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ANEXO

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AGOSTO 2015

ISSN 0123-2894 Circulación nacional

SEPARATA ESPECIAL

Artículos Destacados Otros Medios A propósito de las conversaciones de la Habana • La peligrosa mala hora de la FAC • Y los del otro • La finalización de una guerra • El nudo gordiano de la paz • Infortunios aéreos • ¿Qué pasa con las naves militares? • Catatumbo autonómico • ¿Quién especula? • El honor militar • ¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc? • El Ejército de ayer, de hoy y de siempre • La suspensión del Derecho • Gobierno y Unidad Nacional acuerdan Acto Legislativo para avanzar en acuerdos de paz • La carta de Iván Márquez que no convenció a los militares • Las Farc tratan de igualar la carga de responsabilidad con la Fuerza Pública • Farc tendrían voz en el Congreso para defender acuerdos de paz: Velasco


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SEPARATA MEDIOS/ Agosto 2015

La peligrosa mala hora de la FAC

Cuando le pregunté al general Héctor Fabio Velasco, excomandante de la Fuerza Aérea y expresidente del Cuerpo de Generales y Almirantes, su opinión acerca del nombramiento del abogado gringo Doug Cassell en el equipo jurídico del Gobierno en Cuba, me respondió con tres palabras: “Triste, vergonzoso, reprochable”. Aún hoy, en la FAC la opinión mayoritaria sobre el caso Santo Domingo es que fueron las Farc las responsables de la muerte de los ciudadanos, y se apoyan en los alegatos iniciales preparados por el entonces abogado de Colombia, Eduardo Montealegre. No entraré en el complejo debate probatorio del caso. Pero es evidente que el Gobierno no midió el impacto adverso en la Fuerza Pública que representó la incorporación de Cassell. ¿Es que acaso ningún otro abogado en el mundo les

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Autor: Juan Lozano Publicado en: El Tiempo Fecha: 2 de agosto de 2015 www.eltiempo.com/opinion

servía en Cuba? Y no es que le falten credenciales. Cassell es un abogado importante. Es la peligrosa falta de comprensión de la sensibilidad que habita en los cuarteles frente al proceso de paz. Ya el general Jaime Ruiz, presidente de Acore, ha revelado que la anterior cúpula militar recomendó al Presidente no suspender los bombardeos por la ventaja que eso representa en favor de las Farc. Hoy, los bombardeos están

suspendidos y la cúpula anterior, casi toda removida. No es misterio que el nombramiento del nuevo Mindefensa, hombre decente, cayó mejor en Cuba que en amplios sectores militares, y que la semana pasada un viento helado recorrió los cuarteles tras la chispoteada verbal del general Mejía, nuevo comandante del Ejército, en acto oficial sobre la tijera a nuestras Fuerzas Militares. Aunque trataron de justificarla,

la duda quedó sembrada. Como si fuera poco, en el recortado presupuesto que radicó Minhacienda el jueves, radiografía elocuente de los recientes fracasos fiscales y de la peligrosa desaceleración, la Fuerza Aérea quedó notificada de que sus pretensiones presupuestales, consideradas básicas, no serán atendidas (que a los Tucano ya no se les ven los dientes, sino las cajas de dientes, dicen). Desde el primer día de este año, que se inició con la dolorosa noticia de la caída del Kfir C10 341 el 31 de diciembre, tras un misterioso flameout o apagado súbito del motor, que se sumó a otros trágicos episodios análogos, previos y posteriores, con aviones Kfir y helicópteros Black Hawk, los niveles de operatividad y las condiciones de mantenimiento de la flota aérea han estado cuestionados, en el ojo del huracán. Antes de la suspensión formal de bombardeos ya se habían conocido otras órdenes de mantener en tierra parte de la flota, sin que sea fácil saber dónde estaba la línea entre problemas

operativos de mantenimiento y medidas previas de desescalamiento no declarado. Esa información nos la deben a los colombianos. El viernes ocurrió otra tragedia, que nos llena de luto y tristeza a todos, el accidente del Casa español 1261, en el que perdieron la vida 11 oficiales y suboficiales. Nuestra voz de solidaridad para sus compañeros y para sus familias en esta hora amarga. Este accidente vuelve a poner dolorosamente sobre el tapete muchas de las preguntas ya referidas, ahora que ha terminado la que será, quizás, la más amarga semana en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana. Es como si se hubiera pisoteado el emblemático lema de la FAC: ‘Sic itur ad astra’, que, como se advierte en el maravilloso libro de Gustavo Arias de Greiff y Villegas Editores, anunciaba el camino a las alturas, a la superación y al éxito. Parece que ya no. Pero lo recordarán con nostalgia cuando los mejores generales del aire estén dedicados al edificante cultivo de hidropónicos, a la práctica diestra de los videojuegos o a los emocionantes torneos de dominó, parqués y damas chinas que podrán organizar con todo su tiempo libre.

Y los del otro

Cassel fue pieza fundamental para la derrota del Estado colombiano en el conocido episodio del bombardeo a Santo Domingo (Arauca)

Noruega, país ‘garante’ del proceso de paz, “auspicia” para la defensa de las Farc al abogado español Enrique Santiago, que piensa más parecido a las Farc que las propias Farc. Junto con el exministro colombiano Álvaro Leyva, experimentado y combativo intérprete de esa guerrilla, están al frente de la batería de juristas que tratarán de que las Farc paguen simbólicamente por sus delitos. Para capotear a semejantes tigres, el Gobierno acaba de contratar a tres juristas que reforzarán este lado: Manuel José Cepeda, encargado de tapar no solo los goles de La Habana, sino los de La Haya, porque al mismo tiempo también será coagente de Colombia en las dos demandas limítrofes nuevas de Nicaragua. Esas audiencias, que comienzan en dos meses, lo obligarán a partirse en dos. El rector del Externado, Juan Carlos Henao, formidable experto en responsabilidad civil del Estado, pero con muy relativo arraigo en la realidad del tema del Derecho Internacional Humanitario. El tercer jurista contratado

FOTO: colombiaopina.wordpress.com

Autora: María Isabel Rueda Publicado en: El Tiempo Fecha: 2 de agosto de 2015 www.eltiempo.com/opinion

por el Gobierno es el profesor estadounidense Douglas Cassel. Cassel fue pieza fundamental para la derrota del Estado colombiano en el conocido episodio del bombardeo a Santo Domingo (Arauca). Hoy, dos pilotos de nuestra Fuerza Aérea están condenados por el homicidio de 17 personas y lesiones a otras 21, ocurrido en ese operativo contra una columna de las Farc que, en su retirada, se camufló cobardemente entre los civiles. En la refriega explotó un camión. La Fuerza Aérea alegó que fue una bomba detonada por las Farc. Por ello, el Juzgado Único Penal de Saravena condenó como responsable de la muerte de esos civiles a alias ‘Grannobles’. Sin

embargo, un dictamen del FBI, con base en pruebas allegadas por la Fiscalía colombiana de la época, determinó que el camión explotó por un dispositivo ANM1A2 (bomba clúster) lanzada por un helicóptero de la Fuerza Aérea. El Estado colombiano fue acusado ante el Sistema Interamericano (Caso 12.416: Masacre de Santo de Domingo vs. Colombia), en el que más de 90 personas que se declararon víctimas otorgaron poder para que, entre otros, los representara en esta causa internacional el abogado Douglas Cassel. Para su defensa, el Estado colombiano contrató al entonces abogado y hoy fiscal general, Eduardo Montealegre Lynett.

Quien, en escrito muy serio de contestación de la demanda internacional (397 páginas, y anexos), alegó: “1) Las pruebas que sirvieron de base al fallo judicial interno que se sirvió la CIDH (sic) fueron allegadas irregularmente y trasgrediendo el debido proceso”. 2) “Los supuestos impactos identificados en inspección del 11 de febrero del 2000 al caserío de Santo Domingo por la Fiscalía General de la Nación no fueron causados por un dispositivo AN-M1A2”. 3) “La explosión (del camión) se produjo por una bomba de fabricación casera. Las pruebas demuestran la ausencia de responsabilidad de los agentes del Estado por los hechos ocurridos en Santo Domingo el 13 de diciembre de

1998, y la falta de fundamentos fácticos y jurídicos de las acusaciones realizadas por la Comisión Interamericana y los representantes de las víctimas”. Fue en vano. La CIDH no recibió los argumentos del Estado por el principio del Estoppel (porque no se alegó la condena contra ‘Grannobles’ sino en la última etapa) y ya se les habían pagado a las víctimas 5.700 millones de pesos. Ganó Cassel, a pesar de las evidencias falsas que alegó Montealegre Lynnet. Luego, el abogado Rafael Nieto asumió el caso e impidió que volvieran a condenar económicamente al Estado. Por eso no tiene explicación que el gobierno Santos le haya entregado el diseño de un ordenamiento jurídico excepcional, que es lo que van a hacer estos señores en La Habana, a un abogado extranjero que, aunque sí es experto en derecho humanitario, demostró, en un escenario de contradicción, que en este caso no creyó en la juridicidad, rectitud y moralidad del Estado colombiano y que pudo haber patrocinado otra estafa de multiplicación de víctimas como la de Mapiripán. Es como llamar al delantero del otro equipo a que nos sirva de arquero en el nuestro. Se la están regalando a Santiago y a Leyva.


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Debemos tener la certeza que una guerra se declara para ganarla y si no pasa, aparece una situación de conflicto irregular prolongado en el cual no existe claridad sobre la existencia de la paz o la guerra, sobre la legislación que respalda la legitimidad del mismo Estado para el empleo de sus fuerzas constitucionales.

Coronel MANUEL JOSÉ SANTOS PICO

La historia político-militar de Colombia nos muestra que una guerra puede terminar de diferentes maneras, no siempre con la firma de un acuerdo de paz negociado, como se escucha al hablar del conflicto armado actual, error que muestra una tesis equivocada. En la primera guerra civil1, entre federalistas y centralistas, se presentan tres fases: la primera de marzo a julio de 1812, que termina cuando el presidente de Cundinamarca, al perder tres unidades -Baraya, Pey y Castro-, decide hacer la paz y firmar un tratado en Santa Rosa el 30 de julio de 1812, con el cual la situación política no cambia; la segunda fase se da entre octubre de 1812 y marzo de 1813, fase que termina con la derrota de las tropas federalistas al finalizar el ataque sobre Santa Fe. Se suspenden las hostilidades, se hace un canje de prisioneros y se produce una paz transitoria que después de una asamblea el 30 de marzo, los representantes acuerdan que nada ha cambiado ya que los comisionados de Santa Fe no aceptan entrar a la confederación, ni las provincias aceptan un gobierno central. Por último, se produce la tercera fase de la guerra de abril a diciembre de 1814, cuando se reanudan las hostilidades y se le declara nuevamente la guerra a Cundinamarca por los mismos motivos. Las tropas de la Unión entran a Santa Fe, saquean la ciudad y se produce un armisticio2 el 11 de diciembre que da por terminada la guerra por un suceso extraordinario futuro, la reconquista española, mientras el fuego de la discordia y el odio de las pasiones políticas sectarias se prendían. La segunda guerra civil, llamada de “los conventos” o de “los supremos”, entre 1839 y 1842, finaliza cuando las fuerzas del gobierno destruyen a los líderes de los grupos rebeldes en seis meses, de julio a diciembre de 1841, y en una serie de hechos de armas los derrotan y le dan la victoria, permitién1. Por definición, una guerra civil es el en-

frentamiento armado entre dos bandos o fracciones de un mismo país.

2. Armisticio: Suspensión pactada de hostili-

dades entre dos o varios beligerantes que, sin embargo, continúan en estado de guerra. Se

distingue de la tregua o suspensión de breve duración de la lucha para arreglar intereses urgentes pero limitados. Diccionario político, estratégico y militar. ESDEGUE, 2010.

FOTO:emisoraejercito.mil.co

La finalización de una guerra

dole al presidente Herrán restablecer el orden el primero de marzo de 1842. La tercera guerra civil o rebelión conservadora de 1851 (mayo a septiembre), finaliza después del combate de El Tablazo, donde son derrotados los rebeldes, pero los odios entre liberales y conservadores empiezan a dejar heridas que no podrán sanar fácilmente. La cuarta guerra civil conocida como la rebelión liberal contra la Confederación Granadina (1860-1862), termina cuando en el centro del país las guerrillas depusieron las armas mediante un tratado celebrado en Yomasa, el 25 de octubre. Poco después el general Arboleda al pasar por Berruecos para unirse al general Canal, es asesinado (13 de noviembre), y este pone término a la guerra el 30 de diciembre al aceptar una capitulación3. La quinta guerra civil o rebelión conservadora de 18761877, finaliza al ser destruido el ejército rebelde después de la toma de la ciudad de Manizales que da lugar a la firma de la rendición de las fuerzas insurgentes, que alcanzó a producir más de nueve mil bajas en combate. La sexta guerra civil o rebelión liberal de 1885, siendo una guerra que se desarrolla en términos militares con varias campañas la de Boyacá, del Tolima, de Occidente, de Panamá, de la Costa Atlántica, con innumerables combates y batallas, mucho más evolucionada militarmente, se observa que su finalización es muchas veces contradictoria, ya que con el combate de la Humareda o el Hobo, a pesar de que los rebeldes triunfan, las pérdidas en vidas y la muerte en combate de 3. Acto que conlleva el cese de las hostilidades activas, y cuyo objeto es la rendición negociada de las fuerzas de una de las partes en un conflicto armado.

un gran número de generales rebeldes a lo largo de la guerra, hicieron comprender al general Sergio Camargo que todo estaba perdido. Para ese momento sólo quedaba una parte del ejército llamado de Santander y Boyacá, al mando de los generales Soto y Siervo Santamaría, quienes se replegaron hacia Ocaña y en el Salado librar el último combate, siendo obligados a capitular en el sitio los Guamos el 26 de agosto de 1885, ante el general Quintero Calderón. Cuando el presidente Núñez, en Bogotá, conoce los sucesos de la Humareda, expresó: “Señores la Constitución de 1863 ha dejado de existir”, finalizando la guerra. Por último, la séptima guerra civil, conocida como la guerra de los mil días, de 1899 a 1902, finaliza con la derrota de los rebeldes y la firma de tres tratados conocidos como de Chinácota, Neerlandia y Wisconsin, tratados impuestos a los vencidos y no negociaciones largas para imponer condiciones. Estas lecciones muestran que una verdadera guerra se termina normalmente mediante la victoria de una de las partes y no mediante negociaciones en condiciones similares de los beligerantes. Durante los conflictos armados de la segunda mitad del siglo XX entre las democracias centroamericanas y los rebeldes revolucionarios comunistas, los hechos muestran primero que no existieron guerras convencionales declaradas entre dos fuerzas, todas fueron guerras irregulares bajo el empleo de técnicas y tácticas de guerra de guerrillas que para finalizar estos conflictos, como el de El Salvador y Guatemala se producen negociaciones entre las dos partes, donde no existen vencedores ni vencidos, que al lograr los acuerdos y terminar la confrontación armada, dichos acuerdos no pudieron terminar

ni controlar los actos de violencia criminal que se gestaron después de la firma de los acuerdos por grupos desmovilizados que dejan una estela de muertes todavía en desarrollo. Situación similar se presenta en algunos países del África y en Filipinas. Estas dos situaciones históricas nos muestran lecciones que pueden ser recogidas y aplicadas en el caso Colombiano del actual conflicto armado. Todo indica que una negociación en términos similares no es conveniente para ningún país. Caso colombiano En primer término, debemos tener la certeza que una guerra se declara para ganarla y si no pasa, aparece una situación de conflicto irregular prolongado en el cual no existe claridad sobre la existencia de la paz o la guerra, sobre la legislación que respalda la legitimidad del mismo Estado para el empleo de sus fuerzas constitucionales4; sobre el derecho, los deberes y las responsabilidades de la población victimizada5; sobre las acciones armadas que se prolongan en el tiempo de manera irracional6, donde los odios por razones no muy claras que involucran condiciones sociales, económicas y políticas se acrecientan por las muertes7 y la destrucción causadas, mientras

4. Leer las denuncias de WRH del señor Vivanco.

5. Leer las peticiones por indemnización de las víctimas.

6. ¿Todo acto en contra de la población civil,

especialmente la destrucción de torres de energía, acueductos, carreteras y recursos en-

ergéticos pueden tener razones de orden estratégica o táctica que justifiquen su empleo?

7. ¿Cuál es la razón que justifica la actitud hos-

til del senador Iván Cepeda contra las Fuerzas Militares? ¿La muerte de su padre propiciada por paramilitares contra la UP, cuando actuaba como dirigente del PCC y congresista de la UP, hecho ocurrido el 9 de agosto de 1994?

las razones por las cuales se mantiene el conflicto armado se pierden8, entre las recriminaciones de unos y otros. Se pierde la razón de ser del Estado, el cual se organiza para la defensa de una nación, de la sociedad, de los principios acordados mediante el respaldo popular, de intereses políticos, económicos y sociales de una comunidad democrática. Entonces los soldados pueden perder el norte mediante los artilugios de las nuevas técnicas de la guerra política y jurídica9, y llegar a preguntarse: ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy combatiendo? ¿Qué debo defender? Si el poder judicial orienta sus baterías contra quienes pretenden defender la república constitucional, entonces, ¿Quién tiene la razón? Si el poder económico no apoya los esfuerzos militares para la defensa de la nación y de sus instituciones, ¿entonces el sistema económico de libre empresa debe cambiar?; y por último, si el poder político no muestra capacidad de decisión hacia objetivos nacionales concretos en defensa de la institucionalidad y la constitución, ¿entonces el futuro político de la nación muestra que el sistema existente se cambiará por otro sistema como el socialismo del siglo XXI, el cual nadie ha jurado defender? En las siete guerras civiles del siglo XIX, el ejército del gobierno en ejercicio del poder constitucional gano en todas, menos en una. ¿Existe alguna duda que muestre la posibilidad de que 48 millones de colombianos podemos perder una confrontación, ante las pretensiones de 6.000 hombres en armas, que actuando por fuera del derecho de la guerra (DIH) pretendan imponerse por la fuerza empleando técnicas terroristas y financiados por el narcotráfico? ¿Quiénes son los enemigos de la paz? ¿Los que continuamos luchando en defensa de las instituciones y de la Constitución Política que juramos defender? o ¿Los que pretenden destruir el Estado e implantar un nuevo sistema? 8. Doce investigadores y dos relatores no se

pudieron poner de acuerdo en los factores que han facilitado la persistencia del conflicto. 9. Según informes del Fiscal General de la

Nación en un conversatorio en ACORE, existen 3000 casos que han sido objeto de inves-

tigación por la supuesta “ejecución de civiles por brigadas del ejército constituyendo una

práctica habitual”. Ver página 4 de la Edición

551 del periódico ACORE, de fecha julio 2015. Nos preguntamos desde estas páginas: ¿Es esta la consecuencia de la aplicación de la

teoría del máximo responsable, aplicada al término de la Segunda Guerra Mundial?

¿Considera el Estado que el Ejército, es una

organización criminal? Si es así, las preguntas

planteadas no deberían ser de preocupación del propio presidente de la República?


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El nudo gordiano de la paz Los planteamientos antiéticos y falacias del abogado de las Farc Autor: Pedro Aja Castaño Publicado en: Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia, FCPPC Fecha: 10 de agosto de 2015 www.pensamientocolombia.org

Demóstenes. Ahora bien, sé que Esquines va a evitar la réplica de los cargos mismos y, en su deseo de desviarnos lo más lejos posible de los hechos, va a discurrir sobre los grandes beneficios que resultan a todos los hombres por efecto de la paz y, contrariamente, los males que les sobrevienen a raíz de la guerra. De esta guisa va a ser su defensa. Demóstenes: Sobre la embajada fraudulenta (Discurso pronunciado en el año 343 A.C, con la intención de someter a una rendición de cuentas a Esquines por su actuación durante la embajada enviada por Atenas para tratar con Filipo de Macedonia.) La gente es como Dios la hizo y, a veces, por sus libres decisiones se vuelve mejor o peor. Lo mismo ocurre con los países desde el momento de su fundación. Pero a individuos y países les llega su ‘momento de la verdad,’ como en el toreo, para tomar una difícil buena o mala decisión. ¿Cómo juzgaremos? ¿Con base en qué? De eso se trata esta interpretación del nudo gordiano. En la antigua Grecia cuando Gordias fue elegido rey fundó la ciudad de Gordio y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar. La predicción era que el que lo consiguiese conquistaría toda Asia. La metáfora del título se basa en la leyenda de Alejandro Magno quien de-

sató el nudo de una manera inusual a lo esperado: cortándolo con la espada, extendiendo su imperio hasta los confines de Asia. Discípulo de Aristóteles, no era ningún tonto y seguramente concluyó que al no conocer el truco inicial de cómo se había hecho el nudo, y viendo que la manipulación de la cuerda, sin extremos a la vista, era insuperable, pero sabiendo también que lo que contaba era el resultado, optó por la espada. Lo anterior significa que el bucle de la cuerda no pudo haber sido convertido en un nudo sin que los extremos hubieran estado separados, por lo que primero debió haberse hecho el nudo y después los extremos se juntaron ocultando tal unión en un embrollo bien diseñado. Si estudiamos bien esta lógica que se auto organiza a sí misma, oculta el secreto de su diseño sin dejar cabos sueltos, y su solución se yergue altiva como reto para los más inteligentes, vemos que ese ‘nudo’ podría corresponder a la formación y esencia de un ser humano. Si el nudo gordiano es la metáfora de un ser humano que, considerado como realidad física, solo podría ser ‘desatado’ desde fuera, es decir, entendido, manipulado, vemos lo imposible que es tal tarea, cuando el secreto de su formación y esencia permanece oculto y se pretende ‘negociar’ con ese nudo que solo puede desatarse, solucionarse, entenderse, desde dentro de sí mismo; vale decir, desde una dimensión diferente de la que discurren los diálogos.

Así considerado, el nudo gordiano se convierte en un símbolo de trabajo estratégico, una metáfora de la compleja realidad humana que reta nuestras construcciones o imaginaciones facilistas sobre una posible solución, al basarnos en la realidad engañosa de lo que aparentemente vemos. Los negociadores de las Farc y su organización, al igual que los negociadores del gobierno y la sociedad colombiana son sendos nudos gordianos en negociación, pero de naturalezas disímiles, juzgadas por los resultados que vemos: un ‘nudo’ que se ha esforzado por tratar de convivir pacíficamente, en medio de dificultades, regulado por la Constitución y las leyes; y otro ‘nudo’ con una conducta explícita de destrucción de esa paz y la intención de dominar. Ahora bien, ¿cómo está conformada la cuerda de cada nudo? Por hilos de naturalezas diferentes, aunque en la superficie se vean iguales. Estudiemos entonces el ‘trenzado’ de una cuerda multiusos de las Farc disfrazada de argumentos jurídicos para blandir como fuete de confusión y sometimiento ante la sociedad y conseguir una legitimidad espuria, utilizando el principio propagandístico de verosimilitud de Goebbels. (Semana ¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc? Julio 25/15) En el siguiente análisis mencionará los hechos y la descripción correspondiente al error de actitud, proceso de pensamiento o falacia de la entrevista de Enrique Santiago Romero. ¿Y quién es él,

como dice la canción? Español, abogado comunista, el principal asesor jurídico de las Farc y de otros multimillonarios llamados a juicio. (Leer: Los negocios del abogado y líder de IU, Enrique Santiago, con un capo castrista. Noticias de España http://goo.gl/sbfO97) Santiago ha construido su cuerda mediante una retórica complicada, afín a las Farc, con los siguientes elementos: 1. Una admisión de la existencia innegable de la justicia internacional. (Se ampara en el respeto debido a ese organismo internacional para fingir una objetividad que no demuestra en sus otros planteamientos.) 2. Creación de un escenario especial de juicio para las Farc que podría estar en discusión. (Esta estrategia falaz llamada ‘distraccionismo redituable’ consiste en hacer un planteamiento especulativo acerca de una ‘situación ideal’ para las Farc frente a la situación real como la ve el constituyente primario. Se discute lo que ‘debería ser’ a nombre de un beneficio inexistente como un acuerdo de paz, frente a la esencia jurídica universal que se basa en hechos. Esto es sencillamente una apuesta, no la búsqueda de una fórmula jurídica, como la anuncian.) 3. Una presunción del Estado colombiano y los grupos políticos como agresores y patrocinadores del paramilitarismo. (Esta hipótesis es falaz por ser impracticable su prueba, confundiendo responsabilidades personales con responsabilidades sistémicas que se predicarían de una dictadura declarada, practicada de manera incuestionable y denunciada por otros estados. Además, hay apelación al prejuicio popular antigobiernista, antiuribista, anticapitalista los cuales son falacias presuntivas; por otra parte las connotaciones emotivas de la acusación solo producen un alejamiento del pensamiento crítico de lo que se dice. De esa manera el planteamiento se vuelve democráticamente peligroso, pero inimputable. Es decir, manipulación.) 4. Una mentira: las Farc como víctimas. (Manipulación de interpretación o falacia de ambigüedad. Se confunde a propósito el significado de sufrimiento, la muerte o el riesgo. La víctima real lo es por situaciones impuestas, no deseadas que violan su dignidad y libertad. El sufrimiento, la muerte, el riesgo del terrorista han sido libremente escogidos, buscados. Dos realidades diferentes pueden compartir una expresión común.) 5. La teoría improbable del estado como empresa criminal basándose en el muy discutido planteamiento de Roxin “Teoría del dominio de la voluntad en aparatos organizados de poder” para arrastrar a juicio a diferentes mandatarios, cúpulas militares y funcionarios colombianos. (Esta falacia tiene varios nombres, pero el más común es apelación al miedo. La amenaza se expresa a través de la sutileza

de un planteamiento jurídico. No consiste la falacia en apelar al miedo directamente, sino en hacerlo para sostener una conclusión, apalancar los beneficios de una negociación, o decidir una conducta sin alegar razones. Esta falacia se ha hecho posible en el proceso habanero debido a la posición de debilidad del gobierno, sin podérsela rebatir con cifras y hechos de lo que no ha ocurrido. Es la demostración imposible. ) Por otra parte, de manera ingenua Álvaro Sierra en su columna “Y ahora, ¿a desescalar de este lado? (El Tiempo, Julio 31/15) asumiendo que las Farc no han sido derrotadas militarmente, dice: “Por eso estamos en La Habana, no en Nuremberg (sic).” Pero las Farc, a través de su abogado Enrique Santiago, sí pretende construir un Núremberg para ‘juzgar’ al estamento político que queda vivo y que las ha combatido desde su fundación. Léase Betancourt, Pastrana, Gaviria, Samper, Uribe y sus cúpulas militares, etc. (Otro distraccionismo redituable.) 6. Un pedido de trabajo sucio: inculpar a la Fiscalía por no tener una ‘unidad de contexto’ para los supuestos crímenes de Estado y del paramilitarismo para que les saque las castañas del fuego a Santiago y las Farc. (Esta falacia quiere sentar la supuesta relación causal de un delito a partir de una necesidad política para favorecer estratégicamente a las Farc, olvidando otras posibilidades causales.) 7. Una pretensión de impunidad: amnistía amplia para las Farc. (Esta falacia luce verosímil porque se plantea entre un extremismo indeseable, guerra, y otro futurible que no es garantía de realización completa, paz. De hecho, Colombia presenta la prueba en contrario, pero no se admiten los hechos. La ‘guerra de baja intensidad’ no ha impedido el desarrollo del país que en lógica es incompatible con la guerra. Además, ‘Parar el baño de sangre’ un argumento legítimo cuando se basa en la compasión genuina, se vuelve la falacia Ad Misericordiam, apelar a la compasión o misericordia, -una variedad de un sofisma populista- porque sustituye el obligatorio argumento constitucional de eficacia como es la imperiosa obligación de acabar con el terrorismo con una hipótesis general de incapacidad cuando hay pruebas en contrario como fueron los avances de la política de Seguridad Democrática, descalificada por Santos cuando dijo que ‘en 25 años el ejército no podría acabar con la guerrilla’, suposición que juega con el honor de los militares y el miedo y cansancio de la población civil.) 8. Una estrategia desestabilizadora: el rechazo del Marco Jurídico para la Paz. (Se admite como normal por parte de los negociadores del gobierno, a nombre de una conveniencia política, el descalificar una estructura jurídica legítima apro>> SIGUE NUDO pág. 5


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<< VIENE NUDO pág. 4 bada por el Congreso.) 9. Un beneficio no merecido que establece una premisa contradictoria: la irrenunciable participación política de las Farc a pesar de sus crímenes de lesa humanidad. (Esta falacia establece una premisa contradictoria que socava la estructura del estado de derecho. Se podría enunciar así: “Pienso que los miembros de las Farc tienen derecho a participar en política como conveniencia para la paz. Pero naturalmente estoy de acuerdo con la prohibición de la Corte Constitucional que no deben participar en política quienes estén acusados de crímenes de lesa humanidad. El admitir un beneficio legítimo al que legalmente no se puede acceder, derrota el estado de derecho.) 10. Un engaño anticonstitucional: parámetros de investigación, esclarecimiento, persecución del crimen, sanción, ajustados a un universo difuso de cumplimiento de esas obligaciones de justicia para favorecer a las Farc. 11. Una descalificación estratégica: Según Enrique Santiago Romero la privación de libertad es un concepto medieval por lo que según este abogado todavía estamos en la edad media (Habrá que darle un repaso de los pronunciamientos de la Corte Constitucional.) 12. Utilización de una argumentación infantil y falaz, “Y tú también.” Todos tendríamos que ir a la cárcel porque, supuestamente, de alguna manera hemos violado la ley. Eso es lógico, pero no es legal, porque a las personas hay que vencerlas en juicio, no con suposiciones. De esa manera, si el Secretariado va a la cárcel por sus crímenes de lesa humanidad, los máximos dirigentes del Estado también, porque supuestamente han apoyado crímenes. 13. El Estado debe garantizar

referencia para evaluar cuáles son los resultados razonables, lo que es un resultado aceptable y qué partes externas podrían contribuir a la consecución de estos últimos. La rebeldía comunista del abogado, los honorarios pagados por Noruega país garante con lo que refleja su parcialidad, le construyen la credibilidad ante las Farc y sustituyen la experiencia inhumana del terrorismo, las obligaciones éticas del estado, por el campo de las definiciones académica, los trucos publicitarios para construir un guión y su pretensión de legitimidad racional. Esa argumentación será enfrentada por Manuel José Cepeda, Juan Carlos Henao, constitucionalistas, y Doug Cassel, especialista internacional en derechos humanos, pero demandante contra el Estado colombiano en el caso de la masacre de Santo Domingo, en busca de una fórmula judicial para las Farc. ¿Dónde queda entonces la opinión pública nacional sobre la realidad del terrorismo que sería el primer impedimento ético para buscarles fórmulas salvadoras a esos señores? La pregunta anterior es una preocupación moral que no será contestada porque el terrorismo no es solamente un síndrome de enfermedad mental, sino para los de las Farc un método ilegítimo y antiético de influencia social y política cuya efectividad se basa en la permitida interacción personal o colectiva con el Estado y la opinión pública. ¿Además de los dilemas anteriores qué retos sicológicos y morales confrontan los negociadores del gobierno como aspectos del nudo gordiano? a. La despersonalización. Los de las Farc se perciben como miembros intercambiables de una organización, lo que los motiva a dar preferencia a los intereses y objetivos de largo plazo. El ‘baño de sangre’, una

sensibilidad muy personal basada en la compasión no puede competir con la despersonalización de un sentir colectivo que avala el odio de clase como medio legítimo de lucha política. Por otra parte, los representantes del gobierno tienen identidad partidista o personal con el presidente de turno. La autoridad moral de su sensibilidad compasiva frente a un terrorismo colectivista despersonalizado está en desventaja. b. La cohesión social. La identidad colectiva compartida por los miembros de las Farc promueve relaciones positivas entre ellos, lo que aumenta la cohesión intergrupal y la cooperación para el terrorismo. Sin embargo, el dinero del narcotráfico es un elemento desestabilizador y corruptor. Nosotros peleamos a nombre de los partidos. La unidad nacional es un mito. Otra desventaja equilibrada. c. Conformidad y obediencia. A mayor identificación con la organización terrorista, mayor identificación con las normas que rigen la conducta de sus miembros. Por lo tanto, la obediencia / desobediencia confrontadas con las costumbres de una sociedad democrática, pueden constituir un arma de doble filo contra las Farc, sobre todo con el castigo de fusilamiento ante la desobediencia fariana. Una oportunidad para la inteligencia militar si se la dejara actuar. d. Una visión bipolar del mundo. La identificación profunda de los miembros más viejos con las Farc debido al lavado de cerebro de muchos años los ha llevado a desarrollar prejuicios negativos insuperables sobre la gente diferente a ellos, la burguesía en general. El mundo se divide entre farianos y burgueses. La responsabilidad de los problemas y las injusticias sufridas por la comunidad que dicen representar, se le atribuye a la burguesía quien así se con-

vierte en el permanente chivo expiatorio que se puede sacrificar sin ningún remordimiento. Como es una mentalidad del siglo 19, ignoran las interacciones de los sistemas que incluyen la autorregulación o corrección. Una desventaja fariana que solo ha sido atacada con insultos, no con pedagogía. e. Entonces el odio al burgués, automáticamente dispara la respuesta de ofensa moral ¿Cómo razonar con esa persona? La deshumanización del burgués justifica el terrorismo, se mata a un perro, no a una persona. Las supuestas consecuencias pacíficas de un supuesto nuevo mundo llamado socialismo, justifican el baño de sangre de la revolución o el engaño. Por eso las Farc dicen, sin mosquearse, que quieren el poder. Su posición ilógica no ha sido confrontada públicamente con argumentos racionales e históricos. En medio de este escenario fariano, Santiago despliega, la típica estrategia política comunista de confundir y descalificar al oponente, en este caso, el Estado colombiano como terrorista, lo cual será desmentido, no se aceptará. Se pasaría entonces a la discusión de caso por caso, desde lo legal; una opción que tomaría muchos años y que por la premura del tiempo de Santos se descartaría. ¿Qué pasará entonces con los actos cometidos contra civiles inocentes y desarmados como la más obvia definición de actuaciones terroristas? Quedará en el aire. Así se construye la impunidad con nombre diferente y se abre el sendero para imputar y dañar a quien se oponga a ciertos planes geopolíticos que involucran a las Farc como tonto útil que no puede ir a la cárcel. Ese es el nudo gordiano armado por las Farc y Santiago como estrategia para alejarnos de los hechos como lo expuso Demóstenes hace 2.358 años.

julio. En ambos infortunios numerosos uniformados perdieron sus vidas, lo que obviamente conmocionó, en pleno cese unilateral del fuego por parte de las Farc, a la opinión pública. En el caso del avión, el Gobierno culpó a las condiciones meteorológicas adversas, sin que ello resultara claro en los vídeos que registraron la impresionante caída del avión. En el caso del helicóptero, se habló primero de fallas técnicas, para después atribuir el accidente a la nebulosidad reinante en el área, al tiempo que el comandante de la Policía afirmaba que no se podía descartar ninguna hipótesis. Y para alimentar las dudas, aparecieron, por una parte, una grabación en la que se habla de un impacto de tatuco y, por la otra, un parte médico

que registra una herida de bala en la humanidad de uno de los uniformados sobrevivientes. Esos acontecimientos son graves y no pueden explicarse con mentises o contradicciones. Bien haría el Gobierno en investigar juiciosamente estos hechos en vez de expresarse agresivamente por medio de sus voceros oficiales y oficiosos. Con ello genera mayor escepticismo en una negociación marcada por la incredulidad de la opinión. La verdad tiene que saberse para consuelo de las víctimas, sosiego del ciudadano y credibilidad del proceso de paz. Lo que sería intolerable a estas alturas es que a la ya desgastada confidencialidad de los diálogos habaneros se agregaran omisiones a la verdad, o verdades a medias, para ocultar

acciones repudiables de una guerrilla con un largo pasado de incumplimientos a su palabra. El Gobierno debe actuar prontamente y, con la verdad de lo sucedido, determinar el destino de una negociación que no puede continuar desarrollándose en medio de concesiones uni-

laterales sucesivas y rodeadas de la creciente prevención de los colombianos. El enemigo de la paz no son sus críticos, sino la mañosa parsimonia de una contraparte que pretende llevar al Gobierno a firmar una paz bajo el alero de sus condiciones.

FOTO: imerociti

Dos accidentes aéreos de naves de la Fuerza Aérea y de la Policía, ocurridos con dos días de intervalo, han desatado una aguda controversia que podría impactar el proceso de paz de La Habana. Diversas y disímiles versiones de los hechos, ofrecidas por representantes del Gobierno y la Policía en relación con la causa de la caída, el martes pasado, de un helicóptero Black Hawk, han despertado recelo y sospecha sobre la verdadera causa de su percance, que ahora se extienden al siniestro del avión de la Fuerza Aérea sucedido el viernes 31 de

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que no habrá repetición de los crímenes cometidos por las Farc. (Los crímenes de las Farc los pueden intentar cometer otros actores para lo que existen dos tipos de control: el control interno del fuero ético de cada quien y el probable control externo sujeto a que la autoridad esté en el momento justo, en el sitio adecuado y con los elementos necesarios para evitar el delito. Como se ve es otra falacia del ‘deber ser’, inadmisible por la imposibilidad de un cumplimiento absoluto, pero sí probable.) 14. Amenaza final para Uribe de parte de Enrique Santiago Romero mediante un supuesto ‘dossier’ armado con verdades a medias, mentiras, sin ninguna fuente primaria de prueba, con aseveraciones ya desvirtuadas, que viene recopilando desde el 2011 y con el que se ganó la credibilidad y el contrato de las Farc. Con ese ‘material’ puede dañar la imagen del ex presidente como lo intentan todos sus enemigos, pero si alguien revisara a fondo las pretendidas acusaciones se encontraría con un laberinto parecido al nudo gordiano que no merecería una segunda lectura de parte de quien esté bien informado. ¿Por qué escogí el nudo gordiano como un ejemplo de análisis en relación con los diálogos habaneros y los planteamientos espurios de Enrique Santiago? Porque han creado una crisis aparentemente insoluble para favorecer a las Farc. Las crisis no son propicias para el pensamiento crítico a largo plazo, sobre todo cuando hay un apremio de parte del gobernante. Y son peligrosas cuando un conflicto involucra múltiples partes de variadas tonalidades – algunas con lealtades mixtas. Tenemos que conseguir una comprensión intelectual sobre los principales ingredientes de la situación actual que al menos ofrezca algunas guías de

Infortunios aéreos Autor: Mario González Vargas Publicado en: El Nuevo Siglo Fecha: 11 de agosto de 2015 www.elnuevosiglo.com.co

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¿Qué pasa con las naves militares? Autor: Editorial Publicado en: El Colombiano Fecha: 6 de agosto de 2015 www.elcolombiano.com

En las actuales circunstancias, con tantas víctimas militares de por medio, sería inconcebible que un gobierno asumiera el riesgo de no decir la verdad sobre las causas de los accidentes aéreos. Dos accidentes de aeronaves militares en menos de una semana, con un saldo trágico de 27 uniformados muertos, no solo activan todas las alarmas en las Fuerzas Armadas sino que justifican las múltiples preguntas que sobre ambos siniestros se hace la opinión pública. El viernes de la semana pasada un avión de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) se estrelló en el municipio de Codazzi, Cesar,

y murieron sus 11 ocupantes. Horas después de confirmado el accidente, la FAC lo atribuyó a un problema de uno de los motores del avión Casa, de fabricación española, fallo que el piloto habría alcanzado a reportar a su base. El pasado martes, en Urabá, un helicóptero Blackhawk de la Policía Nacional, que transportaba 18 comandos jungla que participaban en la Operación Agamenón contra el clan narco de los Úsuga, se estrelló. 16 de los policías murieron y dos, de forma milagrosa por el tipo de impacto, sobrevivieron y están muy graves. El pasado 10 de mayo, también un Blackhawk del Ejército Nacional se estrelló en La Uribe, Meta. Fallecieron cuatro militares y, al igual que el de Urabá, se atribuyó al mal tiempo. Según datos ofrecidos ayer

por el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, las operaciones aéreas de las Fuerzas Armadas, al día, son entre 280 y 300. Hay que tener en cuenta que el aeropuerto El Dorado tiene 600 operaciones al día. Es decir, la actividad aérea de las FF.AA es intensa. Y sujeta a riesgos extremos, derivados de una geografía agreste y en muchos sitios impenetrables, una climatología cambiante, unas posibles fallas en el mantenimiento de las aeronaves pero, ante todo, por el propio ataque de los grupos criminales (guerrilleros, narcos, bacrim) a los que las Fuerzas Armadas combaten y que para aquellos es un trofeo poder derribar. El Blackhawk de la Policía estaba en desarrollo de un gran operativo, en una zona con presencia de Farc y bacrim. Y de allí que una de las primeras

preguntas, pertinente y merecedora de respuestas claras, es si se trataba de un derribamiento. Un testimonio recibido en un medio informativo de la televisión nacional así lo indicó en un primer momento. El mismo día del accidente, el Ministro de Defensa descartó que se tratara de un ataque desde tierra. Ayer, el Presidente de la República insistió en desvincular del accidente a la guerrilla, y el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, también calificó el hecho como un accidente. A pesar de la insistencia oficial, hay voces que los controvierten. Y que el Gobierno no pueda transmitir credibilidad nos parece francamente lamentable. Porque aparte del triste espectáculo de la manipulación política y electorera, es difícil concebir que el Gobierno estuviera dispuesto a someterse a

las gravísimas consecuencias que tendría ocultar información al pueblo colombiano sobre estos accidentes. Las operaciones aéreas de las Fuerzas Armadas deben desarrollarse bajo las más óptimas condiciones técnicas. De los propios aparatos, y de la cualificación de sus pilotos. Estos han demostrado pericia en sus maniobras y heroísmo sin límites. El Estado debe garantizarles el mantenimiento de las aeronaves y la instalación de todos los equipos necesarios para precaver riesgos hasta donde sea tecnológicamente posible. A la amenaza diaria de una guerrilla despiadada, de unos narcos y unas bacrim dispuestos a cualquier cosa, no se les puede añadir a nuestros uniformados el peso de tener que desarrollar su misión en condiciones precarias.

Si en la frontera con el Ecuador las Farc administran una retaguardia logística consolidada, en el Catatumbo están desarrollando su primer territorio autonómico. Allí, confluyen abandono estatal, petróleo, narcotráfico, descuido estratégico del gobierno de turno disfrazado de prudencia y un país vecino que acoge y narcotrafica con los terroristas. Este límite colombo–venezolano, considerado el séptimo infierno fronterizo del mundo, es un reto territorial dificultoso desde 1883. Las Farc ya tienen ahí una fortaleza política bien estruc-

turada, una narcoeconomía vigorosa y las Zonas de Reserva Campesina le darán la autonomía administrativa que complementarán con la expulsión de la fuerza pública, siguiendo el ejemplo del laboratorio del Cauca y sus líderes agrarios cooptados por los cabecillas de La Habana. Si este gobierno continúa con sus vacilaciones, veremos en el Catatumbo un microestado marxista-leninista, comunista, a pocas horas de Bogotá por carretera. En el momento en que el Estado decida algún día, en otro gobierno, hacer legítima

tivos”, precisamente en esa zona fronteriza. Asegurados territorios en las fronteras con Venezuela y Ecuador, un pie en el corazón del país, en su cuna histórica, ¿Huila-Tolima? será un asunto de corto tiempo. Una vez allí, las Farc se pueden concentrar en diseñar un avance territorial hacia el poder capitalino. Claro que el desbarajuste socio político y económico y la tragedia en ciernes de Venezuela, la creciente perturbación social en Ecuador, el rechazo de la mayoría de colombianos a los cínicos bárbaros y el turbión del narcotráfico, podrían darle un vuelco o viraje a todo este derrotero. Las ambiciones territoriales de las Farc son explícitas, serias y bien planeadas. No tienen garantía de éxito, sin embargo.

ocurrió porque se congelaron algunas partes del avión, lo que unido a cambios estructurales que se habían hecho en la aeronave entre 2013 y 2014, hizo que perdiera aerodinámica y altura y ganara velocidad. La tripulación perdió control y el exceso de velocidad generó que las alas y la cola se desprendieran del fuselaje. Entró en caída libre. Las preguntas vienen sobre las modificaciones. Los Casa son aviones de transporte. Tres, entre ellos el que cayó, fueron alterados para convertirlos en aeronaves de guerra electrónica. EADS Casa, la compañía que los construyó, nunca aceptó ni avaló los cambios, aunque le insistieron en ello. Los cambios los realizó IAI, la misma que hizo las modificaciones de los Kfir, que por cierto, también vienen cayéndose a manotadas desde 2012. Desde

el 31 de diciembre pasado, los expertos pilotos de las FAC se han negado a montar en los Kfir. Ahora cae un Casa modificado. Y en Palacio están empeñados en comprar F16 de los ochenta, también a IAI. Parece absolutamente indispensable hacer un alto, revisar por expertos independientes los aviones modificados, y tomar decisiones de fondo. No debería morir ni un piloto ni un tripulante más de la FAC por cuenta de esos cambios, si es que son la causa final de tantos accidentes. Lo ocurrido con el Black Hawk de la Policía, con dieciséis muertos, parece completamente distinto. Para empezar porque las versiones nacieron de la propia institución. Uno de sus miembros informó que “parece ser que los impactaron por debajo, pero no balas, sino como un tatuco o algo”. El audio circuló rápidamente, apenas minutos después de que cayera el helicóptero entre Chigorodó y Carepa, en una operación con-

soberanía en esa región, va a enfrentar no solamente una masa campesina organizada y dirigida por los terroristas, dedicada al cultivo de coca y producción de cocaína, sino una red de cohetes antiaéreos rusos Strela 2M que harán dolorosa la retoma de esa republiqueta embozada. Si el PSUB subsiste en el poder después de diciembre, pues Venezuela intervendría con la excusa de proteger su frontera y de paso el “drogaducto” actual. Si una brisa de democracia se asoma en el país hermano, los extremistas chavistas encontrarán en las montañas de Zulia un buen refugio y en los llanos del Apure narcorrecursos suficientes para defender la revolución chavista con el apoyo de las Farc, quienes junto con Cuba, han entrenado sus “colec-

Catatumbo autonómico Autor: John Marulanda Publicado en: El Colombiano Fecha: 6 de agosto de 2015 www.elcolombiano.com

Un simple ejercicio de geopolítica proyectiva -territorio, historia, recursos y voluntad humana- parece indicar que los elementos de una balcanización del país se están dando: geografía diferenciada, un Estado débil, desigualdad social, impunidad rampante, crisis económica en desarrollo y una nomenclatura estaliniana armada que no ceja en su empeño por la toma del poder.

¿Quién especula? Autor: Rafael Nieto Loaiza Publicado en: El Colombiano Fecha: 9 de agosto de 2015 www.elcolombiano.com

“No me explico por qué cada vez que nos acercamos a la paz, hay quienes se llenan de ira y utilizan armas como la mentira para desacreditar el proceso… acuden a acusaciones malévolas”, dijo el presidente sobre quienes dudan sobre las versiones oficiales acerca de las recientes caídas de aviones y helicópteros de la Fuerza Pública. Más allá de que Santos se niegue a “desescalar” el lenguaje frente a sus críticos, ¿las “acusaciones son malévolas” y buscan “desacreditar el proceso”? Sobre el avión Casa que se estrellara y dejara once muertos, no hay datos que permitan pensar que fue resultado de un ataque. Todo indica que la caída

tra el clan de los Úsuga. Aunque desde el Gobierno sostuvieron que era falso, la Policía ya confirmó que el audio es real. En cualquier caso, la versión debería ser investigada y no desechada por razones políticas. Pero el Gobierno hizo otra cosa y solo contribuyó a las especulaciones. Apenas unas horas después, algunas “fuentes” gubernamentales reaccionaron al audio sosteniendo que se había presentado “una falla mecánica que precipitó un aterrizaje de emergencia sobre una zona boscosa y de difícil acceso”. Un poco más tarde, mientras que el director de la Policía decía que “por ahora todo es especulativo”, el Ministro de Defensa sostuvo que la aeronave se habría accidentado a alta velocidad contra una ladera porque habría “nubes bajas y generalizadas”. El culpable sería el mal tiempo. Pero los pilotos de la Policía están acostumbrados a vuelos nocturnos y sin visibilidad. Y los Black Hawk

están equipados con toda clase de radares y equipos para volar solo por instrumentos y en el peor de los climas. Sin embargo, esa misma noche, Santos no tuvo ningún problema en afirmar, que “ya está comprobado que sufrió un accidente, no hubo ningún tipo de ataque de un grupo guerrillero ni banda criminal”. Villegas sostiene que “es un abuso con la Nación dar por hecho algo que es una especulación”. Cierto. Pero, ¿quién abusa aquí? ¿Quiénes con base en un audio y con los datos técnicos de los helicópteros, creen que puede haber sido derribado desde tierra? ¿O el presidente que sin más descarta tal ataque? El problema para establecer la verdad no estaría en los críticos, sino en el afán gubernamental de descartar el derribamiento porque le enredaría mucho el proceso. En esa área están aliados, para operaciones de narcotráfico, las Farc y los Úsuga.


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Mientras abundan las iniciativas para facilitar la reinserción de los seis mil y pico guerrilleros que quedarían sin oficio, son pocas las propuestas encaminadas a ayudar a los 500.000 militares y policías activos, a los 110.000 retirados y a los 13.500 pensionados por invalidez, a adaptarse a la Colombia del posconflicto.

El honor militar Autor: Alfonso Cuéllar Publicado en: revista Semana Fecha: 8 de agosto de 2015 www.semana.com/opinion

El 27 de diciembre de 1991 las poderosas fuerzas armadas estadounidenses amanecieron sin su enemigo de cuatro décadas. El día anterior se había anunciado la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Con un plumazo desapareció el “imperio de mal”, el país que motivó la mayor carrera armamentista en la historia de Estados Unidos. Centenares de miles de generales, coroneles, mayores, tenientes, sargentos y soldados fueron educados con un objetivo único, preciso y esencial: derrotar a la Unión Soviética, considerada una amenaza existencial al American Way of Life. Era una misión sin tapujos. Y de un momento otro, todo cam-

bió. Si en 1989, en el documento anual de la Casa Blanca sobre la estrategia de seguridad nacional, la URSS seguía siendo “la amenaza más significativa a los intereses de Estados Unidos”, en la versión de 1993, la meta de la política exterior era establecer una “relación de cooperación creciente». La zozobra de los militares fue inmensa; más aún cuando en los siguientes años bajo el pretexto de cosechar el “dividendo de la paz”, se redujeron los recursos del sector defensa. El mensaje de la sociedad norteamericana fue equívoco, en parte porque a diferencia de otras guerras, no hubo un desfile triunfal ni una ceremonia de rendición. Lo único cierto es que su raison d’etre quedó en entredicho. Para las fuerzas militares de Colombia, las Farc son su Unión Soviética. Desde el primer

día, los soldados e incluso los policías son instruidos en que las guerrillas comunistas son un peligro para la supervivencia de la patria. Las han combatido a un altísimo costo. Miles de sus compañeros y amigos del alma han perdido la vida, piernas, brazos y ojos defendiendo a la sociedad. Gracias a su valentía y heroísmo evitamos convertirnos en la Corea del Norte del hemisferio (las Farc son de corte estalinista). Gracias a ellos se venció a ese grupo armado ilegal, cuyo sueño de una entrada triunfal a Bogotá- a lo Fidel Castro- es igual de real que los gigantes que combatía Don Quijote. Sin embargo, este triunfo en el campo de batalla del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía es hoy agridulce para muchos de sus miembros. Si bien siempre se ha hablado de que el fin del conflicto pasaría

por una mesa de negociación, al acercarse el desenlace definitivo ha salido a relucir una preocupación trascendental para el estamento militar: y ahora, ¿qué? Gran parte de la discusión sobre el impacto de un acuerdo de paz en las fuerzas militares se ha concentrado en el asunto de la justicia y sobre si es justo - perdone la redundancia- que se les equipare con los guerrilleros. Es un enfoque muy limitado. Se subestiman las consecuencias sobre el diario vivir de nuestra fuerza pública. Su rol en la sociedad va sufrir un cambio. Hoy, por el conflicto armado, comandantes de brigadas y batallones ejercen una posición distinguida y de liderazgo dentro de la población. Muchas veces, incluso superior a los alcaldes y obispos. Sin la pesadilla de las Farc, no será la misma relación ni tampoco igual la responsabilidad. No es un aspecto insignificante. La lucha contra-insurgente era su norte. Ahora, tendrán que aceptar y desempeñar un nuevo

papel en Colombia. Mientras abundan las iniciativas para facilitar la reinserción de los seis mil y pico guerrilleros que quedarían sin oficio, son pocas las propuestas encaminadas a ayudar a los 500.000 militares y policías activos, a los 110.000 retirados y a los 13.500 pensionados por invalidez, a adaptarse a la Colombia del posconflicto. Como cuota inicial, deberíamos tratarlos con respeto y gratitud, y rendirles los honores que se merecen. A diferencia de la inmensa mayoría de nosotros, ellos sí conocen los lugares más recónditos de nuestro país, donde fueron el único representante del Estado por muchos años. En otros países es usual ver gestos de reconocimiento a la tropa, desde aplausos espontáneos hasta descuentos en aerolíneas y almacenes. Si de verdad la paz está tan cerca como dicen algunos, prioricemos el bienestar de los hombres y mujeres que nos llevaron a este punto. Es lo mínimo.


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¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc? Por primera vez Enrique Santiago, el principal asesor jurídico de las Farc, revela qué acepta y qué no acepta esa guerrilla en materia de justicia. Publicado en: Revista Semana Fecha: 25 de julio de 2015 www.semana.com/nacion

A Enrique Santiago se le conoce en España de dos maneras. Una como dirigente político del Partido Comunista y de Izquierda Unida, y otra como abogado del pueblo en causas tan sonadas como el caso Bárcenas, y en litigios de derechos humanos, algunos de ellos al lado de Baltasar Garzón. Desde hace un año se convirtió en el asesor jurídico de las Farc para la Mesa de Conversaciones de La Habana, por invitación y auspicio del gobierno noruego. Actualmente hace parte de la subcomisión jurídica, junto al reconocido político conservador Álvaro Leyva y al abogado defensor de derechos humanos Diego Martínez. Su visión de la justicia transicional y los dilemas que se tratan de resolver en Cuba permite ver qué tanto castigo está dispuesta a aceptar la guerrilla, y cuáles fórmulas de acuerdo hay en discusión. Semana: ¿Entienden las Farc que hoy los procesos de paz requieren una dosis de justicia? Enrique Santiago: Las Farc entienden perfectamente el derecho internacional. Prueba de ello es que se han aprobado medidas concretas como la Comisión de Verdad, con estándares muy altos. Semana: ¿Aceptan que podrían ir a un tribunal? E.S.: Si este proceso de paz se plantea como el escenario para juzgar a una de las partes, por supuesto que lo van a rechazar. Esa no es una alternativa porque esto no es una derrota ni una rendición. Semana: Habrá alguna dosis de impunidad… E.S.: En Colombia hay impunidad pero no son las Farc las que han disfrutado de ella. Ese es un gran equívoco. Según el informe preliminar de la Corte Penal Internacional, el Estado colombiano ha perseguido a las guerrillas. Son miles de guerrilleros condenados, miles de encarcelados, miles de abatidos. Semana: ¿Entonces dónde está la impunidad? ¿En las Fuerzas Armadas? E.S.: Tampoco. En casos como los falsos positivos se está avanzando, hay multitud de militares detenidos, por supuesto más tropa que altos oficiales pero no hay absoluta impunidad. Los grandes nichos de impunidad están en los

instigadores del paramilitarismo, por un lado, y los grupos políticos que están detrás de las actuaciones del Estado, por el otro. Semana: Explíquese. E.S.: ¿Dónde acaba la cadena de mando del Estado en una dictadura? A lo mejor en el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. Pero en una democracia acaba en el palacio presidencial y en el consejo de ministros, y eso está plenamente establecido por la jurisprudencia internacional. Semana: ¿Es decir que las Farc quieren que ministros y presidentes se sienten en el banquillo? E.S.: Desde el punto de vista jurídico, los máximos responsables de los crímenes cometidos durante el conflicto no son únicamente quienes han empuñado las armas. Está claro quiénes son los máximos responsables de la insurgencia. Pero ¿quiénes son los máximos responsables del Estado? Para la justicia internacional no hay inmunidad de ningún cargo político. Semana: ¿Quién establece quiénes son estos máximos responsables? E.S.: Lo tenía que haber establecido la Fiscalía. Pero no lo ha hecho. ¿Cómo es posible que haya solo una sentencia, una, sobre financiación del paramilitarismo? En un país donde ganaderos, gremios y empresarios han instigado, organizado, financiado el paramilitarismo para cometer crímenes de lesa humanidad. Semana: ¿La Fiscalía no ha hecho su parte? E.S.: La Fiscalía creó una unidad de contexto sobre los delitos de las Farc y tiene documentados más de 50.000 crímenes y hay 800 funcionarios trabajando en eso. Pero la propia Fiscalía reconoce que no hay una unidad de contexto para los casos de crímenes de Estado ni del paramilitarismo. ¿No es eso un trabajo unidireccional? Semana: Bueno, pero ha habido todo un proceso de Justicia y Paz… E.S.: Del que apenas hay 33 sentencias a pesar de que hubo 37.000 desmovilizados. Y esas sentencias afectan exclusivamente a combatientes. Eso es un engaño. Semana: ¿Aspiran las Farc a

una amnistía? E.S.: Las Farc no están pidiendo una amnistía general, pero sí una amnistía amplia para los delitos políticos y conexos, que se definirán en su momento. Ahora, todos en La Habana son muy conscientes de que los crímenes internacionales no están cubiertos por ninguna amnistía. Y que se necesita un mecanismo extrajudicial que garantice la verdad sobre estos hechos, y que se impongan sanciones con contenido reparador y restaurador. Eso tiene efecto de cosa juzgada en cualquier sistema jurídico. Semana: ¿Para esos delitos fue que se creó el Marco Jurídico para la Paz? E.S.: Creo que las Farc nunca aceptarán ese marco porque a pesar de que fue pensado con buena intención tiene dos problemas: el primero es que lo creó de manera unilateral una de la partes, sin contar con la otra. Y el segundo, más grave, es que inhabilita para participar en política a quienes resulten condenados por crímenes de lesa humanidad o de graves de guerra. Cuando los miembros de una organización como las Farc han pasado 50 años en armas y deciden abandonarlas, lo único que no se les puede prohibir es que participen en política. Eso no tiene ningún sentido ni está contemplado en el derecho internacional. Semana: Y eso afecta directamente al secretariado de las Farc… E.S.: Póngase en los zapatos de los nueve comandantes guerrilleros si quedan excluidos de la participación en política. Eso es

una mala estrategia, un error, y un obstáculo muy serio que el Estado tendrá que resolver. Semana: ¿Cuál sería entonces el modelo de justicia en versión de las Farc? E.S.: La insurgencia entiende que el Estado debe cumplir con su obligación de investigar y esclarecer; de perseguir y sancionar. El asunto es que hay muchas formas de cumplir con estas obligaciones. La Constitución colombiana establece en su Artículo 66 transitorio, un instrumento extrajudicial de investigación y sanción. En derecho, cuando la sanción se cumple, se extingue la responsabilidad penal. Semana: ¿Cómo sería ese mecanismo extrajudicial? E.S.: Hay que diseñarlo. Pero puede ser una sala dentro de la Comisión de la Verdad, o por fuera de ella, donde a cambio de una verdad completa, exhaustiva y detallada se acuerden sanciones que reparen y restituyan a las víctimas. Y habrá que crear un tribunal de cierre que ratifique las sanciones que se impongan desde esta instancia extrajudicial. Este tribunal también tendrá que juzgar a quienes no quieran ofrecer verdad completa y exhaustiva, e imponerles las penas que el sistema ordinario establezca. Semana: ¿Qué tipo de penas tendrían entonces los máximos responsables? E.S.: Penas alternativas para quienes estén dispuestos a dar verdad, no dar repetición y a reparar. Semana: Pero la fiscal de la Corte Penal Internacional dijo que algo de privación de la libertad debe haber… E.S.: Si el Estado cumple su obligación de justicia, no hay ninguna norma en el derecho penal internacional que diga que deba haber privación de la libertad. Creer que la única sanción que equilibra el daño causado es la cárcel, es un concepto medieval. Semana: El Presidente, el Procurador, los ministros y hasta el Fiscal coinciden con la idea de que haya algo de privación de la libertad… E.S.: Si alguna autoridad del país cree que debe haber pena de prisión, me imagino que lo

estará pensando para todo el mundo y no solo para las Farc. Por tanto tendrán que dirigirse a aquellos a los que la justicia no ha perseguido. Semana: En la Colombia de hoy no es viable que un presidente termine en un tribunal junto a las Farc. E.S.: Esa ya es una consideración política y lo mío es lo jurídico, y en ese terreno está claro que la cúspide de la cadena de mando alcanza a ministros, presidentes y a toda la cadena política. Semana: ¿Lo que quieren las Farc es un trato simétrico con el Estado? E.S.: Las Farc no buscan una simetría absoluta. No están diciendo que si ‘Timochenko’ va a la cárcel, Santos vaya también. Están diciendo que si los máximos responsables de la guerrilla van a la cárcel, los del Estado también deben ir. Buscan más equilibrio y equidad en la resolución del conflicto. Porque la insurgencia no es la más responsable de los crímenes de este país, ni de lejos. Semana: ¿Tendremos acuerdo sobre justicia en cuatro meses? E.S.: Perfectamente puede estar cerrado en cuatro meses siempre y cuando no haya posiciones maximalistas como que unos van a la cárcel y los otros no. Si la posición es todos vamos a la cárcel, las Farc no tendrán problema. Semana: Pero la sociedad colombiana es maximalista… E.S.: La sociedad colombiana lo que está demandando es que no haya impunidad. El Estado debe cumplir su obligación de investigar, perseguir y sancionar, y sobre eso ya hay acuerdo. Ahora, el Estado tiene que garantizar que no va a haber repetición de esos hechos. Semana: El expresidente Uribe, como jefe de la oposición, tampoco dejaría pasar una fórmula de cero cárcel… E.S.: De todos los presidentes, Uribe es el que debería estar más preocupado de que este modelo de verdad salga adelante. Insiste mucho en la prisión pero él es el que tiene más papeletas. En España tiene un proceso penal abierto y en condición de imputado.


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El Ejército de ayer, de hoy y de siempre Autor: Gustavo Hernández López Publicado en: El Informador Fecha: 11 de agosto de 2015 www.elinformador.com.co

El 7 de agosto en ceremonia que tuvo lugar en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, se conmemoró como de costumbre en la forma más solemne, un aniversario más de la creación del Ejército Nacional. El Ejército ha sido, es y seguirá siendo la Institución más querida por los colombianos, por cuanto ha llegado a su alma, se ha compenetrado hasta con los villorrios más alejados, pues el Estado llega allí únicamente por conducto de esta institución armada. De ahí que haya logrado por su misma misión el respeto, el cariño y en cierto modo la veneración de sus compatriotas. El Ejército es el sentimiento hondo de ser colombiano, es el querer con su corazón su nación, es defenderla por ende con ahínco. Es sentir las necesidades de un pueblo, es entregarse por una causa noble, es vivir intensamente sus símbolos, himnos y lemas; que son los que unen, crean la mística y el fervor patriótico. Los rigores del cansancio, los sacrificios normales del quehacer cotidiano, el dejar su familia, las diversiones, el no poder estar con sus Padres, hermanos y familiares en sus fiestas y celebraciones, son situaciones y particularidades que le causan al soldado tristeza y nostalgia momentánea. Todo ello se su-

pera al darse cuenta de la grandeza y nobleza de su labor. Pero dada su alta concepción de la responsabilidad y el amor por su Patria, el soldado continúa su marcha en la selva, en los ríos, en las montañas, cumpliendo con su deber, exponiendo su existencia en aras de garantizar la vida, honra y bienes de sus conciudadanos. Por las razones expuestas anteriormente es el uniformado de camuflado, quién vibra con todo aquello que tiene que ver con Colombia, se enorgullece en portar su indumentaria militar y cumple con ganas y alegría su tarea de soldado. Esta última aseveración es filosóficamente profunda, en cuanto que significa que el soldado se apasiona y ama lo que hace, es decir es feliz y se le refleja en su rostro. Se identifica en consecuencia con la frase de Jean Paul Sartre, quien expresó lo siguiente: “La felicidad no es hacer lo que uno quiere hacer, sino querer lo que uno hace”. Esa es la razón de ser de la frase de nuestro Libertador Simón Bolívar cuando afirma “ser soldado es la mayor de las glorias”, expresión plasmada en la oración Patria, que todos los días se reza en los cuarteles, con especial devoción. Es un grito que sale del corazón, siendo la demostración real y evidente del orgullo de ser: soldado del

ejército de Colombia. El soldado, no importa el grado, sea raso, suboficial, oficial subalterno, superior o de alta graduación, posee una cualidad propia y singular, que solamente la aprecia y sopesa en su justa medida quien ha estado bajo banderas. Se trata de la actitud permanente de servir a sus conciudadanos, cualquiera que sea su raza, condición social, política o religiosa. Ese es su objetivo: prestar con resignación, empeño, valor, y compromiso el servicio a sus compatriotas. El Ejército está conectado con los campesinos. Ellos saben y están seguros de que los acompaña y los defiende de toda clase de malhechores. También con frecuencia les colabora e instruye en sus faenas agrícolas. Por eso

mismo el campesinado cree en su Ejército y le manifiesta su agradecimiento con deferencia y afecto a lo largo y ancho del territorio nacional. El actual Comandante del Ejército es el general Alberto Mejía Ferrer, recientemente nombrado. Se trata de un pundonoroso oficial con brillantes ejecutorias, tradición militar, trayectoria importante, liderazgo auténtico y capacidad manifiesta. Tengo la certeza de que no será inferior a esa enorme responsabilidad. Los derroteros de sus ancestros y de los héroes quienes nos legaron la libertad y la independencia le servirán de guía con miras a continuar en la defensa de nuestra soberanía, de nuestro territorio, de nuestro Estado de derecho y de nuestra

La suspensión del Derecho El mensaje de que el Derecho no puede ser un obstáculo para la paz es recibido con tanto regocijo por la guerrilla como desconcierto por los ciudadanos no violentos. Autor: Editorial Publicado en: El Colombiano Fecha: 17 de agosto de 2015 www.elcolombiano.com

En el Encuentro de la Justicia Ordinaria que se realizó la semana pasada, organizado por la Corte Suprema de Justicia, el presidente de esa corporación, José Leonidas Bustos, hablando, según dijo, en nombre de toda la Rama Judicial, ofreció su apoyo incondicional al gobierno para lograr sus propósitos de paz. Los propósitos de paz deben contar con el mayor apoyo posible. Y ese apoyo será tanto más unánime cuanta mayor justicia garantice, cuanta mayor aplicación de las normas del Estado de Derecho cumpla,

cuanto mayor respeto a millones de víctimas de graves delitos observe. Así que no es anómalo que la Rama Judicial quiera cooperar a la paz, como quieren hacerlo todas las personas de buena fe. Lo que sí es inoportuno es reiterar aquel desatino de que “el derecho no debe ser un obstáculo para la paz”. Y que lo diga y lo repita el presidente de la Corte Suprema de Justicia. Dicho mensaje tiene tres receptores principales. El primero, el gobierno, que debe tener la íntima satisfacción de pensar que no encontrará mayores obstáculos de control jurisdiccional en su camino de adecuar normativamente los acuerdos que vaya a suscribir con las Farc.

El segundo, la guerrilla misma, para quien desde la cúpula judicial se le reafirma su tesis de que el ordenamiento jurídico colombiano es solo un papel que puede rasgarse y tirarse, no aplicable cuando se trata de llevar a la práctica su discurso extremista. Y el tercero, la ciudadanía no violenta, no partícipe de cadenas delictivas ni perteneciente a grupos criminales, es decir, la abrumadora mayoría del pueblo colombiano. ¿Qué sentirá esa mayoría silenciosa? Que la ley solo le es aplicable a ella precisamente como actor pasivo, que no ejerce la violencia y que no tiene la capacidad para obligar al Estado, ni a sus gobiernos, a transar y a hacer de los códigos una ma-

teria maleable que aplica o no, según la capacidad de chantaje armado de la contraparte. Para la tesis defendida por el magistrado Bustos –repetimos, asumiendo expresamente la vocería de toda la Rama Judicial sin que haya sido contradicho por ninguna otra alta corte—, el mandato constitucional de la paz como derecho y deber basta por sí solo para levantar todos los demás límites impuestos por la legislación, límites que son los que garantizan la convivencia ciudadana. La incertidumbre queda instalada en el sentir colectivo. El derecho no será un obstáculo para la paz cuando la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia juzgue en última in-

carta magna. Que el Dios de los ejércitos lo ilumine en la conducción de su Fuerza. En esta conmemoración hago llegar a todos los soldados en actividad y de la reserva activa mis más sinceras y calurosas congratulaciones y mis mejores augurios para que en los años venideros se afiance el honor, la lealtad y las virtudes militares inherentes a los hombres de armas. En estos tiempos difíciles, de zozobra e incertidumbre frente al futuro inmediato, es oportuno y conveniente poner de presente aquello que reza y señala en su parte inicial la oración Patria: “Colombia patria mía, te llevo con amor en mi corazón creo en tu destino y espero verte siempre grande respetada y libre”.

stancia aquellos delitos que “ofenden la conciencia de la Humanidad”, perpetrados por quienes ya tomaron nota del mensaje. El ordenamiento no será un obstáculo cuando la Corte Constitucional estudie la adecuación de las reformas impuestas en los acuerdos de La Habana con la Constitución colombiana y con los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos. Y la ley no será un obstáculo para la paz cuando el Consejo de Estado aplique el máximo rigor de la responsabilidad patrimonial del Estado al obligarlo a asumir no solo los actos u omisiones de sus funcionarios, sino los actos criminales y terroristas de la guerrilla, librada de toda responsabilidad. Esa la asumirán los ciudadanos. La norma constitucional sobre los fines esenciales del Estado y su deber de aplicar el ordenamiento jurídico como garantía de convivencia parecen, desde hoy, suspendidos hasta la instauración de nuevos parámetros que aún no conocemos.


10 SEPARATA MEDIOS/ Agosto 2015

Gobierno y Unidad Nacional acuerdan Acto Legislativo para avanzar en acuerdos de paz Autor: Noticias Emitido en: lafm.com.co Fecha: 18 de agosto de 2015 www.lafm.com.co

Se radicará una Reforma Constitucional en el Congreso que incluya el mecanismo de refrendación e implementación de los acuerdos a los que se llegue en La Habana, Cuba. A eso de las 10 de la noche de este martes (18), terminó un encuentro que convocó en la Casa de Nariño el presidente Juan Manuel Santos, con los directores de los partidos de la Unidad Nacional y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Al término de la reunión, que había sido convocada para aclarar en qué consistía esa instancia legislativa o ‘congresito’, como una posibilidad para avanzar en la implementación de los acuerdos, los partidos de la Unidad Nacional revelaron que será radicado en el Congreso un Acto Legislativo o Reforma Constitucional que contenga no solo el mecanismo de implementación, sino tam-

bién de refrendación de los acuerdos de paz a los que llegue con las Farc, en Cuba. “Se acordó presentar un acto legislativo que contemple varios temas, como la participación en política, en cómo se deben ha-

cer los pactos, y en cómo se van a refrendar los acuerdos. En ese acto legislativo se incluiría la Alta Comisión Legislativa, como una de las posibilidades para implementar los acuerdos, que no reemplazaría al Congreso”,

anunció el senador de la U, Armando Benedetti. Mientras tanto, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, señaló que la reunión era para precisar por parte del presidente Santos, a los parti-

La carta de Iván Márquez que no convenció a los militares Foto: EFE

Autor: Nación Publicado en: revista Semana Fecha: 7 de agosto de 2015 www.semana.com/nacion

El jueves en la noche el brigadier general Jaime Ruiz, presidente de Acore, le respondió a ‘Iván Márquez’ con el título de la canción de Alejandro Fernández: “Te lo agradezco, pero no”. El militar, quien ha sido uno de los más duros críticos de las negociaciones, rechazó la invitación que ‘Iván Márquez’ le hizo para conversar sobre el tema de la justicia en La Habana. ‘Márquez’, que es uno de los líderes de las Farc en los diálogos, les había enviado a los militares en retiro, por intermedio del general Mora, una misiva bastante particular. El tono del escrito es profundo pero respetuoso. Comienza diciendo que tiene la intención de expresarles las medidas que son necesarias en materia de justicia para poner fin a un conflicto armado de más de 50 años. En el texto, el líder de las Farc compara a esa organización guerrillera con los comuneros y luego con el ejército libertador que liberó al pueblo “del en-

Esta es la carta que ‘Iván Márquez’, el plenipotenciario de las Farc, les envió a los militares en retiro.

tonces yugo opresor español”. En ese sentido, propone que sus actos sean tratados como crímenes políticos y como tal reciban amnistía. La carta también resuelve uno de los mayores disgustos que han tenido los militares sobre los debates sobre justicia que se hacen en La Habana. Las Fuerzas Armadas siempre han dicho que sienten que es un insulto que intenten igualarlos a

los grupos subversivos y por eso el presidente Santos aclaró que lo que se busca es cierta simetría. Márquez asegura que los dos bandos no pueden ser tratados con medidas “simétricas para todos los que nos hemos enfrentado a esta guerra. Puesto que cada beligerante disfruta de diferentes estatutos jurídicos”. Agrega que sin duda alguna de lo que todos deberían gozar es de “equidad, tratamiento equili-

brado y beneficios jurídicos proporcionales a la necesaria verdad que debemos ofrecer al país, a nuestra disposición para asumir responsabilidades y a nuestro compromiso con la reparación de las víctimas”. En tono vehemente el líder de las Farc afirma también el temor que comparten ambos lados de la guerra: que las conversaciones de paz terminen convertidos en un “proceso ju-

dos, cuáles son las necesidades que tiene el proceso de paz en materia de instrumentos para refrendar y para implementar los acuerdos de La Habana. “Quedó un consenso en que cualquier decisión que se tome deberá pasar necesariamente por el Congreso de la República. Hay un acuerdo en los partidos que debemos estar preparados para que, en una eventual firma, tener todos los instrumentos a la mano para garantizar los acuerdos de La Habana”, dijo Cristo. El jefe de la cartera política anunció que la reunión entre el Gobierno y los partidos avanzará en los próximos días, de la que saldrá una conclusión que indique cuál es el instrumento más adecuado para la implementación de los acuerdos que podría ser, como se ha dicho, el llamado ‘congresito’ o Comisión Legislativa; o también darle facultades especiales al presidente para que, por decreto, dé vida jurídica a los pactos de La Habana.

dicial contra las Farc o contra las Fuerzas Militares”. Aclara que en visión de ese grupo insurgente la naturaleza del proceso es política y por eso no se puede vincular a la exigencia de cárcel. ‘Iván Márquez’ coincide en algunos puntos con lo que expresó el asesor jurídico de las Farc, Enrique Santiago, en una reciente entrevista con Semana. El español asegura que los crímenes que ha cometido el Estado no pueden ser atribuibles únicamente a las Fuerzas Armadas pues la cadena de mando va mucho más arriba. ‘Márquez’ señala que esta se extiende “hasta la cúspide del poder político” sin que pueda gozar de ninguna inmunidad. Por eso, critica la aprobación del Fuero Penal Militar pues considera que es un instrumento que permite declarar como máximos responsables exclusivamente a los militares. Todas esas razones son las que sustentan la invitación para que los militares en retiro asistan a La Habana. Las Farc esperan que en la isla “podamos hablar detenidamente de los escenarios contemplados para alcanzar una solución en materia de justicia aceptable para todos. Nos asiste la certeza de que sin su opinión no es posible la construcción de una paz estable y duradera, ni la reconciliación nacional”. Ruiz contestó sin tapujos: no van.


Edición 552

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Comentarios del MG Salcedo Lora a la carta de las Farc

Las Farc tratan de igualar la carga de responsabilidad con la Fuerza Pública El mayor general Juan Salcedo Lora, expresidente de ACORE, remitió al brigadier general Jaime Ruiz, una serie de comentarios y análisis de la carta que las Farc, firmada por de ‘Iván Márquez’, le envió a ACORE y al CGA, a través del general Jorge Enrique Mora. Según el general Salcedo, “este tema no está cerrado mientras las Farc puedan emitir otra misiva o publicar comentarios de variado tipo”. A continuación los comentarios del MG Salcedo: 1. Las guerras denominadas “de liberación nacional” son una excepción a ese respecto. No hacen parte de los conflictos armados internos, toda vez que entrarían dentro de luchas justas con calificativos de conflictos armados internacionales. Consideradas inicialmente conflictos armados no internacionales, se les ha ido reconociendo progresivamente el carácter internacional. La Carta de las Naciones Unidas se basa en el principio del derecho a la libre determinación de los pueblos (Artículo 1, párrafo 2). De acuerdo con ese principio, la ONU ha tenido que adoptar una posición de apoyo a los pueblos que luchan en el ejercicio de su derecho de autodeterminación. Esa postura, confirmada en numerosas ocasiones mediante resoluciones y declaraciones, está hoy

universalmente reconocida. Los últimos desarrollos del Derecho Internacional Humanitario han seguido esa evolución, por lo cual los conflictos armados en los que los pueblos luchan en el ejercicio de su derecho a disponer de sí mismos, en el ejercicio del derecho a la libre determinación contra la dominación colonial, la ocupación extranjera y los regímenes racistas, han sido incluidos entre los conflictos armados internacionales, sin que se esté hablando de una guerra interestatal. Por la razón anterior la lucha armada de las Farc no recibe el calificativo de asunto internacional, ni se justifica como fuerzas colombianas que se alzan contra el gobierno por razones de índole contra la dominación colonial, la ocupación extranjera o un régimen racista. 2. En el aspecto histórico bien puede servir para complementar la discusión el episodio en nuestra luchas de independencia especialmente durante la triste Patria Boba, la impresión que deja consignada el general Obando, que en esa época aún hacía parte de las huestes españolas en el Sur, al arribo a Pasto de los comisionados por los generales Morillo y Bolívar para llevar a aquellos territorios los tratados de armisticio y

regularización de la guerra celebrados en Carache, expresó quién después sería presidente de Colombia: “tratados de inmortal recuerdo que pusieron término a esa carnicería tremenda de la guerra de exterminio que había convertido al país en un espantoso cementerio sin provecho alguno de ningún partido. Desde ese día, perdiendo el calificativo de rebeldes, los patriotas que peleaban por crear en América los títulos de nación, merecieron ser tratados conforme a los principios de derecho internacional”. 3. Las guerras de liberación del Siglo XIX contra la corona española, fueron objeto de un Tratado de Armisticio. Que como tal es un modelo del DIH, que en su solo enunciado llevaba el carácter de tratamiento de dos Estados pactando para la cesación temporal de las hostilidades: “Deseando los gobiernos de España y de Colombia transigir las discordias que existen entre ambos pueblos…”. 4. Quienes están discutiendo en la mesa de diálogo en Cuba, son las Farc, con su delegación del movimiento armado ilegal y los delegados del gobierno. Entre los temas de fondo, hoy precisamente en la etapa que trata de la justicia posible que les cobijaría al movi-

miento armado ilegal. Las fuerzas armadas y policiales no están siendo juzgadas y no gozan del calificativo de beligerantes, propio de los conflictos internacionales. 5. Los crímenes de Estado a los cuales se refiere la misiva, son acusaciones acuñadas por las organizaciones afectas a los grupos armados ilegales, que son eso, noticias alarmantes que algunas o todas han sido investigadas por la justicia colombiana y algunas instancias internacionales si llegara sentencias en firme, Permanecen en el inventario de acusaciones infundadas, aunque internacionalmente se hacen repiten en foros de izquierda para mantener la imagen de los tales crímenes de estado. En el proceso de La Habana, los delegados de las Farc tratan permanentemente de igualar la carga de responsabilidad de ellos con la Fuerza Pública, para buscar un equilibrio y obtener réditos al momento de judicializarlos por los gravísimos crímenes cometidos a lo largo de medio siglo de ataque al Estado y a la población civil. 6. El Fuero Penal Militar no lo están ofreciendo a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional. Es un hecho después de la reciente sentencia del proyecto

Farc tendrían voz en el Congreso para defender acuerdos de paz: Velasco Autor: Noticias Emitido en: rcnradio.com Fecha: 18 de agosto de 2015 https://www.rcnradio.com/nacional

El presidente del Congreso, Luis Fernando Velásco, dice que las Farc podrían acudir al Congreso a hablar de la implementación de los acuerdos. En medio de la discusión que ha surgido en el país sobre cuál debe ser el mejor método de implementación de los acuerdos de paz, las directivas del Congreso plantearon la necesidad de darle la oportunidad a las Farc de defender lo que se negoció en La Habana. El presidente del Senado se mostró partidario de abrirles espacios a delegados del grupo

remitido por el Mindefensa. No busca la normatividad encontrar los máximos responsables de los crímenes o violaciones en que puedan incurrir los miembros de las instituciones armadas. Es clara en estos momentos la realidad de ‘máximos responsables’ que no es precisamente lo que considera ‘Iván Márquez’. Es de la misma tendencia continuada, repetida diariamente para buscar muchas responsabilidades, no solo en quienes puedan incurrir en graves delitos dentro de las fuerzas, sino pretender que se siga el proceso hacia los primeros mandatarios, ministros, generales de la línea de mando o comandantes de alto nivel. , 7. Los interlocutores de las Farc son los delegados que encabeza el exministro De La Calle y que están tratando con las Farc las tareas acordados en una agenda conocida por el país y en el extranjero. Hay inclusive delegados de otros países como facilitadores, testigos, componedores y está bastante avanzado ese proceso. Mal podría una delegación de militares en retiro asistir a esa cita sin ninguna representación oficial de los miles de retirados de todos los grados y condiciones en el país. Asistir por asistir no debe dar resultados positivos. insurgente para que en el recinto puedan defender lo negociado con el Gobierno. “A mí no me aterra que las Farc puedan expresar sus ideas en espacios de debate del Congreso, pero que el Congreso tome las decisiones“, señaló Velasco. Y dijo: “Mientras que no haya fin al conflicto, es muy complejo que las Farc legislen, pero para la construcción de ese fin del conflicto a mí sí me parece lógico que delegados de ellos sin problemas judiciales puedan expresarse y ser escuchados en el Congreso“. Velasco expresó que existen mecanismos como la declaración de sesiones informales, la modificación del reglamento del Congreso y de la ley de orden público para permitir la asistencia de las Farc a los debates. El Presidente del Senado aclaró que no se trata de que los guerrilleros sean colegisladores, pero sí de la posibilidad de que tengan voz y no voto durante la discusión de los acuerdos de paz en el Congreso.


así como la Revista ACORE, Desde la No. 1 hasta la más reciente edición; esperamos sus comentarios


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