REVISTA ACORE - ORGANO DE LA ASOCIACION COLOMBIANA DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS FUERZAS MILITARES
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ORGANO DE LA ASOCIACION COLOMBIANA DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS FUERZAS MJUTARES
Oficinas: Calle 70 No. 4-24 PBX: 345 OS 11 Aportado Aéreo No. 77172 Sontofé de Bogot6, D. C.
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CONTENIDO
Director MG. JOSE ROBERTO IBAÑEZ SANCHEZ Subdirector CN. CARLOS A PRIETO AVILA JUNTA DIRECTIVA
co
Presidente Luis Alfonso Rincón Aldono
Primer Vicepreside nte CA. Juan Pablo Ro1rón H. Se g undo Vicepresidente BG. Luis A Morillo A Secreto rio Ge nera l Ejecutivo CO Gustavo Gordo Acosto Voca les CO Armando Castañedo N. TC. Jorge A Sónchez M. CO. Ernesto Cortés A. TC. Hernondo Lozodo G. CO Gabriel Morales H. CO Daniel H. Riveros C. Revisor Fisca l CO. Guillermo Rodríguez Guzmón CONSEJO EDITORIAL GR. Alberto Ru1z Novoo MG José Roberto lbóñez Sónchez MG. Lisondro Barrera Rey BG. Gabriel Puyono Gordo CN. Carlos A Prieto Avilo MY. Osear Forero Rocines Director Editoria l Jaime A Cubillos C. los ideos y tesis expuestos por los autores de los artículos publicados son de lo exclusivo responsobil,dod de éstos y no reflejan necesariamente el criteno de lo Asociación
Pág . EDITORIAL - Lo político de paz y de guerra..........................................
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ACTUALIDAD - Discursos pronunciados en el Homenaje Nocional de Solidaridad al General Horold Bedoyo Pizarra: De Monseñor Alvaro Fondiño Fronky . . . ... .. . .. ............ ..... . . . . Del Coronel Luis Alfonso Rincón Aldono .. .. .. .. .. . .. .. .... .... ... Del Dr. Fernando londoño Hoyos..................................... Del General Alvaro Valencia Tovor .... ............................... Del Dr. Luis Prieto Ocompo .... .. .. .. .. .. .. .. .. .... ...... .... .. .. .. .. .. . Del General Horold Bedoyo Pizarra..................................
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ECONOMIA - Prácticos gerenciales poro el año 2.000 Coronel Francisco Gómez Lo verde .. .. .... ............. ... . .. .. .. .. ..
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POLITICA - Lo guerra y lo poz Mayor General Luis Enrique Rodríguez B. . .. .. .. .. .. ... . .... .. ..... - Lo guerra civil Estratego . . . . . . . . . ... . .... .. . . . . . . . .. .. .. .. . .... . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . .. ... . .. ....
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ESTRATEGIA - Corl Van Clousewitz Coronel Luis Alfonso Plazos Vega ............................... ......
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HISTORIA - 46 Años de participación del Batallón Colombia y lo Armado en Coreo Coronel Francisco A. Coicedo Montúo ..... .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. . - El General José de los Santos Gutiérrez Mayor General José Roberto lbóñez Sónchez . .. .. . .. ... .. .. .....
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INSTITUCIONES - lo rozón de ser de los encuentros de Acore Coronel Gustavo Gordo Acosto .. .. .. . .. . .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. .. .. .. ..
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No.94
SEPTIEMBRE DE 1997
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SANTAFE DE BOGOTA, D. C.
NUESTRA CARATULA Aspecto gráfico del Homenaje Noc•onol de Solidaridad ofrecido por Acore al General Horold Bedoyo Pizarra
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LA POLITICA DE PAZ Y DE GUERRA Las críticas circunstancias que padece hoy el país en todos los órdenes de su vida política, económica y social, pero especialmente las que se relacionan con la seguridad del Estado y de la comunidad, ameritan profundas reflexiones. So pena de hundir a la Nación en la desesperanza y la anarquía total, no podemos aventuramos en el campo de la negociación coaccionada a la cual pretende llevamos una subversión prepotente y terrorista con la vocería de los propios delegados gubernamentales que exploran los caminos de la paz. Es necesario entender que la escalada violenta y terrorista frente al proceso electoral es una amenaza contra uno de los instrumentos del sistema democrático, pero no puede interpretarse como una capacidad de acabar con él, justamente al apelar la subversión al terrorismo y a la intimidación de los candidatos regionales en algunas zonas del país, está demostrando su impotencia para atacar directamente a las Fuerzas Militares. Por ello utiliza este medio criminal y cobarde repudiado por el derecho internacional humanitario que tanto pregona respetar. También hay que comprender que los errores militares cometidos en Puerres y las Delicias, aún cuando sirvieron de caja de resonancia nacional e internacional a la subversión, difícilmente se repetirán. Las distintas unidades militares estarán de la fecha en adelante cada vez más alerta y dispuestas al combate, como lo están demostrando en el Yarí, combate que rehuye la subversión para atacar y dañar instalaciones y fuentes energéticas vitales para la comunidad que dicen defender. La capacidad de la subversión hay que mirarla pues, en su dimensión real. Es decir en su incapacidad militar de derrotar al Estado pero también en su capacidad de causarle graves males a la sociedad en asesinar, secuestrar y chantajear a los ciudadanos, en generarle enormes daños a la estructura energética del país, en continuar acrecentando sus finanzas con el narcotráfico y la extorsión. Desde luego, ante la imposibilidad de la Fuerza Pública de prevenir y evitar estos daños que al amparo de la soledad y de la sombra realiza fácilmente la subversión, la comunidad se atemoriza y el Estado se confunde. Por ello, es fundamental que la sociedad civil se solidarice y colabore en la labor de prevenirlos y evitarlos para que la vida ciudadana normal no se paralice.
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Las CONVNIR, son instrumentos legales de protección ciudadana que pueden colaborar para tal.fin mediante la alarma temprana, como son igualmente útiles para prevenir y evitar otros delitos y crímenes contra la comunidad inocente e inerme. Esta es la razón esencial por la cual la subversión ataca y atacará las CONVNIR y esperamos que la Corte Constitucional no vaya a caer en el error garrafal de suprimirlas, pues de ocurrir así, el mal llamado paramilitarismo cobrará mayor dimensión, resultando el remedio peor que la enfermedad. Si es la comunidad la que está siendo agredida brutal e injustamente, no se le puede exigir que agache la cabeza para que le sea cercenada por sus verdugos. Si la defe.1sa individual es legítima y de derecho natural, en mayor medida lo será la protección de la propia sociedad, máxime cuando el Estado no puede garantizar la seguridad de todos los ciudadanos y del patrimonio nacional. Por las razones anteriores, no podemos aceptar algunas de las consideraciones hechas por los dos delegados presidenciales exploradores de la paz. Porque dicho informe lo que revela es una visión medrosa y cobarde del problema para llevar al Estado a su sumisión total, sin exigir nada a cambio. Hay que hacer la paz y entablar diálogos con la subversión para evitar que siga martirizando a los colombianos. Pero no se puede hacer la paz sobre la base de un Estado vencido, de la humillación de las Fuerzas Militares cuyo poder bélico está intacto. Sólo la mente febril y alienada de los enmantados cabecillas subversivos, alejados del todo de la realidad mundial, continental y nacional entienden lo contrario; lo grave es que así lo crean los delegados de paz del propio gobierno. Cuando Colombia tenga liderazgo, cuando el ejercicio de la política recobre su moral perdida y la administración sea honesta y eficiente, cuando se proyecten políticas de guerra y de paz realistas, cuando la Nación tenga justicia, cuando las leyes no favorezcan a los criminales, cuando los propios funcionarios del Estado no se conviertan en agentes de sus enemigos, cuando se pueda atacar las finanzas de la subversión y cuando a las Fuerzas Militares se les reconozcan sus fueros y se les dé material de guerra apropiado y equipo moderno y adecuado, la subversión será sometida. Nadie debe dudarlo.·
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HOMENAJE NACIONAL DE SOLIDARIDAD AL GENERAL HAROLD BEDOYA PIZARRO SEPTIEMBRE 9 - SALON ROJO HOTEL TEQUENDAMA
ORADORES: Monseñor: Coronel: Doctor: General: Doctor: General:
ALVARO FANDIÑO FRANKY LUIS ALFONSO RINCON ALDANA Presidente de Acore FERNANDO LONDOÑO HOYOS ALVARO VALENCIA TOVAR LUIS PRIETO OCAMPO HAROLD BEDOYA PIZARRO
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n nombre de l señor Arzobispo de Bogotá, cuya representación me cabe el he"'\r., )r Jc llevar en este importante home naje al s eñor General HAROLD BEDOYA PIZARRO,
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olombia está presente en e ste Homenaje Nacional de Solidaridad que se ofrece al Señor General HAROLD BEDOYA PIZARRO, organizado por la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares y por representantes de
deseo darle rendidas gracias a Dios, junto con todos ustedes, por los más de cuarenta años de brillantes servicios a Colombia que él ha prestado, como lo reconoce todo el pueblo colombiano.
Al mismo tiempo, pedirle a Dios que bendiga nuestra mesa y nuestras intenciones, y que se digne alcanzarle el pan a quien no lo tiene, o lo tiene que tomar en lamentable escasez. Así pues, en el nomtxe del¡:Wre, y del hijo y del Espíritu santo.
estamentos de la vida nacional, para reconocer y exaltar los méritos del amigo, el compañero, el militar, el Comandante, el líder y el hombre del futuro, en su paso por cargos de responsabilidad en la nación, con resultados altamente positivos
para el país y para las Instituciones militares. En este Homenaje se conjuga también, el reconocimiento al Mando Militar y a todos los hombres que integran las Fuerzas Militares, por la labor cumplida en el desarrollo de la 1
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misión que les fija la Constitución Política de Colombia y por haber demostrado a través de la historia que son el soporte indiscutible de la democracia colombiana. El General Bedoya, nació en la bella, pujante y prospera región del Valle del Cauca, en un hogar cimentado por el amor, la comprensión, el respeto y la moral, fonnación que posteriormente acrecentó desde cuando ingresó ello de septiembre de 1955 como alumno en la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova, y egresó Juégo como profesional militar, con el grado de Subteniente de Infantería el 5 de diciembre de 1959 . Durante su brillante carrera militar, desempeñó con eficiencia Jos
diferentes cargos que el mando y el Gobierno tuvieron a bien asignarle, habiendo escalado todos los peldaños de la jerarquía castrense hasta ocupar el cargo de Comandante General de las Fuerzas Militares, cargos que desempeñó con profesionalismo, con inteligencia, con pericia, con dignidad y con honor, en los que puso al servicio de la Institución y de la patria sus innegables condiciones de soldado y de líder. Es indudable que en Jos últimos años, sus actuaciones tuvieron controversia dentro de la vida nacional; sin embargo, se debe reconocer que sus actitudes fueron en todo momento el desarrollo y la consecuencia de sus funciones como Comandante en defensa de la dignidad de la institución militar, en el fortalecimiento
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de la unidad de la nación, la libertad, la paz y en la conservación de la integridad territorial. Temas como el Fuero Militar, la Justicia Penal Militar, los aspectos disciplinarios, la seguridad social, el presupuesto para las Fuerzas Militares, la lucha contra la narcosubversión y las diferentes formas de violencia, el respeto por los derechos humanos y la no aceptación de la desmembración del territorio nacional para aceptar exigencias de los subversivos, fueron entre otras, actividades en las cuales el General Bedoya intervino, defendiendo con altivez, con entereza y con dignidad, el honor de las Fuerzas Militares y la majestad de la nación, lo cual se le ha reconocido. La historia plasmará en toda su dimensión los conceptos y las actitudes asumidas por este gran líder de la democracia. Llegó en un momento crucial para el país su retiro como Comandante General de las Fuerzas Militares, según el Gobierno por «razones de Estado», las cuales no se han conocido; sin embargo se ha filtrado que varias de estas razones tienen que ver con la posición férrea, digna y leal del General Bedoya en defensa de las Instituciones militares y del país; no queremos pensar que algunas de estas razones tengan que ver con las exigencias que hace la narcoguerrilla para el debilitamiento de las Fuerzas Militares y el retiro de algunos de sus Comandantes; esto sería inaceptable en un estado de derecho y sería entregar la dignidad de la nación a unos apátridas sin idea-
les políticos que solamente siembran de terror y sangre los campos de Colombia y atentan contra la infraestructura del país. El país desde hace más de cuatro décadas, afronta una lucha subversiva que tiene sus orígenes en diferentes causas; entre otras, la ausencia del Estado en regiones marginadas y carentes de obras y servicios de infraestructura tales como: puestos de salud, escuelas, caminos vecinales y distribución adecuada de tierras. Por todo lo anterior no se vislumbra solución alguna; las clases sociales menos favorecidas siguen desprotegidas y cada día más pobres. Se entronizaron, en cambio, la inmoralidad, el cinismo y la mentira en el alto Gobierno; delincuentes de cuello blanco, saquean a diario las arcas del Estado, y los colombianos presenciamos con asombro el panorama más desolador de la historia republicana en el que sólo podemos ofrecer a los pueblos del mundo dos récords universales: la corrupción y la violencia. Es que Colombia con su poder nacional en los campos político, económico, social y militar tiene que trabajar totalmente integrada para lograr su desarrollo; es inconcebible que finalizando el siglo XX se hable, se discuta y se critique el accionar de las Fuerzas Militares, presentándolas como las únicas responsables de la violencia en Colombia; en las altas esferas del Gobierno, del Congreso, de la Justicia y de la sociedad,
con la resonancia en los medios de comunicación, se les exigen resultados; pero simultáneamente se les restringen los apoyos logísticos y legales necesarios y adecuados para la lucha. Será que se quiere desconocer que el instrumento militar es parte de la Nación? No sería lo más adecuado y necesario pedirle resultados al Gobierno y por consiguiente al resto del poder nacional en los campos político, económico y social ? Es que las Fuerzas Militares solas no pueden enfrentar a la narcosubversión y presentar resultados, sin el compromiso de todo el Estado y si éste no llega al pueblo colombiano, sería conveniente que se estudiara con alto sentido patriótico el aspecto presupuesta! de la Institución Militar; pongo como ejemplo el anteproyecto de presupuesto del Ejército para el año de 1997, elaborado técnicamente de acuerdo a las necesidades, se le asignó por la Ley del presupuesto solamente el 80% del anteproyecto y de este presupuesto, a la fecha se le ha recortado aproximadamente el 25% ; Se aprobaron los bonos de guerra para renovar el equipo de las Fuerzas Militares y no como presupuesto para los gastos normales de la institución militar; hasta ahora, tan sólo parte de estos recursos está llegando; es necesario además, anotar que el pie de fuerza, por los complejos problemas nacionales, se ha incrementado siendo normal y lógico asignar el presupuesto adicional para el personal de las nuevas unidades, con destino a la inversión en dotaciones de vestuario, equipo, alimentación y salario.
Colombia está en guerra! Por fin lo dijo públicamente el Ministro de Defensa! Por fin lo dijeron en el parlamento representantes de las diversas corrientes políticas, quienes así lo hicieron al sentirse amenazados por la subversión y por la delincuencia, amedrentados además al darse cuenta de que también a ellos les estaba tocando su cuota de sangre y de dolor. Es imperioso también, que no solamente se haga esa pública manifestación, sino que ella se convierta en una real voluntad política, en una decisión y en una acción de todos los poderes del Estado, con disposiciones legales que le permitan a éste, a la Fuerza Pública y a la sociedad civil, enfrentar con eficacia y decisión la acción subversiva y delincuencia!. Las Fuerzas Militares prácticamente se encuentran maniatadas para el cumplimiento de su misión, pero se les exige resultados y por otro lado se expiden nuevas disposiciones con detrimento de su moral y su disciplina. No es posible que sus hombres permanezcan combatiendo, dejando atrás a sus familiares sin servicios de salud, de vivienda y con salarios de hambre; ahora se agregan los proyectos del Gobierno para suprimir entidades de apoyo logístico que prestan servicios de bienestar a sus hombres; se olvida que las reservas militares son parte integral del estamento militar; se proyecta disminuir a este sector de la sociedad, parte de su seguridad social cimentada a través de los años que según la ley, son dere-
chos adquiridos, sin pensar que esta disminución para la reserva, trasciende al futuro de los militares en servicio activo cuando éstos pasen a la reserva y pierdan tales derechos. Pretende también el Gobierno convertir el «sueldo de retiro» en «pensión», proyecto que afectaría notablemente la capacidad adquisitiva de los militares; el cambiar esos términos, equivaldría a suprimir el derecho a la oscilación de salarios establecido desde hace muchos años en disposiciones legales y en las normas de la carrera militar, los cuales tienen su razón de ser, entre otras cosas, como régimen especial por la diferencia de las condiciones laborales de los militares con respecto a la normatividad del resto de los servidores públicos. Los militares en Colombia han afrontado la violencia con estoicismo y con alto sentido de responsabilidad, buscando la convivencia y la paz entre los ciudadanos; con alguna frecuencia como contraprestación, reciben la crítica injusta por sus actuaciones, especialmente de personas que, como uno de los objetivos de la subversión, se han infiltrado en las altas esferas del Estado; y a nivel internacional, recibiendo también las críticas d~ las ONG las cuales sin sustentación alguna y como cajas de resonancia de la subversión, acusan a las Fuerzas Militares de violar los derechos humanos por acciones individuales de sus miembros; por otra parte vemos cómo el asesinato de un miembro de la institución militar a manos de la narcosubversión 1 ACORE
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parece que fuera normal; esto no sucede cuando el crimen se comete en algún personaje de prestancia social o política; cuando ello sucede, se conmueve toda la sociedad civil y en esos momentos, sí aparece transitoriamente la voluntad política, se buscan responsables y aceleradamente se emiten disposiciones para tratar de reprimir la subversión. Acaso los integrantes de las Fuerzas Militares no tienen los derechos humanos para que el Gobierno y la sociedad, así como los organismos no gubernamentales reaccionen en demanda de los mismos derechos? La sociedad colombiana está exigiendo una pronta solución al problema de la violencia y busca por todos los medios que la paz llegue a Colombia; los militares somos los más interesados en esta paz; como instrumento militar del Estado colombiano, somos los que enfrentamos permanentemente a los grupos subversivos y con dolor de patria enterramos a nuestros muertos y observamos con tristeza nuestros hombres heridos y mutilados que deja esta lucha entre hermanos. A través de los años las Fuerzas Militares han realizado estudios y han presentado propuestas al alto Gobierno en búsqueda de la paz; ACORE, también a participado por medio de foros y seminarios en este proceso y ha recomendado que se establezca una política integral permanente de paz del Estado colombiano para que no se continúe con una política de paz del Gobierno de tumo. Es importante hacer relevan-
la
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cia en que para lograr la paz, el Gobierno debe propender por una infraestructura con soluciones en educación, salud y obras públicas en las regiones marginadas del país, una justicia eficiente, una administración sin corrupción y robustecer el instrumento militar, con presupuesto acorde con las necesidades logísticas para enfrentar la narcoguerrilla, sometiendo a los viole\].tos y creando condiciones de superioridad con autoridad para entrar a negociar una paz permanente, con dignidad para toda la nación; en este empeño estoy seguro que lo acompañarán las Fuerzas Militares en servicio activo y en la reserva y el país nacional. Los planteamientos anteriores, no son nuevos; algunos fueron expuestos oportunamente por el General Bedoya durante su Comando; probablemente la franqueza y la lealtad del comandante militar, constituyeron las «razones de Estado>> que tuvieron como desenlace el retiro del General; él, como cualquiera de los mandos militares, tuvo la capacidad y la inteligencia para pensar, hablar, escribir y ser leal. Esos planteamientos siguen, seguirán vigentes y deben constituir una política de Estado y un programa de todo Gobierno.
Las reservas de las Fuerzas Militares, ciudadanos con todos los dere-
chos , conocedores de la problemática del país, con un significativo número de personalidades de alto nivel profesional, académico y con voluntad de servicio, seguiremos participando en la vida nacional y en las mesas de concertación y análisis, donde se toman las grandes decisiones del país; buscaremos que nues-
tros mejores hombres lleguen a los cargos de elección popular, desde las alcaldías hasta la Presidencia de la República; desde esos estrados defenderemos y apoyaremos por todos los medios legales a las Fuerzas Militares y coadyuvaremos con los estamentos de la vida nacional a mejorar las condiciones de vida de los colombianos, construyendo un país más amable y próspero; formaremos el nuevo hombre colombiano para los retos que nos deparará el siglo XXI, propiciando leyes acordes con las necesidades futuras y mejorando la imagen de Colombia en el plano internacional, llevando nuestro país a ocupar el liderazgo que le corresponde entre las naciones, especialmente en Latinoamérica Todos los colombianos debemos tomar conciencia de la verdad y de la realidad colombiana en lo interno y en lo externo; los militares en retiro convocamos a todos los hombres y mujeres de la patria para implantar un modelo de desarrollo humano, social, económico, cultural , político y moral que identifique los problemas antes enunciados y les dé adecuadas soluciones en el inmediato, mediano y largo plazo; para esto insinuamos la organización de una «Cámara de excelencia)); es decir, integrar a los pensadores colombianos más ilustres para formular un plan concreto en la materia . Deberá tener prelación el volver por los principios y valores cristianos, hispánicos y bolivarianos que nos legaron los padres de la patria para formular las bases de una nueva Nación, de una nueva sociedad en la cual, indudablemente, los militares en servicio activo y en retiro tendremos una
función y un papel fundamental; el Gobierno deberá concretar ese objetivo, su desempeño y su inserción en las decisiones que requiere la República. Existen múltiples estudios; el problema radica en hacer la unidad nacional, hacer que Colombia se reestructure como una potencia moral en lo interno y en lo externo, digna, respetada y libre, que nos honre y dignifique; la nueva República del siglo XXI. Señor General Bedoya: en unión de su distinguida esposa
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e han entregado el difícil encargo, Sr. General de explicar a usted porqué razón, la sociedad civil, le rinde este homenaje. Usted ha sido, el hombre de la guerra, el hombre de una guerra desgraciada, y sin embargo, con desgracia a cuestas, usted es más grande que los que están ganando esta guerra. Después de haber escuchado tantas razones sobre las características del conflicto bélico que nos asola, al fin le oí algo importante a alguno de los miembros más conspicuos de las ONG; dijo este fulano en días pasados, que la guerra en Colombia, era atfpica, ahí quedó dicho todo, es lo mismo que cuando los politólogos no saben, dicen que se trata de un fenómeno socioeconómico, cuando los economistas no saben, dicen que se trata de un milagro, cuando los
MARIA CRISTINA y de sus hijos, acepte este homenaje que la reserva militar y los dirigentes de la vida nacional le ofrecemos, anhelando un futuro mejor con oportunidades para la sociedad colombiana y el resurgir de una patria noble, de tradición republicana, con fé y con esperanza en nuestras Fuerzas Militares; en estos días, cuando han sucedido hechos significativos en el mundo, especialmente por el fallecimiento de dos grandes mujeres que con su amor, dedica-
ción y entrega a los enfermos e indigentes, dieron ejemplo de ternura: la Princesa de Gales que hace renacer a un cambio en las severas tradiciones de la monarquía inglesa, de la conciencia de los poderosos del mundo; y la madre Teresa de Calcuta que nos deja una historia de entrega a los desposeídos; asimismo Señor General Bedoya, los colombianos vemos el renacer de un país con su liderazgo, presagiando un futuro glorioso para Colombia, con libertad y orden.
médicos ignoran de qué dolencia muere el paciente, lo atribuyen a una causa de origen viral; ahora los de la ONG, descubren que nuestra guerra, es atípica y así quedó todo dicho.
que rinde los ejércitos en contienda de quienes recibe sus armas y el encargo de llevar el País a un destino de paz. Esa guerra concluida, le da paso a una nueva y distinta, que se inicia después de 1.959, cuando nuestro mozalbete de ayer, convertido en el tirano de Cuba, arma todas las empresas asesinas que desde ese país organizaba, y se dirige contra el corazón de nuestra patria. Los primeros mercenarios de esa empresa fueron todos los bandidos cesantes de la vieja contienda. Quién podría olvidar sus nombres: Desquite, Pedro Brinco, Chispas, Mariachi, Efraín González, el Diablo, componen el triste repertorio que no desaparecerá fácilmente de nuestra memoria, y esa guerra termina, y se gana, la gana, con la ayuda de generales valiosos, un hombre insigne, y lo llaman el Presidente de la Paz, Guillermo León Valencia. La primera versión de la guerra cubana, que concluye
La primera atipicidad de nuestra guerra, consiste en que no se acaba nunca y es imposible ganarla, como que dura cincuenta años en la muy curiosa estadística de estas extrañas matemáticas. Si las cuentas no nos fallan, después de vicisitudes políticas serias, que no vamos a ocultar, la guerra nuestra, la primera, se inicia en el año de 1948, cuando un mozalbete, de nombre Fidel Castro, viene a Colombia para asesinar a Jorge Eliécer Gaitán, para encender la mecha de los odios políticos. Es una guerra horrorosa, como todas las guerras civiles, y sin sentido, como las que se libran entre hermanos, pero termina, con victoria, y la gana el General Rojas Pinilla,
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después de que expirara el último bandido, digo mal se escapara uno entre ellos, el inefable Trrofijo perdido por allá entre las montañas del Pato Guayabero.
asocian con los guerrilleros del M19 y con los guerrilleros de todos los pelambres, y se lanzan en esa letal combinación contra el cuerpo destrozado de la patria.
Se inicia después, otra guerra distinta, de unos jóvenes idealistas, embarcados por los supuestos halagos de una ideología marxista, que en mil novecientos sesenta y tanto o setenta no alcanzábamos a comprender cuánto tenía de engaño y de fábula, y esa guerra nadie podrá olvidarla, termina o ha debido terminar entre los cañones y desfiladeros de Anorí. No se cobra la victoria, por cualquier razón que fuese pero las guerras si se ganan. Y hay otra que termina en el año de 1982 cuando el Presidente Julio César Turbay le entrega a su sucesor un ejército enemigo vencido, encarcelado, desmoralizado, derrotado. La historia contará lo que sigue, en lugar de cobrar la victoria, resolvió el Presidente de entonces, declarar la paz, abrir las cárceles, y reavivar la hoguera del conflicto. A poco surge otra nueva guerra absolutamente distinta de todas las anteriores, con personajes nuevos, con técnica nueva y sobre todo en medio de un escenario, tan complejo, que los politólogos de la ONG llaman atípica. Esa guerra cobra todos sus peñtles, aquel día nefando y para siempre memorable en que las huestes armadas y combinadas del narcotráfico y de la guerrilla asaltan el Palacio de las Cortes y asesinan a todos los magistrados. Era lo que faltaba, un fenómeno doloroso y tristísimo el de las hordas de bandidos que nos deshonraban y que llenaban de dinero sucio y de las peores costumbres, nuestra patria, se
Y aquí si empieza una guerra no tan atípica, como lo diría el hombre
de nuestro cuento, pero si muy difícil de entender y sobre todo más difícil de librar cuando no se le quiere vencer, porque ello tiene dos aspectos separados y distintos. El de la guerra económica que no hemos querido librar porque no nos conviene librar. Eso de derrotar a los que le inyectan cuatro mil millones de dólares al año a la economía colombiana, no ha parecido una tan buena idea Eso de derrotar a los que inflan las cuentas del Banco de la República, con sus ingresos multimillonarios. Esos que a la hora de las penurias fiscales, al llamado de una amnistía llenan también las áreas de los tesoros públicos y permiten toda clase de corruptelas y de demagogias. Esos que mantienen una economía, aparentemente tan equilibrada, que hacen exclamar a nuestros economistas gloriosos de Fedesarrollo, de todos los Fedesarrollos de todos los tiempos, que ésta es la casa buena del barrio malo en América Latina, esos tales, digo no pueden ser derrotados. Así que mejor, hemos resuelto convivir con ellos hasta donde sea posible, usufructuar los gajes de su miseria, recibir sus dolores y quedarnos con ellos dormidos al rincón. Pues bien, del otro lado aparece una guerrilla, supuestamente política con el viejo discurso marxista, que estamos cansados de escuchar en todas las latitudes, vendiendo las mis-
mas ilusiones dirimidas con el mismo cántico del cisne de una civilización que no pudo ser. Pero esos tales se asocian con los anteriores, y forman una combinación explosiva y detestable, y e~ si es la guerra no atípica, pero sí la terrible guerra, la más compleja de todas las que padecemos, que no es desde luego exclusivamente económica. No puede ser que tanto bandido se ponga de acuerdo en cuanto a los propósitos, los medios y los fines. Para eso se necesita, la disciplina de unos hombres disciplinados, y se necesita el designio político de unos hombres que los tiene. La pura mafia sin guerrilla, no pasaría de ser, un episodio. Pero la guerrilla sin la mafia no hubiera pasado de ser otra loca aventura como la del Salvador o la de Guatemala, esa guerrilla también estaría vencida Lo que no ha sido posible derrotar es esa combinación siniestra de fuerzas enquistadas en el corazón de la sociedad colombiana, porque se lo tomaron todo, corrompieron lo que tenían que corromper, lo que no podían corromper, lo mataron y hemos quedado vencidos, de rodillas ante el ídolo de oro y ante quienes pregonan este credo político que ha sido en todas partes del mundo desechado por falaz, por mentiroso, y porcatastrófico. No queremos ganar la guerra, y como la culminación de todos nuestros males, vivimos las elecciones de 1994 y éste si ya fue la apoteósis de todas las desventuras. Un Presidente de la República elegido con el dinero del narcotráfico. Así, que desde entonces, todo se tomó sospechoso, todo equívoco, todo ilógico, nada de lo que está pasando en Colombia,
desde aquel día de 1.994, deja de substraerse al tristísimo origen del poder presidencial. Así pues planteada la guerra, quién la gana y contra quién se combate. Desde luego, que si no se sabe contra quién se combate, es imposible el triunfo. Y así está el Ejército de Colombia aprisionado, entre todas las contradicciones posibles; si lo derrotan es un Ejército de ineptos, si logra una victoria es una pandilla de matones, si hace lo suyo como corresponde, cae bajo la sospecha de los peores excesos, si no está donde debiera estar en el momento de peligro, es porque ha abandonado el cumplimiento de sus deberes, si no se transporta es ineficiente, si pide helicópteros, es un Ejército despilfarrador, cómo dentro de ese ambiente de contradicciones, puede ganarse una guerra? Desde luego que ello es imposible. El Ejército enemigo que se llama Ejército por todas partes, o Fuerzas Armadas, o Ejército de Liberación o Ejército Popular, se convierte inmediatamente en un cuerpo civil, a la hora en que deja un prisionero. Es entonces el momento de las indagatorias, los fiscales, los interrogatorios, los abogados, y el Código de Procedimiento Penal contratado por la mafia en las tristísimas jornadas de Cali. El país no ha ganado esta guerra, porque no la quiere ganar, y no la quiere ganar porque no quiere empeñarse en ella, y usted señor General BEDOYA fue el centro de todas esas contradicciones. Usted fue el punto de equilibrio entre semejantes antagonismos crueles e inexplicables y en las horas de las más
negras pesadumbres, los colombianos decíamos todo está oscuro, nada se sabe, pero allá está Bedoya Allá está Bedoya, que no autoriza los despejes, que mantiene intacto el honor del Ejército, que sigue luchando con bravura una guerra que nadie le agradece y que muy pocos le perdonan. Allá está Bedoya Tengo que confesarle señor General que en esos momentos de tanta incertidumbre, muchos como yo, creímos en la teoría de los dos aviones. Para quien no lo recuerde se trataba de fletar dos aviones, uno pequeño que llevaba a bordo al Presidente de la República con todos cuantos quisieran acompañarlo, con cualquier destino, no importaba cuál; otro más grande probablemente, con todos los bandidos almacenados en las cárceles de la Picota e Itaguí, en contra de un tratado internacional solemne que Colombia se deshonra al incumplir. Creíamos que con esos dos aviones, el país podía cambiar, y a usted se lo dijimos y usted lo supo. Yo tengo la certeza, como la tienen todos mis compatriotas, que usted tuvo grandes vacilaciones a la hora de decidir entre la juridicidad formal y la tesis de los dos aviones. Tengo que reconocer que usted fue más grande que nosotros y que prefirió ahorrarle al país ese espectáculo, y darle al mundo una nueva oportunidad. Eso fue lo que más admiramos. Usted prefirió deponer su orgullo y el orgullo del Ejército que representaba, a los pies de un parlamento, a pesar de que sabía que era un parlamento corrupto y a las órdenes de un comandante en Jefe, de un Presidente de la República que usted sabía que era corrupto y no obstante, en un
acto de dignidad, que el mundo tendrá que recordar, usted prefirió las voces de la forma del derecho, a una decisión audaz que muchos habríamos agradecido. Así que, usted ya no está allá General Bedoya, y no está quizá en el momento en que más vamos a deplorar su ausencia Aquí se está organizando una mesa de negociaciones de mucha amplitud, necesita para instalarse como setenta mil kilómetros de superficie. Después, de organizada de ese modo, las partes se preguntarán de qué quieren hablar; la una arrogante, ganadora y perversa, impondrá las condiciones de su juego, la otra, contrita, avergonzada y sin ideales, que es lo peor que puede faltarte a una institución de Gobierno, preguntará qué hace falta para lograr la paz, así sea al precio de cualquier genuflexión, y usted no va a estar señor General a la hora del despeje, ni a la hora de la negociación ni a la hora de las concesiones. Todos sabemos, que esos famosos diálogos no conducirán a ninguna parte, y mucho menos, a una paz fructífera; será entonces la hora más dura en la historia de Colombia. Una hora tan dura en donde se combine la arrogancia del poder del dinero con la audacia del poder de la política, pero bien dirigida y bien planificada por los marxismos de siempre, harán sentir a Colombia, que ha llegado el momento de su crisis definitiva, y entonces en ese momento definitivo que probablemente no esté lejos, el país comprenderá, que debe terminar la opereta, y que de la opereta, deben salir los saltibanquis y los arlequines, será la hora de los grandes hombres. 1ACORE
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Al recordar que la hora de los grandes hombres concluyó Señor General, evoco la reminiscencia que me llega del fondo de la historia, y veo venir al señor General Bolívar, derrotado de Venezuela, por todas las indignidades de un pueblo que no supo ser libre y que no quiso ser
digno, por todos los pequeños egoísmos, por todas las ambiciones, por todas las incoherencias de una nación que no quiso serlo, y que lo derrotó no por las armas, sino que lo derrotó por la vía tristísima de los cabildeos y de la politiquería de baja ley. Fue entonces cuando lle-
gando Bolívar a rendirle cuentas al Presidente de la Unión, tuvo aquel encuentro para siempre memorable con el Dr. CAMILO TORRES, quien le dió un abrazo y le dijo lo que yo le digo a usted: Podrá ser usted un militar desgraciado, pero es un grande hombre.
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cial que me produjo desde el primer contacto la más favorable impresión. madurez, serenidad en situaciones difíciles, aplomo, talento práctico, despejada inteligencia, mente alerta para las cambiantes circunstancias de un conflicto enredado y complejo, permitían avizorar una carrera brillante que llevaría a ese joven a las cumbres de la jerarquía militar. Era el subteniente Harold Bedoya PÍZarro. Muchas oportunidades nos daría la vida para trabajar en estrecha asociación de voluntades y propósitos. Y en cada una de ellas, esa primera imagen cobraría mayor nitidez al igual que la certidumbre de que sus pasos seguros y firmes lo llevarían a los más altos destinos.
ño que nos ha envuelto a lo largo del último medio siglo.
n el corazón del Vichada, donde se dan cita las inmensidades de la Orinoquia y la Amazonia, se presentó en septiembre de 1961 un acto de rebelión que se contagió en seguida a la totalidad de los pobladores: colonos, llaneros, comerciantes, masa flotante de aventureros, contrabandistas, buscadores de fortuna, fugitivos de la violencia o de la ley, explotadores de pesquerías y recursos naturales. El desarme por los facciosos de un puesto de Infantería de Marina, fue el detonante que produjo el estallido en una región olvidada, donde no existía presencia alguna del Estado. La Revolución Cubana acababa de triunfar y desbordaba de la isla caribeña hacia todos los confines de Iberoamérica, sirviendo de inspiración a los promotores de la insurgencia en el caserío de Santa Rita, a orillas del río Vichada. Se me nombró comandante del Batallón Colombia, destacado por el mando superior para afrontar el delicado incidente, que podría encender de nuevo la violencia de los años cincuenta aún no cicatrizada Entre los jóvenes subtenientes de la última promoción egresada de la Escuela Militar de Cadetes, hallé a un joven ofi-
Registra la carrera militar de Harold Bedoya una variadísima gama de situaciones y actividades, que demuestran la versatilidad de su mente y el lucimiento de sus acciones. Cinco años como oficial subalterno en el Batallón Colombia, unidad de combate y contraguerrillas por excelencia, lo enfrentaron en el norte del Valle del Cauca, Norte del Tolima y la propia ciudad capital a los riesgos y desafíos de la lucha contra fracciones móviles y diluídas, en los ambientes geográfico y humano de este conflicto peculiar y extra-
En el grado de teniente, herido en acción contra el sanguinario cabecilla de trágica memoria, Efraín González, obtuvo la Cruz de Boyacá por heroísmo, caso en verdad excepcional para esa novel etapa de la carrera de las armas. Sirvió en los Batallones Juanambú y Patriotas, siempre en regiones alteradas en el orden público, donde era necesario combinar la acción intrépida de contraguerrilla con la conducta flexible y comprensiva hacia una población civil, emparedada en 1a contienda de la subversión armada contra el Estado de Derecho, que tan sólo el Ejército solitario y las Fuerzas Armadas en su apoyo han venido enfrentando. Capitán en la Escuela Militar de Cadetes cuando me correspondió dirigirla, demostró en la conducción formativa de los futuros oficiales una de las cualidades que lo han distinguido de manera sobresaliente en el manejo de hombres: su liderazgo natural, su habilidad para subyugar voluntades y afectos, respeto y obediencia espontánea. Es ésta la mejor expresión del don de mando, afianzado en firmeza, fuerza de voluntad, carácter, sentido ancho y profundo del
compañerismo y la amistad, sustentados siempre en el ejemplo personal. Cuando ocupaba yo el Comando del Ejército, destiné al joven mayor Bedoya Pizarro al segundo comando del Batallón Bolívar, con el encargo directo y personal de tomar bajo su control la turbulenta zona de los yacimientos esmeraldíferos del occidente boyacense. Era una de esas situaciones tan frecuentes, en nuestra tempestuosa realidad colombiana, en las que el Ejército es sacado de su entorno funcional para forzarlo a cubrir sitios y circunstancias flagelados por el delito, cuyo control corresponde a la institución policial. Cumplió el mayor Bedoya una tarea de vastas proyecciones, en la que
pude apreciar su rectitud acerada, su integridad insobornable, su lealtad sin sombras al Ejército, al mando superior, a los principios que han guiado su vida y templado su carácter. Son cualidades que el jefe auténtico sabe transmitir a los subordinados para gobernar su comportamiento, en medio de tentaciones monetarias que han hecho mella en tantos espíritus que se creyeron incorruptibles, pero que han acabado sucumbiendo al halago del dinero fácil, en medio del ambiente deletéreo que se ha ido apoderando de la Colombia sana, virtuosa y respetable de otros tiempos. El decurso académico e intelectual de Harold Bedoya Pizarro no ha sido menos brillante que el castrense. Quizá sea una comarca menos conocida de su personalidad para el grueso público, habituado a escuchar sus planteamientos y opiniones en tomo al compromiso de las Fuerzas Militares con la defensa del Estado
de Derecho. A los cursos regulares del Ejército colombiano, cabe agregar en su proceso de capacitación los adelantados en la Escuela de Infantería de Fort Benning y Escuela de las Américas, este último en la especialidad de Inteligencia Militar, que luego aplicó en el Batallón Charry Solano y en la Escuela del mismo nombre. Fue Asesor del Colegio Interamericano de Defensa en Washington, cargos y actividades que adelantó con reconocida competencia, destacándose por su estudiosidad, consagración y capacidad analítica, que luego aplicó con excelencia en el mando de tropas y en la docencia militar. Su corrección y caballerosidad lució en asignaciones de relevancia Internacional y en nuestro propio entomo militar. En 1964, fue nombrado edecán del general Charles de Gaulle, Jefe de Estado de Francia con ocasión de su visita a Colombia. Comandante del Batallón Guardia Presidencial y Jefe de la Casa Militar en las administraciones de los Presidentes Julio César Thrbay y Belisario Betancur, desempeñó más tarde la Jefatura de la Delegación de Colombia ante la Junta Interamericana de Defensa y la Agregaduría de Defensa a la Embajada en Washington, donde estableció importantes relaciones con el general Barry Mac Caffrey, por entonces comandante del Comando Sur de los Estados Unidos y en la actualidad, ya en el retiro del servicio activo, personaje de la más alta importancia en el Gobierno de su nación en el campo de la lucha contra el narcotráfico. Esta relación y el aprecio que el general Mac Caffrey profesa a Harold Bedoya, tuvieron alcance decisivo en
el éxito de la visita realizada por el General colombiano a los Estados Unidos en 1996, cuando se presentó ante la Comisión de Defensa y Justicia del Congreso norteamericano para defender la actuación de nuestras Fuerzas Militares en la lucha contra el narcotráfico. Viva quedó en las retinas de millones de colombianos, la imagen del general Mac Caffrey, cuando la víspera del retiro del general Harold Bedoya del Servicio Activo, hizo por televisión el más elogioso comentario sobre el Comandante General de las Fuerzas Militares de nuestro país. Alcanzada la jerarquía de los generales de Colombia, y con ella las altas responsabilidades del mando operativo, desempeñó Harold Bedoya Pizarro las comandancias de la Séptima y de la Cuarta Brigadas. En Villavicencio, realizó trascendental misión frente al narcotráfico que extendía sus tentáculos letales por los amplios espacios de Arauca y Casanare, golpeados por el terrorismo subversivo, consiguiendo neutralizar su acción apátrida contra la infraestructura de la industria del petróleo y la de la ganadería, así como los procedimientos inhumanos del secuestro extorsivo, el chantaje, y demás formas criminales disfrazadas con el manto de una revolución ideológica que perdió el norte político de sus luchas iniciales, para descender en acelerado deterioro moral por el declive de la simple delincuencia organizada. En Medellin, donde el tráfico de estupefacientes y la mafia tenebrosa que lo accionaba había hecho de la otrora puritana y religiosa ciudad la base de sus operaciones criminales, 1 ACORE
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el brigadier general Harold Bedoya se enfrentó al desafío de la más poderosa y brutal organización criminal de que se tenga noticia. con entereza, reciedumbre y valor moral, no tan sólo ante el delito rampante sino frente al poder de personajes encumbrados que de una u otra manera disfrutaban de los beneficios y amparaban solapadamente las actividades delictuosas.
cracias débiles y vacilantes, que ofrecen sus desequilibrios y vulnerabilidades a la penetración disolvente de la Guerra Política.
Al frente de la Segunda División del Ejército, ascendido al grado de mayor general, rescató con sus escasas fuerzas en relación con las dimensiones del territorio de su jurisdicción, el Guaviare y el Vichada oriental donde todavía se le recordaba por sus actuaciones como subteniente en el Batallón Colombia. Fue ésta una empresa gigantesca y trascendental. Aquella selva. «esposa del silenci4de la soledad y de la neblina» de que hablara José Eustacio Rivera. se había transformado en una nueva vorágine donde la hoja de coca y su procesamiento en droga heroica había sustituido al caucho de comienzos de siglo, con una agigantada actividad criminal. que no ha hallado aún su estremecido narrador.
Convencido de la importancia de proveer al más alto instituto de capacitación de las Fuerzas Militares, de un organismo especializado para estudios del más alto nivel, propuso y obtuvo la creación del Centro de Estrategia e Historia. que ha cumplido para la Escuela y para el Comando General señalada labor, en la preparación de documentos de Estado sobre los tema<; propios de su esfera. Este sentido innovador se extendió a otros campos de la organización militar, como lo fueron la transformación de las Comunicaciones en Arma Táctica y su modernización para situarla a la altura de los adelantos tecnológicos propios de nuestra era. y la creación de la Aviación del Ejército que incrementará la efectividad del apoyo aerotáctico para las tropas a pie, en esta guerra móvil y dispersa en la que la nación se halla comprometida. ante la renuencia de las agrupaciones sediciosas para hallar caminos de entendimiento hacia la convivencia y la armonía de todas nuestras gentes.
Su paso por la Dirección de la Escuela Superior de Guerra se caracterizó por el impulso dado a las actividades académicas, analíticas y de investigación militar, con preferencia en las comarcas de la guerra revolucionaria con sus proyecciones globales de combinación de todos los medios de lucha, que hacen de ella una forma de confrontación armada atípica. en la que los ingredientes no castrenses cobran mayor aliento que los del combate directo, y por ello invaden predios de las demo-
Para quienes hayan podido formarse la imagen de un general Bedoya duro, intransigente, partidario de la guerra a ultranza frente a la subversión, es conveniente recordar su decisiva participación en los procesos que culminaron con la desmovilización del autodenominado Ejército Popular de Liberación que venía operando en Antioquia y Córdoba. dentro de la comprensión territorial bajo su responsabilidad. Este acontecimiento, ocurrido durante el gobierno del Presidente
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Vrrgilio Barco, demuestra que el espíritu de Harold Bedoya no es en forma alguna refractario a la paz por la cual ha luchado desde subteniente, sino a los procesos equívocos en los que los alzados en armas imponen condiciones y manipulan los diálogos en beneficio de sus propósitos revolucionarios. A partir de 1992, cuando el mayor general Harold Bedoya Pizarro asume el Comando del Ejército Nacional, su proyección en la vida pública adquiere dimensiones excepcionales. Su actitud erguida y resuelta en defensa de la Constitución y de la ley, adquirió presencia vigorosa en el convulso panorama del má'i complicado capítulo de nuestra historia Sin temor a equivocarnos, podemos afrrmar que atraviesa Colombia la crisis más profunda de nuestra vida republicana. Con frecuencia se quiso acusar al general Bedoya de deliberación política Se habló en conocidas publicaciones de un «ruido de sables» que sólo existió en la imaginación febril de periodistas para quienes la fantasía y el sensacionalismo están primero que la información real y verdadera Bastaba conocer al protagonista de semejantes rumores para descartarlos de plano. Si algo caracterizó el paso de este militar demócrata y republicano por los Comandos del Ejército y de las Fuerzas Militares, fue su lealtad indeclinable al Estado de Derecho, a la nación, a la Carta Fundamental que juró respetar y cumplir. Cabe recordar aquí el memorando que sometió a consideración de su superior inmediato, el Comandante General de las Fuerzas Militares,
cuando el Jefe del Estado habló públicamente de efectuar un despeje de tropas en el municipio de Uribe por exigencia de una agrupación subversiva. No hubo de su parte desconocimiento alguno de la autoridad presidencial, pero sí creyó Harold Bedoya su deber ceñido a la Constitución y a la disciplina militar, poner de manifiesto las consecuencias que esta medida traería para el orden público, al entregar un espacio difícilmente conquistado en años de esfuerzo y lapoblación civil rescatada de las garras de la guerrilla, que así tendría la oportunidad de apoderarse de nuevo de ella y ejercer las tremendas represalias a que nos hemos acostumbrado en situaciones similares. Procedió usted de acuerdo a su conciencia, señor general Bedoya. En ésta, como en todas las ocasiones en las que debió actuar dentro de las responsabilidades del mando militar, que no consiste en sumisión silenciosa sino en valor para decir las cosas con lealtad y franqueza, cuando se piensa que determinadas líneas de conducta pueden conducir a desconocimiento de la Ley de Leyes que se ha jurado cumplir, o del bien público y la seguridad de la nación que se tiene la misión de tute1ar. Razón tenía el Libertador cuando afirmaba que sólo es leal al gobernante quien le dice la verdad. La obsecuencia servil no es propia de soldados. La deliberación no puede mal entenderse, en cuanto a la veda constitucional establecida para los militares, como silencio ante el error o aceptación abyecta de lo que se juzga inconveniente. Jamás pensaríamos los militares colombianos conscientes de nuestra dependencia del poder
civil, en desconocer su autoridad. Pero tampoco podremos aceptar jamás, que la subordinación y la obediencia que de ella se desprende, implique una mordaza que sería desdorosa y establecería un conflicto de principios ante nuestra propia conciencia. El rescate de extensas comarcas que fueron predio de la subversión, del narcotráfico o de la alianza criminal de las dos organizaciones, no se hizo a sangre y fuego como quieren hacerlo creer organizaciones no gubernamentales empeñadas en presentar ante el mundo a unas Fuerzas Armadas violadoras de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario. Los campesinos del Chucurí santandereano y de las montañas antioqueñas, los colonos de los viejos territorios nacionales, pueden dar testimonio, de lo que fue su acción pacificadora, comprensiva, humanitaria, racional, de realización de la convivencia social. En lo tocante al percance de Las Delicias, es bueno precisar que la base asaltada no correspondía a la jurisdicción del Ejército bajo su mando, sino al Comando Unificado del Sur, dependiente a su vez del Comando General de las Fuerzas Militares. En cambio su conducción mesurada y prudente de las «marchas cocaleras» del Putumayo y Caquetá, urdidas e infiltradas por la narcoguerrilla, evitó una verdadera catástrofe.
Señor General Harold Bedoya Pizarro: en gesto patriótico y generoso ha puesto usted su nombre a la consideración de los colombianos para una posible candidatura presidencial. Nombre que conlleva la ex-
periencia acumulada de cuarenta y dos años de servicio a la nación, al Estado, al Ejército y a la colectividad colombiana. Quienes bien lo conocemos tenemos la clara conciencia de su desprendimiento y de su inagotable voluntad de entrega a esos mismos valores, cuando toda una vida de renunciamiento le permitía un merecido descanso en unión de la familia ejemplar que usted constituyó con María Cristina como modelo de hogar. Pensamos que la tremenda tragedia nacional, descrita por usted en sus intervenciones recientes, ha movido una vez más su corazón y su espíritu, para prolongar en el servicio público el camino de lucha y sacrificio que emprendió al vestir por primera vez el uniforme de cadete, ceñir al cinto la daga del honor y de la gloria silenciosa y pronunciar ante el tricolor patrio el juramento que fusiona el oro de los sueños mejores, el celeste por donde teje la fantasía el brocado de la esperanza y el púrpura del sacrificio en aras de la grandeza de Colombia Reciba de este viejo jefe que guió sus primeros pasos de oficial, el testimonio de reconocimiento que le rinden quienes fueron sus comandantes y subalternos en el ayer luminoso de su andar por las filas de su Ejército, y de sus camaradas y amigos que hoy se estrechan a su lado en este espléndido homenaje impregnado de nobles sentimientos. Dios quiera acompañarlo en esta etapa trascendental de su existencia, e iluminar al pueblo colombiano para que escoja su nombre inmaculado y meritorio como adalid para fOijar un gran destino. 1 ACORE
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uy grata esta invitación para asistir a este encuentro con el fin de rendir un homenaje a un noble militar de nuestra patria Esto es algo excepcional en la Colombia de hoy, porque la escasez de cosas y de causas nobles, en esta época que nos ha tocado vivir, es abrumadora. Por eso cuando amigos generosos, solicitaron mi asistencia a este acto y me invitaron a decir unas palabras en honor del General Harold Bedoya, no vacilé ni un minuto en aceptar.
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Porque Ud. Sr. General, por las virtudes que lo adornan, por la historia de su carrera profesional, por la fmneza de su carácter, por las actitudes enhiestas que ha tomado y por el sentimiento de patria que anida en su pecho, es verdaderamente una excepción en el panorama nacional del momento actual. Pocas veces en la historia de Colombia, quizás nunca, se ha registrado tanta degradación de las condiciones morales, espirituales, económicas, sociales y anímicas como la que hoy aflige al país en que vivimos.
pulsada por principios y convicciones que desde entonces han enorgullecido nuestro diario vivir. Los años que sucedieron a este magno acontecimiento fueron tormentosos y durante todo el siglo pasado, prácticamente una guerra civil fue su constante. Pero también, desde ese entonces, en medio de ese violento transcurrir, se inició un proceso de acumulación de valores, encarnados en una pléyade de hombres de bien, mediante la cual se ha ido construyendo poco a poco, con ritmo variable, una estructura que pueda algún día, conducir a un comportamiento colectivo civilizado. Hemos tenido gobiernos y colombianos ilustres que han hecho esfuerzos valiosos y logrado avances importantes en la composición de un país democrático y de leyes. Colombia había logrado, a pesar de su inmenso problema social, un puestosignificati vo dentro del hemisferio latinoamericano. Las letras y las artes, como ejem-
Ciertamente el proceso de la vida colombiana no ha sido fácil. La herencia recibida del dominio español no honra a quienes ejercieron autoridad y mando durante más de trescientos años en nuestro territorio. Pobreza, miseria, ignorancia, extorsión, es el saldo que uno encuentra en las lecturas que relatan el estado de cosas en la época de la independencia. Unaindependencia lograda con sangre pero im-
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plos de cultura, han honrado, internacionalmente al país. En el desarrollo económico estábamos dando un salto estimulante, con un liderazgo en la integración y en la modernización reconocido y aplaudido por nuestros congéneres del continente. Se podría vislumbrar una esperanza de que estos éxitos contribuyeran a impulsar el equilibrio social, nuestro Talón de Aquiles, durante toda nuestra existencia.
El orgullo de ser colombianos empezaba a tener sentido. La moral y la dignidad estaban ganando terreno, tanto institucional como individualmente. Pero el logro más importante de Colombia, a lo largo de este enorme esfueiZO en la construcción de un país digno y civilizado, ha sido la conformación y el comportamiento de sus fuerzas armadas. Ningún país, por lo menos dentro de nuestro hemisferio latinoamericano, puede mostrar una organización militar con mayor sentido de responsabilidad y de patriotismo como la que ostenta Colombia Los militares colombianos han acompañado, con estoicismo, valor y sabiduría, la formación democrática de esta nuestra Patria Como nadie, conocen todos los rincones de nuestra geografía y también como nadie saben de las angustias y de la miseria en que se debaten millones de gentes colombianas. Condiciones éstas que han sido sentidas y advertidas permanentemente por los jefes de la institución, dejando constancia de que mientras prevalecieran estas aberrantes injusticias, la verdadera paz es imposible que reinara en nuestro territorio. Durante mi ya largo ejercicio profesional, que me ha llevado a las regiones más inhóspitas y miserables, he tenido oportunidad de conversar con militares de diferente graduación, al cuidado del orden público, de tan deprimidas comunidades. Todos, sin
excepción han sido categóricos, desde hace muchos años, en afinnar y reiterar que las armas, por poderosas que sean, no pueden garantizar paz mientras subsistan el hambre, la ignorancia, la morbilidad y el abandono irredento de sus moradores. Han insistido, desde entonces, sin ser oídos, de que su labor, abnegada y frrme, para contener las reacciones lógicas de estos desposeídos compatriotas, se frustran y se pierden ante las promesas, siempre incumplidas, por parte de los gobiernos de turno, de programas de desarrollo social y económico, obligatoriamente complementarias de su trabajo y de su abnegación. Situaciones tan deprimentes, como las denunciadas y advertidas por autoridades militares durante su permanente recorrer a Colombia, no podían permanecer indefinidamente sin consecuencias. Yo estuve invitado, varias veces, con distinguidos ciudadanos. a la Escuela Superior de Guerra. cuando se iniciaba insútucionalmente la subversión en el país, a oír de los diferentes voceros militares, informaciones muy completas sobre la penetmción que se iniciaba en Colombia, de elementos extraños y extranjeros, con propósitos decididos de subvertir el orden público, tumbar el gobierno democrático e imponer una organización comunista-stalinista. No impúnemente había entrado ya el comunismo en América Latina. Un comunismo con progrdiilaS conúnentales, fuertemente respaldado por su casa matriz en Moscú. Colombia, naturalmente figuraba dentro de sus objetivos más inmediatos porque reunía las condiciones más propicias para
captar simpatías y adeptos dadas sus inaceptables condiciones sociales. A la Sierra Maestra le seguirían acciones iguales en los Andes colombianos. Recuerdo, muy precisamente, que como algo muy alarmante se nos informaba que ya se habían detectado tres o cuatro frentes subversivos organizados. Todas estas informaciones se trasmitían y se siguieron transmitiendo permanentemente a los gobiernos, con las suficientes luces rojas de advertencia, a medida que la situación empeoraba, con el fin de obtener de las autoridades competentes los apoyos políticos y técnicos, para controlar esta situación en sus inicios. Absurdamente sucedió lo contrario. El ambiente nacional se invadió de una ola comunistoide, que empezó a coquetear, irresponsablemente, con ideas de este porte, así no fuera si no por hacer gala de un esnobismo estrafalario. El interior de los gobiernos se contagió de este virus novedoso y se inició una campaña infamante e irresponsable contra las fuerzas armadas que se fue infiltrando en las organizaciones políticas, en e1 Parlamento y hasta en las mismas entrañas del poder judicial. Los militares empezaron a descender de su posición de preeminencia con que Colombia entera las premiaba, por todo lo que habían aportado en la construcción de la República, desde la independencia, y por el celo que siempre los ha distinguido en la defensa y el respeto por las normas de la vida democrática.
Poco e insuficiente ha sido el respaldo efectivo para que el ejército colombiano pudiera controlar la insurgencia, entrenada inicialmente en el exterior, y provista de armamento moderno por misteriosos y sospechosos proveedores, interesados en el derrumbamiento de la democracia colombiana. Hoy nos encontrarnos con unas fuerzas annadas en tela de juicio en muchos ámbitos de la vida nacional, con una serie de advenedizas normas legales que atan sus manos e intimidan su actuar, en contraste con las fuerzas subversivas, a las cuales les llueven ofertas de garantías, que les permiten su libre discurrir violento, a trueque de conseguir una audiencia, de esas fuerzas a representantes de las autoridades legalmente constituidas, para que les informen cómo quisiera esa subversión dccrctarle la paz a Colombia. La verdad es que la violencia comunista parece ser la dueña de la situación.
Controla a su arbitrio más del cincuenta por ciento de la geogratia nacional, impone su propio sistema tributario que se nutre de la vacuna y el secuestro, ejerce impúnemente su estrategia guerrera destruyendo lo que mine y atemorice al gobierno, como oleoductos, centrales eléctricas, y asesina a gentes humildes del pueblo sospechosas de colaborar con el ejército. Alcaldes y gobernadores, por las buenas o por lao; malas, úencn, periódicamente, que rendirle tnbuto, informar sobre sus actividades y recibir instrucciones y programas del gobierno guerrillero. Ahora, todo indica, que esas fuerzas ilegales manejarán a su antojo el proceso electoi'al que se avecina. 1ACORE
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La tan anhelada y manoseada paz está en manos y al arbitrio de la insu-
seguro por una muy amplia opinión nacional.
rrección. Los enviados oficiales ante los representantes de la guenilla para suplicar un diálogo, no son recibidos, como ocurrió recientemente en Méjico. Los colombianos ya se han hecho a la idea de que los insurrectos no están muy interesados en armisticios con el gobierno porque su propósito es el poder, ciento por ciento en sus manos, y como están las cosas creen que no están muy distantes de ese logro. Seguramente quienes detentan hoy la autoridad oficial piensan lo mismo. Por eso una generosidad que ya raya en la sumisión. Claro que nuestras fuerzas armadas tienen que tener otros ojos para apreciar la situación y lógicamente para concebir la mejor estrategia, una estrategia que no sea la sumisión ni la humillación del honor nacional, que tan caro le ha sido a todos los que han lucido el uniforme de los militares de Colombia. Por eso Ud. Sr. General Bedoya es enaltecido esta noche, por el grupo de amigos que lo rodean y estoy
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xpreso mi emocionado y más profundo reconocimiento a todos los aquí presentes, en esta noche inolvidable para mí y para todos los míos, por un homenaje que estimo salido del carazón de mis antiguos jefes, compañeros y subalternos ocasionales, así como de personalidades civiles y ciudadanos en general que han valorado con noble generosidad lo que fue mi
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Ud. no ha hecho otra cosa que hacer valer esa noción del honor a cambio de lo que pudiera ocurrirle. Y tenía que ser Ud., que sabe lo que significa el honor patrio por que ha estado toda su vida al servicio de la Patria, sin mancillarla ni deshonrarla, ni con la más leve acción u omisión, durante su larga y admirable carrera militar. Ud, ha trasegado por toda Colombia, ha conocido a fondo a las gentes que la habitan, que son sus compatriotas, ricos, pobres y miserables. Ha compartido durante muchísimos años sus penas y sus alegrías. Sabe de sus virtudes y de sus falencias, de lo que pueden construir y de lo que pueden destruir. Ud. no es un advenedizo en el transcurrir de la vida colombiana. Cuando Ud. creyó que se mancillaba el honor de la Patria y que se atentaba contra la dignidad de las fuerzas armadas, levantó su voz de protesta enérgica, para dejar una constancia histórica, sabiendo exactamente lo que se jugaba y las consecuencias que asumía, por que en su conciencia de
servicio en filas a los grandes ideales donde hallan inspiración los soldados de Colombia, y que en mi modesto sentir no pac;ó del simple cumplimiento del deber. Para María Cristina, inmejorable y cálida compañera de las horas, ráudas e intensas de una vida militar consagrada a la Patria y a sus Instituciones, para María Alexandra, Harold
militar sin tacha siempre ha estado incrustada la noción indiscutible de la jerarquía castrense. Ud. ofreció el sacrificio de su carrera militar, una carrera militar limpia, tnmsparente y exitosa para tener la elación, que produce en un hombre que siempre ha sido digno, el ponderar el honor y rechazar con energía y fmneza, lo que se considera deshonroso. Y eso podía hacerlo Ud., que ha practicado todas las virtudes de colombiano y de militar, con la energía que lo caracteriza, sin temor alguno de que alguien en esta tierra, pueda levantar un dedo para señalarle ni el pecado más venial en su brillante hoja de servicios a la Patria y a la sociedad. Por todo eso, honor a Ud. Sr. General Harold Bedoya, es lo que queremos manifestarle, en esta cita, esta noche, quienes aquí estamos a su alrededor, orgullosos de ser sus compatriotas, dignificados por la presencia de su distinguida esposa, protagonista ineludible de todos sus éxitos.
Andrés y para mí, esta reunión de colombianos identificados por sentimientos compartidos frente a nuestra nación amada y dolorida constituye uno de los momentos más emocionantes y significativos de nuestras vidas. El calor de la amistad sincera, la solidaridad que rodea lo que fueron mis actuaciones al frente de las responsabilidades de comandante en los más altos niveles de nuestras fuer-
zas militares, la gallardía y magnarúmidad de quienes nos acompañan, compensa con creces los sinsabores de circunstancias que ya forman parte del pasado y que prefiero no rememorar esta noche, má~ propicia para el júbilo derivado de las motivaciones que aquí se han dado cita, que para recordar actuaciones menguadas o sombrías. Me guiaron en los diferentes cargos de mando desempeñados durante mis largos años en las formaciones del ejército, principios éticos y enseñanzas incalculadas por mis instructores en la Escuela Militar de Cadetes, donde se forjó en fragua de acero, mi alma militar, y por jefes comandantes muchos de ellos presentes en este lugar que han contemplado tantas horas luminosas de nuestra historia contemporánea y que a lo largo de mi carrera contribuyeron amodelar mi espíritu, tallando en él, lecciones inolvidables de bien obrar, cumplimiento del deber, por encima y más alla del sacrificio, reciedumbre ante los desafíos de la vida, integridad, rectitud, honor y lealtad, como parte de una ética profesional, que no admite concesiones, ni se inclina, ni se doblega, y prefiere ganar animadversiones con la franqueza y la verdad en la voz, que dádivas y prebendas derivadas de la lisonja servil o la obsecuente cobardía. Considero que en un conflicto de las dimensiones y características del que padece nuestra Nación, un general de la República, no es simplemente un comandante de tropas, en cumplimiento de la misión histórica del ejército. Su liderazgo en el amplio
espacio del mando mi litar, debe proyectarse sobre una comunidad nacional golpeada por el delito, inspirarle confianza, ganar su respeto para las Instituciones armadas, su fe en ellas y en la democracia que defienden y, sobre todo, su participación solidaria en la defensa del Estado y del Cuerpo Social del que formanparte. Aquí se toca el sensible campo de la delibeGENERAL HAROLD BEDOYA PIZARRO ración, erróneamente interpretada por quienes quiSería un error fatal abandonar ese sieran ver el mando militar reducido campo decisivo de la contienda del al silencio, mientras la vociferación enemigo, y permitirle que se apodere del subversivo, el estruendo de las exde la colectividad por una dialéctica que combina la mentira, el engaño, plosiones del terrorista y el clamor de falsos demócratas por derechos sula intimidación, y la fragilidad del sispuestamente violados, estremecen tema democrático ante la agresión una sociedad intimidada, huérencubierta de sus enemigos. Menosfana de liderazgo y sobrecogipreciar esa combinación de recursos da ante la brutalidad inclemenhábilmente esgrimidos por quienes se te del delito. valen de las libertades para destruirlas, sería una falla deplorable en la En una era caracterizada por el cual no incurri jamás en mis carpoder de las comunicaciones y la gos de mando. masificación de las sociedades, los Si en defensa del Estado y las Inselementos sicológicos de las contiendas contemporáneas adquieren un tituciones legítimas hablé con franpeso que no tuvieron en el pasado. queza y carácter, que forman parte de 1ACORE
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mi ser y que el ejemplo y las enseñanzas de mis más respetados jefes contribuyeron a modelar, nunca incurrí en lo que la Constitución prohibe: la deliberación política, incompatible con el servicio a las armas. Consideré mi obligación de soldado, alertar al gobierno y a la Nación sobre los peligros que determinadas decisiones pudiesen significar contra lo que se me encomendó proteger. No me arrepiento de haberlo hecho así. Lo que sí me hubiese causado remordimiento incurable, habría sido silenciarme cobardemente para perpetuarme en un cargo, que para mí entrañaba un servicio digno y altivo a la República, no actitudes genuflexas de quien se apega a las prebendas o brillantez de un cargo por elevado que sea. Pienso que en esta Colombia, donde los valores que nos enseñaron nuestros mayores, y que el ejército fortaleció en mi conciencia hasta formar todo un credo y una norma gobernante de conducta, han caído en angustiosa postración. Falta carácter para decir la verdad, franqueza para expresar el disentimiento honesto, principios sobre los cuales se esté dispuesto a luchar y a morir. Se tiene hacia la palabra empeñada una flexibilidad culpable. Se jura lealtad a la república cuando se asume un cargo, pero no se vacila en defraudar el fisco, aplicar el tráfico de influencia, beneficiarse del puesto, utilizar las bienes y elementos del Estado en provecho propio o intereses poilítiqueros, y mezquinos, todo lo cual traiciona el juramento prestado como simple rutina pero no como un acto comprometedor del comportamiento y de la ética
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Para un militar colombiano los ámbitos del honor, de la lealtad, del deber, configuran un marco deontológico que gobierna todos sus actos. Se nos enseña desde los primeros pasos en la carrera de las armas a seguir la línea recta, a cumplir el deber que la patria impone y el ejército demanda, sin considerar los sacrificios y el renunciamiento, a la persona, y a la misma familia Vivimos en función de servicio, de rectitud, de honestidad. Y si alguien falla en estos aspectos de la moral militar, son los jefes, comandantes, camaradas y aún los propios subalternos quienes lo rechazan, inculpan y castigan. Por estas razones profundas quise hacer de mi paso por cada cargo de mando un motivo de ejemplo para mis subalternos y de honra para mi espada, mis insignias y mi conciencia Se emplea toda la vida para forjar un nombre y edificar un prestigio, pero basta un instante, un paso en falso, un traspiés ético, para que toda esa obra se derrumbe. Por ello es tan hondamente grato alcanzar los tres soles de General sin tener nada que ocultar, nada que reprocharse, nada de que arrepentirse. Este sentido acerado de la vida nos asemeja al acero de nuestras espadas. Por ello nos oprime y angustia ver a esta Colombia de nuestros sueños y nuestros amores, hundirse en el fango de la corrupción, perder su buen nombre ante el mundo, enfermarse con los miasmas deletéreos que emanan de los cenegales donde naufraga todo lo bueno y respetable que heredamos de nuestros mayores y que el culto a las armas de la república nos cimentó en el espíritu y en el corazón.
Combatir el delito en todas sus formas, porque repugna a mi alma de soldado y porque veo en su aterradora proliferación una amenaza contra el ser mismo de la heredad recibida de las generaciones pasadas, hasta arrancar del origen de la patria soberana que recibirnos y nos corresponde, transmitir a nuestros hijos; engrandecida por nuestros actos, jamás manchada por errores u omisiones, que tiendan una sombra sobre nuestra conducta o demeriten el recto y valeroso cumplimiento del deber. Confieso ante ustedes, amigos y compañeros reunidos esta noche en un acto que llena de luz mi existencia y la de los míos, que sufrí tremendamente en el desempeño de mis últimos cargos de mando. Sufrí ante lo irremediable del descenso al abismo de la nación que he amado. Ante el deterioro de todas las cosas por las cuales un militar de honor está dispuesto a ofrendar la tranquilidad, el entorno familiar, y balita la propia vida. Me dolía la impotencia de percibir la corrupción que avanzaba como cáncer incontenible por el tejido político y social de la Nación y no poder contenerlo. Me amargó recorrer zonas campesinas de donde han hufdo millares de compatriotas ante la tempestad desatada de la violencia subversiva, y carecer de los medios adecuados para derrotarla. Me golpeó el drama colombiano, la doble descertificación que enlodó esa efigie sagrada, que en la oración patria recitada a diario desde nuestra formación de oficiales, expresaba nuestros ardientes anhelos de verla grande, respetada y libre.
Jamás había pensado durante mis años de setvicio a las annas en nada distinto, al quehacer que devoró siempre todas mis energías, mi tiempo y mis preocupaciones. Fueron estos años finales de mi carrera los que
me impulsaron a ofrecer rni nombre, para alcanzar la primera magistratura de la Nación. No me ha movido en este paso trascendental de mi existencia, una ambición subalterna, mucho menos un ansia de poder. Sé de sobra, la pesada carga que constituye dirigir un país desquebrajado internamente, golpeado por el delito desenfrenado, con un déficit fiscal que tomará tiempo y esfuerzos ingentes enjugar, amenazado por la subversión, avergonzado por el narcotráfico, disminuido ante el mundo que mira en él a un paria despreciable, violento, violador de los derechos humanos, internamente destrozado por una reyerta sangrienta entre sus propios hijos torpemente bárbaro y cruel. No.se me oculta la dimensión del desafío. Como tampoco la de los sacrificios y sin sabores que traerá para mi gente y para mí aceptarlo. Pero hay algo que me impulsa a asumir ante la vida una posición irrenunciable y ante el pueblo colombiano la tremenda responsabilidad de enrumbarlo hacia el destino que merece y que los libertadores trazaron en los campos de batalla con sangre, sudor y sacrificio: la certeza de que un hombre no puede ser inferior a su destino. En mi caso, el que los colombianos puedan señalarme, si consideran que mi nombre, mi pa-
trimonio moral y mi voluntad de ser útil pueden responder a sus expectativas y sus anhelos por tener de nuevo una patria orgullosa, digna y soberana para legada a sus hijos. En un mundo cada día más tecnificado, en el que todo campo de la actividad humana, se halla bajo el dominio de la ciencia, el conocimiento y la especialización, un jefe de Estado no puede dominar la enorme complejidad de su manejo. Para ello debe saber rodearse de hombres y mujeres que dominen los campos diversificados del quehacer público, manteniendo las dos herramientas fundamentales para el exitoso ejercicio del gobierno: la habilidad para dirigir un equipo humano coherente e integrado, y la capacidad para la toma de decisiones dentro de un liderazgo fuerte y dinámico que dirija y enrumbe a sus colaboradores y acierte a convocar al pueblo en todos sus estamentos para la formidable empresa que salvará a Colombia. Esa es, precisamente, la comarca mejor conocida por un general. Un Estado Mayor no es otra cosa que un cuerpo de especialistas en las diversas y complicadas materias de un ejército contemporáneo, que el comandante no puede dominar en su amplísima gama de especialidades. Conducir ese organismo armonizando e integrando sus funciones, obtener de cada persona el rendimiento máximo, aprender a delegar sin desprenderse por ello de las responsabilidades, es esencia del liderazgo afor-
tunado que conduce al acto decisivo de un jefe: la toma de deci-
siones. Señor General Alvaro Valencia Tovar. Dos escritos suyos, entre los muchos que he leído y grabado en mi memoria, pueden traerse a cuento en esta ocasión. El uno, distante en el tiempo, lo intituló Gobernar es Decidir. Hablaba allí de la importancia de saber escuchar y comparar las opiniones ajenas con las propias hasta formar su propio criterio, después de lo cual viene la decisión, frente a la que no caben ya dudas o vacilaciones, ni del jefe que ordena ni del subalterno que ejecuta. Es ésta sin duda la parte de la autoridad que en forma decisiva traza el perfil de un gobernante. El otro, reciente, se refirió al fallo de la Corte Constitucional sobre el fuero militar. Es decir, la competencia de los jueces y tribunales castrenses para conocer de los delitos cometidos por oficiales en servicio activo y por razón del mismo servicio. Coincidimos plenamente en la filosofía de este tema trascendental, para la moral de las Instituciones Armadas. Poco interesa a los militares qué delitos atroces queden bajo el conocimiento de la justicia ordinaria, porque un soldado de honor no incurre en ese tipo de crímenes. Lo que preocupa y estremece, es la fabricación del delito, el montaje calculado para desprestigiar y demoler moralmente lo que en franca lid jamás podrán vencer los subversivos, así sea con la combinación de todos los medios de lucha.
PRACTICAS GERENCIALES PARA EL ANO 2.000
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Coronel Dr. FRANCISCO GOMEZ LAVERDE Magíster en Integración Económica de América
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os cambios organizacionales en las diferentes entidades gerenciales, están obligando a estudiar nuevas filosofías de los gerentes para lograr involucrar a la totalidad de personas comprometidas en las diferentes actividades.
en el modelo de pensamiento estratégico, los obstáculos potenciales en el futuro y la perspectiva histórica hallé un gráfico que pretende probar las suposiciones y la realidad comparando la forma del mundo en el presente y la misma en el escenario del futuro, así:
Se trata de crear y mantener la interrelación social dentro de la organización. El grado en que los valores humanos existen y se comparten, producen respeto de sí mismo y de los demás, la empatía, la flexibilidad, la preocupación por las necesidades individuales y del grupo, la participación en la toma de decisiones y las diferentes formas de comunicación entre sí, son parte de la clave que consolida la filosofía gerencial.
La forma del mundo como lo vemos en el presente
Consultando algunas teorías de Tom Jaap referentes al liderazgo,
Evolucionando lentamente. Emergiendo y cambiando influida y formada por ambientes económico-político, tecnológico, social y cambios y dominio del pensamiento estratégico. La forma del mundo en el escenario futuro. Por razón de nuestra formación castrense hay muchos factores que nos atan al pasado, ubicando a una
notoria mayoría que se aferra a los detalles día a día fijándose únicamente en los asuntos corrientes. Cuando se confrontan las decisiones acerca del futuro tienden a plantear dificultades o a buscar soluciones en pasadas experiencias, lo cual en oportunidades da como resultado respuestas tardías y a menudo inapropiadas. En otras oportunidades analizando sus consultas en términos históricos y estadísticos sin estar dispuesto a considerar cambios en las estructuras o sistemas de trabajo diferentes. Al carecer de percepción , esto les impide ver que haya necesidad de hacer algo, junto con una relación confusa y casi de ceguera artificial hacia los cambios tecnológicos y sociales. 1 ACORE
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Para que Colombia pueda superar la tremenda crisis que invade todos los rincones de su presente y tallar el futuro que anhelamos sus buenos hijos, se requiere antes que todo, una fuerte y cohesionada unidad nacional. Frente al peligro inminente que encarna la alianza cada día más fuerte del narcotráfico y subversión, un país desunido y fragmentado, no puede ofrecer resistencia, mucho menos conjurar el peligro, que se cierne sobre su destino. Pero esa unidad no puede realizarse mientra<; los partidos tradicionales se enfrenten entre sí desde sus recintos amurallados, y el grupismo fragmente sus ftlas. La unidad puede lograrse en torno a una bandera, levantada por quien sólo ha tenido en sus manos la de la patria. De ahí nace la propuesta que vengo presentando a mis conciudadanos, de un movimiento nacional, que nos aglutine y congregue en tomo a un ideal compartido. Ideal que se alienta en el corazón de los colombianos, anhelantes de ver su patria reivindicada, respetable de nuevo recuperado el título de potencia moral que un ilustre pensador nuestro le diera en un pasado que evocamos con tristeza, pero que debemos rehacer con voluntad, coraje y determinación, para forjar un futuro que responda a la grandeza de nuestro ideal. Que esta propuesta se convierta en realidad depende de ustedes señoras y señores colombianos. De ustedes, que representan lo mejor de la Nación, y de otros millones de ciudadanos honestos, de hombres y
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mujeres buenos que conforman nuestro pueblo, hoy amedrantado y disminuído, por la presencia desafiante del crimen, de la comJpción, de la agonía de valores y principios,
millares de colombianos en uniforme, para reemplazar el terror y Ja barbarie. Así en las llanuras orientales, y en las selvas del sur y del Chocó, las breñas empinadas de los
de la debilidad de un Estado, que
Santanderes, las soberbias montañas
perdió el rumbo, la credibilidad y la confianza. Ustedes y ellos, serán quienes determinen que mi propuesta se convierta en realidad y que esa bandera pueda levantarse a los cielos, empuñada no solo por mis manos, limpias y honestas, sino por la inmensa mayoría de nuestra gente, que ve en ella la concreción de sus sueños y esperanzas.
de Antioquia, los rincones todos de esta patria querida a dondequiera me llevó el mandato del deber.
El propósito central de estas palabras ha querido ser al mismo tiempo convocación y gratitud. Lo primero con llamado ardiente a mis conciudadanos para que nos unamos en tomo a la bandera nacional, inclinando las de partidos, ante su majestad soberana. Lo segundo, en expresión de profundo reconocimiento a quiene.s como el Coronel Rincón Aldana y demás organizadores ofrecieron este conmovedor homenaje, en nombre de todos los aquí presentes, y de quienes sé. que desde la distancia nos acompañan, esta noche encendida por el fervor y la fé en Colombia y su destino. Han tocado ustedes las fibras más sensibles de mi espíritu. Las sentidas palabras de los señores oradores General Alvaro Valencia Tovar y de los Doctores Luis Prieto Ocampo y Fernando Londoño han llegado a mi mente y a mi corazón con recuerdos de un pasado que transita con emoción por los cuarteles, por los campos y las veredas donde sembré la paz y llevé la seguridad al mando de
Al agradecimiento, que les ruego interpretar, má-; allá de la-; palabms, agrego una ardiente invocación a la paz. Paz que debe nacer del espíritu y del corazón de los colombianos, hoy enfrentados violentamente, no de negociaciones falaces que busquen ventajas para magnificar la contienda. Una paz que permita el regreso de nuestros soldados a sus cuarteles y de los alzados en armas cualesquiera sean sus motivaciones, al trabajo honrado y a la vida nonnal de un país que tanto ha sufrido por la violencia enloquecida que destruye cuanto halla al paso y compromete el futuro de Colombia. En esa paz lograda con buena fé y grandeza de alma, pero sobre todo con honor y dignidad, la que yo me empeñaré en alcanzar si mis compatriotas me acompañan en la empresa formidable de forjarla. Soy el guerrero de la paz, de la moral, de la ética, de la anticorrupción y del anticontinuismo. Yo he estado, estoy y estaré al servicio de Colombia y de los colombianos. Pido a Dios que, ilumine mis actuaciones y a ustedes que unan sus voces a la mía para lanzar al viento un fervoroso grito: de pie Colombia, de pie con fuerza Colombia, con fuerza, viva Colombia viva.
PRACTICAS GERENCIALES PARA EL ANO 2.000
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os cambios organizacionales en las diferentes entidades gerenciales, están obligando a estudiar nuevas filosofías de los gerentes para lograr involucrar a la totalidad de personas comprometidas en las diferentes actividades.
en el modelo de pensamiento estratégico, los obstáculos potenciales en el futuro y la perspectiva histórica hallé un gráfico que pretende probar las suposiciones y la realidad comparando la forma del mundo en el presente y la misma en el escenario del futuro, así:
Se trata de crear y mantener la interrelación social dentro de la organización. El grado en que los valores humanos existen y se comparten, producen respeto de sí mismo y de los demás, la empatía, la flexibilidad, la preocupación por las necesidades individuales y del grupo, la participación en la toma de decisiones y las diferentes formas de comunicación entre sí, son parte de la clave que consolida la ftlosofía gerencial.
La forma del mundo como lo vemos en el presente
Consultando algunas teorías de Tom Jaap referentes al liderazgo,
Evolucionando lentamente. Emergiendo y cambiando influida y formada por ambientes económico-político, tecnológico, social y cambios y dominio del pensamiento estratégico.
La forma del mundo en el escenario futuro. Por razón de nuestra formación castrense hay muchos factores que nos atan al pasado, ubicando a una
notoria mayoría que se aferra a los detalles día a día fijándose únicamente en los asuntos corrientes. Cuando se confrontan las decisiones acerca del futuro tienden a plantear dificultades o a buscar soluciones en pasadas experiencias, lo cual en oportunidades da como resultado respuestas tardías y a menudo inapropiadas. En otras oportunidades analizando sus consultas en términos históricos y estadísticos sin estar dispuesto a considerar cambios en las estructuras o sistemas de trabajo diferentes. Al carecer de percepción , esto les impide ver que haya necesidad de hacer algo, junto con una relación confusa y casi de ceguera artificial hacia los cambios tecnológicos y sociales. 1ACORE
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La industria y el comercio has-
ta ahora están empezando a darse cuenta que el mundo ha cambiado y debemos tener en cuenta si deseamos el éxito en las empresas que hemos creado o a las que pertenecemos, que los trabajadores y los gerentes no solamente nos mantenemos en las siguientes prácticas sino que deben ser delegadas a los mandos medios. -Registrar la hora de entrada y salida del trabajo. - El liderazgo tradicional sujeto a las organizaciones jerárquicas y autoritarias que trata a las personas como subalternos y seguidores. - Ser tratados como piezas de una rueda y no consultarles sobre los asuntos que los afectan directamente, porque esto es prerrogativa de la gerencia. - Ser controlados y disciplinados en forma que los desmotivan y los hacen sentir incómodos, creando paros, huelgas, etc. Necesitamos enfocar nuestras experiencias y energías aprendiendo del pasado para no cometer los mismos errores. Los valores de una empresa están gobernados por sus creencias, las cuales tienen un profundo efecto sobre las acciones de la empresa. Los militares (en la reserva) cuando actuamos como gerentes o ejecutivos de una empresa, tenemos que cambiar nuestro lenguaje profesional y cuando se j24
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trate de establecer políticas, tenemos que pedir ayuda a la gente clave, escribiendo un borrador y tener cuidado de reunir y evaluar las opiones de los miembros claves de la empresa. Este borrador debe ser mostrado a la gente que tenga algo que decir y con base en el borrador hágales saber, que su ayuda fue necesaria y apreciada.
Ya no se considera aceptable que la gente sea usada corno unidades de producción para ser manejadas por jefes lejanos.
Guarde el borrador una semana, luégo mfrelo de nuevo, si todavía lo encuentra correcto, consúltelo por última vez y preséntelo a la junta directiva para su aprobación.
El liderazgo tradicional sujeto a las organizaciones jerárquicas y autoritarias que trata a las personas como subalternos y seguidores, ha cambiado. No aceptarlo, el resultado es tensión y conflicto. Necesita el gerente del año 2.000 enfocar de nuevo sus energías aprendiendo del pasado, para no cometer los mismos errores otra vez.
Luégo comuníqueselo a sus empleados, clientes, proveedores y a la comunidad, depende del tamaño de su organización. Usted como directivo, tendrá en cuenta que quienes escriben las directivas no son superhombres, son personas que capitalizan las experiencias del personal en conjunto. En el negocio internacional del desarrollo, la gente dá amplias oportunidades para conocer muchas personas y clasificarlas entre los grupos que viven del pasado. Y vuelvo a observar las discusiones sobre el cambio que son bloqueadas por individuos cuyos casos se apoyan en lo que ocurrió en el pasado. Generalmente no están dispuestos a aceptar que el criterio que hoy rodea las situaciones podría ser diferente. Los gerentes o ejecutivos en la empresa, necesitamos darnos cuenta que el mundo ha cambiado.
En esta primera parte de este estudio, señalo que a medida que el ímpetu por lograr los derechos humanos gana trascendencia y apoyo a través del proceso legislativo, los individuos cada vez polemizan más.
Los gerentes son líderes y en consecuencia es necesario estudiar un modelo de capacitación para ese liderazgo que comprenda: - Capacitación en la filosofía - Capacitación en el proceso -Capacitación en el conocimiento - Capacitación en el aprendizaje - Capacitación en documentos - Capacitación para el cambio. El conocimiento es el centro del desarrollo de la capacitación para el liderazgo. Cuando avanzarnos en la jerarquía de la empresa o cuando pretendernos organizar una de ellas, es indispensable preparamos en el conocimiento para obtener el máximo de rendimiento tanto en el personal designado o en la inversión planeada.
LA GUERRA Y LA PAZ
Mayor General LUIS ENRIQUE RODRIGUEZ B.
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a paz en su más amplia acepción de concordia y de convivencia sin conflictos, ha sido anhelo perenne de la humanidad a través de los tiempos. sin embargo solo unas pocas naciones han podido disfrutar limitadamente de ese don invaluable e indispensable para el progreso individual y colectivo. Infortunadamente en esa constante histórica de un mundo en conflictos y guerras, Colombia en el devenir de su evolución republicana padeció en el siglo pasado una sucesión de sangrientas guerras civiles con consecuencias irreparables para la estabilidad, el desarrollo, la integridad territorial y la soberanía nacional. Y en este siglo a estos sombríos antecedentes, se suman aciagas épocas de violencia partidista y en los últimos 40 años una nueva modalidad de con-
flicto en el cual organizaciones guerrilleras, surgidas como instrumentos del expansionismo mundial del comunismo, adelantan una sistemática y cruenta agresión contra la comunidad ciudadana y contra del Estado, con el propósito de tomarse el poder.
l. ANTECEDENTES Y CIRCUNSTANCIAS Sobre las causas determinantes del actual conflicto, su prolongada persistencia y crecimiento, se han hecho toda clase de diagnósticos; los sucesivos gobiernos han establecido múltiples comités y comisiones de rehabilitación, de reconciliación, de diálogos y de paz; se han promovido planes, estrategias, y programas orientados a la solución de algunas de las causas socioeconómicas; se han decretado amnistías e indultos comple-
mentados con costosos programas de reinserción; se han hecho concesiones de orden político ante las exigencias de la subversión, pero, en la práctica de todo esto sólo se han conseguido resultados muy parciales en el propósito de llegar a acuerdos efectivos de paz. Una apreciación sobre estas 4 décadas de violencia y de terrorismo guerrillero, así como de las acciones y propósitos gubernamentales para contrarrestarlos, permite afirmar que la persistencia, crecimiento e intensificación de las acciones subversivas, no puede atribuirse, como se ha señalado recientemente, a la ineficiencia en las operaciones de la Fuerza Pública, pues si aquellas circunstancias se presentan, es porque las causas determinantes del conflicto también persisten, crecen y se intensifican en el País, luégo es responsabilidad del Estado, como un todo, el no haber 1ACORE
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tenido la voluntad y la capacidad para dar solución a los factores generadores de la perturbación. En conflictos graves y complejos como el que afrontamos es explicable que se presenten situaciones de confusión, de incertidumbre y de intransigencia, que impiden apreciar objetivamente la realidad, llevan a eludir la responsabilidad propia y a culpar a otros de los fracasos y a los adversarios de todo lo malo que sucede. Es una actitud maniqueísta en la cual cada uno se considera pertenece al partido de los buenos enfrentado al partido de los malos. El gran pensador español Ortega y Gasset atinadamente expresó: «Yo soy Yo y mis circunstancias», definición aplicable no solo a un ser como individuo, sino a toda una comunidad, como la colombiana, estructurada en el transcurso de varios siglos, producto de fusiones de diversas razas y culturas, establecida en condiciones difíciles en un territorio específico y dentro de un entorno internacional en oportunidades hostil y prepotente. En este orden de ideas podríamos concretar, como parte de la identidad colombiana en cada uno de los campos del quehacer de la comunidad, las siguientes «circunstancias» que de manera directa o indirecta, han tenido y tienen relación con la endémica perturbación de la paz nacional.
l. l. De orden político: Tradicionalmente se ha pregonado la vigencia de un sistema de gobierno democrático y de un esj26
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tado de derecho, sin embargo en la práctica han sucedido y se presentan los siguientes hechos que los desvirtúan : -A partir de nuestra independencia la Nación Colombiana se constituyó como República unitaria, con el poder público conformado por las ramas legislativa, ejecutiva y la judicial, las cuales según la Constitución «tienen funciones separadas pero colaboran armónicamente para la realización de sus fines», sin embargo esta interdependencia de los poderes ha estado supeditada a la volubilidad de la política partidista, que en ocasiones ha establecido una virtual subordinación de la rama legislativa y de algunos componentes de la judicial, al Gobierno de turno con grave detrimento del control político y de las eventuales investigaciones que deben adelantar esos poderes sobre funcionarios de la rama ejecutiva. -En la gestión gubernamental se hacen prevalecer los intereses personales, de grupos o partidos en detrimento de los grandes intereses nacionales y del bien común. En este aspecto debe destacarse que en la administración pública no existe un claro deslindamiento o un régimen de incompatibilidades de carácter ético y moral, entre lo que debe ser el servicio al Estado y el servicio a las empresas privadas y multinacionales; por ello hay quienes alternan sin escrúpulo alguno su desempeño en altas posiciones gubernamentales y en grandes empresas, nacionales o extranjeras, cuyos intereses en algunos casos son antagónicos.
-La imposición de la hegemonía y del monopolio partidista en el ejercicio del poder constituye discriminación injusta, que lesiona la unidad y la integración nacional. -Existe una gran profusión de normas constitucionales, legales y jurídicas, pero no hay el interés, ni la voluntad para cumplirlas y hacerlas cumplir. -En la administración pública no hay eficiencia, son frecuentes los casos de corrupción y despilfarro de los recursos públicos; existe también excesiva centralización con perjuicio de los Departamentos y de las diferentes regiones del País. -El Estado como ente rector de la Nación, ha perdido capacidad para cumplir las funciones básicas que constituyen la razón de ser de su existencia; hoy no segarantizan la seguridad individual y colectiva; son conculcados en menor o mayor grado la mayoría de los derechos ciudadanos por la delincuencia común o subversiva y se reconoce oficialmente que la justicia no investiga, ni penaliza más del 1% de los delitos denunciados. - El contubernio iniciado desde la década de 1980, entre narcotraficantes y dirigentes políticos, ha sumido al País en una de las más graves crisis de su historia, dadas las nefastas consecuencias tanto de orden interno como en las relaciones internacionales.
-La comunidad ciudadana ha perdido credibilidad en las instituciones y en los dirigentes políticos, hecho que se manifiesta en los eventos electorales, en los cuales no participan más de un 45% de los ciudadanos.
l. 2. De orden social: En este campo es pertinente señalar, entre otros muchos, los siguientes hechos: -La permisividad en el cumplimiento y en la práctica de los principios morales. de los valores tradicionales éticos y religiosos, es conducta que induce al relajamiento de las costumbres en el ambiente familiar y social. -La aparición de nuevas modalidades delictivas, especialmente el narcotráfico nacional e internacional, el contrabando en gran escala y la corrupción en la administración pública, han facilitado el enriquecimiento rápido, y el desestímulo del trabajo honesto, con graves consecuencias socioeconómicas. -El mercantilismo y la sociedad de consumo, en su propósito de lucro, han implantado una competencia basada especialmente en una habilidosa y atractiva publicidad, con elevados costos que obviamente encarecen los productos; además en la mayoría de los casos esa propaganda explota en los diferentes medios de comunicación, sin escrúpulo alguno el erotismo y la frivolidad propia del ambiente de farándula, con lo cual se alimenta la
morbosidad, las pasiones malsanas, la degradación moral y social. -El marginamiento de considerables sectores de la población urbana y rural de la acción estatal especialmente en lo relacionado con los servicios públicos, con la salud y la educación. -El acelerado proceso de urbanización de grandes núcleos de población campesina, forzados a emigrar por la violencia y la acción subversiva, ha dado lugar a asentamientos subnormales en la periferia de las grandes ciudades. -La situación de crisis económica que afecta en mayor grado a los sectores sociales de menores recursos económicos, genera desempleo, disminuye los ingresos y acrecienta la pobreza. -La persistencia y agudización de los problemas poHticos, sociales, económicos y de inseguridad en la población de menores ingresos, estimula su inconformidad y la hace permeable a la lucha de clases promovida por la subversión. -En algunos centros docentes oficiales de educación secundaria y universitaria se han constituido núcleos de activistas para promover la subversión y de esos centros han salido docentes y alumnos a integrar las guerrillas y organizaciones terroristas. Resulta así aberrante que con recursos del erario público se contribuya a la formación de las nuevas generaciones para que sean instrumentos al servicio de la subversión.
-La explosión demográfica cuyo mayor crecimiento paradójicamente se produce en las zonas más pobres y más pobladas. es un fenómeno que agrava los problemas de pobreza, de alimentación, de vivienda, de educación, de salud, de empleo, de violencia, de migraciones internas y externas y de conflictos sociales en general.
l. 3. De orden económico: -Colombia posee una privilegiada posición geográfica, un extenso territorio, continental y marítimo con abundantes recursos naturales, minerales e hidrocarburos, y no obstante esas invaluables riquezas en muchos aspectos aún somos un País subdesarrollado; tal paradoja constituye un verdadero estigma pues revela la incapacidad para administrar y utilizar ese patrimonio en beneficio de la comunidad nacional. -La entrega de los más ricos yacimientos de metales preciosos y de los recursos energéticos no renovables, como los hidrocarburos y el carbón, hecha mediante concesiones a empresas multinacionales para su explotación acelerada, afecta la economía nacional y priva a las futuras generaciones de recursos vitales para su supervivencia y desarrollo. -La falta de continuidad y los frecuentes cambios en la política gubernamental para regular actividades del sector agropecuario, del comercio y de la industria,
desestimulan nuevas inversiones y afectan la productividad de esos sectores.
Grancolombiana, IDEMA, la Caja Agraria, la Siderúrgica Paz del Río, CONASTIL, etc.
-La ineficacia e imprevisión gubernamental para planificar, canalizar, priorizar e invertir recursos en función del desarrollo regional y nacional, desorientan y obstaculizan la iniciativa y las actividades de la empresa privada.
-Algunos sindicatos de entidades oficiales, de empresas estatales y privadas, bajo la influencia de quienes en apoyo de la subversión estimulan la desestabilización nacional, en acciones de beligerancia política promueven conflictos laborales como sistema para presionar mayores privilegios, prestaciones «extralegales» y exigencias de diverso orden, sin consideración a los graves perjuicios que ocasionan a las mismas empresas y a la economía en general.
-Las prácticas implantadas por el consumismo desbordado, basadas en una habilidosa y costosa publicidad y mediante un sistema de ventas a crédito con altos intereses, afectan a grandes sectores de la población que dependen de ingresos muy limitados. -La globalización de la economía y la apertura económica a escala mundial, coloca al país en desventaja porque aún no tiene un desarrollo industrial suficientemente competitivo para salir a los mercados internacionales y ello acentúa de una parte nuestra dependencia de la producción y exportación de materias primas y de otra estimula la importación de bienes y productos de consumo. -El alto costo de funcionamiento, la ineficiencia y la corrupción prevalecientes en la mayoría de las denominadas empresas industriales, comerciales y de servicios públicos, pertenecientes al Estado, generan incalculables pérdidas que han colocado al borde de la quiebra o han obligado a la liquidación de empresas vitales para la economía nacional, como los Ferrocarriles, la Flota Mercante
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l. 4. De la seguridad interna y externa: La seguridad individual y colectiva, en la comunidad, está estrechamente relacionada y depende de factores tales como la normatividad legal vigente, de la colaboración ciudadana, del ejercicio de la autoridad en todos los niveles de la administración pública, de la acción preventiva de la policía, de las operaciones militares contra la subversión y de la administración de justicia. A su vez, la seguridad externa de la nación depende de su propia capacidad defensiva ante potenciales amenazas y está correlacionada con el derecho internacional vigente, con las diferentes organizaciones de la comunidad de naciones, con el clima de paz, de estabilidad y de comprensión mutua en el entorno vecinal, continental y mundial.
En lo concerniente a la seguridad interna, a más de las diversas
formas de delincuencia común, el principal factor de perturbación lo constituye la subversión, pues ha afectado desde hace varias décadas la seguridad individual y colectiva en todo el País. Situación en la cual las Fuerzas Armadas han cumplido con abnegación e inmensos sacrificios su misión constitucional en defensa de la independencia nacional, de la comunidad ciudadana y de las instituciones democráticas. Y como es usual en toda guerra, particularmente en la modalidad de la guerra re vol ucionaria, se presentan vicisitudes; en oportunidades se obtienen éxitos y en otras se sufren fracasos, resultados que no dependen exclusivamente de la capacidad y voluntad de las unidades y fuerzas empeñadas, sino de factores muy diversos que influyen inexorablemente en el desarrollo de las operaciones. En la evolución del conflicto subversivo que afrontamos se han presentado hechos y factores que han afectado y afectan la capacidad operacional de las Fuerzas Armadas. entre los cuales es importante destacar los siguientes: - Las características del conflicto subversivo y las causas determinantes del mismo obligan a afrontarlo de manera integral con el concurso de los diferentes componentes del Estado, sin embargo esa acción estatal se ha orientado y. concentrado casi exclusivamente en las operaciones contra la guerrilla a cargo de la Fuerza Pública y en consecuencia las causas o factores políticos, sociales, económicos y de orden internacional, con-
tinúan agravándose y estimulando el fortalecimiento de la subversión. - Transcurridas varias décadas del conflicto armado subversivo aún no se ha definido un marco jurídico para fortalecer al mismo Estado y para respaldar a la Fuerza Pública en el esfuerzo de guerra, y contrariamente a la lógica las medidas gubernamentales dictadas por exigencia de la subversión, han constreñido legalmente a las Fuerzas Armadas en su accionar y han despojado a la comunidad ciudadana del derecho a organizarse para ejercer su legítima defensa. - El Código Penal, adoptado por decreto en 1980, en su artículo 127 establece que «los rebeldes o sediciosos no quedarán sujetos a pena por los hechos punibles cometidos en combate, siempre que no constituyan actos de ferocidad, barbarie o terrorismo». Como es obvio en la práctica la vigencia de este artículo constituye una amnistía permanente, institucionaliza la guerra subv~rsiva y estimula el fortalecimiento de las guerrillas. - Por decreto del Ejecutivo se derogaron los artículos de la Ley de Defensa Nacional que permitían organizar a la población civil para contribuir a su propia defensa y al mantenimiento del orden interno en el País. -En la Constitución promulgada en 1991 se excluyó el artículo de la Constitución anterior que permitía organizar una milicia nacional y no es simple coincidencia que a partir de la derogación y de
la exclusión de estas dos normas, se hayan organizado y hayan proliferado en los últimos años, en las principales ciudades y en algunas zonas rurales, numerosas «milicias» de la subversión. El virtual desconocimiento del fuero militar y del fuero disciplinario ha llevado a casos tan insólitos como la providencia de un Juez que impuso pena de arresto al Comandante de la XII Brigada y al Comandante del Ejército, por obstaculizar una marcha de «Cocaleros» promovida por la subversión y que avanzaba hacia Florencia con el evidente propósito de perturbar el orden. La abolición de atribuciones legales que permitían a miembros de la Fuerza Pública cumplir determinados procedimientos judiciales en desarrollo de operaciones antisubversivas. La excesiva injerencia en procesos judiciales tolerada y reconocida por el Gobierno a las denominadas organizaciones No Gubernamentales, tanto nacionales como extranjeras, las cuales ejercen virtualmente una fiscalización en las investigaciones contra miembros de la Fuerza Pública, por hechos sucedidos en desarrollo de operaciones contra organizaciones subversivas.
Como es bien conocido, el conflicto armado se ha prolongado durante más de tres décadas y sólo hace unos pocos años el Gobierno reconoció que esa perturbación del orden público era una verdadera guerra, y no obstante el reconocí-
miento de esa realidad, hay parlamentarios y dirigentes políticos que proponen la abolición del servicio militar obligatorio. El incremento de las acciones terroristas de la subversión, particularmente contra los oleoductos e instalaciones petroleras, contra puentes y sistemas de transporte terrestre, contra redes eléctricas, contra instalaciones aeroportuarias y contra edificios públicos y empresas privadas, a más de los grandes perjuicios económicos y sociales contra la comunidad y para el País, comprometen en un alto porcentaje a los efectivos de la Fuerza Pública, en actividades de seguridad. Los resultados adversos y fatales en la conducción de una operación militar o en los ataques sorpresivos a guarniciones y bases son indudablemente consecuencias de la imprevisión, de errores y del incumplimiento de los principios que rigen la guerra. Y si tales hechos se repiten, ello demuestra que también se ha fallado en las medidas correctivas indispensables. El contubernio entre la subversión y el narcotráfico en los últimos años ha facilitado la obtención de cuantiosos recursos económicos a las organizaciones subversivas, con los cuales han fortalecido y multiplicado su infraestructura y su poder de combate para enfrentar con mayor capacidad a la Fuerza Pública.
l. 5. De orden internacional: La evolución de las ideologías políticas, la conformación de blo1ACORE
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ques antagónicos de Naciones, las dos grandes guerras mundiales de 1.914 y 1.939, la extinción delcolonialismo en su forma tradicional y la substitución por nuevas formas de dominio sobre los países denominados del Tercer Mundo o Subdesarrollados por parte de grandes potencias, los numerosos conflictos bélicos de carácter interno, o de carácter limitado en diferentes países y zonas geográficas, y la disolución de la Unión Soviética en la última década, constituyen un conjunto de hechos que han mantenido convulsionado al Mundo en el transcurso de este siglo. -Colombia por su privilegiada posición estratégica, por la variedad y riqueza de sus recursos naturales, a lo largo de su vida independiente ha sido víctima del intervencionismo de las grandes potencias, uno de carácter económico y el otro de carácter ideológico. A consecuencia del primero se impuso la secesión de Panamá y la explotación inequitativa de valiosos yacimientos petrolíferos y de recursos minerales; a consecuencia del segundo la subversión armada adelanta una cruel agresión contra la comunidad ciudadana y la destrucción de numerosos bienes y obras de infraestructura del patrimonio nacional. Lo aberrante de estas modalidades del intervencionismo es que en todos los casos ha contado con el concurso de quienes sin consideración a su condición de colombianos se han puesto al servicio de esos intereses. -Hecho de singular significación en las últimas décadas es el J3o
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propósito de establecer en la comunidad internacional, relaciones de interdependencia a nivel regional. continental y mundial, en actividades de orden político, comercial, económico, sobre derechos humanos y preservación del medio ambiente; propósito que en oportunidades estimula el intervencionismo de las grandes potencias, la imposición de condiciones, de limitaciones y aún de sanciones, todo ello con menoscabo y en algunos casos con desconocimiento de la libre autodeterminación y de la soberanía nacional. -Las denominadas Organizaciones No Gubernamentales creadas en Estados Unidos y en algunos países europeos, para contribuir a la defensa de los derechos humanos, en el ejercicio de sus actividades han adquirido notoriedad e influencia en la comunidad internacional, por lo cual voceros de los movimientos subversivos en el exterior los utilizan para elevar ante ellas denuncias e informaciones parcializadas y tendenciosas contra integrantes de la Fuerza Pública, con el deliberado propósito de promover un ambiente adverso contra el País. Desde luego a aquellas ONG no se les denuncia o informa sobre los numerosos casos de violaciones a los derechos humanos que cometen permanentemente las organizaciones subversivas. - La acción delictiva de las guerrillas, en las modalidades de asaltos a bases militares y de secuestros, se ha extendido en los últimos años a territorios fronterizos de países vecinos y ha dado lugar
a delicadas situaciones en las relaciones internacionales. especialmente con Venezuela. - Los cuantiosos recursos económicos, producto de la extorsión, de los secuestros y del narcotráfico, con que actualmente cuenta la subversión, le han permitido estructurar y mantener representaciones, en diversos países con fines de coordinación y de publicidad a nivel internacional.
2. INTERROGANTES SOBRE LOS FACfORFS DE PERTURBACIÓN Y EL CONFLICTO ARMADO Corolario de los anteriores planteamientos y de la enumeración de algunas de las causas y de los factores determinantes de la situación de guerra que afrontamos, debe ser el de precisar la razón de la persistencia de los vicios que han distorsionado los principios en los cuales deben sustentarse la vida ciudadana y las instituciones, dentro de un régimen democrático y de un estado de derecho. Igualmente es pertinente formular entre otros muchos, los siguientes interrogantes sobre cuál debe ser la actitud y la participación de los componentes del Estado colombiano frente a la agresión armada de la subversión: - Qué hacen cada una de las ramas del poder público y las entidades gubernamentales ? -Qué hacen los partidos tradicionales de inspiración democrática? - Qué hacen las organizaciones cívicas y religiosas ?
- Qué hacen los gremios económicos, industriales y empresariales? - Qué hacen los medios de comunicación ? - Qué hacemos los ciudadanos ? En síntesis : Qué debería hacer cada uno para contribuir a enfrentar la agresión armada y las perturbaciones que afectan nuestra vida cotidiana ?
3. CONCLUSIONES 3 . l. Las consideraciones expuestas, la somera descripción de algunas de las circunstancias que han contribuido a configurar en el transcurso de los siglos la fisonomía de la nación colombiana, la enumeración de hechos que han dado origen a la compleja crisis institucional y a la subversión armada, permiten afirmar que nuestra comunidad, como organismo vivo, es una sociedad enferma, profundamente afectada por un conjunto de males, estrechamente correlacionados, a los que genéricamente denominamos como la politiquería, la corrupción, la ineficacia, la indiferencia, la inseguridad, la impunidad, la subversión y la violencia. Fenómenos éstos que a más de la perturbación intrínseca de cada uno en la vida nacional, han generado un virtual divorcio entre la comunidad ciudadana de una parte y los dirigentes políticos y entidades gubernamentales de otra. 3. 2. Es claro que de los factores de perturbación la mayoría de ellos son de responsabilidad del
Estado, entendido como tal el poder público en sus tres ramas y otros componentes como los partidos políticos, los sectores gremiales, las organizaciones y los estamentos sociales. En estas condiciones el propósito de restablecer y de consolidar la paz no puede depender exclusivamente del resultado de unos eventuales diálogos y negociaciones con la dirigencia subversiva, sino que esencialmente dependerá de aquellos componentes del Estado que por acción u omisión contribuyeron a la generación de esos factores de perturbación y que actualmente continúan contribuyendo a su persistencia como una verdadera endemia nacional. 3. 3. Deber básico e ineludible de las autoridades instituidas en la República es el de cumplir y hacer cumplir el ordenamiento jurídico y administrativo vigentes. Infortunadamente en el transcurso del tiempo se han debilitado en las ramas del poder público y en las entidades gubernamentales la voluntad y la capacidad para cumplir sus funciones y los fines mismos del Estado, los cuales son la razón de ser de su existencia como ente rector, al servicio de la comunidad para garantizar la convivencia pacífica, el desarrollo, la soberanía nacional, la integridad territorial, la vigencia del orden y de la libertad. 3.4. Colombia en el transcurso de su existencia ha soportado y superado dolorosos conflictos; el que actualmente afrontamos es no menos grave y ocasiona desorien-
tación e incertidumbre sobre nuestro porvenir y el de las futuras generaciones. Y ante los retos que esta delicada situación plantea la respuesta no puede ser otra que la adopción de una estrategia en la cual se unifiquen e integren los organismos del Estado, los estamentos y las fuerzas vivas de la N ación, con responsabilidades, planes y programas específicos para actuar en los campos social, económico, político, de la seguridad interna y en la comunidad internacional. 3.5. Debe considerarse que esta síntesis es sólo una radiografía parcial, por lo cual para auscultar toda la sintomatología de la violencia endémica que padecemos, sería conveniente e imprescindible hacer una completa evaluación autocrítica y profundizar en ese análisis con participación de especialistas en los campos de la actividad nacional y en cada uno de los componentes del Estado, de manera que se puedan precisar el ser y las circunstancias de la comunidad colombiana. Sólo entonces, cuando se haya hecho ese diagnóstico real y objetivo, podrán definirse las alternativas de acción, las prioridades, los recursos y los esfuerzos requeridos para superar los diferentes males. Como epílogo puede afirmarse, que hoy como nunca tiene vigencia aquel mandato imperativo de Rafael Núñez : «REGENERACIÓN O CATÁSTROFE», pues es la única fórmula para definir nuestro presente y el futuro, ante la disyuntiva de la guerra o de la paz.
LA GUERRA CIVIL ( 11 Parte )
Por ESTRATEGA
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ara referirnos al artículo que bajo el mismo título publicamos en el número pasado nos parece que el augurio de una guerra civil no es un supuesto descabellado sino una hipótesis que se está haciendo realidad aceleradamente. En los últimos tres meses se han perfilado más claramente las posiciones de las partes en conflicto. En «El Tiempo» del 6 de julio, el Presidente de las Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural «Convivir» dió una información sobre el avance que ha tenido su organización. Actualmente operan 700 «Convivir» con 120.000 asociados y para finales de 1997 espera contar con 1.200 asociaciones con 600.000 afiliados. Este crecimiento da una idea del estado de desprotección en que se encuentra la población rural y la producción agrícola y ganadera del país. Los
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ciudadanos dedicados a esta actividad vital para la economía colombiana no han tenido más remedio que asumir el costo para la defensa de su vida y bienes amenazados por LA REVOLUCIÓN. En cuanto a su actitud frente a los subversivos y su resolución de lucha está expresada claramente en su declaración: «Estamos convenci-
dos de que la guerrilla sólo negociará cuando la tengamos arrodillada». Las «CONVIVIR», amparadas por la ley, refuerzan la posición de los llamados paramilitares que también se han organizado en una entendible posición de legítima defensa. Los paramilitares se han declarado amigos y sostenedores del gobierno legítimo y justifican su existencia ante la comprobada incapacidad del Estado para proteger los sectores rurales sujetos a atentados terroristas que están destruyendo haciendas en los departamentos de
Antioquia, del Cesar y otras regiones del país con pérdidas en vidas humanas e ingentes perjuicios económicos. Por otra parte, los partidarios de LA REVOLUCIÓN se han lanzado a la carga contra las «Convivir». Son los políticos que buscan los eventuales votos que les ponga la guerrilla en las próximas elecciones, las ONG infiltradas por las viudas del marxismo y que atacan a las «Convivir» en nombre de una pretendida defensa de los derechos humanos. También los idiotas útiles de siempre, quienes serán los primeros en perder la cabeza al triunfo de LA REVOLUCIÓN, como ha sucedido históricamente. Según «El Tiempo» de la fecha citada, 24 ONG y una senadora pidieron al Gobierno acabar con las «Convivir» porque son «otro ejército irregular» y se está violando el Protocolo de Ginebra. Mientras
tanto el terrorismo de LA REVOLUCIÓN ataca un helicóptero y embosca una patrulla del Ejército en Arauca, produciendo más de 30 bajas. Desgraciadamente el Gobierno, en posición ambivalente, no asume una posición clara de apoyo a las «Convivir», creación legal que el pueblo colombiano está formando en su desesperación y el nuevo Ministro del Interior ha prometido ante una jauría de políticos y ONG que estudiará sus peticiones. Es de esperar que el Ministerio de Defensa y los Altos Mandos Militares defiendan las «Convivir» y estimulen su creación a lo largo y ancho del país como entidades que serán auxiliares insustituibles en el cumplimiento de su misión. Con ellas la sociedad se involucra directamente en la defensa de la legitimidad, lo cuál sólo bien puede traer para la Nación. La Fuerza Pública ha sufrido en lo que va corrido del año reveses cuya importancia no puede negarse. Estos, unidos a la campaña de animadversión que tradicionalmente sus enemigos libran contra las FF. MM. han provocado una serie de críticas que cuestionan la capacidad del Estado para enfrentar la guerrilla y motivan la producción de propuestas de diverso orden, muchas inspiradas en sentimientos de derrota y pesimismo. En estas propuestas se mezclan las de los amigos de LA REVOLUCIÓN, que quisieran la desaparición de las FF.MM. para llegar al poder, con otras que propugnan de buena fe reformas que son resultado de falta de buena información
y que resultarían perjudiciales para la institución armada. Una de ellas es la abolición del servicio militar obligatorio. SMO. Declaramos enfáticamente que somos contrarios a esta propuesta por profundas razones de orden profesional y de ideología sobre la conformación del Estado. Admitimos que debe estudiarse, especialmente por parte del Ejército, la administración óptima del SMO para que los conscriptos y soldados regulares puedan convertirse en tropas aptas para librar la lucha antisubversiva que el Estado afronta y necesita ganar. Entre otras medidas creemos que el SMO debe ser universal y no deben existir diferencias entre el tiempo de servicio de los conscriptos por razón de su instrucción, posición social o económica, etc. El reclutamiento de soldados bachilleres debería ser aprovechado al máximo para hacer de estos los mejores combatientes y auxiliares de los cuadros de mando. Es claro que las FF.MM. requieren unidades para tareas especiales, conformadas por combatientes escogidos entre quienes están prestando el SMO y que es conveniente conservar estos individuos especializados, en razón de su experiencia, para el cumplimiento de misiones que por su alto riesgo requieren personal, entrenamiento y armas especializadas y sofisticadas. Pero el grueso de un Ejército que afronta una subversión armada que adelanta una guerra de guerrillas, debe estar constituído por unidades antiguerrilleras conformadas por soldados que estén prestando su
servicio a la patria, impregnados de los sentimientos de mística, abnegación y sacrificio que son necesarios para derrotar a un enemigo apátrida. El SMO tiene sus raíces en el nacimiento mismo de nuestros sentimientos de independencia. La Constitución de la República de Tunja, sancionada el 9 de Diciembre de 1811 ya contemplaba este servicio en los siguientes términos: ~Todo
ciudadano es soldado nato o defensor de la patria entretanto sea capaz de llevar las armas: por esta razón nadie puede eximirse del servicio militar cuando el Estado peligre)).Todas las subsiguientes Constituciones, pasando por la de 1886 y hasta la de 1991 han respetado esta norma que es la única razón de ser del verdadero Ejército Nacional, crisol donde se funde nuestra nacionalidad compuesta de andinos y costeños, del valle, de los llanos y de las montañas, quienes al llegar al Ejército aprenden que a pesar de sus diferencias todos son colombianos, hijos de la misma patria, constituyentes de una misma nación y dueños de un común territorio, soberano y libre. Se ha generalizado entre los autoexpertos en defensa nacional la opinión de que hay que suprimir el SMO y estructurar unas FF.MM. más pequeñas, de mejor calidad y sobre todo menos costosas. Quienes por más de treinta años ejercimos la profesión militar, llegando a los cargos de la mayor responsabilidad podemos decir que con un SMO de dos años 1 ACORE
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de duración es posible formar soldados con capacidad para enfrentar a la guerrilla en una área determinada donde como condición indispensable sean amplios conocedores de la población y del terreno. LaG. de G. es una contienda esencialmente terrestre y para ganarla hay que contar con gran superioridad numérica. Los expertos militares que han actuado en varios teatros de operaciones donde se ha librado esta clase de guerra estiman esta superioridad de uno a diez. En cuanto al costo de lo que se ha dado en llamar soldado «profesional», es infinitamente superior al del conscripto y la eficiencia del «profesional» es posible que disminuya con su tiempo extra de permanencia en el servicio ante el factor sicológico de la mística que se puede exigir a una persona que expone su vida por dinero solamente. En cuanto a las consideraciones presupuestales, lo que el Estado, que es la sociedad organizada debe resolver es si está dispuesto a derrotar a LA REVOLUCIÓN, cueste lo que cueste, o se resigna en su avaricia a entregar el PODER al precio de su propia derrota, que significaría la ruina y la humillación de la mayoría de los colombianos. Esto no va a suceder porque los colombianos no lo vamos a permitir. Pero lo que los actuales gober-
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nantes deben considerar en forma inmediata es cuánto le está costando a Colombia la situación de inseguridad institucional y criminal común que está viviendo desde hace varios años por falta de una
política clara y firme que devuelva a propios y extraños la confianza en el país. El Gobierno está en mora de tomar la decisión de liderar el Estado para derrotar a LA REVOLUCIÓN.
rrarjeta
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CARL VON CLAUSEWITZ Coronel LUIS ALFONSO PLAZAS VEGA «Ciausewitz ha sido y es citado a menudo, pocas veces leído y mucho menos comprendido». Pierre Naville
SU VIDA
N
ació cerca a Magdeburgo, ello. de junio de 1780. Fue el menor de los cinco hijos de un teniente retirado que se desempeñaba como empleado del gobierno en dicha población. Su familia, de clase media baja, le crió y educó con muchas dificultades. Ingresó al ejército prusiano a la edad de TRECE años y tuvo su bautismo de sangre en la campaña del Rin durante la Guerra de la Primera coalición contra Francia en 1793, en la batalla de MAYENCE. Desde entonces permaneció en guarnición dedicado a la instrucción de tropas y a mejorar su preparación militar por cerca de 7 años. En 1801 solicitó su ingreso en el «Instituto de Ciencias Milita-
res para oficiales subalternos de Infantería y Caballería>>, que era parte de la Escuela de Guerra de Berlín. Allí conoció a Gerhard Von Scharnhorst un general Hanoveriano de artillería que se había incorporado recientemente al Ejército Prusiano y había reformado la Academia de Guerra, de la cual era su Director. En 1804 Clausewitz se graduó como oficial siendo el primero de su promoción. Scharnhorst, lo propuso entonces como ayudante personal del príncipe Augusto. En este cargo Clausewitz tuvo la oportunidad de conocer el manejo que se hace de los asuntos políticos y militares desde los altos niveles. Observó con detenimiento los acontecimientos alrededor de las campañas napoleónicas en Ulm y Austerlitaz, en las cuales los franceses derrotaron a los austríacos y
a los húngaros. Su cercanía a lacasta gobernante le permitió conocer a la condesa María Von Bruehl, quien habría de ser su esposa. Después de observar los preparativos del alto comando Prusiano para ir a enfrentarse a Napoleón, Clausewitz fue ascendido a Capitán en 1805 y un año después marchó a la guerra como ayudante del Príncipe Augusto. En la campaña de Jena, a pesar de haber demostrado coraje, determinación y haber luchado con distinción, según rezan los reportes, fue puesto prisionero en Averstadt aliado de su jefe el Príncipe. Era la segunda vez que Clausewitz se veía envuelto en combate. Luégo de la batalla, derrotados los prusianos por los franceses, vino el canje de prisioneros, pero naturalmente el Príncipe no fue 1ACORE
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canjeado sino que luégo de viajar a través de Suiza fue confinado en Francia, y a su lado su ayudante personal. Fue entonces, cuando se dió a la tarea de anali zar lo que había sucedido. Estudió las causas del desastre, y pensó que el Ejército Prusiano debería ser reorganizado. Mientras garrapateaba notas en la prisión, Clausewitz soñaba con ser ascendido y lograr un cargo en el cual pudiera contribuir al mejoramiento de las instituciones militares de su patria. En 1807 fue puesto en libertad y en la primavera de 1808 llegó a Berlín donde fue asignado durante los siguientes cuatro años a varios oficios en el Estado Mayor del Ejército Prusiano, bajo la dirección nuevamente de Sharnhorst. Allí contribuyó en la reorganización del Ejército y su regeneración moral. Además dictó clases en la Academia de Guerra y fue escogido como tutor del Príncipe heredero FEDERICO GUILLERMO. En 1809 ascendió al grado de Mayor y en 181 Ose casó con la condesa Von Bruehl. Durante su servicio a órdenes de Sharn Horst C1ausewitz hizo muchos amigos, entre ellos a otro reformista militar Gneisenau, con quién se identificó en las reformas estratégicas y mantuvo su amistad hasta la muerte. Cuando en 1811 Napoleón exigió a Prusia su apoyo con un cuerpo de Ejército para invadir a Rusia, y Prusia lo aceptó, j36
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Clausewitz se declaró «Prusiano libre», renunció a su cargo en el Ejército de su país y ofreció sus servicios al Ejército ruso. En efecto durante la invasión Napoleónica, Clausewitz se desempeñó como asesor en el Estado Mayor ruso. Nunca pudo ser miembro efectivo del Estado Mayor, ni comandar tropas rusas por su desconocimiento del idioma. En los años 1812-13 Clausewitz con el grado de Teniente Coronel ayudó en la organización de las milicias rusas en las regiones ocupadas por Francia y desarrolló sus ideas sobre la guerra irregular y la resistencia. Fue oficial de enlace con el cuartel general de Blucher y se tomó conceptos claros sobre la conducción de una defensa a gran escala con la cual Rusia derrotó a las tropas napoleónicas. Finalmente fue jefe de Estado Mayor de la región ruso-alemana. En 1814 Clausewitz pidió ser readmitido en el Ejército Prusiano, habida cuenta de la derrota francesa y la nueva ruptura de Prusia con el emperador francés. Luego de superar las dificultades obvias, después de la Primera Paz de París y gracias a su ya reconocido prestigio como estratega, fue readmitido en Prusia con el grado de Coronel. En 1815 fue nombrado jefe de Estado Mayor de uno de los cuatro cuerpos del ejército prusiano y como tal intervino en las batallas de Ligny y Wawre, habiendo sido derrotado en ambas. Luego durante la batalla de Waterloo estuvo en las unidades de reserva.
En 1816 fue destinado nuevamente como Jefe de Estado Mayor, esta vez a órdenes de su amigo Gneisenau. Hasta 1818 continuó laborando en el territorio ocupado a Francia en el río Rhin. Ese año fué ascendido a Mayor General y destinado a Berlín como Director de la Academia de Guerra Prusiana, mientras su amigo Gneisenau se retiraba del servicio activo. Estando en plena guerra la relativamente nueva academia de Guerra no era una buena posición para un general prusiano. Sin embargo fue allí, durante los siguientes doce años donde Carl Von Clausewitz se ganó su paso a la fama mundial como pensador y estratega a través de sus escritos que hoy, todavía cerca de dos siglos después, se estudian en todas las academias militares del mundo. En varias ocasiones Clausewitz fue nominado para puestos diplomáticos, pero su afán reformista y sus servicios prestados al ejército ruso impidieron que esto se hiciera realidad. En 1830 luego de haber solicitado varias veces su reingreso al mando de tropas, logró su cometido siendo nombrado comandante de una unidad de artillería. Por entonces una nueva revolución en Francia obligó a los prusianos a reactivar unidades de combate y Gneisenau fue llamado de nuevo al servicio activo y nombrado Comandante de un cuerpo del Ejército Prusiano, como era de suponer
escogió a Clausewitz como su jefe de Estado Mayor. El Cuerpo del Ejército ocupó toda la frontera con Polonia, pero allí se desató una terrible epidemia de cólera que acabó con buena parte del ejército prusiano entre ellos su Comandante y su Jefe de Estado Mayor, quienes murieron en Breslau en 1831. Clausewitz había vivido 51 años. SU OBRA No fueron acciones de combate, ni heroicas batallas las que llevaron a este soldado prusiano al podium de los grandes. Fue su pluma, su pensamiento militar. Desde muy temprana edad sus escritos gustaron y pusieron a pensar a políticos y militares En 1804 se publicó su primer trabajo. Un ensayo crítico sobre Bulow, (estratega y general) «sencillamente» titulado «BEMERKUNGEN UBER DIE REINE UND ANGER WANDTE STRATEGIE DES HERR VON BULOW». Para entonces, Clausewitz se sentía lo suficientemente informado para hacer una crítica científica a un estratega como Bulow. Durante los años siguientes tuvo una nutrida correspondencia, pero escribió pocos ensayos. Más tarde haría escritos no publicados como tratados históricos y ensayos sobre la naturaleza de la guerra. En sus profundos estudios sobre la historia, Clausewitz fundamentó su laboratorio para el estudio científico de este fenómeno. Descubrió la nece-
sidad de estudiar profundamente muchas batallas para lograr un conocimiento completo sobre algún aspecto de la guerra. Descubrió que los ejemplos históricos pueden ser usados como una explicación de una faceta de la guerra, pueden demostrar la aplicación de un principio, pueden demostrar la verdad de una teoría o pueden usarse para demostrar una doctrina. Advirtió el peligro de hacer estudios superficiales para establecer la relación causa-efecto en los conflictos. Los ensayos sobre «la guerra» fueron escritos durante los últimos quince años de su vida, tanto estos como el resto de sus trabajos fueron puestos en orden y publicados después de su muerte. En realidad, el único libro de los ocho integrantes de su obra maestra: DE LA GUERRA, que fue escrito en forma metódica para ser publicado fue el primero: «la naturaleza de la Guerra». Los siete restantes fueron compilados por un equipo de estudiosos del tema, profesores de la Academia de Guerra Prusiana, que los desempolvaron de los anaqueles de su estudio, los organizaron y publicaron. Su esposa, testigo de sus incontables noches de trabajo tuvo la iniciativa de que los expertos organizaran y editaran el trabajo y el resultado fue el famoso libro DE LA GUERRA, uno de los documentos de consulta indispensables en todo centro de estudios castrenses en el mundo. El libro fue publicado en alemán y francés y sólo varios años después fue traducido al inglés y a otros idiomas. Tal
vez la razón primordial fue el hecho de que a pesar de las valiosas teorías allí recopiladas, éstas eran incongruentes entre si. Era el resultado natural de que quien escribió era una persona diferente de quienes organizaron, compilaron y editaron. Clausewitz siempre buscó e investigó la naturaleza de los hechos. Al fin y al cabo vivió en una época en que la filosofía dominaba el pensamiento. Prusia en los comienzos del siglo XIX no era simplemente un Estado en Guerra. Se vivía la época dorada de la moderna Alemania con su ciencia, sus letras, su música, y su cultura. Era la época de Kant (cuyos escritos tuvieron una profunda influencia en Clausewitz), Shiller y Herder, los padres de la «Ilustración Germana». El análisis de la naturaleza de la Guerra de Clausewitz, sigue los lineamientos del estilo Kantiano, según sus críticos. En ese contexto deduce la existencia de un arquetipo de forma de gue_rra, según la cual toda la actividad militar puede ser medida. Clausewitz reconoce dos clases de guerra: una, la guerra para derrotar completamente al enemigo, para destruirlo como nación (acabar con su entidad nacional), u obligarlo a aceptar la paz en los términos impuestos por el vencedor, cualquiera que ellos sean. Y otra, la guerra en la cual el objetivo es la captura de territorio en la frontera. Esta última la llama guerra limitada. Define la guerra como un acto de fuerza para obligar al enemigo a acatar nuestra voluntad. Su propó-
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sito es fundamentalmente derrotar al enemigo y desarmarlo y los medios para lograrlo, son solamente uno: el combate. Describe tres métodos: 1- Invasión para destruir el país enemigo y su voluntad de resistir. 2- La destrucción de la fuerza enemiga que se nos enfrenta. 3La defensa pasiva. Pero la parte central de su teoría, contenida en el capítulo 24 del Libro Primero, indica que la guerra no es un acto independiente ni autónomo, sino parte de la interrelación política entre las naciones. La guerra por tanto no es otra cosa que .da continuación de la política por otros medios•. Los dirigentes de la nación deben determinar los objetivos políticos y determinar si la guerra es el medio apropiado para obtener esos objetivos. Finalmente la guerra asume las características de la política nacional que la origina. Entre más objetivos tenga la guerra, más absoluto es el comprometimiento. Como la guerra es un acto de violencia, la batalla (el encuentro como él lo llama) es el acto decisivo. La destrucción del enemigo por las fuerzas militares, es la razón de la existencia de un ejército. La táctica comprende el planeamiento y la conducción del encuentro. La estrategia combina los diferentes encuentros para lograr el propósito de la guerra. Clausewitz enfatizaba en la importancia de la moral o fuerza sicológica de las tropas en la guerra. Esto incluye entre otros aspectos el genio militar del
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conductor de la guerra. Esto es lo que el comandante debe esforzarse por lograr. El genio lo describe como ~una muy alta aptitud mental desarrollada para una ocupación particular» y se opone y a veces roza con el desarrollo intelectual normalmente adquirido por seres corrientes. Ha sido el genio el que ha ganado las batallas y no esa adherencia ciega a la doctrina y a los principios de la guerra. Un ingrediente crítico para todo comandante es la audacia. Este alto grado de liderazgo se requiere en la guerra por el concepto que Clausewitz denomina «fricción». Al describir la atmósfera de la guerra Clausewitz señala al peligro, el esfuerzo físico, la incertidumbre, y la oportunidad, como los principales elementos de la fricción. La fricción (téngase bien en cuenta), es lo que hace la verdadera diferencia entre la guerra real y la guerra de papel. Dice que cada guerra es diferente de la anterior. Las guerras están llenas de eventos fortuitos. De modo que no hay una doctrina absoluta en esta materia, debido a la fricción. En la guerra hasta las cosas más sencillas son difíciles de lograr. El talento y el genio militar operan por fuera de las doctrinas y son las que llevan al éxito o al fracaso. Clausewitz escribió que la defensa es la más fuerte forma de guerra, pero tiene un propósito negativo. La ofensiva en cambio tiene un propósito, pero su naturaleza la hace débil y esta carac-
terística aumenta con la fricción. Recomienda la actitud defensivaofensiva como la que ofrece más seguros y completos resultados. Imagina una defensa contra un ataque enemigo el cual a medida que aumenta se debilita por desgaste, de tropas y de medios, seguida de un veloz y vigoroso contraataque en el momento oportuno y de una inmediata e incansable persecución. Para quienes buscan algún trabajo de Clausewitz fácil de leer, es recomendable su ensayo Principios de la Guerra, naturalmente menos conocido que su magistral tratado de Estrategia DE LA GUERRA. Al leerlo debe tenerse en cuenta: que el ensayo fue escrito en 1811 más de tres décadas antes de la publicación de DE LA GUERRA, por tanto no refleja los dieciocho años de experiencia de combate, y los doce de estudio y de análisis que se verán en este último. El ensayo fue preparado para servir de guía elemental al príncipe heredero. No trae aportes verdaderamente novedosos al arte de la guerra, sencillamente recuenta los principios tal como los traían los distintos tratadistas del terna hasta entonces y crítica a quienes él considera errados en esos conceptos, tales como Jomini y otros. Otro escrito llamado «Las Guerras del Pueblo» recogen la experiencia adquirida en la resistencia rusa contra la invasión napoleónica. Años después Marx, Engels y Lenin estudiarían cuidadosamente estos conceptos.
Sobre su obra, finalmente, debe tenerse en cuenta que a pesar de haber transcurrido cerca de 170 años de la época en que escribió, aún muchos de sus ensayos, no han sido traducidos del alemán y siguen siendo materia de estudio doméstico en Alemania. SU L'JFLUENCIA Mucha literatura política, filosófica y castrense se ha escrito inspirada en el contenido de DE LA GUERRA, unos para aplaudirlo otros para criticarlo, pero en fin, para analizarlo. Molke, Von Shlieffen, Ludendorff y otros líderes alemanes incluyendo al propio Hitler han elogiado y se han identificado con las doctrinas de Clausewitz, desconociendo con frecuencia, conceptos que sacan en claro al autor, porque si la milicia es apenas un instrumento de la política, es la política la responsable de los resultados y no los soldados. Por eso los militares alemanes no fueron ahorcados, luego del proceso de Nuremberg. En todo caso, parece que nuestro autor fue conocido sólo en Europa hasta los comienzos de la Primera Guerra Mundial, a partir de entonces el mundo entero lo conoció. Numerosos artículos indican que Clausewitz influyó en Lenín y probablemente en Mao Tse Tung. El general alemán Von Meckel un entusiasta lector de Clausewitz fue quien entrenó al ejército japonés que ganó la guerra ruso-japonesa de 1904. El libro fue traducido al
japonés y se convirtió en texto de consulta de los comandantes del Imperio del Sol Naciente. Clausewitz era desconocido en el mundo inglés cuando estalló la primera guerra mundial. Cuando se le conoció fue señalado como el padre espiritual del militarismo prusiano, el cual no era del gusto británico. Los intérpretes ingleses de ON WAR (sin descartar que hayan leído traducciones mal hechas), condenaron sus conceptos sobre la guerra, acusándolos de las grandes carnicerías de las batallas de Verdum, Somme y otras de la primera guerra mundial. Con seguridad la ignorancia y la emoción influyeron en estos conceptos. Luégo de la segunda guerra mundial, los prejuicios sobre Clausewitz en el mundo inglés continuaron inmodificables, hasta que en 1948 la Academia Militar de West Point en los Estados Unidos conceptuó a través de sus libros de historia, que la influencia de Clausewitz no era indigna y no debía morir. Sencillamente el libro DE LA GUERRA no debería ser leído, sino estudiado para comprenderlo. Aún así los ingleses insisten en que la filosofía de Clausewitz es muy similar a la del canciller de hierro Otto Von Bismark en su libro «Sangre y Hierro», y la misma de ADOLFO HITLER en «Mi Lucha».
(subversión armada), como herramienta política, que hacen muy difícil una escalada de la guerra convencional a dimensiones como las alcanzadas por las dos grandes tragedias mundiales vividas en este siglo que termina, pero que de presentarse nos llevaría a la guerra absoluta que menciona Clausewitz, vale la pena volverlo a estudiar. Clausewitz en conclusión, fue tanto un soldado profesional como un filósofo del pensamiento militar. Siempre estuvo guiado por las más sanas motivaciones, el servicio a su patria en la mejor forma posible, maximizando el genio y el talento que Dios le dió, y tratando de descubrir la verdadera naturaleza de la guerra para explicarla a las generaciones venideras. PUBLICACIONES -Los principios de la guerra
Este ensayo fue escrito para su estudiante el Príncipe heredero, en 1811, antes de abandonar el ejército prusiano, como ya se mencionó, los principios que Clausewitz señala son los generalmente aceptados en ese entonces, adicionando críticas a algunos tratadistas contemporáneos como el francés JOMINI. El propósito era iniciar al Príncipe heredero en el conocimiento del arte de la guerra.
-Las Campañas de 18U en Rusia Hoy en día, con el advenimiento de la guerra nuclear y la proliferación de la guerra de guerrillas
También fue publicado después de la muerte del autor en
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1843. Es un recuento histórico de la campaña napoleónica en Rusia en el año de 1812. Clausewitz, parece haber sido el primer historiador en escribirla y lo hizo habiéndola observado desde el lado ruso, donde se desempeñaba como asesor del Ejército. Es posible que su desconocimiento del idioma haya hecho un poco confusos sus análisis, pero aún así fue certero e inteligente en sus apreciaciones.
po de expertos amigos del difunto trataron de organizar en la mejor forma posible sus escritos, notas y apuntes. Eran ellos generales o nobles, profesores de la Academia de Guerra de Berlín, o miembros del Estado Mayor Prusiano.
Como es natural, tiene marcadas diferencias con Jos historiadores del lado francés, así como con los propios historiadores rusos.
-De la guerra Esta es su obra maestra y una de las obras maestras del pen~a miento estratégico. Comprende ocho libros, que fueron publicados después de su muerte, a pedido de la viuda condesa de VON BRUEHL, luego de que un equi-
8 comprenden sendos tratados de Estrategia Militar General y los libros 4, 5, 6 y 7 traen conceptos profundos sobre Estrategia Militar Operativa y Táctica General.
Parece que la primera edición en alemán fue hecha en 1832, pero estaba repleta de errores e incongruencias, todos los ocho libros con sus notas fueron incluidos, completando una colección de ensayos de diferentes épocas, en los cuales el autor trató de desarrollar una teoría de la guerra.
Aunque muchos de Jos conceptos están revaluados, y los temas que tienen que ver con la Estrategia Militar tanto General como Operativa y obviamente la Táctica General, han evolucionado con el paso de los tiempos, y en especial con los adelantos tecnológicos, sus conceptos sobre Estrategia Nacional, expresados en el primer libro, se mantienen prácticamente inmutables.
El único de los ocho libros que el autor escribió en forma completa y organizada fue el primero, llamado: «LA NATURALEZA DE LA GUERRA». Pudiéramos decir que este libro es la filosofía del conflicto armado. Es la estrategia nacional en su más pura expresión. Los libros 2, 3 y
Es el primer libro precisamente el que le ha dado la dimensión a Clausewitz como uno de los autores del pensamiento militar que no puede faltar en la biblioteca de ningún hombre de armas de alta graduación, ni de ningún político que tenga que ver con la defensa de su Nación.
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Única obra hecha por colombianos para colornbianos
46 AÑOS DE LA PARTICIPACION DEL BATALLON COLOMBIA Y LA ARMADA EN COREA. Coronel FRANCISCO A. CAICEDO MONTUA Presidente Asociación de Oficiales Veteranos de la Guerra de Corea
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nmerecido honor me corresponde en este día, como Presidente de la Asociacion Colombiana de Oficiales Veteranos de Corea, ser el vocero de este grupo de Oficiales, Suboficiales y soldados, quienes encarnando la sublime representación de una patria y la grandeza centenaria de sus armas, cruzamos el mar, para acudir en la defensa de la libertad, de un pueblo noble milenario del Asia, sumido en la angustia y la congoja, la República de Corea, agredida por el invasor del Norte. Placentero para el alma y dramático también para el recuerdo, es repasar la historia de los pueblos, cuando se han tenido horas
de juventud y sacrificio, vinculadas con su dolor y sus hilos de esperanza. Por eso celebramos con júbilo la resurrección de un país hermanado con la sangre. la República de Corea. que emergió de las cenizas calcitrantes como el Ave Fénix de este siglo, para ejemplo de los pueblos democráticos del mundo. Hace 47 años esa nación arcaica, veía naufragar su libertad ante la agresión despiadada y la infamia sorpresiva, inmersa en la tristeza de sus ruinas, y en las lágrimas frescas de su desolación. Así la conocimos, cuando también hace 46 años, Colombia er-
guida en su grandeza, respondiendo con honor e hidalguía como la única nación Sudamericana, envió a sus marinos y soldados, a cumplir los pactos internacionales de honor, solidaridad y hermandad, ante la afrenta del sarpazo comun ista. «Los caballeros del mar», cruzaron el Pacífico insondable con la Fragata Almirante Padilla, con la gallarda inspiración de su deber y tradición heróica, como emisarios primígenos del nombre de Colombia. Y los soldados de la Patria, cuyo esplendor ha sido siempre fulgurante de varonía y heroísmo, portando su viejo pabellón de guerra, escoltado por sus bayonetas mimadas de la gloria y
consagradas por la inmortalidad: con un Batallón, cuyo nombre se esculpió con la fuerza de los siglos, desde nuestras gestas emancipadoras, en las agrestes cimas andinas, «El Batallón Colombia». Y nos integramos en la lucha al lado de Unidades combatientes, de tierra, mar y aire de 16 países del planeta, y de 6 naciones más que daban el tributo de su solidaridad con buques, hospitales y bancos de sangre. Unidos con los ROKAS, Ejército de Corea, temerarios, bizarros y heróicos, que defendían con su sangre y su martirio el valor de su heredad. 47 años del país históricamente llamado CHOSON , tierra de la frescura matinal, de constante sacrificio, de batallar hacia el éxito, de superación en el triunfo, y de ejemplo vivificante ante los ojos del mundo, con un progreso palpitante cada día más dinámico en su desarrollo, para crear el modelo de esplendor que nos presenta Corea, no sólo a los 22 países que combatimos a su lado, sino a los pueblos democráticos del mundo. Su poder estratégico, está entre los primeros de los paises de dimensión mundial, su fortaleza industrial es pionera del desarrollo oriental y los mercados internacionales, y la calidad humana de sus gentes es modelo de equidad y pulcritud, de renunciamientos y de amor patrio. Admirable es valorar que la nación coreana, quien descono-
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cía la intrépida avidez de nuestras quillas navales en la contienda, y el temple heróico de nuestras bayonetas en combate: de su gratitud ha hecho un testimonio ante los siglos, con dos expresiones plásticas monumentales, sembradas en las entrañas de dos continentes Asia y América. Esta pagoda erigida con el granito extraído del mismo corazón de la península, cuyo símbolo de honor y de martirio enaltece dos patrias: Colombia y Corea. Y el bello monumento ofrendado a nuestras Fuerzas Militares en la ciudad de Inchón, inmortalizado en el bronce y el granito, en una hermosa dimensión geométrica, que simboliza el significado de nuestra participación histórica, con el majestuoso volúmen gris de un buque representando quizá nuestras fragatas, con tres soldados a proa con su espada enhiesta, llegando desde el otro lado del mar para luchar por su libertad. Y en su pedestal, deben estar escritos los nombres de las acciones heróicas de combate que nos llenan de orgullo, de dolor y de nostalgia, integrados a su epopeya y que son parte también de nuestra historia contemporánea: «El Chamizo», «Kumsong», «El Cerro 180», «El Cerro 400», «El Old Baldy», empapados de sangre, rutilantes de heroísmo y de la aureola de siempre de las armas de la patria, diáfanas ante la historia, inolvidables para la justicia de los hombres, que destellan ante las tinieblas de la indiferencia y la ignominia. Porque nuestro ejército si ayer fue grande en nuestro suelo
por la grandeza de su gloria, agigantó sus dimensiones en los frentes de batalla del Asia en el presente siglo, y en los campos mustios de dolor de nuestra patria, con hidalguía y estoicismo ejemplar, y el deslumbrante fulgor de sus merecimientos y heroísmo. Y no se arredra ante el poder del crimen, ni el apoyo tangencial a las fuerzas de la disolución. Esta noble conmemoración, es el revivir otra jornada más de honor en el transcurrir augusto de la patria, de su Ejército y su Armada, como ejemplo vivifican te para las generaciones del presente y del mañana, del metálico valor de nuestras armas, incólumes, sacrificadas y heróicas, con la misma inspiración y fortaleza de siempre que imprime el amor a la patria: y tambien evaluar con admiración, que ese vínculo entre dos patrias, nacido en los frentes de batalla con el gérmen nutricio de los hombres caídos, no fue inútil, sino la nutriente de fé y esperanza, y el artífice del despertar de la hermana República de Corea, altiva y palpitante hacia el progreso, y en cuyo corazón y gratitud está el recuerdo de una Colombia erguida, martirizada y magnánima, que escribió su nombre con gloria y con sangre, en las trincheras enemigas conquistadas, en sus breñas escarpadas y ariscas y con el orgullo del glorioso flamear de su bandera altiva en el sacrificio y el triunfo, cuando revivía las glorias pretéritas de nuestra nacionalidad.
EL GENERAL JOSE DE LOS SANTOS GUTIERREZ Guerrero de la democracia y caballero del honor (Continuación del número anterior) Mayor General JOSE ROBERTO ffiAÑEZ SANCHEZ
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l general Melo no previó en toda su magnitud la reacción de los grandes caudillos, amenazados en sus intereses e inspirados por la causa de la democracia. La lucha de clases planteada, borraba temporalmente las diferencias doctrinarias de los dos partidos, cuyos caudillos se dieron a la tarea de levantar a su costo ejércitos con los cuales derribar al usurpador. La restauración de la legitimidad emergió en toda la República como razón de lucha y grito de guerra de los caudillos gólgotas y conservadores, quienes, imbuidos del espíritu democrático, no podían aceptar la usurpación del poder por la fuerza, menos por una clase social distinta que amenazaba directamente sus intereses terratenientes y comerciales, así se dijera que el propio presidente general Obando, lo había consentido y propiciado para entregar el poder al pueblo.
Pero a su vez, el sabor social del conflicto, considerado por artesanos y soldados como medio necesario para defender sus intereses frente a los ricos, permitió que en muchas poblaciones y regiones del país, los caudillos revolucionarios, viendo próximo el momento de las reivindicaciones populares, organizaron fuerzas y se dispusieron a defender el nuevo régimen. En Bogotá, los ministros y personas más destacadas del gobierno de Obando, se negaron a participar en el de Melo. Por esta razón y ante las perspectivas de su encarcelamiento, muchos buscaron asilo político en las legaciones de los Estados U nidos y Gran Bretaña, tal como lo hicieron en la primera oportunidad que se les presentó el Vicepresidente Obaldía y el designado general Tomás Herrera.
De las autoridades regionales, el primero en declararse en abierta oposición al régimen de facto fue el gobernador de Tequendama, coronel Justo Briceño, quien trató de organizarse militarmente en Tocairna y designó como comandante de sus tropas al poeta y coronel Julio Arboleda. Luégo el general Tomás Herrera se escapó de su asilo en Bogotá y acompañado del general Manuel María Franco, se dirigió a Chocontá, donde, por mandato del asilado Vicepresidente Obaldía, se declaró en ejercicio del poder Ejecutivo y procedió a la organización del gobierno. El coronel José María Rojas Pinzón, enviado por Melo con 200 hombres a perseguirlo, se puso a disposición de Herrera. Por su parte, las ciudades de Pamplona, Tunja, Neiva y Mariquita, se rebelaron contra la dictadura, el gobernador de esta última 1 ACORE
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se apoderó de Honda, llave importante de las comunicaciones de Bogotá con la Costa Atlántica y los generales José Hilario López y Joaquín París pusieron su espada al servicio de la legitimidad y comenzaron a organizar sus fuerzas. El primero sobrepuso a su amistad personal con Obando, su deber de combatir al usurpador. El doctor Santos Gutiérrez, líder de la comarca cocuyana, al tener conocimiento de la revolución de Melo, por su cuenta y riesgo se dió a la tarea de reclutar y organizar militarmente a las gentes del cantón y a procurar contacto con el general Reyes Patria, quien en Sogamoso, Santa Rosa y Tunja estaba ocupado en la misma tarea de combatir al usurpador. Su espíritu guerrero afloró con entusiasmo, porque su formación jurídica y democrática, no podía aceptar que las armas nacionales, constituidas justamente para proteger a las instituciones patrias, se volvieran contra ellas, bajo cualquier pretexto. Con tal fin, el cocuyano, ayudado por sus paisanos Nepomuceno Leal, Cristo Velandia, Juan Valderrama y otros, recorrió los campos y poblados del cantón entusiasmando a sus gentes por la causa de la legitimidad, informando a las autoridades sobre los peligros que engendraba la dictadura y alertándolas con relación a los pueblos vecinos de Soatá y Chita, cuyos alcaldes se habían declarado partidarios de la revolución y también se aprestaban a organizar fuerzas en su defensa.
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Santos Gutiérrez logró conformar con sus propios peones y otros voluntarios, una pequeña fuerza. Así como su formación jurídica lo motivó a defender el gobierno legítimo, su experiencia de soldado y de guerrillero, pero sobre todo, sus cualidades militares escondidas en el transfondo de su ser lo empezaron a revelar como caudillo auténtico. Por eso logró conformar una unidad de milicias regional pequeña pero entusiasta y resuelta a ir al combate y cumplir sus órdenes en defensa de las instituciones democráticas violadas por el usurpador. Entre tanto Melo en Bogotá trataba de atraerse a la iglesia y de obtener un cuantioso crédito forzoso para sostener la guerra, el cual debían sufragar los capitalistas bogotanos. Algunos de ellos obligados por las circunstancias accedieron, pero la mayoría resolvieron asilarse en la Legación de los Estados Unidos, mientras los jóvenes de las familias más prestantes eran amenazados de ser filiados como soldados rasos. El expresidente José Ignacio de Márquez y varios de los más prestantes ciudadanos bogotanos fueron encarcelados y exaccionados en cuantiosos sumas. Las operaciones militares se iniciaron por parte del general Tomás Herrera desde Tunja, quien con las fuerzas reclutadas por el héroe de la independencia Reyes Patria en esa ciudad y en Sogamoso, había logrado conformar un ejército de 3.000 hombres
aún cuando mal armado y muy poco instruido. Con él, de manera precipitada marchó sobre Zipaquirá, guarnecida por una división melista de 900 hombres bien entrenada y mandada por el coronel Manuel Jiménez. El combate tuvo Jugar el 19 y 20 de mayo de 1854, dentro del perímetro urbano del poblado, con amplia ventaja para los defensores que se habían fortificado derrumbando muros y abriendo troneras en las casas, desde las cuales disparaban protegidos y a discreción sobre los atacantes. Así desde que comenzó la acción, las pérdidas de los legitimistas fueron grandes, y una de ellas, la del general Franco, produjo la desmoralización de su ejército. Por tal razón, Herrera dispuso la retirada hacia Funza en busca de las fuerzas legitimistas de López y París, con la mala fortuna de encontrarse el 21 con el grueso del ejército de Melo en el Puente del Común; y aún cuando inicialmente el generalBuitrago, que había sucedido a Franco, logró con el batallón Tundama alguna resistencia, la entrada en acción de la artillería de los dictatoriales, dispersó y puso en fuga a los legitimistas por las lomas de Tíquiza, quienes arrojaban en el camino cuanto les podía estorbar la huída. El general Herrera y algunos oficiales y tropas a duras penas pudieron salvarse siguiendo por Subachoque a La Vega y Villeta, donde se reunió con la columna que mandaba Julio Arboleda.
La derrota de Zipaquirá y Tiquiza obligó a los generales López y París a desistir de su intento sobre Bogotá. El primero fue a Popayán a organizar el Ejército del Sur y el segundo a la provincia de Mariquita, dejando en la Sabana la guerrilla de José María Ardila, que tanto dió que hacer al ejército de Melo, mientras el gobierno presidido por Herrera se trasladaba a Ibagué. Entre tanto, el coronel Corena, había logrado conformar en Pamplona un batallón con poco más de 200 hombres, del cual hacían parte los jóvenes Eusebio Mendoza, Leonardo Canal, Antonio Valencia, Francisco Olarte y otros; quienes motivados por una carta del asilado Vicepresidente Obaldía en la que les alentaba a ocupar a Bogotá aprovechando su indefensión militar, ya que el grueso del ejército con Melo se encontraba en Facatativá, dispuesto a marchar sobre Honda Corena llegó a Usaquén, donde, notificado que el comandante melista José María Barriga, había salido de Zipaquirá con 300 hombres en su búsqueda, resolvió esperarlo en una fuerte posición en la Calera. Allí logró derrotarlo el 28 de mayo, pero dos días más tarde tuvo que soportar el ataque de la división del Coronel Dámaso Girón, ante el cual no pudo resistir y tuvo que rendirse. Estos triunfos iniciales de las fuerzas de Melo, lo alentaron a persistir en su legitimación con miras a mantenerse en el poder, para lo cual denominó a sus fuerzas
como restauradoras o convencionalistas; pues, habiendo declarado sin vigencia la Constitución de 1853, convocaba a los colombianos a una nueva Convención para hacer otra Constitución. Por fortuna para la legitimidad, Melo era sólo un valeroso soldado en el campo de combate y un magnífico instructor de tropas, que creía que el ceremonial y formalidad militares eran suficientes para obtener la victoria. Pero en el ámbito de la conducción militar tenía poca luz en táctica y todavía menos en la concepción estratégica. Así creyó que la imponente presentación de sus húsares y la disciplina militar de sus tropas eran suficientes para disuadir a sus adversarios. Dada la inveterada costumbre de copiar teorías, doctrinas e instituciones de Europa y de los Estados Unidos, sin medir su grado de aplicabilidad en nuestro medio sociaL es posible que hubiera llevado al general Melo a intentar prusianizar al Ejército. Sus años de permanencia en Alemania, le habían permitido observar cómo sobre la institución militar se gestaba la reunificación alemana. Por ello, ante la crisis del Estado neogranadino, trató de implantar ese modelo, sin calibrar su grado de receptividad, sin observar que el prusianismo era fruto de la realidad social germana de entonces, políticamente absolutista, socialmente disciplinada y dinámica, estricta en su comportamiento y culturalmente avanzada. Y al implantarlo en nuestro medio igno-
rante, pobre, inculto, libertino y anarquizado, se quedó en la formalidad, en la energía aparente, en la presentación, con muy poco de eficacia profesional, menos de criterio táctico o estratégico. Por eso su ejército fue derrotado y con él su dictadura y el sueño de los artesanos. De no haber sido así, la Nueva Granada habría tenido el primer gobierno de claros visos socialistas. Por las razones anteriores, las victorias iniciales de Melo tu vieron carácter pírrico, por la estrategia que concibió después de ellas: enviar hacia las regiones donde se organizaban sus adversarios, columnas integradas con un núcleo de tropas veteranas y una mayoría de colecticias, con el fin de apoyar a las autoridades que se declararan favorables, sentar su autoridad e impedir la organización militar de sus adversarios o por lo menos hostigarlos y presentarlos agotados sobre la capital. El grueso de sus fuerzas veteranas quedaban concentradas bajo sus órdenes en los alrededores de la capital, con el propósito de batir los ejércitos legitimistas en la medida que buscaran la concentración sobre Bogotá o en una batalla general y decisiva. Esta estrategia le daba suficiente tiempo para disciplinar y acrecentar su ejército y emplear su vistosa caballería, que la consideraba fundamental para la victoria. Por eso, elevó su pie de fuerza por decreto primero a 6.000 hombres y luego a 20.000. Cifras nunca alcanzadas a pesar del reclutamiento forzoso y de las 1ACORE
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exacciones en dinero, alimentos, forrajes y caballerías que tuvieron que soportar los habitantes deBogotá y poblaciones cercanas. Pero la inmovilidad del grueso del ejército «convencionista» en la Sabana, facilitó la organización de las columnas legitimistas en las diversas regiones del país, principalmente por parte de los generales López en Neiva y Popayán y París en Mariquita y Honda, y posteriormente la del general Mosquera que había arribado a Cartagena donde fue nombrado Comandante del Ejército del Norte. El general Herrán en Washington, recibió el mando en jefe de todos los ejércitos legitimistas y antes de su regreso despachó por el Caribe, el material de guerra que pudo obtener. Fueron varias las provincias donde los revolucionarios tuvieron éxitos parciales, como la de Popayán. Allí fue necesaria la presencia del general López para conciliar a los caudillos; la de Cali que tuvo mayores proporciones y algunas pocas de Antioquia y la Costa Atlántica donde la actividad de los generales Mosquera y Posada Gutiérrez así como la de las autoridades regionales pudieron garantizar el orden. De tal manera, las distintas columnas legitimistas empezaron a cobrar disciplina, organización y buenos resultados en el combate. El coronel Julio Arboleda obrando desde Honda, pudo sorprender la guarnición melista de Guaduas y el sargento Mayor Félix Monsalve desde Guasca, la de Chipaque.
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No sucedió lo mismo en las provincias de Tunja y Tundama, donde el coronel Dámaso Girón enviado por Meto con una división de 800 hombres, las ocupó después de derrotar al general Reyes Patria en Bonza. Esta victoria de la dictadura se debió a que el sogamoseño no pudo recibir a tiempo refuerzos de los cantones leales al gobierno legítimo como el del Cocuy, cuya pequeña fuerza a órdenes de Santos Gutiérrez fue dispersada por las gentes de Chita, que habían logrado organizarse en guerrillas. El jefe cocuyano pudo escapar de ser capturado gracias al oportuno aviso que algún conocido le dió y al refugio seguro que le brindó otro en dicho poblado. Pero allí perdió 100 bestias que había enviado en apoyo de Reyes Patria. No tardó mucho tiempo Santos Gutiérrez en salir de Chita a reorganizar a los dispersos e incorporar otros voluntarios, con los cuales, burlando las guerrillas melistas, pudo incorporarse y engrosar la columna de 90 hombres, que Reyes Patria había salvado en Bonza y que marchaba hacia Pamplona, a ella también se sumó el gobernador de Málaga Eustorgio Salgar. En Pamplona, el centenar de hombres del general Reyes Patria fue reforzado con la columna del Teniente Coronel Antonio María Díaz que había retrogradado de Bucaramanga ante la presión de la división convencionista de Dámaso Girón que marchaba a imponer el orden dictatorial y a
contener a Mosquera. Por fortuna, la marcha de Girón fue lenta, debido a la amenaza legitimista del gobernador de Tundama que había logrado apoderarse de la Salina de Chita, a donde tuvo que ir el Coronel Troncoso a recuperar aquella estratégica posición. De tal manera, Reyes Patria tuvo el tiempo y apoyo requerido para rehacer sus fuerzas, disciplinarlas y entrenarlas, pues la mayoría eran gentes rústicas del campo, analfabetas y sin mayor grado de entrenamiento militar, aún cuando sí dotadas de la capacidad de adquirirlo rápidamente, gracias a su idiosincracia y al entusiasmo, coraje y ejemplo de jefes y caudillos regionales como Santos Gutiérrez. Por este mismo tiempo, se consolidaba el gobierno legitimista con la fuga del vicepresidente Obaldía de Bogotá a !bagué, donde asumió la presidencia de la República e integró un gabinete paritario integrado por Pastor Ospina como representante del Conservatismo y José María Plata por el Liberalismo. Además, los distintos ejércitos legitimistas, a órdenes de renombrados jefes, fueron concretando su organización militar. La columna de Antioquia con cerca de 600, se incorporó al ejército del general París en Honda y Mariquita, y el general López, después de la recuperación de Cartago logró concentrar sus fuerzas en la provincia de Neiva y empezó su avance hacia la capital.
Mosquera por su parte, antes de emprender su marcha desde la Costa, garantizó con las autoridades regionales el orden público, la seguridad y el flujo del material que llegaba del exterior, ya que el primero se había alterado con la rebelión de algunas provincias en favor de la dictadura. siendo la más importante la de los indios de Ciénaga y de San Juan que intentaron ocupar a Santa Marta.
yes Patria, a pesar de este triunfo, de manera prudente no esperó otro ataque del grueso de la división convencionista que le doblaba en número. Resolvió defenderse sobre la propia ciudad de Pamplona, concentrando su esfuerzo en tres de los costados de la plaza mayor, donde las construcciones garantizaban la protección de sus hombres y aumentaban sus posibilidades de triunfo.
A finales de agosto de 1854, la división de Dámaso Girón marchó a buscar las fuerzas de Reyes Patria, antes de que llegara Mosquera en su apoyo. Esta división había logrado un buen grado de disciplina militar y espíritu combativo, gracias al empeño de su comandante, de su segundo el coronel José María Rojas Pinzón, de su jefe de Estado Mayor coronel venezolano Enrique Weir, del comandante Díaz, de Santos Gutiérrez que empezaba a mostrarse como oficial brillante y de otros jóvenes que después fueron ilustres. Estaba integrada por 640 hombres organizados. en los batallones Socorro. Vélez, Santander, Constante y Franco.
El ataque a Pamplona comenzó otra vez con el avance de la vanguardia por el cementerio. Pero allí Reyes Patria organizó con prontitud un contra-ataque combinado por el frente y la retaguardia, el primero a órdenes del coronel Rojas, en cuyas filas servía el Doctor Santos Gutiérrez y el segundo al mando del coronel Díaz. Entre ambos lograron desarticular a los atacantes, dispersarlos y tomarles varios prisioneros. Pero esta acción cobró la vida el coronel Rojas y Santos Gutiérrez estuvo a punto de perderla al caer muerto su caballo cuando de manera intrépida pretendía romper la puerta de la casa donde estaban atrincherados sus adversarios.
El primer encuentro entre la división de Girón y la de Reyes Patria tuvo lugar sobre las alturas de Piuñuelas entre Musticua y Silos donde el primero se organizó defensivamente. Dámaso Girón sólo empleó en el atque a su vanguardia, por considerarla suficiente para desalojar la posición, pero se llevó una sorpresa al ver cómo era rechazada, dispersada y tomada prisionera en gran proporción. Re-
Al observar Girón desde la colina que domina la ciudad por el occidente la derrota de su vanguardia, decidió contenerla con un ataque general bajo su propio mando. Bajó del cerro y a la cabeza de sus hombres avanzó resuelto contra las sólidas posiciones de su bizarro enemigo. Para su desfortuna y la de la causa que defendía, encontró de manera rápida la muerte y con ella la derrota y dispersión de su divi-
sión. Un centenar de revolucionarios quedaron tendidos en el campo, 200 fueron tomados prisioneros y el resto, dispersos huyeron hacia el Socorro y el Chicamocha perseguidos por el coronel Díaz, quien no pasó este río por órdenes del propio general Mosquera que se aproximaba por Ocaña. En el parte de esta acción, Reyes Patria resaltó el comportamiento heróico del Doctor Santos Gutiérrez, aliado del coronel Díaz, Ezequiel Canal y otros más. Su bizarra conducta le mereció el reconocimiento como Teniente Coronel de Milicias, grado con el cual empezó a figurar en adelante, en su carrera militar. Después de este importante triunfo, llegó Mosquera a Bucaramanga, donde dispuso que los jefes y oficiales boyacenses, pasaran a las provincias de Tundama y Tunja, recién liberadas la primera por las fuerzas de su gobernador Luis Reyes y la segunda por las guerrillas de Gabriel Reyes, a organizar un cuerpo de infantería y de caballería. Con tal fin llegó Santos Gutiérrez a esta hermosa región, en medio del entusiasmo que la legitimidad había despertado en sus gentes: «Corrió la noticia por todos los pueblos y de inmediato los pueblos de Firabitoba, Iza, Tibasosa y Floresta, marchaban cuantos hombres tienen caballos disponibles; era ésta una procesión de los vecinos más notables de esta provincia. Todos iban en busca del peligro, llenos de entusiasmo y animados por el valor y el patriotismo». (Continuará en el próximo número)
LA RAZON DE LOS ENCUENTROSDEACORE Coronel GUSTAVO GARCIA ACOSTA
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an sido nuestras reuniones, paralelas al mismo progreso de la Institución; que han ido avanzando unas en el plano profesional, otras en el plano intelectual, también en el plano social e internacional, pero en todo caso manteniendo y conservando los eslabones de la amistad y del compañerismo. _ Nos han llevado progresivamente los encuentros anuales, hoy el octavo, a realizar las vivencias de las gratas reuniones con los asociados de las diecisiete seccionales de todo el país; allí se reviven los principios comunes que tenemos y que nos han hecho vivir; es allí en donde interpretamos los antioqueños, caldenses, caleños, costeños, santandereanos, bogotanos y demás asociados, lo que son las virtudes militares, lo que es la amistad, lo que es el compañerismo, lo que es la lealtad; todo j48
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esto nos hace ver y sentir que vivimos por principios, realmente no nos une nada material, pero estamos entrelazados unos con otros por esos principios comunes que nos han hecho conservar la Asociación. Entonces los encuentros han tomado la importancia de la unión y de la cohesión, para seguir el derrotero de ser históricos; por esto se deben conocer, se deben sentir por esta generación que está hoy en la reserva; hemos sido testigos presenciales de la trascendencia nacional e internacional que han tenido y que sin duda nos llevarán a reunir todos los esfuerzos para integramos, pensando en una institución fuerte, inspirada en ideales nobles con comunes intereses y trabajos de conjunto. Con estos encuentros estamos revitalizando la esencia de
lo que es ACORE, perfectamente convencidos y optimistas de nuestras metas y objetivos, de que nuestros propósitos siguen adelante, de la superación diaria, de que la unión se reafirma como esencial y necesaria, de que la institución es incólume, de que nuestro ideal es el bienestar de los Asociados, y de que si hay una institución más, debemos hacerla girar alrededor, en un solo propósito y en honor de nuestras Fuerzas Militares. El octavo encuentro de ACORE, señala el momento de fortalecer y renovar los vínculos, movilizando nuestras energías con entusiasmo, con participación, con alegría, con armonía de jóvenes y viejos de todas las épocas, y con el futuro de proyectar nuestra ejemplar organización al siglo XXI, con muchas esperanzas, muchos valores de unión y verdadera solidaridad.