Conéctate, enero 2023: Año Nuevo

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EN CONSULTA CON DIOS Poder compartido en 7 pasos La misteriosa escalera de caracol Oraciones respondidas La llamada Paseo con una amiga CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA Año 24 • Número 1
DECISIONES

A NUESTROS AMIGOS de cara al futuro

Esta travesía que llamamos vida está marcada por vicisitudes y altibajos; en el recorrido saboreamos buenas y malas experiencias. Lo inquietante es que a menudo no tenemos ni la más remota idea de lo que nos deparará el futuro. Puestos a escoger, optamos por lo que consideramos mejor y procuramos llevar una vida íntegra, tratando con consideración a nuestros semejantes. Cada día, sin embargo, tomamos decisiones susceptibles de afectar nuestro futuro, aunque no siempre tengamos claro hasta qué punto.

En estos tiempos complicados eso no es fácil. Pero aunque no lo fueran, igual nos costaría resolver esas disyuntivas. Quizá para los estudiosos de la cultura y la historia esta sea una época interesante, pero para quienes vivimos inmersos en ella, la realidad es que cada año que se inicia presenta nuevos riesgos e incertidumbres.

En lo que sí podemos ampararnos sin lugar a duda es en el amor y desvelo con que Dios nos trata, aun en los momentos más sombríos y dificultosos. «Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”.»1

En 1939 un joven predicador y músico llamado Ira Stanphill contrajo matrimonio con Zelma Lawson, pianista, hija de un pastor y poseedora de una extraordinaria voz. Desafortunadamente el matrimonio se deshizo en 1948, y poco después su exesposa murió en un accidente de tránsito. Se dice que durante el periodo entre la separación y el divorcio, seguido de la muerte de ella, Stanphill se sumió en una profunda depresión.

Cierta noche iba conduciendo cuando se puso a tararear una canción sobre la incertidumbre del futuro y la confianza en Dios en circunstancias que escapan a nuestra comprensión. Al llegar a casa corrió hacia el piano y anotó rápidamente la letra de la canción Cosas del mañana, la cual a lo largo de los años ha hecho eco en tantas personas que enfrentan un futuro incierto.

Dios no nos asegura que andar con Él sea fácil; lo que sí promete es que ¡cada día de nuestra vida está en Sus manos! En estos tiempos de ansiedad y desasosiego es reconfortante saber que Aquel que nos ama como nadie, conoce muy bien el camino y lo transitará con nosotros hasta el fin.

Muchas cosas del mañana no alcanzo a comprender; mas quien cuida del mañana cuidará de mí también.

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Director Gabriel García V. Diseño Gentian Suçi Producción Ronan Keane

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A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y de la versión Reina-Varela Actualizada 2015 (RVA-2015), © Casa Bautista de Publicaciones/Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.

1. Hebreos 13:5 NVI
Año 24, número 1 2

ENFRENTAR MIEDOS

Hoy estaba pensando en eso de ser intrépido. Se habla tanto de ser audaz, de desarrollarse hasta convertirse en una persona fuerte, tenaz y decidida que no tiene miedo de nada. Sin embargo, se me ocurrió otra faceta de la intrepidez.

No se puede ser intrépido si no se afronta el miedo. No puedes evitar el miedo, ni ignorarlo, ni darle la espalda. La clave es hacer frente a todas las cosas que nos dan miedo y abordarlas en oración, pidiendo directamente a Dios que se ocupe de todos los aspectos de aquello que nos está generando miedo.

Me gustaría ser inmune al miedo, pero a veces pienso que si hago caso omiso de algo ominoso, no dejaré entrar el miedo. Eso puede dar resultado con pequeños temores. Como tengo miedo de encontrar una culebra en el garaje, siempre enciendo la luz para que ilumine todos los rincones; así mi miedo se disipa. Algunos miedos se adquieren de otros, de las noticias, de internet. Es difícil no dejarse afectar por el miedo e impedir que un día te invada.

Esta semana mi hija cruzó el mundo en avión. Habiendo oído hablar de varios accidentes aéreos, es

difícil no temer por ella y su vuelo, pero hice lo que podía hacer. Enmarqué una oración muy minuciosa, teniendo en cuenta todas las posibilidades que me asustaban y suplicando la protección de Dios sobre ella. Encendí una vela para recordarme que debía seguir rezando. Me pasé el día pensando en ella, orando por ella y plantándole cara a cada una de esas preocupaciones. Luego, cuando me dijo que estaba a salvo en su destino con amigos que la cuidarían, agradecí a Dios que la había protegido a cada legua de su viaje.

Enfrentarse al miedo requiere fe, creer que Dios realmente tiene el control de todos los aspectos de nuestra vida y que Él es más grande que todas las cosas aterradoras que se nos presenten, pero que no son tan temibles cuando las enfrentamos con fe. La fe es lo que nos hace intrépidos.

Joyce Suttin es docente jubilada y escritora. Vive en San Antonio, EE.UU. Su blog se encuentra en https://joy4dailydevotionals .blogspot.com/. ■

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Joyce Suttin

DECISIONES CON DIOS

Primeramente, reconocer que no tienes todas las soluciones y pedirle a quien sí las tiene —Dios— que te ayude a decidir con acierto.

En segundo término, abrigar un sincero deseo de que la decisión que tomes concuerde con la voluntad de Dios para el caso. Ese normalmente es el paso más difícil, toda vez que requiere que hagamos a un lado nuestras propias ideas y planes y supeditemos nuestra voluntad a la Suya.

En tercer lugar, recibir Su respuesta. Para ello es probable que Dios se valga de uno o de varios de los medios que detallamos a continuación en orden de importancia y fiabilidad.

1. La Palabra de Dios. El primer lugar donde buscar la voluntad de Dios es en Sus palabras, consignadas en la Biblia y en otros textos cristianos de inspiración divina. Su Palabra nos plantea principios generales que nos ayudarán a tomar decisiones que agradan a Dios y hallar respuestas a casi todos los interrogantes y problemas que se nos pueden presentar en la vida. «Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y lumbrera a mi camino.»1

2. La voz de la Palabra de Dios. ¿Te ha pasado alguna vez que estás pensando u orando acerca de algo y el Señor te recuerda cierto versículo o pasaje de las Escrituras

1. Salmo 119:105

2. Hebreos 4:12

que arroja luz sobre el asunto? Puede que te haya ocurrido también al leer la Biblia, que de golpe un verso o pasaje te habla directamente, como si hubiera sido escrito para ti con relación a una situación en que te encuentras. El Señor te aplica Su Palabra de manera personalizada y te da la respuesta que buscas. «La Palabra de Dios es viva y eficaz.»2

3. Revelaciones directas. Dios también puede guiarnos por medio de sueños y mensajes que recibimos directamente de Él cuando nos habla al corazón, lo que la Biblia denomina profecía. «Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne. Sus hijos y sus hijas profetizarán, sus jóvenes verán visiones y sus ancianos soñarán sueños.»3

Hay un método muy atinado de encarar decisiones que consta de tres pasos:
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4. Consejeros inspirados por Dios. Cuando procuramos hallar la voluntad de Dios respecto de determinada situación, conviene que pidamos consejo a personas que estén bien arraigadas en la fe, que tengan una estrecha relación con el Señor y que conozcan Sus caminos. «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman.»4

5. Circunstancias y condiciones. A veces las circunstancias son claros indicadores de la voluntad de Dios. Cuando algo se ajusta a la voluntad de Dios, generalmente Él nos abre una puerta que lo posibilita. «He puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar.»5

6. Una fuerte impresión o profundo convencimiento. A veces también se lo conoce como el testimonio del Espíritu. Las corazonadas en algunos casos pueden ser engañosas; pero si Dios quiere que sigas determinado derrotero, en ciertas ocasiones te dará un fuerte deseo o un profundo convencimiento de que eso es lo que debes hacer. «Deléitate asimismo en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.»6

7. Señales predeterminadas en respuesta a un pedido concreto. También se las llama vellones. 7 A veces se puede confirmar o reconfirmar una decisión pidiendo a Dios que nos dé una señal clara.

Sobre todo, ten fe en que Dios te ama y quiere ayudarte a tomar la decisión acertada, la que sabe que a la larga redundará en tu bien y en el de los demás. Jesús dijo: «Pidan, y se les dará. Busquen y hallarán. Llamen, y se les abrirá.»8 ¡Lo prometió! ■

3. Hechos 2:17

4. Proverbios 15:22

5. Apocalipsis 3:8

6. Salmo 37:4

7. V. Jueces 6:36-40

8. Mateo 7:7

Reflexiones CONFIAR EN LOS DESIGNIOS DIVINOS

Este mundo es el taller donde Dios forja a los hombres. Henry Ward Beecher (1813–1887)

Condúcete con audacia y sabiduría. Hay una mano que te ayudará desde arriba. Philip James Bailey (1816–1902)

La vida es un tapiz: Nosotros somos la urdimbre; los ángeles, la trama; Dios, el tejedor. Solo el Tejedor ve todo el conjunto. Citado en The Angels’ Little Instruction Book, de Eileen Elias Freeman, 1994

El conocimiento más sublime es saber que estamos rodeados de misterio. Ni el conocimiento ni la esperanza de cara al futuro pueden ser el eje de nuestra vida o determinar su dirección. Ninguna otra cosa puede determinarla salvo nuestra sujeción al Dios ético, que se revela a Sí mismo en nosotros y en la subordinación de nuestra voluntad a la Suya. Así se ha dispuesto. Albert Schweitzer (1875–1965)

Esperar sin poner condiciones es una actitud tremendamente radical ante la vida. Lo es también renunciar a controlar nuestro futuro y permitir que Dios defina nuestra vida. Constituye, sin duda, una postura muy radical en un mundo obsesionado por controlarlo todo. Henri Nouwen (1932–1996)

Por lo general nos concentramos en lo que estamos haciendo o en la meta a la que nos dirigimos; pero lo que a Dios más le interesa es la persona en la que nos estamos convirtiendo durante en el proceso. Mark Batterson (n. 1969) ■

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UN PRINCIPIO DE AÑO ATÍPICO

Empecé el año nuevo perdiendo mi maleta en un viaje. Aunque no fue el mejor comienzo, la verdad es que aprendí mucho de aquella experiencia.

Iba en un viaje de regreso a casa, luego de visitar a mis nietos para Navidad en Estados Unidos, y había aprovechado para hacer algunas compras, de esas que se hacen una vez al año: equipos y vitaminas que son difíciles de conseguir o muy caros en Indonesia. De ahí que el contenido de mi maleta tuviera particular importancia para mí. Era angustioso pensar en la pérdida y me aferraba fervientemente a la esperanza de que Dios resolviera las cosas y me ayudara a recuperar mi maleta.

Mirando en retrospectiva, está claro que había algunas cosas que podía haber hecho mejor. Al momento de presentar mi pasaje el personal de la aerolínea me aseguró que mi maleta llegaría hasta mi destino. Sin embargo, en el aeropuerto en que hice una escala había un gran aviso que decía: «Pasajeros en tránsito internacional reclamen su equipaje antes de presentar su pasaje para el próximo vuelo». Descarté como si nada el aviso, pensando que por lo que me habían dicho en la aerolínea eso no se aplicaba a mi maleta.

Lo más probable es que Dios quiso llamarme la atención con ese letrero. Pero no le hice caso y mi maleta se quedó en la cinta de recepción de equipajes en Canadá, mientras yo seguía alegremente mi camino.

Cuando aterricé en mi destino y me di cuenta de que mi maleta no estaba allí, entré en pánico. Afortunadamente, el encargado de la sección de equipajes me aseguró que harían un seguimiento de mi itinerario y

tratarían de localizar mi maleta, para luego enviarla a mi casa, ¡a 150 km del aeropuerto de llegada!

De ahí siguieron tres largos días de espera para que mi maleta llegara por fin. Esos tres días estuvieron llenos de sentimientos de contrariedad e impotencia. Me reproché interiormente por no haber prestado atención a aquel aviso del aeropuerto que me decía lo que tenía que hacer. ¿Cómo puedo seguir a Dios si ni siquiera soy capaz de seguir las indicaciones de un aviso? Entonces alguien me envió una nota a través de las redes sociales con el versículo: «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios».1 Eso era exactamente lo que necesitaba oír. No podía hacer nada más que estar quieta y depender de Dios para que las cosas se resolvieran.

Tuve la suerte de que al final mi maleta me llegó desde Canadá hasta Indonesia y luego otros 150 km hasta mi casa en el campo. Además, todo su contenido estaba intacto.

No podía haber empezado el año con mejor pie: dependiendo totalmente de Dios. También me di cuenta de que tengo que prestar más atención a la «apacible voz de Dios». Podría haberme ahorrado tantísimas preocupaciones y estrés si hubiera prestado atención. No quiero pasar así los próximos 364 días.

G.L. Ellens fue misionera y docente en el sureste asiático durante más de 25 años. Pese a que se jubiló, aún realiza labores voluntarias, además de dedicarse a escribir. ■

1. Salmo 46:10 NVI 6

LA LLAMADA

—¡Charley! ¿Dónde estás?

Al principio no nos preocupamos. Para nuestra labradora negra no había nada más divertido que correr por el bosque junto a nosotros por el camino de tierra, olfateando senderos de conejos y gozando al máximo de la vida. Pero ¿dónde estaba?

Todavía no había señas de ella. Ni siquiera se oía un lejano correteo entre los arbustos y la espesa maleza. Aparte de la solitaria llamada de un cuco y el manso balanceo de los árboles, yo no oía nada.

Algo no estaba bien. Nuestra peluda amiga nunca se comportaba así.

Me aparté del sendero y me abrí paso a través de helechos del porte de una persona, arbustos espinosos y sobre ásperas y nudosas raíces de árboles, gritando su nombre a todo pulmón.

—¡Charley!»

Un aullido desconocido en la distancia captó mi atención.

¿Sería nuestra perra? Con el corazón acelerado seguí avanzando hasta toparme con un curioso estanque. No era un lago, una extensión de agua a cuya orilla te sientas a observar los gansos que pasan volando y que te recuerda las aguas eternas de la Palabra de Dios.

No, aquel embalse estaba hecho por el hombre. Oscuro, profundo, con una elevación peculiar, nada natural. Y allí, tratando desesperadamente de trepar por la orilla de goma de aquel estanque, se hallaba nuestro

agotado animal. Parecía que estaba a punto de rendirse. De pronto, cuando me vio llegar, sus desconsolados aullidos cambiaron en gorjeos de alegría canina. Conseguí ponerla a salvo y felices nos fuimos los dos de vuelta al sendero del que se había extraviado.

—Charley, ¿dónde estás?

Me recordó a aquella vez en que Dios llamó a su amigo en el Huerto del Edén.

—¡Adán! ¿Dónde estás?

Adán no cayó en una piscina artificial. Comió del árbol prohibido y trajo al mundo la maldición del pecado. En esas llegó Dios, caminando en el fresco de la tarde, deseando unos momentos de compañía con ellos pero sin hallarlos, pues sus amigos no estaban allí.

A diferencia de lo que me pasó con mi perro, Dios sí sabía dónde se escondían Adán y Eva. Así y todo, el dolor que experimentó debe de haber sido mucho mayor que el mío. ¡Sus queridos amigos se escondían de Él!

Dios todavía nos llama hoy. Sigue pronunciando las mismas palabras. Nos llama a cada uno todos los días.

Ahora, cuando leo esas palabras, pongo mi propio nombre. Así lo personalizo. No es que intente esconderme de Dios, pero a veces no estoy tan a disposición de Él. Lo bueno es que Dios me perdona y todavía anhela hablar conmigo en la frescura de la tarde, tal como lo hizo con Adán.

Koos Stenger es escritor independiente. Vive en los Países Bajos. ■

Koos Stenger
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Aunque en esta vida es difícil entender por qué Dios permite el dolor, el sufrimiento, la tragedia, etc., sé sin lugar a dudas que Él puede hacer que todas las cosas redunden en nuestro beneficio, como solo Él puede hacerlo, si ponemos todo de nuestra parte por seguirle.

Hace unos años empecé a tocar regularmente en residencias de ancianos. Mi música fue bien recibida y corrió la voz entre varias residencias de ancianos de mi ciudad, lo que hizo que se abrieran más oportunidades. Disfruté mucho haciendo esas presentaciones. Todos los días estaba ocupado ensayando canciones y aprendiendo otras nuevas. La práctica me ayudo a crecer y a desarrollarme más como guitarrista/cantante.

Por desgracia, cuando se impusieron restricciones al inicio de la pandemia del coronavirus, no pude continuar con esas funciones. Al principio no me preocupé demasiado, pues pensé que las cosas volverían rápidamente a la normalidad. No obstante, los días se tornaron en semanas y las semanas en meses. Tuve entonces que arrostrar la dolorosa verdad de que, por el momento, hasta que las cosas cambiaran radicalmente, me quedaba sin trabajo en lo que respecta a las presentaciones musicales.

No solo echaba de menos hacer esas actividades; tenía más tiempo libre del que sabía ocupar. Por momentos me sentí desanimado, hasta molesto.

Sin embargo, sabía que Dios quería que me sobrepusiera a la situación de alguna manera y que dar lugar a sentimientos y emociones negativas no me ayudaría a lograrlo. Así que empecé a dar gracias a Dios por las primeras cosas que me vinieron a la cabeza. Le agradecí

Un nuevo COMENZAR

por haberme dado un lugar donde vivir. Le agradecí por mi salud y la de mis seres queridos. Le agradecí que, a pesar de mi ceguera, tengo bastantes conocimientos de tecnología. Sé manejar ordenadores (computadoras) y teléfonos inteligentes con tecnología de lectura de pantalla asistida. Con el correr de los días, cuanto más le agradecía, más tranquilo y más feliz me sentía. También me encontré en mejores condiciones para relacionarme con quienes habían perdido su trabajo o se habían visto afectados por la situación mundial. Me corazón se sensibilizó con sus penas y empecé a rezar por los demás con más regularidad.

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Por aquel entonces empecé a participar en reuniones de fraternidad en línea y en estudios bíblicos organizados a través de Zoom. Eso me dio inspiración y me levantó la moral. Además profundicé más que nunca en la Biblia, meditando sobre las numerosas promesas de Dios que contiene.

Un día un participante en uno de los grupos de redes sociales a los que pertenezco se puso en contacto conmigo y me propuso que empezara mi propio grupo de estudio bíblico virtual por Zoom.

—Tienes mucho que entregar —me dijo— y la gente realmente lo necesita, sobre todo en tiempos como estos.

Tuve que pensarlo un buen tiempo; pero cuanto más lo hacía, más ganas tenía de hacerlo.

La verdad es que siempre he amado la Palabra de Dios y aunque deseaba poder enseñarla más, no me consideraba un profesor muy capaz. Por eso me dediqué a otras cosas con las que me sentía más cómodo, a saber, la música. Pero al orar sobre esa nueva idea, escuché la voz de Dios que me decía: Yo te ayudaré. Incluso me mostró métodos prácticos de llevarlo a cabo. Sabía leer y escribir con un ordenador; así que preparar las clases era bastante factible. También le leía ocasionalmente textos en voz alta a la gente, conectando los auriculares a mi ordenador portátil y repitiendo tras el lector de pantalla mientras este leía los textos. Caí en la cuenta de que podía hacer lo mismo en directo a través de Zoom.

Transmitir la Palabra de Dios a los demás por esta vía me ha ayudado a seguir creciendo espiritualmente y me ha dado una sensación de realización mayor que cualquier otra cosa que haya emprendido antes. A pesar de las tremendas pruebas que trajo la pandemia, doy gracias a Dios porque las repercusiones que tuvo esta en mi vida redundaron en mi bien. De haber podido continuar con mi anterior trabajo musical, probablemente no habría encontrado mi nueva pasión y vocación que es enseñar la Palabra de Dios a otros.

¿Estás llegando al final de un capítulo particular de tu vida? En lugar de ceder al desánimo y la desesperanza, mira hacia arriba, aprecia más todo lo que tienes y acude a Jesús. Para todo lo que llega a su fin, Dios tiene dispuesto el génesis de algo nuevo; y Él siempre hace cooperar para nuestro bien todo lo que permite que llegue a nuestra vida. «Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito». 1

Steve Hearts es ciego de nacimiento. Se desempeña como escritor y músico y pertenece a la Familia Internacional en Norteamérica.

1. Romanos 8:28 NVI
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12 ORACIONES PARA EL NUEVO AÑO

Oración por un nuevo comenzar:

Amado Dios, te doy gracias por otro año de vida y por todos los favores que me proporcionaste estos últimos 12 meses. Pongo ante Ti mis anhelos y planes, los proyectos que no he podido materializar e incluso mis decepciones. Al trazar planes para este año que entra, ayúdame a no poner límites a Tu accionar en mi vida. Dame fe para confiar en Ti y tesón para perseverar conforme a Tu voluntad.

Oración por los hábitos:

Amado Dios, confieso que los hábitos que me he formado no son siempre los mejores. Te pido que me llames la atención cuando caiga en rutinas que me llevan a perder tiempo, energía, esfuerzo mental, dinero o que menoscaban mi salud. Indícame qué hábitos buenos puedo reforzar, qué hábitos malsanos desechar y qué nuevos adquirir.

1. V. 1 Juan 3:16 2. V. 1 Pedro 4:8 3. V. 1 Corintios 10:13 4. V. Mateo 11:30 5. V. Salmo 68:5,6 6. 1 Juan 3:18

Oración por relaciones saludables:

Amado Dios, son tantos los aspectos en que me quedo corto en lo tocante a mi trato con los demás. Ayúdame a ser más comprensivo, a perdonar y procurar el perdón. Que Tu Espíritu sane las heridas y produzca unidad en nuestras relaciones fracturadas, de tal manera que pueda amar a mis semejantes con el mismo amor que Tú me manifiestas.1 Ayúdame a cubrir con un velo de silencio los errores ajenos, a menos que se me ocurra algo en que pueda ser de ayuda.2 Recuérdame que el amor siempre es el mejor camino.

Oración por los cansados: Amado Dios, los últimos años se han caracterizado por la enfermedad, la muerte, la perdida de trabajos, el aislamiento, la ansiedad, el temor y la división en nuestra sociedad. Te elevo mi clamor para que me renueves interiormente. Tengo presente que Tú nunca nos pones en una situación demasiado difícil de enfrentar, siempre que nos apoyemos en Ti, y que con cada exigencia nos das las fuerzas que hacen falta.3 Prometiste a los cansados que Tu yugo es fácil y ligera tu carga.4

Oración por los que padecen soledad:

Amado Dios, Tú eres padre de huérfanos y haces habitar en familia a los desamparados.5 Ayúdame a trabajar codo a codo contigo este año para aliviar el pesar y melancolía de quienes viven aislados. Indícame qué puedo hacer para mitigar el dolor de las personas que sufren de soledad: niños de familias disgregadas, inmigrantes alejados de su familia, padres o madres solteras, los presos, los sin techo, los enfermos o los adultos mayores. Ayúdame a estar presente y dispuesto a brindar ayuda a quienes necesitan sentirse acogidos y satisfacer su deseo de pertenencia.

Gabriel
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Oración por los sufrientes: Amado Dios, hazme sensible al clamor de los dolientes y afligidos. Ayúdanos a ser constantes en oración por ellos y a servirles en lo que esté dentro de nuestras posibilidades. Fortalece a Tus siervos, Jesús, para que representemos Tus manos y Tus pies y podamos ir en auxilio de quienes padecen violencia, hambre, viven en entornos de riesgo o tienen familias o colectividades destrozadas. Que les hagamos saber de palabra y de hecho6 que cuando el mundo se olvida, Tú todavía te acuerdas; que su dolor toca Tu corazón; que lo que sufren, Tú lo sufriste y lo comprendes, y que siempre socorres al que te lo pide.

Oración por los vecinos: Amado Dios, ayúdame a comunicarme más con mis vecinos y la gente de mi barrio. Que me aprenda los nombres de quienes viven en las casas aledañas, la gente que me atiende cuando salgo a comer, que me llena el tanque de combustible o que enseña a mis hijos en el colegio. Hazme fuente de bien y de bendición para las personas de mi entorno y un conducto de Tu amor.7

Oración por el trabajo: Amado Dios, Tú tienes creyentes esparcidos por toda la ciudad y en todo ámbito del comercio. Haz que sea un fiel administrador en mi labor, que tenga un efecto alentador, unificador, en mi puesto de trabajo y que siempre encarne Tus valores de honradez, justicia, bondad, humildad y diligencia. Motívame para que mi objetivo no solo sea ganarme la vida, sino ofrecer a otros una vida mejor.

7. V. Juan 17:23 8. V. Hechos 10:34,35 9. V. Hebreos 10:25 10. V. Mateo 18:20 11. V. Salmo 91:4,11 12. V. Colosenses 3:23 13. V. Marcos 9:35 14. V. Salmo 27:8

Oración por nuestra comunión cristiana:

Amado Dios, ayúdame a trazar un círculo de amor que incluya a todos mis hermanos en la fe, sin distinciones.8 Que no esté tan ocupado como para no dedicar tiempo a fraternizar,9 sabiendo que Tu Espíritu siempre se hace presente cuando estamos reunidos dos o tres en Tu nombre.10 Ayúdame a no caer en la trampa de la crítica o el chisme, sino a respetar a cada hijo tuyo que amas con amor entrañable.

Oración por amparo y orientación:

Amado Dios, guía mis pasos este año y enséñame a imitar Tu ejemplo, procurando obrar en cada situación como obrarías Tú. Ilumina mi camino con la lámpara de Tu Palabra, y guárdanos a mí y a mis seres queridos de todo mal, amparados por Tus ángeles.11 Te ruego que me protejas de dolencias y enfermedades, y que si me enfermo tengas la bondad de sanarme y preservarme de efectos adversos a largo plazo.

Oración por el servicio: Amado Dios, tal como nos enseñaste, ayúdame a prestar servicio con alegría en cualquier puesto que desempeñe,12 a ser siervo de todos13 y poner primero a la gente antes que el beneficio económico. Haz que mis labores rindan fruto, pero que nunca ponga mi trabajo por encima del amor que te profeso y los momentos sagrados de comunión contigo.

Oración por mi relación con Dios: Amado Dios, ayúdame a estar muy cerca de Ti este año; que cuando me sienta rebasado y sobrecargado, haga una pausa para acudir a Ti y renovarme; que lea Tu Palabra, me embeba y medite en ella, y que no pase un día sin disfrutar un rato en Tu compañía.14

Gabriel García Valdivieso es director de la revista «Conéctate». Vive en Chile y está afiliado a La Familia Internacional. ■

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LA MISTERIOSA ESCALERA DE CARACOL

Allá por 1880, la congregación de Nuestra Señora de Loreto tenía un convento en la ciudad de Santa Fe, Nuevo México (Estados Unidos) en el que se impartían clases para niñas. Las hermanas necesitaban una escalera que comunicara la planta baja con el balcón o entrepiso del coro, a una altura de 6 metros aproximadamente. Se convocó a varios maestros de obra para que fueran a ver el sitio y tantearan si podían hacer el trabajo. Resultó que nadie quiso abordar la tarea, pues no había espacio en la planta baja para acomodar una escalera clásica.

Las hermanas decidieron realizar una novena al mismísimo San José carpintero, pidiendo, sí, una escalera. La tradición de la novena tiene su origen en los nueve días que los discípulos dedicaron a la oración mientras aguardaban la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.1 Se practica también en las iglesias luterana, anglicana y ortodoxa.

Al noveno día se les presentó un hombre en la puerta de la iglesia dispuesto a trabajar, un humilde paisano que venía montado en burro y traía apenas tres herramientas esenciales de carpintería. Trabajó seis meses completamente solo, doblando con paciencia la madera hasta darle forma para la construcción de la escala. Luego, sin decir agua va, desapareció antes de la fiesta de celebración que las hermanas le tenían preparada en agradecimiento, ocasión en que también le pagarían por sus servicios. Las hermanas indagaron entre los lugareños y en el almacén de maderas, pero nadie lo había visto.

La escalera de caracol del convento es atípica; en varios aspectos hasta podría decirse que es única. Primero, carece de una columna vertebral de apoyo y se fabricó sin emplear clavos o tornillos. Además se elaboró en su totalidad a base de cola de carpintero y estacas de madera.

1. V.
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Hechos 1:12-2:4

Tiene 33 peldaños, que nos recuerdan los 33 años que Jesucristo vivió en la Tierra. Hasta la madera es singularmente densa. Todavía no se ha determinado de qué árbol provino, aunque el análisis de un laboratorio de la marina sugiere que tiene parentesco con el abeto picea de Alaska.

Un carpintero comentó: «Es una magnífica obra de arte que a mí como carpintero me da una lección de humildad. Crear una escalera de estas características utilizando herramientas modernas sería una proeza. Es inconcebible pensar en construir semejante maravilla con herramientas manuales rudimentarias, sin electricidad y con recursos mínimos».

En los últimos tiempos cerca de un millón de personas acuden cada año a admirar la escalera e instruirse en las diversas teorías sobre la identidad del misterioso carpintero itinerante.2 Para mí personalmente uno de los aspectos más relevantes del suceso es que las oraciones de las hermanas fueron respondidas. Me recuerda a los episodios que narró Jesús sobre el valor de la oración importuna: La mujer que no cesaba de apelar su caso ante el juez obstinado hasta que le fue concedida su petición; y el hombre que insistentemente molestó a su amigo a medianoche, porque no tenía nada que ofrecerle a una visita que acaba de recibir en su casa.3 Estas parábolas nos aleccionan sobre la necesidad de orar en todo tiempo y no descorazonarse, sino confiar en que Dios no nos defraudará.4

A lo mejor tú también tienes tu propia escalera de caracol que construir, pero no tienes ni idea de cómo materializarla. Emulando a las hermanas, puedes rezar y no cesar de rezar hasta que el Maestro Carpintero obre ese milagro que nadie más que Él es capaz de labrar.

Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo. Dedicó 47 años de su vida a actividades misioneras en 10 países. Él y su esposa Pauline viven actualmente en Alemania. ■

2. En el siguiente enlace se encuentran un artículo y un breve documental sobre la escalera de Loreto: Un misterio que nadie puede explicar desde hace 140 años: la escalera de San José (clarin.com)

3. V. Lucas 18:1-8; 11:15-13

4. V. Lucas 18:1

5. Robert Browning, Rabbi Ben Ezra, 1864

LO MEJOR ESTÁ POR VENIR

Keith Phillips

Es curioso cómo cambia nuestra perspectiva de la vida a medida que envejecemos. Cuando yo era pequeñito, mi hermano que no tenía sino 18 meses más que yo, me parecía enorme. Luego entré a primer grado: a esas alturas los de cuarto se me hacían gigantes, seres inalcanzables. Más adelante, sin embargo, ya en la secundaria, la experiencia me hizo ver que aquellos chicos de cuarto de primaria eran en realidad unos pitusos. Mis papás fueron la personificación de la sabiduría hasta que entré de lleno en la adolescencia; casi de la noche a la mañana se transformaron en perfectos ignorantes. No me los podía imaginar cómo serían de niños, pero ahora me cuesta creer que mis propios hijos son padres de familia. Mis abuelos siempre me parecieron viejos; pero hoy yo mismo soy abuelo. Estoy llegando a comprender que además de los años, la edad también tiene que ver con la actitud.

El poeta inglés Robert Browning reveló el secreto para envejecer con dignidad cuando escribió: Envejece junto a mí.

Lo mejor está por venir, lo último de la vida, para lo cual se hizo lo primero.5 De haber leído esos versos hace 30 o incluso 20 años, no habría entendido su sapiencia. En cambio, ahora que ya soy de la tercera edad, con toda su carga de nuevas experiencias y perspectivas, tengo ilusión por vivir. Otros cercanos a mi edad, que reniegan de unas pocas arrugas, debieran cobrar ánimo con los siguientes versos del poema de Browning:

Nuestros tiempos están en la mano de Aquel que dijo: «Yo proyecté un pleno ser humano. La juventud solo muestra la mitad.

Confía en Dios: contempla el todo, sin ansiedad». La fe en Dios y en Sus amorosos designios para nosotros da un cariz totalmente distinto a la vida. Cuanto más me empapo de Su amor y procuro ajustarme a Sus planes, mayor es mi seguridad de que «lo mejor está por venir».

Keith Phillips fue jefe de redacción de la revista Activated, la versión en inglés de Conéctate, durante 14 años, entre 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Caryn ayudan a personas sin hogar en los EE.UU. ■

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Un amigo mío me contó un incidente que le ocurrió camino de regreso de un estudio bíblico. Mientras estaba detenido en un semáforo, un repartidor en un vehículo de dos ruedas embistió su auto por la parte trasera. Como mi amigo suele ser un poco agresivo, su primer impulso fue enfrentarse al repartidor y exigirle una indemnización por haber dañado su vehículo. Pero recordando que acababa de leer y estudiar en la Biblia sobre el perdón y dejar pasar las cosas, decidió dispensar al pobre chico y dejarlo ir.

Me dijo que experimentó un conflicto interior cuando hizo lo que no le resultaba natural. A la postre, sin embargo, sintió una paz interior al darse cuenta de que había hecho lo correcto.

Con frecuencia Dios nos permite experimentar circunstancias difíciles, en las que nuestra fe es puesta a prueba y tenemos que optar entre reaccionar como Dios quiere que lo hagamos o ceder a nuestros propios impulsos. Aunque por lo general es más fácil dar rienda suelta a nuestros impulsos, reaccionar cristianamente desarrolla nuestro carácter y nos lleva a parecernos más a Jesús.

Hoy en día nos bombardean constantemente con los valores del mundo que nos rodea. La sociedad y los medios de comunicación nos

EL CAMINO CORRECTO

Uday Paul

informan y nos entretienen, al tiempo que nos condicionan a pensar y ver el mundo con determinada mentalidad. Ser firmes en nuestras convicciones y defender lo que es correcto a menudo significa ir a contracorriente. Eso puede enfrentarnos a la sociedad e incluso provocar hostilidad y persecución. La Biblia dice que todos los que viven de manera piadosa sufrirán persecución1 Ese versículo no solo se refiere a la persecución generalizada que experimentaron los primeros cristianos bajo el Imperio romano, sino que también puede aplicarse a las adversidades, las dificultades y la oposición que podemos enfrentar cada uno particularmente en la vida diaria cuando defendemos nuestra fe.

Jesús también promete que los que soportan las dificultades y los sufrimientos en esta vida, gobernarán con Él por la eternidad2. Todo lo que ofrece este mundo es efímero y pronto pasará; en cambio, lo que ofrece Dios es eterno.3

Hay veces que optar por el camino indicado puede hacernos sentir como si nos estuvieran embutiendo en un molde, forzándonos a algo que por naturaleza no estamos destinados a ser. También puede significar un golpe mortal para nuestro ego. No obstante, a la postre nos lleva a caminar más cerca de Dios y contribuye a que demos fruto para Su reino.4

Uday Paul es escritor independiente, profesor y voluntario. Vive en la India.

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■ 1. V. 2 Timoteo 3:12 2. V. 2 Timoteo 2:12 3. V. 1 Juan 1:17 4. V. Juan 15:8

EL LIBRO DE RUT

Marie Alvero

El Libro de Rut es una pepita de oro escondida en la parte histórica de la Biblia. Consta de apenas cuatro capítulos en narrativa. Una de las cosas interesantes de este libro es que, si bien los personajes mencionan a Dios, el relato no contiene nada profético ni nos cuenta lo que piensa o dice Él al respecto.

En la narración vemos cómo Dios va hilvanando Su designio con personas comunes y corrientes que hacen cosas comunes y corrientes. Rut es la nuera de Noemí, cuya familia judía emigra a Moab cuando Israel pasa por una hambruna. En los años posteriores el marido de Noemí y sus dos hijos mueren. Hasta ese momento la suerte no acompaña a Noemí. Sola en el mundo, decide volver a Israel.

Rut opta por irse con su suegra, prometiendo hacer del pueblo de Noemí su pueblo, y del Dios de Noemí, su Dios. Cuando regresan a Israel se concentran en sobrevivir y nada más. Rut sale al campo a recoger los granos de cebada que han dejado los cosechadores. El campo pertenece a un hombre llamado Booz, que impresionado por la integridad de Rut —que no ha abandonado a Noemí—, se casa con ella. Booz y Rut llegan a ser así bisabuelos del rey David y, por ende, antepasados de Jesús.

Aunque en este relato no figuran milagros ni acontecimientos sobrenaturales, se aprecia claramente la mano de

Dios en cada parte del mismo. Los intentos de Noemí y Rut por sobrevivir y llevar una vida en armonía con Dios derivan en el cumplimiento del designio divino para ellas. Creo que a menudo ocurre algo muy parecido con nosotros. La voluntad de Dios no suele ser algo que nos acontezca con gran fanfarria; es más bien un propósito que se cumple mientras hacemos lo posible por vivir de acuerdo con la verdad divina en nuestras circunstancias ordinarias y desempeñamos quehaceres cotidianos. La vida de algunos, como la del gran reformador espiritual Martín Lutero, son interrumpidas por un súbito llamado o misión explícita. En cambio, muchos de nosotros veremos la mano de Dios en nuestra vida mientras avanzamos paso a paso diariamente, encomendando a Él cada día.

Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE. UU.  ■

Empieza a descubrir el plan que Dios tiene para ti invitando a su Hijo, Jesús, a tu vida hoy mismo. Puedes rezar esta sencilla oración:

Jesús, creo en Ti como Hijo de Dios que entregó la vida por mí. Te ruego que vengas a mi corazón, perdones mis pecados y me concedas tu regalo de vida eterna. Lléname con Tu Espíritu Santo y ayúdame a amarte a Ti y a los demás. Amén.

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¿Mi plan o el tuyo?

Quiero que experimentes Mi gozo y Mi Presencia en tu vida. Tengo respuestas para tus interrogantes, soluciones para tus problemas y perspicacia para entender las complejas situaciones en que te ves.

Cuando me pides orientación, Yo te la proporciono. Si me buscas de todo corazón, podrás encontrarme.1 Cuando acudes a Mí para que te oriente frente una disyuntiva, pídeme que te ayude a dejar de lado tus propios razonamientos y planes. Conozco tu pasado, tu presente y tu futuro. Comprendo tus necesidades y deseos, tus aspiraciones y tus miedos. Te conozco perfectamente; no se me escapa un detalle. Cuanto más aprendas a indagar y seguir el plan que tengo para ti, más probable será que halles auténtica felicidad y satisfacción.

1. Jeremías 29:13. Véase también Mateo 7:7; Santiago 1:5

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