Conéctate, noviembre 2023: Gratitud

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CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

Año 24 • Número 11

EL CAMINO A LA FELICIDAD Escalera al Cielo

Festivales de gratitud Sus orígenes

Historia de dos regalos

Nueva mentalidad


Año 24, número 11

A NUE ST RO S A M I G O S el leproso agradecido El Evangelio de San Lucas narra que mientras Jesús se dirigía a Jerusalén donde celebraría Su última Pascua, diez hombres enfermos de lepra se le acercaron y, guardando cierta distancia, exclamaron: —¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!1 Pese a la carga de dolor y angustia que ya seguramente llevaba encima por lo que padecería los próximos días, Jesús se compadeció de ellos y les dijo que fueran a presentarse ante los sacerdotes. (Según la ley judía, una persona curada de lepra debía acudir a un sacerdote para que la examinara y confirmara su recuperación.) Los leprosos partieron enseguida a buscar una sacerdote «y, mientras iban, quedaron limpios de la lepra.2 Pica la curiosidad saber: ¿Qué se les pasaría por la cabeza cuando dejaron a Jesús y emprendieron marcha? Además, ¿fue su curación gradual o repentina? Nos imaginamos la emoción que debió de embargarlos cuando se dieron cuenta del milagro que había tenido lugar. Lucas, sin embargo, nos relata que solo uno de ellos se llenó tanto de gratitud que regresó corriendo adonde estaba Jesús y, alabando a Dios a voz en cuello, se lanzó a los pies del Maestro para darle gracias.3 Ahí el relato da un giro que debió de haber chocado a los curiosos que estaban por ahí: El leproso resultó ser samaritano, una grupo étnico mestizo despreciado por los judíos de la época. Jesús preguntó: —¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?4 Si bien todos los leprosos demostraron fe en que Jesús podía sanarlos —prueba de ello es que emprendieron marcha enseguida para hallar un sacerdote que constatara su curación—, el comentario de Jesús puso de relieve la ingratitud de ellos. El episodio nos recalca que Dios no solo quiere que Sus seguidores crean en Él, sino que se le debe reconocer y alabar en toda situación. «Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.»5 Obviamente es más fácil manifestar gratitud en determinadas circunstancias que en otras, pero espero que este número de Conéctate te ofrezca ciertas pautas para cultivar la tan necesaria actitud de gratitud sean cuales sean las circunstancias.

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Gabriel García V. Director

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Gabriel García V. Gentian Suçi Ronan Keane

© Activated, 2023. Es propiedad. A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de

de la versión Reina-Varela Actualizada 4. Lucas 17:17,18 (NTV)

2. Lucas 17:14 (NTV)

5. 1 Tesalonicenses 5:18 (NTV)

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la versión Reina-Valera, revisión de 1995,

1. Lucas 17:13 (NTV) 3. Véase Lucas 17:15,16

Si deseas información sobre Conéctate,

2015 (RVA-2015), © Casa Bautista de Publicaciones/Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.


La felicidad no está exclusivamente dentro o fuera de nosotros, sino en la unión de nosotros con Dios. Blaise Pascal (1623-1662)

CAMINO FELICIDAD

EL A LA

Dios quiere ver oraciones colmadas de auténtica alabanza y acción de gracias por lo que ha hecho en el pasado. Quiere que nuestro corazón se sobrecoja y rebose gratitud por Sus bendiciones. Quiere que erijamos en el alma monumentos que atestigüen de todos los bienes que nos ha concedido. Michael Youssef (n. 1948)

Keith Phillips

Cuando a mi nieto Logan, de 4 años de edad,

le preguntaron qué significaba para él alabar a Dios, el chiquillo, con su candidez característica, declaró: «Es cuando le decimos a Dios: “¡Bien hecho!”» Una frase para el bronce, que causa gracia pero al mismo tiempo se presta a la reflexión: ¿Por qué la Biblia nos exhorta una y otra vez a magnificar a Dios y decirle: «¡Bien hecho!»? Desde luego se lo merece. El Altísimo hizo un trabajo magistral cuando nos creó y se ingenió el universo infinitamente complejo en que vivimos. Y ¡cómo no alabar Su excelente gestión para que todo siga funcionando y no se desbarate! Una cosa tenemos clara: que Dios se merece nuestra alabanza y gratitud por hacer estupendamente bien Su trabajo. Sin embargo, la duda que me surge es: ¿qué saca Él con eso? Yo he visto el buen efecto que tienen los elogios en Logan, en mí y en todo el mundo. No hay duda de que una palabra de encomio nos levanta la autoestima; pero ¿acaso a Dios le hace falta eso? Siendo omnipotente y omnisciente, ¿qué necesidad tiene de que le recuerden Su grandeza? ¿Qué lo motiva entonces a desear nuestras alabanzas? Sospecho que los mayores beneficiarios de la alabanza somos nosotros. Nos hace bien oírnos alabar a Dios. Reflexionar y meditar sobre Su bondad es un ejercicio

1. V. Juan 17:3

importante, y más aún expresarle verbalmente ese reconocimiento. Se me ocurren por lo menos tres razones para no dejar de hacerlo. La primera es que la alabanza nos ayuda a ver las cosas objetivamente. Nos recuerda nuestras limitaciones y debilidades humanas, así como el poder de Dios y Su benevolencia para con nosotros. Eso nos lleva a la segunda: la alabanza nos encauza por la senda del optimismo y nos hace ver las cosas positiva y favorablemente. Eso es importante, toda vez que no podemos ni empezar a confiar en Dios hasta que comprendamos que con la ayuda divina ningún obstáculo es insalvable. La tercera es la mejor, la más sublime, y es que la alabanza nos pone en amorosa comunión con el Creador, cuyo conocimiento es la vida eterna.1 He ahí el sentido de la vida, la razón por la que Él lo hizo todo, Su finalidad última y el deseo que tiene diariamente con respecto a nosotros. Ese es el aspecto en el que gana Él y ganamos nosotros. Cuando le decimos a Dios: «¡Bien hecho!» con sinceridad y pensando en lo que le estamos diciendo, ¡nos labramos un trocito de cielo en la tierra! Keith Phillips fue jefe de redacción de la revista Activated, la versión en inglés de Conéctate, durante 14 años, entre 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Caryn ayudan a personas sin hogar en los EE.UU. ■ 3


GRADECER DE ANTEMANO A DIOS María Fontaine

En los últimos años he enfrentado varias situaciones que no tenía ni la menor idea de cómo podrían resolverse. Por momentos parecía que no tenían solución. No obstante, ya que mi fe estaba bien anclada en la verdad de la Palabra de Dios y en el conocimiento de que Él nunca falla, y además buscaba la guía del Espíritu Santo como Jesús nos dijo que hiciéramos, sabía que habría una solución. Jesús dijo: «Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo Mío y se lo hará saber a ustedes».1 Después de la muerte de Jesús, el Espíritu Santo fue enviado para ayudarnos a entender la verdad y a poner en práctica las palabras de Jesús en cualquier circunstancia en que nos encontremos. Creo que esa es la razón por la que cuando volvemos a examinar las Escrituras, en muchos casos cobran un nuevo significado para nosotros gracias a 1. Juan 16:12-14 (NBLA) 2. 2 Crónicas 20:12 4

que el Espíritu Santo nos muestra cómo aplicarlas o nos revela más de su profundidad. La Palabra de Dios abunda en ejemplos de cómo abordar los desafíos de la vida. Uno que me parece aplicable a muchas dificultades que afronto es el episodio del rey Josafat en 2 Crónicas, capítulo 20. Dada la superioridad de las diversas fuerzas que asediaban al rey, no existía en esas circunstancias esperanza alguna de rescate por medios humanos. De hecho, tres ejércitos se unieron para tratar de destruirlo a él y a su pueblo. El rey dijo a Dios: «No sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos».2 Josafat dio al Señor la gloria y le agradeció por Su grandeza y Su extraordinario amor. Hizo memoria de las veces anteriores en que Dios los había auxiliado, y se lo recordó al pueblo congregado para la ocasión. Quiso que todos reconocieran que su gran Dios los había rescatado vez tras vez cuando toda esperanza se había esfumado. Todos pasamos por momentos en los que nos parece que la situación en que nos encontramos no tiene arreglo. Y bien puede ser que sin la intervención divina eso sea cierto. No podemos decir: «Jesús, confiaré en Ti y te alabaré siempre que hagas esto o aquello por mí, o que no permitas que suceda esto o aquello». Es vital ponernos en


Al expresar nuestra gratitud jamás debemos olvidar que la muestra más sublime de agradecimiento no son las palabras que pronunciamos, sino las que con coherencia practicamos. John Fitzgerald Kennedy (1917–1963)

Sus manos, sabiendo que Él siempre nos sacará adelante y hará que al final lo que sea que enfrentemos redunde en bien. Agradecer a Dios después que algo sucede se llama gratitud. En cambio, agradecer a Dios por la respuesta a tus oraciones antes que esta se produzca, eso requiere fe. Por fe, puedes agradecer de antemano a Dios, sin que hayas visto aún la respuesta. Podrías decir algo así: «Jesús, ¿recuerdas la petición que te hice hace poco? Te doy gracias porque cuento con la respuesta. No tengo que presenciarlo para saber que has respondido. Prometiste contestar, y eso es todo lo que necesito. Te doy gracias porque el asunto está ya resuelto, y cuando Tú decidas que ha llegado el momento ideal para que aparezca la mejor solución, así será». No sigues en plan pedigüeño: «Dame, dame, dame, te lo ruego». Más bien dices: «Jesús, este es mi clamor, el pedido de mi corazón que sé que responderás conforme a Tu voluntad. ¡Gracias!» Cuando agradeces a Dios de antemano demuestras que tienes fe. Lo que alimentas es lo que adquiere poder en tu vida. Concéntrate en el agradecimiento y la alabanza, ¡y eso 3. V. 1 Juan 5:14. 4. Hebreos 11:13,16

alimentará tu fe! ¡La fe es la victoria!3 Manifiesta esa fe por medio de tus palabras, tus pensamientos, las intenciones de tu corazón, y vencerás al mundo. Llena tu mente con palabras de agradecimiento y alabanza y al final saldrás triunfante. Hebreos 11 declara: «En la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, creyéndolo y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Pero anhelaban una [patria] mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad».4 En muchos casos, los hombres y mujeres de fe que se mencionan en Hebreos 11 no vieron en esta vida todo lo que les fue prometido, ¡pero conocían al autor de esas promesas! ¡Sabían que Él no les fallaría! Para ellos la fe se plasmó en un modo de vida que impregnó sus pensamientos y decisiones; una convicción que fue en aumento durante su vida, de manera que lo que enfrentaban en el momento tomó un segundo plano en comparación con lo que sabían por fe que iba a venir. Las personas de fe que vivieron en tiempos del Antiguo Testamento creyeron sin que en el curso de su vida se hiciera manifiesta la redención de Cristo. Nosotros 5


tenemos la ventaja de saber que Jesús ya nos redimió, aunque tampoco podemos ver todavía todo lo que Él prometió a los que lo aman. Dios quiere que confiemos en Él en toda circunstancia. Si la respuesta a tu oración llega de inmediato, regocíjate. Cuando no veas la respuesta en seguida, continúa agradeciendo al Señor de todos modos, porque confías en Él. Cuentas con Su promesa de que Él te guardará y te dará fuerzas y todo lo que necesites para aguantar hasta que llegue la respuesta. La fe en Dios, en que cuando hemos pedido Él ha oído nuestra petición y nos responderá como lo considere más conveniente, podría en ciertos aspectos compararse con un fondo fiduciario o en custodia. Esos fondos son diversos, pero en su mayoría se emplean para garantizar que ese dinero u otros bienes se distribuyan de tal manera que con el tiempo rindan el máximo beneficio al receptor. Un amigo mío fue beneficiario de un fondo en custodia. A veces los fondos que se le otorgaban tenían un límite, aunque él pidiera más. Sin embargo, más adelante ocurrió algo inesperado que requería atención médica, y él necesitaba urgentemente fondos para su mantenimiento y cuidados. Debido a que se había racionado la distribución del fondo, el dinero estaba ahí cuando resultó más necesario. 6

Asimismo, Dios nos concede las respuestas a nuestras oraciones de acuerdo a Su perfecta voluntad y según lo que traerá el mayor bien en la situación dada y en nuestra vida. Por eso es tan importante que tengamos fe en el amor que Él alberga por nosotros. Es imperioso confiar en Su sabiduría. Ya sea que las respuestas a tus oraciones se manifiesten enseguida, como sucede a menudo, ya sea que tarden más tiempo en manifestarse o incluso que Dios tenga planeado algo totalmente distinto, podemos confiar en que esas respuestas se han resuelto en el Cielo. Cuando le agradecemos por Su fidelidad, declaramos nuestra confianza en que el Dios del universo —que nos ama y que ya se sacrificó tanto para salvarnos, restablecernos y acompañarnos en toda circunstancia que vivamos— va a seguir siendo lo que es Él para nosotros: un amigo, padre, protector, salvador, sanador, la fuente de toda verdad y poder, proveedor de todo lo que necesitamos, un guía y la respuesta a todo problema e interrogante que se nos presente en la vida. María Fontaine dirige juntamente con su esposo, Peter Amsterdam, el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■


Recobrar la dicha Respuestas a tus interrogantes P.: Recuerdo que de joven era más feliz. ¿Qué me aconsejan para recuperar la alegría de vivir que perdí? R.: Muchos adultos en algún momento hemos observado a un niño retozando alegremente y hemos deseado volver a la niñez. Cuando juegan, los pequeñines se ven felices, despreocupados y pletóricos de ganas de vivir. Se ríen mucho, se divierten con facilidad y se entusiasman con las cosas más sencillas. Naturalmente, también sufren sus sobresaltos y sus tristezas, pero son resilientes. Los niños viven en el presente y por lo general pasan más horas felices que los adultos. He aquí algunos consejos para revivir el encanto de la infancia. Redescubrir el mundo que te rodea. Observa con más detenimiento las cosas que constituyen el telón de fondo de tu existencia: los brotes de ese árbol que ves todo los días cuando te diriges al trabajo, los rayos matinales de sol que se cuelan por la ventana de la cocina, las nubes blancas que se destacan sobre el cielo azul o esa pequeña telaraña que hay en un rincón del jardín. Saborear los alimentos. No engullas la comida y salgas corriendo; aminora la marcha para poder saborearla y disfrutarla. ¿Recuerdas la primera vez que degustaste ese plato? ¿Qué comidas te encantan ahora que de niño no te gustaban? Aprender algo nuevo. Los niños no tienen tiempo de caer en rutinas porque siempre andan ocupados descubriendo cosas nuevas. Aficiónate a un nuevo pasatiempo

o actividad. Lee un libro de un autor distinto. Viaja, aunque sea en la imaginación, sumergiéndote en una revista o en un documental. Premiarse. Ponte una meta para la semana y escoge el premio que te vas a dar cuando la cumplas. El mejor incentivo es la expectativa que eso te genera. Da resultado, tengas la edad que tengas. Conversar con un niño. Si quieres ver las cosas con nuevos ojos, pregunta a un niño sobre casi cualquier cosa. Los pequeños derrochan ingenio, sagacidad, imaginación, esperanza, compasión... y mil cosas más. No te sorprendas si de tu subconsciente resurgen algunos pensamientos de tu niñez. Desenchufarse. Tu mundo no se acabará porque dejes de trabajar y producir por unos minutos. Relájate. Abriga pensamientos felices. Dar gracias por pequeños detalles. Un niño se queda encantado con un regalito sencillo, una oportunidad de salir a jugar, un poco de atención que se le preste o un columpio vacío que encuentre en el parque. Piensa en las cositas que tú disfrutas y da gracias por ellas. ■

Lo que el niño ama persiste en el ámbito del corazón hasta la vejez. Gibran Jalil Gibran (1883-1931) 7


FESTIVALES DE GRATITUD Curtis Peter van Gorder

El Día de Acción de Gracias es una festividad que se celebra en Estados Unidos, Canadá, Liberia, Granada, Santa Lucía y Puerto Rico. En cuanto al resto del mundo, muchos la conocen únicamente a través de diversas películas o programas de televisión. Sin embargo, Alemania tiene una fiesta similar llamada Erntedankfest para dar gracias a Dios por una buena cosecha, y Japón tiene el Kinrō Kansha no Hi, un día para conmemorar el trabajo y la producción y también para que los ciudadanos se expresen gratitud unos a otros. La mayoría de las culturas y religiones realzan la importancia de agradecer al Creador. Los pueblos originarios de Norteamérica celebraban emotivas ceremonias de acción de gracias por la cosecha de maíz verde, por la llegada de determinadas especies de peces y ballenas, por las primeras nieves y por la llegada del nuevo año. Cuando mis hijos eran pequeños yo solía ponerme mi traje de peregrino y ellos se vestían de nativos norteamericanos. Luego escenificábamos la historia del primer Día de Acción de Gracias. En 1620, tras un viaje extremadamente difícil, los 102 pasajeros del Mayflower arribaron a Cape Cod, Massachusetts. Los pasajeros y la tripulación eran una mezcla de separatistas religiosos, sirvientes contratados y otros. Debido al retraso en la salida, llegaron en invierno y corrían grave peligro por escasez de provisiones. Aproximadamente la mitad de los pasajeros y la tripulación murieron por enfermedades y desnutrición durante el primer año. Al año siguiente, gracias a la ayuda de los nativos de la zona, los wampanoags, aprendieron a cultivar maíz, granos, verduras y legumbres con abono de pescado, y la colonia alcanzó la seguridad alimentaria. Estaban tan agradecidos que decidieron celebrar una fiesta para 8


A L A B A N Z A PA R A E L D Í A Señor, elevo mi corazón, mi mente y mi espíritu a Ti en oración, alabanza y acción de gracias. Tú eres el dador de todo lo bueno y representas todo lo bueno para mí. Eres mi Creador, mi Padre, la fuente de vida y fuerzas. Tú haces que salga el sol, que brille la luz, que llegue la noche. Me sostienes en Tus brazos. Me consuelas en mi tristeza. Me abrigas con Tu amor. Me proteges, me escudas y provees para todo lo que necesito. Toda paz, satisfacción y bendición viene de Tu mano. Te alabo, te honro y te doy gracias. Amén. Dios dice que hay que dar gracias en todo. Eso no significa que tengas que dar gracias por todo. No hay que dar gracias por un mal día. O por una mala relación. O por no ser tenido en cuenta en el trabajo: O por afrontar dificultades económicas. Sean cuales sean, no tienes que dar gracias por las adversidades, sino en las adversidades. Es una distinción muy importante, que creo que a menudo pasamos por alto. Dar gracias en todo revela un corazón desbordante de fe en que Dios es más grande que las dificultades y que puede aprovecharlas para tu bien y Su gloria si te acercas a Él con el corazón y el espíritu debidos. Tony Evans (b. 1949)

demostrar su gratitud a Dios por su supervivencia. Los wampanoags se unieron a la fiesta y aportaron cinco venados. En los años siguientes establecieron la costumbre y en 1623 el gobernador William Bradford publicó un edicto para que hombres, mujeres y niños se reunieran el jueves 29 de noviembre a «dar gracias a Dios Todopoderoso por todas Sus bendiciones». George Washington, el primer presidente estadounidense, promulgó la primera celebración de acción de gracias en todo el país el 26 de noviembre de 1789, declarándolo «día público de acción de gracias y oración para observar y reconocer con gratitud de corazón los muchos y señalados favores de Dios Todopoderoso». Hoy en día es una buena oportunidad para reunir a las familias al margen de todas las divisiones que tensan nuestra sociedad y sentar a la misma mesa a personas de distintas opiniones y creencias. Ramona Peters es la encargada de la preservación histórica de la tribu Mashpee Wampanoag. Sobre los aspectos positivos de la festividad, expresa lo siguiente: «Para mí celebrar con sinceridad la fiesta de acción de gracias es 1. V. Apocalipsis 19:7-10 2. http://elixirmime.com

muy importante. La gratitud es algo primordial. En mi opinión, es un estado de ánimo. Uno desea vivir en estado de agradecimiento». Hace unos 40 años vivía yo en Bogor, Indonesia, con un presupuesto muy ajustado. Si bien un banquete tradicional de Acción de Gracias, con tartas de calabaza y salsa de arándanos no estaba dentro de nuestras posibilidades, recé por una cena especial. Aquel día apareció nuestro vecino y nos regaló su ganso, atropellado limpiamente en el cuello por un auto. Con él preparamos un festín que compartimos con otros. Algún día disfrutaremos de un espléndido banquete llamado la Cena de las Bodas del Cordero con Jesús y gente de todas las razas y culturas1. El origen de buena parte de la gratitud que albergaremos en ese momento será tomar conciencia del gran amor que Él tiene por nosotros a pesar de nuestros errores y defectos. Es con ese deseo en el alma y la alegría del recorrido que haremos para llegar hasta allá que doy gracias. Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo. 2 Dedicó 47 años de su vida a actividades misioneras en 10 países. Él y su esposa Pauline viven actualmente en Alemania. ■ 9


PIEDAD CON CONTENTAMIENTO Joyce Suttin

Esta mañana, mientras caminaba por mi vecindario,

iba reflexionando en un versículo de la Biblia. Estaba agradecida por la hermosa mañana y por tener un cuerpo sano que no me impedía caminar y disfrutar de mi pedazo del mundo. Mientras repasaba todas las cosas buenas que Dios me ha dado y una oleada de felicidad me invadía, me vino un versículo: «Grande ganancia es la piedad con contentamiento»1. De repente se me hizo evidente que todos hemos tenido que aprender a prescindir de algo en algún momento de nuestra vida. Sin embargo, con ese verso Dios me decía que la gratitud por todo lo que he podido hacer es una gran ganancia. Llegué a casa y busqué el pasaje bíblico para examinarlo en su contexto. Al leer los versículos que lo rodeaban, vi que Pablo le decía a Timoteo, un joven dirigente de la iglesia, que tuviera cuidado con equiparar la piedad con las ganancias económicas. Este es un hermoso pasaje que nos enseña la importancia de tener la perspectiva correcta y no dejar que el materialismo y el deseo de más bienes nos cause dolor. Ya el año pasado había aprendido que ir de compras puede ser un ejercicio innecesario para complacerme a mí misma y que puede acabar siendo un despilfarro si no tengo 1. 1 Timoteo 6:6 2. 1 Timoteo 6:6–12,17–19 10

cuidado. Aprender a ser felices y agradecidos llevando una vida sencilla es clave para la satisfacción. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento, porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos; pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores. Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe. A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. De este modo atesorarán para sí buen fundamento para el futuro, y alcanzarán la vida eterna.2 Joyce Suttin es docente jubilada y escritora. Vive en San Antonio, EE.UU. Su blog se encuentra en https://joy4dailydevotionals. blogspot.com/. ■


AGRADECIDA POR LOS REVESES Rosane Pereira

Tras el fallecimiento de mi marido, vivía sola con mis hijos menores: un adulto joven que ya trabajaba, dos chicos adolescentes, una hija más pequeña y un niño en edad preescolar. Al mismo tiempo cuidaba del caniche de mi hermana, Puf, desde hacía unos meses. Con frecuencia me sentía desbordada y, para empeorar las cosas, una tarde, durante un paseo, a Puf lo atacaron otros dos perros de una casa vecina y le hicieron un gran corte cerca del ojo izquierdo. En el veterinario bañaron a Puf, le cortaron el pelo, le dieron unos puntos y una amable enfermera me dijo: «No te desanimes, todo saldrá bien. Estas cosas le pasan a todo el mundo». Sus palabras de aliento fueron mi salvación ese día. Los días siguientes todos nos unimos para cuidar del pequeño Puf. Los chicos colocaron mosquiteras en el sector donde estaba el perrito para evitar que las moscas pusieran huevos en la herida, y todos se turnaron para vendarle el corte y mezclarle el remedio con la comida. Eso nos unió a todos como familia y felizmente, cuando mi hermana vino a recoger a su perro, ya estaba sano y ni siquiera le había quedado una cicatriz. El fallecido escritor cristiano Merlin Carothers puso de relieve el concepto de que «el pueblo de Dios está destinado a darle gracias en todo lo que se le presenta, 1. V. Mateo 7:1-3

porque no hay nada que Él no pueda tornar en bien y aprovechar como fuente de crecimiento espiritual para quienes lo aman y confían en Él. Las consecuencias, además, pueden ser milagrosas». Cuando alabamos a Dios por Su bondad en cualquier dificultad, nos acercamos más a Él y lo hacemos partícipe de la situación, confiando en que actuará a nuestro favor. También es muy importante mostrarnos agradecidos con los demás. La vida ya es bastante difícil para la mayoría de la gente, y es muy refrescante escuchar una palabra positiva de gratitud cuando las olas se elevan y amenazan con ahogarnos. Quizá por eso Jesús nos enseñó a no juzgar a los demás1. Si pudiéramos ver la carga que ya lleva nuestro prójimo, como lo hace Dios, estaríamos deseosos de ayudar en lugar de juzgar. Para recordarme a mí misma la importancia de la gratitud llevo un diario dedicado a ese fin. Aunque no escribo en él todos los días, cuando lo hago intento enumerar al menos tres cosas por las que estoy agradecida. Ese ejercicio me ayuda a elevarme por encima de las dificultades a las que me enfrento en ese momento y a ver todo en su justa dimensión. Rosane Pereira es profesora de inglés y escritora. Vive en Río de Janeiro (Brasil) y está afiliada a La Familia Internacional. ■ 11


EJERCITAR LA GRATITUD Chris Mizrany

Siempre me ha parecido una contradicción

aquello de «disfrutar de hacer ejercicio». El ejercicio es trabajo, supone un esfuerzo agotador que te lleva hasta el límite y, desde luego, no es lo que más me gusta. Aunque entiendo que ponerse en buena forma física debería ser motivo de satisfacción, a veces solo quiero premiarme con un poco más de sueño y un trozo de torta. Así y todo, llegué a un punto en el que me miré en el espejo y me di cuenta de que no estaba progresando. Intenté volver a mi programa de ejercicios, y ¿qué mejor objetivo que correr 15 km por nuestro vecindario, una carrera en la que participamos todos los años mis amigos y yo? Todos los días hacía ejercicio hasta que me ardían los músculos, y encima un poco más. Lo hacía una y otra y otra vez. Y luego me derrumbaba. El día de la carrera no tenía reserva de energías; me sentía fatal. Aguardé hasta una hora antes de la salida con la esperanza de estar en mejores condiciones, pero seguía igual. Así que, con gran pesar, tuve que retirarme y ver cómo mis amigos se iban sin mí. En vista de que ya no iba a correr, decidí visitar a un amigo tetrapléjico. Normalmente me encanta verlo, pero en esa ocasión sentía lástima de mí mismo, amén de la vergüenza de no haber conseguido mi objetivo. Cuando llegué, le pregunté a medias cómo estaba. Me dijo: «Estoy bien. Eso sí, hace un rato había una araña 12

enorme en la pared justo encima de mi cama, y aunque la vi, no podía hacer nada. No podía escabullirme; tuve que pedir ayuda y esperar a la persona que me asiste. Fue bastante feo». Y entonces se rio. De repente mi niebla de mal humor se disipó. Me di cuenta de lo afortunado y favorecido que soy por tener pleno uso de mis extremidades, por contar con un cuerpo que puede estar cansado o agotado, pero que no está confinado a una cama o a una silla de ruedas. En ese momento, dentro de mi cabeza, todas las cosas buenas de mi vida se multiplicaron exponencialmente. Me reí con él y empecé a disfrutar de la velada. Si algo me enseñó aquella experiencia es que todos tenemos muchísimo que agradecer y, al igual que mi amigo, muchas razones para estar contentos a pesar de las dificultades. Más allá de eso, si Dios te ha bendecido con algún talento, cultívalo. Estoy volviendo a mi programa de ejercicios y pido a Dios que me dé fuerzas para seguir adelante, tanto física como espiritualmente, hasta alcanzar mis objetivos. Chris Mizrany es misionero, fotógrafo y diseñador de páginas web. Colabora con la fundación Helping Hand en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. ■


EL CAMINO HACIA LA PAZ INTERIOR Anna Perlini

Hace un tiempo, pasé por uno de esos periodos de

la vida que parecen sobrecargados de estrés. Se produjo una gran crisis y tensiones en el frente laboral, y todo aquello se extendió a la vida familiar y personal, como casi siempre sucede, ¿no es así? Hasta ese momento me consideraba una persona bastante tranquila, capaz de soportar circunstancias adversas y de ser paciente con gente difícil. Supongo que es bueno asumir que incluso en lo que uno considera su fuerte, a veces puede flaquear, y que una decepción y fracaso aparentes, aunque no sirvan para nada más, pueden ayudarnos a conservar la humildad. Sucedió que perdí la paciencia, mi tan estimada y añeja paciencia, y para colmo, más de una vez. Vivía siempre tensa y nerviosa, lo cual empezó a afectar mi sueño y mi salud en general. Ya no me reconocía a mí misma y me veía yendo por una senda peligrosa. Sabía que si quería conservar la cordura tenía que encontrar una salida y, de hecho, esa salida estaba afuera mismo de mi puerta. A la vuelta de la esquina hay una carretera ascendente por la que corre mucho viento y que lleva a un paso de montaña a unos 8 km. Me pareció un objetivo que merecía la pena, así que empecé a dar paseos diarios. Aunque soy buena para caminar, las cuestas nunca han sido mis preferidas, por lo que empecé despacio. Cada día avanzaba un poco más, hasta que por fin pude llegar hasta la cima y volver.

1. http://www.perunmondomigliore.org

Por el camino escuchaba música y podcasts inspiradores, rezaba por mis hijos y por los demás y admiraba las preciosas vistas, los majestuosos árboles y la ocasional fauna salvaje. Como casi siempre iba sola, de vez en cuando cantaba y a veces hasta lloraba. En algunas ocasiones, al salir de casa, estaba tan contenida por dentro que sentía que estaba a punto de explotar. Es más, muchos de mis «paseos» empezaban a tal ritmo que casi corría: huía de los problemas y las tensiones con la esperanza de refugiarme en los brazos de Dios. Aquel período tan exigente de mi vida ya pasó, pero estoy segura de que vendrán otros. Esas caminatas cuesta arriba me ayudaron a desconectar de mi realidad y conectar con Dios y Su perfección. Contribuyeron a que me liberara de tensiones, contrariedades y negatividad. Hicieron posible que respirara aire fresco y albergara pensamientos celestiales y positivos. Sigo recorriendo ese camino, aunque no tan a menudo. Como prácticamente me he grabado cada paso de memoria, casi ha llegado a ser parte de mí. Ahí yacen mis penas, mis lágrimas y nace mi renovada alegría. Anna Perlini es cofundadora de Per un Mondo Migliore 1 , organización humanitaria que desde 1995 lleva a cabo labores en los Balcanes. ■ 13


¿Quién es el que más dice, quién puede decir más que este gran elogio: que solo tú eres tú? William Shakespeare

¡SE ACORDÓ ! Sally García

—Conocí a uno de tus ex alumnos anoche en una fiesta. Estuvimos hablando de ti —me escribió una amiga por correo electrónico—. Me contó que tú le habías enseñado a leer. Enseguida me trasladé 30 años atrás en el túnel del tiempo. Me había olvidado de aquel momento, pero eché la vista atrás y sí, me volvió a la memoria. Él era un niño muy inteligente de primer grado, pero se distraía con facilidad y le costaba mucho leer. Así que me propuse practicar con él de manera personalizada, ¡y en menos de un mes ya leía bien! ¡Se acordó! Si él hubiera dicho: «Ah sí, ella era buena profesora» o «me gustaban sus clases», yo hubiera sonreído y me hubiera dicho para mis adentros: ¡Qué lindo! Lo que me tocó en el alma, sin embargo, fue la explicitud con que agradeció un logro que compartimos los dos. Se expresó concretamente, lo recordó con cariño y gratitud, ¡hasta el punto en que se lo mencionó a mi amiga 30 años después! En mi época de profesora tomé conciencia de que un elogio en términos generales —por ejemplo: «¡Eres un magnífico estudiante!»— no era tan provechoso y eficaz para el alumno que uno expreso y más concreto: «Demostraste mucha imaginación con los personajes de tu cuento», «Tu presentación estuvo muy clara y bien concebida», «¡Preciosa elección de colores!», «Me encantó el toque de humor en tu dibujo». 14

Pertenezco a un grupo virtual de bordados. Publicamos las labores de aguja que terminamos y las comentamos entre nosotras. Las opiniones que dicen: «Hermoso» o «Me encanta» son alentadoras. No obstante, los mejores comentarios son los que mencionan la selección de colores, el tipo de puntadas o la composición. A todos nos vienen de maravilla las alabanzas y nos encantan los elogios. Deseamos que se nos valore y se nos reconozca. Y cuando esas expresiones de ánimo son concretas y específicas, es como si alguien nos dijera: «Veo los detalles y te veo a ti». Con eso, ¡brillamos! Sally García es educadora y misionera. Vive en Chile y está afiliada a la Familia Internacional. ■

¿Conoces al Hijo de Dios? Es de lo más fácil. Basta con que le abras tu corazón a Jesús y con una breve oración reconozcas en Él al Salvador. Dile algo así: Jesús, gracias por venir aquí a la Tierra y morir por mí para el perdón de mis pecados y para que pueda experimentar ahora mismo Tu amor y hacer efectiva la promesa de la vida eterna en el Cielo. Te invito a que entres a mi corazón, me llenes de Tu Espíritu Santo y me lleves a conocerte mejor leyendo Tu Palabra en la Biblia. Amén.


HISTORIA DE DOS REGALOS Marie Alvero

Todos los años celebramos una fiesta de Navidad en mi casa. Todos los invitados traen algo de aproximadamente el mismo valor y jugamos a determinar qué regalo nos toca a cada uno. Esa velada es una tradición anual en la que mi marido y yo pensamos mucho, y planificamos los regalos con mucho cuidado. Desgraciadamente el año pasado el regalo que me tocó fue un vale (tarjeta de regalo) para un sitio al que nunca voy. Me enteré además de que se lo habían regalado antes a la persona que luego me lo regaló a mí. Sinceramente me dejó un mal sabor de boca. Unos días después fuimos a la fiesta de Navidad de la empresa de mi marido y sortearon unos cuantos regalos al azar. Mi marido ganó un vale para una tienda a la que nunca había ido y de la que nunca había oído hablar. Resulta que vende exclusivamente artículos para mujer. Pero él estaba encantado porque no esperaba recibir nada. Yo esperaba recibir algo a lo que atribuyera el mismo valor que el regalo que aporté para nuestro intercambio navideño; por ende me sentí decepcionada. Él, en cambio, no esperaba nada en absoluto; así que su regalo fue pura gratificación y disfrutó de la experiencia. En la vida, cuanto más pensamos que merecemos algo, menos agradecidos somos. Leí una frase que decía que la alegría se encuentra en tener una actitud de expectación más que de expectativa. 1. Filipenses 4:11,12 (NVI)

La expectación es la emoción de saber que algo bueno puede suceder, pero sin una expectativa definida de lo que será. San Pablo lo demostró cuando dijo: «He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez».1 Su satisfacción no se debía a cierto grado de éxito o comodidad; consistía simplemente en saber que la gracia de Dios le bastaba para cualquier situación. Tengo muchas cosas en la vida que nunca me imaginaba tener. Cuando lo recuerdo, me lleno de gratitud. No es de extrañar que esos sentimientos también puedan desvanecerse un poco cuando comparo mi situación con la de los demás, o me hago expectativas sobre lo que creo que debería tener o conseguir o recibir o experimentar. Existen numerosos estudios sobre la práctica de la gratitud, y las pruebas arrojan que las personas con una actitud agradecida viven más felices, tienen relaciones más positivas y duraderas y gozan de mejor salud mental. La base de todo es estar contentos con lo que tenemos y recordar que nadie nos debe nada. Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE. UU. ■ 15


De Jesús, con cariño

DÉJAME AYUDARTE La vida no se concibió como un suave paseo exento de pruebas y dificultades. Siempre habrá reveses, apuros y presiones. Mas yo puedo enseñarte a ver esas contrariedades como obstáculos que superar. Quiero quitarte de encima el peso de la incertidumbre. Quiero que te aferres a la certeza de que por grande que sea la necesidad, por muy oscura que sea la noche o por imposible que parezca la situación, Yo soy dueño de ella y nunca he fallado a quienes me piden auxilio. Por muy grave que sea el trance que afrontas, Mis fuerzas te bastarán. Tráeme todas tus inquietudes. Quizá seas capaz de soportar mucha presión; pero piensa que Yo puedo reducirla. Estaré siempre a tu lado. Te sostendré con Mi gracia,1 te daré reposo espiritualmente2 y una paz que sobrepase todo entendimiento.3 Suceda lo que suceda a tu alrededor, con tu alma bien anclada en Mí gozarás de paz. Tu ancla resistirá bajo las olas embravecidas. Ven a Mí, deja tus cargas sobre Mis hombros. Descubrirás que tengo todo lo que necesitas. 1. V. 2 Corintios 12:9 2. V. Mateo 11:28 3. V. Filipenses 4:7


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