Cristina Anglada (Madrid, 1984) es licenciada en Historia del Arte por la UCM, comisaria independiente y crítica de arte. Junto con José Ramón Sandar, Virginia Lázaro y Mercedes Egido es fundadora y directora de Nosotros, un dispositivo de difusión de arte contemporáneo. Bajo el marco de la web 2.0, Nosotros sirve como plataforma temporal para el despliegue de una serie de proyectos curatoriales online, gestionados por los comisarios y artistas a los que se les ceden temporalmente las credenciales de acceso a su cuenta de Instagram. Su perfil (@nosotrosart) se convierte en un museo ultra portátil, con la premisa: “Internet es site-specific”. La publicación digital (www.nosotros-art.com), en la que se ha desarrollado un aparato teórico complementario al proyecto en Instagram y que viene realizándose con anterioridad, se ha materializado recientemente en su primer número en papel.
CRISTINA ANGLADA
por Álvaro Giménez, Íñigo Gómez, Daniel Rietti y María Utrilla
03_ E n t r e v i s t a /
ACTA: Nos interesa la idea de proponer Internet como un site-specific. ¿Cómo se ha ido desarrollando ese proyecto desde su gestación? CRISTINA ANGLADA: Empezó el verano pasado dentro de nuestra plataforma de investigación que se llama Nosotros. Entonces estábamos en un proceso de reflexión. Ya sabéis que hasta este momento llevamos cinco años con un blog no tanto de crítica, sino una plataforma en la que podía colaborar cualquier usuario además de los miembros directivos. Se subían contenidos sobre actualidad en arte contemporáneo. A partir de ahí quisimos abrirnos hacia itinerarios más prácticos y uno de ellos era el de empezar a utilizar la red social Instagram como una plataforma en la que investigar los usos expositivos y de trabajo en Internet, otra de las líneas que veníamos investigando desde el principio. La idea provino de uno de los colaboradores, Tolo Cañellas, que está ahora instalado en Mallorca. Instagram es, en estos momentos, como Twitter o Facebook antes. Sobre todo, a nivel artístico, era la red social que más nos interesaba por su uso democrático y común. De esta forma, nos parecía un lugar muy interesante para empezar a jugar. En un principio consistió en invitar a un artista, o más bien a un creador -también hemos incluido literatura-, que durante un tiempo determinado asumiera la autoría de la cuenta de Instagram de Nosotros e hiciese con ella libremente lo que considerara. Nos pareció interesante, ya que se entraba a jugar con las posibilidades creativas que te puede dar Internet en términos de tiempo y de experimentación. A: Internet y las redes sociales son el medio de visibilización de imágenes más rápido y, en cierta manera, más poblado. ¿Por qué huir del espacio clásico? ¿Qué moviliza esa búsqueda de lo alternativo? Intuimos, en ese sentido, que tiene que ver con la situación precaria en la que se encuentra el arte emergente y las condiciones materiales de producción artística joven... CA: De hecho, Nosotros surge de la confluencia de dos factores: por un lado, el contexto económico en el que me encontraba -en cuanto a oportunidades laborales tras licenciarme era bastante débil, más aún en el circuito de los profesionales del arte en España-; y por otro, se estaba empezando a manifestar un claro auge de las redes sociales y la web 2.0. De repente, nos vemos en una situación en la que era imposible que nos contratara ningún periódico o revista para escribir. Teníamos los blogs en los que de manera gratuita podías empezar a publicar tu trabajo. Por lo que, nació de una forma relacionada con la precariedad, pero también con las ganas de hacer cosas de una manera alternativa. Además, el tipo de contenido que se ha publicado no ha tenido nunca que ver con la crítica tradicional sujeta a unos parámetros y modelos rígidos. Se trata de una crítica mucho más reflexiva, mucho más libre, mezclada con literatura, con otro tipo de experimentaciones a nivel escrito. Los medios online de publicación han funcionado increíblemente bien. En el arte, aparentemente no hacía falta nada más, es decir, todos vemos exposiciones 1
a través de Internet que están en Nueva York, en Suecia o en Turquía... Es verdad que Internet tiene el peligro de la dispersión: al final es complicado retener esas dosis de información. A: Por eso nos interesa conocer qué limitaciones encontráis, en términos de experiencia estética, respecto a otros formatos expositivos. CA: Creo que es la propia coyuntura en la que accedes a la obra artística, las características que tiene el medio. Tú estás viendo algo con cinco o cinco mil pantallas abiertas a la vez. No es la misma contemplación aislada que puedes realizar en una exposición física, en una galería o en un museo. En mi opinión, eso ya está en nuestra mirada, y la aparición de Internet en nuestra vida diaria ha ido modificándola. A: Claro, porque es un medio fundamentalmente audiovisual... CA: Eso es, sí, es audiovisual y rápido. En ese sentido, es interesante el papel que adquiere la palabra. Muy poca gente lee las hojas de sala en exposiciones convencionales y por eso, aunque no elimina este aspecto, Internet se va adaptando como espacio de recepción/producción visual, haciendo perder protagonismo a lo que describe o nos cuenta por escrito a qué estamos asistiendo. Instagram, como propuesta de trabajo artístico y expositivo, tiene limitaciones con respecto a lo clásico, en todo caso, en un plano en el que quizá no le interese entrar a competir, pero, por lo que comentaba, le veo más beneficios que limitaciones. A: En vuestro manifiesto se puede leer: “Visibilizando lo invisible”. Obviamente, esto se refiere al impulso de artistas que de otra manera no tendrían ningún tipo de presencia pública. En un mundo tan sobrecargado visualmente como es Internet, ¿qué margen de visibilidad es el que ofrece tanto vuestra publicación digital como el perfil de Instagram y qué lo diferencia respecto a otros lugares en los que la producción y reproducción de contenido es inmensa? CA: Comparemos con otros blogs de arte como Contemporary Art Daily, This is Tomorrow, I Like This Art, etc. Nosotros se diferencia porque trabaja en una línea autoconsciente, es decir, se intentaba conseguir que no fuera una simple plataforma de acumulación de contenidos que nos gustasen, sino que hubiera un puente reflexivo adecuado con los artistas. Hemos ido introduciendo el perfil de artista y los proyectos de Dispares, en estos últimos participan todos los colaboradores para también mirar la cantidad de posts que se suben a la semana. Todo ello sin perder esa capacidad de reflexión sobre el propio medio. Es decir, tratamos de huir de publicar la hoja de sala de una exposición, que es lo que hacen muchos de los blogs que tienen tantas entradas al día y en consecuencia obtienen muchísimas visitas. Eso entra en relación con una cuestión de financiación: aquí no hay nada de dinero ni tenemos 2
intención de que lo haya, con el número en papel hemos hecho una inversión y con las ventas se recuperará, pero no existe ningún lucro. A: Nos preguntábamos por los criterios de selección que aplicáis en vuestro trabajo. ¿Cómo se produce ese traslado de un formato a otro? ¿Existen conflictos en eso? CA: Nos posicionamos contra determinadas jerarquías comisariales en las que una única visión decide bajo unos criterios cerrados. Aunque pueden ser muy fundamentados y podemos estar muy de acuerdo con ellos, no encajan con el espíritu de nuestro proyecto. En Nosotros estamos trabajando con un equipo de varias personas y siempre damos cierta apertura a que la gente que colabora sea de diferentes campos. Por lo tanto, sí existe criterio de selección porque hay un equipo directivo y de coordinación que decide más o menos los contenidos y los colaboradores que participan. No toda la gente que se nos acerca diciendo “queremos publicar esto” entra, pero existen unos criterios no tanto personales, sino de calidad objetiva. Siempre hay filtros, pero siendo más abiertos y razonados. También tenemos unas líneas de investigación muy claras que son: arte contemporáneo, arte e Internet y cruce de formatos. Preferimos que haya cierta coherencia de contenidos aún siendo bastante adaptables a diferentes tipos de propuestas. A: ¿Con qué similitudes se encuentran los nuevos formatos que proponéis? ¿Tenéis una selección de artistas, no? Quizá un poco como una galería... CA: Sí, de hecho esa es la idea, siempre soñamos con que en un futuro, de alguna manera y sin trabajar bajo un canon tradicional, Nosotros se convierta en una especie de galería, pero con un sentido bajo el cual tengamos la capacidad de vender esas piezas, de poder hacer ciertas transacciones económicas. A: Entonces, ¿tiene una vocación comercial? CA: Bueno, algunos socios tienen más interés que otros, pero siempre te gustaría vivir de lo que te interesa realmente. No de una manera condescendiente, puedes trabajar con los artistas comisariando, escribiendo, etc. Sin embargo, hasta que no vendes, no estás rematando el ciclo de su trabajo. Es verdad que tiene un cierto carácter casi de representación o de apoyo a ciertos artistas que llevamos siguiendo desde el principio. Pero ahora, a día de hoy, es más un proyecto casi de investigación y de colaboración. A: Es cierto que casi cualquier tipo de aspiración de visibilidad en Internet está dominada por grandes corporaciones del sector como Facebook, y nos preguntamos qué contradicciones hay en ese sentido. ¿Cómo manejar el hecho de que sea una herramienta útil para la emergencia y el posicionamiento del arte joven, al mismo tiempo que está sujeta a sus propias dinámicas de representación? 3
CA: Ahora que tenemos a Hito Steyerl en el Museo Reina Sofía, todo ese tipo de peligros los conocemos y trabajamos mucho en ser, por lo menos, conscientes de ellos. Pero la desgracia es que no se puede huir completamente de la realidad capitalista, que es de la que dependen todo este tipo de organismos. Facebook o Instagram son el demonio y deberíamos no tener ni perfil, pero tampoco es que tengamos un carácter especialmente subversivo, sino que intentamos hacer las cosas de una manera que nos resulten adecuadas y sinceras en el momento actual. A: Nos referíamos a si hay, desde vuestro trabajo, una visión crítica a este respecto. CA: Sí, lo que pasa es que yo tengo mucho miedo a las críticas trabajando desde las mismas vías que criticas, ya sea el arte político en los museos... Por ejemplo, Hito Steyerl tiene una producción impresionante y está utilizando las herramientas que ella misma pone en cuestión. Luego dice que el museo es el “campo de batalla”, pero al final no es así. Justamente, ese tipo de temas nos interesan mucho, en general lo que hacemos es trabajar reflexivamente en torno a ellos -intentando escribir o trabajar con artistas-. A: Pero, ¿esa postura no os genera cierta frustración? CA: Sí, nos genera muchas frustraciones y preocupaciones. Lo que ocurre es que la frustración no te sirve para trabajar o para desarrollar proyectos. No debemos hablar de solucionarlo desde el arte; hay que ser consciente que, aunque eso es un marco en el que hay pequeñas grietas, es completamente inabarcable e inamovible. A: Vuestro proyecto ha servido para crear un nexo entre artistas jóvenes poco conocidos y el circuito artístico. Queremos preguntarte por los resultados obtenidos: ¿cómo de efectiva ha sido y está siendo esta estrategia? No nos referimos simplemente a la proyección comercial de uno u otro artista, pero ¿en qué medida ha sido un impulso importante? CA: Pues no te sabría decir hasta qué punto Nosotros ha sido la plataforma por la que algún artista haya sido posteriormente representado por galerías, pero yo creo que, sobre todo, a nivel local, sí que ha ayudado a visibilizar y/o a dar cierto apoyo a artistas. Antes las vías eran: estudiar un máster fuera o estar recomendado por otro artista. Ahora mismo estamos en un momento en el que existen millones de vías de visibilización para el artista una vez sale de la facultad, por lo que no te sabría decir exactamente si Nosotros h a tenido mayor o menor papel en ello, no tengo conocimiento. A: ¿Con qué artistas habéis trabajado? CA: Jonay P. Matos o Ferrán Pla, por ejemplo. A otros sí que les hemos conocido por un galerista, aunque sea en un circuito en el que ya estaban un poco visibles. En el caso de 4
ellos, que eran artistas que trabajaban directamente en su casa, sí que puede haber existido, no un rescate, pero sí un trabajo en común y de utilizar la vía de Nosotros para trabajar juntos. Pero es muy difícil echarte flores de que has servido para la carrera de algún artista. No te sabría decir... ¡ojalá! Eso lo tienen que decir ellos. A: En nuestra opinión, con Internet reaparece el debate en torno a la materialidad del objeto de arte y a la función de este como un producto comercial. Ya has comentado que no existe un ánimo de lucro en el proyecto, pero ¿se da la posibilidad de que aparezca algún tipo de beneficios económicos para los artistas y comisarios por ese trabajo? ¿Hay una expectativa de ello? CA: Yo, por ejemplo, trabajo en otras cosas y mis ingresos económicos vienen de otros trabajos. Pero a mí lo que más feliz me hace es esto, porque no está ligado a responsabilidades externas. Al no depender absolutamente de esos ingresos a mí me supone un alivio y adquiere autonomía. Hay otros socios que sí tienen interés en que tenga rentabilidad económica para poder retribuir a colaboradores, pero a mí me encantaría mantenerlo libre, a no ser que tenga un mecenas que diga “me encanta este proyecto, quiero darle un millón al año y que hagáis lo que os dé la gana con ello”. Lo veo muy poco probable. A: No, pero siempre existe ese deseo, quizá la publicidad... CA: No, la publicidad no es una opción en ningún caso, ni de ferias de arte, ni de dodotis. No me apetece. Hay otro tipo de acuerdos, pero todos tienen un lado malo que te supone un sacrificio. Como somos un equipo, al final, si hay necesidad, tendremos que ir haciendo ajustes. Pero en principio no. A: ¿Por qué aparece la idea de hacer Nosotros en papel? CA: El número en papel nace por varios motivos. Después de cinco años de trabajo online, y de interés en el ámbito de Internet, lo que nos apetecía era volver al objeto y al papel como fetiche..., a esos ritmos de contemplación de los que hablábamos antes y que se perdían en Internet. El papel lo tiene a un nivel de lectura y de apreciación de las imágenes. Se trata de algo que permanece en el tiempo de una manera tangible. Nos apetecía, además, celebrar los cinco años que llevamos de vida, de trabajo con todos los colaboradores, y generar unos contenidos específicos como entrevistas o ensayos. Por supuesto, hemos tratado de hacer una buena inversión que se recupere con la venta. A: ¿Va a tener continuidad? CA: Sí, a mí me gustaría que se publicase uno al año, que fuera como un especial anual. Y también prepararlo mejor, porque este número lo sacamos con tres meses de trabajo, de manera muy espontánea. 5
A: ¿Queréis que sea una plataforma que complemente al Nosotros online? CA: Sí, que lo complemente. Experimentamos con ese cruce de formatos que mencionaba, tanto en el formato editorial, como el curatorial, como el de la propia obra de los artistas que publicamos. Nos interesan las narrativas que aparecen cuando confluyen todos ellos. A: Queremos conocer cuál es tu posición respecto a la función de la crítica en el sistema actual. Ya hemos visto que hay una crisis en torno al cometido de la crítica. ¿Es Nosotros -el número en papel, la edición digital y el proyecto en Instagram- una manera también de activar esa crítica emergente? CA: No se trata tanto de un problema de la crítica de arte, sino de la crítica tradicional y de las persona influidas por determinados tipos de criterios y formación. Ha habido muchos que no estaban siquiera preparados y lo único que hacían era soltar sapos por la boca. Yo creo más en el trabajo reflexivo y en una crítica, ya no digo positiva, pero sí de construcción de un discurso útil, ha habido mucha opinología. Ahora ha desaparecido la crítica tal y como la entendíamos. Aunque no sea la panacea, existen críticos bloggers. Entonces, yo creo que está en nuestras manos también, en las de las generaciones jóvenes, es necesario que se creen otras vías discursivas. La crítica no tiene por qué ir ligada a lo destructivo, debe existir el diálogo con el artista en un contexto concreto, teniendo en cuenta a las instituciones, cómo funciona el sistema, etc. A: Vuestro proyecto nos resultaba también un intento de renovación de esa crítica... CA: Claro, lo intentamos. En Nosotros, se han publicado dos o tres críticas en esa línea. A mí me interesa más el texto de catálogo y, sobre todo, escribir con cierta investigación previa. Además, hay otros contenidos donde puedes jugar más a explicar con la imagen y a que no sea tan relevante la crítica. De ahí también el papel, el papel tiene otro ritmo de lectura en el que te puedes permitir otra reflexión, en la que sabes que la gente lo va a leer. En Internet lo que se hace es lectura en diagonal y, como decía antes, se produce una dispersión absoluta mirando otro tipo de cosas. La crítica, obviamente, necesita unos tiempos, puedes hacer crítica en Twitter, pero no creo que vayas a generar mucho discurso... De ahí que yo vea el formato impreso más adecuado para otro tipo de textos. A: Durante tu estancia en Berlín tuviste contacto con el mercado del arte. ¿Existe una vinculación del proyecto con la situación de allí? CA: El proyecto de Nosotros nació justo cuando yo pasaba mis últimos meses en Berlín. Me vino a visitar José Ramón y hablamos de montar algo a mí regreso a Madrid, y lo pusimos en marcha justo cuando me fui de Berlín a Madrid a hacer 6
el máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual. Tenemos a un par de colaboradoras que están allí, que escriben desde allí, y sí que tengo cierta relación con el contexto porque estuve, pero ha cambiado muchísimo. Berlín tiene una manera especial de hacer lo alternativo, pero desde hace unos cuatro años, algunas zonas están muy gentrificadas. Yo fui al Gallery Weekend hace unos dos años y es algo diferente. Sigue habiendo cosas, pero por ejemplo algunas galerías como Invaliden 1 acaban de cerrar. Esta estaba formada por varios españoles, ellos iban a los barrios lejanos y los ponían de moda, movían otras galerías, ponían de moda la zona y finalmente los echaban porque ya no podían pagar el alquiler, entonces se iban a otro barrio y así sucesivamente. Los movimientos que genera el arte o la escena del arte en ciudades como Berlín son espectaculares. Fue allí donde me formé en arte contemporáneo, cuando llegué en 2008. Pero después es verdad que me desligué, cuando me vine aquí a Madrid, casi toda mi experiencia profesional se ha desarrollado en Madrid. Conozco parte de la escena de Berlín, pero no con suficiente profundidad como para comentarla aquí en relación a Nosotros.
7