Juan Villoro Edición 67

Page 1


Adrián Maldonado

Dirección General y Editor

Rubén Márquez

Dirección Audiovisual

Araceli Ramos Correctora

Selene Ruíz Maquillaje

Ricci Fuentes Stylist

Redacción: Adrián Ruíz / Luis Ortiz / Andretti Miranda / Andrea Vela / Daniel Triana / Araceli Ramos / Fernanda Cabrera / Jorge Solís / Amanda Ramírez / Tatiana Shvaliova / Ezra Alcázar / Javier Luna Boker / Diana Ávila / Pedro Catorce Rubén Márquez y Mariana Bermejo Fotografía The Javis Contreras Effect Ilustración Vania Lecuona Silva Diseño Editorial / Ilustración

Revista Vicio



PESADO


Trainspotting 2 Veinte años después de abandonar a sus amigos y huir a otro país con el dinero, Mark Renton (Ewan McGregor) se atreve a visitar su ciudad natal, Edimburgo. se de los amigos de su adolescencia, Sick Boy (Johny Lee Miller) se gana tampoco tiene muchos remordila vida grabando y extorsionando mientos. Es que la vida —en Edimcon los trapos sucios de los clienburgo o afuera de esa ciudad—, es tes de su amiga búlgara Veronika la misma: llena de la imposibilidad (Anjela Nedyalkova). Begbie (Rode sueños deshechos por el tiempo bert Carlyle) está en la cárcel, de perdido al que no se puede regrela cual se escapa y encuentra que sar. Y el persola vida afuera ha naje inteligente y cambiado. Spud Danny Boyle esperó veinte años para hacer la seastuto de Mark (Ewen Bremner) gunda parte de una obra lo entiende, y por decide suicidars revolucionaria sobre los eso regresa a su después de inproblemas morales de los ciudad cuando se fructuosos intenadolescentes perdidos. da cuenta de que tos de dejar la la vida se ha esheroína. Todos, tancado y que las únicas personas menos Spud, quieren venganza y realmente cercanas son aquellas a no se alegran por ver a Mark, esla que él había traicionado en su pecialmente cuando notan que él juventud. casi no ha envejecido como ellos, Danny Boyle esperó veinte años sino que solamente ha madurado. para hacer la segunda parte de Pero Mark no regresa para burlaruna obra revolucionaria sobre los

Revista Vicio · Abril · 2017

Por Tatiana Shvaliova


problemas morales de los adolescentes perdidos. “T2”, al revés, no dice nada nuevo: los personajes siguen siendo los mismos, con la única diferencia de que son adultos y tienen problemas de adultos, problemas que la edad no ayuda en resolver. Es por eso que los personajes tienen tantos ataques de nostalgia, por eso el espectador ve tantos flashbacks (muy bien acomodados en la película), que se representan como fantasmas de lo incumplido, como esos trenes que le dan nombre a la película, que pasan zumbando y ¡bam! ya no están. Mark, como sus amigos, se encuentra en el mismo punto en que estaba hace 20 años, un punto de confusión y falta de comprensión para el siguiente paso. Claro, que la obra no podría prescindir sin el famoso monólogo de Mark “Choose life”, que suena a media película y ya no trata de la vida aburrida de la clase media, sino de los medios de la sociedad consumista, de las redes sociales —que podría interesar sólo a los iniciados en “Instagram” o “Facebook”. Esa parte no suena como debería (o como sonaba en la película anterior), pero tal vez porque en “T2” Mark ya no es el portavoz, es un filósofo sin mucha moralidad con ideas interesantes para robar a la chica que le gusta a su amigo. El cronista de la gene-

ración es Spud que, en búsqueda de otro sentido en su vida, se pone a escribir. La línea de ese personaje — convirtiéndose en un escritor— es la más interesante porque representa una conexión entre la primera parte de la historia y su continuación, explicando algunos momentos de “Trainspotting” de 1995. ¿Vale la pena ver la película en el cine? Sí, y por varias razones. Por el sentido de humor británico que te hace forzar la memoria y recordar los monólogos de los personajes, por las estafas mostradas que no dejarán indiferentes a los que son fans de Guy Ritchie —especialmente de las películas “Lock, Stock and Two Smoking Barrels” y “Snatch: cerdos y diamantes”, que tratan de las estafas de los 90. “T2”, además, destaca por un magnífico soundtrack, excelente labor del operador Anthony Dod Mantle y por un escenario bien construido, en donde los héroes principales no pierden su individualidad y no les encontramos en las oficinas de guantes blancos. Ah, y por la oportunidad de ver a los viejos amigos que no podemos perder.


“Es mucho más chido vivir que escribir” -Alejandro Carrillo Por: Ezra Alcázar

Ganadora del Premio de Literatura Random House Mauricio Achar, Adiós a Dylan es la primera novela del joven escritor Alejandro Carrillo.

La historia se abrirá paso con la escena inicial donde Sara acaba de terminar a Omar y por su

Fotografía: Mariana Bermejo/ Postproducción: Amanda Ramírez

cabeza, además de Sara sólo pasan canciones de Bob Dylan. A lo largo de la novela las canciones del Premio Nobel de Literatura 2016, acompañarán al autor de Adiós a Dylan para dibujar cada capítulo de la historia y contestar así a la pregunta de siempre: “How does it feel to be own your own, like a complete unknown, like a rolling stone?”.

Revista Vicio · Abril · 2017

En ella se cuenta la historia de Omar, un joven de 19 años que fanático de Bob Dylan, un día conoce a Sara, quien además de llamarse igual que la primera esposa del autor de “Blowing in the wind”, es lectora de los escritores de la generación beat, y vuelve loco a Omar.


La Revista Vicio entrevistó a Alejandro Carrillo para conocer acerca de su novela Adiós a Dylan.

Revista Vicio · Abril · 2017

V. Decían de Juan Carlos Onetti que padecía de “literatosis”, un síndrome donde toda la vida la veía en función de novela, como ficción. Háblame de Omar (el personaje principal), que todo lo ve como una canción de Dylan. A. C. Pienso que más que en canciones, lo hace todo el tiempo en historias. Él quiere vivir dentro de una historia, quiere sentir que es protagonista de una historia épica. Una historia como las que a él le gusta leer, cercana a los beats: sórdidas, de barrios bajos, como lo que él considera como


estéticamente hermoso. Él todo el tiempo está queriendo transformar todo, mover las piezas para sentir que está pasando algo interesante en su vida, y que eso es una historia ruda como las que a él le gustan. V. ¿Cómo es eso contigo, vives en novelas?

Revista Vicio · Abril · 2017

A. C. Es lo que más tengo en común con el personaje, yo hacía todo el tiempo eso a esa edad, llevado a extremos. En ese momento yo siempre quise ser escritor, pero justo como a los 19 o 20 me fui a vivir a Barcelona y escribía todo el tiempo, todo el día, pero de un modo muy enfermizo, porque más bien quería vivir para tener experiencias para escribir, como hace Omar también en varias partes. Dice “tal vez sí debería probar el pegamento porque pues eso me va a dar material para escribir sobre eso en algún día, cuando ya lo pueda procesar…” Y eso hacía yo, me metía en situaciones muy riesgosas, de barrios bajos y putas, y cosas de ese tipo porque decía “tengo que absorber esto si quiero ser escritor”. Entonces, más que vivir, me interesaba escribir, eventualmente –por suerte—me peleé con esa visión que creo que es bastante enferma. Es mucho más chido vivir que escribir. Me peleé con eso y dejé de escribir como seis años, justo como a los 27 empecé a retomarlo, pero ya desde otra manera. Ahora me siento mucho más libre de no ver la vida así porque es un peso. Contemplarte desde afuera no te permite estar presente realmente, sino que te ves como una cámara que te mira desde arriba y eres como el personaje, pero eso te desprende del momento y te hace sufrir a final de cuentas.


V. Ricardo Piglia hablaba de cómo era necesario desprenderse de las cosas, historizar el presente, y verlo en tercera persona para poder reflexionarlo bien. ¿Es, esta forma de ver la vida desde una perspectiva alejada una constante en la forma de ver la vida de un escritor? A. C. Sí, pienso que es eso. Pero no lo comparto ya, y no creo que deba ser así. Alejarte te sirve después para verlo desde arriba porque te puede descubrir cosas verlo desde arriba. Pero en el momento presente no, porque es como sacarte de la realidad, volverte ficción, y eso trae muchos problemas de muchos tipos, principalmente sufrimiento. Siempre que te despegas del presente y no estás ahí, eso se transforma de uno y otro modo en sufrimiento. V. ¿Y el vivir así, como en novela, además de los sufrimientos es literariamente fecundo? Tú que has vivido de las dos formas, ¿qué es lo que te funciona mejor? A. C. Yo creo que funciona mejor vivir, vivir sin pensar en escribir. Eventualmente vas a escribir de eso aunque no sea la intención, pero es algo menos artificioso, menos dirigido; la vida se filtra, y lo que sea necesario escribir se va a escribir. La visión que yo tengo de la literatura es, como dice mi maestro, que una novela, una canción, no es más que la huella de un proceso interno resuelto. El lector y todos no vemos más que la huella. No es que uno diga “A ver, qué quiero escribir, y voy a vivir esto para escribirlo”, es al revés. Vives, algo de la vida te duele, no puedes resolverlo y entonces tratas de iluminarlo. V. ¿Tu forma de ver la literatura es una forma de analizar tu propia vida? A. C. Más que analizarla, alumbrarla. Análisis me trae la palabra mente y cerebro, creo que es algo que va más allá, es


“..me metía en situaciones muy riesgosas, de barrios bajos y putas, y cosas de ese tipo porque decía ‘tengo que absorber esto si quiero ser escritor’”


como una revelación. Es justamente la oscuridad que nos da miedo ver, la oscuridad de la sombra. Ciertas cosas que te lleva a hacer tu propia sombra te duelen y no las entiendes, alcanzas a ver un reflejo de las monstruosidades que puedes ver ahí, y es cuando decides aventarte y explorar escribiendo. Es más un descubrimiento que un análisis, en un análisis comparas y entiendes elementos, aquí tiene que ver más con la revelación de la conciencia, de entender qué chingados pasa ahí. V. Las historias alegres, las historias felices, ¿valen la pena escribirlas? ¿se pueden escribir? A. C. Yo creo que se pueden escribir, pero siento que las que vale la pena leer son las que surgen de un dolor. Todo nace de una herida, de algo que no entendemos, que nos lastima o incomoda. El tipo de literatura que a mí me interesa es así, y eso no significa que no pueda convertirse en algo feliz. No comparto esa visión de que toda la literatura debe ser dura y masoquista, tiene que ver con que en el descubrimiento de esa herida también hay felicidad, y al final alumbrar esa herida trae alivio. Hay muchos escritores que trabajan desde ahí, y tocan esa profundidad, tocan la herida, pero desde un modo festivo y aún así ‘tocan’ muy cabrón.


V. Pensaba en esa canción de Bob Dylan que menciona Omar en la novela, una canción donde habla de la relación desde la parte más buena hasta donde todo se ha ido a la mierda. ¿Va por ahí? ¿Ver las dos partes? A. C. Exacto, es “Tangled up in blue”, que habla de todo al mismo tiempo. No puedes separar la oscuridad de la luz, como dice otra de mis escritoras favoritas, Ursula K. Le Guin, en un libro que se llama: “La mano izquierda de la oscuridad”, ella dice la luz es la mano izquierda de la oscuridad y la oscuridad es la mano izquierda de la luz, juntas son lunas, como amantes. Querer quitarle una cosa a la otra es como los que se preocupan por ser demasiando malditos y sólo ven la oscuridad, es igual de ridículo que los que sólo quieren ver la luz; no tiene ningún sentido porque el mundo no es así. V. Dentro de la escritura de la novela me interesa mucho saber cómo hiciste para mezclar cada capítulo con una canción de Bob Dylan, ¿sobre la historia buscabas las canciones o al revés?

las oía para intentar darles una forma de playlist, y de ahí iban apareciendo las imágenes. Había momentos en los que no sabía qué escribir –porque insisto, creo que escribir no es inventar una historia, sino intentar verla y revelarla— entonces me ponía a escuchar cierta canción e iban apareciendo imágenes de lo que podía pasar. En ciertos puntos la propia historia me pedía canciones, pues lo que sucedía no lo había relacionado con ninguna canción y ahí me ponía con más intención a buscar la canción. Así se iban completando las ideas.

Revista Vicio · Abril · 2017

A. C. Mucho de lo que hacía era primero armar el playlist. Seleccionar las canciones de Dylan que más me movían y que más me gustaban, que musicalmente me provocaban cosas, y


V. Claro, como una especie de A. C. Es pesado, pero es liberador. acordeón para seguir cuando te Por primera vez tiene algo real. quedas sin ideas ¿no? El final me da que por fin está A. C. Definitivamente. Lo que me viviendo algo que sí es suyo, que pasó con esta novela es que desde no lo pasó por la mente ni lo el principio yo ya tenía un final moldeó. Está viviendo lo que le imaginado, que por suerte no es toca vivir y no lo que le forzó su el final que quedó, porque era un mente o alguien más, como Sara. final muy intelectual, muy mamón Todo eran ideas de lo que él creía y que me había que tenía que vivir. imaginado que Y al final es como Omar se quedaba “¡Puta, esto es lo “Creo que en México, que que estoy viviendo y escribir no maduraba al grado escribir esta historia es inventar de compartir un es lo que tengo que departamento una historia, hacer!”. con Sara y eran sino intentar V. ¿Cómo se te amigos… En un verla tono de “ya lo ocurrió la historia? superé”. Por suerte y revelarla” me di cuenta que no, A. C. Empezó todo lo que me sorprendió con la imagen de fue la revelación de la violencia con Omar saliendo de casa de Sara la que pasa todo, con la que manda a después de que ella lo terminara y la chingada a los papás; esa violencia pensaba en un fan de Dylan. Nada no imaginaba que estaba ahí y me más tenía eso, un fan obsesionado sorprendió mucho. de Dylan. V. Yo pensaba en la escena en la que Omar está lavando los trastos, choca con la imagen principal que teníamos de él, es difícil para un personaje que quiere ser épico…

V. Tú eres muy fan de Dylan… A. C. Soy muy fan, mucho, pero no le llego ni a los talones a Omar. Para el nivel de Omar tuve que investigar un chingo, él


puede hablar con canciones de Dylan automáticamente, yo tenía que estar buscando en internet. Jamás podría alcanzar el nivel de Omar, que es el nivel que muchos sí tienen realmente. Siempre me gustó un chingo Dylan, y esta idea de que cada capítulo tuviera una canción me atrajo mucho porque también me iba a dejar atascarme un montón de él y sin culpa. V. La escribiste en seis años, ¿cómo fue ese proceso de escritura?

estás escribiendo y acabarlo. Eso, era la relación con mi papá. De cierta forma cerré muchas cosas con mi papá, las resolví, hablamos mucho, y siento que eso también fue lo que me permitió acabar la novela. V. Aunque es una novela de iniciación, Bob Dylan ya no es tan cercano a los adolescentes de nuestra época… A. C. Yo siento que la novela funciona a pesar o a favor de Bob Dylan. Fui muy consciente de eso, al principio sí tenía un montón

Revista Vicio · Abril · 2017

A. C. Empecé porque estaba tomando un curso en la SOGEM de novela en donde me pidieron llevar los primeros tres capítulos de una novela como trabajo final, ahí fue donde se me ocurrió. Después la seguí escribiendo, escribía una hora al día con todo este proceso de oír canciones y hacer playlist, pero a los dos años de empezarla nació mi hijo, eso cambió todo y escribí muy poco en esos dos años. Pero ese es el pretexto externo, en realidad siento que no había entendido cosas que necesitaba entender para acabarla. Una novela no es sólo cuestión de tiempo, sino que tienes que resolver algo interno y entenderlo para poder comprender lo que


Revista Vicio · Abril · 2017

“El guardián entre el centeno, que es mi novela favorita, es de un adolescente, pero la historia trasciende todo eso”. de datos que sobraban y que yo sólo metía porque los conocía o porque me gustaba. Pero traté de que todo tuviera sentido en la vida de Omar, de por qué decía tal cosa. Siento que si le cambiáramos el nombre de Bob Dylan por otro, la novela se sostendría. Que es una riqueza que esté Dylan, pues sí porque me encanta. Me encanta que la lean adolescentes, pero tampoco creo que sea una novela sólo para ellos. Todo ese rollo de categorías es un rollo de marketing que nada más está hecho para vender. Igual, “El guardián entre el centeno”, que es mi novela favorita, es de un adolescente, pero la historia trasciende todo eso.


The Javis Contreras Effect


Revista Vicio · Abril · 2017


t e r t u l i A … d e

P a c o

I g n a c i o

T a i b o

II

Por Ezra Alcázar

Revista Vicio · Abril · 2017

L a


Autor de más de cincuenta libros, activista político incansable y promotor de la cultura desde abajo y por la izquierda, Paco Ignacio Taibo II es uno de los escritores mexicanos más queridos. Sus libros pasan por el reportaje periodístico, la historia narrativa y la novela policiaca, por lo que es considerado el padre del género en nuestro país. Entre sus libros más conocidos está la serie (de nueve tomos) de novelas policiacas del detective Héctor Belascoarán Shayne, Retornamos como sombras, Ernesto Guevara, también conocido como el Che, Pancho Villa: una biografía narrativa, y Muertos incómodos, su novela a cuatro manos con el subcomandante Marcos.

Revista Vicio · Abril · 2017

Mientras el querido Paco revisa las galeras de su nuevo libro, Patria (que constará de tres tomos para hablar de los liberales del siglo XIX), me metí a su estudio para preguntarle con qué escritores le gustaría compartir la mesa. Apenas y le hago la pregunta, su cabeza empieza a trabajar, no es necesario hacer pausas o pedir aclaraciones sobre algo, la voz de Paco se suelta y empieza a hablar de sus amores literarios. Me gustaría volver a sentarme con algunos escritores con los que he tenido la oportunidad

de tener tertulias y lo he gozado mucho. Y sin embargo hay otros que me causan gran admiración y cuando nos sentamos no conectamos en la conversación. Tendría que repasar mi lista de amores e intereses. Las mejores conversaciones que he tenido sobre literatura y que me gustaría repetir se produjeron con Jerome Charyn, el novelista norteamericano. Para mi juicio una de las mentes más lúcidas que he conocido en la reflexión sobre cómo llegas a la historia, cómo llegas a contar lo que cuentas, y por qué. Tuvimos una entrevista mano a mano


con la BBC de Londres que duró una hora, la BBC dejó de grabar y nosotros seguimos por unas dos horas más. Los de la BBC no se iban, ahí estaban escuchando. Me gustaría a tener una tertulia con él. Me encantaría la posibilidad de sentarme con (Leonardo) Sciascia. Me parece un escritor que tiene un grado de oscuridad escondido que me gustaría desentrañar, y me fascina. Me apetecería muchísimo sentarme con Rodolfo Walsh y decirle “¡No, la contradicción entre la militancia y la literatura no es cierta, güey, sigue escribiendo!”. Con mucho cariño. Me apetecería sentarme con Roque Dalton y hablar de cualquier cosa. Su manera de ver el mundo me resulta extraordinariamente atractiva.

Fotografía: Eduardo Penagos.

Revista Vicio · Abril · 2017

Por un momento echo la vista hacia la foto que está en lo más alto del librero al que la silla de escritorio de Paco da la espalda y le señalo a César Vallejo.


Revista Vicio · Abril · 2017

No, Vallejo de lejos. Porque hay un tormento que no comparto. En general los escritores con tormento no me atraen personalmente, me atraen como escritores, me atrae su literatura, me atrae Sir Richard Francis Burton, claro que me atrae por aventurero; me atrae profundamente Quevedo, pero me niego a sentarme con el pinche Quevedo, seguro que me tranza. Me gustaría sentarme con Riva Palacio, hay dos o tres poemas de él que me cautivan. Y me gustaría hacer tertulia con Guillermo Prieto, debía ser un pinche hándicap sentarse con Prieto a platicar, debía ser exuberante, desbordante. Lo que pasa es que tengo miedo que el sentarme con Prieto se convirtiera en un acto de fascinación que me dejara con la boca abierta todo el rato y me impidiera interactuar con él. Tuve la oportunidad de sentarme en dos conversaciones largas con Semprún, muy sabrosas conversaciones sobre cómo entender la literatura. Y una

Estaba en el Péndulo y de pronto volteo y a mi izquierda está García Márquez y me dice “¡Paquín!” conversación con García Márquez muy chingona caminando por una librería. Esa te la puedo contar porque a lo mejor te sirve. Estaba en el Péndulo y de pronto volteo y a mi izquierda está García Márquez y me dice “¡Paquín!”, porque de la relación familiar que tenía yo era Paquín. Cuando me llamó para decirme que Clinton leía mis libros fue “Paquín, oye acabo de darme cuenta de que Clinton lee tu libros”. La conversación fue absolutamente accidental. Miento, no era el Péndulo, era en el Juglar. Íbamos caminando viendo libros y nos interrumpieron unas cinco veces de las maneras más exóticas posibles: primero una señora que quería que García Márquez le firmara un libro de La Ilíada o La Odisea; otra en que alguien se acercó di-


ciendo “¡Maestro!”, lo abrumó con eso; luego otro que llegó a decirle que si le podía conseguir empleo a su hijo. Abrumado él por este tipo de interrupciones, empezó a acelerar el paso y nos metimos en los vericuetos de la librería huyendo de esto. Y entonces se produjo la siguiente y extrañísima conversación me dijo: —Paco, si uno tiene tres comas puestas por error en una página, pues cambia de corrector. Si en una de tus páginas impresas tienes siete errores, cambia de editor. Si en una página tienes 15 errores, cambia de editorial. Pero si tienes 77 comas mal puestas en una página, eso se llama estilo. Me pareció de los más divertida y lúcida la reflexión de García Márquez. Seguimos caminando por la librería y él terminó huyendo. Cuando se estaba despidiendo me dijo —Seguro a ti te gusta más otra que no sea Cien años de soledad. —A huevo—le contesté—a mí me gusta El coronel no tiene quien le escriba es mi favorita. —Siempre hay heréticos—contestó y se fue. Ahora ven que te voy a enseñar cómo va Patria.

Revista Vicio · Abril · 2017

Apago la grabadora y me recargo en la silla del escritorio y mis ojos siguen la lectura que él hace con un cigarro en la boca sobre el manuscrito que se convertirá en el nuevo libro en unos meses más.


Juan

Villo

La memoria es una cantera de invención.

“Mientras nos dure el 20”, es el título del espectáculo que presentaron Juan Villoro e integrantes de la banda mexicana Caifanes, a lo largo de este año en distintos festivales como el Festival de Letras en Tepic, Nayarit y recientemente en la Feria Internacional del “Es una de las grandes Libro de Oaxaca, donde Caimisiones de l a literatufanes musicalizó algunos de los ra, meterte en la piel de alguien muy diferente, relatos que componen el libro debes escribir desde la “Tiempo Transcurrido” del esconvicción de un héroe critor mexicano.

Revista Vicio · Abril · 2017

o un villano.”

Villoro es un escritor, cronista y periodista mexicano amante de diversas actividades como el cine, la música y el fútbol. Ha escrito cuentos y novelas entre ellos, “La casa pierde”, “Los culpables”, “El disparo de argón”, “Llamadas de Ámsterdam” y “El testigo”. Dentro de los premios que ha ganado destacan, Premio Ciudat de Barcelona (2009), Premio Internacional de Periodismo Rey de España (2010) y Premio Iberoamericano de Letras (2012). Revista Vicio se dio a la tarea de buscar a Juan Villoro para entrevistarlo acerca de su trabajo, de cómo surgen las ideas para escribir Fotografía por Rubén Máquez.


oro

Redacciรณn: Luis Ortiz Entrevista: Ezra alcรกzar


ya sea un cuento o una novela, cómo influye en su escritura el vivir en una ciudad tan acelerada como lo es la Ciudad de México y algunas anécdotas más que nos compartió el escritor. Vicio (V): Recuerdo que no eras fetichista con tus libros, ¿Recuerdas algún contacto con las cosas que has ido recopilando?

Revista Vicio · Abril · 2017

Juan Villoro (JV): Hay muchas cosas que me traen recuerdos, llaveros y cosas de ese tipo o boletos de conciertos a los que he ido y que de repente me los encuentro porque no sé donde los guardo y me da gusto verlos de nuevo. Realmente no fui muy coleccionista, ni he tenido el gusto de coleccionar discos o monedas. De los libros que tengo ni siquiera sé cuáles tengo, porque los he prestado o los he regalado o me los han robado, tengo otros que ni sabía que tenía. Tengo una relación muy desprendida y podríamos decir que descuidada con los libros. V: Cuando escribes un personaje que no se te parece mucho,

“Es

un gran enigma, la Ciudad de México todos los días nos desafía. Nos da argumentos para abandonarla y argumentos para enamorarnos”

¿Cómo le haces para escribir desde la voz de ese personaje? JV: Es una de las grandes misiones de la literatura, meterte en la piel de alguien muy diferente, debes escribir desde la convicción de un héroe o un villano. Un personaje que lo hacía muy bien era Dostoievski. Ojalá todos tuviéramos esa capacidad de entrar tan profundamente en convicciones que no son las nuestras y representarlas de tal manera que superaran a nuestras propias convicciones. Cuando yo escribo trato de acercarme a una mente que no es la mía. V: Recordando una charla pasada contigo, me comentabas que disfrutabas el caminar, ¿Cómo logras hacer esto en Coyoacán? JV: Yo trato de caminar donde se pueda, la Ciudad de México


V: ¿Por qué seguimos viviendo en la Ciudad de México entonces? JV: Es un gran enigma, la Ciudad de México todos los días nos desafía. Nos da argumentos para abandonarla y argumentos para enamorarnos. Siempre he dicho que es como la mujer

barbuda del circo que no es la más hermosa, pero ya te gustó y aunque sabes que tiene un defecto muy obvio, no dejas de quererla. Se presta mucho para el estímulo de la escritura y dificulta mucho la práctica de la escritura. V: En esta ciudad tan fecunda de ideas, ¿Qué tiene que hacer ‘conexión’ para que te motive a escribir’? JV: Depende del tipo de historias que te proponga. Se trata de situaciones que dan más para un artículo o lo que José Millas llama “articuento”, por lo absurdo e irracional que uno dice, aquí hay una crónica real que al mismo tiempo es un relato. Hay cosas muy misteriosas, por ejemplo la calle de Ámsterdam en la colonia Hipódromo Condesa; me parece extraordinario que haya una calle que tuvo que ver con las apuestas de los caballos, a mí se me hizo extraño realizar una historia basada en esa calle sobre el amor porque es como una apuesta. Es una relación con una parte de la

Revista Vicio · Abril · 2017

no es muy favorable para esto. Yo siempre trato de hacer caminatas utilitarias, trato de armar rutas, voy al metro General Anaya caminando y son alrededor de 45 minutos. Trato de inventarme rutas. Estuve un mes en un refugio mundano para escritores en la Toscana cerca de Florencia; es un retiro para escritores donde puedes ir un mes, antiguamente era la casa de Gregor von Rezzori. Durante ese mes en el que solo estas escribiendo dentro de ese entorno, caminaba yo dos o tres horas diarias sin rumbo fijo, esas caminatas me encantaban. Lo que pasa es que necesitas mucho tiempo libre. Ese es el problema aquí en la Ciudad de México que cualquier cosa te consume demasiado tiempo.


ciudad que permite el misterio, otra manera de acercarme a ella. Existen otras imaginarias como en mi novela de “El disparo de argón”. En ocasiones he tomado un suceso real para hacer una historia, por ejemplo en mi novela “Materia dispuesta”. V: ¿Cómo decides para dónde va el material que recopilas? JV: Cuando yo escribo un cuento, debo saber de qué voy escribir, tener la idea de hacia dónde van los personajes y un cuento se beneficia mucho de un final dominado por el autor. Cuando yo conozco el material completo, sé que estoy frente a un cuento. En cambio, cuando escribo una novela, no sé bien de que voy hablar, la historia se me escapa, tengo que irla averiguando porque los personajes ya los tengo. Son dos acercamientos totalmente distintos y se relacionan con cualquier tipo de tema, como la ciudad de México u otro. Si yo puedo englobarlo de antemano y saber cuál es esa historia pues estoy frente a un cuento pero si tengo que descubrir la historia en un proceso


V: ¿Te alegra cuando has terminado un cuento? JV: La felicidad que yo obtengo casi siempre, tiene que ver con el final de una jornada de escritura. Los momentos de felicidad para mí son terminar sintiendo que hice algo, pero estoy en una incertidumbre porque me ha pasado muchísimas veces que he escrito durante muchas jornadas con enorme sentido de la felicidad cosas pésimas y es uno de los grandes misterios, cómo puedo estar contento cuando escribo tan mal, mientras lo estoy haciendo no me doy cuenta. Entonces el grado de satisfacción o de felicidad interior que yo tengo por esa jornada no es un índice de la calidad, pero si es un índice del gusto que tengo por el trabajo. V: ¿Te ha pasado que la memoria te invente las cosas mejor de lo que en realidad son?

JV: Siempre te las cambia, cuando yo estaba en Barcelona escribiendo la novela “El testigo” y muchos de los poemas que citaba, que tampoco eran tantos, varios de estos poemas eran producto de mi memoria no de mi lectura. Yo recordaba un verso de Eduardo Lizalde que decía “todo se puede destruir, menos la caja negra” es un poema que se refiere a la caja negra del avión y a mí me parecía que resumía ese verso el sentido del poema porque justamente una caja negra son las últimas palabras que se graban, todo se ha acabado menos las palabras; entonces le escribí a un amigo preguntándole si ese verso estaba en el poema de Eduardo Lizalde y me contestó ‘mira ese verso resume el poema pero no está en el poema’, entonces era el impacto de mi lectura porque en efecto todo el poema de Eduardo Lizalde trata de decir eso, que todo se destruye menos la caja negra, es decir, las palabras y eso no existía y es uno de los ejemplos de cómo la memoria selecciona y te juega malas pasadas porque tú crees recordar

Revista Vicio · Abril · 2017

que me atrae por la atmosfera o el escenario que va ocurrir, pues estoy frente a una novela.


una cosas y en realidad estas recordando otra y muchas veces no estas recordando la realidad misma, estás recordando tu memoria de la realidad porque la memoria es una cantera de invención.

Revista Vicio · Abril · 2017

V: La política, pareciera que varios intelectuales están dentro de un escaparate y se les acercan a preguntarles de cualquier cosa, ¿Es así en tu caso? JV: Uno de los problemas de ser intelectual en una sociedad tan asimétrica y desigual que es la mexicana, es que de pronto parece que el intelectual, porque domina una forma de la dificultad que es lenguaje y la expresión en un país donde mucha gente es analfabeta o no tiene mucha cultura, sabe de todo entonces te encuentras a escritores o artistas convertidos en intelectuales hablando de demasiados temas, creo que yo mismo he incurrido en ese error. Al mismo tiempo, considero que es muy difícil estar al margen de lo que sucede, respeto mucho en estos tiempos al escritor que se refugia en su estudio a escribir

sonetos de amor o una novela de ciencia ficción. Creo que de alguna manera hay un compromiso personal, no colectivo en mi caso, para hablar también de situaciones que lastiman mucho nuestra vida porque tenemos una sociedad profundamente corrupta y violenta injusta y es necesario encontrar una salida, por lo menos me considero un cronista crítico de esta situación. No creo tener las llaves para las cerraduras pero sí creo poder armar un sentido narrativo de lo que está pasando, por lo menos tratar de construir una captación de sentido, de que haya una mayor comprensión de lo que estamos viviendo. V: Hay algo que cuando se habla de temas fuertes siempre está incluido en muchos de tus textos el humor, un humor para pensar no para hacer reír. JV: Yo creo que el mejor sentido del humor no es necesariamente el que nos hace reír a carcajadas sino el que nos hace reflexionar. Augusto Monterroso decía ‘el verdadero papel del humorista


consiste en hacer pensar y a veces hasta en hacer reír’ para él, era más importante pensar de otro modo y luego ya si el humor lograba su cometido pues también te podía hacer reír. V: En “Balón dividido” decías que el fútbol es donde hay 22 personas que juegan a ser Dios y uno a ser humano, ¿No se supone que Dios lo tiene todo controlado?

Te invitamos a disfrutar de la entrevista completa que le hicimos a Juan Villoro en nuestro Facebook, Revista Vicio.

Revista Vicio · Abril · 2017

JV: El futbolista aspira a esta condición de semidios y a veces cree que la ha alcanzado y ese es un grave error porque crees que tú no tienes obligaciones como las de un mortal y eso es terrible, pero es la ambición de todo futbolista, convertirse en este ídolo casi sacralizado. El que representa el error humano es el árbitro, el hombre que se equivoca y tiene en sus manos y su silbato la capacidad de fracasar una y otra vez y eso es lo que hace también muy interesante al fútbol, que tiene un sistema de jurisprudencia totalmente falible, en ese sentido se parece mucho al destino y ahí quizá podríamos ver una voluntad oculta de Dios y así nos pasa en la vida, no merecemos ganar la lotería y si la ganamos recibimos castigos y recompensas que no siempre están a la altura de lo que hemos hecho moralmente. Yo comparé a dios con la pelota y por eso escribí el libro “Dios es redondo porque la pelota bota como le da la gana”.


FotografĂ­a: Mariana Bermejo


Beatriz Rivas en blanco y negro

Por Diana Ávila

Revista Vicio · Abril · 2017

Empieza en el corazón, sube al cerebro y acaba en los dedos, ese es el vicio de escribir para Beatriz Rivas. Un vicio que atrapa, que siempre está presente. Desde que era niña lo adquirió, siempre lleva una libreta consigo y ahora con los teléfonos celulares escribe todo el tiempo. Para ella lo que está en blanco y negro, la escritura, es lo que realmente perdura.


Autora de La hora sin diosas, Viento amargo, Todas mis vidas posibles, Dios se fue de viaje, entre otras, Beatriz Rivas es una reconocida escritora y periodista mexicana. Ha colaborado en diversos medios de radio y televisión, entre los cuales se encuentran: Imevisión, Radio Red, Televisa, Radiópolis y Canal 40; también fue asesora de comunicación del político Jorge G. Castañeda.

Revista Vicio · Abril · 2017

Escribió Amores adúlteros a cuatro manos con Federico Traeger, publicista y escritor mexicano, y a seis manos la novela Fecha de Caducidad en colaboración de la periodista Eileen Truax y Armando Vega Gil, uno de los fundadores de la banda Botellita de Jerez. En exclusiva para la Revista Vicio, Beatriz compartió su opinión sobre la relación entre la literatura y la tecnología, y lo qué está pasando en México en cuanto a la lectura, la escritura, así como en el sector editorial. También comentó un poco sobre lo que se encontrará en su próxima novela.

Literatura y tec n o l o g í a Entre libros y música suave de fondo, Beatriz menciona que las innovaciones tecnológicas, más que ayudar a la creación literaria, impulsan a que existan más lectores. Mientras haya una expansión de la tecnología y un mayor acceso a ésta, más lectores habrá. Algunos prefieren leer en papel y algunos otros en sus celulares, computadoras o tabletas, esto no quiere decir que el libro esté muriendo, sólo se transforma y se adapta a los distintos tipos de lectores. Sin embargo, Beatriz recomienda hacer un estudio estadístico para conocer realmente quiénes son los lectores en esta era digital, cuántos hay y qué están ganando los escritores con ello. “Creí que iba a haber un gran número de lectores electrónicos y los lectores siguen siendo más bien tradicionales; la mayoría seguimos prefiriendo los libros de papel”, comenta.


La etapa de creación de esta obra fue a través de cartas e internet. Pese a esa situación, no existió ningún problema para su elaboración. Aunque no estaba planeada, fue una novela en la que Beatriz disfrutó escribir y en la cual se divirtió mucho. De una manera muy parecida, su colaboración con Federico Traeger no fue planeada, todo surgió a partir de un correo electrónico que él le envió. “La creación, la fuente de la imaginación, lo es todo. Es la vida diaria, son los olores, son los colores, los aromas, un programa en la televisión o una historia que te cuentan. Si a eso se suman las nuevas redes, cosas que ves en Facebook, alguna frase o cualquier cosa que llegue a nuestros ojos o a nuestro olfato,

puede disparar una idea creativa”. Beatriz piensa que el proceso de escribir es solitario, uno escribe en la computadora y nadie dice nada. Esa soledad se ve invadida cuando se escribe junto con otra persona. Eso fue lo que le ocurrió en los casos anteriores, a lado de grandes amigos, lo cual fue un proceso muy enriquecedor y placentero para ella porque se dio cuenta cómo sirve la mirada del otro, su punto de vista sobre un mismo tema para desarrollar una historia.

La l iteratura e n M é x ic o “Leer es importante no sólo porque tienes más cultura, sino porque aumenta tu creatividad y sobre todo la curiosidad. Para mí, una persona que no es curiosa y que no está todo el tiempo haciendo preguntas, es una persona que no crece, que no sale de un cascarón y que no puede tener imaginación”. Para Beatriz Rivas, la literatura más que ofrecer conocimiento, aumenta la creatividad y la curiosi-

Revista Vicio · Abril · 2017

Hoy en día, para Beatriz, con las redes sociales hay más motivos para crear, más lugares y fuentes para tomar ideas. Ejemplo de esto es Fecha de caducidad, la última novela en la que colaboró con Truax y Vega Gil, donde la idea de escribir un libro nació de una discusión en Facebook.


dad. Abre un mundo de preguntas que de otra manera nunca alguien se haría, esas preguntas llevan a otras y así sucesivamente. La persona que lee siempre está preguntándose y no puede dejar de hacer preguntas.

comete muchas faltas de ortografía y errores gramaticales. Beatriz piensa que ser alfabetizado no sólo es saber poner una letra tras otra, expresarse por escrito es una herramienta indispensable y básica de cualquier persona.

Al escuchar las estadísticas de una encuesta realizada el año pasado por el INEGI, que dice que los mexicanos adultos leen 3.8 libros por año, Beatriz expresa sorpresa en su rostro. Ella piensa que la lectura se puede estimular si el sistema educativo cambia en cuanto a las clases de literatura.

“No creo que todo el mundo esté hecho para escribir novelas, como no todo el mundo está hecho para crear un gran cuadro o hacer una sonata, pero entre más personas sepan escribir y puedan expresarse por escrito, la sociedad sería más sana”, menciona. Beatriz considera que México cuenta con muchos escritores jóvenes y muy valiosos. Sin embargo hay menor oportunidad de publicar debido a que las grandes editoriales están comprando a las más pequeñas. Se tiende hacia los monopolios y éstos, como cualquier industria, están enfocados en ganar dinero. Las novelas, los cuentos y la poesía no venden, por lo tanto se le quita importancia a lo que escriben los novelistas y en cambio, se les da mayor difusión a los libros de texto y de superación personal, los cuales son preferidos por los lectores.

Revista Vicio · Abril · 2017

Los libros que se dejan leer a los jóvenes son ajenos a sus vidas e inquietudes. Se debe abrir el mundo de la magia a los estudiantes y dejar que ellos escojan lo que quieren leer. Las clases deben ser más teatrales y divertidas. A los adultos hay que enseñarles que la literatura es divertida, no es alta cultura ni algo aburrido, lo importante es encontrar el libro adecuado. Además de personas que consuman textos, también es importante que sepan elaborarlos. La gente



“Está bien que existan, debe haber libros para todos los gustos pero estaría bien que se dieran cuenta que muchas veces el mejor libro de superación personal es una gran novela. Aprendes mucho más de una novela que a través de un libro que te da diez pasos para ser feliz, diez pasos para encontrar marido o 15 pasos para mantenerte joven”, dice Beatriz.

P r o y ect o actua l Beatriz está trabajando en una nueva novela cuya temática es el racismo y la migración, con la excusa del asesinato de casi toda la población de chinos en Torreón en 1911 pero llevado al presente. Con esta nueva obra busca mostrar cómo la sociedad en todo el mundo sigue siendo racista y clasista. No sólo en Estados Unidos hay un rechazo a quien es diferente y al migrante. Los centroamericanos, los haitianos y los africanos reciben el mismo trato cuando pasan por México. El ejemplo que Beatriz retoma es el caso de los chinos en Torreón, quienes fueron brutalmente asesinados, hace poco más de un siglo atrás.

Revista Vicio · Abril · 2017

Este libro que comenzó desde antes de la llegada de Trump, y cuyo caso quedará como anillo al dedo, se espera que sea terminado en mayo y que se publique en octubre de este año. Revista Vicio le desea éxito a Beatriz Rivas en esta nueva creación literaria; que el vicio de escribir y su musa nunca le falten.


FotografĂ­a por Valeria Arendar

Por

Ezra AlcĂĄzar

L I N i E R S


“El quinto es el vencido” dice Liniers cuando se le recuerda que van 5 volúmenes de Macanudo. “Me gustó mucho. Desde la tapa donde hay un tipo haciendo una tapa. Además lo hice en una época muy linda de mi vida. A mí me pasa con las historietas que me funcionan casi como si fuera un diario.” Algo muy lindo del Macanudo es que casi siempre recuperamos a personajes que ya son parte de nosotros. Algunos vuelven, otros se van deshilachando. Hay personajes que tienen como un límite de acción. Por ejemplo, Oliverio la aceituna, a mucha gente le gusta el personaje y todo muy lindo, pero es una aceituna, cuánta cosa puedes hacer con una aceituna, la metí en una pizza, la metí un martíni de James Bond, y ya de repente te quedas sin cosas. Así que hace poco la maté.

Yo creo que Enriqueta es uno de tus personajes más queridos por los lectores…

Revista Vicio · Abril · 2017

Sí, Enriqueta, Olga y Fellini. Olga es muy popular, a la gente le gusta mucho el dibujo, hay algo en el dibujo que no sé por qué a la gente le gusta tanto. Pero en Enriqueta hay algo de la personalidad que gusta mucho, además es un personaje mucho más tridimensional; puede pelearse, puede estar contenta, puede estar triste, puede leer, se puede utilizar para diferentes tipos de humor y diferentes tiras.


Con estos personajes que se han hecho tan de la gente, ¿no te has enfrentado a que los lectores te reclamen por alguna cosa que ele hagas a los personajes? Sí, este año, de hecho, me porté mal porque Olga, hablando con Alberto [Montt] dijimos en chiste que sería graciosos si Olga de repente parece una señora, y esa señora le dice “Olga, te estoy llamando desde hace un montón, como si todo este tiempo hubiese estado llamando a alguna Olga; entonces el monstruo no es Olga. Pensé que era divertido hacer eso como un sueño, pero durante tres o cuatro días no dije que eso era un sueño. Me empezaron a llegar mails y tuits de gente indignada diciendo “¡Liniers, la puta que te parió, mi infancia es Olga!” y otro “Tengo un tatuaje de Olga, pelotudo”. No hay nada más lindo que sentir que estás haciendo una travesura como artista o dibujante, te estás portando mal. La verdad es que lo disfruté mucho. Es divertido ver que la gente siente al personaje así de cercano, porque les toqué algo que ya era de ellos. Y nos pasa a todos, cuando George Lucas hizo la segunda parte de la trilogía todo el mundo estaba indignado.

¿Y cómo sientes tú que tu obra pase a ser parte de la gente, de la historia de la Argentina?

“Aquí es un poco como el jazz en algún punto. La historieta, la tira diaria, tiene mucho del jazz. Basta con decir que son dos creaciones americanas.” Revista Vicio · Abril · 2017

No sé si llegue a ser parte de la historia de Argentina, pero con que sea parte de la historia de la historieta argentina, ya estoy hecho. Es lindo pensar que la gente lo va a leer mientras yo estpe vivo, cuando yo esté murto me importa un pito. No pienso mucho más allá de eso, dudo que Shakespeare esté muy feliz o triste porque le fue bien con sus obras.



¿Y te ha pasado que te encuentres con alguno de tus personajes fuera de tus historietas, en algo que tú no conocías? Sí, me pasa desde que aparecen grafitis de Olga en diferentes países, cosas raras. Me aparece mucha gente con tatuajes que nunca sabes muy bien cómo reaccionar porque… no somos ni amigos, mi familia no se tatúa mis dibujos, el pibe viene y me dice “Mirá, me hice acá a Madariaga”. Y ni modo, mi manera de agradecer es que ahora publiqué el Macanudo Universal 2 y puse un montón de fotos de la gente que se tatuó para agradecerles el gesto. La verdad “El proceso es: te levantás en es que es un lindo gesto, pero te la manana confundido y dibujás da también la pauta como “No es mío el dibujo, es una persona algo. Esa es la versión corta.” que se lo adueñó y se lo puso en el brazo”.

Aquí es un poco como el jazz en algún punto. La historieta, la tira diaria, tiene mucho del jazz. Basta con decir que son dos creaciones americanas. La tira diaria tiene esta cosa de revisitar temas y tratar de ir por otros lados. En Calvin y Hobbes siempre los ves iguales, pero dentro de eso siempre tiene que variar algo adentro, un músico de jazz por ahí toca la misma canción pero varía dentro del mismo tema. Me parece que funciona así. Enriqueta cuando está en la hamaca, o cuando está leyendo un libro, es el mismo tema el que estás tocando, pero tratar de encontrarle notas diferentes para llegar al mismo lugar. Hay una frase de Schulz que es muy linda que dice que lo que impli-

Revista Vicio · Abril · 2017

Pensaba en que haces algo muy parecido a lo que hace Woody Allen a siempre tener a los mismos personajes pero en situaciones diferentes, o con los mismos problemas vistos desde diferentes ángulos.


ca hacer una tira diaria es hacer lo mismo todos los días y que te sorprenda; ese es el truco, ir y que te sorprenda todos los días. El mismo cuadrito, las mismas acuarelas y las mismas tintas, y qué pude pasar hoy. Voy a estar dos o tres horas dibujándola, algo me tiene que sorprender, si es como una repetición de algo que ya hice o algo que ya está estructurado, me aburro.

Revista Vicio · Abril · 2017

¿Y cómo es el proceso creativo? El proceso es: te levantás en la mañana confundido y dibujás algo. Esa es la versión corta. La versión larga son años y años de dibujar hasta que te encontrás una línea tuya, ese es como el primer obstáculo, vos decís “yo quiero dibujar historietas”, te sentás, leíste tus historiteas de Mafalda y Tintín y hacés un cuadrado y después dices “no sé qué hacer, ¿cómo se hace?”. Yo creo que esto funciona para cualquier expresión artística, lo tenés que hacer sin parar durante mucho tiempo y la vez número cinco mil, va a estar bueno. Porque la vez número cinco mil es la vez que te salió no forzada. Cuando vos vez una bailarina de balet me parece que está haciendo fuerza, y si la vez haciendo fuerza no vas a decir “Ay, qué lindo. Parece un cisne” la única manera de que esa mina pueda hacer eso y parezca que se levantó y empezó a flotar por ahí es que lo hizo durante tanto tiempo que se volvió como algo que ni piensa, casi zen. Sirve para cualquier expresión artítica, foto o periodismo, tenés que hacerlo tanto para que cuando te sientes a escribir la gente no lo lea como algo forzado y estrucutrado, sino que vos querés decir algo y te sale. Como cuando manejás un auto, la primera vez que lo manejás estás pensando en todo, pero cuando ya sabés, ni pensás en lo que hacen las piernas.


Fotografía: Valeria Arendar

Si hacés el mismo camino llegás al mismo lugar siempre. Lo único que necesito es esto que te decía de la sorpresa. No puedes llegar a la sorpresa si vas siempre por el mismo camino. Me parece que el tema ahí es buscar diferentes caminos, para mí una historieta puede arrancar porque quiero decir algo sobre un tema, o puede arrancar porque quiero hacer un dibujo en particular y tengo que encontrarle el chiste. Nunca voy por el mismo lado. Mientras más herramientas tenés, más

Revista Vicio · Abril · 2017

¿Se te ocurre una historia y después revisas qué personajes puedes utilizar o buscas el argumento sobre los personajes que quieres usar?


posibilidades. Yo creo que esta cantidad de cosas que pasan en Macanudo es, parece contraintuitivo y no es que me esté haciendo el humilde ni nada, pero es falta de imaginación, porque si yo tuviera un solo personaje, o cinco como en el caso de Mafalda, no puedo hacer diez años con esos mismos personajes; no sé cómo hicieron para hacer miles y miles de tiras, no repetirse, que sea genial y que sea con sólo cinco personajes. Lo único que creo que tiene raro la historieta, como conceptual, es que tiene muchos registros de humor diferente; Mafalda tiene un registro de humor, Calvin y Hobbes tiene un registro de humor, Peanuts tiene un registro de humor, y se mantienen. Quino dejó de dibujar Mafalda justamente por eso, quería hacer humor más ab-

surdo, más surrealista, y Mafalda era realista, vos ves la página de Quino después de Mafalda y este deliró. Yo no quería que me pasara eso, y cuando empecé Macanudo dije “Acábale todo, aquello puede ser humor negro, observación, humor abstracto, humor tierno, humor clásico, lo que quieras…” y sí es.

Tú y tu obra están muy relacionados con la música, además del prólogo que escribió Andrés Calamaro. ¿cuál es la música de Macanudo? Es una mezcolanza. Es mucha música. Descubrí últimamente que es alarmante la cantidad de músicos que se suicidaron que escucho. Tengo una tendencia a gente muy deprimente. Me gusta mucho Elliot Smith, Nick Drake… así que eso es preocu-


pante. Me parece que (hubo una época en que me acuerdo que lo hacía de hecho) mientras más tonto era el chiste, escuchaba música más densa. Si estoy haciendo boludés, clavado en Radiohead, dibujada todo deprimido a un duende que no sé qué boludés decía. De hecho soy conocido en mi círculo íntimo como DJ Boicot, porque están todos bailando y digo “¡Voy a poner un súper tema!” y todos como que “¡No!”, como que no puedo interpretar al público. Pero todos los dibujantes somos hipermelómanos porque estamos todo el día solos, y nuestro trabajo es lo más antisocial. Esto [los periodistas esperando para las entrevistas] es como ¡Wow!, un montón de seres humanos, ¿cómo interactuamos cuando estamos hablando de

nosotros mismos todo el rato? No estamos acostumbrados, estamos siempre solos en un cuarto. A mí los músicos me intrigan porque no tengo talento, no soy nada musical, soy muy intútil. Es como ver un bicho raro en el zoológico, vez un gorila y te acercás lo más que podés ¿cómo es? ¿cómo será por adentro? ¿cómo pensará? Los músicos con como gorilas por la analogía que estoy haciendo. Entonces te acercás a Kevin [Johansen], qué bicho raro que es Kevin, ¿cómo hace para sacer esas canciones? Ahora está grabando un disco nuevo y es bien lindo el hijo de puta. No sabés cómo hacen. A mí me encantaría poder hacer música, pero como no puedo entonces hice lo segundo mejor que es dibujar mientras uno canta.


Otro festival de poesía joven en el que no leí. Pedro C. Catorce

En el panorama de la literatura joven —aquella que hacen los escritores menores de 35 años— existe un sinfín de estrategias para difundir, principalmente, a la poesía: slam’s de poesía, micrófonos abiertos, concursos, y demás eventos. Todos parecidos entre ellos. Pero hubo

Revista Vicio · Abril · 2017

uno que me cambió la vida.


Fue una fortuna haber visto este evento. No tenía idea de que habría otro festival de poesía joven, y experimental, y underground, y salvaje y diferente.

Siempre he creído que esa clase de eventos se realizan para que las nuevas luminarias de la poesía, lean su consolidada obra a otras luminarias, y estos últimos aplaudan para beneplácito de los primeros —pareciera que sólo entre ellos se aplauden—.

Revista Vicio · Abril · 2017

Por lo general, a este tipo de eventos no suelo recibir invitación alguna en Facebook; siempre me entero porque en mi timeline aparece la noticia de que uno de mis contactos asistirá. Y hoy, este contacto, es parte de la cartelera de poetas que deleitarán a los asistentes con sus magníficos versos vanguardista y alternativos. Por eso, esta nueva promesa por puro acto protocolario decidió ponerle asistiré a la invitación. Dentro de la descripción del evento no estaba su semblanza, ni tampoco la de los demás soberbios creadores; quizá la popularidad de cada uno bastaba y no era necesario hacerlas, así que sólo imaginé una que le quedara a todos: Novel poeta con amplia y fresca carrera literaria; con varios libros publicados en editoriales muy independientes y cartoneras; primeros lugares en slam’s de poesía. Recibe al menos 100 likes en cada publicación de Facebook.


En la información del evento no había semblanzas de los poetas, pero sí los nombres de las bandas de rock —de estilo ramonesco—, los nombres de los siempre necesarios performances y el anuncio de la venta de libros por parte de editoriales independientes, pues sin estos elementos, ¿qué es un festival de poesía joven? Pero lo que más me entusiasmó fue ver, en mayúsculas, el anuncio de la venta de cerveza y de mezcal, o sea que la poesía era mero pretexto para la fiesta, como casi siempre. Decidí ir solo, esperando ver algún rostro conocido en ese lugar, beber con él y agarrar la fiesta. O quizá, por fin, conocería a algún maduro y experimentado escritor nacido en la década de los noventas, nos haríamos amigos entrañables al momento y entraría a ese pequeño y exclusivo círculo que la poesía millennial ha creado.

Revista Vicio · Abril · 2017

Así que cuando llegué, en efecto, vi que la cartelera cumplía todo lo prometido. Todo. Aunque la cerveza y el mezcal, que no podían faltar en un evento como éste, a precios exorbitantes: ¡un vaso de cerveza en 50 pesos! Y el caballito de mezcal… por él mejor no pregunté. Me sentía en algún bar hipster de La Condesa cuando en realidad estaba en una colonia de Azcapotzalco. Pero no sólo me sorprendieron los precios, también lo hice cuando vi desfilar por el lugar a todos esos talentosos y reconocidos escritores menores de treinta años: ahí estaban las promesa de la poesía norteña; a los del FONCA; a los de la FLM; a los que no salen de los congresos de literatura; los poetas anarquistas que harán la revolución y finalmente a los desempleados que organizan encuentros de escritores. Alguien debió guardar registro de todo este talento reunido en un sólo lugar.


No me acerqué a saludarlos, estaban en modalidad de divas —era su momento— con cerveza en una mano, y en la otra un cigarro; lentes oscuros y libros bajo el brazo. Ellas, de vestido enseñando piernón loco. Así que era inútil siquiera tratar. Ahí, la única persona que me reconoció fue la dueña del lugar, a quien saludé efusivamente, porque me dio gusto ver una cara a quien podía acercarme con naturalidad, pero ella andaba en chinga, viendo acá, viendo allá, vendiendo la cerveza. Ni tiempo tuvo para recibir mis reclamos por los precios.

Terminó la ronda, la banda empezó a tocar, me aburrí y salí a la calle en busca de algo más interesante que hacer, como irme a mi casa, por ejemplo. Me di cuenta de que no encajaba, y que para encajar, debería dejar de escribir crónica, de hacer esas cosas que a nadie le interesan, y escribir

Revista Vicio · Abril · 2017

Así que me recargué en una pared, sostuve con fuerza mi vaso de cerveza —no se me fuera a caer— y me concentré para escuchar Ahí, la única persona que me los prodigiosos poemas que sólo un reconoció fue la dueña del ser superior podría escribir. Y escu- lugar, a quien saludé efusivaché varios, sin embargo, mi pobre mente, porque me dio gusentendimiento no entendió nada, y to ver una cara a quien podía eso me preocupó pues todos estaban acercarme con naturalidad extasiados, aplaudían, suspiraban, gritaban “¡qué grande eres, maestro!”. Así que decidí correr el riesgo y le pregunté al tipo que estaba a mi lado lo que quiso decir el último poema, lo que significaba, me miró con sus ojos de pacheco y me dijo: lo significa todo.


lo que da estatus dentro de la élite cultural: poesía. Mientras reflexionaba sobre el rumbo que la literatura mexicana tomaba con los poetas jóvenes que se encontraban allí, un tipo recargado sobre un poste me hace unas señas raras que no entendí, evidentemente estaba muy borracho, hasta en el instante en que habló supe que quería que le regalara un cigarro, luego empezamos a charlar. Me ofreció de su alcohol, dijo que era ron, que era licor muy fino y viejo. Vi que era una botella de Bacardí y en efecto, sólo era Bacardí.

Revista Vicio · Abril · 2017

Hablé largo rato con él, me dijo que era poeta, que iba a leer y que tenía tan sólo 21 años. Me dio todas sus cartas de recomendación y currículum. También habló de sus borrachearas, de drogas, de como utilizaba su facha de escritor para acostarse con mujeres, de sus premios y del reconocimiento y admiración por parte de sus colegas escritores; recibí cátedra de cómo ser un gran escritor —ahí supe que se trataba de apariencias y no de talento—. También dijo que era suicida. Lo primero que pensé fue que seguramente escribía imitando a Bukowski. Sólo una corazonada. Lo llamaron, era turno de la ronda poética a la que él pertenecía. Regresé sólo para escuchar sus poemas. Y empezó la ronda: el poeta que es músico; el que rapea; el que hace performance; el que pide silencio para leer; el de los bochornos que se quita la ropa —cuando la poesía no alcanza, se recurren a estos artificios— y luego él: Bukowski junior.


das. Me despedí de él, y me fui. Ya en la salida, me encontré a la dueña del lugar, mi amiga. Me despedí también de ella; le dije que vivía muy lejos, que en sábado el transporte deja de pasar muy temprano. A pesar del excelente ambiente que había, de que todos tomaban y bailaban, de que la poesía dejó de estorbar para la fiesta, me tenía que ir. Me besó en la mejilla y dijo que para el siguiente evento me agregarían al programa.

Terminó de leer, le aplaudieron y yo por fin aplaudí. Empezó a recoger sus poemas con la misma gracia como quien recoge las heces de su perro. El que aparentó ser más artista, fue quien en realidad menos lo fue. Me habría gustado verlo dejar ahí sus hojas y que los demás declamadores las pisaran, sin embargo, su gran ego de poeta no dejaría que otros mancillaran su trabajo. Le dije que me gustó su presentación, que me pasara su Facebook y que estuviéramos en contacto. Seguro él sería mi pase de entrada al mundo de la poesía joven y sus fiestas aloca-

Ahí volví a darme cuenta de lo fácil que es convertirse en poeta, que el talento no es necesario una vez que tu nombre sale en un cartel de poetas jóvenes, ¿pero en qué clase me convertiría yo? ¿En el inconformista? No lo sé, pero ya no estaba tan convencido de pertenecer a ese círculo de poesía, así que le reclamé que yo no era ningún poeta. Ella sólo sentenció: pues lo serás.

Revista Vicio · Abril · 2017

Saludó al público, sacó un sobre tamaño carta y de allí varias hojas. Empezó a recitar su bien desarrollado trabajo poético, y cada hoja que terminaba de leer, la dejaba caer al suelo. Yo no sé mucho de poesía, pero lo que oí de él me pareció lo mismo que había escuchado del poeta anterior, y del anterior, y del anterior; sólo que ese chistecito de soltar las hojas, como si no nada importara, le daban un aire distinto, parecía verdadero artista.



raquel castro

y la literatura actual. Por Javier Luna Boker

Raquel Castro es una escritora, guionista y periodista mexicana. Estudió la licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo de México en 2000 y 2001 como parte del equipo de “Diálogos en Confianza” de Canal 11.

Fotografía por Rubén Máquez.


Sus pensamientos abren puerta a muchas variantes dentro de los libros y sus obras son un claro ejemplo de lo que puede llegar a escribir. Por ejemplo: “Ojos llenos de sombra” (2012), “El monstruo en el árbol” (2012), “Troubleloves me” (2013), “DarkDoll” (2014), ¿A qué le tienes miedo? (2015), “Hijo del lechero” (2015), entre otros. Raquel hasta la fecha sigue activa escribiendo libros y novelas para niños y jóvenes. En exclusiva para Revista Vicio, nos platica sobre el mercado actual en la literatura y hasta qué punto se puede vivir escribiendo libros que inspiren a muchas personas. Vicio (V): Para empezar, ¿usted cómo ve la industria literaria y las ventas en el medio? Raquel (R): Mucha gente puede pensar que al ser escritora ya puedes vivir de eso, pero no. La mayoría de las veces apenas y nos quedamos con el 7% de las ventas del libro. Tenemos que sustentarnos por otros medios pero realmente no importa tanto porque el escribir lo hacemos por amor, es lo que más nos mueve y así expresamos nuestra manera de pensar y de sentir.

Revista Vicio · Abril · 2017

V: El uso de la tecnología (ya sea descargar libros en PDF o simplemente leer en páginas de internet), ¿cómo afecta a las editoriales y a ustedes los escritores? R: No cambia mucho para el escritor. Ya hablando sobre el 7% de las regalías, a veces hasta nos conviene más a nosotros por el hecho de que nos damos a conocer un poco más; al final es un medio donde te están dando difusión,


sin verlo desde el lado económico. A las editoriales sí les afecta del lado económico pero se podrían utilizar los medios para dar más difusión. V: ¿En qué momento en la vida de un escritor deja de ser redituable su carrera? R: Es curioso porque hace rato hablaba sobre los escritores que suelen conseguir todo gracias a una familia con dinero o que tienen la vida resuelta. Ellos sí pueden llegar a vivir de esto, pero hay otros que no y es ahí donde no te queda otra mas que escribir por amor. Si no lo haces, lo tienes que dejar porque con eso se empieza, con amor y satisfacción sobre tu obra, no por dinero más que nada. V: ¿Qué opinas sobre la gente llamada Youtubers, quienes debido a su fama llegan a publicar no sólo uno, sino hasta tres libros? R: Fíjate que es interesante porque no sabemos si realmente escriben ellos, y si no es así, te das cuenta cuando agradecen a la persona que escribió su libro, o a veces ni eso. Siempre va a vender más la gente comercial, por así decirlo. No es fácil, mucha gente dice: “Sólo es que te decidas por escribir y lo lleves a la editorial”, pero no sólo es así.

Raquel: No fue fácil y hasta la fecha sigue siendo difícil. Todavía el año pasado me rechazaron mi libro en una editorial

Revista Vicio · Abril · 2017

V: Justo eso me lleva a la siguiente pregunta, ¿qué tan complicado fue en tus inicios que una editorial se fijara en tus obras?


Revista Vicio · Abril · 2017


V: ¿En qué momento de tu vida decides ser escritora? R: Empecé escribiendo para mí y mis amigas, les gustaba como escribía y hasta me pedían obras. Entonces, decidí empezar y buscar alguna editorial, tocar puertas, así hasta que alguna editorial se fije en tus obras. V: Raquel, tienes un libro llamado El hijo del lechero y trata más que nada sobre la música rock nacional, ¿de dónde surgió la idea? R: Siempre he sido muy fan de la música nacional. Hace un tiempo escribí un libro donde prácticamente se basa en frases de canciones en español y a la gente le gusto mucho, entonces

quise hacer un libro parecido con frases y citas de canciones del rock en español, y así es como surge El Hijo del Lechero. V: Por último Raquel, durante los años que llevas escribiendo, ¿qué ha sido lo más difícil para mantenerte y seguir escribiendo? R: Creo que lo más difícil ha sido encontrar inspiración. No siempre encuentras lo necesario para escribir, muchas veces te dicen “¿para cuándo el siguiente libro?”, “Ya deberías escribir otro”, y pues la cosa no es así de fácil. No todos los años puedes sacar más de dos libros. Con los problemas personales, a veces lo único que deseas es dejar todo y dedicarte a otra cosa, pero al mismo tiempo es un desahogo para mí, necesito escribir para sentirme bien. V: Muchas gracias por tu tiempo Raquel. Revista Vicio · Abril · 2017

donde daba casi por hecho que lo publicarían pero no. Tienes que aprender y a tener esa idea de que por más que seas buena o bueno, no siempre van a gustar tus obras, aunque ya tengas algunas reconocidas.


LOS AÑOS

Fotografía por Rubén Máquez.


ALBERTO CHIMAL Alberto Chimal es un escritor que nació en Toluca en el año de 1970, tiempo después se mudo a la Ciudad de México a probar suerte como escritor y lo consiguió. Inició su carrera en 1987, al ganar el premio “Becarios” del Centro Toluqueño de Escritores (que ganaría luego en dos ocasiones más, en 1990 y 1996)

DE EXPERIENCIA Por Javier Luna Boker

Algunas de sus obras literarias más destacadas son: Los setenta segundos (1987), La luna y 37, 000, 000 de libras (1990), Tradiciones y leyendas (1996), Vecinos de la Tierra (1996), El rey bajo el árbol florido (1997), El ejército de la luna (1998) y Gente del mundo (1998).


En entrevista exclusiva para Revista Vicio, Alberto nos platicó sobre su perspectiva sobre sus inicios como escritor, la tecnología y su relación con la escritura, la industria literaria en estos tiempos y cómo se puede sobrevivir a ella con el paso del tiempo.

Revista Vicio · Abril · 2017

La idea de ser escritor comenzó para Alberto desde que era un niño. Él recuerda que veía los libros y se ponía a pensar “¿De dónde salen los libros? Está claro que alguien tuvo que escribir esto y venderlo”. Es así como decidió plasmar sus pensamientos, los cuales se convirtieron en libros del gusto del público. Por otra parte, platicó sobre cómo fue el proceso para que una editorial se fijara en su trabajo literario. Entrar a una editorial siempre ha sido complicado y más si se pretende escribir más de un libro. “El que publiquen una obra tuya no significa que ya estás dentro, Entrar a una edisiempre hay que tocar timbres y picar piedra para conseguir que te torial siempre ha hagan caso y que les guste tu obra. sido complicado Para mi fortuna, yo entré a una editorial gracias a que gané un y más si se pretenconcurso llamado Becarios en el Centro Toluqueño de Escritores, de escribir más eso me abrió muchas puertas a de un libro. pesar de tener tan sólo 16 años”. En cuanto a la tecnología, Alberto mencionó que ésta ayuda en gran parte a tener más acceso a las obras de varios escritores, ya que favorece a que sean más reconocidos. Sin embargo, es muy difícil vivir como escritor en México debido a que el porcentaje de regalías que reciben es muy bajo.


“A veces nos dan el 10% y di que te va bien. El hecho de escribir por amor es lo que te hace un gran escritor”, mencionó. También, Chimal comentó que los libros nunca pasarán de moda. Para él, el escritor deja de ser redituable cuando él mismo lo decide. Si un escritor sigue escribiendo es debido a la pasión y cariño de escribir un libro que la misma persona encargada de su elaboración leería. Para él no es nada nuevo ver a los millennials o youtubers escribiendo libros. En su época, le tocó ver cómo gente que se desenvuelve en otros ámbitos lo hacían, como Yordi Rosado. Esas oportunidades que muchos querían se las daban a otros por el simple hecho de vender más con la imagen del artista. “El mantenerme en este medio me ha costado, pero es lo que le ha costado a muchos otros escritores. Tratas siempre de escribir un libro mejor que el anterior,

de tener inspiración. En los años de mi carrera, he visto gente caer y levantarse; otros caer y ahí quedarse. Depende del escritor, se necesita tener ganas, el amor y pasión para quedarse. No siempre hay oportunidades de escribir y la gente tiene que aprovecharlas”, concluyó.



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.