con Lucía Restrepo Mejía, dama de las más eximias cualidades morales } familiares, con quien tuvo tres hijos de los cuales sólo le sobrevive Francisco. Esta fue su tragedia personal que sinembargo, no fue obstáculo para que todos sus cargos los desempeñara con eficiencia, profesionalismo y pulcritud, siendo admirado y estimado por sus jefes, compañeros y subalternos. El profesionalismo y espíritu de servicio que siempre demostró el General Osear Botero fue ampliamente reconocido. Por ello desempeñó con lujo de detalles importantes comisiones en el exterior en representación de Colombia. Así mismo recibió todos los honores y condecoraciones que es posible obtener por

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General Osear Botero Restrepo, acompañado de su señora esposo y sus hijos

parte de un Oficial colombiano de su trayectoria y virtudes militares. Hoy cuando una penosa enfermedad que soportó con resignación y deseo de superarla, terminó por llevárselo al lado de sus padres, de su esposa y de sus dos hijos, hacemos llegar nuestro saludo de condolencia a su hijo

Francisco, a su querido nieto que fué la alegría de sus últimos días, a su tía y a su hermana. Que en la resignación del Señor encuentren paliativo espiritual para superar tamaña pérdida. Pérdida grande que tuvimos todos los que gozamos de su confianza y amistad, así como la Patria que gozó de su entusiasta y fecundo servicio.


GEOPOLITICA Y SEGURIDAD HACIA EL SIGLO XXI Mayor General JUAN SALCEDO LORA

!-Definiciones de la Geopolítica.' - Ciencia que estudia la influencia de los factores geográficos en el desarrollo de la vida del Estado. ( Kjellen ) - La base científica del arte de la actuación política en la lucha a vida o muerte de los organismos estatales por su espacio vital. (General Alemán Karl Haushofer) - Es la doctrina de las relaciones de la tierra con los desarrollos políticos: tiene como base los sólidos conocimientos de la geografía como doctrina y estructura de los organismos políticos del espacio. La geopolítica debe ser y será la conciencia geográfica del Estado. (Revista Geopolítica Escuela de Munich)

- La geografía política aplicada a la política del poder nacional y a su estrategia de hecho en la paz y en la guerra. (Hans Weigert) - Es una técnica política que se basa en los descubrimientos de la geografía, especialmente de la geografía política, la historia, la antropología, la economía, la sociología, la sicología y otras muchas ciencias que, combinadas, pueden explicar una situación política determinada. (Andrés Dorpalán) - Ciencia que pretende fundar la política nacional e internacional en el estudio sistemático de los factores geográficos, económicos y raciales. (Academia Española de la Lengua.)

- Es la doctrina del espacio vital. Resume los resultados de la geografía histórica y de la geografia política en una síntesis explicativa que intenta aplicar a la consideración de los sucesos políticos y diplomáticos contemporáneos. (Vicens Vives) -Es la rama de las ciencias políticas que, basada en el conocimiento histórico, económico, estratégico y político, del pasado y del presente, estudia el conjunto de la vida humana organizadas en un espacio terrestre, con el fin de alcanzar en el porvenir el bienestar del pueblo (Augusto Pinochet).

2.- Definiciones de la Seguridad.2 Seguridad Continental. Situación en la cual los intereses vita-

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Robertolbáiíe:zSánchez. TooríadeiEstado,geopolíticaygeoestrategia.ColeccióndeOrodelmilitarcolombiano.lmprentaypublicaciooesdela<;Fuerza.-,Militares. l. Tagliaferro De Lima. XX Conferencia de Ejércitos Americanos. Participación de la HD ante los nuevos problemas de seguridad en el continente americano. Nov. 1993

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les del Continente se encuentran salvaguardados de interferencias substanciales y/o perturbaciones del orden establecido. (Colegio Interamericano de Defensa). Seguridad Colectiva. La garantía proporcionada a cada uno de los integrantes de un grupo de Estados, decurrente de convenciones entre ellos establecidas, para la solución pacífica de sus controversias y el apoyo mutuo contra la agresión de otro Estado. Seguridad Nacional. Grado de garantía, que a través de acciones políticas, económicas, sociales y militares, un Estado puede proporcionar en forma permanente a la nación que jurisdicciona para la consecución y salvaguarda de sus objetivos nacionales. (Ley orgánica de Seguridad y Defensa de Venezuela). Situación en la cual los intereses vitales de la Nación se hallan a cubierto de interferencias y perturbaciones substanciales. (Ley de Defensa Nacional de Argentina).

tacto, derivada de la realización de sus fines esenciales. (Escuela Superior de Guerra, Colombia). Si la noción de seguridad contiene la idea de previsibilidad (prever y controlar su futuro), entonces seguridad tiene que ver con la aptitud para lograr ámbitos espaciales y temporales de previsibilidad. Resultante del conjunto de acciones heterogéneas y diversificadas, desarrolladas por el Estado en su esfuerzo por crear las condiciones indispensables que garanticen al país: su afirmación en el ámbito internacional, el progreso y el desarrollo económico, y la perfecta realización de los individuos dentro de la colectividad nacionaP 3.- La guerra contemporánea a la luz de la geopolítica y de la geoestrategia.4 Algunos de los condicionamientos en que se mueve a nivel teórico la estrategia del presente y la del inmediato porvenir, según el MG. Roberto lbáñez, son los siguientes resumidamente :

Condición que resulta del establecimiento y manutención de medidas de protección, que aseguran un estado de inviolabilidad contra actos o influencias antagónicas. (Doctrina de los Estados Unidos.)

- La guerra contemporánea es un fenómeno social y popular, cuando la nación no está comprometida integralmente en ella, corre el riesgo ostensible de perderla y de perderse con ella.

Situación de normalidad política, económica y social del Es-

Hoy no se conciben contiendas bélicas aisladas, todo conflic-

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to interno o externo, está condicionado directa o indirectamente por los dos grandes polos del poder mundial y las dos naciones enfrentadas cuentan con alianzas directas o indirectas. (En el contexto de la Guerra Fría). - Según sean los intereses de las dos grandes potencias en el conflicto, la estrategia puede buscar rapidez en la decisión como en el caso árabe-israelí, o por el contrario, dilatar la lucha, sobre todo si se trata de una guerra revolucionaria. (Teoría de la guerra prolongada). - La anterior consideración y el grado de intensidad o la guerra fija, determinan la estrategia no sólo en función de la batalla sino a procurar los objetivos geopolíticos, pero sin que pierda condiciones de eficacia en el conflicto. Esto obliga al Estado a mantener una estrategia de guerra y otra de paz profundamente interrelacionadas. La última no implica el secreto, sino todo lo contrario, máxima publicidad, de tal forma que disuada a todo adversario por los efectos de la respuesta ante cualquier agresión y lo obligue a optar otras posibilidades de arreglo en el campo político, económico, etc. - De la misma forma y como efecto de esta estrategia de la disuasión, los conflictos entre naciones se localizan en un espacio geográfico determinado, pero con objetivos amplios. La ampli-

General de Brigada Roberto Barahona Garrido, La defensa nacional en su concepto actual, Revista Ejército Español, Diciembre de 1992 Ibid. Página 224

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tud de los objetivos en la guerra revolucionaria está dada para obtener el apoyo de la mayoría de población civil del país. - Las ideologías apenas son sofismas o fachadas para esconder el espíritu imperialista; son instrumentos para explotarlos políticamente mediante la acción sicológica con miras a doblegar la voluntad de lucha del adversario, vencerlo, de ser posible sin lucha o al menos abonar el terreno. - Si en el presente como en el pasado es indispensable ganar la paz una vez concluida la guerra, hoy es posible obtener por la estrategia de paz y las acciones subversivas, Jos objetivos normales de la guerra, haciéndola inútil. - El hecho de que los conflictos se desarrollen en todos los campos de la vida nacional, demanda del Jefe del Estado un conocimiento profundo del fenómeno de la guerra, que le permita dosificar el esfuerzo político, económico, social o militar de la manera más conveniente, so pena de que la nación pueda ser vencida sin haber sido derrotada en batalla. - La conducción de la guerra es un problema político, el papel del estratega militar es de consejo u asesoría. Sólo cuando la conducción es de nivel operativo queda bajo la responsabilidad del General o del Almirante, pero

aún, en tal caso, la política puede interponerse. - La complejidad de la estrategia contemporánea demanda conocí mientos estratégicos, tácticos, técnicos y científicos. - La geografía, el poder de combate del enemigo y el propio, demandan una organización territorial que facilite el mando y las operaciones.

4.- Relaciones entre la geopolítica y la situación conflictiva contemporánea a. - Ambiente nacional e internacional. Detenerse en el análisis de la situación internacional es una buena oportunidad para comprobar que a pesar del tan cacareado orden mundial y la desaparición de la cortina de hierro, los conflictos siguen en todo el orbe y las amenazas a la seguridad de las naciones no acaban. La bipolaridad, a la cual se atribuían los conflictos en los dos escenarios, este y oeste, desapareció, pero la lucha siguió, y nada parece poder hacer cesar este mal de la humanidad, mal enquistado desde que el hombre es hombre: el mal de la guerra. Guerras grandes o pequeñas, internas o externas, de alta o baja intensidad, regulares o irregulares, pero guerras al fin. Nuevo orden, declaró la potencia de las potencias y de acuerdo con ello cada quién de-

bía reordenar su casa y su propio desorden, para alcanzar modelos dinámicos, equilibrados, justos y modernos. Algunos encontraron que los modelos eran realmente obsoletos y la planificación en marcha no podía continuar por la vía trasegada, por lo que se imponían nuevos timonazos, fuertes o débiles, para enderezar el rumbo de la nave del Estado. Los riesgos y las amenazas no pueden ser definidos en términos de algo concreto, de universal concepción o procedencia. Sobre el tapete internacional no se están peleando conflictos violentos entre Estados, tal vez porque estos mismos están plagados de conflictos interiores que ocupan su atención. Hay demasiada convulsión interna para ocuparse de la externa. El descuido de lo externo, a su vez, le puede traer más problemas en su interior. Extraña paradoja y difícil e inmanejable situación para los gobernantes de turno. Sin embargo los países europeos como consecuencia de los fenómenos inmediatos han comenzado por disminuir los presupuestos de defensa, en promedio de 13% para la OTAN excluyendo a Francia en lo relativo a personal y el5,2% en equipo, y la Unión Europea redujo el gasto militar en un 2,5% del PIB al2% entre 1991 y 1995. Con esa misma mentalidad, expertos en el tema, como el argentino Mario Sandoval sugieren la necesidad de reducir en América Latina el gasto militar. 5 Que lo diga un argentino, vaya y venga,

' Rodrigo Pardo García-Peña. La seguridad en el Siglo XXI. Rev1sta Cambio 16. Diciembre 2 de 1996. página 28 1 ACORE

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ellos normalmente piensan como europeos y de pronto se pierden de la realidad latinoamericana, pero que lo sostenga igualmente la Comisión del Gasto, aquí, en Colombia, es una desesperante realidad. A menos que quieran por esa vía dejar el país en manos de la guerrilla, del narcotráfico o de los grupos de justicia privada. Cada área del mundo enfrenta un tipo de problemas y los gobiernos hacen su esfuerzo para mantener una estabilidad, bien esquiva por cierto, que se acentúa en la medida que las terapias individuales no se aplican, no son las apropiadas o se demoran en su aplicación. Nuevas amenazas han surgido y atentan contra la seguridad y la defensa de los países. Aquella tradicional motivación que disparaba los conflictos y que se apoyaba en razones tales como la religión, el racismo, el nacionalismo, las etnias, entre otras, está dándole paso, por lo menos en nuestro medio, a otras fuentes de conflicto como el narcotráfico, que hace aparecer a las ideologías como pueriles argumentos de políticos en decadencia. Pero el cuadro se agrava aún más, cuando el narcotráfico se enmaraña en la difícil red de la subversión, los grupos de justicia privada, los partidos políticos, la delincuencia común y en fin, se incrusta en el tejido social de nuestra nación o en las naciones vecinas. 6

Es este uno de los tipos de problemas, que van creando crisis colectiva y que al igual que una epidemia, se expande rápidamente a mucha mayor velocidad que los remedios. La comunidad internacional, si es que puede haber algo que se llame así, nada o poco interviene, hay insolidaridad y sólo se siente la actuación de vecinos u organismos mundiales, cuando un interés aflora a la superficie de la crisis. Si hay interés hay preocupación y ayuda, en caso negativo se limitan a observar. Los esfuerzos de Colombia en su lucha, nuestra lucha, contra el narcotráfico, es un ejemplo palpable de como las potencias se han mantenido al margen de una verdadera cooperación, de efectiva cooperación, sin contraprestaciones, sin sometimientos, sin que se exponga otro miligramo de soberanía a la voluntad imperial, sin que surja como por encanto otro motivo más de dependencia. Decía David Fronkin6, que la independencia significa sólo la libertad de escoger entre las alternativas que el destino pueda ofrecer, como lo pudieron descubrir muchas de las naciones pobres de Asia, Africa y el Caribe, que habiendo logrado la independencia del régimen colonial que les oprimía, encontraron que para obtener créditos financieros de entidades como el Fondo Monetario, debían someterse a condiciones que consideraban onerosas y que en efecto constituyen dictados sobre cómo deben manejar sus

propias economías. El caso más reciente puede ser el del depuesto presidente ecuatoriano Bucarám, que lo fue al parecer por cumplir imposiciones de tal tipo, que provocaron no sólo las exigencias políticas de las clases altas (poder), sino también y más importantes para el ejemplo: la reacción de las clases populares que no resistieron los ajustes y limitaciones impuestas ( económicas). El narcotráfico, es un fenómeno clarísimo en donde se dan las condiciones de emergencia internacional que, a través de acuerdos entre naciones productoras y consumidoras, se llegue a reducir inicialmente el tráfico ilícito y en una segunda etapa, la eliminación definitiva del flagelo en todas sus manifestaciones. Una muestra infortunada de la falta de cooperación es la de los insumos y precursores, que vienen por toneladas de naciones industrializadas, que estando sufriendo en sus juventudes el flagelo de la droga, no hacen nada por evitar las grandes y extrañas exportaciones de los últimos años con destino a Sudamérica. Lo dan «inocentemente», como un hecho normal que genera divisas a sabiendas que antes del «boom» de la droga, no era significativa la exportación de tales químicos. Pero hay otro rubro que llena las arcas de los países industrializados. El tráfico creciente de armas de guerra. Incluyendo

La independencia de las naciones. Publigráficas S.A. México . Primera edición en español. 1983, página 17

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grandes productores como los Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña, Francia, Portugal y Alemania, otras naciones se unen a la larga cadena de productores y exportadores de todo tipo de incentivadores de guerras. No se sabe nada de medidas correctivas que hayan sido aplicadas a los que estimulan el caos y la desolación en muchas naciones en desarrollo. Comunidad i~temacional? - No, solamente interés particular. Por tal razón los Estados Unidos criticaron la compra de helicópteros pesados, que hiciera Colombia a Rusia, calificando el hecho como promotor del arrnamentismo en la región. Todo, porque no se compraron los Halcones Negros, que ellos vendían. Queda bien claro que no existe un código moral en lo internacional, acordado en común, pues siempre es potestativo del poderoso exigírselo al débil, cuando unilateralmente le parezca apropiado. No será fácil para Colombia o cualquier país del tercer mundo inventarse una descertificación contra Gran Bretaña, Alemania o Estados Unidos por cualquier falta grave de éstos, en tanto que lo contrario se está viviendo. El efecto de la globalización ha creado unas relaciones especiales que antes no existían, a todos nos afecta la interdependencia, pero más a los países débiles.

En Colombia, la subversión armada, en vías de extinción en casi todos los rincones del orbe, siguió sin brújula internacional, sin ideología foránea o propia, sin un partido comunista gestor, con una grave tendencia a la bandolerización y alejándose cada vez más de su condición de delincuente político. A dónde querrá llegar?- Nadie lo sabe.-

sia, 2) Venezuela, 3) Colombia, 4) Filipinas, 5) India, 6) Indonesia, 7) México, 8) Thrquía, 9)Argentina y 10) China. Cierta, imprecisa o falsa, la sola inclusión en tan degradante lista, nos obliga a considerar la corrupción como grave amenaza para Colombia.

La corrupción en todos los órdenes es seria amenaza contra cualquier tipo de gobierno, pero especialmente contra la débil democracia imperfecta de Colombia. Todo se compra, todo se vende, conciencias, votos, licitaciones, sentencias, procesos completos de cualquier tipo, posiciones políticas y laborales. Nada se queda por fuera del ente corruptor. La situación interna tiene a su alrededor además de las amenazas relacionadas una gama numerosa de pequeños conflictos que aumentan la presión de aquellas.

La posición astronómica, su relación con el continente, la colocación entre dos mares,largas costas, posición relativa con respecto a los vecinos, su forma compacta, la extensión, población, variedad de climas, recursos naturales y demás factores, le dan a Colombia una relativa ventaja geopolítica en el concierto de las naciones del continente americano. Todo parece haberse dado propicio para un gran desarrollo, en armonía con las perspectivas que tales elementos le permiten a una nación cualquiera.

b.- Factores que gobiernan los conflictos

En lo externo existen tensiones por la ausencia de tratados para la delimitación de las fonteras terrestres y marítimas, o que habiéndolos están siendo objeto de peticiones de revisión e inclusive su misma anulación. Lo importante es que este tipo de fricciones, intermitentemente, producen alteraciones en las buenas relaciones con los vecinos. Los diez países más corruptos del mundo según la revista Consigna7, son en su orden :1) Ru-

Si la política es generadora de la geopolítica, rama ésta que se supera y engrandece con las áreas de su progenitora, pudiera ser que al conformarse la nacionalidad, se dejaran vacíos importantes que aún no han sido llenados en los casi dos siglos de existencia. Sobre un proceso de colonización campesina, accidentado e irregular, en donde sobresale la desorganizada convivencia social y ciudadana, dejada al arbitrio de personas y de grupos8, se

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Edición 450, cuarto trimestre de 1996, página 60 'Conferencia. Femán Gooz.ález. Reflexiones eenerales sobre la yio!encja y la paz colombiana. Cinep 1ACORE

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genera una competencia por la tierra y la mano de obra con frecuentes y continuados conflictos. Es en tales escenarios, dispersos, heterogéneos, inconexos y en veces distantes, en donde va a sentarse con tremendas dificultades la organización política del Estado, en cuanto a divisiones gubernamentales, pero también como forma embrionaria de corrientes políticas. No hay dirección central que coordine la colcha de retazos en que se va convirtiendo un pa(s f'n ebullición constante. Er centralismo tradicional lo es para otras cosas, no para gobernar e imponer la armonía y el orden en todas las cosas. Todo, casi que igual a hoy, se deja a la libre iniciativa de personas y organizaciones de segundo orden. Los mecanismos de control, eran desconocidos. Hoy son inoperantes por múltiples circunstancias. La educación, la cultura, la religión, las guerras civiles, la accidentada topografía, la ausencia del Estado en tantos y lejanos confines crea una cosa difusa, que hoy tiene Constitución, nombre, gobierno y reconocimiento internacional como nación independiente, libre y soberana formalmente. En confianza, la libertad y el orden de nuestro escudo, se ponen seriamente en duda, cuando el caos y la indisciplina urbana y rural son tan claras expresiones de su existencia. El 9

hombre común y corriente, siente al Estado lejano en el mejor de los casos, por eso la tendencia a la justicia privada y otros fenómenos de anarquía ciudadana. Finalmente, si lo que se ha tratado de construir es un Estado de Derecho, derivado de la antigua idea del gobierno de las leyes y no de los hombres, es elemental entonces suponer y aspirar que el Derecho haga parte de la cultura colombiana y· los hombres se acojan y acudan a él. Acá se desconoce, se ignora, se viola y se reemplaza por argumentos normalmente violentos. c. - Carácter y uso de la geopolítica. El poder

Primariamente un Estado debe garantizarle al ciudadano un bienestar y una seguridad en forma permanente. Todo debe estar al alcance de su mano en un ambiente placentero, por el cual debió luchar en el comienzo de la historia. Dentro de unas fronteras perfectamente definidas ese mismo Estado buscará alcanzar antes que nada, como lo describe Hans Morgenthau 9, los intereses nacionales definidos en términos de poder. Para sugerir igualmente que cada gobierno define sus intereses nacionales con diversos grados de sabiduría y exactitud y que las medidas que adopten para alcanzar tales intereses también varían.

El poder significa muchas cosas. Norberto Bobbio y Michelangelo Bovero10, sostienen que el poder es la materia y la substancia del universo de entes llamados política, y ese poder político (detentador de los medios de coacción) lo diferencian del poder económico (medios de producción) y del poder ideológico (medios de persuasión). Pues bien, ese Estado debe tener poder y poder legítimo, es decir con título de validez, que no sea discutido, compartido o manoseado, por quién o quienes crean poseer títulos de mejor registro. Si tenemos una guerra interna, que nadie ha querido declarar y nos desangramos año tras año, sin definiciones importantes, pero en retroceso continuo, sin que la nación se comprometa integralmente en librar la pelea, esto es : usar el poder, estaremos en el futuro inmediato en grave riesgo de perder la guerra no declarada, no peleada y no enfrentada con decisión política. Karl W. Deutsch en su obra «Política y gobierno» 11 lo sintetizó en los siguientes términos: «.... Cuando se pierde la legitimidad, los acuerdos se rompen o se convierten en cuestiones de conveniencia que se pueden violar cuando resulte pertinente. Las consecuencias pueden ser la tiranía, la revolución, la secesión o alguna otra forma de rompimiento ..... »

Independencia de las Naciones. Página 26. N. Bobbio y M. Bovero. Origen y fundamentos del poder político. Colección Enlace. Grijalbo. México 1984 11 Karl W. Deutsch, Política y gobierno. Naturaleza de la política, página 27, Editorial Fondo de cultura económica.

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Ante la ausencia de la bipolaridad mundial, en donde todo conflicto debía resolverse rápidamente, sólo queda la posibilidad de convencernos que la lucha nuestra es una lucha prolongada, de grandes desgastes sicológicos, militares y políticos, de esas que a veces se pierden en las mesas de conversaciones, como en Vietnam, o de esas que se pierden en los campos de batalla, como en Vietnam, o de esas que se pierden en ambos escenarios, también como en Vietnam. En la búsqueda de los objetivos geopolíticos y sin perder las condiciones de eficacia, se debió diseñar una estrategia de paz, que como no se hizo, hoy para el efecto podemos reemplazarla con la Constitución y mantener una estrategia de guerra, que partiendo igualmente de la Constitución nos preservara de los males mayores de la guerra interna o si quieren darle un nombre acorde a la carta magna: conmoción interior. Pero también carecemos de tal estrategia. Nuestras condiciones geoestratégicas, incluidas en el literal b., no han sido explotadas por el Estado para doblegar la voluntad de lucha del adversario interior con acción sicológica intensa. Más bien ese enemigo interior ha usado todas las herramientas y las organizaciones de fachada o abiertamente reconocidas para atacar desde afuera y desde nuestro interior, al Estado inerme y todo cuanto éste representa, y lo ha hecho

con acción sicológica precisamente. No hemos perdido la guerra es cierto y tampoco hemos conseguido la paz. Tratándose de un conflicto interior, bien podemos decir que los colombianos sin importar el bando en donde se alinean, hemos perdido la guerra y la paz en una misma y prolongada, como inoficiosa contienda. Ojo atento, no vaya a ser que perdamos posiciones en futuros conflictos exteriores que, por lo mismo anterior, puedan surgir. El conocimiento del fenómeno de la guerra, por parte de los Jefes del Estado, que les permitiera dosificar el esfuerzo político, económico, social o militar, no ha sido precisamente una constante, ni siquiera una excepción, por lo menos no lo han demostrado así y ello pudo haberse constituido en un factor de desventaja, para hallarnos en la situación actual. Por fortuna no estamos en «el fin de la historia» y los candidatos del futuro tienen, aún, tiempo para prepararse. En el conflicto que nos ocupa, ha sido una constante el que la política se interponga, inclusive en los niveles operativos, baste citar los ejemplos del ELN en San Lucas, por allá en el gobierno del «mandato claro», o el de los sesenta soldados de las Delicias, por acá, en el «gobierno de la gente», a lo mejor hay todavía mucha gente convencida que la guerra es demasiado seria

para dejarla en manos de los Generales. Pero no sobra recordar que la complejidad de la estrategia contemporánea demanda conocimientos estratégicos, tácticos, técnicos y científicos, y eso, estimados gobernantes, no se improvisa. La geografía, el poder de combate del enemigo y el propio, deben considerarse en cada estimativo del comportamiento de la contienda que libramos. Es hora de dejar en el camino las improvisaciones y la imposición de realizaciones ajenas a los intereses nacionales o militares, para dedicarse más bien a las que faciliten el mando y las operaciones.

5.- La seguridad resultante : inseguridad manifiesta a.- En el patio interior Los agentes generadores de la violencia se presentan como la mayor amenaza a la seguridad interior de Colombia, a tal punto que afectan igualmente la estabilidad política. El normal desarrollo del país se retarda notablemente, colocando al mismo tiempo a la población en estado de zozobra e intranquilidad, la paz es desconocida en muchas áreas del territorio. Los agentes son: la subversión, el narcotráfico, la delincuencia organizada, la delincuencia común y la corrupción. El poder político ha venido perdiendo fuerza y credibilidad por el denominado proceso ocho 1 ACORE

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mil. A nadie le caben dudas de la infiltración de dineros en la campaña política del actual Presidente de la República y a pesar de los esfurerzos del propio Presidente y del gobierno en general, más la clase política que le apoya (mixta), los niveles de prestigio, fama y credibilidad son negativos. Otra consecuencia de lo anterior es el fraccionamiento de la clase dirigente, en un fenómeno de impredecibles consecuencias para el futuro del país. El atraso económico, es un serio factor de inestabilidad interior. En forma casi que permanente hay agitación en la ciudad y en el campo. El salto social pregonado por el gobierno nacional como bandera de este cuatrenio, llenó de expectativas al pueblo y los meses pasan sin que sienta el esperado salto, antes por el contrario el proceso 8.000 ha arrojado también sobre el sector económico en varios campos, atraso, retardo o parálisis, agravando con ello el, de por sí ya, caótico cuadro difícil de la economía. Se ha detectado últimamente un alarmante freno a la inversión nacional y extranjera, fuga de capitales, desempleo y contrabando. La tradicional fortaleza nacional en su economía, parece estar sintiendo los embates de manejos desacertados y otros fenómenos adversos. «..Colombia es un país de paradojas. Su dinámica de crecimiento económico en los últimos cincuenta años es la más estable de todo el conti12

nente latinoamericano. Su democracia es la de mayor persistencia en toda la región. Su estructura productiva ha registrado una transformación dos veces más rápida que en la mayoría de los otros países. Ha evitado las irrupciones inflacionarias que han caracterizado en algún momento a casi todas las economías de América Latina. Sinembargo, los colombianos y los estudiosos de Colombia en el exterior perciben claramente que es un país de enormes tensiones sociales. La manifestación más abierta es la violencia ... La guerrilla colombiana es la más antigua del continente. La ansiedad de la gente con la sociedad es enorme ... En los años sesentas Colombia tenía una de las peores distribuciones del ingreso del mundo ... A mediados de los años noventa, Colombia es un país con mucha desigualdad y pobreza. La desigualdad del ingreso es marcada..... » 12

b.-En el patio exterior Como resultado del manejo de orden público y el roce permanente y prolongado de la fuerza pública con la comunidad civil, las fricciones se han producido casi que necesariamente, pero Colombia es un país de normas, de muchísimas normas constitucionales y por ellas y las libres interpretaciones, se ha llegado a su conversión en violaciones a los Derechos Humanos. Quienes así convirtieron tales normas en violaciones, con la ayuda de

ONG de izquierda, nacionales e internacionales, tomaron tal resultado como bandera de lucha contra el Estado, pretendiendo hacer aparecer las violaciones comprobadas y las no comprobadas, más numerosas las últimas, pero igualmente esgrimidas, como producto de políticas de Estado. Los Derechos Humanos son, hoy por hoy, condicionantes en las relaciones internacionales y tanto los Estados Unidos, como países de Europa occidental, los anteponen a la apertura o continuación de mercados, inversiones y accesos a materiales estratégicos. La democracia colombiana es de las más antiguas y sostenidas en América y aunque la comunidad internacional así lo reconoce, a la hora de las calificaciones, siempre nos toca habilitar. Lo más triste de esto es que la mayor parte de las acusaciones y expedientes consolidados, ciertos o falsos, los elaboran colombianos, aquí en Colombia, a la luz del día y nada se hace por buscar lavar la ropa sucia en casa. « ... Se siente el huracán de las

deslealtades y no precisamente contra los miembros de la fuerza pública, es ya contra el propio país utilizando los trampolines de organizaciones internacionales para atacar a Colombia, su gobierno y sus instituciones. No son juicios en donde brilla precisamente la juridicidad. Es más, se desconoce ésta, es la herra-

Juan Luis Londoño de la Cuesta. Brechas sociales en Colombia. Revista Consigna, 4° Trimestre 1996, Edición N° 450, página 23

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mienta política como palanca magistral con punto de apoyo en acusaciones acomodadas en donde la verdad de los hechos es trocada, renglón de por medio, para producir efectos devastadores. Son clamadores de oficio de derechos supuestamente violados. Son celosos vigilantes y se autoproclaman agresivamente blandiendo espadas flamígeras protectoras de la humanidad. Sus métodos están siendo puestos al descubierto. Denunciantes de oficio los llama Roberto Pombo en Semana del 6 de septiembre y sus múltiples cabezas invaden los canales de la información pública actuando todos a una. Son los cabellos de la Medusa movidos por una misma mente». 13

El narcotráfico, considerado como amenaza para la seguridad mundial, se ha tomado para Colombia como elemento de doble riesgo. Siendo como es el país, víctima del flagelo corruptor y del narcoterrorismo, ahora resulta no sólo cuestionado, sino también sancionado con descertificaciones unilaterales de los Estados Unidos, que nos colocan en el nivel de parias del mundo junto con conflictivas naciones africanas y asiáticas. 14 El común denominador de los excomulgados lo constituyen el opio, la cocaína, la heroína, el hachís, la morfina y la marihuana. Tal fenómeno sancionatorio lesiona y afecta no sólo la sobe-

ranía sino también el comercio, las inversiones, el turismo y empantana las buenas relaciones con éste y otros países del globo. En Noviembre de 1996, en la ciudad de Quito, el politólogo Fernando Bustamante, resumió en siete puntos las posibilidades de manejar el asunto desde el ángulo de enfoque internacional: ( 1) Corresponsabilidad, para buscar soluciones comunes y no responsables. (2) No unilateralismo. (3) Pérdida de marcación de la línea divisoria entre productores e importadores. ( 4) Problema multidimensional. (5) Problema global. (6) No es solamente asunto estatal y (7) El problema es cada vez peor.'s

El terrorismo. A pesar de los esfuerzos realizados por muchos países para erradicar la amenaza del terrorismo, este terrible flagelo sigue y desde el mismo corazón de los Estados Unidos, se deja sentir el estruendo de las explosiones de Oklahoma, Atlanta, New York o saltar al corazón de Europa, para intranquilizar a París o Londres. La sofisticación de los medios al alcance del terrorista y la posibilidad de poner sus servicios al alcance de organizaciones de corte político, religioso, revolucionario o de los barones de la droga, incrementa por ese solo hecho la amplia gama de objetivos en todo el mundo. Vivimos ese flagelo con el narcoterrorismo en la década del ochenta y lo seguimos

viviendo con un narcoterrorismo disminuido, una subversión narcoterrorista y terroristas independientes, que se ofrecen al mejor postor.

La soberanía. De un tiempo a esta parte, precisamente con la llegada del «nuevo orden mundial», el concepto de soberanía está perdiendo esa aureola de misticismo que le cubría. Ya el férreo patrimonio de gozar de plenas libertades dentro de su propio territorio, amplísima capacidad decisoria y terribles celos ante la intromisión ajena: no va más ! No por lo menos como antes. La soberanía está adquiriendo, en cambio de su sólida estructura tradicional, una elástica consistencia. Los pactos, tratados, normas internacionales a la que los países se acogen, han terminado por crear filtraciones en la pared de las fronteras, son grietas por donde meten la mano los organismos internacionales a los que pertenecemos, las potencias, las ONG, los Bancos Mundiales y en fin, ya no estamos tan solos en nuestro propio espacio interior. La dinámica social contemporánea riñe totalmente con la idea de soberanía a que estamos acostumbrados y que creíamos herencia sagrada.

6.-INTERESES AMENAZADOS Se pueden considerar dos conceptos válidos: los de interés nacional e interés público, para de-

n Juan Salcedo Lora. Al fin que, obedecemos o no'! Periódico •En Guardia». Comando del Ejército Nacional, ejemplar No. L nunca publicado. 1994. Afganistán, Nigeria. Siria. Irán y Wyanmar. •~ Rodrigo Pardo García-Peña. Ibid.

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sarrollar finalmente a manera de conclusiones, los riesgos que Colombia está corriendo tanto en el orden interno como en el externo. Lo que resulta beneficioso para la nación, corno un todo, en el campo de los asuntos internacionales se denomina interés nacional, en tanto que si se trata de asuntos internos se denomina interés público. 16 Cuando se perciben riesgos contra los intereses nacionales o contra los intereses públicos, surge el concepto de Defensa Nacional que es el medio de que se vale la nación para lograr la seguridad. En el comienzo de los inventarios de riesgo, se tendría que colocar primero la ausencia de directrices. El diseño de una política integral de la cual se desprenda una estrategia nacional de seguridad y que a su vez involucre la estrategia militar.11 Los asesores de esta estrategia tendr~ que salir del campo militar, toda vez que cuentan con la gran experiencia de una participación constante en el conflicto. Nacieron prácticamente dentro de él y les ha correspondido la vivencia directa. En el medio civil hay contados casos de conocimiento del terna, y pueden aportar valiosas ideas para el desarrollo de la estrategia y su ampliación temática en el campo netamente civil, en donde hay verdaderos conocedores y planificadores idóneos. La estrategia, armónica y global, se estrenaría por primera vez en Colombia.

Una estrategia nacional debe ser formulada, al igual que la política, por el Presidente de la República, su Ministro de la Defensa y el Comando General de las .Fuerzas Militares. Una vez formulada tendrá que ser puesta en práctica a través de leyes expedidas por el Congreso. No hay muchas cosas por decir o muy pocas las que no se han dicho: con motivo de la creación de la Unidad de Planeación de Seguridad y Justicia, tímida enclave estratégica de planeación, en el Departamento de Planeación Nacional en Octubre de 1993, fue invitado el reconocido experto en ternas de defensa Michael Quinlan, ex-secretario de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña y en la mesa de trabajo convocada manifestó lo siguiente que: «....-A cada fuerza militar le corresponden tareas específicas e indelegables. Y las tareas deben encajar con el presupuesto asignado. -Comparadas las guerras regionales en el mundo con el conflicto interno colombiano, el planeamiento en todas las confrontaciones es de coyuntura, hecho que lo hace más complicado. - En el campo de la defensa, la incertidumbre es la regla del juego, por eso, hay que estructurar las fuerzas para aquello que no se puede prever y de esa forma se tiene la posibilidad de enfrentar escenarios imponderables. -Una de las dificultades más grandes del planeamiento de

Michael G. Roskin, El interés Nacional, de lo abstracto a la Estratega, Military, Abril de 1995. MG Juan Salcedo Lora." Conferencia Rol de las FFMM para el Siglo XXI, UMNG, 1996 18 El Tiempo, Domingo 24 de Octubre de 1993, página 7 A

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defensa colombiana está en que hay que reaccionar a las situaciones día a día. Por eso no se puede abandonar el planeamiento hacia el futuro. - Hay que ser honestos con la opinión pública: decirle que no se tienen todas las respuestas. Así se evitará crear falsas expectativas. - Se pueden dispersar las fuerzas o concentrarlas. Las unidades pequeñas muestran que no se está cediendo territorio... »18 En segundo término, aparece la ausencia de decisiones políticas como una constante histórica de «lo que pudo haber sido y no fue». Reiteradamente se ha venido haciendo la crítica de que los gobiernos no han tomado las decisiones políticas necesarias para enfrentar un mal de grandes proporciones, como es el de combatir con el peso de un poder nacional las graves amenazas contra la seguridad interior. Dentro de los factores político, social, económico y militar, sólo este último ha tenido que afrontar la responsabilidad total, de algo que se ha escapado de sus capacidades. Un soldado se prepara para la guerra y ésta aún no ha sido declarada. Hay un conflicto grave que ahora se denomina conmoción interior. Las reglas para participar en esa conmoción no son reglas de guerra. El tiempo para ese tipo de conflicto está debidamente reglamentado: serán tres tiempos de


90 días y nada más, pero sucede que cuando crearon la norma llevábamos 40 años de lucha indefinida y ya llevamos seis años con la nueva Constitución y seguimos peleando algo que no es la conmoción interior pero tampoco se atreven a llamarla guerra. Leyes de guerra se hacen imperativas para que los soldados hechos para la guerra, puedan participar en ella, de lo contrario se estarían usando herramientas inapropiadas en tales tareas . En tercer orden está la

gobernabilidad, definida como ese «.. estado de equilibrio dinámico entre demandas sociales y capacidad de respuesta gubernamental... » y su autor agrega que: «.. aún en su brevedad, permite articular los principios de eficacia, legitimidad y estabilidad, .. y ubicar a la gobemabilidad en el plano de la relación entre el sistema político y la sociedad, evitando cargar a uno

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solo de los términos de la relación de gobierno la responsabilidad de mantener adecuadas condiciones de gobemabilidad... » 19• A raíz de los graves hechos que motivaron y rodearon el proceso 8.000, para muchos estudiosos, Colombia estaba inmersa en un estado de ingobemabilidad. Es más, creen que todavía lo está. Conforme a la definición en el párrafo anterior los principios de eficacia, legitimidad y estabilidad están siendo sensiblemente cuestionados y difícilmente defendidos. Tal consideración, se apoya no sólo en el fenómeno de corrupción política que a pesar de la investigación adelantada por el Congreso contra el Presidente y fallada favorablemente, sino también en la situación política, social y de seguridad individual y colectiva. La amenaza de la guerrilla contra la estabilidad. un estado de eficacia cuestionado seriamente y la legitimidad no reconocida por amplios sectores de la sociedad, de izquierda y derecha, ha-

cen que los vaticinios no favorezcan un mejoramiento de los niveles de gobernabilidad. De otra parte, es notoria la ausencia del Estado en muchas regiones del territorio nacional. Es notoria por la falta de autoridad, comunicaciones, vías, servicios de salud, energía, agua, alcantarillado, oficinas o agencias representativas del Estado y alguien, .... tal vez con más visión geopolítica y apoyado en la inseguridad reinante, o tal vez, con una mejor explotación de los márgenes mínimos de legitimidad a lo largo de los años, está haciendo todo lo posible por ocupar ese inmenso vacío que deja el Estado ... bien lo definió Carl Schrnitt, cuando dijo que « ...el poder político está obligado a encontrar la fuerza y el valor de utilizar sus annas. Si no lo hace, otro poder, otra organización lo hará en su lugar. Entonces se habrá convertido en poder político, es decir en Estado .. »20

Rubén Sánchez David. Gobemabilidad y democracia de Antonio Camou. Revista Consigna, No 450, cuarto trimestre de 1996, página 97. Carl Schnfitt, El concepto de lo político. 1 ACORE

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LA POLITICA EXTERIOR COLOMBIANA FRENTE AL DESAFIO DEL PACIFICO

Coronel FRANCISCO GOMEZ LAVERDE

P

ensar en el Océano Pacífico significa ubicarse frente a un escenario de 250.000.000 de kilómetros cuadrados, con habitantes en sus costas, de todas las culturas y de todas las religiones practicadas o existentes. La extensión de agua es superior a toda la corteza terrestre y en tomo a la cual vive más de la mitad del género humano.

La visita del Presidente de Colombia, a China, Corea y otros paises del Pacífico obliga a pensar si una nueva visión oceánica diferente a la Atlántica, ilumina a los gobernantes colombianos, frente a grandes conglomerados humanos en China, Australia, Nueva Guinea, etc.

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En nuestras costas desde Buenaventura y Bahía Málaga nace la concepción de que Colombia piensa, en muchos años, en su destino marítimo del Pacífico el cual hace a nuestro país una invitación para disfrutar de la economía de culturas nuevas, presionando a los departamentos del occidente para que reclamen de los Gobiernos de cordillera su participación activa en los mercados del Pacífico, ubicados en Fiji, Filipinas, Shangai, Japón y la gran China. Será un proceso difícil por razón de las recursos ecQnómicos de la nación y por ausencia de política prioritaria hacia ese nuevo mundo, conformado por 36 Estados (12 Asiáticos, 11 de Oceanía y del Pa-

cífico insular y 13 de América). Dentro de este conglomerado de naciones, se pueden distinguir diferentes tipos según su estatus internacional relativo y nivel de crecimiento económico : 2 superpotencias (la ex-Unión Soviética y los Estados Unidos), 1 superpotencia emergente (China), 6 potencias industrializadas (ex-Urss,EE.UU., Japón, Canadá, Australia y Nueva Zelandia) y varios paises en desarrollo que pueden subdividirse, a su vez, en naciones de desarrollo avanzado o NICS (Newly Industrialized Countries) como Corea del Sur, Hong Kong y Taiwan, como partes influenciadas por China, Singapur y México, las en desarrollo propiamente tal (Filipinas, Malasia, Tailandia, Indonesia,


Colombia, Chile, Ecuador y Perú y las de menor desarrollo relativo (ribereños comunistas de Indochina. Centro-América e islas del Pacífico Sur).Tomado del Centro de estudios estratégicos de la Arruada. Universidad Marítima de Chile. En términos de población, el Pacífico supera en la actualidad los dos mil millones de habitantes equivalentes al 43% del total mundial. Para los interesados en cambiar el rumbo del Atlántico o complementarlo con el Pacífico, necesariamente tendrán en cuenta el punto de vista económico, la riqueza de este océano, en cuanto a energía, recursos vivos, minerales y energía oceánica.

Y por último, el sector suroriental en el cual tendrán especiales oportunidades los paises en desarrollo como Colombia y Chile. Colombia deberá tener en un futuro próximo un Poder Marítimo Nacional aprovechando la bonanza petrolera de la cual tanto se espera. En 1888 el Presidente Chileno ordenó a la Marina de Guerra tomar posesión de la isla de Pascua, ubicada frente a Caldera a 2.000 millas de sus costas y Colombia desde su independencia no ha podido estructurar una política naval hacia el Pacífico. Colombia, asociada a los grupos de integración suramericanos no puede dilatar por más años su participación e integración en la economía mundial.

El sector suroccidental con Australia y Nueva Zelandia ejerciendo su influencia sobre las islas de la Micronesia y Polinesia con una población cercana a los 17 millones de habitantes.

El Consejo Económico de la cuenca del Pacífico (PBEC) fue fundado en 1967 por hombres de negocios, visionarios que hicieron de esa Entidad comercial privada una Multilateral en el Pacífico, y sus miembros cuentan hoy con más de 800 compañías ubicadas en 16 naciones. El PBEC está comprometido en la lucha contra el proteccionismo en todos los mercados para productos de la región; con libertad e igualdad para los paises que integrando la Cuenca del Pacífico han logrado gran auge de sus economías. Colombia en su desarrollo ha quedado atrás en la participación de los grandes mercados y sometida al menosprecio de los dueños del poder mundial.

El sector nororiental constituido por Canadá y Estados Unidos, que controla el Canal de Panamá hasta el año 2000.

En América Latina existió un crecimiento exitoso durante el siglo XIX. Gran parte de la prosperidad de Latinoamérica y su

Hanshofer, geopolítico alemán estudió cuatro sectores del Pacífico. El noroccidental, con uno de los tres centros del poder del mundo, constituido por Rusia, China y Japón. Su influencia de más fuerza se registra sobre Asia oriental y suroriental incluyendo las posiciones insulares hasta las Filipinas y Malasia con más de 1.000 millones de habitantes.

liderazgo entre los paises del Tercer Mundo se debe a su integración en la economía mundial. La gran depresión de los años 30 produjo una disminución de los ingresos reales especialmente en América Latina produciendo indudablemente el desvinculamiento de las economías locales de las del resto del mundo. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina) abogó por la sustitución de importaciones. Se queóa producir todo lo que se pudiera fabricar dentro de cada economía para cuidar las divisas disponibles. En los años siguientes. Corea, Taiwan, Singapur y Hong Kong desvirtuaron las predicciones de la teoóa del desarrollo al tener un crecimiento rápido, postulando que en vez de mirar «hacia adentrO>> debían proyectar una orientación «hacia afuera» y depender en gran parte del crecimiento de las exportaciones.

Colombia está valorando este cambio y con excepción de Chile que es uno de los paises que lograron liberalizar su régimen de comercio haciéndolo más flexible, los otros paises del modelo CEPAL se convencieron de que los paises en desarrollo si podían crecer por la vía de las exportaciones porque la demanda de éstas en los mercados mundiales es ilimitada. Colombia. siguiendo el modelo de los cuatro dragones está incrementando sus exportaciones y su crecimiento económico, así como su valorización en el mundo conúenza en los mercados asiáticos.


La integración económica latina tiende a ampliarse y a asegurar su participación al ritmo de la globalización de la práctica económica del íntercambio de sus productos agrícolas e industriales manteniendo la orientación de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), creada en 1952, integrada por Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Como organismo gubernamental creado en 1952 fue establecido para velar por el cumplimiento de la «declaración de Santiago» sobre Zona Marítima de 1952 que consagró la soberanía y jurisdicciones exclusivas del estado de derecho sobre una zona adyacente a sus costas de 200 millas. Intensificó su acción respecto a los siguientes fmes específicos: a) La protección, conservación y aprovechamiento de los recursos contenidos en el área de las 200 millas marinas.

las olvidadas riquezas del mar Pacífico. Las reservas de las Fuerzas Militares con su gran capacidad intelectual, de número y de preparación económica, algún día no lejano tendrán que tomar decisiones, sin proteccionismo alguno y escribir con realizaciones la historia presente.

h) La difusión de conocimientos e informaciones sobre las ciencias del mar y actividades conexas. E sta somera información es para que las reservas de las Fuerzas Militares, fortalezcan su apoyo al futuro del país y apoyen una política económica de aprovechar

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b) La reglamentación, exploración, explotación y administración de los recursos vivos. e) La protección y conservación del medio ambiente marino. d) La promoción de la investigación científica. e) La promoción y transferencia de tecnología en relación con los recursos del mar. f) La formación y capacitación de personal científico y técnico. g) El intercambio de científicos, tecnólogos y otros expertos.

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LOS GENERALES RETIRADOS General ALBERTO RUIZ NOVOA COMENTARIOS Y TRADUCCION LffiRE DE UN ARTICULO PUBLICADO EN EL DIARIO •'THE WASHINGTON POST', EL 2 DE DICIEMBRE DE 1996 on el título de « The War at Home», Mark Fisher en «The Washington Post» publica un artículo en el cual afirma que cuando en los distritos escolares, en las compañías aéreas o el Presidente de la República necesitan a una persona eficiente, con capacidad de mando, llaman a un General retirado.

C

Si su sistema escolar se encuentra en caída libre, con sus líderes desprestigiados, si encuentra annas en las clases y una deserción escolar anormal, si los rendimientos son deficientes, la solución es llamar un General. El Distrito de Columbia que el mes de noviembre llamó al Teniente General retirado del Ejército, Julius W. Becton Jr., como superintendente de su sistema escolar, no es la primera ciudad en «llamar la caballería» para arreglar las escuelas. Antes de llamar al General

Becton el D.C. había estudiado los resultados obtenidos en la ciudad de Seatle por el General Jhon Stanford, quién no había tenido nunca experiencia con el sistema escolar. En todo el país, las instituciones con problemas están recurriendo a los generales para lograr un buen funcionamiento. La Bibl ioteca del Congreso presentaba problemas de discriminación racial, dificultad en las relaciones laborales y una decadente imagen pública. Llamó al General Don Scott como comisionado bibliotecario. El Museo Nacional del Aire y del Espacio sufrió un fuerte impacto a causa de la controversia acerca de que la exhibición del Enola Gay (el avión que lanzó la bomba atómica) reescribió la historia americana. El Instituto Smithsoniano requino los servicios del Vicealmirante retirado Donald Engen, un piloto de la Segunda

Guerra Mundial y vetemno de tres guerras, para reparar el daño. ValuJet y USAir ( compañías aéreas) sufrían muchos accidentes. Inmediatamente llamaron generales retirados de la Fuerza Aérea, como inspectores de seguridad, para restaurar la confianza pública. En New Jersey los investigadores estatales acusan a las autoridades municipales de ineficiencia y conupción. La respuesta : Un veterano con treinta y cinco años de servicio en el Ejército. Hasta el Presidente Clinton se ha dado cuenta del poder simbólico el general retirado. Cuando el programa del Presidente contra el uso de las drogas se vió seriamente atacado nombró al general de cuatro estrellas Barry Mc.Cafrey como el director general de la política contra las drogas. En su primer debate con Bob Dole este otoño, Clinton respondió los ataques 1 ACORE

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republicanos de que era débil en su política antidroga, dando como contra prueba el nombramiento de un veterano de combate con dos Estrellas de Plata por heroísmo, un hombre que era el « soldado más condecorado en uniforme cuando se retiró». Pasados veinte años desde la guerra del Vietnam la Imagen del Ejército se ha recuperado. Un general retirado significa orden y disciplina, expectativas y resultados. «General Retirado», dos palabras con un balance equilibrado . Descansado pero alerta. Calmado pero poderoso. Benigno pero ejecutivo. «Nosotros sabemos cumplir las ordenes y hacer más con menos» dice el General Scott. «La sociedad necesita más orden y más estructura». Becton dice que su educación militar no tiene un significado particular. Pero quienes lo nombraron sabían lo que querían. « Obviamente el general ejerce una fuerte autoridad, impone orden y disciplina», dice uno de los miembros del consejo. Agregó: « una señora en el supermercado me dijo: por favor consigan al general, porque yo estuve en el Ejército donde hay orden y disciplina y esto es lo que definitivamente necesitamos en el sistema educacional». Entregarle las riendas del poder a un general es una tradición norj 40

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teamericana, especialmente en tiempos difíciles. La Nación acudió a los generales Washington, Grant y Einsenhover, en busca de estabilidad, liderazgo e inspiración, con diferentes grados de éxito.

dice Stanford. El nombramiento de militares en cargos civiles está siendo acompañado de muy buena publicidad. Cada general tiene una misión. No hay tolerancia para los zánganos. Debe haber resultados.

Sin embargo los anhelos por ocasionales inyecciones de disciplina militar continúan en un país que se distingue por su áspero individualismo . Después de la guerra del Golfo, el General Colín Powell ha surgido como uno de los hombres más admirados nacionalmente y ha sido candidatizado a la presidencia y a la vicepresidencia.

Stanford, quién no tenía experiencia alguna en el sistema escolar fué escogido para reemplazar a un funcionario acusado de malos manejos de fondos. El nuevo jefe cambió el lema de la escuela de «Cada alumno puede aprender» por el de « Cada alumno aprenderá» .

La fantasía del militar que aparezca en el horizonte para salvar al país se ha convertido en un sueño maravillosamente americano y cinematográfico. Se han hecho varias películas sobre el particular en el pasado reciente . «Estos estereotipos estilo Hollywood crean esperanzas poco realistas», dice Stanford, el superintendente de Seatle. «Cuando usted está en una posición de liderazgo no es para amenazar a nadie. El líder no obliga, conduce y quiere a su gente y a sus misiones». El liderazgo es la principal atracción que ofrecen los generales retirados. Por regla general no tienen experiencia en dirigir escuelas, gobiernos municipales o corporaciones. Stanford es experto en logística. Becton era conocido por sus capacidades como organizador. «Nuestra ventaja es que no fracasamos, producimos resultados»,

El autor del artículo comenta sobre el impacto que en la sociedad norteamericana ha tenido la supresión del servicio militar obligatorio. A!rrma que este servicio hacía que la Institución militar fuera conocida por todos los estratos de la sociedad. Actualmente las élites que desean emplear a los militares retirados no conocen la institución y esto puede traer malas consecuencias. Pone como ejemplo que en la Universidad de Princenton, en 1956 de 750 graduandos, 500 habían prestado el servicio militar. En 1994, sólo 14 entraron a prestarlo. Se presentan también objeciones contra la tendencia a emplear oficiales retirados para cargos civiles aduciendo que ello amenaza eventualmente el sistema democrático, opinión que no es compartida por los generales quienes aducen, como lo hace el general Stanford: « No es posible malgastar una experiencia adquirida du-


rante 30 o más años. Si uniformados pudimos librar las guerras calientes, en el retiro podemos luchar en las guerras domésticas».

ración adecuada por parte del oficial en cuanto al conocimiento de la vida de la sociedad civil, las costumbres, prácticas, etc.

El artículo anterior aparecido en uno de los diarios más importantes de los Estados Unidos muestra cuál puede ser la posición de los generales retirados en la sociedad civil, qué prestigio pueden representar y qué posiciones podrían asumir una vez salidos del servicio.

Los integrantes del Cuerpo podríamos pensar seriamente en este fenómeno y considerarlo analíticamente para contrarrestar la disminución de la importancia que nosotros mismos le atribuimos a nuestra jerarquía, una vez estamos en el retiro. Un autoanálisis de la situación personal sería un primer paso importante. La misión del Cuerpo como resultado de la unión de sus miembros debe orientarse a elevar a su justo término lo que significa el grado de General o Almirante, resultado que sólo puede obtenerse si cada uno de nosotros está convencido de su propio valer profesional y ciudadano.

Por esta razón resulta interesante hacerlo conocer de los integrantes del Cuerpo de Generales y Almirantes. Usualmente no apreciamos nuestra propia capacidad y experiencia y tenemos una opinión que no corresponde a la capacidad integral que debe necesariamente poseer el oficial que llega al grado de General u Oficial de insignia. Es posible que para muchos el retiro del servicio signifique la sensación de un paso de una situación de gran actividad e importancia a una de casi completa inactividad y desorientación. Corresponde a la institución evitar que este traumatismo profesional y sicológico se presente y que indudablemente se debe en gran parte a la falta de una prepa-

Esta es la importancia del artículo transcrito y que busca estimular el entusiasmo de los integrantes del Cuerpo mostrando la destacada posición que puede ocupar dentro de la comunidad, si relievamos el conjunto de valores que representan. Con nuestros compañeros en servicio activo debemos insistir en dotar al oficial de una preparación académica que lo capacite mejor para su desempeño como militar profesional. Alvin Tofler

el autor de « Las guerras del futuro» destaca que en el Ejército norteamericano el 88% de los generales de brigada había recibido una educación avanzada, dato tomado de la revista FORBES en un artículo intitulado « Los Generales instruidos también pueden combatir», publicado el 18 de marzo de 1991. En el año de 1962 después de exhaustivos estudios se reorganizó la Escuela Militar de Cadetes fundando las facultades de Ingeniería y Economía con el propósito de que los cadetes ingresados como bachilleres al cabo de 4 años de estudios, recibieran su grado de subteniente y su certificado de terminación de estudios universitarios para recibir el diploma respectivo. Si esa reforma nacida hace más de treinta años hubiera sido comprendida en su importancia hoy los oficiales del Ejército tendrían una cultura universitaria que le daría a la Institución militar un nivel académico sobresaliente en la sociedad con los resultados consiguientes en capacidad, influencia, autoridad, moral, etc. Desgraciadamente la reforma murió en manos de quienes hubieran podido continuarla e impulsarla.. Actualmente la Escuela Militar hace esfuerzos por recuperar ese tiempo perdido que contemplamos con infinita nostalgia.


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EL GENERAL JOSE DE LOS SANTOS GUTIERREZ Guerrero de la democracia y caballero del honor (Continuación del número anterior) Mayor General JOSE ROBERTO ffiAÑEZ SANCHEZ

SOLDADO DE LA DEMOCRACIA

elecciones para presidente de la República realizadas el 7 de marzo de 1849.

1fmalizar la primera mitad del_ siglo XIX, tre~ ~u­ cesos rmportantes vmteron a determinar el curso político de la Nueva Granada: el primero fue el indulto concedido por Mosquera a todos los extrañados de la patria, que incluía al General Obando, considerado jefe natural del partido liberal, quien de tal manera pudo regresar al país. El segundo suceso notable fue el perfil formal que tomaron los dos partidos políticos a través de los programas esbozados por Ezequiel Rojas para el liberal y de José Eusebio Caro y Mariano Ospina Rodríguez para el conservador. El tercer hecho fue el triunfo del partido liberal con el nombre del General José Hilarlo López, en las

Elecciones que a pesar de haber sido cuestionadas por el partido conservador, habida la presunta coacción que los artesanos y estudiantes bogotanos ejercieron sobre los miembros del Congreso, el general Mosquera, validó públicamente con un viva a su antiguo compañero de armas de la independencia, paisano y nuevo presidente, a quien luego dirigió por escrito una nota de congratulación. Nota contestada por José Hilarlo López con su conocida sinceridad y gallardía (1)

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El general José Hilario López, natural de Popayán, había servido desde niño con sacrificio, heroísmo y patriotismo a la causa de la independencia hasta alcanzar el

grado de General. Liberal por formación y convicción, sus primeros actos de gobierno estuvieron orientados a sustituir las viejas estructuras heredadas del sistema colonial español por un orden nuevo y moderno, ajustado a las nuevas ideas liberales y socialistas que se ventilaban en Europa y que aquí empezaban a manifestarse con pasión y fanatismo, a través de una nueva generación de jóvenes, como ya lo advertimos, tan inteligentes como carentes de sentido sociológico para medir su grado de aplicabilidad a la realidad del medio neogranadino. La nueva corriente del liberalismo empezó su labor política en los clubes democráticos y sociedades secretas, llamadas «Escuelas Republicanas». La más importante fue instalada en Bogotá el 25 de septiembre de 1850 por los jóve-


nes estudiantes y egresados del Colegio de San Bartolomé, siendo Salvador Camacho Roldán su primer presidente. A ella pertenecieron Francisco Eustaquio Al varez, Santiago y Felipe Pérez, Anfbal Galindo, Leopoldo Arias Vargas, Octavio Salazar, Ramón Gómez, José Joaquín Vargas, Manuel Suárez Fortul, Domingo Buendía, Luis Flórez, Olimpo Garcfa, Juanuario Salgar, Antonio M. Pradilla, Nicolás Pereira, Antonio Vargas Vega, José María Baraya, Miguel y José María Samper, Teodoro Valenzuela, Carlos Martín, Vicente Herrera, Narciso y Clímaco Gómez Valdés, José María Rojas Garrido, Foción Soto, Camilo Antonio Echeverry, Milciades y Marcelino Gutiérrez y Eustorgio Salgar. Como reacción contra «la Escuela Republicana», los jóvenes más destacados del partido conservador fundaron la Escuela Filotémica en la cual se matricularon Carlos Holguín, Manuel María Medina, Antonio J. Hemández, Fortunato Cabal, José María Pinzón, Juan Esteban Zamarra, Pedro Antonio Camacho Pradilla, Joaquín Vélez, Belisario Lozada y Emilio Macías Escobar. Tales escuelas además de agitar con furor el ambiente político neogranadino, sirvieron para consolidar ideológicamente a los dos partidos Colombianos, que en la práctica han sido tres, pues tanto el liberalismo como el conservatismo han contado con una parte moderada que ha procurado el acuerdo y la aproxima-

ción de las posiciones más radicales y fanáticas. Veamos cuáles fueron las ideas principales que por aquel tiempo de consolidación republicana, tomó como bandera cada uno de los dos partidos tradicionales que han acaparado hasta hoy la historia política de Colombia. El partido liberal a través de sus escuelas republicanas predicaba a la par con las virtudes ciudadanas, la libertad absoluta tanto religiosa como de enseñanza, de imprenta y de palabra, de industria, comercio, inclusive de armas y municiones; la separación de la iglesia y del Estado; la abolición de la esclavitud, de la pena de muerte, de la prisión por deudas, de los monopolios, diezmos y censos; el desafuero eclesiástico; el sufragio universal, directo y secreto; el juicio por jurados; la disminución de facultades al poder Ejecutivo; el régimen federal; el libre cambio, el impuesto único y directo; y la reducción del Ejército. Por su parte el partido conservador surgió como celoso defensor de los ideales bolivarianos, de la religión católica y del régimen de privilegios eclesiásticos, de la fortaleza del poder ejecutivo con un ejército fuerte que pudiera garantizar el orden público, del régimen centralista y de los valores tradicionales coloniales españoles, creyéndolos consustanciales al alma nacional. Así emergió como guardián del régimen de privilegios de la iglesia, del derecho de propiedad de carácter feudal en

cuanto hace a la tierra, del proteccionismo económico y del control de las libertades públicas necesarias para la convivencia social y el orden público. Tales planteamientos formales, no tuvieron sin embargo, una estricta aplicación en la práctica de cada uno de los partidos, más bien primaron los intereses de las clases sociales más poderosas: los comerciantes y terratenientes. Los primeros más avenidos con las ideas liberales y los segundos con las conservadoras, sin que ello quiera decir que no hubiera comerciantes conservadores o terratenientes liberales, los había entre sus propios caudillos, varios de los cuales ejercieron las dos actividades. El conservar parte de la herencia colonial o el establecer cambios profundos en función de tales intereses de clases, obraron con mayor fuerza en las dos colectividades históricas. Dice al respecto Alvaro Tirado Mejía: «La guerra de independencia había sido en gran parte comandada por los sectores terratenientes y esclavistas del Sur del pafs, cuyo epicentro estaba en el Cauca, en Popayán; y por la burguesía comerciante de Cartagena y otros centros. Al concluir la guerra, estas clases sociales, ninguna de las cuales era lo suficientemente fuerte para imponerse a la otra, establecieron una alianza inestable a nivel del Estado, en la cual el grupo terrateniente logró la preservación del Statu quo y el sector comer1

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ciante el libre comercio, fundamentalmente con Inglaterra, el cual fue ejercido a través de Jamaica y otras posiciones antillanas. Esta situación dio lugar a nuevas realidades. .. Con las mercancías inglesas vino también el pensamiento político de un inglés: Bentham, quien proponía un sistema dirigido hacia la investigación de la naturaleza y la observación de los hechos, el racionalismo jurídico y su ética típicamente burguesa, la posibilidad de crear un sistema de normas jurídicas claras que reemplazara la casuística y el particularismo de la legislación indiana. La influencia de Bentham y el debate sobre su obra se prolongó en Colombia durante el siglo XIX». «Para mediados del siglo XIX y gracias a la extensión del comercio, los comerciantes en Colombia eran un grupo poderoso que participaba del Estado pero no lo controlaba. Era la época en que Inglaterra establecía el libre cambio en su economía y lo proponía para otros países, amparada por el empuje de sus fábricas y ante la necesidad de alimentos baratos para nutrir su población proletaria y reducir el valor de la reproducción de su fuerza de trabajo. Fue el momento en que Inglaterra dictó su famosa ley que abolía la protección para los cereales producidos en la isla. Existían también en la Nueva Granada los esclavos y manumisos de condición similar, los indígenas y sus resguardos indivisos; los artesanos imbuidos de la ideología romántica socialista por los hijos de los comerciantes; y los antiguos militares de la inde-

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pendencia, discriminados entre sí, según su clase. Para todos ellos, un cambio en el Statu quo tenía algo que ofrecer>>. «Los terratenientes, los esclavistas, los altos burócratas civiles, del clero o la milicia, mucho tenían para conservar. En muchos casos sus intereses económicos eran múltiples, por ejemplo, ser a la vez terratenientes y comerciantes, y aunque de las medidas propuestas por los partidarios del cambio unas les interesaban, otras les eran adversas y otras no les tocaban directamente, el hecho de estar en la cúspide de la pirámide social les impelía a ser cautos respecto a los cambios y a preferir el Statu quo» ... «Cambiar que era lo que proponía el partido liberal, implicaba transformar el Estado colonial que se había prolongado en el tiempo en un sentido más de acuerdo con los intereses burgueses que insurgían. Era modificar la reglamentación particularista y sustituirla por leyes de carácter general; era convertir a la tierra en mercancía y darle libre circulación; sustituir un Estado omnipresente por otro que sin trabas permitiera comerciar, suprimir los monopolios, y dejar que las actividades reglamentadas se r"lovieran al impulso de la libre actividad; suprimir las jerarquías ante la ley, y poder llamar ciudadano al desigual; suprimir el ejército de caudillos y sustituirlo por una milicia de ciudadanos pudientes; liberalizar la enseñanza, es decir, quitar a la iglesia el privilegio de impartir saber.

Una nación de ciudadanos libres, requería sujetos libres e iguales par~ contratar y que se hicieran a la representación de que eran libres, de que ejercitaban su libre albedrío tanto cuando vendían como sujetos iguales los lotes de los resguardos recién repartidos, como cuando vendían libremente su fuerza de trabajo que otrora era esclava, o cuando al impulso del mercado ejercían la libertad de adquirir las mercancías que la fuerza de la necesidad les hacía consumir. Con el ejercicio de tanta libertad era incompatible la prolongación del Estado colonial inigualitario y monopolizador» . (2). Fue así como varios de los planteamientos políticos que se decían liberales, tal el caso del federalismo, no fue exclusivo de este partido, porque el caudillismo conservador terminó aceptándolo motivado por sus intereses regionales, particularmente en Antioquia. Quizás en lo que estuvieron más alinderados los dos partidos fue en el problema religioso, ya que las relaciones de la iglesia con el Estado, el sistema de educación y los bienes eclesiásticos fueron motivos de agrias disputas entre el Status Quo que pretendía garantizar el partido conservador y el cambio a esa estructura religiosa colonial que preconizaba el partido liberal. La administración del presidente López, brindó la mejor ocasión para que las doctrinas liberales buscaran su desarrollo en el Estado mediante reformas rápidas y radicales. Pero como consecuen-


cía de estas reformas, especialmente la de expulsión de los jesuitas de la Nueva Granada, que privaba al conservatismo de su más fuerte aliado y algunas otras que buscaban limitar el poder e influencia de la Iglesia, así como la libertad de los esclavos, que los terratenientes y esclavistas la consideraron lesiva a sus intereses económicos, motivaron a los conservadores más tradicionales a alzarse en armas contra el gobierno en 1851. La insurrección nuevamente se inició en Pasto, donde el poeta, terrateniente y esclavista Julio Arboleda, quien se había mostrado antes enemigo de los jesuitas y ahora se proclama su firme defensor y el coronel Miguel lbáñez, con velado apoyo Ecuatoriano pudieron conformar una fuerza de 600 hombres. Luego el general Eusebio Borrero se apoderó del departamento de Antioquia, mientras Pastor Ospina, organizaba otra fuerte columna insurgente en Guasca y desde Mariquita el coronel Vargas París marchaba sobre lbagué. Mariano Ospina Rodríguez era considerado a nivel nacional el inspirador espiritual de la rebelión. La falta de capacidad militar de los caudillos rebeldes, sumada a la carencia de legitimidad de la causa que decían defender y a la sustracción de gran parte del conservatismo de la insurrección, llevaron al gobierno del general López a una rápida victoria. El coronel Franco derrotó en el Tablón de Gómez a Arboleda e

lbáñez que huyeron al Ecuador. Luego, el general Tomás Herrera marchó desde el Valle del Cauca hacia Antioquia, logrando que Braulio Henao, segundo de Borrero y quien mandaba las fuerzas rebeldes en el cantón de Salamina, se sometiera mediante indulto al Gobierno. Desamparado Borrero retrogradó a Abejorral donde libró un combate indeciso, después del cual, Herrera se retiró a Río Negro, población del todo afecta al gobierno, donde encontró suficientes refuerzos humanos y recursos materiales para derrotar al insurrecto. Mientras tanto Joaquín Barriga dispersó con relativa facilidad a los rebeldes de Guasca y el general Rafael Mendoza derrotó decisivamente a los de Mariquita en la llanura tolimense de Garrapata. La rapidez y contundencia conque el gobierno sometió la rebelión, evitó la extensión del conflicto a otros sitios del país. Fue así como en Boyacá no alcanzó a prenderse el fuego insurreccional, pero enterado de él Santos Gutiérrez, se aprestó a organizar alguna fuerza en apoyo del gobierno legítimo y suscribió con las personas notables del Cocuy, un comunicado al presidente López, en el cual le manifestaba que ante la rebelión en el Sur, era un deber de todo liberal y amigo del orden acudir en defensa del gobierno legítimo, tal como lo imponía la Constitución Nacional a los ciudadanos. (3) La guerra civil de 1851, sólo sir-

vió para acrecentar entre los co-

lombianos los odios religiosos y el fanatismo político. El partido liberal se dividió en dos grandes corrientes: Dacronianos y Gólgotas. La primera integrada por los próceres de la independencia, denominada así por su fidelidad al ideario santanderista, que juzgaban imprudente la rapidez conque se llevaban a cabo las reformas y la acumulación de las mismas, especialmente la de reducir el ejército a 500 u 800 plazas. Esta corriente estaba acaudillada por José de Obaldía, José Antonio Gómez, Ramón Mercado, José María Mantilla, Vicente Lombana, Patrocinio Cuéllar y el Presbítero Juan Nepomuceno Azuero. Al regresar Obando al país fue matriculado en ella. Los gólgotas bautizados así satíricamente por los conservadores, debido a la invocación que hizo Samper del Mártir del Calvario, eran los mismos fogosos y radicales reformadores bartolinos de la «Escuela Republicana», más Manuel Murillo Toro, Francisco Javier Zaldúa. Justo Arosemena, José María Vergara, José María Plata, Rafael Núñez, José Araújo, Antonio González Carazo, Nicomedes Flórez, Manuel Cañarete, Isidro Villamizar y Victoriano de Diego Paredes. Sobre esta fracción del liberalismo, dijo Carlos Martínez Silva: «eran estos gólgotas y radicales, que se echaron, con el Doctor Murillo a la cabeza, por las novedades comunistas y por las más extravagantes utopías políticas y económicas, llenando de sobresalto no solo a los conservadores sino a muchos li1ACORE

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berales moderados, que no estaban preparados para tan violenta sacudida y que tampoco disponían de fuerzas suficientes para contener el impulso ardoroso de los jóvenes» (4). Murillo Toro explicó entonces lo que entendía por socialismo, que no se trataba del comunismo, ya que al parecer el manifiesto comunista publicado en Europa en 1848, no había trascendido a la Nueva Granada durante la administración del presidente López: «Nosotros consideramos el socialismo como un nuevo sistema económico que ha surgido del espectáculo que presenta la Europa entregada a las doctrinas egoístas de Smith, que teniendo por base el culto de los intereses materiales y no considerando a la sociedad sino como una compañía de especuladores, sólo se ocupa de la creación de riquezas, sin curarse de su distribución; escuela indiferente a la suerte de gran número, en la que llegó a pensarse que una clase tenía el derecho de devorar a la otra. La escuela socialista es la que completando la misión de la economía política se ocupa de resolver el problema de hacer que los productos creados se distribuyan equitativamente entre los que hayan contribuido a su formación: es la escuela formada por Sismondi... «(5) Para diseminar las nuevas ideas socialistas, se crearon periódicos como el Alacrán, en el cual Joaquín Pablo Posada y Germán Gutiérrez de Piñeros eran sus voceros, bien pudieran competir hoy el partido comunista y la propaganda que llaman de izquierda:

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<<Nuestro enemigo es la clase rica, decía la publicación del 8 de febrero de 1849, nuestros enemigos reales son los inicuos opresores, los endurecidos monopolistas, los agiotistas protervos. ¿ Porqué esta guerra de los ricos contra nosotros? Porque ya han visto que hay quien tome la causa de los oprimidos, de los sacrificados, de los infelices, a cuyo número pertenecemos; porque son acusados por su conciencia de su iniquidad; porque saben que lo que tienen es una usurpación hecha a la clase proletaria y trabajadora, porque temen que les arrebaten sus tesoros reunidos a fuerza de atroces exacciones y diarias rapiñas, porque temen verse arrojados de sus opulentos palacios, derribados de sus ricos coches conque insultan la miseria de los que los han elevado allí con sus sudores y su sangre; porque ven que las mayorías pueden abrir los ojos y recobrar por la fuerza lo que se les arrancó por la astucia y la maldad; porque temen que los pueblos desengañados y exacerbados griten al fin como deben hacerlo y lo harán un día no lejano: Abajo los de Arriba!; porque saben que el comunismo será y no quieren que sea mientras ellos viven, infames, egoístas» (6). Motivado más por sus sentimientos juveniles, por la amistad personal con sus inteligentes y rebeldes condiscípulos que por su formación provinciana, carácter pragmático y convicciones intelectuales, el abogado Santos Gutiérrez, entonces en pleno ejercicio profesional en su pueblo natal, se afilió en la corriente de los gólgotas.

Las reformas del gobierno del presidente López y la guerra civil, además de estimular la oposición conservadora, coadyuvaron en una escalada alarmante a la inseguridad en campos y ciudades. Razón que sirvió de pretexto al conservatismo para señalar al gobierno como comunista, anticlerical y encubridor de delincuentes, aún cuando el espíritu cristiano del presidente y su sentido del honor y de la dignidad, nunca le permitieron cometer una acción reprochable. Dice al respecto Samper: «Tengo la absoluta convicción de que las faltas políticas que cometiera el General López durante su noble vida, solo provinieron de falta de luz mental, en algunos casos; en otros de la presión o consejo de sus amigos y compartidiarios o del exceso de hostilidad de sus contrarios, y en algunos también del fervor y desinterés de un patriotismo que sólo podía extraviarse en su modus operandi,jamás en su intención» (7). Pero el aceleramiento de la oposición conservadora marchó a la par con la agudización de la división del liberalismo entre dacronianos y gólgotas, hasta propiciar pugnas y alianzas con el partido contrario. La alianza más importante fue la que surgió entre gólgotas y conservadores contra los artesanos, quienes se rebelaban contra las medidas librecambistas establecidas desde el primer gobierno de Mosquera, que sólo beneficiaban a comerciantes y banqueros y cuyos efectos en las manufacturas neogranadinas ocasionaba el desplazamiento del mer-


cado nacional por el extranjero. Razón de más para que las sociedades democráticas se dieran a la defensa de la incipiente industria nacional, presentando la candidatura del general José María Obando para la presidencia de la República, quien resultó elegido en 1853. Al respecto comenta José María Samper: «Los jóvenes liberales de 1850 éramos más pensadores y reformadores que los liberales de 1830 y 1840, algo estancados ya en el camino; dábamos mayor importancia a las ideas y los principios que a las pasiones y los intereses de partido, y mejor culto al progreso en lo porvenir que las tradiciones de lo pasado; y en vez de entusiasmarnos locamente por los hombres, íbamos hasta el entusiasmo por las autopías. Ya no nos dejábamos fascinar por ningún prestigio, y analizábamos. Todos, al tratar de cerca al general Obando, quisimos conocerlo analizándolo; lo hallamos hombre excelente, inmejorable, pero muy defectuoso político. Nos pareció que sus ideas eran estrechas y empíricas; que si era o había sido un hombre de combate, no lo era de gabinete o de pensamiento para gobernar; que permanecía estancado, fiel a la vieja escuela santanderista, cuyo liberalismo se iba petrificando. Reconocimos que tenía la talla de un jefe de partido, cuando ese partido había adelantado mucho en la comprensión del derecho y el progreso, y se apartaba de las sendas trilladas de Santander y los libertadores liberales».

«Su candidatura para la Presidencia de la República, en 1852, encontró en la conciencia del país una oposición considerable que no se aguardaba; muchos electores que no deseaban verlo electo, le dieron su voto por generosidad y gratitud, mejor dicho, como por delicadeza; pues daba pena que aquel hombre célebre que tanto había sufrido por los liberales y había sido el ídolo y jefe de éstos, no coronase su carrera política obteniendo, por elección popular, el puesto más elevado de la República. Puede decirse que el partido liberal al elegir a Obando, no prefirió sino al antiguo representante de sus tradiciones y pasiones. La división que se produjo entre liberales fue profunda; y Obando, como Presidente, fue una vez más la víctima expiatoria de los errores de sus compartidarios». (8). Efectivamente, Obando era sólo un símbolo del viejo liberalismo proteccionista, y con esa aureola llegó al poder, sin tener mucha ambición por él. Amigo de los artesanos, pero desengañado por el curso que tomaban las nuevas corrientes del liberalismo, sin estar preparado para enfrentar los cambios institucionales que ellas pretendían para el país a pasos acelerados y sin fórmulas sociológicas evaluadoras de tales medidas, desde un comienzo desengañó a sus propios compartidiarios, a los gólgotas y a los conservadores.

nar la Constitución de l -3. aparentando entusiasmo ) encubriendo su preocupación y recelo de hombre maduro y curtido por la experiencia, que preveía los desórdenes que esta nueva Carta Magna podía generar para la integridad, la paz, la estabilidad y el progreso de la Nación. Porque en verdad, el federalismo y contenido democrático de sus normas iba mucho más allá de las posibilidades reales de absorción social de la República Neogranadina. Así fue como Samper, años más tarde la calificó «como la que ha ido más lejos en la América española en materia de libertades individuales, de pensamiento y de prensa. La más generosa por sus propósitos y la fe que animó a sus autores, pero la más funesta de cuantas había tenido la República, porque con ella se abrieron todos los caminos de la guerra social y de la anarquía». (9) Notas: (1) «Mi querido José Hilario. Mando un oficial a comunicarte la elección que ha hecho el Congreso en ti para Presidente de la República, y me glorío de que harás la felicidad nacional. El candidato de mi corazón no eras tú, sino Barriga; él quedó excluido desde las Asambleas primarias, y los representantes del pueblo te han llamado a obtener el primer pue:.to de la Nación. Te considero el representante de la democracia y te felicito. Desde el lo de abril encontrarás un ciudadano obediente a la Ley y el primer c;oldado para defender la autoridad que te han dado la Nación y el pueblo, en tu antiguo compañero y amigo».

La respuesta del presidente electo en

Uno de los primeros actos del gobierno de Obando, fue sancio-

la parte esencial dice: «La franqueza con que me hablas me complace en extremo,


y ojalá sean tu carta y esta respuesta nuevos vínculos que nos unan en lo venidero, después de haberse debilitado los antiguos en nuestras cuestiones civiles, en que por desgracia hemos estado figurando en bandos diametralmente opuestos. Sin otra pasión dominante que la del próspero porvenir de esta patria, que a ti y a mí nos ha costado sangre y sufrimientos, iré a encargarme del honroso puesto de Presidente de la República; y amaestrado en la escuela práctica de las vicisitudes políticas, mi primer dogma es y será el de la tolerancia más completa y el olvido de lo pasado. Acepta, por lo tanto, la efusión de mi gratitud por la expresiva manifestación que me diriges, mientras tengo el gusto de verte». El Golpe Militar del 17 de abril de 1854, pag.52. (2) Manual de Historia de Colombia, Tomo II, Pág.335 y siguientes. (3) «Los que suscribimos, vecinos del Cocuy, ante vos, Ciudadano Presidente, representamos: que estando impuestos de que una turba de facciosos han alzado el estandarte de la rebelión en varias provincias del Sur de la República con el fin de derrocar y echar por tierra los principios altamente democráticos de vuestra liberal Administración,

creemos llegado el caso de cumplir con un deber, que además de imponérnoslo la Constitución, lo exige también nuestra posición de liberales y amigos del orden y de la prosperidad de nuestra patria». «Este deber es, el de sostener en todo caso con nuestras personas e intereses al Gobierno legítimamente constituido, ofreciendo el sacrificio de nuestras vidas, caso que por alguna circunstancia la sedición llegue a tomar algún incremento». «En este Cantón el orden público se sostendrá a todo trance; pues el patriotismo de la generalidad de sus habitantes nos da una plena garantía para sostenerlo así; y en el caso de que algún individuo se desvíe de esta línea de conducta, porque impulsado por sugestiones de los enemigos de la libertad granadina, se deje fascinar con patrañas o supercherías, será escarmentado inmediatamente, pues todos estamos dispuestos a desplegar una vigilancia que pueda cortar de raíz los males que se puedan causar». «A cualesquier punto de la República, Ciudadano Presidente, en que la rebelión sea secundada, allí marcharemos gustosos a sostener con nuestras débiles

fuerzas la Constitución, las leyes y la dignidad nacional; con este concepto aceptad este ofrecimiento, hijo del patriotismo y del amor por las instituciones republicanas, y contad conque estaremos listos a cumplirlo tan pronto como la patria lo exija. Ciudadano Presidente: Santos Gutiérrez, Faustino Barbosa, Enrique Silva., Emilio Espinosa, Pedro N. Cújar, Gregorio Ruiz, José María Medina, Santos Balderrama, José A. Garcés, Ricardo Bemal, Simón Romero, Mateo Leal, Lorenzo Blanco, Miguel 1báñez, Juan N. Torres, Facundo Quintero...» Itinerario de una vida, documentos inéditos. (4) Carlos Martínez Silva (5) Murillo Toro. Ideas liberales en Colombia. Gerardo Molina Pág.72 (6) Escrito del periódico El Alacrán del 8 de febrero de 1849. Historia de Colombia, Biblioteca Tomás Rueda Vargas.

(7) Historia de una alma (8) Ibid

(9) Historia Extensa de Colombia, Tomo XIV, pag. 112

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