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os estudiosos bíblicos modernos han ofrecido muchas sugerencias sobre lo que representa el «centro» teológico de las Escrituras. Algunos han dicho que es el Pacto; otros creen que es Dios como Señor. Algunos afirman que es la fe, la justicia, una combinación cuádruple de liberación, comunidad, conocimiento de Dios y vida abundante, o la misión de Dios. Otros estudiosos afirman que no hay un tema central. Con tantas ideas dando vueltas, ¿cómo decide uno si realmente existe, y cuál es el correcto? En un libro común de no ficción, se descubre la idea principal al leer su introducción y conclusión. ¿Por qué no con la Biblia? Dios inspiró la Biblia para que fuera escrita de manera de ser entendida. ¿No habría usado un patrón que nos resulta familiar para leer otros libros y aclarar su punto principal? En mis estudios, he hallado que el eje central de la Biblia aparece en los capítulos de apertura y conclusión y posee un énfasis multifacético.1 Los escritos de Elena White parecen concordar con ello. MULTIFACÉTICAS Y COMPLEMENTARIAS
Elena White menciona varios temas como elementos centrales de las Escrituras. Por ejemplo, el siguiente párrafo del libro La educación, señala tres de estas ideas bajo la categoría «el gran tema central» de las Escrituras: «La Biblia es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto. El estudiante debería aprender a considerar la Biblia como un todo y a ver la relación que existe entre sus partes. Debería adquirir el conocimiento de su gran tema central, [1] del propósito original de Dios hacia el mundo, [2] del comienzo del gran conflicto y de [3] la obra de la redención. Debería comprender la naturaleza de los principios que luchan por la supremacía, y aprender a rastrear su obra a través de las cró24
Diciembre 2021 AdventistWorld.org
Descubramos el Espíritu de Profecía
En busca del centro de las Escrituras En los escritos de Elena White
nicas de la historia y la profecía, hasta la gran culminación. Debería verificar cómo interviene este conflicto en todos los aspectos de la vida humana; cómo en su mismo caso cada acto de su vida revela uno u otro de esos dos motivos antagónicos; y cómo, consciente o inconscientemente, ahora mismo está decidiendo en qué lado de la contienda se va a encontrar».2 Los adventistas han seguido el liderazgo de Elena White para resumir este tema central como «El gran conflicto». Estudios evangélicos recientes también han comenzado a reconocer esta «cosmovisión de contienda» como omnipresente y aun central a las Escrituras.3 LA CUESTIÓN PRINCIPAL
Elena White deja en claro que el principal tema en el gran conflicto es el carácter de Dios. Las primeras palabras de la serie de cinco libros sobre el gran conflicto son «Dios es amor», y las últimas palabras son «Dios es amor».4 Entre medio, se expone cómo esto es así. Este énfasis en el carácter de Dios se hace explícito en Patriarcas y
profetas: «[En las Escrituras], se levanta la cortina que separa el mundo visible del mundo invisible, y presenciamos el conflicto de las fuerzas encontradas del bien y del mal, desde la primera entrada del pecado hasta el triunfo final de la rectitud y de la verdad; y todo ello no es sino una revelación del carácter de Dios».5 Varias declaraciones reiteran que Jesús es el centro de las Escrituras: «Jesús es el centro viviente de todas las cosas»; «Cristo es el centro hacia el cual todos debieran ser atraídos»; «El gran centro de atracción, Jesucristo».6 Más específicamente, la obra de Cristo o la expiación sustitutiva en el Calvario es colocada por Elena White en el centro de las Escrituras: «La cruz del Calvario es el gran centro».7 «El sacrificio de Cristo como expiación del pecado es la gran verdad en derredor de la cual se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis al Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de la Cruz del Calvario».8 «La norma Imagen: Timothy Eberly