adidas outdoor magazine otoño-invierno 2014

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DONDE EL SILENCIO HABLA | Sobran las palabras cuando Michal Sabovčík y Adam Kadlečík escuchan lo que el Alto Tatra tiene que contarles CAMINANDO BAJO EL SOL | Seis torres, cuatro chicas, un único objetivo: Recorrer una vía a una altura de 2.800 metros por encima del nivel del mar en invierno TRAS LA PISTA DEL HIELO | Alexandra Schweikart y JungHee Han comparten resaca en St. Moritz EQUIPO, TALENTO Y PASIÓN | En la norte del Kangchenjunga, por Alex Txikon LA TORRE SIN NOMBRE EN EL BOLSILLO | Carlos Suárez rinde homenaje a Darío Barrio desde la Torre sin Nombre DESDE LA OSCURIDAD | Read Macadam y Jakob Oberhauser ascienden a un haz de luz en Omán EL LUGAR DE LA FELICIDAD | Mayan Smith-Gobat y Ben Rueck parecen haber encontrado lo que todos andamos buscando en la vida

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ductos Otoño-Invierno 2014

magazine adidas outdoor y catálogo de pro

Michal Sabovčík y Adam Kadlečík Vidlový Ridge – Alto Tatra, Eslovaquia

adidas.es/Outdoor


¡abrimos todo el invierno! TEXTO: Mike Mandl

Los días son cortos, las tardes cortas, las temperaturas bajas y el tiempo hace lo único que sabe hacer en esta época: desafiarnos. Nos encanta. El deporte también es un reto. Las actividades deportivas ganan en intensidad cuando la naturaleza muestra su lado más duro. Cuando el frío helado aparece cubriendo el suelo de una capa de escarcha, hielo y nieve que llega hasta la puerta de tu casa, basta con que des un par de pasos para enfrentarte a toda una aventura. Cuando estás al aire libre eres parte del entorno. Estar al aire libre implica sentir las condiciones que te esperan en el exterior. Una sensación que se encrudece en la temporada de invierno. El frío te llega a los pulmones, el viento helado te quema la cara y la nieve cruje bajo tus pies. El mundo parece detenerse. La vida al aire libre pasa a un estado de hibernación, al igual que las personas. Pero tú no. Tú eres diferente. Ya sea para hacer senderismo, esquiar o a escalar una pared, tú sales a la montaña en invierno. Lo realmente fascinante radica en hacer este tipo de actividad bajo las condiciones más exigentes. Más motivación. Más concentración. Más resistencia.

EDITORIAL 2

Como resultado, ganas en experiencia, habilidad e inspiración. Cuanto más hay en juego, más rápido eres. ¡Sal de tu zona de confort! Lo cual no implica renunciar a la comodidad. Tener un buen equipo es esencial. Te permite disfrutar del aire libre durante todo el año. Los dichos tienen mucha parte de verdad: no existe el mal tiempo, solo el equipo inadecuado. Nuestra misión: abrir todo el invierno. Si nuestro cuerpo está protegido y nuestra mente está libre de preocupaciones podemos centrarnos en lo realmente importante: objetivos y retos. Y no hay mayor reto que el que se presenta cuando las temperaturas son más bajas. No cabe la menor duda de que las primeras subidas invernales son las más valoradas y las que suponen un mayor rendimiento. En el artículo “a lo difícil” (página 29), Reinhold Messner nos repasa los hitos bajo la nieve y el hielo más desafiantes de las últimas décadas, dejando claro que no se trata solo de lo alta que pueda ser la montaña, sino del reto extraordinario que supone afrontarla en invierno. Como la travesía invernal del Alto Tatra que llevó a cabo “Mišo” Sabovčík and Adam Kadlečík. Un gran desafío que no se repetía desde 1979 y que finalmente se ha vuelto a lograr (página 4).

El contrapunto a esta historia (página 16) lo pone el sufrimiento vivido por el equipo de austríacas y americanas que escalaron las heladas Torres del Vajolet en los Dolomitas. Ellas nos demuestran a una escalofriante altitud de 2.800 metros que los deportes extremos en condiciones de bajo cero no son un terreno exclusivo de los hombres y que hay un sinfín de maneras de enfrentarse a un reto en la montaña en invierno. Al mismo tiempo, no importa que sea invierno y que las temperaturas caigan en picado; siempre hay ocasión de sudar la camiseta aún bajo el frío invernal. Como puede ser el caso cuando escalas las cataratas heladas de St. Moritz, por ejemplo (página 30), una experiencia que Alexandra Schweikart describe como una mezcla de escalada en bloque, artes marciales y pilates. Tu ritmo cardíaco se acelera hasta el límite cuando te enfrentas a un cubo de hielo de tamaño gigante. Y cuando unimos estos dos extremos, se hace necesario un buen mediador. Cuando los extremos son movimientos de alta intensidad y unas duras condiciones externas, el mediador que necesitamos es climaheat™ (página 14), presente en muchos productos de nuestra colección de invierno. climaheat™ supone un concepto de aislamiento inteligente y altamente funcional que combina un óptimo material y acabado. Tu cuerpo se mantiene cálido y seco a pesar de las condiciones de humedad interiores y de las temperaturas bajo cero o el viento helado que intenta hacerse contigo. Mientras tanto, Mayan Smith-Gobat y Ben Rueck se encuentran en un clima también húmedo, pero algo diferente, el de Brasil (página 38). La legendaria ruta de Stefan Glowacz, “El lugar de la felicidad”, ciertamente le hizo sudar más de una gota, aunque al final el resultado fue la felicidad en todos los niveles. Porque después de un túnel de sacrificio, te espera siempre la luz de la satisfacción. Algo así le sucedió a Jakob Oberhauser y Read Macadam. Su ascenso del séptimo agujero de Omán es una muy buena metáfora de lo que supone afrontar una escalada y las dificultades de la vida (página 34). Su ruta es conocida como: “Saliendo de la oscuridad”. La recompensa: “En la luz”. El suspense al que nos enfrentamos en esta edición es muy amplio: desde tormentas de nieve en las cumbres del Himalaya hasta impresionantes paredes en climas más tropicales. Desde highlines transfronterizos hasta escalada en cuevas de zonas polvorientas y calurosas. El estilo de vida al aire libre es ciertamente variado. Y eso es lo que lo hace tan fascinante y exigente. Por eso, queremos que sea igualmente variado para ti. Ya sea con nuestra versión impresa, en la aplicación para iPad®, la web, Facebook, YouTube o Instagram. El medio es tan solo eso, un medio para llegar a un fin. Lo que queremos expresar a través de todos estos canales no cambia: el entusiasmo de estar al aire libre. Déjate inspirar, busca tu desafío, encuentra tu aventura. Estamos contigo.

Porque, claro, ¡abrimos todo el invierno!

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INDEX

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04 04 donde el silencio habla

Sobran las palabras cuando Michal Sabovčík y Adam Kadlečík escuchan lo que el Alto Tatra tiene que contarles

14 tecnología climaheat

Rendimiento que supera el frío

16 caminando bajo el sol Seis torres, cuatro chicas, un único objetivo: recorrer una vía a una altura de 2.800 metros en invierno

21 posters

Cinco grandes imágenes de alrededor del mundo y especial gafas tycane pro outdoor

33 columna de reinhold messner

A por lo difícil

34 en busca del hielo

Alexandra Schweikart y JungHee Han comparten resaca en St. Moritz

38 equipo, talento y pasión

En la norte del Kangchenjunga, por Alex Txikon

40 la torre sin nombre en el bolsillo

Carlos Suárez rinde homenaje a Darío Barrio desde la Torre sin Nombre

42 desde la oscuridad

Read Macadam y Jakob Oberhauser ascienden a un haz de luz en Omán

45 ¿sabías que...

adidas creó una zapatilla especial de trekking para Reinhold Messner para su ascenso sin oxígeno al Monte Everest en 1978?

46 el lugar de la felicidad

Mayan Smith-Gobat y Ben Rueck parecen haber encontrado lo que todos andamos buscando en la vida

50 especiales

¿Cuáles son las novedades para la temporada otoño-invierno de 2014?

52 bienvenido Yannick Glatthard

53 breves

Novedades de todo el mundo

54 catálogo de productos


El viento arrastró una neblina de rocío del tamaño de un portaaviones, impulsándola hacia lo alto de la montaña. Una masa flotante y turbulenta tan increíble a la vista como ver un hipopótamo haciendo piruetas. Una vez alcanzamos la cima y nos encontramos con esa masa blanca, vimos al fin la tenue luz del sol de la tarde. Aquella neblina seguía subiendo, llena de luz, como si alguien la hubiese encendido con un interruptor. Un minuto después el viento cesó. Nada parecía moverse en el aire y los copos de nieve parecían absorber el sonido más mínimo. De repente, nos invadió el silencio; un silencio infinito. Sobraban las palabras. Solo cabía callar y oír. Oír el silencio evocador desvelándote todo lo que debes saber acerca de los Tatras (Página 5).

Los montes Tatra o Tatras son la parte más alta de los Cárpatos. 4/5 partes de ellos pertenecen a Eslovaquia (Vysoké Tatry) y 1/5 a Polonia (Tatry Wysokie). Con 50 kilómetros de largo y 15 de ancho, no son realmente una gran cadena montañosa. Su cima más alta, el Gerlachovský štít (2.655 m), apenas impresiona a los amantes de las alturas. Conocida como “la alta montaña más pequeña del mundo“, escalar y atravesar los Tratas no supone a primera vista un gran desafío, sino más bien todo lo contrario: un agradable pasatiempo.

La planicie desde la que se elevan majestuosamente los Tatras anida grandes corrientes de viento que ganan en velocidad a medida que se acercan a las montañas, golpeándolas con una fuerza imbatible. Si eres bueno, en nada los habrás escalado y estarás de vuelta sentado en el valle, en tu tienda, bebiendo el clásico aguardiente de los escaladores. De lo contrario, puede que te encuentres sentado en el lado apocalíptico de los Tatras. Y es que los Tatras no son precisamente el típico lugar por donde uno se deja caer para una simpática escalada de invierno. Independientemente de quién seas o de dónde vengas, escalar los Tatras tiene un precio. Un precio que solo los escaladores más fuertes y aguerridos pueden pagar. Únicamente aquellos que estén dispuestos a invertir tiempo en conocer a fondo los Tatras, sus peculiaridades, cambios de estado y características podrán finalmente beneficiarse de tan gratificante experiencia sin tirar la toalla si la cosa se pone fea.


DONDE EL SILENCIO HABLA - ALTO TATRA 5 TEXTO: flo scheimpflug FOTOS: Jakob schweighofer, timEline production


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1 Beliansky Tatri | 2 Kežmarský štít | 3 Lomnicky štít | 4 Gerlachovský štít | 5 Vysoká | 6 Rysy | 7 Kriván S

Los Tatras no son solo campo de batalla para alpinistas extremos: también pueden disfrutar de su naturaleza salvaje aquellos que no lo escalen. Sus bosques están habitados por ciervos, zorros, jabalíes y osos que merodean entre los abedules, las hayas y los abetos blancos de los Cárpatos. Se rumorea que incluso los lobos prodigan su soledad por estos lares. Sus cimas y crestas coronan unos frondosos bosques, atrayendo no solo a senderistas y escaladores, sino también a águilas que los sobrevuelan en círculos al acecho de una presa. En cuanto se derriten la nieve y el hielo alrededor de la cima, florecen nada menos que 125 especies diferentes de flores que bañan la tundra de vibrantes colores. Cuenta la leyenda que hay un grupo de hombres que trabaja en los Tatras todos los días del año, sin importar la estación o las condiciones del clima. En la mayor parte de las zonas montañosas, la mano del hombre ha sido sustituida por helicópteros y teleféricos. Salvo en los Tatras. Aquí, portear grandes cargas es una tradición arraigada que aún practican con orgullo los hombres del lugar. De hecho, en estas montañas se encuentran los “últimos sherpas de Europa”, quienes cargan al hombro los víveres y suministros que llevan a cada una de las cabañas de la región. De ahí que su constitución sea más que robusta: sus muslos tienen el grosor de un tronco y su pecho el tamaño de un barril. Necesitan una fisiología así para poder cargar durante horas con los alimentos, la leña, el agua y la ropa que atan a unas estructuras de madera con un peso que oscila entre los 80 y los 100 kilos. “Cuando caminas, mejor que no pienses. Tienes que tener la cabeza libre para que te llegue el resto”, reza un dicho local. Lo más importante es lo que ocurre en tu cabeza. Debes pensar cada paso que das antes de darlo. La cabeza debe estar inclinada hacia abajo en todo momento. Y llegados a un punto, dejas que el cuerpo lleve las riendas. Salen muchos pensamientos a relucir. Cosas que te distraen. La vida y el mundo, errores que has cometido, momentos bonitos, la muerte, todo a la vez. Nadas en un mar de pensamientos y de sudor. No soy para nada perfecto. No tengo una gran sabiduría que legar. He decepcionado a gente y he cometido errores a lo largo de mi vida, como todo el mundo. Pero cuando me ato las bolsas, me hago una promesa. Pase lo que pase, cuando esté en la montaña no pensaré en nada. Cada pedazo de pan, cada trago de cerveza que llevo, lleva consigo una parte de mi esfuerzo. Mientras me necesiten, allí estaré. Como parte de la montaña, como parte de este mundo. Los porteadores del Tatras son gente humilde y discreta que se siente orgullosa de lo que hace y de haber resistido a los efectos de la modernización. En su profesión, no hay duda de que le han ganado la batalla a las máquinas. Peter Petras tiene 65 años y es uno de los porteadores más antiguos de los Tatras: “Es como una adicción. Cuando paso tiempo sin cargar, me pongo nervioso.” Lleva 48 años dedicándose a esto y está convencido de que seguirá habiendo porteadores en los Tatras aún 20 años más.

La existencia humana en los Tatras se basa en la reciprocidad y la simbiosis. Uno deja sus huellas por donde pisa: corrientes de agua o heladas superficies de nieve. De igual modo, los Tatras dejan su huella en ti. Condicionan tu visión y moldean tu carácter. Si quieres conocer los Tatras de verdad, debes empezar por conocer a su gente: saber a qué se dedican y por qué. Esto cobra especial sentido en invierno, cuando escalar una de sus montañas requiere una fortaleza mental y física que apenas existe en otro lugar. “La fuerza en sí no lleva a ninguna parte“, confiesa Michal “Mišo” Sabovčík, uno de los jóvenes escaladores con mejor forma del mundo. “Aun estando en muy buena forma, necesitas dos temporadas muy buenas para poder soportar las condiciones de los Tatras.“ Y es que los Tatras son engañosos y traicioneros. El granito crea grietas, con lo que fijar el equipo se hace realmente difícil. Por eso, a la hora de protegerse en la montaña cuenta más el sexto sentido y la creatividad, que tener una gran potencia. Tan pronto escalas sobre hielo como sobre una superficie seca, necesitas un equipo que se adapte en todo momento a cada situación; hay incluso situaciones en que acabas enganchando los ejes al arnés porque es más fácil escalar con las manos. “Y luego está la hierba.“ “¿La hierba?“ “Sí, la hierba.“ Creo que, aparte de los Tatras, no hay otro lugar en el mundo donde se pueda escalar sobre hierba helada: sin duda una experiencia única. Durante el verano, muchas de las pendientes están continuamente húmedas y cubiertas de hierba. El paisaje se convierte en un jardín vertical que permite a los alpinistas escalar paredes que de otro modo estarían heladas o serían impracticables. Pero como todo, tiene su lado negativo: tan poco seguro es hincar un clavo en hierba congelada como utilizar un tornillo congelado sobre una superficie helada. Por ello, no es de extrañar que las desviaciones -a menudo largas- estén a la orden del día. Y es que una cosa es la habilidad que tengas y otra bien distinta las reglas a seguir, sobre todo cuando estás colgando, cual Tarzán, entre lianas de hierba helada, escalando en los Tatras. En tales circunstancias, hay un par de cosas que no debes perder de vista. “La primera regla es: Desde cero“, nos explica Mišo. Desde cero significa escalar una pared de una sola tirada. Técnicas alternativas como el rápel o descenso rápido y el ascenso con cuerdas fijas deberían descartarse. En pocas palabras: una vez has decidido escalar, debes mantenerte firme en tu decisión. Es la única manera de alcanzar lo que te propongas. Sobra decir que se trata de un tipo de escalada limpia que requiere sacrificio y en la que no caben las trampas. En los Tatras no hay medias tintas, con lo que escalar aquí implica ganar terreno metro a metro. Se necesita un compromiso total, así como una protección que se mueva contigo. Por ejemplo, es impensable colocar una señal de emergencia: “Solo lo puede hacer el primer escalador. Nadie más debe añadir nada porque ello cambia el carácter de la ruta. Solo si aceptas eso estás demostrando tu respeto por su objetivo“, dice Mišo. Puede que esta ética de cierta rigidez y mucho respeto suene exagerada a oídos de los profanos; de hecho, en comparación con otros deportes, no hay muchos escaladores extranjeros que visiten los Tatras. Por un lado, es una pena ya que el ambiente entre escaladores en los Tatras es fantástico, pero por otro lado, eso mismo permite que se conserve su aura, de lo cual están orgullosas sus gentes. Los Tatras se han preservado gracias a la actitud de los locales, y eso hace que escalarlos siga siendo una aventura. Puede que esta sea la mejor razón por la que merece la pena visitarlos.

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Cada vez que un montañero o escalador se enfrenta a una pared, siempre verá algo más que un trozo de roca o una masa amorfa de naturaleza. Verá posibles vías de ascenso y accidentes naturales como grietas, aristas y chimeneas. Ante todo, escalar significa descubrir laberintos inexplorados. Para escalar, necesitas analizar el terreno y hacerte una idea previa de cómo enfrentar el ascenso. A la hora de escalar, debes unificar toda la información que poseas para encontrar diferentes maneras de progresar. Toda montaña y pared montañosa esconde vías. Para encontrarlas, necesitas al menos tres cualidades: precisión, creatividad y paciencia. Solo así conseguirás ver las vías y las líneas, cuya trayectoria no siempre atiende a la lógica y varía de una pared a otra. La piedra caliza no es granito y la pizarra tampoco es arenisca. Incluso dentro de la familia de las piedras encontramos diferencias morfológicas: el granito de los Tatras difiere mucho del de Chamonix, al igual que el de Yosemite no es igual que el del Karakorum. Muchos de escaladores legendarios han pasado por los Tatras dejando su huella en ellos. Uno de los más grandes visionarios fue Wieslaw Stanislawski. DONDE EL SILENCIO HABLA

Stanislawski nació en Lublin el 15 de noviembre de 1909 y comenzó a escalar los Tatras allá por 1928. Su habilidad en estos difíciles terrenos mejoraron rápidamente y sus rutas eran cada vez más extremas. Cuanto más alta y difícil parecía una pared, más se sentía atraído por ella. Entre 1928 y 1933, los desafíos de Stanislawski fueron ganando intensidad hasta alcanzar tintes de auténtica locura: logró nada menos que 105 primeros ascensos, 89 en verano y 16 en invierno. En honor a su infatigable visión de la escalada, la gente aún sigue hablando hoy de la “era Stanislawski”.

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Durante los años 30 no había muchos escaladores en los Tatras, con lo que Stanislawski tenía donde elegir. Acabó escogiendo las paredes más difíciles y hermosas, tratando de solucionar un problema de escalada tras otro. Stanislawski supuso una gran influencia para sus sucesores, no solo por su creatividad, sino también por la ética empleada. Siempre escogía las rutas más difíciles y nunca se echaba atrás. Ni siquiera cuando se veía en situaciones realmente complicadas. Estaba profundamente comprometido y esperaba lo mismo del resto de escaladores. Stanislawski quiso que sus diarios de la época se hicieran públicos. Escribió: “En lo más profundo del corazón de todo montañero hay miedo, incluso cuando ese miedo es a disfrutar de la vida. Todos coincidimos en que merece la pena sacrificarse por esa sensación. La pasión por la montaña es una de las más fuertes y profundas que el ser humano pueda tener; todo aquel que la haya sentido sabe de lo que estoy hablando. El resto no podrá llegar a entenderlo.“

Si solo hay una vía, la decisión es fácil. Pero la cosa cambia cuando tienes ante ti toda una cadena montañosa con infinitas posibilidades y vías similares como sucede en los Tatras. ¿Qué haces entonces? ¿Escalas una ruta de cada pared? ¿Escalas solo las más duras? ¿Cuál es peor? Para llegar al alma de una cadena montañosa y encontrar su línea de vida, tienes que aprender a escuchar su pulso. Si estudias la topografía de los Tatras, te darás cuenta de que tiene una línea continua de crestas que va desde el Tatras más occidental pasando por el Tatras más alto hasta llegar al Belianske Tatras: una cresta de 72 kilómetros con 134 cimas y torres. Ya antes de la Primera Guerra Mundial esta línea de cimas llamaba la atención de los alpinistas. Muchas expediciones lo intentaron. La primera en conseguirlo sin ayuda externa fue la compuesta únicamente por Pavel Pochyly, nacido el 25 de septiembre de 1945 en Bratislava. Pochyly contaba con una habilidad tan sorprendente que se ganó el sobrenombre de “Pavúk” (“araña”). En el invierno de 1979, Pochyly decidió jugársela a una sola carta y se lanzó a por ello. Solo. El más mínimo accidente habría resultado fatal. No se supo nada de él hasta pasados 14 días de su partida, con lo que sus amigos auguraron lo peor. De repente, apareció entre la niebla dirigiéndose hacia el punto de encuentro. Tenía el rostro cansado, la barba helada y los ojos medio congelados. Pero se le veía feliz. Lo había conseguido y se había convertido en el primer escalador en atravesar la cresta principal de los Tatras. Fue la proeza del siglo, la que nadie había creído posible.

Wieslaw Stanislawski y Pavel Pochyly son tan solo dos de tantos escaladores que han coronado los Tatras. Pudieron morir pero la pasión por los Tatras pudo más. Michal “Mišo” Sabovčík y Adam Kadlečík han pasado en los últimos años largas temporadas en los invernales parajes de los Tatras, cubriendo una ruta tras otra. En un momento determinado tuvieron ganas de más. De algo mucho más grande. Lo más grande. En su búsqueda por el desafío definitivo, Mišo se cruzó con el nombre de Pavel Pochyly y su travesía del Tatras y quedó impresionado. Por otro lado, las descripciones de Pochyly denotaban mucho sufrimiento. ¿Quién haría algo así? Reflexionando sobre ello, Mišo recordó uno de sus propios mantras: “Si siempre preguntas por qué, puede que nunca te muevas.“ Exacto. Tenía que hacerlo. Había que moverse. Mišo llamó a sus compañeros Adam y Gabo y empezaron a hacer planes. En 2013, Mišo, Adam y Gabo partieron con una mochila de 25 kilos cada uno, con todo lo necesario para sobrevivir unos días. Era bastante teniendo en cuenta que debían escalar una pendiente escarpada y muy complicada. Al mismo tiempo, para los tres era muy importante recorrer esta travesía al estilo alpino, dejando todo en manos -nunca mejor dicho- de sus propias habilidades y voluntad, renunciando a cualquier apoyo externo, tal y como los escaladores autóctonos de los Tatras habrían deseado. Transcurridos los tres primeros días, empezaron a sentir la dureza del frío extremo. “Poco a poco, el frío iba calando en nosotros. Por la mañana ya no nos sentíamos los pies y no sabíamos siquiera si lograríamos descongelarlos de nuevo. Horas más tarde volvíamos a sentir la sangre en las piernas. Fue un dolor que merecía la pena aguantar, aunque los capilares parecían explotar. A veces, tardábamos hasta cuatro horas en entrar de nuevo en calor“, recuerda Adam. Pero el frío no fue lo único que les afectó. Una vez alcanzaron el Alto Tatra, la escalada se hacía cada vez más dura, con dificultades de grado III y IV. A pesar de que los grados UIAA no denotan la dureza que implican, bajo esas condiciones todo perdía sentido. La cresta se presentaba a ratos muy inestable, helada y con muchas aristas. Avanzábamos y enseguida debíamos retroceder de nuevo. Apenas nos podíamos proteger y si el guía caía, los demás debíamos saltar al otro lado de la cresta para poder salvarlo. “Subíamos, bajábamos, subíamos de nuevo, con lo que teníamos la sensación de no avanzar. Ya no era lo que cualquiera entiende por escalar, era una forma anacrónica de movernos“, recuerda Adam. Al cuarto día, Gabo se hirió. De repente, la idea de seguir se esfumó para él. Nos vimos obligados a cambiar la logística y adaptarnos a la nueva situación. Gabo descendió, con lo que solo quedaban dos hombres.


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En una travesía de 15 días, son muchos los factores que pueden acabar rompiéndote mentalmente. La dificultad del terreno requiere una concentración continua y pone a prueba tus nervios. El frío calaba cada vez más en los huesos y aniquilaba todo ápice de motivación. El viento, con rachas de velocidad que se sentían como cuchillos en la piel, era una pura tortura.

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La peor parte, en cambio, no era tener que luchar contra los elementos. La temperatura no cesaba de bajar y el viento era cada vez más fuerte. Mišo y Adam sabían que contra eso no podían hacer nada. Lo cual, irónicamente, resultaba un alivio. Lo verdaderamente difícil era llevar el proyecto a un final sin desviarse del plan inicial. “Nadie te obliga a continuar con tu propósito. Puedes abandonar y bajar en cualquier momento; no estás muy lejos del valle. Pero lo realmente valiente es quedarse; el verdadero desafío está en ganar la batalla mental. Estás solo y lo único a lo que te enfrentas es a ti mismo.“ Pasaron los días y Mišo y Adam continuaron con la lucha pese a empezar a flaquearles las fuerzas. Quedaba claro que habían llegado a su límite, físico y mental. La situación seguía siendo delicada y la rendición les acechaba cual espada de Damocles. Discutían y se peleaban a diario pero enseguida hacían las paces: “Poco antes de alcanzar el Kolovy štít, Mišo me preguntó si quería abandonar. Casi sin pensar le dije que sí. Pero era una broma. ‘Yo no’, dijo él y siguió caminando“, recuerda Adam. Tras 15 días de sufrimiento, todo acabó. Ni un minuto antes, pues la gran meta estaba ya cerca. Al día siguiente se esperaban vientos con ráfagas de 240 km/h. ¿Quién sabe si habrían tenido la fuerza suficiente para aguantarlo?

¿Qué estrategia se requiere para superar unas circunstancias tan crueles? ¿Qué estado mental se necesita para soportar un infierno invernal como ese sin tirar la toalla? Cuando le hice estas preguntas a Mišo, éste respondió: “La mejor forma es no pensar en el sufrimiento“. Pero, ¿en qué piensas sino? “A veces en una cerveza bien fresquita, otras en mujeres“, contestó. Siguiendo con la metáfora de Mišo, le pregunté: “Si los Tatras fueran una mujer, ¿qué aspecto tendrían? ¿Qué cualidades deberían tener?“ No me di cuenta de que la pregunta tenía cierto peligro. Y es que dependiendo de la hora en que hubiéramos tenido dicha conversación, las respuestas podrían haber sido muy variadas, muchas de ellas censurables. Pero me equivoqué. En un primer momento Mišo rió, pero no tardó en ponerse pensativo: “Habría sido una mujer muy guapa. Bonita y tranquila. Para escalar en los Tatras te tiene que gustar mucho el silencio. Serían igualmente una mujer que se hace respetar, de esas que son temibles cuando se enfadan. Si quieres que te acepte, debes ser un hombre de verdad“.

VIVE en la tranquila ciudad de Spišská Nová Ves, al este de Eslovaquia. TIENE la mayor trilogía alpina (Matterhorn, Eiger, Grandes Jorasses) en su haber y fue el primero en culminar en 2012 la Gran Torre del Trango, en el Karakórum pakistaní. DOMINA no solo las herramientas para lidiar con hielo, sino también los utensilios de tallado. Sus esculturas ocupan el simbólico cementerio de Slovenský Raj. DICE que las travesías de los Tatras son las más duras que jamás ha hecho. QUIERE ir aún más lejos en el futuro y completar el “Proyecto Stanislawski“ junto a Adam, escalando diez de sus grandes rutas del alto Tatras en tan solo cinco días. Por supuesto, en invierno, y de una vez. En cifras serían: 4.100 metros de escalada y 32 kilómetros de senderismo.

Mišo paró. “¡Y pórtarte bien!“ Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro al tiempo que alzaba su copa y los demás en la mesa también lo hacían. “¡Na zdravie!” Chocamos las copas al brindar. Fuera ya estaba oscuro y en los Tatras reinaba el silencio. Las empinadas paredes de sus montañas se elevaban desafiantes por encima de la nieve y, de nuevo, el silencio tenía la palabra.

TIENE la misma edad que su compañero de escalada, Mišo, pero vive en Hlohovec, al oeste de Eslovaquia. ESTUDIÓ ingeniería civil y por ende sabe cuando algo tiene estabilidad, ya se trate de un bloque de oficinas o una catarata helada. ES más probable de encontrar en alguna de las paredes de escalada de Europa que en una de las rutas alpinas de los Tatras. DICE que la travesía de los Tatras es la más difícil que ha realizado nunca. QUIERE ir aún más lejos en el futuro y completar el “Proyecto Stanislawski” junto a Adam, escalando diez de sus grandes rutas del alto Tatras en tan solo cinco días. Por supuesto, en invierno, y de una vez. En cifras serían: 4.100 metros de escalada y 32 kilómetros de senderismo.


DONDE EL SILENCIO HABLA

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Cuando la cosa se pone igual de difícil que el terreno, la mejor solución es la chaqueta Terrex Icefeather con membrana GORE-TEX® Pro Shell. Con una gran durabilidad y resistencia al agua y al viento, esta chaqueta transpirable con GORE-TEX® es la mejor inversión que puedes hacer. Gracias a su tecnología FORMOTION®, la chaqueta Terrex Icefeather te sigue en cada movimiento sin desplazarse ni un centímetro. Además puedés llevar su capucha de diseño inteligente por encima del casco. No importa si estás a mitad de la travesía o en la parte más encrespada de la montaña: la chaqueta con capucha Terrex Korum te protege del frío con su relleno de pluma de ganso 90/10, ya sea cuando hagas un descanso para comer algo, hidratarte o simplemente disfrutar de las vistas. Con apenas 400 gramos de peso, sobra preguntar si la chaqueta con capucha Terrex Korum y los guantes de esquí PrimaLoft con palmas reforzadas caben en la mochila Terrex 35. ¡Claro que caben! Por otro lado, para rendir al máximo necesitas la extraordinaria visión que te ofrecen las gafas Tycane Pro Outdoor. Sus lentes hidrofóbicas repelen el agua, el polvo y la suciedad, mientras que el sistema de ventilación climacool® se encarga de que la condensación no empañe tu visibilidad, ni siquiera en las peores condiciones. Su tecnología de estabilización de la luz Light Stabilizing TechnologyTM se adapta rápidamente a las condiciones de luz, como por ejemplo cuando el cielo se encapota de repente. Gracias a su diseño ergonómico las tendrás en todo momento perfectamente ajustadas, independientemente de las condiciones que pueda haber en el Alto Tatra. 01// Chaqueta Terrex Swift Climaheat Frost 02// Chaqueta Terrex Icefeather 03// Chaqueta con capucha Terrex Korum 04// Guantes de esquí PrimaLoft 05// Mochila Terrex 35 06// Gafas Tycane Pro Outdoor

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El equipo capaz de soportar las condiciones de los Tatras debe poseer al menos una cualidad: la versatilidad. Al tratarse no solo de condiciones climáticas cambiantes sino de diferentes condiciones corporales, hay que tener en cuenta la temperatura del cuerpo, compensándola para evitar los enfriamientos cuando se pasa de la actividad al reposo. La prenda que reúne estas características no es otra que la chaqueta Terrex Swift Climaheat Frost con tecnología de última generación PrimaLoft ®Down Blend a base de plumas. Gracias a su nuevo tejido PrimaLoft ® ultrafino, la chaqueta mantiene tu temperatura corporal aún en condiciones de mucho frío. Su material exterior transpirable es resistente al agua y al viento y mantiene tu temperatura corporal durante todo el día en la montaña.

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La relativa escasa superficie del Alto Tatra se ha ganado el apelativo de “la alta montaña más pequeña del mundo“. Sin embargo, en lo que respecta al tiempo y a las cambiantes condiciones climáticas, no le falta ninguno de los retos que supone escalar una gran cadena montañosa. Por eso es muy importante que los escaladores que quieran conquistar los Tatras lo sepan y elijan su equipo en consecuencia.


Capucha ajustable

capucha ajustable en tres posiciones

Estampado PrimaLoft®

climaheattm Sistema de aislamiento PrimaLoft® Gold Insulation Down Blend

climaheattm Sistema de aislamiento PrimaLoft® Silver Insulation Down Blend

formotion ® estructura en 3-D Ofrece una calidez proporcional a un relleno de plumón de calidad 750

tejido exterior de ripstop transpirable y que repele el agua Equipado con la tecnología PrimaLoft® de tejido ultrafino y repelente al agua

paneles elásticos con relleno PrimaLoft® Ofrece una calidez proporcional a un relleno de plumón de calidad 650. Suavidad extrema

TECNOLOGÍA CLIMAHEAT

estructura de álabes

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Las cámaras de aislamiento de diferente tamaño cubren las costuras para evitar que se escape el calor

TERREX SWIFT CLIMAHEAT FROST JACKET

TERREX CLIMAHEAT ICE JACKET

RENDIMIENTO QUE SUPERA EL FRÍO

LA CLAVE ESTÁ EN LA MEZCLA

Cuando el frío helado amenaza, los aficionados a la práctica de deportes al aire libre tienen que elegir entre el aislamiento sintético o de plumas para mantener su temperatura corporal. Pero ahora, con climaheatTM, pueden tener lo mejor de ambas opciones. Con los mejores beneficios de diferentes materiales aislantes PrimaLoft® tratados con los más innovadores procesos de acabado, climaheatTM supone una inteligente combinación que favorece un alto rendimiento y te mantiene alejado del frío.

Pero, ¿cómo funciona? Se utiliza pluma de primera calidad que proviene de fuentes socialmente responsables, tratada mediante un proceso patentado libre de fluorocarbono y finalmente unida de manera homogénea con fibras PrimaLoft® ultrafinas. Gracias a este proceso, las plumas conservan su impermeabilidad y no pierden sus cualidades naturales aun en condiciones de humedad. Loft es aislamiento, y el aislamiento supone calidez. Los tests realizados con PrimaLoft® demuestran que esa mezcla se seca cuatro veces más rápidamente que otras plumas no tratadas. Además, esta inteligente combinación, al contrario de lo que sucede con otros productos de plumas normales, resiste tanto al lavado como al secado a máquina, sin que las plumas se adhieran o apelmacen. El aislamiento Loft perdura aun tras muchos lavados y secados a máquina. El resultado es que tanto las plumas como el PrimaLoft® dan lo mejor de sí en esta combinación de materiales que te ofrece una gran durabilidad, resistencia al agua, excelente aislamiento, ligereza, un rendimiento térmico máximo, fácil compresión y una alta transpirabilidad. El producto final recibe el nombre de tecnología PrimaLoft® Performance Down Blend la cual, a partir de 2015 llevará además el certificado de la norma bluesign®, uno de los sellos de calidad medioambiental más estrictos en el mundo del equipamiento para el aire libre.

A la hora de elegir una chaqueta que les proteja del frío, los aficionados al deporte al aire libre lo han tenido siempre muy complicado: ¿aislamiento sintético o de plumas? Las plumas te proporcionan una calidez más ligera y compresible que la mayoría de los materiales sintéticos, razón por la cual ha sido la opción preferida para las actividades de montaña en climas fríos y secos. Las plumas, en cambio, tienen un inconveniente: cuando se mojan, tienden a apelmazarse y a perder sus propiedades térmicas. El aislamiento sintético PrimaLoft® es igualmente cálido y presenta muchas ventajas frente a las plumas, ya que mantiene todas sus propiedades en condiciones de humedad. Nos encontramos, por tanto, con el eterno debate entre los incondicionales de la pluma por un lado, y los que prefieren los materiales sintéticos por otro: ¿Qué pasa si llueve? ¿Qué pasa si hace un frío helador? ¿Qué pasa si sudas a mares? ¿Qué pasa si tienes que estar varios días desplazándote de un lado a otro? ¿Qué pasa si solo quieres llevar una chaqueta contigo? Como suele suceder en la mayoría de los casos, las mejores soluciones son siempre las más obvias. ¿Por qué perder el tiempo preguntándose qué pasaría si “esto o lo otro”, cuando puedes tener lo mejor de ambos? Al combinar el aislamiento sintético con el de plumas, obtienes una mezcla inteligente que aúna lo mejor de ambos mundos. Te damos la bienvenida a un concepto innovador en el mundo del aislamiento térmico. Bienvenido al mundo de climaheatTM


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TECNOLOGÍA CLIMAHEAT

rendimiento que supera el frío

TERREX CONRAX CLIMAHEAT

TERREX FASTSHELL CLIMAHEAT

LA CLAVE ESTÁ EN EL ACABADO Se utilizan dos versiones de PrimaLoft® Performance Down Blend en los productos textiles climaheatTM. Por un lado, PrimaLoft® Gold Down Blend, que se compone de un 30% de microfibra PrimaLoft® y un 70% de plumas de ganso. Esto supone un total de 750 cuin en lo más alto de la escala de rendimiento térmico. Este material mantiene hasta un 95% de su nivel de rendimiento incluso en condiciones de humedad. En comparación, la pluma tradicional pierde hasta 2/3 de sus propiedades térmicas cuando se moja. Y por otro lado, PrimaLoft® Silver Down Blend, compuesto de un 40% de PrimaLoft® y un 60% de pluma de pato, lo que supone un aislamiento de 650 Cuin. En pocas palabras, se trata de un aislamiento ideal en cuanto a relación volumen-peso. No obstante, ello no quita que el mejor material necesite de la mejor aplicación para sacar el máximo partido a sus propiedades. Como bien dicen, la solidez de una cadena depende de su eslabón más débil. Esa es la idea clave en la que se basa adidas climaheatTM: queremos eliminar los eslabones más débiles. Normalmente, el método habitual de procesar la pluma acaba afectando a los álabes, la zona donde se encuentran los pespuntes y se refuerza el tejido. ¿Por qué? Porque precisamente a través de las costuras es por donde puede escapar el calor. Algo que no le ocurre a la chaqueta Terrex Climaheat Ice. Sus cámaras de plumas de diferente tamaño están cosidas de manera que se solapan y así aseguran un aislamiento completo, acabando con los puntos débiles. Las pruebas de laboratorio de adidas realizadas con cámaras infrarrojas han demostrado que este sistema proporciona un nivel de aislamiento mucho mayor. Gracias a ello, la chaqueta Ice es la preferida de su clase para situaciones en las que las temperaturas bajo cero amenazan con afectar al rendimiento. Incluso en las situaciones de mayor movimiento, la prenda responde acompañando tus movimientos gracias a sus paneles elásticos con PrimaLoft® situados en las zonas de mayor movilidad, como pueden ser la parte trasera y los laterales. Su diseño garantiza además un ajuste óptimo sin pérdida de calor. Su aislamiento híbrido PrimaLoft® Gold Down Blend hace que la chaqueta Ice sea ideal para actividades

de gran intensidad y transpiración en condiciones de frío extremo. La chaqueta Terrex Swift Climaheat Frost, por su parte, es una prenda funcional y versátil que te permite una gran variedad de aplicaciones. Su componente principal PrimaLoft® Silver Down Blend se combina con una parte exterior de material ripstop transpirable y que repele el agua, resultando su mezcla perfecta para condiciones de viento y lluvia. La chaqueta Frost ofrece, por tanto, un gran poder aislante con un peso ligero y un volumen compacto aún menor. El resultado es una chaqueta que puedes llevar en cualquier mochila de invierno.

DE LA CABEZA A LOS PIES Pero, ¿qué pasa con los pies, precisamente la parte de tu cuerpo que tiene un mayor contacto con la nieve? Por suerte, el principio climaheatTM también está presente en nuestra línea de calzado PrimaLoft®, ofreciendo un rendimiento perfecto en cualquier condición que mantiene tus pies abrigados y secos. Tanto la zapatilla Terrex Conrax como la bota Terrex Fastshell son perfectas para las condiciones invernales, ya sea para recorrer terrenos nevados o escalar pendientes heladas. Gracias a su membrana climaproof® y su cierre de neopreno, la Conrax es 100% impermeable. Con una membrana impermeable y costuras selladas, la Terrex Fastshell mantiene igualmente el frío y el agua alejados de tus pies. El soporte ADIPRENE® en el talón te proporciona una sujeción óptima en el talón y una perfecta absorción de impactos en terrenos de gran dificultad. Desarrollada con la ayuda de Continental, especialista en neumáticos, su funcional suela de goma asegura hasta un 30% más de agarre tanto en superficies húmedas como secas. Después de todo, se trata de dos zapatillas con un gran rendimiento térmico que te ofrecen además un control perfecto en diferentes situaciones. El equipamiento completo, incluyendo calzado y chaqueta, te garantiza un confort, un rendimiento y una gestión óptima del calor y lo mejor de ambos mundos. Te damos la bienvenida a un concepto térmico innovador. Bienvenido al mundo de climaheatTM. TEXTO: Mike Mandl


l o s l e o j a b o d n a camin Torres DEL Vajolet

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Seis torres, cuatro chicas, un proyecto: caminar por la parte más alta entre las Torres del Vajolet, en los Dolomitas. Por una vía que conecta ambas cimas, a una altitud de 2.800 metros.

Unas torres que rozan el cielo

TEXTO: FLORIAN SCHEIMPFLUG

FOTOS: MICHAEL MEISL

Como si el plan no fuese ya lo suficientemente osado, Julia, Jill, Hayley y Lisi decidieron emprender el camino en pleno invierno. Un comentario propio de Facebook para este tipo de hazaña sería: “Es complicado“. Las cuatro chicas, de EE. UU. y Austria, tuvieron que enfrentarse a terrenos rocosos cubiertos de nieve y hielo, a temperaturas bajo cero que les helaron los pies e incluso a fuertes rachas de viento. Vamos, nada comparable a pasear por un parque. Pero esas condiciones extremas eran parte del extraordinario plan. Ya puedes planearlo todo al detalle que, al final, todo depende de una sola cosa: adentrarse en la realidad, pisar tierra firme y hacerlo en la vía correcta.

Hayley Ashbur n

Edad: 26 Vive en: Moab/Utah, EE. UU. Profesión: reina de las alturas Otras capacidades: escalada, salto base Le encanta: la vida Otros datos: no conoce el vérti go

Edad: 26 Vive en: St. Ulrich/Tyrol, AUT Hizo: su primer ascenso hace 6 años b/Utah Se ha: reservado un sitio para Moa

Elisabeth Kendler Edad: 29 Vive en: St. Johann/Tyrol, AUT Se siente: en casa en las montaña s Realiza: su trayectoria preferible mente con esquíes, bici de montaña o enca ra pendientes con sus manos y pies .

Julia Heuberger

Jill Kuzman

Edad: 33 UU. Vive en: Hollister/California, EE. Profesión: icono del salto base Otras capacidades: ascenso, escalada, pasarlo bien Tiene: la cabeza en las alturas

Lines.

Las Torres del Vajolet las componen seis cimas rocosas, tres al norte y tres al su, y se encuentran ubicadas en el grupo montañoso Rosengarten en los Dolomitas. Estas extrañas formaciones, que parecen tener una especial distribución gravitatoria y estática, son bastante comunes en esta zona de los Alpes. Eso sí, resulta difícil encontrar un grupo de torres que sean tan elegantes y recias como las del Vajolet. En el siglo XIX, los lugareños sentían fascinación por sus formas esbeltas de aspecto rocoso. Tras la planificación, llegó el momento de pasar a la acción, y las más valientes empezaron a cargar sus mochilas de lona con pitones, cuerdas y polvo. Después de todo, no vas a resistirte a esas imponentes torres sin ascender a lo más alto, ¿verdad? En agosto de 1882, G. Bernard y G. Merzbacher establecieron su campamento base en lo más alto del macizo de Vajolet. El 28 de ese mes, alcanzaron la cima de la Torre Principale (2.821 m) para realizar su primer ascenso. Cinco años después, Georg Winkler escaló la cara sureste de otra de las torres, posteriormente llamada Torre Winkler (2.800 m). Hans Stabeler y Hans Helversen fueron los primeros en alcanzar la cima de la Torre Stabeler en 1892 (2.805 m). Una vez allí, decidieron coronar la cima de la Torre Norte (2.810 m) también. En 1895, Hermann Delago ascendería, solo y con sus pantalones de cuero, a lo más alto de las sexta torre, aún virgen, y que con posterioridad recibiría su nombre: Torre Delago (2.790 m).

Alt o vs. Bajo

La lista de escaladores que han seguido los pasos de estos primeros aventureros es bastante larga. De hecho, si cada uno de los escaladores que les sucedieron hubiera colocado una sola piedra para marcar su ascenso, ahora habría siete Torres del Vajolet en lugar de seis. Sin lugar a dudas, las torres se encuentran entre los desafíos alpinos preferidos en la zona de los Dolomitas. Pero esas seis torres, todas ellas de casi la misma altura, no solo han llamado la atención de los escaladores de fin de semana. Los montañeros más ambiciosos también se han visto atraídos por su imponente presencia. Y es que las Torri del Vajolet son el sueño de todo montañero. A pesar de que resulta imposible caminar por la cima de una a otra de las seis torres, conectar tres de ellas sí es factible. Desde la cima de la Torre Delago hasta la de la Torre Stabeler hay una vía de 12 metros desde la que también se puede acceder, recorriendo 50 metros más, a la cima de la Torre Winkler. En 2005, el montañero veterano Heinz Zak recorrió por completo la vía que une Delago con Stabeler. Se rumorea que la vía entre Stabeler y Winkler, mucho más desafiante, fue recorrida en su totalidad en 2013 por un funambulista de nombre aún desconocido. Para montar un slackline en el parque no necesitas mucho: una cuerda, un sistema de polea, varios mosquetones, dos árboles y un smartphone

para poder ver un vídeo tutorial en YouTube. Aunque un poco de conocimiento técnico tampoco viene mal. Recorrer una vía con un highline entre dos cimas es algo más complicado, ya que entran en juego un sinfín de factores. Querer hacerse el valiente y lograrlo son dos cosas bien distintas. Los montañeros que quieran lograr esa hazaña deben ser capaces de responder a una pregunta fundamental: “¿Cómo consigo llegar allí?” Para esa pregunta hay una única respuesta: escalando. Pero aún así, del dicho al hecho, hay un gran trecho. La cuestión principal es muy sencilla: se han de tener unas habilidades muy concretas, desde dominar la escalada alpina hasta los terrenos rocosos, pasando por ser capaz de recorrer vías con cientos de metros bajo de tus pies. Todos dicen que has de ser un tipo duro para caminar por las alturas entre picos y cumbres rocosas a casi 3.000 metros. O incluso mejor: un chaval duro.

Un mundo de mujeres Anécdotas, aventuras y hazañas heroicas: la historia del alpinismo es una fuente inagotable de material narrativo. Si sabes leer entre líneas, te habrás percatado de algo obvio: los protagonistas de estas historias son en su mayoría hombres, al igual que sus narradores. Las aventuras del género masculino han ido tejiendo un entramado de historias que se corresponde con un patrón muy bien definido. Pero las mujeres fuertes y valientes también han hecho sus logros en la montaña; lo que sucede es que la atención se ha centrado siempre en ellos. A este respecto, el presente es mucho más sabio: todo el mundo sabe que las mujeres también han ascendido por las montañas del mismo modo en que lo han hecho los hombres. No cambia nada cuando se trata de caminar por las vías entre las empinadas paredes. En el caso de las Torres del Vajolet, Julia, Jill, Hayley y Lisi fueron incluso un paso más allá. Lo hicieron en pleno invierno, en unas condiciones en las que nadie hasta el momento se había atrevido a cruzar esas vías.


Torre Stabeler

Hayley Ashburn

Torre Winkler

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TORRES del vajolet

Torre Delago

A este respecto, el presente es mucho mas sabio: todo el mundo sabe que las mujeres tambien han ascendido por las montanas del mismo modo en que lo han hecho los hombres


CAMINANDO BAJO EL SOL

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La primera parte del “Proyecto Vajolet” fue con diferencia la más cómoda: el viaje en funicular desde Vigo di Fassa a la estación de la cima Bosch de Larjes (2.100 m). Una vez pasado el Rifugio Gardacia (1.950 m), tras un pequeño descenso, se encontraba la siguiente parada: el refugio del Vajolet a 2.243 metros. Desde allí quedaba un empinado ascenso al del Garl (2.621 m). Pero lo que les esperaba no era precisamente una cabaña acogedora, sino más bien una fría estancia. Por si fuera poco, su entrada se encontraba enterrada en la nieve. Pero, ¿dónde exactamente? ¿Aquí? ¿Estás segura? Las chicas cogieron sus palas y se pusieron a cavar. Cavar en la nieve les costó lo suyo, pero al menos eso hizo que para cuando encontraron la puerta media hora después, ya habían entrado en calor. Poco después, los fogones ya estaban a pleno rendimiento y, tras acabar la sopa, se enfundaron en sus sacos de dormir. Necesitaban recuperarse para poder afrontar lo que les esperaba en los días sucesivos. A pesar de que tuvieron que padecer temperaturas extremas, consiguieron llevar el equipo a la cima y colocar las vías correspondientes. La parte más complicada fue controlar las vías al intentar caminar por ellas las primeras veces. Apenas podían descansar, pues los días eran todavía cortos. Cada hora de sol era super-valiosa. Todas estaban de acuerdo en que era duro, pero también sabían que la clave para soportar esos días de sufrimiento era mantenerse unidas: “Estar unidas supuso toda una experiencia para nosotras. Todas teníamos algo que aprender y enseñarnos mutuamente. El ambiente entre cuatro chicas como nosotras, divertidas, con experiencia y humildes, fue lo que hizo posible el proyecto”, dice Jill. Jill y Hayley aportaron sus conocimientos de slacklining y cordaje, muy útiles a la hora de esquiar y escalar, mientras que Julia y Lisi hicieron lo propio contribuyendo con su experiencia. “El Proyecto Vajolet fue tan versátil que había un montón de cosas en las que no tenía excesiva experiencia. Fue crucial que Julia y Lisi estuvieran allí. Aprendí un montón”, dice Hayley. “Y fue maravilloso poder confiar en ellas”, añade Jill. Se respiraba muy buena onda. Atravesar la vía de 12 metros entre Torre Delago y Torre Stabeler requería un estado físico muy bueno. Lo siguiente sería “el gran paso”, la vía de 50 metros entre las torres Stabeler y Winkler. Una diferencia de longitud de 4,1666 es mucho. Pero lo cierto es que el fallo nos benefició. Aquí arriba, cada paso es una lucha contra el viento, con la consiguiente merma de concentración y equilibrio. Cuanto más larga es la vía, más duro y difícil es mantener el control. Todos y cada uno de los pasos supone una victoria personal frente a lo imposible. Los primeros intentos son los más difíciles, dice Hayley: “Exponerme a los elementos me causaba mucho respeto. Había nieve y hielo por doquier y nada

Solo para chicas

El fracaso es cuestión de perspectiva. ¿Por qué llamarlo derrota cuando nos faltaron apenas unos metros? Venga ya, ¡estás de broma! El proyecto de recorrer las Torres del Vajolet no se reducía a unos metros, centímetros o milímetros. Tampoco se trataba de ser las primeras en hacerlo en invierno. Ni de ser mejores o más grandes que nadie. Consistía en pasarlo bien juntas e intentar llevar el proyecto a buen término. “Por supuesto que me hubiera encantado conseguirlo”, admite Hayley. “Es la vía más hermosa que he recorrido jamás. Pero también quería demostrar que las mujeres también pueden hacer locuras si se lo proponen. Basta con creer en ello e intentarlo.” No hubiéramos tardado demasiado en acabar si el tiempo nos hubiese permitido intentarlo un par de veces más; estoy segura de que ella lo habría conseguido. En el proyecto no faltó esfuerzo, coraje, persistencia ni espíritu de equipo. Indudablemente, en ello tuvieron mucho que ver Julia, Jill, Hayley y Lisi. En eso precisamente consiste el highlining o recorrido de vías entre cumbres. “Y en el apoyo moral”, añade Jill. “Porque aunque el highlining parezca un deporte individual, no lo es. Necesitas del apoyo moral de tu equipo; escuchar sus gritos de ánimo al otro lado, sin duda, supone una bocanada de aire fresco.” ¿Y qué hay de los hombres? “Para mí, realizar proyectos en los que solo haya chicas no quiere decir que no disfrutemos emprendiendo ese mismo tipo de proyectos con chicos”, explica Jill. “Tan solo significa que poseemos las habilidades y capacidades de hacerlo nosotras solitas. Ayudarnos unas a otras hace que enfrentemos nuestros miedos y nos afiancemos como mujeres inquietas, independientes y fuertes. Podemos actuar en solitario o en grupo por todo aquello que podemos aportar como individuos.” ¿Veis? ¡No tenéis nada de lo que preocuparos, chicos! ¡Puede que seáis los próximos en formar parte de nuestro equipo!

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Comparte tus habilidades

a lo que pudiera agarrarme para poder mantenerme en pie. Y por si fuera poco, estaba el frío gélido.” Pero incluso en esas condiciones los ánimos no decayeron y cuando cesó el viento al caer la tarde, Hayley ya estaba lista para afrontar una nueva caminata. “Las últimas horas de la tarde fueron las mejores”, recuerda. “No había apenas viento y la luz del sol hacía que las cimas parecieran de color rosado. La vía estaba extremadamente tranquila y parecía incluso inexistente. Era como caminar bajo el sol.” Metro a metro, 30, 40, 45, Hayley se acercaba poco a poco a la Torre Winkler. De repente, tropezó y se cayó. No dándose por vencida, se levantó y se puso de nuevo en marcha. Era como en el mito de Sísifo, resultaba impresionante verla avanzar, y a ratos, incluso angustioso. La escena en general era impactante, también para las que no estaban en la vía. En palabras de Julia: “Fue fantástico caminar por la tarde aquí arriba y ver cómo lo hacía Hayley, no hay palabras para describirlo. La manera en que controlaba su cuerpo era simplemente impresionante.” De pronto, el barómetro comenzó a decaer, pero nadie se percató de ello, dada la situación de éxtasis. Por desgracia, a la mañana siguiente las nubes hicieron su aparición, cubriendo las Torres del Vajolet. No había ninguna esperanza de poder seguir adelante, así que suspendimos el proyecto.


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CAMINANDO BAJO EL SOL

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Ya sabes lo que dicen; una imagen vale más que mil palabras. Sin embargo, es algo que no se puede aplicar en todos los casos. Hay ocasiones en que las palabras dicen más que las imágenes. La imagen: una vía entre dos torres rocosas. En mitad de ella, un funambulista suspendido en el espacio, iluminado por la luz del sol, y frente a él, el descenso de los imponentes Dolomitas en invierno. Algunas de las mil palabras que faltan: viento, huesos calados de frío, pies helados y orejas congeladas. Escalada, aparejos, equilibrio: el highlining implica una variedad de actividades para las que, obviamente, también hace falta el equipo adecuado. Lo más importante en invierno es mantenerse abrigado. Dicen que no rindes lo mismo si tienes frío, y aquí sí que tienen razón. La chaqueta Terrex Switft Climaheat Frost con aislamiento de plumas PrimaLoft ® no solo te promete calidez, sino que cumple su palabra. No importa si haces rapel, esperando a recorrer la vía o acabas de cruzarla: climaheatTM te asegura la temperatura óptima para rendir al máximo. La chaqueta cuenta con una parte exterior de material transpirable que repele el agua y te garantiza un rendimiento térmico excelente aun en condiciones de humedad. La siguiente capa puede ser perfectamente la camiseta de manga larga Terrex Swift con Cocona® y cremallera hasta el pecho que te proporciona una gestión óptima de la humedad. Cuando el sol está en todo lo alto y hace demasiado calor para llevar chaqueta, el factor de protección UPF 50+ con el que cuenta la camiseta te protege eficazmente de los rayos solares. Para la parte inferior del cuerpo, nada como los pantalones Terrex Swift Fastseason para mantener tus piernas calientes. Además, gracias a su diseño de corte deportivo, te ofrece la libertad de movimiento que necesitas para la escalada y los movimientos extremos necesarios para mantener el equilibrio sobre la vía. No importa el equipo que lleves: aparejos para la nieve, esquís o cordaje. La mochila Terrex BC 30 Day tiene cabida para todo lo necesario y, gracias a sus apenas 235 gr de peso, ni siquiera notarás que la llevas puesta. Para recorrer una vía, lo más importante es llevar un calzado adecuado. Especialmente desarrollado para mantener el equilibrio sobre la vía, las zapatillas Slack Cruiser cuentan con una suela de goma STEALTH® que te ofrece un agarre excelente, así como una estabilidad y flexibilidad óptimas permitiendo un contacto total con la superficie. Para mantener el equilibrio sobre la vía, los montañeros deben fijar la vista en un determinado punto. De ahí que necesites un par de DAROGAs colgadas en la nariz para que no pierdas de vista de ese punto. Su dinámico diseño se adapta a tu cara y las lentes Vision Advantage TM PC te garantizan un ajuste cómodo para que nada empañe tus vistas. Por último, el gorro Reversible mantendrá tus orejas calientes para que te puedas centrar en no perder el equilibrio. 01// Chaqueta Terrex Swift Climaheat Frost 02// Pantalón Terrex Swift FastSeason 03// Camiseta de manga larga Terrex Swift 1/2 Zip 04// Gorro Reversible 05// Daroga White Shiny 06// Terrex BC30 07// Slack Cruiser



ESLOVAQUIA ALTO TATRA DEPORTISTA: Michal Sabovčík (SK) “Weberovka” M5+, Malý Kežmarský štít- Alto Tatra, Eslovaquia LUGAR: Jakob Schweighofer FOTO:



ItalIA TORREs del VAJOLET DEPORTISTA: LUGAR: FOTO:

Hayley Ashburn (EE.UU.) Torres del Vajolet - Dolomitas, Italia Michael Meisl



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BRASIL pedra riscada DEPORTISTA: Mayan Smith-Gobat (NZ) y Ben Rueck (EE.UU.) “The Place Of Happiness” 9 - Pedra Riscada, Brasil LUGAR: Frank Kretschmann FOTO:


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STORY 30

ESPAnA DEPORTISTA: LUGAR: FOTO:

Beto Rocasolano (España) “El Cubo”, zona de La Rubía en Sierra de Gredos (Ávila, España) Susana González


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noRUEGA DEPORTISTA: LUGAR: FOTO:

Alex Luger (AT) Alpes de Lyngen - Noruega Ray Demski, Red Bull Content Pool



tycane pro outdoor de adidas eyewear: preparadas para enfrentarse a cualquier desafío Las nuevas gafas de Outdoor de adidas presentan una característica revolucionaria, la nueva almohadilla de espuma ergonómica que garantiza una mejor visión y óptima protección. Las tycane pro outdoor son el complemento imprescindible para los deportes de alta montaña. Una protección adecuada es esencial en los entornos alpinos. La intensidad de los rayos del sol y el molesto viento en altitud pueden suponer un riesgo a corto plazo o incluso daños permanentes en la visión. Esto convierte las gafas en elemento imprescindible del material de montaña. A nivel técnico, el aspecto más destacado de las tycane pro outdoor es sin duda la innovadora almohadilla de espuma ergonómica. Se adapta de manera óptima a todos los rostros a la vez que protege los ojos de los rayos ultravioletas, inclemencias meteorológicas y el viento.

La combinación de material transpirable, los orificios de ventilación en la almohadilla y el tratamiento antivaho de las lentes asegura una visión perfecta en todo momento. Y en la montaña, estos aspectos pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Como destaca el alpinista profesional, Thomas Huber, “en ascensos complicados, una buena visión es esencial para la supervivencia. Las tycane pro outdoor tienen un nuevo campo de visión sin precedentes, tal y como pude descubrir durante los test de producto en la Patagonia. La nueva almohadilla proporciona el ajuste perfecto al rostro y protege los ojos de todo tipo de factores externos y al mismo tiempo, previene que las lentes se empañen”. Además, el tratamiento hidrofóbico de las lentes repele con facilidad la suciedad, el polvo y el agua para asegurar una visión nítida en todo momento. Las características adicionales están concebidas para cubrir cada necesidad. La montura está compuesta de un material extremadamente ligero, resistente y antialérgico, como es el

SPX™. Las varillas y el puente nasal ajustables permiten que estas gafas se adapten a la perfección a la forma de la cabeza del usuario. Las varillas incorporan un revestimiento de goma en la parte posterior para ofrecer una mayor sujeción y además, gracias a los orificios que disponen, permite incorporar a la montura la cinta elástica para un mayor agarre. Este nuevo modelo también ofrece numerosas soluciones para aquellos deportistas con problemas de visión. Los sistemas de graduación RXO™ se ajustan a las necesidades individuales; así se puede decidir entre utilizar una adaptador graduado o un clip óptico. Las tycane pro outdoor están disponibles en dos tamaños diferentes y se presentan en cinco colores distintos: black matt/red, black matt/blue, white shiny/grey, black shiny/ grey y grey matt/grey. Para más información, visite www.adidas.com/eyewear.


A POR LO DIFÍCIL REINHOLD MESSNER

Sin embargo, por aquel entonces no me interesaban los ochomiles. Ya los habían escalado (entre 1950 y 1964) y nadie pensaba que fuera posible coronarlos en invierno. Los años 70 supusieron el comienzo de una segunda era en lo que a las expediciones de escalada se refiere: se conquistaron las últimas montañas del mundo con los medios necesarios, y se intentaron nuevas rutas en las paredes más empinadas de 8.000 metros. En mayo de 1970, escaladores de Inglaterra y los EE. UU. lograron recorrer los 3.500 metros de la cara sur del Anapurna. En junio del mismo año, mi hermano Günther y yo conseguimos coronar el Nanga Parbat a través de la cara Rupal de 4.500 metros, la pared más grande del mundo. Mi hermano falleció en el descenso, y yo apenas logré escapar de tan trágico desenlace. He de admitir que las condiciones en el Himalaya eran mucho más duras que las de los Alpes en invierno. En 1973, el italiano Guido Monzino, un multimillonario conocido por su pasión por las misiones imposibles, dirigió una expedición al Monte Everest. Después de la expedición al Polo Norte en 1970, todo lo que le faltaba por lograr era precisamente coronar la montaña más alta del mundo. Helicópteros cargados con todo el equipo los llevaron justo a la cara oeste del Cwm. Del mismo modo que los italianos habían alcanzado el Polo Norte yendo de un campamento a otro atravesando el mar helado (en aviones o arrastrándose en trineo), Monzino siguió entonces una vía estampada entre la nieve por los Sherpas que los llevó directamente a la cima del Monte Everest. Con el debido entrenamiento previo, Monzino y compañía estaban pagando un alto precio por coquetear con los peligros del frío y la altura, buscando un sentido romántico a tal extensión desierta, calificándola de “tormentosa, bañada por la luz del sol, oculta entre la niebla”, rebajando a los montañeros al mismo nivel. Estos fetichistas de las cimas fueron por tanto alabados como los atletas indomables y amantes de la naturaleza que eran. Sin embargo, estos “conquistadores de la nada”, motivados solo por el hambre de éxito, se sintieron ridículos por haber empleado tanto tiempo y dinero y contado con tanta ayuda de los Sherpas. Eran como los antiguos emperadores romanos, que para ganarse la adoración de su público, llevaban a sus esclavos al límite. Finalmente, en 1975, después de varios intentos, la segunda expedición inglesa liderada por Chris Bonington (entre los que se encontraban Doug Scott, Dougal Haston, Peter Boardman, Pertemba Sherpa y Mick Burke) logró alcanzar la cara suroeste del Monte Everest. Scott y Haston acamparon en su descenso a la cara sur (8.760 m) y Boardman/ Sherpa Pertemba consiguió ascender y descender. Desgraciadamente, Burke no regresó del ascenso a la cima del Everest. Se había escalado la pared más difícil de la montaña más alta. Y de nuevo, el telegrama con las últimas novedades. Pero no, los incansables “conquistadores” no se fueron a otras tierras. De hecho, implacables como eran, acabaron redescubriendo las mismas montañas. En mayo de 1978, Peter Habeler y yo fuimos los primeros en ascender al techo del mundo sin ayuda de oxígeno. Ese mismo año, meses más tarde, concretamente el 9 de agosto de 1978, conseguí coronar el Nanga Parbat a través de la pared del Diamir, siendo la primera vez que un ochomil se escala por un solo montañero. Merecía la pena ser el segundo montañero, ya fuera en un grupo pequeño, o solo. El número reducido de equipamiento y de porteadores no hacían sino incrementar la emoción. Igualmente, en el mismo año 1970, Naomi Uemura fue el primer explorador japonés en alcanzar la cima del Monte Everest, llevando sus perros desde Canadá al Polo Norte con una única reposición de comida y combustible. Una vez alcanzó el Polo, fue recogido en avión. En el invierno de 1984, el experimentado Uemura no regresó de una expedición en Denali, Alaska. Ni siquiera Uemura fue capaz de sobrevivir sin asistencia respiratoria

Alguien que siempre ha vuelto al más puro estilo Fridtjof Nansen, incluso en las peores situaciones, y por ende, se ha ganado todo mi respeto, es el montañero británico Doug Scott. El 24 de septiembre de 1975, él y Dougal Haston pasaron la noche en un agujero en la nieve justo debajo de la cima del Everest; sin fuego, sin un saco de dormir y sin asistencia para respirar. Y no murieron congelados. Lo próximo que quiso lograr fue coronar el Kangchenjunga sin oxígeno. Junto con Georges Bettembourg, Peter Boardman y Joe Tasker, Doug Scott partió en la primavera de 1979 optando por la ruta a través de la cara norte, atravesando el lado oeste y seguidamente ascendiendo por la cresta hasta la cima. El 4 de mayo llegaron a su límite. Una situación de emergencia les obligó a abandonar a una altitud de 7.900 metros, a miles de kilómetros de casa. El viento soplaba a 150 kilómetros por hora. Algunas rachas traían piedras consigo. Se acurrucaron en sus trajes de plumón buscando cobijo y esperaron. Cuando cesó el viento, se arrastraron hacia la ladera. La siguiente racha de viento los tiraría al suelo. Apiñados con el viento en sus espaldas, lucharon por sobrevivir. Lucharon contra el miedo a quedarse helados como estatuas de hielo y a salir volando. De nuevo lograron avanzar. Apenas unos pasos. En la cresta, la tormenta proveniente del noroeste estaba en su punto álgido. Soplaba en dirección a Sikkim. ¿Debían apresurarse hasta Sikkim y allí buscar refugio? ¿Salir de este infierno helado y pedazos de hielo volando? Durante la noche, el viento casi les empujó hasta allí. Lo peor sucedió justo antes del amanecer. El viento despedazó su tienda y estalló. Astillas heladas se incrustaban en sus caras. Doug Scott hincó su trozo de hielo en el suelo de la tienda, las barras de la tienda se rompieron y todo voló hecho jirones. La lucha por la supervivencia había alcanzado un nivel más. “¡No te dejes nada atrás!”, gritó Scott. Incluso en estos momentos de pánico, este aventurero imbatible no perdió el control. El Kangchenjunga escupió nieve y niebla: una montaña majestuosa. Habían caminado por la delgada línea que separa la vida de la muerte, y habían logrado salvarse. Scott lo interpretó como una señal del cielo. Tasker y Boardman desaparecieron en 1982 durante su intento de escalar la cresta norte del Everest. Encontrarían su final en algún lugar entre las rocas de la zona letal, por encima de los 8.000 metros. El porqué, no lo sabemos. Nunca regresaron. Como otros tantos escaladores profesionales antes y después de ellos. Doug Scott aún vive, lo cual es un consuelo. Mientras tanto, el resto de las cumbres de 8.000 metros ya han sido coronadas en invierno. Miles de personas practican a día de hoy deportes de invierno, desde escalada de hielo a montañismo en la nieve, tanto dentro como fuera de pista. El equipo que utilizan, especialmente la ropa, resistente al viento, transpirable e impermeable, es en muchos casos mejor que hace 30 años. En 1980, unos montañeros polacos ascendieron el Monte Everest en invierno, concretamente en la década que va desde el 1979 hasta el 1989, sin duda la mejor de todos los tiempos. ¡La época dorada del alpinismo! En 2014, Simone Moro, actualmente el aventurero que más ochomiles ha conquistado, y David Göttler sucumbieron a la cresta entre el Rupal y el Diamir, justo por debajo de la cima del Nanga Parbat. Pese a contar con un equipo moderno, una amplia experiencia y toda la motivación del mundo, no lo consiguieron en invierno y tuvieron que retirarse. Intenté alcanzar un ochomil en invierno en dos ocasiones: uno fue el Cho Oyu en 1982 y otro el Makalu en 1986. En ambas ocasiones fracasé. En una fue por el riesgo de avalanchas, y en la otra debido a fuertes corrientes de viento de -40º C. No me arrepiento. Atravesar la Antártida supuso también un gran ejercicio de resistencia, tanto para Arved Fuchs como para mí. Aunque, naturalmente, escalar un ochomil en invierno entraña un riesgo mucho mayor. Si no estás preparado para regresar, antes o después perecerás. Tan solo la fortaleza que nos otorga el haberlo intentado una y otra vez nos permite alcanzar nuestros límites, igual que otros lo hacen sobre una bicicleta, escalando un bloque de hielo o en un viaje en trineo. Hay muchas oportunidades para ponerte a prueba. Y a todos nos sirve la máxima de Paul Preuss: “La habilidad es la medida que nos permite estimar la viabilidad de una acción”.

COLUMNA DE REINHOLD MESSNER

En el invierno de 1966, después de varias semanas de preparación, un equipo formado por montañeros de todo el mundo realizó un ascenso por una ruta directa totalmente nueva que les llevó al centro del Eiger, lo que supone un logro comparable, en términos de longitud, temperatura y peligro, a escalar el Himalaya. Algunos italianos hicieron lo propio en la cara noroeste del Piz Badile. Por supuesto que quería unirme a la moda del ascenso invernal: primer ascenso durante la temporada invernal a la cresta norte del Agner; primer ascenso invernal a la cara norte del Furchetta; seguido del primer ascenso invernal de la cara norte del Agner, un recorrido de 1.500 metros de pared cubierta de espesa nieve a -25º C, lo cual supuso toda una hazaña. Con los dedos entumecidos, los pantalones helados y las cuerdas rígidas, Sepp Mayerl, Heindl Messner y yo alcanzamos la cima al cabo de tres días. ¡Un entrenamiento perfecto para el Himalaya! Conocía el frío del Himalaya, aún peor que el de los Alpes, incluso en la época más cálida. Además estaban la falta de oxígeno y las tormentas.

en el Ártico. Lo había compartido todo con los esquimales y se hizo con trineos, pero no volvió. No se pudo ni siquiera realizar una búsqueda en condiciones, tampoco desde el aire, debido a la escasez de luz solar. El frío y las tormentas cubrirían al aventurero para siempre. Todos suponíamos que la nueva dimensión del montañismo de altura tendría lugar a partir de ahora en invierno. La pregunta era: ¿Cómo se prepara uno, y lo más importante, de dónde sacas las motivación? Naomi Uemura se convirtió en el prototipo de aventurero solitario que huye de la monotonía de la vida mundana, que busca alejarse de la civilización y adentrarse en la extensión desierta del Himalaya, el Antártico y el Ártico. ¡Morir como Naomi Uemura! Como si escapar de la rutina cotidiana y meterse de lleno en una tormenta pudiera considerarse una “muerte”. Con los pies congelados, cojeando con las últimas fuerzas que le quedaban en las piernas, con los pulmones al borde del colapso, asfixiándose con sus propios fluidos corporales, todo: el orden, la moral y hasta los pensamientos se paran. Y por último, pierdes la esperanza. Practicar montañismo en las montañas más altas y grandes macizos helados todavía no estaba de moda, pero pronto se convertiría en un nuevo reto, en la última aventura en la Tierra.

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El montañismo de invierno no siempre ha estado de moda. Y es que a pesar de que llevemos escalando montañas con botas de nieve desde el mismo nacimiento del alpinismo moderno, no fue hasta los años 60 cuando los mejores montañeros del mundo comenzaron a ascender los Alpes también en invierno. En 1961 se escaló por primera vez en invierno la cara norte del Eiger. ¡Un logro excepcional! Aún más difícil, según Toni Hiebeler, fue el primer ascenso invernal a la cara noroeste del Civetta: 1.200 metros de pared rocosa, cascadas heladas y mucha nieve.


TEXTO: ALEXANDRA SCHWEIKART, CHRISTOPHER IGEL

FOTOS: MICHAEL MEISL, PETER UNTERMAIERHOFER, CHRISTOPHER IGEL

El invierno no nos hizo ningún favor a los escaladores de hielo: las cálidas temperaturas y la abundancia de nieve en polvo hizo que pasáramos más tiempo con esquís en los pies que con herramientas de hielo en las manos. Los escaladores de hielo hablan de “free standing” o estalactita de hielo para referirse a cascadas que se congelan en forma de columna o vela de hielo. Mientras golpeo mis herramientas contra una de estas columnas de frío hielo azulado, me da por pensar que es un milagro que hace apenas unos días esta sólida masa fuera burbujeante aguanieve. En pocas semanas, volverá a ser una cascada de agua y escucharemos de nuevo su ensordecedor impacto contra el valle.

ESCALADA EN HIELO

El pasado verano, sin embargo, las cascadas se resistían a helarse. Pese a ello, JungHee Han, un amigo de Corea del Sur, quiso venir a verme para hacer un par de rutas. Aunque Corea del Sur es una península en el océano, una helada continental azota el territorio en invierno convirtiendo en hielo sus numerosas cataratas. JungHee adora el invierno, y la escalada en hielo en Corea ha hecho de él un fabuloso escalador de hielo de competición. Pero la llamada de los Alpes europeos llega incluso hasta Corea. Una vez en Múnich, no tardamos en salir en busca del hielo. Primera parada: Suiza. Nuestro destino, St. Moritz, es una localidad invernal situada al pie de Piz Bernina, en el valle de Engadina. Desde aquí hasta Piz Morteratsch, el glaciar Morteratsch domina el valle, bajando hacia una inclinada y agreste pared provocada por un escalón en el fondo del valle. Aquí, el glaciar se abría en cortes, dejando al descubierto capas de hielo de siglos de antigüedad compactadas en curiosas y retorcidas formas. De un azul intenso, el hielo glacial nos lanzaba destellos, irradiando su profundo escalofrío. Íbamos a necesitar chaquetas bien abrigadas aquí. El llamado “Gletscherbruch” formaba un acantilado de hielo cuyo resultado era una pendiente de hielo perfecta: con más desplome que ninguna catarata. De hecho, el desplome era tal que el asegurador tenía que ir mirando atrás antes que al primero de cordada, al ascender por la caverna glacial. Al contrario que sucede con las efímeras cataratas, uno puede confiar en un glaciar. El hielo era de una calidad soberbia, si acaso un poco duro y quebradizo. Por suerte, íbamos bien preparados, con las herramientas de hielo y crampones bien afilados para el trayecto. Cada escalador de hielo tiene sus propias técnicas y preferencias. Escalar un terreno tan abrupto y con semejante desplome no solo requiere unas herramientas perfectamente afiladas, sino también el máximo nivel de agilidad. Cual acróbata, JungHee se balanceaba taloneando de un lado a otro, a menudo clavando sus crampones a la altura de la cabeza. En el escarpado borde del techo sus pies quedaron en el aire y se balanceó hacia arriba y hacia delante en una figura cuatro. Este complicado movimiento consiste en usar el brazo como sujeción, pasando la rodilla por encima del pliegue interno del codo. Impresionado por la fuerza y la pericia de JungHee, le seguí en su ascenso por el abrupto desplome. Tras una caída y un nuevo intento, vuelvo a caer de nuevo. Más arriba en el acantilado de Gletscherbruch, descubro una vía más larga pero con menos pendiente. Aquí sí que podría dedicarme de lleno a lo que parecía una mezcla de búlder, artes marciales y pilates. Avanzábamos hacia la tarde en una inolvidable sesión de entrenamiento. Al final del día, sumergimos nuestros doloridos antebrazos en una piscina de agua gélida a dos grados. Son raras las ocasiones en las que un agua así de fría produce tanta sensación de alivio. De vuelta a St. Moritz, nos homenajeamos con una cerveza y regeneramos nuestros doloridos músculos en la sauna para prepararnos para la siguiente aventura. Un nuevo día, un nuevo reto. Personalmente, esperaba encontrar una cascada de verdad: de un azul intenso, helada y vertical. Recordé entonces la cuenca de un valle cerca de Chur, totalmente umbría, que solía reunir las condiciones adecuadas hasta bien entrada la primavera. Nos aventuramos hacia el valle de Sertig, situado a casi 2.000 metros, esperando encontrar al menos una de las cascadas de 200 metros de altura en buenas condiciones de congelación. Nos habíamos levantado temprano para aprovechar al máximo las temperaturas más bajas. Desde el aparcamiento, nos quedamos perplejos al ver que las cinco cataratas estaban totalmente heladas. Comenzamos la caminata a través de la nieve en polvo en un precioso marco invernal en el que nuestras raquetas de nieve fueron una auténtica bendición. Las raquetas fueron toda una novedad para JungHee, aunque no sería la única de aquel viaje. Preparamos nuestro equipo, tornillos de hielo y cintas exprés, bebimos té de los termos a tragos y acto seguido nos dirigimos a la primera cascada. Empecé en

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st. moritz N

suiza

S

el primer largo. La pendiente no era muy pronunciada; tenía la inclinación justa para espabilarme y calentarme. JungHee iba detrás y en la primera reunión nos cambiamos el equipamiento. La cascada se hacía más escarpada y le tocaba a JunhgHee ser el primero de cordada. Con seguridad y destreza, abrió la mejor vía por el ahora vertical, por no decir parcialmente desplomado, hielo. Allí donde la forma natural del hielo ofrecía un buen lugar de descanso, colocaba un tornillo. En la escalada de hielo es importante saber encontrar una buena ruta, por no hablar de la capacidad de reconocer los mejores puntos para emplazar los tornillos. La escalada en hielo requiere eficiencia en los movimientos y administrar bien la energía. JungHee ejecutó una rápida secuencia de movimientos para superar los últimos e inclinados metros del largo. Aseguró dos tornillos y yo continué detrás de él. Mientras ascendía, disfruté de las vistas más abajo, de la increíble atmósfera y del hecho de que incluso con un invierno así de cálido, nos las hubiéramos arreglado para encontrar un lugar tan fantástico para escalar en hielo. Preparamos un Abalakov, un anclaje que requiere perforar un túnel en forma de V en el hielo usando dos tornillos y pasar una cuerda por el mismo. Montamos un rápel y descendimos por la vía. Me descubrí riéndome en pleno descenso al darme cuenta de lo especial que es este deporte. Mi vida pendía únicamente de la resistencia del agua helada. Llegamos a la base y atisbamos la vela, una columna parcialmente sin apoyos de casi 100 metros de altitud. Como la cascada era cilíndrica, el ascenso resultaba extremadamente expuesto. Escalando el frente de la cascada, JungHee parecía suspendido en el espacio desde mi punto de observación: una estrecha columna de hielo delante de él y, justo a su espalda, el valle. Sin embargo, no fuimos capaces de completar este largo debido a que las cálidas temperaturas habían mermado la calidad del hielo más arriba. De vuelta en tierra firme, guardamos todo el equipo, cargamos las mochilas sobre nuestras espaldas y nos pusimos en marcha por la pendiente de nieve en polvo calzados con nuestras raquetas. JungHee, que suele ser bastante reservado, no pudo reprimir un grito. “¿Qué es una fondue de queso?”, preguntó mientras nos dirigíamos al refugio junto al aparcamiento. “Queso fundido mezclado con vino blanco”, contesté, “acompañado de pan para mojar”. “¿Y con qué se come?”, replicó. “Con nada más... Ya lo verás”, dije, anticipando impaciente la cena. Disfrutamos cada bocado del humeante queso que borboteaba en la fondue. Escalar en hielo hace que se te desate el apetito. Había una cosa de la fondue de queso que a JungHee le gustaba especialmente: todos comían de la misma cazuela, igual que acostumbran a hacer en Corea del Sur. Pidió otras dos cervezas heladas. Resultó que pedir cervezas se le daba casi tan bien como escalar en hielo. El viaje estaba siendo genial. Como el invierno estaba siendo tan cálido, no esperábamos encontrar tantos lugares increíbles para escalar en hielo. Una vez más me sorprendió lo universal que puede ser el lenguaje de este deporte: JungHee y yo nos entendíamos hasta el extremo de confiar ciegamente el uno en el otro durante la escalada. Antes de regresar a casa, prometió volver a Europa para ir en busca de más hielo conmigo y, por supuesto, compartir más fondues de queso con cerveza.


St. Moritz 35

Valle de Sertig Davos, Suiza en ยกEscalada en hielo por todo lo alto! JungHee . ndido suspe hielo la vela WI 5, 100 metros de En busca del hielo por el valle de Sertig: ยกcascadas congeladas a la vista!

Glaciar de Morteratsch Mordiendo el polvo: JungHee a punto de coronar el glaciar.


Glaciar de Morteratsch

ESCALADA EN HIELO

n un pie en el aire posible: JungHee co Más escarpado im glaciar de hielo. ícil del escarpado en el tramo más dif Alexandra confiando en el viejo glaciar por encima del último tornillo de hielo.

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Fondue de queso Cena multicultural: Hambrientos escaladores de Corea y Alemania atacando una fondue de queso suizo.


TEXTO: FLORIAN SCHEIMPFLUG

St. Moritz

Igual que los pantalones Terrex Blaueis, que son tan duros en acción como suaves al contacto con la piel de las piernas. Con tres capas y un flexible pero resistente tejido softshell con corte FORMOTION® de alto rendimiento, ofrecen libertad de movimiento, protección contra el viento y el frío, y son realmente cómodos. Es imposible pedirle más a un par de pantalones cuando te aferras a una columna de hielo con los dedos de los pies y unos clavos. Y hablando de los dedos de los pies; también sufren lo suyo. Están casi todo el tiempo en contacto con el hielo. Detrás de ellos, suele haber unas inquietas pantorrillas tensadas al límite. No, la escalada en hielo no es siempre un camino de rosas, pero el subidón que produce es total. Los calcetines Terrex Allround reconfortan los pies doloridos. ¿Qué otra cosa iban a hacer si no? El tejido PrimaLoft® es más fino que la lana merina y la cachemira, y por eso es el material del que están hechos estos calcetines anatómicos que sujetan y protegen tus pies y los mantienen abrigados y secos. Con los guantes PL Ski, tus manos estarán igual de protegidas cuando uses herramientas de hielo. PL son as iniciales de PrimaLoft®, y PrimaLoft® es sinónimo de calor, algo que siempre debe acompañar los dedos de un escalador y es imprescindible cuando uno se dedica a escarbar en el hielo en su tiempo libre. Mantener la mente fría sin que se te congelen las ideas: esa es la función del gorro Knit Logo de secado rápido. Y como además necesitas tener las cosas bien claras, no olvides meter en tu mochila las gafas de sol deportivas Tycane. Gracias a su recubrimiento hidrófobo, las gotas de agua, la suciedad y el polvo no se adherirán a las lentes. Con el sistema de ventilación climacool® tendrás el campo de visión despejado por fuera y también por dentro. Ahora ya estás listo para enfrentarte al hielo, en St. Moritz o donde haga falta. El equipamiento ha sido probado para situaciones extremas de escalada en hielo aunque también es perfecto para otro tipo de actividades invernales al aire libre, con independencia del clima en el que se practiquen o de la energía que requieran.

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Meterse en una cámara frigorífica, con una sauna compacta bajo la chaqueta, es la sensación más parecida a escalar en hielo. Ahí es cuando el agua te muestra su lado más gélido, salvo que seas un escalador de hielo. Los mecanismos que regulan tu temperatura corporal se disparan. Modo: tropical deluxe. La escalada en hielo es muy exigente. La escalada en hielo es selectiva. La escalada en hielo es una combinación de esfuerzo máximo, euforia, adrenalina, miedo y fuerza de voluntad, o lo que es lo mismo, hace que suba la temperatura. En el exterior, un gigantesco carámbano respira en tu dirección todos los grados bajo cero que ha ido acumulando durante varias semanas. En medio de todo este frío, a ser posible, se intercalan capas de esperanza y ropa que permiten conseguir el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo. El aislamiento es una cosa. Expulsar la humedad otra. Lo más importante es la libertad de movimiento. La chaqueta Terrex Climaheat Ice con tecnología PrimaLoft® Down Blend reúne todas estas características. Las cámaras térmicas superpuestas rellenas de plumón de alta calidad se adaptan a las diferentes zonas del cuerpo. Así, la chaqueta se mantiene aislada. Cuando la elasticidad es esencial, entran en juego materiales elásticos y la tecnología PrimaLoft®. Todo ello, combinado con el corte FORMOTION®, te permite manejar las herramientas de hielo con libertad y estirar los brazos al máximo por encima de la cabeza sin que la parte inferior de la espalda quede al descubierto. Por eso, el corte de la chaqueta Ice es ligeramente más largo y está forrada con material Cocona® que absorbe la transpiración. No hay nada peor que tener los brazos agarrotados y estar empapado bajo la gélida sombra de una pared de hielo aún más gélida justo cuando te toca asegurar. El frío te cala los huesos y mina tu fuerza de voluntad. Por eso existe la camiseta de manga larga Terrex Icesky, que gracias al tejido climawarmTM, es el complemento perfecto que potencia aún más las funciones de la chaqueta Ice. Su diseño ajustado expulsa el sudor, preserva el calor y te ofrece la comodidad que necesitas para adaptarse a todos tus movimientos.

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01// Chaqueta Terrex Climaheat Ice 02// Camiseta de Manga Larga Terrex Icesky

03// Pantalones Terrex Blaueis 04// Guantes PL Ski 05// Gorro Knit Logo 06// Gafas de Sol Tycane


equipo talento y pasion en la norte de kangchenjunga Crónica de lo vivido durante la expedición primaveral junto a Denis Urubko, Adam Bielcki, Dimitri Sinev y Artem Braun. Por Alex Txikon.

El Kangchenjunga es una de las montañas más impresionantes del planeta. Sus dimensiones hacen que se le considere más un macizo que una montaña. Situada en el extremo Este de Nepal, en la frontera con la región india de Sikim y muy cerca también del Tibet, su vertiginoso cresterío, que se extiende hacia los cuatro puntos cardinales, posee nada menos que cinco cumbres que rebasan los 8.000 metros de altura. Su cima principal se eleva hasta los 8.586 metros para convertirse en la tercera montaña más alta del mundo. Yo la conocí en la primavera del año 2009 acompañando a Edurne Pasaban, en su reto de convertirse en la primera mujer en hollar los 14 ochomiles. Recuerdo que sus dimensiones y belleza inigualables me impresionaron como pocas en el Himalaya. La calidad de su roca es exquisita, tanto que atrevería a decir que en ninguna otra montaña se puede encontrar un granito tan compacto por encima de la cota 8.000. La primera ascensión al Kangchenjunga data de 1955 y fue protagonizada por la cordada inglesa formada por George Band y Joe Brown. Lo hicieron por la vertiente Sur, la misma que escogimos nosotros en 2009. Fui el único miembro de la expedición que no logró hollar la anhelada cima. Recuerdo con claridad que amaneció un día precioso. Pero la exigencia técnica del terreno hizo que avanzáramos muy lentamente, y se nos echó el tiempo encima. Así que hacia las tres de la tarde, a 8.500 metros de altitud, decidí parar y esperar a que mis compañeros regresaran de la cumbre. Pude casi saborearla. La expedición, no obstante, fue doblemente exitosa: en primer lugar porque todos volvimos a casa sanos y salvos, y en segundo porque Edurne Pasaban, quien más tarde se convertiría en la primera mujer en alcanzar las 14 cimas más altas de la tierra hizo cumbre. Hemos regresado al Kangchenjunga cinco años después. Sin embargo, puedo decir sin lugar a las dudas que me he encontrado con una montaña totalmente diferente, puesto que poco tiene que ver la sobrecogedora cara Norte por la que hemos apostado esta primavera, con aquella vertiente Sur que conocí y en la que podría haber jugado con un poco de ventaja un lustro después. Pero es que la pared Norte tiene un atractivo especial. Es una de las más difíciles y exigentes del Himalaya, por lo que cuenta con muy pocas ascensiones, la última databa de 1998. Los cinco integrantes que hemos batallado codo con codo durante los poco menos de dos meses que ha durado la expedición compartimos desde el principio la fascinación por este coloso hermoso y brillante (significado al que corresponde en el idioma local el nombre Kangchenjunga). Denis Urubko (Kazajistán), Adam Bielecki (Polonia), Artem Braun (Rusia), Dimitri Sinev (Rusia) y yo abandonamos Kathmandú el 11 de Abril y, tras dos duras y eternas jornadas de viaje en autobús, llegamos a Taplejung, punto de partida del trekking de aproximación al campo base. Las primeras etapas transcurren a lo largo de angostos y húmedos cañones tapizados por una densa vegetación y hermosos bosques de rododendros en flor que rodean el enfurecido río Tamur. A partir de los 3.000 metros de altura, los estrechos valles dan paso a paisajes más alpinos, dejamos atrás los pequeños pueblos nepalís y su “Namaste” de bienvenida, y encontramos a nuestro paso aldeas tibetanas en las que un “Tashi delek” es siempre más acertado. Ghunsa, bajo las faldas del magnífico Jannu, es el núcleo principal y destino de nuestro tercer día de marcha a pie.

Tras ocho jornadas caminando –con algún día de descanso entremedio– alcanzamos Panpegma: el campo base (CB), a unos 5.000 metros de altura. Lo cierto es que, contemplado desde aquí, la inmensidad del Kangchenjunga intimida. El primer amanecer en Panpegma vino acompañado por la ‘puya’, ceremonia budista de bendición a la que los locales otorgan gran importancia. Se trata, fundamentalmente, de una ofrenda a los dioses a los que se les ruega protección para nuestra actividad alpina. Para ello, junto a los dulces y las bebidas, colocamos en el mismo ‘chorten’ o altar de piedra que preside la ceremonia varios elementos del material de escalada que emplearemos. Es, sin duda, un momento emotivo al que nos sumamos todos sin excepción, siguiendo la costumbre heredada de las primeras expediciones al Himalaya. Las primeras horas en el campo base sirven para observar la ruta que seguiremos los días venideros. El camino hasta el C1 se nos antoja largo, la morrena que debemos atravesar parece infinita. Emprendemos una primera salida con intención de reconocer el terreno, del que concluiremos que no es difícil, aunque sí consta de zonas descompuestas. En una segunda salida, y tras siete horas caminando y marcando la senda, alcanzamos ya el que será nuestro campo 1. El balcón es perfecto, si no fuera porque nos obliga a descender unos 200 metros desde el CB, que a la vuelta, cuando uno regresa desde la altura y hay que subirlos, resultan muy duros. Tras varias incursiones en la montaña para aclimatar y escalados ya más de 2.000 metros de desnivel, a mediados de mayo llegan los días clave. Como ocurre habitualmente, la incertidumbre de lo que el Kangchenjunga nos deparará se adueña de nosotros. Somos conscientes de las dificultades que implica el ataque a la cumbre habiendo alcanzado sólo los 7.100 metros de altura. Y somos también perfectamente conscientes de las exigencias técnicas que vamos a encontrar por encima de esa cota. Por otro lado, el monzón acecha, puesto que, debido a su ubicación, el cambio llega antes al área del Kangchenjunga; probablemente, nos encontramos ante la última ventana de la temporada. Reunidos en el CB, acordamos una estrategia que nos lleva, tal y como hemos hecho durante la fase de aclimatación, a dividirnos en dos grupos: en primer lugar partimos el trío ‘ADA’: Adam, Dimitri y yo. Un día más tarde lo hacen Denis y Artem. Salimos el 14 de mayo hacia el C1, instalado en un gran plató a 6.000 metros de altura y tras atravesar la gran morrena. El 15 de mayo escalamos 21 largos que ya habíamos equipado hasta el collado norte, de tal manera que establecemos allí el C2 (7.050 m); esta línea nueva que trazamos entre el C1 y el C2 es, precisamente, uno de los frutos de nuestra expedición: una variante muy directa nunca antes escalada hasta el collado norte respecto a la vía original británica de 1979. Llegamos al collado norte en condiciones durísimas de viento fuerte y unas temperaturas que parecían caer en picado segundo a segundo. Una vez logramos montar la tienda, podemos descansar algo para, a las pocas horas, muy temprano, volver a recoger el campamento y emprender una nueva jornada de escalada; larga, muy larga. Aquella noche -16 de mayo- la pasamos a unos 7.250, sin llegar al objetivo previamente fijado de 7.600 metros debido a la dureza y la exigencia técnica del terreno que encontramos. El pronóstico augura una notable mejora del tiempo para el 17 de mayo. Nos alienta la sensación de que el Kangchenjunga está dispuesto a darnos una oportunidad. Así que, aún a sabiendas de que contamos con pocas probabilidades, nuestro ánimo no decae y seguimos adelante. De nuevo, salimos pronto a por el C3. Toca emplearse a fondo. Adam abre vía a lo largo de una torre de roca pasándome después el relevo para los últimos y comprometidos tres largos, uno de ellos muy expuesto, que nos conducen hasta el hombro del Kangchenjunga. Desde allí, prácticamente caminando, alcanzamos nuestro emplazamiento para la noche del 17 al 18 de Mayo, el C3 (7.600 m). El paisaje es majestuoso: los grandes Makalu, Everest y Lhotse; el vasto plató tibetano. De acuerdo a lo previsto, es precisamente este el día en que Denis y Artem nos alcanzan, de modo que volvemos a ser cinco.


Estamos cada vez más cerca, pero la cumbre parece alejarse al mismo tiempo. Trato de mantenerme activo, animar al equipo y colaborar para que la moral no decaiga. De hecho, Adam, Dimitri y yo contemplamos la posibilidad de intentar la travesía integral; es decir, ascender por la vertiente Norte y descender por la Sur, algo jamás realizado y ni tan siquiera intentado. Denis y Artem, en cambio, optan por la cara Norte también para la bajada. 18 de mayo. Día de cumbre. Abandonamos el C3 a las 04:00 con el cielo completamente estrellado y un frío helador. A pesar de que amanece pronto, aquellos primeros rayos del día no alcanzan a bañar la ruta por la que progresamos escalando y, por lo tanto, no llegan a calentarnos. Artem y Denis deciden darse la vuelta a unos 7.950 metros, donde también yo dudo. Sin embargo, Adam y Dimitri insisten en intentarlo y reanudamos la marcha. Cargando con mochilas pesadísimas en las que portamos el material para vivaquear, seguimos hacia arriba los tres, sorprendidos por las exigencias técnicas del terreno, que no perdonan y nos obligan a mantener la guardia en todo momento. Llegamos a 8.200 metros conscientes de que vamos tarde y avanzamos lentos debido a los kilos de más que llevamos a las espaldas. Debíamos haberlas dejado y renunciar a la idea de la travesía optando por lo más realista, que es llegar a la cumbre y descender por la misma vertiente Norte. Pero las cartas estaban echadas, y proseguimos con todo el equipo… hasta que a unos 8.450 metros nos damos cuenta de que cometeríamos un grave error en caso de continuar: son las 16:30, demasiado tarde. Así que, a apenas 100 metros de desnivel y escasas dos horas de la cima, rozando los 8.500 metros de altitud, decidimos descender. Parece que la historia de cinco años atrás se repite. Comenzamos a bajar. No cabe relajarse ante lo peligroso y comprometido del terreno, pero Adam resbala. Veo caer su linterna frontal, pero, “¡Oh!”, no se trata únicamente de su frontal. Es él el que cae y cae hasta desaparecer de mi vista. Nos tememos lo peor y bajamos rápidamente en su búsqueda. Afortunadamente, ha logrado pararse unos 100-150 metros más abajo, hasta donde podemos llegar casi una hora después guiados por sus gritos y la ínfima luz que emite el mechero que porta. Me asusta la grave hipotermia que sufre, pero enseguida me percato de que se siente fuerte. Tras el gran susto, exhaustos por la tensión y el esfuerzo acumulado a lo largo de tres jornadas sin apenas descanso, alcanzamos el C3. La sensación que tenemos es la de que nos hemos quedado con la miel en los labios. Las previsiones meteorológicas para el día 19 no eran tampoco malas, y finalmente Denis decide hacer un intento relámpago que le lleva a coronar el Kangchenjunga en menos de 5 horas de ascensión desde los 7.600 metros del campo 3, completando una ascensión ligera y rapidísima. Y así es como, gracias al gran trabajo conjunto, esta primavera, al igual que en 2009, el equipo logra su objetivo: hollar la cima y regresar sanos y salvos a casa. Denis nos alcanza en el descenso y hacemos noche en el C1. El 20 de mayo por la mañana llegamos al CB, prácticamente consumidos y muy cerca de nuestros límites, pero con la sensación de haber realizado una escalada de las que jamás se olvidan; pues difícilmente podré borrar de mi mente lo allí vivido: trabajo en equipo, talento y muchísima pasión.


LA TORRE SIN NOMB Carlos Suárez rinde homenaje a Darío Barrio desde la Torre sin Nombre

carlos

“Oh yeah!! La Torre Sin Nombre en el bolsillo. ¡¡¡L a escalada y el salto de una vida!!! ¡¡¡Va p or ti Darío [Barrio] c laro!!! Muc ho frío pero b ue n t i e m p o. L a c um b r e un l u ga r m á g i c o” Fac eb ook @CarlosSuarez

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EQUIPO, TALENTO Y PASIÓN En la norte del Kangchenjunga, por Alex Txikon.

Este mensaje en Facebook justo después de hacer realidad un sueño, resume un poco esta historia. Una historia con sabor agridulce. Dulce por lo conseguido y agrio por los amigos que no me pudieron acompañar. Lo que sigue no es tan importante desde luego como la pérdida de un amigo. El salto que hice este verano desde la Torre Sin Nombre no era técnicamente muy difícil, para entendernos, y bastante seguro. No es como volar con un traje de alas, es un salto de aventura. Lo que era difícil era escalar esta montaña que no era tan asequible como la Torre del Trango por la ruta normal, que era el proyecto inicial que queríamos compartir Darío Barrio, Armando del Rey y yo. La única cosa interesante es que fue el primer salto base que se hizo desde esta montaña, la Torre sin Nombre, y para ello sí que me valió mucho la experiencia de saltos como en Baffin, desde la Torre Asgard, o el Laila Peak el año pasado desde 6.100 metros. Después de una tregua con el mal tiempo, nos organizamos, José Fernández y yo, para meternos en la pared. Llevábamos varios días escalando una ruta cada vez más abandonada, la eslovena. Estaba totalmente machacado y deshidratado después de todo el día escalando, pero estos esfuerzos me hicieron recobrar todas las esencias de la escalada que andaba buscando. Quería volver a mis principios, pero aún tenía una tarea por delante. Llegamos al último vivac en el que habíamos dormido la noche antes de la cima. Se hacía de noche. No quedaban más que segundos para decidir saltar y di ese paso hacia lo incomprensible que significa empezar a volar. Me preocupaba el aterrizaje y decidí ir hacia el lago ya que el resto eran todos grandes bloques y todavía había que salir de esas montañas a tres días de aproximación del pueblo más cercano. Aterricé justo a dos metros, el salto perfecto. Entre tanta intensidad y aventura, no paraba de pensar en Darío Barrio, que tanto me enseñó a forzar siempre un poco más y que fue un ejemplo de vida en muchos aspectos.

llenaba de energía a todos los de su alrededor. No era un Tarzán de los bosques, ni Mowgli viviendo entre lobos. Pero como todo buen rebelde estaba en camino de seguir descubriéndose a sí mismo. Vivía con intensidad máxima, volando entre nubes, paredes brutales y en equilibrio constante con su traje de alas. Le llamaba el reto constante, la prueba de vida.

Sin duda bajé más rico de la cima de la Torre Sin Nombre. Desde el aire volví a ver ese doble atardecer que siempre disfrutaba en el campo base cuando el sol se escondía detrás del Uli Biaho. No podré compartir el salto con algunos amigos, sobre todo con Darío que tanto deseaba perfeccionar la escalada para llegar a estos sitios. No es que me arrepienta de lo vivido, ni de mi salto, no creo que sea el último, pero dentro de mí, algo ha cambiado para siempre.

Le apodé Dorian porque me recordaba siempre con su estilismo a ese personaje Inglés “Dorian Gray” de Oscar Wilde que nunca envejecía ante el espejo y su educación e inquietud le llevaban a ir envejeciendo el alma por dentro a medida que se enfrentaba a la vida a grandes tragos. Por eso, porque cerrarse uno a abrir puertas tiene sus consecuencias y normalmente cuanta más felicidad se consigue más sufrimiento interior conlleva.

Hace ya unos años que conocí a Darío Barrio. Fue en un avión a 4.000 metros de altura justo antes de tirarnos al vacío de vuelta a la tierra. No dejaba indiferente a nadie desde el minuto uno. Darío era un auténtico personaje rebelde, simpático, inteligente e integrado en la sociedad. Tenía una personalidad y un magnetismo que atraía a todos y una vitalidad que te envolvía y

Darío pasó por todo, por ser un empresario de mucho éxito con un restaurante de alta cocina Dassa Bassa, por ser un personaje público con sus apariciones en televisión y supo pelear con fuerza contra la crisis, que nos ha afectado a todos en este país. Darío aguantaba estoico y firme ante la situación. Dirigía todo, desde la administración, el marketing, la comunicación,


BRE EN EL BOLSILLO

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que la vida es efímera y que la precariedad de la existencia nos acompaña cada día aunque no lo sepamos. Fue especialmente después de la muerte de Manolo Chana cuando su forma de actuar cobró más fuerza. Darío a lo largo de su vida estuvo en lo más alto y en lo más bajo en cuestiones económicas sin que eso dependiera del trabajo o el empeño que uno pusiera en ello.

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Darío siempre decía dos frases con mucha verdad y que cobran un especial sentido ahora: “los que volamos sabemos por qué los pájaros cantan” y “la vida no la forman los años, sino las experiencias”. Va por ti amigo.

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Darío Barrio. Ready, set, Oh yeah!!

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En su último día, Darío me llamó como a tantos otros amigos contándome el salto que iba a hacer. Horas después, recibí una llamada de Armando. Fue directo al grano. Estaba haciéndome un zumo de naranja mientras me comentaba lo que había pasado, no quise parar como si quisiera que no me afectase, como si el tiempo tuviera que seguir corriendo como lo había hecho hasta ahora lleno de proyectos futuros… Imposible de asumir la noticia. Nos íbamos de expedición para saltar de la gran Torre del Trango en unos días. Los días siguientes fueron muy duros y pensé en no ir en muchas ocasiones pero ir a las montañas es mi vida y me llena como nada en el mundo. Sería la mejor manera de rendir homenaje a un buen amigo y sabía que él se habría enfadado mucho si no lo hubiera hecho.

01// Darío Barrio durante el encuentro del equipo de adidas Outdoor

la gestión de la cocina, los trabajadores y por supuesto el trato con los clientes. Por allí pasaron los personajes más variopintos de la escena contemporánea. Ministros, cantantes, actores, deportistas, famosos y personas anónimas. Con todos ellos tenía el mismo trato y era uno más entre ellos. Pero si algo destacaba de Darío era lo poco clasista que era, trataba de la misma manera a un ministro que a un obrero y con los que realmente se volcaba con pasión era con sus amigos de aventuras. Decidió no tener coche e iba en bicicleta a trabajar, lo cual le permitía entrenar, ahorrar y disfrutar.

en Murillo de Gállego, junio de 2013 02// Carlos Suárez y Darío Barrio en el Laila Peak, agosto de 2013 03//Foto de Mikael Helsing, de la revista Oxígeno, tomada durante el encuentro del equipo de adidas Outdoor en Murillo de Gállego, junio de 2013.

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Darío soñaba con saltar de sitios imposibles y subir un ochomil pero creo que por encima de todo ello le apetecía una verdadera vuelta a los orígenes y entablar una relación con la naturaleza de manera más comprometida, incluso viviendo en ella. “Hacer un Zoilo” solía decir en relación con la vida de un amigo de Madrid que se fue a vivir a los Picos de Europa de una manera sencilla. Lo cierto es que Darío era también un gran deportista, un buen comunicador y descubrió a través del Salto BASE su relación con la naturaleza que tenía algo abandonada desde sus tiempos con el ala delta. Fue en este punto cuando se convirtió en miembro del equipo de atletas de adidas outdoor. Con ese magnetismo, pasión y profesionalidad que le caracterizaba, consiguió que el equipo de adidas, con los que trabajaba, le trataran con mucho cariño y también fraguó una buena amistad con muchos de ellos. En adidas alabábamos su capacidad como embajador de la marca, su cocina y sobre todo su faceta deportiva, tanto con el paracaídas como con el kayak o el running. Sin duda vivió varias vidas y sobrevivía como el Barón Rampante colgando de las ramas de árboles, viendo todo desde una perspectiva diferente. Como el Barón Rampante “vivía para ideales que tampoco el mismo podía comprender”, pero “tan sólo siendo tan despiadadamente él mismo, como fue hasta su muerte, podía dar algo a todos los hombres”. Entre todo este derroche de actividad formó una familia a la que adoraba con pasión. Afrontaba cada día trabajando muchísimas horas, entrenando y con una energía no apta para cualquiera. Creo que de verdad iba tan al límite porque entendió

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“¡Alá es Grande, Alá es Grande!” La llamada al rezo resonó a lo largo y ancho de un escarpado circo en las montañas de Al Hajar. Jakob y yo nos encontrábamos en Omán para escalar una vía deportiva prácticamente desconocida cerca de la aldea de Hadash. TEXTO: READ MACADAM FOTOS: HANNES MAIR N

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Decir que el paisaje era espectacular sería quedarse corto. El risco de pizarra púrpura quedaba a la vista sobre un hombro de una gigantesca cuenca montañosa situada a 1.000 metros por encima de las planicies del fondo. Bajo nuestros pies, pistas de tierra transcurrían serpenteantes junto a cauces secos y los pequeños afloramientos rocosos de aspecto lunar parecían minúsculos contra el telón de fondo formado por picos de 2.000 metros. La llamada al rezo resonó como un testimonio de la majestuosidad del entorno. Jakob salió disparado del crux de su ruta y maldijo su mal beta. “¡Ah, eso es justo lo que debería hacer!” La ruta era definitivamente posible para él, aunque parecía absorto en otros pensamientos. En casa, su pareja había recibido noticias preocupantes sobre su salud. Su mente no estaba en el ascenso. Mi mente tampoco estaba muy centrada en la ruta; me estresaba el hecho de que mi relación con mi pareja se estuviera rompiendo. Entonces, la lluvia hizo acto de presencia y todo el país de Omán se vio envuelto en un diluvio. De vuelta en la casa de Muscat, la esencia de la libertad y la experiencia que esperábamos haber vivido aquí en Omán quedaba ahogada bajo presiones externas. Pero me estoy adelantando. Empecemos por el principio.

EL ORIGEN Como la mayoría de los buenos planes, el nuestro comenzó a forjarse al calor de una hoguera. Las ramas espinosas de una acacia muerta crepitaban incandescentes contra el tapiz del cielo omaní. Jakob había pasado los últimos diez inviernos en Omán y yo llevaba aquí desde hacía seis meses. Ambos vinimos por trabajo, pero nos quedamos por la escalada. Con sus escarpadas montañas rocosas, 1.200 kilómetros de costa y unas condiciones perfectas para la escalada, Omán desmiente todos los tópicos de un caluroso país desértico de Oriente Medio. A dos horas de Muscat, la capital, te encuentras con paredes verticales de 500 metros, vías deportivas de cinco estrellas en pueblos que parecen salidos de una película de Indiana Jones, y cauces secos sembrados de cantos rodados esculpidos por eones de crecidas de ríos. En Muscat incluso hay sitios para practicar psicobloc. El país está plagado de arriesgadas áreas de escalada, la mayoría en zonas alejadas de la civilización y del radar. Buscábamos un proyecto de escalada que solo pudiera hacerse en Omán, algo que se saliera de lo “corriente”. Ambos habíamos fantaseado con la idea de escalar la cueva del Séptimo Agujero después de haberla visitado por separado años atrás. Oscura e inmensa, era la opción perfecta. Es difícil no sentirse inspirado por sus insólitas figuras desplomadas a 110 metros de profundidad. Para nosotros era importante que la escalada fuera desde la base, usando solo la protección tradicional: sin spits, sin ensayos. ¡Una aventura en toda regla! Junto a la hoguera, aquella noche fijamos el invierno de 2013 para nuestra escalada juntos. Por desgracia, debido a imprevistos problemas personales y la semana de descanso forzoso a causa de la lluvia, comenzamos a sentir la presión de llegar allí y escalar antes de que se nos acabara el tiempo. Nuestras mentes eran un hervidero de preguntas: ¿Podría hacerse? ¿Sería el ascenso demasiado difícil? ¿Y si hubiera tanta agua que no pudiera ni intentarse?

PAISAJES LUNARES Cuando cesaron las lluvias, nos pusimos en marcha transitando por carreteras con curvas de horquilla increíblemente expuestas, dejando atrás antiguos asentamientos e incontables cabras hasta alcanzar la meseta de Selma. La carretera estaba en pésimas condiciones y condujimos a duras penas por un terreno que hubiera sido infranqueable marcha atrás. Comprometidos con nuestra causa. Al coronar la meseta, volutas de fría neblina salieron a nuestro encuentro, aunque aún podíamos divisar el intenso azul del océano Índico destellando 2.000 kilómetros más abajo. Espantamos a una bandada de buitres egipcios que levantaron el vuelo de modo inquietante sobre el paisaje. Tras ellos, ondulantes colinas rocosas aparecían salpicadas de solitarias acacias. Horas más tarde, mucho después de lo que suele ser habitual, llegamos al borde de la cueva del Séptimo Agujero. El frío y la humedad eran tonificantes cuando salimos del Jeep y nos acercamos a echar un vistazo a la cueva, nuestra base durante los dos próximos días.

EN LA CUEVA A la mañana siguiente acordamos descender rapelando. Tras la dosis prescriptiva de cafeína, estábamos preparados. Mientras descendíamos rapelando los 110 metros de cuerda, la escala resultaba indefinible mientras esperaba a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Lo primero que noté una vez en la cueva fue el brutal contraste entre claridad y oscuridad. Las rocas surgían desde las inquietantes sombras creadas por el frontal de Jakob, balanceándose hacia delante y hacia atrás como un faro en la oscuridad. La vía que habíamos previsto transcurría por algunos desplomes situados a la derecha de un gigantesco anfiteatro colgante. Miramos

READ MACADAM NACIÓ en julio de 1983 en North Vancouver, B.C., Canadá FUE miembro del equipo juvenil canadiense de escalada entre 1999 y 2001 TUVO un gato naranja y mucho más tarde un trabajo en una empresa que abandonó para dedicarse a las cosas que le apasionan en la vida ES‚ “life coach“ y ayuda a la gente a encontrar su pasión en la vida VIVE en el sultanato de Omán, la joya oculta de Arabia LE GUSTA jugar al aire libre y explorar los límites de su mente y de su cuerpo

arriba hacia la grieta peligrosamente desplomada, extasiados. ¡Qué emoción! La suerte de “piedra, papel o tijera” decidió que Jakob fuera el primero de cordada e iniciara el ascenso dejando una estela de polvo y provocando un baile de guijarros en su avance. En mis sueños la roca no estaba tan descompuesta. Cuando Jakob ya había ascendido veinte metros por la pared, le sugerí que tal vez algo de protección no vendría mal. Pero Jakob respondió lacónicamente que serviría de todo menos de ayuda; la roca era demasiado quebradiza. Jakob iba sacando las rocas, arrojándolas por encima de su hombro en su lento ascenso. Aturdido, pensé que daba la impresión de estar cogiendo fruta en el supermercado, arrojando las piezas podridas tras él a la oscuridad; los ecos reverberaban por toda la cavidad. Jakob no tardó en dar marcha atrás, volviendo a descender por la precaria y friable roca (si es que podía llamarse roca). De vuelta en suelo firme, Jakob se liberó del arnés y analizamos nuestros nulos progresos, desconcertados. Habíamos escalado un montón de roca descompuesta juntos en Omán, pero esto era harina de otro costal. “¿A lo mejor por ahí?” Dijo Jakob, sugiriendo una vía distinta. No. Veinte minutos y otro intento después nos dejamos caer, frustrados.

NUEVAS PERSPECTIVAS La atmósfera en la cueva era silenciosa y eléctrica. El aire silbaba al más mínimo ruido. Admiramos la forma en que la cueva parecía transformarse a medida que la luz recorría sus frías paredes. Al mismo tiempo, ambos advertimos una gran grieta antes oculta por una sombra e iluminada ahora por el cambio de luz. Descendía como por el cuello de una mujer dibujado en el cielo, justo hasta el borde del anfiteatro colgante. Expuesto, directo... pero, ¿sería posible? Para entonces ya se había hecho muy tarde para empezar a escalar, por lo que guardamos nuestro equipo y regresamos al campamento por la salida posterior de la cueva.

¡CONSEGUIDO! Al día siguiente, de buena mañana, descendimos nuevamente la cueva emocionados ante el potencial de esta nueva vía. La grieta estaba expuesta, custodiada por una fuerte pendiente de conglomerado friable al borde del abismo. Montamos un seguro rápido en la base. Una caída antes de colocar una buena protección podría hacer que nos precipitáramos al vacío. Esta vez era yo quien lideraba la cordada. Encendí mi linterna frontal y me puse en marcha metido en mi burbuja de luz. Sentí la pavorosa atracción del abismo bajo mis pies. ¡Qué posición tan increíble! Avancé desde la cima de la pendiente a lo largo de quebradizas rocas de conglomerado cubiertas de polvo rojizo. “Mejor que ayer”, me dije entre risas. Limpié la suciedad para descubrir la roca de manera que pudiera emplazar una cinta, para lo cual tuve que retirar una tupida tela de araña. Una araña del tamaño de mi mano apareció de la nada delante de mis narices. “¡Ufff!” Casi la pierdo. Rápidamente, mosquetoneé la cinta y continué. Poco a poco, mi confianza iba en aumento mientras colocaba otro anclaje e iniciaba mi ascenso por una sección excéntrica hacia la base de una chimenea de un cuerpo de ancho. Necesitaba alcanzar la seguridad percibida de la chimenea; una caída aquí y aterrizaría a los pies de Jakob. Ponderando y tanteando con cuidado la roca hueca, fui ascendiendo lentamente. “¡Yuuhuu!” Sin querer, lancé un grito al alcanzar la chimenea. Aunque cubierta del polvo de la cueva, la roca era sólida. Pegué mi cuerpo contra la pared e hice balance de mi situación. La chimenea ascendía serpenteante otros seis metros por encima de mí, desplomándose sobre el fondo de la cueva. “¡Qué posición tan fantástica!” Llamé a Jakob más abajo, pero la caprichosa acústica de la cueva impidió que me oyera. Por encima de mí la chimenea se estrechaba como un reloj de arena. Avancé hacia ella y en ese preciso momento el material del arnés se giró hacia mis muslos, haciendo que me quedara atascado automáticamente

JAKOB OBERHAUSER NACIÓ en enero de 1971 en Innsbruck, Austria FUE montañero ya de niño TUVO un pájaro moteado y muchos amigos escaladores ES guía profesional de montaña VIVE en Viena, donde la vida cultural convive con los Alpes LE GUSTA explorar y desarrollar nuevas facetas

con los pies colgando y las manos luchando por encontrar un punto de apoyo. El enorme excéntrico resonaba como una curiosa campanilla de viento. Mi casco rozó la pared, desplazando el frontal a un lado y dejándome a oscuras. Respirando hondo, emplacé el fisurero y deslicé el portamaterial hacia un lado. Confiando en la sujeción entre mi cuerpo y el arnés, me arrastré hacia arriba como una oruga. Me las arreglé para levantar el pie y liberarme torpemente. En cuanto coloqué el frontal nuevamente en su sitio pude ver de nuevo. Continué mi ascenso, cubierto de polvo.

DESDE LA OSCURIDAD En la primera reunión Jakob y yo nos reímos de lo absurdo de nuestra situación: dos tíos encajados en una chimenea a cuarenta y cinco metros de altura en una cueva subterránea, contemplando el negro abismo bajo nuestros pies. Sobre nuestras cabezas, el ángulo se volvía más escarpado, coronado por un techo al final del cual refulgía la luz del sol. En vista del amenazante aspecto de la pendiente volví a comprobar mi fisurero mientras Jakob se abría camino hacia la esquina de la chimenea, gruñendo mientras intentaba preparar un minúsculo puente. Una vez asegurado, se situó bajo el techo y de pronto comenzó a reírse mientras anudaba otro puente. “¡Esto es ridículo!” Desapareció momentáneamente entre la luz cegadora, antes de que su silueta volviera a reaparecer llamándome. Mientras avanzaba por el tramo, no daba crédito a lo que veía. La chimenea era tan escarpada que entre mis pies podía ver toda la base de la cueva extendiéndose por debajo. Sorprendentemente, en lugar de escalar el techo podía caminar sobre el abismo con una pierna a cada lado de la chimenea. En lo alto de la pendiente, Jakob esperaba sentado con una sonrisa de oreja a oreja, asomado al vacío. Estábamos a plena luz del día. Volví a tomar las riendas, flotando en mi ascenso por una increíble pendiente final formada por tubos de órgano hechos de calcita hueca de un tono bronce reluciente contra la arenosa y pálida caliza. Volvía a tener todos los mosquetones y fisureros en el portamaterial, aunque solo necesitaba unas pocas cintas para puentear los tubos. En lo alto del testero de tubos trepé bajo una piedra gigante incrustada en la esquina y me elevé hasta el borde de la meseta. Jakob se unió a mí y salimos al exterior, con aire triunfante y aspecto de mineros. Lo habíamos conseguido: éramos los primeros en salir de una de las asombrosas cuevas de Omán practicando escalada libre. La presión se había liberado. La experiencia en sí había sido liberadora. Bautizamos nuestra ruta como “El ascenso a la luz” Escalar desde el fondo de una cueva oscura hacia la luz era una gran metáfora de lo que la escalada representaba en nuestras vidas en general, pero el nombre parecía aún más apropiado si cabe debido a nuestras circunstancias particulares. Esta ruta nos llenó de energía para enfrentarnos a lo que estaba sucediendo en nuestras propias vidas. No podíamos haber previsto el impacto que tendría aquél ascenso, pero solo hizo falta ese momento de derrota tras nuestro primer intento en la cueva para darnos cuenta de que si nos paramos a observar dónde estamos, la luz siempre acaba apareciendo para iluminar el camino a seguir. REGRESO A HADASH Pocos días después la llamada del muecín volvió a resonar: “Alá es Grande, Alá es Grande”. Una vez más, Jakob acometía su proyecto. Esta vez ejecutaba con fluidez los minúsculos y peliagudos movimientos del crux de su ruta, mosquetoneando las cadenas de su punto rojo más difícil en muchos años. “¡Yuuuhuuuu!” Se sentía renovado y lleno de energía, al igual que yo mientras me ataba a la cuerda para emprender mi propio proyecto...

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GEOGRAFÍA

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Omán tiene una superficie de 309.500 km2 y es el tercer país más grande de la península Arábiga, en cuyo extremo suroeste se encuentra situada. Omán limita al norte con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), al oeste con Arabia Saudí y al suroeste con la República de Yemen. La península de Musandam se encuentra en una zona interesante, siendo un exclave de Omán separado por los EAU.

CLIMA La mayor parte de Omán es desierto. La temporada alta para los visitantes va de principios de noviembre a principios de marzo, mientras que la temperatura en los valles oscila entre los 20° y 25° C. En verano, las temperatura en la costa se dispara hasta los 45° C, con niveles de humedad extremadamente altos, mientras que en el interior, las temperaturas veraniegas alcanzan los 55° C, con frecuencia acompañadas de un ambiente extremadamente seco. Una excepción son las montañas de Dhofar en el extremo sur del país: gracias al monzón del sudeste asiático, el Kharif, llueve de julio a septiembre y las temperaturas rondan los 25° C, lo que hace que el paisaje sea de un verde exuberante. Terminado el Kharif, las temperaturas ascienden sin parar hasta alcanzar los 30° C en enero.

ESCALAR EN OMÁN La mayoría de las zonas de escalada del país se encuentran en la cordillera de 600 km de longitud de las montañas Al Hajar. El área se extiende desde la península de Musandam del estrecho de Hormuz hasta Ras Al Khabba (al sureste de Sur) y se accede a ella en coche de alquiler desde el aeropuerto de Muscat, a ser posible un 4x4.

Debido a la ausencia de otro tipo de alojamientos, los escaladores suelen alojarse en tiendas. Aunque no hay campings oficiales, se permite acampar en todo el país. En la guía de escalada en Omán de Jakob Oberhauser se incluye más información sobre estas zonas de acampada: “Oman”, editorial: Panico Alpinverlag (ISBN-13 978-3-95611-019-1)

MONTAÑAS DE DHOFAR 1. Montañas occidentales de Hajar Aquí, al oeste del Muscat y al este de los EAU, se encuentran las zonas de escalada más importantes de Omán. Vías deportivas como “La Gorgettes”, “Hadash” y “Kubrah Canyon”, así como las zonas de búlder “Wadi Nakhal”, “Kubrah Canyon” y “Wadi Nakhar”, se encuentran aquí, al igual que la pared de 1.000 metros de altitud de “Jabal Misht” y “Jabal Kawr” de 800 metros de altitud. 2. Montañas orientales de Al Hajar: En las montañas orientales de Al Hajar se concentran las áreas de escalada deportiva “Wadi Daykah” y “Wadi Tiwi”, con rutas de varias longitudes de recorrido parcialmente equipadas en paredes de hasta 400 metros de alto. Aquí también se encuentra la meseta de Selma que alberga el “Séptimo Agujero” 3. Montañas septentrionales de Al Hajar: Esta parte de la cordillera se encuentra en la península de Musandam y es la de más fácil acceso desde los EAU. Aquí se encuentran un gran número de rutas alpinas en paredes de hasta 600 m de altitud (información disponible en www.redarmadapublishing.com y en la guía de escalada “UAE Rock Climbing”).

Con su única ruta documentada, la montañas de Dhofar situadas al sur del país siguen siendo un territorio mayoritariamente virgen. El potencial es enorme y el paisaje único. Desde depósitos hasta rocas costeras de varios centenares de metros e impresionantes vías deportivas, el Salalah espera ser descubierto. Para llegar hay que volar a Salalah vía Muscat. Una vez allí, es posible desplazarse a casi todas partes en un turismo normal, aunque es recomendable que quienes quieran adentrarse en las arenas de Rub Al Khali o enfrentarse a algunos wadis lo hagan en un vehículo 4x4. Hay numerosos hoteles en los alrededores de Salalah y, por supuesto, también es posible acampar.

DUQM El jardín de piedra de Duqm merece una mención especial para los locos del búlder a los que no les importe tener que recorrer un largo trecho para llegar hasta allí, ni el calor que tendrán que soportar cuando lo hagan. Situado a unos 700 km de Muscat y a 400 km de Salalah, el viaje transcurre por un laberinto de bloques en el desierto de arena. No hay documentación sobre ninguno de los búlders de la zona, aunque Read Macadam, Jakob Oberhauser y Dejan Miscovits ya los han examinado.


A REINHOLD R A P L A CI E P S E G IN K K E DO DE TR adidas FABRICÓ UN CALZ A TÓRICO A SCENSO SIN OXÍGENO IS MESSNER ANTES DE SU H AL E VEREST EN 1978? TEXTO: ANDREW BISHARAT FOTOS: ARCHIVO ADIDAS

Intenta imaginar por un minuto lo que debía ser que cada experto en escalada y cada médico te dijera que, de hacerlo, tu cerebro resultaría seriamente dañado o que morirías. O intenta imaginarte en una sala llena de doctores rogándote que entiendas que esta escalada es científicamente imposible. Ahora, imagínate contestándoles que se equivocan. Imagina tener el valor de seguir adelante, sin importar lo que digan las lecturas de temperatura o los niveles de oxígeno. Imagínate escalando hacia lo imposible. “Nadie sabe si es posible subir el Everest sin oxígeno”, afirmó Messner en el campamento base. “Pero creo que en general es posible escalar el Everest sin oxígeno. Si Peter y yo seremos los primeros en conseguirlo, aún está por ver.”

Para escalar el Everest hay que atravesar la peligrosa cascada de hielo de Khumbu, en el Cwm occidental o Valle del Silencio, y subir escarpadas pendientes heladas haciendo front-pointing, bajo la amenazadora mirada de la vertiente occidental del Lhotse. Pero quizás la parte más importante de todo el ascenso empiece en el acercamiento. La caminata de diez días desde Lukla hasta el campamento base del Everest es absolutamente necesaria porque es durante este tiempo cuando el cuerpo aprende a adaptarse lentamente a la escasez de oxígeno. Si un escalador no aclimatado se limitara a llegar al campamento base en helicóptero, sufriría terribles dolores de cabeza, temblores o edema, y el ascenso habría terminado antes de empezar.

En 1978, este hecho era bien conocido. Pero lo que no se supo hasta ese año fueron las respuestas a estas preguntas: ¿Es posible llegar a la cumbre del Everest, a 8.848 metros, sin oxígeno suplementario? Y, ¿es posible regresar de la cima sin sufrir graves daños cerebrales? En 1978, Reinhold Messner, que por aquél entonces tenía 33 años, se dirigía al campamento base del Everest usando un calzado de lo más especial: unas botas ligeras de trekking de adidas. Aunque aún no las habían bautizado oficialmente, las botas representaron un revolucionario avance en el mundo del trekking. Superligeras, con suela sintética y un resistente empeine de cuero. Messner tuvo la idea de diseñar unas botas de trekking ligeras mientras entrenaba en las montañas de su Tirol natal. Sus sesiones de entrenamiento eran durísimas y en cada una de ellas incrementaba la altitud en más de 1.000 metros. Durante aquellas sesiones, Messner se dio cuenta de que con un calzado de trekking que fuera ligero y al mismo tiempo resistente durante el imprescindible acercamiento al Himalaya, podría ahorrar mucha de la energía que iba a necesitar después. A Toni Reiter, un excelente escalador en roca y experto en deportes de montaña de adidas, la idea le pareció interesante. En 1977, Raiter organizó una reunión entre Messner y Adi Dassler para hablar del diseño con más detalle. Aquel año, Messner llevó el primer prototipo de botas de trekking de adidas durante su acercamiento a la cara sur del Dhaulagiri. Messner siguió colaborando con adidas en el diseño y para 1978 las botas de trekking de la marca (que aún seguían sin tener nombre) habían evolucionado a un diseño más resistente, más ligero y de secado más rápido. También benefició el hecho de que Messner notara los pies tan ligeros durante su acercamiento al Everest en 1978, ya que sin duda en su mente pesaban las incertidumbres. Messner y su compañero de escalada desde hacía tiempo, Peter Habeler, intentaban convertirse en los primeros en llegar a la cumbre del Everest sin oxígeno. Para situar esta hazaña en su contexto histórico, es importante saber que todos los expertos coincidían en la opinión de que era imposible escalar el Everest sin oxígeno suplementario. De hecho, Messner y Habeler fueron tachados por la mayoría de “lunáticos”. Después de todo, la cima del Everest se encuentra a cinco millas por encima del nivel del mar. A esta altitud, el aire contiene apenas un tercio del oxígeno que se respira al nivel del mar. Los médicos habían estudiado las exigencias fisiológicas de la escalada a gran altitud en la década de los sesenta y habían concluido que los niveles de oxígeno en el techo del Everest eran tan bajos que solo podían sustentar a un humano en estado de reposo. Todos estaban convencidos que solo intentarlo acarrearía graves lesiones irreversibles para el cerebro e incluso la muerte.

Como todos sabemos, Messner y Habeler lograron su objetivo, pero su ascenso no estuvo exento de penalidades. Habeler enfermó a causa de una intoxación alimentaria y Messner continuó sin él. Él y otros dos sherpas continuaron el ascenso, llegando al collado sur al día siguiente. Allí quedaron atrapados en una violenta tormenta con temperaturas de -40° C y vientos de más de doscientos kilómetros por hora durante dos días enteros. Finalmente, la tormenta amainó y los escaladores regresaron al campamento base, donde descansaron hasta que se encontraron lo suficientemente recuperados como para acometer su segundo intento. Sin embargo, Habeler quería usar oxígeno. Pero Messner seguía empeñado en su objetivo inicial. Hacer cumbre no era importante para Messner. Para él, se trataba de descubrirse a sí mismo. “Hago alpinismo para conocerme a mí mismo”, dijo Messner en el campamento base. “Lo importante es explorar mis límites. Si uso oxígeno suplementario, estoy interponiendo una ayuda artificial entre las montañas y yo. Si dependo de ayudas artificiales, nunca tendré la posibilidad de conocerme realmente.” Habeler cedió, y una vez más el equipo ascendió sin botellas de oxígeno. En pocos días, se encontraban en el collado sur bordeando la “Zona de la Muerte”, la altitud a la que es imposible sostener la vida humana durante periodos prolongados de tiempo. Continuaron ascendiendo. Habeler sufría dolores de cabeza y visión doble. Apenas daba unos pasos, Messner se quedaba sin aliento. El avance era penoso, lento; cada respiración tan preciosa como la propia vida. Por encima de los 8.800 metros, solo podían avanzar tres o cuatro metros antes de desplomarse en la nieve. Así que se arrastraron. El 8 de mayo de 1978, a eso de la una de la tarde, Messner y Habeler lograron lo que todos creían imposible: culminar el Everest sin oxígeno. Sobre aquel momento, Messner escribiría más tarde: “En mi estado de abstracción espiritual, ya no me pertenezco ni a mí mismo ni a mi visión. No soy más que un pulmón estrecho y jadeante, flotando entre brumas y cumbres”. Regresaron al campamento base, sanos y salvos. Su éxito hizo que los médicos reconsideraran lo que en su día creyeron “humanamente imposible”. ¿Y qué fue de las misteriosas botas especiales de trekking? En 1979, Messner las llevó al K2. Envió una postal a adidas con el siguiente mensaje: “Hemos subido hasta los 6.200 metros con las botas de adidas. Nuevo récord de altitud (para la bota). Atentamente, R. Messner”. En 1980, regresó al Everest para completar el primer ascenso en solitario sin oxígeno. Escaló hasta los 7.000 metros por la cara norte del Everest usando las botas de adidas con clavos. Otro récord de altitud para la bota, y uno de los logros más importantes en la trayectoria de Messner. Llegada la década de los ochenta, ya había quedado más que demostrado que las botas de trekking podían soportar las condiciones más extremas. Ahora solo les faltaba un nombre. En 1983, Messner visitó Herzogenaurach y presentó las “Super Trekking” de adidas. La idea de llevar calzado ligero durante el acercamiento y de subir al techo del mundo sin oxígeno se tuvieron por imposibles en su día. Aun así, lo conseguido en unos pocos años decisivos demostró lo contrario, inspirándonos al resto a adentrarnos un poco más allá por el incómodo terreno de lo desconocido. Y, en palabras del propio Messner, “a acercarnos a las montañas no por las cumbres, sino como una forma de conocernos a nosotros mismos”.

¿SABIAS QUE...?

adidas Super Trekking | 1982

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¿SABÍAS QUE …


Todo era “Tudo Bem”, “todo bien”... Pronto aprendimos a aceptarlo y seguir la corriente

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El lugar de la felicidad TEXTO: MAYAN SMITH-GOBAT FOTOS: FRANK KRETSCHMANN

El temor recorría mis venas, mis músculos tensos como muelles, preparados para saltar al más leve toque; y aún así era vital relajarse. Luché denodadamente por calmar mi respiración y apaciguar mi mente. Me adherí levemente a la impresionante cara vertical, igual que hacía el abundante manto de pequeñas plantas carnosas que recubrían la pared dificultando la sujeción. Me encontraba a seiscientos metros del suelo, con el último tornillo fuera de la vista, al menos a diez metros bajo mis pies y sin poder ver nada aún por encima de mi cabeza. Todo tipo de situaciones asaltaban mi mente; acabábamos de saber que un miembro del otro y único equipo que había repetido esta ruta se había roto la pierna en una caída... “Mejor no pensarlo… Solo concéntrate y pon toda tu atención en el siguiente movimiento… No te pasará nada… Un movimiento cada vez… ¡No pienses en nada más!” Era el diálogo interno que se repetía incesantemente en mi cabeza. Continué ascendiendo, pese a que no había ni rastro del siguiente tornillo y estaba casi sin cuerda. Finalmente, la pendiente se hizo un poco más fácil y apareció una roca en forma de aleta. Mientras ascendía por esta vía “bienaventurada”, divisé el anclaje a apenas unos metros. Al mosquetonear la cadena suspiré aliviado, gritando “¡Te tengo, Ben!” al vacío por debajo. Mientras mi cuerpo se relajaba por primera vez en lo que me habían parecido horas, una oleada de alivio recorría mis venas para luego disolverse lentamente en una sensación de satisfacción y felicidad que irradiaba desde dentro. N

Pedra riscada

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brasil

EL VIAJE

Un día después de llegar a Brasil, Ben y yo nos encontrábamos viajando rumbo al norte, alejándonos lentamente del demencial bullicio de las calles de Río en dirección a zonas rurales remotas. Al principio, conducir era una auténtica tortura... Si los ruidosos camiones nos adelantaban bajo la amenaza constante de sacarnos de la carretera, las alocadas motocicletas avanzaban zigzagueando a toda velocidad, en medio de un denso tráfico y un estruendo de cláxones. Al parecer esta era la única norma de tráfico que obedecían sistemáticamente en Brasil, y el viaje era una aventura de extremos en el que se veían desde espantosos accidentes hasta la belleza de la serena campiña. Nuestro ánimo era un vaivén constante entre la sorpresa y el auténtico terror. Brasil tiene su propio sentido del tiempo, todo parecía tardar el doble de lo normal. El viaje de 850 kilómetros nos llevó cerca de dieciocho horas. Tras esta épica travesía en coche, llegar al pueblecito de São Jose do Divino a última hora de la noche fue como un soplo de aire fresco. La cerveza corría alegremente y todos en la ciudad se apresuraron a darnos la bienvenida como si fuéramos de la familia. Unánimemente dejamos escapar un suspiro de alivio, sintiendo una increíble sensación de satisfacción por estar inmersos en esta alegre y relajada cultura en la que todos parecían conformarse con vivir con apenas nada y disfrutar el día a día... Todo era “Tudo Bem”, “todo bien”… Pronto aprendimos a aceptarlo y a seguir la corriente. A la mañana siguiente y tras despertar con el estruendo de un megáfono, vociferando lo que parecían noticias sobre fútbol, descubrimos que São Jose está rodeada de una cantidad desorbitada de cúpulas de granito que surgen de entre los frondosos y verdes terrenos agrícolas que se encuentran por doquier. Cualquier lugar alberga un potencial increíble, aunque en este viaje nuestro objetivo era la ruta de Stefan Glowacz “El lugar de la felicidad”, una espectacular arista de 850 metros en Pedra Riscada, la cúpula de granito más importante y definitivamente “la vía” a escalar.


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La cupula de granito mas importante y definitivamente “la via” a escalar.

PRIMER INTENTO

Ben y yo iniciamos el ascenso a las 4:30 de la mañana, escalando en ensamble los seis primeros largos de cuerda del bloque de piedra negra en la oscuridad. Nos dimos cuenta de que la vía se hacía con la única ayuda del pequeño círculo de luz de nuestros frontales. Las chapas se camuflaban perfectamente en el bloque cubierto de salientes y la mayoría de las veces solo los veía cuando mis pies pasaban sobre ellos. Con las primeras luces Ben encabezó el ascenso por la primera “grieta de tierra”, trepando entre cactus, sin saber muy hacia dónde ir: escalada de aventura en toda regla. Pero después la escalada empezó a hacerse notar complicándose bastante. Tras una semana de viaje y nada de ejercicio, me sentía inestable y nervioso encabezando el ascenso por el primer largo de la grieta. Era un ascenso angosto y delicado, y en los últimos metros mi pie resbaló. Maldiciéndome a mí mismo, descendí hasta la reunión, tras lo cual ambos despachamos este largo y el siguiente rápidamente y sin más contratiempos. Cuando salíamos del diedro, el sol abrasador nos golpeó con todas sus fuerzas: estábamos a unos suaves 40° C. De repente, nuestros movimientos se volvieron más lentos, y se hacía difícil funcionar con normalidad, cuando los dos largos siguientes eran “la parte difícil”. La roca nos quemaba las yemas de los dedos, aferrarse a los afilados cristales de granito resultaba insoportablemente doloroso y pese a no ser de una dificultad extrema, el ascenso era intenso y mentalmente agotador. A cada largo las desviaciones entre chapas pasaban de grandes a enormes. A menudo la siguiente chapa ni siquiera era visible y era difícil discurrir por dónde continuaba la ruta. Cada mosquetoneo iba acompañado de una enorme sensación de alivio, aunque después había que hacer de tripas corazón para avanzar nuevamente hacia lo desconocido. Tras varios intentos, finalmente llegamos a los largos del crux (7c/7c+). El largo número once medía setenta metros, con muy

pocas chapas. Desde la última chapa hasta las cadenas, había unos terroríficos quince metros de complicado ascenso por roca cubierta de cactus, todo igual. El sol seguía siendo abrasador. Mentalmente agotados y achicharrados, habíamos apurado hasta la última gota de agua... Incluso enrollar una cuerda nos suponía un esfuerzo monumental. Nos dejamos caer deslavazados sobre nuestros arneses, mirando fijamente hacia la pared que se cernía sobre nosotros. Tras mucho deliberar decidimos retirarnos. Seguir habría sido una lucha desesperada y una prueba de resistencia al dolor. Sin embargo, la deshidratación era un riesgo real, por lo que decidimos regresar y aprovechar la oportunidad de disfrutar realmente de esta preciosa ruta. Una jornada de descanso y rehidratación no fue suficiente para recuperarnos, pero sirvió para recobrar las ganas de volver a intentarlo.

Decidimos regresar con la posibilidad de disfrutar realmente de esta bella ruta.


Sacudi el miedo de mi cabeza y continue casi arrastrandome por el vertiginoso bloque.

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UN ULTIMO EMPUJON

El ascenso por los bloques era como el día de la marmota: nos notábamos lentos y mucho peor que en nuestro primer intento. Aun así, en cuanto empezamos a subir las grietas todo empezó a ir como la seda. La magia tuvo lugar en el segundo esfuerzo. Habiendo escalado solo dos paredes grandes hasta entonces, Ben sintió la necesidad de relajarse en un lugar increíblemente expuesto. Ahora ascendía con impecable precisión y funcionábamos perfectamente como equipo, turnándonos como primeros de cuerda y ejecutando cada largo a la perfección, sin titubeos ni caídas. Escalábamos eficientemente y con la confianza interior necesaria. Esta era una de esas raras ocasiones en las que uno alcanza esa maravillosa sensación de absoluta fluidez, donde todo lo que no sea el movimiento de ascenso deja de existir. Es una sensación que siempre resulta increíble, aunque experimentarla en equipo era realmente especial. Llegamos al punto más alto de nuestra anterior escalada en torno al mediodía, sintiéndonos tan bien en comparación con entonces que nos preguntamos si no estaríamos en otra vía. Tras un breve descanso y una barrita energética, Ben volvió a ir de primero hacia lo desconocido, ascendiendo por un laberinto de salientes verticales. Todo parecía lo mismo, cada movimiento exigía tocar una docena de salientes distintos para encontrar el adecuado y, una vez más, era raro encontrar la siguiente chapa hasta que no la tenías delante. Aparentemente lo peor ya había pasado, aunque según iba pasando el tiempo nos sentíamos más cansados y deshidratados. Los siguientes largos exigieron todo de nosotros. Aunque con un grado menor de dificultad, el largo número trece fue el que más me costó... Sacudí mis rígidos antebrazos en un intento desesperado de que la sangre volviera a ellos, mientras me agarraba firmemente a


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A lo largo de la vida buscamos incesantemente la felicidad.

minúsculos fragmentos de roca. La última chapa se encontraba a varios metros bajo mis pies y la siguiente, a poco más de dos metros a mi izquierda, parecía muy difícil de alcanzar. Tenía los brazos a punto de claudicar y los pies insoportablemente doloridos de llevarlos embutidos todo el día en los pies de gato. Sin embargo, tras hacer acopio de las pocas fuerzas que me quedaban, di un amplio paso a la izquierda, crucé hasta una sujeción que era un simple trozo de roca vertical y, totalmente entregado, me lancé hacia el siguiente soporte reuniendo toda la fuerza de voluntad que me quedaba. Milagrosamente, funcionó... Sujeté el soporte, mosquetoneé rápidamente la chapa y traté de recomponerme para continuar el ascenso hacia la arista técnica. Una vez chapada la cadena dejé caer mi peso sobre el arnés, agotado pero increíblemente contento. La pura determinación y el saber que esta era mi única oportunidad eran lo único que me había ayudado a conseguirlo. Fue un momento increíble... Ben y yo éramos el equipo perfecto, machacando una vía espectacular en un entorno irreal: setecientos metros de roca extendiéndose bajo nosotros, cactus creciendo por toda la pared vertical e incontables cúpulas que surgían a mucha distancia por debajo de nuestros pies. Fue un momento de auténtica felicidad. Cuando Ben me alcanzó, una tormenta tropical pasó sobre nosotros. Nos agarramos a los arneses como muñecas de trapo, nuestro cuerpos volviéndose rápidamente rígidos y exánimes, observando las cataratas precipitándose por las rocas y ansiosos por que la lluvia amainara pronto... Diez minutos se convirtieron en media hora y nos dimos cuenta de que la luz del día se iba apagando. Así que tan pronto como la lluvia cedió un poco, Ben cogió el toro por los cuernos, dirigiéndose hacia la roca mojada. Una vez más, el largo era terrorífico. Pero dejándose llevar por la corriente, Ben ascendió con confianza y lo que parecía una cara interminable no tardó en convertirse en una placa. Con los últimos rayos de luz, acometí el último largo de la placa de grado cinco, escalando cuidadosamente sin ver una sola chapa. En varias ocasiones, el más leve roce de los salientes, del tamaño de una pelota, hacía que se precipitaran rebotando por la placa cerca de Ben. Sacudí el miedo de mi cabeza y continué ascendiendo casi arrastrándome por la placa inclinada... veinte metros se convirtieron en treinta, luego en cuarenta, y seguía sin haber rastro de chapas, anclajes ni nada parecido.

La oscuridad se abría paso rápidamente, no había ninguna ruta definida a seguir y por propia experiencia con la placa de más abajo sabía que encontrar chapas iba a ser casi imposible; a un solo metro de distancia se volvían invisibles. El cielo nocturno estaba limpio de estrellas y apenas divisábamos nubes bajas cargadas de lluvia sobre lo alto de Pedra Riscada. Ben y yo nos encontrábamos en una situación peligrosa: un movimiento en falso me haría caer en picado sesenta metros por debajo del anclaje y la amenaza de lluvia presagiaba el desastre. Así que cuando encontré un punto donde fijar la cinta, Ben y yo decidimos que el riesgo de ascender los últimos cincuenta o sesenta metros de la placa, que pese a tener muy poca dificultad eran bastante peligrosos, no compensaba la ganancia de chapar las cadenas. Las consecuencias de no encontrar nada en la placa eran demasiado graves. Ambos estábamos muy contentos de cómo nos había ido aquél día; habíamos escalado cada largo con el mejor estilo posible y no queríamos echarlo a perder, ni arriesgarnos a sufrir una posible lesión e incluso a morir forzándonos a ir más allá del anclaje. Aunque no habíamos chapado las cadenas, nos sentimos satisfechos de haber escalado la vía y de haber encontrado la corriente y la felicidad en el proceso. Y pese a todo, en los días posteriores surgieron dudas que amenazaron con arruinar un logro tan especial... “¿Realmente habíamos escalado esta vía?” No haber chapado la cadena implicaba que técnicamente no habíamos escalado “El lugar de la felicidad” ... Y aún así lo habíamos hecho, sencillamente nos perdimos en una placa por la que prácticamente podíamos subir caminando. No era una vía deportiva: escalar una gran pared es totalmente distinto, pero eran nuestras vidas las que estaban en juego. Las dudas nos mantenían en vela por la noche... ¿Dónde está el punto medio entre el orgullo y querer contar a nuestros amigos, frente a unas cervezas, que habíamos pulverizado la ruta, y la estupidez?, y ¿Realmente escalamos por nuestra propia felicidad o porque queremos que el mundo conozca nuestros logros?

Y por fin llegamos a una conclusion... A lo largo de la vida buscamos incesantemente la felicidad... La escalada es el camino que tanto Ben como yo hemos encontrado para alcanzarla y para ampliar nuestros horizontes. “El lugar de la felicidad” fue un ascenso que nos obligó a buscar en nuestro interior, a conocernos a nosotros mismos y el uno al otro, a enfrentarnos a nuestros temores y crecer como personas y, a través de este proceso, crear nuestro propio lugar de felicidad interior. Echando la vista atrás, más que el hecho de chapar la cadena, lo que cuenta es el camino que nos conduce a ella. Y el nuestro fue un camino increíble. Así que por lo que a mí respecta, ¡lo conseguimos!


textO: Mike Mandl FOTO: michael meisl

rápido y en marcha

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Ascensos rápidos, montañas cubiertas de nieve, descenso alpino...tienes 1.000 opciones a tu alcance. Las rutas de esquí te ofrecen una sensación de libertad total. La misma libertad que debe proporcionarte el equipo que llevas puesto. Tu cuerpo necesita espacio para moverse, protección contra el viento y el tiempo, una óptima gestión de la humedad y aislamiento. Solo así practicar deporte en invierno se convierte en una experiencia sin límites. Esa es la idea en la que se basa la colección adidas Fast Ski Touring. Tecnología y confort se combinan a la perfección en la camiseta de manga larga Terrex Icesky, una capa intermedia que te mantiene seca y abrigada. El chaleco Terrex Skyclimb con aislamiento PrimaLoft® en los paneles frontales puede ser utilizado en descansos

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50 textO: Mike Mandl FOTO: michael meisl

un gran rendimiento para los exploradores más pequeños Las hojas propias del otoño cubren el paisaje nublado y en tan solo unas noches, los montículos de nieve pasarán a ser montañas de nieve que acabarán convirtiéndose en castillos. Ya sea con el rocío de la mañana, la lluvia de noviembre o bajo las temperaturas del Ártico, los más pequeños siempre quieren vivir nuevas aventuras o practicar deporte al aire libre y no queremos que ni su imaginación ni sus pequeños pies queden helados. Por eso hemos diseñado la colección adidas Kids. En plena batalla invernal, la chaqueta Superhero tiene las de ganar gracias a la tecnología climaheatTM de su tejido con aislamiento patentado PrimaLoft® Silver Down Blend. Por si acaso el frío manda refuerzos, abriga a los chicos con la sudadera polar Fleece que los mantendrá a salvo gracias

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textO: Mike Mandl

Entre un 80 y un 90 por ciento de la información que nos llega del exterior lo hace a través de la vista. Por eso, poder ver con claridad es a la hora de practicar deporte. Si aún no lo crees, prueba a recorrer una pista con obstáculos con los ojos cerrados, ¡verás qué bien lo pasas! Ver es mucho más que centrar la vista en algo. Igual de importante que enfocar bien es tener una correcta percepción espacial, contraste, visión periférica, campo de visión dinámico y mucho más. Cuando practicamos deporte, utilizamos todos nuestros canales de percepción visual: necesitamos orientación para movernos, conocer nuestra posición en el espacio con respecto a los demás elementos que nos rodean, reconocer y anticiparnos a posibles fuentes de riesgo, tanto estáticas como dinámicas, así como mantener una visión global y una perspectiva correcta. Ese es el caso, por ejemplo, de cuando practicamos escalada: ¿Cuánto queda para la siguiente parada? ¿Dónde está el siguiente punto de apoyo? ¿Dónde podremos poner la siguiente protección? ¿A dónde nos lleva la ruta? ¿Cómo cuelga la cuerda? ¿Cómo va a evolucionar el tiempo? ¿Qué ha sido ese impacto que he visto de reojo? ¿Una roca? ¡Ten cuidado! ¡Peligro! Nuestros ojos nos muestran el camino. Son como un radar de 360º. Tener una visión perfecta es ser capaz de reaccionar rápidamente, estar siempre seguro, actuar de manera proactiva más que reactiva, cansarse menos, exponerse a menos riesgos o accidentes. Nuestra vista nos proporciona constantemente información acerca del exterior. Sin esta información, estaríamos muy limitados a la hora de practicar deporte. La fórmula es sencilla: ver mejor es ser mejor. Aun así, muchos atletas infravaloran la importancia de una buena visión y protección ocular. Nuestros ojos son sensibles y están expuestos a un riesgo constante. No hay que subestimar el daño que nos pueden causar los rayos. De hecho, pueden causarnos daños permanentes en la conjuntiva y en la córnea, afectando a nuestra vista. El viento, el polvo y la sequedad del aire también pueden afectar negativamente a los ojos. Unos ojos afectados se cansan antes. Tener los ojos fatigados puede perjudicar nuestra concentración. Y una menor concentración puede afectar negativamente a todo nuestro sistema. Nos volvemos más vulnerables. Rendimos menos. De ahí que unas lentes deportivas altamente funcionales sean una parte indispensable del equipo deportivo. Son vitales. Las especificaciones que deben cumplir estas son bastante altas. Ahora bien, esto no quiere decir que estas especificaciones sean realmente obligatorias, algo que ha querido estudiar de más cerca el optometrista británico Nick Dash. Nick es especialista en visión deportiva y ha revisado la vista a muchos deportistas de todo el mundo desde el punto de vista de la percepción visual en lo que concierne a las actividades deportivas. En un reciente estudio, Nick analizó una gama de lentes deportivas, poniéndolas a prueba durante todo un año. POR EL RABILLO DEL OJO No todo lo importante sucede justo delante de nuestros ojos. Algunas veces, los detalles más importantes se sitúan a un lado. De eso trata la visión periférica, por ejemplo. Sucede cuando la percepción visual se sitúa fuera de la zona de enfoque del ojo. En pocas palabras: es lo que vemos por el rabillo del ojo aunque estemos mirando al frente. Resulta que es bastante importante. La trascendencia de la visión periférica radica especialmente en la localización de objetos cuando es el campo de visión el que se encarga de identificarlos. Dicho de otro modo: la localización de objetos periféricos trata de filtrar una estructura, lo cual resulta relevante en ese momento o para la actividad actual, independientemente del entorno más o menos específico. Es así como creamos una referencia para orientarnos en nuestros actos. Cuando estamos practicando un deporte, esta cuestión se vuelve esencial, tal y como nos confirma el escalador profesional y experimentado guía de montaña, Michael Lerjen, de Zermatt: “Necesito un campo de visión lo más amplio posible, sobre todo cuando estoy escalando. Necesito mantener el contacto visual con mis compañeros de escalada o con el grupo que estoy guiando en la montaña. Me encuentro, por tanto, en una situación de gran responsabilidad y necesito por ende estar preparado para lo que pueda suceder. Tengo también que escanear a mi alrededor en busca de puntos de agarre, apoyo y posibles peligros. Y cuanto menos tenga que mover la cabeza, mejor. Cada movimiento añadido supone un mayor esfuerzo que me puede desestabilizar o dejar en una situación delicada. Con un campo de visión reducido, tendremos que esforzarnos más. Ello se debe a que nuestros ojos y nuestra cabeza están en continuo movimiento mientras practicamos deporte. Por norma general, cada tres segundos realizamos un giro de 70º a cada lado. Se trata del campo de visión situado a derecha e izquierda por encima de los hombros. Las lentes de montañismo profesional, como las antiguas gafas protectoras para glaciares cubiertas por los laterales implican aún más movimiento. Con ellas tienes que mover aún más la cabeza para ver lo mismo que sin gafas, o con unas que potencien la visión periférica. Esos movimientos adicionales implican un mayor gasto de energía. Cada vez que tienes que girar seis kilos -el peso medio de la cabeza- de un lado a otro, tu equilibrio puede verse afectado. Es algo sutil, pero hay que tener en cuenta que nos encontramos en un muro con un agarre ultrafino, puede que al final de un día largo y agotador, y esto puede tener un efecto indeseable. Una buena protección ocular debe permitirte, por

tanto, un campo de visión lo más amplio posible al tiempo que te protege del exceso de luz. He aquí el reto técnico. La prueba llevada a cabo por Nick Dash reveló que las lentes tycane pro outdoor son las únicas que encuentran el equilibrio perfecto entre una protección lateral adecuada y un campo amplio de percepción. Las gafas tycane pro outdoor permiten una visión lateral periférica de 114º desde un punto de vista estático, lo que implica 16º más que las segundas mejores lentes del test. Este campo de visión se obtiene gracias a los 10 filtros perfectamente ajustados de las tycane pro outdoor. Al girar la cabeza 70º a cada lado, las tycane pro outdoor te ofrecen 360º grados de visión, es decir, una visión total. La mejor gafa entre los competidores ofrecía, según reveló el test, 336º de visión, dejando un ángulo muerto de 24º a menos que rotes los hombros o la parte superior de tu cuerpo para ver a tus espaldas. Una limitación, ésta, que puede ser muy notable a largo plazo. Por el contrario, una visión completa implica: 1. Que gastamos menos energía al hacer deporte, ya que controlamos mejor nuestro alrededor gracias a la visión periférica. 2. Que tenemos una mayor estabilidad ya que necesitamos menos movimientos de cabeza que nos provocan desequilibrio. 3. Mayor seguridad y rendimiento. MENOS SAL Y MÁS ESPUMA Michael Lerjen tiene 26 años. Pero sus ojos le doblan la edad. En primer lugar porque ya han visto mucho mundo gracias a las numerosas actividades de montañismo en las que ha participado. Por ejemplo, el ascenso a todas las cimas de 4.000 m de los Alpes. Así como la conquista del Nanga Parbat en el Himalaya. Y en segundo lugar, porque pasar tiempo en la montaña implica un gran desgaste para los ojos. Nick Dash descubrió que los ojos de Michael mostraban importantes signos de pinguécula. Como otros muchos términos médicos provenientes del latín, suena más dramático de lo que realmente es. Se trata de una degeneración común de la conjuntiva que se manifiesta como una mancha amarilla en la fisura del párpado, algo a lo que son bastante susceptibles los deportistas de outdoor. Demasiados rayos UV, sí, lo sabemos. A eso hay que añadir una gran sequedad, algo de lo que pocos son conscientes. Viento, calor, sudor: cuando practicamos deporte perdemos mucho líquido. Y del mismo modo lo hacen nuestros ojos; una pérdida de líquido que podemos medir según el grado de salinidad de la lágrima. Y eso es lo que hizo Nick Dash. Cada mañana. Y cada noche. Y entre una medición y otra, una actividad intensa con diferentes lentes de protección. Cuanto más deshidratado está el ojo, más salada estará la lágrima, apunta Nick. Se registró un grado de salinidad extremo al utilizar lentes sin protección lateral, una salinidad crítica. Con las tycane pro outdoor, el valor registrado fue mucho mejor por la noche que por la mañana. Pero, ¿por qué? Por la almohadilla de espuma integrada en su estructura. Esta no solo impide que los rayos UV penetren por los lados, sino que también protege los ojos protegidos del viento y las partículas de polvo, evitando que se deshidraten mientras practicas deporte. Las tycane pro outdoor hacen el mismo trabajo que las gafas de esquí, incluidas por Nick también en el test. Y es que no hay mejor protección contra la deshidratación. Ni contra la radiación UV. ATRACTIVO A LA VISTA Mirar al sol sin ningún tipo de filtro puede causar un gran daño a los ojos en cuestión de segundos o minutos. Un efecto dañino que sufrieron en persona los que presenciaron el eclipse parcial de Alemania en 1912. Más de 3.000 personas han experimentado cambios en su visión y alrededor de un diez por ciento de deterioro en la misma. Por supuesto que no todo el mundo mira directamente al sol y para el próximo eclipse aún queda mucho. No obstante, cuando practicamos deporte al aire libre, el efecto de los rayos se magnifica y su reflejo puede dañar los ojos de forma similar. La nieve, por ejemplo, refleja de un 80 a un 95 por ciento de luz, mientras que la vegetación solo refleja un 6 por ciento. El agua y la roca reflejan un porcentaje intermedio, pero dependiendo del ángulo de incidencia del sol, pueden alcanzar niveles que se asemejan a los de la nieve. Además, la intensidad de los rayos del sol incrementa hasta un 16 por ciento por cada 1.000 metros de altura. Los deportes de montaña presentan, por tanto, un gran riesgo para la vista. Las personas que se encuentran expuestas constantemente a esos niveles de luz cuentan con un 30 a 40 por ciento de conjuntiva relacionada con la edad, así como cambios en la córnea debido a los daños provocados por los rayos UV. La córnea absorbe mayormente rayos UV-C y UV-B y las lentes absorben ambos. De forma casi imperceptible, la radiación restante alcanza la retina, en particular el punto de mayor enfoque, la mácula. Por si fuera poco, con 18 años nuestros ojos ya sufren un 80 por ciento del daño total de rayos UV, principalmente porque los ojos de los niños son más sensibles a la luz del sol, y en segundo lugar, porque es más difícil convencerles para que lleven gafas. De ahí la necesidad de una protección integral frente a la luz del sol. La protección ocular necesaria en los deportes de riesgo debe comprender filtros de gran calidad, así como una protección lateral lo suficientemente efectiva. Nick Dash quiso investigar esto también. El resultado: de todas las lentes sometidas a prueba, solo las tycane pro outdoor ofrecían una protección ocular de confianza. Algo que también dejó claro el test es que el estilo de lente no depende de la profesión. Ello se debe a que no importa si estás en la montaña, en el agua o en la playa; en la mayoría de los casos, la luz proviene de los lados y se refleja en el ojo por la parte interior de la lente. Lo que a todas luces debes evitar es la combinación fatal de gafas de sol no profesionales, lentes de contacto y un glaciar. Las lentes de contacto secan igualmente el ojo, que queda más vulnerable al daño de los rayos UV. El mensaje es claro: hay que llevar las tycane pro outdoor en todo momento y lugar. ¿Por qué no? ¿Quién dijo que lo funcional no puede tener estilo?

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Una de las partes más importantes de tu equipo deportivo para las actividades al aire libre son, sin duda, las gafas. Al menos eso opina el optometrista de reconocido prestigio internacional, Nick Dash: la visión periférica y general son elementos clave que afectan al rendimiento deportivo. Los ojos también necesitan protección, y no solo frente a los rayos UV. Muy pocas lentes cumplen con estos requisitos. Una de las que sí los cumplen son las tycane pro outdoor.

SELECCIÓN ESPECIAL

una visión funcional a los ojos de la ciencia


TEXTO: CHRISTIAN PENNING FOTOS: BRUNO PETRONI

BIENVENIDO, YANNICK GLATTHARD

Los deportes de montaña son una forma de vida para la gente de Meiringen, Suiza. En este crisol alpino, la gente vive, respira, suda y sangra por la montaña. De ahí que Yannick Glattard, residente allí, sea ya con 16 años un experto deportista todoterreno, con importantes logros en competiciones de esquí fuera de pista, escalada en hielo y bouldering.

Por ejemplo, con apenas tres meses de entrenamiento, Yannick obtuvo el décimo puesto en la Copa del Mundo de escalada en hielo de Saas Fee, ha estado dos veces entre los diez mejores del Freeride World Tour de esquí fuera de pista y es considerado por muchos uno de los mejores escaladores de búlder y alpinistas de Suiza. Y no nos olvidemos de que Yannick es tan solo un adolescente, eso sí, que lleva la escalada en la sangre: su abuelo fundó la primera escuela de escalada del mundo y entrenó al gran sherpa Tenzing Norgay, quien completara el primer ascenso al Monte Everest con Edmund Hillary en 1953. Nos hemos sentado con Yannick para preguntarle por su pasado, su presente y lo que le espera en el futuro.

PARECES MUY MADURO Y DECIDIDO PARA TU EDAD. ¿CÓMO TE DESCRIBIRÍAS? Cuando tenía 12 años, pasé una semana escalando en Chamonix con un amigo. Acampamos allí. He tenido que defenderme por mí mismo en más de una ocasión. Así es como te conoces realmente. Me describiría como una persona en sintonía con la naturaleza. Muy introvertido.

HEMOS VISTO EN TU PÁGINA DE FACEBOOK QUE HAS SEÑALADO A BOB MARLEY COMO UNO DE TUS MÚSICOS FAVORITOS. ¿ES TU MODELO A SEGUIR? BIENVENIDO

Su estilo de vida es demasiado relajado, ¡nada que ver conmigo! Pero me gusta su música, sobre todo para escucharla cuando he de concentrarme para competir. No me suelo poner nervioso. Antes de empezar, me pierdo en mis pensamientos, que normalmente están lejos, en la montaña. Es entonces cuando necesito música. Sin música, me faltaría algo.

¿QUÉ SUELES HACER LOS FINES DE SEMANA? ¡Irme a la montaña! En primavera e invierno suelo esquiar fuera de pista o hacer esquí alpino. Lo que más me gusta es descubrir nuevos territorios.

¿CÓMO ENTRENAS? No me gusta mucho la palabra “entrenamiento”. Yo simplemente voy a escalar. Me dejo llevar por la intuición.

¿Y QUÉ TE PARECE ESCALAR EN LA MONTAÑA, TE LLAMA MÁS? Escalar en el gimnasio y en roca es totalmente diferente. La escalada deportiva tiene que ver más con la fuerza, no importa si estás distraído o no estás centrado en lo que estás haciendo. La montaña es diferente. Ahí fuera no puedes dejarte llevar. Se necesita mucho control y fuerza mental.

¿CÓMO TE PREPARAS MENTALMENTE? No es algo que ocurra de la noche a la mañana. Se requiere mucha experiencia en roca. Intento escalar todo lo que puedo a un nivel en el que me sienta seguro. Si se vuelve demasiado peligroso, respiro lenta y profundamente. Eso me calma.

¿A QUÉ TIENES MIEDO?

Hay una canción tirolesa llamada “Steinmandli Jutz”. Se trata de una melodía muy solemne, casi de ceremonia. Refleja muy bien cómo me siento cuando estoy en la montaña.

¿QUÉ SIGNIFICA LA FAMILIA PARA TI?

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¿QUÉ CANCIÓN TRANSMITE MÁS FIELMENTE LO QUE SIENTES POR LAS MONTAÑAS?

Mi mayor miedo no es morir en la montaña. Lo peor para mí sería sufrir una lesión que me apartara de la escalada. Pero estoy acostumbrado a tratar con lesiones. De niño era mucho más temerario, llegué a fracturarme el cráneo cuando tenía un año y posteriormente me rompí algunos huesos.

TUS LOGROS DE ESCALADA SON IMPRESIONANTES. ¿ASPIRAS A SER COMO CHRIS SHARMA? ÉL ES TAMBIÉN UNO DE TUS FAVORITOS EN FACEBOOK.

Un hogar, el lugar donde me cobijo y alimento por las noches. Y donde sé que se preocupan por mí y están ahí cuando no me siento bien.

La verdad es que no, tampoco es mi estilo de vida. Obviamente, estaría guay escalar un 9b. Pero si no lo logro, no pasa nada. Estar al aire libre, en la montaña, conquistando cimas, esa es mi verdadera pasión. Soy montañero. Escalar rocas no es lo más importante. Es la montaña lo que me hace más feliz, no el gimnasio.

¿CÓMO CREES QUE SERÁ DE IMPORTANTE LA ESCALADA PARA TI EN 10 AÑOS?

¿QUÉ ES LO QUE TE MOTIVA ENTONCES A PARTICIPAR EN COMPETICIONES DE ESCALADA?

¿CON QUÉ MONTAÑAS SUEÑAS? ¿QUÉ TE LLAMA LA ATENCIÓN?

Me gusta medirme con los demás y ver qué tipo de entrenamiento es el más efectivo. Además, es increíble el tipo de gente que conoces en las competiciones. En ellas he hecho grandes amigos con los que emprender futuros proyectos de escalada.

¿CÓMO ES UN DÍA NORMAL DE ESCALADA? La verdad es que es muy diferente de lo que la gente suele pensar. Me levanto a las 5:30 y para las 6:15 ya estoy en mi lugar de trabajo. Actualmente trabajo como aprendiz de carpintero. Trabajo hasta las 6 de la tarde y después voy a entrenar. Me encanta el trabajo. Hace que tenga un buen nivel físico y fuerza, y me mantiene con los pies en la tierra. Solía entrenar demasiado.

Tendré 26 años. Una vez termine mis prácticas como carpintero quiero empezar a entrenarme como guía de montaña. Cuando lo logre, me gustaría llevar a cabo un par de proyectos al tiempo que trabajo como guía. En una escala del 1 al 10, escalar está en el número 9.

Todo, ¡salvo el Everest! Preferiría escalar la cara norte de las Grandes Jorasses. Me gustan las rutas que exigen mucho técnicamente. Escalar en invierno, por ejemplo en la Patagonia o el Himalaya, sería todo un sueño para mí. O quizá escalar una gran pared en Groenlandia.

¿TE VES PRACTICANDO OTRO DEPORTE CON LA MISMA INTENSIDAD QUE EL MONTAÑISMO? Comencé a escalar en roca cuando tenía 5 años, así que desconozco otro estilo de vida. No sé lo que sería la vida sin la escalada.


BREVES TEXTO: JAKOB SCHWEIGHOFER FOTOS: DEAN POTTER, HANNES HUCH, DANI MORENO, TOKE BRØDSGAARD, SCOTT NOY, BEAT KAMMERLANDER

1. ALEX LUGER Y BABSI ZANGERL

4. ALBERTO “BETO” ROCASOLANO

6. Anastasiya Kuzmina

8. Gimme Kraft

El último ascenso de Alex Luger tuvo lugar el 13 de febrero de 2014 y fue una vía 8b+ denominada “Psychogramm” situada en Bürser Platte, Vorarlberg, Austria. Sin duda el nombre perfecto para este ascenso, una ruta que implicó escalar una grieta tan fina que solo permitía un equipo de lo más tradicional y, sobre todo, muy escaso. Una vía excepcional, que a día de hoy se encuentra entre los logros de Alex Luger. Un mes después, Babsi Zangerl logró algo similar al convertirse en la primera mujer en escalar la infame y famosa “Prinzip Hoffnung” 8b+ Trad. En palabras de Barbara: “Me alegra haber puesto todo mi empeño y esfuerzo en recorrer esta hermosa vía tan singular.”

Damos la bienvenida a Alberto Rocasolano “Beto” como uno de los representantes de Boulder más relevantes con un futuro internacional más que prometedor. El único escalador de Boulder en España con tres 8c´s en su haber y con gran proyección profesional. Destaca por su gran motivación, simpatía y humildad.

El 9 de febrero de 2014, la rusa Anastasiya Kuzmina obtuvo el oro en el Biathlon Sprint de 7,5 km de los Juegos Olímpicos de Sochi, Rusia. Ya de vuelta en Eslovaquia, Anastasiya fue recibida con honores de heroína. Dos meses después de su logro en Sochi, fue invitada a formar parte de una de las carreras de larga distancia más exigentes del mundo: la “Carrera del Círculo Ártico” en Groenlandia. En tres días, los atletas debían recorrer con esquís de travesía los 160 km que transcurren por el desierto helado de Groenlandia. Pasaron la noche en tiendas con una temperatura exterior de -40º. Después de tres días, Anastasiya Kuzmina acabó segunda en su carrera. “Siempre recordaré el bonito paisaje y la calidez humana de las gentes del lugar, seguro que vuelvo pronto”, dijo una agotada Anatasiya, encantada de haberlo logrado.

¡Dame potencia! Se necesita una gran fuerza para escalar, y los entrenadores Dicki Korb y Patrick Matros saben cómo conseguirla. adidas Outdoor ha estado apoyándoles desde principios de año, unos meses en los que se han centrado en ganar masa muscular y mejorar su estado físico general. Ambos poseen un gran conocimiento de su fuerza, y así lo dejan claro en su libro “Gimme Kraft!” (¡Dame fuerza!). Ambos entrenadores trabajan con deportistas de adidas como Sasha Digiulian, Mayan Smith-Gobat y Mélissa Le Nevé para que sean aún mejores.

3. Juan “Juanito” Oiarzabal El hombre que ha conquistado cimas de 8.000 metros en 26 ocasiones. Estamos deseando poder compartir proyectos e historias emocionantes juntos.

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facebook.com/adidasoutdoor

adidas ROCKSTARS 19 - 20/09/2014 PORSCHE ARENA, STUTTGART (ALE) Música al servicio del deporte. ¡Es hora de moverse al ritmo de la música este otoño! Las Rockstars de adidas te invitan a un exclusivo evento de bouldering en el Porsche Arena de Stuttgart. Una banda de rock supone el vínculo perfecto entre la energía que desprenden los espectadores y los deportistas. Regístrate online y gánate tu título de estrella en el evento de GORE TEX Be a Rockstar para poder asistir a la famosa competición de adidas Rockstars. adidas-rockstars.com

7. Dean Potter Dean Potter vive con su novia, Jen, y su perra australiana, Whisper, en el Parque Nacional de Yosemite, en California. Para esta pequeña familia, no hay mayor disfrute que pasar tiempo juntos haciendo senderismo, escalada, y últimamente, también volando con traje de alas. El pasado otoño, Dean saltó desde la cima del Mushroom, en la montaña suiza de Eiger, con la ayuda de un arnés especial para hombre y perro, llevando consigo a Whisper. Todo aquel que conoce a Dean sabe que ama a Whisper por encima de todas las cosas, por eso quería compartir estos momentos de gran intensidad con su mascota también. “Cuando los perros vuelan”, es el último reportaje de Dean. Te ofrecemos un avance del vídeo en el canal de YouTube de adidas Outdoor: www.youtube.com/watch?v=rPx0vQWW4nA

Nuestro empleado Francois Kern prosigue su aventura, esta vez en una expedición de esquí a la isla de Baffin. Al volver, compartió con nosotros algunas de sus emocionantes historias e impresiones vividas al otro lado del planeta. ¡Estamos encantados de tener a Francois de vuelta en nuestro equipo!

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instagram.com/adidasoutdoor

9. Francois Kern

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SICKLINE

02 - 04/10/2014 ÖTZTAL-ÖTZTAL ARCHE, WELLENBRÜCKE (AUSTRIA) Por séptima vez consecutiva, el campeonato del mundo de kayak extremo adidas Sickline tiene lugar en el mítico Wellenbrücke en Ötzal, en el tirol austríaco. Junto con Sam Sutton, la crème de la crème del mundo del kayak se congrega en este paraje para competir por la corona Kayak. Los aficionados a este deporte están igualmente invitados a esta competición. Regístrate en: adidas-sickline.com

BREVES

Además de concentrar el mayor número de fábricas de cerveza del mundo, Franconia, en el sur de Alemania, es un imán para gourmets y amantes de la cocina. Sin embargo, sus atractivos van realmente más allá de la cerveza y la comida. Miles de alpinistas acuden a esta región en busca de las rocas con formas fantasiosas que inundan sus bosques. No nos sorprende, por tanto, que la escaladora francesa Mélissa Le Nevé no pudiera resistirse ante el imponente Jura de Franconia. Mélissa demostró su clase al convertirse en la primera mujer en ascender el gran “Wallstreet” 8c en la torre Krottensee, 27 años después de que fuera coronado por primera vez por Wolfgang Güllich. Wallstreet fue el primer 8c en el mundo. “Fue muy especial poder escalar uno de los hitos de la historia del alpinismo”, dice ella. La sed de aventura de Mélissa no cesa, por lo que planea volver a la región del monte Jura muy pronto.

El alpinismo es sinónimo de creatividad, libertad, visión, táctica, riesgo, coraje, rendimiento y sobre todo, trabajo en equipo y amistad. A mediados de mayo de 2014, cinco amigos protagonizaron una historia en Kangchenjunga, Nepal, que es todo un ejemplo de estos valores. Los amigos en cuestión son Alex Txikon del País Vasco, Dmitri Sinev y Adam Bielecki de Polonia, Artem Braun de Rusia y Denis Urubko de Kazajstán. Los cinco alpinistas abrieron una alternativa a la primera vía recorrida en 1979 por el legendario trío británico formado por Boardman, Tasker y Scott por la cara noroeste del Kangchenjunga. En cuatro días, los cinco escaladores, divididos en dos equipos, ascendieron al campamento situado a 7.600 metros a pesar del fuerte viento, el terreno helado y las empinadas pendientes de roca que tuvieron que afrontar. El 18 de mayo, a las 2 de la mañana, comenzaron su osado ascenso a la cima. A los 7.850 metros, Urubko y Braun decidieron regresar. Txikon, Bielecki y Sinev continuaron pese a lo arriesgado del terreno, pendiente y helado, alcanzando los 8.500 metros a las 4 de la tarde; demasiado tarde. Bielecki se dio cuenta de lo grave de la situación y sugirió el descenso. “Nos salvó la vida”, dice Txikon. En el descenso, Bielecki resbaló y milagrosamente consiguió detenerse a unos 100 metros de distancia. Exhaustos, llegaron al campamento situado a 7.250 metros, donde fueron recibidos por Urubko y Braun. Txikon mostró síntomas iniciales de congelación, de modo que el equipo decidió descender al día siguiente. Tan solo Denis Urubko se enfrentó a la difícil decisión. Quería intentarlo de nuevo a la luz del día. “Me prometí a mí mismo, con todas mis fuerzas, que no cometería ningún error y lo intentaría”, dijo Urubko. A las 9:40 de la mañana siguiente, tras solo 4 horas y media de escalada, coronó la cima de 8.586 metros del Kangchenjunga con un sol espléndido y sin señales de viento alguno. Consiguió volver al campamento 1 el mismo día, lanzándose a los brazos de sus amigos con estas palabras: “Gracias, chicos, ¡nunca habría sido posible sin vosotros!”

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2. mélissa le nevé

5. Alex Txikon

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adidas.com/outdoor/magazine


#M38974 #M38976 #M38975

#F95377

#F95376 #M34916

Chaqueta Terrex Climaheat Ice #M38973

Chaqueta Terrex Icefeather #F95378

Cortavientos Terrex GTX® Active Shell

Con el sistema adidas climaheatTM, no hay lugar para la humedad y el frío. Su relleno PrimaLoft® Down Blend y sus paneles de gran elasticidad en los laterales y en la parte superior de la espalda te proporcionan un confort y calidez excepcionales, además de un aislamiento adicional. Forro parcialmente de tejido Cocona® para una gestión óptima de la humedad. Capucha totalmente ajustable para una mayor protección frente a las condiciones climatológicas.

Confeccionada con tejido GORE-TEX® Pro Shell, esta chaqueta está totalmente equipada para practicar deportes de montaña en invierno y es perfecta para hacer frente a las condiciones meteorológicas extremas. Pensada para una máxima resistencia y transpirabilidad, su diseño FORMOTION® ofrece un rendimiento óptimo y mayor libertad de movimiento.

Su ligero tejido GORE-TEX® Active Shell te protege en cualquier condición meteorológica a la vez que proporciona máxima transpirabilidad y ocupa muy poco espacio. Esta chaqueta incorpora la tecnología FORMOTION® que te da mayor libertad de movimiento y presenta una capucha ajustable que te cubre incluso si llevas casco.

€ 500,00

€ 300,00

€ 300,00

#F95294 #F95292 #F95291 #M34944

#F95391 #G80354 #F95390

#F95384

Chaqueta Terrex Swift Climaheat Frost

Chaqueta Terrex Ndosphere

Chaqueta con capucha Terrex Korum #F95382

#F95293

#M34917

#F95375

#F95383

El sistema adidas climaheatTM con tecnología PrimaLoft® Down Blend de esta chaqueta crea un agradable microclima. La chaqueta te protege del frío helador y de la lluvia gracias a su pluma sintética de gran calidad, resistente al agua y al viento, así como al tejido exterior de ripstop transpirable e impermeable.

Chaqueta de última generación con PrimaLoft® de 80 gramos con inserciones laterales acolchadas y elásticas y un diseño FORMOTION® para garantizar una máxima libertad de movimiento. Su forro de Cocona® te proporciona un excelente control de la humedad.

Esta chaqueta de plumón ligero resulta muy fácil de compactar para ganar espacio. Presenta un relleno de pluma de ganso de alta calidad 90/10 con fill power de 700+. Está confeccionada con tejido antidesgarro ripstop y diseño FORMOTION® para un rendimiento óptimo mientras te mueves.

€ 200,00

€ 200,00

€ 260,00

#F95379 #F95380 #M34929

#F95400 #G80579

#F95752

Camiseta de manga larga Terrex Icesky #F95381

Chaqueta polar Terrex Stockhorn

Chaleco Terrex Skyclimb

Esta camiseta interior de manga larga está confeccionada con tejido climawarm™ que garantiza una gran comodidad, aleja la humedad del cuerpo y ofrece aislamiento térmico. Su diseño FORMOTION® proporciona un ajuste a medida mientras practicas deporte al aire libre.

Su tejido polar Cocona® con carbón activo te ofrece una óptima gestión de la humedad. Su tecnología FORMOTION® permite un alto rendimiento y confort cuando estás en movimiento. El tejido Pontetorto® Tecnostretch te proporciona un aislamiento perfecto frente a la humedad y un ajuste a medida.

Presenta zonas de gran aislamiento con PrimaLoft® cubiertas con un ligero tejido de nylon para mantener tu temperatura corporal incluso en condiciones de lluvia y un diseño FORMOTION®que te permite un alto rendimiento y libertad de movimiento.

€ 80,00

€ 130,00

€ 100,00

#F95399

#F95398

PRODUCTOS HOMBRE 54

Pantalón Terrex Skyclimb

Pantalones Terrex Swift AllSeason

#F94628

Este pantalón está confeccionado con un tejido Soft Shell que te protege del mal tiempo a la vez que te proporciona gran transpirabilidad y un ajuste elástico. La tecnología híbrida Body-Mapped combina tejidos de distinta clase para las zonas clave de sudor y calor del cuerpo. Presenta dobladillos ajustables en la parte inferior que se adaptan a las botas de esquí. Su diseño FORMOTION® te proporciona un rendimiento óptimo, comodidad y gran libertad de movimiento.

#W66822

Pantalón resistente y atlético para practicar deportes de montaña durante todo el año. Cómodo y confeccionado en un tejido Soft Shell resistente al agua y al viento para protegerte de las inclemencias del tiempo. € 110,00

€ 180,00

Terrex Conrax Climaheat #M18553

Terrex Fastshell Climaheat #M22758

Terrex Scope GTX® #G97255

Esta bota es una pasada. Esta bota combina una protección climaproof® con aislamiento PrimaLoft® para una calidez óptima incluso en condiciones de humedad. Goma Continental con tacos en relieve para un mayor agarre en superficies de hielo y nieve.

Esta zapatilla de media caña, diseño deportivo y tejido softshell presenta goma Continental de gran agarre, aislamiento PrimaLoft® y costuras selladas para una mayor impermeabilidad. Sistema de lazada con detalle protector por encima de los cordones. Inserción de ADIPRENE® en el talón para una mayor comodidad y absorción de impactos.

Zapatilla de aproximación para rutas alpinas, con suela de goma STEALTH que te proporciona una adherencia excepcional en cualquier superficie. Incorpora una membrana GORE-TEX® y sujeción ADIPRENE® para un mayor confort.

€ 170,00

€ 140,00

€ 140,00

#M22757

#M17464

#M21213

#M17411

climaheat

#Q21439

climaheat

Terrex Solo #M22269

Terrex Swift R GTX® #G97260

Esta zapatilla ligera de aproximación incorpora la nueva suela de goma STEALTH que te proporciona un rendimiento sin precedentes y una adherencia excepcional. El dibujo estriado de la suela desaparece en la zona lisa de la puntera. Inserción de ADIPRENE® en el talón para una mayor comodidad y absorción de impactos. Parte superior de malla resistente al desgaste para una mayor durabilidad.

Zapatilla de montaña ligera y transpirable con la que puedes ir a gran velocidad. Incorpora una membrana impermeable GORE-TEX®, tecnología de amortiguación ADIPRENE® y una suela con tecnología TRAXION™ para una adherencia excepcional incluso sobre terrenos mojados.

AX 2 Mid GTX® #M17483 Estabilidad y protección en una bota de montaña muy versátil. Su membrana de GORE-TEX® protege tus pies del frío y te ofrece total transpirabilidad. Suela con tecnología TRAXION™ para una adherencia excelente sobre cualquier superficie. € 110,00

€ 120,00

€ 120,00

#M22270

#M22244

#M17390

AX 2 #D67192 Zapatilla de montaña muy polivalente, con paneles de malla transpirable que te ayudan a controlar el calor. Puntera sintética que te ofrece mayor resistencia al desgaste. Incorpora una plantilla moldeada que aporta mayor comodidad y una suela con tecnología TRAXION™ para una adherencia excelente sobre cualquier superficie. € 73,00

#M17477

#D67191

#M17389

#Q34271


#F96092 #M34722 #M34288 #F96090 #M34721

Chaqueta Terrex Icefeather #F88640

Cortavientos Terrex GTX Active Shell #G89783

Chaqueta Terrex Swift Climaheat Frost #F96091

Confeccionada con tejido GORE-TEX® Pro Shell, esta chaqueta está totalmente equipada para practicar deportes de montaña en invierno y es perfecta para hacer frente a las condiciones meteorológicas. Pensada para una máxima resistencia y transpirabilidad, su diseño FORMOTION® ofrece un rendimiento óptimo y mayor libertad de movimiento.

Su ligero tejido GORE-TEX® Active Shell te protege en cualquier condición meteorológica a la vez que proporciona máxima transpirabilidad y ocupa muy poco espacio. Esta chaqueta incorpora la tecnología FORMOTION® que te da mayor libertad de movimiento y presenta una capucha ajustable que te cubre incluso si llevas casco.

El sistema adidas climaheatTM con tecnología PrimaLoft® Down Blend de esta chaqueta crea un agradable microclima. La chaqueta te protege del frío helado y de la lluvia gracias a su pluma sintética de gran calidad, resistente al agua y al viento, así como al tejido exterior de ripstop transpirable e impermeable.

€ 300,00

€ 500,00

€ 200,00

#F88645 #M34710

#F88692 #F88690 #G88502

#F88652 #F88654

Chaqueta con capucha Terrex Korum #F88646

Chaqueta con capucha Terrex Swift PrimaLoft #F88691

Chaqueta polar Terrex Stockhorn #F88653

Esta chaqueta de plumón ligero resulta muy fácil de compactar para ganar espacio. Presenta un relleno de pluma de ganso de alta calidad 90/10 con fill power de 700+. Está confeccionada con tejido antidesgarro ripstop y diseño FORMOTION® para un rendimiento óptimo mientras te mueves.

Perfecta para cuando hace más frío, esta chaqueta incorpora tejido PrimaLoft® de 100 gramos con aislamiento para conservar el calor incluso en condiciones de humedad. La capucha se puede comprimir y ajustar.

Su tejido polar Cocona® con carbón activo te ofrece una óptima gestión de la humedad. Su tecnología FORMOTION® permite un alto rendimiento y confort cuando estás en movimiento. El tejido Pontetorto® Tecnostretch te proporciona un aislamiento perfecto frente a la humedad y un ajuste a medida.

€ 170,00

€ 260,00

€ 130,00

#F88642 #F88643 #F88641

#G89543

#F88592

Camiseta de manga larga Terrex Icesky #M60067

Camiseta de manga larga y cuello redondo Terrex Swift #G89543

Chaleco Terrex Skyclimb #F88593

Esta camiseta interior de manga larga está confeccionada con tejido climawarm™ que garantiza una gran comodidad, aleja la humedad del cuerpo y ofrece aislamiento térmico. Su diseño FORMOTION® proporciona un ajuste a medida mientras practicas deporte al aire libre.

Esta chaqueta polar Cocona® con carbón activo y tejido ligero climalite® para una gestión óptima de la humedad. La tecnología Polygiene® Odor Resistant te proporciona una protección permanente contra el olor.

Presenta zonas de gran aislamiento con PrimaLoft® cubiertas con un ligero tejido de nylon para mantener tu temperatura corporal incluso en condiciones de lluvia y un diseño FORMOTION® que te permite un alto rendimiento y libertad de movimiento.

€ 50,00

€ 100,00

PRODUCTOS MUJER

€ 80,00

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climalite

Pantalón Terrex Skyclimb #G89784 Este pantalón está confeccionado con un tejido Soft Shell que te protege del mal tiempo a la vez que te proporciona gran transpirabilidad y un ajuste elástico. La tecnología híbrida Body-Mapped combina tejidos de distinta clase para las zonas clave de sudor y calor del cuerpo. Presenta dobladillos ajustables en la parte inferior que se adaptan a las botas de esquí. Su diseño FORMOTION® te proporciona un rendimiento óptimo, comodidad y gran libertad de movimiento. € 180,00

Terrex Fast R Mid GTX® #G64507

Terrex Fast R GTX® #G64506

Terrex Fast X GTX® #M17384

Bota de montaña de media caña que te ofrece mayor protección y ligereza. Cuenta con una suela de goma Continental con tecnología TRAXION™ para proporcionarte una estabilidad excepcional sobre superficies secas y mojadas. La membrana de GORE-TEX® proporciona una transpirabilidad resistente al agua. Estructura 3D FORMOTION® que reduce la fuerza del impacto y te proporciona una mayor comodidad en los descensos de terrenos escarpados. Tecnología de amortiguación ADIPRENE®+ en el talón. Resistencia específica para mujer.

Una zapatilla ligera para practicar senderismo. Suela de goma Continental con tecnología TRAXION™ para una adherencia óptima sobre cualquier terreno. Membrana GORE-TEX® impermeable y transpirable. Tecnología de amortiguación ADIPRENE®+ en el talón y estructura 3D FORMOTION® que te proporciona mayor estabilidad y control. Resistencia específica para mujer.

Zapatilla técnica de montaña, con una suela de goma Continental con tecnología TRAXION™ que te ofrece una adherencia muy fiable en cualquier superficie. Membrana de GORE-TEX® impermeable y transpirable. Incorpora la tecnología de amortiguación ADIPRENE®+ en el talón y una unidad 3D FORMOTION® que reduce la fuerza del impacto y te proporciona mayor comodidad en los descensos de terrenos escarpados. Horma específicamente diseñada para la forma del pie femenino que te ofrece un ajuste perfecto.

€ 150,00

€ 180,00

€ 140,00

#G97922

Terrex Scope GTX® #G97929

Terrex Solo #M22271

Terrex Swift R GTX® #M17391

Zapatilla de aproximación para rutas alpinas, con suela de goma STEALTH que te proporciona una adherencia excepcional, especialmente en superficies mojadas y rocosas. Incorpora una membrana de GORE-TEX® y sujeción ADIPRENE® para un mayor confort. La tecnología TRAXION™ aporta mayor estabilidad y adherencia en terrenos montañosos. Ajuste específico para mujer.

Zapatilla ligera de aproximación, incorpora la suela de goma STEALTH que te proporciona un rendimiento sin precedentes y una adherencia excepcional. El dibujo estriado de la suela desaparece en la zona lisa de la puntera. Inserción de adiPRENE® en el talón para una mayor comodidad y absorción de impactos. Ajuste específico para mujer.

Zapatilla de montaña ligera y transpirable con la que puedes ir a gran velocidad. Incorpora una membrana impermeable GORE-TEX®, tecnología de amortiguación ADIPRENE®+ en el talón y una suela con tecnología TRAXION™ para una adherencia excepcional en cualquier superficie. Resistencia específica para mujer.

€ 140,00

€ 120,00

€ 120,00

#Q21882

AX 2 Mid GTX® #M17484

AX 2 GTX® #M22935

Estabilidad y protección en una bota de montaña muy versátil. Su membrana de GORE-TEX® protege tus pies del frío y te ofrece total transpirabilidad. Suela con tecnología TRAXION™ para una adherencia excelente sobre cualquier superficie. Su horma proporciona un ajuste específico para el pie femenino.

Zapatilla de montaña muy polivalente, con membrana de GORE-TEX® transpirable que te ayuda a controlar el calor y mantiene tus pies secos. Puntera sintética que te ofrece mayor resistencia al desgaste. Presenta una cómoda plantilla moldeada y una horma diseñada específicamente para la forma del pie femenino.

€ 110,00

#D66497

€ 105,00

#M17481


magazine adidas Outdoor Andalucía AlMA GAIA

C/ Maestro Cebrián, 5 23009 / JAEN www.almagaia.es 953228282

DEPORTES DIAGONAL Av/ Blas Infante, 10 04006 / ALMERIA www.dpdiagonal.com 950228576

LA SENDA

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Aragón BARRABES

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Castilla la Mancha

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TRAIL AND CLIMB

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Canarias LECHA TRAIL

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VERTIGO SPORT TENERIFE

Baleares FORACORDA

Comunidad Valenciana

C/ Santiago Beyro, 21 / Local 11 38010 / TENERIFE 922200015

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DEPORTES CORDOBA C/San Agustin, 13 24001 / LEÓN 987229876

EN FORMA

Av/ Cardenal Taberas, 4 05600 / AVILA www.enformadeportes.com 920340429

Castilla y León SUMMIT

C/ Carmen Salles, 2 09006 / BURGOS www.tiendasummit.com 947065080

Cantabria

Cataluña

EL RINCÓN DE LA MONTAÑA

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C/ Obispo, 2 39570 / POTES www.rincondepotes.com 942732155

TRAVESSA

País Vasco

C/ Galileu, 64 08028 / BARCELONA 934914998

ARALAR KIROLAK C/ Lascoraín, 7 20400 / TOLOSA 943654916

La Rioja

ATXARTE MENDIKO DENDA

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Poligono Raposal, 61 26580 / ARNEDO www.maspormenos.es 941387260

Madrid GR10 TRAIL RUNNING C/ Guadarrama, 2-4 BIS 28411 / MORALZARZAL www.gr10trail.com 918427280

Navarra IRABIA INTERSPORT

Galeria Comercial Leclerc, s/n 31191 / PAMPLONA 948290588

Plaza Santa Ana, s/n 48200 / DURANGO www.atxartemendikodenda.com 946550455

IBAIMENDI

C/ Navarra, 23 20120 / HERNANI www.ibaimendi.com 943333724

LANDHER

Plaza San Anton, 3 01002 / VITORIA www.landher.net 945286800

LUR

C/ Fernández del Campo, 33 48010 / BILBAO 944104701

C/ Mossen Bellpuig, 14 A 43500 / TORTOSA 977442091

EDICIÓN outdoor magazine y catálogo de productos otoño-invierno 2014 catálogo oficial de adidas Outdoor con contenido editorial de adidas AG. la revista Outdoor magazine es una publicación bianual. Publicado por adidas AG World of Sports Adi-Dassler-Straße 1 91074 Herzogenaurach (Alemania). Concepto y realización bøa! agentur gmbh Fotos Timeline Production, Jakob Schweighofer, Michael Meisl, Frank Kretschmann, Hannes Mair, Ray Demski, Peter Untermaierhofer Texto Mike Mandl, Flo Scheimpflug, Reinhold Messner, Jakob Schweighofer, Andrew Bisharat, Christian Penning Creación de textos y traducción inglesa WordWorks y Andrew Bisharat Todos los datos están sujetos a modificaciones y no se proporciona garantía alguna al respecto. A excepción de los errores de maquetación e imprenta. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción y copia. © 2014 adidas AG. adidas, el logotipo de las 3 bandas y los distintivos de marca de las tres bandas son marcas comerciales registradas del Grupo adidas.

Los llamados “Ragni di Lecco” (“arañas de Lecco”) forman el prestigioso club de alpinismo italiano Ragni della Grignetta. Son los artífices de una larga lista de éxitos internacionales que se remonta a más de 60 años. Entre sus filas encontramos a grandes héroes del pasado como Cassin y Casimiro Ferrari y a nombres destacados de la actualidad como Matteo Della Bordella y Fabio Palma. No solo han abierto numerosas rutas, sino que gozan de un gran prestigio internacional.

DAV Summit Club GmbH es la escuela de alpinismo de la Asociación Alpina Alemana, que organiza viajes especiales para montañismo activo y vacaciones culturales por todo el mundo. Fue fundada en 1957 y actualmente es una de las principales escuelas de alpinismo del mundo.

La Escuela Alpina Zugspitze es una asociación de guías alpinos con sede en la montaña más alta de Alemania. La gran profesionalidad de sus integrantes se pone de manifiesto en sus entrenamientos y en las expediciones que ofrecen. Entre ellos destacan veteranos escaladores con valiosos conocimientos y otros más jóvenes, siempre al día gracias a actividades de formación continua en diversas asociaciones alpinas y expediciones con clientes, a los que no solo acompañan a la Zugspitze.

El Centro Alpino Zermatt, fundado en 1894, es una asociación suiza que puede presumir de un largo historial de éxitos en sus más de 100 años. Más de 60 guías profesionales de montaña en el Centro Alpino Zermatt confían en los productos adidas outdoor desde la primavera de 2011.


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