SEPARATA JULIO 2016
PATRIA - UNIÓN - PROGRESO
ACORE
ISSN 0123-2894 Circulación nacional
55 años
SEPARATA ESPECIAL
Foto: zonacero.com
¿Un 'show' necesario? Fue frustrante observar moverse, fresco y altivo, a Por: Salud Hernández-Mora / Medio: El Tiempo
quien ordenaba los crímenes más despiadados.
¿Fue ineludible otorgar tratamiento de jefe de Estado a alias Timochenko? Juntarlo con los dictadores Castro o Maduro no importaba, pero con Bachelet, la fotografía chirriaba. ¿Resultaba imprescindible montar un ‘show’ internacional y otorgarles el papel de abnegados y legítimos guerreros, defensores de los co-
lombianos desprotegidos? Santos llegó al extremo de declarar: “La lucha por sus convicciones ya no será armada”. Quedamos notificados de que acribillar secuestrados, enviar cocaína al cartel de Sinaloa y obligar a abortar un bebé de 8 meses son “convicciones”. Pasa pág. 4
Desde las redes sociales se han replicado hashtags sobre la paz y el fin de la guerra; cientos de personas se han emocionado hasta el llanto, y el espíritu de muchos se siente menos pesado.
Por: Claudia Morales /Medio: El Espectador
Desarme de las Farc, desarme de la sociedad
En otra orilla está una mayoría apabullada, desesperada y llena de odio. Y en la mitad, estamos los que entendemos que se da un paso importante para la historia pero preferimos actuar con cautela y seguir expresando las dudas. Pasa pág. 2
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“Nos estamos preparando para el posconflicto”
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SEPARATA MEDIOS/ julio / 2016
Desarme de las Farc, desarme de la sociedad Desde las redes sociales se han replicado hashtags sobre la paz y el fin de la guerra; cientos de personas se han emocionado hasta el llanto, y el espíritu de muchos se siente menos pesado. Por: Claudia Morales /Medio: El Espectador
En otra orilla está una mayoría apabullada, desesperada y llena de odio. Y en la mitad, estamos los que entendemos que se da un paso importante para la historia pero preferimos actuar con cautela y seguir expresando las dudas. No es menor el reto de sentarse a negociar con una guerrilla que se transformó en un grupo criminal y que ha sostenido sus rentas con la ilegalidad de la minería, el narcotráfico, el tráfico de armas, la extorsión y el secuestro. Y también es muy fácil echarles la culpa de todos los males a los alzados en armas intentando ignorar que la guerra también tiene el combustible de la corrupción, la injusticia, el hambre y la intolerancia. Es en ese sentido que entendí las declaraciones del alcalde de Cali, Maurice Armitage, cuando dijo que las Farc deben
La derrota Por: Rafael Nieto Loaiza / Medio: El Colombiano
Obvio: mejor que las Farc dejen de matarnos a que sigan haciéndolo. Después, ayer no se firmó “la paz”. Se ratificó un cese al fuego bilateral que ya operaba de facto y se estableció que dejarán las armas de manera progresiva a partir de la firma del acuerdo final. Mientras tanto las Farc seguirán delinquiendo. Y, esto sí es un avance, se aclaró que las armas se entregarían a la ONU. Así que hay que aplaudir que la marca “Farc” desaparezca. Pero urgen un par de advertencias. La primera es que cuando ello ocurra no habrá fin del “conflicto armado” porque quedan dos guerrillas, el Eln fortalecido con hombres y territorios de las Farc, y la disidencia del Epl, y múltiples bandas criminales. Y solamente habrá disminución de la violencia si y solo si, por un lado, el proceso de reinserción de desmovilizados es exitoso,
pedir perdón pero nosotros también, y las reacciones que eso provocó en parte son la motivación de esta columna. Es que nos encanta exigir a los madrazos, marginarnos de las responsabilidades y los deberes que tenemos como ciudadanos, y hablar de culpas como si todos fuéramos ajenos a las desgracias que en tantos casos fueron provocadas por indolencia, por votar mal, por aplicar la ley del más vivo, porque es normal pagar coimas, porque el más rico tiene más posibilidades, porque es paisaje ver morir de hambre o en las puertas de los hospitales a niños y viejitos, y porque está bien que los pobres vivan miserablemente. Los acuerdos del fin del conflicto anunciados en el momento que escribo este texto y los definitivos que conoceremos el próximo semestre no acabarán con porque de otra manera solo alimentarán la delincuencia, como ocurrió en El Salvador y Guatemala y, por el otro, el Estado logra asestar un golpe definitivo al narcotráfico, que es la gasolina de la violencia. Y en materia de narcotráfico en lugar de avanzar hemos dado un salto atrás de quince años. Por cuenta del Gobierno, tenemos el mismo número de narcocultivos que en el 2001, no hay erradicación, y sí un mensaje permanente de que es un error la lucha contra el narcotráfico y que la marihuana no solo no es dañina sino que es medicinal. La segunda es que el costo para la democracia y las instituciones republicanas ha sido descomunal: a. Las Farc y el Gobierno, con complicidad del Congreso, rompieron el principio de la soberanía popular cuando se arrogaron la función constituyente, es decir, el poder de definir el texto de la Constitución, al determinar que los pactos de Cuba harán parte del bloque de constitucionalidad. b. Hicieron añicos la Constitución y la sustituyeron al darle ese poder a la guerrilla y al Gobierno, al emascular al Congreso, al establecer una justicia espe-
que la paz se firme en Cuba, tampoco creo que la guerra termine con los acuerdos, sí reconozco que será histórico que una porción importante de esa guerrilla se desmovilice y que es significativo que muchos fusiles se silencien. Exijo como ciudadana verdad, reparación y garantía de no repetición, y quiero pensar que el Estado será capaz de llenar esos espacios donde la ilegalidad es la ley y que la clase política y la sociedad, toda, será capaz de vigilar, proponer y ayudar a que la imperfección de un proceso no termine en la muerte de sus posibilidades. Quiero incorporar el verbo creer en mi día a día y soñar con que a la par con el desarme de las Farc, también vendrá el desarme de palabras y actitudes. Sólo así será posible vislumbrar la paz y hacer realidad el fin de la guerra.
He estado leyendo cuidadosamente el documento que se firmó en La Habana entre el presidente Santos y el jefe de las Farc y hay un párrafo que genera preocupaciones por el alcance que puede tener y que debería al menos, si no ser discutido públicamente en los medios, si por lo menos ser eliminado por el gobierno y los firmantes del acuerdo. El párrafo en mención dice “luchar contra las organizaciones criminales (…) que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz y la refrendación”. Podemos suponer que esa lucha que harán gobierno y Farc será contra la Bacrim?, será contra los elenos?. O será contra los que ellos dos declaren o decreten como “enemigos que amenacen la construcción de la paz y la refrendación” ? Si la única refrendación es el plebiscito, podrá hacerse democráticamente una campaña por el NO o, ¿ el gobierno de
Santos y las Farc declarará a quienes se opongan a esa refrendación como enemigos, y se decretará otra guerra o se consumará un atropello contra la decisión ciudadana? Peligroso párrafo ese por muchas razones puesto que si admitimos que se está acordando el final de una guerra, no puede quedar expresamente delimitada y autorizada la forma de comenzar otra inmediatamente. Autorizar la lucha conjunta de Farc y Gobierno Santos contra los supuestos enemigos que amenacen la refrendación de la paz , implica obligatoriamente que como ella solo se refrendará a través de un plebiscito, se permitirá una cacería de brujas contra todos aquellos colombianos, uribistas o no, antisantistas o no, antiguerrilleros o no , que pregonen votar por el NO. En otras palabras se firmó una paz para comenzar otra guerra el día que se convoque oficialmente el plebiscito.
cial de paz paralela e independiente del sistema ordinario, al establecer límites a las funciones de control de la Corte Constitucional, y al alterar el mecanismo de aprobación de leyes para que no haya suficiente discusión, análisis o control. c. Se rompió la separación e independencia de los poderes públicos y se acabó el sistema de frenos y contrapesos indispensable en una democracia al otorgar facultades al presidente para que legisle sin límite y medida, al permitir que el Gobierno y las Farc decidan quiénes serán los jueces de la justicia especial de paz, al establecer que esa justicia estará por encima de las altas Cortes, y al dejar al Congreso como un mero notario frente a los proyectos de ley y de reforma constitucional que proponga el Gobierno. d. Con todo ello, se permitió que un grupo criminal redefiniera el modelo político y judicial del país. e. Se premió el uso de la violencia como instrumento político no solo al dejar sin castigo real a los que asesinan sino al darles beneficios políticos como la capacidad de definir la Constitución, darles jurisdicciones electorales especiales para ser elegidos y control de medios de
Párrafo peligroso Foto: nacion.com
Por: Gustavo Álvarez gardeazabal / Medio: ADN
ninguno de los componentes antes mencionados. Por eso invito a varias reflexiones más allá del marco de lo que pase con las Farc y a pensar como individuos que componemos una sociedad: ¿Qué tan conscientes somos del impacto que tiene nuestra manera de votar? ¿Somos capaces de respetar la opinión del otro? ¿Podemos responder con argumentos y no con gritos e insultos? ¿Qué tan dispuestos estamos a perdonar? ¿Tenemos claro el beneficio de pensar en los demás? ¿Qué tan indolentes somos frente a las distintas y crudas realidades del país? A las Farc les tengo infinita desconfianza, y miedo también; a este gobierno le he criticado tantas mentiras y desaciertos y tengo y tendré varias preguntas sobre la implementación de lo que prometen bajo la figura del posconflicto. No creo
comunicación, y permitirles quedarse con sus fortunas criminales, beneficios que aquellos que nunca han matado ni han violado el código penal no tienen ni tendrán. f. Se trató a los responsables de los más horribles crímenes de lesa humanidad y de guerra, como iguales, se les puso al mismo nivel del Estado, dándoles una legitimidad que no tienen y, de manera simultánea, poniendo en duda la preeminencia ética del Estado en el uso de la fuerza. g. Se perdió en la mesa de negociación lo que con tantas vidas y sangre había ganado la Fuerza Pública y se puso a los soldados y policías en una posición jurídica y política inferior a la de los criminales. Se puede seguir. Repito, hay que aplaudir que las Farc dejen de matar. Pero acá no hubo sino unos ganadores: los criminales. Los demás, la democracia, las instituciones republicanas y los ciudadanos de pie, los que nunca han asesinado ni cometido ningún crimen, la inmensa mayoría, perdieron. Por eso no hubo fiesta en las calles ni celebración. La única victoria es de las Farc.
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Es hora de darle una oportunidad a la paz: Gonzalo Restrepo Desde hace 13 meses el empresario Gonzalo Restrepo López integra el equipo negociador del Gobierno con la guerrilla Farc. Por: El colombiano
Con visión empresarial llegó Gonzalo Restrepo López a la mesa de negociaciones de La Habana. Dice que el acuerdo de paz ayudará a la economía. El 20 de mayo de 2015 el presidente Juan Manuel Santos convocó a los medios de comunicación para hacer una declaración pública. Allí afirmó que era necesario acelerar el proceso de negociación de paz con las Farc porque la “paciencia de los colombianos no es infinita, llegó el momento de decidir”. Además de Humberto de la Calle Lombana, Sergio Jaramillo y los generales Óscar Naranjo y Jorge Enrique Mora Rangel, en el estrado también estaban dos figuras nuevas: la canciller María Ángela Holguín y el empresario antioqueño Gonzalo Restrepo López. Se trataba de la llegada de dos negociadores quienes, con un perfil ejecutivo, pretendían darles mayor dinámica a las conversaciones con la guerrilla. “No estarán permanentemente en La Habana, pero sí irán con frecuencia para ayudar al equipo negociador”. Y lo lograron porque 13 meses después se alcanzó un acuerdo en el punto tres del Fin del Conflicto. Y en todo este proceso ha sido fundamental el papel de un hombre de empresas como Gonzalo Restrepo López, quien con su sabiduría y visión industrial al frente de grandes conglomerados como el Grupo Éxito, al que catapultó al lugar en el que está hoy, ayudó a destrabar parte de la agenda de conversaciones que no avanzaba. “El costo de lo que habrá que hacer por los acuerdos en el campo no es muy superior a lo que como colombianos deberíamos, de todas maneras, hacer si queremos reducir la iniquidad y la pobreza”, dice Restrepo. Según el empresario, un acuerdo con las Farc permitirá al empresariado llegar a un país al que poco acceso ha tenido por el conflicto armado colombiano. “Creo que con este acuerdo se le abre toda una oportunidad a los empresarios porque es un nuevo y grandísimo país al que tendrán acceso. Las Farc entran a participar de un sistema, pero el hecho de empezar a asociarse, a crear cooperativas, también los hace empresarios. Las Farc van a necesitar a los empresarios para aprender de todo su conocimiento para acceder a los mercados. Lo que pasará es que los empresarios descubren un mercado nuevo y Colombia se hará cada vez más próspera y productiva”, afirma Restrepo. Construir país Después de tantas y tantas horas acompañando un equipo de negociadores, dando ideas, aportando conocimiento y sugiriendo soluciones, Restrepo López asegura que es hora de construir un país con el compromiso de todos. Y allí juegan un papel clave no solo la clase política, los sindicatos, la sociedad civil, sino también los empresarios, grandes y pequeños, quienes desde una óptica solidaria, de responsabilidad social, apoyen lo que se viene pactando con la guerrilla que, en su concepto, también está comprometida a transformarse para hacer parte de ese nuevo país que está en construcción.
“El compromiso más grande es para las mismas Farc y para el Gobierno Nacional porque el jueves pasado se firmó un acuerdo frente a seis presidentes y al secretario general de las Naciones Unidas. Es un compromiso que si bien todavía no está firmado en el papel como acuerdo total, ya es muy definitivo, precisamente, por los testigos del hecho”, dice. Agrega que en ese andamiaje productivo las Farc quieren encajar mediante el aprendizaje agrícola para crear sistemas asociativos y tener acceso a los mercados. “Una empresa no es solo la que tiene una asamblea general, una cooperativa también lo es. El esquema asociativo en el campo es una estrategia que pretenden llevar a cabo las Farc. Por ejemplo Japón es un país donde el 70 % de las empresas son cooperativas. A estos señores los veo estudiando todo este tipo sistemas asociativos. En Colombia hemos tenido muchos casos como el de la Federación de Cafeteros o las asociaciones de cacaoteros”. Sobre el reto que tienen las Farc para encajar en la sociedad, su proceso de adaptación a la vida productiva y el acompañamiento que debería hacer el sector empresarial, Restrepo López habló en exclusiva con EL COLOMBIANO y estas fueron sus reflexiones. APERTURA DE LA CLASE EMPRESARIAL A LOS DESMOVILIZADOS Los hábitos de un guerrillero y de un empleado en la industria son diferentes. ¿Cómo se ha planteado la ayuda para que tanto ese empleado (antes guerrillero) como el empleador se preparen y tengan éxito en esta nueva relación? “Obviamente que son diferentes. No es que el pasado jueves se arregló el país. Nos estamos dando la oportunidad para construir el país, de un nuevo comienzo. He sentido que las Farc están decididas a cumplir todo lo acordado. Ellos tienen sus convicciones y allí van a continuar unidos, no en la guerra sino en la política. Todos los grupos de interés debemos participar en la construcción de la política y así como en ese escenario estarán las antiguas Farc como grupo político, estará también toda la sociedad, incluyendo a los empresarios”. ¿Y cuál es el papel de la clase empresarial en esa tarea? “Considero que el empresariado es absolutamente trascendental en un país. Ya no estamos en un mundo de capitalismo salvaje, pero tampoco en uno en que el Estado todo lo puede. Esta es la época de la empresa socialmente responsable. Una empresa que no cuide lo ecológico, que no pague bien, que no comprenda que tiene que tener una responsabilidad que está por encima de sus grupos de interés, no tendrá mucho que ver en la participación del futuro”. ¿Según lo que ha observado, qué visión empresarial pretenden desarrollar las Farc? “Creo que ellos quieren trabajar por un campo que tiene un coeficiente Gini con una diferencia enorme al de las ciudades. La apertura de ese campo va a permitir
que empresas que existen pero muchas más que no han nacido, y que por miedo no han incursionado en estas zonas, van a tener enormes posibilidades. Veo a estos señores con el ánimo de trabajar, de aprender, de estudiar, de llevar a cabo sistemas asociativos para tener acceso a los mercados”. LOS RETOS EN MATERIA DE FORMACIÓN Y DE CONSTRUCCIÓN DE SOCIEDAD Hay unos retos muy grandes para entregar herramientas intelectuales y sociales a los guerrilleros que se desmovilicen ¿Cómo se va a materializar todo esto? “Cada solución a cada problema trae uno nuevo. Eso es la construcción de un país. No soy tan ingenuo para pensar de que al llegar la paz ya se construyó un nuevo país o que se podrá hacer de una manera rápida. Soy del pensamiento de Joan Manuel Serrat de que se hace camino al andar, pero hay que andar todos en una misma dirección. No creo que a los 180 días del día D ya van a estar creadas todas las cooperativas, que los empresarios van a estar en esas regiones históricamente abandonadas”. ¿Qué entidades se van a estructurar para llevar a cabo todo lo que se viene en materia de desmovilización de los guerrilleros de las Farc? “En este momento la responsabilidad le corresponde más al Ministerio del Posconflicto en la etapa de transición, y luego a otras entidades que van a tener que crearse para ese fin porque los recursos siempre serán escasos. Afortunadamente no es el caso de la tierra en Colombia, pero hay que trabajar de una manera ordenada y por prioridades. Seguramente también va a haber desengaños, fracasos, etc, pero no hay que desfallecer”. ¿Qué casos asociativos hay en el país que se puedan mostrar en esas propuestas? “Existen. Uno de ellos lo impulsó el padre De Roux (Francisco) con ayuda de la comunidad europea en el Magdalena Medio, no exentos de fracasos, como el de la curuba que les dejó muchas lecciones positivas y otros casos muy exitosos como el del cacao”.
LOS IMPUESTOS, UNA CARGA QUE MUCHOS TEMEN QUE SEA SUPERIOR Una de las inquietudes grandes de los empresarios es si tendrán que pagar nuevos impuestos para financiar el proceso. ¿Qué podría decir al respecto? “Con los impuestos hay que tener mucho cuidado. Creo que en Colombia, más o menos, unas 3.500 empresas, si no me equivoco, son las que contribuyen duro al Gobierno Nacional en carga impositiva y que hay muchas o que son irregulares, o simplemente no contribuyen. Ya se está llegando a unas tasas de impuestos en las empresas que son excesivas, donde ya es muy difícil, así se sea muy eficientes, de producir excedentes”. ¿Usted cree que la reforma tributaria permitirá responder a un esquema más amplio de tributación? “Entiendo que la reforma tributaria que
está planteada pretende grabar menos a las empresas y extender la base. Pero solo hay dos maneras de hacerlo: una, buscando más empresas que contribuyan y allí es donde a la ilegalidad hay que meterla a la legalidad y, otra, extendiendo el IVA. Me parece que el IVA tiene demasiadas exenciones, es un impuesto transversal y fácil de manejar porque todo el mundo tiene una caja registradora y así es fácil detectar. Hasta yo sería favorable, y sé que esto políticamente no es popular, que el IVA se podría aumentar ligeramente. Pero si esto no va acompañado de una lucha frontal contra la corrupción, contra el contrabando y los comercios ilegales vamos a lograr muy poco. Hay que ampliar la base, es la única manera de no subir tanto los impuestos. Un asunto como la paz permite, y lo dejo como inquietud, un mecanismo de excepción que podría ser estudiado para analizar todo el espectro tributario. Es la oportunidad de rediseñar instituciones, el esquema tributario, quitar muchas de las exenciones que hay en este momento”.
NO HAY QUE CAER EN TRIUNFALISMOS, TODAVÍA HAY ASPECTOS QUE FALTAN ¿Qué cuidados hay que tener, sin tener todavía firmado el acuerdo final, para no sobredimensionar lo que ocurrió el pasado jueves en La Habana? “Todavía faltan aspectos muy importantes de la negociación. Son puntos que están ya en discusión de temas que fueron cerrados en su esquema general y falta lo más importante, que es el apoyo del pueblo colombiano. Vimos la semana pasada cómo los ingleses tomaron una decisión. No podemos hacer nada más que respetarla y decir que ojalá y les vaya bien con esa determinación. En Colombia vamos a tener la oportunidad de tomar una decisión (proceso refrendatorio de los acuerdos de La Habana) sobre lo que aquí se está negociando. Como país, como sociedad, teniendo en cuenta lo que cuesta una sola vida y el respeto que debemos tener por los otros, tenemos que reflexionar sobre qué es lo mejor para las nuevas generaciones, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos”. ¿Siente convencidos a los gremios sobre las implicaciones que tendrá el acuerdo que se firmó entre Gobierno y Farc? “No he tratado con ellos en los últimos días. Pero seamos honestos, hay unos gremios que creen en la paz otros que no. Dentro de cada uno hay empresarios que creen en la paz, habrá otros que no creen en la paz o, al menos, en esta paz. Me parece muy difícil pensar en un colombiano que no quiere la paz. Algunos dirán que la harían de esta o de aquella manera. Hay que recordar que este es un diálogo entre iguales, no entre vencedores y vencidos, entre dos partes que respetan sus ideas, sus convicciones y son capaces de llegar a un terreno neutral donde se aceptan unas reglas de juego. Lo que les pediría a los gremios es que si nos dimos por tantos años la oportunidad de la guerra, ¿ahora por qué no nos damos a oportunidad de la paz?”.
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"La paz es tan grande, que rebasa la coyuntura política": Expresidente César Gaviria Por: Argemiro Piñeros Moreno / Medio: Colprensa.
Uno de los colombianos que fue testigo el jueves pasado en La Habana, Cuba, de cómo la guerrilla de las Farc firmaba la terminación de su guerra armada fue alguien que les combatió ferozmente, el expresidente César Gaviria Trujillo. Hoy, así como lo hizo durante su gobierno, se declara un convencido de que la paz es mejor que la guerra, así la misma no se pueda pactar de la forma más perfecta. Anuncia que estará en la plaza pública defendiendo el plebiscito, explicando los alcances del mismo y aclarando a los colombianos que la construcción de la paz es un largo camino, por lo que no duda en asegurar que la elección presidencial del 2018 la volverá a marcar este tema. ¿Qué significado tiene la firma del cese bilateral al fuego realizado el jueves pasado en La Habana? Es un evento de la mayor importancia política y simbólica y un paso adelante del país, la verdad es que las Farc han sido el movimiento guerrillero más grande que ha habido en la historia en América Latina, el mejor entrenado, preparado y jerarquizado, que ha tenido en jaque a Colombia desde su creación, en el año 62. Con la Constitución del 91 logramos recoger algunos grupos y quedó pendiente las Farc. ¿Y cómo cree que se logró que las Farc le apostaran al diálogo? Tuvimos que pasar por ese proceso complejo que fue el Plan Colombia, el fortalecimiento de la Fuerza Pública del presidente Uribe y hasta llegar a tener el Ejército y la Policía más grandes
de América Latina para que esta gente entendiera que no tenía ninguna posibilidad por medio de las armas. Fueron las victorias militares las que permitieron sentar a la mesa a las Farc, pero sigue siendo una guerrilla muy grande, perturbadora, financiada por el narcotráfico y otro tipo de ingresos como la minería ilegal, al igual que extorsiones, secuestros. Era un problema que el país tenía en materia de seguridad y violencia, y el presidente Santos ha hecho un trabajo juicioso, inteligente y muy preciso, que requirió cuatro años para llegar al punto donde hemos llegado. ¿Comparte la opinión del expresidente Álvaro Uribe de que esta paz está herida? No tenemos una paz herida, tenemos es una guerra con las Farc, nadie se puede engañar. El camino que nos queda es: o escogemos la paz imperfecta –porque no hay paces perfectas– o seguimos en la guerra. Uno podría preguntarse ¿fue el proceso con los paramilitares una paz perfecta? Pues no. Produjo resultados, hubo verdad en muchos casos, unos están en la cárcel, no muchos, otros están extraditados, pero la inmensa mayoría de los paramilitares que confesaron delitos de lesa humanidad están por la calle. La justicia colombiana no tuvo la capacidad de juzgarlos, esos procesos son imperfectos.
¿Un 'show' necesario? Por: Salud Hernández-Mora / Medio: El tiempo
Fue frustrante observar moverse, fresco y altivo, a quien ordenaba los crímenes más despiadados. ¿Fue ineludible otorgar tratamiento de jefe de Estado a alias Timochenko? Juntarlo con los dictadores Castro o Maduro no importaba, pero con Bachelet, la fotografía chirriaba. ¿Resultaba imprescindible montar un ‘show’ internacional y otorgarles el papel de abnegados y legítimos guerreros, defensores de los colombianos desprotegidos? Santos llegó al extremo de declarar: “La lucha por sus convicciones ya no será armada”. Quedamos notificados de que acribillar secuestrados, en-
viar cocaína al cartel de Sinaloa y obligar a abortar un bebé de 8 meses son “convicciones”. Fue frustrante observar moverse, fresco y altivo, a quien ordenaba los crímenes más despiadados, y escuchar su discurso cargado de reproches y acusaciones. Ni una palabra de arrepentimiento, ni un perdón salió de los labios de ‘Timochenko’. De nuevo marcó la pauta de lo que se avecina: los tribunales especiales dedicarán más tiempo a revisar los crímenes de los paramilitares y
Imperfecta fue la Ley de Justicia y Paz y nadie está diciendo que fue un mal paso. La paz con las Farc solo es posible así. Si tuviéramos la posibilidad de meterlos en la cárcel y detenerlos, pero no se ha hecho, entonces la gente se va a tener que decidir entre esa paz imperfecta, que ofrece el presidente Santos, o la guerra perfecta que están ofreciendo algunos de sus opositores. ¿Cómo va a hacer el Estado para cumplir todos estos acuerdos, en especial el próximo Presidente de la República? A mí eso no me preocupa, la construcción de la paz va a ser un proceso largo. El jueves se acabó la guerra con las Farc, pero la construcción de la paz va a implicar un gran esfuerzo por desarrollar ciertas regiones en lo agropecuario, devolverle la dignidad a muchos campesinos que han vivido atemorizados en un ambiente de guerra y se debe hacer mucha inversión pública en muchas regiones del país y eso va a tomar más de un gobierno. Las elecciones del 2018 van a ser acerca de cómo va la paz, de si sí la estamos construyendo, de qué no está saliendo bien, van a volver a ser sobre eso, como lo fueron las elecciones de hace dos años. ¿Cree que sí se puede llegar a cumplir lo acordado en el tema agrario? El Estado colombiano se ha fora perseguir civiles que a juzgar a jefes subversivos. Olvida ese señor que no representa a nadie, ni siquiera a toda su tropa porque muchos se habrían fugado de no existir el riesgo de morir fusilados. Otra cesión innecesaria a las Farc fue anunciar al mundo que son los paramilitares, aunque ya no existan, el único peligro para la paz venidera. En unos pueblos del Chocó que visité esta semana, al igual que en otras partes a las que viajé antes, pensaban distinto. En Río Quito, donde mandan Eln y ‘clan del Golfo’, afirman que no notarán la desmovilización de las Farc. En Tutunendo, asediado por las huestes de ‘Timochenko’ desde hace lustros, no le pararon bolas al evento. No creen que las Farc dejen las armas. “Cuba es una cosa y acá, otra”, decían. Pedí a un líder local que apostara qué se acaba antes, la carretera a Medellín, que pasa por la
talecido a lo largo de estos años, ha crecido en su capacidad fiscal, en sus instrumentos. No he visto ninguno de los acuerdos del proceso que sea inalcanzable, nos cogieron en una minicrisis financiera que le va a poner presión al Gobierno, pero hay suficiente voluntad para sacar este proceso adelante. ¿El país podrá entender la aplicación de la justicia transicional para estos guerrilleros? Toca esperar, se tienen los criterios básicos con los cuales se va a trabajar, se sabe que va a haber justicia transicional para la guerrilla, pero también la va a haber para los militares y empresarios. Va a haber un tribunal -uno de los temas pendientes- y eso tendrá que estar cerrado máximo en 45 días, porque al plebiscito no podremos llegar sino con el acuerdo firmado. ¿Le preocupa que la campaña del plebiscito sea muy hostil, de mucha confrontación? No creo. La gente estará muy inquisitiva preguntando sobre los acuerdos, que son muy largos y complejos, pero tras estas semanas que vienen van a poder dar un voto ilustrado, consciente, porque no hay que estar de acuerdo totalmente con lo pactado por el Gobierno para poder hacer la paz en esos términos. Mucha gente quisiera acuerdos con aspectos que no están contenidos, muchos dicen
localidad y nunca terminan de construir, o las Farc. Respondió sonriendo: “La carretera”. Le rebatí alegando que las Farc se desmovilizarán igual que las Auc en su día. Contestó que aunque lo hiciesen, de nada serviría. Otro grupo llegará a controlar la vía. En regiones abandonadas por el Estado, donde la economía formal es precaria y abundan la minería ilegal y la coca, tardarán lustros en pacificarse y en aparecer los ríos de miel y leche que pronosticaron enardecidos los acompañantes de Santos en Cuba. Que yo sepa, el cese bilateral del fuego no elimina la corrupción, que la guerrilla alimentó, ni agilizará las carreras, y tampoco esos empresarios dejaron de invertir por las Farc. Está bien que desaparezcan unas siglas malditas que no dejan nada distinto al país que miseria y dolor, como cuando se extinguieron las sanguinarias
‘es que estos tipos tienen que ir a una cárcel con barras’, pero nadie se sienta en una mesa para negociar que lo metan a una cárcel de barras y ningún país del mundo lo ha hecho. ¿Está siendo el país y la oposición muy fuertes con el presidente Santos y el proceso de paz? Al presidente Santos le ha costado mucho políticamente un proceso que ha sido tan largo y que se ha prestado, más que oposición, para que haya mucho escepticismo, porque la gente ya estaba perdiendo la esperanza de que esto nos fuera a llevar a buen puerto, pero esa esperanza ha vuelto. El jueves se definió el fin de la guerra y creo que vamos a poder trabajar sobre eso y sacar adelante el plebiscito, y el país va a tener una ruta distinta. Hay muchos más problemas, pero no soy de los que cree que porque a la gente le guste o no el presidente Santos va a votar a favor o en contra de la paz. La paz es un tema tan grande y tan importante que rebasa las consideraciones políticas de coyuntura. ¿Lo vamos a ver haciendo campaña por el plebiscito? Claro que sí. Mi partido, la totalidad de la representación parlamentaria y los cuerpos colegiados, están con la paz y el proceso y lo vamos apoyar con mucho entusiasmo.
Auc. Pero exagerar los beneficios y seguir haciéndoles concesiones excesivas solo generará frustración. ¿Recuerdan el escándalo por lo de Conejo y la promesa de no establecer áreas pobladas para concentrar guerrilleros? Pues serán veintitrés zonas habitadas, más ocho campamentos, y podría estar Conejo, corregimiento de Fonseca. Los que criticaron los 8 años de cárcel con rejas de más de dos mil mandos de las Auc celebraron el jueves el trato de líder pacifista y popular dispensado a ‘Timochenko’. Y encuentran justo que no pague condena. Allá ellos. NOTA: me lo dijeron guerrilleros del Eln: ‘los Pelusos’ (Epl) asesinarán a desmovilizados de las Farc si se interponen en su camino. Qué ironía. Cuando el Epl dejó las armas en los 90, en Urabá las Farc los mataban. Treinta años después, cambian las tornas.
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Los Soldados colombianos: Víctimas de La Guerra Jurídica Mientras sí se han dado casos reales de “falsos positivos militares,” han sido perpetrados por individuos actuando independientemente, no ha sido una práctica generalizada dentro de las instituciones militares. Lo que sí ha sido sistemático es la práctica de los falsos positivos judiciales Por: Lía Fowler/Medio: Periodismo sin fronteras Foto: lafm.com.co
Arnulfo Amaya, aka ‘Alonso,’ fue un militante del Ejército de Liberación Nacional, un grupo terrorista colombiano conocido como el ELN. Eso dice Cindy Rueda, quien identificó a ‘Alonso’ como uno de los hombres que asaltó su bus escolar y la secuestró junto con otros cinco niños en el 2002. Eso también dice Kevin Rojas, secuestrado al mismo tiempo que Cindy, quien identificó a ‘Alonso’ como uno de los hombres que lo tuvieron en cautiverio por tres días, antes de ser rescatado en una operación militar liderada por Wilmar Ferney Durán, quien en esa época era un teniente. Y eso dicen el hoy Capitán Durán y tres militares bajo su mando, quienes meses después participaron en la “Operación Jaguar,” cuyo objetivo era buscar a ‘Alonso’ y otros secuestradores aún prófugos en la zona de San Calixto, Colombia. El secuestrador, quien cargaba una subametralladora MP-5 con un proveedor de 35 cartuchos, una pistola 9mm y dos granadas, fue abatido cuando disparó contra los soldados. Pero en el 2010, pese a evidencia contundente que ‘Alonso’ era un terrorista del ELN – y sin una sola prueba que indicara lo contrario – el fiscal reinventó al secuestrador como un “humilde campesino,” y el Capitán Durán y sus subalternos fueron condenados a 28 años de cárcel. El Capitán Durán es uno de miles de soldados perseguidos y condenados por las Cortes politizadas de Colombia, donde fiscales y jueces sistemáticamente sa-
crifican la Justicia por promover sus propios fines ideológicos. Un grave ejemplo de la corrupción endémica del sistema judicial fue capturada en una grabación en el 2009, pero dada a conocer apenas el año pasado, del Magistrado de la Corte Suprema Leonidas Bustos: “…contraigo mi intervención a que los argumentos que esbocemos sean argumentos de conveniencia política, social,” dijo Bustos a sus colegas en un caso ante la corte. “Si nosotros tratamos de sustentar este último criterio con argumento de carácter jurídico, esta discusión sería bien bizantina”. Aunque la grabación se consideró ilícita, su contenido es auténtico. Abusada por magistrados y fiscales por “conveniencia política,” la Justicia se ha convertido en un arma efectiva contra unas Fuerzas Armadas que ya han perdido unos 16.000 militares a manos del ELN y su organización hermana, el grupo narcoterrorista FARC – los grupos terroristas más sanguinarios del hemisferio. El caso del Capitán Durán supuestamente es uno de los llamados “falsos positivos militares” que tanto mencionan algunos grupos de derechos humanos y ciertos oficiales de los Estados Unidos cuando hablan de las negociaciones actuales en La Habana entre el gobierno de Colombia y las FARC. El término se refiere al descubrimiento en el 2008 de asesinatos extra-judiciales de civiles por parte de militares, que hicieron pas-
ar a las víctimas por guerrilleros. Según la Fiscalía colombiana, hay más de 1.800 investigaciones abiertas por “falsos positivos,” involucrando a más de 5.000 militares. Mientras sí se han dado casos reales de “falsos positivos militares,” han sido perpetrados por individuos actuando independientemente; no ha sido una práctica generalizada dentro de las instituciones militares. Lo que sí ha sido sistemático es la práctica de los falsos positivos judiciales: la persecución de militares por parte de fiscales y jueces que aprovecharon el escándalo para retroactivamente pintar a los terroristas abatidos en combate como víctimas inocentes. “A raíz del escándalo de los ‘falsos positivos’, estamos pagando miles de militares que no tuvimos nada que ver con los ‘falsos positivos,’” dijo el Capitán Durán en una entrevista telefónica desde su sitio de reclusión en Colombia. Un análisis de la evidencia en su caso corrobora su inocencia y la violación de su derecho al debido proceso. Ni un solo testigo se presentó en la Corte que apoyara la tesis de que ‘Alonso’ fuera nada diferente a un miembro del ELN. Los reportes autenticados y las comunicaciones radiales del día de los hechos; la identificación de ‘Alonso’ cómo un terrorista por parte de las víctimas, un combatiente desmovilizado, y un miembro de la comunidad; así como las armas en su posesión corroboran la versión de
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los hechos presentada por los militares. “No cabe duda que se trató de una acción legal por parte del Ejército Nacional,” concluyó el abogado Isaías Rodríguez, quien representó a algunos de los acusados en el juicio. Pero el caso del Capitán Durán no fue juzgado por un tribunal militar. En una columna del 2011, Rafael Nieto Loaiza, quien fue vice-ministro de Justicia, explicó: “Cuando hay una operación con heridos o muertos se les abre de inmediato una investigación penal por parte de fiscales y jueces de la jurisdicción ordinaria que no tienen ningún conocimiento de la teoría y la práctica militar y ni idea alguna de cómo debe decidirse, coordinarse y ejecutarse un combate y que con no poca frecuencia son soterrados enemigos de la Fuerza Pública. A veces los muertos en combate se convierten en ‘falsos positivos.’” Aunque varios de los 27 militares originalmente encausados en el escándalo de los ‘falsos positivos militares’ en el 2008 han sido absueltos, los falsos positivos judiciales contra los militares han generado una imagen distorsionada del Ejército colombiano, desdibujándolo como una institución que sistemáticamente viola los derechos humanos. Esta idea es promovida por la propaganda de las FARC y repetida ciegamente por ciertos funcionarios de Estados Unidos. En una reunión en Washington entre el Secretario de Estado John Kerry y el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos en febrero, por ejemplo, Kerry pidió penas significativas para los responsables de crímenes de Guerra. Pero, aunque no se refirió a las masacres, los secuestros, y las torturas contra la población civil y contra los militares por parte de las FARC, si mencionó específicamente los llamados ‘falsos positivos.’ De igual manera, José Miguel Vivanco de Human Rights Watch Americas ha criticado la impunidad que los acuerdos de FARC-Santos brindarían a los militares; pero no menciona a los responsables de reclutamiento de niños, esclavitud sexual, y otros crímenes atroces, quienes no solo no pagarán ni un día de cárcel, sino que además serán premiados con curules en el congreso. Pero aquellos Oficiales de los Estados Unidos cuya opinión se basa en su experiencia con las Fuerzas Armadas de Colombia – y no en artículos propagandistas – tienen una perspectiva más acertada: “.. Esto es lo que las FARC no quiere que el mundo sepa: que Colombia es afortunada, pues cuenta con militares profesionales dedicados a proteger los derechos humanos y a apoyar un paz justa y equi-. tativa,” escribió el General John Kelly, ex-Comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, en una columna de opinión en el Miami Herald el 3 de mayo del 2015. Uno de aquellos militares dedicados es precisamente el Capitán Durán, quien ha interpuesto una acción de tutela ante la Sala Civil de Casación. En menos de un mes, la Magistrada Margarita Cabello Blanco y la Corte decidirán si fueron conculcados los derechos fundamentales del Capitán. Si rinden una decisión basada en su conveniencia política, el Capitán Durán no tiene esperanza: A la Corte no le conviene desenmascarar la corrupción del sistema judicial. Pero si la Corte decide, como debe hacerlo, considerar argumentos jurídicos, el Capitán Durán recobrará, al fin, su libertad.
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SEPARATA MEDIOS/ julio / 2016
Miradas desde Cuba al proceso de paz
Por: Gonzalo Restrepo / Medio: El colombiano
Sergio Jaramillo y Gonzalo Restrepo coinciden en que es necesario un pacto nacional, regional y local contra la violencia luego del acuerdo final entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno. Para Sergio Jaramillo, alto comisionado de paz, y Gonzalo Restrepo, negociador del Gobierno en Cuba, lo acordado el pasado jueves en La Habana, cuando se silenciaron los fusiles, tras 52 años de guerra, se acogerá la decisión que adopte la Corte Constitucional sobre el mecanismo de refrendación y se establecieron los normas para la seguridad de quienes se desmovilicen, no cabe la menor duda de que el Acuerdo Final con las Farc será un hecho.
La trascendencia de lo acordado además se lo dio la presencia de presidentes de seis naciones, el secretario general de Naciones Unidas y delegados de EE. UU. y la UE.
A pesar de lo pactado entre las partes todavía persisten las dudas entre distintos sectores de la sociedad. Y eso lo tienen claro ambos. Por eso coinciden en que el desafío para socializar los acuerdos es enorme. Sobre esas inquietudes Jaramillo, - quien da la primera entrevista a un medio escrito nacional en cuatro años-, y Restrepo hablaron con EL COLOMBIANO. Las preguntas más frecuentes reflejan las preocupaciones de la sociedad. ¿Cuáles han sido para ustedes las tres preguntas más frecuentes y por qué creen que no logran disipar esas inquietudes frente al proceso? Sergio Jaramillo: “En estos temas siempre hay que repetir, repetir y repetir. Los acuerdos son complejos, uno cree que ya se entendió, pero no le llegó a todo el mundo y cada vez hay que hacer un trabajo más grande de pedagogía. El reto enorme que tiene el proceso hoy es explicarles, con toda claridad, a los colombianos qué se acordó y aún más importante qué es lo que viene y en qué puede contribuir cada quien”.
Gonzalo Restrepo: “Estoy en la misma línea de Sergio. Lo que se firmó el jueves disipa muchas dudas y quizá las preguntas más frecuentes dejarán de serlo. Una de ellas era si verdaderamente la guerrilla iba a dejar las armas y creo que apenas escucharon de parte del mismo “Timochenko” que es un hecho, hoy hay un cierto grado de tranquilidad y de comprensión mucho mayor”.
“Pero antes quiero decir algo: por primera vez hay una línea de tiempo clara, de 180 días, para que luego de la firma del Acuerdo Final, las Farc se desarmen y para que terminen las condiciones de ese acuerdo. Es decir, en 180 días Colombia pasaremos la página del conflicto armado y podremos dedicar a todos a la construcción de la paz”. ¿Cómo será el sostenimiento de las zonas veredales y cuáles serán las reglas de convivencia que se van a definir para que funcionen? “Las zonas serán del tamaño de una vereda, teniendo en cuenta criterios como accidentes geográficos que las delimiten, vías de acceso que faciliten la logística y en general
un tamaño que permita verificación de la ONU. Serán entonces veredas pequeñas, o partes de veredas. Es una especulación, pero me sorprendería si el total de las 23 zonas sumadas superara los 400 o 500 kilómetros cuadrados. Comparen eso con cualquiera de las zonas que ha habido en Colombia, con los 42.000 kilómetros del Caguán. Recordemos además que en el país hay más de 33.000 veredas y solo en 23 de ellas habrá zonas para la dejación. Es realmente poco. ¿Y cómo van a funcionar? En todas partes el acuerdo dice que seguirá rigiendo plenamente el Estado Social de Derecho y que las autoridades civiles seguirán ejerciendo sus funciones, sin ninguna limitación: pueden ingresar a las zonas cuando quieran. Y si hay cualquier incidente, entra también la Policía Nacional, en coordinación con el mecanismo de verificación. Ningún colombiano quedará desprotegido. El cese el fuego definitivo tiene además unas reglas precisas, que es uno de los anexos. Establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer. Por ejemplo, desde el momento en que se firme el acuerdo las Farc tendrán que cesar toda actividad ilícita, como la extorsión”.
¿Cómo se van a financiar las zonas? “Hay que separar la verificación con el funcionamiento de la zona. La misión de verificación de la ONU por supuesto que estará cubierta por la misma Organización. El funcionamiento y la logística estarán a cargo del Gobierno Nacional y estamos mirando exactamente cómo se van a financiar. Será probablemente una mezcla de fondos nuestros con apoyos de la cooperación internacional. En cuanto a las reglas de convivencia podemos decir que el cese tiene unas reglas precisas, que es uno de los anexos que se están terminando en este instante, que establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer tanto en términos militares como en comportamiento que tiene un impacto en la población. Por ejemplo, desde el momento en que se firme el acuerdo final y comience el cese el fuego bilateral y definitivo las Farc no solo tienen que cesar su actividad militar sino que tienen que cesar toda actividad ilícita, por ejemplo de financiación de esa organización. No puede ocurrir que haya una zona y que alguien denuncie que está siendo objeto de extorsión. Eso sería una violación del cese. Toda actividad ilícita debe cesar con la firma del acuerdo y lo que hará el Gobierno es asegurar que no haya el mínimo trastorno de la vida de las personas que puedan habitar en esa zona”.
¿En las zonas se van a conservar las jerarquías de la guerrilla? Por ejemplo, los comandantes van a seguir teniendo mando sobre sus hombres... ¿Quién va a imponer la autoridad? “Recordemos que en los campamentos las Farc aún no se han desarmado, están en proceso de desarme. La organización está en medio de la transición de organización militar, que está en las zonas precisamente para desarmarse, a movimiento político en la legalidad. Los comandantes deberán entonces que responder por sus propios hombres, tendrán que mantener la disciplina.
Pero como ya dije, las autoridades seguirán cumpliendo sus funciones sin limitación en las zonas”.
¿Para la definición de estas zonas el Gobierno tuvo en cuenta la posición de los alcaldes y los gobernadores? “Las zonas se han definido con unos criterios de carácter militar, consideraciones políticas también sobre dónde conviene para que se pueda agrupar el mayor número de hombres de las Farc. El Gobierno lo que está haciendo ahora, lo hace el presidente de la República y el ministro del Interior, es dialogando con los gobernadores y los alcaldes para explicarles el resultado de ese ejercicio y para que trabajemos de la mano y este proceso resulte de la mejor manera”. Es decir, es más un asunto de conversación consultivo que pedirles permiso, por decirlo así... “Primero la condición del orden público es una facultad del presidente de la República y esto tiene unos criterios objetivos: dónde están las Farc y dónde no están. Muchos alcaldes que hoy preguntan eso están en territorios donde no están las Farc y donde no habrá zonas. Lo que estamos haciendo es dialogando con ellos”.
“Las zonas se definieron más que por su tamaño, que ninguna es muy grande y ocupan en la mayoría de los casos porciones de veredas que fueron escogidas con base a la facilidad logística que puedan representar para suministros, que no estén cerca a áreas de frontera, que no estén ubicadas en parques naturales, encima de áreas de explotación minera, petrolera, que no haya infraestructura estratégica. La ocupación en territorio es muy baja: 23 en 33 mil veredas del país eso da menos el 0,07 por ciento del total de las veredas de Colombia. Se está haciendo un proceso de socialización con los gobernantes. A lo mejor esta es una oportunidad para esas poblaciones porque son zonas donde estará la ONU, el Ejército Nacional y habrá recursos. Las zonas tienen la característica de que son transitorias y como lo dijo Sergio muy bien, son 180 días a partir del día D que es el día de la firma del Acuerdo Final. Creo que a muchos alcaldes les va a gustar que existan estas zonas allí”. ¿El límite de movilidad de los guerrilleros será alguna zona perimetral trazada para el campamento o es la vereda en su conjunto? “La zona puede coincidir con los límites de la vereda, o puede ser menor, como ya les expliqué. Supongamos que tiene 20 kilómetros cuadrados. Al interior de esa zona habrá una serie de campamentos. Supongamos que son cuatro. Las reglas son las siguientes: los hombres de las Farc pueden salir de los campamentos siempre y cuando lo hagan de civil y sin armas, pero sólo se podrán desplazar al interior de la zona. Regla número dos: un número máximo de diez hombres podrá salir de la zona para cumplir tareas relacionadas con el proceso, como identificar depósitos de armas, campos minados, o explicar el proceso. Lo harán de la mano del Mecanismo de Monitoreo y Verificación y para eso se destinaron dos equipos por zona que los acompañen. Esas son las reglas”.
Según lo que conversaron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el presidente Juan Manuel Santos, ¿cuándo se conocerán los detalles de la comisión que llegará al país de parte de la ONU? “En el comunicado público solicitamos al
Secretario General que pusiera en marcha los preparativos para que a la mayor brevedad se pueda desplegar La Misión Especial de las Naciones Unidas, que es una condición sine qua non para el cese. En este momento el Jefe de la Misión Especial de las Naciones Unidas,Jean Arnault, está hablando con los diferentes países de la región para conseguir los oficiales que requiere la misión. También ampliará su red a los países europeos. Esperamos que lo más pronto posible por lo menos en las ocho oficinas que tendrá el mecanismo en las regiones ya tengan la gente”.
Hemos visto que ustedes han aclarado mucho esa cifra del millón 800 mil pesos para cada guerrillero diciendo que eso no será así. ¿Cuál será el componente económico de ayuda a los desmovilizados y unido a esto, la financiación correrá a cargo del Estado? “Tradicionalmente quien deja una organización guerrillera en Colombia ha recibido un paquete de apoyo. Pero nosotros en La Habana nunca hemos hablado de que habrá un “estipendio” o mucho menos un “sueldo”. Normalmente el apoyo incluye dineros para un proyecto productivo. Lo que va a ser distinto en esta ocasión es que, dadas las características de las Farc y el enfoque territorial de este proceso, los procesos de reincorporación probablemente se darán más en zonas rurales y tendrán un más carácter colectivo. Es decir, los miembros de las Farc podrán utilizar los apoyos del Estado para crear cooperativas agrícolas o de construcción de pequeñas vías, por ejemplo, de manera que se beneficien ellos y se beneficien también las comunidades, que podrán participar en esas cooperativas. De esa manera cumplimos varios objetivos a la vez, en la lógica de este proceso de “engranar” soluciones: el de reincorporación, el de desarrollo rural y probablemente el de convivencia también. En todo caso será el Gobierno el que respalde esa reincorporación, sin perjuicio de que las cooperativas que beneficien a las comunidades reciban apoyos internacionales. De eso ya hemos hablado con la Unión Europea. En esto hay que meter también al sector empresarial, que está dispuesto”. “El costo está relacionado más con el posconflicto que con el fin del conflicto, que es temporal. He sentido que las Farc quieren colaboración y ayuda para establecer sus propios sistemas logísticos y recibir instrucciones técnicas. Quieren hacer su propia formación para tener empresas o cooperativas de trabajo asociado y ya para eso hay muchas entidades internacionales que están dispuestas a colaborar y ayudar con recursos. Habrá algunos costos relacionados con el funcionamiento de los campamentos, con la seguridad, pero son costos que normalmente el Estado ya asumía”. Las Farc han tenido unas actividades ilícitas que les han generado unos ingresos importantes de unas platas que han sido difíciles rastrear. ¿La guerrilla entregará esa información económica y será solidaria financieramente en los costos de este proceso y de esta integración? “El punto cinco, Víctimas, que anunciamos en diciembre, fue de todos el más difícil de negociar, aunque este de las armas tampoco fue nada fácil, pero este fue el más difícil. Y el punto que resultó más duro, que fue la condición del Gobierno para cerrarlo, fue justamente eso, que tenía que quedar explícito un compromiso de las Farc de contribuir materialmente a la reparación de las víctiMiradas / Sigue página 7
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mas y fue cuando las Farc dijeron sí que lo acabamos. ¿En qué se va a traducir ese compromiso? Eso es algo que todavía tenemos que discutir pero, por ejemplo, he sabido que las Farc a través de terceros disponen de tierras. Qué espera uno: que a la hora de pasar a la implementación las Farc pongan sobre la mesa tierras de manera que se contribuya a la reparación de las víctimas e incluso a la reincorporación de sus propios hombres y en beneficio de las comunidades en el marco de la implementación del punto de reforma rural integral. Pero esa es una discusión que en su detalle aún está pendiente”. ¿En materia de seguridad nos podría ampliar la figura mixta que se encargará de la protección de los desmovilizados? “El general Oscar Naranjo hizo un excelente trabajo con “Pablo Catatumbo” en la comisión de garantías de seguridad. Esas garantías son para todos: para las comunidades en los territorios, y también para las Farc. La protección de las Farc estará a cargo de la Unidad Nacional de Protección. Eso es lo primero: las Farc no se van a dar su propia seguridad. Al interior de la UNP se creará una subdirección a cargo de ese programa de protección, en el que habrá miembros de la UNP, de la Policía Nacional y miembros de las Farc reincorporados a la vida civil y debidamente entrenados, que serán en efecto parte de la UNP y de la institucionalidad. El modelo mixto es un modelo totalmente institucional”. ¿Pero no se está pensando en figuras como las que han tenido otros procesos; por ejemplo en Medellín se crearon cooperativas de seguridad integradas por miembros de esos grupos ilegales que se desmovilizan, o sí? “No. Lo que se acordó es que al interior de la UNP se crea una subdirección que supervisa los esquemas de seguridad para los hombres de seguridad que lo requieran y que tendrán una naturaleza mixta. Hombres que serán entrenados y que eran de las Farc y hombres que hoy están en la UNP o en la Policía Nacional”. ¿Al margen de los detalles de la metodología que concreten la ONU y la Celac, ya está ambientada e instruida la oficialidad y la tropa para la etapa que viene? Y se lo pregunto porque el jueves en la noche en Ituango, Antioquia, el Ejército comenzó a desmontar unas trincheras que llevaban más de 10 años... “Esa es una coincidencia y si me permiten la palabra, muy bonita, es una muestra de que la guerra realmente terminó. Recientemente alguien me mostró unas imágenes de Algeciras, Huila, población muy azotada por la columna Teófilo Forero de las Farc, donde la Policía también empezó a desmontar trincheras porque la gente siente que la paz llegó. Pero su pregunta iba más allá y la respuesta es, no suficientemente. Ahora los miembros de la subcomisión técnica, nuestros generales que con tanto esfuerzo lograron este acuerdo, liderados por los generales Flórez, Rojas, Nieto, Rivera de la Fuerza Aérea, el almirante Romero, el general Pico de la Policía, tienen en adelante una tarea muy importante y es explicarles a nuestras Fuerzas y a la Policía Nacional qué fue lo que se acordó. El mismo reto lo tienen las Farc, que tendrán ahora, en algún momento ir a sus unidades y explicar qué fue lo que se acordó, para que la concentración de las Farc ocurra de la mejor manera”. “Sin hablar de reestructuración porque no nos corresponde y no sabemos si habrá o no, de lo que sí se está hablando es de la estructuración de unos comandos especiales para manejar todo lo que tiene que ver con los traslados a las zonas, vigilancia, con los
tránsitos a ellas, con el apoyo al mecanismo de verificación, etc, por parte de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional”.
En lo referente al cese el fuego, este diario ha denunciado que las Farc han solicitado “contribuciones voluntarias” y volvemos otra vez al caso de Ituango, allí pidieron contribuciones de este tipo. ¿En el punto del cese el fuego se comprometieron las Farc a acabar con las extorsiones y con prácticas de narcotráfico? “La respuesta es sí. Distingamos entre la situación que existe hoy que es un cese unilateral declarado por las Farc de lo que se anunció el jueves, que es cese bilateral definitivo con unas reglas de juego claras y un mecanismo robusto de verificación bajo la supervisión nada menos que del Consejo de Seguridad de la ONU. Pronto se darán a conocer los anexos al acuerdo e incluyen las reglas del cese, la prohibición de cualquier actividad ilícita de financiación de la organización”.
¿En caso de que haya una violación por alguna de las partes, de lo que se ha acordado, cuál será el procedimiento a seguir? “Sería un accidente y una tontería de cualquiera de las dos partes incurrir en la violación. No hay un mecanismo escrito en el sentido de que si hay una violación se rompe todo el acuerdo, tendría que ser algo fortuito que existiera pero sí hay un compromiso muy grande de que las violaciones no serán permitidas de ninguno de los dos lados. Lo que se convino el jueves es el inicio en firme y convenido del camino hacia el fin del conflicto que se habrá completado, no terminado que es distinto, a los 180 días que es el de la firma del acuerdo total. Obviamente es un camino que hay que configurar, que se empieza por montar en su lugar todos estos elementos”. “Acordamos un esquema bastante original, que es un mecanismo tripartito de monitoreo y verificación, en el que participan el Gobierno, las Farc y las Naciones Unidas. Pero la función de verificación –de emitir un juicio sobre si se están cumpliendo las reglas o no- es exclusivamente de las Naciones Unidas. Si hubiera, como es su pregunta, un incumplimiento del cese, dependiendo de su gravedad, subiría del nivel local, al regional, y si es muy grave, al nacional. Sería por supuesto denunciado por la Misión de las Naciones Unidas y tendría toda la presión política que supone la vigilancia del Consejo de Seguridad”.
Uno de los grandes enigmas que hay en el país sigue siendo es cuántos hombres en armas tienen las Farc y el armamento que tienen. ¿Cuántos hombres-armas van a estar en esta dejación? “El acuerdo del jueves dejó en claro cuáles van a ser las zonas, cómo es el proceso de desarme y sobre todo una línea de tiempo con unas fases de desarme claras. Una vez se haga viene un tránsito a la legalidad, un paso a la reincorporación. Ahí es cuando vamos a discutir con las Farc la conformación de los listados de sus miembros. El Gobierno tiene muy buena información sobre los hombres de las Farc en armas de los frentes y a eso también hay que añadirle un número equis de milicianos sobre los que también hay información pero menos precisa”. ¿Cómo garantizar la seguridad en el área de influencia en las zonas veredales en lo referente a otros actores armados como el Eln o las bandas criminales? “El acuerdo tiene un anexo sobre las condiciones de seguridad y los compromisos. Creo que eso también debería darles una gran tranquilidad a los alcaldes porque lo que va a ocurrir por cuenta de la presencia de una zona o de una vereda, es que habrá una enorme atención del Estado y un compromiso para ga-
rantizar las condiciones de seguridad en ese lugar”. “Ahí es precisamente donde el Gobierno Nacional va a invertir recursos en el sentido de garantizar una máxima protección y, por eso, se pensó que estas zonas deben estar delimitadas por características de tipo natural identificable y fácil para su manejo”.
El jueves se enfatizó en la lucha contra las organizaciones que ponen en riesgo a los activistas de derechos humanos, activistas sociales y políticos, atacados por la nueva generación de paramilitares ¿Eso significa que habrá una ofensiva del Estado contra las organizaciones que quedan en el conflicto armado? “No podemos repetir los errores del pasado, de pensar que se desarma una organización y pasamos la página y no hay nada más que hacer. Ustedes en Antioquia han sido víctimas, como también ocurrió en otros lugares del país, de la desmovilización de una organización para luego ver que aparecen otros actores armados, organizaciones ilegales, crimen organizado. Qué vamos a hacer al respecto: desarrollar una estrategia de implementación rápida de los acuerdos y utilizar los importantes recursos que tenemos en seguridad para desarticular esas amenazas. También están los planes de poner en marcha políticas mucho más ambiciosas de sometimiento a la justicia de estas organizaciones, que no serían negociaciones políticas, no estarían en el marco de lo que hace la oficina del Comisionado de Paz, sino que sería un sometimiento a la justicia pero que bien estructurado podría ayudar mucho a que si estas organizaciones toman la decisión de dejar sus actividades y más bien sumarse a la construcción de la paz como queremos que ocurra en los territorios de Colombia”.
Surge una duda: ¿qué entienden las Farc como paramilitarismo hoy día porque esa es una obsesión de ellos? ¿Paramilitar es cualquiera que se oponga a sus cometidos? “Esa discusión no vale la pena. Siempre hemos dicho: las autodefensas se desmovilizaron en el año 2006 y el Gobierno no reconoce hoy grupos paramilitares en Colombia. Pero el Gobierno no es ingenuo y sabe que hay unas organizaciones de crimen organizado llamadas bacrim que son una amenaza y vamos a actuar contra esa amenaza. Es importante para que no volvamos a ver fenómenos como los que ocurrieron en los años 80, que haya un consenso en la sociedad de rechazo a la violencia y de rechazo a la creación de grupos paramilitares o de cualquier tipo, también insurgentes. Y el acuerdo incluye el compromiso de promover un gran pacto nacional en contra de la violencia, pero también pactos regionales donde toda la sociedad y los actores de la sociedad: víctimas, gremios, empresarios, la Iglesia, las autoridades, los partidos políticos, tenemos que sentarnos en una mesa, tan pronto se firme ese acuerdo a preguntarnos: qué sigue, partir de una base y es el rechazo compartido de todos de la violencia, del uso de las armas en la política y que eso que ocurrió en estos 50 años nunca más se repita”. “En este conflicto, con muchos participantes, el sistema de justicia transicional fue diseñado para tratar este caso, pero aplica para todos los que hayan actuado o participado de manera directa o indirecta en el conflicto, incluyendo terceros. Es importante que quienes digan la verdad y se acojan a ese sistema van a tener una escala de sanciones adecuada a un momento de reconciliación amplio, de un nuevo comienzo que el país debe abarcar pero igualmente como negativo o contraparte, a quienes no lo hagan les caerá el peso de la ley”.
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¿Qué podría decir al respecto frente a las fases que debe cumplir el desarme? “El proceso de dejación de armas comienza con la firma del acuerdo, ese es el día D. Las Farc primero darán información sobre todo su armamento y comenzarán a destruir explosivos, minas y materiales inestables. Luego recogerán todas las armas de apoyo (morteros, ametralladoras) y a más tardar el día D más 60. las Farc se van moviendo de donde están hoy a las Zonas Veredales Transitorias de las meten todas en unos contenedores. Habrá uno por zona y solo podrán acceder a ellos las Naciones Unidas. Luego las Farc comienzan en cada una de las zonas a dejar sus armas individuales en tres fases: a más tardar el día D+90 el primer 30 %; a más tardar el día D+120 otro 30%; y a más tardar el día D+150 el 40 % restante. Durante todo ese periodo hasta el las Naciones Unidas hace un control permanente del armamento en los campamentos, y por esa razón habrá oficiales de las Naciones Unidas de tiempo completo en los campamentos. Por último, a más tardar el día D+180, las Naciones Unidas extraen todos los contenedores de las zonas y ahí las Farc habrán dicho de manera definitiva adiós a las armas. Quedarán en poder de las Naciones Unidas para hacer unos monumentos que se acordarán entre el Gobierno y las Farc”.
Hace cerca de dos años y medio que usted este periódico dijo que lo asaltaba una inquietud sobre el proceso de asimilación de los hombres de las Farc de que van a dejar las armas. ¿Ve a los señores de las Farc convencidos de que ya las armas no son parte de su vida y cuáles serán las temáticas de esas esculturas que se planean con la fundición potencial de esas armas? “Comienzo por el final. Las características de esos monumentos están por determinarse y serán acordadas por el Gobierno y las Farc. Respecto a lo primero: yo personalmente tengo la absoluta convicción de que las Farc van para el fin del conflicto pero no somos ingenuos y sabemos que tenemos unos retos importantes hacia adelante para asegurar que eso se haga de la mejor manera. Pero no perdamos de vista que lo que pasó el jueves realmente es un paso gigante. Llevamos casi cuatro años en arduas conversaciones. En abril del 2012 tuvimos una crisis en las con-versaciones secretas que tuvimos con ellos por este tema de las armas y el Gobierno dijo: sino queda escrito en la agenda que van a dejar las armas, el Gobierno no entra a un proceso con ustedes. Solo cuando esto se resolvió seguimos adelante en la construcción de la agenda.
Cuatro años más tarde tenemos un acuerdo detallado de cómo será la dejación de armas de las Farc, con un cronograma preciso y con la verificación de la Naciones Unidas. ¿Quién se hubiera imaginado eso? La dejación de las armas obviamente es una condición necesaria para el fin del conflicto y la construcción de la paz. Tenemos qué pensar qué es lo que vamos a hace todos en Antioquia y en los demás departamentos, para construir la paz. Para eso son los acuerdos de La Habana, para sentar unas bases sólidas para la construcción de la paz. Por eso yo digo: “desfarquicemos” este proceso, hablemos menos de las Farc y más de lo que tiene que hacer cada quien para construir conjuntamente la paz”.
El Gobierno usó el miedo recientemente como herramienta publicitaria y también ha utlizado lenguajes violentos contra la oposición. ¿Si hablamos de paz y este Gobierno es coherente, cómo le recomendaría usted al Gobierno que debe socializar lo acordado? “Como miembro del Gobierno escasamente puedo hacer recomendaciones. Solo pienso que hay que tener un mensaje incluyente, un mensaje que incluya también a nuestros críticos, eso es obvio y natural”.
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Mucho ruido y pocas nueces
dirigentes elegidos con sufragios dudosos, consideran más convenientes para ellos”. La emprendió contra la Ley de Zidres, el Código de Policía, la Policía misma y la justicia, pues “duele profundamente (…) que el Esmad siga torturando colombianos que salen a protestar (…) y que el aparato judicial continúe ordenando privaciones abusivas de la libertad”.
Por: José Félix Lafaurie/ Medio: Contexto Ganadero.
No vi nada de eso. ¿Será que nos acostumbramos a la guerra, como dice el presidente, o que ni siquiera hubo tal guerra y no hay alegría por sustracción de materia? Que yo sepa, el Gobierno nunca estuvo “en guerra contra las Farc”, sino luchando contra unos bandidos, así por lo menos los llamaba el presidente antes de su metamorfosis, y todos los ministros y generales hasta hace unos meses; bandidos con los que se tenía que negociar su reinserción al Estado de Derecho y se terminó negociando el Estado de Derecho. Colombia quiere la paz, pero todavía no siente que haya motivos para celebrar, ni siquiera con la anunciada y deseable entrega de las armas. Por eso no hubo ruido donde tenía que haberlo. Pero en La Habana sí lo hubo, y mucho. Hicieron ruido ¡Cuba y Venezuela!, países donde la democracia no cabe, pero se atreven a “garantizar” el tránsito de Colombia hacia una“democracia fortalecida, donde todos quepamos”, como
No se echaron a volar campanas, ni salieron multitudes a celebrar, ni se decretó siquiera día cívico. “El último día de la guerra” no me recuerda la instantánea del famoso beso, el 15 de agosto de 1945, en una Nueva York exultante por el fin de la Segunda Guerra Mundial. prometió Santos en su discurso.
Hicieron ruido los delegados de Estados Unidos y la Unión Europea, que se resisten a borrar a las Farc de sus listados de terroristas y no negocian con ellos, pero no tienen problema en ponerse guayabera y cambiarse de sombrero para estrecharles la mano.
Ruido mundial hicieron Ban KiMoon y la ONU, que hará verificación pero no la hará, porque se dejó imponer observadores
prestados a la Celac –países amigos los llama el presidente–, satélite de la Unasur bolivariana. El presidente organizó todo el ruido, con impecable puesta en escena, aunque prematura y con los riesgos de repetir el chasco de la justicia transicional y el primer apretón de manos. Pero él mismo no hizo mucho ruido; habló bonito como correspondía. El ruido grande…, y las pocas
nueces, estuvieron a cargo de Timochenko, desde la ovación al gran demócrata latinoamericano, Hugo Chávez. Después hubo de todo. Acusó al Estado como único responsable de la violencia y a la Fuerza Pública como “el ejército de ocupación de su propio país en contra de su propio pueblo”. Se robó la iniciativa, porque las Farc “nunca dejaron de hablar de un acuerdo de paz por la vía de las conversaciones”. Deslegitimó a quienes, desde arriba –el Gobierno–, han impuesto “las políticas que
“Nos estamos preparando para el posconflicto”: Danilo Rojas
Foto: llanoticias.com
Por: Santiago Valenzuela
Danilo Rojas cumplió seis meses como presidente del Consejo de Estado. Cuando fue electo, el magistrado sabía que uno de sus retos más urgentes era poner sobre la mesa el tema de la armonización de la justicia con un eventual escenario de posconflicto. Tenía, además, que ser una voz activa en la reforma de equilibrio de poderes, hoy estudiada por la Corte Constitucional. Magistrado, usted llega a la presidencia del Consejo de
Estado en momentos en los que la ciudadanía no cree en la justicia... “Justamente el año pasado creamos la comisión de transparencia y rendición de cuentas. Al igual que cualquier funcionario público, los jueces también tenemos que rendir cuentas. Sin embargo, creo que las personas tienen una información parcial de lo que es la Rama Judicial, y especialmente de lo que son las altas cortes. Queremos que con diferentes eventos la gente
puede obtener información adicional sobre lo que hacen los jueces”. ¿El Tribunal de Aforados que introduce la reforma de equilibrio de poderes puede ser visto como una garantía de transparencia? “Esperaría que sí. Nosotros estuvimos de acuerdo con el principio general: los jueces de las altas cortes necesitamos que nos vigilen, necesitamos quién nos juzguen. El trabajo de la Comisión de Acusaciones ha sido muy pobre, en consecuencia creo que sí es pertinente crear un nuevo modelo”. Usted se ha mostrado inconforme porque la reforma de equilibrio de poderes no genera cambios en la descongestión judicial... “Hubo dos falencia grandes en la reforma: el tema presupuestal, pues no se dijo nada sobre la autonomía de la rama judicial en torno al presupuesto, y la otra es la descongestión. Nosotros quedamos preocupados porque con la declaratoria de inconstitucionalidad del Consejo de Gobierno Judicial por parte de la Corte Constitucional volvemos a un estado anterior donde se presentan los mismos problemas, como la falta de au-
Anunció su lucha “para que se cumpla integralmente lo pactado” y también el imperio de las comunidades que se organizarán para exigirlo y jugaran “papel determinante en todas las decisiones públicas relacionadas a su futuro”.
En medio del ruido hubo silencios. No habló de sus francotiradores, ni de la plata de las Farc, que mientras hablaba seguía entrando a raudales, pues tampoco habló de extorsión, de minería ilegal o de su actividad narcotraficante. ¿Cuándo se acaban?
Al final, aplauso, apretón de manos y el presidente leyó su bonito discurso, sin responder a ninguna de tan graves ofensas a nuestra patria frente al mundo. Todo por la paz. http://www.contextoganadero.com/ columna/mucho-ruido-y-pocas-nueces
Ante un eventual escenario de posconflicto, el Consejo de Estado prepara reformas relacionadas con reparación de víctimas y con modificaciones en el sistema electoral.
tonomía presupuestal real de la rama judicial”. ¿Cuáles deben ser los cambios sustanciales de cara al posconflicto? “Cualquier reforma que se haga de carácter legislativo en esta coyuntura debe tener en cuenta lo que pasa en un escenario de posconflicto. Es torpe hacer caso omiso a ese proceso político que se está realizando. No podemos seguir legislando como si no estuviera pasando nada”. ¿Cómo influye el marco jurídico para la paz? “Es necesario que la rama judicial esté muy atenta sobre la estructura y funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz. Lo pactado va a afectar particularmente a dos sectores: el penal y el de reparaciones, donde la jurisdicción de lo contencioso administrativo tiene mucho que decir”. En ese sentido, ¿qué reformas debe implementar el Consejo de Estado? “Se verá afectado en dos escenarios: en las competencias de la sección electoral, pues va a haber modificaciones importantes en relación al régimen electoral general. También en la sección tercera, que está tratan-
do el tema de las reparaciones. Estamos tomando decisiones sobre las reparaciones causadas con ocasión a daños generados en el conflicto armado”. ¿Lo convence el plebiscito? “Estoy de acuerdo. Mi opinión es que es una competencia del legislador hacerlo porque pone a consideración del pueblo lo que sería el acuerdo final. Creo que es un mecanismo idóneo para la refrendación. La participación popular es un asunto político absolutamente necesario”. ¿Desde la rama judicial hay alguna forma de armonizar las posiciones radicales en el proceso de paz? “La rama judicial cumple una función de control. Lo que se viene es un proceso de conversión de lo político a lo jurídico. Ahora la rama judicial entra en ese escenario donde entra a evaluar el proceso de paz y tiene que hacer valer la pertinencia de normas como el derecho a la paz. Hay exigencias de carácter internacional que permiten que haya procesos de transición bajo condiciones de verdad, justicia y reparación. Los jueces debemos ser sensibles para hacer una relectura del sistema jurídico vigente”.