CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA
Año 24 • Número 12
EL MEJOR REGALO
A tu entera disposición
Seis cosas que me encantan de la Navidad Para ti ¿qué es lo primordial?
Renace la esperanza
Un niño, una madre y un árbol
Cuando no estás preparado
Cuatro palabras clave
Año 24, número 12
A N UE ST RO S A M I G O S renovada esperanza
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Narra San Lucas que en un campo unos pastores pasaban la noche a la intemperie cuidando sus rebaños. Un ángel se les apareció para anunciar el nacimiento del Salvador. El cielo se iluminó entonces con una multitud de otros ángeles que alababan a Dios exclamando: «¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que gozan de su favor!»1 Aquella noche marcó el principio de una renovada relación entre Dios y la humanidad. El nacimiento de Jesús en Belén supuso el fin de una era dominada por el quebranto y el advenimiento de una nueva signada por el perdón, la curación, la promesa de redención y un recomenzar para todos los que reconocieran en Jesús a su Señor y Salvador. La Navidad es una fecha alegre, motivo de celebración, cómo no, pero a la vez puede ser una época de reflexión, descubrimiento y renovación. Estoy seguro de que la vida de aquellos pastores nunca volvió a ser la misma después de aquella noche, como tampoco ha sido igual la vida de miles de millones que desde ese día llegaron a conocer el amor de Dios encarnado en Jesús. Ojalá que este número de la revista contribuya siquiera un poquito a hacer realidad en tu vida todo lo acontecido en esa primera Natividad y que los artículos de las páginas que siguen te acerquen al Jesús del pesebre, que a la postre iría por todas partes haciendo el bien. ¡Que las luces de la Navidad se enciendan en tu corazón y el de tus seres queridos!
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Gabriel García V. Gentian Suçi Ronan Keane
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los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y de la versión Reina-Varela Actualizada 2015 (RVA-2015), © Casa Bautista de Publicaciones/Editorial Mundo Hispano.
1. Lucas 2:14 (BLPH) 2
Utilizados con permiso.
SOPRESAS DIVINAS Ruth Davidson
La Biblia está repleta de acontecimientos sorprendentes e insospechados, y el relato de la Navidad no es ninguna excepción. El primer capítulo de Lucas ambienta la escena. Zacarías realizaba sus deberes habituales dentro del templo, según las costumbres de la época, en tanto que la congregación rezaba fuera. Mientras quemaba incienso, de repente se le apareció a su lado un ángel. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y sintió miedo, pero las palabras de sosiego del ángel disiparon enseguida su inquietud: —¡No temas, Zacarías! Porque tu oración ha sido atendida. Tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo y llamarás su nombre Juan».1 Zacarías no sería el único que se sobresaltaría con la súbita aparición de un ángel. Seis meses más tarde, el ángel Gabriel visitó también a María. —¡Salve, muy favorecida! —le dijo—. El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.2 Pero ella se turbó por sus palabras y se preguntaba qué clase de salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: —¡No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios! He aquí concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús».3 1. Lucas 1:13
4. Mateo 1:20,21
2. Lucas 1:28 (RVR95)
5. Lucas 2:9 (NTV)
3. Lucas 1:29–31
6. V. Lucas 2:8–14
Se trataba de un anuncio de gran trascendencia, teniendo en cuenta que María no había estado con ningún hombre. Cuando José, el prometido de María, se enteró de su embarazo, pensó recluirla para salvar su reputación. Pero mientras pensaba en eso, se le apareció un ángel del Señor, diciéndole que no dudara en tomar a María por esposa: —El niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.4 La noche en que nació Jesús en Belén había unos pastores que velaban por su rebaño. «Un ángel del Señor se presentó ante ellos y la gloria del Señor los rodeó de resplandor».5 El ángel les dijo que no tuvieran miedo y que el Salvador había nacido en la ciudad de David. De pronto apareció con el ángel una multitud de huestes celestiales que alababa a Dios. Desde luego, la aparición sorpresiva más grande y maravillosa de todas fue la del niño Jesús, acurrucado en un pesebre, que a la postre alteraría el curso de la Historia: Emmanuel (Dios con nosotros), Rey de reyes, Señor de señores, Salvador del mundo.6 Ruth Davidson (1939–2023) fue misionera en Oriente Medio, la India y Sudamérica durante 25 años. Posteriormente se desempeñó como articulista y redactora del portal www.thebibleforyou.com. ■ 3
SEIS COSAS QUE ME ENCANTAN DE LA NAVIDAD María Fontaine
Para la mayoría de nosotros hay ciertos aspectos o detalles de la Navidad que nos resultan particularmente atractivos. Estos son algunos que me gustan mucho a mí.
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EL ESPÍRITU DE GENEROSIDAD Me encanta el espíritu de dadivosidad que se siente en el ambiente. Muchas veces en estas fechas hasta los menos desprendidos se tornan más dadivosos. Es una época en que los niños pueden aprender la dicha de compartir sus bienes con otros. Es asimismo una temporada en que todos pueden dar algo —tengan mucho o tengan poco— y encontrarlo gratificante. Para mí, desde pequeña, la generosidad siempre fue parte de la Navidad. Mi papá era pastor de una iglesia. Varios meses antes de las Pascuas las familias de nuestra congregación compraban cajitas de gelatina o de flan instantáneo, una para cada miembro de la familia. Las vaciábamos, las envolvíamos en papel de regalo y les hacíamos una ranura, transformándolas en pequeñas alcancías. En los meses anteriores a la Navidad todos procurábamos ahorrar lo que podíamos para ponerlo en nuestra alcancía reservada para el cumpleaños de Jesús. Así, cuando asistíamos al culto de Nochebuena, cada persona llevaba su cajita envuelta en papel de regalo con el dinero que hubiera ahorrado y la colocaba al pie del árbol como ofrenda para Jesús. El dinero se enviaba a los misioneros que nuestra iglesia apadrinaba.
Cuando yo era niña todos los años hacíamos eso. Fue una tradición que llegué a valorar mucho. Me recordaba que cuando damos un obsequio a un ser necesitado, se lo estamos dando a Jesús.1 Me enseñó también a dar lo que yo pudiera, pues ello encarna el verdadero espíritu de la Navidad.
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DAR A CONOCER A JESÚS Me encanta que la Navidad es una época en que se puede hablar de Jesús con mayor naturalidad y el tema tiene más acogida, a pesar de todo el consumismo que rodea la fiesta. Gracias a que la mayor parte del mundo celebra la Navidad de una u otra manera, es una oportunidad ideal para comunicar su verdadero sentido a quienes lo desconocen. Es la época perfecta para señalar que Jesús es el regalo que Dios nos hizo por amor, enviado para salvar la distancia entre Él y nosotros; que Jesús es «el camino, la verdad y la vida»2 y además «la puerta» de acceso a la salvación.3
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1. V. Mateo 25:34-40 2. Juan 14:6 3. Juan 10:9 4
LA ENTREGA PERSONAL Me fascina el concepto de que en cada regalo de Navidad va un poquito de la persona que lo hace. Por mi crianza y educación, adopté un criterio bastante práctico y pragmático de lo que es la entrega de regalos. Cuando hago un obsequio, procuro elegir algo a la medida del destinatario, que para él/ella tenga un valor y un sentido particular. A veces hay que esmerarse y echar mano del ingenio para dar con un regalo más expresivo. No obstante, esos son los obsequios que la gente más estima y recuerda. El escritor Henry van Dyke manifestó: «El
mejor regalo de Navidad no es el que más dinero cuesta, sino el que comunica más amor».
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REUNIONES Y ACTIVIDADES Siempre me han fascinado las reuniones con familiares y amigos que tienen lugar en Navidad. Además, en mi infancia mis compañeros y yo participábamos en la representación del nacimiento que se montaba en la iglesia, o cantábamos villancicos y recitábamos poesías. Es un magnífico regalo poder reunirnos con nuestros seres queridos en Navidad para hacer algo fuera de lo común, gozar de un espacio de fraternidad espiritual, estar en un mismo lugar homenajeando a Aquel que es digno de todos los honores. No tiene qué ser algo muy trabajado ni muy complejo para que sea significativo.
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LA MÚSICA Otra cosa que me apasiona de la Navidad es la música. Muchos villancicos expresan verdades profundas. Tienen letras muy inspiradas con hermosas melodías. Cualquier canción que nos haga pensar en el regalo más sublime que hay me parece fantástica. Un día estaba escuchando villancicos cuando una amiga de otro país pasó a visitarme. Si bien ella no entendía la letra de las canciones, me comentó que reconocía la mayor parte de las melodías. Eso me recordó que muchos villancicos se han traducido a otros idiomas; de ahí que las mismas canciones se oigan y entonen por todo el mundo. 4. Villancico tradicional sueco de autor desconocido
Hace muchos años asistí a una misa del gallo en Israel. Era un oficio católico, celebrado en árabe. Fue bellísimo participar de un culto junto con otros creyentes y oír villancicos que yo me sé y que encuentro preciosos, a pesar de que no entendía la letra ni podía cantar con los demás. Gozar de esos hermosos villancicos con otros cristianos me reconfortó el corazón. LAS LUCES A mucha gente le gustan las luces de Navidad, pero a mí me fascinan. Me agrada cuando los árboles y arbustos de jardines particulares, y las fachadas de restaurantes y otros locales se engalanan con tiras de lucecitas navideñas. Pido a Dios que cada uno de ustedes que esté leyendo este artículo goce de unas Navidades llenas de luz y amor, y que todos pongamos de nuestra parte para iluminar la vida de los demás con el amor de Jesús. Esta noche, en la Tierra oscura, prendamos mil luces navideñas. Que miles y miles reluzcan y todo el cielo se encienda. Vino a traernos luz y amor, y paz a los de buena voluntad. Que esparzan las velas su resplandor. ¡Cantemos con júbilo en Navidad!4
María Fontaine y su esposo, Peter Amsterdam, dirigen el movimiento cristiano La Familia Internacional. Esta es una adaptación del artículo original. ■ 5
Sobre la Navidad Reflexiones
Es Navidad cada vez que Dios se sirve de ti para manifestar Su amor a otras personas. Efectivamente, es Navidad cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano. Madre Teresa (1910-1997)
Mi idea de la Navidad, por anticuada o moderna que suene, es muy sencilla: amar a los demás. Pensándolo bien... ¿por qué esperar a que llegue la Navidad para hacer eso? Bob Hope (1903-2003)
De vez en cuando nos viene bien ser niños, y no hay mejor oportunidad de serlo que en Navidad, cuando su gran fundador también lo fue. Charles Dickens (1812-1870)
Pastores y pastoras, abierto está el edén. ¿No oís voces sonoras? Jesús nació en Belén. Los cantos y los vuelos invaden la extensión, y están de fiesta cielos y tierra... y corazón. Amado Nervo (1870-1919)
Cristo no vino para acabar con el sufrimiento ni para explicárnoslo, sino para llenarlo con Su presencia. Paul Claudel (1868-1955) La magia de la Navidad está en la alegría de hacer felices a los demás, ayudarnos unos a otros, aligerar las cargas ajenas y colmar de regalos generosos vidas y corazones vacíos. William Carey Jones La bisagra de la historia está en la puerta de un establo de Belén. Ralph W. Sockman (1889-1970) La Navidad más auténtica es la que se celebra transmitiendo la luz del amor a quienes más la necesitan. Ruth Carter Stapleton (1929-1983) Bendita sea la temporada en que el mundo entero se une en una conspiración de amor. Hamilton Wright Mabie (1846-1916) La Navidad no es una fecha; es un estado de ánimo. Mary Ellen Chase (1887-1973) 6
La única persona realmente ciega en Navidad es la que no tiene la Navidad en su corazón. Helen Keller (18801968), autora y activista sordociega Vive a diario la Navidad, y en la Tierra la paz reinará. Helen Steiner Rice (1900-1981) Este es el mensaje de la Navidad: que nunca estamos solos. Taylor Caldwell (1900-1985) Yo vengo de ver, Antón, un Niño en pobrezas tales, que le di para pañales las telas del corazón. Lope de Vega (1562-1635) ■
RENACE LA ESPERANZA Sally García
En febrero de 2010 un terremoto y maremoto azotó la zona centro-sur de Chile. Una de las localidades más afectadas fue la ciudad de Constitución. La Navidad siguiente un grupo de amigos y yo nos propusimos llevar allí cajas de víveres y dulces de pascua a las numerosas familias desplazadas que todavía se alojaban en aldeas o campamentos provisionales de mediaguas. Margarita, una de las voluntarias, había hecho una colecta de adornos navideños en el edificio de oficinas donde trabajaba. Pusimos, pues, en cada caja varios adornos, junto con un ejemplar de la revista Conéctate de Navidad y un CD de villancicos. Además, una compañera de trabajo de Margarita donó un árbol de Navidad que no cabía en ninguna caja pero que añadimos a nuestro cargamento humanitario sin saber exactamente qué haríamos con él. Mientras algunos reuníamos a los niños de una de las aldeas para una función navideña consistente en canciones y breves obras de teatro, otros se repartieron por el campamento para entregar las cajas solidarias casa por casa. En una de las mediaguas, dos voluntarias encontraron a una señora al borde de las lágrimas. Su familia lo había perdido casi todo con el tsunami; el resto se lo habían llevado unos ladrones hacía poco. Nos relató que su hijo había observado a otras familias armar y decorar sus árboles de Navidad, y le preguntaba con insistencia cuándo podrían tener ellos también un arbolito. El chico no hablaba de otra cosa. Las voluntarias le dijeron que verían lo que podían hacer y, refrenando su emoción, volvieron de prisa al vehículo en el que traíamos los regalos. ¡Cualquiera hubiera pensado que se acababan de ganar la lotería!
—¡Encontramos la familia perfecta para el árbol de Navidad! —exclamaron. De regreso en la humilde vivienda de la señora, armaron y decoraron el árbol en un santiamén. Ella observaba boquiabierta cómo se cumplía el deseo de su hijo. Al terminar la función de Navidad, el niño y su hermanita volvieron a su casa. Su mamá les hizo cerrar los ojos y de la mano los condujo adentro. Cuando el chiquillo abrió los ojos y pegó un chillido de alegría, comprendimos que Dios nos había llevado a la familia precisa. Meses después, otra voluntaria visitó la misma aldea. Una señora le explicó que en un momento dado se había desanimado tanto que se sentía incapaz de afrontar un día más. No obstante, de la nada se presentaron en la puerta de su casa unas personas trayendo de regalo el árbol de Navidad que su hijo tanto deseaba. Aquel hecho había sido un punto de inflexión para ella, y desde aquel día decidió no darse por vencida. Sally García es educadora y misionera. Vive en Chile y está afiliada a La Familia Internacional. ■
DIOS NO TIENE OTRAS MANOS Annie Johnson Flint Dios no tiene otras manos que las nuestras para hacer su obra hoy; Dios no tiene otros pies que los nuestros para conducir a otros a Él; Dios no tiene otra voz que la nuestra para decirles cómo murió, y Dios no tiene otra ayuda que la nuestra para que lo puedan conocer. 7
EL SENTIDO DE LA NAVIDAD Amy Joy Mizrany
Es Navidad y me gusta mucho cantar. A estas alturas es casi una acción inconsciente; sea que esté caminando, sentada o hablando por teléfono, estaré cantando. Es algo que hago todo el año, pero cuando llega la Navidad, lo hago aún más. Me encantan las lindas letras de los villancicos clásicos, y me gusta poder cantar tan libremente sobre un mensaje tan precioso sin que nadie piense que es raro. Todo porque ¡es Navidad! Hay una canción en particular que siempre me da vueltas en la cabeza durante semanas y semanas. Tiene una gran melodía y es muy divertida de cantar. Dice así... ¿Sabes qué es la Navidad? No son los regalos que nos dan envueltitos muy, muy bien en papel de celofán. No es el árbol ni el turrón ni los adornitos que pondrás. No, la Navidad no son esas cosas nada más. Va in crescendo hasta llegar al estribillo, que afirma que Jesús nació hace muchos años y que eso es lo que hace que sea Navidad. Otro tema navideño que me encanta transmite un sentimiento similar y, cuando yo era jovencita, solía interpretarlo con un grupo. Ofrecíamos muchos otros números de baile, poemas y obras de teatro como parte del espectáculo, pero todos sabíamos que aquella canción era la que queríamos hacer bien. Mi parte favorita era... 8
Cuando se apaguen todas las luces de Navidad ¿te acordarás de Él por casualidad? Cuando los adornitos dejen de refulgir ¿perdurará el espíritu navideño en ti? Siempre que interpretábamos aquel villancico, al público se le saltaban las lágrimas y muchas personas se nos acercaban después para decirnos lo mucho que las había conmovido. La idea de que el amor que la Navidad debe ayudarnos a encarnar se vea envuelto en todas las fruslerías y florituras de la temporada tiene un efecto muy fuerte. Muchas de las personas que nos escuchaban se sentían identificadas con la pérdida de la cercanía que habían sentido con Dios una vez que el mundo pasara a otra cosa y las tiendas comenzaran a promover algún otro acontecimiento que les generara ingresos. Cada vez oigo hablar más a la gente de que ya no disfruta tanto de la Navidad por lo comercializada que se ha vuelto. Para mí la Navidad no tiene que ver con la decoración, la cena o los regalos. Se trata del amor, y de cómo Dios nos da una prueba palpable de Su naturaleza amorosa al regalarnos a Su Hijo. Aunque todo lo demás es bonito y nos aporta momentos memorables, no deja de ser superfluo. Ninguna de esas cosas hace a la Navidad. No se trata de eso. Puede resultar difícil contrarrestar el discurso de que se trata del regalo perfecto, el escaparate perfecto, el árbol perfecto, etc. Todos sucumbimos a la presión de vez en cuando, pero cuando te encuentres en esa situación y estés organizando la Navidad en piloto automático, con actividades y adornos sin sentido, haz una pausa. Vuelve a leer la historia del nacimiento de Jesús y medita en ella un rato. ¡Esa es la esencia de la Navidad! Y eso es lo que merece la pena cantar y celebrar. Haz que el verdadero sentido de la Navidad sea el foco de tus pensamientos y se adueñe de tu corazón durante todo el mes, para que, independientemente de lo que haga el resto del mundo, podamos celebrar el cumpleaños de Jesús como se merece. Amy Joy Mizrany nació y vive en Sudáfrica. Lleva a cabo una labor misionera a plena dedicación con la organización Helping Hand. Está asociada a LFI. En su tiempo libre toca el violín. ■
UN NIÑO PEQUEÑO Hace mucho tiempo en un lecho de heno se hallaba acostado un niño pequeño. Muy quietecito y nada lloroso, lo miraba todo con ojito curioso. Un bebé enviado a la Tierra, cuyo nacimiento un misterio encierra. ¿No es acaso este un niño profano como cualquiera otro ser humano? Sin embargo, Su rostro resplandece con una mirada que enternece. ¿Qué vemos en este pequeñín? ¿Será un plebeyo o un paladín? No entendemos a este asombroso niño mientras Su madre le hace cariño. Por medios celestes a ella se le ha informado lo que para Él está predestinado: que enseñará y transformará a todo el que quiera lo eterno, lo no transitorio, amar a Dios y ser Su ayudante. Tendrá una misión muy grande. La dejará a ella y se hará peregrino cuando se aboque a cumplir Su destino. A la postre entregará Su vida para que se salven los que en Él confían. La madre lo sabe y emite un leve lamento. Mas al pecado Él vencerá con Su sufrimiento, además del mal, el dolor y la muerte. Esa promesa a la madre la hace fuerte. Contemplamos Su rostro con ella, el cual nos sonríe como una estrella, y meditamos sobre lo que hará esta criatura, el Hijo de Dios, que iluminará la noche oscura. Chloe West ■ 9
UNA NAVIDAD MÁS SENCILLA Joyce Suttin
Este año reflexioné con toda seriedad sobre mi
vida. Al ver todas las cosas que había acumulado y darme cuenta de lo felices que podrían ser otras personas si se las regalara, simplifiqué y despejé mi vida. Aunque sigo teniendo muchas cosas y de ninguna manera vivo una existencia espartana, tengo muchas menos y eso me hace sentir bien. En noviembre, cuando veía el salón de mi casa, temía que llegaran las fiestas. Durante años había puesto un árbol enorme, cargado de adornos. Luego me pasaba horas envolviendo regalos para ponerlos bajo el árbol. Tengo una familia numerosa y, cuando terminaba de comprar y envolver, el salón se atestaba de cosas que se quedaban ahí hasta Navidad. Entonces me puse a pensar en todas las cosas que había recibido. Si de casualidad había dicho que me gustaban las velas, recibía dos o tres de regalo. O tal vez dije que me gustaban los aceites esenciales, y recibía varias cajas de aceites, muchos de los cuales todavía estaban en mi armario. Me preguntaba si mis familiares de veras querían o necesitaban los regalos que yo elegía para ellos, o si se llevarían los regalos y los recibos y harían largas colas después de Navidad para canjearlos por otra cosa. Total que cuando este año saqué mis cajas de adornos navideños, hice lo que había hecho con el resto de mis pertenencias excesivas. Analicé bien lo que realmente quería y necesitaba y regalé el resto a alguien que estuviera encantado de tenerlo. Luego decoré mi árbol y vi que seguía teniendo un aspecto maravilloso. Me entró miedo por no haber empezado a comprar los regalos de Navidad hasta finales de noviembre y recé para dar con un método mejor y más sencillo. Entonces se me ocurrió algo. En lugar de regalar cosas esta Navidad, obsequiaría experiencias. Con la ajetreada vida que llevan,
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mis hijos añoran esos fines de semana en los que pueden escaparse unos días. Así que opté por una fórmula en que no me limitara a dar dinero, sino que hiciera un aporte para que vivieran experiencias inolvidables. Este año mi Navidad es más sencilla. Tengo menos adornos, pero disfruto de lo que tengo. Mi árbol todavía se ve estupendo con menos aderezos en un salón no tan recargado. Hay unos cuantos regalos bajo el árbol, estoy contenta con lo que doy y me ilusiona ver las caras de sorpresa de mis hijos. A medida que fui adoptando una vida más sencilla, una ventaja añadida es que todo parece avanzar un poco más despacio, con tiempo para retomar conciencia de lo que significa realmente la Navidad y dedicar tiempo a lo que de verdad importa. Joyce Suttin es docente jubilada y escritora. Vive en San Antonio, EE.UU. Su blog se encuentra en https://joy4dailydevotionals. blogspot.com/. ■
NARANJAS NAVIDEÑAS Curtis Peter van Gorder
Nuestra familia tiene la antigua tradición de
compartir mandarinas el día de Navidad antes de abrir los regalos. Es una costumbre que nos hemos hecho para recordar a nuestros abuelos y bisabuelos que pasaron por muchas pruebas y penalidades cuando se trasladaron desde Alemania hasta su nuevo hogar en los Estados Unidos. En 1927 mi abuelo tenía un trabajo agotador en una acería de Pittsburgh y muy poco dinero para gastar en esa Navidad, la primera que pasaban con su familia en su nuevo hogar. Dadas las circunstancias, se regalaron lo que podían: una deliciosa fruta de las «tierras tropicales» de la Florida. Aunque tenían poco, se tenían unos a otros y la esperanza de que su futuro sería más radiante que su pasado, y así fue. Resulta que regalar naranjas es una tradición navideña muy extendida en el mundo. Según la tradición, el obispo de Mira, San Nicolás, se enteró de que un pobre hombre no tenía dote para el matrimonio de sus tres hijas. El santo dejó caer por la ventana una bolsa de oro para cada una de ellas y así dotarlas de una vida digna. Las
1. http://elixirmime.com
naranjas nos recuerdan la importancia de dar y ayudar a los necesitados. Con una naranja se puede hacer un adorno alusivo a la Navidad que en inglés llaman Christingle. Se toma una naranja y se le corta la parte de abajo para hacer una base sobre la cual se apoye. Se le hace un agujero en la parte superior y dentro de ella se clava una vela. Se la puede colocar sobre papel de aluminio para recoger la cera que gotee al encenderla. Luego se rodea la naranja con un lazo rojo. Se le insertan por la parte superior cuatro palitos de brocheta con frutos secos u otras golosinas. (Huelga decir que en trabajos manuales como estos con niños pequeños hay que tomar precauciones para evitar quemaduras e incendios). La naranja representa el mundo, la cinta roja la sangre y el amor de Cristo, los cuatro palitos simbolizan las cuatro estaciones y los cuatro puntos cardinales, la fruta alude a los frutos del Espíritu Santo y la vela encendida representa a Jesús, la luz del mundo. Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo. 1 Dedicó 47 años de su vida a actividades misioneras en 10 países. Él y su esposa Pauline viven actualmente en Alemania. ■ 11
Respuestas a tus interrogantes
Ideas para transmitir el amor de Jesús en Navidad P.: Quisiera darle a esta Navidad un sentido más profundo para mí y para mi familia del que ha tenido en años anteriores, pero no sé por dónde empezar. ¿Alguna recomendación? R.: No hay nada más emocionante que ver en acción el amor y poder milagrosos de Dios. Y ¿qué mejor época que la Navidad para presenciar el efecto conmovedor que tiene ese amor divino en el corazón de gente? A continuación te recomendamos algunas actividades que puedes llevar a cabo con tu familia o amigos. La mayoría requieren un poco de organización o preparación, pero son viables. Salir a cantar villancicos Por más que no tengas muy buena voz, verás que es divertido ir a cantar villancicos de casa en casa por el barrio. Te sorprenderá lo encantada que estará mucha gente de abrirte la puerta y el corazón mientras difundes alegremente el espíritu navideño. Es una forma muy linda de hacer nuevas amistades y de cultivar las que ya se tienen. Visitar instituciones Visita hospitales, orfanatos, asilos de ancianos, casas de acogida y otros centros en que haya personas en cama o que se sientan solas. Si puedes, llévales regalos, los cuales no tienen por qué ser caros ni rebuscados para transmitir amor. Es sorprendente el efecto que pueden tener un poco de ánimo y alegría. Cuidar niños para padres muy ocupados Durante la temporada navideña a los padres de familia muchas veces les cuesta encontrar tiempo para todo lo que tienen que hacer. Ofrécete a cuidar gratuitamente 12
a los hijos de unos amigos en su casa o en la tuya. Haz participar a los niños en actividades propias para su edad, como hacer tarjetas navideñas, galletas o confeccionar regalitos sencillos para sus padres, familiares o amigos. Relacionarse con colegas y vecinos Piensa en esas personas a las que ves todos los días en el trabajo y con las que te limitas a intercambiar un saludo, o en los vecinos de enfrente a los que casi no conoces. Haz un esfuerzo esta Navidad por llegar a conocerlos mejor. Quizá puedes invitarlos a la cena de Navidad o a estudios bíblicos que organices, o a participar contigo en alguna actividad navideña. Les puedes regalar una tarjeta o unas galletitas de Navidad, y así conectar con ellos. Sé un instrumento del Señor esta Navidad para llevar a un compañero de trabajo o a un vecino a acercarse a Él. Jugar a ser ángeles Esta actividad la puedes realizar con tu familia, amigos o con compañeros de trabajo para entrar en el espíritu de la Navidad y resaltar su significado. En una gorra o tazón se ponen papelitos con los nombres de todos los participantes. Luego cada cual retira uno y se convierte en el ángel de Navidad de esa persona. La idea es realizar por ella actos de amabilidad en secreto. Si cada uno reflexiona sobre lo que piensa Jesús de la otra persona, seguro que se le ocurrirá algún detalle que pueda tener con ella. Dar de corazón puede conmover tanto al dador como al receptor. Verás que al entregarte más al prójimo, la Navidad será para ti una fuente de alegría y felicidad. ■
EL MEJOR REGALO Keith Phillips
¿Te imaginas recibir un regalo de Navidad y no abrirlo en
20 años? Pues eso es exactamente lo que hice yo. Año tras año desenvolvía todos los demás regalos y los disfrutaba durante unos minutos o unos meses antes de perder el interés o de que se me quedaran pequeños o los desgastara. No sé por qué nunca llegué a abrir ese regalo. Cuando era pequeño supongo que todos los demás regalos me parecían más divertidos. A medida que me hacía mayor pensaba que ya sabía lo que había dentro y no me interesaba. La mayoría de los años ni siquiera me acordaba de que lo tenía. Hasta que una noche me encontré con un viejo amigo en la calle y me entregó nada menos que el regalo de Navidad que había dejado de lado todos aquellos años. Lo abrí más que nada para complacer a mi amigo, que estaba muy emocionado y parecía convencido de que era justo lo que yo necesitaba. Con asombro descubrí que él tenía razón. De golpe los otros regalos de Navidad de los últimos 20 años palidecieron en comparación. Aquel regalo no se parecía a nada de lo que había disfrutado hasta entonces. Era intangible, y sin embargo más real que el suelo que pisaba. Solo puedo describirlo como amor: amor en su sentido más amplio, profundo y verdadero, amor desbordante e ilimitado, incondicional e interminable. ¡Y era mío! Definitivamente mío. Por un momento me sentí lerdo por haber esperado tanto para abrirlo, pero luego me di cuenta de que eso ya no importaba. ¡Era mío! Y ahí no acaba el cuento. Ese regalo es para todos. Si aún no has desenvuelto el tuyo, hazlo esta Navidad. Es el que lleva la siguiente nota: «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna».1 Que tú y los tuyos experimenten la extraordinaria realidad de unas Pascuas llenas de amor y de Cristo. Keith Phillips fue jefe de redacción de la revista Activated, la versión en inglés de Conéctate, durante 14 años, entre 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Caryn ayudan a personas sin hogar en los EE.UU. ■ 1. Juan 3:16
Jesús, gracias a Tu nacimiento y vida en la Tierra me abriste la puerta para que gozara de una relación personal contigo y con Tu Padre, una conexión eterna que perdurará para siempre en el mundo venidero. Te ruego que vengas a mi corazón, me perdones mis faltas, me llenes de Tu Espíritu y me ayudes a llevar una vida que te agrade. Amén. 13
NAVIDADES PASADAS Y PRESENTES Chris Mizrany
Cada año la Navidad llega demasiado pronto. Eso
no quiere decir que no la aguarde con impaciencia, pues sí que lo hago, junto con todas las pequeñas alegrías, decoraciones y recuerdos que se forjan a lo largo de la temporada. Pero parece que siempre me pilla algo desprevenido y con escasa preparación; y se va antes que haya tenido tiempo de disfrutarla a plenitud. A menudo suspiro con alivio y decepción cuando la temporada se acaba y queda reducida a un asunto más en mi lista anual. Desde luego que la Navidad tiene mucho encanto, aunque los detalles cambien con el tiempo. Cuando era pequeño mis hermanos y yo cantábamos villancicos en Nochebuena con nuestros padres. Ahora canto esos mismos villancicos con mis propias hijas. En aquella época Navidad significaba acostarse tarde y levantarse tarde. Ahora sigue significando acostarse tarde, pero levantarse temprano con las caritas de sol de mis hijas, ansiosas por correr a la sala de estar. En todo caso la Navidad es mucho más que un festejo, un gran despliegue de adornos o un motivo para disfrutar de una comida con amigos y seres queridos. Marca un hito en que la historia de la humanidad empezó
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a cambiar. La primera Navidad reinició el tiempo para siempre jamás con su verdad sin precedentes: que Dios había venido a habitar con nosotros en la persona de Jesús, cuya muerte en la cruz traería el don de la vida eterna a todos los que creyeran. Quiero hacer de cada Navidad una ocasión en la que deje atrás las cosas que me retienen en el pasado y a la vez vaya en pos de la nueva vida que Cristo nos trajo con Su nacimiento. Para mí la Navidad es el momento perfecto para poner a cero el reloj y empezar de nuevo. Es un recordatorio constante de que Dios, tanto en aquel momento como hoy, nos consideró dignos de ser redimidos, y que somos capaces de renovarnos. Estas Navidades pueden ser también las últimas para muchas cosas en mi vida. Los amigos se marchan, los hijos crecen, las circunstancias cambian. Por eso quiero saborear los pequeños momentos y tomar nota de los grandes. Opto por vivir con la alegría que proporciona la Navidad y mirar al futuro con esperanza. Chris Mizrany es misionero, fotógrafo y diseñador de páginas web. Colabora con la fundación Helping Hand en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. ■
CUANDO NO ESTÁS PREPARADO Marie Alvero
El 25 de diciembre llega cada año, estemos preparados o no. A menudo hablamos de lo mucho que nos queda por hacer, de que nos falta tiempo y dinero, etc. Pero ¿qué pasa cuando no estás listo para la Navidad porque estás lidiando con una pérdida y tu corazón simplemente no está bien dispuesto para la celebración? En 2021 nos preparamos para celebrar la Navidad sin el abuelo. Los ocho hijos de mi mejor amiga se prepararon para festejar la Pascua sin su madre y con un padre que acababa de enviudar y que aún no se había recuperado de la pérdida. Otra amiga había perdido a su padre apenas unas semanas antes, y otras dos amigas celebrarían esta Navidad como solteras, tras sus respectivos divorcios. Otra amiga lidiaba con el desempleo; y el estrés de no poder llegar a fin de mes se agudizaba con la proximidad de las Navidades. Con todo y con eso, las fiestas se acercaban a su ritmo habitual, sin dar alivio a los desconsolados. El corazón se me cubrió, no solo por mi propia pérdida, sino por la suma de las pérdidas que me rodeaban. Cada muerte había sido repentina e inesperada, y me parecía simple cuestión de tiempo que me llegara una noticia más relacionada con otra pérdida. Ese fue el primer año que trabajé durante el Adviento, el período de cuatro semanas que precede a la Navidad y que muchos dedican a la oración, la meditación y el estudio de la Biblia. Me costó enfocarme en eso. No fui muy observante. Solo me vinieron las palabras: Esperanza, Preparación, Alegría y Amor. Cada una de ellas arrojaba un rayo de luz en la oscuridad, desviando mi atención hacia algo más significativo y más valioso.
A pesar de mi pérdida y quebranto, el hecho de que Jesús haya venido a salvar a la humanidad es algo digno de celebrar. Aunque no pudiera conjugar todas las alegrías y tradiciones propias de la temporada, podía reparar mi corazón. Si daba la impresión de estar un poco más melancólica que en otras Navidades es porque estaba rumiando esas palabras: Esperanza, Preparación, Alegría y Amor. La esperanza me recordó que mi expectativa no se basa en la ilusión de que esta vida sea fácil, sino en la promesa de redención de Jesús. Aunque no tenía fuerzas para hacer grandes preparativos navideños, sí podía preparar mi corazón para aceptar la soberanía divina. ¡Tengo alegría porque vino Jesús! Y la alegría aumenta cuando se comparte con los demás. Dios nos manifestó Su amor enviando a Jesús a la Tierra para redimirnos. Envié una enorme cesta de cosas ricas a los hijos de mi mejor amiga. Mandé mensajes de texto y llamé a los amigos que habían perdido a alguien. Y el día de Navidad ya estaba lista para cantar «Noche de paz». Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE. UU. ■ 15
De Jesús, con cariño
INTERCAMBIO DE REGALOS Mi nacimiento fue un amoroso regalo que Mi Padre le hizo al mundo, pero también un obsequio para ti personalmente, una dádiva que no ha perdido ni pizca de vigencia. Para quienes presenciaron la estrella, el coro de ángeles o el niño en el pesebre, fue una experiencia espiritual totalmente inesperada y sobrecogedora. Para esos pocos favorecidos que reconocieron al Mesías en aquel bebito, fue el cumplimiento de un suceso que llevaban mucho tiempo esperando con ansiedad. Para ellos y para muchos millones más que desde entonces han creído, es la puerta de acceso a la vida eterna. Y eso no ha cambiado en la actualidad. Si celebras la Navidad en espíritu y en verdad, puedes sentir la misma admiración y gozo inefable, y ser beneficiario de la misma promesa. Con todo, la Navidad es más que un regalo personal que te hace Mi Padre: es un intercambio de regalos. Es una ocasión singular para meditar en Mi amor y revivir el prodigio de Mi nacimiento. Pero es también un momento para obsequiarme con tu agradecimiento y tus alabanzas, amén de celebrar todo lo que he hecho por ti. De modo que si no sabías qué regalarme esta Navidad, ahí lo tienes: Obséquiame tu amor y un corazón agradecido.