Voces jóvenes
La conspiración de la bombilla eléctrica
L
amento pero, ¡me rehúso a recibir la vacuna del Covid-19!», declaró enfáticamente el paciente. Ya me había acostumbrado a esas respuestas, dado que soy médico en un hospital en el corazón de Nairobi. Este paciente, sin embargo, se mostraba más insistente que muchos. «Daktari,1 usted jamás me convencerá de recibir la vacuna del Covid-19. ¿Por qué? Porque escuché que si me vacuno, ¡mi cuerpo explotará cuando me acerque a un foco eléctrico!» Me quedé helado. No sabía si reírme, llorar, o mantener la seriedad, mientras procuraba contener mis sentimientos encontrados. No podía entender que la creencia infundada de la conspiración de la bombilla eléctrica se interpusiera de tal manera, que mi paciente decidiera no recibir una intervención médica que podía salvarle la vida. ¿No podía entender él que la mayoría de los pacientes de Covid-19 en las unidades de cuidados intensivos de mi hospital no se habían vacunado? Mi corazón se estremeció al recordar cuántos pacientes habían muerto por esta enfermedad que, en mi país, acababa de experimentar la cuarta ola. Dos de mis familiares habían sucumbido, y las heridas de estos recuerdos aún estaban frescas en mi mente. Recordé algunas de las respuestas que había recibido después de haber dado una charla sobre el Covid-19 y las vacunas, en mi congregación local. «Daktari, ¡esta vacuna está relacionada con la marca de la bestia del Apocalipsis! ¿Cómo puede animar a un fiel adventista para que la reciba?» Los medios sociales han estado inundados de noticias de cómo la vacuna supuestamente altera el ADN humano y contiene microchips alineados con el Nuevo Orden Mundial según lo predijo la profecía. ¿Eran todas esas opiniones equilibradas? Desde que el pecado entró al Jardín del Edén, todos hemos sufrido los resultados de desequilibrios, porque somos seres humanos imperfectos. La serpiente desafió el sistema de creencias de Eva, y esta es la primera conspiración que registran las Escrituras. «¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?» (Gén. 3:1, NVI). Las creencias de Eva perdieron equilibrio y, como resultado, el pecado ingresó a este mundo. Y el resto es historia conocida.
Dios buscó restaurar el equilibrio en nuestro sistema de creencias. Envió a su Hijo, Jesús, «para que todo aquel que en él cree no se pierda» (Juan 3:16). No solo que Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6), sino que él es nuestro camino hacia la verdad en nuestra vida. Cuando nos enfocamos en él, encontramos equilibrio, y las dudas que fomentan las conspiraciones son desterradas de nuestro corazón. Cuando apartamos los ojos de Jesús, terminamos siendo «llevados por doquiera de todo viento de doctrina» (Efe. 4:14), sean conspiraciones, noticias, temores o modas. Esto no es algo nuevo. El ministerio terrenal de Jesús se vio oscurecido por conspiraciones, conceptos erróneos y sesgados, y opiniones extremistas. Se le cuestionó su autoridad (cf. Mat. 16:14). Algunos líderes judíos insistieron que el diablo le permitía hacer milagros (Mat. 12:24). Navegar el camino correcto entre la verdad y el error, la razón y la emoción, la tradición y la innovación, demanda una reprogramación mental y espiritual que tiene que ser impulsada por el Espíritu Santo. Jesús anticipó que éramos proclives a creencias sesgadas, y nos dijo que enviaría el Espíritu Santo para moldear nuestro sistema de creencias –el Espíritu de verdad– que «los llevará de la mano y los guiará a toda la verdad que existe» (Juan 16:13, Message).2 ¿Dónde está nuestra mira? ¿Permitimos con oración que el Espíritu Santo moldee nuestras convicciones? ¿Forma Jesús el verdadero norte de nuestra brújula mental, o la sociedad, las noticias, los medios sociales, la ciencia, la política y otras influencias mundiales son las que moldean nuestras creencias? Mi paciente me hizo reflexionar acerca de mi creencia más importante: al fin del tiempo, mi destino eterno solo puede estar seguro si presto atención al llamado divino de ingresar en su luz admirable (1 Ped. 2:9). Puedo hacer eso sin temor o agitación. Las bombillas de luz no explotan en el reino de Dios. Término en suajili para referirse a un médico. El texto que dice Message pertenece a The Message, copyright © 1993, 2002, 2018, por Eugene H. Peterson. Usado con autorización de NavPress. Todos los derechos reservados. Representado por Tyndale House Publishers, Inc. 1 2
Frederick Kimani es un médico consultor en Nairobi, Kenia. AdventistWorld.org Diciembre 2021
27