8 minute read

La alarmante cifra de desperdicios de alimentos

En el mundo más de 963 millones de personas padecen hambre, según la ONU, y sin embargo, anualmente se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos al año. En Colombia se echan a la basura 9,7 millones de toneladas, es decir el 34% de la producción total.

Si cada ciudadano evitara desperdiciar alimentos, quizás no habría hambre en el mundo. Tal vez tampoco se necesitara ampliar constante e irracionalmente la frontera agrícola, que causa deforestación y daños irreparables a los ecosistemas.

Pero la realidad es distinta. Parte de los alimentos que llegan a los hogares van a dar a la caneca de la basura, lo mismo que aquellos que se sirven en restaurantes, hoteles y centros educativos. En las tiendas y supermercados también un porcenel Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la organización británica sobre residuos WRAP es contundente. El denominado “Índice de desperdicios de alimentos 2021” expone una cifra casi aterradora: en 2019, hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados. Esto sugiere que el 17% de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura. Lo peor es que la tendencia sigue en aumento. Para dimensionar aún mejor estos núme-

ros, señala un análisis de la BBC Mundo, quizás sea útil entender su equivalencia en peso: se necesitarían 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados de alimentos, que puestos en fila darían siete vueltas a la Tierra.

Según los resultados del estudio liderado por la ONU, la mayor parte del desperdicio de alimentos -equivalente a un 61%-, proviene de los hogares. Es decir, de las casas de cada uno de nosotros.

taje de las cosechas tienen como destino el carro recolector de desechos.

En toda esta cadena confluyen muchos factores: manejo inadecuado de los productos, falta de infraestructura en la recolección y transporte, ausencia de sistemas adecuados de almacenamiento y, sobre todo, irracionalidad en los hogares, donde se compra más de lo necesario y se consume menos de lo servido. El último y más reciente informe sobre el desperdicio de alimentos elaborado por

¿De dónde provienen los alimentos desechados?

Según los resultados del estudio liderado por la ONU, la mayor parte del desperdicio de alimentos -equivalente a un 61%-, proviene de los hogares. Es decir, de las

casas de cada uno de nosotros, precisa BBC Mundo. De esa manzana que quizás compraste de más y decidiste desecharla. O de ese plátano que, tras llevar días en tu cocina, se puso negro. Luego, un 26% pertenece al rubro de servicio de alimentos, por ejemplo, de restaurantes, hoteles o establecimientos educacionales. Y, finalmente, un 13% proviene del comercio, como supermercados o pequeños almacenes.

Desperdician más los pobres

Con información del desperdicio de alimentos de 54 países, los investigadores llegaron a una de las conclusiones más llamativas de su estudio: los niveles de residuos a nivel doméstico son similares en los países de altos ingresos, medianos altos y medianos bajos. Por ejemplo, Nigeria es uno de los países del mundo donde más comida se bota, con 189 kilos per cápita al año. Algo similar sucede en Ruanda, donde la cifra alcanza los 164 kilos per cápita. Holanda y Bélgica, en cambio, desperdician 50 kilos per cápita al año, mientras que en Estados Unidos son 59, precisa BBC mundo con base en los datos de la ONU. La conclusión, entonces, está clara: este ya no es un problema solo de países ricos, donde los consumidores simplemente compran más de los que pueden comer. Ahora, también es de aquellos países que están en vías al desarrollo.

“Lo que ahora sabemos es que para los países de ingresos medios el desperdicio de alimentos en el hogar es sustancial. Y esto cambia completamente lo que pensábamos anteriormente de que era solo un problema de los países de altos ingresos”, explica a BBC Mundo Tom Quested, analista de WRAP y uno de los autores del reporte.

De acuerdo con la FAO, 690 millones

de personas pasaron hambre en 2019, un número que se espera aumente drásticamente después de la pandemia de coronavirus. Además, 3.000 millones

de personas no pueden pagar una dieta saludable.

La mayoría de los países latinoamericanos no tiene información robusta acerca del desperdicio de alimentos. Esto es un problema pues, sin datos, es imposible dimensionar el tema.

Los investigadores lograron reunir información de siete diferentes puntos geográficos, pertenecientes solo a 4 países de Sudamérica: Belice, Brasil, México y Colombia. De acuerdo con los resultados, Belice desperdicia 53 kilos por persona al año, mientras que en Brasil fueron 60, en México 94 y en Colombia 70. “Los resultados en América Latina sugieren que existe una cantidad sustancial de desperdicio de alimentos proveniente especialmente de los hogares. El continente tiene todavía un largo camino para abordar el problema pues debe entender lo que está sucediendo en sus fronteras para tomar acciones”, explica Tom Quested a BBC Mundo.

De todas maneras, informes anteriores sobre el desperdicio de alimentos en América Latina y el Caribe no son muy alentadores.

Esto Sugiere que se desperdicia el 17% de la producción de alimentos a nivel mundial

Un promedio alto

Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicado en octubre de 2019, el continente es responsable del 20% del volumen global de alimentos que se pierden desde después de la cosecha hasta que llegan a los minoristas. Esto significaría que la región pierde alrededor del 12% de sus alimentos.

Los efectos

Si un 17% de los alimentos disponibles en el mundo se desechan, es de esperar que esto tenga un fuerte impacto económico, social y medioambiental. De acuerdo con la ONU, se estima que entre el 8 y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con comida que no se consume. “El impacto ambiental es enorme. Para darte una idea de la escala de esto, si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor del planeta, solo detrás de China y Estados Unidos”, dice Richard Swannell, director de WRAP. “Por lo que desperdiciar alimentos, alimenta el cambio climático”, agrega a BBC Mundo. La responsabilidad del desperdicio de alimentos en el cambio climático se mide sumando el proceso completo que hay detrás de un determinado producto. Por ejemplo, si es un vegetal, debemos pensar en la cadena que hay detrás de él para que llegue a un hogar: desde la tierra donde se cultiva (terrenos que muchas veces son clave para el hábitat natural de una determinada región) hasta los fertilizantes, el proceso de empaque, el alma-

cenamiento (que en su mayoría requiere de bajas temperaturas que dependen del combustible), el transporte, etc. Lo mismo sucede en el caso de la carne, para la que se necesita una tremenda cadena de producción y procesamiento antes de que llegue a la boca del consumidor. Por otra parte, en términos económicos el desperdicio de alimentos no solo afecta el bolsillo del consumidor (pues está pagando por un producto que no está comiendo) sino también al mercado en general. “La creciente demanda de los productos impulsa los precios para todos”, explica Tom Quested a BBC. Richard Swannell, en tanto, agrega que “una familia promedio en el Reino Unido desperdicia alrededor de 700 libras (US$970) en alimentos cada año. Eso es alrededor de US$80 al mes en alimentos que no se consumen”. Así, reducir las pérdidas podría disminuir los costos de producción pues el sistema productivo se tornaría más eficiente. El impacto social también es brutal si se considera la gran cantidad de gente que no tiene acceso a alimentos de calidad en el mundo.

De acuerdo con la FAO, 690 millones de personas pasaron hambre en 2019, un número que se espera aumente drásticamente después de la pandemia de coronavirus. Además, 3.000 millones de personas no pueden pagar una dieta saludable. Así, la contradicción entre el desperdicio de alimentos y la falta de los mismos está a la vista. “Necesitamos fomentar más donaciones de comida de buena calidad para quienes la necesitan. Y eso es algo muy importante, que debería ser una prioridad creciente tras la pandemia”, afirma Swannell a BBC.

Lo que sucede en Colombia

Según datos del Departamento Nacional de Planeación (DNP), en Colombia se pierden y desperdician anualmente de 9.76 millones de toneladas de alimentos, el equivalente a 34% de la producción total. Las mayores pérdidas se registran en las cadenas de frutas y vegetales (62%) y de raíces y tubérculos (25%).

De acuerdo con los resultados, de las 9,76 millones de toneladas que se pierden o desperdician en el país, el 40,5% (3,95 millones toneladas) lo hacen en la etapa de producción agropecuaria, el 19,8% (1,93 millones de toneladas) se pierde en el proceso de poscosecha y almacenamiento, el 3,5% (342 mil toneladas) en los procesos de procesamiento industrial. Los cálculos del estudio también muestran que el 20,6% (2,01 millones de toneladas) se desperdicia en la distribución y retail y el 15,6% (1,53 millones de toneladas) se desperdicia en los hogares.

¿Cómo podemos reducir el desperdicio?

En promedio, el reporte de la ONU sugiere que a nivel mundial una persona desecha al menos 121 kilos de alimentos al año. Pero ¿qué puede hacer esa persona para dejar de botar tanta comida?

Lo primero es comprar de forma planificada y la cantidad correcta de porciones. WRAP sugiere llevar un registro de lo que se compra y efectivamente se usa. Además, calcular las porciones: una taza de arroz, por ejemplo, rinde por lo menos para tres adultos.

También es importante verificar y entender la fecha de vencimiento de un determinado producto. En el caso de que un alimento vaya a caducar pronto, se puede congelar.

Además, es aconsejable no tirar a la basura las frutas y verduras que se vean “feas”. Muchos alimentos se desperdician porque no cumplen con los requisitos de forma, tamaño o apariencia que solemos asociar con la “calidad” de un producto.

Finalmente, mantener el refrigerador a una temperatura adecuada de aproximadamente 5°C es esencial para que perduren los alimentos. Según el Programa de Acción de Residuos y Recursos, una organización benéfica británica, por lo general los frigoríficos funcionan a 2°C más de lo recomendado.

This article is from: