Conéctate, diciembre 2022: El nacimiento de Jesús

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EL NACIMIENTO DE JESÚS

El Hijo de Dios viene a la Tierra Cuando Navidad rima con soledad 5 pautas para espantar la pena Conéxión con Jesús Una historia de amor

TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA Año 23 • Número 12
CAMBIA

A NUESTROS AMIGOS jesús y el zapatero

Uno de mis cuentos favoritos de Navidad trata de un viejo zapatero remendón, llamado Martín, que en cierta Nochebuena soñó que Jesús lo visitaría al día siguiente.1

Tan gráfico fue el sueño que Martín no dudó en absoluto de que se haría realidad.

Así que a la mañana siguiente se levantó, decoró su taller y se sentó a esperar a Jesús.

Transcurrían las horas, pero Jesús no se presentaba. Desde la ventana, sin embargo, Martín notó que un anciano pasaba por allí. Lo invitó a pasar y resguardarse del frío. Mientras conversaban, advirtió varios agujeros en los zapatos del anciano y le alcanzó un nuevo par que tenía en el estante.

Así y todo, Jesús no aparecía. Una mujer tocó entonces a la puerta. Le contó que no había comido nada ese día y le preguntó si era tan amable de darle algo para su familia. Martín le cedió el almuerzo que se había preparado y se sentó nuevamente a aguardar a Jesús.

No oyó a Jesús, pero sí a un niño que lloraba frente a su negocio. Era del barrio y resultó que se había separado de sus padres y andaba perdido. Como todavía no existían teléfonos, se adosó su abrigo, cerró el taller con llave y llevó al niño a su casa a varias cuadras de distancia.

Aquella noche Martín revivió lo ocurrido ese día con un dejo tristeza por no haberse cumplido su sueño. Oh, Jesús, ¿por qué no viniste?

Le pareció entonces haber oído una voz que le decía: Si hoy vine tres veces a verte. Fui el hombre de los pies fríos. Fui la mujer a la que diste de comer. Fui el niño perdido en la calle.

Jesús efectivamente había venido, y el zapatero lo había atendido sin saberlo.2

Una de las paradojas del mundo moderno es que la mayoría de la gente que de una u otra manera celebra la Navidad no ha oído nunca la verdadera historia que marcó su origen. Incluso, muchos que han visto pesebres o nacimientos, motivos alegóricos o trozos de películas navideñas y reconocen a los personajes —María, José, el niño Jesús, los pastores, los reyes magos y los ángeles—, no saben en realidad qué les sucedió o qué relevancia tuvieron.

Difícilmente se lo podríamos reprochar. El ecosistema navideño está atiborrado de intereses comerciales que nos despistan del mensaje central. La verdad es que a casi todos nos vendría bien un recordatorio. Por eso en el presente número de Conéctate publicamos un artículo de fondo (págs. 4-7) que nos narra de nuevo, prolijamente, los sucesos que dieron comienzo a todo.

Estimados lectores, les deseamos una magnífica Navidad en compañía de sus seres queridos.

1. «Donde hay amor, allí está Dios» es un cuento de Navidad que León Tolstoi revisó en 1885 a partir del relato «Le pére Martín» escrito por el pastor protestante francés Ruben Saillens (1855-1942) y publicado en 1881 en Toulouse.

2. Véase Mateo 25:37-40

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Año 23, número 12 2

LA ÚLTIMA BOTA

Todos los años, en Navidad, mi amiga Aira y yo nos reunimos para preparar botas o botines de Navidad para los huérfanos de dos hospicios cercanos. Nos da mucha alegría hacerlo, ya que ambas estamos lejos de nuestras familias en esa temporada.

Habíamos dispuesto una pequeña cadena de montaje en mi sala de estar y acabábamos de poner varios artículos de aseo, una toalla de mano, caramelos de Navidad, etc., en las botas, una para cada huérfano.

Repasamos todo con la mirada y nos dimos cuenta de que quedaba exactamente uno de cada artículo.

—Puedes llevártelos —dijo Aira.

—¡Yo no! —dije entre risas—. No necesito nada de eso.

Así que los útiles sobrantes se dejaron en un pequeño montón sobre la mesa de café.

Terminamos de empaquetar las botas en cajas y las carga mos en el auto de Aira para que las entregara en los orfanatos.

—Seguro que muchos niños se pondrán contentos hoy allí —dije sonriendo mientras me despedía.

Aquella tarde, después de entregar todas las botas, un empleado de uno de los orfanatos me envió un mensaje:

—Le informo que hemos recibido un nuevo niño desde la última vez que estuvo usted aquí.

—Ay, no —pensé—. Tendrán una bota menos. Pobre niño.

Me di vuelta y vi los artículos sobrantes encima de la mesa.

En efecto, quedaba exactamente uno de cada uno. Llené rápidamente una bota más y la envié al orfanato. Esto es increíble —pensé—. Desde el principio Jesús tenía conocimiento del nuevo niño huérfano que llegaría al hospicio. ¡Estaba esperando a que lo descubriéramos!

Dios quería tanto a ese niño que acababa de quedar huérfano que se aseguró de que no terminara olvidado en Navidad. Más aún, nos ama tanto a cada uno de nosotros que envió a Su único Hijo para salvarnos.

¡He ahí la esencia de la Navidad! No se trata de los regalos ni de las festividades, ni siquiera de lo que pode mos hacer por los demás. La Navidad se centra en el amor de Dios, un amor tan personalizado que no se olvida de nadie, ni siquiera de un huérfano.

G.L. Ellens fue misionera y docente en el su reste asiático durante más de 25 años. Pese a que se jubiló, aún realiza labores voluntarias, además de dedicarse a escribir. ■

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G.L. Ellens

EL NACIMIENTO

DE JESÚS

La vida y milagros de Jesús comienza con el relato de Su nacimiento, tal como aparece en los Evangelios de Mateo y Lucas. En el Antiguo Testamento ya estaba predicha Su venida y se revelaron datos con cretos sobre el Salvador prometido por Dios. En los Evangelios hallamos el cumplimiento de las predicciones del Antiguo Testamento sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús, que trajeron salvación al mundo.

Al narrar el nacimiento de Jesús, Mateo y Lucas presen tan diferentes aspectos y mencionan distintos sucesos, si bien los hechos que refieren son más o menos los mismos y ambos hacen hincapié en los mismos puntos relevantes. La narración de Mateo se centra en José y su función, mientras que el relato de Lucas se enfoca en el papel de María y presenta la historia desde el punto de vista de ella.

Mateo en su relato nos cuenta que José era «bueno» o «justo», o sea, un judío observante que cumplía las leyes de Dios. Estaba comprometido con una joven llamada María, y «antes que vivieran juntos se halló que [ella] había concebido del Espíritu Santo.»1 En la Palestina del siglo I, antes del casamiento había un período de noviazgo. Por estar comprometida con José, María ya era considerada su esposa, aunque no hubieran comenzado a vivir juntos. Fue durante ese periodo prematrimonial que ella quedó encinta.

1. Mateo 1:18

2. Lucas 1:28, 30-35

3. Lucas 1:38

4. Fulton J. Sheen: Vida de Cristo (Barcelona: Herder, 1959), 20,21.

Lucas narra que el ángel Gabriel fue enviado a María para anunciarle que había hallado favor ante Dios:

Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo: —¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo […], porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo […] y su Reino no tendrá fin.

Entonces María preguntó al ángel: —¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.

Respondiendo el ángel, le dijo: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios.2

Se trata de una concepción única en la Historia. María queda encinta a raíz de un acto creativo de Dios. No se nos dice exactamente cómo ocurrió, de la misma manera que no se nos revelan detalles sobre cómo creó Dios el mundo, aparte de que habló y lo hizo.

María da su consentimiento diciendo: —Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.3

Fulton Sheen describe la situación de una forma muy bella:

Lo que se llama anunciación fue en realidad un acto en que Dios pidió a una criatura su libre consentimiento para ayudarlo a incorporarse a la humanidad. […] Lo que hizo, por tanto, fue pedir a una mujer, que repre sentaba a la humanidad, que le diera libremente una naturaleza humana.4

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El ángel le da a María una señal para que sepa que lo que le anuncia es cierto: le dice que Elisabet, una pariente suya ya mayor, también ha concebido un hijo. «Levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá», para hacerle una visita a Elisabet, la cual, a pesar de no estar ya en edad reproductiva, también había concebido milagrosamente un hijo.5 Tras permane cer unos tres meses con Elisabet, María vuelve a su casa en Nazaret.

Al regresar, se encuentra con el evidente problema de que tiene tres meses de embarazo y José sabe que él no es el padre. Podemos imaginarnos el pesar, el dolor, la tris teza, la sensación de haber sido traicionado y el enojo que probablemente embargaron a José al quedarse «pensando […] en esto».6

Si José hubiera acusado a María de adulterio, la ley mosaica decretaba que podía ser lapidada por ello.7 Pero José, «como […] no quería infamarla, quiso dejarla secretamente».8

5. V. Lucas 1:39 6. Mateo 1:20 7. V.Deuteronomio 22:20,21. 8. Mateo 1:19 9. Mateo 1:20,21,24,25 NVI

Un divorcio totalmente secreto era imposible, ya que el marido debía entregar a la esposa la carta o certificado de repudio en presencia de dos testigos; y cualquiera que fuera la razón que alegara José para divorciarse de ella, todos sacarían la conclusión de que el verdadero motivo era adulterio. Al escribir que José decidió divorciarse de ella en secreto Mateo quiso decir que resolvió no acusarla públicamente de adulterio. Para José, un hombre justo que observaba las leyes de Dios, lo correcto era romper el compromiso con María. No obstante, decide abordar el divorcio compasivamente, sin aducir adulterio.

Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apa reció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús.9

El mensaje que se le comunica en el sueño acaba con sus planes de divorcio. El ángel le dice que el niño es obra del Espíritu Santo, por lo que no hay motivo para que tema infringir la ley de Dios al casarse con ella, ya

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que no se ha cometido adulterio. José entonces cumple la segunda fase del trámite matrimonial al recibir a María en su casa como esposa y por tanto hacerse cargo de ella y asumir legalmente la paternidad del niño que va a nacer.

Unos meses después del regreso de María tras su visita a Elisabet, María y José emprenden viaje a Belén. Se nos informa que el motivo del viaje fue que César Augusto había ordenado un censo y que según la costumbre judía José debía trasladarse a Belén, el pueblo de sus antepasa dos, ya que era de la casa y linaje del rey David.

Lucas describe que José fue de Nazaret, en la provincia de Galilea, a Belén, una aldea de Judea situada a 10 kilómetros de Jerusalén, para empadronarse. María lo acompañó. Estando allá, le llegó el momento de dar a luz. «Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.»10

En los campos de los alrededores de Belén había pastores que cuidaban sus ovejas.

De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los

10. Lucas 2:6,7 11. Lucas 2:9-12 NTV 12. Lucas 2:13,14

pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! Y lo reconocerán por la siguiente señal: Encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre.»11

Esta es la tercera vez que se aparece un ángel para anunciar lo que Dios está haciendo al enviar a Jesús al mundo. La primera vez se le apareció a María; la siguiente a José, y en esta ocasión, a los pastores. En este caso, la gloria del Señor —el esplendor divino cual luz brillante— rodea a los pastores.

A continuación se nos dice que «de pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud —los ejércitos celestia les— que alababan a Dios y decían: “Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace”».12

Mientras hacían una ofrenda en el Templo, cuando Jesús tenía más o menos un mes de nacido, María y José se encontraron con Simeón, un hombre justo y piadoso que esperaba con «anhelo que llegara el Mesías y rescatara a Israel. […] Cuando María y José llegaron para presentar al bebé Jesús ante el Señor como exigía la ley, Simeón [...] tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios diciendo: “He

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visto tu salvación, la que preparaste para toda la gente. Él es una luz para revelar a Dios a las naciones, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel!”».13 María y José quedaron maravillados o pasmados por lo que Simeón había dicho sobre su hijo.14

Mateo narra otros hechos relacionados con el naci miento de Jesús, a saber, la visita de los magos: «Llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues Su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo”».15

No se sabe exactamente de dónde venían. De todos modos, su lugar de origen no es tan importante como el hecho de que venían de fuera de Israel. Mateo pone de manifiesto que Dios está haciendo algo nuevo al destacar que cuando nació Jesús los gentiles fueron atraídos por la luz del Hijo de Dios.

Cuando los sabios llegaron a Belén, «entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y se arrodillaron para adorarlo. Abrieron los cofres que llevaban y le regala ron al niño oro, incienso y mirra».16 En ningún momento se indica cuántos magos eran, si bien la tradición sostiene

13. Lucas 2:25, 27-28,30-32 NTV

14. V. Lucas 2:33

15. Mateo 2:1,2

16. Mateo 2:11 NTV

que había tres, basándose en el hecho de que son tres los presentes mencionados: incienso, oro y mirra.

Con esto termina el relato del nacimiento de Jesús en el que ya se advierte el cumplimiento de la promesa divina de enviar un Mesías para redimir a la humanidad. Como dicha promesa debía cumplirse en el mundo, Dios optó por introducirse en la dimensión temporal y física del mundo. Puso a Su Hijo al cuidado de dos fieles creyentes, cumplió las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías venidero y creó las circunstancias propicias para la salvación que había prometido.

El hecho de que Dios se introdujera en el mundo y conviviera con Su creación a fin de reconciliar consigo a la humanidad mediante Su muerte y resurrección, constituye el acontecimiento más trascendental de la historia de la humanidad. Los Evangelios muestran que la vida de Jesús —desde Su nacimiento hasta Su muerte y más allá aún— cumple las promesas de Dios y prueba Su gran amor por los seres humanos, pues es gracias a ella que podemos llegar a ser hijos Suyos.

Peter Amsterdam dirige juntamente con su esposa, María Fontaine, el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■

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ESOS PRECIADOS RECUERDOS

[Después de oír al ángel anunciar el nacimiento de Cristo, los pastores] fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas.1

Todos los que escucharon el relato de los pastores se quedaron asombrados: la aparición de los ángeles en una ladera, que entonaban cánticos y les indicaron el lugar donde hallarían al recién nacido de una pareja venida de Nazaret. «Los encontrarán alojados en un establo».

Mientras tanto María descansaba tranquilamente contemplando el rostro apacible del niño Jesús. Evocaba todos los acontecimientos de los últimos nueve meses. Preciaba cada recuerdo y lo meditaba en su corazón. La armoniosa sincronización, los detalles, tantas escenas que confluían hasta culminar en aquel acontecimiento singular: La llegada del Mesías, el Salvador, que en ese momento yacía en un pesebre. Revivió la visita angélica, el sueño de José, la reacción de su prima Isabel, el duro viaje a Belén en sus últimos días de embarazo. ¿No era acaso un revés muy fuerte que no encontraran lugar donde alojarse estando

ella tan cansada? El niño nació en las circunstancias más inusitadas. Hasta quizá dudó: ¿Se acordaría Dios de las pro mesas que le había hecho con respecto a aquella criatura?

Mas cuando los pastores le contaron sobre el coro celestial y las instrucciones divinas, ella supo que Dios sí acordaba y que el cielo se regocijaba. Nuevamente María comprende la trascendencia del acontecimiento y medita en él una y otra vez.

¿Qué me asombra de la exquisita narración de la Primera Navidad? ¿Qué guardo yo en mi corazón cuando reflexiono sobre el relato intemporal del nacimiento de mi Salvador? Al igual que María, pienso en cómo el Espíritu de Dios fue disponiendo de cada detalle, desde lo más trascendente hasta lo más insignificante: personas, lugares, la coordinación de los tiempos. Eso es un deleite para Dios; le encanta trabajar en múltiples planos.

Veo cómo mi vida se ha entrelazado con tantas personas entrañables y cómo los acontecimientos de nuestras existencias separadas se fueron desenvolviendo para encontrarse en momentos sublimes de conexión. Me asombro cuando veo los hilos tejidos en el tapiz de mi historia. Valoro entonces profundamente cada recuerdo y a menudo reflexiono sobre ellos en mi corazón.

Sally García es educadora y misionera. Vive en Chile y está afiliada a la Familia Internacional. ■

1. Lucas 2:16-19 NVI, la cursiva es nuestra
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EL SENTIDO DE LA NAVIDAD

Después de un par de Navidades discretas, debido a las restricciones sanitarias provocadas por la pandemia, muchos de nosotros hemos optado por celebraciones más sencillas e íntimas. Eso nos ha devuelto al verdadero mensaje de la Navidad: Agradecer y valorar el regalo que Dios nos hizo esa noche: Su propio Hijo. Y expresar ese agradecimiento en actos de amor por nuestros semejantes.

En el fondo la Navidad es una fiesta de amor, del amor que Dios abriga por cada uno de nosotros. La mejor forma de celebrarla es regalarle a Jesús nuestro amor y gratitud. Es además una época en que podemos hacer una pausa para recordar a los que con frecuencia son olvida dos. Podemos tender una mano a los necesitados.

Esas cosas no solo hacen feliz a Dios, sino que nos proporcionan profunda satisfacción. Lo que hace tan entrañable la Navidad no son los regalos, los adornos ni las festividades, sino lo que ofrecemos de corazón a Jesús y al prójimo. Dar de corazón es una señal de gratitud y aprecio por lo generoso que ha sido Dios con nosotros. ■

ORACIÓN DE NAVIDAD

Jesús, eres Dios y eres hombre, Rey y siervo de todos. Dejaste atrás Tu trono eterno en los Cielos para convertirte en mortal. Te encarnaste y te hiciste uno de nosotros para sal varnos. Me embarga la emoción al pensar que viniste humildemente a nuestro mundo y lo transformaste para siempre.

Cuando naciste entre nosotros nos obsequiaste los regalos más preciosos que cabe concebir: salvación, vida eterna, paz, esperanza y amor. ¿Quién se iba a imaginar que todo eso vendría por medio de un recién nacido, hijo de padres plebeyos, envuelto en trapos y acostado en un pesebre donde comen los animales?

Te agradezco que a causa de la Navidad ya nunca estoy solo. Tenga o no familia y amigos, pase por buenos o por malos momentos, siempre podré contar contigo y con Tu amor, ya que vives en mi corazón. Gracias porque elegiste experimentar tanto la alegría como el sufrimiento terrenales. Gracias por soportar las lágrimas, el dolor, la decepción, la soledad, el agotamiento y la muerte, para poder comprendernos de verdad. ¡No ha habido nunca amor más perfecto que el Tuyo!

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CUANDO NAVIDAD

RIMA CON

Si esta Navidad te pica ese sentimiento de soledad, no estás solo. Las canciones melancólicas de Navidad tienen éxito porque tocan una fibra sensible en muchas personas.

Para una cantidad importante de personas las Navidades de este año estarán teñidas por la pérdida de un ser querido o un compañero/a. El decorado del árbol y todas las tradiciones navideñas no son lo mismo cuando se está solo y todos los demás disfrutan de su familia y amigos. Como dice la clásica canción Blue Christmas: «No será lo mismo, querida, si no estás aquí conmigo».

Con todo, ¿hasta qué punto está extendida la soledad en esta época del año? Age UK calcula que 450.000 adul tos mayores estarán solos estas Navidades. Y la Campaña para acabar con la soledad afirma que 800.000 personas de avanzada edad en Inglaterra sufren de «soledad crónica», casi tres millones se sienten solas y cinco millones consi deran la televisión su principal compañía.

La soledad crónica es algo más que la falta de compa ñía. Implica sentirse aislado, sin el apoyo de los demás durante un largo periodo. Podemos estar rodeados de gente y aun así sentirnos solos. Ese aislamiento puede ser autoimpuesto a causa de inhibiciones, o puede ser consecuencia de falta de aptitudes comunicativas o de

1. Entrevista de Paul McCartney con GQ en 2018

impedimentos de índole física. En cualquier caso, el aislamiento puede provocar sentimientos de estrés, baja autoestima o depresión.

Paul McCartney cuenta que su canción Eleanor Rigby («All the lonely people, where do they all come from?») (¿De dónde viene toda esa gente solitaria?) se inspiró en sus experiencias de juventud. «Cuando era muy pequeño resi día en una urbanización donde vivían muchas ancianas. Me gustaba sentarme con ellas porque narraban sucesos interesantísimos sobre la Segunda Guerra Mundial. Solía visitar a una señora en particular a la que le hacía las compras, pues como te imaginarás, no podía salir. Así que tenía en mi mente esa figura de una anciana solitaria. A lo largo de los años, conocí a un par más, y quizá su soledad me hizo empatizar con ellas. Eso me motivó a empezar esa canción sobre la anciana solitaria que recoge el arroz en la iglesia, que nunca consigue los sueños de su vida»1

Algo que podríamos sacar de las experiencias de McCartney es cómo disfrutan las personas mayores de tener cercanía con los jóvenes y narrarles sus experiencias. Las generaciones mayores tienen mucho que transmitir a las siguientes, y los más jóvenes pueden beneficiarse

Curtis Peter van
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NAVIDAD

SOLEDAD

enormemente de los que ya tienen mucho recorrido por la larga carretera de la vida.

Cuando nuestra familia vivía en Japón formamos un grupo de canto con nuestros hijos y sus amigos para visitar hogares de ancianos durante la temporada navideña. El punto culminante del programa era después de la actuación, cuando los niños se mezclaban con los ancianos y hablaban con ellos. Algunos de los ancianos comentaron que, como íbamos regularmente cada diciembre, esperaban con impaciencia nuestra visita todo el año. Parecía que éramos de las pocas visitas que algunos recibían.

¿Qué podemos hacer para aliviar la soledad de otras personas o incluso la nuestra estas Navidades? Aquí tienes algunos consejos que te pueden resultar útiles:

1. Tiende la mano a los que te rodean. Tal vez tengas un vecino que no tiene familia cerca, o sabes de un amigo al que le encantaría invitarte si supiera que te sientes tan solo. Da el primer paso para estar con los demás acercándote a ellos. Date la oportunidad de estar con la gente y ser un regalo para los demás en esta temporada.

2. Esta lista fue adaptada de la que ofrece la Asociación Evangelística Billy Graham: https://billygraham.org/ story/are-you-lonely-this-christmas

3. http://elixirmime.com

2. Ayuda a los necesitados. En esta época del año hay muchas maneras de ayudar a los menesterosos de tu localidad. Ya sea como voluntario en un banco de comida o enviando tarjetas de Navidad, encuentra una actividad que te apasione y preséntate.

3. Que la presencia de Jesús llene tu corazón. Aprovecha los momentos en que no tengas tantas actividades sociales para conocer aún más a tu Salvador. Lee Su Palabra en la Biblia y escucha con actitud abierta lo que Él quiere enseñarte durante este tiempo.

4. Reza por otros. Si te enteras de que alguien está pasando por un momento difícil, detente y ora por esa persona. Y no tengas miedo de pedir oración por ti mismo si lo necesitas.

5. Sal de casa cuando sea posible. Hay diver sas actividades navideñas para disfrutar en esta época del año: funciones de villancicos y conciertos, servicios a la luz de las velas y espectáculos de luces navideñas. Únete a las festividades y celebra el nacimiento de nuestro Salvador.2

Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo. 3 Dedicó 47 años de su vida a actividades misioneras en 10 países. Él y su esposa Pauline viven actualmente en Alemania. ■

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OCASIÓN PARA AMAR

Para muchos de nosotros, desde muy pequeños, la Navidad ha sido siempre una época singular. Celebrábamos el nacimiento de Jesús, intercambiábamos regalos y visitábamos o recibíamos en casa a familiares y amigos. Pero la Navidad no es solamente una ocasión de disfrutar de esas dichas; es también el mejor momento del año para dar a conocer a nuestro amado Salvador. Es tal vez cuando la gente más piensa en ese milagro que constituye el alma de la Navidad: que Dios enviara a Su propio Hijo al mundo para reconciliarnos con Él. Hasta en las culturas no cristianas la gente se muestra interesada en entender el verdadero sentido de la Navidad.

En esta temporada quienes conocemos el amor de Dios manifestado por medio de Jesús tenemos ocasión de hacer el mejor obsequio navideño que pueda haber, no solo a la gente a la que conocemos y por la que guardamos gran afecto, sino también a nuestros vecinos e incluso a desco nocidos con quienes convivimos en este mundo. Hay a nuestro alrededor mucha gente apesadumbrada, abatida, que clama por un consolador, que anhela un Salvador. El temor y la incertidumbre se han apoderado de algunos. Otros están sumidos en la angustia y la desesperanza. Otros más cargan con el peso de rencores y sentimientos

1. V. Mateo 5:14-16

2. V. Juan 20:21

de culpa, son presos de la vaciedad, están atormentados por el dolor o perdidos en un laberinto del que no pueden salir por su cuenta.

Jesús los ama y quiere acogerlos en Sus brazos. Pero para ello, el Todopoderoso y Omnisciente, cuyo amor es infinito, ¡necesita nuestra ayuda! Nosotros somos los ojos con que Él los busca, los oídos con que escucha su clamor, la voz con que les responde y los consuela. Somos además los brazos con que los estrecha.

Tú puedes hacer un aporte significativo esta Navidad. Aun el menor de tus esfuerzos por compartir lo poco que tengas irradiará una luz reluciente en la vida de alguien, será como un rayo de esperanza que penetrará las tinieblas que envuelven a esa persona.1

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Haz un esfuerzo por llevar el mensaje a los demás. Cuéntales que Jesús vino al mundo para amarlos, que murió para salvarlos y que resucitó para transportarlos a un formidable mundo nuevo que pueden conocer aquí en la Tierra y además disfrutar por la eternidad en el Cielo. Proclama que celebramos el cumpleaños de un Salvador vivo, el único capaz de satisfacer nuestras más profundas necesidades.

Como Su Padre lo envió a Él, Jesús nos envía a nosotros.2 Seamos las manos, pies, ojos y labios de Cristo. Sanemos a los quebrantados de corazón; rescatemos a los cautivos; resuci temos a los que yacen muertos en pecados y transgresiones; abracemos a los rechazados, a los alienados y marginados.3 Anunciemos el Evangelio a los pobres; desatemos las ligaduras de impiedad; aliviemos sus onerosas cargas; liberemos a los oprimidos.4 «Para conceder a los que lloran en Sion […] diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido. De gracia recibimos; demos de gracia.5

¡Y no lo hagamos solo en Navidad! Sigamos compartiendo, dando y manifestando amor con el mismo fervor todo el año. Que cada día sea una fiesta en honor al nacimiento de Jesús, que es promesa de vida nueva para todos.

María Fontaine dirige juntamente con su esposo, Peter Amsterdam, el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■

3. V. Isaías 61:1,3

4. V. Mateo 11:5; Isaías 58:6

5. Isaías 61:3 (NBLA); Mateo 10:8

Reflexión

¿QUÉ ES LA NAVIDAD?

¿Qué es la Navidad? Es ternura por el pasado, valor para el presente, esperanza para el futuro. Es un deseo ferviente de que cada copa rebose de bendiciones ricas y eternas, y que cada camino conduzca a la paz. Agnes M. Pahro

El Amor es rey en Navidad, ¡y el Amor cualquier cosa podrá! Anónimo

Mientras disfrutas de todas las bondades de la vida en esta Navidad, párate a pensar en las precarias circunstancias en las que nació Jesús. Tenía tanto, y sin embargo se rebajó a tan poco. Todo lo que tenemos se lo debemos a Él. Maria Fontaine

Es Navidad cada vez que dejas que Dios ame a los demás a través de ti. Sí, es Navidad cada vez que sonríes a tu hermano y le ofreces la mano. Madre Teresa (1910-1997)

EL CÉNIT DEL SOL INVICTO

No existe ninguna prueba documental de la fecha del nacimiento de Jesús. Su natividad comenzó a celebrarse el 25 de diciembre en Roma durante la primera parte del siglo IV (336 d.C.) como contrapartida cristiana a una fiesta pagana muy extendida entre los adoradores de Mitra, llamada Sol Invictus. En el momento en que los días son más cortos y la oscuridad parece haber vencido a la luz, el sol pasa su nadir. Los días se alargan y aunque el frío no hará más que aumentar por mucho tiempo, la derrota definitiva del invierno es segura. Ese proceso astronómico es una parábola del destino del Encarnado. En el momento más negro de la Historia, y en el lugar menos esperado y evidente, nace el Hijo de Dios. Joe Pennel Jr.

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Si aún no has conocido a Jesús ni has reconocido en Él a tu Salvador, puedes pedirle que entre en tu corazón y te regale Su amor, vida, libertad, verdad, paz, abundancia y felicidad aquí, ahora y siempre.

Simplemente ora:

Jesús, gracias por dar Tu vida por mí. Te ruego que me perdones mis peca dos. Entra en mi corazón, concédeme Tu don de vida eterna y lléname de Tu Espíritu Santo. Amén.

CONEXIÓN CON JESÚS

¿Qué pasa cuando llega la Navidad y estás triste, afligida o sola, o cuando, en vez de ilusionarte y emocionarte, sientes temor y pérdida? Sabes que esta debería ser la época más feliz del año, pero no la percibes como tal. Tranquila. No pasa nada. No es preciso que reparemos nuestro dolor, o nuestras penas o pérdidas. De todos modos eso está fuera de nuestro alcance.

No creo que los pastores que vigilaban a las ovejas en aquella primera Navidad pensaran que esa era una noche singular. Era simplemente otra fría noche de Belén. Su pueblo estaba repleto de visitantes con motivo del censo, un recuerdo de la opresión romana. Nada se veía particu larmente esperanzador.

Sin embargo, los ángeles coparon el cielo con el men saje de que no había que temer; su Salvador había nacido esa noche en su pueblo. Todo en esa noche ordinaria cambió, y de repente hubo esperanza. ¡El Redentor había llegado!

Si no te apetecen todas las festividades de la tempo rada, intenta centrarte en la Esperanza de la misma. Vino Jesús, y a través de Él, la redención de nuestros pecados, de nuestro quebranto y de nuestra separación de Dios.

Esta reflexión no necesita ni árbol ni lustre, ni regalos ni ador nos. Tú solita, tú solito, salvados por Jesús, ya es motivo de fiesta.

A continuación algunas cosas que puedes hacer si esta no es tu Navidad más festiva:

Lee el Evangelio de Lucas, capítulos 1 y 2, y que la esperanza del nacimiento de Cristo te llene el alma.

Participa en algo que valga la pena: un coro, una orga nización benéfica, un club de lectura, una labor, cualquier cosa que te interese y te ayude a conectar con los demás.

Cambia de aires. Eso no siempre es posible, pero a veces, desplazarse a un lugar nuevo o hacer una actividad distinta te ayuda a cambiar de perspectiva.

Simplemente deja pasar la Navidad. Si no estás de humor para un gran acontecimiento, habrá otros momen tos para celebrar.

Jesús conectará contigo no importa en qué circunstancia o estado de ánimo te encuentres, en Navidad y en cualquier otro día del año.

Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE. UU. ■

Marie Alvero
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ENTRE NAVIDAD Y AÑO NUEVO

Por contraste, en esos primeros días tranquilos después de la Navidad me resulta difícil mantener todo ese positivismo. Creo que superé aquella ingratitud infantil con los regalos de Navidad y lo que me inquieta más hoy en día es no tomarme tiempo para escuchar mi corazón y prestarme a mí misma un poco de atención. Es el agotamiento que me embarga después de toda esa energía volcada en los demás.

La Navidad me recuerda a mi juventud, a las personas que he querido, los dulces recuerdos y también algunos agridulces, como cuando pienso en lo que perdimos. Cuántas Navidades han pasado en el vuelo del tiempo hacia el presente. Cuántas Navidades centradas en dar y recibir, en la familia y los seres queridos, y en recordar a los que están con nosotros y a los que se fueron.

Cuando era niña detestaba los días posteriores a la Navidad. Había recibido todos mis regalos y mi mochila de ilusiones se había quedado vacía. Probablemente era un tema de ingratitud. A menudo pensaba que debería haber recibido algo mejor o que me había perdido algo. Ya de adulta tuve los mismos sentimientos de insatisfacción después de la Navidad y aprendí a mantenerme ocupada para evitar caer en depresión. Los días previos a la Navidad son tan ajetreados con la compra de regalos, la planificación de los menús, la limpieza de la casa y los preparativos para el gran día que apenas puedo pensar en mí misma. La gente cuenta conmigo y tengo que ser fuerte. Tengo que organizarme. Debo hacer que los demás se sientan a gusto.

Pero luego, cuando guardo con cariño mis adornos navideños hasta el año que viene y empiezo a ilusionarme con el Año Nuevo, me emociono. Escribo listas. Planifico mi año. Limpio los armarios, los cubículos y el escritorio de mi ordenador. Depuro mis posesiones, lo que tiende a despejar mi mente y ayuda a prepararme para lo que se avecina. Miro las pérdidas con ojos de gratitud por haber vivido y amado. Doy gracias a Dios por todas las novedades que traerá el próximo año. Mi melancolía postnavideña cambia en ilusión por el Año Nuevo.

Joyce Suttin es docente jubilada y escritora. Vive en San Antonio, EE.UU. Visita aquí su blog en inglés: https://joy4dailydevotionals. blogspot.com/ ■

Da un salto de fe y emprende este maravilloso año nuevo creyendo. Sarah Ban Breathnach (n. 1947)

El secreto del cambio es concentrar toda tu energía, no en com batir lo viejo, sino en construir lo nuevo. Dan Millman (n. 1946)

Mañana será la primera página en blanco de un libro de 365 páginas. Escribe uno que valga la pena. Brad Paisley (n. 1972)

Joyce Suttin Cierro mis ojos a los viejos finales y abro mi corazón a los nuevos comenzares. Nick Frederickson
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De Jesús, con cariño

Dame tu corazón

Todo el mundo sabe que el dinero no hace la felici dad. No obstante, qué rápido se olvida eso durante las fiestas. Es muy fácil dejarse arrastrar por la fiebre de adquirir juguetes y artilugios de último modelo y descuidar los gratos momentos que podrías pasar con tus familiares y amistades, ofreciéndoles el mejor de los regalos: el amor que hay en tu corazón.

La temporada navideña es en honor a Mí; sin embargo, no hay en las tiendas regalos que Yo desee para Mi cumpleaños. El regalo que más me agrada es ese mismo que es tan valioso para tu familia y amigos: tu amor, tu tiempo y tu amistad.

Lo que más deseo es un espacio en tu corazón. El mejor regalo que me puedes hacer es invitarme a tu corazón para instalarme en él y no abandonarlo jamás. Nunca derribo la puerta de nadie; siempre aguardo a que me inviten. Sencillamente llamo con la esperanza de que esa persona oiga Mi voz, que toco a la puerta de su corazón y me abra para darme acogida.1

Tu corazón es un regalo de gran valor y lo estimo muchísimo. Hay regalos que pasan de moda o se descomponen o se desgastan con el tiempo; pero te prometo que si me obsequias tu corazón, lo llenaré de cariño y amor eternos. 1. V. Apocalipsis 3:20

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